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APARTADO iagas
LA HABANA, 15 DE ABRIL DE 1927
editores
martíca^ano^/a^franci^co
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SOLICITADA LA FRAKQUiaA POSTAL COMO CORRESPMIBENCU DE SEtUKDA CUSE

D I R É C T R I C E S:
P O L I T I C E No extrañe nadie el silencio de " 1 9 2 7 " sobre los asuntos de
política inmediata. Su comentario no cae dentro del sector de esta
revista, que va mar afuera, a la cmtemplación de horizontes ij firmamentos nuevos. De
este espectácido derivaremos — es nuestra esperanza — meditaciortes atentas a
los más altos rumbos de la conducta nacional e iberoamericana; pero siempre más em-
bürgadas en la doctrina que en la peripecia. Hay que especializar. Hay míe (Uversificar.
Evitemos el engldtamiento y la confusión, hasta en los propósitos. A otroñ empeños-mu-
chos de los cnaUs no son nada ajenos a las actividades particulares de IJCH tinco— w-
cumle la estimación directa de nuestras vicisitudes políticas. " 1 9 2 7 " se propone ser^
exclusivamente, una revista de ctdtura. Pero, eso sí, con todas las preocupaciones ideo-
lógicas diversísimas que ese propósito implica.

" 1 9 2 7 " . EXPOSICIÓN DE ARTE NUEVO.


Siendo colaboradores y editores <he " 1 9 2 7 "
¡ en su totalidad los participantes e inda-
dores de esta primera exposición colectiva de arte nuevo, declaramos expmsmnenlc esta
vinculación, paírocinando aqwel acontecimiento. Así, la exposición, prim/era de esta índole
que se celehrará en La Habana, ¡levará el nombre de "1 9 2 1". De Las (Unco, dos han
sido y son, casi exclusivamente, los pregoneros de esta nueva estética entre nosotros. No
es, pues, de extrañarse el patroníimco de la próxima Exposición, y U vinculación de
nuestra revista con ella.

"AMERICA UBRE" " 1 9 2 7 " saluda con alborozo el surgimiento de esta revista,.
de ánimo valeroso y puro, cuyos ideales comparten persmal-
mente Los Cinco. Brava y larga vida deseamos a los nautas fraternos de América Libr'.>.

COLABORACIÓN Una de las intenciones más indispensaUes y precavidas de "\^21"


es — como lo dijimos desde el muelle que fué nuestro prospecto
vnieial — la, de no aceptar colaboración espontánea. Todo lo que en estas páginas se
publique será fruto de elección o de solicitación. Pero nos interesa también
dejar advertido que, aun para qwe esos trabajos pedidos se pubUquen, será requisito que
concurra la aprobación unánime de Los Cinco. Un solo parecer discrepante o desganado
bastará a determinar cualquier exclu^sión, sin que los editores se consideren personalmente
obligados a explicarla. Rogamos, pues, de antem^ano que se nos disculpen todas las fal-
tas de hospitalidad o de uriana indiulgencia. i
LOS CINCO.

4í'
F J N G U A R D I S M O
III. EL IMPERATIVO TEMPORAL
INTRE pompiers y académi- toda revolución es, genéricamente, u n a
cos, de un lado, y vanguar- acumulada falta de respeto que toma la ofen-
d i s t a s o, sencillamente, siva. Lo que diferencia más externamen-
"nuevos", de otro, anda te a "pasadistas" y "vanguardistas" es
lioy el ju'ego. Diríase me- que aquéllos conservan todavía sus respetos,
jor: el drama. y éstos, no. Los no-nuevos, por respetar, res-
Porque real-mente hay un tono de áspera petan hasta a sus mismos enemigos. Tales
pugnacidad en el conflicto entre unos y otros. comedimiento y cortesía hacen su estado de
Un acento patético en el rezongar de los '' pa- ánimo todavía más simpático al mero especta-
sadistas'' que se defienden; un timbre de irri- dor. Su transigencia es lección de la
tación y de insolencia en los innovadores que Historia, maestra de humildad. No de."^
atacan. Y, desde luego, la voz sentimental- conocen ellos que el progreso de la cultura
mente más conmovedora íes la de los prime- ha estribado en una larga serie de innova-
ros, trémolo airado o dolorida reticencia de ciones más o menos espaciadas, y que todo
quienes so sienten víctimas de una injusticia, innovador genuino fué, como diría Carlyle,
mártires de una fidelidad. Lo que les lastima primero cañoneado y luego canonizado. Esta
ao es tanto la urgencia innovadora del más vicisitud reiterada, clásica, es impresionante.
juvenil ejército, cuanto las negaciones y des- Ante ella, conscientes de ella, los conservado-
precios absoliitos que esgrime contra ellos. res más inteligentes no pueden menos que
" ¿ Q u é tíosa es ser nuevo?"—se dicen deses- preguntarse, como los fieles maridos engaña-
líí'cíad.H.mente.—"j Por qué ha de haber nove- dos: "¿Será verdad, Dios mío?"—pregunta
<iad en el arte, que es eterno; en la sensibi- angustiosa, en cuya entraña palpita la incer-
lidad, nnc está fdempre hecha de los laismos tidumbre de si los arbitrarios y "chiflados"
sentidos, de los mismos nervios?" " Y , sobre de hoy no serán los clásicos de mañana. La
todo: i, por qué no somos tan dignos artistas duda acaba por conducirles a la admisión
los fieles a las normas establecidas como estos del posible mérito contrario; es decir, al res-
cultivadore.s de lo feo y de lo arbitrario? peto.
/, Por (juó es malo ser como Velázquez y bii^no
No ocurre así con los nuevos. Revoluciona-
ser conio Picasso?"
rios al fin, son intransigentes a raja tabla y
Las preguntas son ingenuas, simplistas, lle- ." macha martillo. Aceptan o niegan de plano;
van su obvia derrota en sí; pero también su 7 las más osadas son sus negaciones. E n su
respetabilidad, por cuanto son sinceras- Nada furor nihilista, tachan de huera o falsa toda
se logra, desde el punto de vista de la inte- l i obra del pasado. Repudian hasta a los mis-
ligencia, con desdeñarlas petulantemente; lo nos dioses; no se salvan ele ellos sino, a lo
urbano, lo justo y lo racional es contestarlas ?,umo, aquellos que, como «1 Greco o Stendhal,
respetuosamente o, por lo menos, hacer el in- uvieron algo de nimcios o de precursores.
tento de ello. Los demás: ¡académicos! ¡pompiers!
Respetuosamicnte... He ahí algo difícil. Ya dejo indicado que hay que disculpar
Estamos atravesando—lo dijo ha poco entre esta falta de respeto, explicándosela. La me-
nosotros el pensador español Fernando de sura es fruto de la paz. Lo que hace tan abo-
los Ríos — una crisis del respeto. Cun- minable la guerra es que no puede haberla
den vientofj de revolución política, so- sin extremos de ensañamiento y de injusti-
cial, cultural sobre la haz del mundo; y cia : es una ilusión hipócrita eso que los gran-

4t
des cohonestadores políticos llaman "guerra de asombro ante la fidelidad objetiva que
justa". Velázquez nos dio. Superar esta fidelidad sería
Ni son excepción al exceso de violencias punto menos que imposible. Artista tan egre-
las luchas de la cultura; pero a quien pre- g-iamente dotado no pasaría de ser un
tenda situarse, con mirada filosófica, por cima
simple reiterador, con una posibilidad de inno-
del combate, no le será lícito compartir la
vación meramente temática, de interés sólo pa-
saña de los combatientes ni en el juicio si-
ra los espíritus infantiles que buscan en el arte
quiera; antes le incumbe señalar su exceso y
su improcedencia. Hay la fruición anecdótica contra la cual ya nos
que decir bien claro, precavía Teófilo Gau-
pues, que ser nuevo no tier. Pero ya ese arte,
es —ni para ser nuevo en lo esencial reproduc-
se exige—^la negación o tivo, consabido, miméti-
el menosprecio de toda 20 y tradicional, no nos
la obra pnestigiada por (comunicará ^ino, a (lo
el elogio de los siglos. sumo, una subalterna
-A. lo sumo, será tolera- delectación en la técni-
ble la desestimación de 3a; testará vacío de todo
los que, en nuestro tiem-
\^/h meiísajé y^ por consi-
po, quieran repetirla.
Pero Vlelázquez y Bee- ^^ guíente, no nos moverá
thoven seguirán siendo vitalmente. Cuando más
inmarcesibles y ejempla- noble, el placer que de
res artistas, cualesquie- él derivemos será pura-
ra rumbos tome el arte miente platónico, como
Per Josep Obiols,
en lo futuro. el que nos i n f u n-
Ahora bien: lo que nos propusimos decidir den las bellas ruinas o, más justamente, los
es si tales viejos maestros deben seguir dic- remansos campestres en que la Naturaleza
tando, hoy día y para siempre, las normas a se nos presenta absoluta, tal cual, desligada
sus artes respectivas, o si, por el contrario, de todo artificio y trajín humanos. Y así como
hay que limitarse a admirarlos como cumbres estas visiones rurales tienen un encanto pe-
zagueras y lejanas, siguiendo en seguida nues- renne para los espíritus no combativos, que
tro camino inexplorado. Esa pregunta lleva gustan retirarse del "mundanal ruido", así
implícita esta otra, que concreta ya la fase como una cumbre nevada será siempre un
presente de riuestro prdpósito: ¿Es lícito ápice de sereno contento para todo hombre
hacer arte como el de otras épocas, o resulta sensibk, el " E s o p o " o la "Quinta Sinfo-
por el contrario, imperativo que nuestra obra n í a " vivirán inexpugnablemente en las re-
traduzca la fisonomía peculiar del tiempo que servas de nuestra predilección. Pretender lo
vivimos? contrario supone negar una experiencia de-
Contestaré escuetamente mi sentir. La ma- masiado reiterada y substanciosa para estimar-
nera vieja es lícita y justificable; pero ya la cosa de sugestión, pensar que las revolu-
no es ni fecunda ni vitalmente interesante. ciones pueden ser absolutamente endógenas,
Siempre será grato, a no dudarlo, encontrar sin vinculación con el pasado, cuando resulta
un hombre de retina tan sensible, de mano indudable que toda revolución no es sino el
tan diestra, de espíritu tan sobrio que pinte clima dramático de una larga evolución.
como Velázquez, es decir, que reproduzca, El arte viejo será siempre un tónico; pero
aunque no la renueve, la emoción estética —toléreseme el farmacopeísmo—no pasará de

4S
Ser un tónico reconstiuyente, y al arte hay nar cantidad de lenguaje. Y no importa que
también derecho a exigirle una tonicidad es- este lenguaje sea descriptivo o arbitrario: lo
timulante. No sólo ha de devolvernos la vieja que importa es que tenga una verdadera elo-
vida; sino también prepararnos para la nue- cuencia propia. Una pierna monstruosa de
va: hacernos llevadera, es decir, inteligible, Picasso o de Epstein logra su finalidad actua-
la vida de nuestro tiempo. Esto, claro está, lizante y emocional tan bien o me^or que una
sólo lo puede lograr el arte nuevo de cada pierna fidelísima de academia. Aquélla, aparte
época, el arte que traduce el ritmo y las pre- su superior elocuencia plástica, nos dice más
ocupaciones de su actualidad; el arte que, claramente, aunque con más arbitraria refe-
sin haber pasado aún por los alambiques se- rencia a lo externo, el sentido de la época
culares que lo acendran en esencia eterna, se desmesurada que vivimos.
nos da agrio y picante, como vino de lagar, Mas no anticipemos el momento de sugerir
con todos sus fermentos primerizos y todas cómo se expresa la fidelidad del arte nuevo a
sus impurezas. ¿Por qué es ese arte -más es- nuestro tiempo. Ryeeumamos por hoy diciendo
timulante y, por ende, más fecundo? que el arte es, cardinal, aunque no exclusi-
Sabido es que todo problema vital es un vamente, un medio de adaptación biológica
problema de adaptación. Este principio car- mediante el cual nos percatamos mejor de lo
dinal es tan viejo y está ya tan generalmente coetáneo y circunstante. El artista de temple
admitido como cierto, que resultaría ocioso revolucionario, de sentido político, hará, por
substanciarlo. Adaptarse a la circunstancia imperativo interno de su curiosidad, ese arte
más real es vivir; desinteresarse de ella u nuevo o de interpretación temporal. Pero siem-
oponérsele es caducar. {Qué razón puede ha- pre habrá artistas puramente contemplativos
ber para que el arte, como forma plástica o que acudirán a las inspiraciones absolutas o
conlo forma de pensamiento, se sustraiga a naturales. La lucha entre pompiers e innova-
esa ley biológica? Todas las actividades indi- dores será tan eterna como la de burgueses
viduales o colectivas del hombre se enderezan, y románticos. Contra el mandato de cada
más o menos conscientemente, a realizar ese época, que exige al arte su tributo de com-
propósito instintivo de adaptación como nor- prensión y de expresión, habrá siempre, el
ma de supervivencia. El arte también ha de oído sordo de los ineptos y el oído ¿isplicente
aspirar, pues, a la plasmación, en formas tan de los que entienden que es el arte refugio,
expresivas como sea posible, de lo circunstan- y no cuartel.
te—o si se quiere, de la impie:;iún esencial
que deja lo circunstante. Su fórmula es: le
mayor cantidad de actualidad real en la ma- J O R G E M A Ñ A C H

P e r Josep ObloU.

u
Elogio del Estudiante
o s cadenas detienen, al ti- de intereses que quien no tiene ninguno?
rar de cada hombre, el me- ¿Quién está dando hoy «n Indoamérica el
joramiento del mundo: una santo y seña de la salvación ? ¿ Quién, mien-
to ata al medro de hoy; la tras el poderoso de acá pacta en su prove-
otra lo arrastra a las ventaja ; cho con el enemigo de todos y el diplomático
de mañana. Presiente el estu- insensible a fuerza de discreción y el polí-
diante el dolor de esas cade- tico sordo, a goljie^i de ignorancia y de egoís-
nas, pero aixn no se han soldado a mos, se extasían ante el mundillo de alfeñi-
sus miembros espirituales. El estudiante es que que tienen delante da la luz de la mañana ?
el hombre libre. Un pueblo de lestudiantes lle- Quién, en esta hora " d e crujir de dien-
varía en sus entrañas el geraier t e s " dice la magnitud del peligro
de un ilimitado perfeccionamien- y la inminencia c'el gesto inteli-
to, porque cada individuo pondría, gente y fuerte que lo conjure?
sobre su apetito de bajas satisfac- Toda revolución de altos fines
ciones, la sed de todos por altas humanos ha visto en su vanguar-
conquistas. En ese pueblo el error dia a los abanderados del Libro.
puesto a luz no se vestiría de vio- Terminado el choque sangriento,
lencia, porque no habría bajo el los jef-es triunfantes hajn pasado
arror «1 medro que no se confiesa. al campo de la estabilidad. Los
No habría, en un pueblo de es- estudiantes han seguido en el cam-
tudiantes,'" ni libertad en peligro, po de la revolución. Fuerza reno-
ni periódico en amenaza', ni urna jvada todos los. díaí<, neieesifta y
de sufragio en riesgo", porque la exige el cambio diario. A ocasio-
opresión crece en la posición ele- nes las corrientes desbordadas han
vada, pero asegura tanto como con unido al estudiante con el maes-
los intereses gratos pero temero- tro. Pero el estudiante ha de estar
sos. eternamente, aún sin quererlo,
Las Universidades — dijo Mar- frente al maestro. Quiere;. éste de-
tí — parecen inútiles pero de ellas tener el tiempo para acendrar en
Por Víctor
salen los mártires y los héroes, Manuel García. él su doctrina. Para el estudiante
^lartirio v heroísmo son altas dis- el minuto que pasa nada significa
ciplinas de comprensión y de d«sinterés. Y porque ha de ser mejor el minuto que está
i quién ha de gozar de más cabal comprensión por llegar. Y la razón y la verdad siempre
de los problemas colectivos que el joven a están en el minuto que llegará mañana,
quien todos los días abren el Libro y el
Maestro caminos de luz y perspectivas de me-
jores tiempos? ¿Quién ha de verse más libre JUAN M A R I N E L L O

46
UNIFERSJLISMO ESPAÑOL
£1 lector cubano atento a cierta índole de faenas ideológicas recordará la in-
teresantísima polémica que hace apenas más d e un año mantuvieron en u n diario
habanero don Manuel Aznar y nuestro Jorge Mañach. M motivo de esa polémica,
que h a tenido u n a repercusión duradera en el mundo hispánico, lo dieron ciertas
declaraciones del p€nsador boliviano Franz Taniayo acerca de la "esencial incom-
prensión entre España y América", declaraciones que Mañach dio a conocer en
Cuba, {subrayando s u iukportancia. Terminada arqfuella polémica, a l conocer de
ella Franz Taanayo, dirigió a Mañacb u n a "Carta d e americano para americanos"
que se publicó en la revista "Social" con el título "El Mito de la Raza" .La lectura
de esa carta inspiró al escritor español Baaiiro de Maeztu u n artículo de refutación,
insistiendo en el "universalismo español". A ese artículo replica ahora Franz Ta-
mayo con la "addenda" que a continuación publicamos, por parecemos que aún no
se han agotado——como lo demostró u n a epístola reciente del señor Aznar al mexi-
cano Alfonso Reyes—el interés ni la actualidad de aquel vitalísimo debate.

NTRE otros, el punto más La pretensión ecuménica del hombre re-


importante de un artículo viste diversas formas según los tiempos y
de Maeztu, que se ha digna- los países. Es objetiva, como entre los filó-
do replicarme, es el que se- sofos (hasta el gran Schopenhauer) que atri-
ñala el título del presento buyen a la filosofía una trascendencia uni-
artículo. Aui^ cuando no versal por sobre toda otra capacidad huma-
fuera más que por la cortesía qu© le debo, yo na. Igual cuando los espíritus religiosos pon-
deseo marcar algunos pensamientos míos sobre deran su religión, como en el ejemplo de la
el caso. Dejo el asunto principal de america- romana, católica por antonomasia. La pre-
nismo propio para otro artículo de respuesta tensión sa hace subjetiva cuando una raza,
a la iiltima carta del cubano señor Mañach, mejor, una estirpe, como la antigua roma-
quien me ha mandado reparos sutilísimos so- na, se cree heroína de un destino universal,
bre la materia. y dirige sus pasos y su palabra urM et orhi.
Viejo achaque humano de individuos como (El verdadero origen de esta fórmula no es
de naciones fué siempre la pretensión de ecu- papal sino de la antigua Roma). Y sigue
siendo objetiva en todos los casos semejan-
menismo en cualquier manera o forma. Que
tes y en todos los tiempos análogos, cuan-
el señor de Maeztu descubra cierto universa-
do un grupo ético por razones que en mu-
lismo español que después quiera identificar
chos miles de años no alcanzará a desentra-
con algún problemático universalismo ameri-
Yiar nuestra conciencia, asume sobre el glo-
cano, parece que no debe sorprender a quien
bo una función hegemónica, más o menos
tenga alguna experiencia en estas especu-
un predominio organizado y vasto en lo re-
laciones.
lativo. Si tuviésemos el pensamiento íntegro
Es evidente que hay que aceptar cierto uni-
de todos los imperios desaparecidos, es pro-
versalismo o pretensión de universalismo es-
bable que alcanzaríamos las fórmulas uni-
pañol, histórico, y por ello mismo quizás ca-
versalistas de todos los Ramseses y Asurba-
duco, ya que todo envejece y pasa en este nipales del pasado, como alcanzamos las
mundo sublunar que habitamos. Ya no urge fórmulas de los modernos. Cuando leo al
•señalar tal rasgo español, puesto que está agudísimo señor de Maeztu, no se lo dice,
consentido, pero tal vez es útil estudiarlo en pero parece que se trataría de afirmar que
sus maneras, compararlo y diferenciarlo, aun- el universalismo español, evidente, es único
que sea someramente cual corresponde a un o casi único sobre el planeta. Más, como es-
leve artículo de prensa.

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píritu y como realidad, tal cosa no es exac- pecie de universalismo es éste? ¡Uno políti-
ta. El achaque en nuestro ti«mpo (en todos co y hegeménico como el de Bonaparte y el
los tiempos) es frecuente. Es así como hemos mismo Luis XIV, y sobre todo como el de
visto la prfitensión tudesca de la Welt-Politik, Roma o el de Inglaterra? ¿Uno polémico y
y la tentativa anglo-sajona del English-Spea- científico como el de Alemania de antes de
king-World. Estas pretcnsiones ecuménicas 1914? — Hablemos claro: es universalismo
vakn tanto como las del imperio en que no más que español, romanista-papal en la for-
se pone el Sol. La clásica diferenciación he- ma de la materia religiosa que defiende, y
lénica entre todo lo que era griego y lo que más que romanista-papal, mahometano en los
era bárbaro no significa otra cosa que aque- procedimientos que emplea. Porque digamos
lla pretensión de universalismo hegemónico una verdad más: entre los innumerables cris-
en favor del espíritu helénico. El tiempo y tianismos que la historia ha visto y vé, des-
las realidades se encargan de dar alguna de el de Cristo hasta el Mormón, con ser ple-
consistencia relativa a todos esos sueños de no romanismo en la forma, tiene el español
grandeza, que no otra cosa significa tal acha- tales caracteres psicológicas de semitismo
que. Vale decir que hasta .el yankee infantil, innegable, que establece una verdadera uni-
poderoso y primitivo, ha inventado ya el dad aparte en la Europa cristiana general.
Biggest in the World para sus cosas y sus Y debo puntualizar que no me refiero a un
afanes. semitismo clásico, por así llamarlo, como el
Ya se ve bien por lo dicho que la misma ciclo de los Profetas o el del cautiverio en
tendencia humana halla según los tiempos Babilonia, sino a uno posterior de cuando las
manifestaciones diversísimas matizándose in- sangres semíticas reflorecen en tierra nueva,
finitamente, pues ninguno de estos brotes en plena África, muerta o moribunda como
de la presunción nacional y colectiva deja está ya para los semitas la tierra del Asia
de tener caracteres propios y diferenciales. citerior. He aquí por qué digo yo en mi car-
'Así en Francia, donde con buen acuerdo el ta a Mañach ' ' País asiático a través del Áfri-
señor de Maeztu señala cierto universalismo ca que psíquicamente integra".
humanista o filantrópico más de cascara que Y venimos al punto de las comparaciones
de fondo, ya que en éste late más bien un *que en manos del señor de Maeztu se conver-
nacionalismo verdadero, creo yo que hay que tirían en identidades. Hablé yo de una ten-
descubrir el eterno achaque humano en otro dencia americana a lo universal, sobre todo
campo, con otro matiz, y en verdad con ma- en los gustos literarios (trataba de la expe-
yor justificación. Al buen entendedor po- riencia literaria). El señor de Maeztu señala
cas palabras. Citaré para el señor Maeztu un otro universalismo que es español y que en
título del siglo XVIII francés: "De l'Univer. último análisis es de carácter fanático y reli-
mlifé de la Langue Francaise". Riv^ol.— gioso, como honradamente lo apunta el mis-
Es en lese campo donde hay que reconocer mo escritor. Y pregunto yo: ¿ qué hay de co-
justificadamente cierto universalismo fran- mún entre ambos para pretender identificar-
cés que el escritor español estaría autorizado los? ¿A algún amiericano, pensador o gober-
para negar en otro. No en el campo senti- nante, se le ocurriría cerrar la frontera a los
mental-volcánico del 93, o siquiera en el lí- libros a título de universalismo, como dice
rico-político de Víctor Hugo o de Briand, •el señor de Maeztu? Ambos universalismos
cuando hablaban de los Estados Unidos de (si es que hay algi.mo americano) se excluyen
Europa, etc., etc. tanto, que al primer análisis estallan las an-
Tengo la viva esperanza de estar de acuer- tinomias y contradicciones. Se dirá tal vez
do con el señor de Maeztu hasta este punto que lo idéntico es la tendencia que se diver-
de mis reflexiones. Pero vengamos al nudo sifica y especifica según el tiempo y el lu-
del asunto: universalismo español. ¿Qué es- gar ; y que lo que en política peninsular He-

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gó a florecer en Cisneros y el Duque de Alba, ra bien, lo que me parece descubrirse en Amé-
siglos después en América llegó a ser en el rica es justamente cosa muy distinta, tal vez
campo literario Rubén Darío y Herrera y antitética con aquella otra española. Esa ten-
Reissig. Todo esto puede ser; pero yo confie- denc'a americana parécerae sobre todo un an-
so que mi facultad imaginativa y especulado- helo incondicional por incorporarnos de alma
ra no llega a tanto. y de afecto en todo lo que no es americano,
Yo deseo concretar un poco mi anterior especialmente tratándose de cosas del arte de
afirmación sobre la tendencia americana ha- la inteligencia. Rasgo típico: la ausencia del
cia lo universal. Ello consiste en creer de mi yo inmoral, esto es, la ausencia de toda volun-
parte que el alma americana queda siempre, tad de predominio sobre nuestros semejantes,
a priori y reflexivamente, abierta a la acce- la ausencia de presuponernos mejores a prio-
úón de todo elemento, de todo factor, de ri, la ausencia de todo pensamiento reserva-
toda materia extraña y aún antitética con ella do que consiste en vivir lo presente sin más
misma. Como la primera manifestación de intención que la de preparar el sometimiento
tal estado es la imitación (intimidad crónica de nuestros semejantes en lo porvenir. En este
americana), resulta lo siguiente: desde que panto me viene un pensamiento o compara-
la independencia nos dio la libertad de ten- ción por analogía (generalmente las ideas co-
der los ojos de la inteligencia donde nos plaz- rren interiormente como amarradas por afini-
ca, en América calcamos y copiamos servil- dades propias). Pienso en cierto bellaco que
mente todo lo extranjero: política, sociabili- gobernó uno de estos países de Jauja, digo
dad, costumbres, literatura, cuanto puede de América, y que hoy lejos del poder, acon-
darse. De aquí que nuestra prensa continen- seja gravemente la dictadura a lo Mussolini,
tal.—libro o diario,—resulta tan monótona como la sola salvación de la Arcadia lejana.
y cargante, sobre todo para quien tiene al- Se calla, pero se entiende que el dictador se-
guna memoria, pues de tenerla, cuanto en rín él. Igual pienso del espíritu universal es-
América se lee sólo aparece como una reite- r)añol: someter a todos bajo una ley, se en-
ración desgarbada de algún clásico antiguo tiende a condición de tener España la ley
o de algún europeo contemporáneo. Como to- en la mano. De otro modo tal universalismo
da medalla, esta tiene anverso grato—^la re- para nada sirve.
velación de la gran juventud, mejor, de la Como el mal ejemplo se contagia lo mismo
gran infantilidad del continente nuevo; y que el bueno y aiin qui2á más, ya en nuestra
su reverso desagradable, el de hacernos apa- América empezamos a vislumbrar atisbos de
recer como el Affenland de que en Alemania universalismo no a la española, sino a la euro
hablan sotto voce, una tierra de jimios pedan- pea. Porque en <el Brasil y la Argentina la
tescos ©n verso y prosa. Y ¡ guay! que del car- tierra ubérrima da mucho dinero, ya hay po-
go no se libra ni nuestro amadísimo Rubén, líticos bobos que sueñan con hegemonías ame-
al menos en dos buenos tercios de su obra, ricanas y predominios continentales. Aquí
para no hablar del resto de escritores que también encontramos el calco y la monada de
todavía es inferior. lo europeo. Sólo México, el heroico y riquísi-
Vendríamos a que es preciso investigar en 'mo México, no piensa aun en unlversalizar
qué consiste lo que yo he llamado la tenden .su predominio sobre todos sus hermanos de
cia americana a lo universal, y lo que el se- habla española. La razón me parece que resi'
ñor de Maeztu llama " e l empeño español de en los profundos de la raza. Como México
de unir a todos los hombres bajo una misma sigue siendo una nación india, su nobleza (su
ley". Con venia del señor Maeztu, yo Ua- vocación sobre el globo) está muy por encima
inaria a esto más bien el empeño o la tentati- de] mestizaje enriquecido y enorgullecido de
va de la tiranía universal,, y así fué la polí- nuestras costas del Atlántico. Allá hay quo
tica imperialista de España •én el pasada. Aho- buscar las trazas de todas'las tal^s eutopeas.
Continua en la pig. 67.
48'
Dos Poemas de M, Navarro Luna
En la íructuosa calma provinciana, como Acosta, como Botl, como Estenges,
está realizando Manuel Navarro Luna obra valiosa y moderna. Espíritu alerta,
de refinada ironía y estilo agilísimo, nos ha dejado ya en "Siluetas Provincianas",
su último libro, la medida de su capacidad de escritor, digno de hombrearse con
nuestros primeros prosistas de ahora. "1 9 2 7" ofrece en esta página dos poemas
de los que integrarán su próximo libro de versos.

EL A H O G A D O EL L O C O

Su sed era infinita "Se ha perdido una estrella


y él corría, gritando: en el fondo del mar,
"El M a r . . . ¿Dónde está el Mar? y la voy
¡Yo quiero el Mar!. . . ¡Me abraso!" a encontrar".
Al fin, al Mar se fué. . . Así dijo. Sus ojos eran dos llamaradas
m u y rojas,
y movía su cuerpo,
¡Y el Mar lo trajo con la espuma del mar "entre la boca.
a la orilla, dormido Los hombres se reían
catre sus brazos! al mirarlo pasar.
Pwmto acudió la turba, Y él exclamaba: "cuando yo la encuen-
y, al mirarlo, (tre
voceó, por todas partes: me la querréis robar,
" U n ahogado. . . ! ¡Un ahogado. . . ! " porque también vosotros andáis bus-
lY aquel hombre tenía, (cando estrellas
secos aun, los labios! en el fondo del mar."

R R O U N
M . N

-^í*T
Por Víctor Manuel García

49
Letras extranjeras
Bajo este titnio reseñaremos—«on breTÍsimas Indicaciones nuestras y ajenas—
los más destacados acontecimientos de actualidad en la literatura no hispánica,
según nos los dan a conocer nuestra directa observación y la crítica extranjera.
A*o es, ctertameinte, necesario comentar «xtensamente aquí libros de mercados
distantes; pero convendrá llamar eacuetamente la atención sobre ellos, para estímulo
de la curiosidad criolla.

OLMER GANTRY, por Sin- te subjetivo, que tal vez venga a nos algún
clair Lewis. — Esta última día. De hecho, según el escritor francés, el
novela del autor de Main Maestro de Nazareth fué sólo un socialista
Street, Ba^lHt y 'Arrows- predicador de la revolución-—revolución has-
mith — tres novelas norte- ta con violencia—, de absoluta igualdad y de
americanas esenciales, que a la supremacía del proletariado. Se non é vero,
todos los cubanos importaría aii nuevo siquiera, está, al menos, escrito con
conocer — está causando vasta y honda sen- el talento dramático de Barbusse.
sación en los Estados Unidos. Es una sátira
tremenda contra el tipo de evangelizador de- EAST SIDE, WEST SIDE, por Félix Bie-
magogo, de jayán metido en prédica cristia- semberg.—De este vasto panorama novelísti-
na, tan frecuente en aquel p a í s . De co ha dicho el finísimo crítico Christopher
esta novela ha dicho el formidable ensayista Morley: "Poderoso, melodramático.... M¿
H. L. Mencken: "Salta de ella el más vivido, parece uno de los grandes poemas acerca da
el más desgarrado y gloj-ioso, el más abomi- Niieva York."
nable y perfecto retrato de un hombre de BAUDELAIRE, MISTIQVE DE. L'A-
Dios que se haya puesto entre cubiertas desde MOUR, por Jean Royere.—Para los fieles de-
que Rabelais pintó al Fraile Juan. Está apre-
votos de Baudelaire, este libro de Juan Ro-
tada de observación, toda fresca, toda aguda,
yere puede aclarar qué clase de hechizo, 39
toda sensata. Hay humor gargantuano en ella,
pura intimidad, de sugestión invencible se
y hay también algo no muy alejado del dra-
traduce en sus poemas de Les fleurs du mal.
ma dinámico."
El arte de Baudelaire, dice Royere, provie-
ne de su misticismo. Confesemos que para nos-
JESÚS, por Henri Barbu.ise. otros esto constituye una revelación. La mu-
—El autor de Le Feu, Ciar- jer no ha sido para él un pretexto lírico ni
té y Enchwi-nemenis acaba un tesoro d* imágenes. La ha visto en su
de publicar este libro impre- realidad física, o más justamente, psicológi-
visto, imprevisible en él. ca. Toda la " n o v e d a d " de enta, poesía, sur-
i Que los píos no se asusten! ge, según Royere, de este hecho: " La mujer
Barbusse es uno de •ello.?. es para Baudelaire la explicación del mun-
Ama y reverencia a Cristo y habla de él sólo do de las apariencias y del universo inte-
con admiración profunda, proponiéndonoslo rior", que hace también de este poeta admi-
a todos como ejemplo. Según él, las ideas de rable una rara fusión de voluptuosidad y
Jesús han sido deformadas por las diversas ascetismo, dando una dulzura tiernísima a
teologías y credos, y especialmente por los sus instantes de desolación.
cuatro Evangelios canónicos. Tanto, que Je- A estas horas, Baudelaire es visto en Fran-
sús apenas si creyó en Dios: a lo sumo, en el cia aureolado con la ágil modernidad de Apo-
Dios de Hegel y de Renán, un Dios puramen- llinaire, y con la clásica serenidad de Racinc,

50
>4g>T£ NUe-V^O
Del XII Salón

de Bellas Artes

h'KTh'ATO ¡Kiv Alicf .VíV'/. KM>'ltfiF/A ¡>iir Alii-r .\('('l.

AXTICOIJ /lof lídiiiíiil l,i)if

EL (\ilJJ<].l<)S ¡MIMA

por C'irlfjs Kjii-ít/Kc: 1 y 2 7 piir (^iirhis Kiiriíniez


XOCTI'RXO ¿jor \'ícl/,r MdiiKol (lítrcía
Letras hispánicas
"TIRANO BANDERAS" (Novela de tierra Ca- "I.-os cuernos de Don Friolera" piden trági-
llente), por Ramón del Valle Inclán. camente la luz de las lámparas mercuriales.
¿Qué iluminación más propicia para esos per-
sonajes de pesadilla, "sombras de un mal sue-
Tal vez una de las ventajas del teatro de an- ño", como se califica a sí mismo el estupendo
taao sobre el actual fué la ausencia de luz MiiX Eütrella de "Luces de Bohemia"?
eléctrica. Aquellos corrales semialumbrados "Tirano Banderas", "novela de tierra caliente",
con velones y candiles tenían ya, por sí, un postula también la luz mercurial para la evo-
un singular dramatismo. (Candilejas, térmi- cación plástica de sus capítulos. En el fondo,
no tradicional de la escena, viene de candil; es teatro, como los "esperpentos"' precedentes.
es una impropiedad llamar asi a la acutal ba- Alg-uien ha dicho, muy carteramenlte, que
tería de potentes focos eléctricos que ilumi- Valle-Inclán lo concibe todo "sub specie thea-
na el tinglado). Aquellos histriones de anta- tri", y coi'1'obora esta observación el buidísi-
ñazo, moviéndose en la luz aceitosa de los mo Antonio Espina en reciente artículo sobre
candiles, proyectaban enormes sombras mo- esta novela, publicado por la "Revista de Oc-
vedizas en las paredes y en el suelo. Esta in- cidente", en el cual destaca la "impresión co-
tervención de las sombras, era, sin duda, lorista y pictórica'' que nos deja la obra. Como
algo muy teatral. Hoy la luz difusa de teatro, nos imaginamos la sucesión de sus
los bombillos pone en fuga a las sombras escenas en el tablado; pero no en el tablado
y ^imputa consiguientemente al tieatro un de hoy, demasiado garlopado y pulido, harto
factor alucinante, misterioso, dramático, en lleno de percalina y de cartón, sino en la ta-
una palabra. rima de corral o de feria, con cuatro horco-
¿Qué pasaría si sustituyésemos la luz civilizada nes de apoyatura, Y todo ello envuelto en el
de los focos de hoy por la amarínente da los lívido resplandor de una lámpara de mercu-
candiles, de las velas o de los mecheros de rio. Vemos cruzar a Santos Banderas, el Ti-
gas? ¿Resistirían los histriones de hoy, sin rano, más reluciente aún la "blanca calavera";
perder un ápice de su envergadura trágica, al coronelito Domiclano de la Gándara, violá-
esa luz burlesca, chocarrera, luz de luna en ceo el vientre de "ídolo tibetano"; al licen-
noche de feria, tanto más temible que la luz ciado Nacho Veguillas; al "indito" Zacarías
desnudadora de los bombillos? Difícilmente. San José, en trágica peregrinación con los
Sus rictus trágicos, demasiado hechos a los restos insaculados de su "chamaco", devorado
"daylights" de las modernas baterías, corre- por los "chanchos" en el manglar. . . Y las
rían el riesgo de convertirse en muecas gro- alucinacinentes escenas del "congal" de Cn-
tescas a la luz incierta y deformadora de las carachita, del circo Harris, de la cárcel de
clásicas candilejas. l»as obra« antiguas pare- de Santa Mónica, cobran un dramatismo in-
cen hechas para vivir la atmósfera peculiar sólito a la luz agoniosa de las lámparas tru-
del candil. "Othello", "Macbeth", "La vida culentas.
es sueño", "Lra Estrella de Sevilla" no per-
derían nada, antes ganarían en dramaticidad, in
representadas a la luz del pábido y del óleo. ¿Qué se ha propuesto Valle-Inclán con "Tirano
Las obras del teatro burgués en boga no so- Banderas"?
drían soportar la dura prueba del candil. A nuestro juicio, lo único presumible en un este-
n ticista a ultranza, como lo es el autor de las
Sonatas: hacer pura obra de arte.
¿Y el teatro de Valle-Inclán? Algunos han querido ver cierta actitud tenden-
Se nos antoja que ninguna luz cuadraría mejor ciosa hacia los pueblos hispanoamericanos y
al teatro de Valle-Inclán que la de las lám- hacia los españoles de América, personiflca-
paras de mercurio. "Águila de Blasón", "Vo- dos aquéllos en los tipos de Tirano Banderas,
ees de Gesta" y los esperpentos "La rosa de Abillo del Valle, Nacho Veguilias y demás
papel", "Salomé", "Luces de Bohemia" y nativos que desülan por los capítulos de la
Causerie sobre el Salón de Bellas Artes
Dans ce Salón il y a deux peintrea et un on pourrait les prendre pour des enfants ra-
dessinateur que j 'adore et ees jeunea artiates chitiques. Impotence concentrée.
eonnaissent mon estime pour leurs oeuvres. Sur^ d^i^ ,exppsitio&s,j 'ai rarement eu une
Oes trois artistes suffisent eomplétement pour impression si prononcée, comme dans ce salón,
donner le droit d'existenoe au salón, mais— que l'artiste veut satisfaire son ventre par
á part ceux-ei—qui est encora la? son, aj;t.
Ce salón des Beaux Arts est un vomisse- C'est dur a supportex—et un artiste, le sa-
ment continuel—^un état de malaise—une con- chant, devrait se faire cordonnier—ou—ou
séquence d'una mauvaise digestión spirituelle se faire employer au Obras Públicas.
—c'est una arrogance prévalante—c'est une Dans ce salón j'avais une joic intensive de
malice qui fait reculer la pureté. voir un dessiix de V. Manu^J. ü n autojetrato
Ici la science est remplacée par une agilité du j e w e artiste'Gabriel Ga&taño.
mediocre—1'habilité remplace rintelligence et Oh, meg primitijEs (Giotto) dií-tou» pays—
la pensée se peine a illustrer. mes maitres continnuels—^je souhaite qu' á la
Dans le Salón des Beaux Arts c'est l a p h o - fin de ma vie, mes oeuvres soient dignes de
tographie qui triomphe, mais elle eat si adroi- vous.,
tement surpeinte que méme des bon» "con- Vpuft-vous étes. donné&, sans reserve dans
naisseurs" se laissent épater pour quelque v©s oeuuíes.et ¡ajíiai vous. étes parv«nu& á la
t e m p s . . . . Si les caprices et singularites perfaetion de 1 "homme. J e salue Diego -Rivera.
étaient au moins spirituelles... II y, a la quel- Et de nouveau je suis devant les tableaux
ques chercheurs, mais pas un se^U qui se du."Salón de Bellaa Artes"—rien n'est ache-
chercherait "soi-méme". vérr-res,t.é,tei}, .penjie., á, mi-chomin—supejficiel.
Le Salón d^es Beaux Arts est un cinietiére. (Tjmíftiftnwiiey,)—et d^n^.^aucun d^ ees eou-
Devant chaqué toile, devant chaqué dessin vres^ni l'amour,. ni la foi ni la; verité ont
on est rappelé a un maitre, mort depuis. long- aidé.
temps, et de ses yeux poussent, déj* d«S:P^que- Chez ees artistes le mensonge est assis sur
rettes. I4 PQÍnte,^dii,p^ceau—eux comnieneent leurs
Ce Salón est le " H i p , Hipi H u r r a h . . . " tr^vai«;,íi^efi..desthÍí>rií!^-Volées--thtories vo-
de l'absenee de l'individualisme. IQSS d^so««yi98: d«S; graojdsomaitjres dont on
C'est !« Salón de ceux dont le petit succés dit rles'.-oeuTiEries'íimisaortel».'
est basé sur des oeuvres accomplie%j.paí: des Cekli qui ne peufr pas «'enthousiasmer des
grands maitres. Ici l'un suit les tPi^ves de lois deja existentes qi|'il choisit le mieux pour
1 'autre sans savoir qu 'en agissímt ainsi il son. tr^vail,. n'est pas, un, créajteuí—>et dea
eommet un suicide—mais chaeun est son pro- créat^u^{ine,4^^#pq¡tteBt pas,,
ppe onaniste.—Bienhereux ceux qui marchent DeaSi c«! Selea-r-ayec leí non» impertinent
danií l'ombre—car au " S a l ó n " lujt Je soleil. ' ' Beaux A*te'.' régne paroi par paroi le ''der-
Cette entreprise honnéte est tout á fait— nier c r i " dé l'art. (Malheureusement, pauvre
malhonnéte—. Et jamáis on ne découvrira un Dieu incompris).
aveu—maladroit, mais sincere, qui déclanche- Quelle horreur d 'tfüer chaqué année par les
rait 1'estime malgré soi. piéees du Salo»^. dfi devoir heurter avec. les
II y a la des égarements intentionnels mais pieds. ees ca4ayres,.da: l'íirtr-qui eagr^issent
jamáis des fautes involuntaires. le sal, mais aueiine branche ne peut pousser.
Les jeunes, dans ce Salón, provoquent l'im-
pression d'Hercules de cartón et les majeura A J> I A M Y U N K E B S

6B
I ^ nuevo concepto de la riqueza
De T. N. Parker, catedrático de JBconomia Política en la Universidad de Harvard,
son estas nobles y opoWnnas pal&bras , ^ e "1 9 2 7" estima pertinente someter
a l a consideración de tos'i4(»>s %MdbIés y tttHiprenslvos de Cuba.

j i í A S T A que no encontremos contremos u n digno desahogo para nuestro


«na nueva disciplina moral exceso de energía, o una digna realización
qfue nos fortifique contra las de nuestro superávit de producción, nos vere-
influencias desmoralizadoras mos inducidos a disiparlo en un tumultuoso
de la prosperidad, lo mismo vivir. Como los insectos de una sola hora, vi-
que las viejas disciplinas nos viremos para zumbar en derredor, para en-
fortalecieron contra las influencias, todavía gendrar y para morir, generación tras gene-
más desmoralizadoras, de la pobreza, tendremos ración,--«n »na continuidad infinita y estéril.
que mantenernos uncidos a una gran faena; Podríamos, claro está, gastar mucho tiempo
a una faena lo suficientemente grande para y lenergía en la construcción de monumentos
que encienda nuestra imaginación y nos fuer- funerales, palacios y templos. Podríamos, por
ce a tomar voto de pobreza en medio de nues- otra parte, desarrollar una benemérita arqui-
tra opulencia. En el nuevo concepto, la ri- tectura doméstida, construyéndola con dura-
queza consiste en instrumentos en vez de lujos. deros materiales, para reemplazar los provisio-
Mirándola así, uno puede tomar el voto de po- nales bajareques que actualmente solemos
breza y vivirlo tan rigurosamente como cual- construir.
quier anacoreta medieval, sin dejar por eso La más grande cosa en la sociedad ameri-
de ser un millonario, es decir, un propietario «aiKi -es la^escaeía. •gi realmente apreciásemos
de vastas cantidades de herramientas, máqui- «steifaéc^o y todo'lo qne él significa, y todas
«as, instalaciones y otros agentes de produc- las consecuencias que de él se derivan, nos
ción. veríamos todos poseídos de un fervor—casi de
Desnudo entró en el mundo y desnudo sal- un frenesí—^por la construcción de escuelas.
drá de él. Lo que consuma mientras vive es Haríamos de nuestros edificios escolares una
la única riqueza que utiliza para sí mismo; el expresión del pensamiento y del sentir nacio-
r«sto la devuelve a la industria y la deja nales. En el curso del tiempo, sería posible
para que enriquezca al mundo después que fomentar un gusto arquitectónico que nos per-
él haya desaparecido. Esto es lo que los hom- mitiría adornar cada ciudad con edificios pa-
bres hacen cuando abordan una gran faena ra -^«Ssoék comparables a los templos grie-
de construcción. Provisionalmente al menos, gos. Si'oo haéenlos esto, ño será porque no nos
e«a gran faena ejerce una función evangéli- poda"nÍos persiitii^él lujo de hacerlo, sino por-
ca. Y una gran faena hemos de tener, o iremos • qn» Tia-apr«biamos' la importancia de la escue-
a nuestra perdimfin. la en la vida nacional. Será porque preferi-
«Qué es, pues, lo que podremos hacer? En mos gastar nuestro dinero y nuestra ener-
otras palabras, jqué haremos con nuestro sur- gía en tabletas de chicle, luchas de boxeo y
plús de poder productivo t A menos que en- •;dii

•hS
I 9 I 7 FERROVIARIA
Para Víctor Manuel, que, sin
saberlo, tiene bajo e! pecha
el corazón de u n jacobino.— A R C K A M O S por la vida como las paralelas
R. M. ^ ¿el tren. Y los dos somos de hierro tal cual
tfe [ellas.
Efe
S O B R E el Volga
se ha helado el lamento
i
ím^
Como la suya es nuestra superficie pulida
y brillante. (Las ruedas repasan por encima).
Sueltan los bateleros
Una jauría de carcajadas rojas
Siempre juntas en línea cvrva o en línea recta,
Iss ro.3romas son corbatas de la muerte
y entre las dos el mismo espacio que no dja
un redoble de potros que no cabe en el cielo
estremece la piel de la tierra I-
oue se unan. Y ei una torna a diestra la otra
huracanes de cosacos
van despertando caminos a diestra fatalmente sumisa también torna,
en los mástiles de Kronstadt
pues una sin la otra es una cosa fútil
flamean labios sangrientos
— u n pedazo de hierro completamente inútil—.
un dolor milenario
Por Gabriel F . Ledesma.
habla en lengua de cañones sP'i;
A u n q u e finjan unirse si a distancia las miran
el Kremlin es un volcán de bronces es por una ilusión vulgar de perspectiva.
el Tiempo
—Cuasimodo ciego— ¡Oh, si en la ruta hubiese algún desviadero
está repicando cataclismos sobre las Edades concluidas
ha pasado la esponja de la n'^da para poder siquiera tocarnos un momento!
¡Tiene espasmos de vientres en aurora la estepa madura!
está virgen la pi^^^^a de las horas No se, pero m.e temo que seamos las dos
resucita el HovoW^ •:
paralelas de un tren de c i r c u n v a l a c i ó n . . .
Vibra una selva de aullidos Pascua de la Utopía j '^
en la garganta del viento:
se visten de novi» i^as aldeas
es el tártaro que venga J O S E T A L L E T
todos los siglos hambrientos el mujik i,
borracho de hop''^ntes
misa 3e frutos podridos danza en torno ^el fuego de su clara alegría
en el altar de las horcas hay vodka de sol.
coro de pólvora y sables en todas las islas
con balalaikas de hogueras
Madre Estepa amamanta un ^^P^^^o <ie mundo
La Mistoria arroja dioses
la Tierra se ha puesto de toéúlas
como cascaras secas
vuela polvo de símbolos rotos
B O L N D M R T E L
entre negras pavesas de Zares
56:
y ü R G E £ R ^ N D E S
Jorge Brandes, cindadano del mundo, ha muerto en su pafe—IMniunarca-—baoe
tres meses escasos. Alguna "FOX clamantis" ha protestado entre nosotros contra
<•! silencio hecho—o tolerado—en tomo de esa muerte. ¿Pero es que alguna vez
ee ha sabido aquí, siquiera aproximadamente, de aquella vida? ¿Cómo expresar
jqne se U<H% oportunamente lo que nunca se pudo adinlrar? Dos generaciones do
cubanos han permanecido beatíflcamente ignorantes—.«altas, claro está, las poquí-
simas excepciones habituales—de la existencia 4e «qü^la gran cabeza que enca-
neció, durante sesenta años, el más vidente critftstsBio europeo. "1 9 2 7", que
aun no era cuando Brandes murió, aprovecha su <pí4mera coyuntura de mrrtnora-
ciCn publicando este admirable articulo, cspcHal ip*ta "1 9 2 7" de Caries lUba,
abo de los más estlnindcs escritores catnlnnes de ft^s nueviis hornadas, eolabóif^
dor etíiineiite de In "Pcndació Bemat Metge''.

A la tenaü y es- la controversia promovida por Rasmus Niel-


clarecida fidelidad sen, provocan una actitud hostil del público,
de Jorge Brandes que le crea reputación de escéptieo. La «íoal
deben los más gran- se robustece cuando, después de seis años do
des autores die la viajar por Europa (1865-71), da una serie
literatura <iano-no- de conferencias, reunidas en un volumen,
ruega los caminos sobre las grandes tendencias de la literatura
de gloria conquis- «n el siglo X I X .
tados. El ha sido Otras obras suyas de esta época son los
guía y señor son- Estudios Estéticos (1868), monografías bre-
riente a aquella musa del norte lejano, que ves de poetas dinamarqueses, en las cuales
de la vida actual ha derivado insospechadas se planea su sistema más maduro: Estética
fluencias ñe eíoociéft. lArqucl |>tteblo íe sor- 'fmnmsa de hoy (1870), estudio sobre Taine,
prendía del propio verbo, naciéndole en las del cual aplica los métodos a las condiciones
entrañas: 'Brandes, conciencia viva, pensa- y hábitos de pensamientos locales; el espí-
miento expresado, ha sufrido la parte más ritu dinamarqués queda abierto de par en par
noble del dolor de la sorpresa. Y así su na- a los vientos violentos de Europa. Bajo los
turaleza de esteta sereno se ha doblado de ataques, más amargos y despiadados c a ^
polemista osado; mas la victoria del "bran- día, se encubría, empero, un gran respeto;
deísmo"es hoy definitiva y asefarada, y-aVm "en 1872 vacó la cátedra de Estética de la
la parte de juventud que ha reaccionado en Universidad de Copenhaguen; se señaló a
su contra no olvida la deuda- Brandes, desde un principio " d o c e n t e " en
Georg Morris Cohén Brandes nació en Co- bellas letras; la fama de judío y de radical,
penhaguen el año 1842, de familia semita; las sospechas de ateísmo, le cerraron el paso
comenzó estudiando jurisprudencia, pero una a la consagración oficial; pero nadie osó ocu-
A ocación más madura pronto le incitóó hacia par el alto sitial donde no se le permitía
la filosofía y la estética. A tfai^s Ü e t o d a sentarse a Brandes. Con el año de esta mísera
BU obra se nota la influencia de dos'jfle sus anécdota universitaria, comienza a fecharse
maestros: de Heiberg, en el critieieaio, y por su obra, de vigoroso impulso, Las grandes Un-
encima de todo la del gran Soten Kierke- dencias, que es una perfecta descripción del
alzamiento general contra el pseudo clasicis-
gaard, que libró lucha fiera contra la intran-
mo. Da todavía Poetas dinamarqueses, que
sigencia luterana. Sus primeros tratados al
con las monografías sucesivairde Kierkégaa^,
salir de la Universidad, la parte que tomó en

m
Lassalle, Esaías Tegner, Disraeli y Lord Beft,-. dd.ei»t«.^stilo brandesiano foiáftd«..al. fuego de
confield, precisan el CQOÍUHSW», d«l- caractaeisfeL- la« noble polémica, lúcido, razonable, entu-
co método de la P8Íoolog«i anaaííica breudR- íiiasta son extravagancia, colorido sin afec-
siana, esto es, buaewi. de- prirnera intención- tación, con llamaradas fugitivas y bellas como
la personalidad del artista, en su obra, y un fuego de artificio sugerent«. Brandes dejó
mostrar cómo el, mismo esfuerzo para hacer tras de sí muchas cosas que decir; pone en
obra más peefeeta: h»._ desfinido lentaqiente contacto inesperado las ideas nacidas de una
aquella personalidad; insistieiído. pues sobre información singularísima, y a la excitación
el estudio iAdividuftl» lll^a hasjtatl^ vida pri- sabia se despiertan grandes masas de ideas.
vada del escritorí l«a anécdptajB acumuladas
En una palabra: Jorge Brandes es un es-
son entonces irrenunciable dpe«meiUtO;
píritu en el cual toman nombre individual el
En 1877 Jorge Brandé» abaldona los te. espíritu uno y diverso de la ma4re Europa: y
soros de su pensamiento a la» disputas locas hoy, por encima de las infinitas voces burdas
de sus compatricios y se», va a^bosear una y doloridas de la pugna, la voz d© Brandes
vida más tranquila, instalá»d<j«8. en Berlín; afirma todavía la fidelidad, haciendo coro
pero en 1882, amargado por las ideas políti- con otras voces generosas que aquí y allá pro-
cas prusianas, volvió a entrar en Dinamarca, claman la única, íntegra patria europea:
en una toitmée de conferencias por los paí-
ses de lengua dano-noruega. En su tierra na, C A R L E^ 8. B I R A
tiva, Jorge Brandes encuentra toda una Especial para "1927".
nueva escuela de escritores y pensadores ávi-
dos de recibirlo como jefe; IQS,,dinamarque-
ses, cediendo a la tenacidad brandesiana, ase-
guran entonces al crítico una neota de 4 000 VmVEBSALISMO ESPAÑOL.
coronas, a condición.de que coíifereucie sobre (Cóntiniiación)
temas de literatura. Este g;ran activo produce aquí (digo en la América india o casi india),
La escuela romántica en Francia (1882), hay-que buscar otra materia histórica, otras
Honibres de la moderna transición (1883), 'a leyes humanas, deseo decir, otras pyomesas
Vida d(t Ludmg Mollerg, (1885), Polonia htimanas.
(1885), Ensayos (1889), un.^estudio sobre Dé hoe satis. .
Shakespeare (1897-98í-^t^l .vezla.obra más
autorizada de .toda, la crítLcA shakespe^iana, F R A N Z T A M A Y O
—una monografía sofere Heiu:ik Ibs^n (1890):
Brandes y sus discípuloos ei:aB los arbitros
de la,fama.literaria,en «1.Norte, Influyendo NOTA: El título de mi artículo " E l Mi-
sobre Ibsen y BjornsQO, de los.cuales sostuvo to de la Eaxa" no es mío y pertenece a la
el esfuerzo gigantesco, Brandes dio carta de transcripción de la nevista Social, de la
ciudadanía. «n- Europa a la, literatura dano- Habana. Yo escribí una carta a secas al cu-
noruega, que se afirma en, eUa poj; su teatro, bano Mftñach.
expresión viva d,e sentimientos eseneiales en OTRA: Deploro aparecer ante el señor do
palabras esenciales,. Maeztu como un despreciador del divino He-
Desde 1885, Holg«r Drachmann desplegó la rrera. No me he dejado comprender, y me
viaje bandera del idealismo .contc».las doc- duele. Siempre he guardado desde mi infan-
trinas realistas.de Jorge Bxandés: pero Di- cia para el gran lírico español un fervor ad-
namarca y Noruega, gracias, a él, vivían ya mirativo sólo superado en mi entusiasmo por
dentro la. gran comunidad europea. Tal vez Píndaro y el latino Horacio, aunque estos dóa
no se encontraría, hoy obía,critica de campo últimos no se parezcan mucho.
más amplio,; ni^estilctque suDftrayarelfencímto

47
El capitalismo y la inteligencia
El creciente y exacerbado individualismo sociedad. Para satisfacerlas, para disfrutar
que desde el Renacimiento inspiraba las ideas de los servicios y beneficios que reporta esta
filosóficas, morales y políticas del Occidente esta nueva organización, nace la sed y el
europeo, consagradas jurídicamente por la afán de riqueza. Para conseguirla es necesa-
Constitución de 1879, estimula vigorosamen- ria la prestación de un servicio, es decir,
te el sentimiento de la responsabilidad y del convertirse en agente de la producción.
albedrío personal, y el valor del individuo Y así es como por una multiplicación in-
como factor integrante de la Sociedad. Ini- cesante de las exigencias individuales, y pa-
ciase el dualismo entre Sociedad y Estado, ralelamente a ellas, de las necesidades co-
y con ello, el individuo, parte de aquélla, munes, y al propio tiempo, por la ambición
reclama y adquiere nuevas prerrogativas. y el afán individual de disfrutar lo más po-
La personalidad individual, hasta aquel en- sible de los beneficios de la nueva organiza-
tonces inexistente, política y jurídicamente, ción social, o sea, el afán de riqueza y capi-
revélase, como parte integrante de la socie- talización, surge la organización capitalista,
dad y en función de sus fines. Pero por lo tal cual hoy existe, la base económica y social
mismo que la sirve y se debe a ella, y ella de la cual es el crecienjte aumento de la
es la que reconoce y ampara su personalidad producción, que al intensificarse, concentra
jurídica, exige de ella un mínimo de garan- la riqueza en un número limitado de empre-
tías y servicios. Para satisfacer las necesida- sas las que, al par que la riqueza y con ella,
des y exigencias individuales que resultan del centralizan el trabajo y su distribución, eri-
reconocimiento de la personalidad jurídica giéndose en distribuidoras del bienestar so-
individual, requiérese la multiplicación de cial.
servicios, la diversifieación profesional, la in- El afán de riqueza y del poder que da la
tensificación de la producción, es decir, un posesión de la riqueza, determina y explica
nuevo régimen económico y una nueva orga- a la vez que la organización social impuesta
nización social. por el capitalismo, el evidente afán utilita-
Pero a medida que crece la ambición per- rista que lo invade todo, el pragmatismo filo-
sonal, multiplícanse las exigencias y necesi- sófico, la literatura estimulante de C. Wagner
dades del individuo, y por lo mismo, de la y de Marden, propios de una época en que
58
se rinde único culto a la eficacia, y en que Dentro de una sociedad capitalista, el
se mide el valor moral de las obras humanas obrero intelectual tiene un lugar y una fun-
por su valor utilitario. El individuo, aun ción como instrumento o agente de la pro-
gozando de la plenitud de sus derechos po- ducción. Rigen para ti, como para los demás
líticos, pierde su valor moral al convertirse sectores sociales, las leyes de la competencia,
en instrumento de la producción. Su persona- de la transacción, el industrialismo. No goza
lidad y actividad profesional absoAeu su de fueros ni privi!«?gios. Y al escritor, al
condición moral y su valor individual como artista y al pensador, dentro de una sociedad
hombre. de tal modo organizada, no le cabe otro re-
Natural es que, y. de otra forma no podía curso que luchar con las mismas armas: va-
ocurrir, de esta organización social, en la lorar su obra dentro esa estimación utilita-
cual el individuo es, meramente, un factor ria, poner precio a su inteligencia, como uno
de la producción, y según la cual el valor más de los obreros de la comunidad.
moral de los actos y acciones humanas se El intelectual, miembro y parte integrante
mide por su eficacia, salieran perjudicados y de esta sociedad capitalista, reclama, él tam-
seriamente quebrantados los valores de la in- bién a su vez, su derecho a la vida, tiene
teligencia. El profesional de las letras que sus ambiciones y sus exigencias, y para sa-
desde mediados del ochocientos, gracias a la tisfacerlas, necesita dar precio a su trabajo,
creciente facilidad de los medios de impre- y comerciar con él. Produce y vende escritos,
sión y difusión de la palabra escrita, pudo artículos o cuadros, como produciría o ven-
hacer de su profesión una profesión lucrativa, dería otro artículo industrial cualquiera. Es
ensanchando su mercado hasta aumentar ili- un factor más en la escala de la producción,
mitadamente el número de ejemplares de sus y como tal debe proceder. Esto en lo que se
f'bras, sucumbió al imperativo de la nueva refiere a su satisfacción personal, egoísta; a
época y, acomodándose al nuevo estado de su ambición y afán de lucro. Pero a la vez,
cosas y a las exigencias de este régimen, in- al dar precio a su inteligencia, con esta valo-
dustrializó su producción. La industrializó, ración de su trabajo y con su especulación,
en primer lugar, por la presión del medio, el intelectual persigue un móvil y una finali-
obligándose a las condiciones impuestas por dad honrada, y profesionalmente, perfecta-
la organización de la sociedad a la manera mente honesta y moral. Pretende y aspira,
capitalista, poniendo precio a su pluma, ven- como todos los demás obreros, comprar con
diéndola, lucrando con su inteligencia. Una su trabajo la libertad de su conciencia, y su
('•poca en la que la moral se mide por la uti- integridad. Pretende más a ú n : asegurar la
lidad, explica y ampara esta venta y esta incorruptibilidad de su obra. Pero olvida que
(Iniídicación. La industrializó, a la vez con si en la técnica y el trabajo manual la con-
vistas a aumentar el precio de la mercancía, ciencia queda a salvo y no sufre menoscabo,
teniendo en cuenta las condiciones v exigen- en sus labores y en su obra necesita poner a
cias del mercado, con propósitos y moral de contribucfón su ^nteliganc^a,, y es ésta üa
comerciante, más que de escritor, pensando que echa al mercado y hace objeto de tran-
y sucumbiendo a las exigencias de un público sacción. Al poner precio a su obra, al tarifar-
^anal, en el que el afán de riqueza ha aca- ia, tarifa y pone en venta su propia con-
bado con toda norma moral, en tanto que el ciencia.
culto y el servicio a las funciones utilitarias
y el desprecio a toda profesión liberal, han Y así ocurre, en efecto. Dentro de este
atrofiado su gusto y su sensibilidad. De ahí, régimen, la producción intelectual se con-
ese tipo de arte, literatura y filosofía bur- i vierte en uno más de los artículos transac-
guesas, fruto de esta venta y esa claudica- cionables, y el intelectual en un asalariado.
ción. El capitalismo para el cual, en funciones de
la capitalización, trabaja la sociedad, eom-

d9
I pra y tarifa sólo aquellos productos que le que, a la postre, sirvieran no los intereses
interesan y responden a sus fines. Y así pre- de la inteligencia, sino que sirvieran, pre-
; tende y exige que el intelectual trabaje, no al tendiendo servir aquélla, los intereses oligar-
•servicio de la inteligencia, sino al servicio cas del capitalismo.
; del capit-alismo. Ocurriendo que el intelec- He ahí porque al frente de los movimien-
'"tual, que al industrializar su trabajo, tari- tos de reivindicación proletaria y de toda
fándolo, pretendía asegurar ¡la incorrupti- conmoción de orden político o social, marcha
bilidad de su obra y de su conciencia, que siempre de avanzada la intelectualidad. De
se convertía en asalariado para salvaguar- ahí el carácter esencialmente minoritario de
dar su libertad, pronto vio que lo que se le toda iniciación revolucionaria, y el porqué
exigía era el precio y la entrega de su inte- de la dictadura roja de Moscú. Y el porqué
ligencia. Y que ésta, y no su trabajo, era lo Lenine, más que de una propaganda entre
que se trataba de asalariar y la base de la las masas, se ocupaba con preferencia espe-
transacción. cialísima de la formación de una selección
Su asalariamento es, por esta razón, mil dirigente, porque sabía que dentro del sector
veces más infamante, más denigrante, que intelectual hallaría los más convencidos ad-
la del técnico o del obrero manual, que guar- versarios del régimen, las tropas de avanza-
i d a y mantiene su libertad, su integridad es- da y las fuerzas de choque para la acción
I piritual. • "El intelectual con su trabajo .se revolucionaria.
vende a sí mismo, vende su conciencia, trafica Por la índole de su labor, el intelectual, al
con su inteligencia, único capital con que servicio del capitalismo, debe claudicar con-
cuenta y con el que acude al mercado. Mien- sigo mismo, traicionar su conciencia, ser un
tras el obrero manual con su trabajo compra desertor de la inteligencia. Al poner precio a
su libertad, el intelectual la vende. Dos ca- la inteligencia, lo que pretende el capitalismo
minos le caben ante tal dilema: la sumisión, es asociarla a sus responsabilidades, conver-
poniéndose al servicio del capitalisínt) y pro- tiéndola en uno más de sus instrumentos y
duciendo' para el capitalismo, o sucumbir, por de sus armas. Y el remordimiento de esta de-
falta de mercado y la no remuneración de serción y esta venta vergonzante es el germen
sus productos. O en tercer término, saliéndo- de toda rebeldía, el incentivo a todo grito
se de este círculo, rebelarse y engrosar las de libertad y emancipación. Este remordi-
filas reivindicadoras del proletariado. miento y esta vergüenza son la réplica a las
El régimen capitalista ha sufrido con esta claudicaciones y al mercadeo que le impone el
táctica un grave e irreparable error. De ha capitalismo, creyéndose impune, a los obre-
ber respetado los fueros de la inteligencia, ros de la inteligencia.
sin pretender hacer de ella un instrumento Pero surge, al llegar a este punto, una nue-
a su exclusivo servicio y favor, monopolizán- va cuestión. El intelectual ¿debe participar
dola y erigiéndola en arma de lucha clasista, en las luchas sociatarias a beneficio de una de
de antagonismo societario, tal vez aquélla se las partes litigantes? Y si debe hacerlo i debe
hubiere mantenido alejada de las batallas participar en ellas por razón de principios,
reivindicadoras del proletariado. Pero el ca- o bien por razones estratégicas y circunstan-
pital fué el que arrastró a la palestra a los ciales ? {Desertará del capitalismo para aban-
sectores intelectuales; los asalarió a su ser- derarse en las filas rojas? El arte y la lite-
vicio, proletarizándolos, y al propio tiempo ratura ¿pueden y deben ser instrumentos de
exigía de ellos que escribieran para su prensa, propaganda revolucionaria al servicio del
que combatía al proletariado, y obligaba a sus proletariado? Dejemos para otra oportuni-
escritores y artistas a que elaboraran un arte dad este nuevo orden de averiguaciones.
y una literatura para el uso de las clases
burguesas creadas-en tomo al capitalismo, y M A B T I CA8AN0VAS

60
Poi' £duardo Abela.

Pablo Palacio, el intenso cuentista qulteüo^ es casi totalmente desconocido en


Cuba. Sin embargo, pocos escritores hispanoamericanos parecen tan bien dotados
para dejaír una huella indeleble en las letras hispánicas. Sn libro de cuentos "Un
nombre muerto a puntapiés"—^libro recién llegado a algunas manos cubanas—es
una poderosa y violenta revelación. Narrador de estilo taqnígráflco; buceador de-
modado en el légano humano; temperamento riguroso y virilmente cínico, humo-
rista de hoBd» veta tr&glca—tal es la extraña personalidad literaria del Ecuador
que "1 9 2 7" descubre hoy a los catadores cubanos de novedad.

LAS MUJERES MIRAN LAS ESTRELLAS

Jnan Gual, dado a la historia como a una los literatos dicen que sienten; los futbolis-
querida, ha sufrido que ella le arranque los tas son policéfalos, guiados por los cuadríceps,
pelos y le arañe la cara. gemelos y soleus.
Los historiadores, los literatos, los futbolis- El historiador Juan Gual. Del gran tra-
tas, i psh!, todos son nianiátieos, y el maniá- pecio de la frente le cuelgan la pirámide
tico es hombre muerto. Van por una lincea, de la nariz y el gesto triangular de la boca,
haciendo equilibrios como el que va sobre la comprendido «n el cuadrilátero de la bar-
cuerda, y se aprisionan al aire con el quitasol billa.
de la razón. Mide 1 m. 63 ctms. y pesa 120 Ibs.—Este
Sólo los locos exprimen hasta las glándu- es un dato más interesante que el que po-
las de lo absurdo y están en el plano más alto dría dar un novelista: "María Augusta,
de las categorías intelectuales. abandonando el tibio baño, secóse cuidado-
Los historiadores son ciegos qu« tactean; samente con una amplia toalla y colocóse

61
luego la fina camisa de batista, no sin an- cureísta no es extraño. Conozco un ingeniero
tes haberse recreado, cton, delectación mo- que guisa admirablemente arroz a la valen-
rosa, en la contemplación de sus redondas ciana y un santo sacerdote especialista en
y voluptuosas formas." el aderezo de legumbres.
Juan Gual, sorbiendo el rapé de los pa- " n o podía desechar, y siendo casi todos
peles viejos, descifra lenta- soldados..."
mente la pálida escritura an- " . . .todos soldados"
tigua. De improviso la puerta de-
"Sor. Capitán Gral.; En- ja entrar una ancha lanzada
terado de que los Abitantes de luz.
del pequeño pueblo de Callay- Las caras se alzan de los
nic..." papeles.
El copista, después de un —¿Quién es? ¿Quién es?
momento contesta: Temístocles se pone colo-
" . . . d e Callayruc" rado.
"estavan mal impresiona- —Entre, señora.
dos con especies que su rus- El señor Gual endereza su
ticidad... " pequeño cuerpo y va a besar
Bueno, ¿y qué le importan en la frente a su mujer. Esta
al señor Gual los habitantes mujer, clavando una oblicua
del pequeño pueblo de Callay- mirada en Temístocles, hace
ruc? Lo que a mí el mismo die su boca un paréntesis.
señor Gual. Tres datos: el historiador
El cuentista es otro maniá- tiene 45 años; la señora del
tico. Todos somos maniáti- historiador, 23; el historia-
cos; los,que no, son anima- dor se porta un poquito flojo.
les raros. " d e los que desertaron,
Hay que salir y gozar de! cuando me destiné y o . . . "
buen tiempo: gargarismos "...destiné yo"
musicales de los canarios; Por M. Adía Yunkers El señor Gual se recela de
sombras de las figuras geomé- besar en la boc^a a su señora
tricas de Picasso que ensamblan en los cuer- delante del Secretario.
pos como una vida en otra vida; muchacha
•estilo Chagall que se escarba las narices con Los reconstituyentes no producen efecto.
el índice. Tiene que estarse, el pobre, mansamente es-
Pero el hombre de estudio no ve estas co- perando horas de horas que la potencia sea
sas: o permanece escarbando en las naricea mayor que la resistencia.
del tiempo la porquería de una fecha o hil- ¡Vaya con el hombre! Si al menos fuera
vanando la inutilidad de una imagen, o abu- más inocente para enviarle en busca de Los
sando inconsiderablemente de los sistemas in- mariscos del señor Chabr». •.
ductivo y deductivo. I Que ni se puede contar con los mariscos!
l,Y el copista? ¡Áh! El copista, un mozal-
bete barbilindo: 20 años, 1 m. 80 ctms. y 140 Las caras se caen de vergüenaa.
Ibs. Le echaron a perder con el nombre de Un hijo del señor Gual es un absurdo.
Temístocles. Ciertas mujeres del señor Wilde í Entonces ? Los dedos estirados sobre las
no le habrían amado nunca. mejillas o las manos bajo las barbillas, en
A más de historiar, el señor Gual prepara una actitud algo así como Rodineana, para
delicioso pescado frito. Este pecadillo epi- evitar que las caras se caigan de vergüenza.

es
Hay que esperar. La vida es una paraliza- La amargura cae también sobre ella, sa-
ción de espera. Siempre estamos mirando, cudiéndola de los hombros hasta hacerla llo-
a la ventana, que pase el buen tiempo. Aguar- rar.
damos que caigan las soluciones del tiempo
mismo. Sentados en nuestras butacas, contem- El señor Gual ha tenido que ir a ver a su
plamos el cinematógrafo de nuestros hechos copista, traerlo por delante y hacerlo entrar
Miramos hacia arriba para encontrar la cla- en la casa tirándole de la oreja, como a los
raboya por donde hemos de salimos, pálidos chicos.
y azorados, y ser espectadores del propio Aunque Temístocles estaba encogido de ver-
drama estupefaciente, si es pojible, si la güenza, ha seaccionado como todo un hom-
vida lo permite. bre, endureciendo los músculos. Pero bajo la
Rosalía y Temístocles esperan, atados al mirada del historiador ha vuelto a sus posicio-
cordel del destino, con la cabeza gacha como nes, teniendo miedo a la acusación de los
bestias cansadas. ojos.
El señor Gual le ha hecho sentar en su si-
El señor Gual salta escandalizado. lla de siempre. Le ha presentado el papel de
Estaba el señor Gual esperando lo que copia. Se ha separado, cruzando las manos
siempre esperaba: que la potencia sea mayor a la espalda. Ha arrugado el ceño al momen-
que la resistencia, y pretendiendo ayudar a to difícil.
la primera, buscaba la fuerza pasando su ma- Gran silencio.
no por la seda del vientre de ella. —Vaya, hombre, vaya. Esta mañana ha llo-
Y cuando sintió el resorte de la vida, el vido un poco y anoche he tenido jaqueca.
señor Gual levantó la mano y el tronco; vol- Estaba algo apurado con eso de Jaén y don
vió a sentar la mano para constatar y volvió José Ignacio de Checa, pero no pude levan-
a levantarla. tarme pronto. Ya me tienen un poco cansado
—Rosalía... Rosalía... estos papeles viejos.
Ella también ha levantado el tronco y se Silencio.
ha defendido con las manos. —En fin, i caramba! ¡ Hay que decirlo fran-
La rabia del señor Gual es la del que ve camente y para eso has venido!
fructificar lo que es suyo y no poseyó. Tal El señor Gual se traga algo tan voluminoso
vez sea igual a la de la madre cuyo hijo se que parece una cuartilla de monólogo, y con-
hace soldado e, inversamente, a la de la mu- tinúa, más difícilmente debido al atraganta-
jer que parió un muerto. miento.
—íQué has hecho, perra? —Eso de la muchacha... ya pasó. En fin,
Ella siente el escupitajo y le clava la mi- ¡caramba!, qué vamos a h a c e r . . . Sólo los
rada como para partirlo. perros son fieles... para con los hombres.
—íY tú qué has hechoí Sólo los perros: los perros.
—íQue qué he hecho? Silencio.
—Sí, i qué has hecho? —Bueno, bueno. Vamos con lo del señor
El señor Gual se traga la conificación de Checa. Estábamos... aquí.
la rabia: él no ha hecho nada y el pecado está Les tiembla el hilillo de la voz:
en no hacer nada. El reproche le latiga el " A fin de prevenir qualquiera sorpresa
rostro. No ha hecho nada y no debe decir que pudiera perjudicar a mi r e p u t a c i ó n . . . "
nada. " . . .reputación"
Ella tiene razón; pero él también la tiene
y la reprocha, con el eterno reprocha, delga- Hasta hoy tienen dos hijos.
do como vírgula:
—¡ Ah!, Rosalía... PABLO P A L A C 10
63
ORIGINiE\L[lS DE
PÍitliAS .
AUTORIZADAS

64
A los amigos de "ig2j"
Sin escrúpulos porque nuestra lahor es per-
INSTITUCIÓN HISPANO
fectamente desinteresada, y lasta onerosa, ex-
hortamos a las personas que hasta ahora hayan CUBANA DE CULTURA
venido leyendo "1 9 2 7" con gusto y aproba-
ción, a que se adhieran como suscriptores a Cursillos universitarios
nuestra revista, cooperando asi a nuestra em-
presa de la manera más efectiva: su afianza-
miento económico. Conferencias de divulgación
Si es usted nuestro amigo, llene, pues, el
cupón de suscripción que aparece al pie y re- EN ABRIL:
mItaIo< sin pérdida de tiempo, al apartado 2228,
Lia Habana. Conferencias de Luis Arasquis-
Pensando en que tal vez la simpatía de nues- tain y Gutiérrez Lanza.
tros primeros amigos quiera demostrarse con
esa colaboración económica, "i 9 2 7'' ha de- EN MAYO:
cidido nombrar Suscriptores Fundadores a las
primeras cien personas que se abonen a la re- Cursos y conferencias de Fran-
vista por el término de un año o más. cisco Bernis y María de iTaeztu.
JSstos Suscriptores Fundadores—a quienes se
les expedirá un sencilio diploma expresivo de ese INSCREPOIONE8:
carácter—gozarán de cuantos privilegios le sea
dado a "1 9 2 7" crear en su obsequio. Pero DR. FERNANDO ORTIZ
lo que más grato ha de serles en compensación
será la conciencia de haber sido los primeros
San Ignacio, 40
en aportar su ayuda a una empresa rigurosa-
mente desinteresada y rica en ahincados pro-
71 La opción al carácter de snscriptor fundador
—pósitos de cultura. ..„—.—(——.
se ofrece a partir de este número de "1 9 2 7".
Para formularla, basta la mera solicitud de sus- LIBROS RECIENTES
cripción. Las listas, parciales y total, de sus-
criptores' fundadores /';se darán a conocer eji JUAN MARINELLO
los siguientes números. No olvide que "1 9 a 7"
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Paírai el artfculo'. (ptRáictteo como
para el detalle CHIC, los

GRANDES ALMACENES

ALLONES
LA HABA/^^A Tabaco de distinción
VARIAS TIENDAS EN UNA
A L M J N A Q U E
XII SALÓN DE BELLAS ARTES.—De una de- Antonio Gattonao.—Una tela, eco de sa recient«
soladora mediocridad media. Impresión ésta exposición; por lo mismo, dentro de su primi-
que, no obstante, puede que sea la avanzada tivismo peculiar y con la misma paciente ela-
de una era. de audacias y revelaciones. En boración.
efecto: el XII Salón de Bellas Artes, anual, Tres cabezas inéditas de Juan José Sicre, no-
tiene aigo así como el carácter de un inmenso bles y francas.
remate, a "como quiera", o de una disposi- Y un envío del pensionado de Rafael Blanco,
ción testamentaria. Un momento de transición qu<- ¡soy aún se sostiene y nos Interesa.
o de receso, entre lo que se va. Irremisible- Esto es todo.—M. C.
mente, y el futuro.
Ha contribuido al desastre la proximidad de 1» EL CUARTETO DE LONDRES. — El cuarteto
primera exposición de "Arte Nuevo". Posible- es el vehículo de expresión musical más ne-
mente se ha reservado para ella mncho de lo gado a la comprensión de! vulgo. El vulgo,
quo más realce hubiera dado a este Salón. ya sea el "vuígus pecum" de Horacio, ya el
Aun así, algo queda: algo, ciertamente, nada "vu!gus cuitus", ve en el cuarteto un arto
despreciable. Anotemos: demasiado serio, harto alejado de ese concepto
Alice Neel y Carlos Enríquez. Matrimonio ex- de "cosa bonita" que suelen tener del arto
traordinario, que comparte con laig delicias de musical quienes estiman que "La Travlat»"
la vida conyugal sus andanzas y ambiciones. o la "CaVallería rusticana" son el "desiderá-
Su envío es lo mejor del Salón, con todos lo» tum" de la realización sonora. Tal vez a esto
honores de un acontecimiento. Impresionismo debemos achacar el que los conciertos del
ortodoxo, puro e incorrupto, sin pasar por Oe- "London. String Quai-tet" para los socios de
zanne, ni llegar a la derivación fauvinista. Una la "Pro Arte Musical" no hayan sido favore-
visión nueva, inédita y personalíslma, trata- cidos por el público, desde el punto de vista
da con pincelada libre y jugosa. Impresio- cuantitativo, como otros espectáculos subal-
nismo con todo el fervor místico y apasionado ternos que les antecedieron, a saber: los con-
de los catecúmenos del Impresionismo. Obra ciertos del señor Gigli y de la señora Galli-
de un alto interés, de una latente pasión, Curci.
tersa y vibrátil. Impresionismo esencial y ac- El cuarteto de Londres es una formación seve-
íuaiírimo, no de receta o de cajón. ra, en plena sazón de madurez artística, lo
.Jatee '/alls.—Cuatro cabezas, retratos, de línea snficjenteinente austera para sintonizarse con
inteligente, de una precisa ponderación, de e! más puro clasicismo y lo bastante flexible
Holiicicn clara. El sensualismo ingénito de para inícrpi-etar íielmente una obra de tan
Valls—senfualismo que nada tiene de mor- franca vaisgiíardia como la "suite" de "El
boso, y que se traduce en la línea con meri- círculo (le loa duendes" de H. Waldo Wiwner.
diana claridad, sin impudicia —se contiene y Por cierto qii«~ !;a sido !a amüpión—primera
constriric en estos retratos. Cuatro escenas en La íía'k3aii:i—de esta obra, uno de los más
típicas, de un agradable pictoricismo local, fuertes alicientes de la actuación del "London
pero sin ahondar ni penetrar más allá de la String Quartet". "El círculo de los duendes''
superficie. Localismo espectacular, no esen- es una feliz "trouvaille" de expresión musi-
cia!. cal moderna. l a harmonía es atrevida y no-
Síarcel Pogolotti. — Pintura obstinada, llevada síinia, con "choques" oportunos que imprimen
hasta donde es posible llevarla, hasta un li- carácter a la "suite". El procedimiento re-
mite máximo. Saturación de color. Visión mis- cuerda en muchas ocasiones a Strawlnsky, el
tica, por lo que tiene de apasionada. Pasión, Strawinsky de "El pájaro de fuego" y de las
empero, que no entraña inquietud, sino calla- piezas para cuarteto. Pero no es sólo el interés
da y fervorosa devoción. técnico. Kay, además, respaldándolo,, una fuer.
Ramón Loy.—^De su envío, algo se destaca] con te Inspiración central, que logra en "Bayo»
Interés, por su peculiar constrnctlTismo. Vi- de Luna" y en "Campanillas azules" delica-
sión inteligente y arbitrarla. Arqnltecturlza- dos matices y en "Hongos" y en "La Danza
ción del paisaje. del Ring" momentos de delicioso humorismo.
Víctor Manuel García.—^üna nota do sostenida
y apasionada emotividad. F. I.

67
INDEX BARBAROR UM y a Napoleón, "la Tictoria es del más perse-
verante", alcemos la vista, miremos al fr«nte
y sonriamos."
Aunque " 1 9 2 7 " no acepta colaboración
¡Cómo no hemos de sonreimos!
esx>ontánea< iniciaimos esta sección con el
siguiente arcbipanijpanado soneto q a e el
señor M. Slré-Valenciano nos remite para
que "sea Insertado en el número correspon- "Llorca retrocedió asustada, presa de esa
diente, en tiempo y lugar": conmoción de espanto que experimentan los
trotamundos al volver de un recodo, en las
R4JORRELIEVE selvas del Pumjab, y encontrarse con los focos
fosforecentes de la cabeza de un tigre."
P a r a "1 9 2 7".
(J. Masdeu, en su novela "La Gallega, p, 76.)
Reclusos en las celdas, enrrejadas y oscuras,
sobre polar planicie de verde pavimento,
se hacinan arquetipos de espectrales figuras
que electrizan las almas como un un remordl-
[mlento. LETRAS HISPÁNICAS Cmclisiéa

Preñadas las pupilas, sangrientas de coraje, novela, y éstos en el comerciante Don Celes,
las manos engarñadas por íntima ansiedad; en el amadamado Ministro de S. M. Católica
rumian torpes venganzas, con un rencor salvaje, Don Mariano Isabel Cristino Queralt y Roca
los siniestros ex-hombres que incuban ia maldad. de Togores, Barón de Benicarlcs; en el perio-
dista Don Nicolás Díaz del Blvero, etc. Pero
Troglodítico instinto, del que no se redimen,
on suma se trata de u n a visión intenciona-
denótanse en sus músculos faciales y su crimen
damente hiperbólica, es cierto; pero más bien
repujan las miradas de su concentración...
con ima IMalidad colorista que Ubelesca y di-
Y como un aquelarre, diabólico e inquietante, famadora, como e! pintor que exagera las fac-
este bajorrelieve es abracadabrante, ciones humanas para dar más fuerza, carác-
como el número 13 de la superstición. ter y personalidad a un tipo. Que de ello se
M. Siré-VALEjrcJANO. deducirán desoladores corolarios, culpa es de
la realidad, no del artista. Que existan mu-
chop: Tiranos Banderas presidiendo las repú-
blicas hispanoamericanas; que abunden los
"Las Bellas artes no son únifamente plan-
\ico!ás Díaz del Rivero que pongan ingenio
tas ornamentales, sino también nut itiva;; y des-
y pluma a su servicio; que nos vengan de
infectantes en grado superlativo."
• al'eiKle el océano más Don Celes de los que
J u a n E . Hernández Giró, fuera de desear, culpa no es de Valle-Inclán,
Director General de Bellas Artes, sino de otros móviles étnicos, históricos o po-
líticos, que si alguna vez los toca Valle-Inclán
"Doy al Dictador un sentido que no es vul- es muy de soslayo y sin ninguna pretensión
gar. Sostengo la necesidad de dictadores de "jú- dogmática.
rex" (sic) para evitar los de "facto". Doy el Lo considerable y lo admirable en la obra es la
nombre a Presidentes dotados de poderes am- concepción artística, la dinámica de los carac-
plios por constituciones inspiradas en principios teres, la composición del ambiente, hecha con
iiueVos. Ese es, en resumen, mi teoría." gruesas y arbitrarias pinceladas, el desarrollo
Estas palabras las pone un periodista' en de los sucesos novelescos, la síntesis vigorosa,
boca de Alberto Lámar Schweyer, antaño denos- la Impronta g e n i a l . . . Y dominando todo ello,
tador del "Cesarismo Democrático"; hoy cori- el lenguaje. Lenguaje soberano, del cual pu-
feo de esa misma doctrina. Ecce homo. diera decirse, como d'Ors del de Quevedo, que
"cada palabra parece un neologismo". Esta
sensación se acentúa con el empleo profuso
La Revista del Colegio Farmacéutico de la (le americanismos, engarzados de modo mara-
Habana, en el quinto aniversario de su fun- villoso en una prosa castiza al par que mo-
dación, escribe: derna, tan fuerte, tan pl&9iica, tan penetran-
" . . . Y recordando a Mirabeau, "nada le es te, que nos parece palpar táctilmente los vo-
imposible a los hombres de buena voluntad" cablos.—Francisco ICHASO.

68

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