Está en la página 1de 4

Masha Helena Alderlieste Roux

EL BAUTIZO

Ana está sentada esperando a su amiga. A lo lejos vienen una pareja de desconocidos que
se acercan a ella.

MUJER: Hola bonita, ¿Cómo estás? Yo soy Silvia, y mi marido es Alberto. Mira, sentimos
interrumpirte así, pero tenemos que decirte algo importante.

HOMBRE: Has sido elegida para formar parte de nosotros. Nuestro grupo está formado por
seres especiales que vienen a la tierra con una misión. Y él me ha dicho que tienes que
estar entre nosotros.

ANA: Eh… Hola... ¿Él? (confusa)

HOMBRE: Si, si, él, el señor. Mira, nosotros podemos comunicarnos con él, y también
tenemos dones y poderes curativos que nos regala Dios cuando nos bautizamos. Pero
tienes que bautizarte con nosotros para poder llevar a cabo tu misión y obtener esos dones
del señor.

MARÍA: ¿Bautizarme? Pero si yo ya estoy bautizada.

MUJER: Sí cariño, pero el bautismo católico es diferente al nuestro, porque nosotros


seguimos los pasos de Jesús y nos sumergimos enteros en el agua, como en su
resurrección.

HOMBRE: Mira, te voy a hacer una demostración. ¿Te duele algo?

ANA: No, la verdad es que estoy perfectamente, gracias.

MUJER: Venga, una pequeña molestía aunque sea, no sé, ¿La cabeza por ejemplo?

ANA: Bueno… La cabeza, vale, la cabeza a lo mejor me duele un poco.

HOMBRE: Vale, (Le coloca las manos sobre la cabeza y recita un salmo en latín)

Confundantur qui iniqua gerunt frustra vias tuas. Domine ostende mihi semitas tuas doce.
Me peccatorum adulescentiae meae et scelerum, meorum ne memineris secundum.
Misericordiam tuam recordare, mei propter bonitatem tuam Domine. Oculi mei semper ad
Dominum quia ipse educet de rete pedes meos. Omnes semitae Domini misericordia et
veritas his qui custodiunt pactum eius et testificationem eius.

MUJER: ¿Qué tal? Se te quitó el dolor, ¿Verdad?

ANA: Bueno… no se muy bien qué decirte…


HOMBRE: ¿Te sientes un poco mejor?

ANA: Si, seguro que sí, oye, disculparme, pero me tengo que ir.

MUJER: Espera, toma nuestra tarjeta por si te decides al final bautizarte con nosotros.
Hasta luego.

(Ana sale de escena, y después la pareja también desaparece)

ESCENA II

(Por un lado entra una madre con su hija y una maleta, y por el otro aparece Ana).

MADRE: Perdona, ¿Tendrías un móvil para llamar? Es que necesito urgentemente llamar a
ver si hay algún albergue para mi y para mi hija para pasar la noche, es que nos hemos
quedado en la calle.

ANA: Si, claro, toma. (Saca el móvil y se lo da, ella llama un par de veces y le termina
entregando el teléfono)

MADRE: No me lo cogen… No sé que voy a hacer…

ANA: Mmm, la verdad es que no se me ocurre cómo puedo ayudarte… Espera, vamos a
buscar los albergues que hay en la ciudad y a ver si damos con alguien que nos coja el
teléfono. (Busca en el móvil y llama un par de veces) Nada… No lo coge nadie.

LA NIÑA: Mamá ¿qué pasa? ¿A dónde vamos mami?

LA MADRE: No pasa nada cariño, todo está bien, no te preocupes. (Le da un beso en la
frente).

(Ana rebusca en el bolso y saca una piruleta)

ANA: (a la niña) Toma, para ti, ¿Lo quieres?

LA NIÑA: ¡Sii! (Lo coje)

LA MADRE: ¿Qué se dice María?

LA NIÑA: ¡Gracias!

ANA: Bueno, y cuéntame, ¿qué te ha pasado?

LA MADRE: Pues, que a mi marido lo han encerrado en la cárcel y hasta ahora estábamos
viviendo con unos amigos suyos, pero claro… son sus amigos y yo no los conozco de
mucho, entonces cuando encerraron a mi marido me pidieron dinero por el alojamiento y
todos los gastos, y yo, pues… no tengo nada… Solo estamos yo y mi hija, he recogido unas
cuantas cosas de la niña, he podido vender algunas baratijas para ver si podía pagarme un
hostal, pero no me llega, y ahora, pues no se muy bien qué más puedo hacer.

ANA: Uff… Ojalá poder ayudarte… (Pensativa, más bien hablando consigo misma) ¿No se
supone que la iglesia es una órden caritativa que da refugio y alimento a los más pobres
como hizo Jesús? ¿No se supone que ellos saben que hacer en estas ocasiones? ¡Tengo
una idea! Mira, voy a realizar una llamada a ver que me dicen ¿Vale? (Coge el teléfono y
saca una tarjeta que tenía tirada por allí. Marca un número y llama)

ANA: Si, hola, mira soy la chica del otro día, ¿os acordáis de mi? … La de la fuente… Si, sí,
bueno, mira, es que me ha surgido un problema y me gustaría ver si me podríais ayudar, me
he encontrado aquí una madre con una niña que no tienen donde alojarse esta noche y no
se como ayudarlas, ¿Qué se puede hacer en este caso?... Ah, vale, estupendo, pues
muchas gracias, espero tu llamada, hasta luego. (Cuelga)
Bueno mira, creo que ya hay una solución para ti y para tu hija, he estado hablando con
unos señores que conocí el otro día que forman parte de algún órgano religioso y me han
dicho que van a llamar a los servicios sociales para que os busquen un alojamiento,
también te van a mandar a una integradora social para ver cómo podrías encontrar un
trabajo y salir adelante.

LA MADRE: ¿Pero no me quitarán a la niña, no?

ANA: No, no te preocupes, si tu haces un esfuerzo por encaminar tu vida no te la tienen


porque quitar, en un principio tu no eres alcohólica ni drogadicta ni la niña es conflictiva. No
te pongas en lo peor y piensa en positivo, que saldrás de esta y ellos te ayudarán y cuidarán
de ti y de tu niña, y mejor arriesgarte a eso y tener un sitio donde dormir a que paséis la
noche en la calle con la niña y con el frío que hace. Espera, que me llaman otra vez. (Coge
el teléfono) ¿Si?, ¿Alguna novedad? ¿Ya van en camino?... Estupendo… (escucha y se
aparta a un lado y habla más flojito) ¿El qué? Ah, si, lo del bautizo… umm.. bueno, es que
ahora me siento un poco en deuda con vosotros por haberme ayudado a resolver este
asunto, así que bueno… vale… acepto bautizarme con vosotros, supongo que no me va a
pasar nada por hacerlo, me lo tomaré como vosotros decís, una resurrección o un nuevo
comienzo, algo como un acto psicomágico. ¿Qué qué es eso? Nada… nada, si, nos vemos
el viernes a las cinco, hasta luego... y gracias de nuevo. (Cuelga, a lo lejos vienen un
hombre y una mujer de los servicios sociales con su característico chaleco naranja, cogen a
la niña en brazos, hablan con la madre y la ayudan con la maleta).

HOMBRE S. S: SI, no te preocupes, de verdad, que no te vamos a quitar a la niña, te lo


prometo, pasarás esta noche en un hostal con el cual tenemos convenios, y luego se te
buscará un hogar de protección en el cual intentaremos encontrarte un trabajo y que puedas
cuidar de ti y de tu niña y te enseñaremos a valerte por ti misma. Vamos.

MUJER S.S: (A Ana) Muchas gracias por llamarnos y ponerte en contacto con nosotros, de
verdad, no sabes la falta que hace más gente como tú.

ANA: No te preocupes, no pasa nada, muchas gracias. Espero que les vaya todo muy bien.

(Ana abraza a la madre y a la niña, se despiden y salen de la escena)


Oscuro

Escena III
(Ana se sitúa en medio del escenario con un vestido blanco, en medio hay una bañera, a su
lado derecha está el hombre y a la izquierda está la mujer de la escena I. Ana se mete en la
bañera y se sienta dentro. El hombre le sujeta la cabeza por la nuca y la sumerge bajo el
agua mientras recita un salmo en latín. Oscuro)
FIN

También podría gustarte