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MAGISTERIO; TEOLOGÍA

Y SENSUS FIDEI
-Celebración de las 100 Asambleas plenarias de la
Conferencia Episcopal de Chile-

POR JOAQUÍN SILVA SOLE

Para la Facultad de Teología es motivo de gran alegría poder participar de la celebración de las
100 Asambleas plenarias de la Conferencia Episcopal de Chile. Agradecemos muy sinceramente
a la Comisión Doctrinal del Episcopado, presidida por Mons. Fernando Chomali, e integrada
por los Obispos Felipe Bacarreza y Andrés Arteaga, el que nos hayan dado la oportunidad de
organizar esta celebración académica.
La teología es experimentada Queremos agradecer muy cordialmente también la presencia de
como lejana de la vida del ^^¿^ „„^ ^^ (jds.: del Presidente de la Conferencia Episcopal,
pueblo creyente. En las librerías, ^^p,,, Alejandro Goic; de nuestro Obispo y Gran Canciller,
las estanterías teológicas son Cardenal Francisco Javier Errázuriz; de nuestros Vicarios
reemplazadas con libros de Episcopales, del Sr. Rector de la Universidad, Prof. Ignacio
esoterismo, de autoconocimiento Sánchez; de los profesores y estudiantes de nuestra Facultad, y
y de autoayuda. Para muchos también de los administrativos que colaboran con nuestra tarea.
creyentes la teología no
dice nada, no significa nada,
ni siquiera saben qué pudiera |3
ella ser. (...)
-^ ienso que esta celebración constituye un mo-
mento privilegiado para reflexionar acerca de las
relaciones entre Magisterio y Teología, tarea que queremos abordar, breve-
mente, partiendo por explicitar nuestra comprensión tanto del magisterio
como de la teología, como también de la referencia de ambos al sentido de
la fe de todo el pueblo de Dios (sensus fidei).
El Magisterio eclesiástico se debe comprender como un ministerio, es decir, como
un servicio encomendado especialmente a los Obispos, que tiene por finalidad
ayudar a toda la comunidad de los creyentes a permanecerfielal Evangelio de
Cristo, el único Maestro (Mt 23,8-10), interpretando auténticamente la palabra
revelada de Dios".
Por su parte, la teología "es la búsqueda de una comprensión racional, en la
medida de lo posible, de los misterios de la Revelación cristiana, creídos por
fe:fidesquaerens intellectum —la fe busca la inteligibilidad—, por usar una de-
finición tradicional, concisa y eficaz"-.

Palabras del autor y Decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile que introdujeron el acto
conmemorativo que tuvo lugar en esa Facultad el miércoles 10 de noviembre.
1 Concilio Vaticano II, Dei Verbum, n. 10.

HUMANITAS N° 61 pp. 94-99


Tanto el magisterio como la teología se deben a la Revelación de Dios en Je-
sucristo que ha sido acogida mediante la fe. Por ello, en esta distinción entre
magisterio y teología hay que reconocer una unidad que la antecede y la de-
termina internamente: y esto es el sensusfidei. Como explica el Papa Benedicto
XVI, se trata de un «magisterio que precede» la labor teológica y toda definición
dogmática: es "la capacidad infusa del Espíritu Santo, que habilita para abrazar
la realidad de la fe, con la humildad del corazón y de la mente"^
Como lo hemos expresado hace poco, con ocasión de la inauguración del año
académico el año 2008, estos tres testimonios de la comprensión y vida de la fe
no siempre se han reconocido en la vida de la Iglesia, no se han comprendido
relacionalmente, no se han vivido en la comunión a la que todos
ellos se deben. (...)Los teólogos a veces
Como afirmaba Juan Pablo II, "debemos constatar una difundida in- "^s contentamos con la
comprensión del significado y de la función del Magisterio de la Iglesia"\ En coherencia lógica de nuestras
efecto, en un contexto cultural en el que la subjetividad de la persona proposiciones, sin siquiera
se erige como criterio decisivo de la verdad, en el que la libertad preguntarnos por el significado
del pensar se comprende como autonomía absoluta de la razón y ^"^ ellas pudieran tener para
donde las expresiones institucionales de la verdad y de la libertad '^ comunidad de los creyentes
gozan de escasa credibilidad, surge inevitablemente la pregunta o para la sociedad. Algunos
por el sentido de aquello que llamamos "magisterio eclesiástico"*. piensan que cultivamos una
En ocasiones existe la percepción —para algunos, la convicción— de teología para nosotros mismos.
que los Obispos se pronuncian sobre temas, sin antes haber escuchado suficien-
temente a los teólogos, menos aún al pueblo de Dios. Se piensa que algunos de
sus pronunciamientos no sólo fallan por las condiciones en que se comunican
a la sociedad (deficiencias en el lenguaje, estilo, oportunidad, etc.), sino que,
además, difícilmente se reconoce en ellos una voluntad de hablar de Dios y de
su mensaje de salvación en Jesucristo. Las enseñanzas de los obispos no son
así percibidas en su sentido teológico más hondo, sino como otro de los tantos
discursos de órganos oficiales, defendiendo intereses institucionales, normal-
mente asociados a la defensa, pervivencia y expansión de la propia institución.
Tampoco podemos dejar de considerar las tensiones y conñictos que se han
producido entre el magisterio y la teología. Aunque estas tensiones no sean un
hecho nuevo en la historia de la Iglesia'', durante los últimos decenios ellas han

2 Benedicto XVI, Audiencia Gênerai. Miércoles 4 de noviembre de 2009.


4 Benedicto XVI. Audiencia Gênerai, Miércoles 7 dejuiio de 2010.
5 Juan Pabio ii. "Discurso de S.S. Juan Pablo II a ia Asamblea plenaria de ia Congregación para la Doctrina de ia Fe"
(24 de Noviembre de 1995), n. 4.
6 Estas cuestiones ya ias hemos pianteado en: J. Siiva. Ei Magisterio en la iglesia católica, Arzobispado de Santiago -
Vicaría General de Pastoral. Santiago 2005.

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/. Cardenal José María Caro
(1957-1958)

1, Cardenal Raúl Silva Hein


(1962-19681197Í-1975) \

3, A^onst'ilor José Manuel Sí


(1968-1971/1980-1983)

4, Cardenal Juan Francisco \


(1975-1977)

Cardenal Carlos Oviedo


Cavada (1995-1998)

Cardenal Francisco Javier'


Errázuriz Ossa
~ 99-2004)

Retrato de algunos de los obispos que presidieron las 100 Asambleas Pleiwrias de la Conferecida Espiscopal de Chile.
provocado desconcierto y dolor.
Por su parte, la teología es experimentada como lejana de la vida del pueblo
creyente. En las librerías, las estanterías teológicas son reemplazadas con libros
de esoterismo, de autoconocimiento y de autoayuda. Para muchos creyentes
la teología no dice nada, no significa nada, ni siquiera saben qué pudiera ella
ser. Los teólogos a veces nos contentamos con la coherencia lógica de nuestras
proposiciones, sin siquiera preguntarnos por el significado que ellas pudieran
tener para la comunidad de los creyentes o para la sociedad. Algunos piensan
que cultivamos una teología para nosotros mismos.
¿Y qué pasa con el sentido de la fe de los creyentes, con el así llamado sensus fidei
fidelium, con este "magisterio que precede" todo magisterio y toda teología? Lo
primero que pasa es que la mayoría de los creyentes preguntaría: ¿y qué es eso
del sensusfidei?.Deferentemente, podríamos responder traduciendo el concepto.
Pero, es probable, con ello no avanzaríamos mucho más.
No ayuda a la comprensión del sensus fidei su identificación casi inmediata con
la opinión de las mayorías en la Iglesia y, por tanto, con una
cuestión que es determinable estadísticamente. Por esta misma El fundamento teológico de este
vía se utiliza el sensus fidei —identificado con la opinión de las sentido de la fe se encuentra
mayorías— como un argumento de autoridad para cuestionar ^" '^ acción del Espíritu, quien
y contrarrestar la autoridad episcopal, o bien para simplemente genera en cada cristiano y
demostrar cómo algunas de sus enseñanzas —particularmente ^^ ^^^^^^ '0 Iglesia de Cristo
las relativas a la sexualidad— no han sido acogidas por la comu- "''^ especial capacidad para
nidad de los creyentes". Sin embargo, el fundamento teológico" comprender y vivir la fe.
de este sentido de la fe se encuentra en la acción del Espíritu, quien
genera en cada cristiano y en toda la Iglesia de Cristo una especial capacidad para
comprender y vivir la fe. Por la gracia del Espíritu, la comprensión y la vida de
la fe no son prerrogativa de unos pocos —sean obispos o teólogos—, sino que
don acogido en el amor y la libertad.
Todo lo dicho, por cierto, son generalidades; probablemente, no representan
a nadie en particular; sin embargo, indican un ambiente, una atmósfera, una
experiencia eclesial en la cual teología, magisterio y pueblo de Dios no se re-
conocen en sus mutuas referencias, no se constituyen desde sus estructuras
relaciónales más fundamentales, ni se desarrollan en una auténtica comunión.
Por este fundamento teológico, específicamente pneumatológico y eclesiológico,
el sensusfideino puede consistir en la simple adhesión a proposiciones que una
mayoría circunstancial pudiera determinar como verdaderas"'. El auténtico sensus
fidei no se establece estadísticamente, sino por la conformidad de aquello que se

7 Baste recordar ia oposición expresada por ei Sínodo de París y por ei Papa Gregorio IX a la teología que Tomás de Aquino intentaba
articuiar. recurriendo para eiio ai pensamiento filosófico aristotéiico. Cf. J.Siiva, La verdadera religión. Universidad Catóiica dei
IVIaule: Colección Tabor 18. Taica 2000, 43 y ss.
8 Así, por ejemplo, en Chile se ha hablado de una rebelión de los fieles: R. Méndez. -Católicos en rebeldía-. El Sábado 368 (2005)
30-34: R. Méndez. -La rebelión de los fieles?.. £( Sábado 366 (2005) 21. Ai respecto pueden leerse las reflexiones de Antonio
Bentué: .La -opinión- de ias mayorías en la iglesia-. Mensaje 545 (2005) 16-19.
9 Aunque ei 'sentido de ia fe de los creyentes' no sea una expresión bíblica, diversos textos dan testimonio de la acción dei Espíritu
en cada creyente cuando éste cree y busca comprender aquello que cree. (Cf. Ohly. C. Sensus Me/ fidelium.... 12)

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cree y vive, con el Evangelio de Jesús, según éste ha sido testimoniado por los
Apóstoles y luego por la tradición viva de la Iglesia. La coherencia con la revelación
de Dios en Cristo es el criterio de la verdad y no la simple iluminación de algunos,
sean estas mayorías o minorías". De este modo, no todo lo que siente, piensa y
expresa un creyente proviene directa e inmediatamente del Espíritu Santo'^ El
sensusfidei se constituye al interior de un proceso de discernimiento en el que
progresivamente se va manifestando que lo creído y vivido está en profunda
coherencia con la Sagrada Escritura, con el magisterio, con la tradición viva de
la Iglesia. Es de este modo como el sensusfidei contribuye —junto a la teología y
al magisterio— al acontecer del consenso de la fe. Este consenso, según Y. Congar,
"es un efecto del Espíritu Santo y el signo de su presencia. Es lo que constituye
la unidad de la Iglesia en el espacio y en el tiempo, es decir, según su doble di-
mensión de catolicidad y de su apostolicidad o de su Tradición'''^
No sólo el sentido de la fe de los creyentes se valida en su capacidad de contribuir
al consenso de la fe, sino que también a este consenso se deben orientar tanto el
magisterio como la teología. Esta orientación no se establece como
El auténtico sensusfidei no ^^,3 imposición externa a lo que ellos son, sino que es reconocida
se establece estadísticamente, ¿^^¿ç [35 estructuras pneumatológicas y eclesiológicas que les dan
sino por la conformidad de origen y sustentan como testimonios del acontecer de la verdad en
aquello que se cree y vive, con nuestra historia. También el magisterio y la teología se constituyen
el Evangelio de Jesús, según ^^ testimonios históricos de la revelación de Dios, justamente por
éste ha sido testimoniado por g^ capacidad para contribuir a la comunión. Y así como el sentido
los Apóstoles y luego por la ¿^ \^ fg requiere del magisterio y de la teología para su propia rea-
tradición viva de la Iglesia. {...) üzación, también el magisterio y la teología requieren del sentido
de la fe de los creyentes para contribuir efectivamente al consenso
y comunión de la Iglesia.
Nada ni nadie habla unívocamente del sensus fidei. Pero, gracias a Dios, todo
puede llegar a ser signo de la acción del Espíritu en la Iglesia y en el mundo.
Aunque no sepamos "de dónde viene ni a dónde va", podemos oír su voz. Esa
voz la podemos escuchar en las palabras de nuestros Obispos en comunión con
el sucesor de Pedro, la podemos escuchar en el pensamiento teológico y en las
múltiples formas en las que el pueblo creyente vive y celebra su fe. Y hoy —más
que nunca en la historia— disponemos de los más variados medios de comuni-
cación e información, a fin de que podamos oír mejor lo que el Espírifu quiere
decir a la Iglesia (cf. Ap 2,7).
Ahora bien, la tensión entre Magisterio y Teología es un hecho evidente a lo largo

10 Cf. C. Ohiy, Sensus üdei tldellum: Zur Einordnuhg des Giaubenssinnes aiier Giâubigen in die Communio-StruWur äer Kirche iw
geschichtlicheh Spiegel dogwatisch-kanohistlscher Erkenntnisse und der Aussagen des //. Vaticanum, Eos Veriag Erzabtei. St.
Ottiiien 1999. 289 291.
11 Cf. Beinert. W., -Der Giaubenssinn der Gläubigen in Theologie- und Dogmengeschichte. Ein Überblick»; en: D. Wiederkehr, (ed.)
Der Giaubenssinn des Gottesvolkes: Konkurrent oder Partner des Lehramts?. Herder. Freiburg - Basel - Wien 1994.118.
12 OhIy. C. Sensus Hdei fideiium: Zur Einordnung des Glaubenssinnes alter Gläubigen in die Communio-StruWur der Kirche im
geschichtiichen Spiegei dogmatisch-kanon/st/scher Erkennlnisse und der Aussagen des //. Vaticanum, Eos Verlag Erzabtei. St.
Ottiiien 1999. 4.
13 Y. Congar. -La -reception- comme réaiité ecclésiologique». Revue des Sciences phiiosophiques et théologiques 56 (1972) 395.
de la historia de la Iglesia'" y durante los últimos decenios esta tensión ha tenido
momentos bastante álgidos. Pero, como muy bien enseña la Congregación para
la Doctrina de la Fe, el significado que se confiere a estas tensiones y el espíritu
con el que se las afronfa "no son realidades sin imporfancia: si las tensiones no
brotan de un sentimiento de hostilidad y de oposición, pueden representar un
factor de dinamismo y un estímulo que incita al Magisterio y a los Teólogos a
cumplir sus respectivas funciones practicando el diálogo"''.
No nos vaya a suceder como aquel pueblo del que decía Jesús: "la mente de este
pueblo está embotada, tienen tapados los oídos y los ojos cerrados, para no ver
nada con sus ojos ni oír con sus oídos, ni entender con la mente ni convertirse
a mí para que yo los cure" (Mt 13,15). Todos tenemos necesidad de conversión.
La santidad de la Iglesia —enseñó el Vaticano II— se expresa justamente en
que —sostenidos por el Espíritu— buscamos permanentemente la conversión y
renovación'*. En la conversión —ha afirmado el Papa Benedicto XVI— "la mente
se libera de los límites que le impiden acceder al misterio y los ojos se vuelven
capaces de fijar la mirada en el rostro de Cristo"'^. En lugar de
afirmar unilateralmente parcelas de autoridad y poder, por (-^ ^ coherencia con la
legítimas que ellas sean, de lo que se trata es de la conversión revelación de Dios en Cristo
a Cristo y a su Evangelio, para discernir en la comunión y el ^•^ ^/ criterio de la verdad y no
diálogo, la voz del Espíritu en nuestra historia, que nos impulsa '« ^'"^P^^ iluminación de
a ser testigos de la Vida y de la Verdad. algunos, sean estas mayorías o
Las 100 Asambleas Plenarias de los Obispos chilenos son un minorías. De este modo, no
testimonio de comunión, de servicio eclesial y de servicio a la ^"^^ ''^ ?"^ siente, piensa y
sociedad. Los múltiples y complejos problemas que ellas han expresa un creyente proviene
abordado son expresión de cómo el Espíritu impulsa a su Iglesia directa e inmediatamente del
a ser fiel a su Señor y Maestro en las condiciones concretas de Espíritu Santo.
la historia. Han sido más de cuarenta años en los que se ha querido compartir
los gozos y esperanzas, las tristezas y angustias de nuestro pueblo, especial-
mente de los que más sufren. Celebramos estas 100 Asambleas no en virtud de
los resultados de cada una de ellas, sino en virtud de la esperanza, de la fe y la
caridad que ellas en su conjunto han querido animar.
Dios quiera que esta celebración sea anticipo de una colaboración entre Magiste-
rio y Teología cada día más fraterna, lúcida y creativa, que nos ayude a obispos
y teólogos a hacer una contribución más eficaz al consenso de la fe, a ser un
testimonio más creíble de la Verdad. Así lo espera la Iglesia y la sociedad.
Para ello hemos sido llamados, según la gracia del Espíritu. R]

14 Cfr. nota 7 de este artículo


15 Congregación para la Doctrina de la Fe. Dofium veritaíis. n. 25.
16 Cf. Lumen gentium, n.8. En un sentido semejante se expresa la constitución pastoral sobre la Iglesia. Gaudium eí spes: "Cier-
tamente que tiene la Iglesia la misión de hacer presente, visible en cierto modo, a Dios Padre y a su Hijo encarnado, por su
incesante renovación y purificación, guiada por ei Espíritu Santo. Y esto se obtiene, en primer lugar, con ei testimonio de una fe
viva y plena, educada precisamente para conocer con claridad las dificuitades y superarlas' (n.21}.
17 Benedicto XVI. Mensaje al Congreso Internacional sobre el teólogo Hans Urs von Balthasar (6 de Octubre de 2005).

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