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JOSE BLANCO
C.I 26658470
DIN7(B )
"La voluntad del Estado supone un objeto sobre el cual actúa. Cuando la acción se repite
continuamente, se llama "actividad". Lo anterior sirve a Lorenz von Stein para explicar que
"esta actividad del Estado, que tiene lugar mediante los órganos estatales y constituye, por
lo tanto, la vida propiamente exterior del Estado, es lo que se llama administración del
Estado".
La administración pública -caracterizada como la actividad del Estado- tiene por objeto a
la sociedad, para la cual labora en su perpetuación y desarrollo. Por consiguiente, dicha
administración tiene su origen existencial, así como su legitimidad y justificación, en la
perpetuación y desenvolvimiento de la sociedad. La actividad del Estado entraña una gran
variedad de expresiones, lo cual no ha facilitado que el Estado se defina por lo que hace.
Max Weber, atento a esta dificultad, optó por conceptuar al Estado con base no en sus
funciones o finalidades, sino con fundamento en su medio específico: la fuerza física
territorialmente monopolizada. Sin embargo, la administración pública desafía esa
imposibilidad, y encuentra su definición agrupando las acciones primigenias y principales
que el Estado realiza para perpetuar y desarrollar a la sociedad. Con base en las
argumentaciones precedentes, podemos afirmar que la administración pública constituye la
actividad del Estado que está encaminada a producir las condiciones que facilitan la
perpetuación de la sociedad y crear las capacidades de desarrollo de los elementos que la
constituyen.
Porque una organización es eso: un Sistema que integra distintas partes y subsistemas
que deben operar de manera acoplada. Coordinada, en un mismo sentido. Y este sistema
contiene procesos relacionados entre sí. De este modo, los resultados de unos son
“entradas” de otros, en forma de materiales, información, instrucciones, documentos.
La Gestión de Procesos facilita la coordinación entre los elementos del sistema y, por
tanto, esa necesaria optimización. Es más, podemos considerarla imprescindible. Una meta
de la gestión de procesos es la mejor comprensión sobre cómo se realizan las operaciones
de una organización, de cómo se relacionan entre sí.
La gestión de procesos permite analizar con detalle las actividades de una organización.
Se establecen así las condiciones para mejorar la calidad de los resultados y la satisfacción
de ciudadanos y ciudadanas; detectar oportunidades de mejora y reducir costes. Y todo ello
al mismo tiempo. Habría que añadir que, desde una visión de procesos, es posible
determinar las cargas de trabajo de los procesos y llevar a cabo una consecuente
distribución del personal de la institución. En definitiva, gestionar por procesos debe
considerarse más que una elección, una obligación.
Las transformaciones administrativas que han tenido lugar en el sector público
venezolano producto de la reforma del Estado que se inició con mayor fuerza a finales de
1991 y que se desarrolló con cierto vigor hasta 1998, se promovieron y aplicaron a través de
los planteamientos que integran los postulados de la gerencia empresarial eficientita, este
enfoque lleva consigo que de forma aparente este proceso se le vacíe de su contenido
político que le es inherente por su naturaleza, esto es precisamente uno de los aspectos
donde los procesos de reforma del Estado en América Latina han mostrado a nuestro juicio
su mayor debilidad, pues se han convertido en un conjunto de propuestas
fundamentalmente técnicas para cambiar estructuras político-administrativas ineficientes
por unas que apuntalen la eficiencia, sin observancia de aspectos inequívocos de la
naturaleza de la administración pública producto de su proceso histórico-político y socio
cultural. Es decir que se han trasladado acríticamente construcciones tecnológicas
producidas a partir de problemas de producción del sector privado para explicar y resolver
situaciones del sector público, siguiendo una idea que reduce el problema de la
administración pública a un problema meramente de funcionamiento-técnico.