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“Un buen curro”

Esto es lo que sueña mucha gente cuando se tienen pocos años y cuando ya vas teniendo
unos pocos más. Cuando se pregunta a los jóvenes cuáles son sus preocupaciones es una
de las que más pronto salen a relucir. Todo el mundo quiere un buen curro. El problema es
que la definición de bueno depende de cómo nos situamos ante la vida.
Si hay algo que me dejó marcada cuando era bastante joven tiene que ver con algo que mi
padre me enseñó con su ejemplo. Él había trabajado siempre en una oficina hasta que la
empresa cerró y se quedó en el paro. Con tres hijos, el primer trabajo que encontró fue de
basurero, seguramente no es de los que se sueña como “un buen curro” pero a los pocos
días de empezar a trabajar llegó a casa con una maleta totalmente nueva. Alguien con
pocas necesidades la había tirado y él dijo algo como: “en todos los lugares se pueden
encontrar tesoros, sólo hace falta tener los ojos abiertos y disfrutar buscándolos… este
trabajo va a ser mucho mejor y emocionante de lo que esperaba”. Si ponemos amor en lo
que hacemos todos los trabajos nos pueden hacer felices y no envidiaremos a los otros.
Intenta encontrar lo bueno de ese trabajo, esa tarea o esa asignatura que ahora parece que
odias y aprende a disfrutar.
“Cada uno debe estar contento con su trabajo” (S. Francisco Coll)

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