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"Año del Bicentenario del Perú: 200 años de

Independencia"

TRABAJO DE INVESTIGACION DE Prevención y Detección


de Problemas de Aprendizaje y Conducta

DOCENTE:

Nayadett Darnett Collazos Hurtado


ESTUDIANTE:

Alarcón Delgado ANADELI


CALDERON GOICOCHEA JHULIANA NAYELI
Delgado Castro FLOR MARITA
Olivera Vásquez LILI ANAKELI
Sánchez Díaz YAVELI
CARRERA PROFESIONAL:

EDUCACION INICIAL
CICLO:

vi
Trastorno Neurológico
TA: Trastorno

Neurológico
¿Qué son?
Las enfermedades neurológicas son todos aquellos trastornos que afectan al sistema
nervioso tanto central como periférico. Son, por lo tanto, todas aquellas afecciones
debidas tanto a factores intrínsecos de la persona como externos que provocan que el
cerebro, la médula espinal, los nervios, el sistema nervioso autónomo o los músculos
no funcionen correctamente.
El sistema nervioso es el que se encarga de regular todas las propiedades de nuestro
cuerpo, pues permite la comunicación entre sus estructuras para que respondamos
adecuadamente ante los distintos estímulos.
Cualquier fallo en este sistema nervioso tiene graves implicaciones para la salud,
afectando a la movilidad de la persona, a la habilidad de hablar y a las capacidades de
tragar e incluso de respirar. También pueden afectar al aprendizaje, a la memoria, a la
percepción y al estado de ánimo.
Los problemas neurológicos de los niños pueden originarse desde los meses de
embarazo hasta los primeros años de vida. Conocerlos es estar preparados para vigilar
y cuidar a los que más quieres. Y lo que es más importante: el conocimiento es una
forma de prevención, de estar atentos a los síntomas en una época en que los niños no
pueden o no saben explicar dolencias o síntomas complejos.
Por ello, vamos a hacer un repaso por algunos de los problemas neurológicos más
comunes y sus respectivas patologías. Para ello, los hemos dividido en tres áreas:

• Prematuridad.
• Daño cerebral.
• Trastornos de neurodesarrollo.

 Prematuridad
Como hemos comentado antes, los más vulnerables, y quienes menos posibilidad tienen
para comunicarnos cualquier dolencia que padezcan, son los bebés.
Especialmente, los bebés prematuros—los que nacen antes de las 37 semanas—, son
quienes más tienden a padecer problemas neurológicos.
Debido a que los órganos de los bebés prematuros no están del todo formados, pueden
aparecer complicaciones; entre estas, para ellos es mayor el riesgo de sufrir
hemorragias cerebrales.
Es muy aconsejable realizar una rehabilitación neurológica cuando el nacimiento se
produce antes de la semana 32. También se recomienda en los siguientes casos:

✓ Bajo peso (inferior a los 2,5 kg.


✓ Insuficiencias respiratorias graves
✓ Si ha habido hemorragias periventriculares o intraventriculares
✓ En casos de leucomalacia
✓ Tras largas estancias en la UCI neonatal
✓ Si ha existido sufrimiento fetal

 Daño cerebral
De los tres grupos que hemos establecido para los problemas neurológicos más habituales en
la infancia, el daño cerebral es la causa más frecuente de discapacidad.

Además, como hemos mencionado antes, dicha discapacidad puede no ser evidente durante
los primeros años de vida. En apariencia, se podría pensar que el niño o la niña está creciendo
como los demás, con un desarrollo dentro de lo que se considera normal—dando por sentado
que cada niño es un mundo y existen diferentes velocidades de aprendizaje y desarrollo.

No obstante, cuando ha habido daño cerebral, a medida que los niños crecen empiezan a
hacerse patentes problemas motores, sensoriales y/o cognitivos.

En ocasiones, estos daños pueden a su vez ser congénitos, propios de problemas dados
durante el embarazo o el parto; o adquiridos, que son los posteriores al nacimiento, a saber:
tumor cerebral, ictus, epilepsia, hidrocefalia, traumatismo craneoencefálico y anoxia cerebral.

Sin embargo, dado que en los primeros meses de vida los bebés cuentan con una maravillosa
defensa natural, la llamada plasticidad neuronal o neuroplasticidad, que les ayuda a
recuperarse de ciertas lesiones, el conocimiento y la rehabilitación son fundamentales para
mejorar su posterior calidad de vida.

 Neurodesarrollo
Los llamados trastornos de neurodesarrollo tienen que ver con alteraciones del cerebro que
pueden hacerse evidentes en los primeros meses y/o años del niño. Estos pueden provocar
ciertos retrasos a la hora de adquirir determinadas funciones.

Los trastornos de neurodesarrollo los dividimos, a su vez, en las siguientes categorías:

✓ Trastornos del aprendizaje: tener un trastorno del aprendizaje significa que un niño
tiene una dificultad en una o más áreas del aprendizaje, aun cuando su motivación o
inteligencia en general no estén afectadas. Algunos de los síntomas de
los trastornos del aprendizaje son los siguientes: Dificultad para distinguir entre
derecha e izquierda.

✓ Trastornos del lenguaje: el trastorno del lenguaje en los niños se refiere a problemas
con uno de los siguientes: Darse a entender o comunicar su mensaje a otros
(trastorno del lenguaje expresivo) Entender el mensaje proveniente de otros
(trastorno del lenguaje receptivo)

✓ TEA: los trastornos del espectro autista (TEA) son una discapacidad del
desarrollo que puede provocar problemas sociales, comunicacionales y
conductuales significativos.

✓ TDAH: el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una


afección crónica que afecta a millones de niños y a menudo continúa en la
edad adulta. El TDAH incluye una combinación de problemas persistentes,
tales como dificultad para mantener la atención, hiperactividad y
comportamiento impulsivo.
Estas alteraciones tienen una causa neurobiológica y hemos de saber diferenciar entre un
trastorno y síntomas que son de tipo evolutivo, propios de un desarrollo normal.

Algunas de las consecuencias de estos trastornos pueden conllevar dificultades a la hora de


adquirir el lenguaje o resolver problemas (lectura, escritura, matemáticas); pero también
pueden darse dificultades para mantener centrada la atención o reconocer las emociones
propias y de quienes les rodean.

Como se deduce por la descripción de los trastornos neurológicos, si no se atienden a tiempo,


el niño no recibe la ayuda que necesita y por tanto su desarrollo se puede ver comprometido,
sin olvidarnos de la frustración, desmotivación e incluso depresión que pueden sufrir los niños
y niñas al encontrar dificultades que no saben explicar, y que pueden achacar como propias y
sin solución, cuando realmente sí podemos hacer algo por ellos.

Enfermedades del sistema nervioso más comunes


1. Alzhéimer
El alzhéimer es una enfermedad neurológica caracterizada por un deterioro progresivo
de las células del cerebro, que lentamente van degenerándose hasta morir. Es la causa
más común de demencia en el mundo y suele afectar a personas mayores de 65 años.
Provoca una disminución lenta pero continua de la capacidad mental, haciendo que las
habilidades sociales y de comportamiento se pierdan hasta el punto de no poder vivir de
forma independiente. Con el tiempo, se desarrolla un deterioro grave de la memoria y,
ya en etapas muy avanzadas, la enfermedad acaba siendo responsable de la muerte de
la persona.
No existe una cura para el alzhéimer, aunque los medicamentos actuales mejoran los
síntomas de forma temporal para que el afectado pueda, al menos, llevar una vida
independiente.
2. Migraña
La migraña es un trastorno neurológico que causa dolores punzantes e intensos en la
cabeza, generalmente en uno de los lados. Estos episodios pueden llegar a durar días,
por lo que es una enfermedad que interfiere en la vida de los afectados.
Los ataques de migraña suelen estar acompañados de náuseas, vómitos y sensibilidad
tanto a la luz como los sonidos. Se trata de un trastorno muy doloroso, pues los
episodios suelen ser muy intensos.
La causa no está muy clara, aunque se cree que es una combinación de factores
ambientales, hormonales, genéticos y de estilo de vida.
No hay cura, aunque existen medicamentos que ayudan a prevenir la aparición de estos
episodios y/o a hacerlos menos dolorosos.
3. Epilepsia
La epilepsia es un trastorno neurológico caracterizado por la aparición de períodos de
convulsiones y de experimentación de sensaciones inusuales e incluso pérdida de
conciencia a causa de una actividad cerebral anormal.
El tratamiento consiste en la administración de medicamentos para evitar los episodios
de convulsiones, aunque muchas personas superan este trastorno con la edad

4. Parkinson
El Parkinson es una enfermedad neurológica que afecta a las habilidades motoras a
causa de una deterioración progresiva del sistema nervioso.
Los síntomas se desarrollan progresivamente y suelen empezar con un ligero temblor
en las manos. Con el tiempo, los episodios de temblores son más frecuentes e intensos
y llegan a afectar al movimiento de la persona.
No existe cura para el Parkinson, aunque los medicamentos consiguen aliviar de forma
importante los síntomas.
5. Autismo
El autismo es un trastorno neurológico que afecta a la forma de percibir los estímulos y
a las capacidades sociales, lo que acaba comprometiendo las relaciones con otras
personas.
Los síntomas se empiezan a notar desde el primer año de vida, y la persona tendrá
dificultades para relacionarse tanto en el colegio como posteriormente en el trabajo.
Pese a que no existe cura, las terapias intensivas en los niños desde una edad temprana
hacen que la persona tenga una vida socialmente mejor que sin tratamientos
6. Ictus
El ictus es una enfermedad neurológica que ocurre cuando un vaso sanguíneo del
cerebro se rompe o se tapona. Esto impide que llegue un correcto flujo sanguíneo a las
células del cerebro, que, al no recibir oxígeno ni nutrientes, empiezan a morir.
Los síntomas dependen mucho del área del cerebro afectada, aunque la muerte del
tejido cerebral suele comportar: parálisis facial, dificultad para hablar, dolores de cabeza,
pérdida de memoria y de visión, desequilibrios...
Los tratamientos deben aplicarse rápidamente para evitar complicaciones graves, por lo
que es de vital importancia acudir al médico cuando se observen algunos de estos
síntomas.
7. Cefaleas
Las cefaleas, popularmente conocidas como “dolores de cabeza”, son trastornos
neurológicos en los que se siente dolor en algún punto de la cabeza, aunque este es
menos intenso que el de las migrañas.
La mayoría de los episodios de cefaleas se superan por sí solos, aunque un tratamiento
a base de analgésicos puede aliviar los síntomas cuando sea necesario.
8. TDAH
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurológico
que afecta a millones de niños en el mundo y que muchas veces continúa en la edad
adulta. Está caracterizado por la dificultad para mantener la atención y concentrarse, así
como por presentar comportamientos impulsivos.
No existe ningún tratamiento para curar el TDAH, aunque disponemos de medicamentos
que ayudan al niño a concentrarse mejor y a no mostrar tanta hiperactividad.
9. Esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple es una enfermedad neurodegenerativa que puede provocar
discapacidad en los afectados. Consiste en que el sistema inmune ataca la vaina
protectora de las neuronas haciendo que estas no puedan comunicarse bien entre ellas.
Esto hace que no haya una buena interacción entre lo que procesa el cerebro y lo que
le llega al resto del cuerpo.
Aunque depende de los nervios afectados, la esclerosis múltiple suele hacer perder la
capacidad de caminar. No tiene cura, aunque los tratamientos actuales ayudan a
controlar los síntomas y a ralentizar su progreso.
10. ELA
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa que
destruye progresivamente las neuronas y que también acaba provocando discapacidad.
Con el tiempo, el ELA no solo afecta a la capacidad para caminar, sino que también
impide que la persona hable, coma y respire. No hay cura, y debido a la gravedad de
sus síntomas, la enfermedad acaba siendo mortal.
11. Corea de Huntington
La Corea de Huntington es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por el
progresivo desgaste de las células nerviosas cerebrales. A la larga suele provocar
trastornos del movimiento, del pensamiento y afectaciones a nivel psiquiátrico.
Los tratamientos no pueden prevenir el deterioro físico ni mental, aunque sí que pueden
controlar algunos de los síntomas de esta enfermedad.
12. Ataxia
La ataxia es una enfermedad neurológica caracterizada por una afectación en la parte
del cerebro que controla la coordinación muscular. Esto provoca dificultades para
caminar, hablar, mover los ojos e incluso para tragar.
No existen tratamientos que curen la enfermedad, aunque las terapias del habla,
sesiones de fisioterapia, uso de caminadores y realizar ejercicio físico ayudan a aliviar
la sintomatología.
13. Síndrome de Guillain-Barré
El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad neurológica en la que el sistema
inmune ataca a los nervios. Empieza con debilidad corporal y hormigueo en las
extremidades, aunque progresa con rapidez hasta provocar parálisis en todo el cuerpo,
lo que resulta mortal.
Es por ello que las personas afectadas deben ser ingresadas rápidamente para recibir
tratamiento, el cual permitirá superar la enfermedad, aunque con algunas secuelas:
debilidad, fatiga y entumecimiento de las extremidades.
14. Aneurisma cerebral
Un aneurisma es una protuberancia en la pared de un vaso sanguíneo. Cuando esta
situación ocurre en el cerebro, recibe el nombre de aneurisma cerebral.
El aneurisma puede acabar rompiéndose, causando una hemorragia interna que resulta
inevitablemente mortal. El principal problema es que los aneurismas no provocan
síntomas hasta que el vaso sanguíneo se rompe.
15. Encefalitis
La encefalitis es una enfermedad neurológica caracterizada por una inflamación del
cerebro. Es el primer trastorno de esta lista provocado por una infección, la cual suele
ser de origen vírico.
Cuando el virus llega al cerebro e infecta sus células, causa una sintomatología similar
a la gripe, aunque generalmente estos síntomas acaban siendo más intensos:
confusión, episodios de convulsiones, problemas sensoriales y pérdida de habilidades
motrices.
Aunque es raro, puede llegar a ser mortal. Es por eso que hay que iniciar un tratamiento
con antivirales de la manera más rápida posible.
16. Accidentes cerebrovasculares
Aunque no son una enfermedad neurológica como tal, los accidentes cerebrovasculares
merecen mención en esta lista ya que son la tercera causa más común de muerte en el
mundo.
Engloban todas aquellas situaciones que pueden provocar un daño cerebral suficiente
como para causar una hemorragia interna, la cual resulta mortal. Pueden ser
traumatismos, compresiones, problemas del sistema circulatorio u otras enfermedades
del sistema nervioso que lleven a la rotura de vasos sanguíneos.
17. Trastornos del ritmo circadiano
Los trastornos del ritmo circadiano, también llamados trastornos del ritmo sueño-vigilia,
se caracterizan por la incapacidad de dormir, cosa que acaba teniendo consecuencias
en la funcionalidad de la persona.
Suceden porque hay un desajuste entre el “cronómetro” del cerebro que nos dice
cuándo necesita dormir y lo que nosotros le ofrecemos, pues intentamos dormir en un
momento en el que nuestro cuerpo todavía no está listo para hacerlo.
Generalmente este desfase se resuelve por sí solo, aunque se pueden intentar reducir
los síntomas de cansancio y de falta de energía cuidando el estilo de vida.
18. Vértigo
Los episodios de vértigo son trastornos neurológicos en los que se crea una falsa
sensación de que tú o el entorno estáis moviéndoos. Esto puede tener afectaciones
importantes en el día a día del afectado, aunque no suelen comportar ningún riesgo para
su vida.
El tratamiento a base de medicamentos es eficaz para evitar los síntomas de forma
momentánea, aunque los episodios pueden volver a ocurrir.

19. Insomnio
El insomnio es un trastorno neurológico caracterizado por la dificultad para conciliar el
sueño, para mantenerlo o por despertarse demasiado pronto. Los afectados suelen
sentirse cansados y con falta de energía, lo que acaba teniendo consecuencias en la
calidad de vida y la eficacia en el trabajo.
Generalmente los cambios en los hábitos de vida suelen ser suficientes para hacer que
este trastorno desaparezca, aunque si es necesario el médico puede recetar algunos
medicamentos que ayudan a relajarse y a dormir mejor.
20. Narcolepsia
La narcolepsia es un trastorno neurológico caracterizado por una extrema somnolencia
durante el día, con ataques súbitos de sueño. Provoca alteraciones graves en la vida de
los afectados, pues tienen dificultades para mantenerse despiertos.
Además, las personas con narcolepsia pueden también perder peso y tono muscular.
No tiene cura, aunque los tratamientos y cambios en los hábitos de vida pueden ayudar
a controlar los síntomas.
21. Sonambulismo
El sonambulismo es un trastorno neurológico que consiste en caminar mientras uno está
dormido. Suele afectar solo a niños y no acarrea graves problemas para la salud, a
excepción de accidentes aislados que pueden suceder al caminar estando dormido.
Normalmente desaparece antes de los 10 años, aunque si se prolonga, los episodios
son muy frecuentes o altera la vida tanto personal como familiar, hay tratamientos
eficaces. Suelen estar relacionados con el consumo de medicamentos, terapias del
sueño, ayuda psicológica, etc.
22. Distrofia de Duchenne
La distrofia de Duchenne es una enfermedad neurológica caracterizada por una
progresiva pérdida de masa muscular. Esto provoca que al afectado poco a poco tenga
problemas para caminar, dolor en los músculos, rigidez, dificultad de aprendizaje, sufras
frecuentes caídas, etc.
La causa es una mutación en un gen, la cual hace que no se produzcan suficientes
proteínas para mantener saludables los músculos. Pese a no existir cura, los
medicamentos actuales permiten ralentizar el progreso de la enfermedad y controlar los
síntomas.
23. Meningitis
La meningitis es una enfermedad neurológica caracterizada por una inflamación de las
meninges, unas membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Suele provocar
fiebre, dolor de cabeza y rigidez de cuello.
Está causada por una infección por distintos patógenos. Generalmente son virus,
aunque también pueden ser de origen bacteriano, micótico (hongos) o parasitario.
Pese a que normalmente se resuelve por sí sola, hay algunos casos en los que puede
poner en riesgo la vida de la persona. Es por ello que el tratamiento (en función del
patógeno causante) debe administrarse lo más rápido posible.
24. Síndrome de Tourette
El síndrome de Tourette, más conocido como la “enfermedad de los tics”, es un trastorno
neurológico caracterizado por la realización de movimientos constantes, involuntarios y
repetitivos. Pueden ser palabras concretas o bien ruidos (aspiraciones, tos, gruñidos,
etc).
Esta enfermedad no puede curarse, aunque existen tratamientos que consiguen reducir
la incidencia de los tics para que la vida personal y profesional de las personas no se
vea comprometida.
25. Dislexia
La dislexia es un trastorno neurológico que afecta a las zonas del cerebro que procesan
el lenguaje, lo que hace que los afectados tengan problemas tanto para leer como para
escribir.
No tiene cura, por lo que una adecuada tutorización en el colegio, planes educativos
individualizados y fomentar que lean, puede ser muy provechoso para que el niño acabe
superando la mayoría de los retos a nivel académico.
}
Actividades y juegos en casa
Es importante trabajar en la atención, memoria y sobretodo explicar muy
detalladamente las instrucciones.

Laberintos
Uno de los mayores problemas en niños con TDAH es la falta de atención. Los
laberintos son uno de los mejores conductores de atención en los niños. Estos
permiten al niño estar concentrados y le crean un reto. Son fáciles de
conseguir y de diferentes niveles de dificultad para los niños. No olvidemos
que estos juegos son sumamente importante la integración de la familia para
que el niño no se sienta solo y se pueda frustrar en su intento por resolver el
reto.

Sopa de letras
Al igual que los laberintos implican un conducto de atención al niño. Y le suma
la importancia de ir conociendo nuevas palabras o corregir algunas que otras.
De nuevo es imperativo la integración de los demás integrantes de la familia,
para que le ayuden y sobretodo actúen como tutores del niño con TDAH. Así
mismo son fáciles de conseguir en formas, colores y niveles de dificultad.

Puzzles
El plus que le da este juego a los niños con TDAH es que ellos
podrían tranquilamente sentirse que están jugando mas que
aprendiendo. Son juegos y actividades que pondrán al niño en
su máxima concentración y hasta mejorarían un poco el
desarrollo de la memoria. Hay de varias formas tamaños, lo
mejor es ir comenzando con puzzles fáciles de armar y quizás
luego ir aumentando el numero de piezas.

Juegos de memoria
Uno de ellos podría ser el de «parejas» se trata de un juego en el
que los niños deben buscar parejas idénticas de elementos. Es
un juego muy flexible se puede intentar desde con fichas,
objetos o los hay de forma digital. No olvidar la integración
familiar e incluso siempre la motivación al niño.
EL AUTISMO
Evaluación y diagnóstico
Doctor con la madre y el bebé
El diagnóstico de los trastornos del espectro autista (TEA) pueden ser difíciles
de hacer debido a que no existen pruebas médicas, como un análisis de sangre,
para diagnosticarlos. Para hacer un diagnóstico, los médicos observan el
comportamiento y el desarrollo del niño.

A veces, los TEA pueden detectarse a los 18 meses de edad o incluso antes. A
los 2 años de edad, el diagnóstico realizado por un profesional con experiencia
puede considerarse muy confiable.1 Sin embargo, muchos niños no reciben un
diagnóstico final hasta que son mucho más grandes. Este retraso significa que
es posible que hay niños con TEA podrían no obtener la ayuda que necesitan.

El diagnóstico de un TEA consta de dos pasos:

Evaluación del desarrollo


Evaluación diagnóstica integral
Evaluación del desarrollo
La evaluación del desarrollo es una prueba corta que indica si los niños están
aprendiendo las destrezas básicas a su debido tiempo o si es posible que tengan
retrasos. Durante la evaluación del desarrollo, es posible que el médico les haga
algunas preguntas a los padres o que hable y juegue con el niño durante el
examen a fin de observar cómo aprende, habla, se comporta y se mueve. Un
retraso en cualquiera de estas áreas puede ser señal de que hay un problema.

Se les debe hacer evaluaciones para detectar retrasos del desarrollo y


discapacidades a los niños en las visitas de rutina al médico a las siguientes
edades:

9 meses
18 meses
24 o 30 meses
Es posible que se necesiten hacer más evaluaciones si un niño tiene riesgo alto
de tener problemas del desarrollo por haber nacido prematuro, tener bajo peso
al nacer o por otros motivos.
Además debe evaluarse a todos los niños específicamente para detectar TEA
durante las visitas de rutina a las siguientes edades:

18 meses
24 meses
Es posible que se necesiten hacer más evaluaciones si un niño tiene riesgo alto
de tener un TEA (p. ej., si tiene una hermana, hermano u otro familiar con un
TEA) o si presenta comportamientos que, a veces, se relacionan con este tipo
de trastorno.
Es importante que los médicos evalúen a todos los niños para detectar los
retrasos en el desarrollo pero, en especial, que controlen a los que tengan un
riesgo más alto de problemas del desarrollo debido a que nacieron
prematuramente, tuvieron bajo peso al nacer o tienen un hermano o hermana
con un TEA.

Si el médico de su hijo no lo controla regularmente con este tipo de pruebas de


evaluación del desarrollo, pídale que lo haga.

Si el médico observa cualquier signo de problema, se necesita hacer una


evaluación diagnóstica integral.

Evaluación diagnóstica integral


El segundo paso del diagnóstico es una evaluación integral. Esta revisión
minuciosa puede incluir observar el comportamiento y desarrollo del niño, y
entrevistar a los padres. Es posible que también incluya una evaluación de la
audición y la vista, pruebas genéticas, neurológicas y otras pruebas médicas.

En algunos casos, el médico de atención primaria podría decidir remitir al niño y


su familia a un especialista para que le haga más evaluaciones y determinar el
diagnóstico. Los especialistas que pueden hacer este tipo de evaluación incluyen
los siguientes:

Pediatras del desarrollo (médicos que tienen una capacitación especial en el


desarrollo de los niños y en los niños con necesidades especiales)
Neurólogos pediatras (médicos que tratan el cerebro, la columna vertebral y los
nervios)
Sicólogos o siquiatras para niños (médicos que saben sobre la mente humana)
Descripción general

El trastorno del espectro autista es una afección relacionada con el desarrollo


del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con
otras personas, lo que causa problemas en la interacción social y la
comunicación. El trastorno también comprende patrones de conducta
restringidos y repetitivos. El término «espectro» en el trastorno del espectro
autista se refiere a un amplio abanico de síntomas y gravedad.

El trastorno del espectro autista comprende afecciones que anteriormente se


consideraban independientes, como el autismo, el síndrome de Asperger, el
trastorno desintegrativo infantil y una forma no especificada de trastorno
generalizado del desarrollo. Algunas personas aún utilizan el término «síndrome
de Asperger» que generalmente se considera que está en el período final leve
del trastorno del espectro autista.

El trastorno del espectro autista comienza en los primeros años de la infancia y,


a la larga, provoca problemas para desenvolverse en la sociedad, por ejemplo,
en situaciones sociales, en la escuela y el trabajo. Los niños suelen presentar
síntomas de autismo en el primer año. Un número reducido de niños parecen
desarrollarse de forma normal en el primer año y luego pasan por un período de
regresión entre los 18 y los 24 meses de edad, cuando aparecen los síntomas
de autismo.

Si bien no existe una cura para los trastornos del espectro autista, un tratamiento
intensivo y temprano puede hacer una gran diferencia en la vida de muchos
niños.

Productos y servicios

Síntomas

Algunos niños presentan signos del trastorno del espectro autista en la primera
infancia, como menor contacto visual, falta de respuesta cuando los llaman por
su nombre o indiferencia ante las personas responsables del cuidado. Otros
niños pueden desarrollarse normalmente durante los primeros meses o años de
vida, pero luego repentinamente se vuelven introvertidos o agresivos o pierden
habilidades del lenguaje que habían adquirido. En general, los signos se
observan a los 2 años.
Es probable que los trastornos del espectro autista tengan un patrón de
comportamiento y un nivel de gravedad únicos en cada niño, desde un
funcionamiento bajo hasta uno alto.

Algunos niños con trastornos del espectro autista tienen dificultades de


aprendizaje y algunos presentan signos de inteligencia inferiores a lo normal.
Otros niños con este trastorno tienen una inteligencia entre normal y alta,
aprenden rápido, aunque tienen problemas para comunicarse, aplicar lo que
saben en la vida diaria y adaptarse a situaciones sociales.

Debido a la combinación única de síntomas que presenta cada niño, a veces,


puede ser difícil determinar la gravedad. En general, se basa en el nivel de
deterioro y en cómo afecta la capacidad de desenvolverse.

A continuación, se presentan algunos signos frecuentes que tienen las personas


con trastornos del espectro autista.

Comunicación e interacción social

Un niño o un adulto con trastorno del espectro autista puede tener problemas
con la interacción social y las habilidades de comunicación, incluso presentar
cualquiera de los siguientes signos:

• No responde a su nombre o, en ocasiones, parece no escucharte

• Se resiste a los abrazos y las caricias; además, parece que prefiere


jugar solo y se abstrae en su propio mundo

• No suele hacer contacto visual y carece de expresión facial

• No habla o tiene un desarrollo tardío del habla, o bien pierde la


capacidad que tenía para decir palabras u oraciones

• No puede mantener ni iniciar una conversación o, tal vez, inicia una


solamente para pedir algo o nombrar elementos

• Habla con tono o ritmo anormal y es posible que utilice una voz
cantarina o que hable como un robot

• Repite palabras o frases textuales, pero no comprende cómo usarlas

• No parece entender preguntas o indicaciones simples


• No expresa emociones ni sentimientos y parece no ser consciente
de los sentimientos de los demás

• No señala ni trae objetos para compartir sus intereses

• Aborda interacciones sociales de forma inadecuada comportándose


de manera pasiva, agresiva o perturbadora

• Tiene dificultad para reconocer señales no verbales, como la


interpretación de las expresiones faciales de otras personas, las
posturas corporales o el tono de voz
Patrones de comportamiento

Un niño o un adulto con trastorno del espectro autista puede tener intereses,
actividades o patrones de comportamiento repetitivos y limitados, e incluso
presentar cualquiera de los siguientes signos:

• Realiza movimientos repetitivos, como balancearse, girar o aletear


con las manos

• Realiza actividades que podrían causarle daño, como morderse o


golpearse la cabeza

• Desarrolla rutinas o rituales específicos y se altera con el mínimo


cambio

• Tiene problemas con la coordinación o muestra patrones de


movimientos extraños, como ser torpe o caminar en puntas de pie, y
muestra un lenguaje corporal extraño, rígido o exagerado

• Se deslumbra con los detalles de un objeto, como las ruedas que


giran en un auto de juguete, pero no entiende el propósito general o
el funcionamiento del objeto

• Es más sensible que lo habitual a la luz, el sonido o el contacto físico,


pero puede ser indiferente al dolor o la temperatura

• No participa en juegos de imitación o de simulación

• Se obsesiona con un objeto o una actividad con una intensidad o


concentración anormales

• Tiene preferencias específicas con respecto a los alimentos, como


comer solamente unos pocos alimentos o no comer alimentos con
una determinada textura
A medida que maduran, algunos niños con trastornos del espectro autista
socializan más con otras personas y muestran menos alteraciones del
comportamiento. Algunos, generalmente los que tienen problemas menos
graves, con el tiempo pueden llevar una vida normal o casi normal. Sin embargo,
otros siguen teniendo dificultades con el lenguaje o las habilidades sociales y, en
los años de la adolescencia, sus problemas de comportamiento y emocionales
pueden empeorar.

Cuando consultar al médico

Cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, y muchos no siguen la cronología


exacta que se encuentra en algunos libros sobre crianza. Sin embargo, los niños
que padecen trastornos del espectro autista no suelen manifestar signos de
retraso en el desarrollo antes de los 2 años.

Si te preocupa el desarrollo de tu hijo o sospechas que puede tener trastornos


del espectro autista, coméntale tus inquietudes al médico. Los síntomas de estos
trastornos también pueden estar vinculados con otros trastornos del desarrollo.

Los signos del trastorno del espectro autista normalmente aparecen en las
primeras etapas del desarrollo cuando se observan retrasos evidentes en las
habilidades del lenguaje y las interacciones sociales. El médico podría
recomendar pruebas de desarrollo para determinar un posible retraso en las
habilidades cognitivas, del lenguaje y sociales de tu hijo si:

• No responde con una sonrisa o una expresión de felicidad a los


6 meses o antes

• No imita sonidos o expresiones faciales a los 9 meses o antes

• No balbucea ni hace gorgoritos a los 12 meses o antes

• No hace gestos, como señalar o saludar, a los 14 meses o antes

• No dice palabras simples a los 16 meses o antes

• No juega a juegos «de simulación» o imitación a los 18 meses o


antes

• No dice frases de dos palabras a los 24 meses o antes

• Pierde las habilidades del lenguaje o sociales a cualquier edad


Causas
Los trastornos del espectro autista no tienen una única causa conocida.
Considerando la complejidad del trastorno y el hecho de que los síntomas y la
gravedad varían, probablemente haya muchas causas. La genética y el medio
ambiente pueden influir.

• Genética. Varios genes diferentes parecen estar relacionados con


los trastornos del espectro autista. Para algunos niños, los trastornos
del espectro autista pueden estar asociados con un trastorno
genético, como el síndrome de Rett o el síndrome del cromosoma X
frágil. Para otros, los cambios genéticos (mutaciones) pueden
aumentar el riesgo de padecer trastorno del espectro autista. Más
aún, otros genes pueden afectar el desarrollo del cerebro o el modo
en que se comunican las neuronas cerebrales, o pueden determinar
la gravedad de los síntomas. Algunas mutaciones genéticas parecen
ser hereditarias, mientras que otras suceden de manera espontánea.

• Factores ambientales. Actualmente, los investigadores estudian si


factores, como las infecciones virales, los medicamentos, las
complicaciones durante el embarazo o los contaminantes del aire,
desempeñan un papel en el desencadenamiento del trastorno del
espectro autista.
No existe ningún vínculo entre las vacunas y los trastornos del espectro
autista

Una de las controversias más importantes del trastorno del espectro autista
reside en si existe un vínculo entre este trastorno y algunas vacunas de la niñez.
A pesar de la vasta investigación, ningún estudio confiable ha demostrado que
exista dicho vínculo entre el trastorno del espectro autista y las vacunas. De
hecho, el primer estudio que comenzó el debate años atrás fue retirado debido
a un diseño deficiente y métodos de investigación cuestionables.

No vacunar a tu hijo en la niñez puede ponerlo tanto a él como a otros en peligro


de contagiarse y transmitir enfermedades graves, como la tos ferina (pertusis),
paperas o sarampión.

Factores de riesgo

La cantidad de niños que reciben un diagnóstico de trastornos del espectro


autista está aumentando. No está claro si esto se debe a una mejor detección e
informe, a un aumento real de la cantidad de casos o a ambos.
Los trastornos del espectro autista afectan a los niños de todas las razas y
nacionalidades, pero determinados factores aumentan el riesgo de padecerlos.
Estos pueden ser:

• El sexo de tu hijo. Los niños tienen cuatro veces más


probabilidades de padecer un trastorno del espectro autista que las
niñas.

• Antecedentes familiares. Las familias con un niño con trastorno del


espectro autista tienen un mayor riesgo de tener otro hijo con este
trastorno. También es frecuente que los padres o familiares de un
niño con trastorno del espectro autista tengan problemas menores
con las habilidades sociales y de comunicación, o ciertas conductas
típicas de este trastorno.

• Otros trastornos. Los niños con ciertas afecciones tienen un riesgo


mayor de lo normal de presentar un trastorno del espectro autista o
síntomas parecidos a los del autismo. Algunos ejemplos son el
síndrome del cromosoma X frágil, un trastorno hereditario que causa
problemas intelectuales; la esclerosis tuberosa, una enfermedad en
la que se forman tumores benignos en el cerebro; y el síndrome de
Rett, una enfermedad genética que se produce casi exclusivamente
en las niñas y que provoca un crecimiento más lento de la cabeza,
incapacidad intelectual y pérdida del uso útil de la mano.

• Bebés extremadamente prematuros. Los bebés que nacen antes


de las 26 semanas de gestación pueden tener un mayor riesgo de
padecer un trastorno del espectro autista.

• Edad de los padres. Puede haber una conexión entre los niños
nacidos de padres mayores y el trastorno del espectro autista, pero
se necesita más investigación para establecer este vínculo.
Complicaciones

Los problemas con las interacciones sociales, la comunicación y la conducta


pueden dar lugar a lo siguiente:

• Problemas en la escuela y de aprendizaje

• Problemas laborales

• Incapacidad para vivir de forma independiente


• Aislamiento social

• Estrés en la familia

• Victimización y ser objeto de intimidaciones


Prevención

No hay manera de prevenir el trastorno del espectro autista, pero hay opciones
de tratamiento. El diagnóstico e intervención tempranos son lo más útil, y pueden
mejorar el desarrollo del lenguaje, las habilidades y la conducta. Sin embargo, la
intervención es útil a cualquier edad. Si bien, en general, los niños no dejan de
tener los síntomas del trastorno del espectro autista cuando crecen, pueden
aprender a desempeñarse adecuadamente.

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