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Análisis filosófico de las obras “Ética sin moral” de Adela Cortina y “La autoestima

del venezolano” de Manuel Barroso, en relación con el rescate de la virtud en el


hombre.

2.1. Ética sin moral de Adela Cortina.

En el año 1990, la filósofa española catedrática de Ética en la Universidad de


Valencia, Adela Cortina, publicó el libro “Ética sin moral”, motivada por el rescate de la
moral que en nuestros tiempos diversas realidades y doctrinas parece estar empeñados en
disolverla.

Nosotros nos centraremos en el contenido de la tercera parte de esta obra donde se


estudia “La persona-el sujeto autónomo y solidario-es la medida de la democracia.” Para
sustentar nuestra necesidad del rescate del hombre virtuoso desde la práctica de la ética
procedimental.

2.1.1. Aproximación a una definición de ética.

Es un tipo de conocimiento que pretende orientar la acción humana en un  sentido 


racional; distanciándose del saber teórico o contemplativo, cuyo objetivo primero no es
influir en el accionar del hombre. Ya en el siglo IV a.C. tiempo de origen de la ética
occidental, se empieza a dividir el saber en teórico, preocupado por averiguar ante todo qué
son las cosas, y práctico, dirigido a qué se debe hacer y cómo orientar la conducta. Sobre la
esencia y los fines de la ética dirá Cortina (…) “Consiste, a mi entender, en aquella
dimensión de la filosofía que reflexiona sobre la moralidad; es decir, en aquella forma
de reflexión y lenguaje acerca de la reflexión y el lenguaje moral, con respecto al que
guarda relación que cabe a todo metalenguaje con el lenguaje objeto”.29

Estando la ética enmarcada dentro del conocimiento práctico, es necesario


mencionar la división existente dentro de esta clasificación: unos saberes que dirigen la
acción para obtener un objeto o producto concreto, como el caso de la técnica o el arte; y
otros, que siendo más ambiciosos, quieren enseñar a obrar bien y racionalmente en el
conjunto de la vida entera. La ética forma parte, dentro del conocimiento práctico, en el
segundo grupo.

El sujeto, mediante el desarrollo del pensar ético, tiene la posibilidad de tomar


racionalmente decisiones prudentes y moralmente justas. Actuar de forma racional significa
saber deliberar antes de tomar una decisión, con objeto de realizar la elección más
adecuada, para actuar según lo elegido. Dicho proceso ético, el de tomar buenas elecciones,
no busca ser ocasional, sino permanente en la vida del hombre.

Es bien conocido que la definición etimológica de ética, del griego Ethos, significa
carácter o modo de ser. Allí se encuentra un punto vital para construir una visión sobre la
ética, ciencia que precisamente pretende orientar al hombre hacia la forja del carácter, pues
este es decisivo para su vida en la medida que se constituye como centro último de las
decisiones. Con el desarrollo ético, se obtendrá un carácter virtuoso, entiéndase por
virtuoso excelente, que a su vez dará como resultado la elección de decisiones acertadas.

2.1.2. La ética procedimental y su origen entre los polémicos saberes teóricos.

Existen diferentes concepciones acerca de la ética que permiten estudiar y


determinar el comportamiento humano hacia la virtud “Éticas normativas y descriptivas,
de móviles y de fines, materiales y formales, deontológicas y teleológicas,
procedimentales y substancialitas, de la convicción y la responsabilidad, van
configurando un amplio espectro de añejas de actuales disputas.” 42 Cada una de ellas
posee ideas y métodos particulares que les permiten concebir fenómenos de moralidad
distintos, generando conflicto en sus posturas. Una de esas visiones o concepciones es la
ética procedimental, que permite al individuo discernir que normas surgidas en el mundo
son correctas, para así dar respuesta a las problemáticas humanas.

El procedimiento utilizado por la ética procedimental tiene como objetivo expresar


la racionalidad práctica en el sentido kantiano, es decir, el punto de vista de una voluntad
racional entendida como lo que todos podrían querer o aspirar. Esto significa que aquello
que la razón proponga como moralmente obligatorio no puede identificarse sólo con lo que
de hecho deseamos o con lo que subjetivamente nos conviene, sino más bien con lo que
cualquier persona desearía si adoptase la perspectiva de igualdad y universalidad aludida
anteriormente.

Para la ética procedimental existen dos tipos de motivos utilizados en la voluntad


racional, gnoseológicos y morales. El primero se fundamenta en el afán de descubrir una
naturaleza normativa, mientras el segundo se basa en la libertad radical, propia de la
modernidad, que ha pretendido independizarse de todo fin ya dado por la naturaleza.
Logrando respectivamente las formas particulares de vida, del Ethos concreto; y la revisión
crítica para poder ejercer procedimientos racionales presentes en la sociedad. Ambas ramas
convergen en el deseo ético de dar respuestas sobre la reclamación de universalidad
presente en el fenómeno moral, utilizando la razón como arbitro

Un punto importante en el estudio de la ética procedimental, es el reconocimiento


del beneficio mutuo existente entre individuo y sociedad; ya que las comunidades necesitan
la contribución de sus miembros para sobrevivir y progresar, mientras que los miembros se
ven obligados a encarnar determinados hábitos para poder satisfacer sus obligaciones
comunitarias. Los hábitos son entendidos como virtudes, siendo su estudio necesario para
que el hombre se subordine a las normas o deberes universalmente reconocidos, a medida
que adquiere capacidad para justificar sus elecciones. De esta forma se devuelve al
individuo el sentido de pertenencia al grupo, un cierto afán de participar en él porque lo
considera cosa suya “Es menester, pues, enraizar de nuevo a los individuos en las
comunidades y tradiciones, en el ethos concreto del que una modernidad presuntamente
universal, les ha desarraigado, para que recobren su identidad concreta.” 82

Con lo mencionado anteriormente, la ética procedimental logrará la unión entre la


voluntad particular y la universal, exigiendo una forma de vida moral adecuada o virtuosa;
que es alcanzada mediante el asumir actitudes caracterizadas por el interés en la verdad:
autorrenuncia, reconocimiento, compromiso y esperanza.

Con la autorrenuncia, se consigue la capacidad de enfrentar los propios intereses


que oscurecen la verdad; con el reconocimiento, la oportunidad de que las personas puedan
exponer y justificar sus descubrimientos; con el compromiso, que el hombre tenga certeza
en la búsqueda de la verdad; mientras que la esperanza permite que en los consensos se den
garantías de consenso reales. “Trasladadas estas características desde el hombre con
vocación investigadora al hombre con vocación humana, la autorrenuncia, el
reconocimiento, el compromiso moral y la esperanza se convierten en rasgos de un ethos
extensible a cualquier hombre”.238

2.1.3. La crisis de la ética procedimental en la modernidad.

En el hombre moderno existe un fuerte rechazo a la autorrenuncia, algo que


ocasiona que la ética procedimental vaya perdiendo antiguos supuestos como la reflexión,
de tal modo que ha desorientado la originalidad, que poco a poco conduce a la humanidad
al abandono de la moral “Y lo que es todavía peor, posiblemente las mismas éticas
modernas estén contribuyendo a liquidarla”.21

Como consecuencia de la crisis de la ética, el hombre no realiza juicios necesarios,


convirtiéndose en un ser fundamentalista que vivirá relativamente su vida. “El
fundamentalismo es sin duda un dogmatismo, pero mala defensa frente a él es prescindir
de todo fundamento y conformarse con lo dado: con los hechos sociológicos, con las
instituciones y leyes vigentes, con los siempre oscurantista poderes fácticos.”32 Cuando
en una sociedad o en un individuo determinado existe el fundamentalismo habrá siempre
ausencia de fundamento desde la crítica de los hechos; un claro ejemplo de
fundamentalismo como anulador de la reflexión humana es el caso de la Alemania nazi,
donde sus dirigentes tenían como meta aniquilar la moralidad y virtud de la sociedad,
convirtiéndolos en esclavos de ideas que atentaban contra el concepto hombre.

Es necesario destacar que no solo el fundamentalismo o dogmatismo son amenazas


para la ética en la modernidad; también lo son el etnocentrismo, es verdadero lo que es
bueno para nosotros creer; el motivismo, que reduce el significado de lo justo a lo que
conviene; entre otras líneas de pensamiento. Se hace necesario entonces que la ética
procedimental se plantee como objetivo el eliminar el egoísmo o cansancio tan vigente en
el hombre actual, superándolo mediante la importancia del mero deber, mientras se intenta
incorporar el cambio de paradigma en las instituciones y en la vida cotidiana.

Un aspecto importante en el conocimiento y defensa de la ética procedimental son


las fuentes de valoración, dicho concepto expresa aquello que descansa en la racionalidad
comunicativa de la elección de un valor; ejemplos de fuentes de valoración son las ideas de
dignidad del hombre, el acuerdo racional o el concepto de persona “Porque la ética
procedimental, y este motivo lo ha visto bien Taylor, pretende ocuparse de lo universal en
el fenómeno moral, pero no de aquellos bienes que son relativos a determinados
individuos, grupos o sociedades”223

2.1.4. La ética procedimental como condición de posibilidad para el rescate del


hombre virtuoso.

A pesar de los ataques modernos a la ética procedimental, ella se presenta como el


único recurso para lograr la reconstrucción del hombre moderno y sus necesarias
aspiraciones a la virtud. Todo hombre actúa hacia un fin, pero no necesariamente esa
elección ha de ser éticamente correcta; lo ético se hace sinónimo de correcto, mientras
correcto reposa en la realidad de lo bueno. “A pesar de las protesta de Habermas, él
mismo admite que entendemos por moralmente buenas a aquellas personas que en
situaciones de conflicto, mantienen la competencia interactiva, en lugar de rechazar
inconscientemente el conflicto”.222

Esto es lo que marcará el carácter específico de la racionalidad de lo práctico, y se


mostrara en la excelencia del carácter “Esto es lo que ocurre en la praxis del hombre en
tanto que hombre, es decir, en la contemplación: el conocimiento mueve a la voluntad,
que a su vez despierta un nuevo deseo”.226 El deseo y la felicidad no se interrumpen sino
que la actividad se continua, es así como el fin es aquí la perfección de la acción.

Todo esto nos lleva al obrar moral, que es el que marcará el camino hacia la
teleología individual y colectiva y nos llevará a la consumación de lo bueno. Puesto que el
obrar moral solo le importa al interesado en la virtud. “Si es especifica la capacidad de la
razón de proponerse fines, alcanzarlos supone desarrollar virtudes que nos predispongan
a actuar según ellos”211

Es así como se puede concluir que el obrar moral es aquello que dirige a las
personas para crearse un carácter que les permita ser felices; los hábitos son aquellos que
ayudan a la obtención de la felicidad, siendo denominados como virtudes, y a su vez evitan
el vicio, entiéndase por vicio las desviaciones del carácter. La felicidad es el fin último al
que todos los hombres tienden y la ética se propone, en principio ayudar a alcanzarla. En lo
que refiere a las organizaciones, carecería de sentido empeñarse en que su fin sea la
felicidad, ya que el individuo puede ser feliz, pero no el colectivo.

Cada individuo, posee una meta por la que cobra sentido, de ahí que sea más
importante averiguar cuál es su meta, su finalidad y que el sujeto, conocido esto, se
esfuerce por alcanzarla, “las éticas procedimentales pueden hacer afirmaciones de valor,
que permiten a los individuos y grupos interesarse por tales elementos valiosos”232

Estos bienes se obtienen desarrollando determinadas actividades cooperativas. “Lo


cual no implica elaborar una ética sustancia de bienes, sino explicitar lo que en verdad
está implícito en una ética procedimental”232 Los bienes pueden ser internos o externos a
dichos medios. Porque cada actividad persigue un tipo de  bienes que no se consiguen
mediante otras, sino que solo ella puede proporcionar; y como es obvio, existen medios
apropiados y otros totalmente inapropiados para la obtención de un fin.

Queda en evidencia que todo hombre que desee vivir de forma virtuosa o reconstruir
el ideal ético del hombre para la sociedad, necesita seguir esta ética, realizando lo que en
ella se establece para la obtención de un buen carácter. No se puede perfeccionar el
carácter, ser virtuoso, sin conocer primero que es la virtud; no se puede conocer el concepto
de virtud sin antes conocer la ética como reflexión sobre la moral, el correcto vivir del
hombre y lo oportuno de los medios utilizados para dichos fines.

2.2. La autoestima del venezolano de Manuel Barroso.

En el año 1991, el Doctor en Psicología, Manuel Barroso, publicó el libro “La


autoestima del venezolano: democracia o marginalidad”, motivado en gran parte por lo que
venía consiguiendo de manera reiterada durante 20 años en su consultorio, y explica
diversas líneas que influyen sobre la desgastada autoestima del venezolano.

De toda la obra nosotros nos acercaremos con profundidad en la primera parte que
lleva por nombre “Diagnostico” donde se hace una radiografía del contexto social del
venezolano. Será pues el punto desde el cual haremos una interpretación ético-filosófica
para sustentar nuestro estudio anclado desde nuestro contexto cultural.

2.2.1. Análisis de la obra “La autoestima del venezolano.”

Para poder analizar la autoestima del venezolano es necesario hacernos tres


interrogantes: ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo y ¿Qué quiero? Contextualizando, la mayoría
de los venezolanos no sabría responder a esas preguntas, es decir, no están claros consigo
mismos. Por lo tanto, a un considerable número de venezolanos se le hace cuesta arriba
definir sus objetivos y proyectos de vida; ya que un alto porcentaje sabe poco o casi nada
de sus orígenes. Hay poco interés sobre sí mismos.

Por esto, trabajar la autoestima se vuelve vital ya que nos obliga a salir de la
comodidad, a atizar nuestra conciencia y a aprender a defender lo que somos y queremos.
Afortunadamente todavía tenemos interioridad para identificar nuestras necesidades y
darnos cuenta de las incongruencias que nos atrapan, convirtiéndonos en víctimas de
nosotros mismos. De esta óptica, analizaremos la obra “La autoestima del venezolano”
desde una perspectiva socio cultural y familiar para así, conocer al hombre venezolano, su
realidad y la carencia de la virtud en su modo de vida.

2.2.2. La autoestima del venezolano y su incidencia en el fenómeno socio-cultural.

Cuando hablamos de Venezuela, estamos hablando de seres humanos concretos, que


se relacionan se vinculan, y se organiza de algún modo. Pero cada persona satisface sus
necesidades dentro de un contexto específico; es importante que tengamos claro que no
somos un agregado de individuos, una sumatoria de personalidades aisladas.

Si así fuera no tendríamos ninguna clase de organización social, no habría


resultados de cultura y civilización. No habría lenguaje, no habría escritura, no habría lírica,
no habría danza. Ni nada de lo que conocemos hoy en día, es decir, que para que exista una
sociedad, civilización y cultura resulta indispensable la existencia de seres humanos que
vivan en interrelación, que se vinculen, sean interdependientes y vivan organizados
civilmente. De este modo de vida surgen las necesidades sociales que van dándole un
carácter genuino a ese grupo de ciudadanos.

A partir de estas necesidades sociales van a surgir dos tipos de venezolanos: unos a
los que se les niega el derecho y oportunidades de asumir la realidad sin cuestionarla y el
otro es el que sabe que tiene derecho y oportunidades. Esta dualidad surge a partir del
fenómeno de la destriangulación y triangulación familiar, es decir, de la ausencia o
presencia de los padres en el proceso formativo de la persona.
Estas diferencias impactan severamente en su autoestima y en la manera de sentir,
ser y pensar; trayendo como consecuencia un grupo de venezolanos enterrados en la
negación de crecer y otro grupo consciente de su deseo a ser, poder y tener. Cabe destacar
que este último grupo representa la minoría de los ciudadanos.

En resumidas cuentas, para poder explicar algunos fenómenos que Barroso


manifiesta en su obra, resulta necesario comprender el contexto social donde se vive.
Teniendo esto presente se puede dar un acercamiento a la comprensión del hombre
venezolano y por qué se le hace difícil el ser virtuoso. Ya que acercándonos a su realidad y
estudiando su contexto social nos daremos respuesta de lo que carece. Este panorama lo
descubriremos a partir de los fenómenos que se dan en el mundo de vida del venezolano.

A continuación vamos a desarrollar alguno de los fenómenos que hoy forman parte
del ser del venezolano desde el análisis realizado por Barroso.

Individualismo

El venezolano es individualista, siempre piensa en sí y busca al otro para olvidarse


de sí. “Le cuesta ver al otro, sentir al otro, escucharlo”.84 se le dificulta adaptarse a un
sistema, donde todos valen, y que el bienestar y la calidad de vida ayude a la conciencia de
todos y tengan el bien común. Es por esto, que en Venezuela cada quien defiende su
espacio, lo que pueda estar pasando en su entorno le va a importar cuando solamente le
produce algún bien; lo importante es que genere un beneficio a su favor.

Sólo despierta de su insensibilidad cuando ocurre algún crimen o desastre natural y


sensibiliza ofreciendo su ayuda; pero después que pasa el desastre o el crimen, vuelve a su
vanidad. Por eso, las conductas sociales del venezolano revelan una carencia de conciencia
social, ya que nadie especula en el costo social, sólo que cada quien se siente indefenso ante
la imposibilidad y la falta de comunicación para asumir la verdad.

Además, en Venezuela el que piensa esta loco, el que critica desestabiliza el


sistema. Por un lado, lo exigimos todo perfecto pero carecemos de excelencia social. Nos
gusta que todo nos lo hagan, que me tomen en cuenta, sin que necesariamente yo tenga que
hacer lo mismo. Queremos un país bello, pero sin contexto social, donde trabajemos por
nuestra propia cuenta, vivir en paz sin ningún contexto de trabajo. Estamos al borde, donde
a pocos les importa qué vendrá después.

Vivimos mintiéndonos, yendo hacia un hundimiento social como pueblo, los


mecanismos de confianza están alterados y nadie colabora, porque simplemente nadie cree
en nadie. Son muy pocos los venezolanos que viven su presente y cuando lo viven esperan
algo a cambio ya que sino es de esa manera no es capaz de darse al otro.

Facilismo
El venezolano, no ha prendido apreciarse ni a valorar a los que tiene en su zona, su
tiempo, su medio, su alternativa; de tal manera que busca soluciones que no le cuesten
tanto. El venezolano marginal vive su día a día, sin tener conciencia de todo lo que
acontece en el presente, dejando todo para el otro día, no le importa dejar los compromisos
para mañana, la única forma es que le sea de su interés y busca la manera de que no tenga
que moverse mucho.

Es por esto, que el facilismo coexiste de los demás, del contrabando, de la


especulación, de la simplicidad, de los compradores, de la impotencia del sistema mismo.
“La viveza y el facilismo suponen que todos los demás son idiotas, que se dejan
engañar”.76 es por esto, que una de las formas con mas efectividad de lograr las cosa en
Venezuela, es reclamando en voz alta, amenazando con rabia. De esta manera, dejas de ser
idiota para el otro, y te ganas el respecto.

Podemos decir, que el hombre venezolano ha perdido el valor de otro, ya que no


sabe el valor que tiene para sí mismo. De esta manera, se vuelve marginal, sin conciencia
de lo que realmente tiene en su alrededor; careciendo de sentido propio esperando de el otro
para poder sobrevivir, convirtiendo su entorno en lo que el carece un ser si conciencia,
perdiendo el valor de su propio espacio, tiempo y recurso. Buscando en soluciones fáciles
olvidándose del otro, como si, el otro no tiene responsabilidades y necesidades en su vida.

El venezolano se ha acostumbrado, que entre más fácil sean las cosas es mejor, de
tal manera que lo pueda lograr sin hacer mucho esfuerzo, sin sacrificio. A esto se debe que
el facilismo se ha convertido ya en una costumbre del venezolano que ha dañado su
contexto social.

Copismo

Cuando hablamos de copismo, nos referimos a la carencia de modelos desde su


infancia, es una copia de todo el mundo. La infancia del venezolano está enmarcada por el
hecho de ir creciendo con lo que se ve; de tal modo que vamos fijando modelos a seguir
como el de los hermanos mayores, de los tíos, de los padres, de los amigos o padrinos, entre
otros. Tanto así, que absorbemos lo ajeno como propio por el hecho de que son realidades
muy parecidas a la que se está viviendo.

Es así, como la relación es necesaria mientras se pone un límite en el contacto, para


que el niño o la persona puedan elaborar por su propia cuenta la figura que desea realizar.
Es por esto, que “La necesidad no satisfecha de contacto se convierte en carencia y ésta
anula los endebles límites del sistema.” 74 Es decir, que todo esto brota de la
desvalorización que sufren los niños por el abandono que ocasionan los padres; y como no
es tomado en cuenta, surge el copismo.
Además, el venezolano se copia en la vida corriente como en el trabajo, en la
Iglesia, en la casa, de tal modo que se convierte en un hombre sin razonamiento. Ya que su
poca originalidad son copia de los demás. Tanto así, que el venezolano no puede ver que
algunos de sus vecinos coloca un bodega o negocio; al tiempo habrá alguien que copia la
idea, abriendo otro negocio. “La necesidad de copiarse implica negación de la propia
identidad, negación de su sí, mismo y de sus contextos, un bloqueo de la creatividad
total, un seguir repitiendo las conductas de otros.”75

Cabe acotar que la mayoría de lo que copiamos viene de comportamiento de otras


culturas. En Venezuela se aceptan las culturas de los extranjeros sin poner un límite a sus
erudiciones. De modo, que la mayoría de las veces son la cultura de los extranjeros la que
prevalece. De tal modo, que la adaptamos a nuestras realidad; por ejemplo: la colonia
Tovar con sus casas que son fabricada de modo coloniales, las comidas sus calles, su
vestidura entre otro, es decir, que se mantiene la cultura sin adaptación a nuevos contextos.
Este copismo se da sin importar las consecuencias.

Clientelismo

El clientelismo venezolano consiste en otorgar ciertos beneficios a otras personas a


cambio de favores, apoyo o sumisión. Es de esta manera que el venezolano anda siempre
pidiendo favores, haciendo favores; y la mejor manera de pagar un favor es con otro favor.
De ahí que, la mayoría de los venezolanos llegan al trabajo que desean por una
recomendación o un favor que pudo haber hecho.

Cuando llegan al poder, actúan de la misma manera: pagando con favores y es así
como van haciendo su vida. Tanto así, que para hacer favores se necesitan tener alianzas y
recompensas. Buscan siempre personas que tengan recursos, que sean adinerados, del que
tiene contactos; y de esta manera, le será más fácil llegar al poder o ser un adinerado igual
que los otros. Por esto, “el venezolano es agarrado pero si sabe que las donaciones se
van a convertir en prebendas y en derechos de poder, no duda de la inversión”.83

Al llegar al poder no le importa si destruye lo que tiene en sus manos, lo importante


es beneficiarse de eso, y utilizarlo para obtener más amigos que puedan ayudar en los
favores que pueda necesitar. Es decir, el que ofrece tiene que dar, no importa que tenga que
romper leyes y olvidar procedimientos lo que importa es que puedas ayudarme con ese
favor. Todo queda entre nosotros. Es por esto, que la persona marginal busca el poder solo
para sentirse importante y así tapar cada una de las necesidades, su abandono o su soledad.

En Venezuela no importa el dinero, lo más importante es buscar un puesto, un


contacto o amigos que me aseguren de que pueda estar en el poder que quiero; pero más
que el poder lo que importa es el contacto. Ya que, si estoy donde hay, seguiré teniendo lo
que quiero. Por eso, el marginal va a necesitar de clientelismo para poder seguir en donde
está, no porque le guste sino porque está cómodo.
Comodidad

El venezolano es muy cómodo no le importa lo que pueda estar pasando en su


contexto. Es más, para él nada sirve se cansa de hablar de todo, pero hace muy poco; se le
puede caer todo lo que tiene a su alrededor y no va hacer nada y usa una expresión
venezolana: “yo no voy ser el pendejo”. Yo tengo familia y si me pasa algo, quién atiende a
mi familia; siempre esta ´presente en la misma excusa. Y cuando siente que la cosa está
muy dura, por comodidad comienza a caer en la diferencia.

Todo esto se debe a una sensación de frustración, no sabe cómo manejar la


frustración que se le presenta a diario. Cómo salir a la calle sabiendo que le pueden robar o
que no consigas abierto el abasto. “Ante la impotencia que sientes, la rabia es una
respuesta y muchos manejan la rabia con violencia o con parálisis”.85

Es por esto, que la violencia se puede ver de dos formas una que es con la rabia que
sale de hombre en querer desquitarse con el otro de romper cosas de querer acabar con
todo. Y la otra forma la de adentro, que no le importa su vida, se va destruyendo así
mismo, en la manera de hablar y de vestirse se va reflejando en el mundo interior. Es por
eso, que el venezolano ha sentido la necesidad más frustrada y ha caído en la negación de la
estética personal social.

Es más, en Venezuela el que critica y piensa está loco, exigimos todo perfecto pero
caemos en una excelencia social. Que me sirvan, me tomen en cuenta sin que yo tenga que
hacer lo mismo con los otros. La comodidad lo ha llevado a que todo lo tenga sin contexto
social; de tener un país bello, prospero, rico, limpio, sin delincuencia, sin que tengamos
familia y sin contexto familiar. Que tengamos trabajo sin contexto de trabajo.

Podemos decir, que “El venezolano no es flojo, ni perezoso, es simplemente


cómodo y desde esa perspectiva ha elaborado soñando con un país mágico, bello, rico,
hermoso”.87 Por esto la comodidad ha llevado al venezolano a perder la ilusión del
desarrollo de su país y personal; y entre más cómodo se haga más marginal será.

Nacionalismo

Amar el país, es recordar que nuestra historia es muy fuerte de tal modo que los
indios era forzados, que los soldados eran muy valientes, es por esto que nuestro pasado es
memorable. La mayoría de los discursos políticos se van alimentado de pasados ajenos; y
es así, como surge un gobierno demócrata con ideas de escuchar el himno nacional tres
veces al día, cualquier fecha importante, también desfiles militares entre otras cosas; de tal
modo, que ser patriota, es ser obligado amar un país donde los políticos son los que lo
maltratan, y es por esto, que “Los políticos piensan que ésta es la metodología para
hacer un pueblo consciente.”p87
Al respecto Barroso dirá que el nacionalismo es una pérdida de autocrítica de no
querer adjudicarse nuestras faltas y de asumir lo que realmente somos. Por eso, que surgen
muchos vacíos e incompetencias, por tomar de referencia pasados ajenos que no nos
pertenecen. A causa de esto suele suceder un retroceso y hostilidad, produciéndose todo lo
contrario de lo que se quería.

Por otro lado, un sano nacionalista es el que enseña o nos conduce a exigir a los que
nos gobierna una buena dirección, ya que sabemos que la patria es bienestar para todos. Un
nacionalista sano es el que tiene amor por todos los venezolanos, y conoce la historia, el
contexto social, y expresa su amor por toda la tierra y todo lo que ella contenga.

Educación

Sin educación no habrá democracia, es necesario tener educación y educadarores


para construir un país donde pueda defender su soberanía y sus derechos da tal modo, que
puedan elegir y controlar quien sea el que lo gobierne. Es por esto, que el educador es el
modelador que suple o complementa a los padres, ya que guía y orienta en el mundo.

Sin embargo, el sistema educativo ha perdido la perspectiva observadora ya que se


ha convertido en un sistema contaminado con la lucha política y sindical, perdiendo así, el
verdadero sentido de la educación. Es decir, que se ha vuelto marginal; los sueldos, los
recursos, el personal como persona merecedora. Los maestros son en la mayoría marginales
por el sistema de soporte en la familia y en las comunidades. Porque “Educar es descubrir
potencialidades y orientarlas hacia lo concreto de un país.”p92

Es decir, que en el país existen educadores que para ellos las normas son más
importantes que las personas. Hay quienes maltratan a los alumnos con palabras y hechos
que lo hacen sentir menos, incapaces y los neuróticos que solo enseñan a obedecer y a
someterse. Por eso, que la educación en Venezuela está cada día más y más marginal,
donde se ha llegado a que los alumnos los abusan, dejando un mundo mas enfermo. Por
esto, para educar hace falta haber sido educado, de tal modo que se note en el crecimiento
de la persona.

Valores y Normas

La base del desarrollo ético del venezolano ha sido adquirido en casa y en algunos
momentos concretos como la escuela, situaciones no usuales, la Iglesia, entre otros, siendo
que el valor absoluto es reemplazado por un relativismo donde “Lo que es bueno para
mí, es malo para ti. Lo que es aceptable aquí, es rechazable allá.”p88. La consecuencia
de este fenómeno es que el venezolano va a buscar lo que pueda ser importante para el sin
importar vivir de otros o aprovecharse de las circunstancias del momento para lograr su fin;
la meta es sobrevivir a toda costa.
Este relativismo ha permitido que conductas ajenas a la sociedad, como lo puede ser
matar o robar hoy se vean sin mayor relevancia alcanzando esto una insensibilidad que
irrespeta la dignidad humana. Una de las consecuencias de este hecho es la no formación
sobre los derechos de las otras personas.

Por eso hablar de valores en los venezolanos es hablar de relativismo, ya que se ha


acostumbrando que la vida del otro es absoluta, de verdades y normas particulares. De esta
manera el venezolano va haciendo de un valor absoluto, como lo es la vida, algo relativo.
Logrando que se convierta cada vez más marginal.

2.2.3. La virtud en el hombre venezolano ¿Un hecho posible?

Los fenómenos que Barroso menciona en su obra están enmarcados en el contexto


social; y ha hecho comprender que el venezolano no depende de sí mismo. Es más, hablar
de virtud dentro de unos fenómenos de esta magnitud, es darse cuenta de la carencia de
ellas. Probablemente esta sea la raíz que contribuya a que el venezolano pierda el sentido de
la vida; buscando solo manera de sobrevivir sin importarle a los que tiene a su alrededor.
Cada día se ha vuelto más individualista.

Con todo esto, preguntarle a un venezolano ¿qué es la virtud? Es arriesgarse a


recibir una respuesta carente de acción. Definirla podrá ser fácil, pero vivirla no es algo que
pueda interesarle más que su deseo de estar cómodo a pesar de que eso signifique romper
ciertas normas o leyes de la sociedad. La consecuencia de este modo de existir está en la
aparición de una crisis donde no se logra la congruencia.

Recorriendo la radiografía de Barroso nos hace reconocer que la falta de integridad


del venezolano hace complejo el alcance de una sociedad llena de hombres virtuosos. El
orden social ha sido burlado tanto que quienes apuestan por lo íntegro, lo honesto y justo
son vistos como ajenos e incluso les ocasiona problemas sostenerse desde esa postura. El
venezolano de hoy carece de muchos actos nobles y éticos, hay una barrera entre la realidad
social y los deseos de progreso que individualmente se trazan.

La frustración se ha vuelto la sensación de muchos que con otra visión de país


quieren forjar nuevas generaciones donde el orden social sea una tarea común, la vida
virtuosa una necesidad y la integridad de vida un modo de existir. Nuevas generaciones que
desde una filosofía de valores y virtudes puedan sanear la sociedad.

Hacer el camino del progreso no es un imposible aunque requiera aunar esfuerzos y


ser perseverantes a largo plazo porque si algo podemos afirmar es que nuestro país está
lleno de alternativas que pueden generar procesos de cambio desde los espacios que hoy
educan a las generaciones. A pesar del cuadro crítico aún se cuenta con riquezas
económicas que pueden invertirse en el sector educativo para reestructurar el modo en que
se aprende y se vive lo aprendido; existe una porción de país que tiene visión de progreso y
con sus acciones promueven una vida ética digna de expansión.

Con un plan de acción desde la ética procedimental que se muestre desde el sector
educativo, laboral y penal se pueden crear aires de esperanza donde el espíritu reflexivo y la
toma de consciencia desde el análisis de la realidad palpable den paso al surgimiento de una
generación de hombres y mujeres virtuosos que desde su modo de existir y convivir
generen una sociedad cívicamente ordenada y al mismo tiempo con salud mental,
emocional y afectiva que pueda forjar una nueva historia de país.

2.2.4. Una autoestima rota y su impacto en la convivencia social.

Barroso define la autoestima del venezolano desde la marginalidad y esto responde


no a una visión peyorativa o xenofóbica sino desde la comprensión cercana de su modo de
vida. El reconoce que su modo de vida desarraigado de su realidad familiar, inexpresivo de
sus emociones y desatento de lo que va sintiendo desde lo que vive le hace fracturar su
estima hacia sí mismo ya que pareciera que lo que se siente no es tan importante como lo
que se quiere tener.

La conciencia de ser un país subdesarrollado y la convivencia con otras culturas


(producto de los procesos migratorios de la segunda guerra mundial, entre otros) que no se
abrieron al intercambio con la realidad propia de este país han generado un desenfoque de
la identidad donde la desconfianza en definir qué es lo que realmente somos, lo propio ha
imperado.

La consecuencia más directa de este cuadro ha sido la pérdida de una conciencia


definida de sí mismos lo que significa que el contacto personal con las necesidades propias
se ha perdido, dándose una educación desde la mera obediencia y no desde la reflexión. Se
forja un modelo de hombre que le importe más estar bien con todo el mundo, responsable
para con los demás antes que para consigo mismo, negándose lo que quiere y afirmando lo
que no quiere; llevando su autoestima hacia una catástrofe.

2.2.5. Hombres rotos haciendo familia.

El venezolano con las características afectivas y éticas presentadas anteriormente es


el mismo que se une para vivir relaciones amorosas que se vuelven familias. Teniendo en
cuenta que esta versión de familia tiene unas características bien particulares que les hacen
vivir unas consecuencias que se muestran en el ser social que es.
Lo primero que sufre, según Barroso, es una destriangulación familiar, esto significa
que no se encuentra triangulado en la relación padre-madre-hijo, lo que le impide un
desarrollo total, careciendo de arraigo e identidad propia definida, le hace falta el modelaje
propio del proceso educativo que lo hace crecer en seguridad y padece de una marcada
situación de abandono. Por eso Barroso afirma que “El venezolano, como persona, carece
de una experiencia familiar, de un contexto familiar estructurado y, sobre todo, de
triángulos familiares.”p103

El otro factor es que la educación se da desde el poder que se ejerce generando un


aprendizaje lleno de inseguridades que le hacen no creer en sí mismo. Al perder la
triangulación familiar en las relaciones con sus padres, hermanos y abuelos su educación no
le da para aprender a ubicarse, identificarse y socializar. Los modelos de relaciones
auténticas son ausentes y estos sustituidos por el modo que observa la relación de sus
padres donde normalmente el padre es ausente porque no fue educado para permanecer
dentro del triángulo familiar y la madre se vuelve la que lleva las riendas del hogar
queriendo asumir los roles de los ausentes.

Al vivir en medio de un hogar donde el constante deseo es la presencia y el contacto


con unos padres ausentes empieza a surgir un nuevo espacio educativo, nada favorable: la
calle. En la calle comienza a tener contacto con otros y muchas veces consigue la atención
y presencia que en su techo no encontró. La calle se convierte en la familia que quiso, el
lugar donde puede resolver muchos de sus conflictos.

En medio de este cuadro tan fracturado nos toca reconocer que si queremos en este
país forjar un hombre virtuoso necesitamos imperativamente dedicarnos a la formación de
la familia venezolana. La situación de la destriangulación es el núcleo de donde vienen
muchos de los escenarios de corrupción, violencia e inseguridades que afectan la
posibilidad de una sociedad éticamente formada que le de al país un orden social que
restablezca la sana convivencia y el progreso desde todas las ópticas.

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