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COMO LA DEFORESTACIÓN DE BOSQUES TROPICALES AFECTA AL EFECTO

INVERNADERO.
La deforestación y la degradación de los bosques son causa y resultado del cambio
climático. Los bosques absorben CO2, actuando como un "sumidero" pero, cuando se
deterioran o destruyen se convierten en una "fuente" liberando CO2 a la atmósfera.

Imagen de la deforestación sufrida por la selva amazónica en la región de Pará (Brasil)


Hasta una quinta parte de las emisiones de CO2 mundiales se deben a la tala
indiscriminada de árboles. Ésta, a la vez que empobrece el suelo y lo deja
desprotegido ante la erosión y la evaporación del agua, contribuye aún más al cambio
climático. Al aumentar las sequías y la presión humana sobre el manto forestal, éste
se ve en peligro.

La pérdida de los bosques y de las especies afectará a la vida de todos con costes


económicos desproporcionados en los países pobres y en vías de desarrollo.

Greenpeace pide que se inicie urgentemente una lucha seria a escala internacional
para detener la deforestación causada por la extracción irresponsable de recursos
forestales y la quema de bosques primarios para introducir ganadería y cultivos como
la soja, destinada en gran medida a la alimentación animal de los países
industrializados.

COMO LA ELABORACIÓN DE AMALGAMA DE MERCURIO CON LAS MANOS Y


EL CONSUMO DE PECES CONTAMINADOS, CON MERCURIO AFECTA AL
ORGANISMO HUMANO.

¿Qué pasa si toco el mercurio con las manos?

En todas sus formas el mercurio es tóxico para el sistema nervioso central,


provoca irritabilidad, temblores, alteración de la vista y la audición y problemas
de memoria. En el lactante, la exposición puede causar una disminución del
coeficiente intelectual y retardo en el desarrollo mental, así como problemas
motores.

El problema viene en el pescado

El problema es que parte del mercurio que llega al medio ambiente puede
transformarse en su compuesto más tóxico, el metilmercurio. Este complejo del
elemento es soluble, y de nuevo, si no fuera por una cuestión adicional, representaría
un riesgo muy limitado, puesto que nunca alcanza, de forma natural, concentraciones
suficientemente altas como para representar un riesgo real. Salvo en un caso: su
entrada en nuestra cadena alimentaria a través los peces.

En los peces, el tóxico queda retenido en su organismo acumulándose con el paso del
tiempo. El pez grande que come peces pequeños con contenidos relativamente bajos
se va contaminando con cantidades cada vez más altas del elemento, con lo cual al
final los peces más voraces, como el atún, con mayor ingesta de pescados menores,
llegan a alcanzar concentraciones muy altas de este tóxico, susceptibles de afectar a
la salud de los consumidores de pescado.

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