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16/3/2021 La construcción de una nueva hegemonía en Argentina durante la crisis de 2001-2002

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Nouveaux mondes mondes nouveaux - Novo Mundo Mundos Novos - New world New
worlds

Questions du temps présent | 2011

E G

La construcción de una nueva


hegemonía en Argentina durante
la crisis de 2001-2002
https://doi.org/10.4000/nuevomundo.62157
[30/11/2011]

Résumés
Español English Français
En este artículo se analizan las características de un “ideario” económico que germina dentro de la
elite económica argentina durante la crisis de 2001-2002. Al compás de los conflictos económico-
sociales que el modelo altamente internacionalizado y financiero de la “convertibilidad” producía,
ese nuevo “ideario” “un poco keynesiano” se impone, reemplazando a aquel que sostenía la dirección
económica predominante desde 1976, transformándose él mismo en hegemónico. La hegemonía de
este nuevo “ideario” establece otra dirección a la economía que permite moderar los conflictos
económico- sociales y remontar la crisis orgánica abierta en 2001 y evidenciada en la consigna “¡Qué
se vayan todos!”.

This article analyses the characteristics of an economic “ideology” that germinates within
Argentinean economic elite during the 2001-2002 crisis. In time to the socio-economic conflicts
produced by the highly internationalized and financial model of “convertibility”, this new “ideology”
- “a little keynesian” - stands out, replacing the one supporting the predominant economic direction
since 1976, and becomes itself hegemonic. The hegemony of this new “ideology” gives another
direction to the economy that allows to moderate socio-economic conflicts, and recompose the
organic crisis started in 2001 and made obvious by the slogan “¡Qué se vayan todos!” (“They all
must go!”).

Cet article analyse les caractéristiques d’une « idéologie » économique qui germe au sein de l’élite
économique argentine au cours de la crise de 2001-2002. Au rythme des conflits économiques et
sociaux produits par le modèle hautement internationalisé et financier de la « convertibilité », cette
nouvelle « idéologie » « quelque peu keynésienne » s’impose, remplaçant progressivement celle qui

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soutenait la direction économique prédominante depuis 1976, pour enfin devenir elle-même
hégémonique. L’hégémonie de cette nouvelle « idéologie » imprime une autre direction à l’économie
qui permet de modérer les conflits économiques et sociaux et de surmonter la crise organique
ouverte en 2001 et rendue manifeste dans la consigne « ¡Qué se vayan todos! » (« Qu’ils partent
tous ! »).

Entrées d’index
Mots clés : classe dominante, crise financière, élite économique argentine, idéologie, hégémonie
culturelle et politique
Keywords : argentinean economic elite, financial crisis, hegemony, ideology, ruling class
Palabras claves : clase dominante, crisis financiera, elite económica argentina, hegemonía,
ideología

Notes de l’auteur
Aquí presentamos algunos resultados de una investigación más amplia desenvuelta en el marco de la
tesis doctoral Crisis, economía y hegemonía en Argentina, 1999-2003, realizada en cotutela entre la
École des hautes études en sciences sociales (EHESS) y la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (FLACSO), 2009, bajo la dirección de Juan Carlos Garavaglia y Enrique Arceo. Esta
investigación contó con el financiamiento del CONICET y el PROFOR.

Texte intégral

1. El periodo 1976-2001: la “vieja”


hegemonía
1 Desde 1976 hasta 2001 predominó en Argentina dentro de la elite económica (o clase
dominante) y, en consecuencia, gracias a su condición de clase dirigente, con más o
menos fuerza (según la clase, el estrato y el partido tradicionalmente representante), en el
conjunto social, un “ideario” económico internacionalizador. Este “ideario” corresponde
en términos escolásticos a la escuela de la economía neoclásica y en términos políticos a la
corriente llamada comúnmente neoliberal. El mismo está signado por una fuerte
impronta librecambista, acérrimamente inclinada a la desregulación económica y muy
contraria a la intervención estatal (aunque en realidad se trate de la resistencia al tipo de
intervención estatal keynesiana o sustiticionista)1. A la vez, éste es decididamente
favorable a la internacionalización financiera y comercial, pero acrítico frente sus
consecuencias sociales más evidentes. Además, es marcadamente antipolítico, con una
notable tendencia a responsabilizar a la “clase política” de todos los males2, posición que
está ligada a otro principio que prioriza la importancia de la reducción del gasto fiscal por
encima de todo otro aspecto económico. En términos de modelo económico, se puede
decir que desde este ideario se promueve la profundización de los mecanismos
financieros de acumulación que comenzaron a funcionar en 1977 (con las reformas
financieras de Martínez de Hoz), se impusieron como predominantes en 1989 tras el
desenlace de la crisis de aquel año y obtuvieron un grado de coherencia definitiva en 1991
con el Plan de Convertibilidad, dando lugar, al asentamiento de un modelo de
acumulación internacionalizado con predominio de la valorización financiera3.
2 Dado que el “ideario” favorable a este tipo de régimen de acumulación fue especialmente
dogmático, se puede caracterizar al mismo como internacionalizador radicalizado. Tal
dogmatismo condujo a que determinadas rasgos generales de aquel régimen económico
en escala mundial se acentuaran particularmente en el modelo económico argentino de la
“Convertibilidad”. Con lo cual, por ejemplo, a las características generales en escala
mundial de aquel modelo, la Convertibilidad agregaba a nivel local una particularidad: la

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garantía (el seguro de cambio) de que todo dólar que ingresara en el país no vería
depreciado su valor; lo cual perfeccionaba la integración del mercado local en el mercado
mundial, puesto que los capitales podían movilizarse libremente (sin ningún tipo de
límites en cantidades y en tiempo) y sin ningún riesgo de devaluación. Y además, a este
mecanismo central del modelo, se sumaba la igualdad de trato de la parte del Estado ante
los capitales de origen local o extranjero. Este dogmatismo también se evidenció cuando
hacia fines de la década del 90 “el modelo” mostraba graves complicaciones en su
funcionamiento, puesto que en ese momento, a pesar de la acentuación singular de las
características principales del modelo financiero global que este modelo local por sí
mismo representaba, las posiciones de aquellos que propulsaron ese tipo de dirección
económica, en lugar de moderarse, se extremaron, en busca de una profundización mayor
de la internacionalización.
3 Ahora mostraremos algunos ejemplos de este ideario. En primer lugar, exponemos las
posiciones económicas y lecturas históricas del dirigente patronal bancario más
importante. Se trata de Eduardo Escasany, presidente del Banco Galicia y, entre 2001 y
2002, de la Asociación de Bancos de la Argentina –ABA–, la única asociación patronal de
bancos privados en Argentina en ese entonces, que era el resultado de la fusión durante los
años 90 de dos entidades, la Asociación de Bancos Argentinos –ADEBA– y la Asociación
de Bancos de la República Argentina –ABRA–, que antes de su fusión representaban cada
una a los bancos de capital local y a los bancos de capital extranjero respectivamente y se
habían fundido en una sola institución por el avance de la internacionalización financiera.

“Llegamos al fin de una década muy importante para Argentina […] Cuando uno
analiza el desempeño económico de nuestro país durante este período, es ineludible
la comparación con otras décadas anteriores, y es entonces cuando surge claramente
el contraste: mientras que en la década del '90 tuvimos un crecimiento promedio del
6,5% anual, en las décadas precedentes el producto bruto apenas creció en algún
caso, y en otros cayó. Cabe preguntarse entonces, acerca de las causas que explican
esta abismal diferencia de comportamiento, en el último medio siglo. Así, se llega a la
conclusión que el motivo central del retroceso económico […], obedece a que
seguimos un modelo de desarrollo que se puede calificar de autárquico, de
crecimiento hacia adentro, olvidándonos del mundo. […] A la insuficiencia de este
modelo, se agregó en nuestro país una fuerte presencia del Estado, tanto en el rol
empresario, como en el de regulador de los mercados. La crisis del modelo autárquico
fue llevando a repensar otros caminos de crecimiento. […] Se inició [en la década del
90] así un proceso profundo de transformación estructural, que pasó centralmente
por la ley de Convertibilidad […] Se eliminó, además, el inmenso Estado empresario
que teníamos, fuente de corrupción e ineficiencia. Además, se abrió la economía, y se
introdujo la competencia en diversos sectores productivos. Lo que se logró en la
década del '90 fue enorme, pero sin ninguna duda, todavía queda un buen camino
por recorrer para consolidar este nuevo modelo de crecimiento, que por contraste con
el modelo histórico de desarrollo autárquico, podemos denominar modelo de
crecimiento con integración al mundo. […] [S]i deseamos que la década que está
próxima a iniciarse sea tan exitosa como la que está terminando, debemos avanzar
decididamente en las reformas estructurales pendientes.”4

4 Como puede observarse en estos dichos de Escasany, a pesar de los avances en materia de
internacionalización, desregulación y ajuste fiscal reconocidos por él mismo, éste, en
representación de esa parte tan importante de la elite económica, sigue pidiendo aun más
y en la misma dirección para solucionar los problemas que el modelo económico
evidenciaba. Este tipo de posiciones se inclinan a favor de la profundización de las líneas
centrales del modelo económico en extremo internacionalizado y asentado
principalmente en la valorización financiera, cuyo eje es la Convertibilidad. Estas ideas
representan una historia dentro de un sector muy importante de la clase dominante
criolla ya que continua una línea tradicional de liberalismo económico5, pero con la
diferencia de que en los últimos años del siglo XX, la misma fue llevada a extremos
inéditos en cuanto a su asentamiento en la valorización financiera, la cual exigía un

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liberalismo económico radical, “de manual”, podría decirse, al borde de lo posible, una
especie de utopía neoclásica.
5 Ahora bien, la hegemonía de este dogmático “ideario” tiene, en el caso argentino, un
claro sustento económico ya que las condiciones generales del régimen de acumulación
relacionadas con el predominio de la valorización financiera dentro de los grupos
industriales mismos, se verifica de sobra en este país. En efecto, tras la crisis
hiperinflacionaria de 1989 la hegemonía internacionalizadora se radicaliza bajo la presión
de los acreedores externos del país que fuerzan la venta de las empresas públicas con
capitalización de deuda externa. En ese proceso privatizador se asocian en joint-ventures
bancos acreedores externos, bancos locales, grupos industriales extranjeros y grupos
industriales locales6. Los mismos grupos industriales locales que hasta 1989 eran
proveedores de las grandes empresas estatales a partir de entonces pasan a ser los titulares
de esas mismas empresas como socios de aquellos otros. Y, además, durante toda la
década del 90, por las ganancias extraordinarias que arrojaban las empresas privatizadas
gracias a la dolarización de las tarifas y a los mercados cautivos con los que contaban,
estos grupos industriales colocaban sus excedentes en el mercado financiero mundial y
local. En base a esta radical modificación económico-estructural, las ideas
internacionalizadoras se imponen radicalmente.
6 En términos históricos más concretos, desde la asunción de su primera presidencia en
reemplazo de Alfonsín en 1989, Carlos Menem había conducido políticamente la
instauración del modelo económico de impronta financiera de la “Convertibilidad”. Esa
inclinación a favor de una economía financiera y desregulada fue favorecida por los
cambios económicos e ideológicos producidos durante la dictadura de 1976-1983, por el
fracaso económico de la experiencia alfonsinista y por el contexto internacional de un
mundo cuya economía se internacionalizaba aceleradamente en el nivel financiero y en el
mercantil, tras el fin de la guerra fría, cuyo símbolo más patente fue la caída del muro de
Berlín, que tiene lugar el mismo año en que Menem asume como presidente. Por lo tanto,
este modelo económico se instaura a nivel local montado en la hegemonía a nivel mundial
que impone la liberalización financiera y la internacionalización de los procesos
productivos tras la derrota del keynesianismo, encabezada por Margaret Tatcher en Gran
Bretaña y Ronald Reagan en EE.UU. Es, entonces, en definitiva una relación de fuerzas
mundial, una hegemonía global la que toma su forma particular localmente, dado que en
este nivel local no hay fuerzas sociales que puedan oponerse y, en cambio, hay fuerzas que
la impulsan. Sin embargo, diez años después, ya en 1999, en un escenario diferente, al
final de la segunda presidencia de Menem, este modelo económico de la Convertibilidad
seguía funcionando, y además Fernando De La Rua, quien asume en sucesión de Menem
en diciembre de ese año, decide continuar con el mismo hasta su abrupto
desmoronamiento en diciembre de 2001.

2. Conflictos al interior de la elite


económica hacia fines de la década
del 90
7 Un proceso similar al recientemente descripto que llevó a la elite económica a sumarse
mayoritariamente al ideario neoliberal, aunque en sentido inverso, ya que en este caso
llevó a la separación, sucede en relación a la emergencia de un nuevo “ideario” dentro de
esta elite. En efecto, la aparición de algunas posiciones críticas del paradigma
internacionalizador entre algunos de los representantes de la clase dominante, está
vinculada a la separación de los paquetes accionarios de los grupos industriales locales y
los grupos industriales extranjeros. En concreto, ese proceso de disolución de varios de las
joint-ventures que se realizaron a principios de la década del 90, se inicia en 1995 y se

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acentúa en 1998 definiendo el fin de la “comunidad de negocios” e, inicialmente, una


separación a nivel económico solamente. Pero esta primera diferenciación económico-
estructural se expresaría luego: en primer lugar, en la aparición de algunas “ideas” críticas
de la radical internacionalización de la economía que se había llevado adelante durante
toda la última década del siglo XX; y, en segundo lugar, en la intensificación de conflictos
entre instituciones de representación patronal.
8 Aclaremos que para abordar teóricamente el problema que aquí tratamos no nos hemos
referenciado en una sola escuela o un solo autor, seguramente nuestro marco teórico sea
un tanto ecléctico. Se puede decir que hemos recurrido tanto a la obra de Bourdieu7 como
a Foucault8 y Boltanski9, pero probablemente el más influyente de los autores sea
Gramsci10. Es a partir de Gramsci que hemos abordado la esfera organizacional de los
representantes patronales y sus modos de pensar la dirección y las alternativas
económicas, tomando en consideración sus desarrollos teóricos, en los cuales este autor
parte de entender que las contradicciones propias de la economía (estructura en lenguaje
de Gramsci) se explicitan y sólo se resuelven o intentar resolverse en el nivel político
(superestructural en ese mismo lenguaje).
9 Ahora retomemos la exposición para mostrar las posiciones relacionadas con la
emergencia de este nuevo ideario crítico de la internacionalización financiera. En este caso
registramos las palabras de Ignacio De Mendiguren, presidente de la Unión Industrial
Argentina -UIA- durante la eclosión de la crisis en 2001; de Osvaldo Rial, otro de los
representantes principales de este tipo de posiciones, quien fuera predecesor del primero a
la cabeza de la UIA y que, al igual que el anterior, es un empresario independiente:

“Los industriales transferimos gran parte de nuestro esfuerzo y patrimonio a otros


sectores, en especial el financiero […] Tengamos claro que la actual situación exige
una brusca e inmediata reducción de costos en materia financiera, impositiva, de
cargas sociales y de los precios de los servicios.”11 Osvaldo Rial. Agosto de 1999.

“Debe existir una reasignación de recursos cuyo financiamiento debe provenir de


aquellos sectores que han contado con ganancias extraordinarias durante el Plan de
Convertibilidad, consecuencia de reglas de juego privilegiadas (ciertos sectores de
servicios privatizados, sistema financiero, cadenas comerciales, acreedores
externos).”12 Osvaldo Rial. 02/09/1999.

“Está muy claro quién ganó y quién perdió [con la Convertibilidad]. La rentabilidad
de las empresas privatizadas está cinco a uno con el promedio de las demás. Mirá los
balances de los principales bancos internacionales en el país: éstas son las
subsidiarias que más plata le han dejado, en una economía que hace 40 meses que no
crece. Cuando una economía no crece y a uno le va muy bien es por la transferencia
que otro sector le hace. En los últimos años les ha ido muy bien a los que han tenido
mercados monopólicos, cerrados, con tarifas indexadas por inflación norteamericana.
Al sector financiero: tomar plata al 2 o 3% en mercados de Oriente y prestarlo en la
Argentina al 30 o 40%, con un seguro de cambio gratuito, que es la ley de
Convertibilidad... Está claro quién ha ganado. Porque hasta ahora era un gran
negocio endeudar a la Argentina.”13 Ignacio De Mendiguren. 11/11/2001.

10 En tercer lugar, y por último, estas divisiones dentro de la clase dominante producen
incluso conflictos internos dentro mismo de las cámaras empresarias, algunos de los
cuales llevan al desmembramiento de las mismas y/o a la emergencia de nuevas
instituciones de ese tipo. Con respecto a esta tercera situación señalemos en relación a las
asociaciones patronales bancarias: primero, la fundación en 2002 de la Asociación de
Bancos Públicos y Privados de la República Argentina –ABAPPRA-, una asociación mixta
de bancos privados y públicos de capital nacional; y, luego, en 2003 la refundación de
ADEBA por parte de miembros salientes de ABA, volviendo a representar cada una a la
banca privada de capital local y a la banca privada de capital extranjero respectivamente.
En el campo de la industria y los servicios merece destacarse la fundación en mayo de
2002 de la Asociación Empresaria Argentina –AEA– que pretende nuclear a los grupos
empresarios locales y extranjeros más grandes con inversiones en Argentina, sin incluir a

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representantes de pequeñas y medianas empresas (como es el caso de la UIA). Y, por


último, mencionemos la fractura de la Cámara Argentina de Supermercados –CAS– en
julio de 2003. Dada las fechas señaladas, aclaremos que la mayoría de estos cambios
institucionales, como es lógico, se cristalizan, con variaciones, un tiempo después de la
emergencia e intensificación de los conflictos.
11 En definitiva, el enfrentamiento dentro de la clase dominante llega tal punto que la
misma se dividirá en dos alineamientos rivales que pugnarán por incidir en el gobierno en
la elección de distintos tipos de dirección económica, uno que pretenderá la
profundización de las condiciones de la internacionalización financiera y otro que
pretenderá por lo menos la moderación de ese tipo de dirección económica14. Al primero
lo hemos denominado radicalizado y al segundo moderado.

3. Características del ideario moderado e


inscripción económica e institucional de
sus principales representantes
12 A fin de resaltar la división señalada dentro de la elite económica, observemos algunas
otras posiciones críticas de la internacionalización que realizan los representantes de las
ideas moderadas dentro la clase dominante que ya hemos mencionado, Rial y De
Mendiguren.

“Hay que cambiar la orientación de la política económica […] No creo que el camino
sea profundizar el modelo […] La Argentina ha sido una sometida a la globalización;
ha sido el único país que se dejo violar en nombre de la globalización […] [E]s
perfectamente posible aumentar los aranceles para los sectores que corresponda […]
[N]o entiendo cuál es nuestro futuro como nación, estando una parte tan importante
del patrimonio en manos de extranjeros”.15 Osvaldo Rial. Octubre 2000.

“Para la Unión Industrial Argentina es claro que no es sólo un problema fiscal el


origen de nuestros desequilibrios económicos y tampoco es la profundización del
rumbo seguido en los últimos años la manera de salir de la depresión actual. Mucho
daño le siguen causando al país una serie de gurues macroeconómicos que proponen
permanentemente recetas de ajustes sobre el salario, mayor apertura comercial,
incremento de impuestos, mayor flexibilización laboral y entregar nuestros mercados
en las negociaciones internacionales. […] Argentina requiere modificar orientaciones
en la política económica.”16 Ignacio De Mendiguren. 05/08/2001.

13 Los representantes del alineamiento que hemos definido como moderado se


caracterizan por sostener “ideas” económicas que oscilan entre la atenuación de las
posiciones internacionalizadoras extremas de los radicalizados, y la modificación
definitiva de las líneas directrices que permitían la continuación de ese tipo de dirección
económica. Puede decirse que los moderados sostienen posiciones que apuntan a un
repliegue relativo de los mecanismos de valorización financiera (aunque no tan así de los
principales bases de la internacionalización de la economía) y a la recuperación, cuanto
menos parcial, de cierto desarrollo industrial. El ideario de este sector de la elite
económica está marcado por una impronta “un poco keynesiana”17 tolerante y/o proclive a
determinadas intervenciones estatales18. En relación a esto último, puede agregarse que
los moderados incluyen en el repertorio de las intervenciones estatales que aprueban, los
favores políticos especiales, del estilo de los seguros de cambio (como lo sugirió Oscar
Vicente, representante de PECOM, la empresa petrolera del Grupo de origen local Pérez
Companc, mientras presidía la Asociación Empresaria Argentina –AEA–). Además este
sector sobrecarga sus posiciones “un poco keynesianas” con una retórica “sustitucionista”
que utilizó para “despegarse” de quienes fueron sus socios durante la década del 90.

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14 Llegados a este punto en que ya hemos expuesto ambos idearios, es necesario aclarar el
uso y alcance del concepto de ideario. Hemos decidido utilizar este término a falta de otro
mejor, en lugar de recurrir a conceptos más comprensivos y generales como, por ejemplo,
el de ideología, porque hemos advertido que las posiciones económicas asumidas por los
representantes empresarios están sometidas al pragmatismo de la necesidad, el interés y
la estrategia, más que a la fidelidad a determinados principios políticos o ideológicos (aun
cuando algo parecido a éstos en un nivel general esté presente) y, por lo tanto, son muy
variables e incluso contradictorios y hasta, a veces, muy incoherentes.19 A su vez, es
importante señalar que no hacemos referencia a un “modelo”, porque éste sería algo así
como la realización político-práctica a la que aspira un “ideario” (algo que escapa a
nuestra investigación) y además porque la construcción de un modelo económico se
produce en la dimensión político-estatal y queda a cargo más directamente de los
representantes políticos, aunque los representantes corporativos empresarios que hemos
estudiado mantengan una notable influencia, que es variable según el periodo. Por último,
la concreción de un modelo implica también un determinado nivel de alejamiento del
ideario predominante a partir de la necesidad de llegar a compromisos y de realizar
concesiones a otros actores con otras posiciones económicas provenientes de otros
idearios, a fin de moderar las resistencias que podrían hacer impracticable políticamente
a un modelo.
15 Retomando la descripción de los moderados digamos que en términos económicos, el
alineamiento moderado está compuesto por la mayoría de los grupos económicos locales y
una parte minoritaria de las empresas trasnacionales (en ningún caso las empresas
privatizadas durante la década del 90’). Mientras que, en términos institucionales, el
núcleo duro de los moderados se agrupó en lo que se llamó: “Grupo Productivo”. Esta
autonominación surgió con la clara intención de diferenciarse de “lo financiero”, de “los
especuladores”. El “Grupo Productivo” estuvo conformado por la Unión Industrial
Argentina (UIA), La Cámara Argentina de la Construcción (CAC) y Confederaciones
Rurales Argentinas (CRA). El grupo económico con más importancia en la organización y
la conducción del alineamiento moderado es Techint, a la vez que el representante
moderado más activo y destacado es Ignacio de Mendiguren. Resaltemos que De
Mendiguren tras la caída de la Convertibilidad asumió pasajeramente en 2002 como
Ministro de la Producción del gobierno de Duhalde y que en 2011 volvió a asumir la
presidencia de la UIA, dando un inusual y explícito apoyo a la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner, remarcando de esta manera, a pesar de las fuertes divergencias
políticas entre Duhalde y “los Kirchner”, las continuidades generales en la dirección
económica.
16 En el cuadro que sigue presentamos a los representantes más destacados de este
alineamiento, ordenados según su importancia, y agregando además, su pertenencia
empresaria y los cargos de mayor importancia dentro de las instituciones patronales que
ejercieron hasta 2003.

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17 Como puede verse en el cuadro precedente el tipo de representantes del gran empresariado
con los que hemos trabajado están directamente ligados al gran capital. Algunos por ser
directamente propietarios o accionistas, otros por ser representantes institucionales o
funcionarios de grupos económicos o empresas, aun otros por tener cargos de
responsabilidad en entidades de representación patronal, e incluso muchos de ellos por
cumplir con varias de estas condiciones. Con lo cual no estamos hablando de individuos que
lateralmente se vinculan con la cúpula económica sino que son representantes directos de
sus intereses y posiciones. Estos representantes son hombres de acción, estrategas,
organizadores, pragmáticos y lobbystas. No se ocupan de funciones clásicamente
intelectuales o técnicas, aunque algunos de ellos tengan personalmente algunas
pretensiones en esos terrenos. Son hombres pragmáticos por su formación empresaria y su
experiencia en el mando y la organización.

4. El debilitado sistema político y las


internas del Partido Justicialista
18 En el nivel específicamente político también se produjeron tensiones y realineamientos
durante el periodo 1999-2003, y su magnitud estuvo directamente relacionada con las
disputas por el cambio del patrón de acumulación. Estas pujas y desmembramientos
cruzaban por adentro a los partidos políticos. Es así que en los dos principales partidos
políticos, es decir el Justicialista y la Unión Cívica Radical (en parte del periodo asociada en
la “Alianza” con el FREPASO, dirigido por Carlos “Chacho” Álvarez), se registraron
divisiones interiores con respecto a la continuación o el cambio del modelo vigente. En el
caso de la UCR la gran mayoría de los dirigentes tradicionales del partido, encabezados por
el ex presidente Raúl Alfonsín, le habían quitado su apoyo al electo presidente De la Rua, a
pesar de ser este integrante de la misma, porque De la Rua había decidido profundizar el
modelo de espaldas al partido y a su tradicional base social de capas medias. A su vez, esta
política del por entonces presidente le había valido el progresivo distanciamiento del
FREPASO cuyo punto más álgido fue la renuncia en octubre de 2000 de Carlos “Chacho”
Alvarez a la vicepresidencia de la República. Frente a ese aislamiento político, De la Rua
buscó apoyo en Domingo Cavallo, el “padre” de la Convertibilidad, quien había fundado su
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propio partido “Acción por la República”, y por esa vía volvería a ser Ministro de Economía
en 2001, cargo que ya había ocupado durante la presidencia de Menem entre 1991 y 1996; y
en el mismo ex presidente Carlos Menem (muy comprometido por entonces en los juicios
relacionados con la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia). Esto último profundizó las
controversias adentro del PJ, ya que su otro principal referente, Eduardo Duhalde, el
perdedor candidato del Partido Justicialista en las elecciones presidenciales de 1999 en las
que resultó triunfante De la Rua, propugnaba el cambio de modelo. De hecho, es muy
importante señalar la destacada participación que tuvo Eduardo Duhalde en el impulso a la
conformación del Grupo Productivo a fines de 1999 y la íntima relación que por entonces
éste mantenía con De Mendiguren, quien, cuando Duhalde asuma como presidente interino
tras el estallido de la Convertibilidad, se transformaría, aunque sin mucho éxito y
brevemente, en su Ministro de Producción. La otra figura política fuerte que alentó la
formación del Grupo Productivo fue Raúl Alfonsín. Con lo cual tanto el PJ como la UCR
estaban divididos en su interior con respecto al cambio o la continuación de las políticas
económicas predominantes. Por lo tanto, por el cambio encontramos a Duhalde y Alfonsín,
y a favor de la continuación hallamos a De la Rua y Menem. Como se ve, hasta ahora no
hemos mencionado ni a Nestor Kirchner, ni a Cristina Fernández de Kirchner. Y esto es así,
porque “los Kirchner” no eran figuras de peso hasta el fin de la Convertibilidad. En rigor
tampoco lo fueron en el inicio de la post-convertibilidad. El único hombre relativamente
fuerte de la política en el inicio de la post-convertibilidad en un contexto de descreimiento
generalizado en el sistema político, era Duhalde, quien en medio de un escenario caótico y
de alta movilización, mostraba cierta habilidad para reencauzar la crisis, destreza que se
desmoronó abruptamente el 26 de junio 2002, tras una violenta represión con balas de
plomo en el Puente Avellaneda en la entrada sur de la ciudad de Buenos Aires, en la que
fueron asesinados dos militantes piqueteros, Dario Santillán y Maximiliano Kosteki, y en la
que Duhalde se encontró seriamente comprometido, lo cual forzó el adelantamiento del
llamado a elecciones presidenciales. A pesar de este debilitamiento, era aun Duhalde el
único hombre con fuerza para designar al principal candidato del Justicialismo ya que
contaba con el control del aparato justicialista de la provincia de Buenos Aires. Su primer
intentó fue con el enigmático Carlos Reutemann, gobernador de Santa Fe, quien tras
muchos titubeos finalmente no aceptó, y solo recién después apareció por primera vez la
figura del hasta ese entonces casi desconocido Néstor Kirchner. Sin embargo, la influencia
de Duhalde no era la suficiente como para que los peronistas presentaran un solo candidato,
ni siquiera para garantizar una interna dentro del partido. Con lo cual finalmente el partido
autorizó la presentación de distintos candidatos. Ellos eran Rodríguez Saa, Kirchner y
Menem. Ya que tras el estrepitoso fracaso de la gestión De la Rua, la UCR estaba al borde la
desaparición, el único rival importante que debía enfrentar Kirchner provenía de su misma
fuerza política y fue el mismísimo Menem. Con lo cual, tras una primera vuelta electoral en
abril de 2003, en la que obtuvieron el primero y el segundo lugar, Menem (24,3 %) y
Kirchner (22 %) respectivamente, las alternativas que quedaron fueron, por un lado
Menem, quien representaba la profundización de las políticas neoliberales de la década del
90; y, por el otro, Kirchner como representante de un modelo nuevo, no muy claro aun pero
que implicaba por lo menos un moderación de aquellas políticas, tal como la gestión de
Duhalde había demostrado. Menem, a sabiendas de que perdía largamente en la segunda
vuelta, desistió de presentarse, allanando el camino a la presidencia a Néstor Kirchner, pero
con un gobierno débil, ya que asumiría habiendo obtenido tan solo el 22 % de los votos.
Recién aquí inicia Néstor Kirchner el camino de construcción de su propio poder,
empezando por deshacerse en poco tiempo de la tutela de Duhalde. Una de las principales
medidas de Kirchner fue renegociar con los acreedores externos un quita de la deuda
externa para lo cual obtuvo el apoyo de la casi totalidad de las grandes cámaras empresarias
argentinas, demostrando su habilidad para construir consenso y su propio poder. Como
hemos visto, Kirchner no fue un actor de peso en el cambio inicial del ideario económico
como sí lo fue Duhalde, pero en poco tiempo se transformó en el responsable de la
construcción de una dirección económica cada vez más concreta, que se alejaría

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progresivamente y a paso firme de las políticas neoliberales predominantes en la década


del 90 hasta finalmente asentar una clara dirección económica muy diferente, y para ello
empezó por establecer nuevas condiciones con los acreedores externos y los principales
actores internacionales e internos del capitalismo financiero.

5. Resolución de la crisis orgánica bajo la


nueva hegemonía moderada
19 Hemos hecho un análisis de la emergencia de un nuevo ideario económico dentro de la elite
económica argentina hacia fines del siglo XX durante la gestación y eclosión de la crisis del
modelo de la Convertibilidad y de su correlato específicamente político. A partir de esa
eclosión en diciembre de 2001, ese nuevo ideario se transformaría en el sustento de la
hegemonía “un poco keynesiana” que sustituiría al ideario radicalmente internacionalizador
predominante desde 1976. El predominio de las ideas moderadas sobre las radicalizadas se
produjo en medio de una intensa lucha entre distintas partes de la clase dominante por
intentar incidir en la dirección económica que el gobierno tomaría. Ahora bien, esa lucha
interior se desarrolló en el contexto de un complejo conflicto social que se intensificaba al
calor de las contradicciones que el modelo de valorización financiera vigente no podía
resolver en el que se enfrentaban desordenadamente diversas clases, fracciones y grupos.
Efectivamente, las modificaciones estructurales fenomenales que se habían producido
durante la década del 90 habían llevado a enormes aumentos de la pobreza, la indigencia y
el desempleo, que se expresaban parcialmente en un aumento de la intensidad del conflicto
social, en la cual tenían un rol principal los variados movimientos “piqueteros”. A fines
de 2001 las capas medias también se sumarían al grado general de agitación social, tras la
restricción impuesta al retiro de los depósitos bancarios (corralito bancario) y a pesar de la
declaración del “estado de sitio”, exigiendo la renuncia del Ministro Domingo Cavallo y del
Presidente Fernando De la Rua. En el marco del caos, la movilización general y la
desorientación a los que habían llevado esa crisis económica, política y social formidable, al
punto que alcanza el rango de crisis orgánica20, el alineamiento moderado supo imponer sus
propias posiciones económicas como referentes para cambiar la dirección económica,
demostrando por esa vía su capacidad de influencia y dirección. Fue en base a esta nueva
hegemonía “un poco keynesiana” que se constituyeron todos los gobiernos de la post-
convertibilidad, desde Eduardo Duhalde hasta Néstor Kirchner y Cristina Fernández de
Kirchner, tras la demisión vergonzosa y sangrienta de Fernando De La Rua y la “famosa”
semana con varios presidentes. Esa nueva dirección económica bajo la hegemonía de las
ideas económicas moderadas permitió, en el mediano plazo, descomprimir el conflicto
dentro de la clase dominante y atemperar la compleja y contradictoria lucha a la que se
habían lanzado angustiadas, sin capacidad organizativa y sin dirección propia las distintas
fracciones de las clases subalternas, y que finalmente cristalizó en la aun más contradictoria
y conocida consigna: “¡Qué se vayan todos!”. En definitiva, la hegemonía del ideario
moderado sirvió de base -sólo de base, de punto de partida o de marco referencial- para la
resolución definitiva posterior de las contradicciones económico-estructurales propias del
modelo económico de la década del 90, por parte de los representantes políticos de los
partidos tradicionales, con todas las nuevas mediaciones y complejidades que esto implica
(en un terreno que excedería los alcances de nuestro trabajo). Fue de esa manera que la
hegemonía radicalizada iniciada en 1976 y reconfirmada en 1989 fue reemplazada a partir
de 2001 por una nueva hegemonía de otro signo. Esa es, hasta ahora, una de las marcas
distintivas de la historia presente.

Bibliographie

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Notes
1 Cf. Aronskind, Ricardo, Controversias y debates en el pensamiento económico argentino,
Biblioteca Nacional-UNGS, Buenos Aires, 2009, p. 49-50.
2 Al respecto es interesante consultar el trabajo de Hora, Roy, Los estancieros contra el Estado,
Siglo XXI, Buenos Aires, 2009.
3 Para una caracterízación de este modelo consultar Chesnais, François La mondialisation du
capital, Syros, París, 1998, pp. 290 y 240 y Basualdo, Eduardo Concentración y centralización del
capital en la Argentina durante la década del noventa, UNQ-FLACSO, Bernal, 2000, p. 12-13.
4 www.aba-argentina.com, “Palabras del Lic. Eduardo Escasany en la apertura de la reunión
anual”, 1999.
5 En el caso argentino es imprescindible profundizar el dialogo entre historia y sociología para
comprender mejor las formas actuales de pensar de las distintas fracciones de la clase dominante
local. Para esta tarea los sociólogos podemos recurrir a autores como Halperin Donghi, Garavaglia,
Fradkin y Hora.
6 Cf. Basualdo, Eduardo Concentración y centralización del capital en la Argentina durante la
década del noventa, UNQ-FLACSO, Bernal, 2000, p. 82.
7 Cf. Bourdieu, Pierre, La noblesse d’État. Grandes Écoles et esprit de corps. Paris: Minuit, 1989.

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8 Cf. Foucault, Michel, Historia de la Sexualidad. Tomo I. Buenos Aires: Siglo XXI, 1991.
9 Cf. Boltanski, Luc, Les cadres. La formation d’un groupe social. Paris: Minuit, 1999.
10 Cf. Gramsci, Antonio, La política y el Estado moderno. Barcelona: Planeta-Agostini, 1985.
11 Anuario UIA 1999, “Osvaldo Rial, Presidente de la UIA, Discurso de cierre de la V Conferencia
Industrial Argentina”, p 63.
12 Rial, Osvaldo “Presidente de la UIA, Discurso por el día de la Industria” citado en La Dictadura
económica, p. 66.
13 www.lanacion.com.ar, “Justicia para todos”, Gabriel Pasquín.
14 Arceo realiza una excelente descripción de este enfrentamiento en ARCEO, Enrique, “Apertura
económica, desindustrialización y endeudamiento en la crisis argentina de 2001” en Bernal-Meza,
Raúl y Suranjit, Kumar Saha (comps.), Economía mundial y desarrollo regional, p. 313- 314.
15 Página 12, octubre de 2000, citado en Rial, Osvaldo La Dictadura económica, p. 140-141.
16 Link corto http://www.lanacion.com.ar/212599, “José Ignacio de Mendiguren: reinventor de la
alpargata” Texto: Jorge Palomar.
17 Esta expresión corresponde a unos dichos del influyente empresario Luis Pagani, propietario del
Grupo Arcor. "Sin tasas razonables no habrá inversión", La Nación, 29 de septiembre de 2003.
18 Al respecto de la historia de este tipo de comportamiento empresario y la participación conjunta
de los empresarios y los funcionarios estatales en la construcción de ámbitos privilegiados de
acumulación (APA) puede consultarse Castellani, Ana, Estado Empresa y empresarios en
Argentina. Buenos Aires, Prometeo, 2009, p. 264-266. También puede consultarse Sidicaro,
Ricardo, Los tres peronismos. Buenos Aires: Siglo XXI, 2009, p. 213.
19 En este sentido es interesante consultar lo que sostienen Offerle, Michel, Sociologie des
organisations patronales. Paris, La Découverte, 2009, p. 86 y Pinçon, Michel ; Pinçon-Charlot,
Monique, Sociologie de la bourgeoisie. Paris, La Découverte & Syros, 2000, p. 102-104.
20 En relación al concepto de crisis orgánica consultar Gramsci, Antonio La política y el Estado
moderno, Planeta-Agostini, Barcelona, 1985, p. 117-119.

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Pour citer cet article


Référence électronique
Eduardo Gálvez, « La construcción de una nueva hegemonía en Argentina durante la crisis de
2001-2002 », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Questions du temps présent, mis en ligne le
30 novembre 2011, consulté le 16 mars 2021. URL :
http://journals.openedition.org/nuevomundo/62157 ; DOI :
https://doi.org/10.4000/nuevomundo.62157

Auteur
Eduardo Gálvez
Dr. en Historia y Civilizaciones, École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS), Paris. Dr.
en Ciencias Sociales, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Buenos Aires.
Miembro asociado Unité Mixte de Recherche: Mondes Américaines. Sociétés, Circulations,
Pouvoirs. XV-XXI siècles (MASCIPO), Paris. eduardo.n.galvez@gmail.com

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