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Educación Experiencial
Objetivos: a través del desarrollo de los contenidos de la clase se espera que las y los
estudiantes:
Comprendan el concepto de Educación Experiencial y conozcan sus diferentes
modalidades.
Reconozcan los rasgos característicos de las distintas modalidades de Educación
Experiencial y establezcan comparaciones que les permitan realizar las
transiciones entre ellas.
Comprendan el concepto de Aprendizaje-Servicio y sus características distintivas.
Conozcan los distintos grados o niveles de participación en el trabajo con
poblaciones y comprendan la importancia de promover una participación
auténtica.
Comprendan y analicen los distintos aspectos formativos implicados en la
participación de proyectos de Aprendizaje-Servicio (formación en valores para
una ciudadanía responsable, ética y calidad académica).
Bibliografía:
Como hemos visto, las actividades antes enunciadas como parte de la extensión
universitaria fueron surgiendo paulatinamente con el correr de los tiempos, a medida que
fue cambiando el modelo institucional universitario imperante del momento. Esto es, desde
el modelo de universidad tradicional, donde las tres misiones estaban más
compartimentalizadas en cuanto a su vínculo con la comunidad, transitando etapas donde
fue creciendo la conciencia respecto de la responsabilidad de aportar su caudal de
conocimiento y recursos al servicio de la comunidad, hasta la expresión de un modelo
institucional donde los tres pilares ya no sean paralelos sino articulados entre sí,
promoviendo la responsabilidad social, sobre todo hacia los sectores más vulnerables, como
propuesta superadora.
El eje vertical del gráfico refiere a la menor o mayor calidad del servicio solidario que
se presta a la comunidad, y el eje horizontal indica la menor o mayor integración del
aprendizaje curricular o de contenidos educativos con la actividad que se desarrolla. El
“menor” o “mayor” servicio ofrecido puede asociarse con diversas variables, como el tiempo
destinado a la actividad, o la potencialidad del proyecto para atender efectivamente una
demanda.
En función de estos ejes quedan delimitados los cuadrantes, que permiten diferenciar
cuatro tipos de experiencias educativas:
• Trabajos de Campo/Prácticas pre-profesionales /Pasantías: Son actividades de
investigación y práctica que involucran a los estudiantes con la realidad de su comunidad,
pero considerándola como objeto de estudio. Permiten aplicar y desarrollar conocimientos y
habilidades en contextos reales que apuntan al conocimiento de la realidad, pero no se
proponen ni su transformación ni el desarrollo de vínculos solidarios. El principal
destinatario del proyecto es el estudiante, el énfasis está puesto en la adquisición de
aprendizajes, siendo el contacto con la realidad de carácter instrumental. La fortaleza de
este tipo de acciones puede estar en su impacto en la formación de algunas de los saberes
requeridos para el desempeño profesional. Sin duda son indispensables para vincular la
teoría con la práctica, y para ofrecer a los estudiantes una formación que no se agote en los
libros. El riesgo a evitar es la potencial manipulación de los vínculos comunitarios para
provecho exclusivo de los objetivos académicos.
• Iniciativas solidarias asistemáticas: Se definen por su intencionalidad solidaria,
pero no tienen, o tienen poca integración con el aprendizaje formal. Son actividades
ocasionales, que tienden a ocuparse de una necesidad puntual.
1
La versión original de los cuadrantes fue diseñada por el “Service Learning Center 2000” de la Universidad de
Stanford, California, en 1996. Fue presentada por Wade Brynelson en el II Seminario Internacional “Educación y
Servicio Comunitario” organizado en Buenos Aires en 1998.
En general surgen espontáneamente, no son planificadas como parte del proyecto
educativo institucional y no suelen exceder lo puramente asistencial. El principal destinatario
es la comunidad beneficiaria, el énfasis está puesto en atender una necesidad, y no en
generar una experiencia educativa. Algunas de las más típicas iniciativas solidarias
asistemáticas incluyen las “campañas de recolección”, los festivales y otras actividades “a
beneficio”, y ciertos “padrinazgos” de escuelas rurales asumidos ocasionalmente o en forma
desarticulada con los aprendizajes.
La calidad del servicio de este tipo de iniciativa se considera baja porque una acción
asistemática tiene escasas posibilidades de generar soluciones duraderas a un problema
social y porque a menudo no involucra un compromiso personal en la solución de los
mismos. En algunos ocasiones puede correrse el riesgo de identificar a la solidaridad con un
impulso asistencialista improvisado y superficial, más emotivo que efectivo, y agotarse tras
el entusiasmo inicial. Sin embargo, pueden ser el punto de partida para una mayor
concientización y la posterior participación en experiencias de mayor intensidad, duración y
estructura.
En cuanto a la calidad del aprendizaje se considera pobre porque este tipo de
acciones no se articula con los aprendizajes disciplinares, aunque sí pueden contribuir a la
formación en valores y actitudes auténticamente solidarios y permitir una sensibilización
hacia ciertas problemáticas sociales y ambientales.
2
Roger Hart (1950-). Profesor de Psicología Ambiental en la Universidad de Nueva York y Doctor en Filosofía de la
Universidad Clark, Worcester, Massachusetts. A partir de su trabajo con niños y jóvenes diseñó un modelo de participación
que va desde la “no participación” hasta la “participación auténtica”, de acuerdo al grado y tipo de relaciones que ellos
establecen con los adultos en un proceso participativo específico.
protagonistas. Sin embargo, no cuentan con el aporte que podría brindar la experiencia o
dominio técnico de los agentes externos de desarrollo.
• Escalón 8: Participación “en acciones pensadas por la propia población y que han sido
compartidas con agentes externos de desarrollo”: La acción es pensada por la población,
pero a diferencia del escalón anterior, es compartida con agentes externos de desarrollo. Es
el nivel superior que contempla la llamada “escalera de la participación”.
Referencia: HART, Roger (1993). La participación de los niños. De la participación simbólica a la participación
auténtica. Bogotá: UNICEF - Gente Nueva.
Como se puede observar, en esta escalera para ir pasando hacia los escalones más
altos se ponen en juego factores tales como: Implicación o grado de identificación de las
personas con el “objeto” de participación; Información / conciencia o grado de conocimiento
sobre el objeto de participación; Capacidad de decisión o nivel de intervención en las
decisiones que se tiene con respecto al objeto de participación; Compromiso /
responsabilidad que asumen las personas con respecto a las consecuencias que derivan de la
acción participativa. El mayor o menor nivel en cada uno de estos cuatro factores variará en
función del tipo de participación que se genere. Habiendo analizado cada uno de los niveles,
para que la intervención en la comunidad sea efectiva y de calidad, se necesario entonces
enfocarse en desarrollar actividades promoviendo verdaderos procesos de participación, es
decir apuntar hacia los niveles más altos de la escala.
Por otro lado, aplicando los factores antes mencionados, se espera que durante el
desarrollo de la actividad de aprendizaje-servicio los estudiantes que participen también
apunten a los niveles más altos, implicándose en el proyecto y tomando conocimiento
acerca de la problemática que aborda, formando parte en las decisiones en cada una de las
etapas del proyecto, así como también asumiendo el compromiso y responsabilidad sobre
las acciones que se desarrollen.
Estas actividades son un espacio de encuentro y reflexión entre TODOS los
participantes, estudiantes, docentes, y miembros de la comunidad. Precisamente el proceso
reflexivo es el elemento que transforma la vivencia en experiencia, y ésta en aprendizaje. En
una actividad de aprendizaje-servicio bien implementada, la reflexión permite dar cuenta de
todos los participantes son beneficiarios; la comunidad que recibe el servicio, así como los
estudiantes y los docentes del proyecto ya que, además de contribuir con la realización de
los objetivos sociales, a lo largo del proyecto se aprende en el terreno lo que de otro modo
no es posible aprender sólo en las aulas.
Hoy somos conscientes de que existen numerosas diferencias interindividuales en
cuanto a estrategias o preferencias a la hora de fijar nuevos aprendizajes, y en la medida que
sumemos recursos, estos serán de mejor calidad. Existe un gráfico denominado Cono de
Dale3, o Cono de la Experiencia que nos sirve para analizar cuáles experiencias nos permiten
garantizar un mejor aprendizaje. Este cono representa la profundidad del aprendizaje
realizado con la ayuda de diversos medios. En esta base se encuentran los métodos más
eficaces y participativos, y en el vértice los menos eficaces y abstractos.
3
Dale, Edgar (1900-1985). Pedagogo estadounidense, pionero en el campo de la tecnología educativa
y un defensor de la alfabetización mediática antes de que existiera el término como tal. Promovió el potencial
de los materiales audiovisuales con fines pedagógicos, proporcionando experiencias vívidas y memorables.
En la cúspide del cono se encuentra la representación oral (descripciones verbales,
escritas, etc.), mientras que en la base, representando la mayor profundidad de aprendizaje,
se encuentra la experiencia directa (realizar uno mismo la actividad que se pretende
aprender). Es decir, la mayor profundidad de aprendizaje se observa en la base de la
pirámide, a través de la participación activa. Por lo tanto, lo que plantea esta pirámide es
que un aprendizaje significativo deviene de involucrarse activamente y combinar distintos
canales a la hora de procesar la información.
Y en cuanto a los aprendizajes, ¿a qué tipo de aprendizajes se hace referencia?
Una actividad de aprendizaje-servicio integra en un mismo proyecto los contenidos
académicos y la acción práctica en forma de servicio a la comunidad, de manera que los
conocimientos se movilizan y se ponen en juego en un entorno real, con el fin de superar
problemas reales o mejorar determinadas situaciones. Por lo tanto, aparecen otros
aprendizajes que no son posibles de aprender en el aula o laboratorio (entornos
controlados), y esto a su vez mejora la calidad del servicio. Es un círculo virtuoso.
Este espacio es óptimo para desarrollar competencias transversales relacionadas con
la dimensión social de la persona: trabajo en equipo, toma de decisiones, la convivencia en
grupos heterogéneos, la incorporación al tejido social, autonomía e iniciativa, etc.
Estas actividades de aprendizaje-servicio tienen también como objetivo la
participación en la vida pública y contribuir de manera personal en la mejora de algún
aspecto de la vida social. Este es un espacio propicio para el análisis crítico y social del
entorno, para abordar mejor las implicancias sociales y éticas de nuestra profesión y como
ciudadanos. Asimismo, al implicarse en un proyecto surge la posibilidad de sensibilizarse
frente a los problemas sociales, analizar normas y costumbres de diversas comunidades,
ampliar la mirada profesional, y la comprensión de la realidad actual desde el punto de vista
social, económico, medioambiental, cultural y personal.
En los últimos años en casi todo el mundo ha crecido la conciencia en cuanto a la
responsabilidad de las instituciones de Educación Superior de aportar su caudal de
conocimientos y recursos al servicio de la comunidad. En esta línea, el aprendizaje servicio
justamente articula la misión de extensión, de responsabilidad social y de alcanzar una mejor
calidad académica. Articulando contenidos académicos específicos, la investigación y la
acción solidaria en torno a problemas reales en la sociedad se contribuye a generar un
intercambio entre los que producen el conocimiento y sus usuarios en la realidad. De este
modo, se favorece el desarrollo de proyectos cuyos servicios se relacionen con las
prioridades de la ciudad y el territorio, y se fortalece el sentido de responsabilidad social y
compromiso con las necesidades de desarrollo nacional, sobre todo cuando se trata de la
Universidad Pública.
La calidad en la profesión consiste en mostrar esmero en su ejercicio, interés por
saber más sobre cómo desarrollarla mejor, responsabilidad y también interés por implicarse
en la propia realidad como profesionales y en su transformación. Por lo tanto, la
implementación de este tipo de proyectos fortalece un espacio de aprendizaje ético, tanto
profesional, ciudadano y humano. Trabajar en nuestra formación más integral como futuros
graduados, aprendiendo en el aula, laboratorio, hospital y en la comunidad, enriquece
nuestro perfil de intervención profesional futura.
Preguntas de orientación
1- ¿Cómo definiría a la Educación Experiencial? ¿En qué consiste?
2- De acuerdo a los “cuadrantes del Aprendizaje-Servicio”, ¿qué modalidades de Educación
Experiencial se pueden establecer? ¿Qué características presentan cada una de ellas?
3- ¿Qué son las denominadas “Transiciones hacia el aprendizaje-servicio”?
4- En cuanto a las actividades de Aprendizaje-Servicio ¿Cuáles son los 3 componentes
básicos y fundamentales que distinguen a esta propuesta? Explique cada uno de ellos.
5- ¿Qué concepto de Solidaridad se propone en las actividades de Aprendizaje-Servicio? ¿Por
qué?
6- La Escalera de Hart es una herramienta que permite distinguir los distintos grados o
niveles de participación en el trabajo con poblaciones. ¿Cuáles son los niveles donde se
considera que se establece una verdadera participación de la población? ¿Qué
características reúnen cada uno de ellos? ¿A cuáles se apunta en los proyectos de
Aprendizaje-Servicio?