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Revista de Occidente

El diario íntimo.

Fragmentos de diarios íntimos españoles (1995-1996)


Revista de Occidente, Madrid, julio-agosto, 1996, n-, 182-183

El diario íntimo: los contornos de un

secreto

JüJjb'Ajcuauj 19M N.~ llB-xa3/lJ00pt

de Ooadenfe
Eevista LA LITERATURADEL YO en España se caracteriza en buenamedida
'
los tópicos que, aún hoy día, arrastra irreductibles: su escasa
por
presencia en España, el carácter contrario a la exposición pública de los
españoles, el carácter marginal de esta literatura respecto a otros géneros, etc.
A éstospuede decirse que se ha añadido otro: el que habla, sin precisar nunca,
del gran interés que existe “desde hace unos años” por esta literatura. ¿También
en España ? Parece ser que sí, al menos en lo
que respecta a Revista de Occidente
que ya hamostrado en otras ocasiones su atención a esta parcela literaria a través
de números como el 74-75 de julio-agosto de 1987, bajoel título de “Biografías
yautobiografías”. Este serio interés de Revista de Occidente ha dado por fruto su
reciente entrega 182-183, dedicada al diario íntimo en España. En sus páginas
ofrece no sólo artículos de primeras firmas, conocidas por sus estudios acerca de
esta área literaria, sino también el producto de un nutrido número de diaristas

que en una relativamente extensa antología acompaña a las páginas críticas. Si


conviene destacar esta sección del número no es sólo por constituir una loable
invitación al lector para hacer el recorrido —camino de ida y vuelta— entre
los textos diarísticos y su análisis crítico, sino por reflejar una producción en
todos los casos recentísima en el tiempo (1995-1996), lo que indica la
intensidad con que se practica y se reflexiona acerca de este género hic et nunc.
(Quizá sea así por ser de todos el más atento al latir de lo contemporáneo desde
la última atalaya posible —¿la más íntima?—, la del yo.) No parece sino un
acierto el escoger fragmentos de diarios pertenecientes a fechas tan recientes,

pues de esta manera, la tradicional atención de esta revista a los “signos de los
tiempos” se combina perfectamente con la proximidad en el diario entre los
hechos y su narración.

Boletín de la Unidad de Estudios Biográficos, n°2, Universitat de Barcelona, 1997


136 Reseñas

Los principales problemas que suscita el género no sólo en éste— de la escritura autobiográfica. Sin
los plantea, casi al mismo tiempo que presenta el duda, se trata de una tarea que Castilla del Pino

número, su coordinadora Laura Freixas en las páginas prefiere ofrecer a los teóricos de la literatura, a no ser
tituladas “Auge del diario ¿íntimo? en España”. El que él mismo decida continuar sus propios pasos —
ánimo beligerante con que da entrada a sus reflexiones intención que, por otro lado, ha manifestado recien¬
incide ya desde eltítulo sobre el “inevitable” problema temente en el Simposio Internacional Luis Goytisolo
IV
de este tipo de literatura en España: la ocultación delyo de Narrativa Hispánica Contemporánea. Autobiografía
del escritor el inveterado “pudor” hispánico. Con
tras y Narración, celebrado en El Puerto de Santa María,
un cierto tonode reproche la autora se pregunta al Cádiz, durante los días 20, 21 y 22 de Noviembre de
intentar situar brevemente el género en España: “Las 1996—.
obras que ese afán de exhaustividad nos ha llevado a
incluir en la lista ¿son verdaderamente diarios ínti' La teorización sobre el género continúa en los
mos?” (p. 10). (La práctica diarística de Freixas, de la tres artículos siguientes, tres muestras de textos clásicos
que se incluye en este número una muestra, revela su en tomo al diario. El primero de éstos, titulado “El
interés en dejar por escrito esa intimidad que tantos diario como género literario” es una versión abreviada
niegan a sus lectores.) Sin embargo, la autora matiza su de la introducción a la obra de Alain Girard, Lejoumal
decepción al admitir el carácter de dietarios de muchos intime, publicado en París en 1963. Girard señala la
de ellos; es decir, como ella misma se encarga de estrecha vinculación del diario con la modernidad,
recordar, el carácter de unos textos que, según Alain como producto tanto de la “exaltación del sentimien¬
Girard, pretenden tan sólo “penetrar en la intimidad to” de una nueva época (el Romanticismo), la influen¬
del lector, desde luego, pero sólo en la de su pensamien¬ cia de Rousseau y sus Confesiones, como del espíritu
to,independientemente de las circunstancias fortuitas observador de la ciencia, tanto en el campo
nueva

de su vida” (p. 13). La distinción entre diarios y estrictamente científico como en el filosófico. Desde

dietarios es esencial, pues no sólo, como afirma Freixas, entonces, como señala Girard, los diarios no son sino,
la mayoría de las obras diarísticas publicada en España, probablemente, el laboratorio privilegiado de las inte¬
sean o no explícitamente “bautizadas” por sus autores, ligencias europeas para analizar en profundidad los
está constituida por dietarios más que por diarios, sino resultados, las consecuencias últimas, más allá de las
porque la distinción entre diario y dietario incide en el puramente materiales, de la profunda transformación
problema de la expresión de la intimidad en el género. social: “Es indudable que el diario íntimo, en tanto que
género practicado y reconocido, expresa la interroga¬
El siguiente artículo, el titulado precisamente ción del individuo frente a su nueva posición en el
“Teoría de la intimidad” y firmado por el psiquiatra mundo” (p. 35). Una interrogación que no tiene visos
y también memorialista y diarista, Carlos Castilla del de cesar, de ahí la vigencia de esta forma de auto-
Pino, propone situar sobre el plano del yo sus elemen¬ auscultación. La disolución de toda certeza, en cual¬
tos, su unidad en su multiplicidad a partir de la quier aspecto, no sólo de la cultura o el arte, acompaña
consideración del yo como un sujeto compuesto de al diarista, que se empeña en reconstruir inútilmente
un sistema de diversos “yos” cambiantes y distintos. una unidad perdida:
“el individuo que se vuelve hacia
En unas breves, densas y tremendamente sugerentes la observación interior no encuentra en sí mismo,
páginas dibuja Castilla del Pino los ámbitos en los como no lo percibe en el mundo ni en la sociedad, el
que ese sistema de sistemas se manifiesta: los ámbitos hermoso orden de una organización inmutable, fruto
de lo público, lo privado y lo íntimo. Ambitos con¬ de un designio trascendente. Se espía a sí mismo a diario
siderados como escenarios en los que el sujeto lleva para intentar comprenderse tanto como conocerse,
a cabo, ante los otros y del yo
ante sí mismo, a través oponiendo a lo relativo de su existencia el único
elegido ad hoc, su representación. En estas brillantes absoluto que le queda, el sentimiento de su propia
páginas, quizá las más reveladoras de todo el número, existencia” (p. 38). Este designio, este esfuerzo con
Castilla del Pino renuncia a hablar como el gran objetivo imposible está en la raíz de otra de las caracte-
conocedor de la literatura que es, para limitarse a rísticasmásimportantesdeldiario,señalada por Béatrice
hacerlo como psiquiatra. De alguna manera queda Didier en 1976: su “forma abierta”. De su libro publica¬
así ante el lector una expectativa frustrada: la de ver do en ese año, Le joumal intime, ofrece este número de
fructificar estas palabras en el terreno —y seguro que la Revista de Occidente un resumen de su conclusión
Revista de
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Occidente, ne 182^183

un diario de sí mismo, y
escribe
bajo el título “El diario ¿forma abierta?”. Como escribe mente aquel ser que
allí Didier, “el diario puede abrirse a cualquier cosa”: la vemos alzándose detrás de cada gran obra” (p. 53).
simple recolección de citas al modo de Claudel, la Kafka se acerca en sus diarios a los “contornos de ese
introspección en busca de la intimidad, o el reportaje secreto” sumergiendo su escritura en la ficción a través
que busca las palabras de los otros, como otra forma de del esbozo de cuentos. A través de este procedimiento

diálogo, etc. Por supuesto, la sujeción a la anotación se sitúa entre el arte y la vida, en una zona válida para

“día a día”, con el consiguiente fragmentarismo no hace intentar poner por escrito el secreto de la creación.
sino agudizar esa impresión de texto completamente
abierto. Didierseñala además, en consonancia con esta Interrumpiendo este repaso teórico aparece un
libertad, la posibilidad de convertir el diario en un interludio dedicado al examen de la práctica diarfetica
“depósito literario”, en un taller de trabajo y ensayo, a través de las investigaciones de Philippe Lejeune.

“matriz” de otras obras. En efecto, en el magma de Las encuestas elaboradas por Lejeune pretenden
textos que forman el diario pueden encontrarse apun¬ adentrarse no tanto en los
“grandes textos” de los
tadas las ideas, los materiales para futuras novelas, libros “grandes autores” sino en la práctica general de esta
de poemas, ensayos, etc. escritura. Así, frente a la edición de textos de escri¬
tores o personas notables, existe una “inmensa masa
Maurice Blanchot en “El diario íntimo y el de diarios íntimos [...] ajena a cualquier idea de
relato”, título bajo el que se recoge en este número un publicación. Si no se ha explorado esa masa —se
capítulo de su obra, El libro que verúrá, de 1969, señala, pregunta Lejeune—, ¿cómo estar seguros de que la
en contraste con su libertad formal, los límites del
parte publicada es representativa del conjunto?”. ¿La
diario, sus trampas e imposibilidades. En el diario se orientación de Lejeune excede los límites de lo
preservan los días, lo vivido, que queda así “vivido dos literario?, podríamos preguntamos nosotros. Y esa es
veces”. Incluso el que no tiene nada que decir, o aquel la pregunta que se hace Marc Ligeray, presunto
al que no le sucede nada, puede refugiarse en la ilusión comerciante en la ciudad francesa de Blois, de quien
de que al menos, a través del diario, puede hacer de su se incluye una “Carta abierta sobre el diario íntimo”

vacío arte: “Se escribe para salvar la escritura —afirma publicada originalmente en la revista Recueil, 9,
Blanchot— para rescatar su vida mediante la escritura, 1991. Efectivamente, las exploraciones de Lejeune
para rescatar su pequeño yo (las represalias que se le llevan a indagar, tanto en el presente como en el
toman contra los demás, las maldades que se destilan) pasado (véase su Le Moi des demoiselles, París, Seuil,
o para
salvar su gran yo dándole aire, y entonces se 1993, acerca del diario íntimo practicado por muje¬
escribe para no perderse en ese tormento que es el arte, res en las postrimerías del
siglo XVIII), en las “inti¬
que es la exigenc ia sin límite que es el arte” (p. 51). Pero midades” del género. Lejeune parece obrar así de
la literatura, colocada en el lugar de la vida, sólo es una acuerdo con las características de estos textos, des¬
metáfora de ésta y finalmente sólo palabras, no la vida preocupándose por “poner fronteras a la literatura”,
misma. Así, Blanchot recoge la quej a de Amiel, ante las o, como dice él mismo en su respuesta a Ligeray,
14-000 páginas de su diario en las que disolvió su vida incluida también en este número de la Revista de
y se arruinó “artística y científicamente” o el lamento Occidente, “negándose custodiar la literatura
a por
deJulienGreen cuando éste escribe: “pensaba que todo una pareja de gendarmes” (p. 84).
cuanto anotaba resucitaría en mí el recuerdo de los
demás... pero hoy no queda sino algunas frases apresu¬ Los cuatro artículos siguientes ayudan a vislum¬
radas e insuficientes que sólo dan un reflejo ilusorio de brar “geografía” del diario íntimo. El primero de
una

mi vida” (pp. 51 -52). El mayor desengaño, sin embargo, ellos, el de Nora Catelli, “El diario
muy sugerente
sobreviene ante la imposibilidad de revelar, al mismo íntimo, una posición femenina”, pretende adentrarse
tiempo que tiene lugar, quizás el mayor secreto del en los terrenos de la “diferencia”,
en la posible “especi¬
escritor, el del proceso de creación de la obra literaria: ficidad” del diario femenino. El artículo logra aplicar
“Parece que debieran permanecer incomunicables la una original concepción de lo “específicamente feme¬

experiencia propia de la obra, la visión por la que ella nino” en literatura al ámbito del diario. Para Catelli, el
comienza, «la especie de extravío» que suscita y las diario femenino se escribe desde una angustiante y
relaciones insólitas que se establecen entre el hombre atemorizante situación de encierro. Durante la Refor¬
que podemos encontrar todos los días, y que precisa¬ ma y la Contrarreforma es producto del requerimiento
138 Reseñas

Vivanco, Jaime Gil de Biedma, Zenobia Camprubí,


de los superiores religiosos (masculinos), deseosos de
Carlos Barral, Max Aub, etc. Entre los “últimos
vigilar, mediante confesión por escrito, la religiosidad
nombres” quizá quepa destacar, por el número de
de la mujer. Tras la Revolución Francesa y la Revolu¬
diarios publicados, Andrés Trapiello y Miguel Sánchez
ción Industrial, la nueva sociedad no ha liberado a la
Ostiz.
mujer de su encierro, que ahora, sin embargo, tiene
lugar en el interior del nuevo “hogar” burgués: “Para las
Si la literatura diarística en lengua española
mujeres escribir un diario había sido (primero por
razones institucionales y religiosas, luego por razones
carece de estudios de conjunto, según Enric Bou, la
laicas) encerrarse a solas con aquellas fuerzas que inti¬ publicada en lengua catalana permanece, en una
man; o exigen; o penetran” (p. 93). En el hogar esos posible “geografía” del diario íntimo en la península,
en su auténtica “periferia”. En “El diario: periferia y
temores no son de origen religioso: provienen del
literatura” escribe: “Los textos reseñados en esta
interior del sujeto. Con estos elementos, para Catelli el
diario de muj eres se caracterizaría por delatar “las zonas breve nota son periféricos por una doble razón: se
trata de un tipo de texto marginal en el conjunto de
de la experiencia personal, privada y doméstica en las
la literatura autobiográfica, de publicación escasísima
que se expresa el temor a los demonios interiores justo
en el conjunto de la narrativa peninsular, pero que
en el momento histórico en que se unen definitiva¬

mente con el sujeto” (p. 93). A partir de aquí, la parte


tiene un florecimiento notable en el ámbito estricto

más original y arriesgada de este artículo intenta esta¬ de la literatura en lengua catalana, en contraste
blecer lo que Catelli llama una posiQtónfemenma, una abierto con el resto de la península”. Josep Pía, María

posición que no dependería del sexo biológico, sino de Manent, Joan Fuster, son algunos de los “gigantes" de
esta “periferia”. Tras ellos: Dalí y J. V. Foix, que
diversos factores socio-culturales, entre ellos lo que en
cada época se ha predicado como femenino. Catelli dispone de un considerable número de textos de
identifica esta posición femenina con la posición de la contenido más o menos diarístico: (Krtu, Del “diari
diarista femenina que ha definido con anterioridad— 1918", Darrer comunicat, etc.)
la escritura desde el encierro, la soledad impuesta, el
temor—yextiendeesta posición tambiénalosdiaristas: El último artículo de esta primera parte del
“¿No podría decirse, incurriendo en una boutade, pero número, el de José Muñoz Millanes a propósito,
sin llegar al disparate, que a partir de principios del siglo precisamente, de Manent incurre, quizá más por ser
el último, en las inevitables reiteraciones producidas
XlXlaposicióndelsujetoenlaescrituradelaintimidades,
desde ese punto de vista, unaposiáánfemerúm?" (p.95). al contemplar el conjunto de artículos reseñados. Los
mismos artículos y libros “de cabecera”, los mismos
En los tres últimos artículos se esboza la trayec¬ problemas analizados una y otra vez: la intimidad, el
transcurso del tiempo, la banalidad cotidiana, la
toria del género en lengua castellana (Anna Caballé,
“Ego tristis (El diario íntimo en España)”) y en escritura o no de lospensando en su publica¬
textos

lengua catalana (Enric Bou, “El diario: periferia y ción, su de matriz para
carácter abierto, su carácter
otros textos, etc. Podría decirse que este efecto resul¬
literatura”, y José Muñoz Millanes, “Los placeres de
los diarios: el caso de María Manent”). Anna Caballé ta un eco quizás involuntario del género, de su mismo

carácter reiterativo. Por fortuna, los matices, las


parte de la necesaria admisión de la tardía aparición
del género en España y la modestia de sus logros en particulares perspectivas añadidas por cada autor,
como en cualquier diario, mantienen la atención del
comparación con otros textos (Kafka, Gombrowicz,
Amiel, etc.); pero, como ella misma señala: “¿diaristas lector.
de peso en España? Claro que sí”. El recorrido lo
encabeza Unamuno y su breve Diario íntimo. Des¬ La segunda parte no puede ser tenida en cuenta
pués, Manuel Azaña, Dionisio Ridruejo, Rosa Chacel sino a modo de muestra, de incitación ala lectura a
y Francisco Umbral son las siguientes estaciones de partir de unas breves catas (quince). Catas insufi¬
obligado paso en este breve análisis. 1977 quizá sea el cientes para juzgar una labor de años en el caso de

punto de partida para una nueva nómina de diaristas algunos diaristas (Véase para ese análisis el artículo
en continuo crecimiento. Caballé señala entre los en este mismo número de Jordi Gracia). Las diferen¬

“mayores”, de los aún ahora se dan a conocer


que cias entre unas y otras voces garantizan el interés por
textos inéditos —en algún caso póstumos—, a Felipe el género. Así, espigando algunos pocos nombres,
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podemos señalar cómo Laura Freixas se inclina por La lectura de este denso y variado número, rico
una escritura muy cercana a lo que, por otro lado, en voces demuestra la vitalidad de un género
y autores,

podríamos entender, en sentido estricto, como diario relativamente reciente pero


llamado a ser un testigo y
“íntimo”. Gustavo Martín Garzo en los fragmentos un
compañero inseparable en estos años de tránsito
de El cuarto cerrado se decanta por un registro más y transformación.
lírico, mientras Andrés Trapiello, por su parte, no
duda en aprovecharse de la libertad del género para
introducir lo que podríamos llamar el embrión de un
cuento provisto de una misteriosa “intriga” a partir
de una habitante de su barrio madrileño. Ricardo Fernández Romero

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