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COMISION: DISEC
Disec: La Comisión de Desarme y Seguridad Internacional trata temas referentes a la
reglamentación de armas nucleares, armas de destrucción masiva, armas convencionales,
mecanismos de desarme y seguridad regional e internacional, entre otros.
Los golpistas desatan una represión feroz contra miles de manifestantes en la capital e
instalan en el poder a un gobierno de facto encabezado por el hasta ahora presidente del
Congreso Nacional, Roberto Micheletti. El golpe de estado contó con la secreta aprobación
del gobierno de los Estados Unidos.
Historia: Los arqueólogos han demostrado que Honduras tuvo una rica historia en la
antigüedad, al ser paso obligado en las migraciones sobre el istmo
centroamericano, Centroamérica era habitada por diversos animales prehistóricos incluidos
los Mamuts pertenecientes a la megafauna, algunos restos de Mamuts se han encontrado en
el departamento de Olancho, Honduras. Los Mamuts llegaban a medir entre 5 y
10 metros de altura y eran vegetarianos. En la actualidad existen en el territorio
hondureño especies de helechos gigantes pertenecientes a su época, habitaron
el planeta desde hace unos 5 millones de años (después de la desaparición de
los dinosaurios) hasta hace unos 12 mil años. Centroamérica era el corredor que utilizaban
los animales prehistóricos para viajar de sur a Norteamérica y viceversa.
Las primeras evidencias del ser humano se encuentran cerca de la ciudad de La
Esperanza, Intibucá, donde varios asentamientos humanos se desarrollaron sobre
la tradición cultural precolombina de Mesoamérica hace unos 12 mil años.
Una buena parte de esa historia del hombre primitivo ha sido concentrada desde hace mas
de tres mil años a la presencia de los Mayas alrededor de la ciudad
de Copán al occidente de Honduras, ubicada en el departamento de Copán, la civilización
más avanzada descubierta hasta el momento en el territorio nacional. La ciudad maya de
Copán prosperó durante el Período Clásico (150-900), desarrollaron ampliamente muchas
disciplinas como la escultura, pintura, astronomía, matemáticas, música y literatura.
Durante el gobierno de Roberto Suazo Córdova, Estados Unidos hizo del territorio
hondureño su base contra la Revolución Sandinista de Nicaragua. La política de subversión
destinada a derrocar al presidente nicaragüense Daniel Ortega continuó a lo largo del
gobierno de José Azcona Hoyo, éste, a cambio de su colaboración con Estados Unidos,
recibiría una ayuda financiera sin precedentes, la cual fue más para beneficio del estamento
militar que para favorecer la maltrecha economía del país.
El plan tuvo consecuencias desastrosas y la economía entró en crisis; el serio déficit fiscal y
comercial causó el empobrecimiento de la clase media. El descontento no se hizo esperar y
en 1994 resultó electo Carlos Roberto Reina Idiáquez.
A Reina Idiáquez le sucedió Carlos Flores Facussé, bajo cuyo gobierno el huracán Mitch
devastó Honduras en el peor desastre de su historia. A las 10.000 muertes causadas se
añadieron pérdidas materiales por más de tres mil millones de dólares.
La iniciativa del presidente Zelaya era impulsar una consulta/encuesta ciudadana para
preguntarle a la ciudadanía si quería que se colocara una cuarta urna en las elecciones
generales de 2009, para decidir sobre la instalación de una Asamblea Nacional
Constituyente que se encargaría de reformar la constitución.
El 24 de junio el presidente Zelaya destituye al jefe del Estado Mayor Conjunto de las
Fuerzas Armadas, general Romeo Vásquez, por negarse a distribuir el material para la
encuesta. Según indicó Zelaya en un mensaje a la nación, su decisión se debió a la crisis
generada por algunos sectores que promovieron la desestabilización y el caos con el fin de
causar problemas a la institucionalidad democrática.
Los resultados en posesión del Tribunal Supremo Electoral (TSE) demuestran una
participación del 49.2 % lo que significa que la mayoría -más del 50 %- de los ciudadanos
hondureños se abstuvieron de votar en las “elecciones” a las que el Frente Nacional de
Resistencia en contra del Golpe de Estado llamó injustas, sin libertad y a las que boicoteó.
El 23 de abril de 2015, la Corte Suprema de Justicia de Honduras dejó sin efecto el artículo
239 de la Constitución que prohibía la reelección presidencial en Honduras desde 1982. La
decisión fue adoptada por cinco jueces de la Sala Constitucional de la Corte Suprema, pero
uno de ellos se retractó después, el magistrado Elmer Lizardo, del opositor Partido Liberal.
La Sala de lo Constitucional declaró inaplicable el artículo 239 de la carta magna que
establecía que ningún presidente o vicepresidente de Honduras podía volver a
desempeñarse en esos cargos de elección popular. Ordenaba además el cese de los
funcionarios estatales que propusieran reformar la norma y su inhabilitación por 10 años a
ejercer toda función pública.
El territorio de Honduras tiene una extensión de 112.492 km² de superficie, y está ubicado
en el centro de la regióncentroamericana. Limita al norte con el Mar Caribe o Mar de las
Antillas, al sur con el Golfo de Fonseca (Océano Pacífico) y la República de El Salvador.
Al este, limita con Nicaragua y el Mar Caribe; y al oeste con Guatemala y El Salvador.
Las fronteras marítimas aun están en proceso de definición y/o demarcación.
Los ganaderos acusan de negligencia a los organismos estatales por no poner orden en el
nororiental departamento de Olancho, uno de los más grandes del país, cuyos municipios
del norte son víctimas constantes de robos, asaltos, secuestros y violaciones.
La región, productora de granos básicos, ganado y derivados de la leche, está rodeada de
selvas, lo cual resulta propicio para las acciones delictivas al grado que sus pobladores la
han denominado "el corredor de la muerte".
Manuel Antonio Zelaya, presidente de la Asociación de Ganaderos de los municipios del
norte de Olancho, dijo estar cansado de tanta inseguridad y "no me importa que me acusen
de sedición, pero vamos organizar nuestra gente y contratar hombres armados para que nos
defiendan".
Informó que se formará un grupo de 520 hombres armados, en principio, para "exterminar a
los delincuentes, porque si esperamos respuestas del gobierno vamos a perder nuestras
vidas, tierras y capital". "Se nos agotó la paciencia", dijo.
"Tememos quedarnos incomunicados del resto del país, no por falta de vías de
comunicación sino porque los comerciantes y productores no van a exponer su vida y
capital para que la delincuencia se los arrebate", agregó.
Zelaya indicó que la contratación de esos hombres es algo concertado con todos los
sectores.
"Son gente honesta dispuesta a ofrecer sus vidas para cuidar nuestros intereses, y entre ellos
incluso hay algunos hijos de ganaderos y hacendados", afirmó.
El anuncio de los ganaderos de Olancho, una región donde predomina la cultura del
machismo, la violencia y la muerte por venganza entre familias, y el portar un fusil
automático AK-47 es algo normal, inmediatamente generó el repudio de los organismos
defensores de los derechos humanos.
Las organizaciones humanitarias advirtieron sobre el resurgimiento de grupos paramilitares
de derecha para ejecutar a cualquier persona.
Leo Valladares, del estatal Comisionado de los Derechos Humanos, dijo que "hablar de
armar gente civil es alentar el resurgimiento de los grupos paramilitares para volver a la
época de la barbarie".
"No hay duda que detrás de esas bandas organizadas han de existir uno que otro militar
cabeza caliente que quiere sacar provecho de las cosas", señaló.
Valladares indicó que hay que "apoyar al Ministerio de Seguridad (interior), reforzar la
policía civil y diseñar con urgencia una política de seguridad ciudadana que garantice los
bienes y vidas de las personas, para no sentirse desprotegidas ante la delincuencia".
Sostuvo que armar grupos al margen de la ley viola la Constitución y los preceptos
democráticos del país, además alentar a los delincuentes para que también formen sus
propios ejércitos, en especial el narcotráfico".
Por su parte, el ministro de la Presidencia, Gustavo Alfaro, dijo en tono indignado que
quienes promueven la formación de "grupos al margen de la ley son falsos agricultores y
ganaderos que han querido extorsionar a empresarios de la madera por la explotación de
bosques en ese lugar".
"A quien le corresponde garantizar la seguridad pública y de sus ciudadanos es a la policía
y al Ministerio de Seguridad. Hay que investigar que existe detrás de esa amenaza, que me
parece absurda, carente de lógica y un desafío a la democracia que no podemos permitir",
señaló.
La ministra de Seguridad, Elizabeth Chiuz Sierra, si bien reconoció que se carece de una
política de seguridad pública, "hacemos lo que podemos y nuestros policías intentan
controlar la delincuencia, pero venir a decir que van a crear grupos paralelos me parece que
es querer crear la anarquía en el país".
"Si los olanchanos se arman y causan muertes tendrán que atenerse a las consecuencias,
pues les vamos a aplicar todo el peso de la ley. No vamos a permitir que nos desafíen solo
porque se creen valientes y tienen cuerpos armados a su favor", afirmó.
La inseguridad ciudadana es uno de los principales problemas que azota a Honduras en los
últimos tres años, cuando empezaron a proliferar los secuestros, el robo de vehículos y los
ajustes de cuenta por divergencias en el narcotráfico.
El Ministerio de Seguridad ha hecho un llamado a la población civil a colaborar para
contrarrestar la violencia, pero la falta de una política coherente que garantice un clima de
mutua confianza entre policías y ciudadanos, ha impedido coordinar esquemas de
cooperación.
La población no confía de manera plena en la policía civil por considerar que muchos de
sus cuadros no fueron depurados y siguen vinculados a fuertes sectores del crimen
organizado, indican varias encuestas.
Esta falta de estructuración sobre el perfil de una nueva policía, es para la analista Julieta
Castellanos uno de los aspectos que "desencantan al pueblo y lo obligan a tomar acciones
cerradas, como el absurdo de organizar grupos civiles armados".
Los grupos paramilitares operaron en el país en la década de los años 80 financiados por
sectores empresariales, políticos y del Estado y promovidos por las Fuerzas Armadas, a
quienes se responsabiliza de la violación de los derechos humanos y desaparición forzada
de personas.
Honduras se encuentra en una encrucijada. violencia en las calles, una economía que crece
y empobrece, una corrupción e impunidad que socavan las instituciones y un presidente
reelecto cuestionado. Elementos todos de una misma ecuación: crisis socio-política.
Las consecuencias de esta crisis podrían hundir al país centroamericano, uno de los más
pobres de la región, en un punto de no retorno.
Protestas que ya cumplen varias semanas y que se han tornado violentas, protagonizadas
por médicos y profesores en respuesta a reformas estatales que, según ellos, conducirían a
privatización y despidos masivos, tienen en jaque al presidente Juan Antonio Hernández,
quien negó estas acusaciones.
Pero el trasfondo es otro. Se ha intensificado el pedido de renuncia del gobernante
hondureño, quien en noviembre de 2017 logró reelegirse en unas controvertidas elecciones
para un segundo mandato consecutivo de cuatro años.
Aunque la crítica situación se remonta a 2009, cuando el izquierdista Manuel Zelaya y
opositor del actual mandatario conservador, fue destituido como presidente por
empresarios, militares y políticos, lo que ha sumido al país en una explosiva inestabilidad
política, recuerda Geraldine Bustos, profesora de la Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas de la Universidad de La Sabana.
Según ella, el golpe de estado contra Zelaya marcó un punto de inflexión en Honduras, pero
señala desde antes el país, si bien no experimentó la misma intensidad de violencia
guerrillera de los 80 como sus vecinos (El Salvador y Guatemala), “está en una región muy
inestable y eso hace que tenga problemas comunes para todos”.
Se refiere además, a que en la región hay un fenómeno de crimen organizado de carácter
transnacional.
“Eso tiene unas complicaciones para los gobiernos de esos países y es que al ser estructuras
de crimen organizado tienen un componente social, que aumentan la inseguridad en la
región, y hace que los problemas sociales ya existentes se agudicen”, asegura.
Un problema adicional, agrega Bustos, son los migrantes y las caravanas que están llegando
a Estados Unidos, que no solo muestran la crisis interna del país, sino que pone el foco
internacional sobre Honduras, lo mismo que las complicaciones del gobierno para
atenderlo.
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Además, advierte que el proceso que llevó a la reelección de “Tony” Hernández, como se le
conoce, ha estado rodeado por un manto de ilegitimidad.
David Peña, docente de Derecho Internacional y Derechos Humanos de la Universidad
Autónoma de Bucaramanga, observa otro problema: la corrupción.
En su concepto, en Honduras pasa igual que en Centroamérica y Latinoamérica en general,
donde la corrupción sigue siendo un elemento campeante de los gobiernos elegidos
democráticamente, pero cuyos pueblos tienen una alta falta de cultura en cuanto al ejercicio
democrático.
“La democracia ha perdido el estricto rigor en los estados, especialmente en los
centroamericanos, donde ha sido una tradición histórica”, explica el experto.
De otra parte, destaca el ingrediente económico, países como Honduras que no han tenido
una economía fuerte y sostenible, por tanto se afectan los niveles básicos insatisfechos y la
calidad de vida de sus ciudadanos, que son en su mayoría indígenas y campesinos, lo cual
da lugar a unas dificultades de coherencia y cultura de las que precisamente se aprovechan
las clases políticas.
Como se recordará, la crisis en el país estalló en abril pasado, con dos decretos aprobados
por el Parlamento sobre educación y de salud que generaron el rechazo social generalizado.
Igualmente Peña subraya que no hay que olvidar el tema de los grupos armados al margen
de la ley, es decir los maras o pandillas y la delincuencia común, como otro factor de
inestabilidad en Honduras, que además lo convierten en uno de los más violentos en el
mundo.
Entre 10 y 12 personas en el país centroamericano mueren a diario por causas violentas.
Por otra parte, Bustos reconoce que aunque las protestas se están saliendo de control, esto
no significa necesariamente que la presión social obligue a la renuncia del presidente
Hernández, considerando que “es un presidente más favorable a Estados Unidos, a la
comunidad internacional y sobretodo al Ejército, es mas difícil sacarlo del poder”.
Ahora bien, admite que no se sabe hasta dónde las protestas puedan llevarlo a la renuncia o
a utilizar la represión para contenerlas.