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Para comenzar, es posible decir que Macario es un relato que se sale de todos los
paradigmas de lo que sería un cuento común. Al terminar de leerlo e incluso mientras se
lee, resulta un poco inquietante debido a las acciones y aspectos quizá tan exagerados
que narra el protagonista de su vida: acerca de sus culpas, sus pecados y además, su
relación tan pésima con la sociedad.
Macario se muestra un poco ingenuo, y esto se refleja en cuanto él cae en los actos
perversos que tienen los adultos hacia su persona: En cuanto a Felipa, es la forma tan
sexual que tiene para controlar a Macario; y, en cuanto a su madrina, se puede ver
cómo su influencia en él impide que se pueda relacionar de manera normal con la
sociedad. Asimismo, hay que recordar que él es un chico pequeño y su inocencia e
inexperiencia puede ser hasta entendible en su caso, sin embargo no deja de mostrarse
de una manera atroz. Asimismo, lo interesante y quizá más escandaloso aquí, es como
se logra hacer una gran manipulación desde el enfoque de la religión, y esto no es
nuevo, dado que las manipulaciones por parte de la iglesia hacia el pueblo viene desde
años anteriores. Lo más inquietante, es cómo se usa la religión a favor de los
abusadores para justificar actos atroces sexuales en niños, en este caso, haciendo
énfasis en Macario.
En este sentido, más allá de la forma en que el mismo protagonista relata su historia,
sus temores, sus obsesiones como lo son el pecado y la culpa, y que el hambre para él
era un estado permanente. Lo realmente curioso de este cuento, es cómo de una
manera no tan sutil, se le da una mirada a la realidad de muchos en una situación
similar a la del protagonista: En muchas ocasiones, estos son apartados, silenciados y
de cierta forma bloqueados de la sociedad, por tener de manera involuntaria lo contrario
a un “comportamiento adecuado” en ella, y el enseñarle a hacerlo se ve como una
ardua tarea, que la madrina prefiere evitar.
Es por esto que Felipa se convirtió en su escape, por lo cual para él, un acto lejos de
ser malo y lujurioso, le daba felicidad: Era lo que conocía, su zona de confort, y es por
dicha razón que a lo mejor las tareas que para ciertas personas de la sociedad en
muchas ocasiones podrían implicar incomodidad, para Macario se volvieron parte de su
diario vivir, sin ningún tipo de reclamos, esto se reflejó en el momento que él demostró
su entendimiento acerca de las diferencias existentes entre sapos y ranas. Dado esto,
implícitamente este cuento se encarga de darnos una enseñanza, y de retornos que a
pesar que nosotros llevamos una vida normal y tenemos acceso a comodidades,
privilegios y sobretodo educación, siguen existiendo personas con privación de estos
mismos.