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La gimnasia rítmica tiene sus antecedentes históricos en los movimientos y sistemas

gimnásticos que surgieron en el siglo XVIII en toda Europa Occidental. La procedencia


ideológica de la rítmica se halla en la gimnasia con base en el ritmo, en el ballet y en la
llamada gimnasia natural. Si en el ballet hay que destacar las aportaciones de Jean-
Georges Noverre, con respecto a la gimnasia natural hay que decir que toma su punto de
partida en las teorías de Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) respecto al desarrollo
global del niño, que incluían los aspectos corporales, hasta entonces no considerados en
las teorías sobre educación.

El pedagogo alemán Johann Bernhard Basedow (1723-1790) plasmaría las ideas de


Rousseau en la realidad, convirtiendo los ejercicios físicos en parte esencial de una
educación armónica e integral. Hacia finales del siglo XVIII, continuarían las ideas
naturalistas de Rousseau pedagogos como Christian Gotthilf Salzmann, Johann
Heinrich Pestalozzi o Guts Muths. Este último, considerado el padre de la gimnasia
pedagógica, escribió los primeros escritos en profundidad sobre la finalidad de la
gimnasia, indicando que los ejercicios realizados debían ser agradables, además de
desarrollar a la persona por completo. Sin embargo, la llegada de la gimnasia
nacionalista de Friedrich Jahn acabaría ahogando las ideas pedagógicas de Guts Muths
en Alemania. Estas, sin embargo, tendrían mayor acogida y continuación en los países
nórdicos, especialmente en Suecia.
La gimnasia rítmica tiene en el ballet una de sus bases.

El médico sueco Pehr Henrik Ling, iniciador del llamado Movimiento del Norte,
desarrolló aún más las ideas de Rousseau, creando la llamada gimnasia sueca hacia
1814. Se trataban de unos ejercicios de carácter rígido con poco espacio para la
creatividad y la expresión artística, pero que aportaron unos principios primordiales y
pedagógicos a la actividad física, ausentes en aquellos años. A él se debe la clasificación
de los ejercicios en pedagógicos, militares, terapéuticos y estéticos, aunque Ling no
cultivó estos últimos por considerar que debían ser desarrollados por otros educadores.
En la gimnasia estética promovida por Ling, los estudiantes expresan sus sentimientos y
emociones a través del movimiento corporal. Esta idea fue extendida por Catharine
Beecher, quien fundó el Western Female Institute en Ohio (Estados Unidos) en 1837.
En el programa de gimnasia de Beecher, llamado grace without dancing, las chicas
jóvenes se ejercitaban al ritmo de la música, pasando de una calistenia simple a
actividades más intensas. Hacia 1864, el profesor estadounidense Diocletian Lewis (Dio
Lewis) va más allá de Beecher, incluyendo en sus clases para chicas ejercicios de
coordinación mano-ojo y la utilización de aros de madera, pesas ligeras, y mazas indias.

A mediados del siglo XIX, con el músico y profesor francés François Delsarte,
empiezan a darse componentes más estrechamente relacionados con la gimnasia rítmica
subsiguiente, al ser el primero en poner en marcha sus ideas con respecto a la expresión
de sentimientos a través de los movimientos del cuerpo. Más que un método de
gimnasia, intentaba ayudar a los actores a encontrar posturas naturales y gestos más
expresivos. Esta nueva manera de entender el movimiento fue llevada a Estados Unidos
por Genevieve Stebbins, quien abrió una escuela de expresión en Nueva York y publicó
en 1885 el libro El sistema Delsarte de expresión, lo que popularizó el método. A partir
de las ideas de Delsarte y los ejercicios de Ling, Stebbins creó un método personal en el
cual el cuerpo debía ser un instrumento capaz de expresarse de manera artística. Aunque
su ideología no fue capaz de arraigarse en la mentalidad americana, el trabajo de sus
alumnas sí influyó de forma relevante en Europa en el desarrollo de la gimnasia y danza
femenina moderna. El trabajo de Delsarte está considerado el principal inspirador del
Movimiento del Centro, corriente en la que se enmarcó el proceso de creación de la
gimnasia moderna (la primeriza gimnasia rítmica).
Movimiento del Centro: hacia la gimnasia moderna
Émile Jaques-Dalcroze, creador de la euritmia.

De todas las corrientes desarrolladas paralelamente al movimiento lingiano del norte de


Europa (Movimiento del Norte), el llamado Movimiento del Centro, desarrollado en
Alemania, Austria y Suiza, fue el que tuvo mayor relevancia sobre la gimnasia rítmica.
Nacido a finales del siglo XIX, se desarrolló en el siglo XX. Considerado una
manifestación artístico-rítmico-pedagógica, estuvo influido por las teorías naturales y
globalistas de Rousseau y las ideas de Delsarte con respecto a la expresión, además de
por la propia gimnasia sueca de Ling. Este movimiento impulsó la euritmia de Dalcroze
y, posteriormente, la gimnasia moderna de Bode.

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