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El 

liderazgo es una disciplina cuyo ejercicio produce


deliberadamente una influencia en un grupo determinado con la
finalidad de alcanzar un conjunto de metas preestablecidas de
carácter beneficioso, útiles para la satisfacción de las necesidades
verdaderas del grupo.
El liderazgo es la capacidad que tiene una persona de influir,
motivar, organizar y llevar a cabo acciones para lograr sus fines y
objetivos que involucren a personas y grupos en una marco de
valores. El liderazgo es un potencial y se puede desarrollar de
diferentes formas y en situaciones muy diferentes unas de otras.
Las habilidades que posee una persona para dirigir, influenciar y
tomar decisiones constituyen sus características de liderazgo.
Estas la distinguirán en los entornos laborales y le permitirán
motivar, inspirar y coordinar a sus compañeros y colaboradores
¿Qué es liderazgo y un ejemplo?
Un buen liderazgo es una colección de habilidades como saber
asumir los riesgos correctos, inspirar a los equipos y lograr un
equilibrio entre ser firme y humilde. El resultado final en las
empresas exitosas es siempre el mismo: los empleados creen en
una visión y pueden avanzar hacia una meta.
El liderazgo es un conjunto de habilidades que
sirven para influenciar en la manera de pensar o de actuar de otras
personas. ... Porque un líder también tiene la capacidad de tomar la
iniciativa y proporcionar ideas innovadoras, y no solo de dar
órdenes. El liderazgo tampoco equivale a una distribución desigual
de poder
La palabra liderazgo define a una influencia que se ejerce sobre
las personas y que permite incentivarlas para que trabajen en forma
entusiasta por un objetivo común. Quien ejerce el liderazgo se
conoce como líder.
Acciones que ayudan a la formación de un líder: Ser proactivo.
Tener una visión y misión clara de la meta que se quiere alcanzar y
trabajarla día a día. Dar prioridad a los aspectos que ayudarán a
lograr un objetivo.
En definitiva los líderes auténticos se conocen bien a sí mismos,
favorecen la transparencia en las relaciones, muestran un eficaz
procesamiento de la información para la toma de decisiones y
mantienen una línea de comportamiento coherente con un conjunto
de valores y principios personales.
Un líder excelente es aquel que sabe adoptar el estilo
de liderazgo más adecuado para cada situación, cada contexto,
cada persona o grupo de personas y para cada organización. ...
Más recientemente se comienza a hablar
del Liderazgo carismático, del transformacional, transaccional y
del liderazgo auténtico
El liderazgo es la habilidad de un jefe para influir en su equipo y
gestionarlo. Su objetivo ha de ser maximizar los beneficios y
alcanzar los objetivos marcados. Sin embargo, no todas las formas
de liderar son adecuadas para todas las empresas ni para todos los
empleados.

Tipos de liderazgo en una empresa


Cada tipo de líder tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por ello,
las compañías deben elegir qué estilo se adapta más a su plantilla,
a su filosofía empresarial y a su situación económica.
1. Autocrático
El liderazgo autocrático concentra todo el poder en un solo directivo
y no deja espacio a las opiniones de los subordinados. En este
caso, la jerarquía es rígida y la comunicación es unidireccional.
Por ello, los empleados reciben las órdenes y las acatan, pero no
pueden opinar sobre ellas.
Este tipo de líder puede resultar útil cuando se deben tomar
decisiones rápidas. Solo el jefe decide qué hacer, lo que reduce
mucho la cadena de mando. Sin embargo, precisamente por eso
puede desembocar en empleados que se sientan infravalorados y
poco comprometidos con el futuro de la empresa.
Un estilo en decadencia
El estilo autocrático cada vez se utiliza menos en las empresas
modernas. Ahora, las empresas buscan empleados comprometidos
y leales, pues son más productivos. Por tanto, este liderazgo rígido
es una de las modalidades que más choca con los valores
empresariales de empresas 4.0.
2. Democrático
Se busca la participación de todos los empleados en la toma de
decisiones. El diálogo es constante entre todos los miembros del
grupo de trabajo. No obstante, la decisión final la tomará el jefe. Los
empleados se sienten involucrados con la compañía, lo que
aumenta su compromiso y productividad. Además, incentiva la
innovación y la creatividad del grupo.
Sin embargo, contar con gran variedad de opiniones puede frenar la
toma de decisiones, por lo que el jefe democrático es más
lento para alcanzar objetivos. Además, exige que el líder sea una
persona con gran capacidad de motivación para mantener a su
equipo dispuesto a colaborar.
3. Transaccional
Este tipo de liderazgo se basa en transacciones entre los altos
cargos y el resto de la plantilla. Los trabajadores reciben algún tipo
de premio como compensación por alcanzar un objetivo. En este
caso, las recompensas o incentivos que reciben los trabajadores se
traducen en mayor motivación. Así, tanto empleados como
directivos se benefician de que los empleados realicen sus tareas
correctamente. Y, en definitiva, eso implica mayores ganancias
para la corporación en su conjunto.
No todas las formas de liderar son adecuadas para todas las
empresas ni para todos los empleados
El líder transaccional es racional y útil para dirigir una compañía en
momentos de estabilidad. Sin embargo, supone mayores costes en
incentivos económicos. Por ello, en una situación de crisis que
traiga reducción de costes puede ser una gestión ineficaz.
4. Transformacional
El líder transformacional se centra en el capital humano. Para él, la
transformación de una empresa solo puede llegar a través de los
empleados. Por ello, mantiene una comunicación constante con su
grupo para contrastar ideas y definir estrategias compartidas.
Este tipo de jefes sabe motivar a su equipo e inspirarlo. Y sabe
cómo premiarlo para maximizar su creatividad y su productividad.
No obstante, este tipo de líderes se centra en cualidades intangibles
(ideas, valores…); en definitiva, incide sobre todo en el ambiente
laboral. Por ello, puede resultar ineficaz en situaciones de crisis; su
forma de dirigir el grupo le impide conseguir resultados rápidos.
5. Laissez faire
El líder laissez faire confía en sus empleados y les deja cumplir
con su puesto con una mínima intervención. Se basa en la idea de
que los trabajadores experimentados incrementan su productividad
con menor supervisión. Por ello, para los empleados supone más
autonomía, y eso les hace sentirse valorados y motivados.
Además, no se sienten limitados por las directrices y pueden ser
más creativos e innovadores.
No obstante, no todos los trabajadores son igualmente productivos
sin supervisión. Tampoco es una forma útil de liderar a empleados
con poca experiencia. En este caso, es indispensable conocer los
rasgos de la plantilla para determinar si el laissez faire es el tipo de
liderazgo más adecuado. De lo contrario, derivará en una falta de
control y una baja productividad, además de en un incremento de
costes.
Escoger el liderazgo perfecto
Cada grupo de trabajo y cada situación económica responderán
mejor ante un tipo de liderazgo. Los responsables de la corporación
deben ajustar el modo de gestión de sus directivos para dar con el
más adecuado en cada momento. Por ello, es importante también
saber determinar cuándo ha llegado la hora de cambiar el
liderazgo en beneficio de la empresa.

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