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Proteccion del dise–o en el Derecho Industrial y de la Competencia
Autor: Fernando L. de la Vega Garc’a
Cargo del Autor: Doctor en Derecho. Universidad de Murcia.
P‡ginas: 293-352
Resumen
Texto
I. Consideraciones iniciales
II. L’mites internos del dise–o. Remisi—n
ÊÊÊÊ1. Preliminar
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I. Consideraciones iniciales
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Los l’mites que resultan m‡s pr—ximos al titular de un determinado dise–o son los que
podr’an calificarse como l’mites internos. Con esta denominaci—n se pretende hacer
referencia a todos aquellos aspectos que delimitan el contenido jur’dico de cada
dise–o en cuesti—n desde diversos puntos de vistas (objetivos, subjetivos, territoriales
y temporales). No se trata, pues, de l’mites generales, aplicables a todo tipo de
dise–o, sino de l’mites que quedan concretados a un tipo jur’dico de dise–o. Su
fundamento deriva, pues, del propio sistema de intereses a que tiende la ordenaci—n
del dise–o y no a la tutela de esos intereses desde otros puntos de vista, ya que en
estos supuestos estar’amos ante los denominados l’mites externos, aplicables a
cualquier tipo o clase de dise–o. Su regulaci—n se encuentra, por tanto, integrada por
las normas que ordenan jur’dicamente cada uno de los tipos o clases de dise–o,
conformando el contenido jur’dico de cada uno. Esta es la raz—n por lo que en este
punto s—lo procede una sistematizaci—n general de los mismos, quedando sus criterios
integrados en el estudio del contenido jur’dico de cada uno de los tipos o clases de
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En la delimitaci—n preliminar de estos l’mites internos se utilizan los dos criterios que
han servido en los cap’tulos anteriores para estudiar el contenido jur’dico del dise–o.
En primer lugar, se hace referencia a los l’mites del -dise–o registrado- (aspecto
est‡tico) y, posteriormente se realizar‡ unas breves consideraciones de aquŽllos que
caracterizan al aspecto din‡mico del mismo (-dise–o no registrado-, tutelado
œnicamente como factor o elemento competitivo). La diversidad de clases de dise–os,
entendidos como conceptos jur’dicos, en el ‡mbito del aspecto est‡tico deriva en que
la falta de uniformidad sea la nota predominante en el estudio de sus l’mites. Como
contraposici—n a ello, los l’mites del aspecto din‡mico del dise–o, o del dise–o como
nœcleo de un acto de concurrencia, se caracterizan por su unidad, pues afectan en su
mayor’a a todos aquellos dise–os que carecen de la condici—n de derecho de
exclusiva. El examen de unos y otros representa otro punto de vista desde el que
estudiar el contenido jur’dico del dise–o, complementando as’ lo dispuesto en
anteriores cap’tulos.
Como es sabido, cuando se utiliza la expresi—n aspecto est‡tico del dise–o se hace
referencia a
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Baste recordar que estos l’mites podr’an ser sistematizados en torno a tres criterios:
objetivos, temporales y territoriales. Desde un punto de vista objetivo, los l’mites
internos del aspecto est‡tico del dise–o depender‡n del tipo de derecho de exclusiva
que deba adoptar el dise–o en cuesti—n y presentan un car‡cter previo al ejercicio de
los derechos que le son inherentes. As’, en el caso de que el dise–o presente una
funci—n meramente ornamental, deber‡ cumplir con lo dispuesto en el EPI, es decir,
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tarias).
Los denominados l’mites internos del aspecto din‡mico del dise–o hacen referencia a
aquellos criterios que delimitan la actuaci—n concurrencial de un operador econ—mico
organizado que incorpora como elemento esencial el dise–o de los productos
ofertados o de los signos distintos utilizados en su conducta de mercado. La propia
esencia de las normas que delimitan el aspecto din‡mico del dise–o, o del dise–o
considerado œnicamente como factor o elemento competitivo, implica que los l’mites
que a continuaci—n se citan encuentren su fundamento decisivo en la defensa de un
nivel suficiente de competencia, m‡s que en la protecci—n del dise–o como tal.
Seguidamente se realiza un repaso de los caracteres esenciales de los criterios ya
citados supra con el fin de otorgar unidad al estudio de los l’mites del dise–o.
Los l’mites a que se hace referencia podr’an quedar integrados en dos grupos, tal y
como se estudi— en el cap’tulo anterior. En primer lugar, se encuentran aquŽllos que
derivan directamente de las normas que tienden a ordenar jur’dicamente la actividad
concurrencial; la defensa de la lealtad en la competencia, mediante la eliminaci—n de
aquellas conductas con trascendencia externa y finalidad concurrencial que resulten
objetivamente contrarias a las exigencias de la buena fe, se erige como obje-
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tivo principal de este primer grupo. El l’mite de la buena fe objetiva se convierte as’
en el primer criterio que delimita el aspecto din‡mico del dise–o; la integraci—n de su
contenido delimitar‡ en cada situaci—n concreta el marco general de actuaci—n. Para
la citada integraci—n deber‡n tenerse muy en cuenta los tipos desleales que incluyen
al dise–o en su supuestos de hecho, entre los que destacan los actos de imitaci—n; de
esta forma se consigue con mayor probabilidad la necesaria integraci—n de la cl‡usula
general.
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Al referirnos a los l’mites externos del dise–o se pretende hacer referencia a todos
aquellos hechos jur’dicos, ajenos en principio a la ordenaci—n jur’dica de la actividad
concurrencial, cuya existencia limita en algœn aspecto la libertad de actuaci—n que se
reconoce al dise–o en sentido jur’dico. La delimitaci—n, pues, del contenido jur’dico del
dise–o se realiza en estos supuestos por medio de otras normas jur’dicas, que tutelan
situaciones o intereses muy relacionados con los actos que incorporan como elemento
esencial un determinado dise–o.
El car‡cter externo de los l’mites que se examinan infra implica su aplicaci—n general
en nuestro ‡mbito de estudio; la diferenciaci—n jur’dica realizada hasta aqu’ (aspectos
est‡ticos y din‡micos del dise–o) carece, pues, de relevancia cuando se estudian los
l’mites externos del dise–o. La tutela de intereses distintos, o incluso la tutela de los
mismos intereses desde otros puntos de vista, deriva en la indiferenciaci—n del tipo de
dise–o. La configuraci—n jur’dica de un dise–o (por ejemplo, un modelo de utilidad) no
representa una garant’a respecto de la tutela de intereses conexos. No obstante,
existe una categor’a jur’dica de dise–os (concretamente los denominados dise–os
bidimensionales distintivos) que quedar‡n excluidos por su propia esencia de esta
clase de l’mites. Ello deriva de la falta de corporeidad de los mismos, y, por tanto, en
su incapacidad natural para poner en peligro los intereses y finalidad tuitiva de las
distintas normas que regulan los denominados l’mites externos del dise–o. La
exclusi—n de esta clase de dise–o deriva, pues, de su propia naturaleza y no de sus
caracteres jur’dicos,
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2. Car‡cter defectuoso
2.1. Preliminar
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dad que cabr’a leg’timamente esperar. Esta delimitaci—n jur’dica pone en evidencia el
bajo nivel de concreci—n a que puede llegar una definici—n jur’dica de defecto,
precisamente por la relevancia y necesidad de mœltiples factores para su
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La en ocasiones dif’cil distinci—n entre defecto de dise–o y uso impropio [7], no debe
derivar en una indi-
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Tampoco debe considerarse defecto de dise–o la falta de seguridad del producto que
afecte s—lo a un sector no relevante de los destinatarios del mismo, pues en tal caso
el defecto carecer’a de la nota de generalidad. As’, como hemos puesto ya de
manifiesto [8], un producto que produce alergia a un sector m’nimo de la sociedad no
podr’a ser considerado defectuoso, pues esta circunstancia no es previsible,
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con car‡cter general, para el fabricante. Este asume un riesgo al fabricar y lanzar al
mercado un producto determinado y no puede prever todo tipo de contingencias en el
uso del producto.
Segœn lo establecido hasta ahora, los defectos de dise–o aparecen como defectos
desde la misma fase de proyecto en la elaboraci—n de un producto. Ello implica que el
dise–ador deba tener presentes unos m’nimos niveles de seguridad en el dise–o del
producto, pues jur’dicamente ello representa un l’mite externo del propio dise–o. No
cobran œnicamente relevancia los l’mites internos, derivados de la relaci—n del dise–o
proyectado con otros dise–os, sino que el aumento de la probabilidad de da–os como
consecuencia de la adopci—n de un determinado dise–o representa un nuevo l’mite a
la autonom’a del operador econ—mico organizado.
Por virtud de la LRCP el defecto de dise–o adquiere plena vigencia en nuestro sistema,
pues aquŽl est‡ presente directamente en algœn precepto. Es el supuesto del art’culo
6.2 LRCP, que dispone que el
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Con el objeto de delimitar con car‡cter general los criterios de integraci—n del defecto
de dise–o en el ‡mbito de nuestro sistema de la responsabilidad civil derivada del
producto defectuoso, seguidamente se realiza una aproximaci—n general a este
sistema normativo, as’ como se establecen los criterios jur’dicos por virtud de los que
el Ordenamiento Jur’dico se inclina por la integraci—n de determinados defectos de
dise–os en diferentes normas jur’dicas, con soluciones en ocasiones poco compatibles
entre s’. Tras esta aproximaci—n general al estudio del car‡cter defectuoso como l’mite
externo al dise–o se est‡ en disposici—n de estudiar las consecuencias jur’dicas de su
transgresi—n, completando as’ el contenido jur’dico del dise–o, esta vez desde
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El sistema normativo que regula las consecuencias jur’dicas derivadas del producto
defectuoso y, por tanto, de la transgresi—n de la -car‡cter defectuoso relevante- como
l’mite externo del dise–o, se halla disperso en diferentes textos legales. La falta de
uniformidad, que deriva fundamentalmente del diverso origen y finalidad de las
normas concurrentes, implica que la heterogeneidad de criterios o soluciones sea la
nota predominante en este punto. La situaci—n a que queda abocada esta realidad
jur’dica se caracteriza por la incoherencia y la inseguridad jur’dica. Como muestra de
ello podr’a destacarse que el sistema normativo de la responsabilidad civil derivada
del producto defectuoso se halla contenido hasta por seis normas jur’dicas cuyos
nexos de uni—n son muy dŽbiles.
En primer lugar, y como œltimo, pero esperemos que no definitivo, esfuerzo de nuestro
legislador en este ‡mbito se encuentra la ya mencionada LRCP. Esta norma jur’dica,
que debe su existencia a los esfuerzos de la UE por armonizar las disposiciones de los
Estados miembros en materia de responsabilidad civil por da–os causados por
productos defectuosos [9], se caracteriza por ser incompleta y por establecer un
sistema que se aproxima a la objetivaci—n de la responsabilidad civil. Es incompleta
debido a que otorga vigencia a otras normas jur’dicas para
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Una segunda norma jur’dica que resulta de aplicaci—n en los supuestos de da–os
causados por defectos de dise–o es la LGDCU. A pesar de que esta norma naci— con
pretensiones bastantes m‡s amplias que la de establecer el rŽgimen jur’dico de la
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responsabilidad civil por da–os causados por productos defectuosos, su T’tulo VIII
(arts. 25-31) estableci—, por primera vez en nuestro Derecho, un rŽgimen especial
para la responsabilidad civil por los da–os y perjuicios demostrados que el consumo
de bienes o la utilizaci—n de productos o servicios les irroguen (cfr. art. 25 LGCU). La
objetivaci—n de la responsabilidad en este ‡mbito se reconoc’a por primera vez en un
texto legal, culminando as’ la importante labor jurisprudencial en este punto.
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ver los mœltiples problemas que surgen de la aplicaci—n de un instituto jur’dico como
la responsabilidad civil a una realidad que se caracteriza por el lanza-miento masivo
de productos al mercado, no ha derivado en una inaplicaci—n directa del mismo en los
supuestos objeto de estudio. En lugar de tratar de realizar una regulaci—n sistem‡tica
y unitaria en torno a los da–os causados por productos defectuosos, nuestro legislador
ha optado por volver a dar protagonismo a una norma jur’dica que, sin duda debido a
la Žpoca de su promulgaci—n, no se halla adaptada a la nueva realidad empresarial.
Como muestra de la relevancia directa de este texto en el ‡mbito de los da–os
causados por productos defectuosos se encuentra el art’culo 10.2 LRCP, segœn el cual
los dem‡s da–os y perjuicios, incluidos los da–os morales, podr‡n ser resarcidos
conforme a la legislaci—n civil general.
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contenido jur’dico.
En primer lugar, los da–os personales (muerte y lesiones corporales), siempre que no
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En primer lugar, deben interpretarse los supuestos excluidos por la LRCP desde el
prisma de los defectos de dise–o para determinar la aplicabilidad de la LGDCU. En
este sentido, los productos que seguramente quedar’an integrados en el ‡mbito de
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la LGDCU y que, por tanto, cuyos defectos de dise–o se regir’an por esta norma, son
los productos artesanales; tal y como se interpret— supra esta clase de producto
parec’a quedar excluida de los dispuesto del art’culo 2 LRCP. Los da–os derivados del
defecto de dise–o en esta clase de productos derivar’a en la aplicaci—n de la LGDCU.
No obstante, para que esta afirmaci—n cobre m‡s consistencia es necesario, adem‡s,
que en el supuesto de hecho concurran otras circunstancias que derivan de la propia
LGDCU. M‡s concretamente, el da–ado deber‡ tener la consideraci—n de consumidor,
es decir, deber‡ ser destinatario final del producto (cfr. art. 2 LGDCU).
Una vez delimitados de manera preliminar los caracteres que deben reunir los
productos dise–ados y el destinatario de los mismos, debe destacarse que, a pesar de
que mediante la LGDCU podr’an resarcirse tanto los da–os personales como los
materiales o los morales, existe un l’mite de car‡cter cuantitativo: 500 millones de
pesetas si la responsabilidad civil halla su fundamento en el art’culo 28 LGDCU. Desde
el punto de vista del defecto de dise–o, y teniendo en cuenta la reducci—n del ‡mbito
de la LGDCU mediante la LRCP, este l’mite cuantitativo œnicamente parece tener
aplicaci—n respecto de los productos artesanales que sean juguetes o productos
dirigidos a los ni–os.
Debido a que la actual realidad empresarial no pudo preverse por los legisladores
decimon—nicos,
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por los da–os causados directamente por los defectos de dise–o del producto. La
soluci—n a este interrogante se encuentra expresamente regulado en el ‡mbito de la
LP. Efectivamente, segœn el art’culo 78 LP, quien transmita una solicitud de patente o
una patente ya concedida u otorgue una licencia sobre las mismas, responder‡
solidariamente con el adquirente o con el licenciatario de las indemnizaciones a que
hubiere lugar como consecuencia de los da–os y perjuicios ocasionados a terceras
personas por defectos inherentes a la invenci—n objeto de la solicitud o la patente.
Este precepto resulta plenamente aplicable a los denominados dise–os de utilidad, por
virtud de lo dispuesto en el art’culo 152 LP y la disposici—n transitoria sŽptima LP. Por
tanto, se a–ade una garant’a m‡s al perjudicado por los defectos de dise–o en los
supuestos en que el dise–o integre la categor’a de modelo de utilidad. Una vez
pagada la indemnizaci—n por el transmitente o, en su caso, el licenciante podr‡n Žstos
reclamar al adquirente o licenciatario las cantidades abonadas, a no ser que se
hubiere pactado lo contrario, que hubiere procedido de mala fe o que, dadas las
circunstancias del caso y por razones de equidad, deba ser Žl quien soporte en todo o
en parte la indemnizaci—n establecida a favor de los terceros (art. 78.2 LP).
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3. Peligrosidad
3.1. Preliminar
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Entre los citados principios resultan relevantes en este punto los siguientes: los bienes
y servicios puestos a disposici—n de los consumidores deber‡n ser tales que, utilizados
en condiciones normales o previsibles, no presenten riesgos para la salud y la
seguridad de estos œltimos; si presentaren tales peligros deber‡n poderse retirar del
mercado por medio de procedimientos r‡pidos y simples; las m‡quinas, aparatos
elŽctri-
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cos y electr—nicos, as’ como ciertas categor’as de bienes capaces de afectar a la salud
y a la seguridad de los consumidores... deber’an ser objeto de una regulaci—n
particular y sometidos a un procedimiento reconocido o aprobado por los poderes
pœblicos para asegurar su uso con plena garant’a; los productos nuevos que
pertenezcan a determinadas categor’as, capaces de perjudicar la salud o la seguridad
de los consumidores, deber‡n ser objeto de autorizaciones particulares armonizadas
en el conjunto de la Comunidad. Entre las acciones prioritarias se destacan aquellos
sectores que presentan una importancia particular para la protecci—n de la salud y de
la seguridad de los consumidores: productos alimenticios, cosmŽticos y detergentes,
utensilios y bienes de consumo duraderos, autom—viles, textiles, juguetes, sustancias
peligrosas, objetos que entren en contacto con productos alimenticios, medicamentos,
abonos y productos antiparasitarios, productos de uso veterinario y de nutrici—n
animal. Estas acciones son desarrolladas en un segundo programa de la CEE para una
pol’tica de protecci—n e informaci—n a los consumidores [20].
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A) Preliminar
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mite jur’dico externo al dise–o. En este sistema, todav’a incompleto, destacan los
siguientes ‡mbitos que pueden llegar a relacionarse, en mayor o menor medida, con
el dise–o: seguridad de los productos en general, seguridad en los juguetes y
apariencia enga–osa. La forma externa o dise–o de los productos a los que se aplican
estas disposiciones puede presentar una influencia decisiva en su aplicaci—n, en cuyo
caso estar’an limitando el ‡mbito de autonom’a del dise–ador cuando se dispone a
proyectar la forma de un producto con el fin de introducirlo en el mercado.
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En el estudio de los l’mites externos m‡s relevantes del dise–o, deben apuntarse, por
œltimo, aquellas normas jur’dicas que tutelan la salud y seguridad del consumidor
frente a riesgos que derivan de la apariencia enga–osa de los productos, muchas
veces provocada por su innovador u original dise–o. Al igual que suced’a en el ‡mbito
de la ordenaci—n jur’dica de la seguridad de los juguetes, el RD 2330/1985, de 6 de
noviembre, ya se ocupaba de prevenir la existencia de riesgos que derivasen de la
apariencia enga–osa de ciertos productos, sobre todo aquŽllos que se hallan
especialmente destinados a los ni–os. No obstante, la aprobaci—n de la Directiva del
Consejo
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tipo de -dise–o enga–oso-, las autoridades competen tes, sin perjuicio de la eventual
sanci—n correspondien te al il’cito administrativo cometido, deber‡n retirar del
mercado cualquier producto que presente tales caracter’sticas (cfr. art. 2.1 RD
820/1990).
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NOTAS
[2] Sobre la responsabilidad civil por da–os causados por productos defectuosos, vid.,
entre otros, D. JIMƒNEZ LIƒBANA, Responsabilidad civil: da–os causados por productos
defectuosos, Madrid, 1998; F. L. DE LA VEGA GARCêA, Responsabilidad civil..., cit.; J.
SOLƒ I FELIU, El concepto de defecto del producto en la responsabilidad civil del
fabricante, Valencia, 1997; S. RODRêGUEZ LLAMAS, RŽgimen de responsabilidad civil
por productos defectuosos, Madrid, 1997; A. I. LOIS CABALLƒ, La responsabilidad del
fabricante por los defectos de sus productos, Madrid, 1996; J. GîMEZ CALERO,
Responsabilidad civil por productos defectuosos, Madrid, 1996; H. J. HESS, Kommentar
zum Produktehaftpflichtgesetz (PrHG), Bern, Stuttgart, Wien, 1994; M. A. PARRA
LUCçN, Da–os por productos y protecci—n del consumidor, Barcelona, 1990; G.
ALCOVER GARAU, La responsabilidad civil del fabricante. (Derecho comunitario y
adaptaci—n al derecho espa–ol), Civitas, Madrid, 1990; H. J. KULLMANN,
Produkthaftungsgesetz: Gesetz Ÿber die Haftung fŸr fehlerhafte Produkte, Berlin,
1990; R. ROLLAND, Produkthaftungsrecht: Kommentar, Munich, 1990; M. S. SHAPO,
The law of products liability, USA, 1990; A. ROJO FERNçNDEZ-RêO, La responsabilidad
civil del fabricante, Bologna, 1974; U. CARNEVALI, La responsabilit‡ del produttore,
Milano, 1974.
[3] Como pone de manifiesto U. CARNEVALI (La responsabilit‡..., cit., p‡g. 30), resulta
m‡s adecuado realizar una clasificaci—n con base en la causa del da–o que con base
en los efectos del defecto. En este intento de clasificaci—n, el citado autor se acerca
ya a un concepto de defecto de dise–o al distinguir entre defectos de fabricaci—n en
sentido estricto, defectos de informaci—n, defectos inevitables (hace referencia a los
denominados riesgos del desarrollo) y, finalmente, los defectos de construcci—n, en
cuyo seno podr’an incluirse los defectos de dise–o.
[4] G. ALCOVER GARAU, La responsabilidad civil..., cit., p‡g. 75. En este mismo
sentido, J. SOLƒ I FELIU (El concepto de defecto..., cit., p‡g. 613) afirma, bas‡ndose en
la autorizada doctrina norteamericana en este punto, que los defectos de dise–o se
refieren a un producto que a pesar de haberse fabricado de conformidad con las
l’neas, criterios y especificaciones establecidos por el fabricante en la concepci—n
tŽcnica o dise–os originarios, no ofrece la seguridad leg’timamente esperada.
[6] J. SOLƒ I FELIU, El concepto de defecto..., cit., p‡g. 614. Este hecho diferenciador
de los defectos de dise–o complica sin duda las tareas probatorias, porque a
diferencia de lo que suced’a con los defectos de fabricaci—n, para cuya determinaci—n
era suficiente comparar el ejemplar en cuesti—n con las dem‡s unidades de la misma
especie, el hecho de incorporar todas las unidades la deficiencia impide el uso del
denominado test de desviaci—n de la norma (J. SOLƒ I FELIU, El concepto de defecto...,
cit., p‡gs. 619-620).
[9] Sobre la responsabilidad por productos en derecho comunitario vid., entre otros,
G. ALCOVER GARAU, La responsabilidad civil..., cit., p‡gs. 38-44 y bibliograf’a ah’
citada; M. A. PARRA LUCçN, Da–os por productos..., cit., p‡gs. 467-620; S.
RODRêGUEZ LLAMAS, RŽgimen de responsabilidad civil..., cit., p‡gs. 59-61; J. A.
GARCêA-CRUCES GONZçLEZ, -La incidencia de la Directiva 374/85, en materia de
responsabilidad de productos, en el Derecho interno espa–ol-, AcC, 1990-3, p‡gs. 685-
694; R. BERCOVITZ, -La responsabilidad de los fabricantes en la Directiva de las
Comunidades Europeas de 25 de julio de 1985-, EC, nœm. 7, abril 1986, p‡gs. 101-
128; M. C. DêAZ JIMƒNEZ, -La Directiva del Consejo 85/374/CEE, de 25 de julio y el
Proyecto de Ley de responsabilidad civil por los da–os causados por productos
defectuosos-, AcC, nœm. 12, 1994, p‡gs. 219-227; R. MULLERAT, -La responsabilidad
civil del fabricante. La Directiva CEE de 25 de julio de 1985 y el Derecho espa–ol-, RJC,
1988-1, p‡gs. 95-139; J. B. ACOSTA ESTƒVEZ, -La acci—n de la CEE en materia de
responsabilidad por productos defectuosos y reparaci—n de los da–os sufridos por el
consumidor: Adaptaci—n del Derecho espa–ol a la Directiva del Consejo 85/374/CEE-,
La Ley, 1990-1, p‡gs. 1141-1149; J. B. ACOSTA ESTƒVEZ, -La acci—n de la CEE en
materia de responsabilidad por productos defectuosos y reparaci—n de los da–os
sufridos por el consumidor. Adaptaci—n del Derecho espa–ol a la Directiva 85/374/CEE-
, AcC, 1990-3, p‡gs. 537-554; M. J. REYES LîPEZ, -Algunas reflexiones sobre el
Derecho del Consumo y la Directiva 374/85, sobre responsabilidad por productos
defectuosos-, RGD, enero-febrero 1991, p‡gs. 15-57; G. ALPA, -Appunti sul dibattito in
materia di disciplina comunitaria della circolazione di prodotti difettosi-, RDC, 1979,
p‡gs. 168-175; G. ALPA, -L«attuazione della direttiva comunitaria sulla responsabilitˆ
del fabbricante. Problemi di terminologia e scelte legislative-, Riv. Soc., 1987, p‡gs.
867-876; G. ALPA: -Responsabilitˆ per danno da prodotti difettosi: la Direttiva CEE-,
Riv. Soc., 1985, p‡gs. 1471-1479; A. DIMAJO, -La responsabilitˆ per prodotti difettosi
nella Direttiva comunitaria-, RDCv., 1989, I, p‡gs. 21-44; P. TRIMARCHI, -La
responsabilitˆ del fabbricante nella direttiva comunitaria-, Riv.Soc., 1986, p‡gs. 593-
603; Y. MARKOVITS, La Directive CEE du 25 juillet 1985 sur la responsabilitŽ du fait des
produits dŽfectueux. Par’s, 1990; W. RAWLINSON, -Defective products liability in the
ECC-, International Financial Law Review, nœm. 1, vol.6, 1987,p‡gs. 35-36; R. G.
BEDRICK, -New developments in product liability law in the EC-, Belgian American
Trade Review, nœm. 3, vol.41, 1986, p‡gs. 21-23.
[10] En primer lugar, pues, y al igual que se produjo en Francia (R. DE çNGEL YAG†EZ,
La responsabilidad, cit., p‡gs. 204-206), la objetivaci—n de la responsabilidad se debi—
a una elaboraci—n jurisprudencial. En nuestro sistema la primera sentencia del TS en
este sentido fue la de 10 de julio de 1943 (RJ 1943/856) (ver texto ’ntegro en
Jurisprudencia Civil, 1943, tomo III, p‡gs. 763-775). En esta resoluci—n se establecen
las consecuencias jur’dicas derivadas de un accidente de circulaci—n. El TS,
inspir‡ndose en la doctrina del riesgo creado, invierte la carga de la prueba y admite
presunciones de culpa aquiliana. Esto supuso un innovador criterio en la aplicaci—n del
art’culo 1902 CC.
[14] Sobre el este Tratado Internacional en general, vid. M. E. ZABALO ESCUDERO, -La
ley aplicable a la responsabilidad por da–os derivados de los productos en el Derecho
Internacional Privado-, REDI, 1991, vol. XLIII, p‡gs. 75-107; M. DE ANGULO
RODRêGUEZ, -El Convenio de La Haya sobre la ley aplicable a la responsabilidad por
da–os derivados de los productos-, ADC, 1974, p‡gs. 921-940; Y. LOUSSOUAN/P.
BOUREL, Droit international privŽ, Par’s, 1993, p‡gs. 434-435; D. HOLLEAUX/J.
FOYER/G. DE GEOUFFRE, Droit international privŽ, Par’s, 1987, p‡gs. 611-612; B.
AUDIT, Droit International PrivŽ, Par’s, 1991, p‡gs. 623-624.
son mencionados expresamente por la LRCP. Este hecho podr’a inducir a entenderlos
incluidos en el rŽgimen de la LRCP, pues tienen la cualidad de bien mueble. A pesar de
ello, la actividad artesanal presenta unos caracteres distintos a la producci—n en serie
que ha provocado la evoluci—n de los criterios generales del sistema de
responsabilidad civil. Los problemas probatorios de la culpabilidad o negligencia que
se presentan en el caso de la producci—n en masa no se deber’an llegar a producirse
con gran frecuencia en un proceso de responsabilidad civil por da–os causados por
productos artesanales, dada la menor complejidad que normalmente presentan Žstos.
Adem‡s, la elaboraci—n artesanal de productos -y los posibles da–os que pudieran
causas- s’ pod’a estar en mente de los legisladores decimon—nicos.
2 de febrero).
[17] Este programa se incluye como anexo a la resoluci—n del Consejo de 14 de abril
de 1975, relativa a un programa preliminar de la CEE para una pol’tica de protecci—n e
informaci—n de los consumidores (DOCE nœm. C92, de 25 de abril).
[20] Resoluci—n del Consejo de 19 de mayo de 1981 (DOCE nœm. C133, de 3 de junio).
[24] DOCE nœm. L187, de 16 de julio; correcci—n de errores DOCE nœm. L110, de 1 de
mayo de 1991. Adem‡s de sus posteriores modificaciones (DOCE nœm. L64, de 8 de
marzo de 1989; DOCE nœm. L275, de 5 de octubre de 1990; DOCE nœm. L154, de 5 de
[29] En este sentido, el art’culo 3.3 RD 44/1996 dispone que la inobservancia de las
obligaciones establecidas... supondr‡ una infracci—n
[30] En este sentido, cada Comunidad Aut—noma notificar‡ el —rgano que designe a
tal efecto al Ministerio de Sanidad y Consumo, al objeto de que proceda a comunicarlo
a la Comisi—n Europea.
de octubre).
[36] DOCE nœm. L187, de 16 de julio; rectificaci—n en DOCE nœm. 37, de 9 de febrero
de 1991.
[39] Los juguetes que puedan resultar peligrosos para ni–os menores de treinta y seis
meses llevar‡n una advertencia, como la inscripci—n -no es conveniente para ni–os
menores de treinta y seis meses-, o -no es conveniente para ni–os menores de tres
a–os-, que se completar‡ mediante una indicaci—n concisa, que tambiŽn podr‡ figurar
en las instrucciones de uso o empleo, por la que se expliquen los riesgos espec’ficos
que motiven dicha exclusi—n. Esta disposici—n no se aplicar‡ a los juguetes que de
forma manifiesta, a causa de sus funciones, dimensiones, caracter’sticas, propiedades
o dem‡s elementos evidentes no son susceptibles de destinarse a ni–os menores de
treinta y seis meses.