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(ey ursler{=\ (=e rstsy lata) COORDINANDO (6) 310) le) ae Una légica para los pequefios grupos | - Jasiner, Graciela Coordinando grupos : una légica para los pequefios grupos. - 1a ed. - Buenos Aires : Lugar Editorial, 2007. 200 p. ; 23x16 cm. ISBN 978-950-892-281-6 1. Psicoanalisis. 2. Terapia de Pequefios Grupos. |. Titulo CDD 150.195 Disefto de tapa: Silvia C. Suérez Correccién: Patricia Stilstein Edgardo Imas Queda prohibida la reproduccién total o parcial de este libro, en forma idéntica © modificada y por cualquier medio o procedimiento, sea mecdnico, informati- co, de grabacién o fotocopia, sin autorizacion de los editores. ISBN: 978-950-892-281.6 ces ie E 5 MATA ‘AE LIBRO © 2007 Lugar Editorial S. A. ES UNDELITO Castro Barros 1754 (C1237ABN) Buenos Aires ‘Tel/Fax: (54-11) 4921-5174 / (54-11) 4924-1555 email: lugared@elsitio.net / info@lugareditorial.com.ar www lugareditorial.com.ar ae Queda hecho el depésito que marea la ley 11.723 Impreso en la Argentina ~ Printed in Argentina Las intervenciones del coordinador Los grupos tienen cada dia mas vigencia en el mundo actual. Se tra- baja con grupos en el campo de la educacién, de la salud, en situaciones comunitarias, institucionales y cada dia més en las empresas, ese lugar gue habita casi ilimitadamente, full life lo llaman, el sujeto contemporé- neo. Pero cémo se forman quienes trabajan con grupos es un tema que merece especial cuidado. En un universo globalizado, la coordinacién de grupos es un oficio y la formacién una artesania. Coordinar grupos es ms bien un oficio, y alguna vez le escuché de- cir a Fernando Ulloa que no se pasa de tener una profesién a un oficio sin atravesar el desierto. Coordinar grupos es una tarea compleja. Un coordinador no nace, “se hace”, y con mucho trabajo. Hay cuestiones que hacen a la formacién del coordinado, la que, ademas de la adquisicién de herramientas teéricas y recursos técnicos eficaces, transita necesariamente por un trabajo sobre si mismo, que permite a cada uno interrogar y conmover su propia posicién. Un coor- dinador podra ofrecer, o tomar alguna hebra del hilo de Ariadna, de acuerdo con cémo haya sido su propio trayecto por los laberintos. ¢Cuantas veces, coordinando grupos, no nos animamos, como Te- seo, a entrar al laberinto grupal? ;Cudntas veces nos quedamos con el ovillo en la mano, dudando atormentados, sin animarnos a apostar? 2Y cudntas veces un coordinador, se ofrece cémo victima a la bestia 0, lo que es peor, aun como un Minotauro sediento que necesita a quién de- vorar? @Sera que de vez en cuando todavia creemos que los Minotauros existen?... En la formacién, buscamos que el coordinador pueda armar lo que Foucault llamé una “caja de herramientas” con recursos tedricos y téc- nicos; multiRecursos los llamamos, pero ademés con una légica minima que le permita pensar la direcci6n de su tarea. Disponiendo de una l6gica, resulta posible poder entregarse a la compleja escena grupal. A veces, por no revisar los recursos técnicos y tedricos con que se cuenta, el coordinador trivializa su practica, hace de 170 * Graciela Jasiner ella una rutina, lo cual deviene aburrimiento, cuando no fracaso de al- guna operatoria que desde la coordinacién se podria haber realizado pa- ra propiciar la potencia y el jibilo de la produccién grupal. ‘Un modo de ritualizar la tarea es refugiarse obcecadamente en el en- cuadre, y explicarse uno mismo que si algo no anduvo como lo hubiera esperado es por las resistencias de algtin integrante... De ahi a que la coordinacién se convierta en una caza de brujas, buscando ubicar el “saboteador”, hay un breve trecho. Un coordinador de grupos tiene que trabajarse a si mismo porque las resistencias pueden tranquilamente es- tar de su lado. Coordinar un grupo no es un campo obvio, sino problematico y con- flictivo. En el arte de coordinar, una multiplicidad de intervenciones son posibles y, sin embargo, no hay recetas. Hay estilos que alojan, 0 que producen cierta discontinuidad, que sorprenden, como el de Sécrates que, en su nulibicuidad, nunca estaba alli donde se lo esperaba. El coordinador dirige una operatoria; dirigir no es controlar, sino més bien orientar, vectorializar, orientar sus intervenciones en algdn sentido. Las intervenciones que realizamos en un grupo no son sélo via la pa- labra. Trabajaremos en este capitulo no s6lo la interpretacién y diferen- tes intervenciones verbales, sino otro tipo de intervenciones aun sin pa- labras, trazadas en una légica mas alla de lo interpretativo. Abordaremos la cuestion de la “mostracién”. ‘Algunas intervenciones entusiasman, despabilan, conmueven, provo- can al sujeto a salir de la cadencia monétona de lo sabido, de la aneste~ sia del ensuefio narcisista en que a veces permanece, del cansancio he- cho de infinitas esperas. Despabilar es lograr que una llama se reavive. El término despabilar proviene de pabilo: lo que se le saca a la mecha de la vela para avivar la llama de un fuego que cada vez sera nuevo, mas alla de la eterna repeticién de lo mismo. Coordinando grupos, no esta- mos para hacer el bien, lo cual nos dejaria en una posicién estoica y, lo que es peor, en los callejones sin salida del “soberano bien”. Sobre la logica de las intervenciones, las herramientas y la direccién de la operatoria versarén estas lineas, partiendo de la idea de que en los grupos centrados en una tarea, cierto efecto de transformacién subjeti- va puede advenir y, en un proceso con otros, el ser humano renunciar a lo mas aniquilador de su posicién narcisista; otros con los que poder sostener una tarea, para no ser sujetos del destino; otros con quienes so- jiar una salida de las yermas prisiones en que lo dejan cautivo, saliendo de la posicién del que esta solo y espera. En tiempos de aplastamiento subjetivo y prisiones globalizantes como los actuales-, es un desafio Coordinando grupos * 171 inventar y sostener dispositivos que potencien lo singular, es decir, la po- sibilidad de retomar caminos deseantes en el lazo con otros, propician- do el tejido de una red y de anudamientos que mejoren las condiciones subjetivas. Pero... ge6mo creamos condiciones de posibilidad para la produc- cién de lo singular anudado en lo colectivo, pero sin deslizarnos a la sugestion ni a la manipulacién?

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