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Es imperioso tener el claro que la premisa de que el juez no puede resolver en base a
presunciones, en base a creencias en base a prejuicios de las partes sino en base a pruebas,
en base a datos objetivos y elementos de convicción y es por esto que uno de los medios de
prueba es la prueba pericial. El código general del Proceso mantiene en materia probatoria
el principio inquisitivo en el sentido de que el juez puede y debe decretar pruebas de oficio,
pues el juez debe comprometerse a la averiguación de la verdad para que sobre la verdad se
construya una sentencia que a la larga se invierta en paz con justicia social; entonces el
sistema probatorio del código es un sistema inquisitivo sin embargo se consagró la prueba
pericial de oficio y además la prueba pericial de parte (las partes pueden contratar sus
pruebas periciales) es decir, que en las oportunidades procesales para solicitar pruebas se
pueden acompañar dictámenes periciales contratados por la propia parte. Este tipo de
prueba va a ser necesaria cuando para apreciar los hechos controvertidos se requiera de
ciertos conocimientos previos y científicos que el juez no tenga el deber de conocer.
En el Código de Procedimiento Penal (Ley 904 de 2004), la prueba pericial se rinde
oralmente en la audiencia de pruebas (“Para apreciar la prueba pericial, en el juicio oral y
público, se tendrá en cuenta la idoneidad técnico científica y moral del perito, la claridad
y exactitud de sus respuestas, su comportamiento al responder, el grado de aceptación de
los principios científicos, técnicos o artísticos en que se apoya el perito, los instrumentos
utilizados y la consistencia del conjunto de respuestas”) y en esa audiencia se surte el
contrainterrogatorio donde se pueden hacer preguntas asertivas y preguntas insinuantes.
Con respecto a dicha prueba, en el Código General del Proceso se consagra un método
parecido, pero con una diferencia y es que el dictamen pericial se rinde por escrito y
adicionalmente se puede solicitar que citen al perito para que absuelva preguntas en la
audiencia oral y como consta por escrito le permite al juez razonar el dictamen pericial
antes de que él (si lo considera necesario) interrogue a los peritos o que las partes lo hagan.
Ahora bien ¿De donde salen los peritos? En el Código General del Proceso (“La parte
contra la cual se aduzca un dictamen pericial podrá solicitar la comparecencia del perito
a la audiencia, aportar otro o realizar ambas actuaciones”) son peritos de partes (ambas
partes) y se aportan por escrito como ya se había mencionado anteriormente, el demandante
como tiene la oportunidad en la demanda de solicitar pruebas pues acompañará el dictamen
pericial y el demandado también puede acompañarse de dicho dictamen en la contestación
de la demanda. Ésos dictámenes periciales deben ser rendidos por personas de altísima
idoneidad, que en el cuerpo del dictamen expliquen todo lo que han hecho y la preparación
de tienen para que el juez tenga la seguridad (y las partes) de que se está frente a una
persona con absoluta autoridad y su conceptualización corresponde a la ciencia que maneja
con el fin de demostrar que va a ser imparcial en la contextualización que va a ser y que
solamente lo hace abastecido por la formación técnica y científica que pueda tener el perito.
Así pues, el dictamen pericial debe ser claro; no sujeto a equívocos, expreso; que manifieste
expresamente la conceptualización, minucioso; en cuanto sea necesario para el cabal
entendimiento del dictamen e igualmente el perito debe explicar el método que empleó y la
aceptación que tenga ese método en el mundo científico. A pesar de que un perito es en
parte un especialista en su materia, puede existir el caso de que sea recusado por justa causa
ya sea por falta de título, incompetencia en la materia o cualquier otra circunstancia que
demuestre que no está calificado para dicha actividad, lo cual puede causar complicaciones
y trabas en el proceso.
Por otra parte, tenemos la prueba testimonial en el artículo 208 del Código General del
Proceso el cual nos dice que “Toda persona tiene el deber de rendir el testimonio que se le
pida, excepto en los casos determinados por la ley”. La anteriormente mencionada prueba
tiene como características que es personal, representativa o histórica, oral e indirecta y
consiste en el relato que un tercero hace al juez, bajo la gravedad de juramento, sobre el
conocimiento que tiene de hechos en general y que guardan relación con el objeto del
litigio, del cual claramente no es parte. Cabe resaltar que solo puede ser testigo una persona
natural, jamás podrá ser testigo una persona jurídica, el testimonio siempre debe rendirse
bajo gravedad de juramento para hacerle entender a la persona que la falta a este juramento
constituye falso testimonio y está penado por la ley, (El que, en actuación judicial o
administrativa, bajo la gravedad del juramento ante autoridad competente, falte a la
verdad o la calle total o parcialmente, incurrirá en prisión de seis (6) a doce (12) años.
Código Penal Artículo 442) y por último solo puede ser testigo quién no tenga la calidad de
parte en el proceso, pero esto no significa de ninguna manera que es requisito que el testigo
sea extraño a los hechos del proceso, simplemente no es parte del mismo.
Sin embargo, la prueba testimonial tiene varias falencias en cuanto a su veracidad pues
tiene un carácter subjetivo ya que depende mucho de la percepción de la persona que la
dicte y muchas veces no se tiene la experticia para debatir un testimonio y eso hace que se
pierda una gran oportunidad de usar otro medio probatorio que realmente sea relevante para
el efecto y simplemente el proceso se enfoque en los testigos cuando este medio probatorio
a causa de los falsos testigos y la compra de los mismos, ha reducido su credibilidad.
Para finalizar, se tiene el juramento estimatorio. El juramento estimatorio se puede entender
como aquel medio probatorio mediante el cual se estiman los valores relacionados con
indemnizaciones, compensaciones o el pago de frutos o mejoras que se piden en una
demanda y está regulado en el artículo 206 del Código General de Proceso. Es importante
destacar que el juramento estimatorio no solamente es un medio de prueba, sino que tiene
varias finalidades las cuales están dirigidas a cumplir con los fines de la administración de
justicia, así se entiende que las dichas finalidades son formular pretensiones justas y
economizar la actividad probatoria. El artículo 206 que hace alusión a las finalidades el
juramento también señala las sanciones que se pueden imponer a quienes desconozcan los
fines anteriormente mencionados; las cuales van dirigidas a desestimular la formulación de
pretensiones sobrestimadas o temerarias. No obstante, el juramento no procede: primero, en
casos de cuantificación de los daños extrapatrimoniales y segundo, cuando quien reclame la
indemnización, compensación, los frutos o mejoras, sea un incapaz.
Los requisitos de existencia del juramento estimatorio son: sujeto proponente, afirmación
de que lo que se dice es bajo gravedad de juramento y valoración de la prestación. Ahora,
los requisitos de validez del juramento son: la capacidad de sujeto proponente, el libre
consentimiento del sujeto proponente, el objeto y causa lícitos y la presentación oportuna y
en debida forma del mismo.
Posteriormente, la Ley 1395 del 2010 amplió su cobertura a aquellas pretensiones donde se
persiguiera el reconocimiento de una indemnización, compensación o el pago de frutos o
mejoras, atribuyendo a la parte el deber de realizar una estimación razonada bajo
juramento, ya sea en la demanda o en la petición correspondiente, advirtiendo que en caso
de una estimación excesiva (considerada como tal la que excediere en un 30 % la cantidad
regulada) se impondría una multa equivalente al 10 % de la diferencia.
El Código General del Proceso, al regular el juramento estimatorio en su artículo 206, tiene
como objetivos: la formulación de pretensiones justas y economizar la actividad probatoria,
desarrollándolo no solo como medio de prueba, sino también como requisito de la
demanda.
Frente a esta regulación pueden plantearse dos interrogantes, de una parte, cabe determinar
si el juramento estimatorio constituye una limitante al derecho fundamental al acceso a la
justicia al ser establecido como requisito de admisión de la demanda, en especial cuando
para hacer la estimación se requiere de asesoría de un experto y la parte no cuente con los
recursos económicos para cubrir los honorarios del perito, ni con los medios para formular
un juramento razonado y discriminado.
Sin embargo, con relación a la sanción prevista en los casos en los que se nieguen las
pretensiones por falta de demostración de los perjuicios, pese al obrar exento de culpa de la
parte a la cual le correspondía hacerlo, la sanción se torna desproporcional, pues la falta de
prueba puede deberse a la ocurrencia de alguna de las contingencias a las que están
sometidos los medios de prueba, como, por ejemplo, la muerte del testigo o la pérdida o
deterioro de documentos.
Finalmente, con respecto al beneficiario de las sanciones, la Ley 1743 del 2014 determina
que es el Consejo Superior de la Judicatura, modificando lo establecido inicialmente por el
CGP, en donde se previó como beneficiario a la contraparte.
Puede concluirse que el juramento estimatorio es una medida que permite cumplir con una
finalidad procesal legítima, como es desestimular pretensiones sobreestimadas o temerarias
y el incumplimiento de esta finalidad será sancionable, si la conducta de la parte es ajena al
principio de buena fe procesal, como cuando se falta a la diligencia en su labor probatoria.
BIBLIOGRAFÍA
https://leyes.co/codigo_de_procedimiento_penal/420.htm
https://leyes.co/codigo_general_del_proceso/228.htm
https://leyes.co/codigo_general_del_proceso/206.htm
https://leyes.co/codigo_penal/442.htm