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UNIVERSIDAD DEL VALLE

Escuela de Ciencias del Lenguaje


Curso: Introducción al estudio del Lenguaje.
Estudiante: Yefri Amú Obregón.
Profesora: Luis Emilio Mora Cortes.
Tema: Exposición – “Lengua y cultura: la etnolingüística”; presentada por: Tatiana
Buitrago Valencia y Brigitte Daniela Cardona Trujillo.
Actividad: Resumen de “Lengua y cultura: la etnolingüística”.

RESUMEN.

La cultura, es la naturaleza tanto de las cosas como de las personas, pues se sabe que es gracias a
esa cultura con la que nosotros contamos, que tenemos tantas cualidades personales y formas de
realizar cosas. En el caso de la lengua, esa cultura nos ha brindado las herramientas para poder
ejercer el ejercicio del habla de la manera correcta en relación con el grupo social al que siempre
hemos pertenecido.
Desde el momento en que nacemos adquirimos una lengua, que no desarrollamos si no hasta el
momento en el que crecemos lo suficiente para ser capaces de comprender el uso adecuado que se
le debe dar, lo anterior, no significa que antes de aprender a utilizar nuestra lengua de la manera
adecuada no seamos capaces de transmitir mensajes o darnos a entender, pues siempre existen
esas formas de referirnos a algunas cosas, más comúnmente por su sonido, cuando somos
pequeños.

Usualmente, cuando conocemos palabras y sabemos cómo relacionarlas de muchas formas con
muchos de los objetos, seres vivos y/o palabras existentes es cuando se hablara de categorías. Pues
estas no son más que una fuente de conceptos que se deben usar unos en relación con otros y por
lo tanto generar un vínculo entre estos.

Cuando hablamos del relativismo lingüístico, hablamos de la lengua a la que pertenecemos que nos
hace pensar de una forma determinada siendo la lengua la que en ese punto nos limita. De este,
hace parte también las categorías (que definimos anteriormente). De una forma más extrema,
también se le conoce como determinismo lingüístico, la definición más resumida que se le puede
dar es “la lengua determina el pensamiento”, y básicamente lo que eso quiere decir es que, como
individuos, la única opción que tenemos es darles uso a las categorías originales de nuestra lengua.
Si por algo el relativismo lingüístico se caracterizó, fue porque en un principio, fue motivo de burlas
y muchas confusiones en su uso, logrando con eso que aun sigan existiendo tabúes sobre ellas.

Muchas veces, los hablantes de una lengua, solemos cuestionarnos con respecto a la estructura de
esa lengua, el nombre que se da a este análisis es categorías cognitivas, y son básicamente hacer
esas preguntas con respecto a las estructuras de nuestra lengua, pero no con respecto a la causa u
origen de estas.
Está por ejemplo el caso de los hablantes de la lengua hopi, que creen plenamente en que las nubes
son animadas, gracias a su sistema lingüístico, esto nos puede claramente dar algunas pistas
respecto a un sistema de creencias que son derivadas inicialmente por su cultura o por su origen, lo
que las hace estrictamente privadas de la cultura nuestra.

Con respecto a las categorías sociales, que son comúnmente utilizadas por todos, se dan cuando
nos referimos a ciertas personas, no por su nombre si no por parentesco social o el tipo de relación
que compartimos con ellas. Las categorías sociales evitan que sea más difícil el relacionarnos con
los demás, haciendo de su descripción, una tarea más fácil.
La forma en la que nos relacionamos con los demás, teniendo o no un vínculo social, da paso a que
digamos las palabras que se utilizan para un fin determinado. Muchas veces las relaciones sociales
suelen tener o manejar cierta desigualdad entre ambos individuos, entonces cuando son los títulos
o rango social, nos relacionamos primero llamándolo por ejemplo “Dr/Dra” y luego su nombre.

Cuando hablamos de géneros nos podemos referir a dos cosas, primero están los géneros biológicos
a los que nos referimos cuando hablamos de qué es un “macho” o que es una “hembra” y que se
utilizan inicialmente para reconocer las diferencias entre ambos sexos. Aparte, también contamos
con el género gramatical en el que básicamente se busca señalar la diferencia que existe entre
“femenino” y “masculino”. Hoy por hoy, es normal escuchar a otros hablar de un tercer género, que
es el género social, y que principalmente consiste en establecer esas distinciones que hay entre
“hombre” y “mujer”, y después generar una clasificación social entre ambos.

Es muy común que para referirnos a un género biológico determinado utilicemos un distintivo en
particular, para cumplir con la regla de clasificación. Sin embargo, en muchos idiomas y culturas,
vemos como existen variantes que establecen que algunas palabras deben ser dichas solamente por
hombres y otras solamente por mujeres, y no siempre se llevan a cabo al igual que muchas otras
personas o en culturas lo hacen; así como muchas culturas están en constante cambio social, hay
otras que cuentan con razones más sentimentales, que evita su evolución constante.
Pero la diferencia no se queda solamente en el aspecto lingüístico, pues aparte de eso son muchas
más las cualidades que ambos géneros comparten o por otro caso, en lo que jamás pueden coincidir.

En cuanto a las formas de hablar de cada género, es muy común decir que los hombres cuentan con
una voz más ruda que la de la mujer, lo que no es mentira, pero que son muchos más los rasgos
detrás de cada aspecto. Así mismo hay ocasiones en que las mujeres, al tener un muy buen tono de
vos, refiriéndonos a que sus cuerdas vocales pueden ser un poco más fuertes que las de un hombre,
es cuando realmente podemos ver ese cambio en el patrón que ya había sido previamente
constituido. Cuando hablamos de tono, nos referimos a la vibración que se produce como efecto de
las cuerdas vocales. El tono en las mujeres se caracteriza por ser de manera ascendente.
Otra característica que es fundamental resaltar es el hecho de que las mujeres suelen utilizar más
formas interrogativas en su lenguaje, en cuando al hombre, en caso del hombre no es tan constante,
aparte se puede señalar como también las respuestas de parte de los hombres suelen ser un poco
más prolongadas en comparación con las de una mujer.

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