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Límites son las acciones que los padres hacen o dejan de hacer, para orientar la conducta
de sus hijos hacia metas establecidas de antemano, ya sea tener su dormitorio ordenado,
venir a estudiar, a comer, etc.
Los niños necesitan ser guiados por los adultos para que aprendan cómo realizar lo que
desean de la manera más adecuada. Es fundamental establecer reglas para fortalecer
conductas y lograr su crecimiento personal. Lo que se limita es la conducta, no los
sentimientos que la acompañan. El niño es el adulto que mañana necesita insertarse en
la sociedad. Sin límites ni reglas claras puede sufrir muchos fracasos.
Estos son los principales estilos disciplinarios, ¿con cuál se identifica usted?
Para tener un adecuado manejo de la autoridad, los adultos deben ponerse de acuerdo
entre ellos, además de ser disciplinados ellos en su vida. Pensar con anterioridad, qué se
va a permitir en la casa y qué no. Cuando ocurre algo que no es permitido, ¿cuál será la
consecuencia?. De esta manera evitamos caer en la permisividad, ceder después de
haber dicho “no”, eliminamos el autoritarismo, los gritos y la falta de coherencia en nuestro
estilo disciplinario. No exijamos éxitos inmediatos, recordemos que todo en la vida para
que sea duradero, debe darse mediante un proceso, debemos valorar siempre sus
intentos por hacerlo mejor y dar tiempo al aprendizaje.
Desarrollemos actividades que fomenten la unión familiar, podemos hacer reuniones, una
vez por semana, donde cada miembro exprese cómo se siente, puede ser algo informal
en la forma, pero formal en el contenido, preguntar a los hijos qué y cómo, de su sentir y
su actuar, así conoceremos sentimientos y pensamientos. Usar la frase “yo he notado”,
dejarlos escoger, siempre que se pueda, buscar el entendimiento de que las acciones
tienen consecuencias naturales y lógicas.
El amor hace que las técnicas no conviertan la relación en algo frío, rígido e inflexible y,
por lo tanto, superficial y sin valor a largo plazo. El amor supone tomar decisiones que a
veces son dolorosas, a corto plazo, para los padres y para los hijos, pero que después
son valoradas de tal manera que dejan un buen sabor de boca y un bienestar interior en
los hijos y en los padres.