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1 IMPACTO ECONOMICO DE LA PANDEMIA EN EL CONTINENTE EUROPEO.

El COVID-19 ha golpeado a Europa con asombrosa ferocidad. No sabemos cuánto durará la crisis,
pero sí que el impacto económico será grave. En las principales economías de Europa, los servicios
no esenciales cerrados por decreto gubernamental representan alrededor de un tercio del
producto. Esto significa que cada mes que estos sectores permanecen cerrados se traduce en una
caída del 3% del PIB anual, y esto antes de que se tengan en cuenta otras perturbaciones y efectos
de contagio al resto de la economía. Será inevitable que este año se produzca una profunda
recesión en Europa.

Todos los países en Europa tendrán que responder enérgicamente a la crisis, de una forma que sea
a la vez audaz y acorde con su escala. Pero el margen para responder a esta crisis difiere
notablemente de un país a otro. La Comisión Europea pronosticó una recesión "histórica" este
año en los 19 países que comparten el euro, con una caída récord del producto interno bruto (PIB)
en un 7,7 %, mientras que augura un déficit del 7,4 % para las 27 naciones que están en la Unión
Europea (UE).

Las estimaciones son que la inflación también caerá en la eurozona al 0,2 % y el desempleo
aumentará del 7,5 % que estuvo en 2019 al 9,6 % en 2020. Y aunque el futuro de la UE sería un
poco mejor, las cifras son similares porque los Veintisiete pasarán del 6,7 % de desempleo que
hubo en 2019 al 9 %.

4.1 PAÍSES CON MAYOR TURISMO SERÁN LOS MÁS AFECTADOS.-

El motor de la economía ha parado en seco. Hablamos del turismo. Está en juego un sector que
aporta la mayoría del PIB de la economía a los países europeos. Casi la mitad de las ganancias del
sector lo generan la llegada de turistas internacionales, pero con el jaque por las restricciones de
cuarentena impuestas por muchos países los ingresos son escasos. Pero al turismo hay que añadir
el fuerte impacto que sufrirán también el comercio, la hostelería y el transporte. «La reducción
drástica en los viajes, tanto por trabajo como por turismo, contribuirán también a la caída en la
demanda internacional. Países como España -el mayor receptor mundial de turistas, solo por
detrás de Francia- sufrirán las consecuencias del parón más sensiblemente que otros. Junto con el
transporte y el turismo, el sector servicios en general y el del ocio y la hostelería en particular
estarán entre los peor parados

De los 19 países de la zona euro, la Comisión Europea prevé las peores recesiones serán para:

• Grecia, con una caída en su PIB del 9,7%

• Italia con una caída en su PIB 9,5 %

• España con una caída en su PIB 9,4 %

• Croacia con una caída en su PIB 9,1 %


Los cuatro muy dependientes del turismo. Como país turístico e industrial, Francia no está mucho
mejor, con una recesión prevista del 8,2 %.

Las predicciones económicas apuntan a que los países de la zona euro que sufrirán menos la
recesión serán Polonia (con un déficit del 4,3 %), Luxemburgo (5,4 %), Austria (5,5 %), Malta (5,8
%) y Dinamarca (5,9 %). Si bien Alemania y Holanda también hacen parte de este grupo, con
reducciones del 6,5 % y 6,8 % respectivamente, el golpe contrasta con la fortaleza de sus
economías.

4.2 DESEMPLEO:

El virus amenaza con desencadenar una tormenta perfecta. «Lo que comienza como un ‘shock’
temporal y de falta de liquidez, se transforma en un problema de solvencia puede resultar más
grave para pymes menos diversificadas y con menos recursos financieros. Esto genera todavía más
desempleo (las pymes son intensivas en empleo), más caída en la renta disponible y nueva
debilidad en la demanda agregada»

Como está blindando Europa su economía ante la pandemia:


Se requiere de un nuevo plan para reconstruir el tejido social económico europeo

 El Mecanismo Europeo de Estabilidad ( MEDE) que ofrecerá créditos por 240


millones de euros para amortiguar las secuelas económicas causadas por el covid-
19
 El Banco Europeo de inversiones ha movilizado 40,000 millones de euros para
ayudar a las pequeñas y medianas empresas afectadas
 El Banco Central europeo ofrece 750 millones de compra de deuda y la comisión
Europea flexibilizó el pacto de estabilidad
 El gobierno de Bélgica anunció un plan de rescate que describió como una
verdadera bazooka económica, su mayor distintivo fue involucrar al Banco
Nacional y a la banca, cuyo plan consiste en que las empresas tendrán acceso a
créditos por 50 mil millones de euros
 En Francia la administración del presidente Emmanuel Macron creó un fondo de
solidaridad por 300000 millones de euros conformado por recursos de la autoridad
central el gobierno regional y las más grandes firmas del país el objeto es ayudar a
las empresas más pequeñas y vulnerables

 En tanto en Holanda las ayudas salpican hasta artistas y compositores


que tuvieron que cancelar sus actividades por el coronavirus, para este grupo fue asignada
una partida exclusiva por 15 millones de euros

 Del otro lado, Reino Unido se vacunó ante el desempleo, las medidas de confinamiento
estuvieron acompañadas por la cobertura gubernamental de 80% de los salarios de los
trabajadores que padecen desempleo a causa del coronavirus, la cobertura es de hasta 3
meses y contempla un tope máximo de 2000 libras

 Como si fuera un malabarista a punto de caerse, Alemania ha diseñado una red de


seguridad que consiste en una línea de crédito nunca antes vista en época de paz, por lo
menos cuenta con 550000 millones de euros para evitar problemas de liquidez en su
tejido empresarial. El gobierno contempla un fondo de ayuda de hasta 600.000 millones
de euros, a través del cual el Estado podrá garantizar sus créditos, y para las que corren el
riesgo de quiebra, comprar participaciones en su capital. Los sectores del turismo,
servicios a las empresas o el transporte podrían ser los primeros en beneficiarse. Recibirán
una ayuda individual de 9.000 a 15.000 euros por tres meses, pero deben demostrar que
su problema de liquidez se debe a la crisis. Algunas regiones alemanas permitirán también
a sus empresas diferir el pago de sus impuestos. Alemania también financiará una seria de
medidas sociales, como el aplazamiento del pago de alquileres o una flexibilización del
recurso del desempleo parcial que debería llegar a más de 2 millones de personas.
Los enormes volúmenes de ayuda explican, en parte, la euforia de los mercados. Queda por ver
si ésta puede durar. Dos grandes incógnitas persisten. La primera es de carácter sanitario. Aunque
en Europa se han desplegado medidas drásticas, la respuesta estadounidense sigue siendo parcial.
Sólo ciertos estados se encuentran en confinamiento y no hay duda de que Estados Unidos es el
epicentro de la pandemia.

La otra incógnita es de ámbito microeconómico. A pesar de que se han implementado numerosos


mecanismos para garantizar la sostenibilidad de las empresas y evitar las quiebras en serie, no por
ello será menos violento el impacto en el volumen de negocios y los beneficios. La vuelta a la
normalidad llevará tiempo. Por tanto, aunque las valoraciones de acciones pueden parecer
atractivas a estos niveles, no cabe duda de que no serán suficientes para alimentar un aumento
sostenido, dadas las escasas perspectivas de actividad.

Si bien persiste la posibilidad de una nueva caída brusca, a nuestro juicio está limitada por las
medidas de los bancos centrales y los Estados. En cambio, los temores sobre el impacto
microeconómico pueden ser un obstáculo para una verdadera recuperación. Es probable que los
mercados sigan siendo volátiles, pero más erráticos en su dirección, sin una tendencia clara, antes
de que se disipen dichas incertidumbres. En este contexto, la movilidad será la clave del
rendimiento.

Los bancos centrales han inyectado más liquidez en el sistema, siendo la Fed la más agresiva. Con
tipos negativos o cercanos a cero en la mayoría de los países del G10, las compras de activos a
gran escala y las facilidades de financiación son las principales herramientas disponibles de los
banqueros centrales. Creemos que los bancos centrales han sido extremadamente eficientes para
facilitar liquidez y financiación en el universo de grado de inversión. Hasta ahora vemos poco
efecto fuera del investment grade, pero sospechamos que llegará.

La caballería viene en camino con financiación, liquidez y estímulos fiscales. Aunque la ejecución
del estímulo fiscal conlleva ciertos desafíos en lo que respecta a las pequeñas empresas. La pieza
que falta para cuadrar el puzzle, es una noticia positiva con respecto a los tratamientos del COVID-
19, pero esperamos que mejore en abril.

Creemos que la crisis de COVID-19 persistirá más de lo que muchos inversores sospechan y que
el daño económico será más profundo y potencialmente más duradero. Por ello, creemos que el
mejor enfoque es concentrar el capital en empresas con balances y perfiles de financiación más
sólidos y con capacidad de mantener los rendimientos de capital mejor que sus competidores.
El impacto económico será extremadamente violento ya que combina un choque de demanda y
un choque de oferta. Sin embargo, parece positivo que esto esté pasando en una economía
mundial que se está acelerando y, por lo tanto, más capaz de resistir al choque que, por ejemplo,
hace 9 meses.

Considerando la magnitud del choque y su dimensión temporal -a priori-, la clave está en las
medidas tomadas por los gobiernos para apoyar la actividad y, sobre todo, la viabilidad de los
actores económicos. A diferencia de la crisis de 2009, los gobiernos actualmente muestran una
gran capacidad de respuesta, con medidas que se implementan incluso antes de que comience el
impacto negativo en la economía. El desafío será doble: apoyar a las empresas y los hogares
durante la crisis, asegurando la recuperación más rápida y fuerte posible de la economía.

Para los bancos centrales, se trata de garantizar la liquidez de los mercados financieros y evitar
que los flujos de financiación a las empresas no se agoten, asegurando así la liquidez de los
bancos. Para los gobiernos, el primer paso será compensar la pérdida de ingresos de los hogares y
las empresas; y garantizar préstamos a las empresas. En el muy corto plazo, la prioridad es evitar
quiebras, por medio de la extensión de plazos o préstamos puente. La capacidad de hacerlo para
todas las empresas afectadas y, en muy poco tiempo, sigue siendo incierta.

El mercado está preparado para este tipo de datos, que no generarán optimismo, pero no tienen
por qué ser catalizador para caídas adicionales. La clave, no es tanto como de profunda será la
contracción del 1S’20, sino en qué magnitud las medidas de confinamiento tienen éxito y cuánto
ayudan a recuperar el crecimiento las medidas monetarias y fiscales adoptadas. La posible
recuperación “V” a partir de 2S’20.

Lo que está ocurriendo es, sin duda, un shock externo para el que ni organismos, gobiernos ni
empresas estábamos preparados.Las noticias empresariales y económicas a corto plazo van a ser
muy malas, tal y como hemos visto en China con el peor dato en los últimos 50 años. Por otra
parte, los mercados financieros han sufrido caídas de casi el 40% en el caso europeo, lo que
históricamente coloca esta crisis en una de las peores sufridas jamás.

Entre las compañías más perjudicadas hay que señalar las empresas más endeudadas y con mayor
apalancamiento operativo. Otras compañías, con poca deuda y un mejor posicionamiento, no
deberían estar tan afectadas. En palabras del gestor: aquí, más que nunca, el análisis de compañías
y la gestión activa son elementos muy diferenciales que deberían ayudar a obtener mejores
resultados.

Lo único que sabemos ahora mismo es que el punto de partida actual es mejor que en otras crisis
debido a la ausencia de desequilibrios, ya que las finanzas del sector privado están en orden, a
diferencia de otras crisis.
Una reflexión optimista: una vez que el virus esté controlado y si no ha habido mucho daño
económico, podría haber subidas importantes y rápidas en los mercados. Nos situaríamos en un
escenario con unos estímulos fiscales y monetarios sin precedentes que llevaría a una apreciación
importante de las bolsas, como pasó en 1998 donde la intervención de LTMC provocó una subida
en los mercados financieros.

El impacto del virus ha avanzado rápidamente y ahora se espera que cause una crisis global,
pero la cuestión clave en esta recesión no es si las ganancias de las empresas caerán, sino si
necesitarán nuevo capital. Además, los expertos señalan que la desaceleración ya está en las áreas
más cíclicas del mercado, algo que contrasta con la recesión de 2008/9 que pilló por sorpresa al
mercado.

El segundo punto clave es cómo tratarán los gobiernos de mitigar el impacto de una crisis, ya que,
en las más recientes, la respuesta ha sido recortar los tipos de interés para ayudar a las empresas y
a las personas a pagar sus deudas y estimular la demanda, como ya hizo ayer el Banco de
Inglaterra y que le deja con muy poco espacio para recortar aún más. Así, los gobiernos tendrían
que abordar el impacto del coronavirus a través de la expansión fiscal, algo totalmente diferente
de todo lo visto en el pasado reciente, aunque no esta claro cual sería el impacto.

n los últimos días, este impulso ha permitido que varios emisores de EE.UU. y Europa empiecen a
aprovechar el mercado de nuevo, lo que supone un avance positivo en un segmento clave y todo
gracias a la acción de los bancos centrales. Sin embargo, la liquidez en los mercados de deuda de
países emergentes y de high yield sigue siendo escasa, aunque se están beneficiando de la
normalización en otros segmentos.

Los mercados se han tranquilizado por la estrategia que busca «lo que sea necesario», promovida
por los bancos centrales y los planes de estímulo masivo de los gobiernos de Estados Unidos y
Europa. Estados Unidos, por ejemplo, han lanzado su mayor paquete de estímulos y ya están
pensando en seguir con otro. La mera determinación de los organismos monetarios y fiscales de
hacer frente a una crisis sin precedentes ha mejorado sin duda.

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