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Foro Económico CAINCO 2014

“BOLIVIA: EL DESAFÍO DE LA COMPETITIVIDAD Y LA PRODUCCIÓN”


Santa Cruz, Bolivia 05 de Junio de 2014
Discurso de Luis Barbery - Presidente de CAINCO

Antes que nada quiero agradecer la presencia de nuestros invitados por acompañarnos esta
mañana.
Para nosotros su participación tiene una connotación muy importante porque al estar en la
antesala de cumplir los 100 años de vida institucional, conmemoramos esta fecha con eventos
como este Foro, el cual está concebido para ser compartido con la comunidad empresarial, los
líderes de opinión y nuestras autoridades.
Hoy, desde CAINCO, nos estamos enfocando en una agenda económica con la mirada puesta
en el futuro. Consideramos que es fundamental la planificación. También consideramos que
nuestra responsabilidad como empresarios es impulsar la economía desde el lugar que
tenemos en la sociedad, con inversión, generando más empleos y aportando así de manera
sostenida al crecimiento de nuestro país.
Pero ello requiere de acciones concretas, que se constituyan en sólidas plataformas para
alcanzar los objetivos trazados. Existe el potencial y nosotros estamos en disponibilidad de
producir 45 millones de toneladas de alimentos el año 2025 para los bolivianos y exportar de
forma irrestricta, siempre siendo responsables con nuestro mercado interno para garantizar la
seguridad alimentaria. Esto no es una cifra fantasiosa sino se trata de una ruta crítica que
hemos visualizado claramente y que va a transformar la estructura productiva de Bolivia.
Estamos hablando en el fondo de los desafíos de la producción nacional, pero enmarcado en
alta productividad y alta competitividad, dos conceptos íntimamente relacionados que en este
mundo global se han levantado para hacer la diferencia y llevar a más países por los senderos
de la prosperidad, generando sociedades más equilibradas, con paz social y una clase media
creciente, productiva e innovadora.
Por eso no podemos dormirnos. Otros países continúan avanzando, investigando e innovando.
Esta es una dinámica que en el mundo está en constante avance y evolución. Ésta es una
realidad, y mientras nosotros seguimos discutiendo si usamos o no semillas transgénicas, por
ejemplo, otros países están logrando avances que en poco tiempo dejará obsoleta la actual
tecnología. Si creemos que debemos tener una vocación de alimentar al mundo, es con estas
nuevas tecnologías que debemos competir.
Ya aterrizando en nuestra realidad, el triplicar nuestra producción de alimentos y generar las
condiciones de logística e infraestructura para que la misma fluya a los mercados nacionales e

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internacionales, es una parte de la ecuación que nos posibilitará tener los niveles de
crecimiento sostenible, capaces de sacarnos del círculo vicioso de la pobreza. La otra parte de
la ecuación es menos visible pero fundamental, es la vigencia de una institucionalidad sólida
en el país.
Precisamente quien esta mañana será uno de nuestros disertantes en el Foro, el Sr. James
Robinson, ha ahondado sobre este punto en sus investigaciones. Si bien creo que él explicará
con mayor profundidad este tema, quiero dejar sembrada la semilla sobre la generación de
una institucionalidad que cada vez genere más oportunidades y tranquilidad para todos. Para
lograr esto tenemos que mirar de una manera objetiva cómo está organizado nuestro país a
través de sus leyes y normativas, así como la forma en que se aplican las mismas.
De la misma manera que un médico hace un diagnóstico, lo que vamos a hacer ahora es
precisamente un diagnóstico de nuestra realidad para conocer cómo estamos, más allá de
apasionamientos, emociones o ideologías, para poder desarrollar las acciones correctivas
pertinentes.
Creo que debemos definir el país que queremos ser de aquí a 10, 20 o 30 años, para poder, de
una vez por todas, encaminarnos ejecutando el trabajo que consideremos necesarios para
lograr esos objetivos.
El Foro Económico Mundial, a través de su Índice Global de Competitividad 2013 - 2014, nos
coloca en el puesto 98 de entre 148 países y tenemos una puntuación de 3,8 de una
calificación que va del 1 a 7. Como se dice a nivel estudiantil, pasamos raspando.
A nivel Latinoamérica, es cierto que estamos mejor que Argentina, Paraguay o Venezuela, pero
nos ubicamos entre los últimos seis países de la región.
Los avances que hemos tenido en este tipo de mediciones se deben a factores claves como la
estabilidad macroeconómica que hemos logrado, y que es uno de los aspectos que se
constituye en la base para aspirar a ser más competitivos.
Pero este no es el único factor. Hay otros factores como la calidad de infraestructura del país,
su institucionalidad, el tamaño de su mercado, el grado de desarrollo empresarial, la
innovación, los servicios salud, la calidad de la educación a nivel básico, medio y superior, la
capacitación, el mercado laboral, tema en el que hemos sido excluidos y en el que queremos
participar por los costos que representa. Otros factores son la sofisticación del sistema
financiero y la eficiencia de los mercados.
Bajo este panorama solo nos queda trabajar para responder de forma efectiva a las exigencias
de una producción boliviana altamente competitiva para así construir una Bolivia más
próspera.

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En lo que respecta a infraestructura tenemos que preparar al país para transportar, en 2025,
aproximadamente 60 millones de toneladas de productos entre lo que producimos e
importamos.
A esa fecha tendríamos que estar sumando una inversión, entre el sector público y el privado,
de 45.900 millones de dólares en infraestructura de transporte, energía y logística.
Bolivia es ahora un país catalogado como de ingresos medios – bajos, pues estamos con un
ingreso per cápita apenas superior a los 2.700 dólares. Otro de nuestros grandes y
permanentes desafíos es contrarrestar con eficiencia y productividad nuestra situación
geográfica desventajosa para la producción boliviana.
Estamos a más de 1.000 kilómetros de distancia de cualquier puerto en relación a productores
de otros países que producen lo mismo que nosotros y con quienes debemos competir.
Nuestros costos de fletes son más elevados, pero con buena infraestructura de transporte eso
se puede alivianar. Nuevamente caemos en la urgente necesidad de habilitar Puerto Busch
para además de darnos una salida soberana al océano Atlántico, poder transportar nuestros
productos a menor costo.
Por eso nuestra apuesta agresiva tiene que estar dirigida a generar las condiciones para
producir más para toda Bolivia y poder llegar con esta producción al mundo que demanda
nuestros productos.
Otro de los requisitos básicos es la institucionalidad. Y es en este punto donde vemos que se
concentran nuestras mayores debilidades como país y por lo tanto donde debemos trabajar
con mayor convicción.
La encuesta ejecutiva del Reporte Global de Competitividad señala que las desventajas
competitivas percibidas por empresarios encuestados en el país se concentran en que todavía
no se ha consolidado el respeto a los derechos de propiedad. Conocemos los esfuerzos que
está haciendo el Gobierno Nacional y que este no es un tema sencillo de resolver, sin embargo
necesita una atención urgente.
A ello se suman aspectos como la corrupción, la débil institucionalidad del poder judicial y la
necesidad de un fortalecimiento de las fuerzas policiales. Otros aspectos son la excesiva
burocracia y la informalidad, que con sus prácticas limita las posibilidades de crecimiento de
los ingresos fiscales que necesita el país.
Quiero señalar que hemos conversado sobre estos temas con el Gobierno Nacional, con sus
representantes, y hemos notado una sincera disposición para enfrentar los mismos.
Lo que nos preocupa es que éstos son temas estructurales, que deben ser atacados de raíz,
desde el corazón de nuestras propias instituciones, tanto públicas como privadas.

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La institucionalización pública boliviana está en un proceso que, ante la necesidad de no seguir
retrocediendo frente a otros países, es indispensable acelerar.
Desde la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia se
han dictado nuevas leyes y normativas que deberían buscar preparar al país hacia un escenario
de mayor prosperidad.
Entre esas normativas está la recientemente promulgada Ley de Promoción de Inversiones,
fundamental para potenciar las inversiones nacionales y atraer capitales extranjeros.
Hoy estamos expectantes de la promulgación del reglamento de esta ley, que tiene que
constituirse en un verdadero imán de inversiones, que genere más empleo, oportunidades y
prosperidad para todos los bolivianos.
Conocemos nuestro país. Conocemos todas sus potencialidades y estamos seguros de que con
incentivos concretos podemos generar crecimiento económico y ofrecer prosperidad para la
mayoría de los bolivianos.
Por lo tanto y para resumir, solo nos queda seguir una ruta para ser más competitivos y
productivos: consolidar una institucionalidad que se constituya en un incentivo adicional a la
iniciativa privada, para que con el accionar público puedan coordinar acciones que
transformen nuestras debilidades estructurales en verdaderas ventajas competitivas.
Miramos al futuro con esperanza, con convicción y con una decisión sincera para enfrentar los
desafíos con acciones concretas y hacer de Bolivia una tierra que brinde mayores
oportunidades y mayor prosperidad para los bolivianos.
Muchas gracias.

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