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Índice
El primer término teológico que los Padres usaron para designar en general los ritos cristianos fue el
de «mysterion». El término latino «sacramentum» es una traducción de aquel (según consta también
en la Vulgata, que casi invariablemente traduce la palabra griega por "sacramentum").
Al parecer, la expresión viene del ambiente judío y no del griego (donde indicaba tanto la divinidad
como sus «secretos»)nota 1 y se relaciona con deliberación, consejo, designio hacia la salvación o
el juicio final. En el Evangelio se usa en Mc 4, 11 y sus textos paralelos: «los misterios del Reino de
Dios», es decir, la voluntad de Dios de que todos los hombres se salven: esta salvación es ofrecida
por Cristo por medio de su sacrificio en la cruz.
En las cartas de san Pablo el término "mysterion" aparece unas 21 veces. Indicaría el plan salvífico
secreto de Dios que se ha realizado definitivamente en Cristo, dando lugar al período considerado
como final de la historia (ya que no se espera una nueva revelación o alianza) y que consiste en la
recapitulación (ανακεφαλαιωσιςnota 2) de todas las cosas en Cristo. Así, incluye a Cristo, pero también
cuánto realizó por salvar a los hombres y por ende su cuerpo místico que es la Iglesia.
Con base en esto, la Iglesia católica reinterpreta estos pasajes bíblicos como que, en la medida en
que los gentiles participan de esta salvación y de la Iglesia, aceleran la plenitud final de la salvación.
Además, se interpreta que el "mysterion" o sacramento son los signos y prodigios que realizan la
voluntad divina de que todos los hombres se salven por medio de la Iglesia, actualizando el signo y
prodigio fundamental: Cristo en su Encarnación, Muerte y Resurrección.
Sacramento en la patrología[editar]
Artículo principal: Patrología
Patrología griega[editar]
En los siglos I y II[editar]
En los escritores de los siglos I y II la palabra μυστεριον (mysterion) se reservará a «hecho de
salvación». Para san Ignacio de Antioquía, mysterion son los hechos salvíficos de la vida de
Cristo. San Justino aplica mysterion, además, a las figuras y profecías del Antiguo Testamento (y
compara los ritos cristianos con los mysteria de las religiones mistéricas). San Ireneo de Lyon no usa
la palabra para evitar confusiones con el gnosticismo.
En el siglo III (Padres alejandrinos)[editar]
Se llama mysterion a la relación oculta entre imagen y arquetipo que es revelada al iniciado por
medio de una enseñanza (mystagogia). Así, se aplicó a los ritos cristianos y a los hechos salvíficos
siempre teniendo presente el designio de Dios por la salvación de los hombres y las figuras que la
liturgia ofrece para significarlos. Clemente de Alejandría usa mysterion para indicar los ritos de
culto, sean estos paganos o cristianos. Orígenes usa el término con un sentido platónico, es decir,
como símbolo o tipo de la historia de la salvación en cuanto Cristo está presente en toda ella.
A Orígenes se debe una definición de signo que será utilizada en teología sacramental por
san Agustín: «signo es una realidad sensible que enlaza con una realidad invisible».
En el siglo IV y V[editar]
Debido a la decadencia del paganismo, el término mysterion se fue popularizando, pues ya no cabía
la posibilidad de confusión con los cultos gnósticos. San Atanasio da al término el sentido de un
designio salvífico que se realizó en el pasado y se celebra en la liturgia. Tanto Basilio el
Grande como Gregorio de Nisa y Gregorio Nacianceno subrayan la intervención divina en el mundo,
que es también una elevación de la realidad mundana. Así, el mysterion del designio de salvación se
distribuye en los tres hechos principales de esa elevación: la Encarnación, Pentecostés y la
Eucaristía. Juan Crisóstomo usa con frecuencia la palabra «mysterion» para referirse a los ritos
cristianos. Cirilo de Jerusalén lo identifica con el acto de salvación realizado por Dios por medio de
Cristo que se celebra en la liturgia. Por ello, sus catequesis mystagógicas son una introducción del
fiel a la vivencia de los principales ritos: el Bautismo, la Unción y la Eucaristía.
Con Pseudo Dionisio Areopagita, tal identificación de mysteria con los ritos propios de la Iglesia se
vuelve sistemática. En primer lugar, define mysterion como las acciones rituales que por medio de la
invocación de la Iglesia al Espíritu Santo, la gracia salvadora de Dios, actúan sobre las personas o
cosas. Luego distingue tres aspectos de mysteria:
Sacramento en la escolástica[editar]
Durante la primera Edad Media y tras las invasiones germánicas, la filosofía neoplatónica que servía
de base a la reflexión de los Padres fue perdiendo influencia. La noción de mysterion se empezó a
aplicar solamente para la verdad revelada que exige un asentimiento de fe. El término sacramento
quedó para indicar un signo concreto por el que Dios actúa. En la medida en que la noción de signo
perdió consistencia ontológica para trasladarse al nivel de pura referencia, se produjeron problemas
para la correcta comprensión del dogma acerca de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Así, se
hizo necesaria una reflexión más profunda acerca de la noción de sacramento que permitiera
establecer adecuadamente su virtualidad. Debemos a Berengario de Tours una definición que tuvo
mucho éxito posterior: «Forma visible de una gracia invisible», donde forma indica solo la
referencia pero no la presencia real.
Hugo de San Víctor es el primero en escribir un tratado sobre los sacramentos: De sacramentis
christianae fidei. Y ofrece su propia definición tomando en cuenta todavía toda la historia de la
salvación pero reduciendo el ámbito:
«Sacramentum est corporale vel materiale elementum foris sensibiliter propositum, ex similitudine
representans et ex institutione significans, et ex sanctificatione continens aliquam et invisibilem et spiritualem
gratiam»
De sacramentis..., I 9 2
Pero aplica esta noción de sacramento no solo a los sacramentos actuales de la Iglesia católica sino
también a los que ella llama «sacramentales».
Al tiempo que los sacramentos van tomando forma como ritos, se inicia la reflexión —de la mano de
la influencia progresiva de la filosofía aristotélica— acerca de lo esencial de la ceremonia o aquello
que no puede faltar para que el sacramento sea válido. La noción de causa y la distinción de materia
y forma enriquecieron de manera notable la reflexión sobre los sacramentos. A través de la noción
de causa, Pedro Lombardo reintrodujo la eficacia del sacramento, que será «causa de la gracia de la
que es imagen». Así se pudo fijar el número de siete (aunque algunos dicen que más bien se debió a
una elección de conveniencia). Hugo de San Caro introdujo la distinción materia y forma en el
sacramento a partir de la definición de Agustín de Hipona.
Tomás de Aquino trató extensamente de los sacramentos en su obra. Asume la reflexión anterior
sobre el sacramento como medicina del pecado, pero la enriquece con el sentido de acto de culto
(también presente en los autores anteriores) y en la tercera parte de la Summa Theologica, en el
tratado que les dedica, los propone como comunicación y aplicación de la salvación de Cristo para
santificación de los hombres. Así, toma los elementos de la reflexión anterior y los enriquece con la
filosofía aristotélica. Una definición que ofrece para incluir todos esos aspectos es la siguiente:
«Sacramentum proprie dicitur quod ordinatur ad significandam nostram sanctificationem. In qua tria possunt
considerari, videlicet ipsa causa sanctificationis nostrae, quae est passio Christi; et forma nostrae
sanctificationis, quae consistit in gratia et virtutibus; et ultimus finis nostrae sanctificationis, qui est vita
aeterna. Et haec omnia per sacramenta significantur. Unde sacramentum est et signum rememorativum eius
quod praecessit, scilicet passionis Christi; et demonstrativum eius quod in nobis efficitur per Christi passionem,
scilicet gratiae; et prognosticum, idest praenuntiativum, futurae gloriae»
III q60 a3c
Así lo propone, sí como signo pero también causa y, por tanto, recupera su eficacia sobrenatural. Y
coloca la causa eficiente a tres niveles: la de Dios que causa la gracia, la de la humanidad de Cristo
que obtuvo la salvación y la del ministro por el sacramento mismo.
En cuanto a la aplicación de la distinción materia y forma, subraya el mayor valor de la forma
(palabras) y considera «materia» no los elementos sino las acciones.
Para Tomás de Aquino, la eficacia del sacramento depende en buena medida de la fe, aunque en
menor grado en aquellos sacramentos que ofrecen una disposición de la persona que lo recibe para
los actos de culto. Tal disposición es lo que Tomás llama «carácter sacramental».
En cuanto al número de sacramentos, ofrece el de siete partiendo de una reflexión antropológica
relacionada con las circunstancias del hombre: nacimiento, crecimiento, nutrición, enfermedad, vigor
primero, propagación, gobierno. Esta consideración con algunas variantes ha sido adoptada por
el Catecismo de la Iglesia católica.3
En el Segundo Concilio de Lyon se leyó una profesión de fe que afirma «septem ecclesiastica
sacramenta».4 El período posterior es el de las disputas entre las
escuelas franciscana y dominica acerca del problema de la causalidad del sacramento.
En general la teología de la Reforma niega la eficacia del sacramento en relación con la gracia, pues
lo considera solo una acción humana que no puede hacer que de ella dependa la acción divina, esto
basado en la lectura literal de la Biblia la cual no presenta signo alguno de existencia de dichos
sacramentos conferidos de esa manera específica. Luteroafirma que los sacramentos son medios para
aumentar la fe, aquella fe que nos hace creer en Quien nos ha obtenido la salvación. El signo,
cualquiera que sea, es incapaz de sustituir la fe del cristiano y, en última instancia, resulta ineficaz en
sí mismo. Esta noción de sacramento le permitió reducir su número a dos, llamados ordenanzas por
los evangélicos: Bautismo y Comunión o Santa Cena.
Juan Calvino, que tiene como base su teoría sobre la predestinación y la pasividad del acto de fe, da
a los sacramentos el valor de testimonio externo o prueba de la acción divina en el alma.
Ordenanzas[editar]
Protestantes y Evangélicos ven las ordenanzas como representaciones simbólicas del mensaje del
evangelio que Cristo vivió, murió, fue resucitado de entre los muertos, ascendió al cielo, y volverá
algún día. En lugar de requisitos para la salvación, ordenanzas son ayudas visuales para entender
mejor y apreciar lo que Jesucristo hizo por nosotros en su obra redentora. Las ordenanzas están
determinados por tres factores: fueron instituidos por Cristo, se les enseñó a los apóstoles, y fueron
practicadas por la iglesia primitiva. Puesto que el bautismo y la comunión son los únicos ritos que
califican bajo estos tres factores, no puede haber sino solo dos ordenanzas, ninguno de los cuales son
requisitos para la salvación.5
El Concilio de Trento[editar]
Artículo principal: Concilio de Trento
El concilio de Trento dedicó su sesión séptima a tratar el tema de los sacramentos. Aunque no
ofreció una definición formal de sacramento, fijó la ya tradicional expresión de Berengario de Tours:
«forma visible de la gracia invisible», usando además la categoría del símbolo que contiene y
confiere la gracia que significa. Además se estableció el número de siete sacramentos. También, y a
pesar de las disputas entre los teólogos y obispos, se aceptó la afirmación por la cual los sacramentos
habrían sido instituidos por Jesucristo (aunque las escuelas presentes definían de diversos modos la
noción de «institución»). Ahora bien, el común origen y la imposibilidad de modificar su sustancia
no implica -siempre según los padres conciliares- que todos los sacramentos sean iguales en
dignidad.
En contra de la teología de la Reforma, el Concilio afirmó la eficacia de los sacramentos siempre que
el receptor no ponga obstáculos a la gracia. Ahora bien, para evitar conflictos con los ortodoxos, se
usó la expresión «contienen la gracia» y no «causan la gracia» y la contienen «ex opere operato»,
según expresión que indica su eficacia sobrenatural propia. Sin embargo, se condicionó tal eficacia a
que el ministro quiera hacer con ellos lo que hace la Iglesia y realice lo esencial a cada sacramento.
Además se indicó que tres eran los sacramentos que conferían «carácter» (y que, por tanto, podían
ser recibidos una sola vez): el Bautismo, la Confirmación y el Orden.
La Contrarreforma[editar]
Artículo principal: Contrarreforma
Los principales temas afrontados por los teólogos de la Contrarreforma son: la definición de
sacramento, el modo de causalidad de la gracia en ellos y la naturaleza de la gracia sacramental (en
relación con la gracia santificante). El Catecismo de Pío V ofreció una definición que incluía los
diversos elementos de Trento:
Rem sensibus subiectam, quae ex Dei institutionis, sanctitatis et iustitiae tum significandae tum efficiandae
Segunda parte, 11
y el papa Alejandro VII aclaró que cuando el Concilio decía que el ministro debía tener intención de
hacer lo que hace la Iglesia, tal intención es no solo externa (realizar con detalle el rito prescrito)
sino también interna (querer hacer con ello lo que la Iglesia afirma que se realiza).
La Ilustración[editar]
Artículo principal: Ilustración
El bautismo es entendido como el sacramento que abre las puertas de la vida cristiana al bautizado,
incorporándolo a la comunidad católica, al gran Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia en sí.
Este rito de la iniciación cristiana es hecho normalmente con agua en el bautismo, con
la inmersión, efusión o aspersión. Utilizando otras palabras del Compendio del Catecismo de la
Iglesia Católica, «el rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o
derramar el agua sobre su cabeza, mientras se invoca el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo».11 El bautismo significa sumergir «en la muerte de Cristo y resucitado con Él como nueva
criatura».12
El bautismo perdona el pecado original (no sostenido por la Biblia) y todos los pecados personales y
el castigo debido al pecado. Posibilita a los bautizados la participación en la vida trinitaria de Dios
mediante la gracia santificante y la incorporación en Cristo y en la Iglesia. Confiere también
las virtudes teologales y los dones del Espíritu Santo. Una vez bautizado, el cristiano es siempre un
hijo de Dios (sin fundamento bíblico) y un miembro inalienable de la Iglesia, y también pertenece
para siempre a Cristo.13 Además el bautizado comparte con Él la misión de ser Profeta (predicar la
palabra de Dios, especialmente a los hijos o a quienes no conozcan a Jesús), Sacerdote (ofrecer
sacrificios a Dios dentro de nuestra vida diaria, dejando de hacer actividades que nos gusten mucho
o bien realizando aquellas que no son de nuestro agrado, siempre ofreciéndolas por alguna intención
personal, recordando que todo es para mayor gloria de Dios) y la de ser Rey (preocuparse, al igual
que Jesús, por aquellos más necesitados y olvidados: pobres, enfermos, encarcelados) ocupándonos
en hacer oración por ellos si es que no podemos ayudarlos físicamente.
Aunque el bautismo es esencial para la salvación, los catecúmenos, «todos los que mueren a causa
de la fe (Bautismo de sangre), [...] todos los que bajo el impulso de la gracia, sin conocer a Cristo y
la Iglesia, buscan sinceramente a Dios y se esfuerzan por cumplir con su voluntad (Bautismo de
deseo)», consiguen obtener la salvación sin ser bautizados, porque, de acuerdo con la doctrina de la
Iglesia católica, «Cristo murió por la salvación de todos.» Los niños que mueren sin bautizar, la
Iglesia en su «liturgia confiar en ellos para la misericordia de Dios», que es ilimitada e infinita.14
Edad[editar]
En la Iglesia católica, el bautismo se da tanto a niños como a adultos convertidos que no han sido
antes bautizados válidamente (el bautismo, en la mayor parte de las Iglesias cristianas, es
considerado válido por la Iglesia católica porque se considera que el efecto proviene directamente
de Dios, independientemente de la fe personal, aunque no de la intención, del sacerdote).
Pero la Iglesia católica insiste en el bautismo a los niños porque «habiendo nacido con el pecado
original, necesitan ser liberados del poder del maligno y ser trasferidos al reino de la libertad de los
hijos de Dios».15 Por esta razón, la Iglesia recomienda a los fieles hacer todo lo posible para evitar
que una persona no bautizada venga a morir en su presencia sin la gracia del bautismo. Así, aunque
el sacramento deba ser administrado por un sacerdote, delante de un enfermo no bautizado cualquier
persona puede y debe bautizarlo, diciendo: «Te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo» mientras que, con el pulgar de la mano derecha, dibuja una cruz en la frente, la boca
y el pecho del enfermo.16 La Biblia sugiere que el Bautismo debe ser suministrado al que tiene pleno
conocimiento del bien y el mal, debe realizarse por sumersión completa, imitando la muerte y
sepultura de Cristo. El propósito es dar a conocer su fe, aunque albergamos la herencia del pecado, y
nacimos en pecado, definitivamente no somos pecadores.
El hecho de que el bautismo sea generalmente administrado a los niños recién nacidos, que, por eso,
no entrando en la vida cristiana por su propia voluntad, explica qué requieren estas personas para
recibir otro sacramento, la Confirmación, cuando llegan a una edad en la que tienen discernimiento e
intelecto suficiente para profesar conscientemente la fe y decidiendo si debe o no permanecer en
la Iglesia católica. Si es así, entonces estará en este caso, confirmando la decisión que sus padres o
tutores hicieron en su nombre en el día de su bautismo. Sin embargo, como este sacramento imprime
carácter, quien recibió el bautismo, independiente de que lo confirme o no a través del sacramento
del Crisma o Confirmación, estará bautizado para siempre.
Símbolos[editar]
En la Iglesia católica, el sacramento del bautismo tiene varios símbolos, pero hay cuatro principales,
que son ellos: el agua, el aceite, la túnica blanca y la vela. Cada uno representa un misterio en la vida
de los bautizados. Además de estos símbolos (que son los principales), el rito romano también
establece la sal, pero este símbolo es utilizado solo de acuerdo con las orientaciones pastorales de las
Iglesias particulares.
Veamos los significados de los símbolos:
- Agua: Representa el pasaje de la vida "pagana" a una "nueva vida". Ella tiene el factor de
purificación, lavándonos del pecado original.
- Aceite: Representa la fortaleza del Espíritu Santo. Antiguamente, los luchadores usaban el aceite
antes de las luchas para dejar sus músculos rígidos y así poder vencer. En la nueva vida adquirida
por el bautismo él tiene la misma función, revestir al bautizado para las luchas cotidianas contra las
amenazas del maligno.
- Túnica blanca: Representa la nueva vida adquirida por el bautismo. Cuando tomamos baño
vestimos una ropa limpia, en el bautismo no sería diferente. Somos lavados en el agua y vestidos de
una nueva vida.
- Vela: Tiene dos significados: el Espíritu Santo y el don de la fe. Por el bautismo somos revestidos
de muchas gracias y la principal es el Espíritu Santo, pues seremos unidos a Dios como hijos para
ser santificados y esta santificación es realizada a través del Espíritu Santo. La fe es un don
fundamental para nuestra vida, es a través de la que reconocemos Dios y por ella recibimos su
gracia.
Crisma o Confirmación[editar]
Artículo principal: Confirmación
La Unción de los enfermos es el sacramento por el cual el sacerdote reza y unge a los enfermos para
estimularles la cura mediante la fe, escucha los lamentos de ellos y les promueve el perdón de Dios.
Este sacramento Puede ser dado a cualquier persona que se encuentre en estado de enfermedad, y no
solamente a personas que están en estado de fallecer en cualquier momento.
Véase St 5, 14-15.
Orden Sacerdotal[editar]
Artículo principal: Orden
Es el sacramento que establece y santifica la unión entre un varón y una mujer, y funda una nueva
familia cristiana. Matrimonio es el casamiento entre varón y mujer, celebrado en la Iglesia y
santificado en la indisolubilidad y en la fidelidad.
Un rasgo distintivo es el sacramento del matrimonio no es oficiado por el sacerdote, sino por la
propia pareja que, realizando el sacramento delante de la Iglesia, piden y reciben del sacerdote la
bendición para la nueva familia que está naciendo.
Las Iglesias ortodoxas también celebran estos siete sacramentos. Para las iglesias reformadas, como
se ha mencionado antes, dichos símbolos manifiestan la gracia, pero no la confieren.
Véase también[editar]
Notas[editar]
1. Volver arriba↑ El mayor propulsor de la identificación con el
significado griego es Odo Casel. cf.2
2. Volver arriba↑ Término tomado de la carta a los Efesios 1, 10
donde Pablo escribe: "dándonos a conocer el misterio de su
voluntad: recapitular todas las cosas en Cristo". Además es un
término utilizado en la teología de Ireneo de Lyon.
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Cf. Catecismo de la Iglesia católica 1127.
2. Volver arriba↑ Fisichella, Rino (2002). «La eucaristía, memoria
del misterio pascual». Roma, Italia. Consultado el 24 de
noviembre de 2007.
3. Volver arriba↑ Cf. nn. 1210-1211
4. Volver arriba↑ Cf. DS 860
5. Volver arriba↑ «What is the difference between ordinances and
sacraments?». Consultado el 10 de agosto de 2016.
6. Volver arriba↑ Compendio del Catecismo de la Iglesia católica, n.
250
7. Volver arriba↑ Ibidem, n. 224
8. Volver arriba↑ Ibidem, n. 229
9. Volver arriba↑ Ibidem, n. 230
10. Volver arriba↑ Ibidem, n. 251
11. Volver arriba↑ Ibidem, n. 256.
12. Volver arriba↑ Ibidem, n. 252.
13. Volver arriba↑ Ibidem, n. 263
14. Volver arriba↑ Ibidem, n. 262
15. Volver arriba↑ Ibidem, n. 258.
16. Volver arriba↑ Ibidem, n. 260.
17. Volver arriba↑ Catecismo de la Iglesia Católica Apostólica
Romana, 2005
Bibliografía[editar]
NICOLAU, MIGUEL (1969). Teología del signo sacramental.
Madrid: BAC.
PAZ, MIGUEL (1999). Los signos del encuentro con Cristo:
teología de los sacramentos en general. México: Editorial
Nueva Evangelización.
ROCHETTA, CARLO (2001). I sacramenti della fede. Saggio
di teologia biblica come «Eventi di salvezza» nel tempo della
Chiesa. Bologna: Editorial Dehoniana. ISBN 88-10-40546-3.
MIRALLES, ANTONIO (2000). Los sacramentos cristianos:
curso de sacramentaria fundamental. Madrid: Palabra. ISBN 84-
8239-421-5.
Catechismus Ecclesiae Catholicae. Roma: Libreria Editrice
Vaticana. 1997. ISBN 88-209-2428-5.
Enlaces externos[editar]
Los siete sacramentos
Los sacramentos en imágenes
Los sacramentos de la Iglesia Católica
La doctrina Cristiana
Los sacramentos
Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica
Categoría:
Sacramentos católicos
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