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Trabajo1 - La Iglesia y Cultura
Trabajo1 - La Iglesia y Cultura
La palabra “cultura” proviene del latín “cultus” y significa cultivar, nos da la imagen de
una tierra hermosa, agradable a la vista, un horizonte ordenado y lleno de frutos, una tierra
con surcos perfectamente organizados, no hay desorden, no es salvaje o inhóspito. Por
tanto la cultura, en relación con el hombre, es “su tierra” humana que da frutos, que educa,
es la pasión y el fructificar de lo que hay en el hombre, su signo de presencia, hecho en
sentidos, razón y libertad, un fenómeno propio del hombre.
La cultura humana es también la tentativa de relación del hombre con la realidad en todos
sus factores, dicha tentativa de relación no es mecánica pues en ella está presente el
desarrollo maduro de la razón humana en el encuentro de la realidad, del reconocimiento
de un significado que trasciende más allá de lo medible, es decir, del quiénes somos, de
dónde procedemos, cuál es nuestro propósito, del origen de todo, del misterio, de Dios.
Si no se reconoce el significado de la realidad, no habrá experiencia de ella, no habrá
cultura.
Aún, la cultura científica, entendida como la investigación desinteresada sobre los datos
de la realidad, presupone la existencia de una inteligibilidad de la misma realidad dada
por la presencia en ella de un sentido, de un logos que da origen a todas las cosas.
Como se mencionó anteriormente, la cultura humana es sólo una tentativa, una tentativa
buena pero impotente al momento de establecer un nexo entre la realidad efímera y lo
eterno, es más bien como una petición o una súplica.
Solo la presencia de Dios hecho carne, en la historia del hombre, asegura a la palabra
“cultura” su entera y total dimensión. (Juan 1: 14)
Un Peligro Creciente
Según Péguy, el problema mayor radica en negar dentro del cristianismo la revelación de
Dios en el tiempo, negar el misterio y la acción de la Gracia Divina en la historia. Esto es
muy triste pues sólo la Gracia Divina pone en relación total y completa a la razón y la
libertad del hombre con el cristianismo. Sin la Gracia Divina, las verdades eternas, solo
sería meros conocimientos gnósticos que jamás se harían realidad en la historia humana.
(1° Corintios 1: 18- 21)
Así está claro que, el cristianismo no es ni debe ser una cultura, pues de llegar a serlo, se
opondría quizás a otras culturas, perdiendo su sentido de universalidad. Desde este punto
de vista, se puede reflexionar que todos los sufrimientos y tragedias producidos a los
pueblos nativos en las diversas expediciones de descubrimientos de culturas en los
diferentes continentes se debieron a una mala identificación del cristianismo como una
cultura y por ende a un inadecuado acercamiento del encuentro cristiano hacia ellos.