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José Matías Delgado y de León 

(San Salvador, 24 de febrero de 1767 - ibídem, 12 de


noviembre de 1832) fue un eclesiástico y político salvadoreño. Realizó sus estudios en
el Seminario Tridentino de Guatemala y en la Real y Pontificia Universidad de San Carlos
de Guatemala, donde obtuvo el grado de Licenciado y Doctor en Cánones. En San
Salvador, participó como uno de los principales líderes del fallido movimiento
independentista del año 1811, y el año 1821 fue uno de los firmantes del Acta de
independencia centroamericana como miembro de la Diputación Provincial de Guatemala.
Con la anexión de las provincias centroamericanas al Imperio mexicano de Agustín de
Iturbide, también encabezó la oposición a la anexión incondicional de la provincia
salvadoreña. Tras la abdicación de Iturbide, Delgado fue elegido como el presidente de la
Asamblea Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América, y posteriormente
logró ser investido como nuevo Obispo de la Diócesis de San Salvador por parte del
gobierno de su país, hecho por el que sostuvo una fuerte polémica con el arzobispo de
Guatemala Ramón Casaus y Torres.
Durante la presidencia de Manuel José Arce en la República Federal de Centro América,
Delgado, aparte de disputar contra las autoridades federales junto a los liberales
salvadoreños y guatemaltecos, tuvo un papel determinante en la solución pacífica de la
primera guerra civil de la región. Después de su fallecimiento fue reconocido como
«Benemérito de la Patria» por parte de la Asamblea Legislativa de El Salvador, y también
es considerado como un Prócer centroamericano.

Índice

 1Primeros años y educación


 2Retorno a San Salvador
 3Participación en los movimientos independentistas de San Salvador
o 3.1Movimiento de 1811
o 3.2Movimiento de 1814
 4La Independencia y las Provincias Unidas del Centro de América
o 4.1La anexión al Imperio mexicano
o 4.2Presidente de la Asamblea Constituyente de las Provincias Unidas del
Centro de América
 5La cuestión del Obispado salvadoreño
 6Participación en la primera guerra civil centroamericana
 7Últimos años
o 7.1Fallecimiento
 8Reconocimientos
 9Notas
 10Referencias
o 10.1Bibliografía

Primeros años y educación[editar]


Los ascedientes de José Matías Delgado, por la línea paterna, eran originarios de
la provincia de Burgos, aunque Alonso Delgado y Guzmán, nacido en Polán, provincia de
Toledo, fue el primero en arribar al continente americano en el siglo XVII.1Alonso Delgado
procreó a Sebastián Delgado, padre de Pedro Delgado Matamoros, oriundo de Panamá y
fundador de la familia Delgado en la ciudad de San Salvador; ya que allí contrajo nupcias
con Mariana de León Mejía y Lobato Suárez en 1760.123Ella era descendiente de Sancho
de Barahona, acompañante de las expediciones de Hernán Cortés y Pedro de Alvarado.1
En San Salvador, Pedro Delgado fungió como alcalde ordinario de primer voto, regidor y
alférez real en 1797.4El matrimonio procreó siete hijos: Manuel, Miguel, José Matías,
Josefa, Juan, Francisco y Mercedes.5

Un joven José Matías Delgado, Dr. Delgado es descrito por su contemporáneos como una persona
hábil, inteligente, ambiciosa con una gran capacidad para mover las masas

Dentro de este entorno, es probable que José Matías creciera en un ambiente de holgura
económica, pues se sabe que la familia poseía bienes inmuebles tanto dentro como fuera
de la ciudad.4Sin embargo, el capital familiar era más bien «modesto»,6 comparado con el
patrimonio de los «peninsulares». De su infancia se conoce poco,4aunque existe un
testimonio de Pedro de Avellaneda de la época en que Delgado optaba a las órdenes del
diaconado. Avellaneda, quien le conocía desde niño, describe lo siguiente:
«...siempre fue muy moderado, recogido, obediente y de una conducta ejemplar, y que jamás ha
sabido se diga de él cosa que desdiga a las buenas costumbres, y santo temor de Dios».4

En una edad no determinada, Delgado estudió en el Colegio Tridentino de Guatemala,


probablemente por medio de una beca real otorgada por el arzobispo de Guatemala
don Cayetano Francos y Monroy. Allí obtuvo la calidad de pasante en leyes.4Continuó sus
estudios en la Real y Pontificia Universidad de San Carlos de Borromeo en Guatemala,
como era usual para alguien de su condición económica. Es posible que lograse su
ingreso por medio de una capellanía.7 En ese recinto recibió el grado de bachiller en
Filosofía, estudió además Sagrados Cánones y Leyes, y por un año Teología Moral; su
participación fue tan relevante que en más de una ocasión sustituyó a los profesores en las
cátedras.7Cabe agregar que, para esa época, en ese centro de estudios había disminuido
la influencia clerical gracias a las Reformas borbónicas.8 Se sabe también que trabajó en el
bufete de don Manuel Talavera, abogado de la Real Audiencia. Para junio de 1794, era
clérigo en órdenes menores y posteriormente solicitó ante el deán y gobernador del
arzobispado la obtención de las órdenes de subdiaconado y diaconado.7
Para ese tiempo le faltaba un poco más de un año para obtener el título de Licenciado y
Doctor en Cánones, por lo que mandó un memorial al rey Carlos IV solicitando la dispensa
para graduarse antes de los cuatro normales, ya que deseaba retirarse a San Salvador y
ordenarse sacerdote, «para obviar el perjuicio que le seguiría de tener que volver a
Guatemala». El rey concedió todo lo solicitado.7

Retorno a San Salvador[editar]


Para el año 1795 regresó a San Salvador y su estadía duró un año, durante el cual se
concentró exclusivamente en las actividades religiosas.9A finales de 1798 resultó
nombrado como cura de la parroquia del Salvador del Mundo.9En ese tiempo, dicho templo
se encontraba dañado desde el terremoto de 1775, y él mismo apadrinó la idea de
reconstruirlo, lo cual llevó a cabo en 1802; de acuerdo al libro El Padre Delgado de Alberto
Luna: «...entre él y su familia donaron a la iglesia la suma de veinte mil pesos y, concluidos
que fueron, acudió a la caridad pública, que no lo abandonó en ningún momento, viendo
que el óbolo era empleado honradamente. Él mismo trazó e hizo ejecutar los planos…».9
El templo fue bendecido en junio de 1808, pero aún quedaba pendiente pagar las sumas
debidas a los obreros y otros gastos. Para solventarlas, Delgado vendió su derecho de
herencia en una hacienda, y no siendo suficiente, tuvo la intención de vender su biblioteca,
pero fue persuadido por Silvestre García de la tercera orden franciscana quien liquidó la
suma restante.9Para el investigador Mauricio Domínguez T.: «Delgado logró la
colaboración total de los habitantes de la provincia, prueba irrefutable de que su
popularidad era absoluta».10Por otra parte, también se afirma que Delgado era miembro de
la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri.3

Participación en los movimientos independentistas


de San Salvador[editar]
Delgado era el oráculo del pueblo salvadoreño, y el árbitro de
sus cuestiones. Rodeado de multitud de personas que
incesantemente le consultaban sobre todas las materias,
parecía uno de aquellos sabios de la Universidad de Bolonia,
en cuyas manos las ciudades Lombardas ponían sus más
arduas cuestiones.

—Lorenzo Montúfar.11

Movimiento de 1811[editar]

Cuadro del pintor chileno Luis Vergara Ahumada de 1957, que muestra el Primer Grito de
Independencia de Centroamérica en San Salvador. En primer plano el padre Delgado con el brazo
derecho extendido.

En la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, se desarrolló el pensamiento
marcado por el racionalismo, que en España coincidió con el auge del Despotismo
ilustrado.12En América, los sucesos de la independencia de los Estados Unidos y
la Revolución Francesa, influyeron en el pensamiento de los criollos. Además, un hecho
fundamental que repercutió en las posesiones españolas americanas fue la imposición
de José Napoleón como Rey de España en 1808, que desencadenó la resistencia del
pueblo español, la formación de Juntas Patrióticas, y el surgimiento de la Junta Suprema
Central que el 1809 invitaba a las Cortes de Cádiz, órgano que reconocía a los americanos
como parte del gobierno español; una circunstancia que afirmaba el sentimiento libertario
en el continente.13
Los criollos de la provincia de San Salvador no escaparon a esa agitación, ya que estaban
agobiados por la crisis económica debido a la caída de los precios del añil, principal
producto de exportación del Reino de Guatemala, y del cual San Salvador era el principal
productor.14También comenzaban a cuestionarse el dominio de la metrópoli
guatemalteca en el reino.15
Los movimientos que buscaban la autonomía en la provincia salvadoreña eran liderados
por minorías cultas, entre las que sobresalían los sacerdotes. Aunque de acuerdo al
historiador Carlos Meléndez Chaverri, ellos decidieron confiar la acción política a los
criollos seglares, prevenidos de la muerte de Miguel Hidalgo y Costilla, en el Virreinato de
Nueva España.1617Sin embargo, los religiosos enfrentaron la censura de las autoridades
eclesiásticas de Guatemala, quienes consideraban su conducta como herejía.16 Por otra
parte, varios de esos líderes independentistas estaban unidos por lazos familiares: el
mismo Delgado era tío de Manuel José Arce, y guardaba parentesco con la familia Lara y
Aranzamendi, y era primo de los hermanos Aguilar.18En contraposición a sus aspiraciones,
los insubordinados salvadoreños tenían a las autoridades del reino encabezadas por la
alianza del capitán general José de Bustamante y Guerra, y el arzobispo Ramón Casaus y
Torres.17
En la Intendencia de San Salvador, los criollos tomaron la decisión de buscar la autonomía
el año 1811. Un detonante fue el apresamiento del religioso Manuel Aguilar en Guatemala,
y el comparendo de su hermano Nicolás ante las autoridades eclesiásticas; además se
esparció el rumor que el cura Delgado estaba amenazado a muerte, por lo que la
población se organizó en grupos para defender su persona.19 Para el investigador José
Guandique, Delgado y Manuel José Arce se convertirían en el «binomio rebelde» de los
acontecimientos posteriores.20
El día 5 de noviembre de ese año, los insurgentes decidieron tomar presos a los españoles
de San Salvador. De acuerdo a testimonios, en la residencia del cura Delgado se reunían
los sediciosos, y su autoridad se advierte en un llamado que dirigió al corregidor Morales
ante un reclamo de Pedro de Alda, por el apresamiento de un sujeto de apellido Gutiérrez
por parte de los amotinados. En un primer momento, Morales se había negado a
presentarse por sus muchas ocupaciones, pero acudió ante una esquela del cura
Delgado.21
Tras asumir el poder los rebeldes ese mismo día, el nombre de Delgado aparece
nuevamente demandando la entrega del bastón de mando a Rossi Rubí, comandante del
escuadrón de Dragones; quien desatendió la petición. Asimismo, fue también relevante su
predicación para que el amotinamiento no se degenerara en violencia.22Para la
investigadora María López Velásquez, su posición contrastaba con la de Arce quien
predicaba la lucha armada, pues la del sacerdote, por el contrario, era un «protesta
pacífica, menos frontal, y sin derramamiento de sangre».23A pesar de todo, la revuelta no
halló respaldo en el resto de la provincia, por lo que la sublevación acabó en fracaso.
Para acabar con la insubordinación de manera pacífica, las autoridades del reino
decidieron enviar una comisión desde la ciudad de Guatemala. Los salvadoreños también
organizaron una representación para las conversaciones, de la cual Delgado formó parte.24
Una vez calmada la situación, el 22 de diciembre de 1811 Delgado expresó en un
discurso:
«Oid, en este sagrado lugar la voz consoladora de vuestro párroco. Yo que os he acompañado en
todas vuestras tribulaciones, que no os he desamparado aun en los momentos más amargos, que
siempre me visteis con vosotros en las calles, en las Plazas, en las habitaciones domésticas, en
este sagrado templo implorando las clemencias del Señor. Que arrastrado del torrente impetuoso de
las convulsiones populares que desgraciadamente arrastraron a esta ilustre Ciudad en los aciagos
días 4, 5 y 7 de noviembre, corría de un lugar a otro infatigable y activo, por dar ejemplo de
moderación a los unos, dirección a los Magistrados, y consolación a los afligidos …Escuchadme,
hijos míos, escuchadme atentos y sosegaos...Hombres atrevidos os han deslumbrado con falsas
ideas de bienes aparentes y os condujeron al precipicio. La mano bienhechora del Omnipotente os
salvó, la Muy Noble y Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros tomó en consideración vuestros
males y se encargó de su remedio…»25

De acuerdo al historiador Chaverri, Delgado debía dar ejemplo de «moderación, respeto, y


hermandad cristiana»;25 también José Guandique declara que Delgado conocía «el terreno
y decidido a la prosecución de la lucha», mantuvo «sus propósitos sin ofender a los
poderosos en turno».26Por el contrario, otras opiniones expresarían que sus palabras iban
en contra de los rebeldes y el intento de sublevación.25 Sea como fuere, Delgado, por
medio de solicitud del capitán general Bustamante al Arzobispado guatemalteco,27 terminó
confinado por un tiempo en la Ciudad de Guatemala.24

Movimiento de 1814[editar]

Portada de la primera edición de la Constitución de Cádiz.

El año 1812 entró en vigencia la Constitución de Cádiz que contenía un espíritu liberal, y


que además otorgaba autoridad a los ayuntamientos americanos.28 El mismo Delgado
pronunció un sermón el 8 de octubre de ese año cuando se juró la constitución en San
Salvador.29
Uno de los puntos de trascendencia de la Ley Fundamental, era la erección de
Diputaciones Provinciales, por lo que dos de ellas fueron establecidas en el Reino de
Guatemala: una en la misma provincia de Guatemala, que comprendía a Comayagua y
San Salvador, y la otra en León. Delgado integró la diputación guatemalteca junto a
Mariano García Reyes, José María Pérez, José Simeón Cañas, Eulogio Correa, Bruno
Medina y Mariano Pavón; la diputación fue instalada el 2 de septiembre de 1813.2827Para el
mes de noviembre, Delgado resultó elegido como rector de la Universidad de San Carlos,
cargo en el que se mantuvo hasta el 10 de noviembre de 1814.30
A principios de ese año, en la provincia de San Salvador estalló una nueva insurrección.
Nuevamente el cura Delgado era objeto de rumores, cuando el 5 de septiembre de 181331
se difundió la noticia que se encontraba «con un par de grilletes» en Guatemala, por
órdenes de Bustamante y Guerra.32 El entonces intendente de San Salvador, José María
Peinado, trató de calmar la situación e instó a los pobladores de San Salvador que
esperasen el correo de Guatemala para confirmar las noticias; pero los vecinos también le
reclamaban que él mismo había faltado a la seguridad del religioso, ya que estaba alojado
en Guatemala en una casa de la familia del intendente.32
El correo ordinario de la capital era esperado el día seis, y arribó alrededor de las once la
noche. Aunque no escribió de su puño y letra, en una comunicación aparecía una posdata
del cura, lo cual ayudó a calmar los ánimos.32No obstante, las sospechas continuarían
acechando al religioso, pues el mismo Bustamante expresaría en una carta dirigida al
gobierno español, que el sacerdote era acusado por los europeos de ser cómplice en la
preparación de los levantamientos.33
Precisamente, la rebelión ocurrió el día 24 de enero de 1814. En esa ocasión, su hermano
Miguel Delgado estuvo involucrado en los hechos,34ya que en la casa de habitación de los
Delgado fue encontrada una carta dirigida a José María Morelos, que contenía el borrador
de un bando y capítulos de la Constitución «que se deseaba implantar», y la cual era
firmada por los sublevados, entre ellos Miguel.35Él acabaría en prisión junto a Juan Manuel
Rodríguez, Santiago José Celis, y Crisógono Pérez, entre otros.36 Ante la situación política,
el propio Delgado quiso dirigirse a su ciudad para intentar aplacar los ánimos, pero su viaje
fue impedido por las autoridades guatemaltecas quienes consideraban que su intervención
podría ser contraproducente, debido al involucramiento de sus parientes.36Pese a todo,
esta nueva insurrección terminó en fracaso y muchos de los involucrados terminaron
presos.36
Ese mismo año, la Constitución de Cádíz fue derogada el día 4 de mayo por el
rey Fernando VII.28Como consecuencia de la derogación, el diputado a las Cortes por parte
de Guatemala, el canónigo Antonio Larrazábal, acabó también preso.37Para pedir su
liberación, fue elevada una súplica al rey Fernando VII por parte del claustro pleno de la
Universidad de San Carlos de la que formaba parte Delgado, como su rector.38

La Independencia y las Provincias Unidas del Centro


de América[editar]

José Matías Delgado al momento de firmar el acta de independencia centroamericana, en una


representación de la reunión del 15 de septiembre de 1821 del pintor chileno Luis Vergara
Ahumada.

Para el año 1820, la Constitución de Cádiz fue puesta nuevamente en vigencia, debido a
los acontecimientos provocados por Rafael del Riego en el mes de enero; además, se
reinstalaron las diputaciones de Guatemala y León el día 13 de julio de ese año. José
Matías Delgado integró la Junta Consultiva Provincial junto a José Simeón Cañas, Mariano
Beltranena, José Valdez, José Antonio Rivera Cabeza de Vaca, y José Mariano Calderón,
previo al establecimiento de la constitución en la región el día 26 de ese mes.39
Sin embargo, para el año 1821 se tuvo noticia en el Reino de Guatemala la proclamación
del Plan de Iguala en el Virreinato de Nueva España en el mes de febrero, y en el cual se
declaraba la independencia del Imperio español. También Ciudad Real de Chiapas se
declaró independiente en agosto. Ante los hechos, Gabino Gaínza, que se encontraba al
frente de la Capitanía General de Guatemala, se vio presionado por los independentistas
centroamericanos para proclamar la independencia de inmediato.4041
Por su parte, la Diputación Provincial de Guatemala pidió la convocatoria a una junta de
todas las autoridades y funcionarios de la ciudad; reunión llevada a cabo el día 15 de
septiembre de 1821, y en la que se redactó el Acta de Independencia de Centroamérica.
Delgado, parte del llamado grupo «republicano» o «liberal»,42 fue uno de sus firmantes
como miembro de la Diputación.4043Él resultó también elegido miembro de la Junta
Provisional Consultiva, como representante de San Salvador,44 formada tras la firma del
acta de independencia.
En San Salvador se conoció del acta de independencia el 21 de septiembre, y durante los
días siguientes existieron muestras de júbilo. En el mando de la provincia se
encontraba Pedro Barriere, quien tuvo reticencia en nombrar a las nuevas autoridades, por
lo que repelió con la fuerza a los salvadoreños y mandó a apresar a reconocidas
personalidades como Juan Manuel Rodríguez, Manuel José Arce y Domingo Antonio de
Lara.45
Al saber de los sucesos en San Salvador, el día 27 de octubre la Junta Consultiva nombró
a José Matías Delgado como Intendente de la provincia,27 para que calmase los ánimos y
asumiera «el mando político y obrar en lo militar como lo exigieran las circunstancias».4647
A su paso por Santa Ana, puso en libertad a los Arce, Rodríguez y Lara quienes eran
conducidos presos a Guatemala, y al llegar a San Salvador, Barriere dejó el mando de la
provincia, y las tropas de voluntarios realistas fueron desarmadas y licenciadas. De
acuerdo a la investigadora Xiomara Avendaño, los salvadoreños decidieron organizarse
como Diputación Provincial de acuerdo a la Constitución de Cádiz, y resultaron elegidos
como representantes de las elites municipales el mismo Arce, Juan Manuel
Rodríguez, Sixto Pineda, Antonio José Cañas, Manuel Molina y Cañas, y el
presbítero Basilio Zeceña, quienes acompañaron a Delgado como Intendente presidente.27
4748
El nuevo gobierno salvadoreño tomó posesión el 28 de noviembre.49
Sin embargo, Delgado sostuvo una controversia con sus compatriotas cuando trató de
mantener al comandante Domingo Viteri, remanente del antiguo régimen, ya que confiaba
en su fidelidad; pero personalidades como Juan Manuel Rodríguez, Antonio José Cañas, y
Manuel José Arce, refutaron la decisión y terminaron imponiéndose, alegando la falta de
confianza y el deber de destituir a los «enemigos de la libertad».50

La anexión al Imperio mexicano[editar]

Agustín de Iturbide.

A pesar de la nueva situación política, existía en las autoridades de las provincias


centroamericanas la indecisión, ya que unas se avocaban por la independencia total y
otras adoptaban el Plan de Iguala y la sumisión al Imperio mexicano de Agustín de
Iturbide. Precisamente, Gaínza supo de la invitación de Iturbide el día 27 de noviembre
para que el Reino de Guatemala formase, junto a México, «un grande imperio», ya que
Guatemala, según reporta Alejandro Marure, «se hallaba todavía impotente para
gobernarse por sí misma».51 También anunciaba la aproximación de un «ejército de
protección»,51cuya misión era «proteger con las armas..los amantes de su patria».52
De hecho, la facción anexionista al Imperio mexicano, compuesta por aquellos que
deseaban mantener la hegemonía en la región tras la independencia, empezaba a
imponerse en Guatemala, ya que temían que el congreso centroamericano estipulado por
el acta de independencia del 15 de septiembre, el cual debía «decidir el punto de
independencia general y absoluta» (art. 2), fuera contrario a sus intereses.53Mediante una
consulta a los cabildos abiertos, el día 5 de enero fue decretada la anexión por la Junta
Consultiva, la cual quedó disuelta posteriormente.51Sin embargo, únicamente los cabildos
de San Salvador y San Vicente manifestaron plenamente su oposición.54
Días antes, y en vista de la situación inestable en las provincias, el gobierno presidido por
Delgado había enviado una invitación a las Provincias de León y Comayagua el 25 de
diciembre de 1821 para unirse a San Salvador y así formar una especie de «entidad
tripartita».5556De igual manera el ayuntamiento de San Salvador había expresado su
posición de resolver su destino por medio de un congreso nacional centroamericano, como
único facultado para resolver sobre el asunto.57
El 11 de enero de 1822 los salvadoreños manifestaron que el ayuntamiento y pueblo
nunca había «pensado adoptar otro sistema de gobierno que no sea el republicano» y
abogaron por la reunión de los diputados para resolver «la suerte de la provincia».58
Delgado, ya como Presidente de la nueva Junta Gubernativa,59 envió una nota a Gaínza
en la que le exponía «el peligroso estado de venir a una funesta anarquía a consecuencia
de la extraordinaria novedad con que se les había sorprendido, mandando que los cabildos
en consejo abierto decidan sobre la agregación a México cuando trataban de elegir sus
diputados para el Congreso».60
Durante los meses siguientes, Delgado, junto a Manuel José Arce, encabezaron la
resistencia a la resolución del 5 de enero.61Además el mismo Delgado comenzó a enviar
manifiestos y oficios a los demás partidos de la provincia excitando a la separación de
Guatemala.62También la Junta salvadoreña decidió erigir un Obispado en la Provincia.63
Como consecuencia, y debido a su participación política, el religioso era acusado de
herético.61
La ofensiva desde Guatemala para someter a San Salvador empezó con el despliegue de
las tropas al mando del sargento mayor José Nicolás de Abós y Padilla, que trabó batalla
con las huestes salvadoreñas comandadas por Arce, quien triunfó en la batalla de Llano El
Espino. Otra ofensiva al mando de Manuel Arzú, a pesar de arribar a San Salvador, no
pudo consolidar la ocupación. Para cesar las hostilidades, se firmó un convenio el 10 de
octubre de 1822 entre representantes salvadoreños y del Imperio mexicano, pacto en el
que se reconoció la voluntad de las provincias que se habían sometido a México y también
a las que deseaban sujetarse a San Salvador.64 Al final el acuerdo quedó a la discreción
Iturbide, quien tomó como disensión la conducta de San Salvador y ordenó su
sometimiento.65
Vicente Filísola comandó las tropas imperiales mexicanas sobre San Salvador, pero el 12
de noviembre el gobierno salvadoreño acordó la incorporación al Imperio mexicano.66Sin
embargo, su cumplimiento se haría efectivo a condición de que se suspendiera la marcha
de los militares, así como se reconociera la erección de la silla episcopal. Además
mantendrían el armamento y dependerían de un gobierno central.67 Filísola interpretó esto
como una dilación, por lo que declaró nula la resolución y reclamó la jurisdicción al
Imperio;68 ante los hechos, los salvadoreños declararon nula la incorporación al Imperio
mexicano y acordaron la incorporación a los Estados Unidos el día 2 de diciembre.68La
declaración no detuvo a Filísola, que después de ocupar Mejicanos, el 9 de febrero de
1823 tomó San Salvador. Allí tuvo contacto con los dirigentes salvadoreños, entre ellos
Delgado, quien terminó confinado en una de sus haciendas. A pesar de los
acontecimientos, Iturbide abdicó al trono el 19 de marzo, por lo que Filísola decidió
convocar el congreso establecido en el acta del 15 de septiembre.67

Presidente de la Asamblea Constituyente de las Provincias


Unidas del Centro de América[editar]
Escudo de las Provincias Unidas del Centro de América.

Delgado tuvo la gran satisfacción de presidir el Congreso que proclamó la independencia de


Centroamérica a partir del 1 de julio de 1823. Al año siguiente se vio la Constitución de las
Provincias Unidas de Centroamérica, República federal, que aglutinaba a los cinco Estados de
Centroamérica.

Tras la convocatoria de Filísola, la provincia salvadoreña nombró a sus representantes.


Por San Salvador fueron elegidos José Matías Delgado y José Antonio Jiménez y
Vasconcelos en calidad de diputados propietarios, y como suplentes Pedro José Cuellar y
Juan Francisco Sosa.69 El 24 de junio de 1823, quedó instalada la Asamblea Constituyente
de Centro América y el mismo Delgado resultó elegido como su Presidente con un total de
37 votos. La primera sesión se llevó a cabo el día 29 de junio, y Delgado expresó un
discurso que en parte reza:
Si Guatemala celebra con entusiasmo la instalación de su Congreso: si los pueblos perpetuaran
justamente su memoria ¿Con qué palabras o expresiones podré ahora manifestar tan glorioso
acontecimiento? Yo lo examino y observo en sus diversos aspectos; es propio del siglo de las luces
y del sistema general de las Américas, estaba en el orden político de su historia y era una
consecuencia tanto más necesaria cuanto más prevista; en fin es un resultado inevitable de
procedimientos tortuosos con que se cuidada evitarlo.
Mas cuando lo veo y contemplo con respecto al actual estado de nuestros pueblos, considero que a
su debilidad, abyección y miseria se añadió el desprecio, la impostura y violencia; encuentro ya en el
mismo suceso un prodigio que haciéndome prescindir de los principios de la ciencia política, lo miro
designado con el sello de Dios, porque la mano poderosa del Altísimo obra a favor nuestro. ¡Oh
Guatemala, San Salvador, Nicaragua y demás provincias del Centro de las Américas! Reconoced y
publicad a la faz del universo que la libertad era don precioso con que ha sido criado el hombre y es
tan debida a nuestra asociación; que nuestra independencia igualmente santa y costosa al volver
ambas a nuestras manos de las infames que nos la habían usurpado, es una restitución ni solo justa
por todos los títulos sino también feliz, prodigiosa y divina…70

Además, Delgado, junto a José Simeón Cañas, Pedro Molina Mazariegos, Francisco


Flores y Felipe Vega, habían realizado el dictamen relativo a la independencia absoluta de
las provincias del Reino de Guatemala.71Para el 1 de julio, fue emitida la Declaración de
Independencia absoluta de Centroamérica, que en su inicio proclama el nombre de «las
Provincias Unidas del Centro de América...»; nombre quizá derivado del discurso de
Delgado, quien se había referido a la región como «las Provincias del Centro de de las
Américas».72
Sin embargo, en los nuevos Estados era debatido el sistema que regiría a la nueva
república centroamericana, esto es, entre uno federal o centralizado. La opinión que
prevalecía en las provincias, a excepción de Guatemala, era el sistema federal similar al
de los Estados Unidos. El militar e historiador Manuel Montúfar y Coronado atribuye al cura
Delgado la definitiva adopción de este sistema, pues le acusaba de buscar el beneficio
personal para erigir la silla episcopal en San Salvador, aunque Meléndez Chaverri destaca
que la actitud de los salvadoreños «en sus luchas libertarias era móvil más que suficiente
para la adopción de un sistema por el que soñaban desde 1811».73
Sea como fuere, Delgado también participó en la redacción de las Bases de la
Constitución Federal publicadas el 17 de diciembre de 1823, como parte de una comisión
en la que también estaban Pedro Molina, José Francisco Barrundia, y Mariano Gálvez.7475
Con la instalación de la República Federal de Centro América, el general salvadoreño
Manuel José Arce quedó elegido como su presidente para el año 1825.73Asimismo, el
religioso estaría presente en el Congreso Constituyente de El Salvador instalado el 14 de
marzo de 1824,76 como representante salvadoreño ante la Asamblea Constituyente
centroamericana. Ese Congreso promulgó la primera Constitución de El Salvador el 12 de
junio de 1824.

La cuestión del Obispado salvadoreño[editar]

José Matías Delgado y de León fue elegido por la asamblea constituyente para ocupar el recién
creado obispado de San Salvador. Sin embargo, el Papa León XII, que no había aprobado el
establecimiento de un nuevo obispado en la región, lo anuló en 1826. Este enfrentamiento durará
hasta el final de la vida de Delgado.

Ramón Casaus y Torres. se mostró como férreo opositor ante la erección del obisbado de San
Salvador por el gobierno salvadoreño en 1824, el cual era encabezado por el mismo Delgado. La
resolución fue declarada ilegítima por León XII en 1826.

Una vez realizada la Independencia de Centroamérica, el dominio político de Guatemala


sobre San Salvador había disminuido, pero en lo religioso aún permanecía. Desde 1810
existía la aspiración de los salvadoreños de erigir un Obispado en la provincia —que tenía
la calidad de vicaría—,N. 1a través de la petición de José Ignacio Ávila ante las Cortes de
Cádiz, la cual no había prosperado. Para Meléndez Chaverri, ese propósito era una
manifestación del nacionalismo salvadoreño, y una medida que tendía «a hacer más
débiles los vínculos con la capital del Reino».17
Había otro antecedente de esa búsqueda de autonomía, cuando el año 1812 el gobierno
español había iniciado el trámite para la creación del Obispado, pero Bustamante y Guerra
no prestó la colaboración necesaria;77también en 1818 José Matías Delgado había sido
apoyado por los curas párrocos y sacerdotes de San Salvador para ser nombrado obispo
en contraposición al Dr. Manuel Molina, el candidato del arzobispado quien era rechazado
por su tendencia monarquista y opositora a los movimientos independentistas.78
Por otra parte, una vez terminado el dominio español los nuevos Estados americanos se
atribuían el derecho de presentación, es decir, la designación de obispos, ya que después
de la independencia en América, el patronato regio —del cual el derecho de presentación
era uno de sus privilegios— era considerado, según ellos, como insubsistente para el rey
de España, por lo que dichas prerrogativas habían sido traspasadas a las nuevas
repúblicas.79También el mismo rey Fernando VII se había mostrado intransigente ante los
Papas Pío VII y León XII a ceder cualquier privilegio del patronato.79Ante ambas posturas,
las autoridades de la Santa Sede se veían incapaces de proveer obispos a las nuevas
repúblicas.
La Asamblea Constituyente de Centro América se declaró sobre el asunto, estableciendo
que era a la nación centroamericana a quien correspondía el derecho de presentación
para las prelacías, y no a ningún Estado en particular, aunque dejaba la posibilidad de
acordar los nombramientos con la Santa Sede, situación de la que los salvadoreños no
esperaban ser beneficiados a corto plazo.80Por ello, el 27 de abril de 1824 el gobierno
salvadoreño ignoró cualquier decisión y decretó la erección del Obispado de San Salvador
y a José Matías Delgado como su obispo.81 Tras la aprobación del Gobierno, el día 5 de
mayo el Congreso Constituyente de El Salvador ratificó la decisión; por lo que Delgado
asumió el cargo el día seis.8081
En la toma de posesión el templo parroquial de la ciudad fue consagrado como Catedral,82
y además «se cantó una misa solemne por el Diputado Presbítero Pablo María
Sagastume»; también asistió José Simeón Cañas, quien «pronunció una solemne
oración».81Cabe agregar que Cañas y el presbítero Isidro Menéndez, habían sido
requeridos por Delgado para tomar la importante decisión de asumir el cargo.83Ese día el
nuevo obispo salvadoreño pidió:
...al Todo Poderoso sus oraciones para que por los merecimientos de Cristo Salvador Nuestro, me
haga digno y capaz de apacentar fiel y cumplidamente un rebaño que por tantos títulos me es del
mayor aprecio y de cuya felicidad depende la mía.N. 280

Esta resolución tenía el antecedente del 30 de marzo de 1822, en plena discordia sobre la
anexión al Imperio mexicano, ya que la Junta de Gobierno de San Salvador había dado la
siguiente resolución: «…que desde luego quede erigida en obispado y que sea el primero
que ocupe esta silla, según la voluntad general de toda la Provincia manifestada en el
mismo expediente, el señor doctor José Matías Delgado…»”.79No obstante, esa
declaración no tuvo resultados prácticos, aunque el 10 de noviembre de ese año el
congreso salvadoreño había confirmado la erección del arzobispado y a Delgado como su
obispo.79
Por su parte, el Arzobispo de Guatemala Ramón Casaus y Torres se convirtió en el más
férreo opositor de la erección del Obispado salvadoreño. Acusó a Delgado de haber
sobornado a sus electores,84y por medio de un edicto declaró nulo y sin valor la creación
de la diócesis y el nombramiento de Delgado.81Además, informó a la Santa Sede sobre el
asunto,85el cual incluyó su propia versión, ya que aseveraba que Delgado «con la ayuda de
un contingente militar y doscientos moradores» había intimidado al Congreso.86 También,
por medio de cartas pastorales imprecaba a Delgado y le declaraba como enemigo político
y al clero que le seguía le acusaba de hereje.87Esta reacción del arzobispado guatemalteco
implicó un rompimiento tácito entre El Salvador y Guatemala.80
Aunque las acciones tomadas por Casaus estaban ajustadas a lo que dictaban los
cánones eclesiásticos, sus antecedentes en contra de la independencia centroamericana
hacían estimar a sus detractores que el arzobispo simplemente intrigaba en contra de la
independencia salvadoreña.80

Isidro Menéndez.

Por el contrario, Isidro Menéndez argumentaba a favor de la erección del Obispado


salvadoreño en los siguientes términos:
Ninguno duda que el rey de España obtenía el Patronato de las Américas y de la Península. Los
escritos publicados sobre lo obrado en S. Salvador suponen que el derecho de patronato solo les
vino a los reyes católicos en virtud de concordatos y privilegios de la silla apostólica. Efectivamente
estas son dos de las razones en cuya virtud lo han poseído; pero hay además otras no menos
concluyentes y todas ellas militan a favor de S. Salvador. Por derecho y antigua costumbre, y justos
títulos y convenciones apostólicas, dice la ley 1, tít. 6 libro. Recopilación de Castilla, somos patrón
de todos las Iglesias catedrales de estos reinos, y nos pertenece la presentación de los arzobispos y
obispados, y prelacías y abadías consistoriales de estos reynos, aunque vaquen en corte de
Roma.88

Menéndez justificaba también el ejercicio del patronato a las nuevas repúblicas, ya que:
el rey no fundaba y sostenía dichas Iglesias y beneficios con su propio pecunio; lo hacía con las
rentas de la nación,…Y bien en la federación centro americana; ¿Quién edifica, quien sostiene los
beneficios? ¿no es ella misma?...¿No han sido y son las rentas nacionales las que han sufragado
esos gastos?.89

Ante la postura intransigente del arzobispado guatemalteco, el día 23 de abril de 1825 el


parlamento salvadoreño decretó que todas las pastorales, edictos, y circulares de Casaus
fueran sujetas a previa censura del gobierno, «bajo pena de muerte, destierro o prisión,
según el caso».90Esta decisión era consecuente con la asamblea guatemalteca que había
tomado la misma acción el 27 de octubre del año anterior.91También en el mismo
Congreso federal se discutió con fuerza el asunto entre los partidos políticos, y Meléndez
Chaverri asevera que fue uno de los «más ruidosos asuntos discutidos por este cuerpo
representativo».82La situación llegó a un punto que se formaron bandos dentro el mismo
clero; y el propio Delgado se encargó de expulsar a sus opositores, aunque algunos
decidieron partir a Guatemala por sí mismos.82
Para el investigador Mauricio Domínguez T., el asunto «asumió todas las apariencias de la
lucha entre liberales y conservadores», ya que ni los salvadoreños permitirían que Casaus,
un conservador, controlase la provincia; ni este dejaría a Delgado, de tendencia liberal,
asumiera como obispo.92También hace notar que para el grupo centralista, contrario al
sistema federal, el patronato regio «era un instrumento más para ejercer control sobre los
otros estados».93
El 18 de julio de 1825, el Congreso federal avaló la erección de la silla episcopal en San
Salvador, pero declaró insubsistente el nombramiento de Delgado como obispo «por creer
ser atribución de dicho Congreso».87Sin embargo, el Senado federal opinó lo contrario:
desaprobó el decreto del Congreso en lo relativo a José Matías Delgado, y autorizó su
elección por tener los Estados «plena facultad para las erecciones de Obispados y
designación de Obispos».87Meléndez Chaverri asevera que esta resolución no tuvo
resultados por la demora provocada tanto por el Senado, como por el mismo José Manuel
Arce, quien no se empeñó en darle cumplimiento.94
El día 7 de septiembre, el Papa exhortó al arzobispo Casaus que manifestase su
desaprobación en la erección del Obispado salvadoreño y la correspondiente elección de
Delgado, quien además debía «implorar misericordia de la Santa Sede, para no colocar a
Su Santidad en la desagradable necesidad de tomar las medidas que exigen el rigor de los
sagrados cánones»;87asimismo comparaba a Delgado con un «ladrón común».95 Sin
embargo, el gobierno de El Salvador, ignorando la prevención, encomendó al Dr. Fray
Víctor Castrillo la obtención de la venia para erigir el Obispado ante el Papa.N. 396Para el 29
de septiembre, Costa Rica decidió erigir su propio Obispado independiente de Nicaragua,87
hecho que no provocó el mismo escándalo como el ocurrido en El Salvador. Para José
Guandique, esto demuestra que, aunque se siguió el mismo procedimiento, quería decir
que «en el fondo, estaba en juego la personalidad de José Matías Delgado y no la Mitra
salvadoreña».97
Por otra parte, para el 23 de octubre en el poblado de Santa Ana una turba encabezada
por el alcalde, y azuzada por los edictos y pastorales de Casaus contra Delgado,
provocaron saqueos, destrucción y asesinatos en ese lugar, pero acabaron sometidos por
el gobierno.95
Para el mes de enero de 1826, el presidente Arce expresó al arzobispo Casaus las
reclamaciones del Estado de El Salvador acerca de sus acciones en contra de la erección
del Obispado. También le manifestó que había pedido la opinión del Senado federal para
tomar las providencias respectivas, y que la respuesta del organismo había sido que el
Presidente «excitase» al Arzobispo para que suspendiera sus operaciones, esperando que
el religioso daría «este golpe digno de su virtud, y cuya lenidad» ofendería «la sangre que
se derramase y cuya delicadeza cristiana se lastimaría en vista de los estragos que son
fruto de una guerra civil».98La respuesta de Casaus fue tajante, y en parte se lee:
Me es muy sensible no poder complacer al Supremo Poder Ejecutivo...Soy Arzobispo y sería
necesario dejarlo ser y abandonar la grey que Dios ha puesto a mi cuidado...lo hecho en San
Salvador sobre este particular es un exceso y abuso de la potestad civil que trastorna el orden
establecido por potestad divina para el gobierno de la Iglesia...98

En esa misma contestación, Casaus recalcaba que no aceptaría a un «Obispo o párroco


que se apropia de esta jurisdicción usurpándomela con los diezmos...».98
Al final el papa decidió sobre el asunto el 13 de agosto de 1826. En tres breves, fechados
el 1 de diciembre de ese año, en uno de ellos dirigido a Delgado, expresó que la erección
de la sede episcopal era ilegítima y de ningún valor, y le exhortaba a «separarse del
camino de la perdición y enmendar el crimen cometido».94Delgado aceptó lo estipulado. A
pesar de todo, los resultados de la decisión no tuvieron resultados efectivos para los
conservadores por la situación política convulsa en que se encontraba la región,
especialmente entre Guatemala y El Salvador. Para el caso, en 1829 Casaus acabó
expulsado del territorio centroamericano.94
Cabe agregar que el Papa León XII amenazó con sentencia de excomunión a Delgado.99
Relacionado con este punto, el sacerdote salvadoreño Jesús Delgado asevera que la
orden de excomunión existe, y fue ejecutada por Pío VIII; además señala que no hay
«ningún documento histórico que acredite si Matías Delgado se retractó de forma pública o
no» de sus actos.100Para José Guandique la excomunión fue expedida, pero nunca
publicada.101
Participación en la primera guerra civil
centroamericana[editar]

Delgado rompió con su ex colega Arce después de que Arce se moviera hacia una posición política
más conservadora. Aunque una de sus habilidades era mediar en conflictos, fue un actor clave en la
búsqueda de la paz en la naciente república federal.

Manuel José Arce y Fagoaga. Los acuerdos de Arce con los legisladores conservadores le costaron
el apoyo de sus partidarios liberales, y sus intentos de fortalecer la federación centroamericana
mediante intervenciones en los gobiernos estatales llevaron a la guerra civil de 1827-1829. Cuando
Francisco Morazán triunfó en la guerra, Arce se exilió en México

Para el investigador Mauricio Domínguez T., la llegada de Manuel José Arce a la


presidencia de la República centroamericana pudo haber sido favorecida por los
conservadores en detrimento de José Cecilio del Valle, para que el salvadoreño
obstaculizara la mitra salvadoreña.102Sea cual fuera la razón, en los primeros meses de su
Gobierno empezaron a surgir disensiones con el Jefe de Estado de Guatemala, el
liberal Juan Barrundia; hasta el punto que el gobernante guatemalteco terminó destituido y
apresado por el presidente federal en septiembre de 1826.103
El resultado fue que Arce se ganó la enemistad de la fracción liberal, por lo que se vio
obligado a aliarse al grupo conservador. Ante la situación convulsa, decidió convocar a un
Congreso extraordinario en Cojutepeque, resolución que fue considerada inconstitucional
por sus detractores.104
Debido a la situación política adversa en Guatemala, muchos liberales se trasladaron a
San Salvador, lo que provocó el distanciamiento entre el Gobierno salvadoreño y el
federal, y lo mismo ocurrió entre Arce y Delgado quienes dejaron de lado su larga amistad.
A esto se sumó la decisión de Arce de permitir la publicación del Jubileo del año santo el 3
de diciembre de 1826, el cual provenía del arzobispado guatemalteco y dejaba excluido al
Estado salvadoreño de «todas las gracias concedidas», algo que se consideraba contrario
a los objetivos de Delgado con respecto a la erección de la silla obispal.104
Sin embargo, Arce escribiría en su autobiografía que sus detractores habían sorprendido al
doctor Delgado, así como desmentía todos los hechos, y recalcaba que Delgado los había
creído «no obstante su madurez y buen juicio y las conexiones» que les ligaban.104El cruce
de declaraciones entre ambos Estados se vio favorecido por la llegada de la imprenta a
San Salvador desde el mes de junio de 1824, adquirida en Guatemala gracias al dinero
recolectado por el propio Delgado.104
Para febrero de 1827 la situación política era grave, pues los salvadoreños se aprestaban
a una guerra civil. En consecuencia, Arce tomó el mando del ejército federal, mientras El
Salvador respondía desconociéndolo como presidente. En los primeros enfrentamientos
bélicos los salvadoreños sufrieron una derrota el 23 de marzo. Por su parte, el general
Arce se hizo del afecto de los guatemaltecos al dejar a un lado su interés personal y
enfrentarse a sus propios compatriotas. Para el 18 de mayo, los salvadoreños obtuvieron
una victoria en Milingo.104
Con la guerra civil en curso, Arce intentó establecer el diálogo, lo que provocó el
descontento de los conservadores guatemaltecos. Para el caso, trató de entablar
comunicación con Isidro Menéndez, quien no era del agrado de la facción conservadora
por su posición a favor de la mitra en San Salvador. De igual manera, por medio
de Bonifacio Paniagua contactó al mismo Delgado, quien expuso al presidente Arce que la
guerra finalizaría si el gobierno federal convocase «al Congreso con arreglo a la base de
población fijada en la Carta Fundamental», y sin más atribuciones que las que dicha ley
disponía.105La propuesta dio paso al decreto del 5 de diciembre de 1827, en el que Arce
plasmaba la petición del religioso y además establecía una reunión para el 1 de marzo de
1828 en Santa Ana.
Por el contrario, la tensión política no disminuía debido a la presión de los liberales en el
vicejefe salvadoreño Mariano Prado, según la versión de Arce, quien se valió de Juan de
Dios Mayorga para entablar nuevamente conversaciones con Delgado para que este se
esforzara «con los disidentes a que no evitasen aquella ocasión de entrar en reposo y
tranquilidad».105 Al final la misión de Mayorga no prosperó por la desidia de Prado y su
gabinete de gobierno, mientras se reanudaban las batallas. A pesar de todo, las
conversaciones de paz trataron de reiniciarse. Un encuentro iba a realizarse en Jutiapa, el
cual no se llevó a cabo; aunque se sabe que los enviados guatemaltecos iban con
instrucciones de pedir al gobierno salvadoreño la «expulsión del (Padre) Delgado y del Dr.
(Pedro) Molina y la de todos los prófugos guatemaltecos que se habían asilado en aquella
provincia».105
Arce terminó renunciando al poder el 14 de febrero de 1828, y delegó la presidencia al
vicepresidente Mariano Beltranena y Llano. Ese mismo mes, los federales habían cercado
a San Salvador, aunque no pudieron tomarla y por ello se replegaron a San Miguel.105
Posteriormente, Delgado retomó las conversaciones de paz con el coronel Manuel
Montúfar, y el 20 de abril se reunieron en la casa de Esquivel, ubicada entre Mejicanos y
San Salvador. Delgado, acompañado por Juan Manuel Rodríguez, sostuvo el diálogo con
los federales en un ambiente de cordialidad, y el cual fue el inicio de las negociaciones
oficiales. También Arce mantuvo correspondencia con Delgado con el objetivo de
establecer el gobierno federal en San Salvador, ya que Beltranena se había negado a
devolverle el poder pues consideraba su retorno perjudicial.
Para continuar las conversaciones, Beltranena nombró como su representante al Lic.
Manuel Francisco Pavón. El día 12 de junio, en la misma casa de Esquivel, se firmó el
tratado de paz el cual fue conocido precisamente como el «Convenio de la casa de
Esquivel». Antes de su firma, fue puesto en conocimiento de las autoridades salvadoreñas
por el propio Delgado quien agradeció tanto a Pavón como a Montúfar su realización.106
No obstante, el gobierno salvadoreño llegó a repudiar el tratado e incluso acusó a Delgado
de haberse sobrepasado en sus funciones, haciendo recaer sobre su persona el repudio
popular, además de otras calumnias.106 También el historiador Marure llegó a juzgar que
los salvadoreños lo habían «perdido todo» en el tratado. Quizá esta actitud de los liberales
era motivada por el avance del caudillo Francisco Morazán desde Honduras. Al no ratificar
el gobierno salvadoreño el convenio, Pavón cortaría definitivamente las negociaciones, y
las hostilidades se reanudaron el 22 o 23 de junio. En cuanto a Delgado, Montúfar apoyó
su conducta al opinar que había procedido de buena fe y no se había excedido sus
funciones como sostenía «el gobierno de San Salvador».106

Últimos años[editar]

Documento que contiene la firma de José Matías Delgado.

Con la llegada de Francisco Morazán a la presidencia de la República Federal, El Salvador


no disminuiría su actitud localista, cuyo gobierno era presidido por el político de tendencia
conservadora José María Cornejo desde 1829. Para finales de 1831, Morazán decidió
trasladar la capital federal a San Salvador, resolución que fue rebatida por aquellos que no
deseaban convertirse en un «instrumento de poder» del nuevo presidente y los que
querían sacudirse el dominio guatemalteco.107
Asimismo, los gobernantes salvadoreños en turno estimaban que Delgado podría estar
ejerciendo su influencia en las autoridades federales, por lo que Cornejo decidió, con el
antecedente de la expulsión de Casaus y Torres del territorio centroamericano dos años
antes, declarar definitivamente nula la erección de Obispado salvadoreño el 28 de enero
de 1831.108Un año después, el día 7 de enero de 1832, la Asamblea Legislativa de El
Salvador declaró suspendido el pacto nacional federativo y desconoció a las autoridades
federales.109
Morazán respondió con el envío de las tropas federales sobre el estado sedicioso,
logrando entrar triunfante el 29 de marzo.110Como nuevos gobernantes de El Salvador
resultaron elegidos Mariano Prado, jefe supremo, y Joaquín de San Martín, vicejefe, el día
3 de abril.
Para el 13 de mayo de ese mismo año, fue elegido presidente de la Asamblea Legislativa
salvadoreña, retomando nuevamente su influencia en el país, ya que era favorecida por el
presidente de tendencia liberal, Francisco Morazán.111Sin embargo, en una época en que
las clases populares se encontraban exhaustas de los conflictos regionales,112 el día 21 de
agosto el parlamento decretó la implantación de una contribución «única, directa y
personal» en todo el Estado salvadoreño,113hecho que provocó una insurrección en contra
de las autoridades, especialmente contra Prado, que de por sí era impopular.
El día 24 de octubre, los barrios capitalinos de La Ronda, San Esteban y La Vega, y
«varios individuos de los otros barrios», atacaron la guarnición militar y fueron repelidos.114
La situación desembocaría en la sublevación de Anastasio Aquino el año siguiente. Todos
estos disturbios afectarían la salud del padre Delgado.

Fallecimiento[editar]
El Doctor Víctor Jerez, rector de la Universidad de El Salvador a principios del siglo XX,115
describe los últimos momentos del sacerdote:
Cariñosos cuidados de sus familiares y solícitos auxilios de la ciencia, le fueron prodigados; sus
feligreses, llenos de fe y de amor, determinaron llevarle a su casa la imagen del Salvador del
Mundo, que hoy recibe culto en la Catedral Metropolitana.
Llega el doce de noviembre; la enfermedad vence al rigor físico. En la tarde de ese día, el anciano
prócer mandó a convocar a los alcaldes y vecinos de los barrios de San Salvador. Presurosos
llegaron: los Funes de San José, los Mixco de la Vega, los Valencia del Calvario y cuando
estuvieron reunidos, les dijo: 'Os he llamado para que juréis ante la imagen de nuestro divino
patrono que primero aceptaréis la muerte, antes que ver perdida la libertad de la Patria'.
Entre lágrimas y sollozos prestaron todos el juramento que les pidió el ilustre patriarca de la
independencia, que amó la Patria hasta el borde del sepulcro...
Aquel momento tan solemne y augusto, aquella escena de dolor y de grandeza, fueron
interrumpidos por las preces de la multitud que invadía las dependencias de la casa y por el sonido
de las campanillas del viático que al ilustre enfermo le lleva su deudo y amigo el cura de Mejicanos,
presbítero don Pedro de Lara.
El ciudadano había cumplido su deber; el sacerdote de vida irreprochable, de conducta ejemplar,
pidió perdón a todos los circunstantes, y con religiosa unión recibió al Dios de sus mayores, a quien
había consagrado desde sus años juveniles, los tesoros inmaculados de su cuerpo y de su alma.
Las sombras de la noche invadieron la estancia, el gran patricio preguntó qué hora era y se le
contestó: 'falta un cuarto para las ocho'.
'Poco tiempo me queda', dijo él, y así fue.
Al momento en que las campanas de la parroquia daban el toque de las ánimas, llegó la muerte,
miedo de los débiles, placer de los fuertes; y el Padre de la Patria expiró tranquilamente en brazos
de su íntimo amigo, el inolvidable prócer, presbítero doctor don Isidro Menéndez.111

Asimismo, en una semblanza de la vida de Delgado se detalla lo ocurrido el día de su


entierro:
El féretro en el que se depositó el cadáver estaba envuelto en raso blanco y rodeado de flores del
mismo color. En la tarde del 13 de noviembre de 1832 desfila la fúnebre comitiva por la Plaza Mayor
(plaza de Armas, Parque dueñas y ahora Plaza Libertad). A su paso arrojaban los niños y las
mujeres pétalos de rosas blancas sobre el ataúd.116

El jurista y canónigo Isidro Menéndez, en el homenaje fúnebre del presbítero Delgado,


expresó estas palabras:
Sus enemigos fueron causa de su muerte. Los grandes pesares y especialmente la asonada del 24
del mes próximo pasado, lo condujeron al sepulcro.111

Los restos de José Matías Delgado se encuentran en la Iglesia El Rosario, sitio en el que
se encontraba la antigua Catedral Metropolitana, en el centro histórico de San Salvador.117
Cabe agregar que la ubicación exacta de dichos restos no es conocida, a pesar de que
existe una lápida. Originalmente se encontraban en el altar principal, pero se extraviaron
debido a remodelaciones en el templo a mediados del siglo XX.118
Lápida de José Matías Delgado en la iglesia El Rosario de San Salvador.

Reconocimientos[editar]

Moneda de .25 céntimos del colón salvadoreño.

Moneda de .50 céntimos del colón salvadoreño.

Imagen de un billete de cinco colones salvadoreños que portaba la imagen del 'Primer Grito de
Independencia de 1811' de Vicente Ahumada.

Estatua a José Matías Delgado situada en San Salvador

Busto de José Matías Delgado en Lima, Perú

El día 22 de enero de 1833, La Asamblea Legislativa de El Salvador declaró al presbítero


José Matías Delgado como «Benemérito de la Patria».119Asimismo, se le reconoce como
Prócer de la Independencia centroamericana.120Otras distinciones y homenajes póstumos
otorgados al religioso son las siguientes:

 Creación de la Orden Nacional José Matías Delgado el año 1946.


 Diversas instituciones educativas ostentan nombre del prócer salvadoreño,
entre ellas la Universidad "Dr. José Matías Delgado".
 En la ciudad de San Salvador, la Calle Delgado es una de las que forma la
intersección que divide la nomenclatura de la ciudad, se encuentra ubicada en
el Este de la cuadrícula, mientras que la Calle Arce está en la dirección Oeste;
las otras dos son la Avenida España (Norte), y Avenida Cuscatlán (Sur).121
 En el parque San José, ubicado en el centro histórico de San Salvador, existía
una estatua del religioso erigida el año 1911, la cual terminó derrumbada por
el terremoto de 1986. La efigie fue reinstalada en el contexto del bicentenario
del primer grito de independencia.122
 En el «Monumento a los Próceres», ubicado en la Plaza Libertad de San
Salvador, existen tres medallones con la imagen de los próceres José Matías
Delgado, Manuel José Arce y Juan Manuel Rodríguez.123
 La imagen del perfil de José Matías Delgado se encuentra en el reverso de las
monedas de .25 y .50 céntimos del colón salvadoreño.
 El año 1935 se erigió el municipio de Delgado en el departamento de San
Salvador
 En el Salón Azul, o pleno legislativo, de la Asamblea Legislativa de El
Salvador, existe una pintura de cuerpo entero de José Matías Delgado,124 junto
a la de José Simeón Cañas. También existe otra en la Casa Presidencial de El
Salvador, junto a otras de Manuel José Arce y Gerardo Barrios.125El historiador
Carlos Cañas Dinarte afirma que en el año 1832, el parlamento salvadoreño
ordenó que se le hiciera una pintura al prócer, «la cual se tomó como base
para imprimir su rostro en una imprenta de Nueva York».126Otra fuente asevera
que A. Demarest fue el encargado de copiar y litografiar la imagen en el año
1878, y que de dicha reproducción proceden las imágenes posteriores
conocidas del sacerdote.127

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