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5 6º PL Estudiantes
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Al leer “Los deseos ridículos” y “El herrero y el diablo”, conociste dos cuentos
populares en los que unos personajes piden deseos y otros se los conceden.
Pero la literatura universal nos ofrece muchas otras historias de este tipo,
algunas muy antiguas y otras más cercanas en el tiempo. En esas historias, ¿qué
seres sobrenaturales aparecerán?, ¿qué deseos les pedirán los otros
personajes?
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Cuentos populares con tres deseos
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Cuentos populares con tres deseos
Para saber más: unos seres geniales, pero de muy mal genio
Lo más importante que hay que saber acerca de los genios es que no siempre
resultan ser esos simpáticos y serviciales personajes -dispuestos a complacer en
todo a su amo humano- al que nos han acostumbrado algunas versiones literarias
o cinematográficas. Para conocer cómo en verdad son estas criaturas hay que
leer sus historias originales, que están en un libro imperdible que se llama Las
mil y una noches. Allí se puede ver que, en general, entrar en tratos con un genio
suele resultar un asunto bastante complicado, cuando no peligroso. Para
empezar, no todos ellos son iguales, dado que tienen libre albedrío, es decir que
pueden elegir entre hacer el bien o el mal. Sin embargo, aun los más benévolos
de los djinn suelen hacer bromas bastante perjudiciales y ser impredecibles,
puesto que cambian de estado de ánimo con gran facilidad.
Pero hay una clase de genios -los efrit- de los cuales lo más prudente es apartarse
de inmediato. Los efrit son seres maléficos que no les tienen nada de simpatía a
los hombres. Incluso cuando están esclavizados y deben obedecer órdenes, son
difíciles de tratar y muestran una actitud irónica y maligna.
Sean buenos o malos, los genios pueden ser dominados mediante ciertos objetos
-lámparas, botellas, jarrones o antiguos anillos- que los mantienen prisioneros
en lugares remotos, a veces durante miles de años. Cuando uno de estos objetos
cae en manos de un ser humano, el genio que está encerrado en él se transforma
de inmediato en su servidor y está obligado a concederle tres deseos. Hay que
tener mucho cuidado al pedir los deseos y elegir con suma precisión las palabras
que se usan para formularlos, porque son numerosas las historias en las que un
efrit tergiversa a propósito los deseos de su amo para provocarle algún mal.
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Cuentos populares con tres deseos
• Hay una parte de “El herrero y el diablo” en la que Miseria engaña a alguien
apelando a un truco muy parecido al ideado por el pescador para encerrar al
efrit.
Ø Pensá qué parte es esa y contala aquí.
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Cuentos populares con tres deseos
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• ¿Cuáles de las características de los efrit que aprendiste al leer el texto “Unos
seres geniales, pero de muy mal genio” aparecen en la “Historia del pescador
y el genio”?
Ø Anotalas.
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En algunos casos -en lugar de genios, hadas o duendes- los encargados de otorgar
los deseos son ciertos objetos o talismanes. La palabra talismán se usa para
designar un objeto dotado de poderes mágicos. Los talismanes de deseos suelen
ser unos objetos bastante malditos, de esos que llenan de desgracias a sus
poseedores, como si hubiera una condición por la cual por cada deseo que se
cumple se debe pagar un precio en sufrimiento. Así sucede en la novela “La piel
de zapa”, de Balzac, en la que un joven que lucha por salir de la pobreza se
encuentra con una piel que cumple todos los deseos de quien la posee. El
problema es que la piel se achica con cada deseo, acortando también la vida de su
dueño.
Encontramos otro talismán sumamente peligroso en
“La pata de mono”, un cuento magistral de Jacobs, en
el que una garra de mono embalsamada concede tres
deseos. Lo siniestro es que para que se cumpla cada
deseo tiene que suceder antes algo realmente terrible.
¬ Los valientes que se animen a leer completo el cuento “La pata de mono”, de W. W.
Jacobs, pueden encontrarlo en el siguiente enlace:
https://campuseducativo.santafe.edu.ar/wp-content/uploads/La-pata-de-mono.pdf
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Cuentos populares con tres deseos
El pescador temía importunar a esa extraña criatura, pero fue tanta la insistencia de
la mujer que terminó regresando al lugar donde la había liberado. Una vez allí se paró
junto a la orilla del mar y comenzó a llamarla. Tuvo que gritar bastante, porque las
aguas ya no estaban tan calmas como antes, sino que se habían enturbiado, y
grandes olas rompían en la playa.
Al cabo de un rato el pez asomó su cabeza en la superficie y preguntó:
— ¿Qué quieres?
— Gran pez dorado, perdona que interrumpa tu descanso. ¿Me recuerdas? Hace
poco te pesqué y te dejé ir. Pero mi mujer se ha enfurecido al saber que te
había liberado sin antes pedirte algo a cambio -replicó el pescador, notando
que a medida que hablaba las aguas se agitaban más y más.
— ¿Y qué es lo que desea tu esposa?
— Ella no es feliz viviendo en una frágil morada hecha de juncos y desea
entonces una casa firme y grande.
— Sea -contestó secamente el pez-. Puedes volver con ella, pues ya tiene todo
lo que tanto desea.
El pescador volvió entonces a su hogar, pero al llegar ya no encontró una humilde
choza, sino una espléndida casa de piedra. Su mujer lo esperaba en la puerta, sentada
en un banco a la sombra de un limonero en flor.
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Cuentos populares con tres deseos
La historia continúa y el pescador y su mujer siguen pidiendo deseos más y más
ambiciosos al pez dorado. Si en algún momento tenés la oportunidad, podés
terminar de leerla1. Pero ahora, te invitamos a seguir pensando sobre las
distintas historias en las que aparecen seres que conceden deseos.
• A partir del fragmento anterior, ¿con cuál de los cuentos de deseos que ya
conocías podés relacionar “El pescador y su mujer”?
Ø Explicá en qué se parecen.
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• En esta historia -en lugar de un genio, hada o duende-, aparece un ser más
cotidiano y próximo -un pez- del que no esperaríamos que tenga poderes
sobrenaturales.
Ø Si tuvieras que inventar otra historia en la que un animal concede deseos
¿Qué animal elegirías?
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El relato completo de “El pescador y su mujer”, de los hermanos Grimm, está disponible en:
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-pescador-y-su-mujer--0/html/002b693c-82b2-11df-
acc7-002185ce6064_2.html#I_0_
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Cuentos populares con tres deseos
Para saber más: ¿por qué será que las historias se entrelazan?
Entre los cuentos que hemos visto, hay dos que tienen por protagonistas a
pescadores que sacan del mar seres que les conceden deseos. En uno de ellos,
el pescador engaña al genio apelando a un truco muy similar al que usa Miseria
para engañar a Mandinga. En el otro, el pescador tiene una esposa bastante
regañona que nos recuerda a la mujer del leñador de “Los deseos ridículos”…
Como ves, muchas historias se relacionan entre sí. En el cuento que vamos a
presentar a continuación se esconden algunas pistas que permiten vincularlo con
otros que ya leíste. Te invitamos a descubrirlas.
Una gran escritora argentina, Graciela Montes, leyó los cuentos que te hemos
presentado hasta aquí, y -a partir de algunas ideas que tomó de ellos- creó uno
nuevo y muy original que se llama “Historia de un Ramón, un salmón y tres
deseos”.
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Cuentos populares con tres deseos
(…)
— Bueno, al grano. Supongo que te habrás dado cuenta de que yo no soy un pez
cualquiera, un pececito de tres por cuatro, ¿no es cierto?
— En fin -empezó a decir Ramón Gariboto, sin dejar ni por un momento de
afeitarse y decidido ya a no dejarse patotear por el primer salmón que se le
apareciera en la canilla- Le diré: usted no me parece muy diferente de otros
peces… Salvo porque habla, claro.
Y miró de reojo al pez, que empezaba a enojarse nuevamente.
— ¡Será posible! -chilló el salmón-. Una vez cada cinco mil años tengo
posibilidades de charlar con un humano y me viene a tocar un ignorante como
éste. ¡Qué desgracia! ¡Qué decadencia!
Casi con medio cuerpo fuera del agua el salmón enfrentó a Ramón Gariboto y le dijo:
— Yo soy el pez de la suerte, señor mío. Otorgo deseos. No me va a decir que
nunca oyó hablar de mí. ¡Soy famosísimo!
(…) Ramón Gariboto estaba decidido a no tomarse demasiado en serio al salmón, al
fin de cuentas un pez que hacía su entrada triunfal por una canilla no parecía un pez
muy formal.
(…)
— ¿Cuál es tu primer deseo?
Ramón Gariboto no quería perder la calma, eso estaba bien claro, pero tampoco
quería perder la oportunidad. Y nunca le había pasado que alguien le preguntara así
como así cuál era su primer deseo.
Antes de hablar quiso asegurarse:
— ¿Cuántos deseos tengo?
— Tres, claro está -volvió a enojarse el pez-. Decime: ¿vos nunca leíste un
cuento?
Entonces Ramón se miró al espejo: tenía los ojos peinados, el pelo descubierto y la
cara lisita… Después miró por la ventana del baño y vio a una paloma revoloteando
por ahí cerca.
— ¡Ya sé! -gritó de pronto, sin sacar los ojos de la ventana-. Quiero volar como
una paloma.
— ¡Todos piden lo mismo! -se quejó el pez-. Bueno, tu deseo será concedido. Ya
podés volar.
(…) Entonces Ramón Gariboto bajó en pijama hasta la planta baja (pero por las
escaleras), salió a la vereda, estiró los brazos, los agitó hacia arriba y hacia abajo… y
voló. Voló alto, voló bajito, revoloteó, subió en picada hasta altura del cuarto piso y
volvió a entrar al departamento (pero por el balcón, que por suerte había dejado
abierto).
(…) Cuando fue a la cocina a prepararse el mate cocido sintió un dolorcito, un extraño
dolorcito de panza.
— ¡Qué raro! Me duele la panza… -dijo en voz alta.
— Claro -comentó el pez desde el baño-, estarás por poner un huevo.
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Cuentos populares con tres deseos
— ¿¡Por poner un huevo!? ¡¿Cómo “por poner un huevo”?! ¿Quién dijo que yo
pongo huevos?
— Yo lo digo -aseguró el pez-. Todas las palomas ponen huevos.
— Pero yo no soy una paloma -se defendió Ramón-, ¡jamás he sido una paloma! -
lloraba.
— ¡Quién entiende a los humanos! -suspiró el salmón-. Acabás de decirme que
querés volar como una paloma… ¿Qué te hace suponer que se puede volar
como una paloma sin estar obligado a poner huevos como una paloma?
— Yo quise decir “palomo”.
— Pero dijiste “paloma”.
(…)
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• Sabemos que los genios suelen causar problemas a los otros personajes y
que, para hacerlo, aprovechan la forma en que se piden los deseos.
Ø Releé la parte del cuento en la que Ramón manifiesta su deseo de volar
y explicá cómo tendría que haberlo expresado para evitar que el salmón
le hiciera pasar un mal momento.
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Ramón Gariboto volvió a mirarse en el espejo: tenía los ojos redondos de susto. Se
imaginó cómo serían sus días con ese pez antipático charlando todo el día como un
loro, dándole órdenes, gritándole, patoteándolo…
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Cuentos populares con tres deseos
teniendo ese pez bastante antipático y mandón en su casa. ¿Qué habrá pedido
como tercer deseo?
Ø Anotalo.
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• Las chicas y los chicos de otra escuela opinaron que este cuento tiene
algunos toques humorísticos. ¿Vos qué pensás? ¿Cuáles podrían ser?
Ø Anotalos.
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¬ Si querés saber cuál fue el tercer deseo de Ramón, podés buscar el cuento.
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Cuentos populares con tres deseos
En todas las historias que te presentamos los deseos que se cumplen generan un
efecto negativo que puede ir desde un pequeño percance hasta una gran
calamidad. Pareciera que esa es una característica común a todas ellas. En
algunos casos esa característica se utiliza para crear narraciones muy
inquietantes, de terror inclusive. Pero en otros casos -como en el cuento de
Ramón y del salmón- los descalabros que producen los deseos nos hacen reír.
Los Simpsons
(dibujo animado)
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Cuentos populares con tres deseos
Timmy tiene a su disposición un padrino y una madrina con poderes mágicos para
cumplir sus deseos a toda hora. Parece el sueño hecho realidad de todo niño. Sin
embargo, los caprichosos deseos que pide Timmy lo meten en problemas cada vez.
Cosas que ocurren cuando los genios se dan una vuelta por el barrio
Crear es hacer algo nuevo inspirándose en ideas que muchas veces provienen
de los cuentos que se han leído. El cuento de Graciela Montes, por ejemplo, se
desarrolla a partir del encuentro de un hombre con un ser sobrenatural que
concede deseos, como todos los que vimos antes. Pero es diferente de los
anteriores porque está ambientado en nuestro país y en nuestra época, en lugar
de transcurrir en tiempos antiguos y en lugares exóticos. Además -en lugar de
un príncipe en un palacio o un leñador en una cabaña en el bosque- nos
encontramos con Ramón Gariboto, un señor como cualquier otro, en el baño de
su pequeño departamento. Gran parte de la gracia y de la originalidad de este
cuento se debe a esta ocurrencia de la autora.
¬ El ser que concede los deseos podría ser el animal que imaginaste
antes. Recordá que anotaste cuál era y cómo se presentaba en la
página 7 de este material.
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Cuentos populares con tres deseos
¬ Ese animal podría tener algún rasgo en su personalidad que se note
en su forma de hablar (por ejemplo ser gruñón, hablar mucho y decir
disparates, hacer bromas todo el tiempo o ser engreído).
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¬ Revisá los diálogos: fijate si usaste la raya que introduce la voz de cada
personaje y si se comprende quién habla en cada caso.
¬ Revisá también la puntuación: ¿pusiste todos los puntos y las comas que
hacen falta?, ¿usaste signos de interrogación cuando los personajes
preguntan algo?
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