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no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también

por lo de los otros.


Filipenses 2:4

Día 3
¡Yo que gano!

Esta frase pudiera sonar egoísta dicha fuera de contexto, pero la verdad es que en el
contexto del matrimonio hemos aprendido a convivir con ella e inclusive a crear amistad
con su significado dentro de cada una de nuestras relaciones.

Es fácil para muchos de nosotros perder la noción de la vida de pareja y empezar a crear un
estilo de vida donde si no obtengo un beneficio visible y palpable nos negamos a invertir en
alguien más.

El matrimonio está fundamentado en el sacrificio y la entrega de cada uno de los


conyugues, pero no podemos perder de vista que en muchos momentos de la relación será
importante que uno de los conyugues tome la batuta de realizar ajustes, cambios, sacrificios
y entregas que pudieran no recoger frutos a corto plazo pero que son la semilla de una gran
cosecha.

Si cada uno de nosotros pensáramos más en el bienestar de nuestros conyugues y menos en


los beneficios que podríamos obtener si hago una u otra cosa les garantizo que tendríamos
matrimonios mucho más estables, sólidos y sobre todo felices.

Dijo una vez una persona en una de las consejerías, ¡Es que no se vale que yo sea cariñosa
y que él no haga lo mismo conmigo!, claramente visto de esa forma tiene toda la razón,
pero que tal si pensamos que cuando yo siembro una semilla de naranja no estoy recibiendo
naranjas, que aun cuando el árbol empieza a crecer sigo sin recibir naranjas, pero lo que me
motiva a regarlo, cuidarlo, enderezarlo y velar por el arbolito es precisamente que algún día
será un árbol que no solo me dará naranjas, sino que será un gran adorno, una sombra
frondosa y un purificador del oxígeno de mi casa.

Sembrar en nuestras parejas siempre será una gran inversión a largo plazo.

Aplicación:
Localicen una sola cosa en la que han sido egoístas con su pareja y proponga una acción
para cambiar ese punto.

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