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Los orígenes de la hegemonía Cibernética

Puede ser difícil de imaginar; especialmente para los jóvenes millenials nativos a las
telecomunicaciones cibernéticas; el vivir en una sociedad privada de bancos de información digital
accesibles a la palma de una mano, en la que la única plantilla informática que poseía la mayoría, sin
tener que recurrir a medios aparatosos de almacenaje, era su memoria orgánica. Tal era la sociedad
de hace más de tres cuartos de siglo atrás, circa mayo de 1941, cuando los bombarderos alemanes
hacían añicos a la Británica Casa de los “Honorables” Comunes. Nadie había iniciado sesión en las
redes como tal, no existía Twitter o Facebook para mantener a los civiles en un constante loop
informático. Lo que si existía entonces era el telégrafo, la radio y el teléfono, si bien, solo en una
etapa muy primitiva, y al acceso de un muy pequeño porcentaje de la población.
Pero con una apertura mayor de información, vienen mayores tergiversaciones,
deformaciones, e interferencias de la información transmitida. Una tendencia cada vez más visible en
las nuevas generaciones, posteriores a la “generación silenciosa” del periodo entre guerras de 1928
a 1945. Donde la regeneración nacional tras las consecuencias de la “Gran Depresión” condiciono a
la juventud a trabajar; obedeciendo, sin cuestionar, a las autoridades. Donde la ética de trabajo ante
una Revolución Industrial decadente constituyó el eje de la política, y la bandera del progreso
nacional ante la creciente dinámica de masas que aseguraba la radio, producto de los avances
tecnológicos de la Primera Guerra Mundial. Esta tendencia vino a ser tan grande que se generó un
culto alrededor de las personalidades dictatoriales, natural y artificialmente. Este culto, siendo un
claro ejemplo de malinterpretación y manipulación informática, llevo al mundo a una de las más
violentas guerras, si no es que la más violenta de nuestra historia, la Segunda Guerra Mundial. Así,
ante la obediencia sin escrúpulos de esta generación, llego la generación más escrupulosa de todas
(¿De forma inducida?), la generación post guerra de los “Baby Boomers” nacida entre 1946 y 1964.
Esta generación enmarcada en el seno de la Guerra Fría, se encargó de criticar y reformular las
intenciones de sus padres, creando subsecuentemente el termino denominado “gap generacional”.
Este “gap” o “brecha”, como muchos otros en la historia, se propuso enterrar las viejas tradiciones
ante un frenesí catártico de las juventudes emergentes, principalmente de los 60´s en adelante. Si
bien, este desprecio generalizado podría ser una reacción natural ante el legado de los gobiernos
anteriores, vino a la par de un incremento en las tecnologías, en la propaganda y en la
mercadotecnia; en la manipulación a través del culto a la personalidad; que lejos de cambiar,
incrementó exponencialmente; marcando el inicio de una nueva era informática, que solo vería sus
implicaciones más serias hasta los inicios del siglo XXI.
Pero, ¿dónde apareció la marca de agua característica de esta apertura informática? ¿Dónde
las ideas fundamentales para esta infraestructura tecnológica se desarrollaron por primera vez? Y
¿Acaso su uso y planteamiento, en un principio, era el de ayudar a la población común a través de la
libre gestión de los recursos informáticos? o, esto es solo aparente, y detrás de su creación existían
principios políticos de vigilancia y control. La formación moderna de un programa de control y gestión
social y humano, como piedra angular del desarrollo cultural del siglo XX, inicia con el concepto
transdiciplinario de “cibernética”.
La mira de este trabajo es dilucidar un momento histórico en el que un conjunto de ideas,
tendencias y métodos experimentales y militares, comenzaron a incidir en los medios tradicionales
de investigación social, y en las ciencias sociales como tal. Si se logra una descripción correcta de
este momento, que denominamos “los orígenes de la revolución cibernética”, podremos entender su
destino funcional en nuestras vidas y podremos decidir concienzudamente la postura que tomaremos
ante sus avances. Pero, para lo anterior, no solo se requiere atender a las investigaciones
publicadas por los académicos correspondientes a este movimiento, sino que también se requiere
investigar sus biografías como individuos, los pequeños grupos a los que pertenecieron, y la gran
matriz política y social que envolvía los acontecimientos tratados, nada menos que el trabajo de un
todólogo transdisciplinario. Por esto mismo, me veré limitado a una síntesis de lo que considero las
situaciones contextuales más esenciales del tema tratado.

La Matriz Política: ¿La Emergente “Guerra Fría” o solo una operación mediática?
Se ha tratado de abordar un revisionismo histórico de la Guerra Fría con las subsecuentes
autorizaciones gubernamentales de consulta documental tanto en Estados Unidos como en la Rusia.
Esta labor se ha hecho aún más apremiante después la Caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre
de 1989, y la firma del Tratado de Unificación el 3 de octubre de 1990. Desde entonces, se a
pretendido abordar la interpretación de los hechos desde perspectivas más globales 1. Bajo estas
tendencias se pretende hacer no solo una reinterpretación de la historia soviética, sino también de la
historia contemporánea en su totalidad. Muchas de las interpretaciones que se dan en la mayoría de
la historiografía de la Guerra Fría tienden a centrarse exclusivamente en la copiosa documentación
americana que se ha puesto al ojo público, y en derivar de las acciones manifiestas de Stalin los
cálculos y motivos latentes detrás de sus operaciones, así como de interpretarlas como reacciones
lógicas ante las acciones americanas 2. Esto se ha hecho, a partir de teorizaciones psicológicas,
económicas y políticas para compensar la falta de documentos históricos que se extiendan más allá
del periodo de 1970, por lo que el conocimiento de la USSR se mantiene todavía parcialmente poco
verificable, y más anecdótico que el de Estados Unidos o del Reino Unido. Por los documentos que
se han liberado a partir de 1991 han derivado interpretaciones “post revisionistas” que han tendido a
una interpretación más “tradicionalista” u “ortodoxa” de los hechos, es decir, el nuevo material
documental se ha utilizado para dar soporte a una previa concepción de los hechos, en contraste con
otros momentos históricos en los que el revisionismo se vio severamente alterado por la apertura de
información oficial, como en el periodo entreguerras de 1918 a 1939, en el que la liberación de
documentos británicos oficiales modifico mucho la interpretación de los hechos previamente
descritos en base a los documentos oficiales capturados de los Alemanes. En este sentido, puede
que no hallamos alcanzado una correcta visualización “post post revisionista” o en su total aspecto
global.
Si bien, no todo, pero mucho del revisionismo que sale de los colegios denominados “Ivy
League” es editado para favorecer la narrativa de la agenda en curso, es decir la percepción del
colectivo sobre su historia contemporánea. Aquella que no se sale de los carriles prescritos por los
intereses que imperan en la red mediática convencional. Y, por lo tanto, esta destinada a ser la
misma reiteración de hechos conscientemente seleccionados para favorecer la falsa democracia
supuestamente defendida en los estados occidentales. Falsa democracia que obedece a la teoría de
juegos y a la cibernética social que trato de exponer en este escrito. De tal manera que deseo
desviarme de este revisionismo, por mas apremiante que sea complacer los oídos de los dictadores
de la cultura académica.

1
Tales perspectivas más globales como las sostenidas por el historiador noruego Odd Arne Westad, profesor en el Yale History
Department y en el Jackson Institute of Global Affairs, a quien sus trabajos se han referido diversos historiadores y sociólogos
americanos con termino de “Guerra fría global”. Véase: O.A. Westad, "Exploring the Histories of the Cold War: A Pluralist Approach".
En D. Bell and J. Isaac, eds., Uncertain Empire: American History and the Idea of the Cold War (Oxford: Oxford University Press, 2013)
2
Dunbabin, John Paul D. “The Cold War: an overview>The causes of the Cold War: rival interpretations”. En The Cold War:
The Great Powers and their Allies (1994, 2ª ed, 2008). (Gran Bretaña: Pearson Education Limited, 2008) Pp. 13-14.
La fase inicial de la Guerra Fría consistió en las tres sumas conferencias de “the big three”
(US, USSR y UK) como aliados en la Segunda Guerra Mundial, estas fueron: 1) Conferencia de
Teherán, Irán; sucedida del 28 de noviembre al 1 de diciembre de 1943. En las que participaron
Franklin D. Roosevelt, Joseph Stalin y Winston Churchill y donde se acordó un segundo frente
conjunto contra Alemania Nazi y la subsecuente liberación de los países ocupados, comenzado el 6
de octubre de 1944 en Normandía y terminado el 7 de mayo de 1945 en Berlín. 2) Conferencia de
Yalta, Crimea; sucedida del 4 al 11 de febrero de 1945. Igualmente, bajo la participación de los tres
líderes, estaba encaminada a darle forma a una paz postguerra que no solo se encaminaba a
proveer un estado de seguridad para los civiles de una Europa liberada de la ocupación Nazi, sino
también para proveer un plan para darles auto-determinación para reconstruir sus naciones. En las
primeras dos conferencias participo Franklin D. Roosevelt, pero la tercera tuvo la participación de
Harry S. Truman, pues el presidente Roosevelt había muerto el 12 de abril de 1945, e
inmediatamente había asumido la presidencia Truman, quien era el vicepresidente en turno. 3)
Conferencia de Potsdam, Alemania; sucedida del 17 de julio al 2 de agosto de 1945. Bajo la nueva
participación de Harry S. Truman, Joseph Stalin y Winston Churchill, esta nueva conferencia fue la
que concreto los complejos que derivaron en la división política de la Guerra Fría, es decir, la
administración de Alemania, los tratados de paz europeos y su preparación por el “ Council of
Foreign Ministers” (US, UK, UUSR y Francia), el establecimiento de un orden post guerra y una
forma de contrarrestar los efectos de ella. Poco después de terminada esta conferencia, el 6 de
agosto en Hiroshima, y el 9 de agosto en Nagasaki, bajo la dirección del Presidente Truman se
dejaron caer las únicas bombas atómicas utilizadas sobre una población en la historia, terminando
así la Segunda Guerra Mundial, tras la rendición japonesa publicada por el Emperador Hirohito el 19
de agosto3, y la subsecuente ocupación del Geneal Douglas McArthur, quien llego a Tokio el 30 de
agosto de 1945. De estas tres conferencias entre los “tres grandes” se suscitó todo el planteamiento
posterior de la Guerra Fría, cuanto menos en su fase inicial.
La expectativa de Potsdam era grandiosa,
Estados Unidos terminó siendo el país mas beneficiado después de la Segunda Guerra
Mundial, y esto lo demostró en su rendimiento posterior, pues a lo largo del desarrollo de la segunda
mitad del siglo XX termino por imponer una hegemonía cultural (en términos de Antonio Gramsci)
sobre los países europeos y asiáticos con los que negociaba exportaciones, sin hablar de los que
ocupó (Italia, Alemania y Japón). Al final de la guerra la mayoría de Europa, La Unión Soviética,
Japón y China terminaron económica y físicamente devastados, y de este conflicto Estados Unidos
surgió casi sin ningún rasguño, con una economía vivaz, y una moral favorable. El público americano
percibía que la guerra había concluido justamente, y se visualizaba como habiendo contribuido a
buena parte de la victoria del bando correcto, no solo a través de las armas, sino que también por su
tecnología superior, administración organizada y producción abundante.

Las Conferencias Macy fueron un conjunto de reuniones históricas entre diversos exponentes
de las diversas áreas de estudio académicas y militares bajo la dirección de Frank Fremont-Smith,
de quien hablaremos posteriormente, en el Beekman Hotel de Nueva York. Estas conferencias
3
Gordon, Andrew. A Modern History of Japan, (Nueva York, Oxford University Press, 2003) pp. 226.
iniciaron formalmente el 8 y 9 de marzo de 1945 y terminaron el 22 y 24 de abril de 1953, siendo un
total de 10 conferencias que se distribuyeron inicialmente en marzo y octubre de 1946 y 1947, y
continuaron celebrándose anualmente en la primavera de los años subsiguientes hasta llegar a
1953; durante las primeras 6 conferencias de 1945 a 1949 dichas conferencias no tenían el nombre
de “Cybernetics”; este se adoptó bajo conceso hasta la séptima conferencia denominada
"Cybernetics: Circular, Causal and Feedback Mechanisms in Biological and Social Systems."
realizada el 23 y 24 de marzo de 1950, hasta entonces el nombre de las conferencias se estabilizo.
La dinámica de las conferencias era en sí misma un experimento ante los ojos de sus directores,
Frank Fremont-Smith presidente de la British General Rees´s World Federation of Mental Health 4 y
Lawrence K. Frank quien era entonces director del Caroline Zachry Institute of Human Development,
Andrew Swarz

4
Aquí se puede trazar una conexión directa con el gobierno británico, cosa que no sería muy extraña por la cercanía de los países al
ser aliados militares durante 1945.

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