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Módulo 1: La Evolución Histórica del Derecho Comercial. La Codificación.

Escenario
Actual

IN TR ODUCCIÓN AL MÓDULO

Introducción

UN IDAD 1: EL DER ECH O COMER CIAL. EL CODIGO CIVIL Y COMER CIAL DE LA N ACION . JUR ISDICCIÓN Y COMPETEN CI

Introducción a la unidad

Tema 1: El comercio, concepto y clasi cación. El derecho comercial, concepto. Origen y evolución hi

Tema 2: El Código Civil y Comercial uni cado. La derogación del Código de Comercio

Cierre de la unidad

UN IDAD 2: EL EMPR ESAR IO. LA EMPR ESA Y LA SOCIEDAD. FON DO DE COMER CIO. LA CON TAB ILIDAD Y LOS R EGISTR O

Introducción a la unidad

Tema 1: La actividad económica organizada El empresario: la persona humana con actividad económica

Tema 2: La empresa y la sociedad. Derogación de la sociedad civil. Tratamiento único

Tema 3: Empresa: concepto económico y jurídico, naturaleza jurídica, teoría subjetiva y objetiva

Tema 4: Fondo de Comercio, concepto, naturaleza jurídica. Elementos materiales e inmateriales

Cierre de la unidad

UN IDAD 3: DER ECH OS Y OB LIGACION ES DEL EMPR ESAR IO Y LA EMPR ESA

Introducción a la unidad

Tema 1: Derechos: disposiciones constitucionales, derecho al nombre, a la publicidad y a la competen

Tema 2: Defensa de la competencia: conceptos generales sobre competencia

Tema 3: Contabilidad y estados contables: obligados a llevar contabilidad, excepciones

Tema 4: La obligación de rendir cuentas: de nición, requisitos, obligados a rendir cuentas


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Lección 1 de 18

Introducción

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En el presente módulo estudiaremos la evolución histórica del Derecho Comercial para luego poder analizar el Código de Comercio al Código Civil y Comercial de la
Nación. Asimismo conoceremos el Comerciante y los Actos de Comercio al Empresario y a la Actividad Económica Organizada.  

Finalmente estudiaremos la empresa, su expansión, el fondo de comercio y los derechos y obligaciones del Empresario.

Nota. Elaboración propia (2018)


Objetivos del módulo

Conocer los temas a desarrollarse.

Interrelacionar los conceptos.

Comprender los institutos jurídicos del módulo.

Contenidos del módulo

Unidad 1 -  El derecho comercial. El código civil y comercial de la Nación. Jurisdicción y competencia 

1.1 El comercio, concepto y clasificación. El derecho comercial, concepto. Origen y evolución histórica del derecho
comercial. Ferias y mercados. Del carácter subjetivo al objetivo. La codificación.   El derecho comercial argentino,
antecedentes históricos.

1.2 El Código Civil y Comercial unificado. La derogación del Código de Comercio. La materia comercial: normas delimitativas. Normas prescriptivas. Las soluciones
comerciales en materia de contratos como regla. La autonomía legislativa: el mantenimiento de la vigencia como legislación mercantil de todas las leyes que no
estaban incorporadas al Código de Comercio derogado. La autonomía científica: el mantenimiento de sujetos diferenciados, sometidos a un estatuto especial.

Unidad 2 - El empresario. La empresa y la sociedad. Fondo de comercio. La contabilidad y los registros

2.1 La actividad económica organizada  El empresario: la persona humana con actividad económica organizada.  Persona humana titular de una empresa o de un
establecimiento comercial, industrial o de servicios. El cuasi empresario.

2.2 La empresa y la sociedad. Derogación de la sociedad civil. Tratamiento único.

2.3 Empresa: concepto económico y jurídico, naturaleza jurídica, teoría subjetiva y objetiva. Elementos de la empresa, el empresario, los factores de la producción,
bienes y servicios, especulación, la organización, el aviamiento: valor llave. Elementos personales de la empresa. Sucursal, agencia y filial.

2.4 Fondo de Comercio, concepto, naturaleza jurídica. Elementos materiales e inmateriales, enumeración y análisis. Imposiciones legales, transferencia,
procedimiento. Diferencia entre Empresa y Fondo de Comercio.

Unidad 3 - Derechos y obligaciones del empresario y la empresa  

3.1 Derechos: disposiciones constitucionales, derecho al nombre, a la publicidad y a la competencia.

3.2 Defensa de la competencia: conceptos generales sobre competencia e inexistencia de competencia; legislación local. Ley de lealtad comercial.

3.3 Contabilidad y estados contables: obligados a llevar contabilidad, excepciones. Modo de llevar la contabilidad. Registros indispensables. Forma de llevar los
registros. Prohibiciones. Conservación. Actos sujetos a autorización. Eficacia probatoria. Los estados contables. Investigaciones.

3.4 La obligación de rendir cuentas: definición, requisitos, obligados a rendir cuentas, oportunidad, aprobación. Caso de relaciones de ejecución continuada. Saldos
y documentos del interesado Juicio de rendición de cuentas. Juicio de Aprobación.
El deselvolvimiento del comercio y sus corporaciones - El Mercader de Venecia

El Mercader de Venecia, Shakerpeare Williams, obra de teatro publicada en 1600. 

Sin perjuicio, de su dos clásicas y opuestas críticas sobre su trama (obra antisemita y obra que critica la opresión de las minorías), nos interesa esta obra de teatro
pues, muestra a Venecia - como un especial ejemplo – en el esplendor del desenvolvimiento del comercio y sus corporaciones; mostrando, a su vez, el
funcionamiento de los consulados y, el respeto a la Lex Mercatoria. A continuación, el tráiler de la película producida y dirigida por Alan Horrox en 1996 "Merchant of
Venice, The (1996)”. Visualizar la película en la plataforma que deseen, les dejamos el trailer: 

El mercader de Venecia - Trailer Español HD

Gertson0000. (2010) El mercader de Venecia - Trailer Español HD. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=2r2tNghypxg


Lección 2 de 18

Introducción a la unidad

¿Cómo surgió el derecho comercial?

Contenidos de la unidad

1 El comercio, concepto y clasificación. El derecho comercial, concepto. Origen y evolución histórica del derecho comercial. Ferias y mercados. Del carácter subjetivo
al objetivo. La codificación.   El derecho comercial argentino, antecedentes históricos.

2 El Código Civil y Comercial unificado. La derogación del Código de Comercio. La materia comercial: normas delimitativas. Normas prescriptivas. Las soluciones
comerciales en materia de contratos como regla. La autonomía legislativa: el mantenimiento de la vigencia como legislación mercantil de todas las leyes que no
estaban incorporadas al Código de Comercio derogado. La autonomía científica: el mantenimiento de sujetos diferenciados, sometidos a un estatuto especial.

3 Jurisdicción comercial en la justicia nacional. La interpretación de la materia comercial para determinar la jurisdicción.

En la presente unidad estudiaremos los inicios del derecho comercial. En este sentido, identificaremos su concepto y clasificación para luego poder estudiar el
Código Civil y Comercial unificado y su implicancia en la actualidad. Finalmente, conoceremos la jurisdicción comercial en la justicia nacional.

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Lección 3 de 18

Tema 1: El comercio, concepto y clasificación. El derecho comercial, concepto.


Origen y evolución hi

Hemos considerado conveniente iniciarnos en esta tarea de conceptuar el derecho mercantil, o al menos intentarlo, con un breve introito sobre el concepto
económico básico de comercio por la estrecha vinculación existente entre éste y nuestra materia.  

No obstante, sepamos, que el derecho comercial ha tomado una dimensión casi indefinida sobrepasando, quizás desde sus comienzos, los límites dados por la
economía al vocablo comercio.

En este sentido, diremos: 

“...que la Economía Política tiene por objeto, entre las relaciones de los hombres, que viven en sociedad, sólo aquellas que tienden a la satisfacción de sus

necesidades materiales; todo, en fin, lo que concierne a su bienestar.”

- Gide, Charles, “Curso de Economía Política”, traducción de Docteur, Carlos, Sexta Edición, Librería y Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 1972. pág. 10

A su vez, la Economía Política se ocupa fundamentalmente de tres áreas: La Producción, La Circulación y El Consumo. 

Para hablar de Comercio, debemos ubicarnos en el área de la Circulación. Los elementos principales que componen esta área son: El Cambio, El Transporte y La
Moneda.

¿Qué es el cambio? El cambio implica, lato sensu,  una transferencia de propiedad. 

Tengamos presente que, hasta la creación de la “moneda” el cambio se realizaba en forma directa entre productor y consumidor. 

Entonces para hablar técnicamente de comercio, que resulta ser “la intermediación en el cambio”, necesitaremos contar esa “mercancía intermedia” (moneda) y
con los mercaderes o comerciantes: protagonistas del desarrollo del comercio.  

En síntesis, el comercio en términos económicos refiere a la “intermediación (lucrativa) en el cambio”. Recordemos que la actividad comercial es netamente una
actividad lucrativa.

El derecho comercial - Concepto

Ahora bien, el concepto jurídico de comercio, que se construyó desde 1862 con nuestro derogado Código de Comercio Argentino (CCio.) extralimitó el concepto
económico del mismo. Adelantamos que el análisis del mencionado CCio., aunque somero, es imprescindible para comprender el núcleo de Derecho Comercial.
El CCio, en su artículo 8, establecía la “materia comercial” (temática que analizaremos más adelante). En su primer inciso, normaba: “Art. 8°. La ley declara actos de
comercio en general: 1° Toda adquisición a título oneroso de una cosa mueble o de un derecho sobre ella, para lucrar con su enajenación, bien sea en el mismo
estado que se adquirió o después de darle otra forma de mayor o menor valor; […].

Una lectura analítica, nos llevará a comprender que él está contenido el concepto de “comercio”. 

No obstante, sus últimas palabras, nos harán comprender la extralimitación mencionada precedentemente. 

De todas formas, la doctrina dio en llamar al concepto contenido en la norma citada, “acto de comercio por naturaleza”. Obviamente, por contener el concepto de
comercio para la ciencia que lo estudia como fenómeno fáctico, es decir, la Economía. 

Dicho lo anterior, queda claro que, establecer un concepto de Derecho Comercial sigue resultando una ardua tarea.  

Igualmente, la doctrina local y extranjera, esbozó muchas teorías para darle concepto concreto al Derecho Comercial. Entre ellas:

El derecho mercantil como un derecho profesional: una categoría histórica;

El derecho mercantil como el derecho de los actos de comercio: imposibilidad de desarrollar una categoría dogmática (teoría general); 

El derecho mercantil como categoría legislativa;

El derecho mercantil como el derecho de los actos en masa;

El derecho mercantil como el derecho de la empresa, el empresario y de la actividad desarrollada en ese ámbito.

La última de las doctrinas mencionadas, quizás sea la que se encuentre en mejor consonancia con el panorama legislativo local actual. Durante el desarrollo de
esta unidad y, a lo largo de la materia, iremos sumando conceptos para este análisis. 

Evolución Histórica
Constantemente recalcamos que el Derecho no es una creación abstracta surgida meramente en el plano de las ideas. El mismo es producto de la evolución de la
humanidad y de las relaciones que, en diferentes planos, se suscitan entre los hombres. Más aún, el Derecho Comercial por ello, compartimos el criterio de que el
conocimiento de los acontecimientos históricos se presume indispensable para una mayor y mejor comprensión de las estructuras jurídicas que van rigiendo a los
pueblos durante su evolución.

En lo que atañe a nuestra materia, se tiene conocimiento sobre la existencia de relaciones de intercambio comercial de importantes dimensiones desde la
antigüedad de los pueblos (Sumerios, Fenicios, Babilónicos). Sin embargo, los documentos normativos de dichos pueblos revelan la inexistencia de una legislación
comercial autónoma. 

Lo expuesto no debiera sorprendernos si tomamos en cuenta que, en el mundo antiguo, religión, moral y derecho, se confundían en una sola materia. Las leyes
eran sagradas, eran dictadas por los dioses y entregadas al soberano.

Muchos siglos hubieron de transcurrir, muchas transformaciones en los pueblos acontecieron hasta el surgimiento de las primeras manifestaciones jurídicas
autónomas sobre la materia comercial. 

El auge comercial se dio en la cuenca Mediterránea, con la caída del sistema feudal y el surgimiento de una nueva clase social, la burguesía, en los siglos XI y XII,
provocando un fuerte desenvolvimiento de las ciudades. 
A partir de allí, el derecho comercial comenzó su desarrollo a la luz de las necesidades de los mercaderes. Nuestro derecho se desarrolló autónomamente del
Derecho Común, proveyendo de estructuras jurídicas a estas personas y contribuyendo al desarrollo de la actividad comercial. 

Ese derecho de carácter subjetivo, fue transformándose hasta convertirse en un derecho de carácter objetivo, el de los “actos de comercio”. Cristalizándose, dicha
noción objetiva con el Código de Comercio Francés de 1807. Mucho se ha escrito en pos del desarrollo de una teoría general de los mismos pero, no se logró dicho
cometido.

Posteriormente, se continuó en dicha búsqueda, anclándose en el concepto de “empresa”. 

Antigüedad

El comercio, como hemos dicho, existió desde los albores de la humanidad. Entre los más antiguos que surcaban los mares se encuentran los fenicios (1200 AC – época de su
aparición histórica). Los fenicios fueron los mayores mercaderes marítimos del mundo antiguo. Navegantes incansables, se convirtieron en los primeros que generaron un vínculo
entre la cultura del Cercano Oriente antiguo y la del inexplorado mundo occidental.
Comerciaron con los egipcios, los griegos, los asirios, los babilonios, los africanos y con las tribus españolas (ibéricas). De este pueblo cuyos orígenes puede remontarse a mas del
5.000 AC (cananeos) se conoce que tenían leyes marítimas escritas y que también tenían alguna estructura jurídica en referencia al comercio en general. Sólo esto se conoce a
pesar de haber sido no sólo navegantes, sino constructores de embarcaciones y creadores de factorías.  
Por otro lado, de todo este vastísimo y no tan conocido mundo antiguo, los investigadores indican que el Código de Ur-Nammu. 
Otro código de la antigüedad es el del rey Hammurabi de Babilonia (1790 –1750? AC).Es el código más antiguo que se ha hallado completo. 
También los Rodios (siglo V) dominaron los mares, habitantes de la pequeña Isla de Rodas en el Mar Egeo. Se los reconoce como autores de regulaciones del tráfico marítimo, la
Ley Rodia. 
Debe tenerse en cuenta, que en todos los casos las referencias son parciales, y que muchas de ellas llegan a nuestros días a través de recopilaciones posteriores, como por
ejemplo el Digesto Justinianeo. 
En estos cuerpos normativos, hallamos las primeras manifestaciones del derecho comercial. No obstante ello, las mismas se encuentran lejos de la concepción actual, o mejor
dicho, distan de presentarse como una categoría jurídica específica, aunque pueda encontrarse algún atisbo de diferenciación en las normas de la Grecia Antigua. El camino hacia
un derecho comercial autónomo recién comienza a transitarse entre los siglos XI y XII. 
En este breve repaso por el aspecto comercial del Mundo Antiguo, debemos mencionar al pueblo Romano. El Derecho Romano, fuente indiscutible de las legislaciones de los
países regidos por el “Derecho Continental” como el nuestro, no distinguió una rama comercial en los términos actuales. Sería impensable hacer una descripción del Derecho
Romano en unos pocos reglones. No obstante, cabe recordar que los romanos crearon instituciones jurídicas aplicables al comercio, como el préstamo, el depósito y la sociedad.
Además, tenían instituciones de derecho marítimo provenientes del mundo griego.  Conocieron la actividad bancaria (los argentarii) y desarrollaron figuras societarias, aunque su
estructura difiere sustancialmente de la actual. La societas romana, carecía de personería jurídica. Por ello el contrato societario solamente se manifestaba en forma interna y se
basaba en la confianza entre los socios,  por ello la decisión o la muerte de uno solo de ellos era causa de disolución del contrato. 

Edad Media

La salida del Mundo Antiguo y el inicio de la Edad Media lo marca la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 DC, con las invasiones bárbaras.  
Los primeros siglos de la Edad Media (Alta Edad Media – siglo V a XII), reflejan el desvastamiento de lo que había sido el Imperio Romano de Occidente. Se desencadena la
despoblación de las urbes establecidas durante el Imperio, y sus pobladores se desplazaron hacia las zonas rurales dedicándose a la agricultura y al pastoreo, en búsqueda de su
subsistencia. 
Hacia el siglo IX comienza el desarrollo del fenómeno que conocemos como feudalismo. 
En líneas generales el feudalismo constituyó una institución basada en relaciones sociales, políticas y económicas que ligaban al campesino “vasallo” a un señor feudal, que había
recibido el “feudo” de manos del monarca. El vasallo recibía una parte de las tierras, se obligaba a cultivarlas y a prestarle ayuda bélica a cambio de protección y seguridad
económica. En ese fundo, el dueño, ejercía autoridad absoluta, cobrando los impuestos que deseaba o creando un marco legal propio, dado que la relación entre señor feudal y el
vasallo era independiente de la autoridad del monarca. 
En feudalismo desapareció durante el transcurso de la Baja Edad Media. 
En el contexto feudal comienza a realizarse el intercambio de bienes, en los mercados locales situados en las villas del feudo. 
Paralelamente, otra realidad era la que se vivía en las ciudades – estado del Norte de Italia, el comercio sigue desenvolviéndose a un ritmo creciente. En los comienzos se destacan
Génova y Venecia.  
Se da un fenómeno que se repetirá en el tiempo y el espacio, avanzada la Baja Edad Media. Los movimientos poblacionales de las zonas rurales a las zonas urbanas. El vasallo,
quiere salir de su ligación a una porción de tierra y ser libre, trabajar en forma libre. Ese espacio de libertad era la ciudad. 
El campesino, comienza su evolución hacia el artesanado y hacia el comercio, en variadas proporciones y extensiones. Esto produce una nueva coalición social, política y
económica, y por supuesto jurídica, entre los comerciantes - la pujante burguesía - y el sistema feudal, que se encamina hacia su declive. 
Ya en el siglo XI, empezaron a renacer los mercados, los centros urbanos y el comercio internacional. 
El comercio internacional se desarrollaba entre las ciudades – estado italianas y el Cercano Oriente. El ingreso de mercaderías llegó a ser muy caudaloso. 
El desarrollo de los mercados, ámbito en el cual se desenvolvían los mercaderes, y la creciente circulación de bienes desembocaron en la creación de las ferias. Éstas, a diferencia
de la estabilidad temporal de los mercados, se celebraban con diversa intermitencia. Dinamizaron el intercambio y contribuyeron al perfeccionamiento de las técnicas crediticias.  
Más aún, en su época de esplendor, que puede ubicarse en el siglo XVI, evolucionaron en tal sentido que prevalecieron las operaciones de crédito sobre las transacciones   de
mercaderías.  
En el siglo XVII se evidencia su ocaso, son reemplazadas por las Bolsas y los Bancos, que iniciaron su ascendente desenvolvimiento en los comienzos del Período Moderno.  
En las ferias no dejaron de intervenir los señores feudales (condes y duques), que muchas veces estaban a cargo de su organización y también prestaban su protección armada
para brindar seguridad para que pudiera llevarse a cabo la feria, contra el pago de un tributo. 
El escenario, ubicándonos en el siglo XII en adelante, se presentaba con una diversidad de mercaderes de distintas regiones, por ejemplo: Lyon, Milán, Bolonia, Génova (cada uno
con su “estatuto personal”). La circulación de mercancías y dinero era de gran magnitud; también se desenvuelve el surgimiento del crédito. 
Dentro de tal desarrollo, la existencia de controversias, no tardó en requerir especial atención: como en todo ámbito humano. 
Desde allí se manifiesta la necesidad de unificar las reglas en pos de la seguridad y del crecimiento de la próspera actividad mercantil. Así surge el derecho de los comerciantes,
como creación propia de este prominente sector social: “El Estatuto del Comerciante”. 
Juntamente con las reglas jurídicas propias, se crearon tribunales especiales, conformados por los mismos mercaderes, en donde se resolvían sus controversias: los Consulados. 
Los mercaderes a lo largo de la Baja Edad Media, llegaron a ser un grupo de poder muy respetado y hasta temido. Se congregan en corporaciones, donde dictan sus estatutos y
dirimen sus controversias. En sus comienzos la asociación a ellas era voluntaria pero, con el correr del tiempo para ejercer la actividad comercial se debía ser miembro de la
correspondiente corporación. 
La aplicación del marco regulatorio creado por los mercaderes, generó el ius mercatorum, cuya aplicación obligatoria fue extendiéndose a individuos no comerciantes que
intervenían en alguna actividad mercantil. 
La Baja Edad Media representa el esplendor de la época en materia mercantil. Aunque el poderío de las corporaciones de los mercaderes se extendió durante la Edad Moderna
desapareciendo, como hemos adelantado y desarrollaremos, con una suerte de hechos que desencadenaron en el dictado del Código de Comercio Francés en 1807. 
Durante este extenso lapso, por fuerza de la necesidad de los mercaderes, crearon instituciones jurídicas que, evolucionadas, llegaron a nuestros días:

Contrato de Cambio; orígenes de la Letra de Cambio; los Títulos Circulatorios;

Las Sociedades;

La Banca y los Seguros;

Entre tantas otras.

Edad Moderna

Los avances iniciados en el período bajomedieval son inminentes durante el transcurso de los siglos XV y XVI y hasta el siglo XVIII, en todos los ámbitos, esto incluye el comercio y
el derecho mercantil.
La población crece, se incrementa la producción de las áreas rurales, el comercio se encuentra en un punto de equilibrio atento el cual el abastecimiento es generalizado, la
burguesía está afianzada. La nobleza y el clero juegan un papel de importancia, manteniendo sus privilegios.
En términos de economía política, es la época del capitalismo mercantil, caracterizado por la política económica del acopio de metálico (economía monetaria).
Es la época de las grandes expediciones, de los descubrimientos, de la colonización; del
poderío de las nacientes monarquías centroeuropeas, que ganaban hegemonía sobre las ciudades – estado medievales. 
Es el nacimiento del Estado Moderno en Europa: Francia, Inglaterra, España. El nacimiento de los Estados Absolutistas Monárquicos, impactan sobre la evolución del Derecho
Comercial. 
A fines del siglo XV se producen nuevos significativos acontecimientos que influyen directamente sobre el campo del derecho mercantil. 
La constitución de las monarquías mencionadas conllevan una modificación en las estructuras de poder orientadas a la centralización.
Ahora bien, en esta búsqueda de la unión y de la hegemonía de poder, el comercio se convierte en herramienta dilecta para generar las riquezas necesarias a fin de lograr el fin
buscado.
Es así que, la regulación del comercio pasa de las manos de las corporaciones (estatutos), a las de los gobernantes (ordenanzas, edictos, etc.). El mercantilismo domina la arena
económica, en España, Francia e Inglaterra, como ejemplos centrales.
Como documentos jurídicos de este proceso de unificación nacional, en Francia durante el reinado de Luis XIV, se promulgan las ordenanzas de Colbert. La ordenanza de 1673 (en
ella se encuentran los primeros rasgos de la objetivación del derecho mercantil, que sucederá a partir del Código) sobre comercio terrestre y la ordenanza de 1681 para el comercio
marítimo.
La consolidación de las naciones se encuentra indiscutiblemente unida a la expansión del comercio y a la empresa colonizadora.  
La España de los Reyes Católicos, a partir del descubrimiento de América (1492), también evidenció el control del comercio con el dictado de regulación en la búsqueda de
consagración como Nación.
En esta línea, la bula “Inter Caetera”, estableció el monopolio comercial de Castilla en las Indias. En la misma se instituía la prohibición, de “llegarse a las tierras descubiertas o por
descubrir”,  por cualquier causa, sin licencia especial otorgada por los reyes. 
El control y gestión de las expediciones a las Indias, estuvo a cargo de la Casa de la Contratación, creada en 1503 y cuyo asiento era Sevilla.
Otro importante elemento del monopolio mercantilista español fue la creación del “sistema de flotas y galeones”. 
En este esquema el puerto de Buenos Aires fue cerrado con el consiguiente perjuicio.
Sin embargo, y nuevamente evidenciando un próximo cambio en el comercio y el desarrollo general, el puerto de Buenos Aires era destino indudable de navíos franceses, ingleses,
holandeses, etc. (contrabando).  

Codificación. Antecedentes
La costumbre y la jurisprudencia mercantil, lex mercatoria, fue abandonando su carácter consuetudinario al ser recopilada en cuerpos normativos de aplicación, en
principio, local. Los primeros, de los que se tiene noticia, se refieren al comercio marítimo. No llama la atención que así sea, dado el desarrollo casi ininterrumpido,
 de la mencionada actividad.

Las recopilaciones que ordenaban las normas consuetudinarias (sobre comercio marítimo, terrestre, de las ciudades – estado, las sentencias emanadas de los
consulados) fueron, de alguna manera, los primeros antecedentes escritos.

La codificación, como movimiento general y no sólo en el ámbito de nuestra materia, es consecuencia inevitable del nuevo orden político, que requería ordenar, y en
algunos casos sustituir, las antiguas leyes.

Un paso más hacia la codificación mercantil se produce con la formación del Estado Moderno y el pasaje de la legislación comercial (estatutos corporativos y
recopilaciones) a manos de los estados nacientes como instrumento para lograr su hegemonía. 

En este camino, la normativa mercantil comienza a mostrar la pérdida de su característica originaria; su carácter subjetivo. Lentamente, deja de ser “el derecho de
los comerciantes” con el sentido limitado de sus comienzos, para iniciar su transición hacia convertirse en un derecho de carácter objetivo, “el derecho de los
actos de comercio”. 

La Ordenanza de Comercio Francesa (ordonnance du commerce) de 1673 expone este principio: "entre marchands pourfait de marchandise sseulement”,
evidenciando el comienzo de la mencionada transición que se concretó con el Código de Comercio Francés de 1807. La otra gran ordenanza francesa fue la
Ordenanza de Comercio Marítimo (ordonnance sur le commerce de mer) de 1681, esta ordenanza ocupó un importante papel fuera de Francia.

En España las Ordenanzas de Bilbao de 1737, son otro antecedente destacable.

Código de Comercio Francés

El Código de Comercio Francés fue promulgado en 1807. En las décadas anteriores, aún existían las corporaciones de mercaderes que como hemos visto, tenían
sus leyes y su jurisdicción (consulado) las cuales ya no eran compatibles con las nuevas ideas que venían gestándose y desembocan en el proceso de la
Revolución Francesa (1789). 

Aún bajo el reinado de Luis XVI se intenta lograr la abolición de los privilegios de las “asociaciones” (mercaderes y artesanos). Esto sucede en 1776 con el edicto
de Turgot pero, no logra el objetivo esperado. 

Recién en junio de 1791, la llamada ley Le Chapellier prohibió todas las agrupaciones, asociaciones o corporaciones de obreros o artesanos de una misma
“condición” y profesión.

Comienza el proceso de legislación hacia la consecución de la total “libertad” de asociación.

En una segunda etapa, por 1795 aparece en el escenario bélico Napoleón Bonaparte, su férrea actuación en las llamadas “guerras napoleónicas” lo llevaron a
ocupar un lugar central. En 1799, Napoleón se encontraba al frente del gobierno francés, comenzando el período dictatorial.

Bajo estas circunstancias, se inicia el proceso de la codificación francesa, en 1804 el Código Civil y en 1807 el Código de Comercio. 

El Código de Napoleón (de Comercio) en uno de sus títulos, determina “la competencia de los tribunales de comercio”.  Allí se enumeran “los actos de comercio”
como consecuencia de la necesidad de delimitar la intervención de los tribunales consulares en consonancia con la nueva situación.

Este Código constituyó un punto de inflexión en la legislación y doctrina comercial. 

Asimismo, debe mencionarse que fue fuente de otros códigos del siglo XIX y debe tenerse presente que es fuente de nuestro derogado Código Comercial, sin
perjuicio de que su espíritu subyace en nuestra legislación actual.
Código de Comercio Español de 1829

El Código de Comercio Español fue decretado, sancionado y promulgado en 1829. En 1830, se decreta y promulga la “Ley de enjuiciamiento (LEC) – sobre los
negocios y causas de comercio”. La LEC es la legislación procesal española. 

La crisis en la que se sumía España, en las primeras décadas del siglo XIX,   se trasladó a las colonias de América que reclamaban su independencia. La
abdicación de Fernando VII, forzada por Napoleón en favor de José Bonaparte, es un importante hito en la historia Argentina. 

En este contexto, nos encontramos con Europa iniciando el proceso de la codificación moderna. En el Código de Derecho Territorial General de Prusia (1794) se
habían incluido normas de derecho comercial. Francia, como hemos visto, ya tenía su Código de Comercio (1807), el cual receptaba la nueva realidad y abría el
camino del nuevo concepto de derecho mercantil: el derecho de los actos de comercio.  

El Código de 1829, fue adoptado por la mayoría de las provincias argentinas durante el período Patrio, atento la insuficiencia normativa existente (Cédula ereccional
del Consulado de Buenos Aires, Ordenanzas de Bilbao), y hasta la sanción de un código propio. En algunas provincias una ley dispuso la adopción mencionada
(Corrientes, Santa Fe, Córdoba, San Juan, Mendoza). En otros casos, los jueces lo aplicaban. “El Código español integró, el ordenamiento jurídico de casi todas las
provincias, hasta la sanción del Código nacional de   1862”. 

Antecedentes Argentinos

Debe tenerse presente que el Virreinato del Río de la Plata se creó en 1776, siendo Buenos Aires su capital. 

Asimismo, en 1783 se instituyó la segunda Real Audiencia de Buenos Aires. Su atribución principal fue la judicial y fundamentalmente como tribunal de segunda
instancia . 

En el contexto ya descripto, se inicia un proceso de liberalización del comercio entre la Península y las Indias. Se dictan varias normas

Sin embargo, el paso más importante fue el establecimiento del Consulado de Buenos Aires de 1794, este órgano tenía una doble función, que en líneas generales
es la misma de los consulados europeos bajomedievales y posteriores. Por un lado se constituyó en tribunal de asuntos jurídicos mercantiles (fuero especial) y por
otro, tuvo a su cargo el fomento y defensa de los intereses que atañían a la actividad económica de la época.

La normativa por la cual debía regirse el Consulado de Buenos Aires estaba establecida en la cédula que lo erigía, que incluía una ordenanza especial sobre la
composición, atribuciones y funcionamiento del organismo.

El Consulado de Buenos Aires de 1794, subsistió hasta 1862. Durante sus casi setenta años de actividad fue sufriendo modificaciones a medida que se
desarrollaba el proceso de organización nacional de justicia (abolición general de los fueros especiales) y acompañando el proceso independista de nuestro país a
partir de 1810.

Algunos Antecedentes previos a la codificación (Período Patrio)

La legislación Castellana, la normativa contenía en la cédula ereccional del Consulado de Buenos Aires de 1794, y demás ordenanzas, cédulas y regulación real
observada al momento de la Revolución de Mayo, constituyeron el cuerpo normativo mercantil hasta la sanción de nuestro Código de Comercio, en tanto no
contradijesen el “nuevo orden político” y la legislación patria comercial que fue dictada hasta 1862. 

A título de ejemplo, la Asamblea del Año 1813, creó la matrícula de comerciantes nacionales, entre otras legislaciones mercantiles.

En 1814 se dictó un decreto sobre barraqueros.


En Buenos Aires, en 1821 se legisla sobre corredores y martilleros; en 1822, bajo el impulso del ministro Rivadavia, por decreto se regula sobre actos de comercio;
causas de comercio y alzada de comercio . 

Como corolario, debe recordarse que varias provincias adoptaron el Código de Comercio Español de 1829, hasta la sanción del respectivo cuerpo legal nacional.

Código de Comercio Nacional (1859/62)

La historia del primer Código de Comercio Nacional, se inicia en el “activo” Estado de Buenos Aires. 

Ya en 1822, comienzan a hacerse escuchar las primeras voces reclamando la urgente necesidad de un código mercantil.

Sin embargo, es en 1824 bajo el gobierno de Las Heras que se nombra una comisión para que se redacte el Código de Comercio pero, nunca realizaron las
respectivas presentaciones.

Por diversas cuestiones, en 1832, se nombró una nueva Comisión. Este nuevo ensayo sufrió la misma suerte que el anterior, ningún resultado se obtuvo.  

Dos décadas sin registro de trabajos al respecto. Nos ubicamos en 1852, Urquiza por decreto del 24 de agosto, impulsó un nuevo intento pero, los acontecimientos
acaecidos en septiembre  de dicho año, abortaron una vez más el intento. 

La tentativa fructífera, para lograr el tan ansiado Código de Comercio de Bueno Aires, fue informalmente iniciada por Sarmiento en 1855. Vélez Sarsfield, en ese
momento, declaró encontrarse mayormente capacitado para encarar la codificación mercantil y a la vez, reconocía que ésta era de imperiosa necesidad.

En ese entonces residía en Buenos Aires, el Doctor Eduardo Acevedo (uruguayo), quien fuera autor del proyecto de código civil para el Estado Oriental.

Vélez Sarsfield y Acevedo no se conocían, es Sarmiento quien insta al primero a solicitar la colaboración del segundo en el proyecto de codificación mercantil. 

Así las cosas, Acevedo aceptó el trabajo. Los mismos se iniciaron 1856 y, tras menos de un año de estricto trabajo, el proyecto se presentó al Gobierno, en 1857.

Este proyecto de código tras dos rechazos, se convirtió en ley del Estado de Buenos Aires en 1859.

Nacionalización del Código de Comercio de 1859

Incorporada Buenos Aires a la Confederación, la Constitución Nacional de 1853/60, en su Art. 67 inc. 11, (Art. 75 inc. 12 – Reforma 1994) disponía que al Congreso
de la Nación le correspondía dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería y del Trabajo y la Seguridad Social [...] así como la ley general sobre Bancarrotas.

Es así que, en cumplimiento del precitado mandato constitucional el Senado y la Cámara de Diputados, declararon Código Nacional, al Código de Comercio que se
había dado el Estado de Buenos Aires en 1862. 

 La Reforma de 1889 

La reforma de 1889, fue la primera reforma del Código de Comercio Argentino. En líneas generales, se ocupó de suprimir las normas de derecho civil incluidas en el
mismo y de modificar, mejorar y también adicionar institutos jurídicos buscando aggiornar el cuerpo de derecho mercantil vigente, con tres décadas de vida en un
marco económico de desarrollo incipiente. 

Si bien, nos encontramos a más de un siglo de aquella reforma y muchas más han sucedido hasta estos inicios del siglo XXI, insistimos que es a través de la
historia que se comprende la situación actual y estado de desarrollo de los pueblos y en ese entendimiento se encuentran las herramientas para corregir el rumbo,
si es desatinado. 
Algunas de las posteriores reformas, modificaciones y nueva legislación del siglo XX y XXI.

Inicialmente, cabe aclarar que desde el momento de la mencionada reforma comenzaron los análisis proyectando las nuevas. Ya, a menos de una década, Siburu,
la tildó de “tímida y mezquina”. 

Respetando al brillante jurista argentino, afirmamos que aunque hubiese sido una obra de avanzada no habría podido superar los cambios que constantemente se
generan en el comercio y que, ponen en “jaque” a las leyes que lo regulan. 

La legislación mercantil tiene una dinámica especial y, su ritmo lo marca la creatividad de quienes generan negocios. Por ello, su codificación es harto difícil.

No obstante lo expuesto, y atento ser esta una obra introductoria en la materia mercantil, intentaremos ofrecer un panorama lineal de las reformas experimentadas
durante estos más de cien años transcurridos. 

 Enunciación y comentarios

Iniciamos el camino de las reformas en 1902, con la supresión de la moratoria y la institución del concordato preventivo fue la Ley 4156, derogada por ley 11719.
Esta última a su vez fue derogada por la Ley de Concurso Preventivo y Quiebra N° 19551 que estableció un nuevo régimen de quiebras. Sin embargo, la Ley 19551
fue derogada por la Ley 24522.

No obstante, romper la cronología propuesta, debe mencionarse la Ley 111 sobre patentes de invención del 28/09/1864 atento su importancia. Esta ley es
derogada por La Ley 24481 de Patentes de Invención y Modelos de Utilidad.

Anteriormente a la ley de quiebras, en noviembre 1900 se promulga la Ley 3975 sobre marcas de fábrica, comercio y agricultura. Es reformada en 1957 y finalmente
derogada por la Ley de Marcas y Designaciones 22362.

De 1914 es la Ley de Warrants 9643 de misma fecha es la Ley de Prenda Agraria 9644 antecedente de la prenda con registro (que se legisló por decreto-ley
15.353/46).

Asimismo, de 1926 es la Ley 11388, que estableció un nuevo régimen para las sociedades cooperativas. Esta ley es derogada por la Ley 20337 y ésta última
modificada por la Ley 25027 de 1998.

De 1932 es la Ley 11645 de sociedades de responsabilidad limitada. Esta ley fue derogada por la Ley 19550 de Sociedades Comerciales. La modificación del
régimen legal establecido en la precitada ley, se produjo por la Ley 22903 .

De 1934, es la Ley de Transferencia de Fondo de Comercio 11867.

En 1935 por Ley 12188 se crea el Banco Central de la Nación Argentina.

En 1946 mediante el decreto-ley 15353/46 se organizaron el Régimen de Bolsas y Mercados y la primera Comisión de Valores. 

De 1963 es el nuevo régimen de Letra de Cambio y Pagaré, decreto-ley 5965/63, aún vigente; y el decreto-ley 4776/63 sobre cheques. El decreto-ley de cheques y
sus posteriores modificaciones fueron derogados por la Ley 24452. Esta ley también ha sido objeto de modificaciones, en algunos casos, en atención al Régimen
Bancario.

De 1967 es el Código Aeronáutico, Ley 17285.

De 1973 es la Ley 20094 de Navegación, que derogó el sistema establecido en el Código de Comercio.
En honor a lo expuesto en la introducción de este tema, agregaremos que la regulación sobre martilleros, incluida en el Código de Comercio, fue reemplazada por la
Ley 20266 y luego, ésta última fue modificada por la Ley 25028, generándose así un Régimen conjunto para martilleros y corredores. Asimismo, el nuevo Código
Civil y Comercial de la Nación, regula el contrato de corretaje.

Destacamos la normativa existente sobre: Tarjetas de Crédito (Ley 25065/99), Factura de Crédito (Ley 24760/96, modificada por decreto P.E.N. 1002/2002).

Asimismo, la actividad mercantil (como actividad de contratación en masa) ha ingresado en una etapa de encausamiento atento la legislación sobre Defensa de la
Competencia (Ley 22.262, seguida por la Ley 25156, hoy la Ley 27.442), Defensa del Consumidor (Ley 24240/93, modificada por la Ley 24568/95 – Ley 26.361/08,
hoy con varias modificaciones más), Protección de Datos Personales (Ley 25326/00). Todas ellas denotan la búsqueda de un nuevo equilibrio, tanto entre pares
(empresa – empresa) como entre, como suele referenciarse, la parte “fuerte” (empresa) y la parte “débil” (consumidor particular), que asegure el desenvolvimiento
del libre comercio cuidando la seguridad jurídica.

Como cierre, retomamos la línea de pensamiento expuesta en la introducción. Resulta, a primera vista, sorprendente que palabras escritas hace casi un siglo sigan
sonando tan vigentes: “El comercio y sus leyes jurídicas deben marchar paralelamente” – “La estabilidad de las leyes comerciales, mantenida por sistema es un
error económico y jurídico”.
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Tema 2: El Código Civil y Comercial unificado. La derogación del Código de Comercio

El 1 de octubre de 2014, se sancionó nuestro Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN), por Ley N° 26.994. Fue promulgado, el 7 de octubre, de este
mismo año. 

El nuevo CCCN carece de los elementos normativos basales sobre los cuales se ha formado y sostenido la autonomía del Derecho Comercial pues, no obstante la
legislación en un cuerpo único, esta autonomía debe seguir existiendo por fuerza de los hechos y, en cumplimiento de la manda constitucional: art. 75 inc 12 de
nuestra Constitución Nacional. 

Así las cosas, consideramos un problema primario que el nuevo CCCN no contemple la figura central del Comerciante Individual  y nos deje sin Acto de Comercio.
Ambos, son EJES de la histórica y necesaria diferenciación entre Comerciantes y aquellos que no lo son y; entre Actividad Mercantil y Actividad Civil.

Sobre estos ejes, se ha desarrollado con claridad, la legislación sobre la materia mercantil de nuestro país. 

Las normas sobre el Comerciante Individual y sobre el Acto de Comercio y, en su caso, sobre la Empresa, constituyen la base de toda regulación sobre la Actividad
Comercial de un país. Basta, simplemente, revisar las legislaciones de Chile, Uruguay, Brasil, Italia, España y Venezuela, sólo como ejemplos. 

Así las cosas, la Actividad Mercantil se codifica, así el Estado se convertía en el legislador, rector y contralor de la misma. Diferenciándose claramente la materia
civil de la materia de la actividad comercial. 

Sobre la base de la legislación de la Materia Mercantil, se han construido las más sólidas doctrina y jurisprudencia: comerciante-comerciante, Estado-comerciante,
particulares-comerciantes.

Sin embargo, con el nuevo CCCN, parece, que ya no las podremos sostener. No con la claridad legislativa habida hasta el nuevo CCCN. 

Como adelantáramos, algunas legislaciones que abandonaron los ejes: comerciante individual – acto de comercio, para sostener la estructura de su Derecho
Mercantil, adoptaron el de la Empresa. El ejemplo más cercano es del Código Civil Brasileño. 

Nuestro nuevo CCCN tampoco estructura la normativa sobre la empresa, con lo cual, las bases del Derecho Mercantil Argentino, a mi entender,   han sido -
legislativamente - desdibujadas. 

No obstante lo expuesto, cabe destacar que el CCCN realmente contiene una impronta mercantil que,  creo, aún no se ha terminado de analizar. Ello, se trasluce en
gran parte, en la adopción de soluciones del Derecho Mercantil aplicadas a la mayoría de los contratos que regula el CCCN hoy.
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Cierre de la unidad

¿Cómo surgió el derecho comercial?

El derecho comercial surge con la actividad de los mercaderes en el siglo XII.


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Introducción a la unidad

¿Qué es la Empresa?

Contenidos de la unidad

1 La actividad económica organizada   El empresario: la persona humana con actividad económica organizada.   Persona humana titular de una empresa o de un
establecimiento comercial, industrial o de servicios. El cuasi empresario.

2 La empresa y la sociedad. Derogación de la sociedad civil. Tratamiento único.

3 Empresa: concepto económico y jurídico, naturaleza jurídica, teoría subjetiva y objetiva. Elementos de la empresa, el empresario, los factores de la producción,
bienes y servicios, especulación, la organización, el aviamiento: valor llave. Elementos personales de la empresa. Sucursal, agencia y filial.

4 Fondo de Comercio, concepto, naturaleza jurídica. Elementos materiales e inmateriales, enumeración y análisis. Imposiciones legales, transferencia,
procedimiento. Diferencia entre Empresa y Fondo de Comercio.

En esta unidad comprende la empresa, su configuración, su vinculación con la sociedad. Se estudiará el fondo de comercio y su transmisión.

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Tema 1: La actividad económica organizada El empresario: la persona humana con


actividad económica

La Ley 26.994 derogó el Código Civil y el Código Comercial y, modificó la Ley de Sociedades Comerciales N° 19550 (hoy, Ley General de Sociedades). Recordemos
que el cambio de denominación de la ley, se fundó en la incorporación del contrato de Sociedad Civil al plexo normativo de la Ley Sociedades pero, no como un tipo
nuevo, si no dentro del sistema general de las sociedades de la Sección IV (antes sociedades de hecho e irregulares). Hoy, Sociedades Simples o Residuales. 

Este es el texto del contrato de sociedad del derogado Código Civil:

“Art. 1.648: Habrá sociedad, cuando dos o más personas se hubiesen mutuamente obligado, cada una con una prestación, con el fin de obtener alguna utilidad

apreciable en dinero, que dividirán entre sí, del empleo que hicieren de lo que cada uno hubiere aportado.”

- Art. 1648 . Código Civil.

Comparando este texto con el texto del art. 1 de la 19.550, aquel no exigía ni forma organizada, ni aportes para la producción y/o intercambio de bienes o servicios.
Con lo cual, ni antes eran, ni ahora son sociedades en los términos de la 19.550. Este contrato, hoy quedaría incluido en lo que establece el art. 1442 sobre normas
generales para los contratos asociativos “Las disposiciones de este Capítulo se aplican a todo contrato de colaboración, de organización o participativo, con
comunidad de fin, que no sea sociedad…”.  Así lo ha expuesto autorizada doctrina en la materia. Concluyendo: en este esquema las sociedades ya no serían ni
civiles ni comerciales, por el tipo.

 Algo que también debemos tener en cuenta es, lo siguiente:

La Constitución Nacional en su Art. 75 Corresponde al Congreso: […] inc. 12: Dictar los códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería […], en cuerpos unificados o
separados, […]. 

Por ello es que resulta una imprecisión hablar de la unificación del derecho civil y comercial. Lo unificado es el cuerpo codificado.

 Ahora bien, el Código de Comercio establecía:

Comerciante Individual (art. 1).

Acto de Comercio (art. 8).

Jurisdicción Comercial (arts. 5 y 6).

Ejes centrales de la materia comercial


Art. 1°. La ley declara comerciantes a todos los individuos que, teniendo capacidad legal para contratar, ejercen de cuenta propia actos de comercio, haciendo de
ello profesión habitual.

Art. 8°. La ley declara actos de comercio en general:

1° Toda adquisición a título oneroso de una cosa mueble o de un derecho sobre ella, para lucrar con su enajenación, bien sea en el mismo estado que se adquirió o
después de darle otra forma de mayor o menor valor;

2° La transmisión a que se refiere el inciso anterior;

3° Toda operación de cambio, banco, corretaje o remate;

4° Toda negociación sobre letras de cambio o de plaza, cheques o cualquier otro género de papel endosable o al portador;

5° Las empresas de fábricas, comisiones, mandatos comerciales, depósitos o transportes de mercaderías o personas por agua o por tierra;

6° Los seguros y las sociedades anónimas, sea cual fuere su objeto;

7° Los fletamentos, construcción, compra o venta de buques, aparejos, provisiones y todo lo relativo al comercio marítimo;

8° Las operaciones de los factores tenedores de libros y otros empleados de los comerciantes, en cuanto concierne al comercio del negociante de quien
dependen;

9° Las convenciones sobre salarios de dependientes y otros empleados de los comerciantes;

10. Las cartas de crédito, fianzas, prenda y demás accesorios de una operación comercial;

11. Los demás actos especialmente legislados en este Código.

Art. 5°. Todos los que tienen la calidad de comerciantes, según la ley, están sujetos a la jurisdicción, reglamentos y legislación comercial.

Los actos de los comerciantes se presumen siempre actos de comercio, salvo la prueba en contrario.

Art. 6°. Los que verifican accidentalmente algún acto de comercio no son considerados comerciantes. Sin embargo, quedan sujetos, en cuanto a las controversias
que ocurran sobre dichas operaciones, a las leyes y jurisdicción del comercio.

Como hemos adelantado en la Unidad 1, El CCCN, No Contiene Normas Concretas sobre: 

Comerciante Individual

Acto de Comercio

Jurisdicción Mercantil
Auxiliares (el factor)

Las diferencias entre Contratos Civiles y Comerciales

Las Sociedades ya no son Comerciales y, el Registro Público ya no es, de Comercio.

También podemos decir que el Derecho Comercial es una categoría histórica, surgida en el transcurso de la Baja Edad Media cuyo esplendor se produjo en la Edad
Moderna. El derecho de los Mercaderes que aplicaban a sus negocios. Luego pasó a ser el Derecho de Esos Negocios (la materia comercial).

Por ello, también debe quedarnos claro que no es un desprendimiento del derecho civil.

Es evidente que el Derecho Comercial existirá mientras exista:

Interposición en el cambio

Actividad económica organizada

Con finalidad lucrativa


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Tema 2: La empresa y la sociedad. Derogación de la sociedad civil. Tratamiento único

Lo que el nuevo CCCN produjo es una desarticulación de las normas basales del Derecho Comercial Argentino. 

Coincidimos con la doctrina en general que manifiesta que el Nuevo Eje Central debió establecerse concretamente en torno a la empresa.

  Frente a la carencia real de una estructura jurídica concreta sobre la empresa, tenemos un elemento presentado en forma tangencial sobre el cual se han
comenzado a reconstruir las nuevas bases del Derecho Comercial Argentino. Así, se analiza el art. 320 del CCCN.

“Contabilidad y estados contables”

ARTÍCULO 320.- Obligados. Excepciones. Están obligadas a llevar contabilidad todas las personas jurídicas privadas y quienes realizan una actividad económica
organizada o son titulares de una empresa o establecimiento comercial, industrial, agropecuario o de servicios. 

Cualquier otra persona puede llevar contabilidad si solicita su inscripción y la habilitación de sus registros o la rubricación de los libros, como se establece en
esta misma Sección.

Sin perjuicio de lo establecido en leyes especiales, quedan excluidas de las obligaciones previstas en esta Sección las personas humanas que desarrollan
profesiones liberales o actividades agropecuarias y conexas no ejecutadas u organizadas en forma de empresa. Se consideran conexas las actividades
dirigidas a la transformación o a la enajenación de productos agropecuarios cuando están comprendidas en el ejercicio normal de tales actividades. También
pueden ser eximidas de llevar contabilidad las actividades que, por el volumen de su giro, resulta inconveniente sujetar a tales deberes según determine cada
jurisdicción local.”

De este artículo, la doctrina extrae, estos conceptos:

PERSONAS HUMANAS que Realizan una Actividad Económica Lucrativa Organizada. (Incluye la interposición lucrativa en el cambio que realizaba el Comerciante
del art. 1 C.Cio.).

PERSONAS HUMANAS que son Titulares de una Empresa (organización de los factores de la producción) / Establecimiento (“hacienda” sustrato material)
Comercial – Industrial – Agropecuario – De Servicios. (Descripción ejemplificativa – todo titular de negocio).

En este análisis vemos que:

El Comerciante es reemplazado por el Empresario o el Cuasi Empresario.

El Acto de Comercio es reemplazado por la Actividad Económica Organizada. 


Así, el nuevo eje central resulta ser el Cuasi Empresario y la Actividad Económica Organizada. Podríamos decir, la empresa, teniendo en cuenta el texto legal cuando
generaliza para exceptuar a aquellos profesionales liberales o personas humanas que realizan actividades agropecuarias conexas, cuando no lo hagan en forma
de empresa.

Es interesante ver la exclusión de las personas humanas que realizan actividades agropecuarias y conexas cuando no la organizan como empresa. Las actividades
conexas son aquellas dirigidas a la transformación o venta de los productos agropecuarios, cuando están comprendidas en el giro normal de dichas actividades.
(Nos recuerda al art. 452 inc. 3 que establecía que no eran compraventas mercantiles, las que hacías los labradores y hacendados de los frutos de sus cosechas y
ganados) en estas actividades lo prioritario es el fundo, el trabajo personal sobre el fundo y, demás actividades necesarias para preparar y conservar el producto
para venderlo. “Transformación del Producto Limitada a su Primera Manipulación”. 

De esta forma se produce la: 

Reestructuración del Núcleo del Derecho Comercial.

Conformación de un nuevo estatuto, el Estatuto del Empresario o del Cuasi Empresario.

Con el establecimiento de obligaciones: Contables y; de Publicidad Registral. (IGJ Resol 07/2015 art. 36 inc. 1 y Libro V sobre Matrículas Individuales).

La empresa

El concepto de Empresa es un concepto económico. Nuestro derecho, no contiene un concepto jurídico de la misma. Sin perjuicio de ello, algunas normas locales
contienen el concepto económico de Empresa. Por ejemplo, el art. 1 de la ley 19.550 o; el art. 5 de la ley 20.744.

El concepto nuclear de Empresa es: la organización de los factores de la producción – naturaleza, capital y trabajo – con finalidad de lucro. También se ha dicho
que, en el sentido económico (haciendo salvedad de la existencia de innúmeras definiciones), la empresa es “la organización de un conjunto de elementos
humanos y materiales de producción o de distribución de riquezas. Por lo tanto, la empresa sería esa unidad sistémica en la cual se reúnen factores humanos y
patrimoniales a través de la cual transita la actividad económica (sea persona humana o persona jurídica). El fenómeno empresarial pertenece al plano del “ser” y
el derecho como ciencia del “deber ser” debería (o podría) regularlo dentro de los principios generales del derecho pero, sin modificar su esencia y sin intentar
generar una norma que extralimite o restrinja su desarrollo.

Ahora bien, nos interesa analizar ese concepto nuclear de Empresa que hemos dado. Decimos que la Empresa es la organización de los factores de la producción
pues, el empresario no se conforma con esperar los frutos de cada uno de estos factores por separado: Tierra, Trabajo, Capital. Él busca combinarlos para obtener
un producto o un servicio distinto, algo nuevo sobre lo cual pretenden obtener su ganancia mediante la transmisión del mismo. Así el empresario, toma un riesgo
mayor esperando, obtener mayores ganancias. Por ello, en este esquema, hablamos de “riesgo empresario”, ya que el empresario asume mayor incertidumbre a
través de la empresa pero, también sabe que las posibles ganancias podrán ser superiores a los frutos que pueden dar cada factor de la producción en forma
individual.
Lección 9 de 18

Tema 3: Empresa: concepto económico y jurídico, naturaleza jurídica, teoría subjetiva


y objetiva

Aspectos básicos de la organización de la empresa: Sucursal, filial, agencia, establecimiento

Cuando la empresa evoluciona, en general, adopta la estructura jurídica de una sociedad. De tal suerte, puede expandirse de una manera más organizada. La
expansión puede producirse de diversas formas. Una de ellas es la descentralización, es decir, el traslado de ciertas unidades de negocio, productivas o
meramente operativas; a lugares distintos de la sede. Con lo cual, frente a la descentralización, el lugar donde quede establecida la sede de la sociedad será
llamado: casa central o casa matriz.

Los conceptos introductorios a los que nos remite la descentralización son: agencia y establecimiento, sucursal y filial. La agencia resultaría ser una simple unidad
administrativa de la casa matriz, sólo ejecuta operaciones concertadas por la casa matriz, es decir que, recibe pedidos, entrega mercaderías, presta servicios de
atención al cliente, etcétera. Es una oficina que despacha y recibe pedidos. El establecimiento, constituye la unidad técnica de producción de la empresa. Allí se
realiza la producción, en su caso, estará habilitada para adquirir las respectivas materias primas.  

Va de suyo que, ni la agencia, ni el establecimiento son personas jurídicas distintas de la casa matriz. 

Ahora bien, en un mayor grado de descentralización pero, manteniendo la unidad en la persona jurídica de la casa matriz, aparece la sucursal. La sucursal es una
mera extensión territorial. De ello deriva, lo dicho, que es una mera extensión territorial. Por tal motivo, la sucursal obliga a la casa matriz, es decir, adquiere
derechos y contrae obligaciones que recaen directamente en la casa matriz. En rigor, en la sociedad toda, en la persona jurídica. Para que lo expuesto suceda, al
frente de la sucursal hay un gerente (el factor, en términos del derogado Código de Comercio) dotado de la potestad de realizar actos jurídicos que, como dijimos,
crean derechos y generan obligaciones para la casa matriz directamente. En cuanto a la contabilidad, la sucursal cierra balance general propio pero, al solo efecto
operativo. Ese balance general, tiene la función de ser un medio para que la casa matriz evalúe el desempeño de sus sucursales. Por lo tanto, la sociedad (casa
matriz y sus sucursales) tendrán un balance general único a los efectos impositivos y, a los demás efectos que pudieren corresponder.
Lección 10 de 18

Tema 4: Fondo de Comercio, concepto, naturaleza jurídica. Elementos materiales e


inmateriales

El fondo de comercio es una universalidad de hecho, se compone por un conjunto de bienes que hacen que una actividad sea tal. Es decir, le da identidad a la
actividad. Por ejemplo: componen una peluquería, un bar, una ferretería, una planta procesadora de determinados alimentos, una fábrica de galletitas, etc. Por
supuesto, el factor humano, elemento esencial para el funcionamiento del fondo de comercio, queda excluido de él.

La legislación sobre fondo de comercio (o establecimiento comercial y/o industrial) regido por la ley 11.867 (B.O. 20/8/1934), se ocupa específicamente de su
transferencia (onerosa o gratuita, privada o en remate público, y en bloque o fraccionada).

El titular de un fondo de comercio (el empresario individual o sociedad) puede transferir bienes del mismo en forma individual, es decir, algunos elementos del
mismo. Sin embargo, cuando la transferencia – por la cantidad o por la especificidad de los bienes – afecta a la continuidad del giro comercial, se está frente a
una transferencia del fondo de comercio en sí mismo. Cuando esto sucede, los interesados podrán utilizar el procedimiento propuesto por la ley 11.867 o, asumir
las responsabilidades que conlleva transferir un fondo de comercio, sin llevar adelante el procedimiento de la mencionada ley.

La ley 11.867, está reglamentada parcialmente por el Decreto n° 88.168/36   (modificado por el Decreto N° 5437/61). Cabe destacar que la empresa es la
organización de los factores de la producción, actividad lucrativa, para la producción y/o intercambio de bienes o servicios. En cambio, el fondo de comercio es el
conjunto de bienes necesarios para llevar adelante cada una de las actividades comerciales o industriales. 

Elementos del fondo de comercio

Como hemos adelantado, el fondo de comercio es una universalidad fáctica, de hecho; el conjunto de bienes materiales e inmateriales. La ley 11.867 declara, de
forma meramente enunciativa, elementos constitutivos de un establecimiento comercial o fondo de comercio, a los efectos de su transmisión por cualquier título
a: las instalaciones, existencias en mercaderías, nombre y enseña comercial, la clientela, el derecho al local, las patentes de invención, las marcas de fábrica, los
dibujos y modelos industriales, las distinciones honoríficas y todos los demás derechos derivados de la propiedad comercial e industrial o artística.

En este espacio, solo podremos realizar un breve análisis de cada uno de los elementos enunciados:

1 Las instalaciones: resultan ser cosas originariamente muebles que, al ser adheridas al fundo, se convierten en inmuebles por accesión. De común, hablamos de:
instalaciones eléctricas, de refrigeración o ventilación, de calefacción, alarmas de seguridad, los revestimientos o empapelados, entre otros. También conforman
el concepto, instalaciones, por fuerza de los hechos recogidos jurisprudencial y doctrinariamente: los elementos materiales destinados al funcionamiento del
negocio, adheridos o no al inmueble. Por ejemplo: las maquinarias de producción; los muebles y útiles para tareas de oficina meramente administrativas;
 automotores, la línea telefónica, computadores. Todos aquellos que contablemente se denominan bienes de uso.

2 Por otra parte, la existencia en mercaderías consistirán en las materias primas y los productos que se elaboren o, en su caso, el stock de productos adquiridos a
terceros para su comercialización.

3 El Nombre Comercial compuesto por aquel vocablo y/o dibujo con el cual el comerciante lleva a cabo su actividad en el mercado. El Nombre Comercial o
Designación, designa la Actividad, está regulado en la Ley 22.362 (de Marcas y Designaciones), forma parte del patrimonio y no se registra. Se diferencia del
Nombre como atributo de la personalidad y, también se diferencia de la denominación social (y, su especial subcategoría, la razón social) correspondiente a las
sociedades y personas jurídicas sin fines de lucro). Profundizaremos estos conceptos, al exponer sobre los derechos del empresario y del comerciante.

4 La Enseña o Emblema Comercial, técnicamente, identifica al establecimiento. Sin embargo, en la práctica y, aceptado por la doctrina el concepto de enseña o
emblema comercial ha quedado subsumido en el concepto de Nombre Comercial; aunque, este último inicialmente, solo identificaba al comerciante. Entonces, en
la práctica, la enseña o emblema comercial, sería la identificación manifestada en los carteles del negocio o establecimiento, como así también en los
documentos de difusión. No obstante, reiteramos, que el concepto y la función del Nombre Comercial es omnicomprensivo de ésta.

5 La marca es aquello que distingue productos o servicios que componen el fondo de comercio. Su regulación se encuentra en la Ley 22.362 (de marcas y
designaciones). Aquel vocablo, símbolo, etcétera, con el que se pretende darle vida a una marca debe cumplir los requisitos que la mencionada ley establece en
sus artículos 1, 2 y 3. También,  profundizaremos estos conceptos, al exponer sobre los derechos del empresario y del comerciante.

6 Las patentes de invención reguladas actualmente en la ley 24.481 y sus modificaciones (de patentes de invención y modelos de utilidad). Básicamente mediante la
legislación enunciada, se pueden patentar aquellos inventos de aplicación industrial que sean mundialmente novedosos. Estas características surgen de los
artículos 4, 5, 6 y 7 de la ley mencionada. Por su parte, los modelos de utilidad se encuentran descriptos en el artículo 53 y, refieren a “toda disposición o forma
nueva obtenida o introducida en herramientas, instrumentos de trabajo, utensilios, dispositivos u objetos conocidos que se presten a un trabajo práctico, en cuanto
importen una mejor utilización en la función a que estén destinados…”

7 Los dibujos o modelos industriales son las formas o el aspecto incorporados o aplicados a un producto industrial que le confieran carácter ornamental. Están
legislados, a la fecha, por el decreto-ley N° 6.673.

8 Las distinciones honoríficas, son premios (medallas, condecoraciones, trofeos, diplomas) obtenidos por los productos, servicios o por la actividad en sí misma de
la empresa titular del fondo de comercio. Como ejemplo: los premios que otorga Vinalies, que es el concurso de la Unión de Enólogos de Francia.

9 El derecho al local, es un derecho central para la válida y efectiva transmisión del fondo de comercio. Quien transfiere un fondo de comercio, debe asegurarle al
adquirente del mismo este derecho de uso y goce del local en el que se encuentra instalado el fondo de comercio.

10 La clientela refiere a la aptitud para atraer y conservar clientes.   La doctrina, también se refiere a este concepto como “valor llave” o “aviamiento” pues, son
conceptos complementarios. Consisten en el conjunto de cualidades del fondo de comercio que le otorgan aptitud para obtener beneficios económicos.

11 La enunciación legal finaliza refiriéndose a los “…demás derechos derivados de la propiedad industrial y artística” con la intención de abarcar cualquier otro derecho
que la creatividad del empresario haya podido generar. Como ejemplo, podemos incluir, los derechos de autoría sobre un software con el que se opere alguna
maquinaria de quien transfiere el fondo de comercio.

Como hemos adelantado los empleados del fondo de comercio por obvios motivos no lo conforman. Sin embargo, resultan ser un elemento sensible de la
transferencia del mismo ya que por imperio de la ley 20.744 (de contrato de trabajo), en su artículo 225 y siguientes (sobre transferencia del contrato de trabajo), la
transferencia del fondo de comercio genera la responsabilidad solidaria, entre el nuevo y el anterior titular, por las deudas que existan frente a los trabajadores.

Procedimiento legal de transferencia de un fondo de comercio

Como hemos adelantado, el procedimiento establecido por la ley 11.867 no es de orden público, es un proceso voluntario. Sin embargo, su utilización es
recomendable ya que, la misma genera la oponibilidad de la transferencia, con los consecuentes límites en la responsabilidad del adquirente. Por ello, cumplidos
los recaudos legales, el adquirente es ajeno a las deudas anteriores a la transmisión del fondo, salvo, que expresamente las asuma.

Por lo expuesto, queda claro que este procedimiento tiene por objeto tutelar los derechos de terceros como son los acreedores del fondo: proveedores e
instituciones públicas, entre otros. 

Téngase presente que este procedimiento es aplicable cuando lo que se transfiere es el fondo de comercio en su totalidad o, cuando se transfiere parte de éste de
tal suerte que, atento lo transferido, resulta imposible continuar con la explotación de la actividad, por parte del transmitente. Las transferencias fraccionadas, solo
pueden realizarse en pública subasta.

Ahora bien, la ley 11.867, establece un procedimiento que inicia con la publicación en el Boletín Oficial correspondiente y en uno o más diarios del lugar donde
funcione el fondo de comercio. No obstante, previo a ello, debe haberse suscripto un boleto de compra venta (si se está frente a ese contrato) entre los
interesados, en el cual, mínimamente debe constar: todos los datos del transmitente, del adquirente, del fondo de comercio, precio, forma de pago, recaudos.
Asimismo, debe adjuntarse el inventario y, la nómica de acreedores. Debe contar con la descripción precisa de todos los derechos que conforman el fondo de
comercio y, por supuesto, la identificación concreta de los trabajadores con todos sus datos. 
Entre otros, el precio es fundamental ya que, por imperio del artículo 8 de la ley éste que no debe ser inferior al monto del pasivo del fondo de comercio a transferir
excepto, que los acreedores hayan consentido un precio menor. La Nómina de Acreedores, es un requisito central no solo por buena fe contractual, sino porque su
participación en la transferencia se impone necesaria por imperio de la ley. Su artículo 3, establece que debe contener: los créditos adeudados, con nombres y
domicilios de los acreedores, monto de los créditos y fechas de vencimientos si las hay. 

La ley continua requiriendo la Publicación de anuncios: durante cinco (5) días en el Boletín Oficial de la Capital Federal o provincia respectiva y en uno o más diarios
o periódicos del lugar en que funcione el establecimiento, debiendo indicarse la clase y ubicación del negocio, nombre y domicilio del vendedor y del comprador, y
en caso que interviniesen, el del rematador y el del escribano con cuya actuación se realizará el acto. Vencidos los cinco (5) días mencionados en el párrafo
anterior, se sucederán:

Un plazo de 10 días, para que los acreedores se opongan;

Un plazo de 20 días, para que los acreedores que no fueron desinteresados, al oponerse, traben embargo y;

Finalmente, un plazo de 10 días para suscribir el contrato definitivo e inscribirlo en el Registro Público o registro especial al efecto.

En caso que no haya acreedores que se opongan, obviamente, el plazo de 20 días no es otorgado y, directamente, sucede el siguiente plazo de 10 días, a los
efectos expuestos. Ahora analizaremos, el resumen precedente.

Oposiciones

Vencido los cinco (5) días mencionados, es decir, finalizadas las publicaciones en el Boletín Oficial y en los periódicos, inicia un plazo de (10) días para que los acreedores del fondo
de comercio se opongan. Esto es, para que los acreedores del fondo de comercio, se presenten para ser pagados de sus acreencias o, para que se retengan los montos de las
mismas y se depositen, en cuenta especial en el Banco correspondiente. Los acreedores del fondo de comercio, no son solamente aquellos que fueron denunciados en la nómina
que entrega el vendedor al comprador. También, pueden existir acreedores no denunciados. Éstos para poder ejercer su derecho de oposición, deberán presentar los títulos de sus
créditos o acreditar la existencia de ellos por asientos hechos en los libros llevados con arreglo a las prescripciones del Código Civil y Comercial de la Nación.

Traba de embargo

Sobre los montos retenidos y depositados en el Banco oficial que correspondiere, según la jurisdicción, los acreedores que no fueron desinteresados podrán trabar embargo, dentro
del plazo de veinte (20) días que se establece a tales efectos, una vez finalizados los diez (10) días para las oposiciones.

Documento definitivo e inscripción



Finalizado el término establecido para que los acreedores del fondo ejerzan los derechos determinados por la ley en análisis, las partes deberán suscribir el acuerdo definitivo de
venta y proceder a su inscripción dentro de los diez (10) días. Producida la inscripción, se podrá proceder a realizar la entrega material del fondo. Se estará en condiciones de
inscribir a nombre del nuevo titular del fondo de comercio, todos los bienes registrales que lo pudieren componer. Asimismo, se realizará la transferencia de los contratos de trabajo
en los términos establecidos por la ley 20.744.
En cuanto a la subasta pública, debemos tener presente que cuando la ley se refiere a ella (artículo 10), lo hace en forma amplia. Es decir, incluye aquellas que
suceden en el ámbito judicial (que no es materia nuestra) o, aquellas que se producen en el ámbito privado, específicamente comercial.

Finalmente, debemos tener en claro las cuestiones que atañen a la responsabilidad establecidas por la ley:

ARTICULO 8º-No podrá efectuarse ninguna enajenación de un establecimiento comercial o industrial por un precio inferior al de los créditos constitutivos del
pasivo confesado por el vendedor, más el importe de los créditos no confesados por el vendedor, pero cuyos titulares hubieran hecho la oposición autorizada por el
artículo 4º, salvo el caso de conformidad de la totalidad de los acreedores.

Estos créditos deben proceder de mercaderías u otros efectos suministrados al negocio o de los gastos generales del mismo.

ARTICULO 9º-A los efectos determinados en el artículo anterior, se presumen simuladas juris et de jure las entregas que aparezcan efectuadas a cuenta o como
seña que hubiere hecho el comprador al vendedor y en tanto cuanto ellas puedan perjudicar a los acreedores.

ARTÍCULO 11.-Las omisiones o transgresiones a lo establecido en esta ley, harán responsables solidariamente al comprador, vendedor, martillero o escribano que
las hubieran cometido, por el importe de los créditos que resulten impagos, como consecuencia de aquéllas y hasta el monto del precio de lo vendido.
Lección 11 de 18

Cierre de la unidad

¿Qué es la Empresa?

La organización de los factores de la producción.


Lección 12 de 18

Introducción a la unidad

¿Qué plexos normativos básicos enmarcarán la actividad de la Empresa?

Contenidos de la unidad

1 Derechos: disposiciones constitucionales, derecho al nombre, a la publicidad y a la competencia.

2 Defensa de la competencia: conceptos generales sobre competencia e inexistencia de competencia; legislación local. Ley de lealtad comercial. 

3 Contabilidad y estados contables: obligados a llevar contabilidad, excepciones. Modo de llevar la contabilidad. Registros indispensables. Forma de llevar los
registros. Prohibiciones. Conservación. Actos sujetos a autorización. Eficacia probatoria. Los estados contables. Investigaciones. 

4 La obligación de rendir cuentas: definición, requisitos, obligados a rendir cuentas, oportunidad, aprobación. Caso de relaciones de ejecución continuada. Saldos y
documentos del interesado Juicio de rendición de cuentas. Juicio de Aprobación. 

Esta unidad se ocupa de los derechos y obligaciones centrales de los comerciantes y empresarios. Nos muestra cómo la Constitución Nacional expresamente se
ocupó de reconocer estos importantes derechos.

Nos brinda un interesante marco introductorio a los diversos plexos normativos que los comerciantes y empresarios deben someterse para el buen desarrollo de
sus actividades.

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Lección 13 de 18

Tema 1: Derechos: disposiciones constitucionales, derecho al nombre, a la publicidad


y a la competen

Sabido es que, desde sus orígenes, la Constitución Nacional contempló derechos civiles incluyendo, muy expresamente, derechos que se vinculan al quehacer
mercantil.

Los derechos vinculados al Comercio y a la Producción fueron de vital importancia y por eso destacados en especial, en los siguientes artículos de nuestra
Constitución Nacional:

Artículo 9 - En todo el territorio de la Nación no habrá más aduanas que las nacionales, en las cuales regirán las tarifas que sancione el Congreso.

Artículo 10 - En el interior de la República es libre de derechos la circulación de los efectos de producción o fabricación nacional, así como la de los géneros y
mercancías de todas clases, despachadas en las aduanas exteriores.

Artículo 11 - Los artículos de producción o fabricación nacional o extranjera, así como los ganados de toda especie, que pasen por territorio de una provincia a otra,
serán libres de los derechos llamados de tránsito, siéndolo también los carruajes, buques o bestias en que se transporten; y ningún otro derecho podrá
imponérseles en adelante, cualquiera que sea su denominación, por el hecho de transitar el territorio.

Artículo 12 - Los buques destinados de una provincia a otra, no serán obligados a entrar, anclar y pagar derechos por causa de tránsito, sin que en ningún caso
puedan concederse preferencias a un puerto respecto de otro, por medio de leyes o reglamentos de comercio.

Artículo 14 - Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer
toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por
la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.

Artículo 17 - La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por
causa de utilidad pública, debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que se expresan en el Artículo 4º.
Ningún servicio personal es exigible, sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o
descubrimiento, por el término que le acuerde la ley. La confiscación de bienes queda borrada para siempre del Código Penal argentino. Ningún cuerpo armado
puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie.

Los artículos citados – el resaltado es nuestro – denotan la impronta de la época (1853/60) que era brindar las mayores libertades para el crecimiento de la Nación
a partir de la Industria y Comercio. Por ello, como se ha visto en la evolución histórica del Derecho Comercial, Buenos Aires primero pensó en la codificación
mercantil y, lo materializó, justamente a través del impulso de unos de nuestros próceres comprometidos con esta impronta de nuestra Constitución Nacional,
Domingo F. Sarmiento.

A partir de este plexo normativo constitucional y, para explicar el escenario actual del ejercicio del comercio y de las actividades empresariales, estableceremos los
derechos nucleares del comerciante y del empresario y delinearemos las limitaciones a su ejercicio hoy.

Hablaremos del derecho al nombre, a la publicidad y a competir.


Derecho al nombre 

El nombre comercial o designación, regulado en la ley 22.362 (de marcas y designaciones) en los artículos 27 a 30, es un derecho de propiedad del
comerciante/empresario ya que, justamente, es el elemento a través del cual se dará a conocer en el mercado en el cual desarrolle su actividad. Con el nombre
comercial, se dará a conocer (publicidad) y saldrá a competir.

El mencionado artículo 27, establece que el nombre comercial designa la actividad, por ejemplo, “Pizzería Güerrín” o, “Bar La Biela”. El nombre comercial o
designación – designa – la actividad del empresario o comerciante. 

El nombre comercial o designación, no se registra, su protección es de hecho: se adquiere por el uso, se mantiene por el uso y, se pierde por el no uso. 

Así lo establece nuestra ley 22.362 y, así se encuentra normado en el artículo 8 del Convenio de París para la protección de la Propiedad Industrial (20 de marzo de
1883, sus revisiones y enmiendas), ratificado por Ley 17.011 el 10 de noviembre de 1966.

Visto lo anterior, corresponde esbozar las importantes diferencias existentes entre el nombre comercial o designación y otros elementos con que el empresario o
comerciante se da a conocer, en sentido amplio.

En ese orden de ideas, corresponde mencionar a “la marca”. La marca distingue bienes o servicios: esta es su función concreta y específica. Podrá cumplirla – en
nuestro país – respetando los requisitos establecidos en los artículos 1, 2 y 3 de la ley 22.362. 

El nombre comercial puede estar contenido en la marca. 

El nombre comercial o la marca pueden conformarse por vocablos con o sin sentido conceptual y/o gráficos, entre otros elementos, en consonancia con la
legislación citada.

También debe tenerse en cuenta que, cuando la marca se registre (marca registrada) gozará de la más amplia protección legal que la legislación argentina.

Por otro lado, si el comerciante o el empresario llevan adelante su actividad en el marco de una   persona jurídica – concretamente una sociedad – nos
encontraremos con otro elemento de identificación: el nombre de la sociedad. La denominación social, es el nombre de la sociedad y es elemento esencial para su
constitución según el artículo 11 inciso 2 de la ley 19.550 (Ley General de Sociedades). La denominación social se conforma, también, por vocablos con o sin
sentido conceptual, con más el tipo societario correspondiente (S.A., S.R.L., S.A.S., etc.) 

Ahora bien, para completar esta brevísima pero, fundamental diferenciación, corresponde aclarar qué “razón social” no es sinónimo de denominación social sino
una suerte de subcategoría de la misma, conforme los artículos 125, 126, 134, 141 y 142 de la ley 19.550.

Para una mejor comprensión, de los artículos enunciados precedentemente surge lo siguiente:

Solo los tipos societarios cuyos socios tienen responsabilidad ilimitada, solidaria y subsidiaria por las obligaciones sociales, pueden llevar “razón social” y ésta se
conforma con el nombre de alguno, algunos o todos los socios. Contendrá las palabras "y compañía" o su abreviatura si en ella no figuren los nombres de todos los
socios.

Sin embargo, sabemos que la frase “razón social” se utiliza expandidamente. Entendemos que esto sucede pues, razón social, fue una de las primeras formas de
referirse a las sociedades, regulado en el viejo Código de Comercio. También podemos recordar “firma social”.
La publicidad

Como solemos decir, ya con su nombre comercial y marcas, el comerciante o el empresario está en condiciones de expandirse haciendo publicidad de sus
productos y/o servicios. 

Podemos decir que la Publicidad es un conjunto de estrategias con las que un comerciante o empresario (oferente / proveedor) da a conocer (busca mantenerse,
busca ser preferido, etc.) sus productos y/o servicios al mercado. 

En la República Argentina hasta hoy, 2018, no existe una legislación específica sobre Publicidad aunque si existen distintos plexos normativos que la tratan.

La dignidad humana y los derechos reconocidos por la Constitución Nacional, la moral y las buenas costumbres, la protección salud integral (física y psíquica), la
prohibición de la discriminación en todas sus formas, han sido los parámetros fundantes de control de la publicidad. 

En su tiempo, la derogada Ley de Radiodifusión, Ley N° 22.285 de 1980, regulaba en forma general el contenido de las emisiones televisivas y radiales los que
hacía aplicables a los avisos publicitarios. Contemplaba la protección al destinatario y a los menores, entre otros puntos concretos.

Establecía en su artículo 14, los siguientes objetivos:

-El contenido de las emisiones de radiodifusión propenderá al cumplimiento de los siguientes objetivos:

1 Contribuir al bien común, ya sea con relación a la vida y al progreso de las personas o con referencia al mejor desenvolvimiento de la comunidad;

2 Contribuir al afianzamiento de la unidad nacional y al fortalecimiento de la fe y la esperanza en los destinos de la Nación Argentina;

3 Servir al enriquecimiento de la cultura y contribuir a la educación de la población;

4 Contribuir al ejercicio del derecho natural del hombre a comunicarse, con sujeción a las normas de convivencia democrática;

5 Promover la participación responsable de todos los habitantes y particularmente del hombre argentino, en el logro de los objetivos nacionales;

6 Contribuir al desarrollo de los sentimientos de amistad y cooperación internacionales.

En su artículo 16, establecía la protección al destinatario, en estos términos: Las emisiones de radiodifusión no deben perturbar en modo alguno la intimidad de las
personas. Quedan prohibidas las emisiones cuyo contenido atente contra la salud o estabilidad psíquica de los destinatarios de los mensajes.

De la Protección al menor, se ocupaba – entre otros – en el artículo 17: En ningún caso podrán emitirse programas calificados por autoridad competente como
prohibidos para menores de dieciocho años. En el horario de protección al menor que fije la reglamentación de esta ley, las emisiones deberán ser aptas para todo
público. Fuera de ese horario, los contenidos mantendrán a salvo los principios básicos de esta ley. Los programas destinados especialmente a niños y jóvenes
deberán adecuarse a los requerimientos de su formación.

De tal suerte, integraba a los anuncios publicitarios en su artículo 23: Los anuncios publicitarios deberán ceñirse a los criterios establecidos por esta ley y su
reglamentación, fundamentalmente en lo inherente a la integridad de la familia y la moral cristiana.
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Tema 2: Defensa de la competencia: conceptos generales sobre competencia

La ley 26.522 (Boletín Oficial Nº 31.756, 10/10/09) de Servicios de Comunicación Audiovisual, conocida como “Ley de Medios”, polémicamente modificada por DNU
267/2015, ha generado un marco normativo muy adecuado a la mirada constitucionalizada del derecho comercial (y del derecho privado en general) para la
publicidad.

En forma genérica pero comprensiva de la publicidad, el artículo 71, establece las siguientes pautas: Quienes produzcan, distribuyan, emitan o de cualquier forma
obtengan beneficios por la transmisión de programas y/o publicidad velarán por el cumplimiento de lo dispuesto por las leyes 23.344, sobre publicidad de tabacos,
24.788 —Ley Nacional de lucha contra el Alcoholismo—, 25.280, por la que se aprueba la Convención Interamericana para la eliminación de todas las formas de
discriminación contra las personas con discapacidad, 25.926, sobre pautas para la difusión de temas vinculados con la salud, 26.485 —Ley de protección integral
para prevenir, sancionar, y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales— y 26.061, sobre protección
integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes así como de sus normas complementarias y/o modificatorias y de las normas que se dicten para la
protección de la salud y de protección ante conductas discriminatorias.

El en artículo 81, específico sobre emisión de publicidad, profundiza en forma exhaustiva sobre los parámetros que hemos esbozado en párrafo anterior.
Incluyendo, en su inciso f) la particular prohibición de publicidad subliminal

-Emisión de publicidad. Los licenciatarios o autorizados de los servicios de comunicación audiovisual podrán emitir publicidad conforme a las siguientes
previsiones:

1 Los avisos publicitarios deberán ser de producción nacional cuando fueran emitidos por los servicios de radiodifusión abierta o en los canales o señales propias de
los servicios por suscripción o insertas en las señales nacionales;

2 En el caso de servicios de televisión por suscripción, sólo podrán insertar publicidad en la señal correspondiente al canal de generación propia;

3 En el caso de la retransmisión de las señales de TV abierta, no se podrá incluir tanda publicitaria a excepción de aquellos servicios por suscripción ubicados en el
área primaria de cobertura de la señal abierta;

4 Las señales transmitidas por servicios por suscripción sólo podrán disponer de los tiempos de tanda publicitaria previstos en el artículo 82 mediante su
contratación directa con cada licenciatario y/o autorizado;

5 Se emitirán con el mismo volumen de audio y deberán estar separados del resto de la programación;

6 No se emitirá publicidad subliminal entendida por tal la que posee aptitud para producir estímulos inconscientes presentados debajo del umbral sensorial absoluto;

7 Se cumplirá lo estipulado para el uso del idioma y la protección al menor;

8 La publicidad destinada a niñas y niños no debe incitar a la compra de productos explotando su inexperiencia y credulidad;

9 Los avisos publicitarios no importarán discriminaciones de raza, etnia, género, orientación sexual, ideológicos, socio-económicos o nacionalidad, entre otros; no
menoscabarán la dignidad humana, no ofenderán convicciones morales o religiosas, no inducirán a comportamientos perjudiciales para el ambiente o la salud
física y moral de los niños, niñas y adolescentes;

10 La publicidad que estimule el consumo de bebidas alcohólicas o tabaco o sus fabricantes sólo podrá ser realizada de acuerdo con las restricciones legales que
afectan a esos productos;
11 Los programas dedicados exclusivamente a la promoción o venta de productos sólo se podrán emitir en las señales de servicios de comunicación audiovisual
expresamente autorizadas para tal fin por la autoridad de aplicación y de acuerdo a la reglamentación correspondiente;

12 Los anuncios, avisos y mensajes publicitarios promocionando tratamientos estéticos y/o actividades vinculadas al ejercicio profesional en el área de la salud,
deberán contar con la autorización de la autoridad competente para ser difundidos y estar en un todo de acuerdo con las restricciones legales que afectasen a
esos productos o servicios;

13 La publicidad de juegos de azar deberá contar con la previa autorización de la autoridad competente;

14 La instrumentación de un mecanismo de control sistematizado que facilite la verificación de su efectiva emisión;

15 Cada tanda publicitaria televisiva se deberá iniciar y concluir con el signo identificatorio del canal o señal, a fin de distinguirla del resto de la programación;

16 La emisión de publicidad deberá respetar las incumbencias profesionales;

17 Los programas de publicidad de productos, infomerciales y otros de similar naturaleza no podrán ser contabilizados a los fines del cumplimiento de las cuotas de
programación propia y deberán ajustarse a las pautas que fije la autoridad de aplicación para su emisión.

No se computará como publicidad la emisión de mensajes de interés público dispuestos por la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual y la
emisión de la señal distintiva, así como las condiciones legales de venta o porción a que obliga la ley de defensa del consumidor.

Por su parte, la ley de Lealtad Comercial, N° 22.802 de 1983 conformaba – en lo pertinente – el plexo normativo sobre Publicidad prohibiendo, también la publicidad
engañosa.

Hoy la ley de Lealtad Comercial, N° 22.802, ha sido derogada por el DNU 274 que ha mejorado y actualizado la legislación en esta materia y, también la ha articulado
con la nueva Ley de Defensa de la Competencia N° 27.442. 

El DNU 274, que exhaustivamente regula lo atinente para asegurar la lealtad y transparencia en las relaciones comerciales y garantizar el acceso a información
esencial sobre los productos y servicios comercializados en el país. Dentro de esta importante normativa, el DNU 274, DE LA PUBLICIDAD Y PROMOCIONES

ARTÍCULO 11 - Publicidad engañosa. Queda prohibida la realización de cualquier clase de presentación, de publicidad o propaganda que mediante inexactitudes u
ocultamientos pueda inducir a error, engaño o confusión respecto de las características o propiedades, naturaleza, origen, calidad, pureza, mezcla, cantidad, uso,
precio, condiciones de comercialización o técnicas de producción de bienes muebles, inmuebles o servicios.

ARTÍCULO 12 - Control posterior. La Autoridad de Aplicación no podrá requerir autorización o supervisión previa a la difusión de la publicidad y la fiscalización se
efectuará únicamente sobre la publicidad que haya sido difundida en el mercado.

ARTÍCULO 13 - Regímenes especiales. Las investigaciones, instrucciones de sumarios o sanciones de las infracciones a la normativa dictada por parte de los
organismos con competencia específica en la materia excluye la intervención de la Autoridad de Aplicación o de los Gobiernos Provinciales o de la CIUDAD
AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES, de corresponder, quienes remitirán las actuaciones a dicho organismo para su prosecución.

ARTÍCULO 14 - Queda prohibido:

a) El ofrecimiento o entrega de premios o regalos en razón directa o indirecta de la compra de mercaderías o la contratación de servicios, cuando dichos premios o
regalos estén sujetos a la intervención del azar.

b) Promover u organizar concursos, certámenes o sorteos de cualquier naturaleza, en los que la participación esté condicionada en todo o en parte a la adquisición
de un producto o a la contratación de un servicio.

c) Entregar dinero o bienes a título de rescate de envases, de medios de acondicionamiento, de partes integrantes de ellos o del producto vendido, cuando el valor
entregado supere el corriente de los objetos rescatados o el que éstos tengan para quien los recupere.
ARTÍCULO 15 - Publicidad comparativa. A los efectos de este Decreto, se considerará publicidad comparativa a la publicidad que aluda explícita o implícitamente a
un competidor, o a su marca, o a los productos o servicios ofrecidos por él.

La publicidad comparativa estará permitida si cumple con la totalidad de las siguientes condiciones:

a) No inducir a error, engaño o confusión, entre el anunciante y un competidor, o entre los bienes o servicios del anunciante y los de algún competidor.

b) Comparar bienes o servicios que satisfagan las mismas necesidades o tengan la misma finalidad, y que dicha comparación se realice en forma objetiva, entre
una o más características esenciales, pertinentes, representativas y comprobables de dichos bienes y servicios, entre las que podrá incluirse el precio.

c) Su finalidad sea la de informar las ventajas de los bienes o servicios publicitados.

d) No desacreditar ni denigrar los derechos de propiedad intelectual e industrial o circunstancias de algún competidor.

e) No obtener indebidamente ventaja de la reputación de una marca de algún competidor o de las denominaciones de origen de bienes de algún competidor.

f) No presentar un bien o un servicio como imitación o réplica de un bien o un servicio con una marca o un nombre comercial protegidos.

g) En el supuesto de bienes amparados por una denominación de origen, indicación geográfica o denominación específica, la comparación sólo podrá efectuarse
con otros bienes de la misma denominación.

La ley de marcas y designaciones prohíbe las marcas engañosas, es decir, aquellas que puedan hacer inducir a error sobre los eventuales componentes del
producto o servicio que distinguen.

Por su lado, el artículo 1101 del CCCN se ocupa de regular la publicidad dentro del articulado sobre Contratos de Consumo, a saber: 

Está prohibida toda publicidad que:

Contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan o puedan inducir a error al consumidor, cuando recaigan sobre elementos esenciales del producto o
servicio;

Efectúe comparaciones de bienes o servicios cuando sean de naturaleza tal que conduzcan a error al consumidor;

Sea abusiva, discriminatoria o induzca al consumidor a comportarse de forma perjudicial o peligrosa para su salud o seguridad.

Finalmente, cabe destacar que el Consejo de Autorregulación Publicitaria, CONARP, tiene dictado El Código de Ética y Autorregulación Publicitaria que es
ampliamente reconocido por los actores del ámbito publicitario.

Derecho a competir en el mercado

Los comerciantes y empresarios tienen una finalidad concreta, la de lucrar colocando sus productos y/o servicios en un mercado. “Salen” al mercado en busca de
ser preferidos. Va de suyo que, para el cumplimiento de sus fines deben respetar un sinnúmero de reglas. A nuestros efectos, analizaremos someramente los dos
plexos normativos centrales que limitan su actuación para ser elegidos. 
Por un lado, se encuentran con la normativa sobre Defensa de los Derechos del Consumidor y, por el otro, con la correspondiente a la Defensa de la Competencia
(libre concurrencia en un mercado).

Los derechos del consumidor fueron regulados por primera vez en la República Argentina en 1993 por la ley 24.240, en su texto original y, actualmente vigente con
varias modificaciones que han mejorado su efectividad al actualizarse a los tiempos actuales. 

Por su parte, los derechos del consumidor fueron receptados en la reforma constitucional de 1994, al incorporarse el capítulo de nuevos derechos y garantías
(derechos de tercera generación) con los artículos 36 a 43; especialmente el artículo 42 y menciones en el artículo 43.

Actualmente, este plexo normativo se ha completado por la regulación de los contratos de consumo en el CCCN, artículos 1092 a 1122.

El movimiento de protección de los derechos del consumidor ve la luz a través de un histórico discurso del – en ese entonces – Presidente de los Estados Unidos.
El 15 de Marzo de 1962 John Fitzgerald Kennedy, inmerso en un complejo escenario, luchando contra la Unión Soviética, soñando con conquistar la luna y, con un
mundo revolucionado por todo tipo de movimientos sociales, lanzó una frase que daría inicio a ese movimiento que nunca más se tendría y que sigue
evolucionando: "Ser consumidor, por definición nos incluye a todos”. Continuó aseverando que los consumidores constituyen el grupo económico más grande en el
mercado pero que, a menudo, es el único grupo importante que no es escuchado.

Justamente, la defensa de los derechos del consumidor resultó ser la respuesta a los efectos provocados por la aparición de bienes y servicios, producidos en
gran escala; que generó la necesidad de uniformidad y estandarización de las formas de distribución. Las razones de esta necesidad, fundamentalmente, se
relacionan con la racionalización de los costos y la organización administrativa de empresa. El consecuente fenómeno jurídico fue la “estandarización del
contrato”. Con él se buscaba asegurar la rapidez y seguridad de las transacciones. La estandarización del contrato, se materializó a través de los contratos por
adhesión a clausulas generales predispuestas por la empresa, es decir, sin que medien tratativas y discusiones previstas para todos los contratos que realice
sobre la misma materia correspondiente a su producción o comercialización. 

Sin embargo, en lo que aquí nos atañe, debemos observar que la diferencia de posición de poder de negociación, que se establece entre el oferente del servicio y/o
producto, y el consumidor, ha generado abusos de dicha posición.

Hasta aquí, la introducción a esta importante regulación, límite de la actividad mercantil, en los términos que estamos estudiando.

El otro importante plexo normativo que limita las conductas del empresario o comerciante en un mercado es la legislación sobre Defensa de la Competencia,
recientemente renovado por la ley 27.442 (parcialmente reglamentada por el decreto 480/2018)   que ha endurecido las sanciones para algunas conductas
restrictivas de la competencia, ha modificado la estructura de la Autoridad de Aplicación y, ha creado figuras nuevas como el Régimen de Clemencia.

Nosotros solo nos ocuparemos de esbozar las conductas y prácticas que regula la ley y que tienen capacidad para producir daño al interés económico general.

Debemos dejar aclarado que la competencia prohibida, en la esfera de la defensa de la competencia, cualquier perjuicio concurrente es ilícito, mientras que en la
competencia desleal lo ilícito no es el daño concurrencial, sino la utilización de un medio ilegal para causarlo. Lo que se sanciona en el ámbito de la defensa de la
competencia, es la utilización de los procedimientos lícitos, para atraer a los consumidores, en forma abusiva o de manera que desvirtúen el sistema competitivo,
en detrimento del interés económico general. En cambio, en el ámbito de la competencia desleal, nos encontramos con el ánimo de daño al otro, mediante medios
ilícitos; es un acto delictual que va en contra de la sana competencia.

Por lo expuesto, lo que protege la ley de Defensa de la Competencia es “el interés económico general”. Lo hace a través de la sanción de todas las conductas,
abuso de posición dominante y; concentraciones y fusiones que lo puedan dañar. 

El interés económico general es un concepto que, por su amplitud, se considera que puede acarrear inseguridad en la materia aquí tratada. Diversa doctrina está
con testes en cuanto a lo aquí expuesto. 

Sin embargo, el interés económico general, ha sido el pilar sobre el que se asienta la legislación argentina desde la ley 22.262 de 1980, mantenido por la ley 25.156
de 1999 como por la legislación actual sancionada en abril de 2018.
En este contexto y como una primera aproximación al tema, compartimos la postura doctrinaria que indica que, para determinar la afectación o no del interés
económico general, además de la normativa sobre concurrencia, debe tenerse en cuenta la necesidad del consumidor. Se señala entonces que debe formularse un
concepto amplio que contemple todas las variantes que se reúnen en el mercado en su aspecto fáctico y jurídico.

Para una inicial comprensión, debemos destacar que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, en agosto de 1997, preparó un trabajo en el cual realiza
un breve análisis “económico” de la ley vigente en ese entonces (ley 22.262). En dicho informe, teniendo presente el punto de vista jurídico sobre el concepto de
“interés económico general” expresa que, desde el punto de vista económico, sin embargo, resulta posible ayudar en su precisión a través del empleo de los
conceptos de "excedente del consumidor", "excedente del productor", "excedente total" y "función de bienestar social".   De esta forma, concluye que el interés
económico general puede identificarse con el concepto económico de "excedente total", y medirse como la suma del excedente del productor y del excedente del
consumidor. Salvo casos particulares, este concepto se maximiza en los mercados perfectamente competitivos, y es afectado negativamente por el monopolio y
otras formas de ausencia de la competencia.

El concepto económico de excedente puede entenderse genéricamente como beneficio. El excedente del consumidor sería la diferencia que obtiene entre su
disposición al pago por un producto o servicio y lo que efectivamente eroga por el mismo. Consecuentemente el excedente del productor es un concepto
semejante solo que analizado desde el lado de la oferta. 

Ahora bien, iniciar el estudio de la ley de Defensa de la Competencia aunque sea somero como se presentará en este ensayo, necesita contar con en conocimiento
de algunos conceptos sobre los que se asienta la ley.

Primero debemos entender que el mercado es ese mecanismo por medio del cual los compradores y los vendedores de un bien o servicio determinan
conjuntamente su precio y su cantidad. El precio es el elemento más relevante.

Seguidamente, debemos conocer algunos conceptos básicos sobre concentración económica, como ser grupos económicos y fusiones.

Los grupos económicos se configuran a través del concepto central de control. Una o varias sociedades o personas humanas ocuparán el lugar de controlantes y
una o varias sociedades, serán las controladas. El concepto de control en nuestra legislación está dado por el artículo 33 de la ley 19.550. La persona controlante
posee en la controlada las participaciones necesarias, en el capital, que le dan los votos para “formar la voluntad” de esta última. Formar la voluntad significa,
tomar las decisiones en la reunión de socios, marcar el rumbo de la sociedad controlada. Pues, la controlante es socia mayoritaria de la controlada.

El control y/o la conformación de grupos económicos puede generarse a través de diversas formas de integración. A los fines de este ensayo, mencionaremos dos:

Integración Vertical

Cuando la integración es vertical, las sociedades del grupo se encuentran en las distintas etapas de la producción o distribución de un producto o servicio.
De tal suerte, la sociedad fabricante, se abastece de materias primas generadas por otra sociedad del grupo y distribuye a través de otra sociedad del grupo.

Integración Horizontal

Cuando la integración es horizontal, las sociedades del grupo se encuentran – todas – en la misma etapa de producción o distribución de un producto o servicio.
En este caso, por ejemplo, la sociedad controlante, establece subsidiarias (sociedades controladas) que venden al público el producto o servicio que aquella genera.

Por su parte la fusión remite al concepto de unión de dos o más sociedades para conformar una nueva, por supuesto, de mayor tamaño. El concepto de fusión está
dado por el artículo 82 de la ley 19.550. En rigor, los conceptos son dos: fusión pura y; fusión por absorción. 
La fusión pura se produce cuando dos o más sociedades, se disuelven sin liquidarse para formar una nueva.

La fusión por absorción se produce cuando una o más sociedades se disuelven sin liquidarse para incorporarse a otra.

Disolución, jurídicamente hablando, significa que las sociedades pierden su personalidad jurídica para continuar realizando su objeto. Puede verse el artículo 101
de la 19.550 para comprender este concepto.

Teniendo presente lo que implica la disolución de una sociedad, las sociedades en proceso de fusión, toman ciertos recaudos legales – conforme la 19.550 – para
continuar funcionando hasta la finalización del mencionado proceso, es decir, hasta concretar la fusión. 

Ahora bien, la Ley de Defensa de la Competencia, tiene por objeto promover y preservar la competencia en el mercado en tutela del interés económico general. 

En su artículo 1, establece lo antedicho, a saber: 

Artículo 1°  - Están prohibidos los acuerdos entre competidores, las concentraciones económicas, los actos o conductas, de cualquier forma manifestados,
relacionados con la producción e intercambio de bienes o servicios, que tengan por objeto o efecto limitar, restringir, falsear o distorsionar la competencia o el
acceso al mercado o que constituyan abuso de una posición dominante en un mercado, de modo que pueda resultar perjuicio para el interés económico general. Se
les aplicarán las sanciones establecidas en la presente ley a quienes realicen dichos actos o incurran en dichas conductas, sin perjuicio de otras
responsabilidades que pudieren corresponder como consecuencia de los mismos.

Queda comprendida en este artículo, en tanto se den los supuestos del párrafo anterior, la obtención de ventajas competitivas significativas mediante la infracción
de otras normas.

La misma es aplicable a todas las personas humanas o jurídicas de carácter público o privado, con o sin fines de lucro que realicen actividades económicas en
todo o en parte del territorio nacional, y las que realicen actividades económicas fuera del país, en la medida en que sus actos, actividades o acuerdos puedan
producir efectos en el mercado nacional, según lo establece su artículo 4.

Uno de los puntos centrales de la nueva ley es la disuasión y persecución de la cartelización de las empresas, declarando nulos y sin ningún efecto tales actos.
Asimismo, su sola existencia presume el daño al interés económico general. 

La cartelización implica la realización de acuerdos informales para fijar precios y no competir entre sí, las conductas para el logro de dicho acuerdo se basan, en
controlar información, en evitar el ingreso de otros competidos al mercado de que se trate, en manipular el abastecimiento, entre otras. Son acuerdos informales
pues, son tácitos y se llevan a cabo a través de vías de comunicación informal (emails creados a tales efectos, números de celulares que no son los
“empresariales”, reuniones fuera del ámbito de las empresas cartelizadas, etc.).

La Ley 27.442 considera que se incurre en cartelización, muy especialmente, mediante las conductas que regula y presume que dañan el interés económico
general, establecidas en el artículo 2, a saber:

Art. 2°- Constituyen prácticas absolutamente restrictivas de la competencia y se presume que producen perjuicio al interés económico general, los acuerdos entre
dos o más competidores, consistentes en contratos, convenios o arreglos cuyo objeto o efecto fuere:

a) Concertar en forma directa o indirecta el precio de venta o compra de bienes o servicios al que se ofrecen o demanden en el mercado;

b) Establecer obligaciones de (i) producir, procesar, distribuir, comprar o comercializar sólo una cantidad restringida o limitada de bienes, y/o (ii) prestar un número,
volumen o frecuencia restringido o limitado de servicios;
c) Repartir, dividir, distribuir, asignar o imponer en forma horizontal zonas, porciones o segmentos de mercados, clientes o fuentes de aprovisionamiento;

d) Establecer, concertar o coordinar posturas o la abstención en licitaciones, concursos o subastas.

Estos acuerdos serán nulos de pleno derecho y, en consecuencia, no producirán efecto jurídico alguno.

Teniendo presente que todo resaltado del texto legal es nuestro, veamos que básicamente, lo explicado en párrafos anteriores se vincula con los supuestos
establecidos en los incisos a) y b), como concepto más generales de cartelización.

El reparto horizontal al que alude el inciso c), se conoce como “cartelización horizontal” y tiene como elemento central la afectación de los destinatarios finales del
producto o servicio de que se trate. Nos encontraremos frente a dos o más empresas que realizarán los pertinentes acuerdos para, cada una, “monopolizar” el
sector que se han adjudicado dentro del mercado en el que operan.

El inciso d) se refiere al supuesto en que los participantes – en una licitación del Estado o de otras instituciones – coluden, de tal suerte que, la licitación queda
adjudicada a quien ellos hayan decidido previamente. Esto se logra, justamente, estableciendo en forma previa el precio con que cada uno se presentará en la
licitación, quienes no se presentarán, entre otras posibilidades de acuerdos.

Un importante y conocido caso fue el de las empresas productoras de oxígeno líquido y gaseoso para nosocomios protagonizado, entre otras, por Praxair Argentina
S.A. y Air Liquide S.A. Las multas establecidas por la CNDC, fueron confirmadas por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal de la Capital
Federal y, quedaron firmes cuando la CSJN desestimó los recursos extraordinarios en el año 2015.

A su tiempo, el artículo 3, enuncia en forma no taxativa, un cúmulo de conductas o prácticas entre las cuales se identifican, los acuerdos colusorios, los acuerdos
exclusorios, las clausulas atadas (tying clauses o tying arrangements), la negativa de injustificada de venta, el dumping, los directorios compartidos, entre otros. El
mencionado artículo, dispone:

“Constituyen prácticas restrictivas de la competencia, las siguientes conductas, entre otras, en la medida que configuren las hipótesis del artículo 1° de la

presente ley:

a) Fijar en forma directa o indirecta el precio de venta, o compra de bienes o servicios al que se ofrecen o demanden en el mercado, así como intercambiar

información con el mismo objeto o efecto;

b) Fijar, imponer o practicar, directa o indirectamente, de cualquier forma, condiciones para (i) producir, procesar, distribuir, comprar o comercializar sólo una

cantidad restringida o limitada de bienes, y/o (ii) prestar un número, volumen o frecuencia restringido o limitado de servicios;

c) Concertar la limitación o control del desarrollo técnico o las inversiones destinadas a la producción o comercialización de bienes y servicios;

d) Impedir, dificultar u obstaculizar a terceras personas la entrada o permanencia en un mercado o excluirlas de éste;

e) Afectar mercados de bienes o servicios, mediante acuerdos para limitar o controlar la investigación y el desarrollo tecnológico, la producción de bienes o

prestación de servicios, o para dificultar inversiones destinadas a la producción de bienes o servicios o su distribución;

f) Subordinar la venta de un bien a la adquisición de otro o a la utilización de un servicio, o subordinar la prestación de un servicio a la utilización de otro o a la

adquisición de un bien;

g) Sujetar la compra o venta a la condición de no usar, adquirir, vender o abastecer bienes o servicios producidos, procesados, distribuidos o comercializados

por un tercero;

h) Imponer condiciones discriminatorias para la adquisición o enajenación de bienes o servicios sin razones fundadas en los usos y costumbres comerciales;
i) Negarse injustificadamente a satisfacer pedidos concretos, para la compra o venta de bienes o servicios, efectuados en las condiciones vigentes en el

mercado de que se trate;

j) Suspender la provisión de un servicio monopólico dominante en el mercado a un prestatario de servicios públicos o de interés público;

k) Enajenar bienes o prestar servicios a precios inferiores a su costo, sin razones fundadas en los usos y costumbres comerciales con la finalidad de desplazar

la competencia en el mercado o de producir daños en la imagen o en el patrimonio o en el valor de las marcas de sus proveedores de bienes o servicios;

i) La participación simultánea de una persona humana en cargos ejecutivos relevantes o de director en dos o más empresas competidoras entre sí.”

- Ley 27.442 - Artículo 3.

Luego de establecer las conductas o prácticas previamente comentadas, la ley (al igual que su anterior, Ley N° 25.156) se ocupa de establecer los supuestos de
posición dominante y el mercado relevante en el cual, se deberá analizar el presunto abuso de dicha posición. 

El artículo 5, establece los supuestos posición dominante, a saber:

“A los efectos de esta ley se entiende que una o más personas goza de posición dominante cuando para un determinado tipo de producto o servicio es la única

oferente o demandante dentro del mercado nacional o en una o varias partes del mundo o, cuando sin ser única, no está expuesta a una competencia sustancial

o, cuando por el grado de integración vertical u horizontal está en condiciones de determinar la viabilidad económica de un competidor participante en el

mercado, en perjuicio de éstos.”

- Ley 27.442 - Artículo 5

La posición dominante es una posición de fuerza económica que ostenta una empresa y que la ubica en un lugar de privilegio dentro de un mercado relevante. Esto
le posibilita un comportamiento independiente.

Es importante destacar que, la ley en el artículo mencionado precedentemente, incluye características que definen al monopolio (ser la única oferente en un
mercado), dentro de las pautas legales que conceptualizan a la posición dominante. 

De todas formas, aunque puede considerarse dificultosa la distinción nítida entre monopolio y abuso de posición dominante, podemos destacar que cuando hay
monopolio no existe competencia; en tanto que, cuando una empresa goza de una situación de dominio en un mercado, la misma puede conducirse en forma
autónoma sin que el comportamiento de sus competidores y consumidores o usuarios influyan en sus decisiones. En cuanto a la determinación del precio, la
empresa que ejerce una posición dominante tiene la capacidad de influir en la formación del precio del producto o servicio de que se trate; mientras que la empresa
monopólica, no ejerce influencia sino que determina el precio, del producto o servicio que ofrece, en forma unilateral puesto que no existen competidores.

El artículo 6 de nuestra legislación antitrust establece los requisitos del Mercado Relevante, dentro del cual deberá analizarse la situación de abuso de que se trate,
a saber:

1 El grado en que el bien o servicio de que se trate, es sustituible por otros, ya sea de origen nacional como extranjero; las condiciones de tal sustitución y el tiempo
requerido para la misma;

2 El grado en que las restricciones normativas limiten el acceso de productos u oferentes o demandantes al mercado de que se trate;
3 El grado en que el presunto responsable pueda influir unilateralmente en la formación de precios o restringir al abastecimiento o demanda en el mercado y el grado
en que sus competidores puedan contrarrestar dicho poder.

El concepto de “sustituibilidad” de un producto implica la posibilidad del consumidor de reemplazarlo por uno idéntico o por uno similar. Así lo señala la doctrina.

La influencia de las “barreras normativas”, es decir, leyes por las cuales se restrinja o limite el ingreso a un mercado relevante de determinado producto, deberá ser
analizado en el contexto global, atendiendo a las particularidades de cada caso.

La posibilidad de influir, unilateralmente, en la formación del precio del bien, nuevamente, es el dato que más nos aproxima a una situación monopólica junto con  la
restricción del abastecimiento.

Para finalizar esta aproximación a la temática sobre la posición dominante, que puede ejercer una persona o un grupo de personas en un mercado determinado,
debemos recordar que la misma será pasible de sanción cuando se ejerza en forma abusiva y se produzca la afectación del interés económico general. Todo
conforme lo establece el artículo 1 de la ley analizada.

La tercera área de prácticas restrictivas de la competencia en los términos de la 27.442, queda configurada por el tratamiento de las concentraciones. 

El artículo 7 de la ley, establece que, a los efectos de la ley, se entiende por concentración económica la toma de control de una o varias empresas, a través de la
realización de los siguientes actos:

La fusión entre empresas;

La transferencia de fondos de comercio;

La adquisición de la propiedad o cualquier derecho sobre acciones o participaciones de capital o títulos de deuda que den cualquier tipo de derecho a ser
convertidos en acciones o participaciones de capital o a tener cualquier tipo de influencia en las decisiones de la persona que los emita cuando tal adquisición
otorgue al adquirente el control de, o la influencia sustancial sobre sí misma;

Cualquier otro acuerdo o acto que transfiera en forma fáctica o jurídica a una persona o grupo económico los activos de una empresa o le otorgue influencia
determinante en la adopción de decisiones de administración ordinaria o extraordinaria de una empresa;

Cualquiera de los actos del inciso c) del presente, que implique la adquisición de influencia sustancial en la estrategia competitiva de una empresa.

Los conceptos de fusión, control y transferencia de fondos de comercio, los hemos abordado en párrafos anteriores.

Las concentraciones económicas cuyo objeto o efecto sea o pueda ser restringir o distorsionar la competencia, de modo que pueda resultar un perjuicio para el
interés económico general, quedan prohibidas por imperio del artículo 8.

En consonancia con lo expuesto, la ley establece un sistema de notificación previa obligatoria para todas las concentraciones que superen un determinado
volumen de negocios, conforme el artículo 9. Para quedar sometidas a este régimen, la suma del volumen de negocio total del conjunto de empresas afectadas
debe superar en el país una suma equivalente a cien millones (100.000.000) de unidades móviles. Hoy, 2018, el valor de la unidad móvil, a quedado fijado en veinte
pesos, conforme el artículo 85 de la ley y su decreto reglamentario.

Luego, la ley nos brinda una suerte de especificaciones técnicas para determinar el volumen de negocio total y, en el artículo 11, establece las excepciones a la
notificación previa obligatoria. 
Conforme el artículo 14, en todos los casos sometidos a la notificación previa obligatoria y dentro de los cuarenta y cinco (45) días de presentada la información y
antecedentes de modo completo y correcto, la autoridad, por resolución fundada, deberá decidir:

Autorizar la operación;

Subordinar el acto al cumplimiento de las condiciones que la misma autoridad establezca;

Denegar la autorización.

Cuando el Tribunal de Defensa de la Competencia considere que la operación notificada tiene la potencialidad de restringir o distorsionar la competencia, con
perjuicio para el interés económico general, previo a tomar una decisión comunicará a las partes sus objeciones y las convocará a una audiencia para considerar
posibles medidas que mitiguen el efecto negativo sobre la competencia. Dicho informe deberá ser simultáneamente puesto a disposición del público.

En estos casos, el plazo de resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia podrá extenderse por hasta ciento veinte (120) días adicionales, mediante
dictamen fundado. También, dicho plazo podrá suspenderse hasta tanto las partes respondan a las objeciones presentadas por el Tribunal de Defensa de la
Competencia.

El Tribunal de Defensa de la Competencia podrá tener por no notificado el acto de concentración en cuestión, de considerar que no cuenta con la información y
antecedentes –generales o adicionales- presentados de modo completo y correcto. No obstante, ante la falta de dicha información en los plazos procesales que
correspondan, el Tribunal de Defensa de la Competencia podrá resolver con la información que pueda por sí misma obtener en ejercicio de las facultades que le
reserva esta ley.

La dilación excesiva e injustificada en el requerimiento de información será considerada una falta grave por parte de los funcionarios responsables.

Transcurrido el plazo previsto en el artículo 14 comentado, sin mediar resolución al respecto, la operación se tendrá por autorizada tácitamente. La autorización
tácita producirá en todos los casos los mismos efectos legales que la autorización expresa. 

Asimismo, conforme el artículo 16, las concentraciones que hayan sido notificadas y autorizadas no podrán ser impugnadas posteriormente en sede administrativa
en base a información y documentación verificada por el Tribunal de Defensa de la Competencia, salvo cuando dicha resolución se hubiera obtenido en base a
información falsa o incompleta proporcionada por el solicitante, en cuyo caso se las tendrá por no notificadas, sin perjuicio de las demás sanciones que pudieren
corresponder.

 Finalmente, el artículo 17, establece que cuando la concentración económica involucre servicios que estuvieren sometidos a regulación económica del Estado
Nacional a través de un ente regulador, la Autoridad Nacional de la Competencia requerirá, al mismo, opinión fundada sobre la propuesta de concentración
económica. El pronunciamiento de estos entes no será vinculante para la Autoridad Nacional de la Competencia.

Como hemos adelantado, la ley de Defensa de la Competencia, es mucho más extensa de lo aquí tratado. Sin embargo, entendemos que, en esta instancia solo
corresponde analizar sus aspectos centrales, vinculados al desarrollo de las prácticas prohibidas, como límite a la actividad del comerciante y empresario.
Lección 15 de 18

Tema 3: Contabilidad y estados contables: obligados a llevar contabilidad,


excepciones

Obligaciones de comerciantes y empresarios 

Las dos obligaciones que se tratan son la de llevar Contabilidad y la de Rendir Cuentas.

Como hemos visto, al explicar los conceptos de Empresario y Cuasi Empresario, la obligación del llevar contabilidad está regulada en el actual CCCN, a partir del
artículo 320 hasta el artículo inclusive.

Esta parte de nuestro ensayo se realiza siguiendo el Código Civil y Comercial de la Nación comentado y publicado por el Sistema Argentino de Información Jurídica
(SAIJ) del Ministerio de Justicia y Derecho Humanos de la Presidencia de la Nación. 

La contabilidad, según Fowler Newton es una...

“...disciplina técnica que, a partir del procesamiento de datos sobre la composición y evolución del patrimonio de un ente, de los bienes de propiedad de terceros

en su poder y de ciertas contingencias, produce información para la toma de decisiones de administradores y terceros interesados, y para la vigilancia de los

recursos y obligaciones del ente.”

- Fowler Newton

Según el artículo 320 del CCCN, la ley establece la obligación de llevar contabilidad para algunos sujetos, regulando la posibilidad de llevar contabilidad a aquellos
que así lo deseen y, estableciendo excepciones para otros.

Sujetos Obligados

Si bien la legislación nos habla de sujetos “obligados”, vale aclarar que la doctrina se ha inclinado por establecer que nos encontramos ante un “deber jurídico”.

Están obligadas a llevar contabilidad:


- Las personas jurídicas privadas, es decir, tanto las sociedades como las personas jurídicas sin fines de lucro y todas las enunciadas en al artículo 148 del CCCN;
- Las personas humanas que realizan una actividad económica organizada y;
- Las personas humanas que son empresarias.

Recordemos que, al analizar la Empresa, nos referimos a las figuras enunciadas en el párrafo precedente.
Todas estas personas, deberán inscribirse en los registros correspondientes. Las personas humanas, deberán inscribirse conforme, IGJ Resol 07/2015 art. 36 inc. 1 y Libro V sobre
Matrículas Individuales, vigente al presente momento año 2018.

Sujetos Voluntarios

Aquellos que deseen llevar contabilidad sin estar obligados, deberán cumplir con todos los requisitos establecidos para los obligados. 

Sujetos Eximidos

- Los profesionales liberales, es decir, las personas humanas que ejercen profesiones así consideradas (médicos, abogados, etc.) no están obligadas a llevar libros.
- Personas humanas que realizan actividades agropecuarias y conexas, no organizadas en forma de empresa. En este caso, lo que prevalece es la relación de trabajo realizada
directamente sobre el fundo (la tierra) y, la exención es histórica en nuestro derecho comercial ya que, nuestro derogado C.Cio en su art. art 452 inc 3 que establecía que no eran
compraventas mercantiles, las que hacían los labradores y hacendados de los frutos de sus cosechas y ganados. 
Las actividades conexas son aquellas dirigidas a la transformación o venta de los productos agropecuarios, cuando están comprendidas en el giro normal de dichas actividades,
para preparar y conservar el producto para venderlo. “Transformación del Producto Limitada a su Primera Manipulación”.  (por ejemplo: la producción de aceite de oliva).
- Las actividades que, por el volumen de su giro, resulta inconveniente sujetar a tales deberes.

A partir del establecimiento de los sujetos obligados y demás casos analizados, el CCCN, establece los parámetros para llevar la contabilidad. En primer lugar, se
refiere al modo de hacerlo y nos indica que la contabilidad debe ser llevada sobre una base uniforme para poder obtener un cuadro verídico de las actividades y de
los actos que deben registrarse. Con ello, podrá accederse a la individualización de las operaciones y de las cuentas acreedoras y deudoras. 

Por su parte, cada uno de los registros (asientos) deben respaldarse con la documentación respectiva que debe archivarse de forma que sea, fácilmente,
localizable para su consulta. (art 321).

A continuación el CCCN art. 322, establece cuales son los registros indispensables. El C.Cio derogado se refería a los libros del comerciante (art. 43 y siguientes). El
CCCN utiliza el vocablo registros, anoticiándose de la existencia de variados soportes informáticos para generar los “registros” indispensables.

Ahora bien, esos registros indispensables son: a) diario; b) inventario y balances; c) aquellos que corresponden a una adecuada integración de un sistema de
contabilidad y que exige la importancia y la naturaleza de las actividades a desarrollar; d) los que en forma especial impone este Código u otras leyes.

El diario, es el registro fundamental, en donde se asientan todas las operaciones en orden cronológico. Las precisiones sobre el libro o registro llamado Diario, se
completan en el artículo 327 que establece que, en él se deben registrar todas las operaciones relativas a la actividad de la persona que tienen efecto sobre el
patrimonio, individualmente o en registros resumidos que cubran períodos de duración no superiores al mes. Estos resúmenes deben surgir de anotaciones
detalladas practicadas en subdiarios, los que deben ser llevados en las formas y condiciones establecidas en los artículos 323, 324 y 325. Es decir, con todos los
requisitos establecidos para los registros indispensables. También establece que el registro o Libro Caja y todo otro diario auxiliar que forme parte del sistema de
registraciones contables, integra el Diario y deben cumplirse las formalidades establecidas para el mismo.

El inventario y balances se detallan los activos, pasivos y el patrimonio con el que cuenta una empresa y, en el que se vuelca el balance general.

Los registros indicados en el inciso c), dependerán del volumen del giro que tenga la persona.

Los registros especiales que imponen el CCCN y otras leyes, se refiere a aquellos establecidos conforme a la actividad, por ejemplo, los libros que deben llevar los
martilleros públicos para registrar el ingreso y egreso de bienes, conforme a la ley 20.266.

Seguidamente, el CCCN establece los requisitos formales de los libros que deben ser presentados e el Registro Público que corresponda y, de rúbrica. La rúbrica
consiste en anotar, en el primer folio del libro, nota fechada y firmada de su destino, del número de ejemplar, del nombre de su titular y del número de folios que
contiene.

También, en el artículo 324, el CCCN, continúa refiriéndose a los libros en soporte papel y, establece las siguientes prohibiciones: a) alterar el orden en que los
asientos deben ser hechos; b) dejar blancos que puedan utilizarse para intercalaciones o adiciones entre los asientos; c) interlinear, raspar, emendar o tachar, sin
salvar el defecto mediante un nuevo asiento, hecho en la fecha en que se advierta la omisión o el error; d) mutilar parte alguna del libro, arrancar hojas o alterar la
encuadernación o foliatura; e) cualquier otra circunstancia que afecte la inalterabilidad de las registraciones.

A continuación, en el artículo 325, insiste sobre la obligación de que los asientos – tanto en libros, como en registros contables – se encuentren en forma
cronológica, actualizada, sin alteración alguna que no haya sido debidamente salvada. 

Establece la obligación de que deben ser llevados en idioma y moneda nacional. 

Asimismo, deben permitir determinar - al cierre de cada ejercicio económico anual - la situación patrimonial, su evolución y sus resultados. Por su parte, ordena que
los libros y registros deben permanecer en el domicilio de su titular.

Dada su importancia, el CCCN establece que, al cierre del ejercicio (que puede estar establecido en cualquier fecha del año) quienes llevan contabilidad, deben
confeccionar sus estados contables, que comprenden como mínimo un estado de situación patrimonial y un estado de resultados que deben asentarse en el
registro de inventarios y balances.

Seguidamente, el artículo 328 del CCCN se ocupa del importante tema de la conservación de los libros y/o registros. Para lo cual se mantiene el plazo de 10 años,
según establecía el anterior C.Cio artículo 67, excepto que leyes especiales establezcan plazos más extensos,.

De tal suerte, establece desde cuando se cuentan los 10 años mencionados:

a) los libros, contándose el plazo desde el último asiento;

b) los demás registros, desde la fecha de la última anotación practicada sobre los mismos y;

c) los instrumentos respaldatorios, desde su fecha.

Establece que los herederos deben conservar los libros del causante y, en su caso, exhibirlos en la forma prevista en el artículo 331, que veremos más adelante y
hasta que se cumplan los plazos indicados anteriormente.

Por otra parte y, en consonancia con lo enunciado sobre otros soportes (ópticos, mecánicos, magnéticos, electrónicos) para llevar los registros contables, el CCCN
establece las normas generales para solicitar autorización al Registro Público correspondiente. La petición debe contener una adecuada descripción del sistema
que se pretende utilizar y debe contar con dictamen de Contador Público e indicación de los antecedentes de su utilización. Si la petición es aprobada, ésta y la
respectiva resolución del organismo de contralor, deben transcribirse en el libro de Inventarios y Balances.

Para el único libro que no se admite solicitud de pedido de sustitución es para el de Inventarios y Balances

También se puede solicitar la sustitución del soporte papel, por otros, para la conservar de la documentación.

Debemos destacar que la autorización sólo se debe otorgar si los soportes o medios alternativos son equivalentes, en cuanto a inviolabilidad, verosimilitud y
completitud.

El artículo 333, establece las reglas sobre eficacia probatoria, manteniendo la regla establecida en nuestro derecho comercial, por el C.Cio derogado, mediante la
cual la contabilidad es elemento prueba entre comerciantes y/o empresas y; solo será – con las excepciones existentes – un principio de prueba por escrito contra
quienes no sean comerciantes.

Dicho lo anterior, el artículo establece que la contabilidad (obligatoria o voluntaria) llevada en la forma y con los requisitos prescritos, debe admitirse como medio
de prueba en juicio.
En consonancia con la teoría de los actos propios (venire contra factum proprium non valet), el CCCN establece que la contabilidad de una persona prueba contra
ella y contra sus sucesores, aunque no estuviera en forma, sin admitírseles prueba en contrario. 

Por otra parte la contabilidad, prueba en favor de quien la lleva, cuando en litigio contra otro sujeto que lleva contabilidad, éste no presenta registros contrarios
incorporados en una contabilidad regular. Ante esta circunstancia, el juez tiene la facultad de apreciar esa prueba pero, también puede exigir otra supletoria.

En el caso en que resulta prueba contradictoria de los registros de las partes que litigan, y unos y otros se hallan con todas las formalidades necesarias y sin vicio
alguno, el juez debe prescindir de este medio de prueba y proceder por los méritos de las demás probanzas que se presentan. 

Finalmente, como adelantáramos, si el litigio es contra quien no está obligado a llevar contabilidad, ni la lleva voluntariamente, ésta sólo sirve como principio de
prueba por escrito de acuerdo con las circunstancias del caso.

El último artículo sobre quienes deben llevar contabilidad se ocupa, concretamente, de brindar las reglas para las investigaciones y para la exhibición de los libros y
registros contables. El mismo reza: artículo 331. Investigaciones: Excepto los supuestos previstos en leyes especiales, ninguna autoridad, bajo pretexto alguno,
puede hacer pesquisas de oficio para inquirir si las personas llevan o no registros arreglados a derecho. La prueba sobre la contabilidad debe realizarse en el lugar
previsto en el artículo 325, aun cuando esté fuera de la competencia territorial del juez que la ordena. La exhibición general de registros o libros contables sólo
puede decretarse a instancia de parte en los juicios de sucesión, todo tipo de comunión, contrato asociativo o sociedad, administración por cuenta ajena y en caso
de liquidación, concurso o quiebra. Fuera de estos casos únicamente puede requerirse la exhibición de registros o libros en cuanto tenga relación con la cuestión
controvertida de que se trata, así como para establecer si el sistema contable del obligado cumple con las formas y condiciones establecidas en los artículos 323,
324 y 325.

Este artículo sienta el principio de la confidencialidad de la contabilidad y de los papeles de comercio y se sostiene en principios constitucionales, como el que
surge del artículo 18 CN sobre inviolabilidad de los papeles privados.
Lección 16 de 18

Tema 4: La obligación de rendir cuentas: definición, requisitos, obligados a rendir


cuentas

La obligación de llevar contabilidad fue, históricamente, acompañada con la obligación de Rendir Cuentas, sin perjuicio de las distintas circunstancias en las que
éstas se dan. 

La rendición de cuentas se encuentra regulada, actualmente, en el CCCN en los artículos 858 a ….. Sin perjuicio de las especiales referencias a la misma, dentro de
otros institutos jurídicos regulados en el mismo CCCN. 

Originariamente, la rendición de cuentas se encontraba regulada en el C.Cio en los artículos 68 a 74 y, establecida como una obligación de los comerciantes en el
artículo 33 inciso 4 y reiterada en su artículo 70.

El artículo 858 del CCCN, nos da el concepto legal de cuenta estableciendo que esta es: la descripción de los antecedentes, hechos y resultados pecuniarios de un
negocio, aunque consista en un acto singular. También, nos brinda el concepto de rendición de cuentas, siendo ésta la acción de poner en conocimiento de la
persona interesada, conforme a las disposiciones de los artículos que le siguen. 

Ésta obligación se tiene frente al dueño del negocio, frente a la persona en cuyo interés o por cuya cuenta se actúa, ante la existencia de un mandato. 

Debe tenerse presente que la Rendición de Cuentas es un instituto jurídico distinto de la Contabilidad. Por tal motivo, cuando el CCCN – en este capítulo – describe
a la “cuenta”, al igual que lo hacía el C.Cio. en el artículo 68, no se está refiriendo a los asientos contables, si no a la cuenta descripta precedentemente como
elemento central para cumplir con este instituto jurídico: la Rendición de Cuentas. 

Siburu (1905), en su comentario al Código de Comercio Argentino – Tomo II, daba los tres elementos constitutivos de la cuenta que se encuentran, perfectamente,
vigentes en la actualidad, a saber:

“1° El título o denominación, que determina el objeto o el sujeto de la cuenta. El título de las cuentas generales […] se determina por el objeto, mientras que el de

las cuentas particulares por el sujeto;

2° La descripción sumaria de los hechos relativos a la operación objeto de la cuenta, tales como las enajenaciones, adquisiciones, gastos y demás actos o

gestiones que se refieran al patrimonio;

3° Los resultados de la operación, parciales o generales, avaluados en dinero o en especie.”

- Siburu (1905) - Comentario al Código de Comercio Argentino – Tomo II.

Seguidamente, el CCCN – artículo 859 – dispone los requisitos que debe cumplir la rendición de cuentas, a saber:

1 Ser hecha de modo descriptivo y documentado; 


2 Incluir las referencias y explicaciones razonablemente necesarias para su comprensión;

3 Acompañar los comprobantes de los ingresos y de los egresos, excepto que sea de uso no extenderlos;

4 Concordar con los libros que lleve quien las rinda.

Los obligados a rendir cuentas, han quedado establecidos en el artículo 860 del CCCN. Estos son: Obligación de rendir cuentas Están obligados a rendir cuentas,
excepto renuncia expresa del interesado:

1 Quien actúa en interés ajeno, aunque sea en nombre propio;

2 Quienes son parte en relaciones de ejecución continuada, cuando la rendición es apropiada a la naturaleza del negocio;

3 Quien debe hacerlo por disposición legal.

Estos sujetos podrán realizar la rendición de cuentas en forma privada salvo, que la ley disponga que deba ser realizada judicialmente.

Queda claro que el inciso b) del artículo 860, no se está refiriendo a un especial obligado a rendir cuentas si no que, se ocupa de especificar que en aquellos
negocios de ejecución continuada, corresponde rendir cuentas en forma periódica, de acuerdo a la naturaleza del mismo. 

En consonancia con lo comentado en el párrafo inmediatamente anterior, podemos referirnos a la oportunidad de rendir cuentas, es decir, al momento o época, en
que éstas deben ser rendidas. Básicamente, esto deberá suceder de acuerdo a lo que se establezca en la ley o, en acuerdo de partes. Si no existen tales
disposiciones, la rendición de cuentas debe hacerse al finalizar el negocio o, si este es de ejecución continuada, una vez al año. 

A su tiempo, corresponde referirse a la aprobación de la rendición de cuentas. El artículo 862, dispone que la aprobación de la rendición de cuentas puede ser
expresa o tácita. La aprobación es tácita cuando la rendición no es observada en el plazo convenido o dispuesto por la ley o, en su defecto, en el de 30 (treinta) días
de presentadas en debida forma. 

No obstante lo expuesto, puede ser observada por errores de cálculo o de registración dentro del plazo de caducidad de un año de recibida.

Por su parte, y sobre la aprobación de rendición de cuentas en negocios de ejecución continuada el artículo 863, establece que, si la rendición de cuentas del
último período es aprobada, se presume que también lo fueron las rendiciones correspondientes a los periodos anteriores.

Finalmente, aprobada la rendición de cuentas, el dueño del negocio debe abonar el eventual saldo en el plazo legal, el convenido o, en defecto de ambos, en el
plazo de 10 (diez) días y; el obligado a rendir cuentas debe devolver los títulos y documentos que le hayan sido entregados para el cumplimiento del negocio ajeno.
Cabe destacar que, por resultar documentación respaldatoria de la gestión de quien ha llevado a cabo un negocio en interés ajeno, éste no está obligado a devolver
las instrucciones que, en tal sentido, se le han otorgado.
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Cierre de la unidad

¿Qué plexos normativos básicos enmarcarán la actividad de la Empresa?

Los derechos del empresario que encuentran raigambre constitucional se encuentran limitados por importantes plexos normativos, como ser, la legislación sobre
defensa de la competencia y sobre derechos del consumidor.

Deberán llevar contabilidad de acuerdo a las bases normativas fijadas, actualmente, por el CCCN.
Lección 18 de 18

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