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Columna De adictos y adicciones: Mentiras y

justificaciones

En imagen de archivo del 26 de abril de 2018, un hombre yace en una acera


junto a un contenedor de reciclaje en San Francisco. 

(AP Foto/Ben Margot, archivo)

POR MARÍA ANTONIETA JUÁREZ A.

NOV. 13, 2021 2:41 PM PT

El autoengaño es una de las características de todo adicto, le miente a los


demás y se miente a sí mismo, sus mentiras tratan de minimizar el problema, de
negarlo o de evadirlo. Las mentiras son una espiral ascendente, una bola de
nieve que termina aplastando al mentiroso.

A continuación, quiero comentar con ustedes algunas de las mentiras o


justificaciones más frecuentes de todo adicto, ya sea adicto a las drogas,
alcohol, comida, juego o personas.

La primera y más común es la negación, ¿Cuántas veces hemos escuchado decir


al adicto que él o ella no son adictos? Por desgracia, muchas personas piensan
que un adicto es aquel que vive en la calle y come de la basura, la realidad es
que una gran cantidad de adictos tienen casa y familia, muchos de ellos trabajan
y tratan de ocultar su realidad.

La espiral del autoengaño empieza a crecer cuando el adicto se dice a sí mismo,


a familiares y amigos, que puede parar cuando quiera. Esta fantasía es muy
común, da la sensación de control, incluso hay quien presume que su consumo
está bajo control, se compara con otros y se tranquiliza pensando que lo suyo no
es adicción y que puede dejarlo en cualquier momento.

Para estas personas la recuperación es muy difícil, en primer lugar porque no


son capaces de aceptar que tienen un problema y, en segundo lugar, porque su
ego no les permite pedir ayuda, tienen la ilusión de que ellos pueden solos.
La mayoría de los adictos terminan aislándose, en su fantasía se dicen a sí
mismos que su adicción no afecta a sus seres queridos y, cuando un familiar o
un amigo les hace ver la realidad, el adicto se enoja o siente que lo están
atacando. Comúnmente escuchamos decir a un adicto que es su vida, que lo
dejen vivir a su modo, aunque en el fondo sabe el dolor que causa, prefiere
apelar a su libertad de hacer con su vida lo que quiera.

Para muchas personas, consumir solo los fines de semana o de vez en cuando,
les da la sensación de control, tal vez algunos logren mantener un ritmo
ocasional de consumo, pero la experiencia demuestra que tarde o temprano el
uso de sustancias termina en dependencia.

En una etapa más avanzada, el adicto acepta que no puede dejar de consumir y
se justifica diciendo que necesita la sustancia para seguir funcionando. Las
justificaciones van desde calmar un dolor físico o emocional, o bien, porque les
quita el cansancio o se relajan. También hay quien siente que la droga le da más
energía, que rinde más, aunque todos sabemos que dan vueltas como un perro
tratando de atrapar su cola.

Muchos piensan que su consumo será pasajero y, que mientras estén jóvenes y
sin compromisos, no tiene nada de malo usar un poco de vez en cuando, quieren
disfrutar la vida, experimentar nuevas emociones, a algunos el alcohol y las
drogas les da la sensación de libertad.

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