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Desafíos del Joven cristiano en el mundo de hoy

Por Marcos González

for(int i =18; i< 65; i++)


{
Encontrar un buen trabajo;
Ahorrar dinero;
Tener el último celular de moda;
Viajar por el mundo;
Repeat;
}

Hoy en día es común encontrarse con jóvenes pregonando este mensaje. El mensaje que se enorgullece por
estar “invirtiendo” su vida y dinero en experiencias. Experiencias que traen felicidad o bienestar personal,
el cual no sigue el camino tradicional de la casa propia, el automóvil o el matrimonio. Es el nuevo
“evangelio” entre los jóvenes. Un evangelio que te promete realización personal y la salvación de lo que
muchos llaman el mainstream.

De alguna manera observo al mismo tiempo que muchos de los jóvenes cristianos han tratado de seguir
esta línea. Estudiar una buena carrera profesional, ahorrar para los congresos y conciertos, hacer uno que
otro curso o capacitación en un especial que pueda hacerte sentir que estás cumpliendo con tu misión
como discípulo de Cristo.

De alguna manera la cultura cristiana tiende a imitar la cultura del mundo, con la diferencia que al mismo
tiempo agregamos a Jesús en la ecuación. Y de alguna manera mágica, las actividades se transforman en
algo aceptable y agradable para nosotros. Así es como se han llegado a acuñar términos tan extraños como
Youtubers cristianos, Discotecas cristianas dentro de las iglesias, bares cristianos, entre otros ejemplos.

No te confundas. No estoy criticando estas actividades en sí mismas y de hecho no estoy en contra de ellas.
Lo quisiera hacer notar es que ninguna de estas actividades reemplaza el verdadero llamado del
discipulado. Después de todas estas actividades, la insatisfacción trasciende. El vacío queda después que
volvemos a casa. Cuando acaba el concierto o cuando ya no escuchamos a nuestra banda favorita. Cuando
terminamos de leer el último libro que lanzó nuestro autor preferido. Nos volvemos a preguntar de qué se
trata todo esto.

Y no es que Cristo no sea suficiente. Es que no estamos viviendo como fuimos llamados a vivir. Estamos
simplemente mudando de una cultura secular a una pseudo-cultura alternativa.

Cuando pienso en los desafíos del joven cristiano en el mundo de hoy, pienso en esto. En el mismo desafío
que ha estado presente durante todas las épocas desde que Jesús vino a la tierra. La Biblia lo describe con
estas palabras:

No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme
en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad
de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2 (NTV)

El desafío es a vivir un evangelio relevante y transformador. Un evangelio que no se conforma con cumplir
reglas, ritos, actitudes, costumbres o actividades. Que no se encierra entre cuatro paredes y que no se
conforma con ser una buena persona o un buen cristiano. El desafío es a dejarse transformar por Dios.
Dejar que el transforme nuestra mente, nuestra forma de pensar y ver las cosas. A aprender y conocer lo
que Él desea de nosotros.

Esto no se alcanza solamente siguiendo una religión. No se alcanza simplemente siendo un fan de Jesús.
No nos equivoquemos. El llamado sigue siendo el mismo. Es un llamado a establecer una relación de
intimidad con nuestro Creador. Una relación profunda y fuerte, en donde podamos escucharlo claramente
y dejarnos transformar por Su Presencia día a día.

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