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LA HISTORIA DE ERIC, EL PRIMER ROBOT HUMANOIDE Y CÓMO

SE LLEGÓ HASTA ÉL

Congregados en el Royal Horticultural Hall, decenas de creadores esperaban el discurso del


Duque de York, el príncipe Albert, que llegaría a ser el futuro rey Jorge VI. Sin embargo, ante
unos atónitos espectadores, quien apareció en el estrado para lanzar el discurso no fue el Duque,
sino un humanoide de aluminio que comenzó a mover los brazos mientras reproducía unas
palabras para la inauguración. Su nombre era Eric, y el relato de esta situación descrito en diarios
como el Telegraph, le dio fama mundial y le hizo ser considerado el primer robot humanoide o
androide real de la historia. Los robots forman ya parte de nuestro día a día, y lo harán más en
el futuro. Desde debates en el campo del empleo y cómo pueden suplantar puestos de trabajo
en la industria hasta el pequeño robot de limpieza que se encarga de tener nuestra casa a punto.
La robótica ya está insertada en lo cotidiano, aunque aún quede por ver si tiene una utilidad real
que un robot imite el cuerpo humano. Sin embargo, si hoy nos asombra ver a Asimo chutando
un balón o se viraliza cualquier vídeo de Boston Dynamics, imaginemos lo que supuso para ese
grupo de ingenieros británicos ver a un robot hablando delante de ellos.

Lo que debes saber de Boston Dynamics: los robots que puedes temer o amar

Eric medía como una persona media, era de aluminio, pesaba media tonelada y el secreto de su
restringida movilidad estaba en sus pies, anclados a una caja en la que había un motor eléctrico
de doce voltios. A partir de estos motores se activaban un sistema de poleas que hacían que
pudiera mover sus brazos y cabeza. “Puede mover los brazos y la cabeza como lo hace cualquier
hombre de verdad cuando habla”, contaban las crónicas. Según algunos reportes de la época,
se contaba que Richards había pagado patentes a Guillermo Marconi para utilizar algunos de sus
sistemas de radiotransmisión.

Por sus descripciones podemos pensar más en Eric como un autómata avanzado, los
predecesores de los robots que datan de la edad media, o como un robot aún muy primigenio,
pero no cabía duda de que iba a convertirse en una sensación. Cuatro años después, en 1932, el
Capitán Richards crearían al que sería su 'hermano menor' o sucesor, George, otro robot con las
formas más estilizadas (si es que se puede hablar en estos términos de un prototipo así) que
podía levantarse de una silla gracias a unos resortes, y que en este caso visitó Melbourne, en
Australia, siendo el primer robot en hacerlo, como recogía el periódico local The Age:

“Melbourne ha tenido el honor de ser la primera ciudad al sur del ecuador de recibir a George,
una de las figuras más famosas del mundo. A donde quiera que vaya con su inventor, el Capitán
WH Richards, establece una reputación de obediencia y versatilidad”.

Una inspiración procedente de la ciencia-ficción escrita por el checo Karel Capek en 1920, donde
aparece por primera vez en un relato lo que hoy podemos entender por un androide, a los que
se llama 'roboti' en checo.

La influencia de esta obra de teatro en la época fue tal que desde entonces proliferaron los
relatos de ciencia-ficción y las primeras películas, y el propio Eric era un producto mismo de ello,
como prueba que llevara escrita las siglas R.U.R.
El verdadero paradigma de la ciencia-ficción para los robots humanoides en el que se inspiraría
Eric y buena parte de los robots que hemos visto casi hasta la actualidad, como incluso C-3PO,
es María, el robot femenino que aparece en la película Metrópolis de Fritz Lang.

Eric desapareció para siempre en el olvido

Pero pese a su éxito, puede que Eric fuera también una de las primeras muestras de
obsolescencia en tecnología.

En 2017, preparando una exposición de robótica, el Museo de Ciencia de Londres encontró unos
planos de la construcción original de Eric, e iniciaron un crowdfunding para conseguir 35.000
libras para su recuperación.

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