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Para entender la pobreza global

Causas, capacidades y desarrollo humano

Serena Cosgrove y Benjamin Curtis


Para entender la pobreza global
Causas, capacidades y desarrollo humano

Serena Cosgrove y Benjamin Curtis


Para entender
Título: la pobreza
Para entender global: Causas,
la pobreza capacidades
global: causas, y desarrollo
capacidades humano
y desarrollo
/ Serena Cosgrove y Benjamin Curtis. 1era edición en español---Managua,
humano / Serena Cosgrove, Benjamin Cur�s, Lillian Levy Guevara
Nicaragua: Fondo Editorial UCAPublicaciones
ISBN
ISBN 978-99924-36-60-8
978-99924-36-57-8

Derechos de autor: Serena Cosgrove y Benjamin Curtis y UCAPublicaciones

2021
Primera edición en español: 2020
Foto de portada: Universidad Centroamericana
Producción: Anielka Ma. Pérez Picado
Traducción: Lillian Levy
Diseño: Claudia Rodríguez
Contenido

/LVWDGHJUi¿FRV................................................................................................... 7

Lista de tablas...................................................................................................... 8

3UHVHQWDFLyQ......................................................................................................... 9

3UHIDFLR .............................................................................................................. 11

$JUDGHFLPLHQWRV................................................................................................ 14

/DFRQVWUXFFLyQGHXQPDUFRSDUDHQWHQGHUODSREUH]D........................... 17

2- El desarrollo y sus debates ........................................................................... 49

0HGLFLRQHVGHODSREUH]DPXOWLGLPHQVLRQD .............................................. l79

4- Salud y pobreza ............................................................................................111

3REUH]DJHRJUi¿FD\HVSDFLDO .................................................................... 147

6- Género y pobreza ........................................................................................ 179

,QVWLWXFLRQHVHVWDWDOHVJREHUQDQ]D\SREUH]D ......................................... 203

&RQÀLFWR\SREUH]D ..................................................................................... 243

/DHGXFDFLyQFRPRUHGXFFLyQGHODSREUH]D ............................................ 283

(OPHGLRDPELHQWH\ODUHGXFFLyQGHODSREUH]D .................................... 311

6HUYLFLRV¿QDQFLHURVSDUDORVSREUHV ...................................................... 339

&RQFOXVLyQeWLFD\DFFLyQ¢TXpGHEHXVWHGKDFHU
FRQUHVSHFWRDODSREUH]DJOREDO" .............................................................. 373
3.1 Países según porcentaje de población que vive con
menos de 3.10 dólares PPA al día ....................................................................... 89

3.2 Países según su puntaje en el Índice de Desigualdad de Género .................. 96

3.3 Componentes del Índice de Pobreza Multidimensional................................ 98

5.1 Países según su PIB per cápita .................................................................... 148

5.2 Países según puntaje en el Índice de Desarrollo Humano .......................... 149

5.3 Riesgo de malaria en el mundo ................................................................... 151

6.1 Mapa de Guatemala .................................................................................... 181

6.2 Mapa de la República Democrática del Congo........................................... 194

8.2 Mapa de El Salvador ................................................................................... 258

8.3 Mapa de Bosnia-Herzegovina ..................................................................... 274

9.1 Mapa de Indonesia ...................................................................................... 305

10.1 Mapa de Costa Rica .................................................................................. 313

11.1 Mapa de Ghana ......................................................................................... 351


Lista de tablas
3.1 Lista de países según PIB (PPA) per cápita .................................................. 88

3.2 Países que muestran los índices mayores y menores


............................................................................... 90

3.3 Ejemplos de indicadores de desarrollo humano............................................ 94

3.4 Lista de países según su puntaje en el Índice


de Desarrollo Humano .................................................................................. 95

3.5 Los diez países con mayor puntaje en el Índice de


Pobreza Multidimensional ............................................................................ 98

de expresión y rendición de cuentas ........................................................... 210

.............................................................. 211

............................. 211

................................................................. 218

8.1 Elementos de protección de la seguridad humana


y promoción del desarrollo humano ........................................................... 267

........................................... 346
3UHVHQWDFLyQ

Estimados lectores y lectoras:

'HVGH DEULO  1LFDUDJXD DWUDYLHVD PXFKRV GHVD¿RV HQ FXDQWR D OD
democracia en todas sus manifestaciones, y desde luego, la UCA no escapa a
esa situación. Puesto que he pasado las últimas décadas acompañando a los
pueblos centroamericanos, me doy cuenta de que las conclusiones principales de
HVWHOLEURDERQDQDHQWHQGHUPHMRUORVGHVD¿RVSROtWLFRV\FtYLFRVTXHHQIUHQWD
Centroamérica en este momento, y al mismo tiempo, sirven para valorar la
importancia de las capacidades y de su realización o funcionamiento. Espero
que la lectura de este libro les haga pensar en todas aquellas personas que menos
acceso tienen a hacerse respetar, pero también espero que les haga aplicar el
marco de las capacidades a su propia persona, que les haga preguntarse: ¿Gozo
de todas mis capacidades? ¿En cuáles aspectos se me limitan mis capacidades?
O dicho de otra manera, ¿qué oportunidades tengo de vivir una vida que yo pueda
FRQVLGHUDUGLJQDXQDYLGDÀRUHFLHQWH"
Ahora más que nunca, llego a la conclusión de que la pobreza y exclusión, el
DXWRULWDULVPR\ODUHSUHVLyQODJXHUUD\HOFRQÀLFWRGLVPLQX\HQODVFDSDFLGDGHVGH
la gente, particularmente las de las personas que viven en zonas marginales o que
son discriminadas por motivos de etnia, raza, género, edad, habilidad, ubicación
JHRJUi¿FD DFWLYLVPR SROtWLFR R FXDOTXLHU RWUD IRUPD GH GLIHUHQFLDFLyQ VRFLDO
Así pues, resulta fácil ver cómo las diversas formas de diferencia social pueden
agravar los efectos de la pobreza o disminuir las oportunidades de sobrevivencia
HQWLHPSRVGHFRQÀLFWRRUHSUHVLyQ
Sí, es verdad, la diferenciación social agrava la exclusión y la marginación.
Sin embargo, también puede impulsar el activismo y la motivación para luchar,
resistir, perseverar. No olvidemos que la exclusión puede generar ‘conocimientos
opositores’, como dice la socióloga Patricia Hill Collins, y fortalecer con ello el
activismo y el liderazgo. No hay que poner la mirada solamente en el sufrimiento
o en la exclusión, sino también en la agencia, la lucha y el activismo. Todo esto
ayuda a explicar por qué los grupos oprimidos o discriminados suelen resistir
a las fuerzas que se alinean en su contra, puesto que se valen de su “poderoso
conocimiento opositor para afrontar las condiciones de sus vidas”. Cuando está
claro que alguien ha quedado al margen del contrato social de la sociedad en
general resulta evidente la contradicción entre los valores y los objetivos societales
respecto del tratamiento que la persona recibe de su propio pueblo.
Las mujeres rurales indígenas en Guatemala, por ejemplo, como Gladis y las
mujeres con las que ella trabaja (ver el capítulo 6), son discriminadas por el Estado

9
y por la sociedad de Guatemala, pero también por sus propias familias. Muchas
veces esas mujeres son las más pobres entre los pobres, y tienen que lidiar además
con la discriminación de género dentro de sus respectivas familias y comunidades.
Se les discrimina porque son indígenas y porque son mujeres y porque son jóvenes.
Este fenómeno puede observarse en varios países del mundo; los sectores más
vulnerables de la sociedad son también, con demasiada frecuencia, los que tienen
menos participación, menos representación y menos oportunidades de cambiar su
situación. Por eso es tan importante apoyar los esfuerzos que hace la propia gente
cuando toma consciencia de sus derechos y busca una reparación justa para su
situación o para tener oportunidades de educarse, de recibir atención a la salud y
de mejorar. Esa consciencia conlleva el poder de no querer que a otras personas
les ocurra lo que nos ha pasado a nosotros.
Mi trabajo y mi convivencia en Centroamérica me ha llevado a comprometerme
con los pueblos centroamericanos y a poner el conocimiento al servicio de la
inclusión. A pensar que la solidaridad que abraza todas las diferencias puede
apoyar las luchas de los excluidos. ¿Cómo es la solidaridad académica? Es hacer
investigación colaborativa, publicaciones conjuntas, aprendizaje recíproco; es
introducirnos mutuamente en el respectivo mundo de cada cual; es la oportunidad
de efectuar investigaciones de campo en los lugares mas aislados; es tener
acceso a mundos de élite que conllevan recursos y reconocimiento a la región;
\ODVROLGDULGDGVLJXHÀX\HQGRDOFDHUXQJXLMDUURHQXQHVWDQTXHODVRQGDVVH
expanden hasta la orilla. ¿Dónde encuentro la esperanza? En la gente que ha sido
excluida y sin embargo emprende acciones. En la gente que ha sido oprimida
y asume su conocimiento opositor y lo pone al servicio de un bien superior. El
ejemplo de los pueblos centroamericanos nos inspira a todos y todas.
Gracias por su atención a los puntos más importantes de este libro, gracias
por escuchar las voces de las personas que aportarón sus historias a este libro, y
sobre todo, gracias por pensar en las maneras en que pueden ustedes contribuir al
cumplimiento de las capacidades de todas las personas.

Serena Cosgrove
Seattle, Washington
Marzo 2020

10
3UHIDFLR

Los objetivos principales de este libro son tres. Primero, presenta una
perspectiva interdisciplinaria sobre el problema de la pobreza global. Pese a la
retórica usual sobre las ventajas de los planteamientos multidisciplinarios, la
investigación y la enseñanza suelen quedar encajonadas en disciplinas separadas.
Los autores de este libro son una antropóloga/socióloga y un politólogo, además
de una doctora en medicina especializada en salud pública que es la autora de
uno de los capítulos. Algunos de los relatos y cuadros de texto fueron elaborados
por exalumnos nuestros, hombres y mujeres, cuyas especialidades son también
interdisciplinarias: humanidades y estudios internacionales. Los autores
principales tienen décadas de experiencia en salud global, ayuda humanitaria
internacional, desarrollo sostenible y consultorías con entidades gubernamentales.
El esfuerzo de conjugar en este libro las perspectivas de cada disciplina no ha sido
IiFLO SHUR FUHHPRV TXH HUD QHFHVDULR \ EHQH¿FLRVR (UD QHFHVDULR SXHVWR TXH
la índole multidimensional de la pobreza requiere un enfoque interdisciplinario;
ninguna disciplina académica por sí sola puede dar una comprensión adecuada
GH XQ IHQyPHQR WDQ FRPSOHMR +D VLGR EHQH¿FLRVR SRUTXH QRV KD REOLJDGR D
pensar más allá de las limitaciones de nuestras especialidades académicas, lo cual
debería ayudar a los lectores a ampliar también sus marcos de pensamiento. Por
tanto, el libro presenta una comprensión más profunda y esclarecedora sobre la
pobreza que si hubiese sido escrito desde la perspectiva de una sola disciplina
académica.
Los capítulos que siguen se basan en la literatura académica de materias tales
FRPR ¿ORVRItD HFRQRPtD DQWURSRORJtD VRFLRORJtD HVWXGLRV VREUH ODV PXMHUHV
ciencias políticas y salud pública. Nos basamos, asimismo, en las investigaciones
de especialistas internacionales y nacionales que han escrito sobre lo que
funciona y lo que no funciona en las políticas para reducir la pobreza. Y nos
basamos en nuestro propio trabajo de campo. Para este libro hemos llevado a cabo
investigaciones en América Latina (Chile, Argentina, Guatemala, El Salvador,
Panamá, Nicaragua, Costa Rica y Brasil), en Asia (Indonesia, India y Kirguistán),
en África (Zambia, Ghana, Ruanda y la República Democrática del Congo) y en
varios países europeos excomunistas (Bosnia-Herzegovina, Croacia, Hungría y
Eslovaquia).
El segundo de los objetivos principales del libro es introducir a los estudiantes
de pregrado y postgrado en el enfoque de las capacidades: ¿qué capacidades u
oportunidades necesita la gente para llevar una vida que puedan considerar
valiosa? Aunque hay bastante literatura sobre este enfoque de la pobreza y el
desarrollo, son pocos los textos introductorios sobre el escrutinio del tema, y los
TXHKD\UHVXOWDQGHPDVLDGRHVSHFLDOL]DGRVRVRQPiV¿ORVy¿FRVTXHHPStULFRV

11
Prefacio

o bien están redactados de un modo que resulta inaccesible para los estudiantes
nuevos en el tema. Nuestra intención ha sido escribir un libro que presente a
los lectores algunos conceptos clave del enfoque desde las capacidades, y luego
aplicar esos conceptos a varias de las causas de la pobreza y sus soluciones. Puesto
que este libro es un sondeo, en nuestra cobertura de las capacidades priorizamos la
DPSOLWXGDQWHVTXHODSURIXQGLGDG\KD\FLHUWDPHQWHVXWLOH]DV\HVSHFL¿FLGDGHVD
ODVTXHQRSXVLPRVWDQWDDWHQFLyQ1RSUHWHQGHPRVVHUH[KDXVWLYRVSHURDO¿QDO
de cada capítulo sí sugerimos lecturas adicionales para quienes deseen profundizar
su conocimiento sobre algún tema o tópico en particular. Ese mismo aviso se
aplica a nuestra cobertura de las causas y soluciones. No pretendemos abarcarlo
todo. Elegimos cubrir las causas y soluciones en las que tenemos experticia y las
que pensamos que sería interesante analizar desde la óptica de las capacidades.

El tercer objetivo principal es de índole pedagógica. Queríamos que el libro fuese


enseñable, mucho más que la mayor parte de lo que se escribe desde la academia,
incluidos los libros de texto. Este libro surgió de un curso sobre pobreza global
que desarrollamos para complementar un curso ya existente en nuestra institución
académica, titulado Poverty in America [La pobreza en Estados Unidos]. Al ver
toda la investigación y la enseñanza que se había sintetizado para el curso sobre
la pobreza en Estados Unidos, decidimos que era importante examinar muchas
de las mismas cuestiones desde una perspectiva global, dando preferencia a las
voces del hemisferio sur, pero también reconociendo que algunas de las mismas
causas contribuyen a la pobreza en el hemisferio norte. Puesto que vivimos en un
mundo globalizado e interconectado donde los problemas económicos, políticos,
culturales y ambientales nos afectan a todos, creemos que tiene igual importancia
entender la pobreza y la inequidad en el propio país que en el resto del mundo. Y
si bien en este libro el enfoque primordial es la pobreza en el hemisferio sur, los
lectores pueden entender, a partir de los ejemplos con los que ilustramos nuestros
planteamientos, que la pobreza y la inequidad están presentes en muchos países
GHOPXQGR(QORVSDtVHVGHLQJUHVRVFXDQWLRVRVODLQHTXLGDGSXHGHVLJQL¿FDUTXH
ciertos grupos tienen los mismos niveles de privación que vive la gente en los
países de escasos ingresos: esperanza de vida reducida, hambre o analfabetismo.

Así pues, en contraste con muchos libros de texto, este contiene una perspectiva
ética (lo decimos sin ambages). En el Capítulo 1 declaramos nuestras premisas
éticas fundamentales para estudiar la pobreza, que dependen sobre todo de
FRQFHELU OD SREUH]D FRPR XQ SUREOHPD KXPDQR (VWR VLJQL¿FD TXH SDUD WRGDV
ODV GH¿QLFLRQHV \ PpWRGRV TXH XVDPRV OD PLUD VLHPSUH HVWDUi HQ FyPR DIHFWD
la pobreza a los seres humanos como individuos, y no como cifras estadísticas
abstractas. Por ello el libro contiene relatos sobre personas reales afectadas por los
WHPDVTXHHVWDPRVSODQWHDQGRODGHVFULSFLyQHWQRJUi¿FDQRVD\XGDDYLVXDOL]DU
y entender cómo se sentiría ser esa persona en particular. Cuando se trata de
considerar las causas de la pobreza y sus soluciones, la compasión es una cualidad

12
Prefacio

esencial, porque nos ayuda a apreciar la urgencia del tema. Además, enfocar
la pobreza como un problema humano se vincula con nuestra responsabilidad
colectiva de lograr los objetivos del libro: entender cuáles son las causas de la
pobreza y cómo podemos mitigarla.
Así como el libro no pretende ser exhaustivo ni aspira a abarcarlo todo, tampoco
LQWHQWDVHUGH¿QLWLYR7UDWDPRVGHHYLWDUORVSURQXQFLDPLHQWRVDXWRULWDWLYRVVREUH
las conclusiones a las que deben llegar los estudiantes y los lectores. En vez de
HVRDOHQWDPRVHOGHEDWH\ODGHOLEHUDFLyQ8QDFXHVWLyQHQODTXHVtD¿UPDPRVXQ
principio inamovible es la necesidad de corregir la injusticia de la pobreza. Además
de nuestra propia ética y nuestras convicciones en cuanto a lo que constituye una
buena pedagogía, en este aspecto del planteamiento del libro nos hemos basado
HQXQDLQÀXHQFLDLQVSLUDGRUDTXHHV$PDUW\D6HQíHOIXQGDGRUGHOHQIRTXHGHVGH
ODVFDSDFLGDGHVíTXLHQHVFULELyTXH³ORPiVVREUHVDOLHQWHGHODVLGHDVVREUHOD
MXVWLFLDFRQVLVWHHQLGHQWL¿FDUODVLQMXVWLFLDVSDWHQWHVVREUHODVFXDOHVHVSRVLEOH
llegar a un acuerdo razonado” 1 (traducción nuestra). Esperamos que este libro
suscite razonamiento y acuerdo por lo menos en este tema fundamental. Aparte de
eso, el libro se alinea en gran medida con la pedagogía de Paulo Freire, en cuanto
a que las personas que han sido invisibilizadas y marginadas por la pobreza y la
exclusión pueden ser las autoras de las soluciones a los desafíos que ellas mismas
enfrentan. Melanie Walker ha hecho un resumen magistral de los objetivos, el
enfoque y la inspiración del libro: “La pregunta clave es: ¿en qué me convierto yo
como ser humano a resultas de lo que experimento al aprender sobre el desarrollo
humano?”. Para nosotros, como docentes del desarrollo humano, “la cuestión
clave es, por consiguiente, ¿qué clase de seres humanos espero que lleguen a ser
mis estudiantes en el futuro?” 2 (traducción nuestra). Esperamos que este libro
sirva para responder a ambas preguntas.

Notas
1
Sen, Amartya. 1999. Development as Freedom. New York, NY: Knopf: 287. [Existe versión en español:
Desarrollo y libertad. Barcelona: Planeta. (Trads: Esther Rabasco y Luis Toharia). 2000].
2
Walker, Melanie. ‘Teaching the human development and capability approach: Some pedagogical
implications’, en Séverine Deneulin & Lila Shahani, eds. 2009. An Introduction to the Human Development
and Capability Approach. London: Earthscan: 335.

13
$JUDGHFLPLHQWRV

Durante los casi siete años que hemos dedicado a la investigación y redacción
de este libro hemos tenido la fortuna de trabajar, aprender y recibir el apoyo de
muchas personas inspiradoras provenientes de los cinco continentes. La lista de
nuestras gratitudes es larga y profunda, por tanto, un mero reconocimiento es
un intento frustrante, por incompleto, de compensar nuestra deuda, sobre todo
porque la lista es en realidad mucho más larga que la que verán a continuación.
Damos las gracias a todas las personas que nos han ayudado durante la totalidad
del proceso, y si no las hemos mencionado aquí por su nombre, acepten nuestras
disculpas por la omisión. Y por supuesto, aquí se aplica la cláusula de rigor: son
nuestros todos los errores que pueda haber en este texto.
Gracias al personal de la Lemieux Library de la Universidad de Seattle, que
acopiaron materiales de investigación de muy diversas procedencias. Gracias a
nuestros colegas actuales y anteriores en la Universidad de Seattle, en especial
en el Mateo Ricci Institute, y en el International Studies Department in the
College of Arts and Sciences, por brindarnos una digna sede intelectual. Tenemos
una deuda de gratitud con Stephen Sundborg, SJ, quien es presidente de la
Universidad de Seattle, y cuyo compromiso con las relaciones internacionales
VLJQL¿FDTXHORVSUR\HFWRVGHLQYHVWLJDFLyQFRPRHVWHUHFLEHQDSR\RGHWRGDOD
universidad. Este libro no habría sido posible sin el apoyo del Endowed Mission
Fund, de la Universidad de Seattle, y sin el Global Engagement Grants de la
misma universidad. Ben agradece a sus colegas del Behavioural Insights Team
íHQHVSHFLDOD.L]]\*DQG\&KORH%XVWLQ6WHZDUW.HWWOH/XNH5DYHQVFURIW\
6LPRQ5XGDíSRUVXSHUVSLFDFLD\SRUODRSRUWXQLGDGGHFRODERUDUHQSUR\HFWRV
de desarrollo de gran impacto.
Agradecemos a todas las personas de las organizaciones pro desarrollo con las
que nos hemos reunido durante nuestro trabajo de campo. Gracias en especial a
Thomas Awiapo y al personal de CRS, a Cole Hoover y al personal de Lumana
HQ *KDQD D 6DELQD ýHKDMLü&ODQF\ $PLU 7HOLEHþLURYLü 6DQHO 0DULü \ .XUW
Bassuener en Bosnia; a Rafael y Shirley Luna, y a Moisés León en Costa Rica;
a Peter Henriot, SJ, a Leonard Chiti, SJ y al personal del Centro Jesuita para la
5HÀH[LyQ7HROyJLFDHQ=DPELDD0RGHVWLQH(WR\\DODVVREUHVDOLHQWHVMyYHQHV
con las que trabaja en Goma, República Democrática del Congo; al personal, a la
facultad y a las estudiantes de la Gashora Girls Academy, en Gashora, Ruanda; a
la Facultad y a los estudiantes de la Universidad Sanata Dharma en Indonesia; en
India, al personal de las Sociedades de Servicio Social en Ernakulam, Trivandrum
y Kochi, de Cáritas, y a la Fundación Karunya, y al personal de Pratham Mumbai;
a Danessa Luna y su equipo de la Organización de Mujeres Guatemaltecas, a la
Asociación Generando, en Chimaltenango, Guatemala, así como a sus amistades

14
Agredecimientos

y contactos en todo el país; y por último, pero no por eso menos importante, a
José (Chepe) Idiáquez, SJ, rector de la Universidad Centroamericana (UCA) en
Managua, Nicaragua.
Nuestra gratitud a Helena Hurd y Kelly Watkins en Routledge, por guiar este
proyecto hasta su publicación. Desde la primera vez que leyó el manuscrito,
Helena vio la importancia de contar con un libro de texto interdisciplinario; le
agradecemos mucho su sagacidad y su apoyo. Con Audrey Hudgins tenemos
una enorme deuda de gratitud, por varias razones, una en especial que ella sabrá
entender. Gracias mil a Paula Brentlinger, no sólo por aportar un excelente capítulo
sobre la salud y la pobreza, sino también por su aguda inteligencia y por ser tan
querida amiga desde hace muchos años. A Emily Lieb, colega en la Universidad
de Seattle e historiadora estadounidense, por sus valiosas sugerencias para que se
incluyese en este libro la perspectiva histórica en lo pertinente.
Por último, y quizá lo más importante, es agradecer a nuestros estudiantes. En
todos estos años ha sido una gran alegría impartir enseñanza a tantas personas
jóvenes y destacadas. Nos ayudaron a crear una maravillosa comunidad de
aprendizaje, tanto en las aulas en Seattle como en el campo de numerosos países.
No podemos mencionar los nombres de todas esas personas, pero fueron muchas
las que se hicieron cargo de tareas extra. Janie Bube, Morgan Marler, Feeza
Mohammad, Mark Olmstead, Helen Packer, Kelsea Shannon, Mara Silvers y
Callie Woody nos acompañaron en un viaje de investigación a Bosnia en 2014.
Kelly Armijo, Amelia García-Cosgrove, Andrew Gorvetzian, Lauren Kastanas,
Michael Keenen, Lindsay Mannion, Jacqueline Shrader y Caitlin Terashima
nos acompañaron en un viaje de investigación a Guatemala en 2013. Melissa
Howlett, Kimberly Whalen, Raine Donohue, Erika Bailey, Phillip Bruan, Caitlin
Terashima, Emily Chambers, Laura Gómez y Sophia Sanders nos dieron su apoyo
HQ XQ YLDMH D *KDQD HQ  *UDFLDV HQ HVSHFLDO D ORV HVWXGLDQWHV íKRPEUHV
\ PXMHUHVí TXH WUDEDMDURQ FRPR QXHVWURV DVLVWHQWHV GH LQYHVWLJDFLyQ 6RSKLD
Sanders, KJ Zunigha, Jill Douglas, Julian Fellerman, Andrew Gorvetzian, Alex
Ozkan, Michael Kaemingk, Amelia García-Cosgrove y Sy Bean.

Con gratitud,
Serena Cosgrove y Benjamin Curtis

15
16
 /D FRQVWUXFFLyQ GH XQ PDUFR
para entender la pobreza
Benjamin Curtis y Serena Cosgrove
Preguntas clave

• ¢&yPRSXHGHGH¿QLUVHODSREUH]D"
• ¢&yPRVHGH¿QHODSREUH]DGHVGHHOSXQWRGHYLVWDPRQHWDULR
\GHORVLQJUHVRV"¢&XiOHVVRQODVIRUWDOH]DV\GHELOLGDGHVGH
HVDVGH¿QLFLRQHV"
• ¢&yPRVHGH¿QHODSREUH]DGHVGHHOSXQWRGHYLVWDGHODV
FDSDFLGDGHV" ¢&XiOHV VRQ ODV IRUWDOH]DV \ GHELOLGDGHV GH
HVDGH¿QLFLyQ"
• ¿Por qué estudiar la pobreza desde una perspectiva
PXOWLGLPHQVLRQDO\PXOWLGLVFLSOLQDULD"
• ¢4Xp VLJQL¿FDGR WLHQH FRQFHSWXDOL]DU OD SREUH]D FRPR XQ
SUREOHPDKXPDQR"

,QWURGXFFLyQ

Tal vez ese fue el lugar más problemático que hayamos visitado. Era un barrio
marginal en una gran ciudad del mundo en desarrollo, no importa precisar su
ubicación. Se calcula que en una extensión de unas 200 hectáreas (500 acres, un
área mucho menor que la que ocupa Central Park en Nueva York) vive un millón
de personas. La población era increíblemente densa, con familias que a veces
sumaban más de ocho personas habitando en viviendas de unos nueve metros
cuadrados, que es lo que mide un dormitorio promedio en un hogar estadounidense.
Si tenían suerte, podían contar con agua corriente durante unas tres horas al día.
Si no, tenían que acarrearla desde un grifo comunal. En cualquiera de los dos
casos el agua no era potable. En ese barrio marginal eran contadas las personas
que disponían de un baño en su vivienda. Tenían que acudir a baños públicos.
Dada la escasez de servicios y la elevada concentración poblacional, un baño
público servía para unas 1,500 personas. El hedor era insoportable. Las calles
propiamente dichas eran pocas en ese asentamiento. Eran más bien veredas entre
estructuras destartaladas, y en muchas de esas sendas corrían a cielo abierto las
aguas residuales. Había basura por todas partes. Los niños solían jugar encima de
un gigantesco montón de basura.

17
Si bien la gente podía ser propietaria de la ruinosa estructura que era su vivienda,
PX\SRFDVSHUVRQDVSRVHtDQHOWHUUHQRHQHOTXHVHDVHQWDEDQORTXHVLJQL¿FDTXH
sus vidas eran precarias en muchos sentidos. Si la gente ganaba algún ingreso, con
suerte llegaba a sumar el equivalente a dos dólares estadounidenses al día. Por lo
general las condiciones laborales eran deplorables. Algunas personas trabajaban en
XQDSHTXHxDLQGXVWULDGHUHFLFODMHGHSOiVWLFRV3DVDEDQHOGtDHQWHURFODVL¿FDQGR
DPDQRHQRUPHVPRQWRQHVGHSOiVWLFRVíFRVDVWDOHVFRPRMHULQJDVXVDGDVíSDUD
luego fundirlos y convertirlos en otros objetos. Tenían poca o ninguna protección
contra los gases tóxicos emanados del plástico fundido, y aun así eso era lo que
tenían que hacer para ganarse dos dólares al día. En realidad había variedad de
trabajos en esa comunidad. Unas personas hacían alfarería, otras preparaban
comida, otras confeccionaban ropa. Por muy dura que parezca la vida en ese
EDUULRPDUJLQDOPXFKDJHQWHHVWDEDDOOtSRUTXHFRQHVRVR¿FLRVSRGtDQJDQDUPiV
dinero que intentando labrar la tierra en las zonas rurales. Entonces, ¿por qué ese
lugar era tan problemático? No eran solamente las aguas servidas que corrían por
las callejas, la penuria de las condiciones de vida, los gases tóxicos o los salarios
de hambre. Era que ningún ser humano debiera tener que vivir así. Y sin embargo,
para la mayor parte de la gente en esa zona donde las viviendas son de ripio, no
había mejor opción. Eran pobres. Sus opciones eran sumamente restringidas.
La pobreza se encuentra prácticamente en todas partes. Es un problema humano
universal. Sin embargo, la pobreza puede no ser la misma en todas partes. La
GH¿QLFLyQ GH ³SREUH´ SXHGH YDULDU GH XQ OXJDU D RWUR \ DXQ DVt VLJXH VLHQGR
la misma cosa. Hay algunas trampas que pueden hacernos pobres sin importar
GyQGH HVWDPRV (VWH FDStWXOR VH RFXSD GH ODV GH¿QLFLRQHV SRUTXH XQ HVWXGLR
VREUH OD SREUH]D JOREDO WLHQH TXH HPSH]DU SRU WUDWDU GH HQWHQGHU TXp VLJQL¿FD
OD SREUH]D +HPRV FRQVLGHUDGR YDULDV PDQHUDV GH GH¿QLU OD SREUH]D DXQTXH
HQ~OWLPDLQVWDQFLDVXJHULUHPRVTXHODIDOWDGHRSRUWXQLGDGHVHVXQDGH¿QLFLyQ
básica y subyacente. Consideraremos primero entender la pobreza como una
FXHVWLyQ PRQHWDULD R GH LQJUHVRV OXHJR OD GH¿QLUHPRV PHGLDQWH OD QRFLyQ GH
las capacidades y los funcionamientos. También analizaremos varios enfoques
metodológicos para estudiar la pobreza, y destacaremos la necesidad de considerar
los puntos de vista de varias disciplinas académicas. Esto es un cimiento necesario
para entender qué es la pobreza, cuál es su causa, cómo afecta a las personas
y cómo puede remediarse. Los capítulos subsiguientes tomarán como base este
cimiento para expandir los temas del capítulo. Una idea permanecerá constante, sin
embargo: la pobreza es un problema humano, así que, igual que en el ejemplo del
barrio marginal, nunca debemos perder de vista las experiencias, las esperanzas,
las aspiraciones, las tribulaciones y las vidas de los seres humanos que viven en
la pobreza.

18
¢4XpHVODSREUH]D"

¢&yPR SRGHPRV GH¿QLU OD SREUH]D" (V XQD SDODEUD TXH OD JHQWH XVD HQ VXV
FRQYHUVDFLRQHV FX\R VLJQL¿FDGR FUHHQ HQWHQGHU SHUR QR VH VXHOH SHQVDU
GHWHQLGDPHQWHHQVXVSRVLEOHVGH¿QLFLRQHV'HWHQJiPRQRVDKRUDSRUXQPLQXWR\
SHQVHPRVFyPRGH¿QLUtDPRVODSREUH]D¢4XpVLJQL¿FDVHUSREUH"
3RU XQD SDUWH OD GH¿QLFLyQ SDUHFHUtD VHQFLOOD SHUR QR HV WDQ VHQFLOOD FRPR
SDUHFH GH HQWUDGD /D GH¿QLFLyQ PiV VLPSOH \ FRP~Q HV ³QR WHQHU GLQHUR
VX¿FLHQWH´¢3RUTXpXVDPRVHOGLQHUR RODIDOWDGHHVWH SDUDGH¿QLUODSREUH]D"
¿Para qué sirve el dinero? La idea es que el dinero (o, en un sentido más amplio, el
ingreso) es en realidad una representación que indica la habilidad de una persona
o de una familia para adquirir los bienes necesarios para sobrevivir. El dinero
SXHGHVHUYLUSDUDFRPSUDUFRPLGDSRUHMHPSOR3RUWDQWRRWUDSRVLEOHGH¿QLFLyQ
GHSREUH]DHV³QRWHQHUFRPLGDVX¿FLHQWH´6LXQDSHUVRQDHVWiKDPEULHQWDQRHV
por su propia decisión, por consiguiente, esa persona casi con certeza es pobre;
FDUHFHGHORVPHGLRVSDUDVREUHYLYLU(VWDGH¿QLFLyQDOLPHQWDULDGHODSREUH]DVH
aplica mayormente a los países en desarrollo, puesto que en los países de grandes
LQJUHVRV HV PX\ UDUR TXH OD JHQWH QR REWHQJD ODV FDORUtDV VX¿FLHQWHV DXQTXH
las calorías que obtengan quizá no sean las óptimas en términos nutricionales).
Cuando a la idea de la pobreza alimentaria le sumamos la pobreza monetaria,
UHVXOWD PiV FRPSOHMR GH¿QLU TXp HV OD SREUH]D SXHVWR TXH UHFRQRFHPRV TXH
es un fenómeno multidimensional. Las personas pueden ser pobres de diversas
PDQHUDVSRUORWDQWRKD\PiVGHXQDPDQHUDGHGH¿QLUODSREUH]D
En este capítulo iremos explorando las múltiples dimensiones de la pobreza.
1RREVWDQWHHQWRGDVODVGH¿QLFLRQHVKD\XQDLGHDHVHQFLDOTXHHVODHVFDVH]R
privación de algo, sea ello tangible, como el dinero o la comida, o algo intangible,
FRPRORVGHUHFKRVRHOUHVSHWR/RFODYHDTXtHVHOVLJQL¿FDGRHVSHFt¿FRGHOD
privación: supone que una persona se ve privada de algo a lo cual tiene derecho.
¿Implica ello que toda persona tiene derecho a una determinada cantidad de
dinero? No necesariamente. Lo que sí supone es que toda persona tiene derecho
DXQQLYHOHOHPHQWDOGHYLGDPDWHULDO FRPRHVWHQHUFRPLGDVX¿FLHQWH PLVPR
que puede pagarse con una cierta cantidad de dinero. Por consiguiente, una
escasez de dinero por debajo del umbral necesario para cubrir las necesidades
básicas (como es la alimentación) priva a la persona de tener un nivel de vida
mínimamente adecuado. Así, además de la privación, otra noción esencial de la
pobreza es el umbral: sobrepasado ese umbral, sea que se trate de dinero, comida,
derechos, respeto, etc., una persona no es pobre, pero por debajo de ese umbral sí
lo es. La cuestión de cuál es el umbral para un mínimo adecuado en términos de
ingresos, alimentación, derechos y respeto es discutible, y volveremos a plantearla
repetidamente.

19
'H¿QLFLRQHVGHODSREUH]DHQIXQFLyQGHORVLQJUHVRV

Para incorporar las ideas de privación y de umbral necesitamos examinar en


GHWDOOHODGH¿QLFLyQGHODSREUH]DHQIXQFLyQGHORVLQJUHVRV/RVLQJUHVRVíHO
GLQHUR TXH SRVHH XQD SHUVRQDí VRQ FLHUWDPHQWH YLWDOHV SDUD FXEULU ODV SURSLDV
necesidades. En el ámbito individual, los ingresos propios son la suma de todas
las actividades generadoras de ingresos. Esas actividades pueden ser empleos en
el sector formal, es decir, aquellos trabajos que son regulados y gravados por el
gobierno, así como también los trabajos en el sector informal, que por lo general
se consideran como “debajo de la mesa”, es decir, empleos que no se reportan al
gobierno. Los empleos en el sector informal pueden ser, por ejemplo, el servicio
doméstico, la construcción, las faenas agrícolas, la preparación de alimentos, las
ventas en el mercado, etc., y son muy comunes en el mundo en desarrollo. En el
iPELWRQDFLRQDOHOSURGXFWRLQWHUQREUXWRíRHOYDORUPHUFDQWLOWRWDOGHWRGRVORV
ELHQHV\VHUYLFLRVTXHVHSURGXFHQHQHOSDtVíHVXQPRGRGHPHGLUODSURVSHULGDG
económica de un país. Cuando esa cifra se divide entre la cantidad de habitantes
del país se obtiene el PIB per cápita, mismo que suele usarse como indicador
del nivel de vida de los individuos. Según datos del 2016, el PIB per cápita de
Estados Unidos fue de US$ 57,220, y el de la República Democrática del Congo
(RDC) fue de US$ 499. Si bien en el Capítulo 3 se hablará ampliamente de esas
mediciones, un vistazo a esas cifras sugiere que hay mucha más pobreza en RDC
que en EEUU.
'HVGH HO ¿QDO GH OD 6HJXQGD *XHUUD 0XQGLDO OD IDOWD GH LQJUHVRV KD VLGR OD
SULQFLSDOGH¿QLFLyQTXHHPSOHDQORVHFRQRPLVWDVSDUDGHVFULELUODSREUH]D6LQ
embargo, dado que ya hemos hablado de la multidimensionalidad, ¿acaso las
GH¿QLFLRQHVPRQHWDULDVORJUDQGDUXQDLGHDFRPSOHWDGHORTXHHVODSREUH]D"(Q
HVWHOLEURD¿UPDPRVTXHHVDVGH¿QLFLRQHVVRQ~WLOHVSHURQRLQFOX\HQPXFKDV
GLPHQVLRQHV IXQGDPHQWDOHV GH OR TXH VLJQL¿FD VHU SREUH (O LQJUHVR WLHQH XQ
YDORULQVWUXPHQWDOORFXDOVLJQL¿FDTXHSXHGHVHUYLUSDUDRWURV¿QHVLQFOXVRSDUD
adquirir cosas que le permitan a la persona llevar una vida que pueda considerar
valiosa. Ese valor instrumental del ingreso es la principal razón por la cual los
economistas lo usan como indicador de bienestar o de pobreza. Sin embargo,
HO KHFKR GH WHQHU GLQHUR VX¿FLHQWH QR JDUDQWL]D TXH OD SHUVRQD WHQJD XQD YLGD
que pueda considerar valiosa. Por ejemplo, quienes tienen riqueza pero padecen
enfermedades probablemente estimarán que no tienen mucho bienestar, aun si
el dinero les permite recibir tratamiento. Del mismo modo, no puede decirse
que está libre de pobreza la persona que tiene riqueza pero sufre varios tipos de
discriminación jurídica o cultural, o se le niegan sus derechos básicos.
Parte del problema es que no siempre es fácil que el ingreso (u otros recursos que
incluyen el dinero) pueda convertirse en cosas que la persona valore. Los factores
personales, ambientales e institucionales pueden limitar el valor instrumental
R UHSUHVHQWDWLYR GHO LQJUHVR (VR HMHPSOL¿FD TXH ORV IDFWRUHV LQVWLWXFLRQDOHV
pueden complicar el uso del ingreso como indicador: imaginemos dos parejas de

20
progenitores, donde cada pareja tiene los mismos ingresos, pero viven en países
diferentes. En el país A hay un buen sistema de educación pública, pero en el país
B el sistema de educación es deplorable, por tanto, si la pareja quiere que sus hijos
tengan una buena educación tendrán que pagar escuelas privadas (Sen 1999: 70).
¿Quién está en mejor situación, la pareja del país A o la del país B? Ambas parejas
tienen el mismo nivel de ingresos, pero en este ejemplo la que está en el país A
tiene mejor situación porque no tiene que invertir dinero para que sus hijos vayan
a la escuela. Lo importante de este ejemplo es que el ingreso no logra captar la
medida del bienestar. Otro ejemplo: imaginemos una familia cuyo ingreso está
por encima del nivel de pobreza, pero los progenitores malgastan el dinero en
alcohol, en satisfacer sus gustos o en inversiones imprudentes, en vez de procurar
que sus hijos reciban alimentación, educación y cuidados adecuados. En este
ejemplo podría parecer que esta familia tiene un buen nivel de vida, puesto que
sus ingresos exceden el nivel de la pobreza, sin embargo, el modo de distribuir sus
ingresos va en detrimento de sus hijos. Esa desigual distribución del ingreso es
muy común en muchas sociedades, donde las mujeres y los niños y niñas reciben
menos de lo justo.
Cabe recordar, asimismo, que tener ingreso no es lo mismo que tener empleo.
En el caso de alguien que ha perdido su empleo, el ingreso puede provenir de los
fondos de asistencia social del Estado, pero la autoestima de esa persona se ve
afectada por no poder generar sus propios ingresos. Una vez más vemos que tener
ingresos no equivale a tener bienestar. Los problemas de usar el ingreso como
LQGLFDGRU ~QLFR GH SREUH]D VH PDJQL¿FDQ FXDQGR VH FDOFXOD D QLYHO DJUHJDGR
Imaginemos un país, como Estados Unidos, cuyo PIB per cápita es alto pero
que también tiene altos niveles de inequidad. En tal caso, cuando los ingresos
se distribuyen con mucha desigualdad, habrá un grupo reducido de personas que
tengan grandes ingresos, mientras que la mayoría tiene ingresos escasos. Sin
embargo, debido al modo en que se han promediado las cifras, pareciera que las
personas son más ricas de lo que son en realidad, porque ese pequeño número de
personas ricas distorsiona el promedio. Puede ser que en realidad la pobreza esté
más extendida y sea más grave que lo que indican las cifras. Por otra parte, y sobre
todo en los países donde hay gran desigualdad en los ingresos, el crecimiento
económico no implica que aumenten los ingresos para todos. Debido a la
desigualdad en los ingresos y a otras estructuras de discriminación y marginación,
QRHVQHFHVDULDPHQWHFRUUHFWDODWHRUtDGHTXHHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFREHQH¿FLD
DXWRPiWLFDPHQWHDORVSREUHVíHVGHFLUQRHVFLHUWRTXH³ODPDUHDDOWDOHYDQWD
todos los barcos”. Cuando la economía de un país está en crecimiento, es posible
que mucha gente no pueda tener su parte de riqueza.
Pocos teóricos refutan la utilidad del ingreso como indicador de pobreza a nivel
individual o agregado, pero es importante reconocer que el ingreso como indicador
WLHQHVXVOLPLWDFLRQHV3RUFRQVLJXLHQWHODGH¿QLFLyQPiVVHQFLOODGHODSREUH]D
±³QRWHQHUGLQHURVX¿FLHQWH´íUHVXOWDLQDGHFXDGD6LELHQODIDOWDGHGLQHURSXHGH
FRQGXFLUDODSREUH]DHVDIDOWDHQVtPLVPDQRUHVXPHORTXHVLJQL¿FDVHUSREUH

21
Reiteramos, la pobreza es multidimensional: no puede entenderse bien desde una
sola perspectiva, ya sea el dinero, la comida o cualquier otra dimensión. Si bien
cada dimensión merece examinarse en detalle para entender su relación con la
pobreza, un análisis más holístico y multifacético permite entender mejor este
IHQyPHQR9ROYDPRVDKRUDDOFRQFHSWRGHSULYDFLyQ¢4XpVLJQL¿FDHQUHDOLGDG"
¿Privación de qué? La privación puede presentarse en muchas formas, no sólo
consiste en carecer del ingreso necesario para mantenerse. De hecho, la carencia
de dinero no sirve como indicador adecuado de la falta de derechos políticos, la
falta de seguridad o control sobre el propio cuerpo, o la falta de salud y educación
adecuadas. Si la carencia de ingresos y el crecimiento económico no bastan para
entender la pobreza, ¿qué otras carencias debemos considerar?

(OHQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHV

El enfoque desde las capacidades lleva la atención a la carencia de


oportunidades, de opciones y de libertades. Ese es un modo poderoso, provocador
y multidimensional de entender en qué consiste una buena vida humana. Este
HQIRTXHHVWiHPLQHQWHPHQWHDVRFLDGRFRQHOHFRQRPLVWD\¿OyVRIRLQGLR$PDUW\D
Sen, premio Nobel de Economía, pero las ideas que constituyen este enfoque
KDQ VLGR HODERUDGDV SRU PXFKDV RWUDV SHUVRQDV HQWUH HOODV OD ¿OyVRID 0DUWKD
Nussbaum y el académico de la ética del desarrollo David Crocker, por mencionar
unos pocos. Sen desarrolló una parte de este enfoque a partir de un ciclo de
conferencias que dictó en el Banco Mundial, en las que alentaba a esa entidad a
ampliar su pensamiento sobre lo que es la pobreza. Estuvo de acuerdo en que el
ingreso es un valor importante para ayudar a la gente a salir de la pobreza, pero
argumentó que la meta de las políticas públicas al respecto debía basarse en un
enfoque más completo que tomase en cuenta las capacidades básicas necesarias
para que un ser humano pueda llevar una vida más plena. Por ello, el enfoque
desde las capacidades brinda un medio para evaluar los requisitos mínimos para
tener una vida de calidad, que a su vez constituyen exigencias de justicia social y
de política gubernamental para garantizar esos requisitos mínimos.
En vez de enfocar la economía de un país, el planteamiento desde las capacidades
pone en la mira a los seres humanos individuales. Prioriza “la libertad real de
elección que tiene una persona sobre las diferentes vidas que puede vivir” (Sen
1990: 114, traducción nuestra). Las palabras “libertad” y “elección” son clave:
este enfoque enfatiza que cada ser humano ha de tener la oportunidad de elegir
FXiOHVDVSHFWRVGHODYLGDOHUHVXOWDQYDOLRVRV&RPRKDD¿UPDGR1XVVEDXPHO
HQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHVVRVWLHQHTXH³ODVVRFLHGDGHVEXHQDV\VLJQL¿FDWLYDV
deben promover para su población un conjunto de oportunidades, o de libertades
esenciales, que la gente puede o no llevar a la práctica: la elección es facultad de
cada persona” (Nussbaum 2011: 18, traducción nuestra). La gente puede valorar
cosas distintas, según sus deseos personales y también porque, al menos en parte,
esos deseos son construidos por la sociedad. Lo que importa es que la gente tenga

22
la oportunidad de elegir cómo quiere que sea su vida.
¿Qué son las capacidades? Son procesos que permiten libertad de acción y de
decisión. Conviene pensarlas como oportunidades para elegir el curso de la propia
vida. ¿Podemos elegir profesión? ¿Podemos participar en nuestra sociedad?
¿Podemos elegir dónde vivir? ¿Podemos vivir hasta una edad avanzada? En lo
medular, las capacidades son la libertad de hacer aquello que es importante para
la propia vida. La capacidad no es la elección o la oportunidad en sí; más bien es
la posibilidad de elegir, la libertad de elegir. Quienes han escrito en esta tradición
describen las capacidades como la respuesta a una pregunta: “¿qué puede ser y
hacer esta persona?” (Nussbaum 2011: 20, traducción nuestra), y como la libertad
de disfrutar eso que hace (Comim 2008: 4). El término “funcionamientos” es otro
concepto fundamental en este enfoque. Pensemos en ello como la otra cara de la
moneda de las “capacidades”. No basta con ser capaz de hacer algo, con tener
esa capacidad. ¿Lo hacemos en realidad? Si las capacidades son lo que podemos
hacer, los funcionamientos son lo que hacemos realmente, los resultados o la
materialización de nuestras opciones. Los funcionamientos son las capacidades
puestas en acción (Sen 1999: 17). Un funcionamiento, explica Sen, “es el logro de
una persona, lo que logra hacer o ser” (Sen 1985: 10, traducción nuestra).
Distinguir entre las capacidades y los funcionamientos no es una mera trivialidad
¿ORVy¿FD VLQR TXH HV XQD FRQVLGHUDFLyQ GH JUDQ LPSRUWDQFLD SDUD HYDOXDU HO
bienestar. Por ejemplo, una mujer bien puede tener la educación y la destreza
profesional para llevar a cabo un determinado trabajo, pero no puede valerse
de esas destrezas en el mercado porque en su sociedad no se permite que las
mujeres trabajen fuera del hogar. En este caso se le niega la posibilidad de tener
un empleo: no tiene la libertad de elegir un trabajo fuera del hogar. Nussbaum
plantea un ejemplo de que a menudo una capacidad importante no se materializa
como un funcionamiento: “Muchas sociedades educan a las personas para que
SXHGDQH[SUHVDUVHOLEUHPHQWHHQDVXQWRVSROtWLFRVíLQWHUQDPHQWHíSHUROXHJRHQ
la práctica les reprimen su libertad de expresión” (2011: 21, traducción nuestra).
Las personas pueden tener la capacidad de participar en la política, pero pueden
elegir no hacerlo. En tal caso, habrían decidido no poner a funcionar su capacidad,
OR FXDO HV MXVWL¿FDEOH SRUTXH HV VX SURSLD GHFLVLyQ SHUVRQDO 3HUR WDPELpQ HV
posible que la materialización de su capacidad se vea obstaculizada por voluntad
ajena, por ejemplo, cuando un gobierno impide la participación política, o cuando
las personas no logran poner en funcionamiento la lectura porque se les ha negado
una educación adecuada.
Un ejemplo sencillo que puede servir para esclarecer esos conceptos es la
bicicleta. La bicicleta es un recurso que permite a su conductor convertir una
capacidad en un funcionamiento. La capacidad es la oportunidad de movilizarse
más rápido que a pie, algo que una persona puede elegir porque valora esa
FDSDFLGDG 8QD SHUVRQD SXHGH WHQHU HVD FDSDFLGDG íGLJDPRV VL VDEH DQGDU HQ
bicicleta, si tiene bicicleta y si las normas permiten que las mujeres circulen en
ELFLFOHWDí SHUR TXL]iV SRU FXDOTXLHU UD]yQ HOLJH QR SRQHU HQ IXQFLRQDPLHQWR

23
esa capacidad. El funcionamiento en sí es la movilidad: es la realización de la
capacidad de movilizarse más rápido que a pie. Cuando una persona puede poner
D IXQFLRQDU HVD FDSDFLGDG íPDWHULDOL]DQGR VX RSRUWXQLGDG GH PRYLOL]DUVH HQ
ELFLFOHWDíHQWRQFHVHVDSHUVRQDGHULYDGHHOORXQDXWLOLGDGXQDVDWLVIDFFLyQ $ONLUH
& Deneulin 2009b: 42). Este ejemplo demuestra por qué son importantes estos
conceptos hermanados de las capacidades y los funcionamientos. Una persona
puede tener muchas capacidades, pero quizá no realiza ninguna de ellas. Esto
VLJQL¿FDTXHHVDSHUVRQDSXHGHWHQHUHQWHRUtDPXFKDVOLEHUWDGHVíSXHGHWHQHUOD
OLEHUWDGGHRSWDUHQWUHXQDGLYHUVLGDGGHFRVDVTXHYDORUDíSHURHVDVOLEHUWDGHV
UHVXOWDUiQLQVX¿FLHQWHVVLQRSXHGHFRQYHUWLUVXVRSFLRQHVHQDFFLRQHV7DQWRODV
capacidades (libertades, oportunidades) como los funcionamientos (realización,
materialización) son importantes en la vida de la persona.

'H¿QLFLyQGHODVFDSDFLGDGHVFHQWUDOHV

Ya hemos dado algunos ejemplos de las capacidades, como son la participación


política o la movilidad. Un tema importante (pero controversial) dentro del
enfoque desde las capacidades concierne a las capacidades centrales, es decir,
las capacidades básicas a las que tiene derecho todo ser humano. Cuando se trata
GHLGHQWL¿FDUFXiOHVVRQODVFDSDFLGDGHVEiVLFDVKD\XQPDUJHQFRQVLGHUDEOHGH
desacuerdo, dado que el enfoque desde las capacidades reconoce que cada sociedad
valora cosas distintas, por lo que habrá algunas diferencias aceptables entre las
culturas y los individuos en cuanto a lo que constituye una vida humana valiosa. No
obstante, el imperativo es que las comunidades deciden democráticamente cuáles
son las capacidades centrales para su sociedad. La esperanza es que mediante
un proceso participativo y deliberativo una sociedad puede llegar a una cierta
priorización de lo que cada persona debe ser libre de ser y de hacer. Sin embargo,
ese proceso debe ser realmente democrático, debe incluir todas las voces de esa
VRFLHGDG D ¿Q GH TXH ODV SHUVRQDV R ORV JUXSRV HQ HO SRGHU QR SUHGRPLQHQ H
impongan sus valores.
/DGLVFXVLyQDHVWHUHVSHFWRVHYXHOYHFRQWURYHUVLDFXDQGRVHWUDWDGHLGHQWL¿FDU
cuáles deben ser las capacidades básicas universales, aquellas que son valiosas sin
importar cuáles sean las particularidades culturales o societales. Lo interesante
es que el propio autor del enfoque desde las capacidades, Amartya Sen, se ha
rehusado a elaborar la lista de las capacidades básicas centrales, pues insiste en
que es necesario el proceso democrático antes mencionado para determinarlas
HQORVFRQWH[WRVHVSHFt¿FRVGHFDGDFXOWXUD2WURVDXWRUHVVLQHPEDUJRVtKDQ
propuesto una lista, siendo Nussbaum la primera (véase también Qizilbash 2002,
*RXJK   1XVVEDXP D¿UPD TXH Vt HV SRVLEOH LGHQWL¿FDU XQ FRQVHQVR TXH
trasciende las culturas acerca de lo que constituye una vida humana valiosa, es
decir, cuáles son las capacidades básicas a las que toda persona tiene derecho.
Parte de su razonamiento consiste en establecer una especie de autoridad moral por
ODFXDOORVHVWXGLDQWHVORVLQYHVWLJDGRUHV\ORVIRUPXODGRUHVGHODVSROtWLFDVí\HQ

24
UHDOLGDGFXDOTXLHUSHUVRQDíSXHGDQLGHQWL¿FDUFXiQGRXQDSHUVRQDQRGLVSRQHGH
las capacidades mínimas y por lo tanto se ve privada de algunos derechos básicos.
La lista de todas las posibles capacidades humanas puede ser en verdad muy larga,
pero el objetivo de contar con una lista de las capacidades “básicas” es establecer
los aspectos de la vida que son esenciales para el bienestar.
¿Cuáles son las capacidades básicas? Pese a las polémicas, hay cierto consenso,
en la medida en que la mayoría de las personas que han escrito sobre el tema
han encontrado puntos en común. Entre lo que más se menciona es tener una
VDOXGDGHFXDGDDOLPHQWR\QXWULFLyQVX¿FLHQWH\XQPtQLPRGHHGXFDFLyQSDUD
garantizar los conocimientos básicos y la capacidad de pensar y expresarse
por sí mismo (véase Desai 1995 y Saith 2001). El propio Sen, pese a que evita
enunciar una lista, tiende a mencionar esos mismos componentes, y añade los
conceptos de la participación política y la no discriminación por motivos de raza,
religión o género. Esos puntos en común no han surgido meramente de la teoría;
la investigación empírica ha encontrado resultados similares en cuanto a lo que
la gente valora con más constancia. En su enorme proyecto de investigación
HWQRJUi¿FDWLWXODGR9RLFHVRIWKH3RRU /DYR]GHORVSREUHV 1DUD\DQ\3HWHVFK
señalan las siguientes como las capacidades básicas que la gente más valora: salud
corporal; integridad corporal; respeto y dignidad; pertenencia social; identidad
cultural; imaginación, información y educación; capacidad de organización; y
representación política (Narayan & Petesch 2002). En la investigación que hizo
David Clark en Sudáfrica, la gente mencionó que los principales aspectos de
una vida digna eran empleo, vivienda, educación, ingresos, familia, amistades,
religión, salud, alimentación, ropa buena, recreación, esparcimiento, protección y
VHJXULGDGHFRQyPLFD &ODUN 6LELHQSXHGHYDULDUHOVLJQL¿FDGRHVSHFt¿FR
que la gente asigna a cada uno de esos rubros (por vagos que sean), puede notarse
sin embargo que hay cierta consonancia en las categorías fundamentales, como
son salud, educación/información, sociabilidad y seguridad.
La lista de Nussbaum abarca muchas de esas mismas categorías, y añade
algunos rasgos idiosincráticos. El Cuadro 1.1 enumera y describe sucintamente la
lista de Nussbaum, que no es exhaustiva ni constituye un canon en modo alguno;
sin duda suscitó disenso, y la hemos incluido aquí no en muestra de respaldo total
DVXSXQWRGHYLVWDHQODPDWHULDVLQRSRUTXHHVXQDGHODVOLVWDVPiVLQÀX\HQWHV
y mejor elaboradas, y como tal es una valiosa plataforma para discutir cuáles son
o deben ser las principales capacidades humanas. Nótese que la autora usa la frase
“being able”, que en castellano equivale al verbo “poder”, para expresar la idea de
que esas son las capacidades que la gente debe poder elegir libremente si quiere
realizarlas o no, y que nadie debe estar en la obligación de realizarlas. Por esa
razón esta es una lista de capacidades básicas, y no de funcionamientos básicos.
Hay un cierto grado de superposición o repetición en la lista de Nussbaum,
como son las múltiples menciones a la libertad de asociación y de expresión.
(OOR VH GHEH HQ SDUWH D OD LQVLVWHQFLD GH 1XVVEDXP GH TXH OD D¿OLDFLyQ \ OD
razón práctica cumplen una “función arquitectónica” para las otras capacidades

25
1XVVEDXP (VWRVLJQL¿FDTXHODD¿OLDFLyQ\ODUD]yQVRQHVHQFLDOHV
para que la persona decida qué tipo de vida considera valiosa para sí misma. Y,
según Nussbaum, esos rasgos son también esenciales para la dignidad humana.
Ella imagina una situación en que la persona puede estar bien nutrida y educada,
y disfrutar de muchas de las capacidades básicas, y sin embargo, debido a las
restricciones del gobierno, no tiene libertad para expresarse políticamente. En tal
caso, a esa persona se le niega su dignidad, puesto que se le trata como si fuera
infante. No tiene verdadera libertad para decidir por sí misma, ni para participar
como es debido en la vida de su comunidad, lo que necesariamente debe incluir
participar en las decisiones sobre la gobernanza de su comunidad.

Cuadro 1.1 Lista de capacidades centrales, según Martha Nussbaum

1. Vida. “Poder vivir una vida humana de duración normal, no morir


prematuramente, o antes de que la vida sea tan limitada que no valga la pena
seguir viviendo”. El principio que rige en este punto atañe a la esperanza de
YLGD\D¿UPDTXHQDGLHWLHQHSRUTXpDFHSWDUXQDYLGDFX\DPRUWDOLGDGVH
ve grandemente anticipada.
2. Salud corporal. “Poder tener buena salud, lo que incluye la salud
reproductiva; nutrirse adecuadamente y tener una vivienda digna”. Esas
capacidades atañen a la seguridad alimentaria y a la garantía de vivienda,
pero también implican que nadie tiene que aceptar una vida de alta morbilidad
HVGHFLUSDGHFLHQGRHQIHUPHGDGHVPX\IUHFXHQWHV 
3. Integridad corporal. Esta capacidad es el derecho individual a tener
FRQWUROVREUHHOSURSLRFXHUSR\VHJXULGDGSDUDHOPLVPR,PSOLFDQRVXIULU
violencia de ninguna clase, ni ataques sexuales, y tener derecho a movilizarse
y a elegir por criterio propio la vida sexual y la reproducción.
4. Sentidos, imaginación y pensamiento. Esta capacidad implica los
principios de libertad de expresión, libertad de consciencia y derecho a la
educación; es poder usar la mente y la imaginación de manera creativa. La
idea es que todas las personas deben poder pensar creativamente y según
su propio criterio. Para apoyar esta capacidad, así como para hacer uso
GH OD UD]yQ SUiFWLFD HV QHFHVDULR WHQHU ORV QLYHOHV PtQLPRV GHHGXFDFLyQ
DOIDEHWL]DFLyQPDWHPiWLFDV\FLHQFLDV 
5. Emociones. “Poder sentir apego hacia personas y cosas ajenas al propio
ser”. Es amar a quienes nos aman y nos cuidan, y sentir añoranza, gratitud,
enojo y toda la gama de las emociones humanas. Este punto atañe a la
libertad que deben tener todas las personas para entablar relaciones íntimas,
\WDPELpQIRUPDSDUWHGHODOLEHUWDGGHDVRFLDFLyQ
6. Razón práctica. Esto concierne a la libertad intelectual en sentido amplio,
lo que incluye la libertad de religión. Estipula que toda persona debe poder
pensar por sí misma y tomar decisiones razonadas sobre la propia vida.
7. $¿OLDFLyQ (VWR VH UH¿HUH D XQ FRQMXQWR GH LGHDV TXH QRV SHUPLWHQ
YLYLU EHQH¿FLRVDPHQWH HQ OD VRFLHGDG 7DPELpQ FRQFLHUQH D OD OLEHUWDG GH
asociación, pero se concibe no sólo en términos políticos como libertad
GH D¿OLDUVH D SDUWLGRV SROtWLFRV X RWUDV RUJDQL]DFLRQHV VLQR WDPELpQ D OD
VRFLDELOLGDG D SRGHU WHQHU JUDQ YDULHGDG GH UHODFLRQHV VRFLDOHV VLQ VXIULU
discriminación por motivos de raza, género, orientación sexual, etnia, casta,
religión o cualquier otra categoría atributiva.

26
8. Otras especies. “Poder relacionarse e interesarse por los animales, las
plantas y el mundo de la naturaleza”.
9. Juego.³3RGHUUHtUMXJDU\GLVIUXWDUGHDFWLYLGDGHVUHFUHDWLYDV´
10. Control sobre el propio entorno. Esto es otro conjunto de derechos
SROtWLFRV \ FLYLOHV TXH FRQVLVWHQ HQ SRGHU JHVWLRQDU \ FRQ¿JXUDU ODV
condiciones en que vive la persona. Incluyen la participación política y la
libertad de expresión, el derecho a no ser objeto de inspección o incautación
indebidas, y a gozar de igualdad en los derechos de propiedad.

)XHQWH$GDSWDGRGH1XVVEDXP   7UDGXFFLyQQXHVWUD 

Puesto que estas son capacidades básicas, las consideraciones sobre la


igualdad son importantes. Si bien todas las personas tienen igual derecho a esas
FDSDFLGDGHVDYHFHVODQRUPDGHODLJXDOGDGQRHVVX¿FLHQWH1XVVEDXPDOXGHD
la posibilidad de que las mujeres tengan “igual” derecho a votar que los hombres,
pero que los votos de ellas sólo cuenten como la cuarta parte de los votos de los
hombres. Del mismo modo, todas las personas pueden tener igual derecho a un
QLYHOPtQLPRGHHGXFDFLyQHOHPHQWDOSHURHVDLJXDOGDGUHVXOWDFDVLLQVLJQL¿FDQWH
si no se considera la calidad de la educación primaria. Algunas escuelas pueden
estar bien equipadas y pueden impartir una educación excelente, pero habrá otras
que carezcan de recursos y que les enseñen a los niños y niñas relativamente poco
(Nussbaum 2011: 41). Así pues, si bien Nussbaum considera que estas capacidades
son el “mínimo indispensable” que todo gobierno debe garantizar a su población,
a veces el hecho de que todas las personas tengan ese mínimo nivel no basta para
satisfacer el afán de justicia. Y ello se debe a que ese mínimo nivel puede seguir
siendo excesivamente desventajoso para algunas personas.
Imaginemos, por ejemplo, que toda la gente tiene acceso a la píldora contra
la malaria. Para las personas que viven en zonas altas o secas, donde la malaria
QRHVHQGpPLFDXQDStOGRUDHVVX¿FLHQWH3HURSDUDTXLHQHVYLYHQHQUHJLRQHV
donde la malaria sí es endémica, la dosis estándar de una píldora no bastará para
protegerlas. Es posible que para disfrutar del mismo nivel de salud necesiten más
GHXQDStOGRUDíORTXHHVXQDGLVWULEXFLyQGHVLJXDOSXHVWRTXHODJHQWHTXHYLYH
en zonas altas y secas obtiene menos cantidad que la que vive en áreas donde la
malaria no es endémica. Por último, digamos que en la lista de Nussbaum hay
WRGDYtD HVSDFLR SDUD YDULDFLRQHV VRFLHWDOPHQWH FRQWH[WXDOL]DGDV (VWR VLJQL¿FD
que si bien la lista pretende establecer los niveles debajo de los cuales nadie
debería estar, cada sociedad puede establecer umbrales mínimos más altos que
los que plantea Nussbaum. En otras palabras, es posible que cada sociedad pueda
adaptar las capacidades centrales de Nussbaum según su respectivo contexto
cultural, en tanto no se transgredan las garantías mínimas.
La idea de los derechos básicos que toda persona ha de tener garantizados debe
tener presente la Declaración Universal de los Derechos Humanos (véase el Cuadro
 \HQUHDOLGDGKD\PXFKDVD¿QLGDGHVHQWUHHOSODQWHDPLHQWRGHORVGHUHFKRV

27
humanos y el de las capacidades (véanse por ejemplo Sen 2005 y 2004, Nussbaum
1997, Vizard et al. 2011). Ambos paradigmas insisten en que hay que tratar a los
VHUHVKXPDQRVFRPR¿QHV\QRFRPRPHGLRVORFXDOLPSOLFDSURWHFFLRQHVSDUD
cosas tales como la libertad de consciencia, la participación política y la seguridad
personal. Ambos paradigmas se basan en los principios de universalidad, equidad e
interdependencia, que son necesarios para salvaguardar nuestros propios derechos
HVSHFt¿FRVDVtFRPRORV GHUHFKRV GHORV GHPiV 'HQHXOLQ  +D\ VLQ
embargo, diferencias importantes entre los derechos humanos y las capacidades,
de modo que no son idénticos. Por ejemplo, los derechos humanos dependen
en primera instancia de las instituciones estatales y jurídicas, mientras que la
realización de las capacidades depende de una red muy diversa de instituciones
formales e informales, como son los gobiernos, las normas culturales, las
organizaciones de la sociedad civil y las empresas. Además, el planteamiento de
las capacidades añade la noción de los funcionamientos, y presta más atención a
la dinámica de la materialización de las garantías fundamentales.
En última instancia, los dos planteamientos se complementan entre sí. El de
ODVFDSDFLGDGHVVHEHQH¿FLDGHODOHJLWLPLGDGPRUDOTXHORVGHUHFKRVKXPDQRV
otorgan a las garantías fundamentales, y asimismo, de la responsabilidad que
tienen las instituciones de respetarlas. Según declara el Informe de las Naciones
Unidas sobre Desarrollo Humano en el año 2000:

Los derechos humanos expresan la idea audaz de que todos están


facultados para reclamar medidas sociales que los protejan de los peores
abusos y privaciones, y que garanticen la libertad para vivir una vida
digna. El desarrollo humano, a su vez, es un proceso de realce de la
capacidad humana, para ampliar las opciones y oportunidades de manera
que cada persona pueda vivir una vida de respeto y valor. Cuando el
desarrollo humano y los derechos humanos avanzan juntos se refuerzan
recíprocamente, aumentando la capacidad de la gente y protegiendo sus
derechos y libertades fundamentales (PNUD 2000 : 16).

Es mucho lo que puede decirse sobre la relación entre los derechos y las
capacidades, y en los capítulos siguientes volveremos a abordar el tema. En este
libro hablaremos algunas veces de “los derechos a las capacidades”, puesto que
es un área donde esos dos enfoques se entrelazan: como seres humanos, todos
tenemos derechos inalienables a ciertas oportunidades que están contenidas en la
noción de las capacidades. Por ejemplo, todos tenemos derecho a ejercer nuestra
capacidad de participación política. Por lo tanto, los derechos jurídicos pueden
ser una manera de garantizar las capacidades. En seguida presentamos una lista
de algunos de los derechos que resultan congruentes con las capacidades básicas.

28
2WURVFRQFHSWRVLPSRUWDQWHVHQHOHQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHV

El enfoque desde las capacidades pasa pronto de preguntarse si alguien puede o


no hacer algo (si tiene esa capacidad) a preguntarse si esa persona está poniendo
en práctica o no esa capacidad (si la ha convertido en un funcionamiento). La
razón es que hay mucha variabilidad y heterogeneidad en las opciones de las
personas, y grandes diferencias en la distribución de las oportunidades, por no
hablar de la inconstancia de las preferencias (Nussbaum 2011: 59). Por tal motivo,
cuando se aplica el enfoque desde las capacidades para entender la pobreza,
WHQHPRVTXHREVHUYDUFRQFXLGDGRFXiOHVHOYHUGDGHURVLJQL¿FDGRGHOWpUPLQR
“opción”. Veamos por ejemplo el problema de la “preferencia adaptativa”, que
VLJQL¿FDTXHQXHVWUDVSUHIHUHQFLDV \SRUWDQWRQXHVWUDVRSFLRQHV VHDGDSWDQD
nuestras circunstancias. “Cuando la sociedad ha puesto algunas cosas fuera del
alcance de algunas personas, lo usual es que aprendan a no querer esas cosas”
(Nussbaum 2011: 54, traducción nuestra). Si la persona no tiene idea de que
podría optar por no casarse a los 14 años y no convertirse en madre a los 15,
entonces no tiene conocimiento de que sus opciones son injustamente limitadas.
Si lo único que esa persona espera es convertirse en una esposa-niña y pasarse
la vida pariendo niños y cuidando de ellos, en tal caso sus preferencias se han
adaptado a sus circunstancias. Una de las premisas normativas del enfoque desde
las capacidades, por tanto, es que las personas merecen conocer todas las opciones
GHYLGDTXHWLHQHQSDUDSRGHUHOHJLUODVTXHSUH¿HUHQ
La dinámica de limitación de las libertades que se deriva de las preferencias
adaptativas puede resultar especialmente grave para los grupos oprimidos, en
los cuales sus integrantes ajustan sus expectativas a las restricciones (sociales,
culturales, políticas, económicas) en las que están inmersos. Suele suceder que
las personas que tienen pocos derechos no piensan que su situación es grave
porque esa es la única vida que conocen (Alkire & Deneulin 2009a). Por eso el
HQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHVHQIDWL]DODQRFLyQGHDJHQFLDTXHVHGH¿QHFRPR
“la libertad que tienen las personas de llevar a cabo aquello que valoran y que
intentan producir” (Sen 1992: 57, traducción nuestra). En otras palabras, es la
FDSDFLGDGGHUHDOL]DUIXQFLRQDPLHQWRVSHURSRUORJHQHUDOVLJQL¿FDHVIRU]DUVHSRU
lograr los propios objetivos. Es importante considerar la agencia de una persona,
porque eso nos permite pensar en el control que esa persona ejerce sobre su propia
YLGDODVRSFLRQHVTXHSUH¿HUH+D\TXHSUHVWDUDWHQFLyQDORTXHODJHQWHKDFH
en realidad, porque las capacidades son sólo la mitad de la historia. Por ejemplo,
una mujer que ha crecido en una sociedad que le dice que no debe trabajar fuera
del hogar, es probable que, debido a las preferencias adaptativas, nunca busque
tener una profesión. O quizá tenga la capacidad de obtener un empleo, pero si su
funcionamiento se ve restringido por la discriminación, no tiene libertad de elegir.
En este caso, su agencia resulta reducida.

29
Cuadro 1.2: Selección de artículos de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos

Artículo 1.

7RGRVORVVHUHVKXPDQRVQDFHQOLEUHVHLJXDOHVHQGLJQLGDG\GHUHFKRV\
GRWDGRVFRPRHVWiQGHUD]yQ\FRQFLHQFLDGHEHQFRPSRUWDUVHIUDWHUQDOPHQWH
los unos con los otros.

Artículo 3.

7RGRLQGLYLGXRWLHQHGHUHFKRDODYLGDDODOLEHUWDG\DODVHJXULGDGGHVX
persona.

Artículo 5.

1DGLH VHUi VRPHWLGR D WRUWXUDV QL D SHQDV R WUDWRV FUXHOHV LQKXPDQRV R


degradantes.

Artículo 7.

7RGRVVRQLJXDOHVDQWHODOH\\WLHQHQVLQGLVWLQFLyQGHUHFKRDLJXDOSURWHFFLyQ
GHODOH\7RGRVWLHQHQGHUHFKRDLJXDOSURWHFFLyQFRQWUDWRGDGLVFULPLQDFLyQ
TXHLQIULQMDHVWD'HFODUDFLyQ\FRQWUDWRGDSURYRFDFLyQDWDOGLVFULPLQDFLyQ

Artículo 8.

7RGD SHUVRQD WLHQH GHUHFKR D XQ UHFXUVR HIHFWLYR DQWH ORV WULEXQDOHV
nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
IXQGDPHQWDOHVUHFRQRFLGRVSRUODFRQVWLWXFLyQRSRUODOH\

Artículo 9.

1DGLHSRGUiVHUDUELWUDULDPHQWHGHWHQLGRSUHVRQLGHVWHUUDGR

Artículo 13.

 7RGDSHUVRQDWLHQHGHUHFKRDFLUFXODUOLEUHPHQWH\DHOHJLUVXUHVLGHQFLD
en el territorio de un Estado.

 7RGDSHUVRQDWLHQHGHUHFKRDVDOLUGHFXDOTXLHUSDtVLQFOXVRGHOSURSLR
y a regresar a su país.

Artículo 18.

7RGDSHUVRQDWLHQHGHUHFKRDODOLEHUWDGGHSHQVDPLHQWRGHFRQFLHQFLD\GH
religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia,
DVt FRPR OD OLEHUWDG GH PDQLIHVWDU VX UHOLJLyQ R VX FUHHQFLD LQGLYLGXDO

30
y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la
SUiFWLFDHOFXOWR\ODREVHUYDQFLD

Artículo 19.

7RGR LQGLYLGXR WLHQH GHUHFKR D OD OLEHUWDG GH RSLQLyQ \ GH H[SUHVLyQ HVWH
derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
LQYHVWLJDU\UHFLELULQIRUPDFLRQHV\RSLQLRQHV\HOGHGLIXQGLUODVVLQOLPLWDFLyQ
GHIURQWHUDVSRUFXDOTXLHUPHGLRGHH[SUHVLyQ

Artículo 20.

  7RGD SHUVRQD WLHQH GHUHFKR D OD OLEHUWDG GH UHXQLyQ \ GH DVRFLDFLyQ
SDFt¿FDV

 1DGLHSRGUiVHUREOLJDGRDSHUWHQHFHUDXQDDVRFLDFLyQ

Artículo 21.

  7RGD SHUVRQD WLHQH GHUHFKR D SDUWLFLSDU HQ HO JRELHUQR GH VX SDtV
directamente o por medio de representantes libremente escogidos.

 7RGDSHUVRQDWLHQHHOGHUHFKRGHDFFHVRHQFRQGLFLRQHVGHLJXDOGDGD
ODVIXQFLRQHVS~EOLFDVGHVXSDtV

  /D YROXQWDG GHO SXHEOR HV OD EDVH GH OD DXWRULGDG GHO SRGHU S~EOLFR
HVWDYROXQWDGVHH[SUHVDUiPHGLDQWHHOHFFLRQHVDXWpQWLFDVTXHKDEUiQGH
FHOHEUDUVHSHULyGLFDPHQWHSRUVXIUDJLRXQLYHUVDOHLJXDO\SRUYRWRVHFUHWRX
otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

Artículo 23.

 7RGDSHUVRQDWLHQHGHUHFKRDOWUDEDMRDODOLEUHHOHFFLyQGHVXWUDEDMRD
FRQGLFLRQHVHTXLWDWLYDV\VDWLVIDFWRULDVGHWUDEDMR\DODSURWHFFLyQFRQWUDHO
desempleo.

 7RGDSHUVRQDWLHQHGHUHFKRVLQGLVFULPLQDFLyQDOJXQDDLJXDOVDODULRSRU
trabajo igual.

 7RGDSHUVRQDTXHWUDEDMDWLHQHGHUHFKRDXQDUHPXQHUDFLyQHTXLWDWLYD\
VDWLVIDFWRULDTXHOHDVHJXUHDVtFRPRDVXIDPLOLDXQDH[LVWHQFLDFRQIRUPH
D OD GLJQLGDG KXPDQD \ TXH VHUi FRPSOHWDGD HQ FDVR QHFHVDULR SRU
cualesquiera otros medios de protección social.

  7RGD SHUVRQD WLHQH GHUHFKR D IXQGDU VLQGLFDWRV \ D VLQGLFDUVH SDUD OD


GHIHQVDGHVXVLQWHUHVHV

31
Artículo 24.

7RGDSHUVRQDWLHQHGHUHFKRDOGHVFDQVRDOGLVIUXWHGHOWLHPSROLEUHDXQD
limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas
pagadas.

Artículo 25.

 7RGDSHUVRQDWLHQHGHUHFKRDXQQLYHOGHYLGDDGHFXDGRTXHOHDVHJXUH
DVtFRPRDVXIDPLOLDODVDOXG\HOELHQHVWDU\HQHVSHFLDOODDOLPHQWDFLyQHO
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios;
WLHQHDVLPLVPRGHUHFKRDORVVHJXURVHQFDVRGHGHVHPSOHRHQIHUPHGDG
invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de
subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad

  /D PDWHUQLGDG \ OD LQIDQFLD WLHQHQ GHUHFKR D FXLGDGRV \ DVLVWHQFLD


HVSHFLDOHV7RGRVORVQLxRVQDFLGRVGHPDWULPRQLRRIXHUDGHPDWULPRQLR
tienen derecho a igual protección social.

Artículo 26.

  7RGD SHUVRQD WLHQH GHUHFKR D OD HGXFDFLyQ /D HGXFDFLyQ GHEH VHU
JUDWXLWDDOPHQRVHQORFRQFHUQLHQWHDODLQVWUXFFLyQHOHPHQWDO\IXQGDPHQWDO
/DLQVWUXFFLyQHOHPHQWDOVHUiREOLJDWRULD/DLQVWUXFFLyQWpFQLFD\SURIHVLRQDO
KDEUi GH VHU JHQHUDOL]DGD HO DFFHVR D ORV HVWXGLRV VXSHULRUHV VHUi LJXDO
SDUDWRGRVHQIXQFLyQGHORVPpULWRVUHVSHFWLYRV

  /D HGXFDFLyQ WHQGUi SRU REMHWR HO SOHQR GHVDUUROOR GH OD SHUVRQDOLGDG
KXPDQD \ HO IRUWDOHFLPLHQWR GHO UHVSHWR D ORV GHUHFKRV KXPDQRV \ D ODV
OLEHUWDGHV IXQGDPHQWDOHV IDYRUHFHUi OD FRPSUHQVLyQ OD WROHUDQFLD \ OD
amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y
SURPRYHUiHOGHVDUUROORGHODVDFWLYLGDGHVGHODV1DFLRQHV8QLGDVSDUDHO
mantenimiento de la paz.

  /RV SDGUHV WHQGUiQ GHUHFKR SUHIHUHQWH D HVFRJHU HO WLSR GH HGXFDFLyQ
TXHKDEUiGHGDUVHDVXVKLMRV

Fuente: http://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/index.html

32
La libertad de elegir cuáles capacidades convertir en funcionamientos es también
una premisa normativa fundamental para el enfoque desde las capacidades. Las
opciones que elige una persona rara vez son sencillas, sin embargo, tampoco es
sencillo el principio de libertad de elección. Sen insiste en que para evaluar la
libertad de elección de una persona es necesario incorporar alguna perspectiva
sobre la calidad, cantidad y diversidad de las oportunidades de que dispone (Sen
 6LXQDSHUVRQDVHYHREOLJDGDDHOHJLUHQWUHGRVPDOHVíFRPRVHUtD
por ejemplo, permanecer en el poblado que ha sido arrasado por las llamas por
yUGHQHVGHOJRELHUQRRELHQKXLUKDFLDXQFDPSRGHUHIXJLDGRVí¢VHUtDDFHUWDGR
decir que esa persona ha tenido libertad de elegir? Además, muchas veces las
FDSDFLGDGHV QR HQWUDxDQ XQD HOHFFLyQ UHDO \ VLJQL¿FDWLYD ¢$FDVR XQD SHUVRQD
elige ser longeva, o decide si su salud es buena o mala? Por lo general, ante
enfermedades como la malaria o el cólera, la gente no tiene opción (Clarke 2005).
La razón de estas preguntas sobre las opciones es la siguiente: si bien la libertad
de elegir es un principio que hay que respetar, en la práctica, cuando se trata
de determinar la calidad de vida de una persona o su situación de pobreza, es
más fácil evaluar los funcionamientos realizados, más que las posibles opciones.
El tema que abordaremos en el Capítulo 3 es cómo evaluar los funcionamientos
realizados; en otras palabras, cómo aplicar el enfoque desde las capacidades para
medir el bienestar y la pobreza humana.
Cuando se trata de lograr una vida que la persona considere digna, la agencia y
la libertad de elegir pueden operar de manera distinta para cada cual. Por ejemplo,
VHJ~QKDUHFRQRFLGR6HQVRQPXFKRVORVIDFWRUHVTXHLQÀX\HQHQODVGHFLVLRQHV
que toma una persona, y ello incluye cómo evalúa la persona su posibilidad de
lograr el funcionamiento que desea. Sen menciona varios factores que pueden
intervenir en la habilidad de una persona para convertir una capacidad en un
funcionamiento (Sen 2005: 153; véase también Robeyns 2005):

1. Las heterogeneidades físicas o mentales entre las personas (lo que


incluye cosas tales como impedimentos físicos, metabolismo, sexo,
inteligencia y propensión a contraer enfermedades).
2. Las variaciones en los recursos no personales (que incluyen factores
sociales tales como las normas, los roles de género, las jerarquías
societales, la cohesión societal, las políticas de atención a la salud
pública, las leyes contra la discriminación y su respectivo cumplimiento).
3. Las diversidades ambientales (condiciones climáticas, factores
JHRJUi¿FRV FRPR HO DLVODPLHQWR R ODV YDULDEOHV GH ULHVJR GH
enfermedades o de la delincuencia local).

Volviendo al ejemplo de la bicicleta, Robeyns explica que “si no hay caminos


pavimentados, o si el gobierno o la cultura societal imponen una norma social
o jurídica que impide a las mujeres andar en bicicleta a menos que vayan
acompañadas de un hombre de la familia, entonces resulta mucho más difícil, e

33
incluso imposible, hacer uso del bien [que es la bicicleta] para que el funcionamiento
sea efectivo” (Robeyns 2005: 99, traducción nuestra). Este ejemplo nos recuerda
GRVFRVDVLPSRUWDQWHV3ULPHURTXHORTXHLQÀX\HHQODFDSDFLGDGGHFRQYHUWLU
las capacidades en funcionamientos no son sólo los bienes, los servicios y los
recursos a los que tiene acceso la persona, sino que hay otras instituciones sociales,
FRPRVRQODVQRUPDVFXOWXUDOHVTXHWDPELpQWLHQHQLQÀXHQFLD\SRUHVDUD]yQHV
necesario estudiar la situación y las circunstancias de vida de la persona para así
evaluar lo que puede elegir y lograr.
6HJXQGR DOJXQDV SHUVRQDV SXHGHQ QHFHVLWDU PiV UHFXUVRV TXH RWUDV D ¿Q GH
convertir las mismas capacidades en funcionamientos (Walker 2004, 2003). Una
vez más, esto alude a cómo la persona concibe la igualdad con respecto a las
capacidades. Una persona invidente puede tener la capacidad de movilizarse, pero
necesitará recursos distintos que los que requiere una persona que sí puede ver. En
HOHMHPSORGH:DONHUODVFKLFDVHQ6XGiIULFDSXHGHQWHQHUPiVGL¿FXOWDGHVTXH
los chicos para convertir las mismas capacidades en los mismos funcionamientos
(unos y otras pueden leer, hacer operaciones matemáticas, etc.), debido a factores
tales como la devaluación cultural de la educación de las muchachas o las
amenazas de acoso o violencia sexual. Por tanto, hay que tener mucho cuidado
al hacer suposiciones sobre la igualdad de oportunidades, porque incluso si tal
LJXDOGDGH[LVWHQRVLJQL¿FDTXHKD\LJXDOGDGGHSRVLELOLGDGHVSDUDKDFHUUHDOLGDG
las opciones de vida que la persona valora. Las oportunidades iniciales son a lo
sumo la mitad de la historia; lo fundamental para evaluar el bienestar son los
funcionamientos realizados. Y para que las personas carentes o desfavorecidas
puedan hacer realidad esos funcionamientos, quizá necesiten mucha más atención
o recursos que las personas que no sufren carencias ni desventajas.
Llegados a este punto debe resultar claro que en el enfoque desde las capacidades
la idea de la libertad es de suma importancia. Sin embargo, no cabe suponer que se
WUDWDGHODQRFLyQVXSHU¿FLDO\FRUULHQWHGHOLEHUWDG/DOLEHUWDGQRHVVyORORTXH
FRQRFHPRV FRPR OLEHUWDGHV SRVLWLYDV íOD OLEHUWDG GH KDFHU FLHUWDV FRVDV FRPR
criticar al gobierno, practicar nuestra religión, vivir donde deseamos, conducir
cualquier vehículo que elijamos o poseer cuanta arma deseemos. La noción
de libertad incluye las libertades positivas, pero también abarca las libertades
negativas, como son vivir sin hambre, sin miedo y sin vergüenza. El enfoque
desde las capacidades comprende ambas nociones de libertad, pues acentúa el
imperativo de la libertad de una persona para elegir el tipo de vida que considere
valiosa. Esa es una libertad positiva, pero puede incluir la libertad de evitar ciertas
cosas, como son la libertad negativa de liberarse de las cosas que la persona no
valora, como son el hambre, la discriminación o la ignorancia. La razón por la cual
la libertad es fundamental en el enfoque desde las capacidades es muy sencilla: la
gente pobre no tiene la libertad de escapar de su indigencia. No tienen opciones,
no tienen alternativas ni agencia. Por tanto, están condenadas a la falta de libertad
que es la pobreza, puesto que no tienen el poder necesario para cambiar su vida.
Pensemos otra vez en el barrio marginal que describimos al principio de este

34
capítulo. ¿Qué tanta agencia o elección tiene en realidad la gente que vive en esas
condiciones? ¿Son realmente libres de vivir la vida que quieren y de escapar de su
pobreza? ¿Elegiría alguien vivir en esas viviendas de ripios si tuviera la libertad
de elegir algo mejor?
El enfoque desde las capacidades tiene también otra manera de hacer hincapié
en la libertad sin incurrir en las consabidas nociones simplistas y huecas, y
consiste en reconocer que la libertad no es puramente individualista. Alguien que
insiste en el burdo error de suponer que la libertad consiste en poder hacer lo que
quiere, no se da cuenta de que la libertad de cualquier individuo depende de la
sociedad en general. Como mencionamos antes, son muchos los factores sociales
TXHSXHGHQLQÀXLUHQODVGHFLVLRQHVTXHWRPDPRV\DVHDQODVQRUPDVVREUHHO
comportamiento de género, las políticas públicas que conciernen a la educación
o la salud, las medidas económicas, como son, por ejemplo, la distribución de la
riqueza o del poder. El modo en que las demás personas ejercen sus libertades
repercute en el ejercicio de nuestra propia libertad. Las opciones que podemos
elegir dependen de las circunstancias sociales en general, y debemos prestar
atención a esas circunstancias al momento de tomar decisiones. A veces ocurre
que algunas personas, debido a su respectiva situación en la sociedad, tienen más
RSFLRQHV í\ SRU WDQWR PiV OLEHUWDGHVí TXH RWUDV SHUVRQDV $ YHFHV WDPELpQ
el logro real de la opción de una persona no es tan importante. Imaginemos a
una muchacha del hemisferio sur que decide hacer estudios de doctorado: lo
que importa es que ella tiene la libertad de elegir esa opción, y que no padece
limitaciones injustas para lograr su meta. Ahora bien, para los propósitos de la
teoría de las capacidades, no todas las personas que quieren seguir un doctorado
tienen que completarlo para ser “libres”. Como Sen nos explica, “no es lo mismo
la libertad de tener una determinada cosa que tener esa cosa en realidad” (Sen
2005: 155, traducción nuestra).

/DSREUH]D\ODVFDSDFLGDGHV

En consonancia con el enfoque desde las capacidades, en este libro describimos


la pobreza como una falta de libertad, la carencia de las libertades necesarias para
tener una vida plena. Una persona es pobre cuando carece de las capacidades
para llevar la vida que desea. Sen describe varias carencias de libertad que de
seguro nadie elegiría si tuviera la libertad de optar por otra cosa: hambruna,
desnutrición, morbilidad excesiva, falta de acceso a servicios adecuados de salud
y a agua potable, atropellos a los derechos civiles y políticos (Sen 1999). Lo que
GH¿QHDXQDSHUVRQDFRPRSREUHHVHVDSULYDFLyQGHODGLJQLGDGLQWUtQVHFDGHODV
capacidades básicas, esa falta de libertad para elegir algo mejor para su vida. En
este libro damos por consabido que existen capacidades básicas o centrales a las
que toda persona tiene derecho. Al examinar en qué consiste la pobreza, cuál es la
FDXVD\TXpODUHGXFHOOHJDPRVDXQDGH¿QLFLyQIXQGDPHQWDOODSREUH]DFRQVLVWH
en carecer de las capacidades básicas a las que todo ser humano tiene derecho.

35
Esa carencia sitúa a la persona por debajo del umbral mínimo necesario para
llevar una vida adecuada y digna. Por el mero hecho de ser humanas, todas las
personas tienen dignidad, pero a veces algunas personas viven en situaciones en
las que su dignidad se ve comprometida o no se respeta. Cuando por situaciones
sociales, políticas, familiares o económicas se le niega la dignidad a una persona,
esa persona sufre carencias (Nussbaum 2011: 30). Esas carencias le niegan a la
persona la libertad de elegir la vida que valora.
¢(VHVWDXQDGH¿QLFLyQDGHFXDGDGHODSREUH]D"8QRGHORVREMHWLYRVGHHVWH
OLEUR HV DSOLFDU HVWD GH¿QLFLyQ D GLYHUVDV HVIHUDV HGXFDFLyQ VDOXG JpQHUR
gobernanza) para evaluar si resulta adecuada. Por lo tanto, nuestra esperanza
HV H[SORUDU ODV IRUPDV GH SHQVDU VREUH OD SREUH]D OR TXH VLJQL¿FD SDUD ODV
SHUVRQDVTXHVRQSREUHV\ORTXHVLJQL¿FDUHPHGLDUODSREUH]D6LELHQQXHVWUD
LQGDJDFLyQVHJXtDSRUODGH¿QLFLyQGHODSREUH]DFRQFHELGDFRPRFDUHQFLDGH
las capacidades básicas, unas cuantas observaciones iniciales servirán para hacer
YHU RWURV PDWLFHV 5HFRQR]FDPRV TXH DO GH¿QLU OD SREUH]D FDVL VLHPSUH QRV
topamos con vaguedades. Qizilbash (2003) habla sobre la vaguedad “horizontal”
\³YHUWLFDO´/DYDJXHGDGKRUL]RQWDOVHUH¿HUHDDTXHOORVGHUHFKRVRFDSDFLGDGHV
que se consideran “básicas”. Si bien en este libro nos valemos de la lista de
Nussbaum como un esquema de las capacidades básicas, este es un debate abierto,
y los capítulos siguientes deben llevarnos a deliberar cuáles capacidades merecen
FRQVLGHUDUVHEiVLFDV/DYDJXHGDGYHUWLFDOVHUH¿HUHDOXPEUDOPtQLPR¢FXiOHV
el umbral mínimo por debajo del cual una persona puede considerarse pobre?
Esta pregunta también deberá plantearse en los capítulos siguientes, aunque en
DOJXQRVFDStWXORVVHSURSRQHQUHVSXHVWDVHVSHFt¿FDVTXHVRQSHUWLQHQWHVSDUDVXV
respectivos temas.
También hay que considerar la magnitud de la privación. A una persona se le
pueden negar varias capacidades, pero ¿es posible concebir que esa persona podría
no ser pobre? Imaginemos, por ejemplo, que (por un motivo cualquiera) a alguien
se le niega la capacidad de disfrutar de la naturaleza, como sería hacer caminata
en las montañas. El número 8 de la lista de Nussbaum incluye poder relacionarse
con la naturaleza. Entonces, ¿se podría decir que es “pobre” esa persona a la
que se le niega el derecho a hacer senderismo? Probablemente no, aunque las
razones de la privación pueden servir para determinar la respuesta. Pero lo que
es de más peso es que la mayor parte de la gente quizá no consideraría que hacer
senderismo es una capacidad básica a la que todos tenemos derecho intrínseco y
cuya privación podría perjudicar la dignidad de la persona o la vida que valora.
Una vez más, hay en esto una vaguedad o una incertidumbre permisible; la propia
persona tiene que determinar qué clase de vida considera valiosa. No obstante, el
SULQFLSLRTXHSODQWHDQ&ODUN\4L]LOEDVK  HVTXHODSREUH]DVHSXHGHGH¿QLU
PHMRUFRPRXQGp¿FLWHQFXDOTXLHUGLPHQVLyQHVHQFLDOREiVLFD'HHVHPRGRVL
XQDSHUVRQDYLYHSULYDGDGHXQDVRODFDSDFLGDGHVHQFLDOíFRPRVHUtDSRGHUWHQHU
XQDHGXFDFLyQíVHOHFRQVLGHUDUtDSREUHLQFOXVRVLWXYLHUDDPSOLDOLEHUWDGHQRWUDV
capacidades no esenciales, como sería hacer senderismo. Según la investigación

36
de Clark y Qizilbash, “pobres de solemnidad” serían las personas que carecen de
las capacidades básicas: un techo, acceso a agua de cualquier clase, educación,
empleo (2005: 21).
Finalmente, hay que discernir la diferencia entre la pobreza absoluta y la
pobreza relativa. La idea de la pobreza absoluta sostiene que hay algunos
estándares según los cuales una persona es pobre. Según el estándar absoluto, son
pobres quienes pasan hambre contra su voluntad, quienes no saben leer, quienes
padecen enfermedad, quienes no pueden trabajar ni llevar la vida que desean. La
lista de las capacidades básicas establece un estándar absoluto para determinar
la pobreza. El planteamiento es que, sin importar cuál sea la sociedad, si alguien
queda por debajo del umbral mínimo de esas capacidades, esa persona es pobre
SRUGH¿QLFLyQ+D\XQDVSHFWRELQDULRHQODVGH¿QLFLRQHVDEVROXWDVGHODSREUH]D
una persona es pobre o no es pobre. Esto concierne al ejemplo que Sen suele citar,
mismo que deriva de Adam Smith, y que consiste en la capacidad de aparecer en
público sin sentir vergüenza (véase Sen 1983). Si la persona no puede aparecer en
público sin sentir vergüenza, ese es un tipo de pobreza. En el tan citado ejemplo
de Smith, una persona que no alcanzaba el estándar mínimo de poseer calzado de
FXHURíTXHHUDORTXHVHHVSHUDEDHQOD*UDQ%UHWDxDGHOVLJOR;9,,,íVHQWLUtD
vergüenza de presentarse en público. Nadie debería estar obligado a sentir
vergüenza por carecer de algún bien material elemental. Pero este estándar de la
vergüenza puede extenderse más allá de los bienes materiales: si una persona se ve
avergonzada debido a que sufre una invalidez, o por pertenecer a un grupo étnico
minoritario, o porque ha optado por llevar una vida que contraviene una norma
social opresiva, esa persona está sintiendo una forma de privación. La vergüenza
tiene que ver con la dignidad, algo a lo que todas las personas tenemos derecho.
(VWR QR VLJQL¿FD TXH VL XQD SHUVRQD VH VLHQWH DYHUJRQ]DGD SRU QR SRVHHU HO
modelo más reciente y apreciado de teléfono celular es, por lo tanto, pobre.
Hay bastante margen en el tema de los estándares relativos. Siguiendo con el
ejemplo de la vergüenza, pues, el estándar básico para cualquier bien o capacidad
material puede variar en cierto grado según cada sociedad. No haber completado
la educación secundaria puede ser motivo de vergüenza en Estados Unidos o en
Canadá, pero quizá no lo sea en Mauritania o en Afganistán. Lo importante en
este punto es que el estándar se aplica a una determinada sociedad. Y la razón por
OD TXH LPSRUWD HV TXH HQ RFDVLRQHV DOJXQDV SHUVRQDV GHVLQIRUPDGDV D¿UPDUiQ
SRU HMHPSOR TXH ³ORV SREUHV HQ (VWDGRV 8QLGRV QR VDEHQ OR ELHQ TXH HVWiQ í
tienen automóviles, escuelas públicas, atención médica en la sala de emergencias,
montones de comida; no como la gente que es pobre de verdad en los países
en desarrollo”. Es erróneo suponer que la gente que es pobre en las sociedades
ULFDVíFRPR(VWDGRV8QLGRVíQRVRQUHDOPHQWHSREUHVVLVHOHVFRPSDUDFRQOD
gente pobre en las sociedades en desarrollo, como Haití o Malaui. Si bien esta
suposición contiene un grano de verdad, no reconoce que esa pobreza en Estados
Unidos debe evaluarse según los estándares de vida de Estados Unidos, y no
VHJ~QORVGH0DODXL3RUORWDQWRDOJXQDVGH¿QLFLRQHVGHSREUH]DVRQUHODWLYDV

37
y dependen del contexto, mientras que las que corresponden a las capacidades
básicas son absolutas y se aplican a todos los países.

&UtWLFDVDOHQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHV

Como es inevitable, el enfoque desde las capacidades ha suscitado la crítica


de algunos estudiosos del desarrollo y la pobreza, que han planteado varias
objeciones. Una de ellas es que el enfoque desde las capacidades es demasiado
individualista, puesto que pone de relieve las libertades de que disfrutan los
individuos, y no las de los grupos. Sin embargo, los proponentes del enfoque,
como es Sen, han subrayado siempre que un análisis de las capacidades puede
aplicarse también a grupos o a estructuras sociales. En efecto, el enfoque reconoce
explícitamente que los factores grupales y sociales pueden afectar la posibilidad de
convertir las capacidades en funcionamientos, por ejemplo, mediante las normas
o las instituciones formales del Estado. Ciertamente con este enfoque pueden
examinarse las libertades y los derechos de los grupos, o las posibilidades de la
acción colectiva; eso es lo que se presenta en el Capítulo 5, cuyo tema es la pobreza
JHRJUi¿FD\HVSDFLDO0iVD~Q6HQKDDUJXPHQWDGRFRQPXFKDFRQWXQGHQFLDTXH
los individuos tienen que ser el foco primario de las capacidades. En su opinión,
la principal unidad de atención moral es el individuo. En el campo de la justicia
moral lo que tiene que importarnos son los individuos, puesto que los individuos
son lo que constituye los grupos, ya se trate de la familia, la etnia o cualquier
otra colectividad. Además, al priorizar el análisis del grupo o de sus derechos
pueden pasar desapercibidas las privaciones o desigualdades que existen dentro
del grupo. El ejemplo clásico son las mujeres y los niños y niñas, que pueden
quedar en desventaja en cuanto a la asignación de los recursos dentro de la familia
(Alkire & Deneulin 2009).
Son dignas de mención otras dos objeciones, por su relevancia para la
aplicación del enfoque desde las capacidades que se plantea en este libro. La
GL¿FXOWDGSDUDOOHJDUDXQFRQVHQVRVREUHHOFRQMXQWRGHODVFDSDFLGDGHVEiVLFDV
ha sido motivo de mucha atención, puesto que según los críticos, resulta muy
difícil poner en práctica este enfoque, es decir, es difícil aplicarlo y medirlo en
el mundo real. En el Capítulo 3 abordaremos algunos de los problemas de la
medición de capacidades. Pero uno de los problemas que se esgrimen en cuanto
a la operatividad del enfoque es que no es posible llegar a un consenso sobre
cuáles deben ser las capacidades básicas, lo cual es cierto a nivel global, y quizá
incluso dentro de los países. Según argumentan los críticos, incluso si se intentara
un enfoque democrático y deliberativo para determinar las capacidades básicas
socialmente contextualizadas, que es el enfoque ideal de Sen, ese enfoque se
vería distorsionado por las desigualdades de poder dentro de las sociedades. Los
FUtWLFRVD¿UPDQTXHVHUtDLPSRVLEOHVXSHUDUODVGLVFUHSDQFLDVSROtWLFDVVREUHOR
que se considera “básico”. Por el momento, dejaremos abierta a debate la validez
de esta objeción, y volveremos al tema en el capítulo de las conclusiones.

38
Por último, también se ha argumentado que el enfoque desde las capacidades
(en especial la lista de Nussbaum sobre las capacidades centrales) es un producto
GHO SHQVDPLHQWR LPSHULDOLVWD GH 2FFLGHQWH /D D¿UPDFLyQ HV TXH OD ¿ORVRItD
de Nussbaum, que se inspira sobre todo en Aristóteles, ignora o excluye otras
visiones no occidentales sobre lo que constituye una “buena vida” y cuáles son
las libertades valiosas. En su forma extrema, este argumento acusa que el enfoque
GHVGH ODV FDSDFLGDGHV MXVWL¿FD XQD YH] PiV OD LPSRVLFLyQ GH ORV YDORUHV GH
Occidente sobre las sociedades no occidentales. Nussbaum refuta esas acusaciones,
como es de esperar, señalando que muchos de los principales teóricos del enfoque
desde las capacidades pertenecen a sociedades no occidentales (Nussbaum 2011:
  1XVVEDXP DOHJD WDPELpQ TXH OD ~QLFD LPSRVLFLyQ TXH VH MXVWL¿FD HQ HVH
enfoque es la de proteger a los débiles de los fuertes. Si bien es muy convincente
la defensa que hace Nussbaum contra esta acusación, dejaremos abierta a debate
esta controversia en el transcurso de este libro.

3ULQFLSLRVSDUDHOHVWXGLRGHODSREUH]D

$SDUWLUGHHVDVGH¿QLFLRQHV\GHRWURVPpWRGRVJHQHUDOHVSDUDGH¿QLUODSREUH]D
(sea que pongan la tónica en los ingresos o en las capacidades) este libro se basa
en tres principios fundamentales: (1) el empleo de múltiples disciplinas para
estudiar la pobreza; (2) el énfasis en que la pobreza es un problema humano; (3) la
importancia del debate y la deliberación. Estos principios están interrelacionados.
Primero, nuestro enfoque multidisciplinario surge de la índole multidimensional
de la pobreza. La pobreza, como ya hemos señalado, no puede entenderse como
una mera falta de dinero. Por tanto, la pobreza no debe estudiarse como un tema
exclusivo de la economía y los economistas. La pobreza se interrelaciona con
la salud, la educación, los derechos civiles, la política internacional, el género,
las normas culturales, las preocupaciones ambientales y muchas otras cosas.
Sea desde las humanidades, las ciencias sociales o las ciencias naturales, son
muchas las disciplinas académicas que pueden aportar información valiosa sobre
la pobreza y sus aspectos conexos. La antropología, la psicología, las ciencias
SROtWLFDVHOGHUHFKROD¿ORVRItDODKLVWRULDORVHVWXGLRVFXOWXUDOHVODELRORJtDOD
química y la teología pueden aportar mucho al estudio de la pobreza.
Es vital abordar la pobreza no como un tema abstracto o desde una rigurosa
distancia académica. Cada disciplina tiene sus propias fortalezas. Algunas,
como las ciencias políticas o la economía, tienden a adoptar lo que podríamos
llamar un enfoque abstracto. Pensémoslo así: muchas veces, aunque no siempre,
los economistas y los especialistas en ciencias políticas examinan la pobreza
mientras se desplazan a diez mil metros de altura. Desde tales altitudes podemos
ver patrones que quizá no sean visibles a ras del suelo. Eso nos permite hacer
más generalizaciones. Lo más visible suele ser las grandes instituciones (los
gobiernos, por ejemplo, o las grandes organizaciones internacionales, como el
Banco Mundial). Si bien la altura tiende a darnos nociones sobre las grandes

39
fuerzas causales y los factores estructurales, o sobre cómo operan los sistemas
y los actores más relevantes, también tiende a soslayar los detalles. Las
generalizaciones son útiles y necesarias, pero pueden perder de vista a los seres
humanos en lo individual. La antropología y la sociología operan mejor a ras del
suelo, pues describen a grandes rasgos las vidas humanas reales, exploran los
detalles de las experiencias de las personas, y sondean las complejidades de la
cultura y de las instituciones y cómo estas se relacionan con la pobreza. A nivel
del suelo resulta más fácil percibir lo que podríamos llamar la “micropolítica”
de la pobreza, las interacciones cotidianas de los individuos y de los grupos que
sufren o causan carencias.
Esta breve comparación entre unas pocas disciplinas es sucinta por necesidad.
Pero debe bastar para demostrar por qué una perspectiva multidisciplinaria sirve
mejor que una sola disciplina para entender la pobreza. La necesidad de estudiar
la pobreza desde varias disciplinas está profundamente vinculada con el estudio
de la pobreza como problema humano. Las disciplinas que operan “cerca del
suelo” tienen la ventaja de que muestran el rostro humano de la pobreza, incluso
si se prestan menos a elaborar generalizaciones. La inmediatez de los rostros y
las voces constituye un punto de entrada más persuasivo para estudiar la pobreza
que el análisis distante y elevado de las ciencias políticas o económicas. Además,
ver cómo se relaciona la pobreza con las historias individuales de las personas
debe suscitar nuestra empatía, puesto que apela a nuestra común humanidad.
Cuando escuchamos la vivencia de una persona pobre, ¿cómo no imaginarnos en
su misma situación? De hecho, se argumenta con mucha validez que es nuestra
obligación ética “ponernos en su pellejo”. Así pues, destacar siempre los aspectos
humanos de la pobreza debería servirnos para establecer una conexión directa
con las exigencias éticas de la pobreza, es decir, con lo que nosotros (ya seamos
catedráticos, estudiantes, ricos o pobres) les debemos a los que sufren.
El objetivo fundamental de estudiar la pobreza no son las estadísticas, la
economía, los negocios o las culturas, sino los seres humanos reales. Aunque
es obvio que las dimensiones de la pobreza son muy extensas, y que su estudio
debe incluir todo un complejo corpus de teorías y análisis elaborados desde varias
disciplinas, ¿qué caso tendría toda esa teoría y análisis si se pierde de vista a los
seres humanos que la padecen? Incluso los economistas más eminentes del Banco
Mundial y los líderes más encumbrados de las Naciones Unidas, si enfocan su
trabajo más como una cuestión de ecuaciones o de implementación de políticas,
¿acaso no están perdiendo de vista el verdadero sentido de estudiar la pobreza?
Por eso en este libro destacamos en todo momento los rostros y las voces de las
personas que viven en la pobreza, para que no olvidemos que nosotros, como
seres humanos, debemos ocuparnos de este problema y debemos trabajar para
remediarlo.
El método que empleamos en este libro está en sintonía con la índole ética
del enfoque desde las capacidades. La razón principal por la que ponemos en
primer plano este enfoque es que resulta apto para el estudio multidisciplinario.

40
Por ejemplo, llegar a una lista de las capacidades básicas puede depender de
WHRUtDVHPDQDGDVGHOD¿ORVRItD\ODWHRORJtDDODVTXHOXHJRKD\TXHLQFRUSRUDU
la investigación empírica desde la sociología y la antropología para evaluar el
WUDEDMRWHyULFR\¿QDOPHQWHOOHJDUDODVJHQHUDOL]DFLRQHV\DODQiOLVLVFDXVDOGHVGH
la economía y las ciencias políticas. Además, el enfoque desde las capacidades
pone abiertamente a los seres humanos como el núcleo de su interés. Recordemos
que su pregunta central es ¿qué pueden ser y hacer los seres humanos? Como
D¿UPDQ'Uq]H\6HQ³HVWHHVXQHQIRTXHFHQWUDGRHQODVSHUVRQDVTXHVLW~DHQHO
centro del escenario a la agencia humana, más que a los mercados o los gobiernos.
El papel esencial de las oportunidades sociales es ampliar el ámbito de la libertad
\GHODDJHQFLDKXPDQDFRPRXQ¿QHQVtPLVPR\FRPRXQPHGLRSDUDH[SDQGLU
ODOLEHUWDG´ 'Uq]H 6HQWUDGXFFLyQQXHVWUD 

Cuadro 1.3 Libertad y bienestar humano

En las carreteras cercanas a Lusaka, capital de Zambia, hay muchos hombres y


PXMHUHVVHQWDGRVMXQWRDF~PXORVGHSLHGUDV(VWiQDODRULOODGHODVIDOWRGRQGH
ORVFRFKHV\FDPLRQHVSDVDQ]XPEDQGRDJUDQYHORFLGDG(VWiQDOOtWRGRHOGtD
EDMR XQ FDORU VRIRFDQWH R EDMR OOXYLD WRUUHQFLDO$ GLDULR DFXGHQ D VHQWDUVH DOOt
martillo en mano, a picar piedras grandes para sacar piedras pequeñas. Cada vez
que respiran inhalan la contaminación de los vehículos y el polvo de las piedras
al romperse. Su agotadora tarea les obliga a aguantar lesiones en las manos y en
ORVP~VFXORV'HYH]HQFXDQGRYHQGHQXQULPHURGHSLHGUDVDDOJXLHQTXHODV
QHFHVLWDSDUDXQSUR\HFWRGHFRQVWUXFFLyQ3RUXQDVHPDQDGHIDHQDJDQDQHO
equivalente de unos pocos dólares. ¿Quién elegiría ser picapedrero si tuviera otra
RSFLyQ"/RVSLFDSHGUHURVVXHOHQVHUORVPiVSREUHVGHORVSREUHVDSDUWHGHVX
martillo, carecen de educación, de habilidades y de bienes para ganarse la vida
HQXQR¿FLRPHQRVEUXWDO4XLHQHVYLYHQHQWDOVLWXDFLyQ¢TXpOLEHUWDGSXHGHQ
WHQHUSDUDHOHJLURWUDYLGD"
En una isla situada al sur del estado de Kerala, en India, hay un poblado habitado
SRU ORV GDOLW (Q HO VLVWHPD GH FDVWDV GH OD ,QGLD ORV GDOLW íDQWHV OODPDGRV
³LQWRFDEOHV´R³SDULDV´íRFXSDQHO~OWLPROXJDUHQODMHUDUTXtDVRQYtFWLPDVGHXQD
discriminación cultural sistémica. La isla donde habitan suele inundarse durante
ODWHPSRUDGDGHOPRQ]yQORTXHVLJQL¿FDTXHVXVYLYLHQGDVVRQLQVHJXUDV/D
mayor parte de los hombres de ese poblado trabajan como jornaleros, lo cual
también es inseguro: unos días trabajan y ganan dinero, otros días no. Las
mujeres se ganan la vida cosechando cocos, tres centavos por cada coco que
YHQGHQ&XDQGRXQDPXFKDFKDVHFDVDODFRVWXPEUHGLFWDTXHVXIDPLOLDWLHQH
TXHSDJDUXQDGRWH/DVGRWHVSXHGHQVXPDUKDVWDGyODUHVDGHPiVGH
prendas de oro. ¿Cómo puede alguien reunir todo ese dinero si gana apenas tres
FHQWDYRVSRUFDGDFRFR"/DVIDPLOLDVWLHQHQTXHFRQWUDHUGHXGDVHQRUPHVSDUD
SRGHUSDJDUXQDGRWH3RUIRUWXQD.HUDODFXHQWDFRQXQDFHSWDEOHVLVWHPDGH
educación pública, por lo que muchos de sus habitantes pueden estudiar hasta
HOGpFLPRJUDGR SULPDULD\VHFXQGDULD 3HURGHVSXpVGHHVRODVPDWUtFXODV\D
no son gratuitas, por lo que no pueden seguir estudiando. ¿Por qué no se van a

41
YLYLUDXQOXJDUGRQGHQRKD\DWDQWDVLQXQGDFLRQHV"¢3RUTXpQREXVFDURWUDV
PDQHUDVGHREWHQHULQJUHVRVTXHQRVHDQFRVHFKDU\YHQGHUFRFRV"¢3RUTXp
QRVHUHK~VDQDSDJDUODGRWHTXHOHVVLJQL¿FDXQDFDUJD¿QDQFLHUDWDQSHVDGD"
/RTXHSDVDHVTXHHVDVRSFLRQHVQRHVWiQGLVSRQLEOHVSDUDORVGDOLWVQRWLHQHQ
ODOLEHUWDGGHHOHJLU(QPiVGHXQVHQWLGRYLYHQSULYDGRVGHOLEHUWDG\HVRHVOR
TXHVLJQL¿FDVHUSREUH

La idea aquí también es que la persona humana es la unidad básica de análisis, y el


objetivo del análisis es determinar cuáles son las oportunidades (y las limitaciones
de esas oportunidades) que puede tener una persona para vivir una vida que
considere valiosa. Esto también se vincula con el énfasis que hace Nussbaum en
la dignidad de la persona. Cuando a la gente se le impide injustamente desarrollar
sus capacidades, se atropella la dignidad intrínseca a la que tiene derecho.
Como su tercer principio básico, este libro incluye debates y fomenta la
UHÀH[LyQ3RUYDULDVUD]RQHV(QHOiPELWRGHOGHVDUUROORQRVXHOHKDEHUFRQVHQVR
académico sobre algunos temas controversiales. Hay tópicos que suscitan debates
muy reñidos, y en varios capítulos de este libro se analizan con cierto detalle
tales controversias. Aunque a veces ofrecemos respuestas que consideramos
EXHQDV R MXVWL¿FDEOHV SDUD XQD GHWHUPLQDGD FXHVWLyQ HQ JHQHUDO HYLWDPRV
HPLWLUSURQXQFLDPLHQWRVGH¿QLWLYRV(QPDWHULDGHGHVDUUROORHVGLItFLODOFDQ]DU
FRQFHSWRV GH¿QLWLYRV \ FDVL QXQFD VH HQFXHQWUD XQD VROD UHVSXHVWD FRUUHFWD
No esperen los lectores listas magistrales o ideales sobre cómo “resolver” la
pobreza. En nuestra opinión, el mejor planteamiento viene a ser provisional, y
abarca perspectivas discrepantes. En parte, este planteamiento surge de la teoría
de las capacidades. En su libro titulado 7KH,GHDRI-XVWLFH [La idea de la justicia],
Amartya Sen explica: “Cuando se trata de esclarecer cómo puede mejorarse la
justicia, hay en el fondo una necesidad de razonamiento público, que incluya
argumentos procedentes de diversos sectores y desde perspectivas divergentes”
(2009: 92, traducción nuestra). Por ello, este libro intenta inculcar y fomentar la
FRQ¿DQ]DJHQHUDOGHTXHJR]DODGHOLEHUDFLyQ SURSXJQDGDSRURWURVDXWRUHVTXH
se sitúan en la tradición de las capacidades, como es Croker, 2008). Al postular
el debate y las opiniones divergentes sobre varios tópicos, lo que queremos, en
YH] GH SODQWHDU XQD VROD UHVSXHVWD GH¿QLWLYD HV IRPHQWDU HO UD]RQDPLHQWR OD
deliberación y el análisis minucioso de las perspectivas. Nuestra esperanza es que
los lectores se enfrasquen en esos razonamientos, para presentar el análisis desde
diferentes sectores y con perspectivas divergentes, e instarlos a debatir por su
cuenta estos problemas. Porque reconocemos la importancia del contexto y de la
interpretación, así como la necesidad de reconsiderar continuamente las propias
ideas sobre un tema tan difícil como la pobreza, no pretendemos ofrecer siempre
respuestas exhaustivas.
La perspectiva multidimensional, el enfoque en lo humano y el énfasis en el
GHEDWH\ODUHÀH[LyQVRQHVHQFLDOHVSDUDUHVSRQGHUDODVSUHJXQWDVGHORTXHHV

42
la pobreza, cuáles son sus causas y cómo puede mitigarse. Todo ello ayuda a
entender las posibilidades para el bienestar humano. Son estrategias pedagógicas
SDUDSUR\HFWDUDOJXQDOX]VREUHODSUHJXQWDHVHQFLDOGHHVWHOLEUR¢TXpVLJQL¿FD
ser una persona que vive en la pobreza? La pregunta es enorme, y las respuestas
posibles son muchas, pero no pretendemos responderla de entrada. Más bien
esperamos que los lectores se planteen esa pregunta una y otra vez, y que tras
la lectura de cada capítulo busquen nuevas respuestas. Cuando lleguemos a la
conclusión uniremos algunos de esos hilos. Por ahora, y para empezar a abrir
los capítulos siguientes, sólo plantearemos algunas preguntas que emanan del
objetivo de tratar la pobreza como un problema humano.
¢4Xp VLJQL¿FD VHU XQD SHUVRQD TXH YLYH HQ SREUH]D DEVROXWD \ TXp VLJQL¿FD
vivir en pobreza relativa? ¿Cuáles son los derechos básicos, las capacidades
centrales a las que todas las personas tenemos derecho? ¿Qué efectos tiene en el
ser humano la carencia de esos derechos básicos? ¿Qué efectos tiene en la salud
psicológica el hecho de ser pobre? ¿Cómo se afecta el sentido de la propia valía
cuando se vive en la pobreza? ¿Qué efectos tiene la pobreza en la salud física
y en el aprendizaje? ¿Qué repercusiones tiene la pobreza en la habilidad para
conseguir lo que uno quiere, sea ello material, emocional, político o espiritual? Y
en resumidas cuentas, ¿qué efectos tiene la pobreza en mi propia humanidad? Para
UHVSRQGHUDHVWD~OWLPDSUHJXQWDWHQGUHPRVTXHGH¿QLUHOWpUPLQR³KXPDQLGDG´\
DXQVLWDOGH¿QLFLyQUHVXOWDVHGLVFXWLEOHGLYHUVD\IUXVWUDQWHPHQWHLQFRPSOHWDHO
mero hecho de plantear la pregunta y tratar de responderla es una de las cosas más
valiosas que podemos hacer para llevar una vida informada y ética.
Para dejarlo claro: este libro no es un manual de ética, pero toda su indagación
está impregnada de cuestionamientos éticos. Poner en la mira la pobreza como un
problema humano nos conecta con la responsabilidad colectiva que tenemos como
seres humanos de lograr los objetivos de este libro: entender qué es lo que causa
la pobreza y cómo puede mitigarse. Esos son objetivos que los seres humanos,
trabajando juntos, pueden y deben alcanzar. Las consideraciones morales están
también entrelazadas con el enfoque desde las capacidades. La idea de las
capacidades básicas, así como la necesidad de desarrollar y promover la libertad
humana, suponen ciertas normas morales en cuanto a lo que es aceptable para la
vida humana, para la sociedad y para la política pública. La validez y la viabilidad
de esas normas también han de cuestionarse en el transcurso del libro. Una última
cuestión moral es que el estudio de la pobreza tiene que ver fundamentalmente
con nuestra propia humanidad. Esto se debe a que nos humanizamos al considerar
los derechos y capacidades básicas a las que todos tenemos derecho (Walker
2009). Nos humanizamos nosotros, y ojalá que también nuestras sociedades y
el mundo, cuando asumimos los desafíos de entender cuáles son los requisitos
mínimos de la dignidad humana, cómo la gente se ve injustamente despojada de
su dignidad y cómo nosotros podemos ayudarles a recuperarla con toda justicia.
(Q HO FDStWXOR ¿QDO GHO OLEUR H[DPLQDPRV FRQ PiV GHWHQLPLHQWR ODV FXHVWLRQHV
éticas, pero en todos los capítulos instamos a los lectores y lectoras a pensar con

43
¿UPH]D\SURIXQGLGDGHQVXSURSLRFRPSURPLVRpWLFRFRQHOHVWXGLRGHODSREUH]D

&RQFOXVLyQ

/DV LGHDV HVHQFLDOHV HQ OD GH¿QLFLyQ GH OD SREUH]D VRQ OD SULYDFLyQ \ OD
multidimensionalidad. La privación supone que a una persona se le niega algo a
lo que tiene derecho. La multidimensionalidad subraya la necesidad de examinar
muchos indicadores diferentes de la pobreza y sus diversos efectos en la experiencia
KXPDQD/DGH¿QLFLyQPRQHWDULDREDVDGDHQORVLQJUHVRVDVtFRPRHOHQIRTXH
GHVGHODVFDSDFLGDGHVVRQDPEDVGHXWLOLGDGSDUDGH¿QLUODSREUH]D(VWHOLEURVH
basa sobre todo en el enfoque desde las capacidades, que incorpora sintéticamente
DVSHFWRV GH RWUDV GH¿QLFLRQHV \ SRUTXH HQ WRGR PRPHQWR SRQH D ORV VHUHV
humanos como centro de su análisis. Es intrínsecamente multidimensional puesto
que toma en consideración una diversidad de áreas potenciales que conciernen a
la pobreza, como son la salud, las expresiones culturales, los derechos y muchas
RWUDV<DOHVWDEOHFHUODLGHDGHODVFDSDFLGDGHVEiVLFDVSURSRQHXQDGH¿QLFLyQ
de la pobreza que consiste en la privación de ciertas oportunidades a las que todo
ser humano tiene derecho. El enfoque desde las capacidades hace hincapié en las
OLEHUWDGHVLQWUtQVHFDV\D¿UPDTXHODSUHJXQWDFODYHSDUDHYDOXDUHOELHQHVWDU\OD
pobreza es ¿qué puede ser y hacer cada persona?
Por desdicha, la pobreza es un fenómeno humano universal. Existe de una
forma u otra en todas las sociedades, y casi en todas partes los seres humanos
padecen este problema. En todo el mundo, las mujeres son la mayor parte de la
gente pobre, y son a su vez responsables de cuidar a las personas dependientes
(niños, ancianos y discapacitados de uno y otro sexo). Aunque el planteamiento
desde las capacidades pone en la mira la libertad individual, en este libro se presta
particular atención a los grupos desfavorecidos (las mujeres, las minorías, las
comunidades marginadas) que suelen padecer más pobreza y que con frecuencia
tienen escasas oportunidades de desarrollar sus capacidades y funcionamientos.
(QWHQGHU FyPR H[SHULPHQWDQ OD SREUH]D ORV GLYHUVRV JUXSRV íUXUDOHV YHUVXV
urbanos, hombres versus mujeres, adultos versus niños y jóvenes, o personas
VLQ GLVFDSDFLGDGHV YHUVXV SHUVRQDV FRQ GLVFDSDFLGDGHVí VLUYH DVLPLVPR SDUD
LGHQWL¿FDURSRUWXQLGDGHVGHLQWHUYHQFLyQ(OHVWXGLRGHODSREUH]DQRHVXQPHUR
ejercicio intelectual; el objetivo del aprendizaje es la acción, en este caso, acción
SDUD GLVPLQXLU OD SREUH]D D ¿Q GH TXH FDGD SHUVRQD SXHGD YLYLU XQD YLGD TXH
pueda valorar.

44
Preguntas para el debate

1. ¢4XpWLHQHTXHYHUODOLEHUWDGFRQODSREUH]D"
2. ¢&XiOHVVRQORVSUREOHPDVGHH[DPLQDUODSREUH]DJOREDOVyORHQWpUPLQRV
GHOKHPLVIHULRVXUVLQFRQVLGHUDUHOKHPLVIHULRQRUWH"
3. ¢&XiOHV FRQVLGHUD XVWHG TXH VRQ ODV UHVSHFWLYDV YHQWDMDV \ GHVYHQWDMDV
GHO HQIRTXH GHVGH ORV LQJUHVRV \ ODV FDSDFLGDGHV" ¢(O HQIRTXH GHVGH ODV
FDSDFLGDGHVVyORHVUHOHYDQWHSDUDORVSDtVHVHQGHVDUUROORRSXHGHIXQFLRQDU
SDUDFXDOTXLHURWURSDtVGHOPXQGR"
4. ¢4XpVLJQL¿FDWUDWDUDORVVHUHVKXPDQRVFRPR¿QHV\QRFRPRPHGLRV"
5. ¢&XiOHV FDSDFLGDGHV FRQVLGHUD HVHQFLDOHV SDUD YLYLU XQD YLGD GLJQD"
¿Piensa usted que la lista debe quedar abierta, como propone Sen, o cree usted
TXHODFRPXQLGDGJOREDOQHFHVLWDFRQVHQVXDUXQDOLVWDFRPRODGH1XVVEDXP"
¢4XpDxDGLUtDRTXpHOLPLQDUtDGHODOLVWDGH1XVVEDXP"
6. ¿Cómo sería el proceso deliberativo para que una sociedad determine su
OLVWDGHFDSDFLGDGHVFHQWUDOHV"
• ,QWHQWHFRQVWUXLUHVHSURFHVRHQVXDXOD\RUJDQLFHXQGHEDWHSDUDLGHQWL¿FDU
las capacidades centrales en las que hay acuerdo.
• ¢&RQVLGHUDSRVLEOHOOHJDUDXQDFXHUGRYHUGDGHUDPHQWHGHPRFUiWLFRVREUH
ODVFDSDFLGDGHVEiVLFDVVHDHQORJOREDOHQHOiPELWRGHORVSDtVHVRHQOD
SURSLDDXOD"
7. ¢4XpRSLQDGHODVFUtWLFDVTXHGLFHQTXHHOHQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHV
SUHWHQGHLPSRQHUHQHOUHVWRGHOPXQGRORVYDORUHVRFFLGHQWDOHV"

/HFWXUDVDGLFLRQDOHV

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47
48
2- El desarrollo y sus debates
Benjamin Curtis y Serena Cosgrove

Preguntas clave

• ¢4XpHVHO³GHVDUUROOR´"¢&XiOHVODKLVWRULDGHOWpUPLQRGHO
FRQFHSWR\GHOFDPSR"
• ¢'H TXp PDQHUD HO GHVDUUROOR \ ODV FDSDFLGDGHV VRQ
LPSRUWDQWHVSDUDUHGXFLUODSREUH]D"
• ¢4XLpQHVKDFHQHOGHVDUUROOR"¢4XLpQHVVRQORVSULQFLSDOHV
DFWRUHVDQLYHOQDFLRQDOHLQWHUQDFLRQDO"
• ¢&yPRVHFXHVWLRQDHOVLJQL¿FDGR\ODSUiFWLFDGHOGHVDUUROOR"
¢&XiOHVVRQODVSULQFLSDOHVFRQWURYHUVLDVHQHVWHFDPSR"

,QWURGXFFLyQ

¢4XpVLJQL¿FDD\XGDUDODJHQWHDVDOLUGHODSREUH]D"&XDQGRSHQVDPRVHQORV
programas para reducir la pobreza, ¿en qué pensamos? Habrá quienes piensen en
GiGLYDVíVHDQGHGLQHURFRPLGDRURSDíDODVSHUVRQDVTXHFDUHFHQGHHOOR2WURV
quizá piensen en aportar atención a la salud, estableciendo, por ejemplo, una
clínica en una zona remota donde hay poco acceso a medicamentos o a personal
capacitado. Otra respuesta podría ser construir carreteras, llevar electricidad o
agua potable a esa zona remota. Aunque pueda parecer más distante de las vidas
de quienes padecen pobreza, otra manera de incrementar los ingresos y ampliar
las opciones de vida es la compra de productos agrícolas de la zona o de productos
manufacturados en el país. Otras medidas menos obvias para combatir la pobreza
podrían ser suscribir convenios mundiales para mitigar los daños del cambio
climático, o el envío de tropas para misiones internacionales de mantenimiento de
la paz, o la apertura de las fronteras de un país a inmigrantes que ansían mejorar
su suerte. Algunas de esas medidas pueden parecer sorprendentes, y casi todas las
anteriores pueden ser controversiales, pero son, sin excepción, ejemplos reales de
programas para reducir la pobreza y promover el “desarrollo”.
En este capítulo se estudia la idea del desarrollo, y se examina en particular
aquello que es objeto de debate al respecto. Naturalmente, cuando se estudia
la pobreza global, también se debe explorar cómo se puede reducir la pobreza,
quizá con el objetivo de eliminarla por completo. Casi todos los capítulos de

49
este volumen contienen un análisis de los programas para combatir la pobreza,
VREUH WRGRHQ ORV iPELWRVGH ODVDOXG ODHGXFDFLyQ\ ORV VHUYLFLRV¿QDQFLHURV
Pero antes de entrar en pormenores, es necesario pensar en términos más amplios
cómo trabaja hoy en día la comunidad global para promover la prosperidad y el
ELHQHVWDU +D\ HQ HIHFWR XQD GLYHUVLGDG GH ¿ORVRItDV GH SUiFWLFDV \ GH DFWRUHV
dedicados a ese objetivo, algunos de los cuales se refutan entre sí o se contradicen
PXWXDPHQWH(QHVWHFDStWXORVHH[SRQHQODVSULQFLSDOHV¿ORVRItDVTXHFRPSLWHQ
en ese campo, se describen los grandes actores que trabajan en el sector del
desarrollo y se analizan algunas de las críticas y debates más sobresalientes sobre
el tema. En algunos casos no hay una “respuesta correcta”, no obstante, en el
capítulo se demuestra que existen algunos principios para procurar el desarrollo
TXHVRQORVTXHVHMXVWL¿FDQFRQPD\RUUD]yQ\TXHUHVXOWDQPiVUHFRPHQGDEOHV
para reducir la pobreza y mejorar la vida de las personas.

¢4XpHVHOGHVDUUROOR"

La mayor parte de los expertos coinciden en que la idea del “desarrollo


internacional” comenzó poco después de la Segunda Guerra Mundial. En su
sentido amplio, esta idea sostiene que mediante la aplicación de ciertas políticas,
las zonas del mundo que están “subdesarrolladas” pueden llegar a los niveles
de prosperidad y bienestar de los países ricos del Occidente. Desde la década
de 1940, la teoría y la práctica del desarrollo han transitado por múltiples
paradigmas, algunos de los cuales presentan grandes discrepancias entre sí. La
importancia de esos paradigmas del desarrollo es que, de un modo u otro, adoptan
una determinada visión de lo que es la pobreza y del modo de reducirla. Las
periodizaciones de esos paradigmas son muy diversas, aquí exponemos algunas
de las principales:

1. La teoría de la modernización, que fue prevaleciente en las décadas de 1950


y 1960 cuando la ola de la descolonización dio lugar a que se crearan varios
nuevos países “en desarrollo”. Según la teoría de la modernización, la vía para
que una sociedad prospere implica superar las tradiciones retrógradas para
adquirir las características sociales y económicas de los países occidentales
ULFRV(VSHFLDOLVWDVFRPR:DOW5RVWRZ  D¿UPDEDQTXHODVVRFLHGDGHV
SURJUHVDQHQHWDSDVTXHYDQGHODHFRQRPtDDJUtFRODíFRQHVWUXFWXUDVVRFLDOHV
PX\UtJLGDVíKDFLDXQDVRFLHGDGGHFRQVXPR³PRGHUQD´HLQGXVWULDOL]DGD
La prioridad de buena parte de esas políticas de desarrollo en esas décadas
HUDLGHQWL¿FDUODVHVWUDWHJLDVTXHSHUPLWLUtDQDORVSDtVHVWUDQVLWDUKDFLDXQD
economía industrial.
2. La teoría de la dependencia invierte la perspectiva de la modernización para
examinar el desarrollo económico desde el punto de vista de la periferia,

50
es decir, desde los países no industrializados. La teoría de la dependencia,
TXHIXHPX\LQÀX\HQWHHQODVGpFDGDVGH\DUJXPHQWDEDTXHHO
desarrollo económico del Occidente retrasó el desarrollo del resto del mundo
porque explotaba los recursos de esos países y los hacía dependientes de los
países industrializados de altos ingresos. Además, según esta perspectiva,
la inequidad del desarrollo global favorece los intereses de las élites en los
SDtVHVRFFLGHQWDOHVTXHVHEHQH¿FLDQGHPDQWHQHUDODSHULIHULDHQODSREUH]D
Entre los autores representativos de esta teoría se cuentan Raúl Prebitsch,
Paul Baran, André Gunder Frank e Immanuel Wallerstein.
3. El neoliberalismo fue preponderante en las décadas de 1980 y 1990, aunque
VXVLGHDVVLJXHQWHQLHQGRLQÀXHQFLDKR\(VWHHQIRTXHSRUORJHQHUDOVXEUD\D
que la economía de mercado es la vía óptima al desarrollo, lo que incluye
la liberación de las políticas comerciales y la privatización de las empresas
estatales para acelerar el crecimiento económico. Es notoria su asociación con
el llamado “consenso de Washington”, un conjunto de políticas normativas
SURPRYLGDV SRU LQVWLWXFLRQHV D¿QFDGDV HQ :DVKLQJWRQ '& HQWUH HOODV HO
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Esas instituciones solían
insistir en aplicar un “ajuste estructural” como condición para conceder
préstamos a los países en desarrollo, lo que exigía adoptar medidas tales
como reformas a la política tributaria, liberalización, estricta disciplina
presupuestaria, y políticas para fomentar la inversión extranjera directa. Dos
autores comúnmente asociados con el neoliberalismo son Friedrich Hayek y
Milton Friedman.
4. El desarrollo humano es en cierto modo una reacción en contra del énfasis
económico de la teoría de la modernización, y en particular contra el
QHROLEHUDOLVPR6XUJLyD¿QDOHVGHODGpFDGDGH\FREUyIXHU]DHQODGH
1990. Puesto que el desarrollo humano es el enfoque rector de este libro, lo
analizamos más a fondo en páginas siguientes.
5. El desarrollo sostenible es un conjunto de ideas que cuestionan los costos
para el medio ambiente de los modelos existentes de crecimiento económico.
Desde 1987 se ha prestado más atención a esos problemas, cuando la
Comisión Bruntland abogó por “un desarrollo que satisfaga las necesidades
del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para
satisfacer sus propias necesidades” (Brundtland 1987, traducción nuestra).
La ética del desarrollo sostenible pone la mira en fomentar la conservación
y mejorar la gestión de los recursos naturales. Si bien la sostenibilidad suele
concebirse en términos ambientales, puede tener otras dimensiones, como
VRQODVRVWHQLELOLGDGVRFLDOTXHD¿UPDTXHHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFRGHEH
compartirse de manera más equitativa, en lo nacional y en lo global. La ética
de la sostenibilidad puede ser compatible con otros paradigmas, incluso con
el desarrollo humano. (Véase, por ejemplo, Redclift 2005, Elliott 2012, y el
Capítulo 10 de este libro, que trata sobre el medioambiente y la reducción de
la pobreza).

51
Esta no es en modo alguno una lista completa de las teorías del desarrollo,
e incluso cuando teorías como la modernización se vuelven obsoletas o son
desmentidas, algunas de sus ideas suelen formar parte de la herencia cultural de
los paradigmas subsiguientes, por tanto, esta tampoco es una secuencia rigurosa
de las teorías del desarrollo. Del mismo modo, ninguno de esos paradigmas está
exento de críticas, y la mayor parte de las teorías brindan algún conocimiento.
Según sea el punto de vista que se adopte, la idea del desarrollo en sí misma está
plagada de defectos y problemas, como veremos en una sección siguiente. Hay
en efecto ahora un campo de estudios del “postdesarrollo” (véanse, por ejemplo,
Rahnema & Bawtree 1997, Rapley 2004, Sidaway 2007). Si bien aquí usaremos
el léxico del desarrollo, nuestra preferencia se decanta por enfatizar el desarrollo
humano, y en particular, la reducción de la pobreza.

'HVDUUROORKXPDQR

(VIUHFXHQWHTXHHOGHVDUUROORKXPDQRVHLGHQWL¿TXHFRQHOHQIRTXHGHVGHODV
capacidades, aunque no son sinónimos cabales (véase por ejemplo Nussbaum
2011, Deneulin & Shahani 2009). El enfoque del desarrollo humano expande
deliberadamente la noción del bienestar más allá del desarrollo económico, y con
ello plantea sus propias reivindicaciones normativas acerca de lo que debe ser
el desarrollo y qué políticas deben aplicarse para lograrlo. Esas reivindicaciones
QRUPDWLYDV RULHQWDQ ODV GH¿QLFLRQHV EiVLFDV GHO GHVDUUROOR KXPDQR FX\R
propósito es “ampliar las opciones de la gente” (Alkire & Deneulin 2009: 26,
traducción nuestra) para así ampliar “las oportunidades que se le abren a cada
persona” (Nussbaum 2011: 14, traducción nuestra), en suma: promover la libertad
en todas las áreas, ya se trate de oportunidades políticas, económicas, sociales
o de seguridad básica. Mahbub ul Haq, uno de los teóricos más destacados en
el campo del desarrollo humano, enunció un extenso ámbito de aplicación para
este enfoque, al decir que “cubre todos los aspectos del desarrollo: ya sea el
FUHFLPLHQWRHFRQyPLFRRHOFRPHUFLRLQWHUQDFLRQDOORVGp¿FLWVSUHVXSXHVWDULRVR
ODSROtWLFD¿VFDOORVDKRUURVODVLQYHUVLRQHVRODWHFQRORJtDORVVHUYLFLRVVRFLDOHV
básicos o las redes de seguridad para los pobres” (Ul Haq 2004: 17, traducción
nuestra). ¿Cómo puede el desarrollo humano abarcar tantas áreas tan diversas?
La respuesta está en el objetivo que nos guía: “crear un entorno propicio para que
las personas disfruten de una vida larga, sana y creativa”; en suma, ampliar las
opciones de las personas y enriquecer su vida (Ul Haq 2004: 17). Ul Haq anota
cinco principios clave del desarrollo humano:

1. El desarrollo ha de poner a las personas como su centro de interés.


2. El propósito del desarrollo es ampliar todas las opciones humanas, y
no sólo los ingresos.
3. El paradigma del desarrollo humano atañe a la creación de capacidades

52
humanas (mediante la inversión en las personas) y a la utilización más
plena de esas capacidades humanas (mediante un marco propicio para
el crecimiento y el empleo).
4. El desarrollo humano se fundamenta en cuatro pilares: equidad,
sostenibilidad, productividad y empoderamiento. Considera que
el crecimiento económico es esencial, pero subraya la necesidad de
prestar atención a su calidad y distribución, analiza a fondo su vínculo
con las vidas humanas y cuestiona su sostenibilidad a largo plazo.
5. (OSDUDGLJPDGHOGHVDUUROORKXPDQRGHWHUPLQDORV¿QHVGHOGHVDUUROOR
y analiza las opciones razonables para alcanzarlos (Ul Haq 2004: 19).

+D\TXHH[DPLQDUFRQGHWHQLPLHQWRHVRVSULQFLSLRV(OSULPHUSULQFLSLRVLJQL¿FD
que el punto de interés fundamental son los seres humanos y las vidas humanas
íQRORVVLVWHPDVHFRQyPLFRVQLORVJRELHUQRVQLODVSROtWLFDVLQGXVWULDOHV(VWH
principio coincide con una de las ideas rectoras de este libro, que es que la pobreza
es un problema humano, y los problemas de la pobreza y del desarrollo nunca
deben perder de vista a los individuos (hombres y mujeres) que están sufriendo
\TXHSRGUtDQEHQH¿FLDUVH(OVHJXQGRSULQFLSLRVHYLQFXODGLUHFWDPHQWHFRQOD
perspectiva de las capacidades. La gente tiene que poder elegir sus opciones, ha de
tener la capacidad de poner en funcionamiento sus capacidades. El tercer principio
HVWDEOHFHTXHHOGHVDUUROORGHEHD¿DQ]DUODVFDSDFLGDGHVEiVLFDVGHODVSHUVRQDV\
TXHSDUDHOORVHUHTXLHUHQSROtWLFDVTXHDEDUTXHQDWRGDODVRFLHGDGD¿QGHFUHDU
un “marco facilitador” que apoye las capacidades y los funcionamientos.
El cuarto principio es un conjunto de conceptos que han sido dilucidados por
Sabina Alkire y Séverine Deneulin (2009). El pilar de la igualdad (más propiamente
HQXQFLDGR HQ HVWH FDVR FRPR ³HTXLGDG´  UHFRQRFH TXH DOJXQDV SHUVRQDV íORV
SREUHV ODV PXMHUHV \ ORV JUXSRV PLQRULWDULRVí SXHGHQ SDGHFHU GHVYHQWDMDV
crónicas y sistemáticas en términos de sus oportunidades en la vida. Por tanto,
quizá necesiten recursos adicionales para garantizar sus capacidades básicas. La
sostenibilidad, explican estas autoras, consiste en lograr resultados positivos y
perdurables. Además de la necesidad de proteger los recursos ambientales para
ODVJHQHUDFLRQHVIXWXUDVODVRVWHQLELOLGDGWLHQHDVLPLVPRGLPHQVLRQHV¿QDQFLHUDV
y societales. La primera de estas dos dimensiones atañe a la necesidad de tener
GHVDUUROOR¿QDQFLHURSDUDTXHODVJHQHUDFLRQHVIXWXUDVQRUHVXOWHQSHUMXGLFDGDV
cuando los países incurran en las trampas de la deuda. La segunda dimensión
VH UH¿HUH D LQYROXFUDU D ODV FRPXQLGDGHV HQ ORV SUR\HFWRV GH GHVDUUROOR SDUD
garantizar que esos proyectos tengan efectos positivos y duraderos. El pilar de
la productividad atañe a la idea de que todas las personas tienen derecho a un
sustento económico, y que el crecimiento económico puede incrementar las
opciones de la gente. El cuarto pilar, el empoderamiento, también atañe a la
participación de la comunidad. Reitera que es necesario que las personas puedan
LQÀXLUHQORVSURFHVRVSROtWLFRVTXHOHVDIHFWDQSDUDTXHSXHGDQDVHJXUDUVHGH
TXHORVSUR\HFWRVGHGHVDUUROORUHDOPHQWHOHVEHQH¿FLHQ\SDUDTXHSXHGDQH[LJLU

53
cuentas a los políticos y a los profesionales del desarrollo.
Como señala el quinto principio, entre los paradigmas del desarrollo económico
y humano hay diferencias conceptuales en cuanto al propósito del desarrollo.
En el paradigma del desarrollo económico el propósito clásico del desarrollo es
aumentar los ingresos de las personas. El razonamiento aquí vuelve a ser que a
mayores ingresos se obtiene mayor bienestar. Sin embargo, señala Sen, el objetivo
de construir una economía manufacturera no es, en última instancia, ampliar
las exportaciones de un país y aumentar el valor de los bienes que produce. El
crecimiento económico y el incremento de los ingresos no deben concebirse como
¿QHV HQ Vt PLVPRV VLQR VREUH WRGR FRPR PHGLRV SDUD H[SDQGLU ODV OLEHUWDGHV
humanas. Una de las razones es que el desarrollo económico no siempre da por
resultado la reducción de la pobreza. Si sólo una pequeña parte de la población
REWLHQH ORV EHQH¿FLRV GHO FUHFLPLHQWR HFRQyPLFR \ OD PD\RUtD SHUPDQHFH
hambrienta, enferma, analfabeta o desamparada, es claro que el crecimiento
HFRQyPLFR QR HV XQD VROXFLyQ VX¿FLHQWH $GHPiV DOJXQRV HVWXGLRVRV KDQ
D¿UPDGRTXHHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFRHVLQVRVWHQLEOHVLQRVHSUHVWDDWHQFLyQ
a los aspectos cruciales del desarrollo humano, como son la educación y la salud
(Ranis, Stewart & Ramírez 2000).
La perspectiva del desarrollo humano sostiene que la gente ha de ser libre de
decidir qué clase de vida quiere vivir. Sin embargo, al igual que otros paradigmas
del desarrollo, sigue siendo normativa, puesto que recalca que la libertad humana
es el principal bien moral. Recordemos que la pobreza (como vimos en el capítulo
DQWHULRU SXHGHGH¿QLUVHFRPRIDOWDGHOLEHUWDG&RPRD¿UPD6HQ³HOGHVDUUROOR
requiere la eliminación de las principales fuentes de falta de libertad: la pobreza y la
tiranía, la escasez de oportunidades económicas, la privación social sistemática, el
abandono de la infraestructura pública, así como la intolerancia o la hiperactividad
de los Estados represivos” (Sen 1999: 3, traducción nuestra). De este modo, Sen
GH¿QH OD HGXFDFLyQ \ OD VDOXG QR FRPR ³UHVXOWDGRV´ GHO GHVDUUROOR VLQR FRPR
“componentes constitutivos” del desarrollo. Pueden contribuir al crecimiento
económico, pero esa no es la única razón para procurar el mejoramiento de
la educación y la salud. La otra razón, más poderosa, es que las mejoras en la
educación y la salud deben fortalecer las libertades y los derechos de las personas,
y en eso consiste precisamente el desarrollo. La idea de “el desarrollo como
libertad”, en vez de detenerse en los medios del desarrollo, que son incrementar
ORV LQJUHVRV GLULJH OD DWHQFLyQ D ORV ¿QHV D VXV REMHWLYRV IXQGDPHQWDOHV TXH
son las libertades humanas. Reiteramos que no se trata de negar la utilidad de
estudiar el desarrollo económico, sino que subrayamos que si bien el desarrollo
económico ha sido predominante en la investigación y en las políticas, es sin duda
LQVX¿FLHQWHSDUDHQWHQGHUODSREUH]D

54
/DVSROtWLFDVGHGHVDUUROOR\ODVFDSDFLGDGHV

Promover el desarrollo humano es la mejor manera de concebir las políticas de


GHVDUUROORORTXHVLJQL¿FDTXHHOGHVDUUROORGHEHRFXSDUVHGHODVFDSDFLGDGHV
Son múltiples los actores que tienen responsabilidad en el desarrollo, pero los
JRELHUQRVWLHQHQXQDREOLJDFLyQHVSHFt¿FD1XVVEDXPLQVLVWHHQTXH³ODIXQFLyQ
del gobierno consiste en elevar a todos los ciudadanos por encima del umbral de
las diez capacidades [centrales]” (2011: 109, traducción nuestra). Esta tarea del
gobierno nacional de ayudar a los ciudadanos a alcanzar los umbrales mínimos de
FDSDFLGDGSXHGHDVXPLUYDULDVIRUPDV3XHGHFRQVLVWLUHQXQD¿UPHGHWHUPLQDFLyQ
de adoptar y llevar a efecto políticas en favor de los pobres. También puede implicar
un marco jurídico en la Constitución nacional que incluya una mención directa de
todas las capacidades que la gente ha de disfrutar. Esas garantías jurídicas pueden
ayudar a crear las instituciones para asegurar que las capacidades de todas las
personas alcancen los niveles mínimos que son de justicia. En esto, la obligación no
compete sólo a los gobiernos nacionales, sino también a otros actores: las Naciones
Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional también tienen un
deber que cumplir. Deben apoyar la institucionalización de las capacidades en
todos los países del mundo, incluso cuando los gobiernos nacionales garantizan
las capacidades básicas para su población.
El papel del gobierno en la procuración de las capacidades básicas obedece
a varias razones.1 La gente pobre a menudo carece de seguridad, ya sea en
materia de alimentos, de ingresos o de integridad corporal. La acción pública
concertada en forma de políticas gubernamentales es una de las medidas más
efectivas de movilizar recursos para proteger las capacidades de las personas. Así,
por ejemplo, una política para garantizar el acceso de las mujeres a los servicios
de control reproductivo y a otros servicios de salud corporal sería una forma de
asegurar su capacidad para tomar decisiones sobre su vida sexual y reproductiva.
Así, para aprovechar esos servicios, las mujeres no tendrían que seleccionar. Lo
que importa es que tengan libertad de oportunidad (ya que los servicios existen,
pueden aprovecharlos) así como libertad de proceso (ya que las mujeres pueden
decidir por sí mismas, no se les restringe ni se les impide elegir lo que quieren).
Las capacidades básicas resultan tan importantes como objeto de las políticas por
varias razones: primero, son derechos fundamentales que nos pertenecen a todos
los seres humanos. Segundo, esas capacidades son fundamentales para muchas
otras. Por ejemplo, sin salud corporal no tendríamos la oportunidad de elegir
muchos otros aspectos que hacen que nuestra vida nos resulte valiosa. Por tanto,
las capacidades básicas son un enfoque razonable para las políticas de desarrollo.
/RVSURJUDPDVSDUDJDUDQWL]DUTXHODJHQWHWHQJDDFFHVRDHVDVRSRUWXQLGDGHVí
GLJDPRVVDOXGUHSURGXFWLYDRHVFRODUL]DFLyQíVRQXQPRGRGHJDUDQWL]DUTXHOD
gente tenga las libertades que debe tener.
Los gobiernos tienen un papel fundamental en el desarrollo, puesto que no sería
razonable ni lógico esperar que la gente pueda salir de la pobreza por su propio

55
esfuerzo (como puede a veces percibirse en algunas actitudes en Estados Unidos).
Si un adolescente tiene que trabajar seleccionando desechos en un vertedero
XUEDQR D ¿Q GH TXH VX IDPLOLD SXHGD FRPHU \ VX VDOXG VH YH SHUMXGLFDGD SRU
las terribles condiciones de su trabajo y porque se le ha negado la oportunidad
de tener una buena educación, sería insensato instarle a “salir adelante por sus
propios medios”. Para salir de la pobreza no basta el esfuerzo individual, sino
que se requiere un esfuerzo social concertado. La gente que vive en extrema
vulnerabilidad y discriminación necesita que el gobierno proteja sus derechos.
En contraste con mucho de lo que se dice en Estados Unidos, el gobierno no es
HQVtXQD³DPHQD]D´DODVOLEHUWDGHV PHGLDQWHHO¿VFRODVUHJODPHQWDFLRQHVROD
eliminación del derecho a poseer armas), sino que también protege las libertades,
lo cual es vital, como por ejemplo, al estipular y aplicar leyes que protegen a las
personas de la discriminación y la explotación, y al garantizarles bienes públicos
tales como la educación y la atención básica de la salud.
Vemos, pues, que el enfoque desde las capacidades es mucho más que un modo
GHGH¿QLUODSREUH]D\HOELHQHVWDUSXHVWRTXHWDPELpQVLUYHSDUDGH¿QLUHQTXp
debe consistir el desarrollo. Según Nussbaum, “El propósito del desarrollo global
es propiciar que las personas tengan una vida plena y creativa, y que desarrollen
su potencial para que puedan forjar una existencia que corresponda a su dignidad”
(2011: 185, traducción nuestra). Ingrid Robeyns resume así la perspectiva del
enfoque desde las capacidades en cuanto a las políticas de desarrollo:

[El enfoque desde las capacidades] pregunta si las personas están sanas
y si cuentan con los medios o recursos necesarios para ello, como son
agua potable, acceso a servicios médicos, protección contra contagios y
enfermedades, y conocimientos básicos sobre temas de salud. Pregunta si la
gente está bien nutrida, si son efectivos sus derechos alimentarios y si dispone
GH UHVHUYDV DOLPHQWDULDV VX¿FLHQWHV 3UHJXQWD VL OD JHQWH WLHQH DFFHVR D XQ
sistema educativo de alta calidad, a una verdadera participación política, a
ODV DFWLYLGDGHV FRPXQLWDULDV TXH OHV D\XGDQ D VRUWHDU ODV GL¿FXOWDGHV GH OD
vida cotidiana, y si pueden forjar amistades verdaderas. Para algunas de esas
FDSDFLGDGHVHOSULQFLSDOLQVXPRVHUiQORVUHFXUVRV¿QDQFLHURV\ODSURGXFFLyQ
económica, pero para otras pueden ser asimismo las prácticas políticas y las
instituciones, tales como la garantía y protección efectiva de la libertad de
pensamiento, la participación política, las prácticas sociales o culturales, las
estructuras sociales, las instituciones sociales, los bienes públicos, las normas
sociales, las tradiciones y los hábitos (Robeyns 2005: 95, traducción nuestra).

En otras palabras, tienen que existir políticas, instituciones y estructuras públicas


SDUD JDUDQWL]DUOH D OD JHQWH VXV FDSDFLGDGHV EiVLFDV /D ¿QDOLGDG DEVROXWD GHO
desarrollo debe ser diseñar políticas de desarrollo cuyo objetivo sea garantizar esas
capacidades. En los capítulos próximos examinaremos algunas de las principales
causas de la pobreza, y analizaremos en especial cómo esas causas privan a la

56
gente de sus capacidades básicas. Nuestro examen de las políticas para reducir la
pobreza se centra en la manera de apoyar las capacidades básicas siguiendo los
principios trazados por Robeyns.

¢'HVDUUROORRUHGXFFLyQGHODSREUH]DRHUUDGLFDFLyQGHODSREUH]D"

¿Hay alguna diferencia entre desarrollo y “reducción de la pobreza”? ¿A qué


GHEHUtDDVSLUDUODFRPXQLGDGJOREDOíDODHUUDGLFDFLyQGHODSREUH]D"$XQTXH
hay entre esos términos cierta superposición, no son sinónimos, y es lógico
que susciten controversias. En efecto, así como hay diversos paradigmas de
GHVDUUROOR KD\ WDPELpQ GLYHUVDV GH¿QLFLRQHV GH ³UHGXFFLyQ GH OD SREUH]D´
Según el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, la reducción de la
SREUH]DLPSOLFD³LQWHUYHQFLRQHVGHSROtWLFDVS~EOLFDVTXHD\XGDQDPRGL¿FDUODV
condiciones sociales, culturales y económicas que crearon la pobreza en primer
lugar” (UNDP 2013). Esas intervenciones pueden dirigirse a diversas áreas, como
son la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, la gobernanza
democrática, la adaptación al cambio climático y la eliminación del estigma por
el VIH/sida. Según el Banco de Desarrollo de Asia, la reducción de la pobreza
depende de un crecimiento económico sostenible que favorezca a los pobres y de
una gestión macroeconómica sólida sumada a una buena gobernanza. También
requiere fortalecer el capital humano, el capital social y la situación de las mujeres,
y contar con la protección de la red de seguridad social para las personas que
SDGHFHQGLVFDSDFLGDGHVRTXHVXIUHQGHVDVWUHVQDWXUDOHVRFRQÀLFWRV3RU~OWLPR
la reducción de la pobreza necesita atender también los problemas ambientales,
como son la contaminación de la atmósfera y del agua y la degradación de los
recursos naturales, que afectan en extremo a los pobres (Deolalikar HWDO2002).
El Informe sobre el Desarrollo Mundial del año 2000 subraya que la reducción
de la pobreza tiene que incluir el empoderamiento, la seguridad y las oportunidades
para los pobres. El empoderamiento consiste en hacer que las instituciones
estatales sean más receptivas y más responsables ante los pobres. Esto se puede
lograr fomentando la participación de la gente pobre en los procesos políticos y
en los procesos decisorios locales, y eliminando las barreras discriminatorias a
la participación, sean estas por motivos de género, etnia, raza, religión, etc. La
VHJXULGDGVHUH¿HUHDSURWHJHUDORVSREUHVGHORVSHUMXLFLRVRFDVLRQDGRVSRUOD
mala salud, el malogro de las cosechas, los desastres naturales y la violencia.
Esto se puede lograr mejorando la gestión de la economía y con una red de
VHJXULGDGVRFLDOPiVUREXVWD/DRSRUWXQLGDGVLJQL¿FDDXPHQWDUHODFFHVRGHODV
personas pobres a bienes tales como tierras y educación, e incrementar las tasas
de rendimiento de esos activos (World Bank 2000). Es claro que la reducción
GHODSREUH]DSXHGHVLJQL¿FDUPXFKDVFRVDVGLVWLQWDV3HURWHQJDPRVHQFXHQWD
algunas correspondencias. Primero, la idea de la reducción de la pobreza depende
de un entendimiento multidimensional de la pobreza: la pobreza no es una sola
cosa, y la gente puede sufrirla de muy diversas maneras. Segundo, la mayoría

57
GH ODV GH¿QLFLRQHV GH UHGXFFLyQ GH OD SREUH]D WLHQGHQ D SRQHU HO pQIDVLV HQ HO
crecimiento económico con equidad, buena gobernanza, ciertos aspectos del
desarrollo humano, como la salud y la educación, y políticas de protección social
FRQFHELGDVHVSHFt¿FDPHQWHSDUDEHQH¿FLDUDORVSREUHV
Sin embargo, siendo tan amplio el ámbito de la reducción de la pobreza,
también plantea algunas cuestiones difíciles. Owen Barder, por ejemplo, señala
varias contraposiciones entre la idea y la práctica de la reducción de la pobreza.
Una de esas contraposiciones es “lo amplio versus lo profundo”: ¿la reducción de
la pobreza debe ayudar a la mayor cantidad de gente posible, o debe centrarse en
una menor cantidad de personas que padecen una pobreza aguda y crónica? La
contraposición “hoy versus mañana” cuestiona si la reducción de la pobreza debe
enfocar sus recursos en ayudar hoy a la gente pobre o en reducir las condiciones
que pueden hacer que la gente sea pobre en el futuro. Del mismo modo, hay
una contraposición entre los programas de reducción de la pobreza que tienen
XQHQIRTXHPiVWHPSRUDOíD\XGDUDFRUWRSOD]RDODJHQWHí\ORVSURJUDPDVTXH
procuran un impacto sostenible a largo plazo (Barder 2009). Para complicar más
el panorama, muchas de las críticas que se hacen al planteamiento del desarrollo
(como veremos en la próxima sección) también pueden dirigirse a la reducción de
la pobreza. Se le acusa de seguir aplicando el modelo de desarrollo neoliberal, de
PRGRTXHORVJUDQGHVGRQDQWHVHVWDEOHFHQODVSULRULGDGHV\SUHVHUYDQODLQÀXHQFLD
de las grandes agencias internacionales de desarrollo. Asimismo, en la práctica,
muchas estrategias de reducción de la pobreza adoptan la misma modalidad básica
que las estrategias de desarrollo que operan mediante transferencias de fondos del
JRELHUQRGHXQSDtVULFRDOJRELHUQRGHXQSDtVHQGHVDUUROOR(VWRVLJQL¿FDTXH
las instituciones estatales del país en desarrollo siguen teniendo la responsabilidad
primordial en la reducción de la pobreza (Hydén s.f.).
'DGDVHVDVGL¿FXOWDGHV¢GHEHPRVHQIRFDUQRVHQHO³DOLYLRGHODSREUH]D´HQ
la “reducción de la pobreza” o en la “erradicación de la pobreza”? Esos términos
se encuentran en el estudio y en la práctica del desarrollo internacional (y
ocasionalmente en este libro), aunque ninguno de ellos carece de complicaciones.
El alivio de la pobreza es similar a la idea de la reducción de la pobreza, en cuanto
a que supone una mitigación del sufrimiento y/o de las privaciones asociadas a la
SREUH]D6LQHPEDUJRDOJXQRVFUtWLFRVD¿UPDQTXHHOWpUPLQR³DOLYLR´FRQQRWD
que no es una verdadera eliminación de los factores que causan la pobreza, sino
VyORVXGLVPLQXFLyQWHPSRUDOíXQDEDQGLWDDGKHVLYDWDOYH]SHURQRXQDFXUD
El alivio de la pobreza, asimismo, puede connotar un enfoque a corto plazo, una
atenuación de la pobreza en lo inmediato. Es cierto que ese enfoque es necesario
en ocasiones, como por ejemplo, en situaciones de hambruna, de desastres
QDWXUDOHVRGHLQVHJXULGDGSURYRFDGDSRUXQFRQÀLFWRDUPDGR3HURHOWpUPLQR
“alivio” no abarca la idea de un cambio sistémico para evitar la pobreza en el
futuro. ¿Entonces por qué no usamos el término “erradicación de la pobreza”?
$¿QGHFXHQWDVSRUVXSXHVWRODPHWDGHEHVHUTXHQLQJ~QVHUKXPDQRSDGH]FD
pobreza. Pero ¿es ese un objetivo realista? Por una parte, el impulso de eliminar

58
OD SREUH]D H[WUHPD íOD SULYDFLyQ GH ORV GHUHFKRV IXQGDPHQWDOHV \ EiVLFRV GH
DOLPHQWDFLyQ VDOXG ORV GHUHFKRV R FDSDFLGDGHV HVHQFLDOHVí HV XQ LPSHUDWLYR
moral para la comunidad global. Por otra parte, la pobreza nunca podrá erradicarse
SRUFRPSOHWRSXHVDXQVLVHSXVLHUD¿QDODSREUH]DDEVROXWDVHJXLUtDKDELHQGR
SREUH]D UHODWLYD /DV GH¿QLFLRQHV GH SREUH]D VHUiQ GLVWLQWDV HQ FDGD VRFLHGDG
e incluso si se cumplieran para todas las personas los derechos fundamentales
universales, algunas personas en algunas sociedades seguirán siendo pobres, pues
tendrían mucho menos que otras personas en la misma sociedad (véase Feres &
Villatoro 2012).
+DELGDFXHQWDGHWRGDVHVDVGH¿QLFLRQHVFRQWURYHUVLDOHVVREUHHOWHPDHVWHOLEUR
SUH¿HUHODWHUPLQRORJtDGHODUHGXFFLyQGHODSREUH]D8QDUD]yQSDUDHOORHVTXH
el libro tiene como temaODSREUH]D y no el desarrollo en sí. Analiza cómo puede
GH¿QLUVH\PHGLUVHODSREUH]DTXpODFDXVD\FyPRSXHGHQUHGXFLUVHODVFDUHQFLDV
derivadas de ella. Además, la idea de la reducción de la pobreza está más en
sintonía con el enfoque multidimensional y multidisciplinario que el libro plantea,
y esa sintonía no sucede en el enfoque del desarrollo económico. Recordemos
que el objetivo fundamental de la reducción de la pobreza y del desarrollo en su
sentido amplio es mejorar el bienestar humano, y no sólo incrementar los ingresos.
Por tanto, la reducción de la pobreza mediante el desarrollo de las capacidades
humanas básicas puede evitar algunas de las hipótesis problemáticas inherentes a
la priorización del desarrollo económico. En su forma más simplista, esas hipótesis
pueden presentar el capitalismo como un bien incuestionable. La perspectiva de la
reducción de la pobreza puede evitar la distorsión de la ideología neoliberal que
mantiene una visión doctrinaria del capitalismo al estilo estadounidense como el
más consumado modelo de organización económica, o como el único válido.
Además, al hacer hincapié en la reducción de la pobreza y en el desarrollo
humano, esperamos evitar la actitud a veces implícita y a veces explícita en el
discurso y en la práctica del desarrollo según la cual el mundo rico puede “salvar”
a los pobres. Esas actitudes paternalistas irrespetan la agencia de las personas, y
pueden incurrir en estereotipos aún más ofensivos sobre la gente del mundo en
desarrollo. “Salvar” a los pobres no es tarea de los países ricos. Más bien, lo que
este libro explora es lo que la gente de los países ricos le debe a la gente de los
países en desarrollo. Si bien plantearemos varias respuestas que consideramos
bien razonadas, esto debe someterse a debate, y en ese debate no deben dejar
de examinarse las actitudes paternalistas. Esos principios previos incluyen la
advertencia de tener mucha cautela ante las imposiciones del Occidente sobre
el hemisferio sur. No cabe suponer nunca que, puesto que Estados Unidos y el
Reino Unido son países ricos, han descubierto la fórmula para otorgar a cada
persona la libertad de vivir una vida valiosa. En vez de eso, debemos considerar
con sumo cuidado cuándo y cómo los modelos de los países ricos de Occidente
pueden resultar instructivos para los países pobres del sur, y ser prudentes al
emplear categorías tan amplias como el “Occidente” y el “Sur”. La perspectiva de
este libro sobre la reducción de la pobreza no está en modo alguno exenta de los

59
problemas de los paradigmas del desarrollo, pero al menos pone en primer plano
el imperativo de reducir la falta de libertades, y sitúa como eje de su atención la
calidad de las vidas humanas individuales.

&UtWLFDVDOGHVDUUROOR

Tanto el concepto del desarrollo como el concepto de reducción de la pobreza


se basan en la idea de mejorar la vida de las personas. Pero incluso esa idea puede
y debe cuestionarse (véase por ejemplo Rist 2002, Sachs 2009, Escobar 2011).
Conviene preguntarse, en particular, si el desarrollo (y por tanto, el mejoramiento)
depende de una problemática idea occidental del “progreso”. En el concepto de
desarrollo que se formuló en la postguerra subyace un binomio: los países son
“desarrollados” o “en desarrollo”. Según este concepto, si los países están en la
segunda categoría, tienen que esforzarse para avanzar a la primera categoría.2 El
contenido de lo que entraña el desarrollo ha cambiado en el curso de las décadas,
y sin duda seguirá cambiando en el futuro. La teoría de la modernización plantea
una visión del desarrollo, el neoliberalismo plantea otra, y el desarrollo humano
RWUDPiV3HURHQFDGDFDVRSXHGHDUJXPHQWDUVHTXHHOREMHWLYR~OWLPRíOOHJDUD
VHUXQSDtVGHVDUUROODGRíLPSOLFDDGRSWDUPRGHORVRFFLGHQWDOHV$¿QGHFXHQWDV
¿acaso no es verdad que la industrialización, el comercio internacional, la gestión
burocrática impersonal y los mercados más o menos libres han traído consigo
enormes riquezas a las sociedades occidentales? ¿Y acaso no es cierto que los
SDtVHVLQGXVWULDOL]DGRUHVQRRFFLGHQWDOHVíFRPR-DSyQ&RUHDGHO6XU\6LQJDSXUí
se han enriquecido a raíz de que aplicaron ese modelo básico? Por consiguiente,
SXHGHD¿UPDUVHTXHSDUDORJUDUHOSURJUHVRíVHDTXHORGH¿QDPRVHQWpUPLQRV
GH LQFUHPHQWR GH ORV LQJUHVRV R GH PHMRUDU HO GHVDUUROOR KXPDQRí FRQVLVWH HQ
aceptar el concepto occidental de lo que es el “progreso”. Lo frecuente es que
ese concepto occidental visualiza el progreso como una vía lineal, determinista y
unitalla que va de lo “subdesarrollado” a lo “desarrollado”.
Para que los países se desarrollen, pues, sus respectivos gobiernos tienen que
aplicar políticas derivadas de la exitosa experiencia occidental. Pero ¿acaso esas
políticas pueden transformar una sociedad tribal, pastoril y tradicional en una
democracia industrial de grandes salarios y orientada a la exportación, como es
Alemania? La suposición en que se basan muchos esfuerzos pro desarrollo es que
sí pueden. Y en efecto, la suposición es que las políticas correctas pueden ayudar
a los países menos desarrollados a acelerar su desarrollo y a lograr en cuestión
de décadas lo que muchos países occidentales tardaron siglos en alcanzar. Por
lo tanto, el concepto y la práctica del desarrollo se han basado excesivamente
en políticas prescriptivas. La suposición es que la clave del éxito para lograr el
desarrollo consiste en adoptar las políticas correctas. En otras palabras, si Perú
adoptase las políticas que aplica Canadá, entonces Perú lograría los niveles de
prosperidad que tiene Canadá. Por tanto, si se sigue el modelo exitoso de los
países desarrollados, cualquier país podría lograr lo que ha obtenido el tan alabado

60
modelo occidental.
(QHVWDVXSRVLFLyQHVWiLPSOtFLWDODLGHDGHTXHODSODQL¿FDFLyQIXQFLRQD/RV
planes, elaborados por técnicos expertos, deben resultar exitosos si se implementan
bien. Pero ¿quiénes son los expertos y qué es lo que saben de las condiciones
locales? ¿Qué tan receptivos son esos planes a las necesidades y deseos de las
SHUVRQDV\ODVFRPXQLGDGHVTXHVRQVXREMHWLYRRTXHVRQVXVEHQH¿FLDULRV"/D
creencia en el poder de la gestión tecnocrática suele ser la guía del desarrollo,
HVGHFLUVHVXSRQHTXHXQDVSHUVRQDVLQWHOLJHQWHVLGHQWL¿FDQFRQSUHFLVLyQORV
principales problemas y sus soluciones, por lo que pueden prescribir los pasos para
ORJUDUHOSURJUHVR/RVFUtWLFRVGHHVDVLGHDVQRDUJXPHQWDQTXHWRGDSODQL¿FDFLyQ
es inútil, o que el modelo de la política occidental es inevitablemente fallido.
&XDOTXLHUDTXHVHDHOHVIXHU]RTXHVHHPSUHQGDVHUHTXLHUHDOJXQDSODQL¿FDFLyQ
SDUDTXHUHVXOWHPiVH¿FLHQWH\WHQJDHOp[LWRTXHVHHVSHUD/DFUtWLFDFRQVLVWH
PiV ELHQ HQ TXH OD H[FHVLYD FRQ¿DQ]D HQ OD SODQL¿FDFLyQ SXHGH FRQGXFLU D OD
LQÀH[LELOLGDG\DTXHUHUDSOLFDUXQPLVPRPRGHORSDUDWRGRVORVFDVRVVLQWRPDU
en consideración la diversidad de los contextos. Es indispensable preguntarse en
TXpPRPHQWRODSODQL¿FDFLyQUHVXOWDGHPDVLDGRYHUWLFDOHLUUHVSRQVDEOHSRUTXH
no incorpora las voces de las personas que se ven afectadas por los planes.
La combinación de todas las advertencias anteriores sobre el desarrollo nos
conduce a otra cuestión muy importante: ¿acaso el desarrollo es sólo una nueva
forma de política occidental paternalista, el colonialismo bajo un nuevo disfraz?
En los siglos anteriores, el imperialismo occidental estuvo motivado por las
ideas de la “misión civilizatoria” y la “responsabilidad del hombre blanco”.
(VWDLGHRORJtDD¿UPDEDTXHORVSDtVHVRFFLGHQWDOHVWHQtDQHOSRGHU\HOGHEHUGH
HOHYDU D ORV SXHEORV VXPLGRV HQ OD LJQRUDQFLD SDUD FRQFHGHUOHV HO EHQH¿FLR GH
hacerlos más modernos. ¿Acaso la creencia en la misión civilizatoria no murió al
morir el colonialismo? ¿Sigue formando parte de las actitudes de muchos países
occidentales hacia los países no occidentales? Una parte de esa ideología sostiene
que los pueblos no occidentales necesitan tutela, puesto que son “mitad demonios
y mitad niños” según dijo Rudyard Kipling en su poema La carga del hombre
blanco (1899, en su versión original en inglés). Si bien pocas personas usarían ese
léxico hoy en día, los críticos argumentan que siguen prevaleciendo los enfoques
occidentales sobre el desarrollo, y que no respetan la autonomía de otros países.
La forma más concreta de esta crítica tiene como blanco las grandes instituciones
de desarrollo global, como son el Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial. Se argumenta que muchas de esas instituciones son producto de la
preeminencia occidental. Resulta difícil negar que el FMI y el Banco Mundial en
SDUWLFXODUKDQVLGR³UHFLDPHQWHLQÀXHQFLDGRVSRUHOSRGHUPDWHULDOHLQWHOHFWXDO
de Estados Unidos, por los países de la OCDE, por el capitalismo empresarial y
por la economía neoclásica en las universidades estadounidenses” (Hulme 2010:
51, traducción nuestra). Históricamente, los directores del FMI han sido siempre
europeos, y los del Banco Mundial, estadounidenses. Esas dos instituciones en
especial suelen ser objeto de duras críticas por ser excesivamente verticalistas

61
y tecnocráticas y por no rendir cuentas a aquellos que se ven afectados por
VXVSROtWLFDV/RVFUtWLFRVKDQD¿UPDGRTXHHO)0,\HO%DQFR0XQGLDOFRPR
principales promotores del neoliberalismo, en no pocas ocasiones han perjudicado
con sus políticas a los países en desarrollo (véase por ejemplo Gore 2000, Wade
2002, Babb 2005, Sheppard & Leitner 2010). Se critica sobre todo el programa de
ajuste estructural, debido a que ha incrementado la pobreza al obligar a los países
que reciben préstamos a reducir drásticamente su gasto en servicios sociales.
¿Resulta entonces que este modelo occidental de desarrollo ha intentado rehacer
el mundo siguiendo las pautas de las sociedades de consumo de Europa y de
Norteamérica? En el peor de los casos, el desarrollo vendría a ser la imposición
a escala planetaria de un modelo insostenible: si un millardo de chinos quiere
consumir como los estadounidenses, la Tierra quedará expoliada en poco tiempo.
Pero ¿cómo puede la gente de los países occidentales decirle a la gente de China
que no aspire a los niveles occidentales de comodidad y consumo? En el mejor de
los casos, aun si no es una imposición, el desarrollo vendría a ser, por parte de los
países occidentales, una postura insustancial. Para la mayor parte de la población
mundial, lograr los niveles de Estados Unidos o de Europa nunca fue una meta
realista, por tanto, el desarrollo fue una falsa promesa que el Occidente nunca tuvo
intención de cumplir. Y en efecto, al ofrecer un modelo de desarrollo conforme
a la experiencia y las ideas de Occidente, se les está pidiendo a los países del
resto del mundo que asuman un modelo que no sólo es insostenible, sino que
agudiza las desigualdades (Sachs 2000). Al tenor de estas críticas, el capitalismo
y la gobernanza global, tal como se instituyeron desde los años de 1940, han
EHQH¿FLDGRWDQVLVWHPiWLFDPHQWHDORVSDtVHVRFFLGHQWDOHVTXHHO³GHVDUUROOR´HQ
realidad nunca consideró la posibilidad de una porción equitativa de prosperidad
y de recursos para todos los países “en desarrollo”.
3RU~OWLPR¢DFDVRDOJXLHQSUHJXQWyDODJHQWHGHHVDVFXOWXUDVQRRFFLGHQWDOHVíR
WUDGLFLRQDOHVRUXUDOHVíVLDVSLUDEDQDOGHVDUUROOR"$ODOHQWDUDODVVRFLHGDGHVGH
todo el mundo a seguir el modelo de desarrollo, ¿qué se ha perdido en las culturas
tradicionales? No hay duda de que esas culturas se han visto perturbadas por la
urbanización, la industrialización y la globalización. Los cambios económicos y
sociales han alterado de manera irreversible los antiguos modos de vida de los
pueblos de África, Asia, América Latina y de otras partes del globo. ¿Acaso esos
pueblos tuvieron alguna opción al respecto? ¿Estarían realmente mejor si llegasen
a ser “desarrollados”? Esas son algunas preguntas que hay que plantear cuando
se habla de desarrollo y reducción de la pobreza. Aquí no vamos a presentar
respuestas concluyentes. En vez de eso, instamos a cuestionar sistemáticamente
todas las nociones y percepciones sobre la pobreza y el desarrollo que se presentan
en este libro, y a preguntarse si las políticas para reducir la pobreza realmente
representan algún tipo de “progreso”. En el futuro previsible, estos son los debates
que seguirán agitando este ámbito, como es debido. Y es bueno que haya debates
a este respecto, puesto que obligan a cualquier persona que se preocupe por la
SREUH]DDGHOLEHUDUFRQGHWHQLPLHQWRTXpVLJQL¿FDKDFHUDOJRSDUDUHGXFLUOD

62
¢4XLpQHVKDFHQHOGHVDUUROOR"

/OHJDGRV D HVWH SXQWR GH OD UHÀH[LyQ GHEHUtD HVWDU FODUR TXH OD SURPRFLyQ
GHO GHVDUUROOR \ OD UHGXFFLyQ GH OD SREUH]D VXVFLWDQ PXFKDV GL¿FXOWDGHV 3DUD
quienes implementan los proyectos de desarrollo y para quienes estudian el tema,
el reto consiste en lograr un mejor desarrollo en todos los niveles: nacional, local,
regional. Como conjunto de principios rectores, lograr un desarrollo “mejor”
implica plantearse preguntas como estas: ¿el proyecto de desarrollo responde
a las necesidades locales? Dicho de otro modo, ¿se incluye en el proyecto una
evaluación de las condiciones en el terreno, o fue elaborado en algún sitio remoto
como Ginebra, Londres o Washington DC? ¿Están involucrados los actores y las
instituciones locales y nacionales? La mayoría de las veces, cuanto más cerca
GHO WHUUHQR VH SODQL¿TXH HO GHVDUUROOR PHMRUHV VHUiQ VXV UHVXOWDGRV &XDQWR
más se consulte a la gente que se verá afectada por el proyecto, tanto mejor.
Cuanto más participen, más aprenderán a exigir cuentas y responsabilidades de
sus instituciones. Esto es importante para la sostenibilidad del proyecto, pero
también para el fortalecimiento de las capacidades de la población local, pues así
aprenderán a concebir, a implementar y a llevar a cabo sus proyectos. ¿Empodera
el proyecto a los grupos locales, en especial a la sociedad civil, de modo que
sienten que tienen una función que cumplir en sus respectivos países? ¿Promueve
el proyecto la inclusión de todas las personas? Como se mencionó ya, a veces las
élites locales y la población en general perpetúan las prácticas discriminatorias por
las cuales ciertas comunidades se ven privadas de ciertos derechos, oportunidades
y capacidades. Por eso los proyectos deben formular disposiciones para incluir a
las mujeres y a otros grupos marginados.
Los programas de reducción de la pobreza pueden asumir muchas formas, entre
ellas programas plurianuales destinados a varios países y apoyados por agencias
internacionales; proyectos del gobierno local; proyectos implementados por
organismos no gubernamentales, sean estos internacionales o locales, además de
otros tipos de proyectos. Así pues, en general, los programas de reducción de la
pobreza comprenden tres grandes categorías:
1. /D D\XGD R¿FLDO DO GHVDUUROOR $2'  TXH KDELWXDOPHQWH LPSOLFD
WUDQVIHUHQFLDV¿QDQFLHUDV VXEYHQFLRQHVRSUpVWDPRVDLQWHUpVUHGXFLGR 
procedentes de un gobierno donante. Cuando el gobierno donante la
otorga a otro gobierno, se trata de ayuda bilateral. La ayuda multilateral es
la que concede un gobierno a una organización internacional, como podría
ser las Naciones Unidas. Si se calcula por el monto total en dólares, la
mayor parte de la asistencia se otorga en la modalidad AOD. Puesto que
esas inversiones pueden ser muy cuantiosas, pueden constituir grandes
proyectos destinados a solucionar grandes problemas. Sin embargo, este
tipo de ayuda es la que recibe más críticas, como veremos en la próxima
sección.

63
2. La ayuda humanitaria, que se provee en los casos de desastres naturales,
de hambruna o sequía prolongadas y de desastres humanos, como los
FRQÀLFWRVDUPDGRV6LELHQOD$2'VHGHVWLQDSRUORJHQHUDOSDUD¿QHV
a largo plazo, la ayuda humanitaria tiene por objeto reducir a corto plazo
el sufrimiento. Los ejemplos de este tipo de ayuda pueden incluir el
suministro de agua o de alimentos, la provisión de refugio o de atención
PpGLFD R OD SURWHFFLyQ D ORV FLYLOHV HQ ODV VLWXDFLRQHV GH FRQÀLFWR
Incluso los críticos más ásperos de la AOD coinciden a menudo en que
la asistencia humanitaria es necesaria para que las poblaciones locales
puedan sobrellevar los desastres inesperados. Sin embargo, está surgiendo
un corpus de investigaciones y reportajes que señalan que este tipo de
ayuda también puede ser mal utilizada si cae en manos de grupos rebeldes
codiciosos o de funcionarios corruptos. Este debate se examina en el
&DStWXORTXHDERUGDHOWHPDGHORVFRQÀLFWRV\ODSREUH]D
3. La asistencia al desarrollo suministrada por las ONG internacionales a
las ONG nacionales y locales. Muchos investigadores y especialistas en
el tema del desarrollo internacional coinciden en que el fortalecimiento
GHODVRUJDQL]DFLRQHVGHODVRFLHGDGFLYLOíORTXHLQFOX\HDODV21*íHV
EHQH¿FLRVR HQ GRV QLYHOHV 3ULPHUR SRUTXH SXHGH FDQDOL]DU ORV GyODUHV
de la ayuda a una organización local capaz de implementar el proyecto, y,
segundo, porque puede fortalecer a la sociedad civil, lo que sirve para que
la gente exija cuentas a los gobiernos locales. Sin embargo, en muchos
países muy diferentes entre sí, como son Mali y Bosnia-Herzegovina,
se ha argumentado que en ocasiones el papel que cumplen las ONG
internacionales es tan importante en el desarrollo del país, que el gobierno
se vuelve menos responsable, lo que orilla a los ciudadanos a acudir en
primer término a organizaciones tales como Oxfam y Visión Mundial para
que les ayuden a cubrir sus necesidades (véase Moratti & Sabic-El-Rayess
2009, Esquith 2013).

Los actores del desarrollo internacional pueden desagregarse en las siguientes


categorías:

1. ,QVWLWXFLRQHV PXOWLODWHUDOHV \ VXSUDQDFLRQDOHV A esta categoría


pertenecen los países que trabajan juntos (multilateralismo) para crear
una gobernanza que opera por encima de los gobiernos nacionales.
Los ejemplos de este tipo de instituciones son el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio,
y las Naciones Unidas con sus múltiples agencias (el Fondo de Naciones
Unidas para la Infancia, UNICEF; el Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados, ACNUR; el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo, PNUD; la Entidad de la ONU para la Igualdad
de Género y el Empoderamiento de la Mujer, también conocida como

64
ONU Mujeres). Asimismo pertenecen a esta categoría la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE (una asociación
de democracias de ingresos altos y medios), la Unión Africana y el Banco
Asiático de Desarrollo.
2. $JHQFLDVGHGHVDUUROORDVRFLDGDVDJRELHUQRVQDFLRQDOHV Las agencias
de los países de ingresos altos son grandes actores en todo el mundo: la
Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (conocida
como USAID), la Agencia Alemana para la Cooperación Técnica (GTZ),
el Ministerio Británico para el Desarrollo Internacional (DFID según sus
siglas en inglés) o la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional
(CIDA, según sus siglas en inglés), por nombrar unas pocas. Esas agencias
donantes a veces trabajan con la agencia de desarrollo o con el respectivo
ministerio de agricultura, economía o salud del gobierno receptor para
implementar proyectos. Las agencias de desarrollo de los países del
hemisferio sur se han vuelto más activas como donantes a nivel mundial;
la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC) participa en múltiples
proyectos en las regiones lusófonas de África, por ejemplo.
3. 2UJDQL]DFLRQHV QR JXEHUQDPHQWDOHV Como dijimos antes, existe una
gran red de ONG nacionales e internacionales que trabajan para reducir
la pobreza, y operan tanto en programas nacionales como plurinacionales.
Algunas de las más conocidas son BRAC (la agencia bangladesí para el
desarrollo internacional, que comenzó a operar en Bangladesh pero ahora
trabaja en varios países), CARE, Save the Children, Médicos sin Fronteras,
OD &UX] 5RMD ,QWHUQDFLRQDO \ 0HUF\ &RUSV XQD DVRFLDFLyQ ¿ODQWUySLFD
estadounidense. Algunas de esas organizaciones, como es el caso de Visión
0XQGLDOWLHQHQXQD¿OLDFLyQUHOLJLRVDRWUDV21*YLQFXODGDVDODUHOLJLyQ
son por ejemplo Caritas, Catholic Relief Services (agencia católica de
ayuda internacional), Muslim Aid (agencia musulmana de ayuda), y World
Jewish Relief, la agencia humanitaria para las comunidades judías, con
sede en el Reino Unido.
4. )XQGDFLRQHVS~EOLFDV\SULYDGDV Estas entidades, que a menudo apoyan
a las ONG internacionales, también cooperan con las ONG locales en
el hemisferio sur. El ejemplo más famoso es la Fundación Gates, pero
hay muchas otras, como la Fundación Ford y la Open Society. Aparte
GH ¿QDQFLDU D ODV 21* HVDV HQWLGDGHV SXHGHQ FRODERUDU FRQ JRELHUQRV
e instituciones multilaterales. Tales colaboraciones han formado
importantes asociaciones para el desarrollo, como es la Alianza Global
para la Vacunación y la Inmunización (GAVI, por sus siglas en inglés), y el
Programa Mundial de Agricultura y Seguridad Alimentaria (GAFSP, por
sus siglas en inglés) de la FAO.
5. Universidades y grupos de expertos. Tanto en el hemisferio norte
como en el hemisferio sur las universidades cumplen una importante
función en el desarrollo, en razón de sus investigaciones y, a veces, de la

65
implementación de proyectos. Ejemplos de ello son los grandes centros
de investigación sobre salud pública de la Universidad de Washington
o de la Universidad Johns Hopkins, el Laboratorio Abdul Latif Jameel
GH $FFLyQ FRQWUD OD 3REUH]D FRQRFLGR FRPR -3$/ \ D¿OLDGR DO
Instituto Tecnológico de Massachusetts) que se ha especializado en las
evaluaciones de impacto, y el Centro Internacional de Investigaciones
SDUD HO 'HVDUUROOR XQD HQWLGDG ORQGLQHQVH ¿QDQFLDGD SRU XQ FRQVRUFLR
de instituciones de educación superior del Reino Unido. Los grupos de
expertos más destacados son el Centro para el Desarrollo Global, con sede
en Washington, DC, el Centro Internacional de Investigaciones para el
Desarrollo, en Ottawa, el Instituto Indira Gandhi de Investigación para
el Desarrollo, en Mumbai, y el Centro Africano de Investigación sobre
Población y Salud, en Nairobi. Las universidades y los grupos de expertos
se asocian con gobiernos, instituciones multilaterales u organizaciones de
la sociedad civil para mejorar las políticas de desarrollo o para abordar
un problema en concreto, como puede ser la malaria, el VIH/sida, la
tuberculosis o la inequidad de género.

Cuando se toman en consideración todos esos actores y tipos de ayuda, se percibe


una red muy compleja de programación, prestación de servicios, promoción,
organización y posibilidades de empoderamiento. Esperamos que los capítulos
siguientes ayuden a poner en claro las interconexiones y las posibilidades que
ofrece esta red de agencias y organizaciones para abordar la pobreza.
Al preguntarse quiénes hacen el desarrollo, también hay que preguntarse
quiénes trabajan para esas agencias y organizaciones: ¿quiénes implementan
ORVSUR\HFWRV\TXLpQHVVHEHQH¿FLDQGHHOORV"/RVDFDGpPLFRVGHODpWLFDGHO
GHVDUUROOR FRPR HV 'DYLG &URFNHU   LQVWDQ D KDFHU XQD UHÀH[LyQ FUtWLFD
sobre esos temas, y en particular a preguntarse cómo lograr un equilibrio entre
ORV ³ORFDOHV´ \ ORV ³IRUiQHRV´ HQ OD SODQL¿FDFLyQ OD RSHUDFLyQ \ OD HYDOXDFLyQ
de los esfuerzos pro desarrollo. Los locales, en este caso, son la población local
que tiene un conocimiento íntimo de su situación y sus contextos culturales; los
IRUiQHRVSXHGHQWHQHUHOFRQRFLPLHQWRWHPiWLFRRHVSHFt¿FRTXHVHQHFHVLWDSDUD
implementar un proyecto. Según Crocker, lo ideal es que tanto los locales como los
foráneos tengan una visión coincidente y un plan de lo que se debe lograr. Crocker
se alinea más con el campo “universalista”, que argumenta que el desarrollo más
efectivo será el resultado de encontrar un terreno común y lograr que los locales
y los foráneos trabajen juntos. Una perspectiva más “particularista” dice que sólo
los miembros de un grupo pueden evaluar las necesidades del grupo y proponer
DFFLRQHVRSUR\HFWRV(VWDGLYLVLyQQRHVPHUDPHQWH¿ORVy¿FDVLQRTXHVHREVHUYD
a diario en el trabajo del desarrollo: los foráneos que quieren generar un cambio
en las comunidades llegan por general sabiendo muy poco de ellas.
La perspectiva más sensata es reconocer que tanto los locales como los foráneos
tienen méritos y responsabilidades. Según sea el contexto, el lugar y el momento,

66
todos somos locales y foráneos en lo cultural. A veces los locales necesitan
llevar a cabo el desarrollo, y a veces se necesita la mirada foránea para notar
algo que pasamos por alto. El principal desafío para los locales es no dejar de
percatarse de los factores que ocasionan la pobreza o el sufrimiento simplemente
porque esos factores se consideran “naturales” o “aceptables”. El desafío para los
foráneos es abstenerse de dar respuestas etnocéntricas a las situaciones locales,
y reconocer los límites de su propio conocimiento contextual. En resumidas
cuentas, el principio fundamental que subrayamos en este libro es la participación
y el compromiso local: sin ello, es poco probable que los proyectos sean
VRVWHQLEOHV6LODVSREODFLRQHVORFDOHVLQFOXLGRVORVEHQH¿FLDULRVGHOSUR\HFWRQR
intervienen en el diseño, ejecución y evaluación de las iniciativas de desarrollo,
esas iniciativas bien pueden fracasar. Quizá esas iniciativas no sean sostenibles
HQ OR ¿QDQFLHUR SXHVWR TXH VLQ OD SDUWLFLSDFLyQ GH ODV SREODFLRQHV ORFDOHV ORV
EHQH¿FLRVGHOSUR\HFWRSXHGHQFHVDUFXDQGRFHVHHO¿QDQFLDPLHQWR7DOYH]QR
sean socialmente sostenibles, puesto que sin la participación de las poblaciones
ORFDOHV HO SUR\HFWR TXL]i QR EHQH¿FLH QL VLTXLHUD D HVDV SREODFLRQHV 3RU HVR
cuando nos preguntamos quién hace el desarrollo y cómo hacerlo sostenible, la
respuesta es que la participación de la población y de las instituciones locales es
LQGLVSHQVDEOHHQODSODQL¿FDFLyQ\ODHMHFXFLyQGHORVSUR\HFWRV

El debate sobre la ayuda

Uno de los debates perpetuos sobre el desarrollo es si la “ayuda externa” es


EHQH¿FLRVDRSHUMXGLFLDO/DFRQWURYHUVLDGHIRQGRíTXHSHULyGLFDPHQWHJHQHUD
XQD DYDODQFKD GH OLEURV \ DUWtFXORV GH HVSHFLDOLVWDVí HV VL OD$2' HV HIHFWLYD
y algunos críticos dudan de que la AOD deba otorgarse en absoluto (véase la
revisión de Engel 2014). Conviene revisar en detalle este debate sobre la ayuda,
SXHVWRTXHVHLQ¿OWUDGHFRQWLQXRHQODLQGXVWULDGHOGHVDUUROOR\SRUTXHVHFRQHFWD
con muchas de las preguntas fundamentales que se plantearon antes. Primero
revisaremos los argumentos habituales contra la ayuda al desarrollo, luego los
argumentos a favor, y por último sugerimos una síntesis entre ambas posiciones.
El propósito es explorar este debate, y a la vez, trascenderlo. Al examinar los
argumentos antagónicos, en última instancia no sólo vamos a sugerir cuáles de
ellos son más convincentes, sino también cuál podría ser en el futuro la ayuda al
desarrollo para procurar la reducción de la pobreza, lo cual es más importante.
El argumento contra la ayuda incorpora muchas de las críticas previas al
desarrollo en sí. William Easterly (2006, 2014) y Dambisa Moyo (2009) son dos
de los críticos más prominentes. Entre las muchas críticas, muy diversas, suele
D¿UPDUVHTXHGHVGHTXHFRPHQ]yODHUDGHOGHVDUUROORD¿QDOHVGHODGpFDGDGH
1940, la ayuda ha fracasado por cuatro razones interconectadas. Primera, la premisa
fundamental de la ayuda a los países en desarrollo se basa en una falsa analogía.
El Plan Marshall, que se ejecutó entre 1948 y 1952 para reconstruir la economía
en varios países de Europa occidental, fue muy exitoso. Pero no es un punto de

67
comparación razonable para la ayuda al desarrollo en los países del hemisferio
sur. El Plan Marshall fue una ayuda para la reconstrucción: allí existía ya una base
para reconstruir gran parte de los territorios europeos devastados por la guerra,
puesto que los países que recibieron la ayuda de ese plan ya eran industrializados
desde antes de la guerra. Eso es muy distinto de la tarea habitual del desarrollo, que
consiste en llevar industrialización y sistemas políticos democráticos a países que
tienen poca o ninguna experiencia al respecto. Además, el Plan Marshall funcionó
SRUTXH ORV ÀXMRV GH OD D\XGD QXQFD UHSUHVHQWDURQ SRUFLRQHV VLJQL¿FDWLYDV GHO
LQJUHVRQDFLRQDO&RPRVHxDOD'DPELVD0R\R³(QVXF~VSLGHORVÀXMRVGHOD
ayuda sólo representaban el 2.5% del PIB de los receptores más grandes, como
Francia y Alemania, y en los cinco años que duró el programa nunca llegaron
a representar más del 3% del PIB de ningún país” (Moyo 2009: 36, traducción
nuestra). En contraste, la AOD en los países en desarrollo asciende a un porcentaje
PXFKRPD\RUGHO3,%GHOSDtVSRUWDQWRHQHVSHFLH\HQLPSRUWHGL¿HUHPXFKRGH
la ayuda que se prestó a Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
Esto nos lleva a la segunda razón por la que fracasa la ayuda: la ayuda en
GyODUHVSXHGHVHUSHUMXGLFLDOSDUDHOGHVDUUROORHFRQyPLFR&XDQGRORVÀXMRVGH
ODD\XGDFRQVWLWX\HQPiVGHOGHOSUHVXSXHVWRJXEHUQDPHQWDOODDÀXHQFLDGH
dólares crea un efecto extrañamente similar al del oro, los diamantes o el petróleo.
La ayuda en dólares comienza a comportarse como los réditos generados por los
recursos naturales por efecto del fenómeno que se conoce como la “enfermedad
KRODQGHVD´(VDDÀXHQFLDGHGyODUHVSURYRFDXQDXPHQWRGHORVSUHFLRV\REVWUX\H
el crecimiento económico en áreas como la manufactura y la agricultura (Rajan
& Subramanian 2011). Por ello, la ayuda puede ser dañina para la economía del
país. La ayuda también puede incrementar la corrupción. Igual que los réditos
derivados de bienes tales como los diamantes o el petróleo, la ayuda entra a las
DUFDVGHOJRELHUQRíVHDFRPRSUpVWDPRRFRPRVXEYHQFLyQí\ORVIXQFLRQDULRV
se ven tentados a malversar los fondos, e incluso a llevárselos en el bolsillo. Es
discutible hasta qué punto esto constituye una rutina, pero hay cierto fundamento
empírico. Según la investigación de Collier, en Chad sólo el 1% de los fondos
asignados a las clínicas de salud rurales llegó a su destino (Collier 2007). El
aumento en los niveles de corrupción es perjudicial para el desarrollo económico,
en parte porque las empresas son menos proclives a invertir en un entorno donde
los sobornos y los acuerdos bajo la mesa incrementan el costo de hacer negocios.
La tercera razón es que la ayuda perjudica al desarrollo político. La corrupción
del sistema político es sólo uno de los aspectos. Existe también fundamento
empírico en la idea de que la ayuda fomenta la autocracia. Los réditos derivados
de bienes tales como el petróleo o los diamantes suelen dar por resultado que
los sistemas políticos se vuelvan autoritarios, y la ayuda puede funcionar de
un modo similar al de esos réditos (véase por ejemplo Bueno de Mesquita &
Smith 2009, Collier 2007). La ayuda puede fomentar el carácter autocrático y
represivo de un gobierno debido a que le resulta necesario proteger el ciclo de la
corrupción. En los sistemas corruptos, los funcionarios gubernamentales quieren

68
seguir recibiendo sobornos, por lo tanto, tienen un incentivo para menoscabar
o suprimir a las organizaciones no gubernamentales que vigilan su desempeño.
Los funcionarios autocráticos y corruptos no quieren que los ciudadanos exijan
transparencia presupuestaria (Kono & Montinola 2009). En suma, la ayuda en
dólares puede funcionar de modo parecido a la “maldición de los recursos”, en
OD FXDO XQD H[FHVLYD GHSHQGHQFLD GH ODV DÀXHQFLDV GH D\XGD R GH ORV LQJUHVRV
por exportaciones como el petróleo, puede ser perjudicial para el desarrollo y
para la reducción de la pobreza. (Véase más información sobre la corrupción y
la maldición de los recursos en el Capítulo 7, dedicado a la gobernanza y las
instituciones estatales).
La cuarta y última razón es que a pesar de que esos problemas son bien
FRQRFLGRVODD\XGDVLJXHÀX\HQGR6HJ~QHVWHDUJXPHQWRVHKDEODPXFKRVREUH
la importancia de cumplir los objetivos anticorrupción, pero en pocas ocasiones
se le exige a alguien rendición de cuentas. Las organizaciones como el FMI y el
Banco Mundial parecen estar lo bastante satisfechas con la situación imperante
como para no reevaluar a fondo el impacto de su ayuda al desarrollo. A menudo
la evaluación de los proyectos se hace a tan corto plazo que no hay evidencias a
largo plazo que respalden las políticas en vigor, y por tanto no hay incentivos para
examinar las contradicciones causadas por la ayuda. Cambiar las reglas del juego
no forma parte de los intereses de los agentes involucrados (sean instituciones
LQWHUQDFLRQDOHVRJRELHUQRVQDFLRQDOHV /RTXHSDVDHQHOIRQGRVHJ~QD¿UPDQ
los críticos, es que la asistencia al desarrollo no consiste en ayudar a los países
a salir de la ayuda. La asistencia consiste en fomentar un modelo neocolonial de
extracción de recursos y ganancias, así como en reforzar una visión del mundo
que represente los compromisos políticos y los intereses económicos del norte.
/RVÀXMRVGHODDVLVWHQFLDD,UDNHO&RQJR6LHUUD/HRQD(O6DOYDGRU&RORPELD\
México no pretenden apoyar el desarrollo local ni fortalecer la autodeterminación.
Los Estados Unidos y otros países del hemisferio norte no están interesados en
facilitar la democracia profunda ni el desarrollo económico local. Más bien les
interesa preservar la desigualdad que existe en la distribución del poder y la
riqueza en el mundo.
En el lado opuesto, los argumentos a favor de la asistencia al desarrollo los
HQFDEH]DQSHUVRQDVFRPR-H൵UH\6DFKV  \3HWHU6LQJHU  6LQJHUHQ
especial pone el acento en los hechos esenciales de la distribución de la riqueza
mundial. Casi un millardo de personas vive con menos de US$ 1.25 al día. No
hay manera de negar la magnitud de la pobreza en el planeta: son muchísimas las
personas que necesitan ayuda. Por otro lado, los países de América del Norte y de
Europa, cuya población suma cerca del 15% del total mundial, controlan casi un
50% del patrimonio neto mundial. Por tanto, no hay manera de negar que algunos
países tienen inmensamente más recursos que otros. Como quiera que se calcule,
esos países ricos (y sus respectivas poblaciones) pueden permitirse destinar una
mayor proporción de sus presupuestos a ayudar a los países pobres, y de hecho
el objetivo más común es dedicar a ello un 0.7% de su PIB. Los partidarios de la

69
ayuda dicen que eso no es mucho pedir.
(ODOHJDWRDIDYRUGHODD\XGDH[WHUQDVHEDVDHQODSRGHURVDD¿UPDFLyQGHTXH
puesto que los países ricos pueden ayudar, entonces deben ayudar. Los países ricos,
con sus recursos enormemente mayores, pueden aliviar el sufrimiento y catalizar
el mejoramiento de la economía y de la vida de las personas en todo el mundo. La
ayuda al desarrollo, en sus formas diversas, puede combatir enfermedades como
la malaria y el VIH/sida, e incluso enfermedades que no ocupan los titulares de los
medios, como son la oncocercosis y la esquistosomiasis. También tiene el poder de
construir carreteras, puertos, redes eléctricas, represas, sistemas de alcantarillado
y redes de comunicación. La ayuda puede servir para transferir tecnologías tales
como medicamentos y cultivos resistentes a las plagas, y por supuesto, también
sirve para construir escuelas y hospitales. En las peores circunstancias, la ayuda
puede suministrar alimentos, refugios y medicamentos para las víctimas de
desastres, sean naturales o causados por los humanos.
Es indiscutible que la ayuda puede funcionar, y también es indiscutible que
IXQFLRQD(VHQRUPHODFDQWLGDGGHHYLGHQFLDVTXHFRQ¿UPDQORVEHQH¿FLRVGHOD
asistencia al desarrollo. Por ejemplo, entre 2008 y 2010, la Organización Mundial
de la Salud ayudó a impulsar la distribución de 300 millones de mosquiteros,
y la mortalidad por malaria entre la niñez de África subsahariana descendió un
51% en menos de una década. Unos diez millones de personas infectadas por
el VIH recibieron medicamentos antirretrovirales, gracias en parte al apoyo del
Plan de Emergencia del presidente de EEUU para el alivio del sida (PEPFAR,
por sus siglas en inglés). Gracias al dinero aportado por el Fondo Mundial de
Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, la tasa mundial de mortalidad
por tuberculosis se ha reducido en un 45% desde 1990. La Alianza Global para
la Vacunación y la Inmunización (GAVI, por sus siglas en inglés), fundada y
¿QDQFLDGDHQSDUWHSRUHO%DQFR0XQGLDOKDD\XGDGRDLQPXQL]DUDPiVGH
millones de niños y niñas. La ayuda sirvió para propagar la Revolución Verde, lo
FXDODXPHQWyHQJUDQPHGLGDODSURGXFWLYLGDGDJUtFRODí\FRQHOORODVHJXULGDG
DOLPHQWDULDíHQFRPXQLGDGHVGHWRGRHOPXQGR(QFXDQWRDODHGXFDFLyQODD\XGD
ha ampliado enormemente el acceso de los niños y niñas a la escolarización; y por
dar un solo ejemplo, el gobierno de Alemania aportó millones de euros para que
Ghana pudiese eliminar los aranceles escolares. En otros capítulos de este libro
presentaremos más historias de programas de desarrollo que trabajan para reducir
la pobreza. Muchos de esos programas han recibido fondos gubernamentales
GH SDtVHV ULFRV (VDV VRQ D\XGDV HQ GyODUHV TXH ORJUDQ EHQH¿FLRV HYLGHQWHV \
demostrables.
Según este argumento, debido a que la ayuda puede funcionar y funciona,
FXDOTXLHU D¿UPDFLyQ GH TXH ³WRGD OD D\XGD HV PDOD´ HV XQD JHQHUDOL]DFLyQ
esquemática. Es verdad que a veces la ayuda ha impuesto un modelo neocolonial en
los países del hemisferio sur. También es verdad que algunos regímenes corruptos
han malversado la ayuda. E históricamente ha sucedido en ocasiones que la ayuda
se ve paralizada por intereses políticos y económicos del país donante. Asimismo,

70
un aumento de la ayuda en dólares no necesariamente implica más mejoramiento,
y la ayuda puede acarrear la enfermedad holandesa. En efecto, con demasiada
frecuencia ha habido una falta de rendición de cuentas de las organizaciones
donantes, y se ha consultado muy poco a las poblaciones que supuestamente
LUtDQDEHQH¿FLDUVHGHORVSURJUDPDVGHUHGXFFLyQGHODSREUH]D6LQHPEDUJR
UHVXOWDGHPDVLDGRSUREOHPiWLFRD¿UPDUTXHODD\XGDFDXVDFRUUXSFLyQUHSUHVLyQ
y desintegración de la sociedad civil. Sería difícil encontrar pruebas empíricas
TXH UHVSDOGDVHQ HVD D¿UPDFLyQ SXHVWR TXH D PHQXGR OD D\XGD VH KD RWRUJDGR
a Estados que ya tenían problemas de corrupción, represión y debilitamiento de
la sociedad civil. A decir verdad, por cada caso ocurrido en Irak, Sierra Leona
y El Salvador, están también los casos en Botsuana, Namibia, Corea del Sur, o
0DODVLDSDtVHVGRQGHODD\XGDKDWHQLGRVLQGXGDUHVXOWDGRVEHQH¿FLRVRV
Varios estudios sugieren que la ayuda global tiene un efecto económico positivo,
aunque sea modesto. Tras revisar la literatura sobre el tema, Paul Collier llegó a
la conclusión de que en los últimos 30 años la ayuda ha sumado tal vez un 1% al
crecimiento económico de los países más pobres, que si bien no es una cantidad
grande, resulta importante porque de otro modo la economía de esos países no
habría crecido en absoluto (Collier 2007). Del mismo modo, una revisión de
YDULRVHVWXGLRVLQÀX\HQWHVFRQFOX\yTXHHQJHQHUDOORVDXPHQWRVHQODD\XGDYDQ
asociados a incrementos en el crecimiento económico y en la inversión (Clemens
HW DO   &RPR D¿UPD &ROOLHU LQFOXVR XQ DSRUWH PRGHVWR DO FUHFLPLHQWR
VLJQL¿FD TXH ³OD D\XGD KD JHQHUDGR XQD GLIHUHQFLD HQWUH HO HVWDQFDPLHQWR \ HO
declive acumulativo agudo. Sin la ayuda, acumulativamente los países más pobres
del mundo serían mucho más pobres de lo que hoy son” (Collier 2007: 100,
traducción nuestra). Incluso si algunos investigadores refutaran esa conclusión
en particular, resulta fácil notar los efectos positivos de la ayuda más allá del
crecimiento económico. La ayuda ha hecho grandes contribuciones al desarrollo
humano, por ejemplo: en los últimos 20 años ha erradicado casi por completo la
polio, y ha logrado que más de dos millardos de personas tengan acceso a agua
potable. Por tanto, incluso si se demostrase de manera fehaciente que la ayuda no
fomenta crecimiento económico positivo, resulta muy fácil demostrar que la ayuda
ha mejorado la calidad de vida de la gente pobre en todo el mundo. En términos
HPStULFRVORVHIHFWRVEHQH¿FLRVRVGHODD\XGDVRQFRQVLVWHQWHVJHQHUDOL]DEOHV\
fácilmente perceptibles.
$O¿QDOHOGHEDWHHQWUHOD³D\XGDEXHQD´\OD³D\XGDPXHUWD´VHHQFDOODSRUTXH
ambos bandos suelen adoptar posturas extremas y poco realistas. En este debate la
pregunta más útil no es si la ayuda funciona, sino ¿cómo puede funcionar mejor?
(véanse entre otros Birdsall et al. 2005, Riddell 2007, Cohen & Easterly 2009,
5DPDOLQJDP 4XL]iODVFUtWLFDVPiVMXVWL¿FDGDVVREUHODD\XGDVHFHQWUDQHQ
ODDVLVWHQFLDR¿FLDODOGHVDUUROOR $2' íODD\XGDVLVWpPLFDORVÀXMRVELODWHUDOHV
GH JRELHUQR D JRELHUQR R ORV JUDQGHV SUR\HFWRV \ FUpGLWRV ¿QDQFLDGRV SRU HO
FMI y el Banco Mundial. Algunas de esas críticas son válidas, y los proyectos no
siempre funcionan como se desea. Pero incluso cuando los proyectos de la AOD

71
marchan bien, cabe recordar que hay otros tipos de ayuda, como es la asistencia
humanitaria. Es difícil poner en cuestionamiento la importancia de la ayuda
humanitaria, puesto que ninguna persona merece que se le abandone cuando se
encuentra desesperada por causa de un desastre natural o humano. No obstante,
hay que seguir cuestionando las motivaciones y la gestión de las organizaciones
que entregan esa ayuda.
Las fundaciones privadas y las ONG internacionales también han estado haciendo
muy buen trabajo. Este tipo de ayuda ha sumado en general montos menores que
ORVTXHÀX\HQSRUORVFDQDOHVELODWHUDOHV0XFKRVGHHVRVSURJUDPDVSXHGHQVHU
proyectos piloto, modelos relativamente pequeños cuyo impacto es limitado, pero
son constantes los esfuerzos para llevarlos a mayor escala. La Fundación Gates se
ha asociado con INGO PATH para ampliar sus investigaciones y sus programas a
¿QGHTXHODYDFXQDFLyQVHDDFFHVLEOHSDUDWRGDODJHQWH(O)RQGR,QWHUQDFLRQDO
de Desarrollo Agrícola ha impulsado durante varios años la ampliación de sus
programas de desarrollo rural en países como Albania, Etiopía y Perú en lo que
DWDxHDDFFHVRDPHUFDGRVSODQL¿FDFLyQGHLQYHUVLRQHVHQSHTXHxDVFRPXQLGDGHV
y programas de irrigación a pequeña escala. Existen muchos otros proyectos
innovadores de este tipo a pequeña escala que para ser exitosos no tienen que
costar decenas de millones de dólares, por ejemplo: capacitación para pequeñas
empresas, educación para mejorar las prácticas de salud e higiene, programas para
empoderar a las mujeres y las niñas, sistemas de suministro de agua módicos y
de baja tecnología, o programas de gestión forestal comunitaria. Esos proyectos
por lo general parten de un enfoque ascendente en el que las comunidades locales
determinan sus necesidades, o los gobiernos nacionales consultan a la población
para establecer desde el principio estrategias de transparencia y rendición de
FXHQWDV (VRV HQIRTXHV QR GHSHQGHQ GH JUDQGHV ÀXMRV PRQHWDULRV VLQR TXH
potencian las economías locales, la participación y el conocimiento.
Por supuesto, un enfoque puramente ascendente que se basa en las iniciativas
empresariales o en los incentivos económicos de las personas no basta para
contrarrestar las grandes causas estructurales de la pobreza, como son una
JHRJUDItD LQFRQYHQLHQWH ORV FRQÀLFWRV DUPDGRV HO SHVR GH OD PRUELOLGDG R
ODV LQVWLWXFLRQHV IDOOLGDV /DV PLFUR¿QDQ]DV QR YDQ D UHVROYHU SRU Vt VRODV ORV
problemas de Somalia. Además, las personas que trabajan individualmente rara
vez van a generar bienes públicos. Como ya se dijo, los gobiernos existen por una
razón: en los países pobres, ni los particulares ni los empresarios, ni la inversión
extranjera directa van a construir carreteras, hospitales, puertos o plantas de
SRWDELOL]DFLyQGHDJXDTXHVHDQFRQ¿DEOHV3RUPXFKRVSUREOHPDVTXHKD\DFRQ
OD$2' í\ FLHUWDPHQWH H[LVWHQ SUREOHPDVí QR KD\ HQ OR LQPHGLDWR PDQHUD GH
reemplazar ese apoyo para resolver cosas como infraestructuras, educación o
intervenciones en materia de salud, que normalmente dependen de los gobiernos
para generar un impacto más amplio.
3RU FRQVLJXLHQWH D ¿Q GH TXH OD DVLVWHQFLD DO GHVDUUROOR RSHUH FRQ PD\RU
H¿FDFLDKD\TXHVHJXLUFLHUWRVSULQFLSLRVJHQHUDOHV6HGHEHRWRUJDUPiVD\XGD

72
en dólares a la gente pobre, no a los gobiernos pobres. Al brindar ayuda a la
gente pobre, los proyectos de asistencia deben diseñarse a partir de lo que la
gente quiere, no según lo que los donantes piensan que se necesita, ni según lo
que quisieran darles. Por tanto, los proyectos de asistencia WLHQHQTXHLQFOXLU la
SDUWLFLSDFLyQ \ HO FRPSURPLVR GH ORV EHQH¿FLDULRV 3DUD TXH ORV SUR\HFWRV GH
D\XGDVHDQH¿FDFHVGHEHQLPSOLFDUODFRRUGLQDFLyQHQWUHODVDJHQFLDVGRQDQWHVD
¿QGHHYLWDUGXSOLFDFLRQHVLQQHFHVDULDV\GLVSHQGLRVDV$GHPiVGHEHDXPHQWDUVH
la evaluación independiente de los resultados de los proyectos. Dado que cierta
ayuda siempre va a involucrar al gobierno del país receptor, y puesto que la
mala gobernanza va siempre asociada con la pobreza, es preferible que la ayuda
ELODWHUDOR¿FLDOVHRWRUJXHVyORFXDQGRHOSDtVUHFHSWRUKD\DGHPRVWUDGRTXHHVWi
comprometido a mejorar sus instituciones, como son la administración pública y
el sistema jurídico. De ser posible, la ayuda debe destinarse al ámbito local, mejor
que al gobierno nacional. La adquisición de suministros y de mano de obra local
ayuda a la comunidad local y puede crear capacidades mediante la participación de
socios locales, lo cual es mejor que depender siempre de expertos internacionales.
Además, para resolver el estancamiento en el debate sobre la ayuda hay que
focalizar las áreas en las que la ayuda ha dado buenos resultados con mayor
frecuencia, las que, por lo tanto, deben tener la preponderancia de los recursos en
el futuro. A este respecto son fundamentales los programas de salud, y una manera
de que los países ricos contribuyan a aliviar las condiciones que generan pobreza
consiste en mantener el apoyo a los programas de salud para que los países pobres
puedan reducir la carga de morbilidad. Una de las principales estrategias, muy
recomendable por su éxito en el pasado, es la transferencia de tecnología. Por
ejemplo, transferir tecnología en el área de salud, como podrían ser las licencias
para productos farmacéuticos, o materiales y equipos técnicos, ha demostrado
TXHJHQHUDPXFKRVEHQH¿FLRV8QFDPSRPX\SURPHWHGRU\QHFHVDULRHVFUHDU
asociaciones para transferir tecnologías que generen energía renovable, puesto
que tanto los países en desarrollo como los desarrollados tienen que enfrentar los
desafíos del cambio climático.
'HODPLVPDPDQHUDODDVLVWHQFLDWpFQLFDíHQDVRFLDFLyQFRQODVSREODFLRQHV
GH ORV SDtVHV SREUHV SDUD FUHDU FDSDFLGDGHV HQ YDULRV FDPSRVí SXHGH VHU
EHQH¿FLRVD FXDQGR VH KDFH ELHQ /D DVLVWHQFLD WpFQLFD SXHGH FRQVLVWLU SRU
ejemplo, en asesoramiento especializado en estrategias de adaptación al clima,
en programas de abastecimiento de agua en los entornos urbanos, en reformas al
sistema judicial o en esfuerzos para mejorar la productividad agrícola. Hacerlo
ELHQVLJQL¿FDUHVSRQGHUDODVQHFHVLGDGHVH[SUHVDGDVSRUORVSDtVHVHQGHVDUUROOR
garantizar total transparencia y rendición de cuentas ante los donantes y ante
los receptores, y fomentar la asistencia técnica sur-sur cuando sea pertinente.
Finalmente, le queda un importante papel a la ayuda bilateral y multilateral
SDUD ¿QDQFLDU SUR\HFWRV GH LQIUDHVWUXFWXUD /DV FDUUHWHUDV \ YtDV IHUURYLDULDV
los sistemas de agua y saneamiento, las redes de electricidad y de comunicación
pueden mejorar de manera patente no sólo la vida de las personas pobres, sino

73
también la economía de los países pobres. La asistencia al desarrollo seguirá
teniendo un papel fundamental al apoyar estos bienes públicos cuando nadie más
lo haga. En este debate sobre la ayuda, lo que no debemos olvidar es que la vida
de las personas está en juego. El meollo del asunto no es si la ayuda es buena o
mala, sino cómo puede evitar que la gente muera prematuramente, y cómo puede
ayudar a que las personas tengan una vida que consideren valiosa. Si bien seguirá
habiendo debates sobre cómo lograr esos propósitos, el objetivo guía debe ser que
OD$2'VHDH¿FD]\FRQVLVWHQWHSDUDTXHOOHJXHDODVSHUVRQDVTXHODPHUHFHQ\
que la ciudadanía se sienta impulsada a conocer a dónde van a parar los dólares de
la ayuda y cómo deben invertirse.

&RQFOXVLyQ

Las recomendaciones que acabamos de hacer son en cierto modo simplistas.


/RV SULQFLSLRV JHQHUDOHV íDVLVWHQFLD WpFQLFD FUHDFLyQ GH FDSDFLGDGHV H
LQYROXFUDPLHQWR ORFDOí VLUYHQ FRPR SDXWDV SHUR D OD KRUD GH OD DSOLFDFLyQ
GHWDOODGD \ SUiFWLFD UHVXOWDQ LQVX¿FLHQWHV 3RU HMHPSOR HQ XQ QXHYR SURJUDPD
GH VDOXG PDWHUQD HQ XQD DOGHD GHO VXU GH$VLD ¢FXiO HV HO PRGR HVSHFt¿FR GH
FUHDU FDSDFLGDGHV \ GH LQYROXFUDU D OD SREODFLyQ ORFDO" 8QD GH ODV GL¿FXOWDGHV
principales es que, una vez que se avanza más allá de los principios generales,
ODVUHVSXHVWDVHVSHFt¿FDVVREUHFyPRHMHFXWDUORVSURJUDPDVGHUHGXFFLyQGHOD
pobreza pueden variar mucho en función del contexto local. La buena noticia
es que actualmente en el campo del desarrollo existe más consciencia de que es
necesario que las políticas se basen en el contexto histórico, societal y político de
la sociedad local. Además, los profesionales del desarrollo reconocen que toda la
idea del “desarrollo” debe ponerse en consideración desde una perspectiva más
amplia. El nivel de desarrollo de un país, por ejemplo, no debe evaluarse según
qué tanto se aproxima al nivel de Canadá, digamos, sino según el progreso que ha
logrado en comparación con el punto de partida.
Algo que siempre hay que tener presente es que hacer desarrollo es difícil.
Crear programas efectivos de reducción de la pobreza no es cosa fácil. Son en
efecto muchos y diversos los componentes del desarrollo, y algunos pueden ser
contradictorios. Como muestra de ello, consideremos el Índice de Compromiso
con el Desarrollo, elaborado por el Centro para el Desarrollo Global. Esta
PHGLFLyQFODVL¿FDDYDULRVSDtVHVGHDOWRVLQJUHVRVHQIXQFLyQGHORTXHKDFHQ
para ayudar a los pobres del mundo. El análisis toma como base siete dimensiones
GHOGHVDUUROORD\XGDFRPHUFLR¿QDQ]DVPLJUDFLyQPHGLRDPELHQWHVHJXULGDG\
tecnología. Algunos países, como Suecia, encabezan la lista en cuanto a la ayuda,
pero su puntaje no es tan bueno en cuanto a sus contribuciones a la seguridad
en los países en desarrollo. Por lo común, los países escandinavos ocupan los
primeros lugares en cuanto a su compromiso general con el desarrollo, y en 2015
(VWDGRV8QLGRVRFXSDEDHOSXHVWRHQXQDOLVWDGHSDtVHVíSRUGHODQWHGH
los que ocupan los últimos lugares (Japón y Corea del Sur) pero muy por detrás

74
de los países con economías mucho más pequeñas que la de Estados Unidos,
como son Portugal y Nueva Zelanda. Según esta medición, Estados Unidos podría
estar haciendo mucho más para promover el desarrollo en el mundo. Pero ¿qué
debería estar haciendo? Esa pregunta nos regresa de inmediato a los dilemas y
FRQWURYHUVLDV KDELGDV HQ HVWH FDPSR$ ¿Q GH FXHQWDV HQ XQ OLEUR TXH DQDOL]D
las causas y las soluciones para la pobreza es casi imposible evitar algunas de
las hipótesis problemáticas sobre el desarrollo y la reducción de la pobreza. Lo
importante es reconocer esos problemas; y en todo el resto del libro, así como en
el propio compromiso individual con el mundo, continuamos interrogándonos en
TXpIDOODQXHVWURFRQRFLPLHQWRVREUHODVPDQHUDVGHSURPRYHUHOÀRUHFLPLHQWR
humano.

Preguntas para el debate

1. ¢3RUTXpHVWDQGLItFLOKDFHUELHQHOGHVDUUROOR"
2. ¢&XiOHV VRQ HQ VX RSLQLyQ ODV GLIHUHQFLDV HQWUH ORV WpUPLQRV ³GHVDUUROOR´
“reducción de la pobreza”, “mitigación de la pobreza” y “erradicación de la
SREUH]D´"¢&XiOHVGHHVRVWpUPLQRVXREMHWLYRVVRQSUHIHULEOHV\SRUTXp"
3. ¢$OJXQDGHODVIDFHWDVGHOGHEDWHVREUHODD\XGDUHVXOWDPiVFRQYLQFHQWH"
¢3RU TXp" ¢4Xp FRQFOXVLRQHV LPSRUWDQWHV GHEHUtDPRV REWHQHU GH HVWH
GHEDWH"
4. ([DPLQH HO ËQGLFH GH &RPSURPLVR FRQ HO 'HVDUUROOR HQ HO VLJXLHQWH VLWLR
ZZZFJGHYRUJLQLWLDWLYHFRPPLWPHQWGHYHORSPHQWLQGH[LQGH[ ¢&XiOHV
FRQVLGHUDXVWHGTXHVRQORVEHQH¿FLRV\ODVIDOODVGHHVWHtQGLFH"

• ¢(QTXpFRQVLVWHQODVVLHWHGLPHQVLRQHVGHOGHVDUUROOR"(QVXRSLQLyQ
¢FXiOOHSDUHFHPiVLPSRUWDQWHSDUDODUHGXFFLyQGHODSREUH]D"
• ([SORUH FyPR VH FODVL¿FDQ ORV SDtVHV HQ HVWH tQGLFH &RPSDUH ODV
UHVSHFWLYDVIRUWDOH]DV\GHELOLGDGHVGHYDULRVSDtVHV

Notas
1
Las necesidades básicas no necesariamente tienen que coincidir con la lista de Nussbaum. Si bien
concordamos con su perspectiva general en cuanto a que existen derechos fundamentales y universales, lo
TXHVHFRQVLGHUDEiVLFRHQXQDVRFLHGDGGHWHUPLQDGDSRGUtDVHUDOPHQRVHQSDUWHHVSHFt¿FRGHOFRQWH[WR
2
2EVpUYHVHWDPELpQTXHODVKLSyWHVLVXVXDOHVVHUH¿HUHQDSDtVHV\QRDVRFLHGDGHVRSREODFLRQHV(QHO
orden internacional lo que predomina es el modelo de Estado-nación occidental, y eso también estructura el
pensamiento y la praxis sobre lo que debe ser el desarrollo.

75
/HFWXUDVDGLFLRQDOHV

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78
0HGLFLRQHVGHODSREUH]D
multidimensional
Benjamin Curtis

Preguntas clave

• ¢&XiOHVVRQORVREMHWLYRVGHPHGLUODSREUH]D"
• ¢&XiOHVVRQODVFXHVWLRQHVFODYHSDUDPHGLUODVSULYDFLRQHV
\FRQVWUXLUODVOtQHDVGHODSREUH]D"
• ¢'HGyQGHSURYLHQHQODVHVWDGtVWLFDVGHODSREUH]D\FXiOHV
VRQ ODV GL¿FXOWDGHV FRQ ORV PpWRGRV GH FRQWHR QDFLRQDO
las encuestas en los hogares y las mediciones de ingresos
YHUVXVFRQVXPR"
• ¢&XiOHV VRQ ODV SULQFLSDOHV PHGLFLRQHV PRQHWDULDV GH OD
SREUH]D\FXiOHVVRQVXVIRUWDOH]DV\GHELOLGDGHV"
• ¢&XiOHVVRQODVSULQFLSDOHVPHGLFLRQHVGHODSREUH]DHQOR
TXHFRQFLHUQHDODVFDSDFLGDGHV\FXiOHVVRQVXVIRUWDOH]DV
\GHELOLGDGHV"
• ¢&XiOHVVRQODVPHGLFLRQHVFXDOLWDWLYDVGHODSREUH]DíFRPR
SRUHMHPSORODVHYDOXDFLRQHVSDUWLFLSDWLYDVVREUHODSREUH]Dí
\FXiOHVVRQVXVIRUWDOH]DV\GHELOLGDGHV"

Relato 3.1

$QHQL HV XQD PXMHU GH  DxRV TXH YLYH HQ XQ SXHEOLWR HQ ODV DIXHUDV GH
0DVYLQJR=LPEDEXH7UDEDMDHQHOPHUFDGRYHQGLHQGRIUXWDYHJHWDOHV\DOJXQRV
SURGXFWRVEiVLFRVFRPRMDEyQ\UHIUHVFRV(VLQWHOLJHQWH\PX\WUDEDMDGRUD\KD
ORJUDGRFRQVWUXLUVXSHTXHxRFRPHUFLRDSDUWLUGHFHUR(QXQPHVEXHQRSXHGH
OOHJDUDJDQDUHOHTXLYDOHQWHDGyODUHVORTXHHVLPSUHVLRQDQWHSXHVWRTXH
HO LQJUHVR SURPHGLR HQ =LPEDEXH HV GH XQRV  GyODUHV DO PHV &RQ OR TXH
$QHQLJDQDOHDOFDQ]DLQFOXVRSDUDHQYLDUDVXVGRVKLMRVPD\RUHVDODHVFXHOD
ORTXHHVPX\LPSRUWDQWHSDUDHOODTXHDSHQDVORJUyFRPSOHWDUHOSULPHUJUDGR
GH SULPDULD$XQTXH$QHQL HV OD SULQFLSDO IXHQWH GH LQJUHVRV SDUD VX IDPLOLD
WLHQHTXHHQWUHJDUOHJUDQSDUWHGHORTXHJDQDD&KLQRQLVXPDULGRSRUTXHHVDV
VRQODVQRUPDVFXOWXUDOHV'HVGHKDFHYDULRVPHVHV&KLQHQLKDWHQLGRPX\SRFR
WUDEDMRUHPXQHUDGR\FRQGHPDVLDGDIUHFXHQFLDJDVWDHQDOFRKROXQDSDUWHGHO

79
GLQHURGHODIDPLOLD$YHFHVHOGLQHURQRDOFDQ]DFXDQGRDOJXLHQGHODIDPLOLD
VH HQIHUPD FRPR OH VXFHGLy D$QHQL HO DxR SDVDGR FXDQGR SDVy XQD VHPDQD
LQFDSDFLWDGDSRUXQEURWHGHPDODULD3DUD$QHQL\VXIDPLOLDODOtQHDGLYLVRULD
HQWUHODEXHQD\ODPDODVDOXGSXHGHVHUSUHFDULD8QRGHVXVKLMRVIDOOHFLyD
ORVWUHVPHVHVGHQDFLGR$$QHQLOHSUHRFXSDWHQHUTXHVREUHOOHYDUXQSDUWRWDQ
FRPSOLFDGR FRPR HO DQWHULRU 3RU IRUWXQD KD ORJUDGR FRQYHQFHU D VX PDULGR
SDUDTXHXVHFRQGyQ

,QWURGXFFLyQ

(QYLVWDGHODVLWXDFLyQGH$QHQLíQDGDLQXVXDOSDUDXQDPXMHUHQHOPXQGR
HQGHVDUUROORí¢VHSXHGHFRQVLGHUDUTXHHVSREUH"(QWpUPLQRVGHVXVLQJUHVRV
está bastante bien si se le compara con la mayoría de los zimbabuenses. Pero
¿acaso el hecho de no tener control sobre los propios ingresos constituye una
forma de pobreza? ¿Y qué decir del hecho de que Aneni ha tenido tan poca
HGXFDFLyQIRUPDO"<DVLPLVPR¢VXVSUREOHPDVGHVDOXGQRVSHUPLWHQFODVL¿FDUOD
GH DOJ~Q PRGR FRPR SREUH" ,GHQWL¿FDU \ PHGLU OD SREUH]D WDUHD D PHQXGR
compleja, es el tema de este capítulo. Esta tarea, y la pregunta de si Aneni es
SREUH R QR VRQ REYLDPHQWH LPSRUWDQWHV SXHVWR TXH LGHQWL¿FDU TXLpQ HV SREUH
sirve para determinar quiénes exactamente necesitan ayuda, y qué clase de ayuda
necesitan. Además, es necesario medir debidamente la amplitud y la profundidad
de la pobreza para saber si están funcionando las políticas para reducirla. Si no
contamos con buenas mediciones, ¿cómo saber si estamos progresando en la
lucha contra las diversas causas y dimensiones de la pobreza?
Sin embargo, no es fácil obtener mediciones precisas para entender quién
es pobre. La tarea es complicada debido a problemas estadísticos, desafíos
FRQFHSWXDOHV H LQFOXVR SRU GLVFUHSDQFLDV ¿ORVy¿FDV &RPR PXHVWUD LQLFLDO GH
esas complicaciones veamos las estimaciones del porcentaje de personas que
eran pobres en 17 países de América Latina: variaban del 13 al 66%, según cuál
GH¿QLFLyQ\FXiOPHGLFLyQGHSREUH]DVHHPSOHDVH 6]HNHO\HWDO 2000). En este
capítulo se examinarán los problemas teóricos y empíricos, así como los desafíos
y los desacuerdos en la medición de la pobreza global. Examinaremos también las
mediciones que se emplean con más frecuencia para responder en qué partes del
mundo se concentra la pobreza y en cuáles sectores de la población. El capítulo
comienza con algunas cuestiones conceptuales que son fundamentales para medir
la pobreza, luego se examinan las mediciones monetarias y de capacidad, y luego
una tercera medición que se llama evaluación participativa de la pobreza.

80
¢&yPRVHPLGHODSULYDFLyQ"

/DVOtQHDVGHODSREUH]D

Como vimos en el Capítulo 1, la pobreza suele concebirse como privación.


Medir la privación en áreas tales como ingresos monetarios, alimentación, salud,
educación y/o derechos supone establecer primero un umbral por encima del cual
se considera que una persona no sufre privación, y por debajo del cual sí padece
carencias. Ese umbral es lo que comúnmente se llama la línea de la pobreza.
&RQVWUXLUXQDOtQHDGHSREUH]DLPSOLFDLGHQWL¿FDUHOPtQLPRGHODVQHFHVLGDGHV
básicas para las diversas dimensiones de la pobreza, como son el ingreso y la
nutrición. Las dimensiones, por supuesto, pueden tener diversas líneas de pobreza,
y las líneas de la pobreza pueden aplicarse de modo distinto para cada grupo de
población. Por ejemplo, una línea de pobreza alimentaria muy utilizada es la que
establece 2,100 calorías diarias: una persona cuyo consumo alimentario queda
por debajo de ese límite se considera que sufre privación o pobreza alimentaria.
3HURODFLIUDHVSDUDXQD³SHUVRQDSURPHGLR´íXQQLxRSHTXHxRQHFHVLWDUi
menos, en tanto que alguien que hace trabajo físico en condiciones extremas
SRGUtDQHFHVLWDUPiV(VHVHQFLDOFRQVWUXLUXQDOtQHDGHSREUH]DD¿QGHHVWDEOHFHU
la meta de las necesidades básicas a las que todo ser humano tiene derecho. Las
OtQHDVGH SREUH]D VLUYHQ WDPELpQ SDUD HVWDEOHFHUXQD PHGLGD íVHD GH LQJUHVRV
GHLQJHVWDFDOyULFDGHOPtQLPRGHDxRVGHHVFRODULGDGHWFíTXHSHUPLWHKDFHU
comparaciones entre diversos años, lugares y poblaciones.
Sin embargo, como ya se mencionó en el tema de las necesidades humanas
básicas de una “persona promedio”, las líneas de pobreza plantean varias
GL¿FXOWDGHV WHyULFDV \ SUiFWLFDV (Q SULPHU OXJDU UHFRUGHPRV TXH OD SREUH]D
puede ser absoluta o relativa. Las líneas de pobreza pueden ser absolutas (es decir,
un umbral común para toda la humanidad) o relativas (un umbral contextualizado
para ciertas sociedades o grupos poblacionales). Las mediciones de 1.90 y 3.10
dólares al día son líneas de pobreza absoluta, establecidas para marcar un punto
de referencia parejo en todo el mundo. Esas líneas de pobreza absoluta sirven
para hacer comparaciones entre países. Pero por lo general se elaboran líneas de
pobreza relativas; un mínimo de ingresos monetarios o de años de escolaridad será
distinto en Dinamarca que en Sudán. La comparación entre Dinamarca y Sudán
LOXVWUD XQ SULQFLSLR FRP~Q HQ ORV SDtVHV SREUHV OD SREUH]D WLHQGH D GH¿QLUVH
FRPRSULYDFLyQHQHO³FRQVXPRDEVROXWR´(VWRVLJQL¿FDHOPtQLPRDEVROXWRTXH
la gente necesita para vivir. En los países más ricos, el mínimo se establece no
según lo que se necesita meramente para sobrevivir, sino según lo que se necesita
para vivir una vida que se considere aceptable en ese país.
Un segundo problema en cuanto a los umbrales de pobreza es si un “umbral
FODUR´GHSULYDFLyQHVUHDOPHQWHVLJQL¿FDWLYRHQWpUPLQRVGHH[SHULHQFLDKXPDQD
o de comportamiento humano. Veamos por ejemplo el umbral de pobreza de
ingresos marcado en 1,000 dólares anuales. ¿Qué tanta diferencia real existe entre

81
una persona que gana 1,050 dólares al año (y está, por tanto, por encima del
XPEUDO GH SREUH]D \ QR VH FODVL¿FD FRPR SREUH  \ XQD SHUVRQD TXH JDQD 
dólares al año (y por tanto se cataloga como pobre)? El modo más sencillo de
FDOFXODUODSREODFLyQSREUHVHJ~QHOXPEUDOGHSREUH]DíORTXHVHFRQRFHFRPR
³PpWRGRGHFRQWHRGHSHUVRQDV´íVyORPLGHHOQ~PHURGHSHUVRQDVTXHHVWiQSRU
debajo del umbral. No toma en cuenta qué tan abajo del umbral de pobreza está
la gente.
Existe un cálculo alternativo denominado “método de la brecha de pobreza” que
SXHGHFDOFXODUODSURIXQGLGDGGHODSREUH]D/DGH¿QLFLyQIRUPDOGHODEUHFKD
GH SREUH]D HV HO Gp¿FLW SURPHGLR GH OD SREODFLyQ WRWDO UHVSHFWR GH OD OtQHD GH
pobreza, expresado como porcentaje de la línea de pobreza. Como su nombre
indica, esta medición intenta captar la “brecha” entre los individuos y la línea
de pobreza, y permite saber qué tan por debajo de esa línea está la gente. Por lo
general, esta medición calcula el índice de la brecha de pobreza para las regiones
GHXQSDtVD¿QGHPRVWUDUGyQGHVHHQFXHQWUDODSREODFLyQPiVSREUH\QRVyOR
dónde se encuentra el mayor número de personas pobres, como hace el método
de conteo de población. Puesto que el cálculo de la brecha de pobreza se enfoca
en la profundidad de la pobreza, lleva la atención hacia aquellas poblaciones que
están sufriendo las carencias más extremas. Así pues, como señala Angus Deaton,
este método se usa relativamente poco, lo cual se debe en parte a que parece
demasiado complejo para los gobiernos y para el público (Deaton, 2004).
Deaton señala aquí un tercer problema que a veces surge con las líneas de la
SREUH]D\HVTXHSXHGHQDPDxDUVHGHGLYHUVDVPDQHUDVSDUD¿QHVSROtWLFRV3RU
ejemplo, si un gobierno quiere aseverar que sus políticas han reducido en gran
medida la pobreza, puede dirigir esas políticas a la población que está justo por
debajo de la línea de pobreza, para ayudarles a superar el umbral. De ese modo,
el gobierno ha “reducido la pobreza” según las cifras de conteo de individuos,
pero es poco lo que ha hecho por los muy pobres. En casos extremos, el umbral
de pobreza puede incluso recalcularse por completo para situarlo más abajo,
con lo que resulta que se reduce la cantidad de personas pobres meramente en
términos matemáticos, sin que haya habido mejora alguna en sus vidas. Esto
GHQLQJXQDPDQHUDVLJQL¿FDTXHODVOtQHDVGHSREUH]DFDUHFHQGHXWLOLGDG0iV
ELHQODOHFFLyQTXHH[WUDHPRVGHODVGL¿FXOWDGHVSUiFWLFDV\WHyULFDVGHODVOtQHDV
de pobreza es que siempre hay que tener en mente que la cantidad de personas
TXHVHFODVL¿FDQFRPRFDUHQWHVHVHOUHVXOWDGRGHXQSURFHVRFRPSOHMRDYHFHV
politizado y propenso a errores. Las estadísticas precisas sobre la pobreza que
presentan los gobiernos nacionales y las organizaciones internacionales a menudo
no son tan claras como cabría suponer.

82
/RVSUREOHPDVGHODVXQLGDGHV\ORVQLYHOHV

Incluso si las líneas de pobreza pudieran parecer más confusas que “claras”,
VHJXLUtDQ VLHQGR XQ SURFHGLPLHQWR UHODWLYDPHQWH VHQFLOOR SDUD LGHQWL¿FDU D ODV
personas individuales que son pobres, ¿cierto? Lamentablemente esta tarea tampoco
es tan sencilla. Si bien la preocupación por el sufrimiento de las personas suele
ser el motivo principal de la investigación sobre la pobreza, resulta problemático
REWHQHUGDWRVFRQ¿DEOHVVREUHODH[SHULHQFLDLQGLYLGXDOSXHVWRTXHODPD\RUSDUWH
de los datos recopilados se aplican a los hogares, no a los individuos. Por ejemplo,
en muchos países en proceso de desarrollo la información sobre el ingreso y el
acceso a saneamiento y agua potable suele medirse en términos de hogares, no
de individuos. En algunos hogares, el acceso de las personas a los recursos puede
estar restringido, lo cual limita las capacidades de los individuos. Las mujeres, por
ejemplo, pueden carecer por completo de derechos de propiedad sobre los bienes
del hogar, tales como semillas, herramientas o mobiliario. E incluso si los bienes
del hogar se distribuyen equitativamente dentro de la familia, hay otras cuestiones
que complican el panorama. Si se miden según su ingreso total o su consumo, las
familias grandes pueden tener niveles relativamente altos, pero si se calculan por
individuo, las cifras de ingreso pueden resultar muy bajas (Streeten, 1998).
$SDUWHGHOSUREOHPDXQLWDULRGHVLORVGDWRVVHUH¿HUHQDLQGLYLGXRVRDKRJDUHV
está también el problema de la recopilación de datos a nivel local, nacional o
global. La medición de la pobreza en el ámbito local es relativamente sencilla,
pues se basa en encuestas reales en las viviendas. Medir datos precisos a nivel
nacional puede resultar más difícil, puesto que implica la agregación de todos los
GDWRVORFDOHVORTXHLQHYLWDEOHPHQWHRFXOWDFLHUWDVYDULDFLRQHVRHVSHFL¿FLGDGHV
cuando se trata de elaborar un panorama de la pobreza del país en su conjunto. Por
último, dado que la obtención de datos sobre la cifra total de personas pobres en
el mundo está plagada de problemas metodológicos, resulta sumamente polémica.
En una sección posterior analizaremos esos problemas. El punto clave aquí vuelve
DVHUTXHLGHQWL¿FDUTXLpQHVVRQSREUHV\FyPRPHMRUDUVXVLWXDFLyQGHSREUH]D
resulta mucho más difícil de lo que parece.

/DPHGLFLyQGHOFRQVXPRYHUVXVODGHOLQJUHVR

La siguiente pregunta importante es cómo determinar con precisión cuáles


hogares o cuáles personas quedan por debajo del umbral de la pobreza. En los
países en desarrollo la principal manera de responder a esta pregunta es mediante
encuestas en los hogares para medir el consumo en vez de medir los ingresos.
(O FRQVXPR VH UH¿HUH DO XVR GH GLYHUVRV ELHQHV \ VHUYLFLRV TXH DEDUFDQ WRGR
desde la alimentación hasta el transporte. Al medir el consumo en vez del ingreso
se obtiene un panorama más preciso de las carencias, por varias razones. Para
empezar, el consumo que se hace en los hogares de esos bienes y servicios es
XQLQGLFDGRUPiV¿GHGLJQRGHVXQLYHOGHYLGDTXHODPHGLFLyQGHVXVLQJUHVRV

83
que son los que en realidad posibilitan ese consumo. Además, el ingreso es
PiVGLItFLOGHFDOFXODUVREUHWRGRHQORVSDtVHVPiVSREUHV3DUDLGHQWL¿FDUOD
pobreza, también es determinante tomar en cuenta la temporalidad: el ingreso de
las personas puede variar radicalmente de una estación a otra (por ejemplo, si es
temporada de cosecha), y también varía en el curso de los años (los años de sequía
perjudican las cosechas, y se reducen los ingresos). También puede ser difícil
evaluar los ingresos procedentes de la agricultura, sobre todo de la agricultura de
subsistencia (cuando la producción de la familia no entra al mercado). Por último,
los hogares pueden mostrarse más renuentes a informar con precisión sus ingresos
porque desean evitar los impuestos correspondientes (Sahn & Younger 2010). Por
todas esas razones la mayoría de los gobiernos de los países en desarrollo hacen
encuestas sobre el consumo en los hogares, y envían personal a las ciudades,
pueblos y caseríos para entrevistar a las familias sobre sus niveles de consumo.
La información sobre esos niveles le permite al gobierno establecer una línea de
SREUH]DHLGHQWL¿FDUTXLpQHVTXHGDQSRUGHEDMRGHHVHXPEUDO
Como es de esperarse, esas encuestas a los hogares terminan siendo meras
aproximaciones, debido a varias complicaciones en el consumo que reportan las
familias. Por ejemplo, una de las categorías de consumo que resulta difícil de
contabilizar en las encuestas concierne a bienes tales como la atención a la salud o
la escolarización. Esos bienes pueden aumentar el nivel de vida de una familia, pero
no siempre se toman en cuenta como consumo en sí. Del mismo modo, puesto que
los datos se recopilan mediante encuestas que piden a los entrevistados informar
de su consumo durante un cierto periodo, es posible que las personas no recuerden
con precisión cuál fue realmente su consumo. Hay otro problema importante que
WLHQHTXHYHUFRQHOFiOFXORLQVX¿FLHQWHRH[FHVLYRGHFLHUWRVJUXSRVGHSHUVRQDV
La evidencia indica que es menos probable que la gente más rica responda a esas
encuestas, y/o que no reporten la totalidad de su consumo o sus ingresos. También
podría resultar difícil tener acceso a los más pobres de los pobres, puesto que
TXL]iQRWHQJDQGRPLFLOLR¿MRRWDOYH]WHQJDQUD]RQHVSDUDHYLWDUHOFRQWDFWRFRQ
los empleados gubernamentales (Deaton 2010). El resultado de esos cómputos
sobreestimados o subestimados es que los investigadores obtienen una imagen
errónea de los niveles de ingreso y de consumo de un país o región, lo que puede
llevar a conclusiones equivocadas sobre el alcance y la profundidad de la pobreza
en ese país. Como ejemplo concreto de ello, se calcula que en los años previos
y subsiguientes al 2005 ese tipo de encuestas cubrió sólo al 71% de la población
de África subsahariana; si casi el 30% de la población quedó fuera de cómputo,
entonces los datos sobre el ingreso y el consumo podrían no ser representativos
(Anand, Segal & Stiglitz 2010).
La recopilación de datos precisos sobre la cantidad de personas pobres puede
verse entorpecida por otras cuestiones. Cuando se hacen encuestas en los hogares,
puede ser que cada país use un método distinto, y en ocasiones incluso dentro de
un mismo país los métodos de sondeo pueden variar de un año a otro. Además,
en muchos casos las encuestas no se hacen cada año, o al menos no se hacen con

84
el mismo sector poblacional año tras año. Ello da por resultado que los datos de
la encuesta no siempre sean comparables, ya sea entre los países o entre un año y
otro. Quizá no resulte fácil comparar el panorama de la pobreza en Uganda con
el de Papúa Nueva Guinea, meramente porque se usaron métodos distintos para
LGHQWL¿FDUDODSREODFLyQSREUH2WUDREMHFLyQDOUHVSHFWRHVTXHODVHQFXHVWDVD
los hogares, ya sea que midan el consumo o el ingreso, pueden pasar por alto otros
aspectos importantes de la pobreza, como por ejemplo, el sentir de las personas
sobre sus carencias relativas, sobre su estado de salud o sobre las desigualdades
en el hogar (Ravallion 2010). Aun así, las encuestas en los hogares se aplican
ampliamente, su metodología se sigue mejorando, y muchas veces resultan más
adecuadas para obtener una imagen de la pobreza que el otro método principal de
conocer las cifras de la pobreza, que es el de conteo nacional.
El método de conteo nacional mide datos macroeconómicos generales de todo
un país, lo que incluye la producción de bienes y servicios, los sueldos y salarios,
la redistribución de los ingresos a través de impuestos gubernamentales, y cómo
se gastan o se ahorran los ingresos. El conteo estadístico nacional tiene como
propósito medir el consumo, pero a menudo se ha comprobado que subestiman
el consumo en los países muy pobres y sobreestiman las tasas de crecimiento del
consumo promedio (Deaton 2010). Además, los economistas han observado que
va en aumento la disparidad entre el conteo de la pobreza al que se llega por la
vía de las encuestas a los hogares y los métodos de contabilidad nacional. Por
ejemplo, en el año 1950 en India esas dos mediciones produjeron estimaciones de
las cifras de pobreza que eran más o menos “paritarias”, pero más recientemente
los datos de las encuestas produjeron cifras de pobreza que sumaban la mitad
de las resultantes del conteo nacional (Deaton 2001). Esto sugiere que esos dos
métodos en realidad están contando cosas distintas, y por lo tanto dan respuestas
muy divergentes sobre quiénes son pobres. ¿Qué lecciones se pueden aprender
de esas complicaciones con las encuestas en los hogares y el conteo nacional? La
respuesta es que es indispensable entender de dónde proceden los datos sobre la
pobreza, cómo se obtuvieron esos datos y cuáles son las respectivas fortalezas (y
debilidades) de esos dos métodos. Y por último, es necesario consultar múltiples
fuentes para compilar un panorama estadístico más preciso sobre la pobreza.

0HGLFLRQHVPRQHWDULDVGHODSREUH]D

Cualquiera que sea la fuente de los datos, las mediciones que se apliquen para
GHVFULELUODSREUH]DGHSHQGHQHQSDUWHGHODGH¿QLFLyQHQVtGHODSREUH]D&RPR
YLPRVHQODLQWURGXFFLyQH[LVWHQGRVGH¿QLFLRQHVSULQFLSDOHVGHODSREUH]DTXH
HQ FRQMXQWR SXHGHQ FDSWDU XQ DPSOLR iPELWR GH OR TXH VLJQL¿FD VHU SREUH HO
enfoque monetario o de los ingresos y el enfoque desde las capacidades. Esos dos
enfoques tienen cada cual su propio rango de estadísticas para medir la pobreza.
Las mediciones monetarias son las que más se usan, en parte porque los datos
SDUDHVDVPHGLFLRQHVVRQUHODWLYDPHQWHDVHTXLEOHVORFXDOQRVLJQL¿FDTXHORV

85
datos de las mediciones monetarias estén exentos de problemas, como veremos
más adelante. Medir la pobreza de capacidades resulta más complicado, pero
en las décadas recientes se ha procurado idear métodos mejores para calcular
ODLQVX¿FLHQFLDGHFDSDFLGDGHV&RQVLGHUDUHPRVOD¿ORVRItDHQTXHVHEDVDQODV
mediciones de ambos enfoques, así como las mediciones en sí.
Las mediciones monetarias de la pobreza implican calcular a precios de
mercado el ingreso de la persona, su consumo y su producción, y calcular si esas
tres cosas juntas satisfacen las necesidades mínimas establecidas en el umbral
de pobreza. El enfoque monetario de la medición de la pobreza contiene varias
suposiciones importantes. La primera es suponer que mediciones tales como el
ingreso anual de una persona son el indicador mejor y más fácil para medir todo
tipo de privaciones que por lo general son más difíciles de medir. Por ejemplo,
si el ingreso de una persona está por debajo del 50% de la línea de pobreza de
la sociedad, entonces esa persona padece graves carencias en cuanto al ingreso
mínimo necesario para el bienestar elemental, y sufre grandes privaciones
de diversa índole. Por tanto, aun si otras mediciones tales como la salud y la
HGXFDFLyQ WDPELpQ UHVXOWDQ DSURSLDGDV VH D¿UPD TXH OD IDOWD GH LQJUHVRV HV OD
TXH UHSUHVHQWD ODV GH¿FLHQFLDV IXQGDPHQWDOHV 2WUDV GRV VXSRVLFLRQHV GH ODV
mediciones monetarias son la objetividad y la externalidad, que plantean que la
pobreza puede medirla objetivamente un observador externo, como podría ser
un investigador o un empleado del gobierno. En esas suposiciones no hay nada
LQWUtQVHFDPHQWHHUUyQHRSHURFRQWUDVWDQFRQODVLGHDVTXHD¿UPDQTXHODPHMRU
manera de medir objetivamente la pobreza es mediante las personas que la viven
en carne propia. En última instancia, las mediciones monetarias también dependen
GH XQ HQIRTXH LQGLYLGXDOLVWD TXH SUHVXSRQH TXH OD SREUH]D GHEH GH¿QLUVH FRQ
referencia a los individuos y no a los grupos (Stewart et al. 2007).
El indicador que más se usa para medir la pobreza sigue siendo el ingreso
monetario. Los niveles de ingresos medidos según el producto interno bruto
(PIB) per cápita presentan un panorama de los activos monetarios totales de
ODSREODFLyQGHXQSDtV$SDUWLUGHHVDVFLIUDVORVSDtVHVVXHOHQFODVL¿FDUVHHQ
categorías de ingresos bajos, medios-bajos, medios-altos y altos. (Véase en la
Tabla 3.1 la lista de países de ingresos más altos y más bajos). Las comparaciones
de ingresos entre países hay que convertirlas mediante una unidad de medición
estandarizada, de modo que el ingreso en la India se mida con la misma vara que
el ingreso en Paraguay. La unidad de medición más común es la paridad del poder
adquisitivo (PPA, o PPP por sus siglas en inglés), que es un modo de comparar los
precios y los ingresos entre países que tienen monedas diferentes; un dólar PPA
es una unidad monetaria estandarizada y universalmente comparable que permite
hacer comparaciones monetarias. Si bien el PIB muestra un panorama general del
desarrollo económico de un país y del ingreso individual promedio, una medición
diferente pone la pobreza en ceros. Esta es la estadística sobre el porcentaje de la
población que vive con 1.90 dólares o menos al día, y con 3.10 dólares o menos
DOGtD 9pDVHHO*Ui¿FR /DVFLIUDVSUHFLVDVKDQFDPELDGRFRQORVDxRV HO

86
extremo inferior ha subido de 1.08 a 1.25 a 1.90 dólares) pero esas mediciones son
importantes porque permiten comparar entre los países la cantidad de personas
que viven en la indigencia. Ofrecen una imagen global de la ubicación de las
personas más pobres. Por lo tanto, también sirven para llevar la atención de los
responsables políticos a la situación de las personas más pobres. Asimismo, la
sencillez de las líneas de pobreza situadas en 1.90 al día y 3.10 al día tienen un
poderoso efecto para crear consciencia y preocupación en el público en general
ante los problemas de la pobreza extrema. Las mediciones de los ingresos, como es
la línea de 1.90 dólares al día, son indicadores claros y fácilmente comprensibles
de privación, y tienen un propósito útil.

Cuadro 3.1 La comida como medida de la pobreza

¢4Xp WDQ ELHQ IXQFLRQD HO KDPEUH FRPR PHGLGD GH OD SREUH]D" +D\ YDULRV
hechos innegables: la gente necesita dinero para conseguir comida, y la gente
PiVSREUHHQORVSDtVHVPiVSREUHVWLHQGHDJDVWDUHQFRPLGDODPD\RUSDUWHGH
sus ingresos. Por tanto, puesto que la comida es indispensable para la vida, es
XQGHUHFKRKXPDQREiVLFR/DSRVLELOLGDGTXHWLHQHXQDSHUVRQDGHLQJHULUXQDV
2,100 calorías al día puede operar como indicador del acceso a los alimentos.
La conexión con el ingreso ocurre al calcular lo que cuesta en una determinada
VRFLHGDG DGTXLULU XQD FDQDVWD EiVLFD GH  FDORUtDV (VH HV HO FRVWR GH OD
subsistencia, la cantidad mínima de dinero que la gente necesita para conseguir
ODVFDORUtDVEiVLFDV8QDGH¿QLFLyQGHSREUH]DH[WUHPDHVXQKRJDUTXH
gasta en alimentos el 80% de sus ingresos, pero cuyos integrantes sólo reciben
el 80% de las calorías que necesitan. Aunque los alimentos o la ingesta calórica
VH XVDQ SDUD PHGLU OD SREUH]D EiVLFD WLHQHQ FLHUWDV LQVX¿FLHQFLDV SRU ODV TXH
no bastan como indicadores de pobreza. Por ejemplo, como ya se dijo, las 2,100
calorías pueden ser la cantidad mínima correcta para algunas personas, pero no
SDUDRWUDVGHSHQGLHQGRGHODHGDGHOJpQHUR\RWURVPXFKRVIDFWRUHVFRPRSRU
ejemplo, si la persona vive en un entorno rural o urbano (puesto que la población
FLWDGLQD WLHQGH D VHU PiV VHGHQWDULD QHFHVLWD PHQRV FDORUtDV  $VLPLVPR OD
LQJHVWDFDOyULFDWDPSRFRHTXLYDOHDQXWULFLyQHIHFWLYDXQDSHUVRQDSXHGHLQJHULU
VXV  FDORUtDV SHUR HVD FDQWLGDG TXL]i QR FRQWLHQH WRGRV ORV QXWULHQWHV
que la persona necesita. En términos de conceptualizar el bienestar, también
tenemos que reconocer que para la mayoría de las personas una buena vida
QRSUHVXSRQHVyORFDORUtDVEiVLFDVVLQRFLHUWDYDULHGDG\FDOLGDGGHDOLPHQWRV
5HVXOWD LQWHUHVDQWH REVHUYDU TXH D PHGLGD TXH ODV SHUVRQDV VH KDFHQ PiV
ricas, invierten menos proporción de sus ingresos en comida, y aunque pueden
WHQHUDOLPHQWRVVX¿FLHQWHVVLJXHQVLHQGRSREUHVHQHOFRQWH[WRGHVXVRFLHGDG
El hecho de que las líneas de la pobreza alimentaria pueden manipularse por
PRWLYRVSROtWLFRVíSDUDGHWHUPLQDUTXLpQHVREWLHQHQTXpíVLJQL¿FDTXHVLELHQHO
acceso a los alimentos puede ser un importante indicador de pobreza, lo ideal es
que se considere en conjunto con otros indicadores.

/RV GDWRV VREUH ORV LQJUHVRV WDPELpQ LQÀX\HQ HQ ODV PHGLFLRQHV GH OD
desigualdad. La desigualdad en los bienes o en los ingresos es un indicador de

87
carencia relativa. Por tanto, medir la desigualdad en los ingresos puede ofrecer
una valiosa perspectiva sobre la pobreza en un país. Amartya Sen señala que
la privación absoluta de capacidades suele depender de la privación relativa de
ingresos, y Andy Sumner nos recuerda que para entender la pobreza tenemos que
preguntarnos “¿quiénes obtienen qué?” (Sen 2006, Sumner 2012). Para responder
DHVDSUHJXQWDQRVYDOHPRVGHOFRH¿FLHQWH*LQL RtQGLFHGH*LQL TXHHVODPiV
prominente medición de la desigualdad en los ingresos. Esa medición calcula la
GLVWULEXFLyQHVWDGtVWLFDGHODULTXH]DHQXQSDtV7HyULFDPHQWHÀXFW~DGH GRQGH
la distribución de los ingresos sería completamente equitativa) a 100 (donde una
sola persona puede controlar todos los ingresos). En la práctica, los valores suelen
RVFLODUHQWUH\ YpDVHOD7DEOD 3RUHMHPSORVHJ~QHOFRH¿FLHQWH*LQL
Estados Unidos tiene un puntaje de 41, Canadá de 32.6 y México de 48.1. El
FRH¿FLHQWH*LQLSUHVHQWDYDULDFLRQHVíSRUHMHPSORVLHOFiOFXORVHKDFHDSDUWLU
GHFLIUDVVLQLPSXHVWRVRFRQLPSXHVWRVí\DGHPiVKD\RWUDVPHGLFLRQHVGHOD
desigualdad, como son el índice Atkinson o el índice Theil. Pero el que más se usa
es el índice Gini.

7DEOD/LVWDGHSDtVHVVHJ~Q3,% 33$ SHUFiSLWD


Rango Rango
País PPA $ País PPA $
mundial mundial
1 Qatar 132,099 176 Madagascar 1,462
2 Luxemburgo 98,987 177 Eritrea 1,297
3 Singapur 85,253 178 Guinea 1,214
4 Brunei 79,587 179 Mozambique 1,186
5 Kuwait 70,166 180 Malaui 1,124
6 Noruega 68,430 181 Níger 1,080
7 Emiratos
Árabes 67,617 182 Liberia 873
Unidos
8 San Marino 63,104 183 Burundi 818
9 República
Suiza 58,551 184 'HPRFUiWLFD 770
del Congo
10 Estados República
55,805 185 630
Unidos &HQWURDIULFDQD
Fuente: Datos del Fondo Monetario Internacional (2015)

88
3RUFHQWDMHGHSREODFLyQTXHYLYHFRQPHQRVGHGyODUHVDOGtD
Puesto que algunas observaciones del año 2013 no están disponibles, el mapa muestra los
datos disponibles más cercanos (del 2008 al 2013). [Our World in Data]

0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
100%
No hay datos

Origen de los datos: Pobreza – 3.10 dólares al día (PPA 2011).


OurWorldInData.org/world-poverty/ CC BY-SA
1RWD/RVLQJUHVRVSRUGtDVHDMXVWDQWRPDQGRHQFXHQWDODLQÀDFLyQHQHOWLHPSR\ODVGLIHUHQFLDVGH
precios entre países, y se expresan en dólares internacionales PPA de 2011.

*Ui¿FR3DtVHVVHJ~QSRUFHQWDMHGHSREODFLyQTXHYLYHFRQPHQRVGHGyODUHV33$DO
día

Cualquier persona que quiera estudiar la pobreza debe tener presentes las
críticas que se le hacen a la línea de pobreza de 1.90 dólares al día, así como a
otras mediciones de los ingresos. Las mediciones de ingresos muchas veces no
toman en consideración el impacto de los servicios públicos en el bienestar de
las personas, como son el acceso a agua potable o a atención médica. Además,
esas mediciones no dicen casi nada de cómo se usan esos ingresos. ¿Será que
las personas gastan sus ingresos en cosas que realmente mejoran su bienestar?
¢2HOGLQHURVHJDVWDHQGURJDVRDOFRKRORHQDUWtFXORVVXSHUÀXRVXRWUDVFRVDV
que no son necesarias para la supervivencia? En el ámbito del hogar, ¿se gasta
HTXLWDWLYDPHQWH HO LQJUHVR HQ EHQH¿FLR GH WRGDV ODV SHUVRQDV GH OD IDPLOLD R
sucede que las mujeres, las personas ancianas o los jóvenes no reciben lo debido?
Algunas personas, como son las ancianas y las enfermas, ¿realmente necesitan
ingresos desproporcionadamente mayores para alcanzar el bienestar que tienen
las personas más jóvenes o más saludables? (Alkire & Santos 2009). En general,
las mediciones de ingresos captan muy someramente las carencias en varias
dimensiones, como por ejemplo, en vivienda, alfabetización, esperanza de vida
o empoderamiento político. En realidad es muy posible que una persona o un

89
hogar tenga riqueza en términos de ingresos pero sea pobre en otras dimensiones
(Bourguignon & Chakravarty 2003).
Se cuestiona mucho también cómo se generan los datos sobre la PPA, por lo
FXDO HVWD PHGLFLyQ HQ JHQHUDO QR UHVXOWD PX\ FRQ¿DEOH 3RU HMHPSOR QR WRGRV
los gobiernos utilizan la misma metodología para recopilar los datos derivados
de la PPA, ni todos los gobiernos actualizan periódicamente esas cifras. En
ocasiones los gobiernos incluyen en sus cómputos datos que resultan irrelevantes
para la población pobre, como son los valores de los bienes raíces. También se
KDQ PRGL¿FDGR YDULDV YHFHV ODV IyUPXODV EiVLFDV FRQ ODV TXH VH FRPSXWDQ ODV
FRPSDUDFLRQHV JOREDOHV GH OD 33$ OR TXH VLJQL¿FD TXH ODV HVWDGtVWLFDV GH OD
PPA de 1995 no son estrictamente comparables con las de 2010. El resultado de
este racimo de controversias metodológicas es que los cálculos sobre la cantidad
de personas que viven en pobreza pueden mostrar oscilaciones extremas. Por
ejemplo, cuando se cambiaron los métodos de cálculo, el porcentaje estimado de
la población que vive por debajo del umbral de pobreza en África subsahariana
en 1993 saltó del 39 al 49%. Para América Latina descendió de 23.5 a 15%
(Deatonn 2001). Del mismo modo, dependiendo del método de cálculo que se
haya usado, las cifras estimadas del PIB per cápita de China en 1990 variaron de
1,300 a 2,695 dólares (Reddy & Pogge 2010). El índice Gini también es objeto de
críticas, muchas de las cuales emanan de problemas técnicos matemáticos (véase
por ejemplo Cowell 2011).

7DEOD  3DtVHV TXH PXHVWUDQ ORV tQGLFHV PD\RUHV \ PHQRUHV VHJ~Q HO
FRH¿FLHQWH*LQL
País *LQL  País *LQL 
'LQDPDUFD 24 Seychelles 65.8
Suecia 25 Comoras 64.3
Noruega 25.8 Namibia 63.9
Austria 26 6XGiIULFD 63.1
República Checa 26 Botsuana 61
Eslovaquia 26 +DLWt 59.2
Ucrania 26.4 Angola 58.6
Bielorrusia 26.5 +RQGXUDV 57.0
Finlandia 26.9 República 56.3
&HQWURDIULFDQD
$IJDQLVWiQ 27.8 Bolivia 56.3
Fuente: Datos del Banco Mundial (2014)

90
¿Qué hacer con estos problemas de las mediciones monetarias entre los países?
Primero, hay que reconocer que esas cifras siempre serán aproximaciones. Se
pueden obtener cifras más precisas a partir de datos que sólo son pertinentes en
el ámbito nacional (por ejemplo, los ingresos per cápita en un país determinado).
Sin embargo, sigue siendo útil comparar los niveles de ingresos de varios países.
Segundo, no olvidemos que las mediciones de ingresos son unidimensionales y no
multidimensionales; solamente captan uno de los posibles aspectos de la pobreza,
que es la carencia monetaria. Las líneas de pobreza de 1.90 y 3.10 dólares al
día tienen muchas fallas potenciales en sus cálculos técnicos y en su validez
empírica: en muchos países muy pobres que según las estadísticas tienen una
población que subsiste con menos de 1.90 dólares al día, dados los hechos en el
terreno, quienes tienen ese nivel de ingresos en realidad no podrían vivir. Aun así,
TXLHQHVGH¿HQGHQODOtQHDGHORVGyODUHVDOGtDDUJXPHQWDQTXHVLUYHFRPR
FRQFHSWRJHQHUDOSDUDLGHQWL¿FDUODSREUH]DH[WUHPD -RKQVWRQ <DXQTXH
los críticos señalan que las cifras de la PPA son una medición demasiado burda
que no muestra detalles de la vida de los pobres, sin duda se seguirá usando como
una aproximación burda pero útil.

Cuadro 3.2 ¿Cuánta gente pobre hay en el mundo?

Las controversias sobre las líneas de la pobreza, sobre las cuentas nacionales
versus las encuestas de consumo en los hogares, y sobre la línea de 1.90 dólares
DO GtD SXHGHQ UHVXOWDU GLItFLOHV GH HQWHQGHU SDUD TXLHQHV QR VRQ HFRQRPLVWDV
Pero las discrepancias sobre cómo medir la pobreza generan resultados
UHDOPHQWHLPSRUWDQWHV9HDPRVSRUHMHPSORODFXHVWLyQGHODFLIUDWRWDOPXQGLDO
de personas que se catalogan como extremadamente pobres porque viven por
GHEDMRGHODVOtQHDVDQWHULRUHVTXH¿MyHO%DQFR0XQGLDOSDUDPHGLUODSREUH]D
H[WUHPD6HJ~QORVFiOFXORVGHHVHEDQFRHQHQHODxRKDEtD
millardos de personas que vivían por debajo de la línea de un dólar al día (que
HUDPiVSUHFLVDPHQWHGyODUHVDOGtD 3RVWHULRUPHQWHHQHODxRVH
KL]RXQDUHYLVLyQGHHVRVFiOFXORVXVDQGRQXHYRVGDWRVORTXHGLRXQHVWLPDGR
de 1.089 millardos, según lo cual súbitamente unos 12 millones de personas
GHMDURQGHVHUSREUHV/XHJRHQVHKLFLHURQQXHYRVFiOFXORVSDUDPHGLUOD
pobreza del año 2005 usando una línea de 1.25 dólares al día, según los cuales
existían 1.4 millardos de personas que vivían por debajo de ese umbral. Así que
HQWRQFHVKDEtDXQRVPLOORQHVPiVGHSREUHVTXHHQOD~OWLPDHVWLPDFLyQ
6HJ~QXQDQiOLVLVTXHVHKL]RHQHOGHODSREODFLyQPXQGLDOHQHO
vivía por debajo de la línea de 1.25 dólares al día, lo que suma 1.289 millardos de
SHUVRQDV &KHQ 5DYDOOLRQ 
(O%DQFR0XQGLDOUHYLVDFRQWLQXDPHQWHVXVFLIUDVSHURRWURVLQYHVWLJDGRUHVKDQ
criticado las estadísticas del Banco Mundial por ser extremadamente imprecisas.
8QRGHORVFUtWLFRVPiVHQIiWLFRVHV6XUMLW%KDOODTXLHQDVHYHUDTXHFRQFiOFXORV
PiVSUHFLVRVHQHODxRVyORKDEtDHQUHDOLGDGPLOORQHVGHSHUVRQDV
por debajo de la línea de 1.08 dólares al día, y que en el año 2005 sólo había 456

91
PLOORQHVGHSHUVRQDVSRUGHEDMRGHHVHXPEUDO$SDUWLUGHHVDVFLIUDV%KDOOD
D¿UPDTXHHO2EMHWLYRGH'HVDUUROORGHO0LOHQLRGHUHGXFLUODSREUH]DH[WUHPDD
menos del 15% de la población mundial ya se había cumplido en el año 2005,
GLH] DxRV DQWHV GHO SOD]R HVWDEOHFLGR %KDOOD  $O RWUR ODGR GHO HVSHFWUR
5REHUW :DGHV DUJXPHQWD TXH GHELGR D XQD VDUWD GH SUREOHPDV íODV IXHQWHV
GHGDWRVQRVRQ¿DEOHVRORVFDPELRVHQORVPpWRGRVGHFiOFXORKDFHQTXHORV
datos DQXDOHVQRVHDQFRPSDUDEOHVHQWUHVtíUHVXOWDTXHHO%DQFR0XQGLDOHQ
realidad ha subestimado la cantidad de personas pobres en el mundo (Wade
  3HVH D OD YDOLGH] GH PXFKDV GH ODV FUtWLFDV VREUH VX PHWRGRORJtD ODV
estadísticas del Banco Mundial por lo general sientan la pauta y se consideran
³R¿FLDOHV´\QRVEDVDPRVHQHOODVHQHVWHOLEUR

/DPHGLFLyQGHODSREUH]DGHFDSDFLGDGHV

Aunque las mediciones monetarias puedan parecer un tanto simplistas, tienen


la ventaja obvia de que son relativamente fáciles de calcular y de entender. Son
una pauta muy útil para medir la pobreza. Las mediciones de capacidad, por otra
parte, ofrecen una imagen más matizada de la pobreza y el bienestar, pero son en
general más difíciles de calcular. Las mediciones de capacidad son más matizadas
porque buscan medir lo que realmente necesita una persona para vivir una vida
que pueda valorar. Por tanto, brindan una concepción más multidimensional
de la calidad de vida que la sola medición de los ingresos. También ponen
más atención que las mediciones monetarias a ciertos aspectos cualitativos del
bienestar. Por ejemplo, las mujeres que aprendieron a leer mediante un programa
de alfabetización en Pakistán quizá no hayan visto aumentos en sus ingresos o en
otros indicadores cuantitativos, pero podrían relatar que ha crecido su autoestima,
VXHPSRGHUDPLHQWR\VXDXWRQRPtD $ONLUH $XQVLHVGLItFLOFXDQWL¿FDUHVRV
UHVXOWDGRVSRVLWLYRVVRQYLWDOHVSDUDFRQFHSWXDOL]DUTXpVLJQL¿FDHOGHVDUUROOR\
cómo puede reducirse la pobreza.
/DVGL¿FXOWDGHVFRQODVPHGLFLRQHVGHFDSDFLGDGVRQGHtQGROHFRQFHSWXDO\
metodológica. En lo conceptual, un gran desafío es que los investigadores que
quieren medir los requisitos elementales para el bienestar tienen que determinar
primero cuáles son esos requisitos. Esto nos lleva de vuelta a la cuestión de cuáles
son las capacidades básicas, lo cual está sujeto a controversias y a variaciones
VRFLHWDOHV 2WUD GL¿FXOWDG FRQFHSWXDO \ PHWRGROyJLFD HV FyPR GH¿QLU ORV
LQGLFDGRUHV SDUD ODV FDSDFLGDGHV D ¿Q GH FXHQWDV ¢FyPR SXHGHQ PHGLUVH ODV
“libertades”, o la “libertad de elegir”, cuestiones ambas que el enfoque desde
las capacidades presenta como pauta para una vida aceptable? Más aún, ¿cómo
pueden medirse las capacidades logradas, es decir, los funcionamientos? Y hay
RWUDGL¿FXOWDGGLIHUHQWHVSREODFLRQHVUHTXHULUiQGLIHUHQWHVLQVXPRV UHFXUVRVR
bienes) para lograr el mismo nivel de funcionamientos. Recordemos que la edad,
el estado de salud, las características del entorno físico, las normas culturales

92
\ ORV UDVJRV VRFLHWDOHV íFRPR VRQ ODV MHUDUTXtDV \ ODV GLVSRVLFLRQHV SROtWLFDVí
pueden repercutir en la habilidad de una persona para convertir sus capacidades
HQIXQFLRQDPLHQWRV$XQFXDQGRVHLGHQWL¿TXHQLQGLFDGRUHVYiOLGRVSDUDPHGLU
las capacidades, la recopilación de datos puede resultar muy complicada, sobre
todo en los países más pobres. A veces las encuestas en los hogares pueden
arrojar datos sobre educación, mortalidad infantil y acceso a agua potable, pero
dado que el enfoque desde las capacidades enfatiza las libertades individuales,
en ocasiones esas estadísticas sobre los hogares han de convertirse para poder
aplicarlas a los individuos. Además, puesto que la mayoría de las estadísticas
que conciernen a las capacidades tienden a cambiar muy lentamente (como son
las tasas de alfabetización de adultos) puede ser difícil rastrear las tendencias de
mejoramiento o de declive.
Pese a tales objeciones, existen varios indicadores que ofrecen información muy
útil sobre la carencia de capacidades y la calidad de vida de la población en todo el
mundo. Las mediciones de salud son de las más poderosas. Una razón de ello es
que los estudios han demostrado que las mediciones de salud no están altamente
FRUUHODFLRQDGDV FRQ ORV LQJUHVRV OR TXH VLJQL¿FD TXH SXHGHQ FDSWDU DVSHFWRV
del bienestar que pasan desapercibidos en las mediciones monetarias (Sahn &
Younger 2010). La información que se percibe en las mediciones de salud suele
VHUPiVFRQ¿DEOHTXHODTXHVHGHULYDGHORVVRQGHRVGHFRQVXPRSXHVWRTXHODV
mediciones de salud se hacen por lo general a nivel individual, y usan medidas
casi universales, como son los kilogramos. Por eso, medir el peso y la estatura
de una niña con respecto a otras de su edad brinda una visión bastante sencilla
del desarrollo físico y la salud de esa niña. Otro indicador de funcionamientos
que se usa mucho son los logros educacionales. La idea es que la escolarización
empodera a la gente al brindarle conocimientos que son aplicables al tipo de vida
que quieren llevar, y que la capacidad para educarse puede medirse mediante los
resultados de funcionamiento, como son las tasas de alfabetización.
Una comprensión de la pobreza basada en la capacidad ha inspirado varias
mediciones que combinan múltiples indicadores en un “índice de mediciones”
más amplio. Ese índice de mediciones incluye el Índice de Desarrollo Humano
(IDH), varios índices de medidas concernientes al género y el Índice de Pobreza
Multidimensional. Los investigadores del Programa de Desarrollo de Naciones
Unidas idearon el IDH para combinar indicadores económicos y sociales que
son relevantes para “ampliar las opciones de las personas” y para poder hacer
comparaciones entre países (UNDP 2007). El propósito del IDH es medir el logro
general de una sociedad en cuanto a su bienestar. Lo componen medidas tales
como la esperanza de vida al nacer, un indicador de “conocimiento” que mide
el promedio de años de escolaridad y la expectativa de escolaridad expresada en
años, además del ingreso nacional bruto per cápita medido en dólares PPA. Véase
la Tabla 3.3.

93
7DEOD(MHPSORVGHLQGLFDGRUHVGHGHVDUUROORKXPDQR
Algunos indicadores clave de
Algunos indicadores clave de salud
educación
7DVDVGHGHVQXWULFLyQLQIDQWLO 7DVD QHWD GH PDWULFXODFLyQ HQ
enseñanza primaria y secundaria
7DVD GH PRUWDOLGDG LQIDQWLO WDVD GH Proporción de alumnos en 1er grado
mortalidad en menores de 5 años que llegan a 5° grado
7DVDGHPRUWDOLGDGHQDGXOWRV 7DVDGHDOIDEHWL]DFLyQHQDGXOWRV

7DVDGHPRUWDOLGDGPDWHUQD Mediciones de resultados de


aprendizaje, como tasa de aprobación
GHH[iPHQHVHVWDQGDUL]DGRV
3UHYDOHQFLDGH9,+VLGD Promedio de años de escolaridad
DGXOWRV
Proporción de la población en riesgo Expectativa de años de escolaridad
de malaria; tasas de mortalidad QLxRV\QLxDV
asociadas a la malaria
Prevalencia de tuberculosis; tasas de Cociente de niñas y niños en
mortalidad asociada a tuberculosis educación primaria, secundaria y
terciaria
Porcentaje de población sin acceso Gasto público en educación como
DXQDIXHQWHGHDJXDPHMRUDGD porcentaje del PIB
Porcentaje de población sin acceso
a instalaciones sanitarias mejoradas

El Índice de Desarrollo de Género, el Índice de Desigualdad de Género y el


Índice de Brecha Global de Género se han diseñado para captar importantes
aspectos que no se perciben con el IDH. El Índice de Desarrollo de Género
(IDG) consiste en indicadores que comparan a hombres y mujeres en cuanto a
esperanza de vida, educación e ingresos percibidos. El Índice de Desigualdad
de Género mide la pérdida de logros causados por la desigualdad de género en
las dimensiones de la salud, el empoderamiento y la participación en el mercado
laboral. El Índice de Brecha Global de Género mide las disparidades de género
en cuanto al acceso a recursos y oportunidades. Incorpora indicadores de la salud
y la supervivencia de las mujeres, además de otros como son la proporción de
mujeres que participan en el mercado laboral y la proporción de mujeres que
RFXSDQHVFDxRVHQHO3DUODPHQWR(O*Ui¿FRPXHVWUDHOSXQWDMHGHORVSDtVHV
en el Índice de Desigualdad de Género. Existen otros índices compilados a partir
de algunos de esos mismos datos, como es el IDH ajustado según la desigualdad.

94
Parte del atractivo de esos índices de mediciones consiste en que al combinar
varios de esos indicadores se obtiene una imagen más coherente del desarrollo
humano que resulta de fácil comprensión para los responsables de las políticas y
para el público en general.
Como era de esperarse, algunos autores consideran que es problemática la
idea de combinar indicadores en un índice como ese. Una de las razones es que
los indicadores a menudo están muy correlacionados entre sí. Así por ejemplo,
a menos que la metodología sea muy esmerada, una persona iletrada con una
esperanza de vida inferior a 40 años podría ser contabilizada por partida doble, lo
que distorsionaría la medición (Bibi 2005). El peso respectivo de los indicadores
(es decir, su importancia en el cálculo del índice global) también se considera
arbitrario, y ello se achaca a que se han omitido muchos otros indicadores de
desarrollo humano. El Índice de Desarrollo Humano no aborda áreas que podrían
ser relevantes para las capacidades básicas, como son las libertades políticas, la
justicia y la equidad, la seguridad personal, la ecología y la sostenibilidad, así
como otros derechos humanos fundamentales (Streeten 1998). También existe
cierto riesgo en esos índices de que, al conceder demasiada relevancia a los
indicadores de salud y educación, resulte que la salud y la educación vengan
D GH¿QLU LQDGHFXDGDPHQWH HO GHVDUUROOR KXPDQR HQ GHVPHGUR GH ODV RWUDV
dimensiones, como son por ejemplo las contenidas en la lista de las capacidades
básicas que presentamos en la Introducción. Así pues, reiteramos que esos
índices de mediciones deben considerarse como meras aproximaciones, puesto
que ofrecen una visión convincente pero parcial del desarrollo humano a nivel
nacional, pero no a nivel de las personas.

7DEOD/LVWDGHSDtVHVVHJ~QVXSXQWDMHHQHOËQGLFHGH'HVDUUROOR+XPDQR

Posición País 3XQWDMH,'+ P o s i c i ó n País Puntaje


HQHO,'+ HQ HO ,'+ ,'+
global global
1 Noruega .944 179 Mali .419

2 Australia .935 180 Mozambique .416

3 Suiza .930 181 Sierra Leona .413

4 'LQDPDUFD .923 182 Guinea .411

5 Países .922 183 Burkina Faso .402


Bajos
6 Alemania .916 184 Burundi .400

 HPSDWH Irlanda .916 185 Chad .392

95
8 Estados .915 186 Eritrea .391
Unidos
9 &DQDGi .913 187 República .350
&HQWURDIULFDQD
 HPSDWH Nueva .913 188 Níger .348
Zelanda
Fuente: Datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2015)

ËQGLFHGH'HVLJXDOGDGGH*pQHUR ,JXDOGDG 

ËQGLFHGH'HVLJXDOGDG
de Género
(Igualdad = 1.0

0.85 - 0.90
0.80 - 0.85
0.75 - 0.80
0.70 - 0.75
0.65 - 0.70
0.60 - 0.65
0.55 - 0.60
0.50 - 0.55
No hay datos

'DWRVGHODxR
Datos del año 2014

*Ui¿FR3DtVHVVHJ~QVXSXQWDMHHQHOËQGLFHGH'HVLJXDOGDGGH*pQHUR

3DUD UHVSRQGHU D DOJXQDV GH ODV GL¿FXOWDGHV FRQ OD PHGLFLyQ GH OD SREUH]D
según las capacidades, así como a las limitaciones de otros índices de medición,
se ha desarrollado un índice muy prometedor y relativamente nuevo: el Índice de
Pobreza Multidimensional (IPM), elaborado principalmente por los académicos
Sabina Alkire y James Foster. Esta medición se enfoca deliberadamente en
OD SREUH]D íQR HQ HO GHVDUUROOR QL HQ HO HPSRGHUDPLHQWR QL HQ HO LQJUHVRí H
incluye indicadores para medir carencias múltiples y simultáneas. Como dicen
Alkire y Foster: “Cuando la gente pobre describe su situación [. . .], parte de su
descripción suele narrar las múltiples desventajas que asolan su vida al mismo
tiempo. La desnutrición va unida al desempleo, el agua hay que acarrearla desde
XQD ]RQD GRQGH OD YLROHQFLD HV KDELWXDO R ORV VHUYLFLRV VRQ GH¿FLHQWHV \ ORV
ingresos escasos” (Alkire & Foster 2011: 13, traducción nuestra). El Índice de
Pobreza Multidimensional también se basa explícitamente en el enfoque desde las

96
FDSDFLGDGHVORVLQGLFDGRUHVUHÀHMDQORVIXQFLRQDPLHQWRVSRUWDQWRORVSXQWDMHV
bajos en los indicadores equivalen a estados de “falta de libertad” (Alkire & Santos
2013). Otra ventaja del IPM es que permite hacer análisis mucho más sutiles que
el IDH o el Índice de Pobreza Humana (que es el que se usaba antes del IPM). Por
HMHPSORORVGDWRVTXHVHFRPSXWDQHQHO,30SHUPLWHQLGHQWL¿FDUTXLpQHVVRQ
pobres, ya se trate de individuos o de grupos, dónde está la gente pobre, según
región o localidad, cómo es su pobreza según las privaciones que padecen, y qué
tan intensa es su pobreza según la cantidad de sus carencias.
Los indicadores del IPM permiten hacer comparaciones entre países así como
PRGL¿FDFLRQHV HVSHFt¿FDV GH FDGD SDtV (O GHVJORVH GH ODV GLPHQVLRQHV \ ORV
LQGLFDGRUHV GH OD SREUH]D VH PXHVWUD HQ HO *Ui¿FR  8QD SHUVRQD VH GH¿QH
como pobre multidimensional si sufre carencias en un tercio de esos indicadores
ponderados (Alkire & Sumner 2013). La Tabla 3.4 muestra una lista de los
países donde la pobreza multidimensional es más aguda. Las ponderaciones y
ORV XPEUDOHV GH SREUH]D SXHGHQ DMXVWDUVH SDUD DSOLFDUORV D SDtVHV HVSHFt¿FRV
3RUHMHPSOR0p[LFRKDHPSH]DGRDDGDSWDUHO,30SDUDLGHQWL¿FDU\PHGLUOD
pobreza según sus propias políticas nacionales. En la aplicación que hace México,
XQDSHUVRQDVHGH¿QHFRPRPXOWLGLPHQVLRQDOPHQWHSREUHVHJ~QODVSULYDFLRQHV
en uno de los varios indicadores: acceso a atención médica, acceso a seguridad
social, servicios básicos en los hogares y calidad de la vivienda. En lo que toca al
acceso a la seguridad social, una persona queda por debajo del umbral de pobreza
si no recibe servicios médicos a través de una red pública, voluntaria o familiar. En
cuanto a los servicios básicos, el umbral de pobreza consiste en carecer de acceso
a agua potable o agua corriente, al servicio público de alcantarillado o a una red
de suministro eléctrico. Un análisis de los datos de 2010 reveló que el 46.2%
de la población de México (es decir, 52 millones de personas de una población
total de unos 112 millones) padecían pobreza multidimensional, y en promedio
esos 52 millones de personas sufrían privaciones en el 2.5 de los indicadores
(Oxford Poverty and Human Development Initiative, OPHI, 2013). Igual que las
mediciones que hemos analizado antes, el IPM no basta por sí solo. Debido a que
su uso se sigue expandiendo y todavía se trabajan cuestiones metodológicas de
cálculo y recopilación de datos, lo mejor es usarlo como complemento de otras
mediciones (de ingresos y otras).

(YDOXDFLRQHVSDUWLFLSDWLYDVGHODSREUH]D

(O~OWLPRHQIRTXHTXHYDPRVDFRQVLGHUDUSDUDPHGLUODSREUH]DGL¿HUHPXFKR
de los anteriores en tanto que para hacer comparaciones entre países no se basa
principalmente en las estadísticas. Otro rasgo importante es que este enfoque no
enuncia mediciones ostensiblemente objetivas de observadores externos, sino que
PiVELHQVHEDVDHQJUXSRVGHSHUVRQDV SRUORJHQHUDOSREUHV TXHGH¿QHQOD
pobreza en el contexto de su propia comunidad. El propósito es entender cómo las
SHUVRQDVSREUHVGH¿QHQVXEMHWLYDPHQWHODSREUH]D

97
Diez indicadores

Salud Nutrición

0RUWDOLGDGLQIDQWLO

7Ues Años de escolaridad


dimensiones Educación
de la pobreza Asistencia a la escuela

Combustible para cocinar


Saneamiento
Calidad Agua
Electricidad
de vida Suelo
Bienes

*Ui¿FR&RPSRQHQWHVGHOËQGLFHGH3REUH]D0XOWLGLPHQVLRQDO
Fuente: Oxford Poverty and Human Development Initiative (OPHI).

7DEOD  /RV GLH] SDtVHV FRQ PD\RU SXQWDMH HQ HO ËQGLFH GH 3REUH]D
Multidimensional
País Puntaje IPM % población Intensidad de las
en pobreza privaciones
multidimensional (% promedio de
las privaciones
SRQGHUDGDV 
Níger .605 89.3 67.7
Etiopía .564 87.3 64.6
6XGiQGHO6XU .557 91.1 61.2
Chad .554 87.2 63.5
Burkina Faso .535 84.0 63.7
Somalia .514 81.2 63.3
Sierra Leona .464 81.0 57.3
Guinea-Bissau .462 77.5 59.6
Guinea .459 75.1 61.1
Mali .457 77.7 58.9
Fuente: Oxford Poverty and Human Development Initiative (2015), /www.ophi.org.uk/
multidimensional-povertyindex/mpi-2015/

98
En lo que se conoce como evaluaciones participativas de la pobreza (EPP, a veces
también llamadas diagnósticos rurales participativos), el aspecto participativo
FRQVLVWHHQTXHXQJUXSRGHSHUVRQDVVHUH~QHQSDUDKDEODUVREUHODVGH¿QLFLRQHV
GHODSREUH]DFyPRVHLGHQWL¿FDODFDUHQFLD\TXLpQHVVHYHQSULYDGRVGHTXp
maneras. Las EPP pueden cumplir una función vital en el enfoque desde las
capacidades, puesto que brindan información sobre las capacidades o las libertades
que las personas consideran “fundamentales”, y cuáles serían sus umbrales
mínimos para vivir una vida adecuada. Estas evaluaciones participativas, además
GHRIUHFHUDODVSHUVRQDVH[WHUQDVXQDYLVLyQGHORTXHODFRPXQLGDGGH¿QHFRPR
pobreza, cumplen también otras funciones: promueven la autodeterminación,
el empoderamiento y la cooperación grupal (Laderchi 2001). Dado que ayudan
D SRQHU GH UHOLHYH ODV SUHRFXSDFLRQHV HVSHFt¿FDV R ODV SULRULGDGHV GH OD JHQWH
pobre, las EPP son también un importante instrumento político para los programas
de los gobiernos o de las ONG. Las evidencias indican que a menudo las EPP
QR LGHQWL¿FDQ FRPR SREUHV D ODV PLVPDV SHUVRQDV TXH VHJ~Q ODV PHGLFLRQHV
monetarias sí se catalogan como tales.
Por supuesto, las EPP también tienen sus limitaciones, igual que las otras
formas de medir la pobreza. Debido a que son investigación cualitativa, puede ser
difícil usar sus resultados para comparar el desarrollo entre una y otra sociedad,
o para análisis econométricos. Además, los investigadores han encontrado que
a veces esas evaluaciones participativas pueden resultar distorsionadas cuando
los participantes piensan que a resultas de ello pueden recibir algún bien (sea
alimentos, atención médica o alguna otra cosa). Por ejemplo, puede suceder
que más personas declaren que son pobres con la esperanza de recibir ayuda.
En esencia, la gente suele ser tendenciosa cuando se enfoca su propia situación.
Aunque los informes subjetivos forman parte de la lógica de las EPP, casi siempre
conllevan alguna evaluación o síntesis posterior a cargo de un investigador externo.
El trabajo de los investigadores externos debe diseñarse con mucho cuidado para
evitar problemas metodológicos y escollos éticos en la relación con la comunidad.
Por lo demás, tampoco hay garantía de que quienes realmente participan en
esas evaluaciones sean las personas más representativas de la pobreza en esa
comunidad; y ciertamente es muy posible que la gente más marginada quede
excluida (Norton et al. 2001).
Aun así, las EPP son valiosas en tanto que permiten obtener una imagen de
la pobreza vista desde la base que puede diferir de la que se obtiene con otras
mediciones. Por ejemplo, los resultados de varias EPP han mostrado que los ingresos
no suelen ser la principal preocupación, sino que lo son otras consideraciones
tales como la seguridad y la autoestima. La gente valora una amplia variedad de
cosas que quizá no se puedan captar mediante mediciones monetarias. Esas cosas
pueden ser libertad para elegir empleos y medios de subsistencia; sentirse a salvo de
persecución, humillación, violencia y explotación; posibilidad de participar en los
procesos decisorios; y posibilidad de participar y preservar los valores culturales
tradicionales (Streeten 1998). En la investigación que hicieron Clark y Qizilbash

99
HQ6XGiIULFDODJHQWHGHODVFRPXQLGDGHVSREUHVLGHQWL¿FyHVWRVGLH]HOHPHQWRV
esenciales para la vida según su orden de importancia: vivienda/albergue,
alimentos, agua potable, trabajo/empleo, dinero/ingresos, vestimenta, educación/
escuelas, salud y asistencia sanitaria, electricidad/energía y seguridad/protección
(Clark & Qizilbash 2005). Una investigación que se hizo en Laos documentó que
las tribulaciones de los lugareños eran crisis ocasionadas por pérdida de cosechas
a resultas del mal tiempo, de las plagas y de la degradación de los suelos. Esas
crisis tendían a causar escasez alimentaria, además de crisis humanas tales como
enfermedades, alcoholismo o muerte, lo que a su vez ocasionaba escasez de mano
GHREUD\UHGXFFLyQGHORVLQJUHVRV/D(33WDPELpQLGHQWL¿FySUREOHPDVMXUtGLFRV
o políticos conducentes a una explotación insostenible de los recursos naturales,
lo que a su vez perjudica de otras maneras la seguridad de la gente (Action Aid
 /DVHULHGHSXEOLFDFLRQHVGHO%DQFR0XQGLDOíWLWXODGDV&RQVXOWDVFRQORV
SREUHVíIXHXQSUR\HFWRPRQXPHQWDOGH(33TXHLPSOLFyHQWUHYLVWDVD
personas en 200 comunidades de 25 países. En el cuadro siguiente presentamos
una muy breve selección de los resultados de ese proyecto.

Cuadro 3.3 Consultas con los pobres - Resultados de la EPP efectuada por
el Banco Mundial

'HODVFDVLHQWUHYLVWDVUHDOL]DGDVHOHTXLSRGHO%DQFR0XQGLDOVLQWHWL]y
FLQFRGLPHQVLRQHVLQWHUFRQHFWDGDVGHELHQHVWDUTXHIXHURQLGHQWL¿FDGDVSRUOD
población pobre.
• %LHQHVWDU PDWHULDO 'H¿QLGR SRU XQD SHUVRQD GH (FXDGRU FRPR ³8Q
medio de vida que te permite vivir”.
• %LHQHVWDUItVLFR/DSULYDFLyQDHVWHUHVSHFWRODGHVFULELyDVtXQDQFLDQR
en Egipto: “Cuando mis hijos tenían hambre yo les decía que el arroz se
estaba cocinando, hasta que se quedaban dormidos de hambre”.
• /LEHUWDG GH DFFLyQ \ GH VHOHFFLyQ (Q %UDVLO XQD PXMHU SREUH GH¿QLy
así la libertad: “Una persona rica es la que dice ‘Voy a hacer esto’, y
lo hace. En cambio, un pobre no cumple sus deseos ni desarrolla sus
capacidades”.
• 6HJXULGDG3DUDXQDSHUVRQDGH5XVLDVLJQL¿FD³1RWHQHUPLHGRWRGR
el tiempo”.
• Bienestar social: En Ghana, una persona dijo: “Lo que mata al leproso
no es la lepra ni la pobreza, sino la soledad”.
(O HTXLSR GHO %DQFR 0XQGLDO LGHQWL¿Fy WDPELpQ FLQFR SUREOHPDV SHUVLVWHQWHV
y transversales que atrapan a las personas en la pobreza: la corrupción, la
violencia, la impotencia, la debilidad y la subsistencia escueta. En Bulgaria una
SHUVRQDD¿UPyTXH³ODFRUUXSFLyQHVWiSUiFWLFDPHQWHHQWRGDVSDUWHV´\RWUDHQ
8]EHNLVWiQVHTXHMDEDGHTXH³ODSROLFtDVHKDYXHOWRHOJDUURWHGHORVULFRVSDUD
golpear a la gente sencilla”. La gente deploraba la violencia en la sociedad y en el
hogar: “A las mujeres las golpean por cualquier motivo, como que no tuvo listo el
DOPXHU]RRODFHQDGHOPDULGR´GLMRXQDSHUVRQDHQ(WLRStD/DIDOWDGHVHJXULGDG

100
WDPELpQ FRQFLHUQH D ODV FRQGLFLRQHV EiVLFDV GH YLGD XQD PXMHU HQ %UDVLO VH
ODPHQWDEDGHTXH³ODVDJXDVQHJUDVSDVDQIUHQWHDODSXHUWDGHODFDVD\FXDQGR
llueve, se mete el agua a la casa [. . .] y los desperdicios traen ratas, cucarachas,
arañas, y hasta serpientes y escorpiones”. Las EPP demostraron que en todo el
mundo la gente pobre se siente de ordinario ignorada por el gobierno y por las
21*(VDLPSRWHQFLDODGH¿QLyDVtXQKRPEUHHQ1LJHULD³6LXQRTXLHUHKDFHU
DOJR\QRWLHQHHOSRGHUSDUDKDFHUORHVRHVSREUH]D´ 1DUD\DQHWDO 

¢4XpWDQWRVHVXSHUSRQHQHQWUHVtHVDVPHGLFLRQHV"

Tras haber sondeado una diversidad de mediciones de la pobreza, así como sus
respectivas ventajas y desventajas, resulta natural preguntarse cómo se relacionan
HQWUHVtHVDVPHGLFLRQHV<HQFRQFUHWR¢WRGDVLGHQWL¿FDQFRPRSREUHVDODVPLVPDV
SHUVRQDV"(QDUDVGHODVHQFLOOH]VHUtDEXHQRTXHODUHVSXHVWDIXHVHD¿UPDWLYD
pero en realidad el panorama es variopinto, y en última instancia, hay muchas
maneras para que no se superpongan entre sí las mediciones. Varios estudios
han determinado que las mediciones del desarrollo monetario y humano a veces
se superponen, pero muchas veces no (véase Stewart et al. 2007, Bourguignon
HWDO 2008). A nivel nacional, por ejemplo, un país podría haber hecho grandes
progresos al eliminar aspectos de la pobreza que inciden en la salud, como es la
prevalencia de la malaria, pero dado que no mostró incremento en los ingresos, se
OHVLJXHFODVL¿FDQGRFRPRSREUHVHJ~QODVPHGLFLRQHVPRQHWDULDV(QHOiPELWR
individual, volvamos a considerar el ejemplo con el que abrimos este capítulo: en
Zimbabue, Aneni no sería catalogada como pobre en términos de sus ingresos,
pero padece varias privaciones graves en cuanto a salud y educación, y en su
propio hogar carece de autonomía y de varios derechos fundamentales. Así pues,
¿podemos decir que es realmente pobre? Un enfoque, conocido como el enfoque
de la “unión”, diría que si ella tiene privaciones en FXDOTXLHUGLPHQVLyQí\DVHD
HQLQJUHVRVRVDOXGRHGXFDFLyQRGHUHFKRVSRUHMHPSORíHQWRQFHVVtHOODHV
SREUH3HURRWURSODQWHDPLHQWRíHOHQIRTXHGHODLQWHUVHFFLyQíGLUtDTXHHOODHV
pobre si sufre privaciones en todas las dimensiones, por tanto, en los ingresos y
en la salud, y en la educación y en los derechos (Atkinson 2003). El problema es
TXHTXL]iHVRVGRVHQIRTXHVQRLGHQWL¿TXHQFRPRSREUHVDODVPLVPDVSHUVRQDV
Como ejemplo de ello, un estudio encontró que en India el 97% de la población
era pobre según el enfoque de la unión, pero según el enfoque de la intersección
resultaba que sólo 0.1% de la población era pobre (Alkire & Seth 2009).
(VWR QR VLJQL¿FD TXH QXQFD KD\ VXSHUSRVLFLRQHV R WUDVODSHV HQWUH ODV
mediciones; a veces los hay, pero no muy marcados. El traslape débil conduce a
casos sorprendentes, como es el de Nicaragua, que logró un puntaje relativamente
favorable al ocupar el puesto 18 en el Índice de Pobreza Humana (IPH), pero

101
donde el 80% de la población estaba viviendo por debajo de la línea de dos dólares
al día. Sudáfrica tenía el problema opuesto, con un IPH relativamente alto, de
31.7, pero sólo el 23.8% de la población vivía con menos de dos dólares al día.
Otra demostración de que las diferentes fuentes de datos pueden complicar más
el análisis: un estudio reveló que el 11% de la población de Sudáfrica era pobre
en términos de ingresos y el 11% era pobre según el IPM, pero sólo el 3% de la
población era pobre según ambas mediciones. Es evidente que hay discordancias
entre esos datos y los indicadores (Alkire & Sumner 2013). Cuba es otro ejemplo
FOiVLFRGHXQSDtVFRQXQ3,%SHUFiSLWDGHGyODUHVíSRUGHEDMRGHOSURPHGLR
PXQGLDOíSHURFRQFLIUDVUHODWLYDPHQWHIXHUWHVHQPDWHULDGHVDOXG\HGXFDFLyQ
OR TXH OH GLR HQ HO DxR  XQ SXQWDMH HQ HO ,30 GH  OR TXH VH FODVL¿FD
como alto y por encima del promedio mundial. Al hacer comparación entre
SDtVHVFRPR$UDELD6DXGLWD\8UXJXD\WDPELpQVHFRPSOLFDQODVGH¿QLFLRQHVGH
bienestar: Arabia Saudita tiene un PIB per cápita mucho mayor que el de Uruguay,
pero Uruguay tiene un puntaje mucho más alto en los indicadores de desarrollo
humano, es decir, en alfabetización de adultos, esperanza de vida, mortalidad
infantil y derechos políticos (Alkire & Deneulin 2009).

&RQFOXVLyQ

Dada la intimidante complejidad en muchos países en desarrollo para lograr


mediciones precisas de los ingresos de las personas, así como la vertiginosa
profusión de formas de medir la pobreza, ¿cuál es la forma más sensata de avanzar?
5HFRUGHPRVORVREMHWLYRVIXQGDPHQWDOHVGHODPHGLFLyQGHODSREUH]DLGHQWL¿FDU
a la población necesitada, determinar en qué áreas padecen privaciones, y hacer
un seguimiento del avance de las políticas para su ayuda. El hecho cierto es que
QLQJXQDOtQHDJOREDOGHSREUH]DQRVGDUiXQDLPDJHQ¿DEOHGHODSREUH]DHQWRGR
HOPXQGR$¿QGHFXHQWDVODVFLUFXQVWDQFLDVGHODSREUH]DVRQPX\HVSHFt¿FDV
de cada país y cada sociedad, lo que no permite establecer mediciones únicas
TXH UHVXOWHQ FRQ¿DEOHV < DVLPLVPR XQ tQGLFH GH OD YDULHGDG GH PHGLFLRQHV
de la pobreza no nos da un panorama completo. No todas las privaciones son
importantes en todas las situaciones. Recordemos también una de nuestras cuatro
premisas fundamentales: la pobreza es multidimensional.
Por lo tanto, lo más sensato es consultar varias mediciones diferentes de la
SREUH]D FRQFHUQLHQWHV D VRFLHGDGHV HVSHFt¿FDV SDUD H[DPLQDU OD SULYDFLyQ
mediante varios indicadores. Las mediciones deben abarcar múltiples dimensiones,
como ingresos, salud, educación y empoderamiento, o situación laboral, calidad
de la vivienda, seguridad personal y mediciones subjetivas de bienestar. Esas
PHGLFLRQHVGHEHQLQFOXLUGDWRVFXDOLWDWLYRV\FXDQWLWDWLYRVíHVWDGtVWLFRVSHUROR
ideal es que también se hagan entrevistas, análisis participativos y etnografías.
Además, un análisis más integral no se limitará a la pobreza, sino que también
examinará indicadores de desigualdad (como son el índice de Gini y el Índice
de Desigualdad de Género), e indicadores de calidad de vida (como es el Índice

102
de Desarrollo Humano). No cabe esperar que siendo diferentes las mediciones
se obtenga una respuesta cohesiva. Y no debemos olvidar que esas mediciones
son relevantes para la vida de las personas. Las mediciones son sólo una parte
del proceso de entender las razones sociales, políticas, económicas y culturales
por las cuales la gente es pobre, y el entendimiento debe conducir a la acción. El
SURSyVLWRPiVLPSRUWDQWHGHPHGLUODSREUH]DHVLGHQWL¿FDUDODSREODFLyQTXH
necesita ayuda, y luego encontrar las maneras de aliviar su sufrimiento.
Esta visión multidimensional de la pobreza, la necesidad de consultar diversas
mediciones, y el uso de esas mediciones para impulsar políticas en favor de los
pobres son la base de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que se
aplicaron durante 2000-2015, y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se
aplican para 2015-2030. Los ODM abarcaban ocho grandes metas que se medían
con varios indicadores. Por ejemplo, la meta 1 era “erradicar la pobreza extrema
y el hambre”; la meta 2 era “lograr la enseñanza primaria universal”; y la meta
3 era “promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer”. Este
impulso de desarrollo no logró cumplir muchos de sus propósitos, pero aun así
tuvo un progreso considerable. En 1990, el 47% de la población mundial vivía con
menos de 1.25 dólares al día. En 2015 esa cifra era del 14%. En ese mismo lapso,
la proporción de personas subalimentadas descendió de 23.3 a 12.9%, aunque ese
resultado no bastó para cumplir el objetivo de reducir a la mitad la proporción de
personas que padecen hambre. Se hicieron también grandes progresos en materia
GHHGXFDFLyQíODWDVDQHWDGHPDWULFXODFLyQHQHGXFDFLyQSULPDULDDVFHQGLyGHO
HQHODxRDOHQHOíSHURDXQDVtQRVHORJUyODHQVHxDQ]D
primaria universal. La mortalidad infantil y la mortalidad materna descendieron a
la mitad, y en materia de empoderamiento de género, casi se duplicó la proporción
de mujeres en el Parlamento. Sin embargo, en esas áreas no se logró cumplir los
objetivos. Pero algunos sí se cumplieron: se redujo a la mitad la incidencia y la
mortalidad causadas por la malaria, y también se redujo a la mitad la proporción
de personas que no tienen acceso a agua potable (United Nations 2015).
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) abarcan 17 objetivos, 169 metas
\PiVGHLQGLFDGRUHVíYpDVHODOLVWDFRQGHQVDGDDFRQWLQXDFLyQ(QSDUWHORV
ODS se diseñaron para dar respuesta a las críticas sobre los ODM. Por ejemplo,
ORV2'0QRPHQFLRQDEDQHVSHFt¿FDPHQWHORVGHUHFKRVKXPDQRV\HQODSUiFWLFD
eran sólo para los países en desarrollo, no para los países de grandes ingresos.
Se supone que los ODS promueven un proceso holístico de verdadero desarrollo
global para todos los países. Sin embargo, a los ODS se les hacen las mismas
críticas que a los objetivos anteriores. La cantidad de indicadores puede parecer
como la lista de la lavandería, y alguna de la información requerida puede ser
difícil de obtener. Por ejemplo, de algunos de los objetivos en materia de salud,
como son la mortalidad materna y la prevalencia de morbilidad, quizá no se
REWHQJDQGDWRVVLVWHPiWLFDPHQWHFRQ¿DEOHVVREUHWRGRHQORVSDtVHVPiVSREUHV
Al igual que con los ODM, también es discutible qué tantos de los ODS son
alcanzables en realidad. ¿Qué ocurre si no se cumplen las metas, y qué caso tiene

103
dedicarse a esos ejercicios si los objetivos no van vinculados a una verdadera
rendición de cuentas? Conviene tomar en consideración esos cuestionamientos.
Pero los Objetivos de Desarrollo del Milenio han establecido puntos de referencia
TXHVHJXLUiQVLHQGRLQÀX\HQWHVHQORVDxRVYHQLGHURVSXHVWRTXHVRQXQLQWHQWR
íUHODWLYDPHQWH FRKHUHQWH TXH JR]D GH DSUHFLR LQWHUQDFLRQDO \ TXH WLHQH JUDQ
YLVLELOLGDGíGHOOHJDUDXQDFXHUGRVREUHODVGH¿QLFLRQHV\ODVPHGLFLRQHVGHOD
pobreza.

Cuadro 3.4 Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y algunas metas selectas

2EMHWLYR3RQHU¿QDODSREUH]DHQWRGDVVXVIRUPDVHQWRGRHOPXQGR

• Para 2030, erradicar la pobreza extrema para todas las personas en el


PXQGRDFWXDOPHQWHPHGLGDSRUXQLQJUHVRSRUSHUVRQDLQIHULRUD
dólares estadounidenses al día.
• Para 2030, reducir menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres
y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus
GLPHQVLRQHVFRQDUUHJORDODVGH¿QLFLRQHVQDFLRQDOHV

2EMHWLYR3RQHU¿QDOKDPEUHORJUDUODVHJXULGDGDOLPHQWDULD\ODPHMRUDGHOD
nutrición, y promover la agricultura.

• 3DUD  SRQHU ¿Q DO KDPEUH \ DVHJXUDU HO DFFHVR GH WRGDV ODV
personas, en particular los pobres y las personas en situaciones
vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y
VX¿FLHQWHGXUDQWHWRGRHODxR
• 3DUDSRQHU¿QDWRGDVODVIRUPDVGHPDOQXWULFLyQLQFOXVRORJUDQGR
DPiVWDUGDUHQODVPHWDVFRQYHQLGDVLQWHUQDFLRQDOPHQWHVREUHHO
retraso del crecimiento y la emaciación de los niños menores de 5 años,
y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres
embarazadas y lactantes y las personas de edad.

2EMHWLYR*DUDQWL]DUXQDYLGDVDQD\SURPRYHUHOELHQHVWDUSDUDWRGRVHQWRGDV
las edades.

• Para 2030, reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70


por cada 100.000 nacidos vivos
• 3DUDSRQHU¿QDODVPXHUWHVHYLWDEOHVGHUHFLpQQDFLGRV\GHQLxRV
menores de 5 años, logrando que todos los países intenten reducir la
mortalidad neonatal al menos hasta 12 por cada 1,000 nacidos vivos, y
la mortalidad de niños menores de 5 años al menos hasta 25 por cada
1,000 nacidos vivos

2EMHWLYR*DUDQWL]DUXQDHGXFDFLyQLQFOXVLYDHTXLWDWLYD\GHEXHQDFDOLGDG\
promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.

104
• 'HDTXtDDVHJXUDUTXHWRGDVODVQLxDV\WRGRVORVQLxRVWHUPLQHQ
la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y
GHFDOLGDG\SURGXFLUUHVXOWDGRVGHDSUHQGL]DMHSHUWLQHQWHV\HIHFWLYRV
• 'HDTXtDDVHJXUDUTXHWRGDVODVQLxDV\WRGRVORVQLxRVWHQJDQ
DFFHVR D VHUYLFLRV GH DWHQFLyQ \ GHVDUUROOR HQ OD SULPHUD LQIDQFLD \
HGXFDFLyQSUHHVFRODUGHFDOLGDGD¿QGHTXHHVWpQSUHSDUDGRVSDUDOD
enseñanza primaria.
• 2EMHWLYR/RJUDUODLJXDOGDGHQWUHORVJpQHURV\HPSRGHUDUDWRGDVODV
mujeres y las niñas.
• 3RQHU¿QDWRGDVODVIRUPDVGHGLVFULPLQDFLyQFRQWUDWRGDVODVPXMHUHV
y las niñas en todo el mundo.
• (OLPLQDU WRGDV ODV IRUPDV GH YLROHQFLD FRQWUD WRGDV ODV PXMHUHV \ ODV
QLxDVHQORViPELWRVS~EOLFR\SULYDGRLQFOXLGDVODWUDWD\ODH[SORWDFLyQ
sexual y otros tipos de explotación.

2EMHWLYR  *DUDQWL]DU OD GLVSRQLELOLGDG GH DJXD \ VX JHVWLyQ VRVWHQLEOH \ HO
saneamiento para todos.

• 'HDTXtDORJUDUHODFFHVRXQLYHUVDO\HTXLWDWLYRDODJXDSRWDEOHD
un precio asequible para todos.
• 'HDTXtDORJUDUHODFFHVRDVHUYLFLRVGHVDQHDPLHQWRHKLJLHQH
DGHFXDGRV\HTXLWDWLYRVSDUDWRGRV\SRQHU¿QDODGHIHFDFLyQDODLUH
libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las
niñas y las personas en situaciones de vulnerabilidad.

2EMHWLYR  *DUDQWL]DU HO DFFHVR D XQD HQHUJtD DVHTXLEOH VHJXUD VRVWHQLEOH \
moderna para todos.

• 'HDTXtDDXPHQWDUFRQVLGHUDEOHPHQWHODSURSRUFLyQGHHQHUJtD
UHQRYDEOHHQHOFRQMXQWRGHIXHQWHVHQHUJpWLFDV
• 'H DTXt D  GXSOLFDU OD WDVD PXQGLDO GH PHMRUD GH OD H¿FLHQFLD
energética.

2EMHWLYR3URPRYHUHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFRVRVWHQLGRLQFOXVLYR\VRVWHQLEOH
el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.

• 0DQWHQHUHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFRSHUFiSLWDGHFRQIRUPLGDGFRQODV
circunstancias nacionales y, en particular, un crecimiento del producto
interno bruto de al menos el 7% anual en los países menos adelantados.
• /RJUDU QLYHOHV PiV HOHYDGRV GH SURGXFWLYLGDG HFRQyPLFD PHGLDQWH OD
GLYHUVL¿FDFLyQODPRGHUQL]DFLyQWHFQROyJLFD\ODLQQRYDFLyQHQWUHRWUDV
FRVDV FHQWUiQGRVH HQ ORV VHFWRUHV FRQ JUDQ YDORU DxDGLGR \ XQ XVR
intensivo de la mano de obra

2EMHWLYR  &RQVWUXLU LQIUDHVWUXFWXUDV UHVLOLHQWHV SURPRYHU OD LQGXVWULDOL]DFLyQ


LQFOXVLYD\IRPHQWDUODLQQRYDFLyQ

• Promover una industrialización inclusiva y sostenible y, de aquí a 2030,

105
DXPHQWDUVLJQL¿FDWLYDPHQWHODFRQWULEXFLyQGHODLQGXVWULDDOHPSOHR\DO
producto interno bruto, de acuerdo con las circunstancias nacionales, y
duplicar esa contribución en los países menos adelantados.
• Aumentar el acceso de las pequeñas industrias y otras empresas,
SDUWLFXODUPHQWHHQORVSDtVHVHQGHVDUUROORDORVVHUYLFLRV¿QDQFLHURV
incluidos créditos asequibles, y su integración en las cadenas de valor
y los mercados.

2EMHWLYR5HGXFLUODGHVLJXDOGDGHQ\HQWUHORVSDtVHV

• Para 2030, lograr progresivamente y mantener el crecimiento de los


LQJUHVRV GHO  PiV SREUH GH OD SREODFLyQ D XQD WDVD VXSHULRU D OD
media nacional.
• Para 2030, potenciar y promover la inclusión social, económica y
política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo,
discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra
condición

2EMHWLYR  /RJUDU TXH ODV FLXGDGHV \ ORV DVHQWDPLHQWRV KXPDQRV VHDQ
inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

• 'HDTXtDDVHJXUDUHODFFHVRGHWRGDVODVSHUVRQDVDYLYLHQGDV\
VHUYLFLRVEiVLFRVDGHFXDGRVVHJXURV\DVHTXLEOHV\PHMRUDUORVEDUULRV
marginales.
• 'HDTXtDSURSRUFLRQDUDFFHVRDVLVWHPDVGHWUDQVSRUWHVHJXURV
asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad
vial, en particular mediante la ampliación del transporte.

2EMHWLYR*DUDQWL]DUPRGDOLGDGHVVRVWHQLEOHVGHFRQVXPR\SURGXFFLyQ

• 'H DTXt D  ORJUDU OD JHVWLyQ VRVWHQLEOH \ HO XVR H¿FLHQWH GH ORV
recursos naturales.
• 'HDTXtDUHGXFLUDODPLWDGHOGHVSHUGLFLRGHDOLPHQWRVSHUFiSLWD
mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir
las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro,
incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.

2EMHWLYR$GRSWDUPHGLGDVXUJHQWHVSDUDFRPEDWLUHOFDPELRFOLPiWLFR\VXV
HIHFWRV

• ,QFRUSRUDU PHGLGDV FRQFHUQLHQWHV DO FDPELR FOLPiWLFR HQ ODV SROtWLFDV


estrategias y planes nacionales.
• Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e
LQVWLWXFLRQDOUHVSHFWRGHODPLWLJDFLyQGHOFDPELRFOLPiWLFRODDGDSWDFLyQ
DpOODUHGXFFLyQGHVXVHIHFWRV\ODDOHUWDWHPSUDQD

2EMHWLYR&RQVHUYDU\XWLOL]DUHQIRUPDVRVWHQLEOHORVRFpDQRVORVPDUHV\ORV
recursos marinos para el desarrollo sostenible.

106
• 'HDTXtDSUHYHQLU\UHGXFLUVLJQL¿FDWLYDPHQWHODFRQWDPLQDFLyQ
marina de todo tipo, en particular la producida por actividades realizadas
en tierra, incluidos los detritos marinos y la polución por nutrientes.
• 'HDTXtDJHVWLRQDU\SURWHJHUVRVWHQLEOHPHQWHORVHFRVLVWHPDV
PDULQRV \ FRVWHURV SDUD HYLWDU HIHFWRV DGYHUVRV LPSRUWDQWHV LQFOXVR
IRUWDOHFLHQGRVXUHVLOLHQFLD\DGRSWDUPHGLGDVSDUDUHVWDXUDUORVD¿QGH
restablecer la salud y la productividad de los océanos.

2EMHWLYR  *HVWLRQDU GH PDQHUD VRVWHQLEOH ORV ERVTXHV OXFKDU FRQWUD OD
GHVHUWL¿FDFLyQGHWHQHU\UHYHUWLUODGHJUDGDFLyQGHODVWLHUUDV\GHWHQHUODSpUGLGD
de biodiversidad.

• Para 2020, velar por la conservación, el restablecimiento y el uso


sostenible de los ecosistemas terrestres y los ecosistemas interiores de
agua dulce y los servicios que proporcionan, en particular los bosques,
ORVKXPHGDOHVODVPRQWDxDV\ODV]RQDViULGDVHQFRQVRQDQFLDFRQODV
obligaciones contraídas en virtud de acuerdos internacionales.
• Para 2020, promover la gestión sostenible de todos los tipos de bosques,
SRQHU ¿Q D OD GHIRUHVWDFLyQ UHFXSHUDU ORV ERVTXHV GHJUDGDGRV H
LQFUHPHQWDUODIRUHVWDFLyQ\ODUHIRUHVWDFLyQDQLYHOPXQGLDO

2EMHWLYR3URPRYHUVRFLHGDGHVMXVWDVSDFt¿FDVHLQFOXVLYDV

• 5HGXFLU VLJQL¿FDWLYDPHQWH WRGDV ODV IRUPDV GH YLROHQFLD \ ODV


correspondientes tasas de mortalidad en todo el mundo.
• 3RQHU ¿Q DO PDOWUDWR OD H[SORWDFLyQ OD WUDWD \ WRGDV ODV IRUPDV GH
violencia y tortura contra los niños y niñas.

2EMHWLYR5HYLWDOL]DUOD$OLDQ]D0XQGLDOSDUDHO'HVDUUROOR6RVWHQLEOH

• Velar por que los países desarrollados cumplan plenamente sus


FRPSURPLVRV HQ UHODFLyQ FRQ OD DVLVWHQFLD R¿FLDO SDUD HO GHVDUUROOR
incluido el compromiso de numerosos países desarrollados de alcanzar
el objetivo de destinar el 0,7% del ingreso nacional bruto a la asistencia
R¿FLDOSDUDHOGHVDUUROORGHORVSDtVHVHQGHVDUUROOR\HQWUHHO\HO
GHOLQJUHVRQDFLRQDOEUXWRDODDVLVWHQFLDR¿FLDOSDUDHOGHVDUUROOR
de los países menos adelantados.
• Ayudar a los países en desarrollo a lograr la sostenibilidad de la deuda
D ODUJR SOD]R FRQ SROtWLFDV FRRUGLQDGDV RULHQWDGDV D IRPHQWDU OD
¿QDQFLDFLyQHODOLYLR\ODUHHVWUXFWXUDFLyQGHODGHXGDVHJ~QSURFHGD\
KDFHUIUHQWHDODGHXGDH[WHUQDGHORVSDtVHVSREUHVPX\HQGHXGDGRVD
¿QGHUHGXFLUHOHQGHXGDPLHQWRH[FHVLYR

([SORUH ORV 2EMHWLYRV GH 'HVDUUROOR 6RVWHQLEOH HQ HO VLWLR ZHE GH ODV 1DFLRQHV
Unidas: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/

107
Preguntas para el debate

1. ¢6HKDQRPLWLGRHQHVWHDQiOLVLVFDSDFLGDGHVEiVLFDVTXHVRQHVHQFLDOHV
SDUD XQD GH¿QLFLyQ GH OD SREUH]D" (Q WDO FDVR ¢FXiOHV VRQ" ¢&yPR
GHEHUtDQPHGLUVH"
2. Explore en internet los indicadores de pobreza, desigualdad y bienestar.
¿Qué puede aprender sobre los indicadores de cada país, sobre las
tendencias entre los países, las tendencias en el tiempo y las relaciones
HQWUHORVLQGLFDGRUHV"
• 1DWLRQVPDVWHUFRPRIUHFHJUDQFDQWLGDGGHGDWRVHVWDGtVWLFRVDQLYHO
GHSDtV\HVUHODWLYDPHQWHIiFLOGHXVDU
• (O $WODV (OHFWUyQLFR VREUH 'HVDUUROOR *OREDO >H$WODV RI *OREDO
'HYHORSPHQW@HODERUDGRSRUHO%DQFR0XQGLDOHVXQUHFXUVRPX\~WLO
SDUDPDSHDU\JUD¿FDUGDWRV
• El sitio Gapminder.org puede parecer complicado, pero permite
LQGDJDU XQD JUDQ YDULHGDG GH LQGLFDGRUHV HVSHFt¿FRV DVt FRPR ODV
relaciones entre ellos, y muestra también tendencias estadísticas y
videos.
• (OVLWLRRXUZRUOGLQGDWDRUJZRUOGSRYHUW\FRQWLHQHLQIRJUDItDPX\~WLO
• Explore el Social Progress Index (www.socialprogressimperative.
RUJ  ¢&yPR VH GH¿QH HO ³SURJUHVR VRFLDO´" ¢&XiO HV OD JDPD GH
LQGLFDGRUHV" ([DPLQH HO GHVHPSHxR GH YDULRV SDtVHV VHJ~Q HVWD
medición. ¿Cómo se relaciona este índice en su conjunto con el
HQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHV"
3. Imagine una evaluación participativa de la pobreza en su sociedad. ¿Cómo
GH¿QLUtD HQ TXp FRQVLVWH OD SREUH]D" ¢&yPR SRGUtD LGHQWL¿FDU TXLpQ HV
SREUH\TXLpQQRORHV"¢4XpHV³SULYDFLyQ´HQVXVRFLHGDG\FyPRSRGUtD
PHGLUVH"
4. ([DPLQHHQLQWHUQHWODOLVWDFRPSOHWDGHORV2EMHWLYRVGH'HVDUUROOR6RVWHQLEOH
\VXVPHGLFLRQHV¢(QVXRSLQLyQIDOWDDOJRHQHVRVREMHWLYRV"'HHVRV
REMHWLYRV¢FXiOHVGLUtDXVWHGTXHVRQORVPiVLPSRUWDQWHV"
5. 6LODVPHGLFLRQHVGHORV2'6\GHO,'+WLHQHQIDOODVLPSRUWDQWHV¢TXpFDVR
WLHQHXVDUODV"¢&XiOHVVRQHQVXRSLQLyQODVYHQWDMDV\GHVYHQWDMDVGHHVDV
PHGLFLRQHV"

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SULPHU. New York, NY: United Nations.
Wade, Robert H. ‘Is globalization reducing poverty and inequality?’ :RUOG'HYHORSPHQW,
32.4 (2004): 567–589.

110
4- Salud y pobreza
3DXOD(%UHQWOLQJHU

Preguntas clave

• Considerando que la “salud” es una capacidad esencial,


¢FXiOHV VHUtDQ DOJXQRV GH ORV YtQFXORV HQWUH OD SREUH]D OD
PDODVDOXG\ODVFDSDFLGDGHV"
• ¢4XpHIHFWRVWLHQHODSREUH]DHQODSUHYHQFLyQGLDJQyVWLFR
\WUDWDPLHQWRGHHQIHUPHGDGHV"¢7LHQHODSREUH]DHOPLVPR
HIHFWRHQWRGDVODVHQIHUPHGDGHV"
• ¢&XiOHV VRQ ODV VHPHMDQ]DV \ GLIHUHQFLDV HQWUH ODV
SREODFLRQHVPiVSREUHV\ODVPiVULFDVHQORTXHDWDxHDOD
SUHYHQFLyQ\WUDWDPLHQWRGHODVHQIHUPHGDGHV"
• ¢'HTXpPDQHUDVHUHÀHMDHOHQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHV
en las políticas nacionales e internacionales de salud y en la
OHJLVODFLyQLQWHUQDFLRQDO"
• ¿Cómo se vinculan en su propia comunidad la salud, la
SREUH]D\ODVFDSDFLGDGHV SRVLWLYDRQHJDWLYDPHQWH "
• ¿Pueden las personas asegurar por sí solas sus capacidades
en lo que atañe a la salud, o tiene que haber una contribución
GHODFRPXQLGDG\GHOJRELHUQR"

,QWURGXFFLyQ

$Vt FRPR KD\ PXFKDV GH¿QLFLRQHV GH ³SREUH]D´ KD\ WDPELpQ PXFKDV
GH¿QLFLRQHVGHORTXHHV³VDOXG´
El preámbulo a la Constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
ODGH¿QHDVt³/DVDOXGHVXQHVWDGRGHFRPSOHWRELHQHVWDUItVLFRPHQWDO\VRFLDO\
no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Si bien se ha criticado a
OD206SRULQFOLQDUVHGHPDVLDGRDXQDGH¿QLFLyQXWLOLWDULDGHODVDOXGSXHVSDUHFH
aunar la salud con la felicidad (Saracci 1997), y otros estudiosos han observado
que la interpretación de “bienestar” varía mucho en cada cultura y en cada clase
VRFLDO 6XVVHU   OD GH¿QLFLyQ GH OD 206 HV \D FOiVLFD (VD GH¿QLFLyQ QR

3DXOD%UHQWOLQJHUHVSURIHVRUDDGMXQWDGH&OtQLFDHQHO'HSDUWDPHQWRGH6DOXG*OREDO8QLYHUVLGDGGH:DVKLQJWRQ

111
incluye el término “capacidades”, pero su traslape conceptual con la teoría de
las capacidades es muy importante. Por ejemplo, en la lista de Martha Nussbaum
GHODVGLH]FDSDFLGDGHVFHQWUDOHVVHLQFOX\HOD³VDOXGFRUSRUDO´\VXGH¿QLFLyQ
GHODVDOXGFRUSRUDOVHHQIRFDHQOD³EXHQDVDOXG´\DERUGDHVSHFt¿FDPHQWHOD
importancia de la nutrición, la vivienda y la salud reproductiva, no solamente la
“ausencia de enfermedades” (Nussbaum 2003).
Son muy complejas las relaciones entre la salud, la pobreza, las capacidades,
las oportunidades, los derechos humanos y las libertades. En pocas palabras,
si conceptualizamos las capacidades como la libertad y la oportunidad de una
persona de “ser y hacer” lo que es valioso para sí misma, no es difícil imaginar
que la disfunción y el sufrimiento físico y/o mental pueden restringir las libertades
y oportunidades de la persona, y que la falta de libertades u oportunidades puede
estorbar la posibilidad de que la persona pueda prevenir u obtener tratamiento
para determinadas enfermedades.
En este capítulo exploramos varios aspectos de tres enfermedades o afecciones
ODPRUWDOLGDGPDWHUQD>FDXVDGDSRUHFODPSVLD@ODKHSDWLWLV&\ODPDODULD D¿Q
de ilustrar principios importantes, y para traer a luz las semejanzas y diferencias
entre el enfoque desde las capacidades y otros métodos de analizar y abordar los
problemas de salud. El primer análisis, sobre la mortalidad materna, será el más
extenso, y servirá como introducción a la mayoría de los conceptos que aparecerán
también en análisis posteriores. Los tres problemas de salud que vamos a analizar
se eligieron porque arrojan luz sobre varios conceptos y desafíos, y sobre las
GLYHUVDVPDQHUDVHQTXHODVDOXGSXHGHLQÀXLUHQODVFDSDFLGDGHVKXPDQDVDVt
FRPRWDPELpQODVFDSDFLGDGHVKXPDQDVSXHGHQLQÀXLUHQODVDOXGFRUSRUDO

Mortalidad materna

5HODWR0RUWDOLGDGPDWHUQD HFODPSVLD

$¿QDOHVGHOVLJOR;;KDEtDFRQÀLFWRVDUPDGRVHQFDVLWRGRVORVSDtVHV
GHO LVWPR FHQWURDPHULFDQR GHVGH 3DQDPi KDVWD HO VXU GH 0p[LFR (Q HO
VLWLRSUHFLVRGRQGHYLYtDXQDPXMHUHPEDUD]DGDTXHVHOODPDED5RVD0DUtD
KDFtDDxRVTXHH[LVWtDXQFRQÀLFWRDUPDGRGHEDMDLQWHQVLGDG 5RVD0DUtD
QR HV VX QRPEUH YHUGDGHUR ORV SRUPHQRUHV GH WRGRV ORV UHODWRV HQ HVWH
FDStWXORVHKDQPRGL¿FDGRSDUDSURWHJHUODYLGDSULYDGDGHODVSHUVRQDV 
5RVD 0DUtD \ VX IDPLOLD YLYtDQ HQ XQD ]RQD UXUDO PRQWDxRVD GRQGH
FXOWLYDEDQPDt]IULMRO\XQDVFXDQWDVKRUWDOL]DV\DGHPiVFULDEDQJDOOLQDV
\ FHUGRV 6H YDOtDQ GHO WUXHTXH SDUD UHVROYHU FDVL WRGDV VXV QHFHVLGDGHV
\YLYtDQFDVLSRUFRPSOHWRDMHQRVDODHFRQRPtDPRQHWDULD+DEODEDQXQ
LGLRPDLQGtJHQDiJUDIR1RWHQtDQHOHFWULFLGDGWHOpIRQRQLDJXDFRUULHQWH
+DEtDTXHDFDUUHDUHODJXDGHVGHHOUtR
(OSXHEORGRQGHYLYtDQQRHUDVXOXJDUGHRULJHQíHOFRQÀLFWRDUPDGROHV
KDEtDREOLJDGRDGHMDUVXSXHEORQDWDO\KDEtDSRODUL]DGRDWRGDODUHJLyQ

112
&DVLWRGRVORVSXHEORVVHKDEtDQDOLQHDGRFRQDOJXQDGHODVGRVIDFFLRQHV
HQ JXHUUD OD IDFFLyQ GRPLQDQWH H[SXOVy GHO SXHEOR D ODV PLQRUtDV (Q
DOJXQRV SXHEORV OD GLYLVLyQ HUD SUiFWLFDPHQWH ItVLFD SXHV ODV IDFFLRQHV
HVWDEDQVHSDUDGDVSRUXQDFDOOHRSRUDOJXQDOtQHDGLYLVRULD
5RVD0DUtD\VXIDPLOLDHUDQSDUWLGDULRVGHXQDGHODVIDFFLRQHVSHUROD
RWUDIDFFLyQWHQtDHOFRQWUROGHFDVLWRGRVORVKRVSLWDOHVORFDOHV5RVD0DUtD
SODQHDEDGDUDOX]HQVXFDVDFRQODSDUWHUDGHOSXHEORSRUTXHVHUtDPHQRV
FRVWRVRTXHLUDO~QLFRKRVSLWDOHQHOTXHFRQ¿DED\WDPELpQSRUTXHVLVX
SURFHVRGHSDUWRHUDUiSLGRRVLOHVREUHYHQtDGHQRFKH FXDQGRHOWUDVODGR
UHVXOWDEDSHOLJURVR FDOFXODEDTXHTXL]iQRDOFDQ]DUtDDOOHJDUDOKRVSLWDO
$GHPiV 5RVD 0DUtD \ OD SDUWHUD KDEODEDQ HO PLVPR LGLRPD TXH HQ HO
KRVSLWDO FDVL QDGLH HQWHQGtD /D SDUWHUD QR KDEtD UHFLELGR FDSDFLWDFLyQ
IRUPDOSDUDODDWHQFLyQGHOHPEDUD]R\HOSDUWR\HQHOSXHEORQRKDEtD
FOtQLFDQLKRVSLWDOQLSHUVRQDOGHVDOXGGHDOWRQLYHO
(QHOVpSWLPRPHVGHOHPEDUD]R5RVD0DUtDQRWyTXHVHOHKLQFKDEDQORV
WRELOORVSHURQLHOODQLODSDUWHUDVHSUHRFXSDURQKDVWDTXHODKLQFKD]yQ
OHOOHJyDPHGLDSLHUQD\DGHPiVHPSH]yDSDGHFHUGRORUHVGHFDEH]D1R
WHQtD ¿HEUH SHUR WRPDED XQDV SDVWLOODV FRQWUD OD PDODULD TXH VX PDULGR
OH FRPSUDED D XQ YHFLQR /RV GRORUHV GH FDEH]D IXHURQ GH PDO HQ SHRU
/XHJRGXUDQWHHOGRORUGHFDEH]DPiVDJXGRTXHKDEtDVHQWLGRHQVXYLGD
FD\yLQFRQVFLHQWHVREUHHOSLVRGHWLHUUDGHVXFDVD$OOtODHQFRQWUDURQVXV
IDPLOLDUHV FRQYXOVLRQDQGR /D SDUWHUD QR VDEtD TXp KDFHU (O PDULGR GH
5RVD0DUtDFRQYRFyDSDULHQWHV\YHFLQRV\HQWUHWRGRVSXVLHURQD5RVD
0DUtDHQXQDKDPDFDGHFRUGHOHV\HPSUHQGLHURQFDPLQRUXPERDOKRVSLWDO
HQHOTXHFRQ¿DEDQ
7UDVXQDFDPLQDWDGHRFKRKRUDVOOHJDURQDOKRVSLWDO5RVD0DUtDVHJXtD
LQFRQVFLHQWH\FRQYXOVLRQDQGR(OPpGLFRGHJXDUGLDQRWyGHLQPHGLDWRTXH
WHQtD HO URVWUR ODV PDQRV \ ODV SLHUQDV PX\ KLQFKDGRV \ TXH VX SUHVLyQ
DUWHULDOHVWDEDVXPDPHQWHDOWD(UDFDVLVHJXURTXH5RVD0DUtDSDGHFtD
XQD DIHFFLyQ OODPDGD HFODPSVLD TXH RFXUUH VyOR HQ HO HPEDUD]R \ TXH
SXHGH VHU PRUWDO SDUD OD PDGUH \ SDUD HO EHEp (Q HVH PRPHQWR WRGDYtD
SRGtDQGHWHFWDUVHORVODWLGRVGHOFRUD]yQGHOIHWR\SDUHFtDQQRUPDOHV'H
LQPHGLDWRVHOHDGPLQLVWUDURQD5RVD0DUtDPHGLFDPHQWRVSDUDGHWHQHUODV
FRQYXOVLRQHV\VHOHLQVHUWyXQDFiQXODLQWUDYHQRVDSDUDTXHUHFLELHVHSRU
JRWHR XQ IiUPDFR TXH HYLWDVH RWUR DFFHVR FRQYXOVLYR /D SUHVLyQ DUWHULDO
SURQWRVHQRUPDOL]ySHUR5RVD0DUtDQRYROYtDHQVt(OSDUWRLQPHGLDWR
KDEUtDVLGRORPHMRUSDUDHOOD\SDUDHOEHEpSRUTXHHOSDUWRLQWHUUXPSHHO
SURFHVRGHHVDSDWRORJtD3HUR5RVD0DUtDQRHVWDEDWRGDYtDHQWUDQFHGH
SDULU\HOKRVSLWDOUXUDOQRFRQWDEDFRQXQFLUXMDQRTXHSXGLHVHKDFHUOHXQD
RSHUDFLyQFHViUHDQLWDPSRFRKDEtDSHUVRQDOHVSHFLDOL]DGRSDUDDWHQGHU
QHRQDWRVSUHPDWXURV(OKRVSLWDOPiVFHUFDQRGRQGHKDEtDXQFLUXMDQR\
HQIHUPHUDVGHDOWRQLYHOTXHGDEDDGRVKRUDVGHFDPLQRSHURHVHFDPLQR
HVWDEDEORTXHDGRSRUORVFRPEDWLHQWHV

113
7UDVPXFKDVGHOLEHUDFLRQHVODIDPLOLD\HOKRVSLWDOGHFLGLHURQOOHYDUD
5RVD 0DUtD HQ DPEXODQFLD D WUDYpV GH ORV FRQWUROHV PLOLWDUHV 1R KDEtD
OtQHDWHOHIyQLFDHQWUHDPERVKRVSLWDOHV\ODGHFLVLyQGHWUDVODGDUODIXHIUXWR
GHODGHVHVSHUDFLyQ\ODIH(OSODQIXQFLRQySXHVWRTXH5RVD0DUtD\VX
EHEpWRGDYtDQRQDWRVHJXtDQYLYRVFXDQGROOHJDURQDOKRVSLWDO\HOFKRIHU
GHODDPEXODQFLDORJUyUHJUHVDUVLQSHUFDQFHV'HELGRDODVGL¿FXOWDGHVGH
FRPXQLFDFLyQHQHVD]RQDGHFRQÀLFWRORVWUDEDMDGRUHVGHODVDOXGTXHVH
RFXSDURQGHWUDQVIHULUD5RVD0DUtDDORWURKRVSLWDOQXQFDOOHJDURQDVDEHU
VLHQHVHKRVSLWDOSRGUtDQKDFHUOHXQDFHViUHDSHURDODODUJDVHHQWHUDURQ
GHTXHQLHOODQLHOEHEpKDEtDQVREUHYLYLGR

Esta historia, con algunas variantes, podría haber sucedido en cualquiera de


las zonas de guerra que había en la región. La historia de Rosa María terminó
HQ OR TXH VH OODPD ³PRUWDOLGDG PDWHUQD´ /D GH¿QLFLyQ GH PRUWDOLGDG PDWHUQD
VHJ~QOD&ODVL¿FDFLyQ(VWDGtVWLFD,QWHUQDFLRQDOGH(QIHUPHGDGHVHQVXGpFLPD
versión revisada [CIE-10]) es: “la muerte de una mujer mientras está embarazada
o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo, independiente
de la duración y el sitio del embarazo, debida a cualquier causa relacionada con o
agravada por el embarazo mismo o su atención, pero no por causas accidentales
o incidentales” (World Health Organization, 2014b). Si la mujer muere durante el
HPEDUD]RRHOSDUWRHVSRVLEOHíHQRFDVLRQHVSHURQRVLHPSUHíVDOYDUDOEHEp
La historia del fallecimiento de Rosa María terminó también con la pérdida del
infante (mortalidad fetal o neonatal). ¿Cómo podríamos analizar esta historia de
pobreza y problemas de salud?

$QiOLVLVGHVGHODHQIHUPHGDG HFODPSVLD \VXWUDWDPLHQWRHQXQDSDFLHQWH

Comenzaremos con un examen médico enfocado en la enfermedad, en


el diagnóstico y en el tratamiento de la paciente y de su(s) enfermedad(es)
HVSHFt¿FD V (VFODURTXH5RVD0DUtDQRJR]DEDGH³DXVHQFLDGHHQIHUPHGDG´
y que su principal problema de salud era casi con certeza la eclampsia, como
vimos antes. Aunque la eclampsia es una de las más peligrosas complicaciones del
embarazo, su reconocimiento y tratamiento en una etapa temprana (preeclampsia)
permite controlar la presión arterial de la madre y evitar las convulsiones; y el
SDUWRSUHPDWXURGHOEHEpGHVHUQHFHVDULRSXHGHKDFHUVHGHIRUPDSODQL¿FDGD
cuidando la seguridad de la madre y del infante. En el relato anterior, la partera,
que no había recibido capacitación, no reconoció los indicios o síntomas de la
preeclampsia, y ni siquiera sabía medirle la presión arterial a la paciente. Por
tanto, Rosa María no recibió atención médica adecuada sino hasta que su afección
ya había puesto en riesgo su vida, con pérdida de la consciencia y convulsiones.
(OWUDWDPLHQWRGHFLVLYRGHODHFODPSVLDíTXHHVHOSDUWRSUHPDWXURGHOEHEpíQR
se podía hacer en el hospital que ella había elegido, y no se sabe si se pudo haber
hecho. Un médico que revisase su caso hubiese concluido que se trataba de una

114
morbilidad (enfermedad) materna tratable, que culminó en la muerte directa y
evitable de la madre y del feto o del neonato porque antes de que se presentasen
ODV FRPSOLFDFLRQHV JUDYHV QR VH ORJUy LGHQWL¿FDU \ WUDWDU XQD HQIHUPHGDG TXH
ponía en riesgo ambas vidas. Un médico meticuloso también habría concluido que
era necesario hacer algo para evitar esa terrible tragedia.

Cuadro 4.1 Análisis enfocado en la enfermedad: Rosa María y la eclampsia

• ¿Cuál era el diagnóstico médico más probable? Preeclampsia con evolución


DHFODPSVLD\PXHUWHPDWHUQD\IHWDO RQHRQDWDO 
• ¿Qué errores médicos ocasionaron resultados adversos? Incapacidad para
LGHQWL¿FDULQGLFLRV\VtQWRPDVGHSUHHFODPSVLD ODSDUWHUD LQLFLRWDUGtRGHO
WUDWDPLHQWRSDUDODSUHHFODPSVLD\ODHFODPSVLD ODSDUWHUD\HOKRVSLWDO 

8QDQiOLVLVGHODHFODPSVLDGHVGHODVDOXGS~EOLFD

8Q DQiOLVLV HQIRFDGR HQ OD HQIHUPHGDG QR UHÀHMD OD FRPSOHMLGDG GH HVWD
historia. Un análisis desde la salud pública sería más esclarecedor. Según la
Fundación CDC [organismo establecido por el Congreso de EEUU para ayudar
a los centros de control y prevención de enfermedades] “La salud pública es la
ciencia que protege y mejora la salud de las familias y las comunidades mediante
la promoción de estilos de vida saludables, la investigación para la prevención de
enfermedades y lesiones, y la detección y control de enfermedades infecciosas. En
general, la salud pública se preocupa por proteger la salud de poblaciones enteras”
(CDC Foundation 2016, traducción nuestra). Los análisis de salud pública por
ORJHQHUDOFRPLHQ]DQFRQXQHVWLPDGRGHODGLPHQVLyQGHXQSUREOHPDíHQHVWH
FDVRODHFODPSVLDíHQWRGDODSREODFLyQGHPXMHUHVHPEDUD]DGDVHQHOSDtV RHQ
el estado, la región, la provincia o el planeta).
La OMS ha estimado la carga de la mortalidad materna a nivel mundial
(Say et al. 2014). Según los cálculos de la OMS, entre 2003 y 2009 hubo en
el mundo 2,443,000 de muertes maternas, de las cuales 343,000 (14.0%) fueron
causadas por “trastornos hipertensivos”, una categoría que incluye la eclampsia
y otras enfermedades que provocan hipertensión arterial aguda en la madre. Los
trastornos hipertensivos son la causa de casi el 22.1% de las muertes maternas
en América Latina y el Caribe (la región donde vivía Rosa María). La OMS ha
llegado a la conclusión de que el 99% de las muertes maternas en todo el mundo
ocurren en países donde los recursos son limitados. En la región más afectada,
que es África subsahariana, una de cada 38 mujeres tiene probabilidades de morir
por causas relacionadas con el embarazo (World Health Organization, 2014b).
Al examinar esas cifras, resulta difícil negar que la mortalidad materna causada
por eclampsia y/o por otras enfermedades es un problema mundial importante,
sobre todo si tenemos en cuenta que la muerte de una mujer embarazada o en el

115
postparto a menudo implica también la muerte del feto o del recién nacido, así
como la orfandad de los hermanos mayores.
7UDV KDEHU LGHQWL¿FDGR XQ SUREOHPD LPSRUWDQWH D QLYHO GH OD SREODFLyQ HQ
XQLGDGHVJOREDOHVRPHQRUHV XQDQiOLVLVGHVGHODVDOXGS~EOLFDLGHQWL¿FDUtDODV
lagunas en la capacidad de prevención, reconocimiento y tratamiento de la eclampsia
en varios niveles poblacionales y en el sistema de salud. Con la preeclampsia y
OD HFODPSVLD OR LPSRUWDQWH HV LGHQWL¿FDU D ODV PXMHUHV TXH PXHVWUDQ VLJQRV \
síntomas tempranos, y luego suministrarles tratamiento para desacelerar el avance
de la preeclampsia a la eclampsia, y, de ser necesario, adelantar el parto. Dado
que la preeclampsia puede avanzar a gran velocidad, las prioridades principales
VRQHOGLDJQyVWLFRUiSLGR\ODSURQWDLQLFLDFLyQGHXQWUDWDPLHQWRH¿FD]3RUWDO
motivo, el esquema que más comúnmente se utiliza para analizar los factores
que conducen a la mortalidad materna es el de las “tres demoras”: demora en
reconocer la complicación del embarazo y buscar la ayuda necesaria; demora en
llegar a un centro de salud; y demora en recibir el tratamiento apropiado tras haber
llegado al centro de salud apropiado (Thaddeus & Maine 1994). Las demoras se
LGHQWL¿FDURQDSDUWLUGHXQDUHYLVLyQGHFDVRVGHPRUWDOLGDGPDWHUQD6LDSOLFDPRV
el esquema de las tres demoras en el caso de Rosa María, es fácil darse cuenta de
que ocurrieron las tres.

Cuadro 4.2 Análisis desde la salud pública, paso 1: ¿Qué tan grande es el
problema de la mortalidad por eclampsia, y dónde se concentra?

• ¢&XiQWDVPXMHUHVPXHUHQGHHFODPSVLDRSUHHFODPSVLD"'HFHQDVGHPLOHV
al año.
• ¢'yQGHHVWiQHVDVPXMHUHV"(QWRGDVSDUWHVSHURVREUHWRGRHQORVSDtVHV
PiVSREUHV\HQ$PpULFD/DWLQD

Una revisión regional completa de la mortalidad materna sería mucho más


complicada que lo que se describe en el cuadro anterior (Averting Maternal
Death and Disability Program, 2010). Por ejemplo, un análisis a fondo iría más
DOOi GH OD VLWXDFLyQ HVSHFt¿FD GH XQD VROD SDFLHQWH \ DERUGDUtD FXHVWLRQHV PiV
amplias: ¿Cuántos trabajadores de la salud en esa región recibieron capacitación
SDUDLGHQWL¿FDUODSUHHFODPSVLD\ODHFODPSVLD"¢'yQGHVHXELFDHVHSHUVRQDOFRQ
respecto a las poblaciones de mujeres en edad fértil? ¿Cuáles centros de salud
podrían reducir la presión arterial, detener las convulsiones, hacer una cesárea
y atender a un bebé prematuro? ¿Existen servicios de ambulancia asequibles y
disponibles?

116
Cuadro 4.3 Análisis desde la salud pública, paso 2: Revisión de un caso de
PRUWDOLGDGPDWHUQDUHODFLRQDGRFRQODHFODPSVLD LGHQWL¿FDFLyQGHODVWUHV
demoras)

Basado en la historia de Rosa María:

• 'HPRUD  5HFRQRFLPLHQWR GHO SUREOHPD (Q HO SXHEOR GH 5RVD 0DUtD QR
había nadie con entrenamiento o capacidad para reconocer los signos y
síntomas de la preeclampsia.

• 'HPRUD  7UDQVSRUWH 'HELGR D ODV EDUUHUDV FXOWXUDOHV \ SROtWLFDV 5RVD


0DUtD\VXIDPLOLDVHGHPRUDURQSRUTXHQRVHGHFLGtDQDDFXGLUDOKRVSLWDO
PiV FHUFDQR < WDPELpQ SRUTXH QR FRQWDEDQ FRQ FDPLQRV WUDQVLWDEOHV
WHOHFRPXQLFDFLRQHVQLYHKtFXORV(OWUDVODGRHUDULHVJRVRGHELGRDOFRQÀLFWR
armado.

• 'HPRUD  7UDWDPLHQWR (Q HO WUDVODGR LQLFLDO QR OOHYDURQ D 5RVD 0DUtD DO
hospital que podía darle la debida atención obstétrica de emergencia. Aunque
en el primer hospital que eligió Rosa María lograron detener las convulsiones
y reducir su presión arterial, no había cirujano (para hacerle una operación
FHViUHD QLDWHQFLyQDOQHRQDWRSUHPDWXURSRUORTXHWXYLHURQTXHWUDVODGDUOD
DRWURFHQWURKRVSLWDODULR ORTXHIXHXQDVHJXQGDGHPRUDGHWUDQVSRUWH 

8QDQiOLVLVGHVGHODVFDSDFLGDGHVODHFODPSVLD

Analicemos ahora el caso de Rosa María desde la perspectiva de las capacidades.


¿Su enfermedad se debió a una privación de capacidades o de libertades? ¿Su
enfermedad la privó de alguna capacidad o de alguna libertad?
Antes de su enfermedad y durante ella, Rosa María padecía una privación de
múltiples capacidades, según la lista de las “capacidades centrales” de Nussbaum
YpDQVHHQHO&DStWXORGH¿QLFLRQHVFRPSOHWDVGHODVFDSDFLGDGHVFHQWUDOHV (Q
VHJXLGDVHPXHVWUDXQDOLVWDGHHVDVSULYDFLRQHVSHURHOOHFWRUSXHGHLGHQWL¿FDU
otras.
a) Salud corporal: Por causa de su preeclampsia y eclampsia, Rosa María
no pudo gozar de una buena salud reproductiva ni de otro tipo.
E  ,QWHJULGDG FRUSRUDO 3RU FDXVD GHO FRQÀLFWR DUPDGR 5RVD 0DUtD QR
podía desplazarse libremente y sin miedo de un lugar a otro.
c) Sentidos, imaginación y pensamiento: Rosa María no sabía leer y nunca
tuvo oportunidad de asistir a la escuela.
G $¿OLDFLyQ3XHVWRTXH5RVD0DUtDSHUWHQHFtDDXQDGHWHUPLQDGDPLQRUtD
étnica, le preocupaba que en el hospital no se respetase su dignidad.
e) Control sobre el propio entorno: La familia de Rosa María se había
YLVWR REOLJDGD D DEDQGRQDU VX SXHEOR GH RULJHQ SRU FDXVD GHO FRQÀLFWR
armado.

117
La enfermedad también privó a Rosa María de la principal de todas las
capacidades: la vida.
Un resumen alternativo sería que las circunstancias de vida de Rosa María la
privaron de la libertad y de las oportunidades de obtener el tratamiento médico
oportuno y necesario para salvar su vida al presentarse la preeclampsia y la
eclampsia, y que las consecuencias de la eclampsia la privaron a ella de todas las
demás libertades y oportunidades. Más adelante volveremos a abordar el tema de
las capacidades.

(OSDSHOGHODSREUH]D HFODPSVLD

Miremos brevemente la historia de Rosa María y cómo se asocia con las


SULQFLSDOHV GH¿QLFLRQHV GH OD SREUH]D GHVFULWDV HQ ORV FDStWXORV DQWHULRUHV 
La preeclampsia y la eclampsia pueden ocurrir en las mujeres embarazadas de
cualquier país y en cualquier circunstancia económica. Pero la disponibilidad de
diagnóstico y tratamiento no está distribuida con la misma uniformidad.
Pobreza monetaria: La familia no tenía dinero en efectivo para comprar un
vehículo y pagar el combustible y el mantenimiento, ni tampoco para contratar
un chofer que llevase a Rosa María a su hospital preferido. El hospital de su
preferencia no tenía dinero para costear un servicio de cirugía de emergencia
durante las 24 horas del día, ni para construir una sala de cuidados intensivos para
bebés muy enfermos o prematuros. Casi de seguro la familia quedó aún más pobre
a resultas de la enfermedad de Rosa María, debido al tiempo que tuvieron que
ausentarse de sus campos y lo que tuvieron que pagar para regresar del segundo
hospital a su casa.
Pobreza de ingresos en el pueblo: El pueblo de Rosa María estaba habitado
SRUSHUVRQDVLQGtJHQDVGHVSOD]DGDVQDGLHWHQtDGLQHURVX¿FLHQWHSDUDSRVHHUXQ
coche o una camioneta, así que ninguno de sus vecinos podía hacerle el favor de
llevarla al hospital.
En la medida en que la pérdida (o la privación) de capacidades puede considerarse
pobreza de libertades, Rosa María y su familia eran pobres tanto en capacidades
como en libertades.

8QHVWUDWRDGLFLRQDOSDUDHOGHEDWH

Desde las perspectivas de la medicina, la salud pública y las capacidades,


SRGHPRVD¿UPDUTXHPXFKDVFRVDVDQGDEDQPDOHQODYLGDGH5RVD0DUtD\HQHO
curso de su embarazo y su atención médica, y que sufría además varios tipos de
pobreza y privación. Pero nuestro análisis no estaría completo si no abordamos
una cuestión aún más compleja: ¿Qué se puede hacer para evitar en el futuro
tragedias como esta, y cómo vamos a decidir por dónde empezar? ¿Quién tenía
la obligación (o el deber) de atender las complicaciones del embarazo de Rosa
María y de evitar su fallecimiento, o de proteger en el futuro a otras mujeres

118
embarazadas? Podría considerarse que esas son cuestiones de derechos humanos,
y no sólo de la medicina, y tanto la legislación internacional como el activismo
en favor de la salud han creado normas y precedentes importantes para resolver
problemas en lo que atañe a la privación de capacidades en materia de salud.
Martha Nussbaum ha sido muy enfática al aseverar que hay una relación muy
estrecha entre los derechos humanos y las capacidades centrales (Nussbaum
 (OODD¿UPDTXHORVGHUHFKRVKXPDQRVH[LVWHQVHDTXHHVWpQFRGL¿FDGRV
o no en las Constituciones o en los códigos jurídicos, y que el debate sobre los
derechos humanos atañe a “un conjunto de funciones especialmente urgentes”
(Nussbaum 2000, traducción nuestra).
Nuestro debate sobre la relevancia de los derechos humanos comenzará
invocando el derecho internacional humanitario, uno de cuyos objetivos es
SURWHJHUDODSREODFLyQFLYLOGHODVFRQVHFXHQFLDVGHORVFRQÀLFWRVDUPDGRV(O
Op[LFRMXUtGLFRTXHVHUH¿HUHHVSHFt¿FDPHQWHDODSURWHFFLyQGHODSREODFLyQFLYLO
VH FUHy HQ HO SHULRGR SRVWHULRU D OD 6HJXQGD *XHUUD 0XQGLDO \ HO FRQÀLFWR HQ
Vietnam. Por ejemplo, el Protocolo adicional de 1977 a los Convenios de Ginebra
del 12 de agosto de 1949 estipula, en su sección de “norma fundamental y ámbito
de aplicación” (Título IV, Sección 1, Capítulo 1, Artículo 48) que “las Partes en
FRQÀLFWRKDUiQGLVWLQFLyQHQWRGRPRPHQWRHQWUHSREODFLyQFLYLO\FRPEDWLHQWHV
y entre bienes de carácter civil y objetivos militares y, en consecuencia, dirigirán
sus operaciones únicamente contra objetivos militares” (Conferencia diplomática
VREUH OD UHD¿UPDFLyQ \ HO GHVDUUROOR GHO GHUHFKR LQWHUQDFLRQDO KXPDQLWDULR
DSOLFDEOHHQORVFRQÀLFWRVDUPDGRV (OFRQFHSWRGH³QHXWUDOLGDGPpGLFD´
VHKDGHVDUUROODGRSDUDGH¿QLU\SURPRYHUORVGHUHFKRVGHVDOXGGHODVSHUVRQDV
afectadas por la guerra. Por ejemplo, la asociación Médicos por los Derechos
+XPDQRVKDGH¿QLGRODQHXWUDOLGDGPpGLFDFRPR³HOSULQFLSLRGHQRLQWHUIHUHQFLD
FRQ ORV VHUYLFLRV PpGLFRV HQ WLHPSRV GH FRQÀLFWR DUPDGR´ *HLJHU  &RRN
Deegan 1993, Averting Maternal Death and Disbility Program 2010, Physicians
for Human Rights, n.d., traducción nuestra).
$VtSXHVHQODKLVWRULDGH5RVD0DUtDORVDVSHFWRVUHODFLRQDGRVFRQHOFRQÀLFWR
armado se entreveran con otros que afectaron a su pueblo y a su país en general,
LQFOXVRDQWHVGHTXHHVWDOODVHHOFRQÀLFWR3RUWDQWRDGHPiVGHORV&RQYHQLRVGH
Ginebra, exploraremos en detalle el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (PIDESC) (Naciones Unidas 1966).
El artículo 12 del PIDESC reconoce “el derecho de toda persona al disfrute
del más alto nivel posible de salud física y mental”. La Observación General
14 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones
8QLGDV SUHVHQWy GH¿QLFLRQHV SUiFWLFDV GH ORV FRPSRQHQWHV GHO GHUHFKR
KXPDQRDODVDOXG VHJ~QORTXHHVWDEOHFHHO3,'(6& GH¿QLyORVGHEHUHV\
obligaciones gubernamentales en lo que atañe al derecho a la salud, y determinó
los mecanismos para garantizar los derechos en materia de salud. Reconoció
también los vínculos que existen entre la pobreza y la salud (Comité de Derechos
(FRQyPLFRV 6RFLDOHV \ &XOWXUDOHV   /DV GH¿QLFLRQHV UHVXOWDQWHV GH ORV

119
componentes básicos del derecho a la salud (aquí abreviadas para nuestros
propósitos) son las siguientes:

(a) Disponibilidad: Cada Estado Parte deberá contar con un número


VX¿FLHQWHGHHVWDEOHFLPLHQWRVELHQHV\VHUYLFLRVS~EOLFRVGHVDOXG\FHQWURV
de atención de la salud, así como de programas. La naturaleza precisa de
los establecimientos, bienes y servicios dependerá de diversos factores, en
particular el nivel de desarrollo del Estado Parte... esos servicios incluirán
los factores determinantes básicos de la salud, como agua limpia potable . .
(b) Accesibilidad. Los establecimientos, bienes y servicios de salud deben
ser accesibles para todos, sin discriminación alguna, dentro de la jurisdicción
del Estado Parte. La accesibilidad presenta... dimensiones superpuestas:

• No discriminación: los establecimientos, bienes y servicios de


salud deben ser accesibles, de hecho y de derecho, a los sectores
más vulnerables y marginados de la población, sin discriminación
alguna por cualquiera de los motivos prohibidos.
• Accesibilidad física: los establecimientos, bienes y servicios de
VDOXGGHEHUiQHVWDUDODOFDQFHJHRJUi¿FRGHWRGRVORVVHFWRUHVGH
la población, en especial los grupos vulnerables o marginados,
como las minorías étnicas y poblaciones indígenas, las mujeres...
• Accesibilidad económica (asequibilidad): los establecimientos,
bienes y servicios de salud deberán estar al alcance de todos...
incluidos los grupos socialmente desfavorecidos. La equidad
exige que sobre los hogares más pobres no recaiga una carga
GHVSURSRUFLRQDGD HQ OR TXH VH UH¿HUH D ORV JDVWRV GH VDOXG HQ
comparación con los hogares más ricos...

(c) Aceptabilidad. Todos los establecimientos, bienes y servicios de salud


deberán ser respetuosos de la ética médica y culturalmente apropiados, es
decir respetuosos de la cultura de las personas, las minorías, los pueblos y
las comunidades...
(d) Calidad. Además de aceptables desde el punto de vista cultural, los
establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser también apropiados
GHVGHHOSXQWRGHYLVWDFLHQWt¿FR\PpGLFR\VHUGHEXHQDFDOLGDG
Hay mucho más que decir sobre el PIDESC y la Observación General 14,
pero detengámonos aquí para comparar la situación de Rosa María con la de
una persona saludable y con los servicios de salud en funcionamiento que
planteamos antes.

En el lugar donde vivía Rosa María no se disponía de instalaciones de salud


HQ IXQFLRQDPLHQWR \ ³HQ Q~PHUR VX¿FLHQWH´ QL WDPSRFR HVWDEDQ ³DFFHVLEOHV
para todos, sin discriminación alguna”. Los hospitales locales (salvo uno)

120
tampoco cumplieron con la “aceptabilidad”, porque no proporcionaron servicios
culturalmente apropiados para los miembros del grupo étnico de Rosa María.
7DQWR OD SDUWHUD FRPR HO SULPHU KRVSLWDO QR FXPSOLHURQ FRQ OD ³FDOLGDG´ íOD
partera, porque no supo reconocer ni tratar los signos de riesgo en el embarazo,
y el hospital, porque no tenía la capacidad adecuada para el tratamiento de
emergencias obstétricas. El léxico del PIDESC y de la Observación General 14
nos proporciona los términos que necesitamos para describir los principios que se
incumplieron en el caso de Rosa María.
(Q VHFFLRQHV SRVWHULRUHV GH OD 2EVHUYDFLyQ *HQHUDO  VH GH¿QLHURQ ODV
obligaciones fundamentales de los Estados Parte (países que han adoptado el
PIDESC) en lo que concierne a los servicios de salud. Aunque muchas de las
obligaciones fundamentales son pertinentes para el caso de Rosa María, aquí sólo
mostraremos algunos fragmentos clave:

14. La disposición relativa a “la reducción de la mortinatalidad y de la


mortalidad infantil, y el sano desarrollo de los niños” (art. 12.2 (a))
[...] se puede entender en el sentido de que es preciso adoptar medidas
para mejorar la salud infantil y materna [...] incluidos los servicios
obstétricos de urgencia y el acceso a la información, así como a los
recursos necesarios para actuar con arreglo a esa información.
18. En virtud de lo dispuesto en el párrafo 2 del artículo 2 y en el artículo
3, el Pacto prohíbe toda discriminación en lo referente al acceso a la
atención de la salud y los factores determinantes básicos de la salud,
así como a los medios y derechos para conseguirlo, por motivos de
raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole,
origen nacional o posición social [...] incluso en situaciones de
limitaciones graves de recursos es preciso proteger a los miembros
vulnerables de la sociedad mediante la aprobación de programas
especiales de relativo bajo costo.
19. En cuanto al derecho a la salud, es preciso hacer hincapié en la
igualdad de acceso a la atención de la salud y a los servicios de salud.
Los Estados tienen la obligación especial de proporcionar seguro
médico y los centros de atención de la salud necesarios a quienes
FDUH]FDQGHPHGLRVVX¿FLHQWHV\DOJDUDQWL]DUODDWHQFLyQGHODVDOXG
y proporcionar servicios de salud, impedir toda discriminación...

Tras leer los extractos anteriores, resulta claro que el Estado Parte (el gobierno
nacional del país donde vivía Rosa María) tenía el deber, conforme al Pacto
(suscrito por ese gobierno) de procurar que ella tuviese acceso a atención obstétrica
de emergencia, además de acceso a la información necesaria para poder recurrir a
esos servicios de emergencia obstétrica.
Según la Observación General 14, los Estados Parte que no hayan cumplido a
cabalidad el derecho de sus ciudadanos a la salud están obligados a hacer planes

121
HVSHFt¿FRVSDUDOD³UHDOL]DFLyQSURJUHVLYD´GHHVRVGHUHFKRV\ORVSODQHVGHEHQ
tener puntos de referencia mensurables. Entre las obligaciones fundamentales de
los Estados parte se incluyen las siguientes:

(f) Adoptar y aplicar, sobre la base de las pruebas epidemiológicas, una


estrategia y un plan de acción nacionales de salud pública para hacer frente
a las preocupaciones en materia de salud de toda la población; la estrategia y
el plan de acción deberán ser elaborados, y periódicamente revisados, sobre
la base de un proceso participativo y transparente; esa estrategia y ese plan
deberán prever métodos, como el derecho a indicadores y bases de referencia
de la salud que permitan vigilar estrechamente los progresos realizados; el
proceso mediante el cual se concibe la estrategia y el plan de acción, así como
el contenido de ambos, deberá prestar especial atención a todos los grupos
vulnerables o marginados.

A raíz del PIDESC, las gestiones que ya estaban en curso para reducir la mortalidad
PDWHUQD GLHURQ OXJDU D GH¿QLFLRQHV D~Q PiV HVSHFt¿FDV GH ODV REOLJDFLRQHV \
los derechos conexos. Las “Orientaciones técnicas sobre la aplicación de un
enfoque basado en los derechos humanos a la ejecución de las políticas y los
programas destinados a reducir la mortalidad y morbilidad prevenibles asociadas
a la maternidad”, emitidas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos (Asamblea General de las Naciones Unidas. Consejo
de Derechos Humanos 2012) proporcionaron orientación detallada sobre la
SODQL¿FDFLyQSUHVXSXHVWDFLyQHMHFXFLyQVHJXLPLHQWRHYDOXDFLyQ\VXSHUYLVLyQ
así como sobre el uso de un “enfoque de derechos humanos” para analizar la
mortalidad materna:

(MHPSORGHXQSUREOHPDLGHQWL¿FDGRODVPXMHUHVOOHJDQGHPDVLDGRWDUGHR
no solicitan asistencia obstétrica de urgencia

56. El primer paso es analizar la causa de los retrasos o del hecho de


que no se solicite asistencia. El enfoque basado en los derechos
humanos asigna al Estado la responsabilidad de asegurar que
haya establecimientos, bienes y servicios de calidad, aceptables,
asequibles y disponibles para hacer frente a los retrasos que ponen
en peligro la vida. Los retrasos en la decisión de pedir asistencia
médica, o la renuncia total a utilizar el sistema de salud, se tratan no
como elecciones personales e idiosincrásicas o como preferencias
culturales inmutables, sino como fracasos desde el punto de vista de
los derechos humanos. [. . .]
57. El segundo paso es determinar la responsabilidad respecto de cada
XQRGHORVIDFWRUHVHVSHFt¿FRVTXHFRQGXFHQDORVUHWUDVRVRDOKHFKR
de no solicitar asistencia . . .

122
58. El tercer paso es proponer las medidas que deberían adoptar
los diferentes responsables respecto de cada factor que cause el
problema, con una indicación de su prioridad . . .

La orientación técnica del Alto Comisionado aporta además otro elemento


QRWDEOHHQHOHQIRTXHGHODVROXFLyQGHSUREOHPDVíODSDUWLFLSDFLyQDFWLYDGHOD
sociedad civil en la supervisión de los esfuerzos del país para reducir la mortalidad
materna: “Para la rendición de cuentas social es necesario que la sociedad civil
y el público participen en todos los niveles de la adopción de decisiones sobre la
salud sexual y reproductiva y a lo largo de todo el ciclo de los proyectos”. Fukuda-
Parr, Freedman y Yamin, entre otros autores, han descrito este enfoque basado en
los derechos humanos e incluso lo han ampliado (Freedman 2001, Fukuda-Parr
2009, Yamin, 2013).
En el contexto de la reducción de la mortalidad materna, la elaboración de
GH¿QLFLRQHVMXUtGLFDVVREUHHOGHUHFKRDODVDOXG WDQWRHQWLHPSRVGHSD]FRPR
en tiempos de guerra) ha dado lugar a la creación de normas mediante las cuales
se pueden desarrollar y evaluar los esfuerzos gubernamentales para garantizar
los derechos a la salud. Han empezado a surgir ejemplos de la vida real sobre
la reducción de la mortalidad materna aplicando el enfoque de los derechos
humanos. En México, por ejemplo, el Observatorio de Mortalidad Materna ha
monitoreado y evaluado en el curso del tiempo los esfuerzos nacionales para
UHGXFLUODPRUWDOLGDGPDWHUQDíFRPRSDUWHGHORVHVIXHU]RVGHOSDtVSRUFXPSOLU
los Objetivos de Desarrollo del Milenio (Observatorio de Mortalidad Materna en
México, s.f.).
En otras regiones y en otras partes de América Latina varios grupos de
ciudadanos, con menos organización formal, han desarrollado sus propios enfoques
para prevenir y gestionar los problemas de salud relacionados con el embarazo
(Smith et al. 2015). En el volumen titulado Health Actions for Women [Acciones
de salud para las mujeres] hay un capítulo dedicado a las acciones comunitarias
para que el parto sea más seguro, donde se describe lo que puede hacerse en
el ámbito comunitario: formar un comité de salud de emergencia, organizar
transporte de emergencia, crear un fondo de préstamos de emergencia, establecer
casas de maternidad segura, garantizar la seguridad en la donación de sangre y
crear botiquines de medicina comunitaria (Smith et al. 2015). ¡Imaginemos cómo
habría terminado la historia de Rosa María si su comunidad hubiese establecido
un comité de salud de emergencia y un plan de transporte de emergencia!
Llegados a este punto los lectores se preguntarán si nos hemos desviado
GHPDVLDGRGHOHQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHV(OSURSLR$PDUW\D6HQD¿UPDED
TXHVLELHQHOHQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHVQRVHKDEtDGLVHxDGRHVSHFt¿FDPHQWH
para formular políticas, podría ser decisivo en los análisis que fundamentan las
decisiones políticas (Sen 2009).

123
5HVXPHQ

Así pues, volvamos a examinar el problema de la mortalidad materna a la


luz de los comentarios anteriores, subrayando los aportes complementarios
de la medicina, la salud pública, los derechos humanos y las capacidades. La
FLHQFLD PpGLFD KD LGHQWL¿FDGR IDFWRUHV GH ULHVJR LQGLFLRV VtQWRPDV \ PHGLRV
de tratamiento de la preeclampsia y la eclampsia (en el contexto de la atención
REVWpWULFDGHHPHUJHQFLD FRQHVHFRQRFLPLHQWRSRGHPRVD¿UPDUTXHHOGHFHVR
de Rosa María era casi de seguro evitable. La ciencia de la salud pública nos
permite saber cómo se distribuye el problema de la eclampsia dentro y entre
ODVSREODFLRQHV\TXpVHSRGUtDKDEHUKHFKRSDUDLGHQWL¿FDUOD\WUDWDUODHQORV
grupos de mujeres embarazadas, y no sólo a nivel individual. El enfoque desde las
capacidades nos demuestra que la privación de capacidades que sufrió Rosa María
fue uno de los factores que condujeron a su fallecimiento, y que la familia sufrió
las consecuencias de ello.
8QDQiOLVLVGHORVGHUHFKRVKXPDQRVFRQIRUPHDODOHJLVODFLyQVREUHFRQÀLFWRV
EpOLFRV UHYHOD HO SDSHO TXH WXYR HO FRQÀLFWR DUPDGR HQ HO VXIULPLHQWR GH 5RVD
María, y un análisis de los derechos humanos basado en el PIDESC nos permite
describir las características societales y del sistema de salud que mejor podrían
DSR\DU HO GLDJQyVWLFR \ HO WUDWDPLHQWR GH VX HPHUJHQFLD REVWpWULFD LGHQWL¿FDU
asimismo a las personas y las entidades que tenían el deber o la obligación de
prevenir la mortalidad materna, y además ofrecer orientaciones para los grupos
QDFLRQDOHV R VXEQDFLRQDOHV GH FLXGDGDQRV TXH GHVHHQ GH¿QLU XQD YtD SDUD OD
consecución de las capacidades humanas pertinentes. Los esfuerzos para dar
seguimiento a la mortalidad materna y reducirla en América Latina y en otras
SDUWHVFRQVWLWX\HQXQDYtDíXQDIRUPDGH³GHEDWHS~EOLFR´FRPRGLUtD$PDUW\D
6HQíSRUODFXDOORVFLXGDGDQRVSRGUtDQLGHQWL¿FDUFROHFWLYDPHQWHORTXHYDORUDQ
FRQUHVSHFWRDO³VHU\KDFHU´ \GH¿QLUTXpSDVRVKDQGHGDUD¿QGHDVHJXUDU
para sí mismos y para sus vecinos, los derechos y sus respectivas capacidades.
Todos esos enfoques tienen sus propias implicaciones para la pobreza, sea que
HVWD VH GH¿QD HQ WpUPLQRV GH UHFXUVRV PDWHULDOHV R GH OLEHUWDGHV ODV GLYHUVDV
pobrezas que afectaron a Rosa María y al sistema de salud local hicieron más
probables los errores médicos y el terrible resultado de la mortalidad materna. Los
enfoques de la medicina, la salud pública, los derechos humanos y las capacidades
pueden usarse todos juntos para aclarar cuestiones difíciles en materia de salud y
su interconexión con las diversas clases de pobreza. En seguida abordaremos dos
SUREOHPDVGHVDOXGíODKHSDWLWLV&\ODPDODULDíTXHGHMDQHQFODURRWURVDVSHFWRV
de la complementariedad de esos enfoques.

124
+HSDWLWLV&

5HODWR+HSDWLWLV&

(OVLJXLHQWHUHODWRGHVFULEHDXQDSHUVRQDDODTXHOODPDUHPRV*HRUJH
KHPRVFDPELDGRORVGHWDOOHVGHHVWHFDVRUHDO *HRUJHQDFLyHQODGpFDGD
GHHQXQSDtVGHVDUUROODGR(QVXDGROHVFHQFLDVHLQ\HFWDEDGURJDV
HQWUHHOODVKHURtQDHQFRPSDxtDGHVXVDPLJRV$PHQXGRFRPSDUWtDQDJXMDV
SRUTXHODVDJXMDVHVWpULOHVHUDQHVFDVDV\FRVWRVDV(QDTXHOHQWRQFHVHVD
SUiFWLFDQROHVSDUHFtDULHVJRVD$OFDERGHXQWLHPSR*HRUJHVXIULyXQD
LQIHFFLyQEDFWHULDOHQHOWRUUHQWHVDQJXtQHRFDVLGHVHJXURFDXVDGDSRUXQD
DJXMDFRQWDPLQDGD\KXERTXHKRVSLWDOL]DUOR(VWXYRWDQHQIHUPRTXHWXYR
TXH SHUPDQHFHU HQ FXLGDGRV LQWHQVLYRV VX FRQWHR VDQJXtQHR GHVFHQGLy
WDQWRTXHKXERTXHKDFHUOHYDULDVWUDQVIXVLRQHV/RJUyUHFXSHUDUVHSHUR
YLHQGR TXH VX HQIHUPHGDG HVWXYR D SXQWR GH FRVWDUOH OD YLGD GHFLGLy
GHMDUGHFRQVXPLUGURJDV&XOPLQyVXHGXFDFLyQVHFXQGDULD\DVLVWLyDOD
XQLYHUVLGDGGRQGHVHJUDGXyFRPRWUDEDMDGRUVRFLDO3URFXUDEDOOHYDUXQD
YLGDVDQD\VHVHQWtDELHQ
/XHJRFXPSOLGRV\DORVDxRV*HRUJHHPSH]yDVHQWLUXQFDQVDQFLR
IXHUD GH OR QRUPDO \ VH KL]R XQD UHYLVLyQ PpGLFD (O GRFWRU OH GLMR TXH
VX KtJDGR QR HVWDED IXQFLRQDQGR ELHQ 3XHVWR TXH ODV WUDQVIXVLRQHV TXH
KDEtD UHFLELGR *HRUJH VH KLFLHURQ FXDQGR QR VH FRQRFtD XQD IRUPD GH
DQDOL]DUODVDQJUHSDUDGHWHFWDULQIHFFLRQHVYLUDOHVFUyQLFDVHOPpGLFROH
KL]R XQ DQiOLVLV SDUD GHWHFWDU WUHV YLUXV LPSRUWDQWHV /RV H[iPHQHV SDUD
9,+\SDUDKHSDWLWLV%IXHURQQHJDWLYRV QRUPDOHV SHURGLRSRVLWLYRSDUD
DQWLFXHUSRVGHKHSDWLWLV& ORTXHGHPRVWUDEDTXHKDEtDHVWDGRH[SXHVWRD
KHSDWLWLV&HQDOJ~QPRPHQWR \ODVSUXHEDVGHVHJXLPLHQWRFRQ¿UPDURQ
TXHVXLQIHFFLyQGHKHSDWLWLV&D~QHVWDEDDFWLYD\OHKDEtDGHMDGRFLFDWULFHV
LPSRUWDQWHVHQHOKtJDGR$XQTXHDSDUWHGHODIDWLJD*HRUJHVHVHQWtDELHQ
HO GRFWRU UHFRPHQGy XQ WUDWDPLHQWR SDUD OD KHSDWLWLV & HQ UD]yQ GH ODV
FLFDWULFHVHQHOKtJDGR\HODOWRQLYHOGHYLUXVTXHVHOHKDEtDGHWHFWDGR(O
WUDWDPLHQWRLQFOXtDP~OWLSOHVPHGLFDFLRQHVGXUDQWHVHLVPHVHV'XUDQWHHO
WUDWDPLHQWR*HRUJHVHVHQWtDH[KDXVWRVXFRQWHRVDQJXtQHRGHVFHQGLyWDQWR
TXHKXERTXHKDFHUOHPiVWUDQVIXVLRQHV\VHGHSULPLyWDQWRTXHDGXUDV
SHQDVSRGtDLUDWUDEDMDU6XVSHQGLyHOWUDWDPLHQWRVLQKDEHUORFRQFOXLGR\
SURQWRSHUGLyVXHPSOHR\VXVHJXURGHVDOXG<DVLQORVPHGLFDPHQWRVVX
FRQWHRVDQJXtQHRVHQRUPDOL]yVDOLyGHVXGHSUHVLyQ\DSDUWHGHODIDWLJD
VHVHQWtDDFHSWDEOHPHQWHELHQ3HURVXIDWLJDQRHUDWDQDJXGDFRPRDQWHV
SRUTXH KDEtD VHJXLGR HO FRQVHMR GHO PpGLFR GH GHMDU GH LQJHULU DOFRKRO
SDUDHYLWDUTXHVXKtJDGRVHGDxDVHPiV \KDEtDHPSH]DGRDKDFHUPiV
HMHUFLFLR
*HRUJHHQFRQWUyXQQXHYRHPSOHR\YROYLyDWHQHUVHJXURGHVDOXG1R
TXHUtDYROYHUDSHQVDUQXQFDPiVHQODKHSDWLWLV&SHURVXHVSRVDORLQVWDED

125
DKDFHUVHXQDUHYLVLyQ$FXGLyDXQHVSHFLDOLVWDHQKHSDWRORJtDTXLHQOH
LQIRUPy TXH VXV DQiOLVLV GH OD IXQFLyQ KHSiWLFD HVWDEDQ SHRU TXH DQWHV
OR PLVPR TXH VXV FLFDWULFHV 3HUR WDPELpQ KDEtD EXHQDV QRWLFLDV DKRUD
VH FRQWDED FRQ QXHYRV PHGLFDPHQWRV SDUD WUDWDU OD KHSDWLWLV & \ HUDQ
PXFKRPHMRUHVTXHORVDQWHULRUHVSXHVWHQtDQPHQRVHIHFWRVVHFXQGDULRV
QR KDFtD IDOWD LQ\HFWDUVH HO WUDWDPLHQWR QR GXUDED VHLV PHVHV VLQR GRFH
VHPDQDV \ ODV SRVLELOLGDGHV GH HOLPLQDU HO YLUXV GH PDQHUD SHUPDQHQWH
HUDQGHPiVGHO6LHOYLUXVTXHGDEDHOLPLQDGRHUDPX\SUREDEOHTXH
VXKtJDGRVHUHFXSHUDVH\VHUtDPXFKRPHQRVSURSHQVRDGHVDUUROODUHQHO
IXWXURLQVX¿FLHQFLDKHSiWLFDRFiQFHUGHKtJDGR6yORKDEtDXQSUREOHPD
VXVHJXURPpGLFRQRFXEUtDORVGyODUHVTXHFRVWDEDHOWUDWDPLHQWR
*HRUJH\VXIDPLOLDQRWHQtDQHVHGLQHUR
(QWRQFHVODFOtQLFDGHVXKHSDWyORJRUHFLELyGHXQDHPSUHVDIDUPDFpXWLFD
XQD LPSRUWDQWH GRQDFLyQ GH PHGLFDPHQWRV SDUD EULQGDU WUDWDPLHQWR
LQPHGLDWRDSDFLHQWHVGHKHSDWLWLV(VSHUDEDQFRQWDUFRQPiVGRQDFLRQHV
GHPHGLFDPHQWRVHQHOIXWXURSHURHQHVHPRPHQWRVyORSRGtDQVHOHFFLRQDU
D  GH VXV SDFLHQWHV PiV HQIHUPRV SDUD GDUOHV WUDWDPLHQWR JUDWXLWR
¢4XHUUtD *HRUJH TXH VH LQFOX\HVH VX QRPEUH HQ XQD ORWHUtD SDUD UHFLELU
WUDWDPLHQWRJUDWXLWRFRQWUDODKHSDWLWLV&"$*HRUJHOHSDUHFLyTXHHVHHUD
XQPRGRPX\H[WUDxRGHWRPDUGHFLVLRQHVVREUHXQWUDWDPLHQWRPpGLFRSHUR
VXGRFWRUOHH[SOLFyTXHXQJUXSRGHORVSDFLHQWHVPiVHQIHUPRVGHKHSDWLWLV
&HQVXFOtQLFDKDEtDQGHFLGLGRTXHXQDORWHUtDVHUtDODPDQHUDPiVMXVWD
GHGHFLGLUDTXLpQHVVHOHVDSOLFDEDSULPHURHOWUDWDPLHQWR/DIDPLOLDGH
*HRUJHORFRQYHQFLyGHTXHSDUWLFLSDVHGDGRTXHWHQtDKLMRVSHTXHxRV\TXH
HOHVSHFLDOLVWDOHKDEtDGLFKRTXHHVWDEDPX\FHUFDGHSDGHFHULQVX¿FLHQFLD
KHSiWLFD*HRUJHIXHXQRGHORVJDQDGRUHVGHODORWHUtD3DUDHVHHQWRQFHV
*HRUJHOOHYDEDDxRVVLQFRQVXPLUDOFRKROQLGURJDV\WHQtDPXFKRDSR\R
GHVXIDPLOLD\VXVDPLVWDGHVQXQFDIDOODEDHQVXVPHGLFDFLRQHVSDUDOD
KHSDWLWLV&\WHUPLQyHOWUDWDPLHQWRVLQVXIULUPD\RUHVHIHFWRVVHFXQGDULRV
)LQDOPHQWHHOGRFWRUGHFODUyTXHHVWDEDFXUDGR
*HRUJH\VXIDPLOLDVHVHQWtDQVXPDPHQWHDIRUWXQDGRV/XHJR*HRUJHVH
HQWHUyGHTXHXQRGHVXVDPLJRVGHODVHFXQGDULDWDPELpQSDGHFtDKHSDWLWLV
&FRPSOLFDGDFRQFiQFHUGHKtJDGR\VHVLQWLyPX\PDOSRUTXHVXDPLJR
QRKDEtDWHQLGRODPLVPDRSRUWXQLGDGGHUHFLELUWUDWDPLHQWR*HRUJHDKRUD
WUDEDMDFRPRYROXQWDULRHQXQDRUJDQL]DFLyQVLQ¿QHVGHOXFURTXHVHRFXSD
GH TXH ORV IiUPDFRV SDUD OD KHSDWLWLV & HVWpQ DO DOFDQFH GH TXLHQHV ORV
QHFHVLWDQ \ HQ OD SDUHG GH VX R¿FLQD GH WUDEDMR VRFLDO WLHQH FROJDGR XQ
FDUWHOFRQLQIRUPDFLyQVREUHODKHSDWLWLV&

La enfermedad que suele llamarse “hepatitis C” la causa el virus del mismo


QRPEUHTXHVyORSXGRLGHQWL¿FDUVHD¿QDOHVGHODGpFDGDGH :HEVWHUHW
DO (OYLUXVGHODKHSDWLWLV&LQIHFWDHLQÀDPDHOKtJDGRKXPDQR\SXHGH
VHU OHWDO GHELGR D VXV GLYHUVDV FRPSOLFDFLRQHV LQVX¿FLHQFLD KHSiWLFD FiQFHU

126
de hígado, sangrado intestinal, etc.), mismas que no suelen ocurrir sino hasta
años o décadas después de la infección inicial. La hepatitis C por lo general se
WUDVPLWHGHSHUVRQDDSHUVRQDPHGLDQWHFRQWDFWRFRQVDQJUHFRQWDPLQDGDíSRU
agujas sucias que se usan en los centros de salud o durante el consumo de drogas
ilícitas, por transfusiones de sangre no analizada, y (en cantidad mucho menor)
por actividad sexual o por el nacimiento de un bebé de una madre infectada.
Al momento de la infección no suele haber síntomas, por lo que el diagnóstico
suele ser tardío. Aunque el sistema inmunológico de algunas personas resuelve la
infección sin ningún tratamiento, la mayoría de las personas infectadas padecen la
enfermedad de por vida. Los primeros tratamientos para la hepatitis C causaban
muchos efectos secundarios y no lograban curar a muchos pacientes (Webster et
al. 2015). En el siglo presente, los tratamientos que incluyen combinaciones de
YDULRVPHGLFDPHQWRV¿QDOPHQWHORJUDURQFXUDUDPiVGHODPLWDGGHORVSDFLHQWHV
y se han alcanzado tasas de curación de más del 90% con combinaciones de
medicamentos costosos pero muy bien tolerados que deben tomarse a diario
durante un mínimo de ocho semanas (Webster et al. 2015).
Como en el caso anterior, exploraremos el caso de George desde varias
perspectivas complementarias, pero trataremos de no repetir lo que ya se dijo en
el caso de la enfermedad de Rosa María.

$QiOLVLVGHXQDHQIHUPHGDG KHSDWLWLV& \VXWUDWDPLHQWRHQXQSDFLHQWH

El caso de George es distinto del de Rosa María. Cuando él sufrió la infección


inicial no había manera de diagnosticar ni de tratar la enfermedad. Pasó
PXFKRVDxRVVLQPRVWUDUVtQWRPDV&XDQGR¿QDOPHQWHGHVDUUROOyIDWLJD\EXVFy
atención médica, su hepatitis se pudo diagnosticar prontamente y dio comienzo
al tratamiento, pero él no pudo aguantar los efectos secundarios. Se le volvió a
tratar con medicamentos mejores poco después de que esos fármacos estuvieron
disponibles, y se curó.
En el caso de George, no hubo errores médicos que ocasionaran su problema. Ni
siquiera puede decirse que en el análisis de sus primeras transfusiones sanguíneas
no se logró detectar la hepatitis C, porque en ese entonces no existía ningún
análisis para detectarlo. Para examinar la enfermedad de George necesitamos una
perspectiva distinta.

$QiOLVLVGHVGHODVDOXGS~EOLFD

¿El de George es un caso aislado, o hubo otros que tengan o hayan tenido
HVH GLDJQyVWLFR \ HQFRQWUDURQ GL¿FXOWDGHV SDUD DFFHGHU DO WUDWDPLHQWR" 6HJ~Q
la OMS, para 2015 había entre 130 millones o 150 millones de personas que
padecían hepatitis C crónica, unas 500,000 personas fallecieron cada año por
complicaciones de esa enfermedad, y las regiones más afectadas eran África, Asia
Central y Asia Oriental. Así pues, como en el caso de la mortalidad materna, los

127
decesos resultantes se cuentan por cientos de miles, y el problema es peor en las
zonas más pobres del mundo (World Health Organization 2015a).

Cuadro 4.4 Análisis desde la enfermedad: George y la hepatitis C

• ¿Cuál fue el diagnóstico médico? ,QIHFFLyQ FUyQLFD SRU KHSDWLWLV & FRQ
HYROXFLyQDGDxRKHSiWLFRHLQVX¿FLHQFLDKHSiWLFDLQPLQHQWH
• ¿Qué errores médicos ocasionaron resultados adversos? En este caso,
HO UHVXOWDGR ¿QDO IXH EXHQR \ QR KXER HUURUHV PpGLFRV GH LPSRUWDQFLD (O
diagnóstico y el tratamiento inicial se demoraron porque no había síntomas,
QLH[iPHQHVGHODERUDWRULRFRQ¿DEOHVQLPHGLFDPHQWRVH¿FDFHV6XSULPHU
WUDWDPLHQWR IDOOy SRUTXH QR IXH SRVLEOH FRQWURODU ORV HIHFWRV VHFXQGDULRV
\ SRUTXH HO WUDWDPLHQWR HQ Vt QR HUD PX\ H¿FD] \ QR SRUTXH KXELHVH
ocurrido algún error médico. En cuanto estuvieron disponibles los primeros
WUDWDPLHQWRVSDUDODKHSDWLWLV&UHDOPHQWHH¿FDFHV\ELHQWROHUDGRV*HRUJH
UHFLELyVXVHJXQGDURQGDGHWUDWDPLHQWR\IXHXQp[LWR6XVPpGLFRVDFWXDURQ
FRQODSURQWLWXG\ODH¿FDFLDTXHSHUPLWtDODFLHQFLDHQDTXHOHQWRQFHV TXH
D~Q HVWDED HYROXFLRQDQGR  \ FRQIRUPH OR SHUPLWLy OD IRUWXLWD GRQDFLyQ GH
medicamentos.

Cuadro 4.5 Análisis desde la salud pública, paso 1: ¿Qué tan grande es el
problema de la hepatitis C, y dónde se concentra?

• ¿Cuántas personas padecen hepatitis C?0iVGHFLHQPLOORQHV&DGDDxR


PXHUHQSRUHVDHQIHUPHGDGXQDVSHUVRQDV
• ¢(QGyQGHHVWiQHVDVSHUVRQDV"(QWRGDVSDUWHVSHURVREUHWRGRHQÈIULFD
y Asia.

(O VHJXQGR SDVR HQ QXHVWUR DQiOLVLV GHVGH OD VDOXG S~EOLFD HV LGHQWL¿FDU ODV
brechas en la prevención, diagnóstico y tratamiento de la hepatitis C. La OMS,
los centros estadounidenses para la prevención y control de enfermedades (CDC,
por sus siglas en inglés), así como otras agencias, han examinado en detalle esos
problemas durante la década anterior. Las recomendaciones de la OMS para la
prevención incluyen ahora suministrar “material de inyección estéril” para las
personas que se inyectan drogas, y analizar la sangre donada para detectar las
hepatitis (World Health Organization 2015a). La Asociación Estadounidense para
el Estudio de las Enfermedades Hepáticas (AASLD, por sus siglas en inglés)
ahora recomienda que a todos los pacientes con hepatitis C crónica se les ofrezca
tratamiento efectivo en cuanto se les diagnostique (www.aasld.org).
En el caso de George, el origen más probable de su infección fueron las
inyecciones de heroína, pero también pudo haberse contagiado con agujas
contaminadas o por las transfusiones que recibió durante su hospitalización.
Debido a que la causa de la hospitalización fueron las complicaciones derivadas

128
del consumo de heroína, la mejor prevención para la infección de George hubiera
sido evitar las inyecciones de heroína en cualquiera de los dos escenarios. Sin
embargo, de haber tenido acceso continuado a agujas estériles, su adicción a la
heroína no habría tan peligrosa para su salud.

Cuadro 4.6 Análisis desde la salud pública, paso 2: Brechas y demoras en la


prevención y atención que se le dio a George

• Prevención: Si existían programas de prevención del uso indebido de drogas


cuando George era adolescente, no lograron evitar que consumiese heroína
QLLQIRUPDUOHVREUHODVLQIHFFLRQHVWUDQVPLWLGDVSRUYtDVDQJXtQHD&XDQGR
UHFLELyVXVSULPHUDVWUDVIXVLRQHVGHVDQJUHD~QQRVHGLVSRQtDGHQLQJXQD
SUXHEDSDUDGHWHFWDUODKHSDWLWLV&HQODVDQJUHWUDVIXQGLGD
• Diagnóstico: /D GHPRUD HQ HO GLDJQyVWLFR GH *HRUJH IXH GHELGD D TXH
GXUDQWH ORV SULPHURV DxRV GH VX LQIHFFLyQ FUyQLFD QR H[LVWtDQ DQiOLVLV GH
VDQJUHHVSHFt¿FRVQLWDPSRFRSUHVHQWDEDVtQWRPDV'HKHFKRHQORVDxRV
de su juventud aún no se descubría la existencia del virus de la hepatitis C.
• Tratamiento: &XDQGR*HRUJHVHLQIHFWyQRKDEtDWUDWDPLHQWRSDUDODKHSDWLWLV
&6XSULPHULQWHQWRGHUHFLELUWUDWDPLHQWRQRWXYRp[LWRSRUTXHORVIiUPDFRV
GLVSRQLEOHVFDXVDEDQHIHFWRVVHFXQGDULRVTXHOHUHVXOWDEDQLQVRSRUWDEOHV
3RUIRUWXQDYROYLyDEXVFDUDWHQFLyQPpGLFDHQFXDQWRKXERPHGLFDPHQWRV
VHJXURV \ H¿FDFHV \ JUDFLDV D OD LQXVXDO FLUFXQVWDQFLD GH OD ORWHUtD ORJUy
tener acceso a un tratamiento sumamente costoso.

Este análisis es muy diferente del caso de Rosa María. En el caso de la eclampsia,
ORV PHMRUHV PHGLRV GH GLDJQyVWLFR \ WUDWDPLHQWR HVWDEDQ GH¿QLGRV GHVGH KDFtD
décadas, aunque con el tiempo se habían ido perfeccionando. En teoría, el
tratamiento adecuado estaba disponible cerca del pueblo de Rosa María, pero no
estaba disponible para ella por motivos de su pobreza, su etnia y su situación de
desplazada dentro de su propio país. En el caso de George, cuando contrajo la
infección no se conocía la existencia de la hepatitis C, y sólo años después de
haberse infectado se descubrieron buenos métodos de diagnóstico y tratamiento.

+HSDWLWLV&$QiOLVLVGHVGHODVFDSDFLGDGHV

¿Qué se puede decir sobre la hepatitis C de George y las capacidades que no se


haya dicho ya cuando examinamos el caso de la eclampsia? George tuvo suerte
porque su enfermedad se curó antes de que le causara muerte o discapacidad, y
una vez curado estaba en posición de “ser y hacer” aquello que él valoraba. Pero
hay otros dos aspectos del enfoque desde las capacidades que conviene explorar
aquí: la “agencia” y los “derechos”.
Amartya Sen ha escrito mucho sobre la agencia y las capacidades. Ha señalado
que la “libertad de agencia” de una persona puede apoyar los esfuerzos de la
persona de ayudar a los demás, pues no sólo sirve para los deseos individuales
(Sen 2009). En el caso de Rosa María, la privación total de sus capacidades la
privó también de su propia agencia (aunque su familia y sus vecinos se valieron

129
de su propia agencia para tratar de salvarla). Pero la historia de George es distinta.
Sus metas y valores abarcaban mucho más que el bienestar o la felicidad a corto
plazo. Dejó de consumir drogas y alcohol (sustancias que empezó a usar por la
sensación de felicidad que le causaban al principio) y se dedicó a otros objetivos
que consideraba más valiosos: sentirse saludable, culminar su educación y cuidar
a su familia. Por esas mismas razones buscó por segunda vez tratamiento para la
hepatitis C, pese a sus temores por la toxicidad de la medicación. Sus compañeros,
los otros pacientes de hepatitis C, usaron su libertad de agencia no sólo para su
propia ventaja individual, sino para apoyar lo que a su juicio era una distribución
“justa” de los costosos medicamentos. Por último, George se convirtió en activista
SDUDORJUDUTXHPiVSHUVRQDVíFRPRVXDPLJRGHODHVFXHODVHFXQGDULDíWXYLHVHQ
acceso al tratamiento de la hepatitis C.
El papel de George como activista también es relevante para el tema de la
obtención de derechos. Martha Nussbaum ha dicho con toda claridad que su lista
de las capacidades básicas puede verse también como una lista de las libertades a
las que todo ser humano tiene derecho en virtud de ser humano. En este sentido
GHVFULSWLYR³GHUHFKR´QRVLJQL¿FDGHUHFKRDGLQHURXREMHWRVXRWUDVFRVDVWDQJLEOHV
ORTXHDPHQXGRVHGHQRPLQDHOVLJQL¿FDGR³QRUPDWLYR´GHOGHUHFKR0iVELHQOR
que Nussbaum dice es que “las capacidades centrales son derechos fundamentales
inherentes a la idea de la justicia social mínima, o de una vida con verdadera
dignidad humana” (Nussbaum 2011, traducción nuestra). Esos derechos, aunque
en teoría son fundamentales, han de “garantizarse” para que puedan llevarse a la
práctica. En el caso de la hepatitis C de George, de no haber tenido acceso a ese
tratamiento de alta calidad, habría ido perdiendo progresivamente gran cantidad
GHFDSDFLGDGHVFHQWUDOHVDPHGLGDTXHVXHQIHUPHGDGGHULYDVHHQLQVX¿FLHQFLD
hepática y/o cáncer hepático o fallecimiento. Pero se libró de esas consecuencias
JUDFLDVDTXHWXYRODIRUWXQDGHJDQDUODORWHUtDí\QRSRUTXHODVRFLHGDGKXELHVH
tomado disposiciones para garantizar su derecho a la “salud corporal” ante los
riesgos derivados de la hepatitis C. Los otros 130 o 150 millones de ciudadanos
y ciudadanas de la Tierra infectados con hepatitis C no podrán, en su mayor
parte, disfrutar de tan felices circunstancias. George se dedicó al activismo para
garantizar que los demás tuviesen los derechos que les corresponden.

(OSDSHOGHODSREUH]D KHSDWLWLV&

Igual que en el caso de la eclampsia, la hepatitis C se asocia de múltiples maneras


con varios tipos de pobreza. La hepatitis C causa pobreza monetaria y de ingresos
y pobreza de capacidades en aquellas personas que están demasiado enfermas
para trabajar. La falta de dinero o de ingresos o de libertades o de oportunidades
en el ámbito individual o en el sistema de salud puede aumentar la probabilidad
de contraer hepatitis C (mediante prácticas riesgosas de inyección o trasfusión,
por ejemplo) y puede reducir la probabilidad de obtener un diagnóstico temprano
\XQWUDWDPLHQWRH¿FD]

130
$QiOLVLVGHODKHSDWLWLV&GHVGHORVGHUHFKRVKXPDQRV

9ROYDPRV D H[DPLQDU DKRUD OD FXHVWLyQ GHO WUDWDPLHQWR H¿FD] GH OD KHSDWLWLV
C en términos de los requisitos de disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad
y calidad que establece la Observación General 14. Para nuestros propósitos,
XQ WUDWDPLHQWR H¿FD] VH GH¿QH FRPR DTXHO TXH FRQVWD GH XQD FRPELQDFLyQ
estipulada y bien estudiada de medicamentos antivirales de acción directa que
se sabe que da lugar a una alta probabilidad de que desaparezca el virus de la
hepatitis C de la sangre y del hígado, y administrado durante un período que se
sabe que es lo bastante prolongado como para producir altas tasas de curación,
y administrado en un entorno que permita dar apoyo adecuado a los pacientes y
supervisar la respuesta al tratamiento. Debido a que los mejores medicamentos
eran tan costosos, la posibilidad de que George recibiera un tratamiento adecuado
para su hepatitis C no parecía en un principio mucho mayor que la que habría
tenido si fuera residente de un país mucho más pobre. ¿Cuáles son los deberes y
obligaciones de los países donde existe la hepatitis C? ¿Existe un procedimiento
paralelo al que se instituyó para reducir la mortalidad materna? La hepatitis C no
se menciona directamente en el PIDESC ni en la Observación General 14, pero
existe una clara intención de apoyar el control de las enfermedades infecciosas
más importantes, como son el sida y la malaria. Los debates sobre la desigualdad
en el acceso al tratamiento para la hepatitis C no eran tan enfáticos cuando los
tratamientos eran muy tóxicos y las tasas de curación muy reducidas. Pero con los
DYDQFHVUHFLHQWHV\ODDSUREDFLyQGHWUDWDPLHQWRVTXHVRQPiVH¿FDFHV\PXFKR
menos tóxicos (aunque muy costosos: a veces cada tableta llega a costar más de
mil dólares) el debate se ha activado mucho más, y se han hecho más explícitos
los vínculos entre el acceso al tratamiento para la hepatitis C y las preocupaciones
por los derechos humanos.

&XDGUR(O3,'(6&\HOWUDWDPLHQWRH¿FD]SDUDODKHSDWLWLV&

• Disponibilidad: +DVWD HO DxR  DSUR[LPDGDPHQWH HO WUDWDPLHQWR QR


HVWXYR UHDOPHQWH GLVSRQLEOH IXHUD GHO iPELWR GH OD LQYHVWLJDFLyQ SRUTXH
ORV PHGLFDPHQWRV PiV H¿FDFHV QR KDEtDQ VLGR GHVDUUROODGRV R SUREDGRV
adecuadamente.
• Accesibilidad  6LQGLVFULPLQDFLyQ*HRUJHQRVXIULyGLVFULPLQDFLyQVDOYR
alguna que pudiese catalogarse bajo el rubro de la “accesibilidad económica”
que describimos a continuación.
• Accesibilidad  $FFHVLELOLGDGItVLFD*HRUJHWXYRDFFHVRItVLFRDXQFHQWUR
de salud dotado con un especialista en hepatología, un laboratorio y una
IDUPDFLD
• Accesibilidad   $FFHVLELOLGDG HFRQyPLFD (QWUH OD SULPHUD \ OD VHJXQGD
ronda de su tratamiento para la hepatitis C, George no tuvo seguro de salud,
y no habría podido costear la consulta con un especialista ni el tratamiento

131
adecuado para la hepatitis C. Cuando obtuvo su nuevo seguro de salud,
pudo consultar a un especialista sin pasar penurias económicas, pero su
seguro no cubría los medicamentos, costo que no podía solventar por sus
propios medios. La inusual coincidencia de la lotería le libró de las agudas
UHVWULFFLRQHV TXH DIHFWDQ D PXFKRV GH ORV SDFLHQWHV GH KHSDWLWLV & VL QR
HVTXHDODPD\RUtD 1RWD'HVGHTXH*HRUJHUHFLELyVXWUDWDPLHQWRVHKD
PHMRUDGRHQFLHUWRVHQWRUQRVHODFFHVRDORVIiUPDFRVSDUDODKHSDWLWLV&
GHELGRDORVSURJUDPDVGHDVLVWHQFLDGHORVIDEULFDQWHVDODPRGHUDFLyQGH
ODVSROtWLFDVGHODVDVHJXUDGRUDV\DODVQHJRFLDFLRQHVVREUHORVSUHFLRV 
• Calidad: La calidad del tratamiento al que George tuvo acceso en primera
instancia no era buena. La segunda vez que acudió encontró tratamiento
de alta calidad debido a que se habían desarrollado nuevos regímenes de
medicación.

A mediados del año 2015, la OMS añadió a su Lista Modelo de Medicamentos


(VHQFLDOHV FLQFR GH ORV IiUPDFRV PiV UHFLHQWHV \ H¿FDFHV SDUD OD KHSDWLWLV &
(World Health Organization 2015b). Se espera que las versiones genéricas y a
menor costo de los nuevos regímenes estándar estén disponibles en los países
más pobres. En Egipto, donde grandes cantidades de personas se contagiaron de
esta enfermedad por usar jeringas contaminadas, se ha gestionado una reducción
de más del 90% en el precio de los fármacos para la hepatitis C (World Health
Organization 2014a). Algunas organizaciones humanitarias, como es Médicos sin
Fronteras (MSF) han propugnado por aumentar la disponibilidad de tratamiento
H¿FD]SDUDODKHSDWLWLV& 0pGHFLQV6DQV)URQWLqUHVVI 
Esta es una interesante variación del concepto de “realización progresiva
del derecho a la salud”, según se describe en la Observación General 14. Esta
“realización progresiva” originalmente se describía como un proceso de reajuste
para los países que tenían limitaciones de recursos y no podían adoptar de la
QRFKHDODPDxDQDPHGLGDVVDQLWDULDVH¿FDFHV/RVYHORFHVDYDQFHVGHODFLHQFLD
en cuanto al diagnóstico y tratamiento de la hepatitis C han forzado otro tipo
de realización progresiva, ya no impulsada por el modelo de reajuste, sino por
el imperativo de mantenerse al día con el desarrollo de nuevos diagnósticos y
nuevos fármacos.

5HVXPHQ

/DKLVWRULDGH*HRUJHHQFRQWUDVWHFRQODGH5RVD0DUtDWXYRXQ¿QDOIHOL]/D
diferencia en los resultados se debe a la diferencia de las fuerzas. Ya antes de su
enfermedad Rosa María no disfrutaba de las mismas oportunidades y libertades
TXHWHQtD*HRUJHGHELGRDOFRQÀLFWRDUPDGRDVXHWQLD\DODSREUH]DH[WUHPD
de su familia, de la comunidad y del sistema local de salud. La enfermedad de
ella tuvo un comienzo abrupto, y para poder sobrevivir necesitaba obtener un

132
WUDWDPLHQWRH¿FD]HQFXHVWLyQGHKRUDVRGtDVSRUORTXHWXYRPX\SRFRWLHPSR
para que evolucionara su estrategia de salud. Estaba tan enferma que no pudo
ejercer su agencia. Poco después de su deceso se ampliaron las normas y políticas
de derechos humanos concernientes a la mortalidad materna, y en algunos países
la sociedad civil asumió esa causa de una manera que, de haber ocurrido antes,
habría podido salvar la vida de Rosa María. De hecho, en el país donde murió
Rosa María la ley garantiza ahora transporte gratuito en ambulancia y tratamiento
gratuito de las emergencias obstétricas.
En contraste, George vivía en una sociedad más rica, y pasaron décadas para
TXHVXKHSDWLWLV&DYDQ]DUDKDVWDFRQYHUWLUVHFDVLHQXQDLQVX¿FLHQFLDKHSiWLFD
'XUDQWHHVHSHULRGRODFLHQFLDPpGLFDKL]RHQRUPHVSURJUHVRVíVHLGHQWL¿FyHO
virus de la hepatitis C, se desarrollaron pruebas de laboratorio y los regímenes de
tratamiento recién descubiertos tuvieron pocos efectos secundarios y, por lo general,
condujeron a la curación de la enfermedad. George tuvo educación universitaria
y seguro de salud y acceso a un especialista en hepatología. Tuvo además la gran
fortuna de ser ganador en la lotería de un tratamiento farmacológico. Gracias a
que su tratamiento fue exitoso, George pudo conservar importantes libertades y
oportunidades, y ejerció su agencia no sólo para preservar su propia salud, sino
para abogar por la salud de los demás. El enfoque de su activismo posterior al
WUDWDPLHQWRUHFLELyODLQÀXHQFLDGHLQLFLDWLYDVSUHYLDVHQPDWHULDGHGHUHFKRVGH
VDOXG D ¿Q GH UHGXFLU OD PRUWDOLGDG PDWHUQD \ DPSOLDU HO WUDWDPLHQWR GHO9,+
sida (Ford et al. 2012), entre otras causas, y podría, en el futuro, ayudar a crear
HOGHUHFKRQRUPDWLYRGHXQ³WUDWDPLHQWRH¿FD]FRQWUDODKHSDWLWLV&´SDUDDSR\DU
los derechos descriptivos de las demás personas a gozar de “salud corporal”. Así
pues, vemos que los conceptos de la medicina, la salud pública, las capacidades
y los derechos humanos son destacados en ambos casos, pero de distinto modo.

Malaria

5HODWR0DODULD

/D PDGUH GH /X] YLYtD FHUFD GH XQ DQFKXURVR UtR DIULFDQR TXH VH
GHVERUGDEDXQD\RWUDYH]\FX\DVPiUJHQHVLQXQGDGDVHUDQXQSDUDtVR
SDUDORVPRVTXLWRV&XDQGRHOUtRFUHFtDORVUHVLGHQWHVORFDOHVYLDMDEDQHQ
FDQRDDORVFHQWURVGHVDOXG LEDQUHPDQGRSRUODVFDOOHV SHURORVYHKtFXORV
GHO0LQLVWHULRGH6DOXGQRSRGtDQWUDQVLWDUSRUORVFDPLQRVGHPRGRTXH
ORVPHGLFDPHQWRV\RWURVVXPLQLVWURVQRVHUHDEDVWHFtDQQRVHGLVSRQtDGH
DPEXODQFLDV\ORVFHQWURVGHVDOXGFDUHFtDQGHSHUVRQDO(QDOJXQDVWLHQGDV
ORFDOHV VH YHQGtDQ PRVTXLWHURV WUDWDGRV FRQ LQVHFWLFLGD GLVHxDGRV SDUD
DWUDHU\PDWDUDORVPRVTXLWRVTXHSLFDQGHQRFKH SHURODPDGUHGH/X]
QRSRGtDFRVWHDUVHXQR$OJXQRVGHHVRVPRVTXLWHURVVHVXPLQLVWUDEDQVLQ
FRVWRHQORVFHQWURVGHVDOXGSHURHUDQVyORSDUDPXMHUHVHPEDUD]DGDVTXH
HVWDEDQLQIHFWDGDVFRQ9,+/DPDGUHGH/X]TXHGyHPEDUD]DGDGXUDQWH

133
ODHVWDFLyQOOXYLRVD\SDGHFLyPDODULDHQGRVRFDVLRQHVDQWHVGHTXH/X]
QDFLHUD(QDPEDVRFDVLRQHVXQSURPRWRUGHVDOXGFRPXQLWDULDHQWUHQDGR
SRU HO 0LQLVWHULR GH 6DOXG \ TXH YLYtD HQ HO PLVPR SXHEOR OOHYy D FDER
GLDJQyVWLFRVGHPDODULDPHGLDQWHXQSLQFKD]RHQHOGHGR\OXHJRVXPLQLVWUy
WDEOHWDV DQWLPDODULD /DV WDEOHWDV VH GLVWULEXtDQ VLQ FRVWR D FXHQWD GHO
0LQLVWHULRGH6DOXG\DOSDUHFHUVXUWLHURQHIHFWRHQDPEDVRFDVLRQHV6LQ
HPEDUJRHOSURPRWRUGHVDOXGFRPXQLWDULDQREULQGDEDDWHQFLyQSUHQDWDO
\ODPDGUHGH/X]QRORJUyDFXGLUQLXQDVRODYH]DOFHQWURGHVDOXGGHVX
GLVWULWRSDUDUHFLELUDWHQFLyQSUHQDWDO)LQDOPHQWH/X]QDFLyHQVXKRJDU
(OSDUWRRFXUULyXQPHVDQWHVGHORGHELGR\ODQHQDHUDPHQXGLWDSHVy
SRFRPiVGHFXDWUROLEUDV XQRVGRVNLORV SHURORJUyVREUHYLYLU
'HUHFLpQQDFLGD/X]HVWDEDVLHPSUHHQYXHOWDHQFDQWLGDGGHURSDV\
WUDSRVSDUDTXHORVPRVTXLWRVQRSXGLHUDQDWDFDUOD&XDQGRFUHFLyXQSRFR
VXKHUPDQDPD\RUODOOHYyDMXJDUDODLUHOLEUH6XIULyYDULDVSLFDGXUDVGH
PRVTXLWRV3UHVHQWy¿HEUH\VHYROYLyDSiWLFDQRPLUDEDDVXPDGUHQRVH
DPDPDQWDEDQLLQJHUtDDOLPHQWRV\VHYHtDSiOLGD(OSURPRWRUGHVDOXGGH
ODFRPXQLGDGOHGLDJQRVWLFyPDODULD/X]HVWDEDGHPDVLDGRHQIHUPDSDUD
GHJOXWLUODVWDEOHWDV\HOSURPRWRUQRWHQtDRWUDPDQHUDGHVXPLQLVWUDUOH
HOPHGLFDPHQWR(OSDGUHGH/X]VHPRQWyHQVXYHWXVWDELFLFOHWD\VHIXH
SHGDOHDQGRKDVWDHOFHQWURGHVDOXGFRQODPDGUHPRQWDGDGHWUiV\ODQHQD
HQ EUD]RV /D HQIHUPHUD GHO FHQWUR GH VDOXG YROYLy D SLQFKDU HO GHGR GH
/X]\OHVLQIRUPyDORVSDGUHVTXHDGHPiVGHODPDODULD/X]PRVWUDEDXQ
FRQWHRVDQJXtQHRSHOLJURVDPHQWHEDMR/DHQIHUPHUDOHDSOLFyXQDLQ\HFFLyQ
DQWLPDODULD\OODPyDOPpGLFRSDUDTXH/X]IXHVHLQWHUQDGDHQHOSHTXHxR
SDEHOOyQGHOKRVSLWDOGRQGHOHGDUtDQWUDWDPLHQWR3DUDDVRPEURGHWRGRV
/X]VREUHYLYLy\SXGRUHJUHVDUDVXFDVD
3RUHVDPLVPDpSRFDXQDRUJDQL]DFLyQGHD\XGDVLQ¿QHVGHOXFURSXVR
HQPDUFKDXQSURJUDPDSDUDPHMRUDUODVDOXGLQIDQWLOHQHOGLVWULWR/OHJDURQ
DODYLYLHQGDGHODIDPLOLD\HYDOXDURQD/X]/DQHQDQRKDEtDDSUHQGLGR
DURGDUVREUHODFDPDDJDWHDUQLDFDPLQDUFRPRHUDGHHVSHUDUVHDVX
HGDG\VXYRFDEXODULRFRQVWDEDGHODPLWDGGHODVSDODEUDVTXHGHEHUtD
FRQRFHUVHJ~QVXUDQJRHWDULR6XHVWDWXUD\VXSHVRHUDQPXFKRPHQRUHV
TXHORVGHELGRVDVXVPHVHV
(O SUR\HFWR SURYH\y D /X] \ D OD IDPLOLD GH PRVTXLWHURV WUDWDGRV
FRQ LQVHFWLFLGD \ D OD QLxD OH GLHURQ VXSOHPHQWRV GH KLHUUR \ YLWDPLQDV
DGHPiVGHXQVXSOHPHQWRDOLPHQWLFLRDEDVHGHQXHFHVSDUDDXPHQWDUVX
HQHUJtD8QDSHUVRQDYROXQWDULDOOHJDEDDOKRJDUXQDYH]SRUVHPDQDSDUD
HQVHxDUOHVDORVSDGUHV\DODKHUPDQDGH/X]DHODERUDUMXJXHWHVFDVHURV
\DRUJDQL]DUMXHJRVHGXFDWLYRVSDUD/X]3RFRDSRFRODQLxDHPSH]yD
GHVDUUROODUVHPiVVHIRUWDOHFLyItVLFDPHQWH\VHYROYLyPiVDFWLYDDGHPiV
GHTXHVXYRFDEXODULRVHLQFUHPHQWyDPD\RUYHORFLGDG

134
La malaria (también llamada paludismo) no es solamente una enfermedad, ni
tiene una sola causa y una sola consecuencia, ni podríamos describirla aquí con
todo el detalle que merece (a quienes se interesen en el tema, les recomendamos
comenzar con la edición más reciente del Informe Anual de la OMS sobre el
paludismo en el mundo: Organización Mundial de la Salud, Programa Mundial
sobre Paludismo 2014). Pero aquí describimos algunos datos básicos.
Cuatro protozoarios de la familia Plasmodium (P. falciparum, P. vivax, P. malariae
y P. ovale) son los causantes de casi todos los casos de malaria en humanos; el más
letal de los cuatro es P. falciparum. La malaria o paludismo se transmite a los seres
humanos casi exclusivamente a través de picaduras de mosquitos infectados. Esta
infección puede evolucionar de varias maneras: (a) malaria sin complicaciones
SULQFLSDOPHQWH¿HEUHHVFDORIUtRV\GRORU  E PDODULDDJXGD FRQFRQYXOVLRQHV
coma, anemia profunda o/y otras complicaciones potencialmente letales); (c)
malaria crónica “asintomática” (los parásitos de la malaria viven en el torrente
sanguíneo, pero el paciente no se siente enfermo); (d) malaria recurrente (como
la malaria aguda, con la salvedad de que después del primer episodio algunos
parásitos permanecen en el hígado del huésped, donde no causan síntomas hasta
que, en una fecha posterior impredecible, la enfermedad vuelve a manifestarse y
UHDSDUHFHQOD¿HEUH\RWURVVtQWRPDV  H PDODULDSODFHQWDULD HOSDUiVLWRVHDtVOD
en la placenta de la mujer embarazada, donde puede perjudicar el crecimiento del
feto y/o causar inicio prematuro del parto o pérdida del embarazo).
&RQ XQ GLDJQyVWLFR WHPSUDQR \ XQ WUDWDPLHQWR H¿FD] OD PD\RU SDUWH GH ORV
enfermos, sean niños o adultos, se recuperan por completo de los episodios de
malaria. Pero cuando la malaria es aguda, puede derivar en fallecimiento o en
incapacidad permanente. La malaria recurrente y asintomática puede causar
anemia crónica, desnutrición y (para los niños) retrasos en el desarrollo cognitivo
y motor. La malaria durante el embarazo puede causar pérdida del embarazo
(aborto espontáneo), nacimiento prematuro y/o bajo peso al nacer.

$QiOLVLVGHODHQIHUPHGDG\GHOWUDWDPLHQWRHQXQDSDFLHQWHGHPDODULD

Como en los casos anteriores, empezaremos examinando sólo los problemas de


diagnóstico y tratamiento. Pero este análisis será un tanto distinto de los análisis
médicos de los dos relatos anteriores, puesto que tendremos que considerar los
episodios de malaria de la madre y de la niña (Luz).
Nuestro análisis limitado al diagnóstico y tratamiento de la malaria sintomática
aguda (en Luz y en su madre) no podrá decirnos si los problemas de Luz eran
realmente evitables o no. Igual que en los casos anteriores, abordaremos este caso
enfocándonos en la salud pública.

$QiOLVLVGHVGHODVDOXGS~EOLFD

En el año 2013, la OMS calculaba que en el mundo había 198 millones de casos

135
de malaria, resultantes en 584,000 fallecimientos. Según el Informe Mundial
sobre el Paludismo (World Health Organization Global Malaria Programme
2014), la carga de la enfermedad de la malaria está determinada en gran medida
por la geografía y la edad: casi un 90% de los fallecimientos por malaria ocurren
en África, y 78% de todos los decesos por malaria ocurrieron en personas
menores de cinco años. Otros factores que aumentan el riesgo de la malaria son
HOHPEDUD]R DQWHVGHTXHFRPHQ]DUDQDDSOLFDUVHPHGLGDVSUHYHQWLYDVH¿FDFHV
casi una de cada cuatro mujeres embarazadas en África subsahariana obtuvieron
resultados positivos de presencia de parásitos de malaria en su torrente sanguíneo
al momento del parto: Desai et al. 2007), y la infección de VIH (las personas con
infección avanzada de VIH tienen aproximadamente 2,5 veces más probabilidades
GHSDGHFHU¿HEUHUHODFLRQDGDFRQHOSDOXGLVPRHQFRPSDUDFLyQFRQODVSHUVRQDV
infectadas con VIH cuyo sistema inmunitario está intacto: French et al. 2001).
Son menos precisas las cifras estimadas del número de niños que sobreviven
pero sufren las consecuencias del bajo peso al nacer y del retraso del desarrollo
neurológico a resultas del paludismo.

Cuadro 4.8 Análisis centrado en la enfermedad: Luz y la malaria

• ¿Cuál fue el diagnóstico médico? $  (Q OD PDGUH GH /X] GRV HSLVRGLRV
agudos de malaria con síntomas, probablemente asociados con malaria
SODFHQWDULD %  (Q OD SHUVRQD GH /X] XQ HSLVRGLR GH PDODULD DJXGD FRQ
síntomas.
• ¿Qué errores médicos condujeron a resultados adversos? En el caso
de estas dos personas, no hubo errores importantes relacionados con el
GLDJQyVWLFR R HO WUDWDPLHQWR GH OD PDODULD VLQWRPiWLFD7DQWR /X] FRPR VX
PDGUHGHUHFXSHUDURQItVLFDPHQWHGHVXVUHVSHFWLYRVHSLVRGLRVGHPDODULD
VLQWRPiWLFDDJXGD

Aquí también estamos analizando un problema que cada año se cobra la vida
de cientos de miles de personas, aunque este problema en particular tiene muchas
soluciones conocidas, algunas de ellas desde hace más de un siglo. Todavía a
SULQFLSLRVGHOVLJOR;;ODPDODULDHUDXQRGHORVSULQFLSDOHVSUREOHPDVGHVDOXG
en Europa y en Estados Unidos. Un economista calculó que en el año 1850 en
Estados Unidos la tasa de mortalidad infantil por malaria no era muy diferente
de la tasa de mortalidad infantil por malaria en los diez países africanos más
afectados por esa enfermedad en el año 2008: 93 muertes de niños menores de un
año por cada 1,000 nacidos vivos en Estados Unidos, frente a 99 en los diez países
DIULFDQRV +RQJ 3DtVHVPiVULFRVíFRPRVRQ(VWDGRV8QLGRVH,WDOLDíKDFH
GpFDGDV TXH SXVLHURQ ¿Q D ODV HSLGHPLDV GH PDODULD PHGLDQWH OD UHGXFFLyQ GHO
contacto humano con los mosquitos y la distribución de tabletas antipalúdicas
entre toda la población.

136
Cuadro 4.9 Análisis desde la salud pública, paso 1: ¿Qué tan grande es el
problema y dónde se concentra?

• ¢&XiQWDVSHUVRQDVVHHQIHUPDQGHPDODULD"&LHQWRVGHPLOORQHVFDGDDxR
FRQPiVGHPHGLRPLOOyQGHIDOOHFLPLHQWRV
• ¢(QGyQGHVHXELFDQHVDVSHUVRQDV"3ULQFLSDOPHQWHHQÈIULFDVXEVDKDULDQD
En esa región, los niños pequeños, las mujeres embarazadas y las personas
TXHYLYHQFRQ9,+VRQODVTXHHVWiQHQPD\RUULHVJR

Las opciones actuales para prevenir la malaria incluyen fumigación con


larvicidas o insecticidas para exterminar a los mosquitos, el uso de mosquiteros
impregnados con insecticida para evitar las picaduras durante la noche, y (para
determinadas poblaciones, como son las mujeres embarazadas y las personas
que viajan) el uso periódico de medicaciones antipaludismo para prevenir la
enfermedad y/o para tratar la malaria que no ha llegado a ser sintomática (Desai
et al. 2007, World Health Organization, 2014c). Las personas infectadas con VIH
pueden evitar la malaria tomando dosis diarias de cotrimoxazol, un antibiótico
común que también ayuda a prevenir otras infecciones relacionadas con el sida
(French et al. 2001, Church et al. 2015). Se avanza también en el desarrollo de una
vacuna contra la malaria (RTSS Clinical Trials Partnership 2015).
6L VH DGPLQLVWUDQ WHPSUDQDPHQWH PHGLFDPHQWRV H¿FDFHV OD PDODULD QR VyOR
puede prevenirse, sino también tratarse. En contraste con el alto costo del
tratamiento para la hepatitis C (al momento de escribir este artículo), la malaria
SXHGH WUDWDUVH D XQ FRVWR PXFKR PHQRU (QWLGDGHV VLQ ¿QHV GH OXFUR FRPR HV
Medicines for Malaria Venture [Proyecto Medicamentos para la Malaria]
(MMV) y Drugs for Neglected Diseases initiative [Iniciativa Medicamentos para
Enfermedades Olvidadas] (DNDi) han contribuido al descubrimiento, desarrollo
\RVXPLQLVWURGHPHGLFDPHQWRVDQWLSDO~GLFRVH¿FDFHV\DVHTXLEOHV 'UXJVIRU
Neglected Diseases initiative 2015, Medicines for Malaria Venture 2015). Los
programas nacionales de muchos países para el control de la malaria garantizan
ahora tratamiento gratuito para sus ciudadanos. Sin embargo, en los países donde
los sistemas de salud no son muy sólidos, las personas enfermas pueden comprar
sus medicamentos sin presentar prescripción médica. Aun así, los fármacos
antipalúdicos siguen siendo inasequibles para las familias más vulnerables. Por
ejemplo, se informó que en una región de Etiopía el precio en el sector privado
de un tratamiento de tres días contra el paludismo era equivalente o superior “al
salario de una semana” (SIAPS – Ethiopia PMI/AMDM Program 2014).
Las grandes iniciativas internacionales (por ejemplo, Roll Back Malaria
Partnership [Iniciativa para hacer retroceder el paludismo] y la President’s Malaria
Initiative [Iniciativa del Presidente de Estados Unidos contra la Malaria], entre
otras), han ayudado sistemáticamente a los países afectados por el paludismo a
DSOLFDUODVPHGLGDVPiVH¿FDFHVSDUDHOFRQWUROPDVLYRGHHVWDHQIHUPHGDG/D

137
OMS estimó que la cifra anual de casos de malaria descendió de 227 millones
en el año 2000 a 198 millones en el año 2013, y que los fallecimientos por esa
HQIHUPHGDG GLVPLQX\HURQ GH  D  (Q HIHFWR SDUD ¿QDOHV GHO
2015, es probable que más de 50 países logren reducir en un 75% las tasas de
incidencia del paludismo con respecto a los niveles del año 2000 (World Health
Organization, 2014c).
Por tanto, miremos de nuevo la situación de Luz (ver Cuadro 4.10). Está claro
que el programa local de control de la malaria no pudo proteger a Luz ni a su madre
de esta enfermedad. Y aunque ambas sobrevivieron a sus respectivos episodios de
malaria, las consecuencias para Luz han sido alarmantes.

/DPDODULD\ODVFDSDFLGDGHV

¿Cuál es la asociación entre la malaria y las capacidades de Luz? Aquí


HQIRFDUHPRVHOPRGRHVSHFLDOHQTXHHOHQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHVVHUH¿HUH
a la niñez. Sobre ese tema en particular Martha Nussbaum ha escrito mucho. Ella,
en conjunto con Rosalind Dixon y otros colegas, ha subrayado dos aspectos de
las capacidades que son diferentes para los niños: su “especial vulnerabilidad” y
³ODHVSHFLDOH¿FDFLDHQWpUPLQRVGHFRVWRVGHSURWHJHUORVGHUHFKRVGHODQLxH]´
(Nussbaum & Dixon 2012, traducción nuestra). En resumen, y quizá parezca
demasiado simplista, la especial vulnerabilidad de los niños es resultado del
largo período de dependencia (más de una década) que caracteriza al desarrollo
KXPDQR(OSULQFLSLRHVSHFLDOGHH¿FDFLDHQIXQFLyQGHORVFRVWRVVHGHULYDGHO
hecho de que si se priva a un niño de la oportunidad de desarrollar plenamente
las capacidades centrales que deben sustentar su capacidad de ser, hacer y vivir
la vida adulta que él o ella valora, ese período de dependencia se prolonga y, por
tanto, el costo de la prestación de los servicios necesarios también aumenta (para
la familia y para la sociedad). Nussbaum y Dixon mencionan, por ejemplo, que si
a una mujer infectada de VIH se le administran medicamentos antirretrovirales de
bajo costo durante el embarazo, el parto y el postparto, la consiguiente evitación
del riesgo de infección por VIH en el bebé podría “evitar la necesidad creciente
de que el Estado interviniese para proteger un número también creciente de
capacidades” (Nussbaum & Dixon 2012, traducción nuestra).

Cuadro 4.10 Análisis desde la salud pública, paso 2: Brechas y demoras en


la prevención y atención del caso de Luz

• Prevención: 'XUDQWHHOHPEDUD]RDODPDGUHGH/X]VHOHGHELyKDEHUGDGR
medicación para prevenir la malaria (tratamiento preventivo intermitente del
SDOXGLVPRGXUDQWHHOHPEDUD]RR,37SSRUVXVVLJODVHQLQJOpV SHURHOOD
no disponía de atención prenatal. El nacimiento prematuro de Luz y su bajo
peso al nacer probablemente se debieron a que la madre padecía malaria.

138
En su hogar deberían haber usado mosquiteros impregnados con insecticida,
pero no estaban disponibles o no eran asequibles. Al parecer, en la vivienda
IDPLOLDUQXQFDVHDSOLFDURQIXPLJDFLRQHVSDUDDEDWLUPRVTXLWRV
• Diagnóstico:&XDQGR/X]\VXPDGUHFD\HURQHQIHUPDVSURQWDPHQWHIXHURQ
H[DPLQDGDV FRQ SUXHEDV UiSLGDV \ PRGHUQDV SDUD GHWHFWDU PDODULD 3HUR
OD PDGUH GH /X] SUREDEOHPHQWH SDGHFLy PDODULD DVLQWRPiWLFD GXUDQWH VX
embarazo, y no se le diagnosticó ni se le dio tratamiento. Un diagnóstico
temprano y/o un mosquitero impregnado con insecticida podrían haber
evitado el nacimiento prematuro de Luz y su bajo peso al nacer. A Luz se
le diagnosticó anemia durante su hospitalización por malaria, pero no se le
dio seguimiento posterior. Su retraso en el desarrollo (muy probablemente
FDXVDGRSRUXQDDQHPLDGHODUJDGDWD QRIXHGLDJQRVWLFDGRVLQRKDVWDTXH
una organización de ayuda inició un programa en su distrito.
• Tratamiento: Una vez que se le diagnosticó malaria a la madre de Luz, se le
dio tratamiento con una medicación que al parecer dio resultados inmediatos.
3HUR KXER GHPRUD HQ OD SURYLVLyQ GH PHGLFDPHQWRV H¿FDFHV SDUD /X]
SRUTXH ORV IiUPDFRV GH TXH GLVSRQtD HO SURPRWRU GH VDOXG GH VX SXHEOR
QR HUDQ DGHFXDGRV SDUD TXH SXGLHVH GHJOXWLUORV XQD QLxD WDQ HQIHUPD (O
WUDWDPLHQWR TXH VH OH GLR D /X] SDUD OD DQHPLD SUREDEOHPHQWH IXH WDUGtR
(y hasta es posible que haya nacido con anemia debido a la malaria que
SDGHFtDVXPDGUH HLJXDOPHQWHWDUGtDIXHODWHUDSLDSDUDVXUHWUDVRHQHO
desarrollo.

La malaria fue, ciertamente, el principal factor causante de los problemas


de salud de Luz, si bien otros factores, como la desnutrición o la anemia de su
madre, pudieron haber ocasionado el parto prematuro y el bajo peso al nacer.
La prematuridad y el bajo peso al nacer son causas importantes por las que los
niños pueden verse privados en sus capacidades. Por ejemplo, en 2010, unos
15 millones de bebés nacieron tres semanas antes de lo previsto, por lo menos;
de ellos, sólo 13 millones sobrevivieron, y se piensa que unos 900,000 bebés
SUHVHQWDURQDOJ~QJUDGRGHGH¿FLHQFLDHQVXGHVDUUROORQHXUROyJLFR %OHQFRZHHW
al. 2013), y también tenían alto riesgo de padecer infecciones y enfermedades del
corazón o de los pulmones.
Además del nacimiento prematuro y del bajo peso al nacer, Luz sufrió malaria
asintomática a muy temprana edad. Está demostrado que la malaria, sea sintomática
o asintomática, afecta el desarrollo infantil. En un estudio efectuado en Zanzíbar,
los niños y niñas que habían tenido más episodios de malaria tardaron más en
empezar a caminar, mostraron un desarrollo lingüístico más lento y eran más
irritables y menos activos que los niños que tuvieron menos episodios de malaria
o no la contrajeron del todo (Olney et al. 2013). En Sri Lanka la puntuación
promedio en la prueba de matemáticas de un niño que no había tenido malaria
puede ser de 69.4%, contra el 37.6% de un niño que tuvo al menos seis episodios
de esa enfermedad (Fernando et al. 2003).
¿Acaso Luz está condenada a una vida de dependencia y privación de

139
FDSDFLGDGHV"1RVHVDEHWRGDYtD$O¿QDOL]DUHVWHUHODWRHOODWHQtDPHVHVGH
HGDG 3DUD TXH VHDQ H¿FDFHV ODV LQWHUYHQFLRQHV SDUD DWHQGHU HO UHWDUGR HQ HO
desarrollo deben empezar, de ordinario, en los primeros dos o tres años de vida, a
¿QGHDSURYHFKDUHOSHULRGRGHGHVDUUROORFHUHEUDODFWLYR (QJOHHWDO'R\OH
HW DO   /RV SURJUDPDV PiV H¿FDFHV FRPELQDQ LQWHUYHQFLRQHV P~OWLSOHV í
por ejemplo, complementos nutricionales, prevención de infecciones (tales como
malaria y diarrea) y estimulación psicosocial. La organización de ayuda que
acababa de llegar al distrito donde vive Luz parece entender esos principios, y
es posible que, con su ayuda, Luz pueda recuperarse del retraso en su desarrollo.

(OSDSHOGHODSREUH]D

Al igual que en los relatos precedentes, el papel de la pobreza es omnipresente.


La pobreza monetaria afectó a la familia de Luz y al sistema de salud local,
FRPRSXGRYHUVHHQODGL¿FXOWDGTXHWXYRODIDPLOLDSDUDSURFXUDUVHPRVTXLWHURV
impregnados con insecticida, atención prenatal, tratamiento preventivo
intermitente del paludismo durante el embarazo, y tratamiento para Luz. La
pobreza de ingresos afectaba a la familia y a toda la región, porque la combinación
de inundaciones frecuentes y exposición constante a la malaria redujo en gran
medida la productividad de las personas (como el padre de Luz) y de la sociedad
en su conjunto. Malaney, Spielberg y Sachs (2004) han observado que la malaria
es causante de pobreza de ingresos. Se puede inferir que, por consiguiente, las
PHGLGDVH¿FDFHVSDUDFRPEDWLUHOSDOXGLVPRSXHGHQDOLYLDUODSREUH]D\HVWRKD
quedado demostrado. Caso célebre fueron las dos décadas de programas intensivos
para controlar la malaria en Zambia (que entonces se llamaba Rodesia del Norte)
de las que se dice que evitaron unos 14,000 fallecimientos y casi un millón de
pérdidas en turnos de trabajo, y que aumentaron los ingresos de la minería del
cobre a nivel nacional (Utzinger et al. 2002).

Derechos humanos

/D IDPLOLD GH /X] WXYR GL¿FXOWDGHV SDUD SUHYHQLU \ WUDWDU OD PDODULD GHELGR
a los problemas de disponibilidad, accesibilidad y otros elementos esenciales
GHO GHUHFKR D OD VDOXG VHJ~Q VH GH¿QH HQ HO 3,'(6& \ HQ RWURV GRFXPHQWRV
concernientes (como se vio en los relatos anteriores). Igual que en el caso del
enfoque desde las capacidades, la legislación en materia de derechos humanos
también reconoce que la niñez requiere protecciones especiales. La Convención
GHORV'HUHFKRVGHO1LxRD¿UPDHQVXDUWtFXORTXHORVQLxRVWDPELpQWLHQHQHO
derecho “al disfrute del más alto nivel posible de salud”; el artículo 27 reconoce
“el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico,
mental, espiritual, moral y social”, y ambos artículos describen la obligación
de los Estados parte de ayudar a las familias a garantizar esos derechos (United
Nations 1990). En su documento sobre la niñez y las capacidades, Nussbaum y

140
Dixon reseñaron las coincidencias entre la Convención sobre los Derechos del
Niño y el enfoque desde las capacidades.

5HVXPHQPDODULD

¿Cómo podemos combinar las perspectivas de la medicina, la salud pública, las


capacidades y los derechos humanos para entender este relato sobre la malaria y
la pobreza, y comparar sus implicaciones con las de los dos relatos anteriores?
Para empezar con la perspectiva de la enfermedad, digamos que hace siglos que
VHUHFRQRFHODPDODULD(OSULPHUWUDWDPLHQWRH¿FD] ODTXLQLQD VHFRQRFHGHVGH
KDFHPiVGHDxRVDXQTXHORVSDUiVLWRVFDXVDQWHVVyORVHSXGLHURQLGHQWL¿FDU
D¿QDOHVGHOVLJOR;,;/DPDODULDKDFDXVDGRHQIHUPHGDGHV\GLVFDSDFLGDGHVHQ
casi todo el mundo, incluso en Estados Unidos y Europa. Los planteamientos de la
salud pública para controlar la malaria han existido desde hace más de cien años,
SHURVHKDQYXHOWRPXFKRPiVH¿FDFHV\VLVWHPDWL]DGRVHQODHUDGHORV2EMHWLYRV
de Desarrollo del Milenio, y la carga de la enfermedad está disminuyendo.
En las zonas donde la malaria sigue estando muy extendida representa una
amenaza para las capacidades humanas. Las capacidades de los niños y niñas
son las que resultan más afectadas por esta enfermedad, debido a que las mujeres
embarazadas y los niños y niñas son especialmente vulnerables a ella, debido
a que la malaria en una mujer embarazada puede afectar la salud del bebé, y
debido a que la malaria puede causar un retardo en el desarrollo neurocognitivo
en la primera infancia. Los efectos adversos de la malaria en las capacidades
de los niños muy probablemente ocurrirán cuando su organismo aún no puede
VHU DXWyQRPR QL SXHGH GHVDUUROODU XQD DJHQFLD H¿FD] (O HQIRTXH GHVGH ODV
capacidades y la legislación en materia de derechos humanos han reconocido
la gran dependencia y vulnerabilidad de los niños y niñas, y asimismo, que las
graves consecuencias de la interrupción del desarrollo normal en la niñez imponen
mayores responsabilidades sobre las familias y la sociedad. Por tanto, la malaria
puede causar mayor pobreza de libertades y de oportunidades en las víctimas más
jóvenes; y la pobreza de libertades y de oportunidades puede además impedir la
SUHYHQFLyQ\HOWUDWDPLHQWRH¿FD]GHOSDOXGLVPR(QORTXHDWDxHDRWURVWLSRVGH
pobreza: la malaria es más generalizada en los países más pobres, y la malaria
generalizada agudiza la pobreza monetaria y la pobreza de ingresos. Por todas
HVWDVUD]RQHVLQWHQVL¿FDUORVHVIXHU]RVSDUDFRQWURODUODPDODULDHQWRGRHOPXQGR
SXHGHD\XGDUDUHGXFLUODSREUH]DPXQGLDOVHDQFXDOHVIXHUHQVXVGH¿QLFLRQHV

/DVDOXG\ODUHGXFFLyQGHODSREUH]DDOJXQRVGHEDWHVVREUHVDOLHQWHV

En las décadas anteriores, las políticas globales sobre mortalidad materna,


hepatitis C y malaria han mostrado cambios por efecto de los descubrimientos
GH OD FLHQFLD DVt FRPR SRU HO DFWLYLVPR /RV GHVFXEULPLHQWRV FLHQWt¿FRV PiV
LPSRUWDQWHVLQFOX\HQODLGHQWL¿FDFLyQGHQXHYDVHQIHUPHGDGHV KHSDWLWLV& HO

141
GHVDUUROORGHQXHYRVIiUPDFRVPiVH¿FDFHV KHSDWLWLV&\PDODULD HOGHVDUUROORGH
mejores intervenciones preventivas (malaria), así como descripciones más precisas
sobre la carga real del sufrimiento y del impacto potencial de las combinaciones
de intervenciones preventivas y curativas en esa carga de sufrimiento (para esos
tres problemas de salud). Muchos debates recientes y activos tienen como eje
temas de equidad, justicia, derechos y responsabilidades. Las implicaciones que
eso tiene para las capacidades humanas rara vez se enuncian, pero resultarán
obvias para quienes hayan leído hasta aquí. Los debates en curso y las preguntas
abiertas al respecto incluyen lo siguiente:
Malaria: La carga de la malaria es mayor en los países que tienen menores
recursos. Ahora se dispone de intervenciones múltiples para la prevención y el
WUDWDPLHQWRH¿FD]GHODPDODULDSHURORVSDtVHVFRQODPD\RUFDUJDGHPDODULDQR
pueden costearlos sin ayuda externa. Si se combinan con inteligencia y se aplican
en todas las regiones afectadas por el paludismo, las intervenciones disponibles
en la actualidad podrían incluso eliminar la malaria en todo el mundo (Newby et
al. 2016). ¿Cómo podrían organizarse los países, las regiones y las subpoblaciones
del mundo para lograr la erradicación de la malaria?
Mortalidad materna: En el relato anterior describimos un caso evitable de
mortalidad materna (y fetal o neonatal) que ocurrió en un país pobre. Pero la
PRUWDOLGDGPDWHUQDQRHVWiFRQ¿QDGDVRODPHQWHHQORVSDtVHVSREUHV(Q(VWDGRV
Unidos, la mortalidad materna no sólo sigue ocurriendo, sino que las tasas
aumentan sin cesar (Centers for Disease Control and Prevention 2016). ¿Por
qué aumentan las tasas de mortalidad materna en lugares donde los recursos son
abundantes?
Hepatitis C: Además de los debates sobre la disponibilidad y el costo de los
fármacos (que ya vimos en páginas anteriores), otros debates tienen como eje las
prácticas seguras de inyección para quienes consumen heroína u otras drogas. En
Estados Unidos, un brote reciente propulsado por el uso compartido de agujas
entre consumidores de drogas dio lugar a más de 150 nuevos casos de infección
por VIH en un condado del sur de Indiana; más del 80% de los infectados con VIH
también se infectaron con hepatitis C. Cuando esto ocurrió, los programas sobre
el intercambio de agujas no estaban autorizados en Indiana. Los expertos en salud
pública han pedido que se legalicen y se mejoren los programas de intercambio
GHDJXMDVD¿QGHGHWHQHUODSURSDJDFLyQGHO9,+\ODKHSDWLWLV&QRREVWDQWH
al momento de redactar este texto ese problema no estaba resuelto, pese a que
en años recientes las inyecciones inseguras se han asociado con la proliferación
casi explosiva de los casos de hepatitis C en la región (Strathdee & Beyrer 2015).
¿Usted qué opina?

&RQFOXVLyQ

En este capítulo no hemos abordado todos los problemas más acuciantes


relacionados con la salud y la pobreza. Por ejemplo, no hemos examinado

142
los problemas relacionados con la salud mental, el calentamiento global o
la desigualdad de los ingresos. Sin embargo, examinar de cerca la mortalidad
materna, la hepatitis C y la malaria debería permitirnos entender la multiplicidad
de conexiones que existen entre la salud, la pobreza, las capacidades y los derechos,
tanto para las personas en lo individual como para las poblaciones. Muchas de
esas conexiones son bidireccionales: la pobreza es una amenaza para la salud, y
la mala salud agudiza la pobreza. Pero cuando se combinan la ciencia válida y el
PDUFRGHOGHUHFKRDODVDOXGODVPHGLGDVH¿FDFHVHQPDWHULDGHPHGLFLQD\VDOXG
pública pueden preservar o aumentar las capacidades humanas, y mitigar muchos
tipos de pobreza.

Preguntas para el debate

1. ¢&XiOIXHHOSDSHOGHODSREUH]DFRPRFDXVDGHODPRUWDOLGDGPDWHUQDGH
ODKHSDWLWLV&\GHODPDODULDHQORVFDVRVTXHGHVFULELPRVDQWHV"'HVFULED
y compare los tres casos.
2. ¿Acaso la mortalidad materna, la hepatitis C o la malaria agudizaron la
SREUH]D GH ODV SHUVRQDV GHVFULWDV HQ ORV UHODWRV" 'HVFULED \FRPSDUH ORV
tres casos.
3. Si Rosa María hubiese vivido en la ciudad de George, o si George hubiese
YLYLGRHQHOSXHEORGH/X]¢TXpWDQGLIHUHQWHVKDEUtDQVLGRVXVUHVSHFWLYDV
FDSDFLGDGHVDQWHV\GHVSXpVGHVXVHQIHUPHGDGHV"
4. 'HVFULEDXQSUREOHPDGHVDOXGTXHVHDLPSRUWDQWHHQVXSURSLDFRPXQLGDG
\FyPRHVHSUREOHPDVHDVRFLDFRQODSREUH]D VHJ~QFXDOTXLHUGH¿QLFLyQ \
con las capacidades. Como alternativa, ¿puede usted pensar de qué manera
XQDHQIHUPHGDGRHOWUDWDPLHQWRGHXQDHQIHUPHGDGKDDIHFWDGRVXVSURSLDV
FDSDFLGDGHVRODVGHVXVDPLVWDGHV\IDPLOLDUHV"
5. ,GHQWL¿TXHXQDOH\RXQSURJUDPDUHODFLRQDGRFRQODVDOXGTXHDFWXDOPHQWH
sea motivo de controversia en su comunidad o en su país. Analice eso en lo
TXHDWDxHDDXPHQWDURGLVPLQXLUODHQIHUPHGDGODSREUH]D\HOGHVDUUROOR
de capacidades.

/HFWXUDVDGLFLRQDOHV

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146
3REUH]DJHRJUi¿FD\HVSDFLDO
Benjamin Curtis

Preguntas clave

• ¢3RU TXp ODV ]RQDV WURSLFDOHV GHO SODQHWD WLHQHQ PiV


SUREDELOLGDGHVGHVHUSREUHVTXHODV]RQDVWHPSODGDV"
• ¢3RU TXp HV PiV SUREDEOH TXH VHDQ SREUHV ORV VLWLRV
PRQWDxRVRV\VLQOLWRUDO"
• ¢4XpWLHQHTXHYHUHODLVODPLHQWRJHRJUi¿FRFRQODSREUH]D
y cómo se puede promover el desarrollo humano y económico
PHGLDQWHODLQWHJUDFLyQ"
• ¿Qué conexión hay entre la pobreza espacial y las
FDSDFLGDGHV"
• ¢&RQ FXiOHV SROtWLFDV VH SRGUtDQ FRQWUDUUHVWDU ORV DVSHFWRV
JHRJUi¿FRV\HVSDFLDOHVGHODSREUH]D"

,QWURGXFFLyQ

Observemos el mapa de la distribución mundial del producto interno bruto per


FiSLWDHQFDGDSDtVTXHVHPXHVWUDHQHO*Ui¿FR'HLQPHGLDWRQRWDUHPRV
dos cosas: muchos de los países más pobres del mundo se agrupan en una franja
que bordea la línea ecuatorial, mientras que los países más ricos del mundo se
sitúan en latitudes más elevadas, tanto en el hemisferio norte como en el sur. Del
PLVPRPRGRXQPDSDGHORVSDtVHVFODVL¿FDGRVVHJ~QVXSXQWDMHHQHOËQGLFHGH
Desarrollo Humano muestra que casi todos los que ocupan los primeros lugares se
VLW~DQOHMRVGHODVUHJLRQHVWURSLFDOHVGHOSODQHWD *Ui¿FR 
Por supuesto, un vistazo al mapa no basta para determinar si la ubicación en
el planeta tiene algo que ver con el nivel de desarrollo económico o humano.
Así pues, si indagamos más a fondo saldrán a luz muchos hechos sorprendentes.
Consideremos lo siguiente: de los 30 países del mundo que tienen el más alto PIB
33$ SHU FiSLWD VyOR WUHV í+RQJ .RQJ %UXQHL \ 6LQJDSXUí VH VLW~DQ HQ SOHQR
trópico. Según un análisis, los países tropicales tienen en promedio un tercio
de los ingresos de los países situados en zonas templadas. Sorprendentemente,
un pequeño grupo de países de la zona templada, que abarca sólo el 8% de la
VXSHU¿FLHWRWDOGHOSODQHWD\HOGHODSREODFLyQWRWDOUHSUHVHQWDFDVLHO
del PIB mundial. La esperanza de vida de la población que habita en los países
tropicales es también de siete años menos que la de la gente que vive en países de

147
clima templado, incluso si se toman en consideración los efectos del nivel general
de ingresos y la educación de las mujeres (Hausmann 2001).
La relación entre la geografía y la pobreza no solamente atañe a los trópicos. Hay
otros muchos factores espaciales que repercuten en la situación de pobreza de una
SHUVRQDíHQHIHFWRHO,QIRUPHVREUH'HVDUUROOR0XQGLDOD¿UPDEDTXH³(O
lugar es el correlativo más importante del bienestar de una persona” (WDR 2009:
1, traducción nuestra). En este capítulo examinaremos varias de las características
más importantes de los lugares que son perjudiciales para el desarrollo humano
y económico a nivel nacional, regional, local e individual. Algunas de esas
FDUDFWHUtVWLFDV íOD SUHYDOHQFLD GH HQIHUPHGDGHV HQ FLHUWRV OXJDUHV OD IDOWD GH
recursos agrícolas tales como suelos de calidad y precipitaciones pluviales, una
XELFDFLyQUHPRWDRHVFDUSDGDíWLHQHQHIHFWRVGLUHFWRVHQODSREUH]DSXHVWRTXH
LQÀX\HQ HQ OD VDOXG OD VHJXULGDG DOLPHQWDULD ORV PHGLRV GH VXEVLVWHQFLD \ ORV
derechos políticos de las personas. Otras características pueden tener efectos
indirectos en la pobreza, como son el impacto a mayor plazo entre la geografía
ambiental y las instituciones (Nunn & Puga 2012). En conjunto, esas desventajas
de los lugares pueden crear trampas de pobreza. En pocas palabras, ciertos factores
JHRJUi¿FRV\HVSDFLDOHVKDFHQPiVSUREDEOHTXHXQDSHUVRQDVHDSREUH\KDFHQ
más difícil que esa persona pueda escapar de la pobreza (véanse, entre otros, Jalan
& Ravallion 1997, Ravallion & Wodon 1999, Minot et al. 2006).

3,%SHUFiSLWD

El PIB per cápita se ajusta a los cambios de precios al curso del tiempo y entre países. Se
expresa en dólares internacionales de 2011. Puesto que algunas observaciones para 2014 no
están disponibles, el mapa muestra los datos disponibles más aproximados (2013 a 2014).

$0
$1,000
$2,000
$5,000
$10,000
$20,000
$30,000
$40,000
$50,000
$70,000
No hay datos

3,%SHUFiSLWD3PA ($ a precios internacionales constantes de 2011 .

Fuente: PIB per cápita PPA 2011 – WDI [Indicadores de Desarrollo Mundial, IDM].

*Ui¿FR3DtVHVVHJ~QVX3,%SHUFiSLWD

148
ËQGLFHGH'HVDUUROOR+XPDQR

El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es una medida resumida de los logros


promedio en dimensiones clave del desarrollo humano: una vida larga y saludable,
tener conocimientos y un nivel de vida decente. El IDH es la media geométrica de los
índices normalizados para cada una de las tres dimensiones.

0
0.2
0.3
0.4
0.5
0.6
0.7
0.8
0.9
1
No hay datos

Fuente: Índice de Desarrollo Humano (PNUD)


OurWorldInData.org/human-develpment-index/ CC BY-SA

*Ui¿FR3DtVHVVHJ~QSXQWDMHHQHOËQGLFHGH'HVDUUROOR+XPDQR

(QHVWHFDStWXORYDPRVDH[SORUDUFyPRRFXUUHTXHORVIDFWRUHVJHRJUi¿FRV\
espaciales pueden llegar a ser una trampa de pobreza, y estudiaremos también las
respuestas políticas para remediar esos problemas. Pero tenemos que empezar
FRQ ODV GH¿QLFLRQHV ¢FXiO HV OD GLIHUHQFLD HQWUH OD SREUH]D ³JHRJUi¿FD´ \ OD
pobreza “espacial”? En realidad entre esos dos términos hay bastante coincidencia
conceptual. Existen muchas maneras de estudiar la geografía; como disciplina
académica, tiene varias ramas: geografía física, geografía económica, geografía
cultural y geografía política, por mencionar algunas. Sin embargo, en el uso que
le damos a ese término en este capítulo la “geografía” tiene dos aplicaciones
principales: la geografía ambiental y la geografía relativa. La geografía ambiental
VH UH¿HUH D OD LQWHUDFFLyQ HQWUH ORV KXPDQRV \ ORV DWULEXWRV GHO PXQGR QDWXUDO
que caracterizan un determinado lugar en el planeta, atributos tales como el
clima, la latitud, la biodiversidad, la extensión de los ríos y los litorales, así como
ODV FDUDFWHUtVWLFDV WRSRJUi¿FDV WDOHV FRPR ODV PRQWDxDV \ ODV SODQLFLHV (VRV
DWULEXWRVDPELHQWDOHVFRPRYHUHPRVSXHGHQWHQHUYDULRVHIHFWRVEHQH¿FLRVRVR
perjudiciales para el desarrollo humano y económico de una sociedad. La geografía
relativa, como su nombre indica, tiene que ver con la forma en que se relacionan
HQWUHVtFLHUWDVXQLGDGHVJHRJUi¿FDVFRPRVRQORVSDtVHV\VXVPHUFDGRVSHUR
también cómo se relacionan entre sí las regiones dentro de un país. La manera más

149
sencilla de pensar en la geografía relativa es concebirla como una “geografía de
vecinos”. Igual que en cualquier ciudad o poblado, los vecinos que tenemos cerca
SXHGHQLQÀXLUHQQXHVWURELHQHVWDU$OH[SOLFDUODSREUH]DODJHRJUDItDUHODWLYD
entre países vecinos puede tener efectos importantes.
El término “espacial” puede abarcar esos factores ambientales y relativos, pero
también añade otras características, tales como la distribución de la infraestructura
y los servicios públicos (Kanbur & Venables 2005). La idea de la pobreza espacial
LQFOX\HXQDPD\RUDWHQFLyQDFRVDVTXHWDOYH]QRVHFRQVLGHUDQ³JHRJUi¿FDV´
como es el impacto de la ubicación de las instituciones, de la política y de la cultura
en las privaciones económicas o de capacidad de las personas. La importancia de
las consideraciones espaciales consiste en que la pobreza crónica y la pobreza
extrema suelen concentrarse en determinados lugares, pues no están distribuidas
uniformemente en todo el territorio. Además, la aplicación del marco espacial trae
a luz la desigualdad, y las razones por las que algunas zonas de un país pueden
seguir estancadas en múltiples carencias incluso cuando otras zonas presentan
un sólido crecimiento económico (Chronic Poverty 2005: 26). En este capítulo
presentamos una perspectiva amplia para analizar las características de los lugares
que inciden en esas privaciones, y en general en el término “pobreza espacial” van
LQFOXLGRVGLYHUVRVIDFWRUHVJHRJUi¿FRVSROtWLFRV\GHRWUDtQGROH

La carga de morbilidad

Para empezar, una característica ambiental de ciertos lugares puede tener un


efecto muy poderoso en la pobreza, como por ejemplo, las condiciones en las
que proliferan las enfermedades y los parásitos. Los lugares con temperaturas
cálidas, en particular, constituyen perfectos caldos de cultivo para los parásitos,
como el virus de la malaria. El problema de la pobreza y la salud se aborda en
otro capítulo, por tanto, nuestro objetivo aquí es demostrar que esa carga de
PRUELOLGDG WLHQH XQD FODUD FRQH[LyQ JHRJUi¿FD 2EVHUYH HO *Ui¿FR  TXH
presenta las zonas del planeta donde hay mayor incidencia de malaria. Demuestra
que las regiones tropicales son las más afectadas por ese mal. En esas regiones, la
malaria no es el único padecimiento debilitante, es apenas el más estudiado. Son
muchas las razones por las que la carga de morbilidad es mayor en los trópicos.
Aparte de que el clima y las condiciones biológicas propician la morbilidad en los
trópicos, esas zonas adolecen además de una escasa producción alimentaria, lo
que a su vez conduce a la mala nutrición. Si una persona está subnutrida, es más
VXVFHSWLEOH D FRQWUDHU HQIHUPHGDGHV$GHPiV OD SREUH]D HQ Vt PLVPD GL¿FXOWD
que las personas sean resistentes a las enfermedades, puesto que es más probable
que sean analfabetas y que carezcan de acceso a atención médica y saneamiento
adecuados. Los estudios demuestran que incluso si los ingresos se eliminan de la
ecuación, se ve que la mortalidad infantil y la esperanza de vida son peores en los
trópicos que en las zonas templadas (Sachs 2001). Puede decirse que en promedio
resulta menos saludable vivir en zonas tropicales.

150
Riesgo de Malaria
Estable
Inestable
Libre de Malaria

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Atribution 3.0 License (http://creativecommons.org)

*Ui¿FR5LHVJRGHPDODULDHQHOPXQGR

La carga de enfermedad en esas zonas puede aumentar la pobreza de varias


maneras. Primero, hay varios efectos humanos directos. Esos efectos pueden
menoscabar las capacidades de la persona. Por ejemplo, si una persona no
está saludable, tiene menos probabilidades de trabajar productivamente para
mantenerse a sí misma o a su familia. Las enfermedades pueden reducir no sólo
la capacidad física, sino también la cognitiva, ya sea porque embota el desarrollo
cerebral o sencillamente porque cuando se padece una enfermedad resulta más
difícil ir a la escuela. Además, en los lugares que presentan índices elevados de
morbimortalidad es probable que las tasas de fertilidad también sean más altas,
lo que puede resultar en más bocas que alimentar con recursos cada vez más
limitados, lo que viene a reducir los ingresos en los hogares. Como vimos en
el Capítulo 4 sobre la salud y la pobreza, cuando una persona está enferma es
más probable que sea pobre, y si es pobre, es más probable que se enferme. Las
enfermedades repercuten negativamente en la calidad de vida, y por tanto hacen
que las personas se empobrezcan en términos de sus capacidades. Y obviamente,
también se reducen las oportunidades de que obtengan un ingreso adecuado.
La carga de las enfermedades tiene además varios efectos económicos indirectos.
En las regiones donde es muy alta la propensión a las enfermedades la inversión
externa puede reducirse, puesto que la fuerza laboral es menos productiva o más
costosa. Otras formas de comercio pueden también verse afectadas por los brotes
GHHQIHUPHGDG&LHUWDPHQWHODVHSLGHPLDVFRPRODVGHpERODRGH¿HEUHWLIRLGHD
pueden ahuyentar a los turistas. A partir de los costos de un brote de cólera en
Perú en 1991 se han calculado los graves perjuicios a la economía (se perdieron

151
800 millones de dólares debido a la prohibición de exportaciones de productos del
mar) y un brote de peste en India ocasionó pérdidas por dos millardos de dólares
debido a paros laborales y otras disrupciones en esa materia (véase Hausmann
2001, Carstensen & Grundlach 2006). Lastimosamente, la pronunciada carga
de morbilidad en las regiones tropicales, sobre todo en África, se convierte en
una trampa de pobreza: los países que con más urgencia necesitan tratamientos y
medidas de salud pública contra la malaria galopante suelen ser demasiado pobres
para costearlos, pero la malaria que no se atiende es una de las razones por las que
esos países son pobres.

5LTXH]DVDJUtFRODV\UHFXUVRVQDWXUDOHV

(OVLJXLHQWHHOHPHQWRHQODSREUH]DHVSDFLDO\JHRJUi¿FDSXHGHUHVXPLUVHFRPR
la calidad de los suelos en donde vive una persona. Ciertas partes del mundo
tienen menos suelos fértiles y escasez de recursos naturales, lo que puede tener
efectos negativos en el desarrollo humano y económico. En los países en desarrollo
mucha gente vive de la agricultura, y en los lugares donde la tierra no es muy fértil
eso limita el sustento y el potencial de subsistencia de la familia. Esos problemas
afectan a mucha gente: en el mundo en desarrollo, 500 millones de personas viven
en zonas áridas donde la irrigación es escasa, y unos 400 millones de personas
viven en tierras donde los suelos no son buenos (Chronic Poverty 2005: 31). A
nivel de país, un territorio que es mayormente desierto y que carece de recursos
QDWXUDOHVH[SRUWDEOHVíFRPRSRGUtDQVHUPLQHUDOHVRSHWUyOHRíSXHGHOLPLWDUHO
potencial de desarrollo económico. Es cierto que la “maldición” de los recursos
naturales puede ir en detrimento del desarrollo y la democracia, como veremos en
el Capítulo 7, donde se examinan las instituciones. Sin embargo, no tener recursos
naturales también puede ser malo. Un ejemplo es el carbón: son relativamente
pocos los países tropicales que tienen reservas importantes de carbón, lo que
puede haber tenido un efecto adverso en su potencial de producir energía para la
población y para el desarrollo.
&XDQGRODVULTXH]DVDJUtFRODVVRQLQVX¿FLHQWHVODSREUH]DVHSXHGHDJXGL]DU
de cuatro maneras: (1) por la prevalencia de plagas y parásitos; (2) por la calidad
del suelo; (3) por la disponibilidad de agua; (4) por menores tasas de crecimiento
de las plantas. El problema de las plagas y parásitos se relaciona con la carga
de morbilidad. Pero si bien la carga de morbilidad agudiza la pobreza por los
efectos que tiene en los humanos, las plagas y los parásitos pueden dañar además
las cosechas y el ganado. Una vez más, las zonas tropicales en especial se ven
afectadas por las condiciones calurosas que propician el crecimiento desenfrenado
de plagas, y esas plagas pueden destruir plantas o animales de los que la gente
depende para su alimentación o para su comercio. Ello contrasta con los lugares
situados en latitudes más altas, y en especial con aquellas zonas donde los
inviernos son helados. Puesto que las heladas tienden a acabar con las plagas y los
parásitos, en las zonas templadas es menos probable que las plagas perjudiquen

152
OD DJULFXOWXUD /DV KHODGDV LQYHUQDOHV WDPELpQ LQÀX\HQ HQ OD FDOLGDG GHO VXHOR
En las zonas donde los inviernos son helados, el suelo tiende a acumularse
durante largos periodos, por lo que se vuelve más rico y más fértil. En las zonas
tropicales, el suelo no tiende a acumularse, sino que se deslava por efecto de las
lluvias torrenciales que son comunes en esas zonas climáticas. Además, debido
a la naturaleza única de las condiciones climáticas tropicales, la mayoría de los
minerales ricos no existen en los suelos, sino en la biomasa de las plantas sobre la
VXSHU¿FLH6LHVDVSODQWDVVHGHVEUR]DQSDUDGHVSHMDUHOWHUUHQRGHXQDJULFXOWRU
sus minerales suelen perderse, en vez de retornar al suelo. El problema de los
suelos pobres no es exclusivo de los trópicos: la agricultura es más difícil en
cualquier parte donde los suelos no sean fértiles, y existen áreas tropicales que
son sumamente productivas.
El problema de la disponibilidad de agua concierne sobre todo al riego de los
cultivos. La condición óptima para la producción agrícola es un régimen estable
de precipitaciones a lo largo del año. La agricultura es más difícil en las zonas que
son especialmente áridas, o donde las precipitaciones son torrenciales en ciertos
meses pero muy leves en otros. En algunas zonas tropicales, por ejemplo, existe
una temporada lluviosa en la que casi a diario sobrevienen intensos aguaceros.
Además de que esos aguaceros erosionan los suelos, también pueden inundar
ORV FDPSRV \ GL¿FXOWDU PXFKR HO DOPDFHQDPLHQWR \ OD DFXPXODFLyQ GH JUDQRV
Y al contrario: en los meses de la estación seca las precipitaciones pueden ser
demasiado escasas. Algunas partes del mundo son más propensas a la sequía o
D VXIULU GH XQ DxR D RWUR ÀXFWXDFLRQHV WUHPHQGDV HQ OD FDQWLGDG GH OOXYLD (Q
las zonas abruptas y montañosas, la erosión de los suelos y la irrigación pueden
hacer que la agricultura en general sea menos productiva. En última instancia,
WRGRVORVIDFWRUHVDQWHULRUHVSXHGHQLQÀXLUHQORVtQGLFHVGHFUHFLPLHQWRGHODV
plantas. En los trópicos, los aguaceros breves e intensos pueden ser excesivos para
la capacidad de absorción de las plantas, y las típicas temperaturas elevadas dan
lugar a que el exceso de agua se evapore con demasiada rapidez. Es por eso que en
DOJXQDV]RQDVWURSLFDOHVHODJXDSXHGHVHUHVFDVD7DPELpQVHKDD¿UPDGRTXHORV
días y las noches calurosas son peores para el crecimiento de los cultivos que los
días cálidos y las noches frescas, que son lo característico de las zonas templadas
(Sachs 2001). En todo caso, queda claro que algunos cultivos, como es el algodón,
crecen mejor en climas templados.
Una vez más decimos que esos problemas no son exclusivos de los trópicos,
y ganarse la vida puede ser tarea ardua en cualquier parte donde los suelos sean
SREUHV\ODVSUHFLSLWDFLRQHVLQVX¿FLHQWHV6LQHPEDUJRHVWDVGLYHUVDVGHVYHQWDMDV
de los recursos agrícolas tienden a fusionarse en determinadas zonas, lo que
contribuye a la pobreza espacial. Gran parte de África padece varios de esos
SUREOHPDVFRPRHVODSUHYDOHQFLDGHSODJDV\SDUiVLWRVODLQVX¿FLHQFLDGHORV
suelos y las condiciones de exceso o carencia en la disponibilidad de agua. A
¿QGHHQWHQGHUHOHIHFWRTXHWLHQHQHVDVFRQGLFLRQHVHQODYLGDGHODVSHUVRQDV
LPDJLQHPRVXQDSHTXHxD¿QFDGHVXEVLVWHQFLDHQ%XUNLQD)DVRXQSDtVVLQOLWRUDO

153
situado en África occidental. La parte norte del país pertenece a Sahel, zona
semiárida de transición entre el desierto del Sahara y las sabanas más al sur. Las
humildes viviendas de adobe están rodeadas de pequeñas parcelas de tierra rojiza
donde hay árboles de acacia y pastizales. La mayoría de los poblados locales
viven literalmente para la estación lluviosa: puesto que carecen de otras fuentes
de irrigación, las familias dependen de los aproximadamente 50 días lluviosos
que hay en el año. En agosto, por ejemplo, cuando sobrevienen las lluvias, las
precipitaciones son por lo general breves e intensas.
En esta parte de Burkina Faso los campesinos tienen que lidiar con la erosión de
ORVVXHORVSRUFDXVDGHHVWRVDJXDFHURV\WDPELpQFRQODFUHFLHQWHGHVHUWL¿FDFLyQ
y las frecuentes sequías que han asolado la región desde hace varias décadas.
Los campesinos que quieren olvidarse de esos problemas de los suelos pobres y
las sequías suelen migrar al sur del país, que es más fecundo. Pero incluso ahí,
GHEHQHYLWDUD¿QFDUVHHQODVPiUJHQHVGHORVUtRVíSHVHDTXHSURPHWHQPHMRUHV
VXHORV\DEXQGDQFLDGHDJXDVíSRUTXHHQHVDV]RQDVVXJDQDGRVHUtDSUHVDGHOD
mosca tsetsé, y los propios campesinos podrían entrar en contacto con el parásito
que causa la oncocercosis, también conocida como ceguera de los ríos africanos.
Si bien esta enfermedad se ha reducido mucho en las décadas recientes, la
combinación de todos esos problemas en Burkina Faso ayuda a entender por qué
la productividad agrícola en toda África tiende a ser menor que la de otras partes
del mundo en desarrollo. Las desventajas ambientales como las que se padecen en
gran parte del África subsahariana, y en particular en las zonas tropicales, son una
de las principales razones por las que en esas regiones la agricultura tiende a ser
entre 30 y 50% menos productiva que en las zonas templadas, incluso cuando se
controla el impacto de los tractores, los fertilizantes y la irrigación (véase Gallup
et al. 1999, Forum for Agricultural Research in Africa 2006).

/HMDQtDHLQWHJUDFLyQ

La idea de lejanía abarca varios rasgos que pueden agudizar la pobreza; por otra
parte, de la integración suele pensarse que promueve el desarrollo económico y
KXPDQR/HMDQtDVLJQL¿FDHVWDUVLWXDGRDJUDQGLVWDQFLDGHORVPHUFDGRVGHORV
centros políticos o de servicios públicos como la atención médica y la educación.
Existen tres situaciones típicas que pueden hacer que un hogar, una región o
un país sea más remoto: no tener salida al mar, o estar lejos del mar o de ríos
navegables; ser montañoso o tener terreno escarpado o poco transitable, como
la selva; estar rodeado de países pobres. La lejanía y el aislamiento pueden ser
ocasionados por la distancia física (medida en millas/kilómetros o en tiempo de
desplazamiento), o por la distancia sociocultural (si un grupo poblacional procede
de una cultura distinta de la que es dominante). Varios estudios han demostrado
que la lejanía física va asociada a mayores tasas de pobreza (Jalan & Ravallion
2002, Chomitz 2007). A modo de ejemplo de distancia sociocultural, digamos que
en Vietnam los grupos étnicos minoritarios tienen más probabilidades de vivir en

154
poblados remotos y en zonas escarpadas, y es más probable que sufran pobreza
(Epprecht et al. 2011). En general, las poblaciones que viven en zonas remotas es
más probable que tengan medios de subsistencia que no son seguros, viviendas
de mala calidad, acceso muy limitado a créditos y servicios bancarios, tierras
PHQRVSURGXFWLYDV\GH¿FLHQFLDVQXWULFLRQDOHV %LUGHWDO (VWRVSUREOHPDV
de lejanía e integración afectan a grandes cantidades de personas: 1.8 millardos,
según demuestra un análisis (Chronic Poverty 2005).

Cuadro 5.1 Desafíos de la agricultura en zonas semiáridas, por Andrew


Gorvetzian

/DSULPHUDYH]TXHYLD1DLGXVRQULy\PHSUHJXQWyHQHODFWR¢&XiQGRYLHQHV
DPL¿QFD",QWHUFDPELDPRVQ~PHURVGHWHOpIRQR\PHH[SOLFyTXHpOFRQ¿DED
HQODDJULFXOWXUDRUJiQLFDQRVyORSRUTXHHVPiVVRVWHQLEOHVLQRSRUTXHDGHPiV
RIUHFH XQ HVWLOR GH YLGD JUDWL¿FDQWH 8Q SHTXHxR DJULFXOWRU QR JDQDUtD XQD
LQPHQVDULTXH]DSHURODDJULFXOWXUDRUJiQLFDRIUHFtDXQHVWLORGHYLGDTXHGDED
muchos resultados positivos. Su meta en la vida era compartir ese conocimiento
con cuanta gente estuviese a su alcance.
(OGtDTXHIXLPRVDVX¿QFDPHSHUFDWpGHLQPHGLDWRGHTXHHUDXQYHUGDGHUR
SDUDtVRHQPHGLRGHWLHUUDV\HUPDV\SHGUHJRVDV(OFOLPDVHPLiULGR\ORVVXHORV
DUHQRVRVGHHVWDUHJLyQGHOD,QGLDHQHOHVWDGRGH7HODQJDQDUHTXLHUHQPXFKR
WUDEDMR SDUD FRQYHUWLUORV HQ WLHUUDV FXOWLYDEOHV /RV  DxRV GH DUGXDV IDHQDV
que Naidu había dedicado a sus tierras en condiciones tan adversas quedaban
SDWHQWHVHQODHQRUPLGDGGHORViUEROHVTXHVHPHFtDQDSDFLEOHVDOLPSXOVRGHOD
EULVD$QWHQRVRWURVVHH[WHQGtDQKHFWiUHDVGRQGHQRVyORKDEtDiUEROHVVLQR
WDPELpQFXOWLYRV\ÀRUHVHQORVTXHKDELWDEDQXQDVYDULHGDGHVGHOLEpOXODV\
PDULSRVDV(QHOFDPSRFHUFDQRFXDWURWUDEDMDGRUHVVHDIDQDEDQVREUHODV¿ODV
GHSOiQWXODVGHPDQJRUHFLpQSODQWDGDVODEUDQGRODWLHUUDFRQKHUUDPLHQWDV\D
GHPXFKRXVRSDUDORJUDUTXHODFRUULHQWHGHULHJROOHJDVHDHVDV¿ODV1DLGXPH
OOHYyDUHFRUUHUWRGDOD¿QFDVHxDOiQGRPHWRPDWHVEHUHQMHQDVWULJRPDQJRV
SDSD\DVFDODED]DDPDUJDEDQDQRVÀRUHV³DYHGHOSDUDtVR´WDPDULQGRFRFR
FDIpSLPLHQWDQHJUDSLPLHQWDGH-DPDLFDiUEROHVGHWHFDXQFROPHQDU\WDQWR
PiV<RFRQWHPSODEDDTXHOORPDUDYLOODGR
/D YLVLWD D OD ¿QFD GH 1DLGX PH SHUPLWLy YHU FRQ PLV SURSLRV RMRV HO SRWHQFLDO
TXHWLHQHQODVSUiFWLFDVGHDJULFXOWXUDRUJiQLFDSDUDORVSHTXHxRVSURGXFWRUHV
TXH HQIUHQWDQ WDQWRV REVWiFXORV /D ¿QFD GH 1DLGX HV XQ RDVLV VLQ HPEDUJR
ORVGHWDOOHVGHVXIDHQDGLDULDQRVRQSDUDQDGDODLGHDTXHXQRSXHGDKDFHUVH
GH XQ SDUDtVR (O JRELHUQR GHO HVWDGR GH 7HODQJDQD VyOR SXHGH VXPLQLVWUDU
WUHVKRUDVGHHOHFWULFLGDGDOGtD\XQDKRUDGHDJXDORTXHHVXQJUDYHIDFWRU
OLPLWDQWHSDUDORVSHTXHxRVDJULFXOWRUHVGHXQD]RQDVHPLiULGD1DLGXQRSRVHH
vehículo propio, sin embargo acarrea miles de libras de productos agrícolas al
año valiéndose de los atiborrados autobuses del transporte público. El cambio
FOLPiWLFRDJUDYDHVWDVOLPLWDFLRQHV\DTXHORVSDWURQHVPHWHRUROyJLFRVVRQFDGD
YH]PiVHUUiWLFRV3HVHDWDQWRVLPSHGLPHQWRVpOMXQWRFRQVXVWUDEDMDGRUHV
SHUVHYHUDVLQTXHMDUVH3UHVHQFLDUWRGRHOHVIXHU]RGHOTXHVXUJHODEHOOH]DGH
OD¿QFDGH1DLGXSHUPLWHYLVOXPEUDUODEUHJDFRWLGLDQDGHXQDJULFXOWRU7DPELpQ

155
QRV SHUPLWH FROXPEUDU OD PDJQLWXG GH ORV GHVDItRV TXH SUHVHQWD OD DJULFXOWXUD
HQ ,QGLD GRQGH SUiFWLFDPHQWH WRGRV ORV DJULFXOWRUHV SHTXHxRV \ PDUJLQDOHV
sobreviven con dos dólares al día o menos.
/RVSUREOHPDVHYLGHQWHVQRVHUHVXHOYHQFRQVROXFLRQHVIiFLOHVVLQRFRQWUDEDMR
WHQD]\VROXFLRQHVFUHDWLYDV1DLGXKDORJUDGRFUHDUXQD¿QFDKHUPRVD\H[LWRVD
YDOLpQGRVH GH WpFQLFDV DJUtFRODV RUJiQLFDV \ HQIRFiQGRVH HQ PDQWHQHU OD
biodiversidad a base de sembrar varios tipos de cultivos. Esa diversidad de cultivos,
GHiUEROHVGHÀRUHV\GHKLHUEDVFUHDXQHFRVLVWHPDVDOXGDEOHTXHHOLPLQDOD
QHFHVLGDGGHDSOLFDUSHVWLFLGDV\IHUWLOL]DQWHVTXHVRQFRVWRVRV\QRFLYRV3DUD
PXFKRVSHTXHxRVDJULFXOWRUHVHQOD,QGLDPDQWHQHUODELRGLYHUVLGDGHQODV¿QFDV
es clave para reducir la dependencia de insumos químicos costosos que pueden
PHQJXDUODIHUWLOLGDGGHOVXHOR\TXHQRJDUDQWL]DQPD\RUSURGXFWLYLGDG
6LQ HPEDUJR OD FDSDFLGDG GH FXOWLYDU OD ELRGLYHUVLGDG HVWi DPHQD]DGD SRU
las grandes corporaciones agrícolas que imponen restricciones en materia de
GHUHFKRVGHSURSLHGDGLQWHOHFWXDO(VDVFRUSRUDFLRQHVLGHQWL¿FDQ\GHVDUUROODQ
variedades y caracteres agrícolas lucrativos y luego restringen el derecho de los
GHPiVDWHQHUDFFHVRDHVDVVHPLOODVDPHQRVTXHSDJXHQJUDQGHVVXPDVSRU
FRQFHSWRGHGHUHFKRVGHSURSLHGDGLQWHOHFWXDO$GHPiVSXHVWRTXHODVSDWHQWHV
no permiten a los agricultores volver a sembrar sus semillas, tienen que volver año
tras año al mercado para comprar semillas nuevas. Los problemas se agudizan
porque las instituciones crediticias no otorgan a los pequeños agricultores
préstamos para comprar esos insumos. Esto los obliga a recurrir a intermediarios
TXHOHVVXPLQLVWUDQSUpVWDPRVHLQVXPRVItVLFRVORTXHDWUDSDDORVSHTXHxRV
productores en trampas de endeudamiento de las que es casi imposible librarse.
(VDVSUiFWLFDVKDQFRQGXFLGRDXQDDODUPDQWHUHGXFFLyQHQODGLYHUVLGDGGHODV
VHPLOODVGHTXHSXHGHQGLVSRQHUORVSURGXFWRUHVIDOWRVGHOLTXLGH]ORTXHSRQH
HQULHVJRODELRGLYHUVLGDGTXHHVIXQGDPHQWDOSDUDTXHORVVLVWHPDVDJUtFRODV
VHDQVRVWHQLEOHV&RPSUDUVHPLOODVDSUHFLRVGHPHUFDGRUHVXOWDPX\GLItFLOSDUD
quienes viven con apenas dos dólares al día.
/DHQWLGDG2SHQ6RXUFH6HHG,QLWLDWLYH>,QLFLDWLYDGH6HPLOODVGH&yGLJR$ELHUWR@
SURWHJHORVGHUHFKRVGHORVDJULFXOWRUHV\ORV¿WRPHMRUDGRUHVDWHQHUDFFHVRD
VHPLOODVFX\RXVRQRHVWiUHVWULQJLGRSRUSDWHQWHV(QXQPDUFRGHFyGLJRDELHUWR
ORV DJULFXOWRUHV \ ORV ¿WRPHMRUDGRUHV SRGUtDQ REWHQHU VHPLOODV HQ XQ GRPLQLR
público de acceso abierto protegido. Este marco busca evitar las restricciones
GH ODV SDWHQWHV DJUtFRODV \ IRPHQWDU XQD pWLFD GH LQWHUFDPELDU VHPLOODV HQWUH
ORVDJULFXOWRUHV\ORV¿WRPHMRUDGRUHV\GHJR]DUGHSURWHFFLyQMXUtGLFDFRQWUDORV
SRGHUHVGHODVPDUFDVUHJLVWUDGDV&RQHO¿WRPHMRUDPLHQWRGHDFFHVRDELHUWR
muchos esperan tener semillas vigorosas y adaptadas localmente capaces de
UHVLVWLUORVGHVDItRVGHOFDPELRFOLPiWLFR\GHORVJRELHUQRVLQH¿FLHQWHV
/D¿QFDGH1DLGXHVSUXHEDSDWHQWHGHODFDSDFLGDGGHODDJULFXOWXUDRUJiQLFD
para mantener un ecosistema saludable que genera biodiversidad y campos
SURGXFWLYRVDOPLVPRWLHPSRTXHSURSRUFLRQDXQÀXMRGHLQJUHVRVPiVVHJXUR
Con soluciones innovadoras como la Iniciativa de Semillas de Código Abierto
UHVXOWDPiVIDFWLEOHGHVDUUROODU\PHMRUDUJUDQYDULHGDGGHFXOWLYRVFDSDFHVGH
KDFHUIUHQWHDORVGHVDItRVGHODDJULFXOWXUDHQ,QGLD/DGLPHQVLyQVRFLRHFRQyPLFD
de la pobreza es obvia, pero lo que no es tan obvio es su aspecto ecológico. Con
LQLFLDWLYDVFUHDWLYDVFRPRODVVHPLOODVGHFyGLJRDELHUWRTXL]iVHSXHGDQPLWLJDU
esas dos dimensiones de la pobreza para los pequeños agricultores en India.

156
/DVGL¿FXOWDGHVGHODV]RQDVUHPRWDVHQFXDQWRDOWUDQVSRUWHSXHGHQDJXGL]DUOD
pobreza económica y la pobreza de capacidades. Cuando el terreno es montañoso,
construir infraestructura como carreteras o ferrocarriles resulta mucho más
costoso que en terreno llano, por tanto, sobre todo en el mundo en desarrollo, en
ORVVLWLRVPRQWDxRVRVHVPiVSUREDEOHTXHODLQIUDHVWUXFWXUDYLDOVHDGH¿FLHQWH\
que esté lejos de los mercados. Los estudios han demostrado una y otra vez que
HODFFHVRLQVX¿FLHQWHDFDUUHWHUDV\DRWUDVLQIUDHVWUXFWXUDVYLDOHVYDDVRFLDGRD
mayores índices de pobreza. En Tanzania, por ejemplo, los hogares ubicados a
menos de 100 metros de un camino de grava transitable todo el año y con servicio
de autobús tenían ingresos un tercio más altos que el promedio rural (Bird et
al. 2010: 5). E incluso cuando las vías de transportación existen, pero son de
mala calidad, queda limitada la movilidad de las personas y de las mercancías.
7HQHUPDORVFDPLQRVVLJQL¿FDTXHKD\TXHGHGLFDUKRUDVSDUDUHFRUUHUGLVWDQFLDV
relativamente cortas, y que las personas y los poblados están aislados. Los malos
caminos elevan los costos de transporte, por lo que los desplazamientos pueden
resultar inalcanzables para la población, lo cual reduce su acceso a mercados y a
servicios públicos. Al ser mayores los costos de transporte, se retrasa el desarrollo
HFRQyPLFR \ VH GL¿FXOWD TXH ODV PHUFDQFtDV OOHJXHQ D PHUFDGRV GLVWDQWHV 3RU
tanto, el hecho de no tener salida al mar puede aumentar en un 50% los costos de
envío con respecto a los países que sí tienen litoral (Henderson et al. 2001).
La gente que vive en zonas remotas por lo común tiene menos acceso a bienes
públicos como agua potable, saneamiento y atención a la salud. Un estudio
encontró que en más del 90% de los países las zonas rurales tienen menos acceso
a atención primaria de salud (IFAD 2000). En las zonas remotas también tiende a
ser peor la calidad de los servicios de salud y de educación, en parte porque puede
resultar difícil atraer a docentes y profesionales de la salud a esos lugares. Este es
otro aspecto de la relación entre los factores espaciales y las instituciones: es muy
posible que los funcionarios gubernamentales incurran en negligencia cuando
se trata de las localidades remotas, y/o que resulte prohibitivo el costo de llevar
VHUYLFLRVS~EOLFRVDHVDViUHDV/RVSRVLEOHVHIHFWRVEHQH¿FLRVRVGHODVSROtWLFDVD
favor de los pobres quizá no lleguen a la población pobre que habita en las áreas
más remotas.
Otro de los bienes públicos que pueden escasear en las regiones lejanas es la
VHJXULGDGDQWHODGHOLQFXHQFLD\ORVFRQÀLFWRV6LELHQHVWRQRRFXUUHVLHPSUH
abundan los ejemplos en todo el mundo (Madagascar, India, Zimbabue y Sri
Lanka) donde las tasas de delincuencia son mayores en áreas rurales y en las zonas
distantes de las fuerzas del orden (véase Fafchamps & Moser 2003). Además de la
lejanía, los factores espaciales también desempeñan un papel en la delincuencia y
la seguridad, debido a las desigualdades regionales, especialmente cuando estas se
combinan con las divisiones étnicas. Por ejemplo, si un grupo étnico se concentra
en una región determinada, y los miembros de ese grupo se sienten agraviados por
la desigualdad de oportunidades políticas o económicas respecto de otro grupo o
GHQWURGHO(VWDGRHQVXFRQMXQWRODVWHQVLRQHVSXHGHQGHVHPERFDUHQXQFRQÀLFWR

157
armado (Østby et al. 2009, Buhaug et al. 2011). Las zonas cuya topografía es
escarpada, como son las montañas y las selvas tropicales, también pueden estar
asociadas a mayores riesgos de terrorismo y de actividades ilícitas, como serían la
SURGXFFLyQ\WUi¿FRGHGURJDV $EDGLH <XQDYH]TXHHOFRQÀLFWRHVWDOOD
ORVIDFWRUHVJHRJUi¿FRVVRQXQREVWiFXORSDUDUHVROYHUOR(QODViUHDVUHPRWDVR
escarpadas es más difícil que el gobierno central pueda erradicar las actividades
delictivas y los grupos rebeldes armados.
Las perniciosas dimensiones políticas de la lejanía se combinan para aislar
DODVUHJLRQHVRDODVSHUVRQDVGHORVFHQWURVGHLQÀXHQFLDGRQGHVHWRPDQODV
decisiones. De este modo, los problemas de integración derivados de la geografía
pueden agudizar la pobreza de capacidades, puesto que marginan a la población
en lo económico, lo político y lo social. Las poblaciones distantes de los centros
políticos y económicos tienen más probabilidades de sufrir exclusión, lo que les
impide ejercer plenamente sus derechos o maximizar sus medios económicos de
subsistencia. A modo de ejemplo, consideremos el caso de los miembros de grupos
étnicos minoritarios en Ratanakiri, una provincia situada al noreste de Camboya.
Jeremy Ironside (2009) ha documentado que la relativa lejanía de esta población
con respecto a la capital los ha dejado carentes de atención y a menudo desvalidos.
Los pobladores de esa provincia de continuo presentan peores indicadores de
salud en cuanto a desnutrición y mortalidad infantil, y algunos grupos están tan
distantes de los centros escolares que sus hijos no pueden recibir educación. A los
habitantes de esa región rara vez se les consulta sobre los proyectos de desarrollo
de Camboya, como la construcción de carreteras o las políticas para convertir la
agricultura local en cultivos rentables que pueden ser menos tradicionales, como
es la nuez de marañón. Incluso hay muestras de franca discriminación por parte de
funcionarios gubernamentales de la mayoría jemer, puesto que en algunos casos
las comunidades minoritarias han perdido sus tierras comunales por expropiación
o por venta ilegal efectuada por personas ajenas a la comunidad.
+D\WDPELpQYDULRVDVSHFWRVHFRQyPLFRVPX\HVSHFt¿FRVGHODOHMDQtD YpDVH
entre otros, Bosker & Garretsen 2012). Los países que no están bien conectados
FRQORVPHUFDGRVPXQGLDOHVHQFXHQWUDQGL¿FXOWDGHVSDUDGHVDUUROODUODVLQGXVWULDV
que les ayudarían a integrarse a esos mercados, lo que a su vez les ayudaría a
ser más prósperos. Paul Krugman y Anthony Venables (1995) han demostrado
que los efectos de la aglomeración se acumulan en los lugares que pueden tener
XQDSURGXFFLyQPiVLQWHJUDGDSDUDORVPHUFDGRVPXQGLDOHV(VWRVLJQL¿FDTXH
las empresas preferirán situarse cerca unas de otras en lugares como Vietnam,
incluso si los salarios son más altos allí que en Tanzania, dado que mudarse a
donde los salarios son menores puede implicar costos adicionales por causa
GH OD WUDQVSRUWDFLyQ \ GH RWUDV GL¿FXOWDGHV GHULYDGDV GH HVWDU OHMRV GH ORV
mercados mundiales. Por ello, los empleos de ensamblaje y manufactura se han
“aglomerado” en ciertos países asiáticos, eludiendo con frecuencia los países de
África, donde los salarios son menores pero la producción es menos integrada, al
menos por ahora. También está demostrado que carecer de litorales puede reducir

158
en un 0.6% el índice de crecimiento de un país, en comparación con países que
sí tienen litorales (citado en Hausmann 2001: 46). Las zonas costeras, y/o las que
tienen buena infraestructura vial, gozan en general de mejores oportunidades de
desarrollo económico continuo, mientras que las áreas que carecen de litoral, que
no tienen una buena integración y que están remotas es más probable que sigan
siendo pobres.

(OSUREOHPDGHORVYHFLQRV

Además de las asperezas del terreno y de la ubicación sin salida al mar, los
SDtVHVYHFLQRVWDPELpQSXHGHQLQÀXLUHQODVLWXDFLyQGHSREUH]D(VWHHVHOFDVRGH
la geografía relativa que mencionamos al comienzo de este capítulo. La economía
\ODSROtWLFDGHORVSDtVHVWLHQHQXQHIHFWRLGHQWL¿FDEOHHQORVSDtVHVYHFLQRV(Q
términos de economía, un país rodeado de países pobres tiene más probabilidades
de ser pobre. Esto tiene varias razones. Primero, veamos el ejemplo de Chad, un
país sin salida al mar. Para que Chad tenga acceso a los mercados internacionales
tiene que depender de la infraestructura vial de los países a su alrededor, que son
Sudán, Camerún y Nigeria. Lamentablemente estos son países pobres con sistemas
GHWUDQVSRUWHVXPDPHQWHGH¿FLHQWHV\HQFX\DVKLVWRULDVQRIDOWDQORVFRQÀLFWRV
Así, aun si Chad tuviese una economía que funcionase aceptablemente y una
situación política estable, seguiría siendo “rehén de sus vecinos” (según frase de
Collier 2008, en traducción nuestra) porque para tener acceso al mar tendría que
depender de otros países pobres. Como han explicado Limão y Venables (2001)
carecer de litoral no es una sentencia de muerte. Suiza y Austria no tienen costa
y son ricos, por ejemplo, porque para llegar a mercados más amplios pueden
depender de la excelente infraestructura de sus vecinos prósperos, como es
Alemania. Un ejemplo interesante de las desventajas de África es el análisis que
hicieron Redding y Venables (2004), según el cual el PIB per cápita de Zimbabue
sería un 24% mayor si tuviera litoral, y un 80% mayor si estuviera situado en
Europa central.
La investigación de Paul Collier (2008) ha añadido otro aspecto al tema de
ORV SUREOHPDV TXH SXHGHQ VXUJLU GH ORV YHFLQRV /D GL¿FXOWDG QR HV VRODPHQWH
la infraestructura; los países tienen que depender de sus vecinos también como
mercados para sus propias mercancías. Suiza y Austria tienen vecinos ricos con
mercados grandes, como son Alemania, Italia y Francia, lo cual ha ayudado a
Suiza y a Austria a llegar a ser ricos a su vez. Por desgracia para Chad, sus vecinos
í6XGiQ&DPHU~Q\OD5HS~EOLFD&HQWURDIULFDQDíVRQSDtVHVSREUHVFRQPHUFDGRV
pequeños. Todos esos países tienen un crecimiento económico débil, por lo cual es
difícil que Chad llegue a desarrollar una economía próspera. La debilidad de las
economías regionales y las fronteras de los países también inhiben la migración
laboral, que podría ayudar a la gente a salir de la pobreza. En el caso de México,
la enorme economía de salarios altos que tiene Estados Unidos es una abundante
fuente de empleo para los mexicanos que llegan al norte en busca de trabajo, y

159
que suelen enviar a su hogar buena parte de sus salarios. Chad no cuenta con el
EHQH¿FLRGHXQSRORHFRQyPLFRUHJLRQDOGHHVDPDJQLWXG(QVXPDFDUHFHUGH
litoral y tener que cruzar fronteras puede imponer altos costos al potencial de un
país para su desarrollo económico.
Los problemas políticos asociados con los vecinos pueden tener efectos
negativos distintos, aunque relacionados. La esencia de este problema es que
tienen que lidiar unos con otros para coordinar sus esfuerzos en temas tales
como la infraestructura, sobre todo si carecen de litoral. Chad, aun si tuviese
los recursos para construir una línea ferroviaria rápida para llegar al mar, no le
resultaría fácil hacerlo, pues tendría que trabajar con los gobiernos de Camerún y
de Sudán. En el caso de Suiza, ese obstáculo no es tan grande, puesto que Italia y
Alemania tienen gobiernos estables. Así pues, Chad vive en un “mal vecindario”.
Sudán y la República Centroafricana han vivido episodios graves de inestabilidad
\ FRQÀLFWR$TXt HV GRQGH OD JHRJUDItD UHODWLYD GH ORV YHFLQRV HV XQ SUREOHPD
especialmente grave.
La inestabilidad política de un país puede imponer toda clase de costos en un
país vecino, como por ejemplo, causar que el segundo país aumente sus gastos
PLOLWDUHVRKDFHUIUHQWHDORVUHIXJLDGRVTXHKX\HQGHORVFRQÀLFWRVRSURYRFDU
oleadas de enfermedades a causa de los movimientos masivos de población.
$GHPiV HO HIHFWR GHO ³PDO YHFLQGDULR´ SXHGH RFDVLRQDU TXH XQ SDtV ¿QDQFLH
a los rebeldes del otro país. Al mismo tiempo, es posible que los inversores se
atemoricen porque tal vez asocian (correcta o incorrectamente) a las instituciones
del país corrupto con las instituciones del otro país (Bosker & Garretsen 2009).
Todos esos contratiempos implican que un país africano sin litoral tiene muchos
más impedimentos para su desarrollo económico que los que tiene un país europeo
sin litoral. Y por desgracia, África subsahariana tiene una cantidad inusual de
países carentes de litoral.
En efecto, todos los problemas antes mencionados de la lejanía y la integración
asolan en especial (aunque no en exclusiva) al África subsahariana. Los estudios
han encontrado una y otra vez que la geografía de África subsahariana es causante
de los escasos niveles de comercio de esa región con los mercados mundiales, e
incluso con los países africanos, cuando se compara con los niveles que presentan
Asia o América Latina (véase entre otros Limão & Venables 2001, Faye et al.
2004). Sobre todo cuando se compara con algunos países asiáticos, vemos que
muchos países africanos, por causa de su geografía, han encontrado obstáculos
para aprovechar los bajos costos de su fuerza laboral para ingresar en el mercado
del ensamblaje de mercancías. El ensamblaje de esos bienes, como son la
indumentaria y la electrónica, ha ayudado a reducir la pobreza en varios países
asiáticos, como son Taiwan, Vietnam o China. Sin embargo, los países asiáticos
que han logrado sacar provecho de los bajos costos de su mano de obra se han
EHQH¿FLDGRWRGRVGHORVHPSOD]DPLHQWRVFRVWHURV/DVXELFDFLRQHVJHRJUi¿FDVGH
esos países, en contraste con muchos países africanos, implicaban que sus costos
de transporte eran relativamente bajos y su integración a la economía mundial

160
era relativamente fácil. La cantidad de países de África subsahariana que carecen
de litoral implica también que hay más fronteras entre los países, por lo cual el
envío transfronterizo de mercancías se vuelve más oneroso debido a los peajes
y los aranceles aduaneros. Ninguno de esos obstáculos es infranqueable, pero se
UHTXLHUHQSROtWLFDVHVSHFt¿FDVSDUDVXSHUDUODVGHVYHQWDMDVJHRJUi¿FDVGHÈIULFD
subsahariana.

/DJHRJUDItD\ODVLQVWLWXFLRQHV

En el Capítulo 7 se explica con más amplitud cómo puede repercutir la


geografía en la pobreza por el cauce de las instituciones, pero aquí abordaremos
brevemente algunos puntos importantes y un debate académico. Cuando la
JREHUQDQ]D\ODVLQVWLWXFLRQHVVRQGH¿FLHQWHVVXHOHKDEHUWDPELpQGLPHQVLRQHV
espaciales que se vinculan estrechamente con la pobreza. Las zonas donde se
concentra la población más pobre tienden a tener una sociedad civil más débil, un
gobierno menos receptivo y menor participación de las ONG (Chronic Poverty
2005: 33). Esas concentraciones de pobreza pueden incluso surgir como resultado
de las instituciones estatales y gubernamentales. Por lo general, las zonas que
están marginadas en lo político cuentan con menos inversión gubernamental
en proyectos de desarrollo humano y económico. Entre las razones de esa
PDUJLQDFLyQ¿JXUDQXQDJUDQSURSRUFLyQGHSREODFLyQSHUWHQHFLHQWHDXQJUXSR
étnico minoritario en esa zona, un bastión de un partido político de la oposición,
y una gran distancia con respecto a la capital y a otros centros de poder político.
Por todo ello resulta posible que las omisiones institucionales hagan que un lugar
sea más remoto, menos integrado, y por consiguiente, más pobre, si bien puede
ser difícil aislar la cuota causal que aportan esos factores a la pobreza espacial
(Burke & Jayne 2010).
El debate académico concierne a la importancia relativa de la geografía o de
las instituciones para explicar el desarrollo humano y económico. Autores como
$FHPRJOX -RKQVRQ \ 5RELQVRQ   KDQ D¿UPDGR TXH OD JHRJUDItD HMHUFH
VyOR XQD LQÀXHQFLD LQGLUHFWD HQ HO GHVDUUROOR HFRQyPLFR SXHVWR TXH D\XGD D
FRQ¿JXUDUHOWLSRGHLQVWLWXFLRQHVTXHSXHGHQVXUJLUHQXQGHWHUPLQDGRWHUULWRULR
$FHPRJOX\VXVFROHJDVD¿UPDQTXHFLHUWRVIDFWRUHVJHRJUi¿FRVLQGXMHURQDORV
colonos europeos a crear: (a) “instituciones extractivas” que subyugaban a las
poblaciones locales y concentraban el poder y la riqueza en una pequeña minoría;
(b) instituciones democráticas más igualitarias que fomentaban una prosperidad
PiVDPSOLDPHQWHFRPSDUWLGD/RVIDFWRUHVJHRJUi¿FRVFODYHIXHURQODFDUJDGH
morbilidad (principalmente la incidencia de malaria); la prevalencia de recursos
naturales tales como buenos suelos y/o riquezas minerales; y las poblaciones
LQGtJHQDV HQ GHQVLGDGHV VX¿FLHQWHV SDUD DSRUWDU XQD JUDQ UHVHUYD GH PDQR GH
obra. Donde la carga de morbilidad era alta, donde había abundancia de minerales
tales como oro, y donde había grandes poblaciones indígenas, los europeos
establecieron instituciones extractivas.

161
(VWD WHVLV LQWHQWD H[SOLFDU FRQFUHWDPHQWH FyPR ODV GRWDFLRQHV JHRJUi¿FDV HQ
JUDQSDUWHGH$PpULFD/DWLQDD\XGDURQDFRQ¿JXUDUODJREHUQDQ]DDQWLGHPRFUiWLFD
del colonialismo. En América Latina, y posteriormente en África, los europeos
crearon una estructura social y política diseñada para proteger los intereses de
OD FODVH WHUUDWHQLHQWH íSHTXHxD \ DFDXGDODGDí GH ORV LQWHUHVHV GH OD SREODFLyQ
mayoritaria. Eso contrasta con otros lugares, como América del Norte, Australia
y Nueva Zelanda, que tenían bajas cargas de morbilidad y bajas densidades de
población indígena. En esas regiones se asentaron más europeos, la propiedad
de la tierra estaba más ampliamente distribuida, y se implementó un Estado
de derecho más igualitario. En resumen, las instituciones que se crearon bajo
FLHUWDVFRQGLFLRQHVJHRJUi¿FDVGHSHQGtDQGHXQDFRQFHQWUDFLyQGHSRGHUTXHHUD
antidemocrática, mientras que las establecidas bajo otras condiciones eran en su
mayoría democráticas.
El postulado de Acemoglu y sus colegas, de Rodrik y sus colegas (2002) y de
(DVWHUO\ \ /HYLQH   VHJ~Q HO FXDO OD JHRJUDItD LQÀX\H HQ HO FUHFLPLHQWR
económico sólo mediante el impacto en las instituciones, ha sido objeto de
muchas críticas. Uno de los blancos de esas críticas es el procedimiento por el
cual esos académicos realizaron sus análisis econométricos sobre los efectos
relativos de la geografía y de las instituciones. Los críticos de esos análisis dicen
que es sumamente difícil desagregar las relaciones causales entre la geografía,
los niveles de ingresos y las instituciones. Por ejemplo, la geografía afecta a las
instituciones, y las instituciones afectan los niveles de ingreso, pero la geografía
WDPELpQ DIHFWD HO LQJUHVR \ ODV LQVWLWXFLRQHV WDPELpQ LQÀX\HQ HQ ORV DWULEXWRV
JHRJUi¿FRV ORV EXHQRV JRELHUQRV ORJUDQ HUUDGLFDU OD PDODULD SRU HMHPSOR 
$GHPiVODVGHVYHQWDMDVJHRJUi¿FDVDEDUFDQJUDQFDQWLGDGGHHIHFWRVSRWHQFLDOHV
sobre la pobreza, como hemos visto. Si bien la malaria y la carga de morbilidad
son un factor importante, existen también los factores adicionales de la calidad
de los suelos, la precipitación pluvial, la ubicación sin litoral, y posiblemente
LQFOXVR LQÀXHQFLDV D ODUJR SOD]R WDOHV FRPR OD ELRGLYHUVLGDG \ OD SURSDJDFLyQ
de tecnologías. Estos últimos factores suelen pasarlos por alto muchos de los
acérrimos defensores de la tesis de las instituciones.
Conviene recordar que los efectos de la geografía en las instituciones
presuponen efectos directos en la salud humana, en la estabilidad ambiental y
en la productividad de los sistemas económicos (Sachs 2003). En términos de
la geografía relativa, la evidencia demuestra que un país cuyos vecinos tienen
buenas instituciones tiene más probabilidades de entablar relaciones comerciales
con sus vecinos y con el resto del mundo (Bosker & Garretsen 2009). Son también
muchos los aspectos diversos de las instituciones. Por ejemplo, los mercados son
XQDLQVWLWXFLyQTXHSXHGHYHUVHGHELOLWDGDSRUIDFWRUHVJHRJUi¿FRVRHVSDFLDOHV
'RQGHHOWHUUHQRHVGL¿FXOWRVRHODFFHVRGHODVSHUVRQDVDORVPHUFDGRVSXHGH
verse obstaculizado por la falta de buenas carreteras o por los altos costos del
transporte. Donde los índices de densidad poblacional son bajos, asimismo, los
mercados pueden estar subdesarrollados y ser poco accesibles. Por tanto, quizá

162
ODJHQWHWHQJDGL¿FXOWDGHVSDUDJDQDUVHODYLGDYHQGLHQGRORTXHSURGXFHRSDUD
intercambiar sus productos por las mercancías que desean. Esas condiciones
pueden conducir a padecer pobreza de ingresos y pobreza de capacidades, puesto
TXH XQ DFFHVR GH¿FLHQWH D ORV PHUFDGRV SXHGH OLPLWDU OD FDSDFLGDG GH JDQDUVH
el sustento. Si bien no se ha resuelto el debate sobre la importancia relativa de
la geografía o de las instituciones para explicar la pobreza, en cierto sentido no
hay necesidad de resolver ese debate, puesto que tanto los factores espaciales/
JHRJUi¿FRVFRPRODVLQVWLWXFLRQHVH[SOLFDQORVQLYHOHVGHSREUH]D\DPERVVH
afectan mutuamente.

/DSREUH]DHVSDFLDO\ODVFDSDFLGDGHV

/RV IDFWRUHV HVSDFLDOHVJHRJUi¿FRV SXHGHQ UHSHUFXWLU HQ ODV FDSDFLGDGHV GH


muy diversas maneras, algunas de ellas obvias y otras no tanto. Para empezar,
la lejanía y el aislamiento pueden privar a la gente de las capacidades básicas
en materia de salud y educación. La razón es que las personas que viven en
lugares aislados y remotos pueden tener menos acceso a servicios de salud y a
RSRUWXQLGDGHVGHHVFRODUL]DFLyQ(ODFFHVRLQVX¿FLHQWHDRWURVVHUYLFLRVS~EOLFRV
también puede menoscabar las capacidades: la falta de agua potable y saneamiento
puede ser nociva para la salud de las personas, y la falta de electricidad puede
limitar la capacidad de las personas para leer o estudiar de noche, además de
otros posibles efectos. Las zonas periféricas, en especial las que están aisladas y
habitadas por grupos étnicos minoritarios, también pueden padecer privaciones
en sus capacidades políticas. La población de las áreas periféricas quizá no logre
dar a conocer su opinión a los responsables políticos lejanos. Las privaciones
en este ámbito pueden deberse a omisiones (cuando las élites políticas ignoran
a la población situada en lugares remotos o aislados) y a discriminación
(cuando las élites políticas deliberadamente privan a la gente de sus derechos).
Esa discriminación puede ocasionar exclusión en varias dimensiones (cultural,
económica, política), lo que disminuye las capacidades y los funcionamientos de
las personas. En la medida en que las zonas remotas vean aumentar sus niveles
GHFULPLQDOLGDGRGHFRQÀLFWRDVLPLVPRVHYHUiQDIHFWDGDVVXVFDSDFLGDGHVHQ
términos de seguridad básica y seguridad personal. Cuando se vive con temor al
bandolerismo, al terrorismo o a otros tipos de delincuencia, se reduce drásticamente
la calidad de vida de las personas.
6L PLUDPRV PiV D IRQGR YHUHPRV TXH ORV IDFWRUHV HVSDFLDOHVJHRJUi¿FRV
pueden menoscabar las capacidades de muchas otras maneras. Tener seguridad
alimentaria y una nutrición adecuada es un derecho humano básico, pero eso
SXHGHUHVXOWDUGLItFLOHQOXJDUHVGRQGHODSURGXFWLYLGDGDJUtFRODHVLQVX¿FLHQWH
por la mala calidad de los suelos. Un lugar donde suelen ocurrir hambrunas
puede ser muy perjudicial para las capacidades básicas de una persona. Tener una
vivienda adecuada también suele considerarse una capacidad básica, en parte por
VXLQÀXHQFLDHQODVDOXG\ODVHJXULGDG(QDOJXQRVOXJDUHVUHVXOWDPXFKRPiV

163
difícil tener vivienda adecuada. Una vivienda situada en un lugar proclive a sufrir
inundaciones, deslizamientos de tierra, epidemias, contaminación aguda y muchos
otros problemas puede estar incumpliendo el derecho a una vivienda adecuada.
La gente que se ve obligada a vivir en lugares así por lo general padece muchas
otras privaciones combinadas. Si tienen que vivir en zonas marginales, muy
probablemente serán víctimas de discriminación, tendrán pocas oportunidades
económicas y educativas, no podrán ejercer sus derechos políticos y posiblemente
padecerán problemas de salud debido a la ubicación de sus viviendas.
La lejanía y el aislamiento pueden por sí mismos privar a las personas de sus
capacidades básicas. Recordemos que el enfoque desde las capacidades prioriza
“la libertad real de elección que tiene una persona sobre las diferentes vidas que
puede vivir” (Sen 1990: 114, traducción nuestra). Vivir en una zona aislada puede
reducir la libertad de elección de las personas. Dependiendo de qué tan acentuada
sea la lejanía o la falta de integración, la persona puede tener escasas opciones
en términos de su profesión, de la ubicación de su vivienda, de cuándo y cómo
participar en su sociedad, y en suma, en la clase de vida que desea. Por ejemplo,
una de las capacidades básicas según Nussbaum es el acceso a información
(Nussbaum 2011). La idea es que toda la gente tenga la capacidad de aprender
de una diversidad de fuentes que cada persona elija, de modo que su elección no
se vea injustamente restringida ni por los gobiernos ni por otras circunstancias
externas. Sin embargo, vivir en un área remota puede restringir el acceso de
las personas a la información. En el mundo en desarrollo, las zonas rurales y
remotas suelen carecer de acceso a redes de telefonía, televisión e internet. Las
fuentes de los medios de comunicación también pueden ser limitadas, con un
acceso inadecuado a los periódicos o a las radiodifusoras, o tal vez un control
monopólico sobre el suministro de noticias (ya sea por parte de un gobierno o de
un medio de comunicación único y dominante). En zonas donde se restringe el
DFFHVRDODLQIRUPDFLyQVHYHOLPLWDGRHOOLEUHÀXMRGHODVLGHDVORTXHFRQVWLWX\H
una privación en las capacidades y los funcionamientos.
El enfoque desde las capacidades pone la mira en el individuo como su principal
unidad de análisis, es decir, lo que esa persona puede ser y hacer. La lógica es que
las vidas individuales son el punto de mira de nuestra preocupación moral. Sin
HPEDUJR ODV GHVYHQWDMDV JHRJUi¿FDV TXH DQDOL]DPRV HQ HVWH FDStWXOR WDPELpQ
indican la importancia de lo que se conoce como las capacidades colectivas (véase
por ejemplo Thorp et al. 2005, Ballet et al. 2007, Alkire 2008, Murphy 2014). Esas
son las capacidades que se suman a los grupos. Tales grupos pueden ser concilios
comunales, asociaciones de mujeres, sindicatos, grupos étnicos minoritarios
X RWURV WLSRV GH FRPXQLGDGHV /RV JUXSRV SXHGHQ WHQHU JUDQ LQÀXHQFLD HQ ODV
capacidades de una persona, puesto que los grupos ayudan a constituir aquello
que la gente valora. Por ejemplo, las normas culturales de un grupo acerca de lo
TXHHV³EXHQR´LQÀX\HQHQORTXHXQDSHUVRQDGHVHDSDUDVtPLVPD0iVD~QOD
oportunidad de una persona de lograr aquello que valora depende muchas veces de
un grupo. La posibilidad de actuar en conjunto con otras personas que comparten

164
YDORUHVVLPLODUHVGDOXJDUDXQDDJHQFLDFROHFWLYDTXHSXHGHEHQH¿FLDUDODSHUVRQD
y al grupo (Evans 2002, Ibrahim 2006). Las capacidades individuales y colectivas
forman parte de relaciones y estructuras sociales más amplias, y la dinámica
particular de la pobreza espacial concentrada demuestra esa interrelación.
/DFDUJDGHPRUELOLGDGODLQVX¿FLHQFLDGHUHFXUVRVDJUtFRODV\ODOHMDQtDWLHQHQ
cada cual su propia índole según cual sea su ubicación, lo que implica que todas
las personas que viven en ese lugar pueden verse afectadas negativamente. Ese
es el efecto de la pobreza espacial concentrada: en una zona con desventajas
JHRJUi¿FDV SUREDEOHPHQWH VHD PX\ SRFR OR TXH ODV SHUVRQDV \ ORV JUXSRV
pueden lograr. Las capacidades de la persona así como también las capacidades
del grupo resultan afectadas. Volvamos al ejemplo antes citado de los habitantes
de la provincia de Ratanakiri en Camboya. Esas personas están tan lejos de los
centros de poder que resultan relegadas o ignoradas por las autoridades políticas.
El poblado en sí padece peores resultados en salud y educación, y sus habitantes,
tanto en lo individual como en lo colectivo, son discriminados por los jemeres,
que son el grupo étnico mayoritario. Esa es una concentración de desventajas que
menoscaba las libertades del grupo, y no sólo las de los individuos. Ello ilustra
con toda claridad que lo que una persona puede ser o hacer a menudo depende de
las oportunidades de la colectividad.
Por tanto, al fortalecerse las oportunidades del grupo se pueden ampliar
las oportunidades de los individuos, puesto que suelen ser mutuamente
interdependientes. La razón por la que el grupo puede ser importante para
ampliar las capacidades de los individuos se debe a la posibilidad de la acción
FROHFWLYD /RV LQGLYLGXRV FDVL VLHPSUH WLHQHQ TXH RUJDQL]DUVH D ¿Q GH ORJUDU
cambios societales. La acción colectiva es una estrategia organizativa vital para
negociar, compartir recursos, aumentar las oportunidades económicas y utilizar
las estructuras democráticas para presionar en favor de los propios intereses. Los
individuos suelen lograr más actuando juntos que por separado. También es más
probable que la acción conjunta tenga más éxito cuando se pretende cambiar
estructuras de poder que no son democráticas o cuando se trata de enmendar las
injusticias. En tal sentido, la acción colectiva sustenta no sólo los intereses del
propio individuo (llevar a efecto las capacidades y funcionamientos individuales),
sino que ayuda a alcanzar un bien social que puede ensanchar también las
capacidades y funcionamientos del grupo.
La idea de las capacidades colectivas es de especial importancia para las
personas que viven en la pobreza, quienes por lo general tienen que organizarse
para poder mejorar su situación, dado que es menos probable que la acción
individual ocasione para el grupo un cambio que sobrepase el ámbito de lo
LQGLYLGXDO /D FRQFHQWUDFLyQ GH P~OWLSOHV GHVYHQWDMDV JHRJUi¿FDV VXSHUSXHVWDV
GL¿FXOWD PXFKR PiV ORV HVIXHU]RV LQGLYLGXDOHV SDUD HVFDSDU GH OD SREUH]D
Pensemos en los habitantes de Ratanakiri: una persona puede mejorar su propia
situación yéndose del pueblo, pero incluso si con ello amplía sus capacidades,
ORTXHHVDSHUVRQDSXHGHVHU\KDFHUVHJXLUiVLHQGRLQVX¿FLHQWHVLHVREYLDVX

165
pertenencia a un grupo minoritario y es por ello sujeto de discriminación. Así
pues, dado que en buena parte sus capacidades dependen de su pertenencia a la
colectividad, la acción colectiva es, en última instancia, una forma más robusta de
combatir las privaciones que padece en sus capacidades individuales y grupales.
Hay que decir que no todos los grupos apoyan las capacidades individuales,
puesto que algunos grupos son excluyentes o represivos. El propio Sen duda de que
los grupos tengan por sí mismos capacidades que sobrepasen la suma total de las
capacidades de sus individuos (Davis 2015). Vale la pena debatir si las capacidades
colectivas añaden tanto a nuestra comprensión de las libertades individuales, y
en el enfoque desde las capacidades existen otras muchas aplicaciones al tema
de la pobreza espacial que también ameritan debate. A menudo el punto es si
una capacidad debe considerarse “básica”, de modo que su privación equivale
a pobreza. Un ejemplo de ello es la movilidad. Como hemos visto, las zonas
remotas donde el terreno es escarpado suelen tener redes viales poco robustas y
costos de transportación más elevados, por lo que las poblaciones que habitan en
esas zonas en el mundo en desarrollo suelen tener menos movilidad. ¿Es eso un
problema? ¿Cuál sería el nivel básico de movilidad al que todas las personas tienen
derecho, para que podamos determinar cuándo existe una privación importante en
HVHiPELWR"'HOPLVPRPRGR1XVVEDXPPHQFLRQDODVRFLDELOLGDG\ODD¿OLDFLyQ
como aspectos de las capacidades básicas. La idea es que las personas deben tener
ODOLEHUWDGGHHOHJLUVXVUHODFLRQHVVRFLDOHVD¿OLDUVHFRQORVLQGLYLGXRV\ORVJUXSRV
que ellas desean. Sin embargo, el aislamiento en un poblado remoto y montañoso
puede limitar las capacidades y los funcionamientos de las personas a este respecto.
Si nuestras relaciones sociales se limitan al propio grupo de parentesco en una
localidad retirada, ¿sería eso una privación de una capacidad fundamental? Por
último, ¿cuál debería ser la norma para las capacidades básicas en lo que atañe a
acceso a los mercados y a ganarse el sustento? Una vez más, como hemos visto, la
gente en las zonas distantes tiene escaso acceso a los mercados y menos opciones
SDUDJDQDUVHODYLGD(QWDOHVFRQGLFLRQHVJHRJUi¿FDV\HVSDFLDOHVODVOLEHUWDGHV
de las personas están sin duda limitadas, pero cabe discutir si esas limitaciones
son una forma de pobreza.

Cuadro 5.2 Tecnología y geografía

-HႇUH\6DFKV  KDSODQWHDGRXQDWHVLVVREUHODUHODFLyQHQWUHHOGHVDUUROOR


WHFQROyJLFR\ODJHRJUDItDTXHWLHQHLPSOLFDFLRQHVSDUDHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFR
a corto, mediano y largo plazo. Sachs ha teorizado que a plazo largo y mediano,
ODV HFRQRPtDV HQ ODV ]RQDV WHPSODGDV GHVDUUROODURQ WHFQRORJtDV PiV H¿FDFHV
VREUHWRGRHQHOiPELWRGHODVDOXGODDJULFXOWXUD\ODPLOLFLD(OKHFKRGHTXH
HVHGHVDUUROORKD\DVLGRPiVUiSLGRVHGHEHHQSDUWHDTXHDQWHVGHOVLJOR;;
en esas zonas de clima templado había mayores densidades poblacionales. Esa
PD\RUGHQVLGDGSREODFLRQDOIRPHQWyODVFRQGLFLRQHVTXHSURSLFLDURQXQDPD\RU
producción de conocimiento, y por consiguiente, un mayor crecimiento económico
\WHFQROyJLFR$VtSRUODLQÀXHQFLDDODUJRSOD]RGHORVIDFWRUHVJHRJUi¿FRVHQHO

166
GHVDUUROORWHFQROyJLFRFLHUWRVOXJDUHVVXVWHQWDURQSREODFLRQHVPiVGHQVDVTXH
SURSLFLDURQPiVDYDQFHVWHFQROyJLFRV$PHGLDQRSOD]RHODUJXPHQWRGH6DFKV
WDPELpQHYRFDODLGHDGHODGLIXVLyQ/DVWHFQRORJtDVTXHVHGHVDUUROODURQHQORV
SDtVHVGHODV]RQDVWHPSODGDVHUDQSRUORJHQHUDOPX\HVSHFt¿FDVSDUDORVFOLPDV
WHPSODGRV\SRUORWDQWRQRSRGtDQGLIXQGLUVHIiFLOPHQWHHQORVFOLPDVWURSLFDOHV
/DGLIXVLyQWHFQROyJLFDHQORVSDtVHVGH]RQDVWHPSODGDVFRQWULEX\yDDFHOHUDU
HO FUHFLPLHQWR HFRQyPLFR GH HVRV SDtVHV \ SRU RWUD SDUWH OD GLItFLO GLIXVLyQ
GH OD WHFQRORJtD HQ RWUDV ]RQDV FOLPiWLFDV LPSOLFy TXH ORV SDtVHV WURSLFDOHV VH
EHQH¿FLDUDQ PHQRV GH ORV DYDQFHV WHFQROyJLFRV GHVDUUROODGRV HQ ODV UHJLRQHV
WHPSODGDV GHO SODQHWD 8Q HMHPSOR FRQFUHWR HV OD WHFQRORJtD DJUtFROD 'XUDQWH
siglos, e incluso en las décadas recientes, la productividad agrícola ha mejorado
en los países de las zonas templadas porque se aplicó tecnología para mejorar las
semillas, para lograr cultivos resistentes a las plagas y para la mecanización de
las cosechas. Algunos de esos desarrollos tecnológicos no pueden propagarse en
ORVSDtVHVWURSLFDOHVSRUTXHVXVFXOWLYRVVRQGLIHUHQWHVRSRUTXHORVJRELHUQRV\
ORVLQGLYLGXRVHQORVSDtVHVGHEDMRVLQJUHVRVFDUHFHQGHORVIRQGRVRGHODSHULFLD
SDUDDGRSWDUHVRVDYDQFHV2WURHMHPSORFRQFUHWRFRQFLHUQHDODWHFQRORJtDHQ
materia de salud. Por lo general los países templados padecen menos de ciertas
HQIHUPHGDGHV TXH ORV SDtVHV WURSLFDOHV \ VXV UHVSHFWLYDV HQIHUPHGDGHV VRQ
GLIHUHQWHVODFDUJDGHPRUELOLGDGSDUDORVSDtVHVWURSLFDOHVHVPD\RU\HQFLHUWR
modo divergente. Las economías de las regiones templadas han desarrollado
ODWHFQRORJtDSDUDFRPEDWLURHUUDGLFDUODVHQIHUPHGDGHVPiVFRPXQHVHQVXV
WHUULWRULRVFRPRVRQODYLUXHOD\ODSROLRPLHOLWLV3RURWUDSDUWHODVHQIHUPHGDGHV
\ORVSDUiVLWRVTXHVRQHQGpPLFRVGHOD]RQDWURSLFDO\DVHDODPDODULDXRWURV
como la esquistosomiasis, son desatendidos por los investigadores porque para
las poblaciones de las zonas templadas no son un problema tan grande. La
GLQiPLFDDFRUWRSOD]RHQWUDHQHVFHQDFRQPiVIXHU]DHQORVSDtVHVWURSLFDOHV\D
TXHHVPiVSUREDEOHTXHVHDQSREUHV\VXHOHQFDUHFHUGHUHFXUVRVSDUDLQYHUWLU
en la investigación y el desarrollo que darían lugar a los avances tecnológicos
GHVWLQDGRVHVSHFt¿FDPHQWHDD\XGDUDODSREODFLyQGHODV]RQDVWURSLFDOHV/D
mayor parte de la investigación y el desarrollo ocurre en las economías ricas de
las zonas templadas, por tanto, esa investigación y desarrollo suele centrarse en
las necesidades de esas sociedades. Algunos avances tecnológicos no logran
propagarse en los trópicos, y dado que en los países tropicales los mercados
y otros recursos para la innovación tienden a ser menos robustos, esos países
siguen rezagados en su crecimiento económico y en el consiguiente desarrollo
tecnológico. Sachs asimismo plantea la hipótesis de que, puesto que en los
países tropicales tiende a rezagarse también la urbanización y la transición a
tQGLFHV PHQRUHV GH FUHFLPLHQWR GHPRJUi¿FR íSURFHVRV DPERV TXH SRGUtDQ
SURPRYHU HO GHVDUUROOR WHFQROyJLFRí HVRV SDtVHV YDQ TXHGDQGR D~Q PiV D OD
zaga. En resumidas cuentas, dado que esos países han quedado rezagados a
mediano y largo plazo, a los países ricos y tecnológicamente avanzados les ha
UHVXOWDGR PiV IiFLO GRPLQDUORV HQ OR SROtWLFR \ HQ OR PLOLWDU FRPR KD RFXUULGR
HQODpSRFDFRORQLDORHQODJOREDOL]DFLyQFRQWHPSRUiQHD(VDGRPLQDFLyQSRU
lo general agrava el atraso relativo de los países pobres. Nótese que si bien
HVWDWHRUtDGHODVUHODFLRQHVHQWUHODJHRJUDItD\ODWHFQRORJtDHVSODXVLEOH\VH
VXVWHQWD HQ DOJXQRV KHFKRV QR HVWi WRGDYtD FRPSUREDGD VHJ~Q UHFRQRFH HO
propio Sachs.

167
/DV GL¿FXOWDGHV GH OD JHRJUDItD TXH VH H[DPLQDQ HQ HVWH FDStWXOR QR
necesariamente conllevan privación de capacidades. Es obvio que se puede
vivir en un entorno tropical remoto y escarpado y aun así disfrutar de todas las
FDSDFLGDGHVEiVLFDV(OGHVDItRGHODVJHRJUDItDVDGYHUVDVHVTXHSXHGHQGL¿FXOWDU
más el logro de todas esas capacidades. Recordemos que Sen insistió en que la
libertad de la persona ha de incluir alguna perspectiva sobre la calidad, la cantidad
y la diversidad de sus oportunidades (Sen 1985, 1983). El problema de fondo de
la geografía desfavorable es que a menudo limita las oportunidades. Obtener una
nutrición adecuada practicando la agricultura en una zona árida no es una tarea
imposible, pero sí es mucho más difícil. Recibir una educación adecuada en un
poblado remoto y montañoso no es imposible, pero sí es mucho más difícil. Para
alguien que vive lejos de las redes viales no es imposible ganarse la vida como
FRPHUFLDQWHSHURVtHVPXFKRPiVGLItFLO/RVIDFWRUHVJHRJUi¿FRVSXHGHQVHU
una desventaja para la agencia de una persona, es decir, para su libertad real de
tomar por sí misma las decisiones que considera valiosas. La gente que vive en
regiones donde la geografía es adversa suele estar marginada de entrada: si se les
da una verdadera oportunidad, pocas personas elegirían vivir en una zona remota
y pantanosa donde prolifera la malaria, no hay electricidad y no existen clínicas
de salud. Por lo tanto, las personas y los grupos que habitan en circunstancias
JHRJUi¿FDVDGYHUVDVTXHPHQRVFDEDQVXVFDSDFLGDGHVEiVLFDVTXL]i\DFDUHFtDQGH
ODOLEHUWDGGHHOHJLUYLYLUHQXQVLWLRH[HQWRGHWRGDVHVDVGHVYHQWDMDVJHRJUi¿FDV
.
3ROtWLFDVUHVROXWLYDV

8QDSUHQGL]DMHFODYHGHHVWHFDStWXORHVTXHORVIDFWRUHVJHRJUi¿FRVHVSDFLDOHV
no solamente pueden causar o empeorar la pobreza, sino que además la gente
pobre suele concentrarse en ciertas zonas, mismas que por lo tanto merecen más
atención de las políticas para reducir la pobreza. Sin embargo, uno de los aspectos
difíciles de los efectos del espacio y la pobreza es que esos efectos a menudo se
VXSHUSRQHQ(VWRVLJQL¿FDTXHODVSULYDFLRQHVDVRFLDGDVFRQHOKHFKRGHYLYLUHQ
cierta zona pueden ser múltiples y potenciarse entre sí. Por ejemplo, hay lugares
que tienen pocas carreteras, alta morbilidad, suelos pobres, escasas oportunidades
GHPHUFDGR\DFFHVRLQVX¿FLHQWHDVHUYLFLRVS~EOLFRVWDOHVFRPRVDQHDPLHQWR\
centros de salud. Siendo tantas las desventajas, resulta muy difícil que una persona,
una familia o una comunidad puedan salir de la pobreza. Por tanto, las políticas
para mitigar los aspectos de la pobreza vinculados a factores espaciales deben ser
HQVtPLVPDVPXOWLIDFpWLFDVSDUDDWDMDUHVDGLYHUVLGDGGHSULYDFLRQHV0RGL¿FDUOD
JHRJUDItDSXHGHSDUHFHUXQDWDUHDFRORVDO$¿QGHD\XGDUDODJHQWHSREUHTXHVH
YHDÀLJLGDSRUODVDGYHUVLGDGHVGHODJHRJUDItD¢VHUiQHFHVDULRDOODQDUPRQWDxDV
hacer que llueva en las zonas áridas y dar salida al mar a los lugares que carecen
de litoral?
(VYHUGDGTXHSDUDVXSHUDUODVGHVYHQWDMDVHVSDFLDOHV\JHRJUi¿FDVVHUHTXLHUHQ
grandes inversiones. Pero también existen políticas de menor escala que son de

168
JUDQD\XGD&RQVLGHUDUHPRVSULPHURORVSUR\HFWRVGHVWLQDGRVDEHQH¿FLDUKRJDUHV
y regiones, y luego pasaremos a las políticas a nivel de país. Para empezar, ampliar
en las zonas remotas el acceso a los servicios públicos es un planteamiento común
y fundamental para reducir la pobreza espacial. Eso puede apoyar las capacidades
individuales y colectivas. En todos los países en desarrollo las zonas rurales tienden
a tener acceso limitado a agua potable y saneamiento. Del mismo modo, construir
carreteras en zonas rurales debe mejorar el potencial de movilidad de las personas
\ODVPHUFDQFtDV/DGL¿FXOWDGTXHVHHQFXHQWUDHQWDOHVSROtWLFDVHVTXHVXHOHVHU
costoso expandir los bienes públicos en las áreas remotas. Construir carreteras en
zonas montañosas exige mucho gasto, y ampliar la cobertura de los servicios de
agua, saneamiento, electricidad o salud puede lograr que las áreas remotas estén
conectadas a la red de servicios, pero en los lugares donde la densidad poblacional
es baja quizá no sea útil para mucha gente. No obstante, el acceso inadecuado a los
servicios públicos no es un problema exclusivo de las zonas rurales. Recordemos
que la pobreza puede estar espacialmente concentrada también en las áreas
urbanas: las villas miseria y otros asentamientos marginalizados también pueden
carecer de agua potable o saneamiento.
En varios países se ha intentado poner en marcha programas de desarrollo
con objetivos regionales. Ghana, por ejemplo, ha dedicado especial atención a
crear escuelas secundarias exitosas en las zonas más empobrecidas y remotas del
norte del país. Indonesia ha promovido programas especiales de formación para
ayudar a los poblados remotos. En China, el crecimiento económico vertiginoso
ha ocasionado enormes disparidades de ingresos entre las regiones costeras
orientales más ricas y las provincias interiores más pobres. Se han implementado
YDULRV SURJUDPDV HQ ODV ]RQDV PiV SREUHV D ¿Q GH PLWLJDU HVDV GLVSDULGDGHV
préstamos subsidiados para hogares y empresas, programas de alimentos por
trabajo y subvenciones a los gobiernos para estimular la inversión en las zonas
desfavorecidas (Higgins, Bird & Harris 2010). Existen varias estrategias para los
OXJDUHVFX\DGRWDFLyQGHUHFXUVRVDJUtFRODVHVLQVX¿FLHQWH$XPHQWDUHODFFHVRGH
los agricultores a los fertilizantes puede mejorar la calidad del suelo. En lugares
donde la gestión del agua para la agricultura es un problema, los proyectos de riego
tales como bombas, pozos y presas grandes o pequeñas pueden ser muy útiles
(Sachs 2004). Como se señala en el Cuadro 5.1, suministrar a los agricultores
semillas especialmente mejoradas es otra manera de aumentar la productividad.
Todos esos programas pueden apoyar las capacidades básicas, como es el acceso
a la educación o los proyectos agrícolas para fortalecer los medios de subsistencia.
Puesto que la carga de morbilidad afecta algunos lugares de manera
desproporcionada y es sumamente perjudicial para las capacidades básicas, las
políticas de promoción del desarrollo humano se enfocan especialmente en este
aspecto. Aunque los esfuerzos internacionales para erradicar la malaria son quizá
el ejemplo más sobresaliente, existen también programas para combatir otros
parásitos y otras enfermedades que son endémicas en las zonas tropicales. Esos
programas pueden conllevar aspectos de infraestructura para mejorar el estado

169
de salud de la población, como por ejemplo, construir sistemas de suministro
de agua potable o de alcantarillado sanitario. Uno de tales proyectos que incluía
aprovisionamiento de agua potable, de larvicidas y de educación para la salud
ha ayudado a reducir drásticamente la cifra de víctimas de la enfermedad del
gusano de Guinea. Los casos de esa enfermedad disminuyeron de 3.5 millones
de personas contagiadas en 1986 a menos de 11,000 al cabo de 20 años (véase
Levine 2004). La reducción de la carga de morbilidad suele ir vinculada al apoyo
tecnológico para disminuir la brecha de los países pobres respecto de los países
ricos, especialmente mediante vacunación. Las estrategias para mejorar la salud
en sitios donde existe una gran carga de morbilidad son fundamentales no sólo
para ayudar a la gente a llevar una vida que consideren valiosa, sino también
para disminuir la pobreza económica al reducir el número de enfermedades que
inciden en la productividad.
Las políticas para abordar las dimensiones espaciales de la pobreza también
deben tomar en cuenta las capacidades colectivas, puesto que los grupos
minoritarios pueden verse desproporcionadamente afectados por la lejanía, la
exclusión y las consiguientes privaciones. Dado que algunos grupos pueden
padecer más privaciones que otros, se argumenta enfáticamente que esos grupos
merecen recursos adicionales de las políticas de reducción de la pobreza. Este
enfoque podría tener como meta las regiones donde se concentran las personas
pertenecientes a grupos minoritarios, y/o los hogares de grupos minoritarios,
incluso en una región donde la mayoría de las personas pertenecen a otro grupo
y están en mejor situación económica. La idea es reducir las desigualdades, no
sólo entre las regiones, sino entre las personas, y promover la inclusión social de
las personas que de un modo u otro pueden sufrir discriminación o desventajas
desmesuradas. Un ejemplo de ello es el programa emprendido en Laos con el que
UHXELFDURQSREODGRVHQWHURVGHPLQRUtDVpWQLFDVD¿QGHPHMRUDUVXDFFHVRDORV
PHUFDGRV\DORVVHUYLFLRVS~EOLFRV6LELHQHVWDHVWUDWHJLDSXHGHVHUEHQH¿FLRVD
HQFLHUWRJUDGRWDPELpQHYLGHQFLDDOJXQDVGHODVGL¿FXOWDGHVTXHVHSUHVHQWDQ
al tratar de ayudar a grupos minoritarios que padecen múltiples privaciones,
puesto que el traslado de poblados enteros suscita cuestionamientos sobre los
desplazamientos forzados, sobre la interrupción de las tradiciones culturales
de los pobladores y sobre la diferenciación (Bechstedt et al. 2007). Además de
las medidas para mejorar el bienestar económico de las personas y aminorar
las privaciones de capacidad, las políticas de inclusión social pueden también
plantearse el objetivo de promover la tolerancia y el entendimiento intercultural
entre los grupos mediante programas de educación multilingüe (Epprecht et al.
2011). Esos programas pueden disminuir la distancia cultural entre los grupos y
valorizar las culturas de los grupos minoritarios.
El crecimiento del comercio puede ser fundamental para reducir la pobreza
de ingresos tanto en el ámbito del hogar como en el país. Como hemos visto,
la lejanía de los mercados puede ir asociada con menores oportunidades de
subsistencia económica y con una falta de integración en la economía mundial.

170
Existen varias maneras de reducir la lejanía, aumentar la integración y fomentar
el comercio en los países pobres. La primera es disminuir los obstáculos al
comercio reduciendo los aranceles y las cuotas comerciales. Establecer zonas de
OLEUH FRPHUFLR \ PRGL¿FDU ORV SURWRFRORV GH ODV DGXDQDV \ ODV IURQWHUDV SXHGH
servir para aumentar el comercio de los países sin litoral, cuyas mercancías
tienen que cruzar varias fronteras para llegar a los mercados mundiales. Al
reducir las restricciones aduaneras, se espera que mejore el comercio entre países
vecinos y que eso tenga efectos de propagación en el crecimiento económico
que aumentarían los ingresos de las personas. Otra estrategia para fomentar el
comercio es la que sugiere Paul Collier, según la cual un país puede convertirse
en un “paraíso” para un determinado sector regional. La idea es que un país puede
esforzarse por instaurar políticas notablemente mejores y más transparentes en
XQVHFWRUFRPRHO¿QDQFLHUR\FRQHOORFRQYHUWLUVHHQHOFHQWURGHODV¿QDQ]DV
GHVXUHJLyQ &ROOLHU (OOLEUHFRPHUFLRQRVLHPSUHEHQH¿FLDDORVSREUHV
pero como principio general, la mayoría de los economistas coincidirían en que
al aumentar la participación de los países pobres en los mercados mundiales se
obtienen en general resultados positivos (véase por ejemplo Buys et al. 2006,
World Bank 2007, IMF 2007).
La inversión en infraestructura es otra estrategia política pertinente para
superar diversas desventajas espaciales y para promover el comercio. Una
PHMRU LQIUDHVWUXFWXUD GH WUDQVSRUWH íWUiWHVH GH FDUUHWHUDV OtQHDV IHUURYLDULDV
R LQVWDODFLRQHV SRUWXDULDVí SXHGH IDFLOLWDU HO FRPHUFLR \ DXPHQWDU VX FRVWR
efectividad. Un objetivo clave es mejorar el acceso a las costas para los países sin
litoral. Para Chad, el mejoramiento de los eslabones de transporte hacia el mar a
través de Camerún puede conllevar un importante impulso para la economía de
DPERVSDtVHVPHGLDQWHXQHIHFWRGHSURSDJDFLyQ8QDSDUWHGHODVGL¿FXOWDGHVFRQ
esas mejoras de la infraestructura es que usualmente dependen de la cooperación
y coordinación entre países vecinos. No obstante, estos proyectos regionales
GHEHUtDQVHUXQDSULRULGDGSRUVXSRWHQFLDOSDUDEHQH¿FLDUDYDULRVSDtVHVDODYH]
Si examinamos el otro lado de la moneda desde las desventajas espaciales/
JHRJUi¿FDV YHUHPRV FXiOHV IDFWRUHV JHRJUi¿FRVHVSDFLDOHV VRQ HQ UHDOLGDG
provechosos para el crecimiento económico. El pensamiento contemporáneo al
UHVSHFWR VH KDFH HFR í\ DSRUWD VXVWHQWR HPStULFRí GH ODV WHRUtDV TXH IRUPXOy
Adam Smith en La riqueza de las naciones, su prestigiosa obra publicada en 1776.
Como Smith dijo, los países que tienen buenos puertos marítimos o que cuentan
con ríos navegables que desembocan en el mar tienen más probabilidades de ser
prósperos. En nuestros términos, es probable que esos países estén menos alejados
de los mercados mundiales y que les resulte más fácil integrarse a ellos. En efecto,
Bloom, Canning y Sevilla (2003) encontraron que el porcentaje de territorio de
un país que dista menos de 100 km de la costa es un buen indicador del nivel de
ingresos de ese país. Las otras variables importantes en el análisis de Bloom y sus
colegas son las mediciones del promedio máximo mensual de temperatura de un
país, el promedio mensual de precipitación y la distribución de las precipitaciones

171
DORODUJRGHODxR(OORVD¿UPDQTXHHVDVFXDWURYDULDEOHVUHSUHVHQWDQHOGH
las comparaciones de ingresos per cápita entre países. Hay algunos otros factores
que también se asocian a los ingresos altos: una baja altitud promedio (lo que
evita el problema de los terrenos escarpados y montañosos) y países vecinos con
buenas instituciones y con mercados de dimensiones considerables.

Cuadro 5.3 ¿Dónde habitan los pobres del mundo?

8QD SHUVSHFWLYD HVSDFLDO \ JHRJUi¿FD VREUH OD SREUH]D WDPELpQ VLUYH SDUD
HQWHQGHUHQFXiOHVSXQWRVGHOJORERYLYHODJHQWHPiVSREUH/DUHVSXHVWDQR
es la que cabría esperar. La mayor parte de la gente pobre no vive en los países
del llamado “club de la miseria”. En realidad, el 72% de los pobres del mundo
KDELWDHQSDtVHVGHLQJUHVRVPHGLRV0iVD~QHOGHODSREODFLyQPiVSREUH
GHO PXQGR TXH YLYH SRU GHEDMR GHO XPEUDO GH  GyODUHV DO GtD  KDELWD HQ
GLH] SDtVHV ,QGLD &KLQD 1LJHULD %DQJODGHVK OD 5HS~EOLFD 'HPRFUiWLFD GHO
&RQJR,QGRQHVLD3DNLVWiQ7DQ]DQLD)LOLSLQDV\.HQLD&XDWURFLHQWRVPLOORQHV
GHSHUVRQDVSREUHVKDELWDQHQ(VWDGRVIUiJLOHV\GHHVRV(VWDGRVHVWiQ
HQODFDWHJRUtDGHORVLQJUHVRVPHGLRV'RVWHUFLRVGHORVSREUHVHQÈIULFDYLYHQ
HQ(VWDGRVIUiJLOHV6LVHPLGHVHJ~QHOËQGLFHGH3REUH]D0XOWLGLPHQVLRQDO R
ËQGLFH 0XOWLGLPHQVLRQDO GH OD 3REUH]D  YHPRV TXH  GH OD SREODFLyQ PiV
FDUHQWHGHOPXQGRYLYHHQHOVXUGH$VLD\HQÈIULFDVXEVDKDULDQD(VWR
VLJQL¿FDTXHVyORHOGHODVSHUVRQDVPiVFDUHQWHVGHOPXQGRYLYHQHQRWURV
lugares. El hecho de que la mayor parte de la gente pobre habita en países de
ingresos medios pone en entredicho la idea de que las políticas de desarrollo
GHEHQHQIRFDUVHHQSULPHUWpUPLQRHQORVSDtVHVGHHVFDVRVLQJUHVRV
(VWHSDQRUDPDGHORVOXJDUHVGRQGHYLYHQORVPiVSREUHVGHOPXQGRKDFDPELDGR
radicalmente en los últimos 20 años, puesto que antes el 93% de las personas
pobres habitaban en países de ingresos bajos. Una explicación para ese cambio
es el crecimiento económico en China y en India. No obstante, conviene recordar
TXH VL ELHQ ORV SDtVHV GH LQJUHVRV PHGLRV SXHGHQ WHQHU ODV PD\RUHV FLIUDV GH
población pobre, los países de menores ingresos todavía tienden a tener mayores
SURSRUFLRQHVGHSREODFLyQSREUHDVtFRPRXQDSREUH]DPiVH[WUHPDHQJHQHUDO
7DPELpQGHEHPRVSRQHUDWHQFLyQDFyPRHVWiGLVWULEXLGDODSREODFLyQSREUHHQHO
interior de los países. El crecimiento económico en China y en India puede haber
HOHYDGRORVLQJUHVRVGHPXFKDVSHUVRQDVSHURPXFKDVRWUDVHVWiQTXHGDQGR
rezagadas. En esto puede haber dimensiones espaciales muy pronunciadas:
en India la gran mayoría de la población pobre se concentra en unas pocas
regiones. Esto es importante porque indica que la distribución de la prosperidad
es sumamente desigual. En India son varias las provincias que han alcanzado un
nivel mediano de ingresos, pero muchas otras siguen teniendo ingresos escasos,
\HVWDV~OWLPDVUHSUHVHQWDQGRVWHUFLRVGHODFLIUDWRWDOGHSHUVRQDVSREUHVHQ
,QGLD(QUHVXPHQHOSHVRGHODSREUH]DHQHOPXQGRHVWiPX\FRQFHQWUDGRHQ
la población de relativamente pocos países, y dentro de esos países, algunas
regiones tienen un número desproporcionadamente mayor de personas pobres
\XQDSREUH]DPiVJUDYH .DQEXU 6XPQHU6XPQHU$ONLUHHWDO
 

172
La buena noticia es que la comunidad internacional de ayuda ha reconocido
OD QHFHVLGDG GH DSR\DU D ORV SDtVHV D VROYHQWDU ODV GHVYHQWDMDV JHRJUi¿FDV
Un objetivo durante varias décadas han sido los proyectos de infraestructura:
construcción de presas, centrales eléctricas, aeropuertos y redes telefónicas,
así como carreteras, líneas ferroviarias y puertos. Países como Ruanda se han
EHQH¿FLDGRGHODD\XGDSDUDFRQVWUXLUXQDUHGGH¿EUDySWLFDFRQODFXDOPHMRUDU
las comunicaciones en el interior del país y con el resto del mundo, lo que aminora
la lejanía de este país sin litoral. Por mencionar otros dos ejemplos, Filipinas
ha recibido ayuda para mejorar las instalaciones portuarias y con ello fomentar
el comercio, y Sri Lanka ha recibido asistencia para construir autopistas, lo que
impulsará la transportación. Asimismo, se presta cada vez más atención a los
programas de desarrollo de vacunas contra las enfermedades prevalentes en el
mundo en desarrollo. Por ejemplo: Canadá, Noruega e Italia, junto con donantes
privados como la Fundación Gates, han destinado más de un millardo de dólares
para incentivar el desarrollo de vacunas contra la malaria, la poliomielitis, el
rotavirus y la meningitis.

&RQFOXVLyQ

Imaginemos que usted vive en una zona rural de Papúa Nueva Guinea. Lo más
probable es que habite en un lugar escarpado, puesto que más de la mitad de ese
país es montañoso o empinado. Como casi toda la población en ese país, usted
vive, al menos en parte, del cultivo de la tierra. Sin embargo, la tierra donde usted
habita no es muy buena. El terreno es empinado, el suelo es de mala calidad, el
clima es muy lluvioso y son frecuentes las inundaciones; de hecho, casi el 60% de
los suelos en Papúa Nueva Guinea se consideran de “baja” o “muy baja” calidad
$OOHQHWDO &RQXQWHUUHQRDVtHVOyJLFRTXHWHQJDXVWHGGL¿FXOWDGHVSDUD
SURGXFLUDOLPHQWRVVX¿FLHQWHVSDUDVXIDPLOLD3RUWDQWRHVSUREDEOHTXHXVWHG
\VXIDPLOLDSDGH]FDQSUREOHPDVGHVDOXGGHELGRVDODLQVX¿FLHQFLDGHSURWHtQDV
y de otros nutrientes, y que el crecimiento de sus hijos e hijas se vea mermado.
Entonces, ¿por qué no comprar alimentos de mejor calidad? Por vivir en esa zona
resulta muy difícil ganarse el sustento mediante la agricultura, y los trabajos de
otro tipo son muy escasos.
,QFOXVR VL SRVH\HVH XVWHG WLHUUDV VX¿FLHQWHV SDUD REWHQHU FXOWLYRV H[FHGHQWHV
para comerciar, es probable que sus ingresos sean limitados por causa de los
FDPLQRVHQPDOHVWDGRORTXHGL¿FXOWDKDFHUOOHJDUVXVSURGXFWRVDOPHUFDGR(Q
gran parte de Papúa Nueva Guinea la infraestructura se ve afectada no sólo por las
cadenas montañosas, sino también por los grandes ríos y pantanos. La movilidad
HQ HO SDtV QR HV IiFLO (VWR VLJQL¿FD TXH VL QHFHVLWD XVWHG DWHQFLyQ PpGLFD GH
importancia quizá tendrá que hacer un largo viaje, si es que puede usted costearlo.
Por si eso no bastara, hay partes del país que tienden a sufrir terremotos y
erupciones volcánicas, lo que implica que el hogar de usted, así como sus medios
de subsistencia e incluso su vida no gozan de mucha seguridad (Allen et al. 2001).

173
Si viviese usted en un país así, le resultaría mucho más difícil obtener un ingreso
respetable. Sus posibilidades de elegir una vida diferente casi de seguro serían
escasas. En semejante lugar vería usted con sus propios ojos de qué manera las
GHVYHQWDMDVHVSDFLDOHV\JHRJUi¿FDVSXHGHQHPSHRUDUODSREUH]DGHFDSDFLGDGHV
puesto que reducen sus oportunidades en materia de salud, educación, derechos
políticos y medios de subsistencia.
Esas desventajas combinadas le afectan no solamente a usted, sino a muchas
otras personas en su comunidad. Las oportunidades económicas en una localidad
o región pueden ser limitadas debido a que en los terrenos escarpados o carentes
de litoral el transporte de mercancías es mucho más caro que en la línea costera.
Del mismo modo, una carga de morbilidad muy alta reduce por lo general la
productividad de los trabajadores, lo que deteriora su capacidad para ganar dinero
y al mismo tiempo reduce el crecimiento económico de toda la región. Estos
IDFWRUHVVHDPSOL¿FDQPXWXDPHQWH\VHYDQDFXPXODQGRFRQHOWLHPSRGHPRGR
que un país sin litoral, con una gran carga de morbilidad y suelos pobres es casi
seguro que tendrá tasas de crecimiento históricamente más bajas que un país sin
HVWDVGHVYHQWDMDV$HOORVHGHEHTXHODVGL¿FXOWDGHVJHRJUi¿FDVVHKDQGHQRPLQDGR
un “impuesto sobre el desarrollo” (Woods 2004, traducción nuestra). Pensémoslo
de esta manera: el crecimiento económico ha sido como participar en una carrera.
/RV SDtVHV FX\DV FRQGLFLRQHV HVSDFLDOHV \ JHRJUi¿FDV VRQ PiV GL¿FXOWRVDV QR
empiezan la carrera al parejo con los otros países, y además tienen que superar
más obstáculos. Dado que los efectos de la productividad, de la innovación
tecnológica y del crecimiento económico se refuerzan mutuamente, a aquellos
países que van a la cabeza en la carrera les ha resultado más fácil prolongar su
SRVLFLyQGHODQWHUDVREUHORVSDtVHVTXHWLHQHQGHVYHQWDMDVJHRJUi¿FDV
¢6LJQL¿FDHVWRTXHORVSUREOHPDVHVSDFLDOHV\JHRJUi¿FRVFRQGHQDQDDOJXQRV
países o poblaciones a ser por siempre pobres? Claro que no, puesto que no existe
XQGHWHUPLQLVPRJHRJUi¿FR(OKHFKRGHVHUXQSDtVWURSLFDOFDUHQWHGHFRVWDV
PRQWDxRVRUHPRWR\FRQXQDJUDQFDUJDGHPRUELOLGDGQRLPSLGHHOÀRUHFLPLHQWR
humano. Esas características son apenas algunas de las muchas que pueden
ocasionar pobreza. Y si bien las desventajas espaciales pueden aglomerarse y
empeorar la pobreza, son solamente parte de una explicación de las razones por
las cuales las personas son pobres. Es fácil hacer una lista de lugares que tienen
esas características y sin embargo son prósperos: es el caso de Suiza, que no tiene
salida al mar, o de Singapur, que es un país tropical. Además, hay bastantes países
que no se sitúan en las zonas templadas y sin embargo han hecho grandes avances
en la erradicación de la malaria, entre ellos Paraguay, Costa Rica y Malasia. Las
GHVYHQWDMDVJHRJUi¿FDVVRQVXSHUDEOHVSRUHMHPSORDSR\DQGRODVFDSDFLGDGHV
básicas en salud y educación, promoviendo las oportunidades de mercado mediante
el acceso y la integración, y reformando las instituciones estatales para hacerlas
PiVH¿FDFHV3RUWDQWRODJHRJUDItDDGYHUVDQRHVXQDVHQWHQFLDGHPXHUWHSHUR
sí requiere atención intelectual y política para que los individuos y los grupos
vulnerables no queden entrampados por las privaciones espaciales.

174
Preguntas para el debate

1. ¢4Xp HIHFWR WLHQHQ ODV GHVYHQWDMDV JHRJUi¿FDV VREUH ODV FDSDFLGDGHV


LQGLYLGXDOHV\FROHFWLYDV"/RVSURJUDPDVSDUDFRQWUDUUHVWDUHVDVGHVYHQWDMDV
¿cómo deben entender la relación entre las capacidades individuales y las
FROHFWLYDV"
2. ¢&yPRHVTXHORVIDFWRUHVJHRJUi¿FRV\HVSDFLDOHVSXHGHQHQWUDPSDUDORV
SDtVHVHQODSREUH]D"
3. ¢&XiOHVVRQORVULHVJRVGHVXSRQHUTXHH[LVWHXQ³GHWHUPLQLVPRJHRJUi¿FR´"
4. ¢&XiOHVVRQORVOtPLWHVGHODVH[SOLFDFLRQHVJHRJUi¿FDVHVSDFLDOHV"¢4Xp
es lo que no logran explicar en cuanto a por qué los lugares o las poblaciones
VRQSREUHV"¢3XHGHQORVIDFWRUHVJHRJUi¿FRVHVSDFLDOHVH[SOLFDUSRUTXp
DOJXQRVOXJDUHVVHKDFHQULFRV\RWURVVLJXHQVLHQGRSREUHV"
5. ¢&XiOHVVRQHQVXRSLQLyQODVIRUPDVPiVH¿FDFHVGHVXSHUDUODVGHVYHQWDMDV
JHRJUi¿FDVTXHSXHGHQDJXGL]DUODSREUH]D"
6. $OJXQRVH[SHUWRVHQHOWHPDGHOGHVDUUROORKDQGLFKRíFRPRIXHHOFDVRGHO
,QIRUPHVREUHHO'HVDUUROOR0XQGLDOíTXHODVGHVLJXDOGDGHVHVSDFLDOHV
VRQ LQHYLWDEOHV \ TXH HO FUHFLPLHQWR HFRQyPLFR VLHPSUH VHUi GLVSDUHMR
Según esa perspectiva, la clave para el desarrollo económico es promover
GHQVLGDGSREODFLRQDOXUEDQL]DFLyQ\SUR\HFWRVGHLQIUDHVWUXFWXUDHQDTXHOODV
]RQDVTXHVRQPiVSURPHWHGRUDVGHVGHHOSXQWRGHYLVWDHFRQyPLFR\TXH
SDGHFHQPHQRVGHVYHQWDMDVJHRJUi¿FDV/RVFUtWLFRVDOUHVSHFWRGLFHQTXH
HVRVyORSURYRFDUtDPiVGLYHUJHQFLD\PiVGHVLJXDOGDGGHRSRUWXQLGDGHV
¢8VWHGTXpSLHQVD"
7. Explore este sitio en internet: www.worldmapper.org/index.html. Si bien
HV FLHUWR TXH D YHFHV ORV GDWRV QR VRQ ORV PiV UHFLHQWHV ¢TXp SRGHPRV
aprender sobre la distribución espacial de varios indicadores concernientes a
ODSREUH]D\ODGHVLJXDOGDG"

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178
6- Género y pobreza
Serena Cosgrove

Preguntas clave

• ¿Qué relaciones existen entre los roles de género, la pobreza


\ODVFDSDFLGDGHV"
• ¿Por qué ha habido un movimiento para hablar del “género”
\QRVyORGHODV³PXMHUHV´"¢4XpUD]RQHVKD\SDUDKDEODUGH
³ORVKRPEUHV\ODVPDVFXOLQLGDGHV´"
• ¿Por qué dicen algunos economistas que “aparte de
las razones morales, existen razones económicas para
HPSRGHUDUDODVPXMHUHV´"
• ¿Qué ejemplos hay de programas relacionados con el género
TXHSXHGHQUHGXFLUODSREUH]D"

Relato 6.1

*ODGLV HV XQD MRYHQ LQGtJHQD GH 6ROROi *XDWHPDOD YpDVH HO *Ui¿FR  
6LWXDGDHQ$PpULFD&HQWUDO*XDWHPDODWRGDYtDSDGHFHDOWRVQLYHOHVGHYLROHQFLD
SHVHDTXHODJXHUUDTXHDVROyDOSDtVGXUDQWHDxRVWHUPLQyHQ(OSDtV
SUHVHQWD XQ GHVDUUROOR HFRQyPLFR EDVWDQWH DOWR D QLYHO GH DJUHJDFLyQ SHUR OD
SREUH]D\ODVGHVLJXDOGDGHVGHLQJUHVRVVRQJUDYHVSDUDODPD\RUtDGHORVPD\DV
GHOSDtVFRPSXHVWDSRUPiVGHJUXSRVLQGtJHQDVGLIHUHQWHVFDVLWRGRVFRQVX
SURSLRLGLRPD'HVGHTXHHUDQLxD*ODGLVREVHUYDEDTXHODVPXMHUHVGHVXIDPLOLD
\ODVGHODFRPXQLGDGVXIUtDQPXFKRFDVLVLHPSUHHQVLOHQFLR'HHOODVVHHVSHUDED
TXHWXYLHVHQWRGRVORVQLxRVTXHSXGLHVHQWUDHUDOPXQGR7DPELpQVHHVSHUDED
TXHKLFLHVHQWRGRHOWUDEDMRGRPpVWLFRQRUHPXQHUDGR\DOPLVPRWLHPSRTXH
JHQHUDVHQLQJUHVRVSRUTXHLQFOXVRVLVXVFRPSDxHURVGHYLGDXRWURVSDULHQWHV
YDURQHVWHQtDQLQJUHVRVDPHQXGRQREDVWDEDSDUDDOLPHQWDUDWRGDODIDPLOLD
6HJ~Q *ODGLV VX FXOWXUD GLFWD TXH ORV KRPEUHV VRQ PHMRUHV \ TXH VyOR HOORV
WLHQHQGHUHFKRDHVWXGLDU/DVPXMHUHVVyORVLUYHQSDUDWUDEDMDU\SDUDFRFLQDU
*ODGLVYHtDTXHODVPXMHUHVGHVXIDPLOLDKDFtDQPXFKRSRUVXVFRPXQLGDGHV
SDUWLFLSDEDQDFWLYDPHQWHHQHYHQWRVGHVXLJOHVLDHQDFWLYLGDGHVGHFDULGDG\GH
VHUYLFLR\VLHPSUHHVWDEDQGLVSXHVWDVDRFXSDUVHGHODFRPXQLGDGFXDQGRKDEtD
XQDFULVLVIXHVHSRUVHTXtDSRULQFOHPHQFLDVGHOFOLPDRSRUFULVLVSROtWLFD/DV
PXMHUHVWUDEDMDEDQWRGRHOGtD\UDUDYH]SRGtDQGHVFDQVDURGLYHUWLUVH

179
*ODGLV FRPHQ]y D FXHVWLRQDU SRU TXp ODV PXMHUHV VXIUtDQ WDQWR ¢3RU TXp HO
SDSHOGHODVPXMHUHVHVWUDEDMDUWDQGXUR\VXIULUWDQWR"¢&yPRHUDSRVLEOHTXH
VX FXOWXUD GLFWDVH TXH D ODV PXMHUHV OHV WRFD VXIULU" (QWRQFHV *ODGLV HQWHQGLy
DOJR IXOJXUDQWH OD FXOWXUD QR HV DOJR TXH H[LVWH IXHUD GH QRVRWURV VLQR TXH
QRVRWURVUHFUHDPRVODFXOWXUDFRQQXHVWURVDFWRV(OSXQWRQRHVVHJXLUVXIULHQGR
VLQR WUDQVIRUPDU HVDV SUiFWLFDV RSUHVLYDV /XHJR *ODGLV HPSH]y D FRPSDUWLU
VXVVXHxRVFRQRWUDVMyYHQHVGHVXFRPXQLGDG(OODVTXHUtDQHVWXGLDUTXHUtDQ
VHU SURIHVLRQLVWDV \ VHUYLU D VX FRPXQLGDG GH PRGRV GLVWLQWRV TXH WXYLHVHQ
FRQVHFXHQFLDVUHDOHV4XHUtDQVHUWUDEDMDGRUDVVRFLDOHVPDHVWUDVHQIHUPHUDV
DERJDGDV4XHUtDQHOHJLUFXiQGRFDVDUVH\FXiQGRWHQHUKLMRV4XHUtDQFRQRFHU
ORVGHUHFKRVTXHOHVRWRUJDODOH\\TXHUtDQVDEHUPiVVREUHVXSURSLRFXHUSR
SRUTXHPXFKDVGHHOODVQRVDEtDQFyPRHVTXHODVPXMHUHVVHHPEDUD]DQRSRU
TXpPHQVWU~DQ
(VDVFRQYHUVDFLRQHVFRQGXMHURQD*ODGLV\DHVHJUXSRGHPXMHUHVMyYHQHVD
FUHDUXQDRUJDQL]DFLyQ3ULPHUREXVFDURQPHQWRUDVHQWUHODVRUJDQL]DFLRQHVGH
PXMHUHVSDUDTXHOHVLQVWUX\HVHQVREUHORVWHPDVGHVXLQWHUpV/XHJRGHVDUUROODURQ
PDWHULDOHV GH FDSDFLWDFLyQ SDUD OOHYDUORV D ODV HVFXHODV \ HQVHxDUOHV D ODV
QLxDV \ QLxRV FXiOHV VRQ ORV GHUHFKRV GH ODV PXMHUHV \ GH ORV KRPEUHV \ OHV
GLHURQXQFXUVREiVLFRGHHGXFDFLyQVH[XDO(QHVHSURFHVR*ODGLV\VXJUXSR
GH PXMHUHV MyYHQHV HPSH]DURQ D WUDQVIRUPDU VXV SURSLDV YLGDV \ ODV GH RWUDV
SHUVRQDV(VWiQWUDQVIRUPDQGRODVOLPLWDFLRQHVFXOWXUDOHVTXHOHVKDQLPSXHVWR
&RQYHUVDQ FRQ ODV SHUVRQDV PD\RUHV GHEDWHQ TXp DVSHFWRV GH VX FXOWXUD VRQ
YLWDOHVSDUDODFRPXQLGDGFRPRSRUHMHPSORORVYDORUHV\ODVSUiFWLFDVVREUHOD
LPSRUWDQFLDGHODQDWXUDOH]DODFRPXQLGDG\ODIDPLOLD\KDEODQHQVXSURSLR
LGLRPD$FWXDOPHQWH*ODGLVVLJXHGLULJLHQGRHVDRUJDQL]DFLyQ\FDGDDxRXQD
QXHYDFRKRUWHGHPXFKDFKDVDVXPHODHQVHxDQ]DHQODVHVFXHODV*ODGLVFXUVD
DKRUD HO VHJXQGR DxR HQ OD IDFXOWDG GH OH\HV HPSHxDGD HQ ORJUDU HO REMHWLYR
GHVXFDUUHUDGHIHQGHUORVGHUHFKRVGHODVPXMHUHV\GHORVSXHEORVLQGtJHQDV
*ODGLV QR VyOR HQFRQWUy OD PDQHUD GH LQLFLDU VXV HVWXGLRV XQLYHUVLWDULRV VLQR
TXHFRQYRFyDRWUDVMyYHQHVGHVXFRPXQLGDG\OHVKDGHPRVWUDGRTXHKDFHUXQ
FDPELRVtHVSRVLEOH

180
Capital del país
Capital departamental
Ciudad, poblado
Aeropuerto principal
9ROFiQ
Sitio arqueológico
'HPDUFDFLyQLQWHUQDFLRQDO
'HPDUFDFLyQGHSDUWDPHQWDO
Carretera panamericana
Carretera principal
Ferrocarril

Las demarcaciones y los nombres indicados, así como las denominaciones


XWLOL]DGDV HQ HVWH PDSD QR LPSOLFDQ DSUREDFLyQ R DFHSWDFLyQ R¿FLDO SRU En los casos en que los nombres de los
parte de las Naciones Unidas. departamentos son los mismos que los de sus
capitales, sólo se nombran las capitales.

*Ui¿FR0DSDGH*XDWHPDOD
)XHQWH0DSD1R5HY1DFLRQHV8QLGDVPD\R

,QWURGXFFLyQ

Igual que Gladis, que es joven, es pobre y es indígena, muchas mujeres en todo
el mundo enfrentan pobreza y discriminación porque son mujeres, pero igual que
Gladis, muchas mujeres están decididas a hacer algo para salir de su marginación
y su pobreza y trabajan con otras mujeres para generar un cambio. Son muchas las
personas expertas, los especialistas del desarrollo internacional y las defensoras

181
de los derechos de las mujeres que apoyan el empoderamiento y el liderazgo
de las mujeres, y coinciden en que las mujeres y las niñas son la solución no
VyOR D VX SURSLD SREUH]D VLQR WDPELpQ D OD SREUH]D PXQGLDO $¿UPDQ TXH VL
las mujeres tienen acceso igualitario a la educación y a las oportunidades, ellas
incrementarán el desarrollo económico y social para sí mismas, para sus familias
y para sus países. Puesto que en casi todas las sociedades las mujeres sufren algún
modo de discriminación, la transformación de esas desigualdades puede asumir
formas muy diversas, como serían por ejemplo procurar que las mujeres y las
niñas tengan acceso igualitario a la alimentación, a la educación y a la atención
a la salud; crear oportunidades para que las mujeres puedan generar ingresos; o
promover la participación cívica y política de las mujeres. En sociedades de todo
el mundo las mujeres sufren discriminación debido a las jerarquías culturalmente
aceptadas que dan preferencia a los hombres por sobre las mujeres. En los lugares
donde es mayor la discriminación contra las mujeres, la violencia de género se
PDQL¿HVWDHQORVDOWRVtQGLFHVGHPDOWUDWRGRPpVWLFRDVHVLQDWRVSRUPRWLYRVGH
honor, violaciones, abusos contra la honestidad, hostigamiento sexual, violaciones
PDVLYDVIHPLQLFLGLRVíODIRFDOL]DFLyQHQODVPXMHUHV\ODSUiFWLFDVLVWHPiWLFDGH
DVHVLQDUODVí\XQDXPHQWRHQODVWDVDVGHDERUWRVHOHFWLYRGHIHWRVIHPHQLQRV\GH
infanticidios femeninos.
Las desigualdades entre hombres y mujeres implican que las mujeres y las niñas
son más vulnerables que los hombres y los niños a la pobreza, el analfabetismo
y los problemas de salud. No obstante, esos roles opresivos de género limitan
a las mujeres y a las niñas y también a los hombres y a los niños, aunque de
distintas maneras. Por un lado, de las mujeres se espera que desempeñen roles de
cuido en el hogar, y por otro, de los hombres se espera que cumplan funciones de
proveedores en un marco de masculinidad bastante rígida. Los cambios a largo
SOD]R UHTXHULUiQ FDPELRV SDUD WRGRV ORV JpQHURV ORV KRPEUHV \ ODV PXMHUHV í
DVt FRPR ODV SHUVRQDV WUDQVJpQHUR R DTXHOODV TXH QR VH LGHQWL¿FDQ FRQ QLQJ~Q
JpQHUR HQ SDUWLFXODUí WHQGUiQ TXH SDUWLFLSDU HQ QXHYDV IRUPDV GH UHODFLRQDUVH
si lo que se quiere es lograr condiciones más equitativas. Las ventajas que se les
FRQFHGHQDORVKRPEUHVHQODVRFLHGDGLPSOLFDQTXHODVPXMHUHVí\DPHQXGR
ODVSHUVRQDVWUDQVJpQHUR\ODVTXHQRVHDYLHQHQDODVQRUPDVGHJpQHURíVXIUHQ
discriminación y exclusión. Dado que las expectativas dictan que las mujeres se
ocupen de cuidar a los niños y niñas y a las personas ancianas, la pobreza de
ODVPXMHUHVVLJQL¿FDTXHWLHQHQPHQRVUHFXUVRVSDUDDWHQGHUDVXVKLMRV\DODV
otras personas que dependen de ellas. El número de personas afectadas por la
pobreza de una mujer es exponencial si se toman en cuenta sus dependientes y los
miembros de su familia ampliada que cuentan con ella para que les brinde cuido.
6LODVPXMHUHVVXIUHQGLVFULPLQDFLyQHQXQDVRFLHGDGHVRVLJQL¿FDTXHDGHPiV
WLHQHQGL¿FXOWDGHVSDUDDFFHGHUDORVVHUYLFLRVQHFHVDULRVSDUDVXVDOXGVH[XDO\
reproductiva; esto puede ocasionar embarazos no deseados, mortalidad materna
y morbilidad infantil. También por causa de la pobreza y del rango inferior de las
mujeres en la sociedad, a veces los padres se ven obligados a vender a sus hijas

182
para pagar la alimentación o las deudas del resto de la familia: esto aumenta los
niveles de esclavitud y la trata de personas.
En las agencias de las Naciones Unidas, en los programas de muchas
organizaciones internacionales y locales no gubernamentales, y en muchos
gobiernos del mundo se hace un llamamiento a invertir en las mujeres y las
niñas mediante el apoyo a programas para que las mujeres accedan a puestos de
liderazgo, aumenten sus oportunidades educativas y profesionales y desarrollen
sus aptitudes. Sin embargo, las investigaciones sobre el desarrollo internacional,
las actividades de promoción y los documentos normativos en la materia también
señalan que las mujeres y las niñas son objeto de discriminación: 35% de las
mujeres en todo el mundo sufren violencia doméstica (WHO 2013), más de 100
millones de mujeres faltan o están desaparecidas debido a los desequilibrios en la
proporción de los sexos, puesto que los progenitores, al enterarse del sexo de la
criatura, optan por el aborto (Sen 1990, 1999, Sev’er 2011), además, son víctimas
GHWUi¿FRSDUDDEDVWHFHUORVEXUGHOHV\HOFRPHUFLRVH[XDO\ODVPXMHUHVVXHOHQ
ser las más pobres de los pobres (véase Klasen 2004, Chant 2006).
El objetivo de este capítulo es explorar la conexión entre los roles de las mujeres
y de los hombres en la sociedad y cómo eso se vincula con la pobreza, pero también
es muy importante entender cómo es que las mujeres son, al mismo tiempo,
aportantes clave para sus comunidades, no sólo en su hogar, sino en el seno de
las comunidades y en todos los países donde viven. Casi siempre son mujeres las
que se ofrecen como voluntarias en los proyectos de desarrollo comunitario, en la
creación de comedores comunitarios, y encabezan los esfuerzos de apoyo durante
las crisis económicas o políticas (Cosgrove 2010). Participan en muchos aspectos
cotidianos de la sobrevivencia y el progreso humano debido a que culturalmente
se les ha asignado la función de cuidadoras. En este capítulo examino la
vulnerabilidad de las mujeres a la pobreza así como la multidimensionalidad de
ese fenómeno. No sólo es más probable que las mujeres obtengan menos ingresos
que los hombres; también es más probable que vean disminuidas sus capacidades
y funcionamientos. Desentrañar la conexión entre el género y la pobreza nos
permitirá analizar cómo la agencia, el empoderamiento y la incorporación de las
mujeres en el desarrollo pueden ser de provecho para todos los países del mundo.

Género y pobreza

Desde la década de 1990, muchos organismos y expertos internacionales del


GHVDUUROORKDQD¿UPDGRTXHHOGHORVSREUHVGHOPXQGRVRQPXMHUHV\QLxRV
(de uno y otro sexo) (véase Klasen 2004, Chant 2006) debido a la discriminación
sistémica y la violencia contra las mujeres. Aunque las cifras reales de las
HVWDGtVWLFDV VRQ PRWLYR GH FRQWURYHUVLD H[LVWH XQ FRQVHQVR íFRUURERUDGR SRU
UNIFEM (Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer) y por otros organismos
LQWHUQDFLRQDOHV SUR GHVDUUROORí VHJ~Q HO FXDO ODV PXMHUHV VREUHOOHYDQ PD\RUHV
privaciones que los hombres en lo que atañe a los ingresos y la participación en la

183
economía, a la educación, a ciertos temas relacionados con la salud reproductiva y
a la representación política. En realidad es frecuente que se explote a las mujeres
en demasía y que se les exija que trabajen dentro y fuera del hogar para compensar
las privaciones de la familia durante las crisis económicas y políticas (Chant 2006).
$GHPiVODLQVX¿FLHQFLDGHGDWRVVREUHHVRVWHPDVLQGLFDTXHORVJRELHUQRVORV
investigadores y los organismos internacionales necesitan incrementar la medición
de los indicadores de desarrollo por género, así como la medición de las brechas y
de los costos que genera la desigualdad de las mujeres (Klasen 2004, Chant 2006).
El hecho de que esto no haya ocurrido todavía indica que cuando se trata de medir
y evaluar las diferencias entre hombres y mujeres prevalece la ceguera de género,
que consiste en no ver que esas diferencias pueden afectar adversamente a las
mujeres. Como se muestra en el Cuadro 6.2, en toda una serie de indicadores las
mujeres y las niñas sufren más privaciones y más falta de oportunidades que los
hombres y los niños. Lo interesante es que esos resultados han sido corroborados
no sólo por estudios cuantitativos, sino también por estudios cualitativos y
HWQRJUi¿FRV\SRUHOSHULRGLVPRGHLQYHVWLJDFLyQ
Las causas de la discriminación y la vulnerabilidad de las mujeres y las niñas se
encuentran en la preferencia que se les da a los hombres respecto de las mujeres
en lo que atañe a oportunidades, acceso a recursos y capacidad decisoria. Para
entender por qué ocurre eso e indagar cómo atajar ese problema tenemos que
observar las diferencias entre los hombres y las mujeres y examinar los mensajes
GH JpQHUR TXH UHIXHU]DQ HVDV GLIHUHQFLDV (O JpQHUR íGHO PLVPR PRGR TXH
RWURVFRQVWUXFWRVVRFLDOHVGHODGLIHUHQFLDFRPRVRQODHWQLFLGDG\ODUD]DíVH
GH¿QH FRPR ORV UROHV FXOWXUDOPHQWH DVLJQDGRV SDUD OD FRQGXFWD IHPHQLQD \ OD
masculina (Russo 2006, Cosgrove 2010). Aunque los roles de género sobre lo que
es adecuado en el comportamiento femenino y masculino suelen estar vinculados
a las diferencias sexuales biológicas, en años recientes se ha ido ampliando esta
GH¿QLFLyQSDUDLQFOXLUDODVSHUVRQDVTXHQRVHVLHQWHQLGHQWL¿FDGDVFRQHOJpQHUR
binario hombres y mujeres, y a las personas no adscritas a ninguna categoría
convencional de género, a las personas sin género, a las personas de género queer,
RDODVSHUVRQDVWUDQVJpQHURORTXHVLJQL¿FDTXHVXLGHQWLGDGGHJpQHURGL¿HUH
del sexo que se les asignó al nacer. Más aún, hay en el mundo sociedades en las
que existen más de dos géneros, lo que demuestra que el género binario no es
universal. Con todo y eso, los roles de género imperantes en muchas culturas del
mundo siguen imponiéndole a la gente el género binario, y en ello van incluidos
todos los mensajes, las expectativas y las conductas sancionadoras que dictan
ORTXHVLJQL¿FDVHUKRPEUHRVHUPXMHUHQXQDGHWHUPLQDGDVRFLHGDG(OJpQHUR
responde a las expectativas de cómo deben actuar los hombres y las mujeres en
lo individual, y eso se convierte en los modos de comportamiento habituales que
FRQ¿JXUDQODVUHODFLRQHV\ODYLGDFRWLGLDQDHQWUHODVSHUVRQDV(VDVH[SHFWDWLYDV
están “integradas en los grandes organismos sociales de la sociedad, como son
la economía, la ideología, la familia y la política, y son además una entidad
en sí y por sí” (Lorber 1994: 1, traducción nuestra). Las instituciones sociales,

184
HFRQyPLFDV\SROtWLFDVSHUSHW~DQHVRVPHQVDMHVíLQFOXVRORVPHGLRVODIDPLOLD
ODHVFXHOD\RWUDVLQVWLWXFLRQHVí\GHHVHPRGRORVPLHPEURVGHXQDGHWHUPLQDGD
cultura o grupo social socializan, internalizan y reproducen esos mensajes.
El género no es igualitario porque en casi todas las culturas del mundo otorga
tratamiento preferencial a los hombres en detrimento de las mujeres. El género
incluye las relaciones sociales entre hombres y mujeres, en las cuales las mujeres
están subordinadas a los hombres (Moser 1993: 3) y tienen menos poder, menos
privilegios y menos recursos que los hombres (Russo 2006). En las culturas
patriarcales en que los padres y otros parientes masculinos ejercen el poder sobre
las mujeres, no se permite que las mujeres tomen decisiones básicas que afectan
VXVYLGDV(VWRVLJQL¿FDTXHDPHQXGRHOODVQRSXHGHQHOHJLUHQTXpJDVWDQVXV
SURSLRVLQJUHVRVQRSXHGHQGHFLGLUVLVLJXHQHVWXGLDQGRRVLSUH¿HUHQFDVDUVH\
no pueden decidir si quieren tener hijos o cuándo quieren tenerlos. Puesto que el
género implica niveles diferentes de acceso, se ha acuñado el término “jerarquía
de género” para referirse a las situaciones en las que la masculinidad es sinónimo
del “poder social y el control sobre el trabajo, los recursos y los productos que
están asociados con la masculinidad” (Gailey 1988: 32, traducción nuestra). Las
estructuras de subordinación consisten en que los hombres tienen más poder
tácitamente aceptado en el hogar y en la comunidad, así como más acceso que
ODVPXMHUHVDRFXSDUFDUJRVIRUPDOHVGHSRGHU(VWRVLJQL¿FDTXHDPHQXGRODV
mujeres no tienen acceso al poder, y al mismo tiempo, no tienen oportunidad de
tomar decisiones que afectan su propia vida o la vida de las personas que están
EDMRVXUHVSRQVDELOLGDG(QPXFKRVSDtVHVODVPXMHUHVíHVWpQFDVDGDVRQRíWLHQHQ
muy poco control sobre lo que atañe a atender su propia salud, a hacer compras
cuantiosas o compras cotidianas, e incluso a cuáles alimentos deben cocinar
(UNIFEM 2008). En síntesis, el género implica que a menudo se les niega a las
mujeres el acceso a las capacidades básicas, a los bienes y a las oportunidades de
obtener los ingresos necesarios para su bienestar y su agencia: las desigualdades de
género conllevan un mayor riesgo de pobreza para las personas que se encuentran
en situación de desventaja debido a su identidad de género, como son las mujeres,
las niñas, los transexuales y los miembros de la familia que dependen de ellas para
su propio bienestar. Por supuesto, el género no es el único factor que explica las
diferencias entre las experiencias de ciertas mujeres y ciertos hombres, porque sus
vidas no están determinadas solamente por los roles de género, sino también por
otras formas de diferenciación.
Como instrumento de análisis, observar una situación desde una perspectiva
de género fomenta una comprensión mucho más amplia de una determinada
realidad social, puesto que nos permite ver cómo afecta a las mujeres, cómo afecta
a las personas que no se adscriben a las normas de género, y cómo afecta a los
KRPEUHV3XHVWRTXHHOJpQHURGH¿QHORVFRPSRUWDPLHQWRVPDVFXOLQR\IHPHQLQR
apropiados, cuando se aplica una perspectiva de género se entiende mejor cómo las
mujeres y los hombres experimentan determinadas realidades de un modo distinto,
ya sea en el ámbito individual, familiar, comunitario o institucional. Si los roles

185
de género implican que los hombres tienen más poder que las mujeres, observar
cuán diferentes son las experiencias de las mujeres y los hombres revelará la
diferencia de poder y proporcionará una lente para comprender la discriminación
y la marginación. Examinar la realidad social desde la perspectiva de las mujeres
permite al observador rastrear cómo las mujeres resultan afectadas o cómo se
acomodan a ese tratamiento, pero también ofrece la oportunidad de examinar
cómo las mujeres se resisten a esos patrones o cómo tratan de cambiarlos.

(OJpQHUR\ODVFDSDFLGDGHV

Muchas de las personas que escriben sobre el enfoque desde las capacidades
SUHVWDQ HVSHFLDO DWHQFLyQ D ODV IRUPDV GH GLIHUHQFLDFLyQ VRFLDO \ HFRQyPLFD í
FRPRVRQHOJpQHURODVH[XDOLGDGODUD]DODFODVH\RWUDVíTXHSXHGHQFRQGXFLU
a una disminución de las capacidades y los funcionamientos de los individuos. El
DFFHVRDFDSDFLGDGHVLPSRUWDQWHVíFRPRVRQODHGXFDFLyQODVDOXG\ORVLQJUHVRV
SHURWDPELpQODSDUWLFLSDFLyQSROtWLFDíVXHOHVHUPHQRUSDUDODVPXMHUHVGHELGR
a los mensajes de género que dan preferencia a los hombres sobre las mujeres,
pero lo más importante es que los funcionamientos de las mujeres también se
ven limitados: debido a la discriminación y a la violencia de género, aunque
la ley les reconozca derechos, las mujeres a menudo se ven obstaculizadas en
cuanto a la medida en que pueden realizar sus capacidades (funcionamientos)
(Robeyns 2003). Aunque una mujer tenga por ley derecho a asistir a la escuela o
a trabajar, tal vez ella vive en una sociedad donde el padre o el marido deciden
por ella. Amartya Sen argumenta que el bienestar de las mujeres y su agencia
íGHVHPSHxDU VXV UROHV FRPR PLHPEURV GH XQD VRFLHGDG \ FRPR SDUWLFLSDQWHV
HQDFFLRQHVHFRQyPLFDVSROtWLFDV\VRFLDOHVíVRQFDSDFLGDGHVLPSRUWDQWHVTXH
se refuerzan mutuamente; el bienestar de las mujeres está siempre en riesgo si
su agencia resulta sistemáticamente limitada por causa del sexismo (Sen 1999).
'DGRTXHORV¿OyVRIRVKDQVHJXLGRFXHVWLRQDQGRODUHQXHQFLDGH6HQDVXJHULU
XQD OLVWD GH¿QLWLYD GH ODV FDSDFLGDGHV 5REH\QV   SODQWHD OD LPSRUWDQWH
preocupación de que, según de cuál capacidad se trate, las mujeres puedan
parecer más aventajadas que los hombres; por ejemplo, en muchas sociedades del
mundo las mujeres viven más años que los hombres. Por lo tanto, el compromiso
de abordar la desigualdad de género implica necesariamente una cuidadosa
revisión de cuáles son las capacidades esenciales, para que la desigualdad de las
mujeres no quede invisibilizada. En las partes del mundo donde es más fuerte
la discriminación contra las mujeres, son desiguales los índices masculinos y
femeninos de nacimientos. Nacen más niños que niñas. Esto se debe al aborto
selectivo de los fetos femeninos. Obviamente esta es una privación de vida que
no afecta a los varones. A las mujeres se les niegan sus derechos en materia de
VDOXGFXDQGRGHVGHQLxDVVHOHVQLHJDVLVWHPiWLFDPHQWHDOLPHQWDFLyQVX¿FLHQWH\
atención a su salud porque sus familias priorizan la salud de los niños varones. Y
esas mismas limitaciones se aplican a las capacidades y funcionamientos de las

186
mujeres y las niñas cuando se da prioridad a la educación de los niños varones en
detrimento de la educación de ellas.
2WURVDFDGpPLFRVLQÀXLGRVSRUHOHQIRTXHGHVGHODVFDSDFLGDGHVKDQHVWXGLDGR
cómo las expectativas de género aceptadas se vuelven habituales, pues muchas
personas las consideran normales, incluso las propias mujeres (Klasen 2004,
Khader 2011). Esto explica por qué muchas mujeres ni siquiera se percatan de que
son objeto de discriminación y no consideran que su situación sea problemática:
no han tenido otras experiencias que les permitan vislumbrar que su vida podría ser
distinta. Esas “preferencias adaptativas” implican que las mujeres han adaptado
sus perspectivas a sus circunstancias y que no cuestionan el hecho de que en sus
sociedades los hombres reciban mejor tratamiento que ellas. Según Serene Khader,
ODV SUHIHUHQFLDV DGDSWDWLYDV ³VH IRUPDQ HQ UHVSXHVWD D FRQ¿JXUDFLRQHV VRFLDOHV
injustas que son incompatibles con el bienestar básico de una persona” (2012:
303, traducción nuestra) y por lo tanto limitan las capacidades y funcionamientos
de la persona. A este respecto hay que hacer una cuidadosa diferenciación: el
hecho de que debido a esas preferencias una persona no reconozca que está
HQ GHVYHQWDMD QR VLJQL¿FD TXH HVD SHUVRQD FDUH]FD GH DJHQFLD R TXH OH KD\DQ
lavado el cerebro, puesto que abundan las investigaciones que demuestran que
las mujeres negocian, desafían y subvierten las limitaciones que se les imponen.
Muchos de los impulsores de las capacidades argumentan que la discriminación y
el sesgo de género que padecen las mujeres tienen que abordarse con algo más que
un llamamiento al cambio cultural, pues ese cambio puede tomar generaciones,
sino que tiene que ser emprendido por los gobiernos y las instituciones estatales
que pueden proteger los derechos de las mujeres y fomentar las oportunidades
para ellas. Por esta razón muchos programas ponen la mira en la responsabilidad
que tienen los gobiernos de hacer cumplir las leyes y proteger los derechos de las
mujeres. A ello se debe también que se procure que más mujeres ocupen puestos
de liderazgo en la política y en las fuerzas de seguridad, puesto que si hay más
mujeres en esos cargos será mucho más fácil aumentar la inclusión de las mujeres.

/DGLVFULPLQDFLyQGHJpQHUR

En la discriminación que sufren las mujeres hay aspectos ocultos, como son
WHQHU TXH WUDEDMDU GREOH MRUQDGD íJHQHUDFLyQ GH LQJUHVRV \ UHVSRQVDELOLGDGHV
IDPLOLDUHV .ODVHQ íRWULSOHMRUQDGDíJHQHUDFLyQGHLQJUHVRVWUDEDMRGH
cuido no remunerado (UNIFEM 2005) y activismo comunitario (véase Chant
2006: 206–207, 214, Cosgrove 2010: 10–11). Esta triple carga (Craske 2003:
  VLJQL¿FD TXH ODV PXMHUHV GH ODV FRPXQLGDGHV SREUHV WLHQHQ TXH WUDEDMDU HO
día entero para garantizar la sobrevivencia de sus familias. La triple jornada
ODERUDO GH ODV PXMHUHV íTXH FRQVLVWH HQ HO WUDEDMR GH FXLGR QR UHPXQHUDGR HO
cuido del hogar y de la familia), la generación de ingresos y las responsabilidades
GHO GHVDUUROOR GH VX FRPXQLGDGí FRQVWLWX\H XQ OHQWH DQDOtWLFR PX\ ~WLO SDUD
hacer notar cuán duro trabajan las mujeres, pero divide las actividades de las

187
mujeres en categorías separadas. Por ejemplo, muchas mujeres cumplen sus
responsabilidades simultáneamente o intercalando unas tareas con otras, en vez
de hacerlas por separado . . . cuidan a los niños al mismo tiempo que venden
su mercancía en el mercado, o participan en actividades que generan ingresos
como parte del proyecto de desarrollo de la comunidad. Este denso conjunto de
actividades simultáneas y en múltiples niveles abarca el cuido de los integrantes
de la familia, la generación de ingresos e incluso la conducción de un grupo de
personas para lograr un objetivo determinado.

Cuadro 6.1 Trabajo de cuido no remunerado

(OWpUPLQR³WUDEDMRGHFXLGRQRUHPXQHUDGR´VHXVDSDUDUHIHULUVHDODSURYLVLyQGH
cuido dentro de los hogares para otros integrantes del hogar y de la comunidad.
Esto evita la ambigüedad de otros términos, como son los siguientes: “trabajo
GRPpVWLFR´TXHSXHGHUHIHULUVHWDQWRDOWUDEDMRGHFXLGRQRUHPXQHUDGRFRPR
al que desempeñan las trabajadoras domésticas remuneradas; “trabajo no
UHPXQHUDGR´TXHSXHGHUHIHULUVHDOWUDEDMRGHFXLGRQRUHPXQHUDGRDVtFRPRDO
WUDEDMRQRUHPXQHUDGRHQHOQHJRFLRIDPLOLDU³WUDEDMRUHSURGXFWLYR´TXHSXHGH
UHIHULUVHDOWUDEDMRGHFXLGRQRUHPXQHUDGRDVtFRPRDGDUDOX]\DPDPDQWDU
³WUDEDMRDGRPLFLOLR´TXHSXHGHUHIHULUVHDOWUDEDMRUHPXQHUDGRTXHVHKDFHHQHO
hogar mediante subcontratación por parte de un empleador. En el término “trabajo
de cuido no remunerado” cada palabra tiene importancia:

• ³75$%$-2´ VLJQL¿FD TXH OD DFWLYLGDG WLHQH XQ FRVWR HQ WpUPLQRV GH
tiempo y energía y que surge de una obligación social o contractual,
FRPRHVHOPDWULPRQLRXRWURWLSRGHUHODFLRQHVVRFLDOHVPHQRVIRUPDOHV
• ³&8,'2´VLJQL¿FDTXHODDFWLYLGDGVLUYHDODVSHUVRQDV\DVXELHQHVWDU
• ³125(081(5$'2´VLJQL¿FDTXHODSHUVRQDTXHKDFHODDFWLYLGDGQR
recibe pago.

5HVXPLGRGH81,)(0

Además de trabajar el día entero por causa de las expectativas de género que
determinan sus vidas, las mujeres tienen que enfrentar discriminación de género
en los lugares de trabajo de sus respectivas sociedades. Las mujeres constituyen
la mayoría de las personas que generan ingresos en el sector informal, se ganan la
vida como mercaderas, vendedoras itinerantes y proveedoras de servicios (cuidan
QLxRVKDFHQDVHRFRFLQDQHWF VLQUHFLELUEHQH¿FLRVQLSURWHFFLyQGHO(VWDGR
Cuando las mujeres obtienen empleo en el sector formal, constituyen la mayoría
en el sector manufacturero y en el sector servicios, donde ganan menos que en
otros sectores. Las mujeres predominan en los sectores asociados con los roles de
cuido de las mujeres en la familia, pues trabajan en las esferas de la educación, la
enfermería y el trabajo social, en las que de ordinario reciben menos remuneración
que en las ocupaciones donde los hombres predominan. Aunque las proporciones
precisas al respecto son objeto de debate, hay acuerdo en que cuando las mujeres

188
se incorporan a la fuerza laboral en los sectores donde predominan los hombres, a
ellas se les paga menos que a los hombres.
Esas discrepancias en materia de economía y empleo se ven perpetuadas por los
marcos legislativos y las instituciones políticas que permiten que tales discrepancias
se mantengan. Si bien van en aumento las tasas de mujeres que ocupan cargos
ministeriales y legislativos, los hombres siguen siendo predominantes, salvo
notables excepciones, como Ruanda (67% de mujeres en la cámara legislativa)
y la paridad de las mujeres en unos pocos países europeos (UNIFEM 2008). La
discriminación y la exclusión de las mujeres se mantiene, en parte, porque sigue
habiendo una brecha educacional para las mujeres y las niñas, así como en la
formación profesional y en los estudios para las mujeres. Si las mujeres no pueden
tener estudios, tampoco pueden obtener empleos y mejorar sus vidas. La situación
de discriminación de género se ve reforzada por las creencias muy extendidas de
que las mujeres son diferentes de los hombres cuando se trata de hacer ciertas
cosas, y de que las mujeres existen para servir a sus familias y a sus hombres.
(VRVFRQVWUXFWRVFXOWXUDOHVíLGHDVTXHVRQUHSURGXFLGDVSRUJUXSRVGHSHUVRQDVí
pueden cambiarse, pero requiere tiempo y un esfuerzo sostenido. Hoy en día,
muchas de las personas que están leyendo este libro pueden haber sido criadas por
madres y padres que trabajaban en sus respectivos empleos, o quizá fueron criadas
por sus padres (varones), o quizá aprendieron modelos que refuerzan los roles de
género no tradicionales. Pero muchas niñas y mujeres jóvenes en el mundo en
desarrollo, o en familias de menos recursos en el mundo desarrollado, no tienen
PXFKDOLEHUWDGSDUDGHVD¿DUORVUROHVGHJpQHURRSUHVLYRVHVWRSXHGHRFDVLRQDU
que sean discriminadas, pero también limita su agencia y su capacidad para
planear sus acciones, sus opciones de vida y sus objetivos. Y mientras usted lee
este capítulo, piense cómo sería la vida para una joven de un país que ocupa los
últimos lugares en materia de desarrollo humano: ¿podrá siquiera ir a la escuela?
Y si logró ir a la escuela, ¿tendrá que casarse joven y abandonar los estudios?
¿Podrá trabajar fuera del hogar cuando sea adulta?

Cuadro 6.2 Las mujeres y la economía

Introducción

$PSOLDUODSDUWLFLSDFLyQGHODVPXMHUHVHQODIXHU]DODERUDOQRHVVRODPHQWHDOJR
que demuestra el compromiso de una empresa con la diversidad. Eso produce
resultados poderosos, positivos y medibles. Los académicos, los responsables
SROtWLFRV\ORVOtGHUHVHPSUHVDULDOHVD¿UPDQTXHHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFRDODUJR
SOD]RUHTXLHUHODDPSOLDSDUWLFLSDFLyQGHODVPXMHUHVHQODIXHU]DODERUDO³8QD
mayor representación de las mujeres en los puestos directivos de alto rango de
ORV JRELHUQRV \ GH ODV LQVWLWXFLRQHV ¿QDQFLHUDV HV YLWDO QR VyOR SDUD HQFRQWUDU
soluciones a las actuales turbulencias económicas, sino también para evitar esas
FULVLVHQHOIXWXUR´GLFH.ODXV6FKZDEIXQGDGRU\SUHVLGHQWHHMHFXWLYRGHO)RUR

189
Económico Mundial.

Fuerza económica

/RVEHQH¿FLRVHFRQyPLFRVGHLQYHUWLUHQODVPXMHUHVVDOWDQDODYLVWDFXDQGRVH
FRQVLGHUDTXHODVPXMHUHVUHLQYLHUWHQHQVXIDPLOLD\VXFRPXQLGDGHOGHVXV
ingresos, mientras que los hombres sólo reinvierten en eso el 30 o 40%.

Disparidades ocupacionales y salariales

3HVHDTXHVXSRWHQFLDOHVREYLRODVPXMHUHVQRGLVIUXWDQWRGRVORVEHQH¿FLRV
GHVXSDUWLFLSDFLyQHQODIXHU]DODERUDO(QODVPXMHUHVVXPDEDQDSHQDVHO
40% de la población mundial económicamente activa. Pero en la mayoría de los
SDtVHVHQGHVDUUROORODVPXMHUHVTXHSDUWLFLSDQHQODIXHU]DODERUDOWUDEDMDQPiV
KRUDVTXHORVKRPEUHVJDQDQVDODULRVEDVWDQWHPHQRUHV\GHGLFDQPiVWLHPSR
DWDUHDVQRUHPXQHUDGDVFRPRVRQODVIDHQDVGHOKRJDU

La masa crítica

³<D VHD DSR\DQGR D ODV PLFURHPSUHVDV HQ HO KHPLVIHULR VXU R JDUDQWL]DQGR OD
paridad de género en la suite ejecutiva, invertir en las mujeres es el proyecto
HFRQyPLFR PiV LQWHOLJHQWH TXH SXHGH HPSUHQGHU HO PXQGR FRUSRUDWLYR´
D¿UPD 0DULH :LOVRQ GHO :KLWH +RXVH 3URMHFW ³'pFDGDV GH LQYHVWLJDFLyQ KDQ
demostrado que la incorporación de las mujeres en el liderazgo genera no
VRODPHQWH VROXFLRQHV FUHDWLYDV \ XQ HQIRTXH HQ ORV UHVXOWDGRV D ODUJR SOD]R
VLQRTXHDGHPiVSURGXFHPiVUHQWDELOLGDG(ODYDQFHGHODVPXMHUHVHVPXFKR
PiVTXHXQLQVWUXPHQWRSRGHURVRSDUDHOPHMRUDPLHQWRGHODVFRPXQLGDGHVHV
también un instrumento crucial para el mejoramiento de los resultados netos”.

7UDGXFFLyQQXHVWUD5HVXPLGRGH(UQVW <RXQJ

Además de la discriminación de género y la subordinación que pueden


restringir los medios de subsistencia de las mujeres y las niñas, existe otro factor
de subordinación de género que afecta a las mujeres y las niñas de todo el mundo.
/DYLROHQFLDGHJpQHURGH¿QLGDFRPR³FXDOTXLHUDFWRTXHUHVXOWHRSXHGDUHVXOWDU
en daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, incluidas las
amenazas de tales actos, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, tanto
si se producen en la vida pública como en la vida privada” (Russo & Pirlott 2006:
181, traducción nuestra). Como resultado de la índole ubicua de este fenómeno,
una de cada tres mujeres en el mundo enfrentará maltrato o violencia sexual en su
vida. Este no es un problema exclusivo de las mujeres en el mundo en desarrollo
o en el desarrollado: muchas mujeres en la mayor parte de las sociedades sufren
amenazas de violencia en el hogar o en el exterior. Por ejemplo, según un informe
del Departamento de Justicia en Estados Unidos una de cada cuatro mujeres será
víctima de violación durante su periodo universitario (Sampson 2002: 2). Y en ese

190
mismo país un 25% de las mujeres se verán afectadas por la violencia doméstica
en sus familias. La situación para las mujeres en el mundo en desarrollo también
es muy grave. Además de las altas tasas de riesgo de sufrir agresión sexual y
YLROHQFLD GRPpVWLFD OD YLROHQFLD GH JpQHUR WDPELpQ VH PDQL¿HVWD HQ DFFLRQHV
como la mutilación genital femenina y en las altas tasas de aborto de niñas en el
útero en comparación con los niños. En su obra sobre las capacidades, Amartya
Sen fue uno de los primeros autores en usar el término “las mujeres faltantes”
DO FXDQWL¿FDU GH TXp PDQHUDV ORV DERUWRV VHOHFWLYRV HVWDEDQ RFDVLRQDQGR XQ
incremento de las tasas de nacimiento de varones en lugares del mundo donde se
da preferencia a los niños en detrimento de las niñas.
Otra práctica de género que da lugar a actos de violencia contra los cuerpos
femeninos es la mutilación genital femenina (MGF). Esta práctica que se ejecuta
al alcanzar las niñas la mayoría de edad implica la extirpación total o parcial de los
genitales externos de las niñas. Para erradicar esta práctica no basta con declarar
que es un acto de barbarie, y tampoco cambiarán los comportamientos simplemente
porque se cambie la legislación para que sea ilegal en un determinado país. Aunque
los marcos jurídicos y la implementación de las leyes son de suma importancia,
en las comunidades locales tiene que haber una convicción profunda al respecto.
El cambio a largo plazo estriba en apoyar los esfuerzos de los liderazgos locales
y de las comunidades para crear nuevas prácticas culturales que remplacen a las
anteriores. En muchas sociedades la MGF surgió como una práctica cultural que
reconocía que las mujeres habían llegado a la edad de casarse; también servía
SDUD FRQWURODU OD VH[XDOLGDG GH ODV PXMHUHV \ SDUD JDUDQWL]DU VX ¿GHOLGDG SHUR
en la actualidad puede no ser tan relevante para los derechos hereditarios y los
derechos de propiedad como fue en otros tiempos. La MGF la llevan a cabo
personas especializadas en esta tradición, que son casi siempre mujeres mayores;
en los países donde se practica constituye un ritual de transición para las niñas,
una forma de empleo para las mujeres que ejecutan el ritual, y se espera que las
mujeres a su vez lo cumplan cuando se casen. Para detener la MGF será necesario
abordar todos estos aspectos: crear nuevas prácticas culturales para el ritual de
transición de las niñas a la adultez, procurar otras formas de generar ingresos para
las mujeres que realizan la operación y hacer cambios culturales en las sociedades
en las que se considera que las mujeres no pueden casarse si no han sufrido esa
mutilación. Por estos motivos, para transformar prácticas culturales perniciosas se
requiere una visión a largo plazo y un enfoque ascendente; rara vez se acepta el
cambio y se actúa en consecuencia sólo porque otro país o institución dice que tal
cosa debe hacerse de otro modo.

Cuadro 6.3 Mujeres faltantes

Para darse una idea de la cantidad de personas que integran los cocientes de
PXMHUHV FRQ UHVSHFWR D ORV KRPEUHV SRGHPRV FDOFXODU OD FLIUD GH ³PXMHUHV

191
IDOWDQWHV´HQXQSDtVGLJDPRV&KLQDR,QGLDFRPSXWDQGRHOQ~PHURGHPXMHUHV
adicionales que existirían en China o en India si estos países tuvieran la misma
proporción de mujeres y hombres que la calculada en las zonas del mundo en las
que ellas reciben cuidados similares a los que reciben los hombres. En China esta
FLIUDDOFDQ]DPLOORQHVGH³PXMHUHVIDOWDQWHV´WRPDQGRFRPRFRFLHQWHGH
UHIHUHQFLD &XDQGR D HVH Q~PHUR VH OH DxDGHQ ODV PXMHUHV HQ HO VXU GH$VLD
HQ$VLDRFFLGHQWDO\HQHOQRUWHGHÈIULFDODVPXMHUHV³IDOWDQWHV´VXPDQPXFKR
PiVGHPLOORQHV(VDVFLIUDVQRVFXHQWDQHQVLOHQFLRXQDKLVWRULDWHUULEOH
de desigualdad y omisión que ocasiona un exceso de mortalidad de las mujeres,
6HQ  

Entre los grupos separados por diferencias de género, raza, etnia o clase no
todos sus integrantes sufren el mismo nivel de discriminación. Puesto que la
categoría “mujeres” abarca tantos tipos distintos de seres humanos de una inmensa
diversidad de orígenes culturales, étnicos, religiosos y sociales, los investigadores,
los especialistas en materia de desarrollo y nosotros también necesitamos tener
FDEDO FRQVFLHQFLD GH HVDV GLIHUHQFLDV \ QR D¿UPDU TXH WRGDV ODV PXMHUHV VRQ
iguales. Así como no todas las mujeres son iguales, tampoco son iguales todas
las personas que pertenecen a una determinada categoría racial: algunas personas
tendrán ventajas derivadas de la educación, de su posición socioeconómica y de
su género, y otras no las tendrán. Más bien lo que ocurre es que las acciones y las
RSFLRQHVHVWiQFRQ¿JXUDGDVSRUHOJpQHUR\SRURWUDVIRUPDVGHGLIHUHQFLDFLyQ
social, como son la orientación sexual, los acontecimientos y circunstancias de
la vida, la raza, la etnia, la educación, la clase socioeconómica, la capacidad y el
DFWLYLVPRSROtWLFR3RUHOORHVQHFHVDULRWHQHUHQFXHQWDODLQWHUVHFFLRQDOLGDGíR
los efectos de las formas combinadas de diferenciación social: algunas mujeres,
como Gladis (mencionada al comienzo de este capítulo), tienen múltiples
identidades estigmatizantes (ser mujer, joven e indígena, por ejemplo) y en sus
sociedades padecen aún más discriminación que otras mujeres (Russo, 2006).
¿Qué sucede cuando se intersectan múltiples formas de diferenciación social?
¿Qué clase de oportunidades diferentes tienen las mujeres blancas pobres en
Estados Unidos cuando se les compara con las personas afroamericanas, por
ejemplo? “La experiencia social de ser blanca, pobre y mujer, por ejemplo, no
SXHGHVHUVLJQL¿FDWLYDPHQWHGHVDJUHJDGDHQFDWHJRUtDVGLVWLQWDVGHUD]DVLWXDFLyQ
socioeconómica y género. El contexto social de la abundancia no es la misma
experiencia para las personas afroamericanas que para las que son blancas; ser
soltera no es la misma experiencia social para los hombres que para las mujeres”
(Roxburgh, 2009, p.359, traducción nuestra). Cuando concurren múltiples formas
de diferenciación que sitúan a alguien en una posición desventajosa, ello puede
resultar en limitaciones extremas de las capacidades y los funcionamientos y
en sufrimientos y opresión. Las mujeres rurales indígenas en Guatemala, por

192
ejemplo, como son Gladis y las mujeres con las que ella trabaja, son discriminadas
por el gobierno y por la sociedad de Guatemala, pero también por sus propias
familias. Muchas veces esas mujeres son las más pobres entre los pobres, y tienen
que lidiar además con la discriminación de género dentro de sus respectivas
familias y comunidades. Se les discrimina porque son indígenas y porque son
mujeres jóvenes. Este fenómeno puede observarse en varios países del mundo; los
sectores más vulnerables de la sociedad son también, con demasiada frecuencia,
los que tienen menos participación, representación y oportunidades de cambiar
su situación. Por eso es tan importante apoyar los esfuerzos que hace la propia
gente cuando toma consciencia de sus derechos y busca una reparación justa para
su situación o para tener oportunidades de educarse, de recibir atención a la salud
y de mejorar.

Género y desarrollo

Relato 6.2

0XFKRV H[SHUWRV HVSHFLDOLVWDV HQ SURFHVRV GH SDFL¿FDFLyQ \ DFWLYLVWDV SUR


GHUHFKRVGHODVPXMHUHVD¿UPDQTXHOD5HS~EOLFD'HPRFUiWLFDGHO&RQJRHVHO
SHRUOXJDUSDUDVHUPXMHU *Ui¿FR (QHO&RQJRODJXHUUDFLYLOGHODGpFDGD
GH\ODVXEVLJXLHQWHJXHUUDUHJLRQDOGLHURQOXJDUDODSUiFWLFDJHQHUDOL]DGD
GHDJUHVLRQHVVH[XDOHVSHUSHWUDGDVSRUVROGDGRVGHOHMpUFLWR\JUXSRVUHEHOGHV
DTXLHQHVVHOHVRUGHQyYLRODU\DJUHGLUVH[XDOPHQWHDPXMHUHVQLxDV\QLxRV
DVtFRPRDDOJXQRVKRPEUHVSDUDGHPRVWUDUTXHORVOtGHUHVORFDOHVQRSRGtDQ
SURWHJHUDVXSURSLDJHQWH/RVDWDTXHVVH[XDOHVORVDEXVRVVH[XDOHV\HODFRVR
VH[XDO VLJXHQ DXPHQWDQGR HQ ODV FLXGDGHV DVt FRPR HQ ORV FDPSDPHQWRV GH
SHUVRQDVGHVSOD]DGDV\HQODVFRPXQLGDGHVXUEDQDVPDUJLQDOHVVLWLRVDORVKD
OOHJDGRODSREODFLyQTXHKX\HGHODYLROHQFLDHQODV]RQDVUXUDOHV/DVPXMHUHV
MyYHQHV íD PHQXGR PHQRUHV GH HGDGí VRQ YLRODGDV X REOLJDGDV D PDQWHQHU
UHODFLRQHVVH[XDOHVDFDPELRGHDOLPHQWRVRDUWtFXORVGRPpVWLFRVDUHVXOWDVGH
OR FXDO TXHGDQ HPEDUD]DGDV 0XFKDV YHFHV ODV IDPLOLDV GH HVWDV MyYHQHV DVt
como las comunidades y las instituciones, esgrimen contra ellas los valores
WUDGLFLRQDOHV TXH YDOLGDQ ODV UHODFLRQHV VH[XDOHV ~QLFDPHQWH HQ HO FRQWH[WR
GHOPDWULPRQLRSRUORTXHHVWDVMyYHQHVUHVXOWDQUHSXGLDGDVH[FOXLGDVGHVXV
VRFLHGDGHV\REOLJDGDVDOLGLDUFRQVXVLWXDFLyQFRPRPHMRUSXHGHQ\FRQVXV
SURSLRVUHFXUVRV

193
Capital del país
Capital distrital
Ciudad, poblado
Aeropuerto principal
'HPDUFDFLyQLQWHUQDFLRQDO
'HPDUFDFLyQSURYLQFLDO
Carretera principal
Vía secundaria
Ferrocarril

Las demarcaciones y los nombres indicados, así como las


denominaciones que aparecen en este mapa no implican aprobación
RDFHSWDFLyQR¿FLDOSRUSDUWHGHODV1DFLRQHV8QLGDV

*Ui¿FR0DSDGHOD5HS~EOLFD'HPRFUiWLFDGHO&RQJR
)XHQWH0DSD1R5HY1DFLRQHV8QLGDVPD\R

(QXQD21*ORFDOHQ*RPDFLXGDGVLWXDGDHQOD]RQDRULHQWDOGHO&RQJR
ODVPDGUHVMyYHQHVVHUH~QHQSDUDUHFLELUIRUPDFLyQ\FDSDFLWDFLyQHQGHUHFKRV
KXPDQRV\GHUHFKRVGHODVPXMHUHV$VXYH]HVDVPXMHUHVDFRSLDQORTXHKDQ
DSUHQGLGR\DFXGHQDYLVLWDUHVFXHODVFDPSRVGHSHUVRQDVGHVSOD]DGDV\RWUDV
HQWLGDGHV SDUD KDEODU FRQ QLxDV QLxRV KRPEUHV \ PXMHUHV MyYHQHV GH WHPDV
FRPRODVDOXGODKLJLHQH\HOFRQWUROGHODQDWDOLGDG(VDVMyYHQHVTXHKDQVLGR
UHSXGLDGDVSRUVXVSURSLDVIDPLOLDV\VRFLHGDGHVHQFXHQWUDQHPSRGHUDPLHQWRHQ
HOLQWHQWRGHFDPELDUDTXHOODVFLUFXQVWDQFLDVTXHKDQGDGROXJDUDVXPDOWUDWR
0DULHGHFtD³'HOFDPSDPHQWRDOTXHIXLPRVDKDFHUQXHVWUDVSUHVHQWDFLRQHV
QRVHVWiQOODPDQGRSDUDTXHYROYDPRV\HQVHxHPRVDRWUDVPXMHUHV´0XFKDV
SHUVRQDVVHKLFLHURQHFRGHVXVHQWLU³0XFKDJHQWHQRFRQRFHHVWRVWHPDV\WLHQHQ
VHGGHFRQRFLPLHQWR´³0HGLULJtDODHVFXHOD\REWXYHSHUPLVRSDUDKDEODUFRQ
ORVHVWXGLDQWHVVREUHSODQL¿FDFLyQIDPLOLDU´³+HKHFKRXQVHJXLPLHQWRGHFRQ
TXLpQKHKDEODGRFDGDXQDGHQRVRWUDVKDEODFRQSHUVRQDVFDGDPHV´³3RU
ODLPSRUWDQFLDGHORVPHQVDMHVTXHWHQHPRVTXHFRPSDUWLUGHEHPRVHVIRU]DUQRV
SDUD FRQFLHQFLDU DO PD\RU Q~PHUR SRVLEOH GH SHUVRQDV´ (VWDV MyYHQHV KDQ
GHFLGLGRTXHODHGXFDFLyQ\HOFRQRFLPLHQWRVRQODPHMRUYtDSDUDWUDQVIRUPDUHO
WUDWRTXHVHOHVGDDODVPXMHUHVMyYHQHV\HVWiQFUHDQGRFRQVFLHQFLDVREUHHVRV
WHPDV $GDSWDGRGH&RVJURYHWUDGXFFLyQQXHVWUD 

194
Este ejemplo de la República Democrática del Congo describe cómo un grupo
de madres adolescentes están educando a otras chicas de su edad en temas de
violencia de género, salud de las mujeres y otros temas relacionados. Esas chicas
no solamente están tratando de ayudar a sus pares para que no se embaracen, sino
que además trabajan con los hombres jóvenes para transformar sus ideas acerca
de las mujeres. Por si eso fuera poco, esas jóvenes imparten además talleres en
las escuelas locales y en otras instituciones públicas y exigen de su gobierno que
haga cumplir la legislación para proteger los derechos de las mujeres. Por muy
arraigadas que estén la violencia de género y la desigualdad de género, es mucho
lo que se puede hacer para cambiar esas situaciones. Las ONG de mujeres como
la que brindó capacitación y apoyo a las madres adolescentes congoleñas pueden
ayudar a responder a los desafíos que enfrentan las mujeres. En la esfera nacional
HLQWHUQDFLRQDOORVPRYLPLHQWRVVRFLDOHVTXHVHFRQ¿JXUDQFRPRPRYLPLHQWRVGH
PXMHUHVDVtFRPRRWUDVRUJDQL]DFLRQHVD¿QHVFRPRVRQORVJUXSRVGHDXWRD\XGD
y las asociaciones comunitarias, coordinan acciones, abogan por el cambio e
incluso llevan a cabo proyectos en conjunto. Las ONG internacionales pueden
DSRUWDU ¿QDQFLDPLHQWR IRUWDOHFLPLHQWR GH FDSDFLGDGHV H LPSOHPHQWDFLyQ GH
proyectos en el ámbito local y nacional, así como acciones de incidencia a nivel
internacional. Las Naciones Unidas cuentan con varias entidades que se ocupan
GHOGHVDUUROORGHODVPXMHUHV81,)(026$*, VLJODVHQLQJOpVGHOD2¿FLQD
de la Asesora Especial en Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer), DAW
(División para el Adelanto de la Mujer, por sus siglas en inglés), INSTRAW
(Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas
para la Promoción de la Mujer), y la nueva entidad: Agencia de las Naciones
Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (Visvanathan
2011). Todas esas organizaciones son importantes y pueden generar un cambio.
Sin embargo, no cabe dejar que los gobiernos se desentiendan: están obligados
a defender los derechos de la ciudadanía y a garantizar su cumplimiento. Las
mujeres pueden organizarse por sí mismas y exigir un cambio y una mayor
rendición de cuentas por parte del gobierno haciendo uso de la votación, el
cabildeo, la participación cívica y la difusión en los medios de comunicación:
esto se denomina rendición de cuentas vertical (UNIFEM 2008), con la cual las
mujeres y otras personas comprometidas con la igualdad y el empoderamiento de
la mujer trabajan a través de ONG y movimientos sociales locales para impulsar
el cambio en las instituciones gubernamentales nacionales e internacionales.
/RV WUHV SRGHUHV JXEHUQDPHQWDOHV íOHJLVODWLYR HMHFXWLYR \ MXGLFLDOí SXHGHQ
darse a la tarea de promulgar leyes y luego garantizar su aplicación mediante la
facilitación de recursos, la capacitación y sensibilización, y la programación. Esto
se denomina rendición de cuentas horizontal (UNIFEM 2008) ya que implica
FDPELR\FRRUGLQDFLyQHQWUHODVR¿FLQDV\DJHQFLDVJXEHUQDPHQWDOHV
En el ámbito internacional, las agencias internacionales y los organismos no
JXEHUQDPHQWDOHV SXHGHQ VXPLQLVWUDU ¿QDQFLDPLHQWR H LPSDUWLU FDSDFLWDFLyQ

195
SDUD DSR\DU ORV SURJUDPDV TXH VH JHVWLRQDQ ORFDOPHQWH D ¿Q GH HPSRGHUDU
y capacitar a las mujeres líderes y a las organizaciones que ellas dirigen. Los
esfuerzos internacionales pueden apoyar el fortalecimiento de capacidades
emprendido por el sector público para abordar esos problemas. En conjunto, los
HVIXHU]RV LQWHUQDFLRQDOHV \ OD SURJUDPDFLyQ JXEHUQDPHQWDO íDO LJXDO TXH ODV
SROtWLFDVGHDFFLyQD¿UPDWLYDHQPDWHULDGHHPSOHR\HGXFDFLyQODVFXRWDVSDUD
la participación política de la mujer y el acceso al crédito para los préstamos
HPSUHVDULDOHVíSXHGHQSURPRYHUXQDPD\RUSDUWLFLSDFLyQGHODPXMHU\JHQHUDU
ingresos y oportunidades de liderazgo.
En el plano internacional, los esfuerzos de desarrollo han evolucionado en los
últimos decenios en cuanto a la forma en que han puesto en la mira a las mujeres
y a la desigualdad entre los géneros. En las décadas de 1960 y 1970, a medida
TXH ORV FLHQWt¿FRV VRFLDOHV FRPHQ]DURQ D OOHYDU D FDER LQYHVWLJDFLRQHV VREUH
la discriminación de las mujeres y la incidencia que eso tenía en la pobreza, se
diseñaron nuevos programas para abordar la situación.
El programa Mujeres en el Desarrollo se creó para garantizar que las mujeres
WDPELpQVHEHQH¿FLDVHQGHORVHVIXHU]RVGHODPRGHUQL]DFLyQ\HOGHVDUUROOR 5DL
2011). El punto de mira era apoyar la participación de las mujeres en la sociedad
mediante proyectos de generación de ingresos, por ejemplo, pero esa mira no se
puso en transformar las relaciones de género entre los hombres y las mujeres.
Quienes propusieron el programa Mujeres en el Desarrollo propugnaban una
reforma económica y jurídica, bajo el supuesto de que las relaciones de género
injustas cambiarían automáticamente a medida que las mujeres se convirtiesen
en generadoras de ingresos. Aunque en el corto plazo muchos de esos proyectos
fueron exitosos, el aumento de ingresos no implica que las mujeres tengan control
sobre los ingresos o mayor protagonismo en la sociedad.
Las críticas acerca del enfoque de Mujeres en el Desarrollo provocaron que las
agencias internacionales, en particular las que forman parte de Naciones Unidas,
se enfocasen en las relaciones de género (Rai 2011). Los esfuerzos en pro del
GHVDUUROORTXHVHFHQWUDQHQHOJpQHURíPXMHUHV\KRPEUHVíVXHOHQGHQRPLQDUVH
iniciativas de “género y desarrollo” e incluyen una amplia variedad de estrategias
locales, nacionales e internacionales destinadas a transformar los opresivos roles
de género y a aumentar la participación y la agencia de las mujeres, no sólo el
bienestar. Estos esfuerzos se centraron en las diferencias y las expectativas de
género acerca de las mujeres en el hogar y en la fuerza laboral, en el acceso a los
recursos y el control sobre ellos, y en las recompensas materiales y sociales que
reciben los hombres y las mujeres en diferentes contextos (Rai 2011). “Existe
ahora un consenso internacional de que para lograr la justicia y la igualdad de
género ‘los hombres son parte del problema y parte de la solución’” (Wanner
 :DGKDP   WUDGXFFLyQ QXHVWUD  /RV KRPEUHV íTXH D PHQXGR HVWiQ
en condiciones de facilitar el acceso de las mujeres, ya sea en el hogar, en el
HVSDFLRODERUDORHQODVRFLHGDGHQJHQHUDOíGHEHQVHULQFOXLGRVHQORVHVIXHU]RV
de desarrollo que tomen en cuenta los temas de género, en particular los esfuerzos

196
de capacitación y sensibilización, por varias razones: (1) cuando los hombres y los
niños conocen los derechos de las mujeres y son sensibles a ese respecto, están en
posición de abogar por los derechos de las mujeres; (2) la posición privilegiada de
ORVKRPEUHVHQODVRFLHGDGVLJQL¿FDTXHHOORVWLHQHQPiVDFFHVRDSRVLFLRQHVGH
poder; por tanto, si ellos se ven a sí mismos como socios en el empoderamiento de
las mujeres, pueden ayudar a cambiar las barreras estructurales e institucionales
que obstaculizan el avance de las mujeres.
Se está ejerciendo presión sobre los esfuerzos internacionales de desarrollo,
especialmente en los programas de género y desarrollo, para que se incluya a los
hombres en los esfuerzos de sensibilización sobre cuestiones de género y en los
programas de desarrollo (Wanner & Wadham 2015). Empoderar a las mujeres
y no capacitar también a los hombres puede resultar funesto para las mujeres,
pues ellas regresan a sus hogares provistas de conocimientos sobre sus derechos
pero con pocos recursos para protegerse de la violencia. Apoyar a las mujeres
mediante proyectos productivos y no dar oportunidades a los hombres puede
reforzar los mensajes de que los hombres son fracasados y que no cumplen su
papel como proveedores. Esta falta de programación puede reforzar los mensajes
de género de que las mujeres pueden ocuparse de todo. A decir verdad, existe
cierta preocupación de que, debido a las crisis económicas y a las desigualdades
en el desarrollo económico, hay en efecto una crisis de masculinidad en la que
los hombres, incapaces de cumplir su función de proveedores, han perdido su
autoestima y su capacidad para ayudar a sus familias (Chant 2006, Cosgrove
2010). Por todas estas razones, es importante trabajar con hombres y con mujeres,
con niñas y con niños, así como con todos los sectores de la sociedad, para
asegurar que se cumplan las capacidades y los funcionamientos básicos de las
mujeres y de los hombres.
Los esfuerzos en pro del “género y desarrollo” han sido también objeto de
críticas debido a que se enfocan en las relaciones de género como algo separado
de las otras prioridades del desarrollo. Esto condujo a la incorporación de la
perspectiva de género, en la que se espera que los organismos internacionales e
incluso los gobiernos integren una perspectiva de género en todas las políticas
y programas (Prugl & Lustgarten 2006). El Consejo Económico y Social de las
Naciones Unidas describe eso como “el proceso de evaluar las consecuencias
TXHWLHQHSDUDODVPXMHUHV\ORVKRPEUHVFXDOTXLHUDFFLyQSODQL¿FDGD\HQHOOR
se incluye la legislación, las políticas y los programas, en cualquier área y en
todos los niveles” (citado en Prugl & Lustgarten 2006, traducción nuestra). Si
bien muchos concuerdan en que es importante llevar a cabo análisis de género en
las instituciones, y no sólo en las comunidades meta, la generalización ha llevado
a suponer que ahora la perspectiva de género lo atraviesa todo. El problema es
que la implementación de los esfuerzos de transversalización en las instituciones
HVGLVSDUHMDGHELGRDODVGLIHUHQFLDVHQ¿QDQFLDPLHQWROLGHUD]JRFDSDFLWDFLyQ
YLVLRQHVFXOWXUDOHV\JUDGRGHFRPSURPLVR'RQGHDQWHVTXL]iKDEtDXQDR¿FLQD
de género en una determinada agencia, ahora hay capacitaciones para todo el

197
personal, y las expertas en género se han diseminado en todas las organizaciones.
Todos esos enfoques han intentado incluir a las mujeres y abordar la desigualdad
en las relaciones de género. Se han obtenido muchos logros: el enfoque Mujeres
en el Desarrollo atrajo la atención hacia las mujeres como agentes económicos
que necesitaban oportunidades y capital para generar ingresos; los esfuerzos
en pro del “género y desarrollo” trasladaron el enfoque: antes la mira estaba
en las mujeres, ahora está en las relaciones de género entre hombres y mujeres,
argumentando que es necesario cambiar los roles de género de ellos y ellas; y
¿QDOPHQWH OD LQWHJUDFLyQ GH OD SHUVSHFWLYD GH JpQHUR KD LQWHQWDGR KDFHU GHO
género algo que todo el personal de todas las agencias de desarrollo toma en
cuenta para llevar a cabo su trabajo. Además, la investigación académica y las
HYDOXDFLRQHV GH LPSDFWR VREUH OD H¿FDFLD GH OD SURJUDPDFLyQ HQIRFDGD HQ ODV
mujeres o la transformación de las relaciones desiguales de género han dado
lugar a una literatura abundante en la que se utiliza la investigación cuantitativa
y cualitativa para mejorar la programación. Desde los ensayos aleatorios
controlados que efectuó el Laboratorio de Acción contra la Pobreza del Instituto
Tecnológico de Massachusetts, en los que se investigó el impacto de los proyectos
de microcrédito o de salud en las mujeres pobres, a las evaluaciones de impacto
en profundidad en las comunidades en el transcurso del tiempo, existen más
datos sobre lo que funciona y lo que no funciona, lo cual puede conducir a una
PD\RU H¿FDFLD \ H¿FLHQFLD HQ OD SURJUDPDFLyQ 6LQ HPEDUJR GDGR TXH HV WDQ
complicado transformar las relaciones de género y los mensajes culturales que
limitan a las mujeres, también conviene trabajar con instituciones tales como los
PHGLRVHOVHFWRUHPSUHVDULDO\ORVOtGHUHVSROtWLFRVD¿QGHUHIRU]DUORVQXHYRV
mensajes. Esos cambios, a su vez, deben contar con el respaldo de los cambios en
ORVPDUFRVMXUtGLFRVHQODOHJLVODFLyQHVSHFt¿FDHQODDSOLFDFLyQGHODOH\\HQ
la asignación de recursos para que se proteja a las mujeres y sus capacidades, por
una parte, y que eso sirva para allanar el terreno de modo que las mujeres puedan
ocupar posiciones de liderazgo y obtener acceso. Esas transformaciones culturales
y políticas sólo podrán sostenerse si hay cambios económicos que permitan
que las mujeres participen en la fuerza laboral, de modo que se les remunere
equitativamente por su trabajo, que no se les relegue al sector informal y que
tengan oportunidades locales para que no se vean orilladas a abandonar su país.

&RQFOXVLyQ

Cuando las mujeres conocen sus derechos, cuando reciben una educación que
les permite leer y escribir y cuando obtienen los medios para generar ingresos,
pueden trabajar por cuenta propia y mantenerse a sí mismas y a su familia y
cumplir sus obligaciones en lo que atañe a sus hijos y a su familia. Las mujeres
invierten en sus familias el 90% de sus ganancias, mientras que los hombres sólo
aportan a su hogar el 40% (Ernst & Young 2009). Resulta lógico invertir en el
empoderamiento de las mujeres, pero también resulta lógico invertir en aumentar

198
la conciencia de los hombres sobre cómo sus decisiones y sus privilegios afectan a
sus parejas y a sus hijas e hijos. El cambio a largo plazo para las mujeres requiere
transformar los roles de género para que los hombres y las mujeres puedan
FRPSDUWLU ODV UHVSRQVDELOLGDGHV IDPLOLDUHV \ VLHQWDQ TXH WLHQHQ LQÀXHQFLD HQ
sus respectivas vidas, comunidades y sociedades. Esto puede lograrse con los
esfuerzos de las propias mujeres para llevar a cabo el cambio, con la educación
y la capacitación de ambos géneros, con el apoyo de los gobiernos y las agencias
internacionales y con un cambio cultural sostenido a largo plazo.
Este capítulo dio comienzo con la historia de Gladis, la joven indígena de
Guatemala que desde su niñez veía que la suerte de las mujeres era sufrir. Las
mujeres indígenas de Guatemala sufren discriminación por su etnicidad, lo cual
limita sus oportunidades económicas, educativas y sociales. Las mujeres tienen
escaso control sobre su cuerpo y su sexualidad, lo cual ocasiona altas tasas de
embarazo adolescente y vulnerabilidad a la violencia sexual. Vimos también que
en la República Democrática del Congo la dinámica para las mujeres jóvenes
pobres es muy parecida. En ambos casos vimos que las mujeres jóvenes abogan
por un cambio; no se quedan a esperar a que los gobiernos y los organismos les
JDUDQWLFHQSURWHFFLyQ(OHPSRGHUDPLHQWRGHODVPXMHUHVTXHGDSHUVRQL¿FDGRHQ
las mujeres que piensan que sus vidas pueden ser distintas y que se reúnen y se
organizan para lograr entre todas ese cambio.

Preguntas para el debate

1. ¢4Xp FRPSDUDFLRQHV \ FRQWUDVWHV SXHGH XVWHG KDFHU HQWUH ORV GHVDItRV \


las oportunidades que tienen las mujeres en el mundo en desarrollo y en
HO PXQGR GHVDUUROODGR" ¢< FRQ UHVSHFWR D ODV QLxDV" ¢< ODV SHUVRQDV
WUDQVJpQHUR"
2. 'XUDQWHPXFKRVDxRVORVHVIXHU]RVHQSURGHOGHVDUUROORLQWHUQDFLRQDOVH
HQIRFDURQHQHOHPSRGHUDPLHQWRGHODVPXMHUHV\QRHQODVUHODFLRQHVGH
JpQHUR¢&XiOHVVRQODVYHQWDMDV\GHVYHQWDMDVGHFDGDHQIRTXH"
3. Las relaciones de género que ocasionan discriminación contra las mujeres
emanan de las instituciones culturales, históricas, económicas y políticas que
han evolucionado durante largos periodos. ¿Quién tiene la responsabilidad
GH DWDMDU HVWH LQMXVWR WUDWDPLHQWR" ¢/RV JRELHUQRV" ¢/DV RUJDQL]DFLRQHV
LQWHUQDFLRQDOHV" ¢/DV RUJDQL]DFLRQHV GH PXMHUHV" ¢/DV SURSLDV PXMHUHV"
¢/RVKRPEUHV\ODVPXMHUHV")XQGDPHQWHVXUHVSXHVWD
4. $FWLYLGDGGHJpQHUR7RPHXQDKRMDGHSDSHO\WUDFHXQDOtQHDYHUWLFDODPLWDG
GHODSiJLQD(QHOODGRL]TXLHUGRDQRWHODVFDUDFWHUtVWLFDVGHORTXHVLJQL¿FD
ser un buen hombre en la localidad donde usted vive. En el lado derecho
HVFULED OR TXH VLJQL¿FD VHU XQD EXHQD PXMHU /XHJR MXQWR D FDGD SXQWR
DQRWH GH GyQGH SURYLHQH HVH PHQVDMH GH ORV PHGLRV OD WY OD IDPLOLD OD
HVFXHODHWF(QVHJXLGDUHÀH[LRQHKDVWDTXpSXQWRXVWHGHQFDUQDRGHVDItD
los mensajes que recibe. Si la cultura es una de las razones por las que las
PXMHUHVWLHQHQPHQRVSRGHUTXHORVKRPEUHVSRGHPRVWUDQVIRUPDUDOJXQRV
GHORVHOHPHQWRVTXHPDQLIHVWDPRVGHVGHQXHVWURVUHVSHFWLYRVJpQHURV

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201
202
,QVWLWXFLRQHVHVWDWDOHV
gobernanza y pobreza
Benjamin Curtis

Preguntas clave

• ¢'HTXpKDEODPRVFXDQGRKDEODPRVGH³JREHUQDQ]D´\GH
³LQVWLWXFLRQHV´"
• ¢'HTXpPDQHUDODJREHUQDQ]D\ODVLQVWLWXFLRQHVLQÀX\HQHQ
ODSREUH]D"
• ¢3RUTXpH[LVWHQODVPDODVLQVWLWXFLRQHVRODPDODJREHUQDQ]D"
• ¿Qué se puede hacer para mejorar la gobernanza y las
LQVWLWXFLRQHVHQEHQH¿FLRGHOGHVDUUROORKXPDQR"

Relato 7.1

$O DFHUFDUQRV D OD LQWHUVHFFLyQ XQD VHxDO HOHFWUyQLFD LQGLFy TXH IDOWDEDQ
FXDWUR VHJXQGRV SDUD TXH FDPELDVHQ ODV OXFHV GHO VHPiIRUR 'LVPLQXLPRV OD
YHORFLGDG VH HQFHQGLy OD OX] DPDULOOD \ QRV GHWXYLPRV 8Q SROLFtD GH WUiQVLWR
HVWDEDSDUDGRHQXQDHVTXLQD\QRVKL]RXQJHVWRGHDVHQWLPLHQWRFRQODFDEH]D
1XHVWURFRQGXFWRUUHVSRQGLyDVXJHVWR\FRPHQWy³1RKD\SRUTXpWHPHUDOD
SROLFtD3XHGHQXVWHGHVKDFHUOHVSUHJXQWDVRSHGLUOHVD\XGDVLKDFHIDOWD´3DUD
PXFKRVGHQRVRWURVTXHFUHFLPRVHQSDtVHVGHJUDQGHVLQJUHVRVHVDLQIRUPDFLyQ
HUDWDQFRQVDELGDTXHQRDPHULWDUtDFRQWDUODPXFKRPHQRVLQFOXLUODHQXQOLEUR
VREUH ODV FDXVDV \ VROXFLRQHV D OD SREUH]D JOREDO 3HUR HVWD HVFHQD QR HVWDED
RFXUULHQGR HQ DOJ~Q FRQIRUWDEOH \ SUyVSHUR VXEXUELR GHO PXQGR ULFR VLQR HQ
5XDQGDGRQGHHQHODxRHOJRELHUQRH[WUHPLVWDGHORVKXWXVFRQODVPLOLFLDV
\ ORV JUXSRV SDUDPLOLWDUHV SHUSHWUDURQ XQ JHQRFLGLR HQ HO TXH PXULHURQ XQRV
WXWVLV\KXWXVPRGHUDGRV
(O JRELHUQR TXH DVXPLy HO SRGHU WUDV HO JHQRFLGLR HVWDED HQFDEH]DGR SRU
HO SUHVLGHQWH 3DXO .DJDPH OtGHU GH ODV IXHU]DV UHEHOGHV TXH FRPEDWtDQ D ORV
H[WUHPLVWDVKXWXV$XQTXHEXHQDSDUWHGHORTXHSURSRUFLRQDQODVLQVWLWXFLRQHV
íOHJLVODFLyQ FXPSOLPLHQWR GH ODV OH\HV WULEXQDOHV VHUYLFLRV S~EOLFRV H
LQIUDHVWUXFWXUDíKDEtDVLGRGHVWUXLGRGXUDQWHHOJHQRFLGLRHOSUHVLGHQWH.DJDPH
KDEtDMXUDGRUHFRQVWUXLUHOSDtV\FRQYHUWLUORHQXQHMHPSORGHOWLSRGHGHVDUUROOR
\SURVSHULGDGTXHSRGtDQORJUDUORVSDtVHVDIULFDQRV'HVGHODH[WUHPDFDODPLGDG

203
RFXUULGDHQ5XDQGDKDKHFKRJUDQGHVDYDQFHVHQHODxRRFXSyHO
VLWLRGHHQWUHSDtVHVHQHOËQGLFHGH'HVDUUROOR+XPDQR\HQHOËQGLFH
GH3HUFHSFLyQGHOD&RUUXSFLyQRFXSDHOQ~PHURGHSDtVHV1RKDFHIDOWD
GHFLUTXH5XDQGDVLJXHVLHQGRXQSDtVSREUHSHURFLHUWDPHQWHQRHVXQ(VWDGR
IDOOLGR7RGRHQQXHVWURYLDMHGHLQYHVWLJDFLyQD5XDQGDUHVXOWyELHQGHVGHORV
VHPiIRURVTXHIXQFLRQDQGHELGDPHQWHKDVWDODSROLFtDHQODTXHVHSXHGHFRQ¿DU
(LQFOXVRDOVDOLUGHODFDSLWDOUXPERDODIURQWHUDFRQOD5HS~EOLFD'HPRFUiWLFD
GHO&RQJRQRVGLRJXVWRHQFRQWUDUEXHQDVFDUUHWHUDVSDYLPHQWDGDVTXHFXEUHQ
WRGR HO SDtV &XDQGR VH HVWDEDQ KDFLHQGR ODV REUDV YLDOHV ORV WUDEDMDGRUHV
RUJDQL]DEDQ HO WUi¿FR SDUD TXH WRGD OD JHQWH SXGLHVH OOHJDU D VX GHVWLQR GH
PDQHUDSURQWD\RUGHQDGD
(VHSDQRUDPDFDPELyGUiVWLFDPHQWHDOFUX]DUODIURQWHUDUXPERDODFLXGDG
FRQJROHVD GH *RPD 3REODGD SRU XQ PLOOyQ GH KDELWDQWHV *RPD HV OD FLXGDG
PiV JUDQGH HQ OD ]RQD RULHQWDO GHO &RQJR XQD UHJLyQ DVRODGD SRU OD JXHUUD
GHVGH  1XHVWUR YHKtFXOR WRGRWHUUHQR UHFRUUtD OD FLXGDG GDQGR WXPERV
HQWUH FDPLQRV OOHQRV GH EDFKHV \ SHGUXVFRV YROFiQLFRV TXH KDEtDQ TXHGDGR
GHVSHUGLJDGRVGHVGHODHUXSFLyQGHOYROFiQ1\LUDJRQJRHQHODxR$OOtQR
KDEtDVHPiIRURVTXHIXQFLRQDUDQSHURKDEtDSRFRVSROLFtDVGHWUiQVLWRDODYLVWD
/DPD\RUtDGHHOORVRSHUDEDQFRPRVHPiIRURVKXPDQRVKDFLHQGRVHxDOHVSDUD
TXHODV¿ODVGHYHKtFXORVDYDQ]DUDQSRUWXUQRVDFUX]DUODLQWHUVHFFLyQ(QRWURV
FDVRVHVRVSROLFtDVVHPDQWHQtDQGHSLHDXQODGRGHODFDUUHWHUDRULHQWDQGRD
ORVFRQGXFWRUHVSDUDTXHVRUWHDUDQORVEDFKHVPiVJUDQGHV1XHVWURFRQGXFWRU
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HQODSROLFtDQLHQORVVROGDGRV´<HQODVGRVRFDVLRQHVHQTXHGXUDQWHHVHYLDMH
QXHVWUR YHKtFXOR IXH GHWHQLGR ORV VROGDGRV QRV SLGLHURQ VRERUQR DXQ FXDQGR
WHQtDPRV WRGD OD GRFXPHQWDFLyQ HQ UHJOD \ QR KDEtDPRV FRPHWLGR QLQJXQD
LQIUDFFLyQ
'DGDODSREUH]DTXHH[LVWHHQHO&RQJR FRQXQSXQWDMHPX\EDMRHQHO,'+ 
VHSHQVDUtDTXHHOJRELHUQRKDSULRUL]DGRODVDOXGODHGXFDFLyQODVHJXULGDG
\ OD DWHQFLyQ D OD SREUH]D DQWHV TXH FRVDV WDOHV FRPR HO PDQWHQLPLHQWR GH OD
UHGYLDORODSROLFtDGHWUiQVLWR3HURHVRVXSRQGUtDTXHH[LVWHXQJRELHUQRTXH
IXQFLRQD\TXHFXHQWDFRQORVUHFXUVRVSDUDVROYHQWDUVXVSULRULGDGHV6XFHGH
TXH HO SHUVRQDO PpGLFR HO SHUVRQDO GRFHQWH \ RWURV HPSOHDGRV HVWDWDOHV D
PHQXGRWLHQHQTXHEXVFDURWURVHPSOHRVDGLFLRQDOHVSRUTXHHO(VWDGRUDUDYH]
SXHGHSDJDUOHV1RKDVLGRODSROLFtDGHOJRELHUQRODTXHKDORJUDGRPHMRUDUOD
VLWXDFLyQHQ*RPD\VXVDOUHGHGRUHVVLQRPiVELHQODVPLVLRQHVGHSDFL¿FDFLyQGH
ODV1DFLRQHV8QLGDV&XDQGRYLVLWDPRVHQODVDIXHUDVGH*RPDORVFDPSDPHQWRV
SDUD OD SREODFLyQ GHVSOD]DGD SRU HO FRQÀLFWR QRV VHQWLPRV DEUXPDGRV SRU OD
SREUH]D\ODVFDUHQFLDVGHODJHQWHTXHYLYtDDKt3XHVWRTXHQRWLHQHQDFFHVR
D QLQJ~Q WLSR GH YLYLHQGD PHGLDQDPHQWH GLJQD ODV IDPLOLDV GXHUPHQ VREUH HO
VXHOR URFRVR EDMR ORQDV KHFKDV MLURQHV /DV HQIHUPHGDGHV OD GHVQXWULFLyQ OD
YLROHQFLD\HOGHVHPSOHRKDFHQTXHHVWDVIDPLOLDVGHSHQGDQGHODVGRQDFLRQHV
GHORVRUJDQLVPRVGHODV1DFLRQHV8QLGDV\GHODV21*LQWHUQDFLRQDOHV/XHJR

204
GHSDVDUHOGtDHQWHURYLVLWDQGRORVFDPSDPHQWRV\DORVOtGHUHVFRPXQLWDULRV
LQYLWDPRVDQXHVWURVDQ¿WULRQHVDFHQDUSHURHOORVGHFOLQDURQODLQYLWDFLyQ\QRV
DGYLUWLHURQ³3DVDGDVODVVHLVGHODWDUGHPHMRUTXHQRDQGHQHQODFDOOHSRUTXH
HQFXDQWRRVFXUHFHQRKD\VHJXULGDG´

,QWURGXFFLyQ

Una frontera puede hacer una gran diferencia. Pero ¿en qué consiste precisamente
esa diferencia? Esa anécdota en que se compara Ruanda con el este del Congo
revela mucho sobre la relación entre las instituciones estatales, la gobernanza y
la pobreza. Cuando las instituciones y la gobernanza funcionan aceptablemente,
como es el caso de Ruanda, el bienestar de la población puede mejorar de manera
PDQL¿HVWD&XDQGRODVLQVWLWXFLRQHV\ODJREHUQDQ]DQRIXQFLRQDQELHQFRPRHV
el caso del Congo, ocurre que los gobiernos no pueden pagarles a sus empleados,
no pueden controlar su territorio, ni hacer que se cumpla la ley, ni prevenir la
violencia, y los ciudadanos carecen de los servicios básicos y de instituciones
públicas democráticas que respondan a sus necesidades, y la gente hasta puede
sentir que está en riesgo su propia vida. En el peor de los casos, cuando las
instituciones colapsan del todo, las sociedades pueden caer en la anarquía, como
sucedió en Ruanda en 1994 o en Somalia más recientemente, y el desarrollo
humano queda en riesgo de convertirse en una tragedia.
Durante las décadas recientes se ha reconocido cada vez más que las instituciones
estatales y la gobernanza son vitales para obtener buenos resultados en el desarrollo.
(O%DQFR0XQGLDO\RWUDVHQWLGDGHVLQWHUQDFLRQDOHVKDQFRQ¿UPDGRTXHOD³EXHQD
gobernanza” es el objetivo programático para promover el crecimiento económico.
Pero hay todavía bastante incertidumbre sobre la relación entre las instituciones,
la gobernanza y la pobreza. Esas incertidumbres pueden quizá resumirse en esta
pregunta: ¿Los países se hacen ricos porque tienen buenas instituciones, o es que
tienen buenas instituciones porque se hicieron ricos? En este capítulo se exploran
las respuestas a esa pregunta, y se explica qué son las “instituciones”, de qué
PDQHUDVHUHODFLRQDQFRQODSREUH]D\FyPRSXHGHQPHMRUDUVHD¿QGHUHGXFLUOD
pobreza.

'H¿QLFLRQHV\PHGLFLRQHV

(QODOLWHUDWXUDDFDGpPLFDHQFRQWUDPRVYDULRVLQWHQWRVGHGH¿QLUTXpVRQODV
instituciones, y una crítica constante del enfoque institucional en el estudio de
ODSREUH]D\HOGHVDUUROORHVTXHHQHVDVGH¿QLFLRQHVKD\GHPDVLDGDYDJXHGDG
y variabilidad (véase, por ejemplo, Hydén & Court 2002, Williams & Siddique

205
9DQ'RHYHUHQ*LVVHOTXLVW6iH] /DGH¿QLFLyQTXHSODQWHD
Douglass North es quizá la más comúnmente citada: según él, las instituciones son
“las reglas de juego en la sociedad, o las restricciones ideadas por la humanidad
SDUDFRQ¿JXUDUODLQWHUDFFLyQKXPDQD´ 1RUWKWUDGXFFLyQQXHVWUD ¢4Xp
VLJQL¿FD HVR" /DV LQVWLWXFLRQHV VRQ FRQMXQWRV GH UHJODV IRUPDOHV H LQIRUPDOHV
que determinan cómo se comportan los seres humanos en sociedad. Las reglas
informales son las normas, las tradiciones, la religión o la cultura en su sentido
amplio. Las relaciones entre estas y la pobreza se analiza en el Capítulo 6, que
trata del género y la pobreza. El presente capítulo se ocupa primeramente de las
instituciones formales, como son las leyes, el poder judicial, la burocracia y los
sistemas electorales, en suma, las instituciones estatales. Esas instituciones del
Estado son las que proporcionan servicios básicos tales como educación, atención
a la salud y otras formas de infraestructura, como son las redes viales, el suministro
de electricidad, el cumplimiento de la ley y la protección del orden público. Esas
LQVWLWXFLRQHVDVLPLVPRVHJ~Q GH¿QH 1RUWK FRQ¿JXUDQ ODLQWHUDFFLyQKXPDQD
es obvio que las leyes ayudan a determinar cómo nos comportamos en sociedad,
y las instituciones como el sistema judicial o las asambleas representativas del
JRELHUQRWLHQHQSURIXQGDLQÀXHQFLDHQHOIXQFLRQDPLHQWRGHODVRFLHGDG$VtSRU
ejemplo, los derechos de propiedad son una institución, al igual que las leyes que
estipulan la reglamentación de las empresas o que determinan quiénes pueden
postularse como candidatos a cargos políticos.
3RGHPRV SHQVDU HQ OD JREHUQDQ]D FRPR XQ DVSHFWR HVSHFt¿FR GH ODV
instituciones, razón por la cual en este capítulo esos dos conceptos se combinan.
/D³JREHUQDQ]D´WDPELpQHVREMHWRGHXQDYHUWLJLQRVDYDULHGDGGHGH¿QLFLRQHV
pero sus componentes esenciales son: cómo la ciudadanía y los grupos expresan
sus intereses y ejercen sus derechos; cómo se elige a los funcionarios; cómo
se formulan y se implementan las políticas; cómo se gestionan los servicios
públicos. Por tanto, la gobernanza no sólo atañe a cómo se eligen los gobiernos
y cómo estos responden a sus ciudadanos, sino también a cómo se determinan
y se llevan a efecto las políticas públicas. Así pues, la gobernanza abarca lo que
se hace (es decir, las políticas públicas) pero también cómo se hace (es decir, el
proceso de elaborar políticas). La gobernanza emana de instituciones tales como
la Constitución, el sistema electoral, la burocracia y otros sistemas administrativos
que gestionan los asuntos de un país. Si las instituciones son “las reglas del juego”,
puede pensarse que la gobernanza es “cómo se juega el juego”, es decir, cómo se
utilizan en la práctica esas instituciones formales del Estado (Williamson 2000).
La gobernanza (y las élites políticas) pueden también cambiar las instituciones,
como por ejemplo, al aprobar leyes que luego se convierten en “las reglas”.
De modo más concreto, instituciones tales como la Constitución, los tribunales
\ ODV R¿FLQDV EXURFUiWLFDVDGPLQLVWUDWLYDV SXHGHQ WRGDV HOODV GHWHUPLQDU FyPR
se gestionan las elecciones o cuáles políticas económicas se adoptan, y la
gobernanza es la realización de las elecciones y la aplicación de las políticas
económicas. Pensemos en las instituciones estatales como estructuras, y en la

206
JREHUQDQ]D FRPR ODV SROtWLFDV HVSHFt¿FDV TXH VH SRQHQ HQ PDUFKD HQ HVDV
instituciones. En Estados Unidos, el Internal Revenue Service [Servicio de
,PSXHVWRV,QWHUQRV@HVXQDLQVWLWXFLyQSHURODVSROtWLFDV¿VFDOHVTXHVHDSOLFDQ
son ejemplos de gobernanza. Del mismo modo, en Argelia, por ejemplo, el
Ministerio de Educación es una institución gubernamental, pero las políticas que
adopta y los servicios que suministra dependen de la gobernanza, que viene a ser
la interacción entre los ciudadanos, las élites políticas y otros muchos factores.
Por consiguiente, la gobernanza puede determinar hasta qué punto la población
tiene acceso a las instituciones y a los servicios que suministra; por ejemplo, las
políticas concernientes a los aranceles escolares afectan la posibilidad que tienen
las familias pobres de enviar a sus hijos e hijas a la escuela. Las decisiones sobre
GyQGHXELFDUORVFHQWURVGHVDOXGLQÀX\HQHQHODFFHVRGHODVIDPLOLDVSREUHVD
recibir cuidados de salud. Por tanto, y en lo sucesivo, para evitar complejidades
innecesarias, en casi todas las ocasiones en que hablemos de las “instituciones”
HQHVWHFDStWXORQRVHVWDUHPRVUH¿ULHQGRWDPELpQDOFRQFHSWRGHJREHUQDQ]DD
menos que se indique lo contrario.
(VWDVGH¿QLFLRQHVEiVLFDVGHODVLQVWLWXFLRQHV\ODJREHUQDQ]DKDQHYLWDGRHQ
JHQHUDOODVD¿UPDFLRQHVQRUPDWLYDVHVGHFLUORTXHODVLQVWLWXFLRQHVHVWDWDOHV\OD
gobernanza deben ser. Y en todo caso, tales formulaciones normativas son lugares
comunes. Las Naciones Unidas han propuesto que las “buenas” instituciones
operan conforme a estos principios: equidad, transparencia, participación,
FDSDFLGDG GH UHVSXHVWD H¿FLHQFLD UHQGLFLyQ GH FXHQWDV \ (VWDGR GH GHUHFKR
(United Nations 2012). La idea es que las instituciones buenas traten a todas las
SHUVRQDVHTXLWDWLYDPHQWHTXHVHDQFRQ¿DEOHPHQWHWUDQVSDUHQWHVTXHSURPXHYDQ
la participación ciudadana y que respondan y rindan cuentas ante su ciudadanía.
$GHPiVODVLQVWLWXFLRQHVEXHQDVRSHUDQFRQH¿FDFLD\VHDSHJDQDORTXHGLFWD
la ley.
De modo similar, en cuanto examinamos los indicadores o las mediciones que
suelen aplicarse para evaluar la calidad de la gobernanza, se activan los postulados
normativos. Son varios los esquemas evaluativos que existen, como por ejemplo,
el proyecto Polity o el Quality of Government Institute; otras dos bases de datos
más accesibles para quienes no son especialistas son el Estudio sobre la libertad
en el mundo, de Freedom House, y los Indicadores de Gobernanza Mundial
(WGI), del Banco Mundial. El sistema del Banco Mundial, aunque es objeto
IUHFXHQWH GH FUtWLFDV HV WDPELpQ PX\ LQÀX\HQWH SRU OR TXH VLUYH GH EDVH SDUD
este capítulo (véanse críticas al respecto en Apaza 2009, Hickey 2012, Fukuyama
  /RV ,QGLFDGRUHV 0XQGLDOHV GH *REHUQDQ]D GH¿QHQ OD JREHUQDQ]D FRPR
“las instituciones y tradiciones mediante las cuales se ejerce la autoridad en un
país. Ello incluye (a) el proceso por el cual los gobiernos se eligen, se supervisan
y se reemplazan; (b) la capacidad del gobierno para formular e instrumentar
políticas públicas de manera efectiva; (c) el respeto de los ciudadanos y del Estado
por las instituciones que regulan las interacciones económicas y sociales entre
HOORV´ .DX൵PDQHWDOWUDGXFFLyQQXHVWUD 3DUDFDGDXQDGHHVDVWUHV

207
iUHDV H[LVWHQ VHLV LQGLFDGRUHV GLIHUHQWHV YpDVH HO &XDGUR   /D H¿FDFLD GH
los gobiernos trata de medir el grado de cumplimiento de los requisitos en la
prestación de servicios básicos para el desarrollo humano, como son la educación
y la salud.
Expresión y rendición de cuentas, porque ambos conceptos se relacionan con
la libertad de expresión y de reunión, e implican las libertades básicas sin las
cuales el gobierno podría no responder a la ciudadanía. Además, la denegación
de esas libertades básicas es también una vulneración de las capacidades
básicas del individuo, como veremos más adelante. La estabilidad política y la
ausencia de violencia se explican por sí solas, puesto que los problemas en esas
áreas repercuten en la seguridad humana básica (véase el Capítulo 8, sobre los
FRQÀLFWRV /DH¿FDFLDJXEHUQDPHQWDOWUDWDGHPHGLUHOJUDGRGHFXPSOLPLHQWR
del suministro de servicios básicos para el desarrollo humano, como son la
educación y la salud. Un elemento de este indicador, la calidad de la función
S~EOLFD WLHQH XQD JUDQ LQÀXHQFLD HQ OD FDOLGDG GH ORV VHUYLFLRV S~EOLFRV /D
calidad de la reglamentación es otro componente de las medidas que atañen a las
“políticas adversas al mercado”, como son los controles de precios y la excesiva
reglamentación gubernamental de las empresas.
El Estado de derecho atañe a varios conceptos, tales como la protección de los
derechos de propiedad, el cumplimiento de los contratos y la incidencia de la
criminalidad. La lógica de este indicador es que esas garantías de ley son esenciales
para proteger no solamente los derechos, sino también las inversiones y los
incentivos para los réditos económicos. Por ejemplo, si los derechos de propiedad
no se protegen, las élites económicas pueden en cualquier momento expropiar
el negocio que una empresaria ha construido durante años, lo que menguará
el impulso de los individuos en pro del desarrollo económico. El control de la
corrupción suele medirse según las percepciones de corrupción en un determinado
país (puesto que de ordinario la corrupción es ilegal, y por lo tanto, suele mantenerse
RFXOWD /DGH¿QLFLyQGHODFRUUXSFLyQFRPR³HOHMHUFLFLRGHOSRGHUS~EOLFRSDUD
obtener ganancias privadas” puede referirse a funcionarios gubernamentales que
incurren en corruptelas, malversación de fondos o aceptación de sobornos para
enriquecerse. Y si bien en casi todas las sociedades la corrupción existe en mayor
o menor medida, en aquellos países donde es una práctica frecuente constituye un
derrumbe de la ley que equivale a un fracaso fundamental de las instituciones y
de la gobernanza. Los Cuadros 7.1, 7.2 y 7.3 presentan listas de los países con el
mejor y el peor desempeño en varios de esos indicadores.

208
Cuadro 7.1 Indicadores de Gobernanza Mundial, según el Banco Mundial

Introducción

D  (OSURFHVRSRUHOFXDOORVJRELHUQRVVHHOLJHQVHVXSHUYLVDQ\VHUHHPSOD]DQ

1. Expresión y rendición de cuentas: captar las percepciones sobre la


medida en que los ciudadanos y ciudadanas de un país pueden participar
en la selección de su gobierno, así como sobre la libertad de expresión,
la libertad de asociación y la libertad de los medios de comunicación.
2. Estabilidad política y ausencia de violencia/terrorismo: captar
las percepciones sobre la probabilidad de que el gobierno resulte
desestabilizado o derrocado por medios inconstitucionales o violentos, lo
que incluye la violencia y el terrorismo por motivos políticos.

E  /DFDSDFLGDGGHOJRELHUQRSDUDIRUPXODUHLQVWUXPHQWDUSROtWLFDVS~EOLFDVGH
PDQHUDHIHFWLYD

3. Efectividad del gobierno: captar las percepciones sobre la calidad


GH ORV VHUYLFLRV S~EOLFRV OD FDOLGDG GH OD IXQFLyQ S~EOLFD \ VX JUDGR
de independencia respecto de las presiones políticas; captar las
SHUFHSFLRQHV VREUH OD FDOLGDG GH OD IRUPXODFLyQ \ DSOLFDFLyQ GH ODV
políticas y la credibilidad del compromiso del gobierno con tales políticas.
4. Calidad regulatoria: captar las percepciones sobre la capacidad del
JRELHUQRSDUDIRUPXODUHLPSOHPHQWDUSROtWLFDV\UHJXODFLRQHVFRKHUHQWHV
que permitan y promuevan el desarrollo del sector privado.

F  (OUHVSHWRGHORVFLXGDGDQRV\GHO(VWDGRSRUODVLQVWLWXFLRQHVTXHUHJXODQ
las interacciones económicas y sociales entre ellos.

5. Estado de derecho: captar las percepciones sobre la medida en que


ORV DFWRUHV FRQItDQ HQ ODV QRUPDV GH OD VRFLHGDG \ ODV UHVSHWDQ \ HQ
particular la calidad de la ejecución de los contratos, los derechos de
propiedad, la policía y los tribunales, así como la probabilidad de que se
cometan delitos y actos de violencia.
6. Control de la corrupción: captar las percepciones sobre la medida
HQ TXH HO SRGHU S~EOLFR VH HMHUFH SDUD REWHQHU EHQH¿FLRV SULYDGRV OR
TXH LQFOX\H ODV IRUPDV PHQRUHV \ PD\RUHV GH FRUUXSFLyQ DVt FRPR
la “captura” del Estado por parte de las élites y los intereses privados,
.DXႇPDQ.UDD\ 0DVWUX]]LWUDGXFFLyQQXHVWUD 

209
(OLPSDFWRGHODVLQVWLWXFLRQHVHQODSREUH]D\HOGHVDUUROOR

Cuando las instituciones del Estado se derrumban o no operan como es debido,


pueden causar un empeoramiento en la vida de las personas. Pensemos en el
ejemplo del Congo y de Ruanda que mencionamos al comienzo de este capítulo:
el gobierno local hizo muy poco por la población desplazada que se asentó en los
campamentos de las afueras de Goma, por lo que correspondió a las instituciones
internacionales brindarles auxilio. O hablemos del caso de Nigeria: la corrupción
R¿FLDOWXYRSRUHIHFWRODSHUVHFXFLyQGHSHUVRQDV\HODWURSHOORGHORVGHUHFKRV
humanos, en particular contra la población desamparada. Estos ejemplos sugieren
que las instituciones pueden tener profundo impacto en el desarrollo humano y
económico. La teoría en la que se basan los Indicadores Mundiales de Gobernanza
dice que las instituciones buenas posibilitan el crecimiento económico. Las buenas
instituciones protegen los derechos de propiedad, lo que potencia los incentivos
de las personas para trabajar y ganar dinero. Cuando las personas trabajan duro
y reciben una justa remuneración por su labor, sus ingresos deben aumentar.
6LQHPEDUJRH[LVWHQJUDYHVGL¿FXOWDGHVPHWRGROyJLFDVSDUDGHWHUPLQDUHQTXp
medida las buenas instituciones contribuyen al crecimiento económico y en qué
medida el crecimiento económico conduce a que haya buenas instituciones. Por
ORWDQWRVLELHQPXFKRVHVWXGLRVD¿UPDQTXHODVEXHQDVLQVWLWXFLRQHVSURPXHYHQ
el crecimiento económico, también hay muchos otros que niegan que exista una
relación clara entre ambos términos (véase por ejemplo Glaeser et al. 2004, Rodrik
et al. 2004, Perera & Lee 2013).

7DEOD  3DtVHV FODVL¿FDGRV VHJ~Q SXQWDMH HQ PDWHULD GH H[SUHVLyQ \
rendición de cuentas
Mejores Peores
Noruega 7XUNPHQLVWiQ
Suecia Somalia
Suiza Corea del Norte
Países Bajos Eritrea
Finlandia Guinea Ecuatorial
Nueva Zelanda 8]EHNLVWiQ
'LQDPDUFD Siria
Luxemburgo Arabia Saudita
Alemania Laos
&DQDGi ,UiQ

210
7DEOD  3DtVHV FODVL¿FDGRV VHJ~Q SXQWDMH HQ PDWHULD GH H¿FDFLD
gubernamental
Mejores Peores
Singapur Somalia
Suiza 6XGiQGHO6XU
Finlandia +DLWt
Nueva Zelanda 5HS~EOLFD&HQWURDIULFDQD
+RQJ.RQJ Comoras
Países Bajos Corea del Norte
-DSyQ Libia
Noruega Eritrea
'LQDPDUFD 6XGiQ
Suecia 5HS~EOLFD'HPRFUiWLFDGHO&RQJR

7DEOD3DtVHVFODVL¿FDGRVVHJ~QSXQWDMHHQ(VWDGRGHGHUHFKR
Mejores Peores
Finlandia Somalia
'LQDPDUFD Venezuela
Noruega 6XGiQGHO6XU
Nueva Zelanda 5HS~EOLFD&HQWURDIULFDQD
Suiza Corea del Norte
Suecia $IJDQLVWiQ
Países Bajos Libia
Austria Eritrea
Australia 5HS~EOLFD'HPRFUiWLFDGHO&RQJR
Luxemburgo Zimbabue
Fuente: World Bank World Governance Indicators, 2014

Cuadro 7.2 Corrupción y pobreza en Nigeria

1LJHULDWLHQHPDODIDPDSRUGHVJUDFLDELHQPHUHFLGDGHELGRDVXVDOWRVQLYHOHV
GH FRUUXSFLyQ VHJ~Q OD 21* 7UDQVSDUHQFLD ,QWHUQDFLRQDO HQ HO ËQGLFH GH
Percepción de la Corrupción del año 2015 Nigeria ocupó el puesto 136 de 168
países. Muchas personas nigerianas pueden contar que han sido extorsionadas
SRUDJHQWHVGHODSROLFtD<DHVUXWLQDTXHHQORVSXQWRVGHFRQWUROGHWUi¿FROD
SROLFtDH[LMDFRLPDVSRUPRWLYRVLQYHQWDGRV,QFOXVRKD\LQIRUPHVGHTXHODSROLFtD
sencillamente apunta a la gente y exige dinero, con lo cual el robo se añade a
la corrupción. Los policías han admitido que asaltan a las vendedoras en los
mercados porque son muy vulnerables: para ganarse la vida tienen que vender,
por tanto, pagan lo que sea con tal de que la policía no las detenga. Cuando las
mujeres no tienen dinero, entonces los policías exigen que les paguen con sexo.
5HVLVWLUVHDHVDVSUiFWLFDVSXHGHUHVXOWDUPX\FRVWRVRHQPXFKRVVHQWLGRV(V

211
de rutina que la policía haga redadas en las que capturan a un grupo de personas,
que entonces se ven obligadas a pagar para que las liberen. Un hombre que cayó
HQXQDGHHVDVUHGDGDVGHVFULELyORTXHOHSDVyFXDQGRVHUHKXVyDSDJDU³'RV
de ellos empezaron a golpearme. Me dieron con la cacha de sus pistolas en la
cara y en el cuerpo [. . .] El policía dijo que yo era un asaltante armado y que
iban a matarme”. Cuando los policías exigen soborno, aunque sea el equivalente
GH XQRV SRFRV GyODUHV HVD FDQWLGDG SXHGH VHU XQD VXPD HVWUDWRVIpULFD SDUD
una persona pobre. Es poco probable que las personas pobres tengan el
conocimiento, el tiempo, el dinero o las conexiones personales para recurrir
al sistema de justicia y lograr que se les aplique un correctivo a los agentes
FRUUXSWRV-XHFHV\DERJDGRVQLJHULDQRVKDQFRQ¿UPDGRTXHHVIUHFXHQWHTXH
cuando una persona presenta una denuncia primero tiene que pagar para que su
denuncia se investigue. Casos de corrupción como esos comprometen de raíz el
(VWDGRGHGHUHFKR\FRQVWLWX\HQXQDWURSHOORDORVGHUHFKRVKXPDQRV7DPELpQ
VRQPX\IUHFXHQWHVORVGHOLWRVGHJUDQFDODGRFRPRODPDOYHUVDFLyQGHIRQGRV
en los mandos superiores del gobierno. Se calcula que en los cuarenta años
posteriores a 1960 se perdieron unos 380 millardos de dólares por peculado y
gestión indebida. Muestra de ello es que el gobernador de uno de los estados
SURGXFWRUHVGHSHWUyOHRHQ1LJHULDIXHVHQWHQFLDGRSRUHOURERGHPLOORQHVGH
GyODUHVDXQTXHPiVWDUGHVHOHSHUGRQyORTXHIXHPRWLYRGHJUDQFRQWURYHUVLD
5RERV GH WDO FDOLEUH LPSLGHQ TXH ORV IRQGRV VH LQYLHUWDQ HQ SUR\HFWRV TXH
EHQH¿FLDUtDQDOS~EOLFR/DFRUUXSFLyQDGHPiVSHUMXGLFDODGLVWULEXFLyQHTXLWDWLYD
GHOGHVDUUROORHFRQyPLFR\GHVXVEHQH¿FLRV +XPDQ5LJKWV:DWFK
866WDWH'HSDUWPHQW 

No obstante, se ha demostrado de manera fehaciente que hay varios aspectos


HVSHFt¿FRVGHODVLQVWLWXFLRQHVRGHODJREHUQDQ]DTXHLPSXOVDQHOFUHFLPLHQWR
económico. Algunos de ellos son la protección de los derechos de propiedad, la
provisión de una seguridad adecuada y el cumplimiento de la ley en general. Por
ejemplo, se ha señalado a menudo que la corrupción obstaculiza el crecimiento
económico y agudiza la pobreza (véase Méon & Sekkat 2005, Herrera et al.
2007, Tebaldi & Mohan 2010). Tebaldi y Mohan dicen que las instituciones son
un “factor profundo” que repercute en la prosperidad y en la pobreza, es decir,
XQ IDFWRU TXH WLHQH LPSOLFDQFLDV D FRUWR \ D ODUJR SOD]R TXH SXHGHQ LQÀXLU HQ
muchas otras causas de la pobreza. Por ejemplo, se ha establecido que existe
una vinculación entre el crecimiento económico y los sistemas meritocráticos,
y que cuando la corrupción alcanza grandes niveles se detiene el crecimiento
económico. Del mismo modo, en los países cuya gobernanza e instituciones son
más estables el crecimiento es mayor (Soubbotina & Sheram 2000). Los países
con mejores instituciones, según los indicadores del Banco Mundial, también
obtienen mejores resultados en materia de salud (menor mortalidad infantil) y de
educación (mayores tasas de alfabetización), así como en seguridad alimentaria
(Sacks & Levi 2010, UNDP 2011).
En general hay certeza de que las buenas instituciones pueden limitar la pobreza

212
(Chong & Calderón 2000). Eso se debe en parte a que las instituciones determinan
TXLpQHVVHEHQH¿FLDQGHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFRORTXHDVXYH]GHWHUPLQDTXLpQHV
ejercen el poder político (Rodrik 2000, Bastiaensen et al. 2005). Algunos acuerdos
institucionales, como son las políticas tributarias, permiten que las élites políticas
FDSWHQXQDSRUFLyQH[FHVLYDGHORVEHQH¿FLRVGHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFR3RUHOOR
VXFHGHSRUHMHPSORTXHHOGHODSREODFLyQUHFLEDHOGHORVEHQH¿FLRV
económicos, como ha ocurrido en Estados Unidos en años recientes. Por tanto,
las instituciones y la gobernanza pueden producir desigualdad de ingresos, pero
ODGHVLJXDOGDGGHLQJUHVRVWDPELpQSXHGHFRQWLQXDUODGHELOLGDGRODLQH¿FDFLDGH
las instituciones (Chong & Gradstein 2007). Que las instituciones sean “malas”
VLJQL¿FDTXHODVpOLWHVSROtWLFDVSXHGHQXWLOL]DUODVGHOLEHUDGDPHQWHSDUDDJXGL]DU
la desigualdad, o también que las instituciones perjudican a sabiendas a los pobres.
No es que las instituciones “débiles” tengan la intención de perjudicar a los pobres,
sino que resultan inadecuadas porque carecen de fondos, de competencias, de
SODQL¿FDFLyQHWF
Las fallas institucionales pueden suceder por medios intencionales o no
intencionales (Rotberg, 2003). A veces las personas que están en el poder (ya
VHDSRUTXHWLHQHQSXHVWRVSROtWLFRVRSRUTXHHMHUFHQJUDQLQÀXHQFLDHFRQyPLFD
o política) utilizan las instituciones y la gobernanza para aplicar políticas que
en efecto generan pobreza. Por ejemplo, la Corte Penal Internacional acusó de
genocidio al presidente de Sudán, Omar al-Bashir, cometido en Darfur para
VXVSURSLRV¿QHVSROtWLFRV(QPXFKRVSDtVHVGHUHJtPHQHVFRORQLDOHVODVpOLWHV
HVWUXFWXUDURQ ODV LQVWLWXFLRQHV GH PRGR WDO TXH ORV GHUHFKRV \ ORV EHQH¿FLRV
económicos se acumulasen en segmentos muy pequeños de la población. Las
instituciones agudizan la pobreza cuando las disposiciones institucionales
permiten que las élites políticas se desentiendan de los servicios públicos para los
pobres, o cuando el gobierno es tan débil que no puede proporcionar esos servicios.
En los casos intencionales, las instituciones, la gobernabilidad y la política están
GLVHxDGDVSDUDEHQH¿FLDUDFLHUWRVJUXSRVRLQGLYLGXRVHQGHWULPHQWRGHOUHVWRGHOD
SREODFLyQ/DVGH¿FLHQFLDVLQVWLWXFLRQDOHVLQYROXQWDULDVSXHGHQVXUJLUGHPDQHUD
concertada con las institucionales, pero también pueden ocurrir por separado. La
inadecuación de los servicios básicos, como el agua potable o el saneamiento,
no siempre se debe a la insidia de las élites. En ocasiones los gobiernos y las
personas que están en el poder tienen la voluntad de brindar esos servicios, pero
sencillamente carecen de los medios para ello. Del mismo modo, pueden existir
sistemas jurídicos débiles, falta de seguridad para la vida y la propiedad, y un
desarrollo económico desigual a pesar de los esfuerzos para remediar todo eso; el
cambio institucional, como veremos más adelante, puede ser muy difícil. No es
raro que los países adopten políticas con la intención de ayudar a los pobres, pero
ODV LQVWLWXFLRQHV GHO SDtV FDUHFHQ GH OD H¿FDFLD SDUD DSOLFDU HVDV SROtWLFDV +D\
aquí una trampa de pobreza: las instituciones malas o débiles pueden empeorar
la pobreza, pero a su vez la pobreza también puede empeorar a las instituciones
(Bowles 2006).

213
/DVLQVWLWXFLRQHV\ODVFDSDFLGDGHV

Cualquiera que sea su relación precisa con el crecimiento económico, el


impacto que tienen las instituciones estatales en la pobreza tiene que considerarse
también desde la perspectiva de las capacidades. Consideraremos las cuatro áreas
principales en las que las instituciones pueden reducir o expandir la libertad
humana: (1) la seguridad humana básica; (2) los servicios públicos básicos; (3) el
desarrollo económico con equidad; (4) los derechos civiles básicos: participación
política y libertad de expresión. Las fallas y las inadecuaciones de las instituciones
en esas áreas generan pobreza de capacidades y pobreza de ingresos. Limitan lo
que la gente puede ser y hacer; restringen injustamente las decisiones que puede
tomar la gente para llevar una vida que puedan considerar valiosa.
/D VHJXULGDG KXPDQD EiVLFD VH UH¿HUH D ORV KHFKRV PiV SULPRUGLDOHV GH OD
seguridad cotidiana. ¿Tenemos miedo de que nos maten en cualquier momento?
¿De que alguien se robe lo que es nuestro o que nos perjudique de algún modo?
Cuando sentimos que nos falta la protección más elemental para nuestro cuerpo
y nuestra vida, estamos viviendo una falta de libertad, que es la libertad de vivir
sin miedo constante. En una sociedad violenta, como la que describía Thomas
+REEHVHOFpOHEUH¿OyVRIRGHOVLJOR;9,,íOD³JXHUUDGHWRGRVFRQWUDWRGRV´HQ
ODTXHODYLGDHV³VROLWDULDWUDEDMRVDSHQRVDEHVWLDO\EUHYH´íODVLQVWLWXFLRQHV
VRQWDQGH¿FLHQWHVTXHODVHJXULGDGEiVLFDHVWiHQULHVJR8QDVRFLHGDGWDQFDUHQWH
GHVHJXULGDGQRHVSURSLFLDSDUDHOÀRUHFLPLHQWRKXPDQR/DVLQVWLWXFLRQHVSDUD
garantizar la seguridad física y patrimonial básica incluyen una fuerza policial,
leyes que sean claras y se apliquen por igual a todos, y un sistema judicial que
respalde la aplicación de esas leyes. Los Estados frágiles y fallidos, como es
la República Democrática del Congo, y otros Estados que han experimentado
FRQÀLFWRV FRPR IXH 5XDQGD HQ  R PiV UHFLHQWHPHQWH 6LULD SUHVHQWDQ D
PHQXGRJUDYHVGH¿FLHQFLDVSDUDFXPSOLUHVWHFULWHULREiVLFRGHODYLGDKXPDQD
adecuada.
Los servicios públicos básicos consisten en agua potable, saneamiento,
educación, atención a la salud e infraestructura, como son las redes viales. En
algunos países, los programas gubernamentales suministran a las personas
necesitadas vivienda, subsidios alimentarios, combustible como kerosén, semillas
para plantar, ayuda en caso de desastres naturales o pensiones para las viudas y
las personas discapacitadas. Al brindar tales servicios públicos, las instituciones
repercuten en las capacidades. Por ejemplo, ¿la gente sabe leer y escribir? Eso por
lo general depende de que exista en su comunidad una escuela a la que haya podido
asistir. En esto las instituciones estatales son vitales, porque es poco probable
que los mercados privados provean esos bienes públicos, o en todo caso, que lo
hagan de modo que el acceso sea equitativo para todas las personas que no tienen
GLQHURSDUDDGTXLULUORVSRUVXFXHQWD/DVGH¿FLHQFLDVHQPDWHULDGHHGXFDFLyQ
y salud exacerban la pobreza, pero las instituciones son en parte responsables de
TXHH[LVWDQHVDVGH¿FLHQFLDV\GHTXLpQHVSDGHFHQPiVSRUHOOR

214
¿Hasta qué punto debe el gobierno suministrar servicios públicos? La respuesta
puede ser muy variable y someterse a discusión, por ejemplo: ¿qué tanta atención
a la salud tenemos derecho a recibir para cubrir los niveles básicos? Ese umbral
GHORVQLYHOHVEiVLFRVSXHGHVHUVRFLHWDOPHQWHHVSHFt¿FR6LQHPEDUJRSRGHPRV
D¿UPDUTXHHVWDUHDGHODVLQVWLWXFLRQHVHVWDWDOHVEULQGDUDFFHVRDWDOHVVHUYLFLRV
especialmente para la población que de otro modo no puede procurárselos. En
OD¿ORVRItDpWLFDKD\XQDODUJD\SRGHURVDWUDGLFLyQTXHVRVWLHQHTXHXQDGHODV
principales tareas del gobierno es ayudar a las personas más pobres y necesitadas
de la sociedad. La razón es que sin la ayuda del gobierno, los más pobres y
necesitados estarían continuamente por debajo de los umbrales mínimos de una
vida humana adecuada. Se supone que la ayuda del gobierno debe ayudarles
a sobrepasar ese umbral mínimo y asegurar que no se vean perpetuamente
desprovistos y carenciados. Así pues, el gobierno tiene que mostrar alguna
preferencia por la población pobre para garantizarles el logro de sus capacidades
mínimas, de lo contrario el gobierno no estará cumpliendo las normas básicas de
justicia. Cuando las instituciones son tan débiles o tan malas que el gobierno no
puede cumplir sus funciones, entonces estarán creando pobreza o perpetuándola.
Las instituciones que fomentan el desarrollo económico con equidad por lo
general estarán atentas a esta preferencia por los pobres y los necesitados para
así garantizar el logro de las capacidades básicas. Como hemos visto, la mayoría
de los estudios académicos coinciden en que ciertos rasgos institucionales son
provechosos para el desarrollo económico: el Estado de derecho, los bajos niveles
GHFRUUXSFLyQ\ODH¿FDFLDEXURFUiWLFD&XDQGRQRH[LVWHQWDOHVUDVJRVíHVGHFLU
cuando tenemos un gobierno en el que campea la corrupción, que no protege
ORV GHUHFKRV GH SURSLHGDG TXH QR FRQVWUX\H FDUUHWHUDV QL RWUD LQIUDHVWUXFWXUDí
la ausencia de todos esos rasgos puede retardar el crecimiento económico. En
términos individuales, humanos, las instituciones estatales repercuten en las
capacidades puesto que establecen las reglas para ganarnos la vida. Por ejemplo,
¿puede la gente ser propietaria de tierras sin temor a la expropiación, y puede
hacer sus tierras más productivas para mejorar su sustento y el de su familia?
Esto por lo general depende de los marcos jurídicos que reconocen esos derechos
y garantizan la aplicación equitativa de las leyes. Por tanto, las instituciones
débiles o malas conllevan a que las personas vivan en condiciones de pobreza
material y pobreza de ingresos. Aparte de eso, los ordenamientos institucionales
íODOHJLVODFLyQHOVLVWHPDHOHFWRUDO\HOVLVWHPDMXGLFLDOíSXHGHQLQFLGLUHQFXDQWR
DTXLpQHVVHEHQH¿FLDQGHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFR\DYHFHVRFDVLRQDQTXHOD
riqueza y el poder se concentren en una pequeña minoría, como mencionamos
antes. De este modo, estas instituciones también distribuyen y exacerban
desproporcionadamente la pobreza, al perjudicar a las personas en lo económico
y en lo político.
La cuarta área en que las instituciones pueden agudizar la pobreza es la de
los derechos civiles básicos. De conformidad con la Declaración Universal de
Derechos Humanos, todo ser humano tiene derecho a la libertad de expresión, de

215
asociación y de reunión, al ejercicio de la religión y a otros derechos fundamentales
que garanticen la participación política y la protección contra allanamiento de
morada e incautación indebida. Estos derechos equivalen a capacidades: todos los
seres humanos debemos tener la capacidad de razonar por nosotros mismos, de
expresar nuestras opiniones políticas, de asociarnos con las personas o los grupos
que elijamos y de ejercer cierto control sobre nuestros funcionarios políticos. En
pocas palabras, la ausencia de esos derechos y capacidades es una forma de pobreza,
puesto que todos tenemos derecho a ellos como seres humanos. Por consiguiente,
las instituciones que vulneran esos derechos están creando o incrementando la
pobreza. Exacerban las formas de pobreza todos los regímenes que arrestan a
quienes participan en protestas democráticas, por ejemplo, o que reprimen a
quienes critican al gobierno, o que mantienen leyes discriminatorias contra
determinados grupos minoritarios, ya sean de índole religiosa, étnica o sexual. Sin
embargo, aparte de los regímenes autoritarios que infringen los derechos civiles,
hay un problema más profundo. La carencia de derechos políticos participativos
puede sumir a las personas en la pobreza porque sin esos derechos, ¿cómo podrán
articular sus intereses políticos y hacer que los líderes rindan cuentas?
(V FODUR TXH ODV GH¿FLHQFLDV LQVWLWXFLRQDOHV FRQVWLWX\HQ XQD GHVYHQWDMD
desproporcionada para la población pobre. Primero porque es más probable
que las personas pobres dependan de los bienes públicos que el Estado debe
proveer (puesto que si las personas son pobres, difícilmente pueden tener acceso
a escuelas privadas, a servicios privados de atención a la salud, a tener su propio
vehículo para transportarse, etc.). Cuando las instituciones son débiles, los bienes
públicos probablemente son escasos, y las posibilidades de reducir la pobreza son
muy limitadas. Una queja muy común de las personas pobres es que los servicios
públicos no les llegan, o que se les niega el acceso a los servicios públicos
existentes. “Los pobres no tienen acceso a la comisaría de policía, al banco, a
ODVR¿FLQDVGHOJRELHUQR\DOMXH]GHOWULEXQDOORFDO´QRVLQIRUPDEDXQDSHUVRQD
que habita en un pequeño poblado de Bangladesh. “La gente rica domina esas
instituciones” (Narayan et al. 2000a: 200, traducción nuestra). En una encuesta
para una evaluación participativa de la pobreza en Madagascar, una persona se
lamentaba: “El Estado sencillamente está ausente de la vida de las personas y de
las estrategias para cubrir sus necesidades” (Narayan et al. 2000b: 67, traducción
nuestra). “Sólo Dios nos escucha”, nos dijo una persona en Egipto (Narayan et al.
2000a: 200, traducción nuestra).
/D JHQWH SREUH VXHOH DVLJQDU FDOL¿FDFLRQHV PX\ EDMDV D ODV LQVWLWXFLRQHV
HVWDWDOHVHQFXDQWRDVXJUDGRGHUHVSXHVWDFRQ¿DELOLGDGUHQGLFLyQGHFXHQWDV
respeto, honestidad y justicia. De hecho, la investigación de la serie Voices of
the Poor [Voces de los pobres] encontró que en opinión de las personas pobres
ODVLQVWLWXFLRQHVHVWDWDOHVVRQWUHPHQGDPHQWHLQH¿FDFHV 1DUD\DQHWDOD 
Informaron de que los servicios estatales suelen ser de mala calidad: los pozos
y otros sistemas de suministro de agua no funcionaban, la atención hospitalaria
HUDGH¿FLHQWHRQRHVWDEDGLVSRQLEOHORVPDHVWURVQRVHSUHVHQWDEDQDODHVFXHOD

216
los subsidios para la agricultura no llegaban o no ayudaban. “Seguimos oyendo
del dinero que el gobierno destina a los proyectos, pero acá donde vivimos no
pasa nada”, según respondió una persona encuestada en Sudáfrica (Narayan et
al. 2000b: 67, traducción nuestra). También son muy comunes los problemas de
acceso. La gente pobre suele quejarse de que sus interacciones con las instituciones
estatales les resultan humillantes debido a la corrupción y el manejo indebido en
que incurren los funcionarios gubernamentales. Las personas encuestadas dijeron
que preferirían no acudir a una estación de policía a denunciar un delito porque los
policías les extorsionarían; que cuando acuden a los hospitales el personal no les
KDFHFDVRORVKRVWLJDQROHVH[LJHQGLQHUR\TXHFXDQGRUHFXUUHQDODVR¿FLQDVGH
asistencia del gobierno les hacen sentir que los consideran estúpidos y codiciosos
porque están pidiendo ayuda. En síntesis, muchas veces las instituciones les fallan
a las personas pobres porque les niegan su dignidad.

/DLPSRUWDQFLDGHODGHPRFUDFLDHQODVLQVWLWXFLRQHV\HQODJREHUQDQ]D

El análisis de los derechos civiles básicos alude a la relación entre la


democracia, las instituciones y la gobernanza. ¿Es esencial la democracia para el
desarrollo humano? Resulta que no es esencial para el desarrollo económico, lo
cual es interesante. Los académicos debaten si el gobierno democrático promueve
un crecimiento económico más sólido. Algunos estudios han encontrado
correlaciones entre las tasas de crecimiento del PIB y los diversos indicadores
de democracia (véase Adelman 2006). Sin embargo, otros han descartado esos
hallazgos, y ciertamente hay ejemplos históricos de gobiernos autoritarios que
logran un importante crecimiento económico, como ha sucedido en Corea del
6XU7DLZDQ6LQJDSXU\&KLQD YpDVH*HUULQJHWDO ,QFOXVRVHKDD¿UPDGR
que la democracia no está necesariamente asociada con la calidad del gobierno
(Rothstein & Tannenberg 2015). Pese a esas perspectivas dispares, la democracia
debe seguir siendo un ideal para cualquier sociedad, por dos razones. La primera es
que la propia población pobre a menudo ve la gobernanza antidemocrática como
un factor que agudiza su pobreza (Leavy & Howard 2013). La segunda es que las
prácticas democráticas son esenciales para la expansión de las capacidades.
+D\ TXH GH¿QLU TXp HV OD GHPRFUDFLD SDUD HYLWDU OD LPSUHFLVLyQ GH ODV
interpretaciones vagas. Las prácticas democráticas esenciales, y su relación con
las capacidades y el desarrollo humano, surgen de la noción de los derechos
FLYLOHVEiVLFRVTXHFRPHQWDPRVDQWHV/RVLQÀX\HQWHVFULWHULRVGH5REHUW'DKO
acerca de la democracia incluyen elecciones libres y justas en las que se elige
a los funcionarios, y el sufragio inclusivo en esas elecciones, de modo que la
gran proporción de la población adulta tenga derecho a votar y a postularse
como candidatos o candidatas. Además, la democracia supone libertad de
expresión, es decir, libertad para criticar a los funcionarios políticos sin temor a
represalias, y supone también lo que en términos estadounidenses suele llamarse
libertad de asociación, que es el derecho a formar asociaciones u organizaciones

217
independientes, ya sean partidos políticos, ONG o grupos de interés. Dahl
agrega el componente de la “información alternativa”, por la cual la ciudadanía
tiene derecho a acudir a fuentes de información que no están bajo el control del
gobierno ni de ningún partido político (Dahl 2000). Esta variedad de prácticas y
GLVSRVLFLRQHVFRQWULEX\HQDJDUDQWL]DUTXHORVFLXGDGDQRVSXHGDQGHVD¿DUDVX
gobierno y a otras fuentes de poder (como son las grandes corporaciones), y que
estas fuentes de poder sigan siendo responsables ante la ciudadanía. Por último,
la democracia implica que los ciudadanos dispongan de medios legítimos para
resarcirse unos contra otros, así como contra el gobierno y las corporaciones; esto
también forma parte del Estado de derecho equitativo.

7DEOD)RUPDVGHGp¿FLWVGHPRFUiWLFRV
En estipulaciones constitucionales y En esencia o como prácticas de
políticas formales poder
• Escasa protección a los • Grandes inequidades societales
derechos civiles y políticos. (por motivos de clase, género,
• El acceso a los sistemas UHJLyQUHOLJLyQHWQLFLGDGHWF 
MXUtGLFRV \ DGPLQLVWUDWLYRV HVWi • 3RU IDOWD GH UHFXUVRV \ GH
sesgado contra las minorías, la organización los derechos de
población no organizada y los los pobres quedan inhabilitados
pobres. GHIDFWR
• Las elecciones no son libres ni • Sociedad insociable: culturas de
justas. intolerancia, no se respetan las
• Los sistemas electorales GLIHUHQFLDV
distorsionan los resultados o • Violencia o intimidación, en
privan a las minorías de su especial contra los grupos
derecho a votar. marginalizados.
• 'pELOHVFRQWUROHV\FRQWUDSHVRV • (O HOHFWRUDGR RIUHFH SRFDV
constitucionales. alternativas reales entre los
• No hay Estado de derecho, o es programas políticos.
débil. • Son pocos los grupos de
• Falta de transparencia la sociedad civil amplios,
gubernamental. DXWyQRPRV \ HIHFWLYRV TXH
• (VFDVR FRQWURO GHPRFUiWLFR GH GHVDItDQ DO JRELHUQR \ D ORV
los cuerpos militares, policiales intereses creados.
y de inteligencia. • 'HELOLWDGRV ORV SURFHVRV
• Las decisiones importantes políticos y destruido el capital
no las toman los gobiernos VRFLDOSRUFDXVDGHORVFRQÀLFWRV
nacionales, sino los organismos violentos.

218
internacionales (FMI, Banco • Política patrimonialista:
0XQGLDO DJHQFLDV GH OD 218 manipulación gubernamental
HWF  por vía del clientelismo, la
etnicidad, etc.
• Corrupción endémica.
• Procesos políticos subordinados
a los intereses económicos y
sociales de la élite.
• El poder judicial es débil o se
designa sumariamente.
• Partidos opositores débiles.
• Los medios no son
independientes.
• +HJHPRQtD GH ODV HPSUHVDV
internacionales.
Fuente: Luckham et al. (2000: 24, traducción nuestra)

Esas características parecen obvias para cualquiera que haya crecido en una
GHPRFUDFLD$¿QGHFXHQWDV¢TXpDUJXPHQWRVYiOLGRVSRGUtDPRVWHQHUFRQWUDODV
OLEHUWDGHVLQGLYLGXDOHVíOLEHUWDGGHH[SUHVLyQOLEHUWDGGHDVRFLDFLyQHLJXDOGDG
de derechos jurídicos? Pero no basta con dar por consabido que la democracia es
una especie de imperativo aceptado. El enfoque desde las capacidades explora
más en concreto por qué esos derechos y esas prácticas ayudan a la gente a salir
de la pobreza. Esto sobrepasa la idea de las libertades políticas y los derechos
FLYLOHVDORVTXHWRGDVODVSHUVRQDVWHQHPRVGHUHFKR<FLHUWDPHQWHFRPRD¿UPy
Sen, el desarrollo consiste en ampliar el alcance de las libertades humanas. Por
tanto, la denegación de las libertades políticas básicas es una forma de pobreza.
/DVGH¿FLHQFLDVDHVHUHVSHFWRSXHGHQDVXPLUPXFKDVIRUPDVFRPRVHLQGLFDHQ
la Tabla 7.4.
Una manera de empoderar a la gente, de eliminar la pobreza, consiste en
HOLPLQDU HVDV GH¿FLHQFLDV GHPRFUiWLFDV /DV LQVWLWXFLRQHV GHPRFUiWLFDV VLUYHQ
para garantizar que la población tenga la autonomía para decidir colectivamente
en los asuntos que conciernen a sus comunidades. Del mismo modo, los
SURFHVRVGHPRFUiWLFRVDFUHFLHQWDQODLQÀXHQFLDGHODJHQWHHQODVGHFLVLRQHVTXH
conciernen a sus capacidades (Drydyk 2005). Vista así, la participación política
no puede reducirse meramente a las elecciones. Tiene que ser algo más profundo
y más expansivo. Desde la perspectiva de las capacidades, se contempla una
participación política en la que toda persona adulta tenga un papel participativo
en las discusiones y en la deliberación (Alkire 2002, Crocker 2007). Razonar, ya
sea sobre los asuntos públicos o los privados, es una de las capacidades centrales,
VHJ~Q1XVVEDXP/DYHUGDGHUDGHPRFUDFLDVLJQL¿FDTXHWRGDVODVSHUVRQDVHVWiQ
debidamente equipadas para poner en funciones su derecho a deliberar, a discutir
y a tomar decisiones de índole política. Una de las principales maneras de poner

219
en ejecución esos funcionamientos es la educación, pues dota a las personas de
las habilidades cognitivas y comunicativas necesarias (véase Sen 2000, Deneulin
2009).
Si lo que se procura es expandir las capacidades de la población, ese compromiso
con la democracia tiene que operar tanto en la alta política como en la “política
SURIXQGD´/DDOWDSROtWLFDVHUH¿HUHDODVLQVWLWXFLRQHVGHODHVIHUDHVWDWDOFRPR
son los sistemas electorales, el gobierno representativo y los órganos de control
y contrapeso. Puede referirse también a un nivel “alto” de la sociedad civil que
está más allá del nivel del Estado-nación. La política democrática que otorga
autonomía a la población tiene que aplicarse a las instituciones de gobernanza
en el ámbito estatal, pero también debe operar por encima del Estado, en el
ámbito supranacional o global. Las instituciones internacionales que ignoran,
discriminan, devalúan o marginan a la población o a las sociedades del mundo en
desarrollo pueden ser perniciosamente antidemocráticas, igual que pueden serlo
los dictadores para un país. Por tanto, la sociedad civil global tiene que tener el
mismo respeto por la autonomía, la deliberación y la participación como deben
tenerlo también los Estados-nación. Luckham y sus colegas emplearon el término
“política profunda” para denotar el nivel micro de las interacciones políticas en el
ámbito cotidiano, a menudo en lo individual (Luckham et al. 2000). Las políticas
democráticas profundas abarcan los derechos, las opiniones y la agencia de las
PXMHUHVGHORVSREUHV\GHRWURVJUXSRVPDUJLQDGRVSDUDGDUOHVODGHELGDLQÀXHQFLD
en las instituciones y en la gobernanza. Así como las instituciones creadas para
D¿DQ]DU HO SRGHU GH GHWHUPLQDGDV SHUVRQDV R JUXSRV VRQ SHUMXGLFLDOHV SDUD HO
gobierno democrático, también lo son las persistentes desigualdades de poder en
el ámbito micro, en los hogares, las escuelas, los mercados, los lugares de culto o
ODVR¿FLQDVJXEHUQDPHQWDOHVORFDOHV'HVGHODSHUVSHFWLYDGHODVFDSDFLGDGHVOD
SROtWLFDGHPRFUiWLFDD¿UPDTXHWRGDVODVSHUVRQDVWLHQHQGHUHFKRDSDUWLFLSDUQR
sólo en los niveles más visibles del voto y la libertad de expresión para criticar a los
gobernantes, sino también en la toma de decisiones y en la libertad de expresión
en el hogar, en las comunidades y en el ámbito internacional.
La democracia es una meta elusiva: incluso las jactanciosas democracias
occidentales, como son Estados Unidos o Gran Bretaña, tienen que esforzarse para
incluir a los grupos marginalizados o excluidos y para equilibrar el poder político
(y a menudo no lo logran). Así, en muchos aspectos las instituciones democráticas
y la gobernanza son una aspiración, pero todas las sociedades deben esforzarse
por lograrla si se desea maximizar el desarrollo humano. La democracia es la
mejor manera de respetar la dignidad humana y de proveer un espacio donde la
gente pueda expresar sus intereses y decidir colectivamente sobre el bien público.
Incluso en los países cuyas instituciones son relativamente buenas, la gobernanza
GHPRFUiWLFDWLHQHTXHEUHJDUFRQWUDODFRUUXSFLyQFRQWUDODLQH¿FDFLDEXURFUiWLFD
y contra las desigualdades de poder. En realidad las instituciones democráticas
no garantizan que la política sea democrática, puesto que las élites políticas y/o
la gente rica son proclives a manipular esas instituciones para ponerlas al servicio

220
de sus propios intereses. Por eso vemos que en todo el mundo la población pobre
WLHQHGL¿FXOWDGHVSDUDLPSXOVDUSROtWLFDVHQIDYRUGHORVSREUHV$VtDSDUWHGHTXH
los ricos tienen formas de idear políticas que les resulten favorables, los pobres
tienen que lidiar con otros impedimentos adicionales, pues suelen carecer de la
educación, el capital social y la seguridad que les permitirían movilizarse con
PiVH¿FDFLDSDUDTXHHOJRELHUQRUHVSRQGDDGHFXDGDPHQWHDVXVQHFHVLGDGHVH
intereses. Sin embargo, cuando funciona como es debido, la democracia garantiza
que los pobres tengan un acceso equitativo y un control sobre las instituciones
que mejoran capacidades, como son las escuelas y los hospitales. Al ejercer ese
control, se fortalece la capacidad de llevar una vida que resulte valiosa para la
propia persona (Drydyk 2005).

¢4XpHVORTXHFRQ¿JXUDODVLQVWLWXFLRQHV\ODJREHUQDQ]D"

/DQHFHVLGDGGHFRUUHJLUODVGH¿FLHQFLDVLQVWLWXFLRQDOHVDSXQWDDODQHFHVLGDG
de entender cómo se desarrollan las instituciones. En pocas palabras, ¿cómo se
obtienen “buenas” instituciones en lugar de “malas”? Examinaremos primero
ORV IDFWRUHV D ODUJR SOD]R TXH KDQ FRQ¿JXUDGR LQVWLWXFLRQHV \ OXHJR YHUHPRV
ORV GH FRUWR SOD]R 8QD H[SOLFDFLyQ LQÀX\HQWH VREUH OD HYROXFLyQ KLVWyULFD GH
las instituciones pone en la mira el impacto de la geografía. Hay en esto dos
grandes temas entrelazados: primero, el impacto de la geografía en los lugares
donde se asentaron los europeos, y segundo, el impacto de la geografía en las
instituciones que los europeos establecieron en los lugares donde se asentaron.
6HJ~QKDQHVFODUHFLGRDOJXQRVDFDGpPLFRVFRPR(QJHUPDQ\6RNROR൵ \
2003), y Acemoglu, Johnson y Robinson (2001 y 2004), esta perspectiva sostiene
que los poderes coloniales europeos establecieron distintos tipos de instituciones
dependiendo de la carga de morbilidad del territorio, de la dotación de recursos y
GHOQLYHOGHOFDSLWDOKXPDQR PLVPRTXHHQHVWRVHVWXGLRVSRUORJHQHUDOVHUH¿HUH
a la densidad poblacional). De ordinario, esas instituciones suplantaban o se
fusionaban a cualquier estructura de gobernanza que hayan tenido las sociedades
de América Latina, de África y de Asia antes del colonialismo.
3DUDFRPHQ]DUODLQÀXHQFLDGHODFDUJDGHPRUELOLGDGHVODVLJXLHQWHHQOXJDUHV
como los trópicos, donde la incidencia de la malaria era más alta, los europeos
se asentaron en números menores que en las zonas más frías, donde la carga de
morbilidad era menor. En las zonas donde los europeos se asentaron en cantidades
mayores, como son, entre otras, las que luego llegaron a ser Estados Unidos,
Canadá, Australia y Nueva Zelanda, establecieron buenas instituciones, es decir,
el tipo de instituciones bajo las cuales ellos querían vivir, esto es, aquellas que
protegían los derechos de propiedad y garantizaban el Estado de derecho. Y en los
lugares donde su asentamiento fue menos numeroso, ¿qué tipo de instituciones
establecieron? Acemoglu y sus colegas las llaman “instituciones extractivas”, es
GHFLULQVWLWXFLRQHVGLVHxDGDVSDUDH[WUDHUODVULTXH]DVGHODORFDOLGDGHQEHQH¿FLR
de las clases altas.

221
Las instituciones se volvieron extractivas en aquellos territorios que contaban
con suelos de buena calidad, riqueza mineral y una densidad relativamente alta
de población nativa. En esos territorios, los colonizadores europeos procuraron
concentrar el poder y la riqueza en las manos de las élites que obtendrían el mayor
EHQH¿FLRGHODDJULFXOWXUDRGHODPLQHUtDPLHQWUDVTXHORVSREODGRUHVQDWLYRV
trabajaban como esclavos o como arrendatarios con escasos derechos. Ejemplo
de ello son las colonias españolas en México y en Perú, pues ambos lugares
contaban con una importante riqueza mineral y altas densidades poblacionales.
Los colonizadores españoles procuraron aprovechar esas riquezas para su propio
EHQH¿FLR\SDUDHOORSXVLHURQDODVSREODFLRQHVDXWyFWRQDVDWUDEDMDUHQPLQDVR
en grandes propiedades agrícolas. En toda América Latina y el Caribe los poderes
imperiales explotaron a las poblaciones nativas mediante sistemas laborales
tales como las plantaciones, para cosechar el tipo de cultivos (como la caña de
azúcar) que crecían bien en esas latitudes cálidas y húmedas. Esas plantaciones se
cimentaban en la existencia de un número relativamente pequeño de terratenientes
y un gran número de peones campesinos o esclavos.
Esto contrasta en gran medida con lo que llegó a ser Nueva Inglaterra en el norte
de América, donde no había ni riqueza mineral ni grandes densidades de población
indígena, y que no era apta para cultivos como la caña de azúcar. En cambio, el
trigo y el maíz crecían mejor en Nueva Inglaterra, lo que fomentó un modelo de
asentamiento de pequeñas explotaciones familiares independientes, en lugar de
ODVJUDQGHVKDFLHQGDV\¿QFDVSURSLHGDGGHODVpOLWHVHQODVTXHORVFDPSHVLQRV
arrendatarios trabajaban la tierra, como ocurrió en gran parte de América Latina.
Por lo tanto, en Nueva Inglaterra fue menos acentuada la intención de controlar
\ FRQFHQWUDU WLHUUDV \ ULTXH]DV OR TXH LQÀX\y HQ HO WLSR GH LQVWLWXFLRQHV TXH
surgieron en América del Norte. Por otra parte, según Acemoglu y sus colegas,
en buena parte de América del Norte la carga de morbilidad era menor que en las
tierras del sur, y por eso los europeos instauraron los tipos de instituciones con las
que ellos querían convivir, pues su intención era establecerse en esas zonas a largo
plazo, y no sólo explotar sus riquezas a corto plazo.
(ODUJXPHQWRSXHVHVTXHHVDVFRQGLFLRQHVKLVWyULFDV\JHRJUi¿FDVORVOOHYDURQ
a crear instituciones esencialmente inequitativas y antidemocráticas en América
Latina y el Caribe (y posteriormente en África), donde los colonizadores europeos
lo que querían en primer término era controlar las riquezas. Esas instituciones se
GLVHxDURQSDUDEHQH¿FLDUDXQDFODVHWHUUDWHQLHQWHSHTXHxD\SXGLHQWHTXHSRVHtD
una desmesurada porción del poder político y económico. En Estados Unidos y
Canadá, donde se asentaron mayores cantidades de europeos, se implementaron
regímenes más equitativos, lo que propició la creación de instituciones más
GHPRFUiWLFDVGLVHxDGDVSDUDEHQH¿FLDUDXQDPD\RUSURSRUFLyQGHODSREODFLyQ
Las instituciones inequitativas de América Latina no sólo concentraban el poder
político, sino que además constreñían la gobernanza. Sus cargas tributarias
favorecían demasiado a los ricos, de modo que los Estados recaudaban una
mayor proporción del dinero de los impuestos que cobraban a las clases bajas.

222
Sin embargo, los recursos recaudados de los gravámenes a los menos favorecidos
rara vez llegaron a ser muy cuantiosos, lo cual obstaculizó el desarrollo de los
gobiernos locales y de los servicios públicos que estos suministraban. Por ello,
el desarrollo humano se vio obstaculizado, e incluso el desarrollo económico fue
PHQRVUREXVWR\VXVEHQH¿FLRVHVWXYLHURQPiVFLUFXQVFULWRVDODVpOLWHV
2WUD IRUPD HQ TXH ODV GH¿FLHQWHV LQVWLWXFLRQHV HVWDEOHFLGDV SRU ORV HXURSHRV
SXHGHQKDEHUUHWUDVDGRHOGHVDUUROORHFRQyPLFRí\SRUORWDQWRLQFUHPHQWDGROD
SREUH]DíFRQVLVWLyHQGHELOLWDUODWUDQVLFLyQDXQDHFRQRPtDLQGXVWULDO(QJHUPDQ
\6RNROR൵  KDQSODQWHDGRODWHRUtDGHTXHODLQGXVWULDOL]DFLyQUHTXLHUHOD
participación de un amplio espectro de la sociedad para fomentar las iniciativas
empresariales y la innovación. En países cuyas estructuras de poder son altamente
concentradas, típicas de las instituciones extractivas, que a su vez dieron lugar a
distribuciones muy desiguales de la riqueza, la participación empresarial en la
economía fue muy reducida. Las críticas a este análisis dicen que resulta muy
difícil desagregar las relaciones causales entre la geografía, los niveles de ingresos
y las instituciones. Por ejemplo, la geografía sí repercute en las instituciones, y
las instituciones tienen un impacto en los niveles de ingresos, pero la geografía
también repercute en los ingresos, y las instituciones también tienen un impacto
HQORVDWULEXWRVJHRJUi¿FRV SRUHMHPSORORVEXHQRVJRELHUQRVORJUDQHUUDGLFDU
la malaria).
No obstante, la principal conclusión de estas descripciones sobre el desarrollo
institucional es que las condiciones históricas que tienen siglos de existencia
pueden tener un impacto notable en el tipo de instituciones que las sociedades
poseen hoy en día. Los mecanismos institucionales muestran un alto grado de
inercia y persistencia. El legado histórico de las instituciones antidemocráticas ha
agudizado la pobreza de capacidades y de ingresos, puesto que ayuda a que los
ricos sigan siendo ricos y a que los pobres sigan siendo pobres. Esto no quiere decir
que las instituciones no cambian. Siempre hay coyunturas históricas, como son las
guerras o las revoluciones, que generan cambios relativamente repentinos, y ocurren
LQFOXVR HYROXFLRQHV PiV OHQWDV TXH DOWHUDQ ODV FRQ¿JXUDFLRQHV LQVWLWXFLRQDOHV
$ SHTXHxD R JUDQ HVFDOD ORV VHUHV KXPDQRV PRGL¿FDQ FRQVWDQWHPHQWH ODV
instituciones societales. Sin embargo, los regímenes inequitativos que se fundaron
KDFHDxRVQRVyORKDQFRQ¿JXUDGRGHVGHHQWRQFHVHOGHVDUUROORHFRQyPLFR\
humano de los países, sino que al día de hoy siguen aumentando la pobreza debido
a que el acceso de la población a los derechos civiles, a los servicios públicos y a
la seguridad básica sigue siendo inadecuado.
Varios otros factores de corto plazo también inciden en que las instituciones y la
gobernanza sean buenas o malas. Los menos perniciosos de esos factores son una
LQDGHFXDGDEDVHWULEXWDULD\XQDIDOWDGHIXQFLRQDULRVFXDOL¿FDGRV(QORVSDtVHV
especialmente pobres puede haber relativamente poca riqueza gravable y, por lo
tanto, menos recursos para que los gobiernos presten servicios a la población. Por
ejemplo, en Haití la sociedad en su conjunto es tan pobre que eso limita los fondos
que el gobierno podría recaudar para construir hospitales, carreteras, escuelas y

223
puertos, eso al margen de los demás problemas institucionales y de gobernanza que
SXHGDWHQHUHOSDtV/DH¿FDFLDGHXQJRELHUQRWDPELpQSXHGHYHUVHREVWDFXOL]DGD
por la escasez de burócratas altamente capacitados y competentes. Es dudoso que
un programa, un municipio o una región pueda administrarse bien si las personas
responsables tienen poca experiencia y pocos conocimientos técnicos. A veces, en
el mundo en desarrollo la debilidad de la gobernanza puede ser el resultado de la
HVFDVH]GHJHVWRUHVFXDOL¿FDGRV
/DV GH¿FLHQFLDV PiV SHUQLFLRVDV DWDxHQ D OD SROtWLFD &RPR GLMLPRV DQWHV
que las instituciones sigan siendo inequitativas y que la gobernanza siga siendo
inadecuada no es cosa infrecuente, a veces es adrede. La concentración del poder y
la riqueza persistirá mientras las élites políticas sigan considerando que compartir
el poder, proteger los derechos ciudadanos, promover el desarrollo económico
equitativo o garantizar acceso amplio a los servicios básicos son acciones que
pueden menoscabar sus propios poderes y privilegios. Al tocar el tema de las
élites que manipulan insidiosamente la gobernanza, quizá el ejemplo más famoso
í\TXHVHYLQFXODFRQODGLVFXVLyQDQWHULRUVREUHODVLQVWLWXFLRQHVH[WUDFWLYDVíVHD
el de “la maldición de los recursos”. La dependencia de recursos naturales como
el petróleo en países como Venezuela, Nigeria, Chad o Irak ha tenido evidentes
efectos negativos en las instituciones y en la gobernanza. Los académicos han
demostrado que los gobiernos autocráticos son más frecuentes en los países
cuya economía está dominada por los recursos naturales: los dirigentes tratan de
controlar los ingresos provenientes de los recursos, y para lograrlo obstaculizan
a sus competidores políticos (véase, entre otros, Ross 1999, Mehlum et al. 2006,
Humphreys et al. 2007, Robinson HW DO 2007). Obviamente, las dictaduras no
surgen en todos los países donde los recursos naturales son importantes para la
economía; Noruega es un gran productor de petróleo, por ejemplo, pero sigue
siendo una democracia sólida. Sin embargo, a diferencia de muchos países en
desarrollo, Noruega ya tenía instituciones robustas desde antes de que su sector
petrolero empezara a crecer.
Ya se trate de petróleo, diamantes, cobre, cacao o cualquier otra materia prima,
a las élites políticas les resulta relativamente fácil captar los ingresos derivados de
los recursos naturales, comparado con los recursos provenientes de otros sectores
económicos que se basan en la manufactura o los servicios. A diferencia del
sector tecnológico, las compañías petroleras estatales son presa fácil del control
autoritario y la corrupción. Si un dictador intentara tomar el control de Silicon
Valley, sería como matar a la gallina de los huevos de oro, pero los pozos petroleros
probablemente seguirán bombeando aunque no se gestionen con sagacidad.
Además de que se prestan al control autoritario, los ingresos provenientes de
los recursos naturales pueden distorsionar de otras maneras las instituciones y
la gobernanza. Esos ingresos reducen la necesidad de imponer gravamen, lo que
aminora la rendición de cuentas para los dirigentes. Si en el país donde usted vive
HOJRELHUQRWLHQHJUDQDÀXHQFLDGHGLQHURSURFHGHQWHGHODVPLQDVGHGLDPDQWHTXH
usted controla, entonces usted tiene menos motivación para imponer gravámenes

224
a su población. Una vez que se empieza a cobrar impuestos a la población, se
está más en deuda con la ciudadanía. Por ende, los ingresos provenientes de los
recursos naturales implican que los dirigentes pueden obtener dinero para las
funciones gubernamentales aun si no existe un fuerte vínculo de consenso con la
ciudadanía por la vía de los impuestos. Al atenuarse el vínculo entre el gobierno
y el pueblo, los ingresos derivados de los recursos naturales pueden corromper
a las instituciones que supuestamente están al servicio del pueblo, con lo cual el
gobierno, una vez más, viene a ser la salvaguarda de la élite. En pocas palabras, la
maldición de los recursos incita a las élites políticas a manipular las instituciones
para que sirvan a una minoría, y no a las mayorías (Collier 2008).
([LVWHQ RWURV IDFWRUHV ¿QDOHV D FRUWR SOD]R TXH HURVLRQDQ D~Q PiV D ODV
instituciones y la gobernanza. Los cálculos políticos y la maldición de los recursos
pueden cumplir otro papel en la corrupción de la administración burocrática. En
los países en desarrollo, las burocracias que no están gestionadas por personal
FDOL¿FDGR VRQ D YHFHV XQD HVWUDWHJLD LQWHQFLRQDO GH ODV pOLWHV SROtWLFDV &RQ
demasiada frecuencia, las personas que ocupan puestos de poder recompensan a
sus seguidores ofreciéndoles empleo en la administración pública. Eso constituye
un sistema de clientes y patrocinadores: los patrocinadores generan apoyo a
EDVHGHUHSDUWLUUHFRPSHQVDVíDPHQXGRHQIRUPDGHSXHVWRVHQHOJRELHUQRíD
nivel local, nacional o regional. De ello resulta que la administración burocrática
de una sociedad no es meritocrática ni está al servicio de la sociedad, sino que
más bien sirve a los intereses de los clientes y de los patrocinadores. En esto la
maldición de los recursos actúa de modo tal que las élites pueden usar los ingresos
procedentes de los recursos para comprar apoyo a base de conceder patrocinios
(como pagar carreteras, subsidiar productos de consumo u otras dádivas), en vez
de ganar apoyo limpiamente a través de la competencia electoral. De ese modo
ODVRFLHGDGQRVyORWHUPLQDWHQLHQGRXQDLQVWLWXFLyQLQH¿FD]FX\DEXURFUDFLDHV
incapaz de resolver debidamente su gestión, sino que además tiene que cargar con
instituciones autocráticas que son menos sensibles a los intereses de la ciudadanía
y menos respetuosas de los derechos ciudadanos.
La maldición de los recursos puede también afectar las capacidades al vulnerar
la seguridad humana básica, puesto que los países que tienen recursos abundantes
VRQ D YHFHV ORV PiV SURFOLYHV D WHQHU FRQÀLFWRV $TXt WDPELpQ OD 5HS~EOLFD
Democrática del Congo vuelve a ser un caso paradigmático: el inexplicable
JRELHUQRR¿FLDOKDHVWDGRHQJXHUUDFRQYDULRVSDUDPLOLWDUHV\FRQRWURV(VWDGRV
FRPRHV5XDQGD\HVHFRQÀLFWRIXHHVSROHDGRHQSDUWHSRUXQDFRQWLHQGDSRUHO
control de los abundantes recursos que tiene el Congo en diamantes y minerales. Al
LJXDOTXHFRPHQWDPRVDQWHVVREUHODVLQÀXHQFLDVDODUJRSOD]RHQHOFUHFLPLHQWR
económico, también el desarrollo económico con equidad se ve perjudicado por
la maldición de los recursos, porque los países que dependen en gran medida de
los recursos naturales tienden a tener un crecimiento económico menor. Cuando la
economía de un país en desarrollo depende en demasía del petróleo, los diamantes
o los minerales, tiende a carecer de inversión productiva en otros sectores

225
económicos que podrían impulsar la competitividad del país. Y ciertamente se ha
demostrado que la maldición de los recursos hace que otros sectores económicos
sean menos competitivos, lo que ocasiona que el país sea aún más dependiente
de esos recursos naturales problemáticos. Los bajos niveles de desarrollo de un
país por lo general van asociados con la debilidad de sus instituciones, lo que a su
vez va asociado con la inadecuación de los servicios públicos y de los derechos
civiles, todo lo cual conlleva pobreza.

&UtWLFDVDODSHUVSHFWLYDGHODVLQVWLWXFLRQHV\ODJREHUQDQ]D

Si bien es cierto que las instituciones débiles o malas pueden empeorar la


pobreza, conviene recordar que la relación precisa entre el desarrollo económico
y las instituciones en lo particular no siempre es clara. Hay bastantes críticas
y cuestionamientos en la literatura sobre las instituciones que nos advierten
que hay que tener cautela al formular conclusiones demasiado contundentes
acerca del impacto de las instituciones en el desarrollo económico. Algunos
académicos, como son Sachs y sus colegas (2004), por ejemplo, dicen que en
realidad la mala gobernanza no basta para explicar el subdesarrollo. Otros han
señalado que en los estudios sobre las instituciones muchos de los conceptos,
GH¿QLFLRQHV\RSHUDWLYL]DFLyQGHODVYDULDEOHVVRQLPSUHFLVRVHQHOPHMRUGHORV
casos, y defectuosos en el peor. Se han encontrado problemas metodológicos
HQ DOJXQRV HVWXGLRV TXH KDQ D¿UPDGR TXH H[LVWHQ UHODFLRQHV SRVLWLYDV HQWUH OD
calidad institucional y el desarrollo económico. Aquí también puede ser difícil
GHPDUFDU OD FDXVDOLGDG SXHVWR TXH ORV LQGLFDGRUHV íHO (VWDGR GH GHUHFKR OD
FRUUXSFLyQODUHQGLFLyQGHFXHQWDVODH¿FDFLDGHODJREHUQDQ]DHWFíVXHOHQHVWDU
entrelazados. A la hora de explicar la pobreza en Myanmar, por ejemplo, ¿cuál
es el impacto relativo de la corrupción frente a un Estado de derecho defectuoso,
frente a una falta de rendición de cuentas? Hasta ahora, son pocas las respuestas
a esta pregunta.
Otra precaución es no privilegiar indebidamente los modelos de las
LQVWLWXFLRQHVRFFLGHQWDOHV/DGH¿QLFLyQWtSLFDGHORTXHFRQVWLWX\HXQD³EXHQD´
institución deriva en primer término de la experiencia y los ejemplos de los países
RFFLGHQWDOHV(VWRVHMXVWL¿FDHQFLHUWRPRGRSHURQRGHEHPRVOOHJDUDOH[WUHPR
de concluir que los modelos occidentales en su forma idealizada son apropiados
para todas las sociedades del mundo (véase Unsworth 2010, y Hickey 2012, entre
RWURV 3RUHMHPSOR+D-RRQ&KDQJKDHPLWLGRXQDIXHUWHFUtWLFDVREUHOD¿MDFLyQ
GHORVHFRQRPLVWDVHQORVGHUHFKRVGHSURSLHGDG\D¿UPDTXHHVXQDREVHVLyQ
que ellos derivan, sin ningún cuestionamiento, de los ejemplos angloamericanos,
y que incluso la noción de los “derechos de propiedad” es en sí un conjunto de
muchos otros acuerdos institucionales, como el derecho de propiedad de la tierra,
HO GHUHFKR ¿VFDO HO GHUHFKR FRQWUDFWXDO \ HO GHUHFKR GH SURSLHGDG LQWHOHFWXDO
(Chang 2005). El punto es que lo que funciona en las sociedades occidentales, que
están acostumbradas a depender de instituciones formales, quizá no funcione igual

226
de bien en otras partes, como es el caso de buena parte del África subsahariana,
donde tal vez predominan todavía las instituciones informales (Hydén 2007). En
lo que atañe a las instituciones y la gobernanza, no es aconsejable adoptar un
enfoque único, pues eso implicaría suponer que lo que funciona en un país rico
funcionará en todas partes.
En esta controversia sobre la importancia de las instituciones hay que tener
en mente dos cosas. La primera es que la controversia atañe sobre todo al papel
de las instituciones en el desarrollo económico. Y en tal punto los problemas
de la causalidad y de la aplicación conceptual son los más graves. Se puede
FRQ¿DU PiV HQ HO SDSHO GH ODV LQVWLWXFLRQHV HQ HO GHVDUUROOR KXPDQR (V FLHUWR
que en eso también puede haber problemas de causalidad, en el sentido de
TXH ODV UHODFLRQHV HQWUH OD VDOXG OD HGXFDFLyQ \ RWUDV IRUPDV FXDQWL¿FDEOHV GH
bienestar probablemente operan en un circuito de retroalimentación con el
desarrollo institucional. No obstante, las buenas instituciones son esenciales en
el enfoque desde las capacidades, en razón de que protegen los derechos políticos
y contribuyen a garantizar la distribución equitativa de otros derechos y recursos
en la sociedad. Como ya se ha dicho, los derechos y los principios de equidad
son fundamentales para proteger las capacidades básicas, por lo tanto, el intento
de crear instituciones que protejan esas capacidades puede ser un muy meritorio
programa de reducción de la pobreza. El segundo punto que conviene tener en
mente acerca de las críticas en la literatura sobre las instituciones es que tales
críticas hacen que las prescripciones políticas resulten más difíciles. Dado que
se sigue cuestionando el impacto de las instituciones en el desarrollo económico,
¿qué políticas deberían implementar los países del hemisferio sur para fomentar el
desarrollo? Las advertencias de no imponer instituciones “unitalla” derivadas de
ODVRFFLGHQWDOHVFRQHO¿QGHFXOWLYDUDOJXQRVGHVXVEHQH¿FLRV¢TXpLPSOLFDFLRQHV
tienen para los países que aún carecen de buenas instituciones?

/RTXHIXQFLRQDSDUDPHMRUDUODVLQVWLWXFLRQHV\ODJREHUQDQ]D

Las dos preguntas anteriores son vitales para el tema de las políticas de
UHGXFFLyQ GH OD SREUH]D PHGLDQWH UHIRUPDV LQVWLWXFLRQDOHV /DV GL¿FXOWDGHV
a las que se alude en esas dos preguntas anteriores nos recuerdan que es poco
probable que sean útiles las listas fáciles y prescriptivas sobre las reformas de
gobernanza que deben aplicar los países en desarrollo. Dado que no existe una vía
correcta para lograr buenas instituciones, cada sociedad y cada contexto demanda
VXV SURSLDV UHVSXHVWDV íOR FXDO LPSOLFD XQD GLYHUVLGDG GHPDVLDGR DPSOLD SDUD
explorarla a fondo en estas páginas. En vez de formular prescripciones para tantos
escenarios distintos, en este capítulo se examinan algunos principios generales
para la reforma de la gobernanza, y se enfocan más de cerca las aplicaciones de
DOJXQDVUHIRUPDVHVSHFt¿FDV
En primer lugar, las reformas para mejorar la gobernanza y las instituciones son
de una complejidad enorme. Según Merilee Grindle,

227
Para lograr una buena gobernanza se requieren mejoras que afectan
SUiFWLFDPHQWHDWRGRVORVDVSHFWRVGHOVHFWRUS~EOLFRíVHDQODVLQVWLWXFLRQHV
que establecen las reglas del juego para la interacción económica y política,
sean las organizaciones que gestionan los sistemas administrativos y
suministran bienes y servicios a los ciudadanos, sean los recursos humanos
que dotan de personal a las burocracias gubernamentales, e incluso la interfaz
de los funcionarios y los ciudadanos en los ámbitos políticos y burocráticos. A
veces, la buena gobernanza implica cambios en la organización política, en la
representación de los intereses y en los procesos de debate público y de toma
de decisiones políticas. (Grindle 2002: 1, traducción nuestra).

Además, esas reformas suelen ocurrir en países muy pobres, donde las
LQVWLWXFLRQHV VRQ SURIXQGDPHQWH GH¿FLHQWHV \R HQ VRFLHGDGHV TXH D YHFHV
HVWiQ DVRODGDV SRU FRQÀLFWRV YLROHQWRV H LQHTXLGDGHV WUHPHQGDV (VWR LPSOLFD
que los países que con más urgencia necesitan instituciones mejores son los que
WHQGUiQ PiV GL¿FXOWDGHV SDUD OOHYDU D FDER XQD UHIRUPD< HQ YHUGDG OD PDOD
noticia es que según un análisis efectuado por Pritchett, Woolcock y Andrews
(2010), muchos países en desarrollo quizá nunca obtengan la alta calidad de
instituciones como las que tiene Singapur. Por ejemplo, para alcanzar el nivel de
ODVLQVWLWXFLRQHVGH6LQJDSXUíDODWDVDSURPHGLRFRQTXHORVSDtVHVPHMRUDURQVX
DGPLQLVWUDFLyQEXURFUiWLFDHQHOSHULRGRíD&RVWDGH0DU¿OOHWRPDUtD
503 años, a Paraguay 377, y a Camerún 314. Sin embargo, debido a que en ese
periodo muchos de esos países mostraron una tasa de mejoramiento negativa (es
decir, la calidad de su gestión burocrática empeoró), si esa tasa se mantiene, esos
países sencillamente no podrán alcanzar el nivel de Singapur. Esta desalentadora
conclusión se aplica también a la oportunidad de que casi todos los países de la
encuesta avancen en otra dimensión de la calidad institucional, que es la ausencia
de corrupción: la mayor parte de esos países nunca alcanzarán los bajos niveles de
corrupción que hay en Singapur.
Hay esperanza, pero eso requiere un reconocimiento pragmático de que para
muchos países lograr la perfección ideal de las instituciones puede ser un objetivo
sumamente lejano. Esto ha llevado a Grindle a abogar por reformas destinadas a
alcanzar una “gobernanza aceptablemente buena” (Grindle 2002, 2007a, 2011,
traducción nuestra). La gobernanza que es “aceptablemente buena” insiste en
TXH ODV UHIRUPDV GHEHQ ³DMXVWDUVH´ HVSHFt¿FDPHQWH D FDGD VRFLHGDG /D LGHD
es plantearse metas realistas en determinadas áreas de las instituciones y la
gobernanza, y ello no necesariamente implica que se espera alcanzar los niveles de
Singapur o de Dinamarca. Puede haber amplias variaciones en las características
propias de una adecuada gobernanza, incluso en los países ricos. Por tanto, las
reformas institucionales deben elaborarse según lo que funciona en el contexto del
país, en vez de importar algún modelo foráneo que quizá no funcione (Carothers
& De Gramont 2010).
1RREVWDQWHSRGHPRVD¿UPDUXQSULQFLSLRFRQVWDQWHTXHODVUHIRUPDVGHEHQ

228
favorecer la democracia y la reducción de la pobreza. La cuestión primordial es
cómo pueden las instituciones ampliar las capacidades humanas. Pueden hacerlo
al enfatizar la equidad (para que la población más desprovista obtenga atención
especial), y enfatizando asimismo la participación y el empoderamiento (para que
las personas tengan libertad de tomar sus propias decisiones y llevar una vida
que consideren valiosa). Esos valores pueden aplicarse a cuatro grandes áreas de
reforma institucional: administración, participación, descentralización y marcos
jurídicos, la mayoría de los cuales se interrelacionan en la práctica (Deolalikar et
al. 2002).
Las reformas de la administración se ocupan primordialmente de mejorar la
EXURFUDFLDSDUDTXHHO(VWDGRVHDPiVH¿FLHQWH\H¿FD]'HVGHODSHUVSHFWLYDGH
la reducción de la pobreza, el objetivo de las reformas administrativas es ayudar
a garantizar y mejorar los servicios públicos de los que depende la población.
Existen varias maneras de hacer esta reforma, lo que incluye la creación de
capacidades técnicas mediante la formación de funcionarios públicos competentes.
Es de esperar que al tener más personal capacitado en la administración serán
mejores los servicios públicos. Un paso importante en la dirección correcta
sería lograr que la burocracia sea más meritocrática (en vez de ser un bastión de
FOLHQWHOLVPR 3RUVXSXHVWRSDUD¿QDQFLDUHVRVVHUYLFLRVVHQHFHVLWDQORVUHFXUVRV
¿VFDOHVDGHFXDGRVORTXHVLJQL¿FDTXHKDFHIDOWDRWUDLQVWLWXFLyQIXQGDPHQWDO
XQVLVWHPDWULEXWDULRH¿FD]\FRQOHJLWLPLGDG 6LJUDQGHVFDQWLGDGHVGHSHUVRQDV
HYDGHQLPSXHVWRV¢GHGyQGHVHVXSRQHTXHVHREWHQGUiQORVIRQGRVSDUD¿QDQFLDU
escuelas, hospitales, redes viales y saneamiento?). Una administración estatal
PiVH¿FLHQWHSXHGHLPSXOVDUHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFRDOUHGXFLUORVREVWiFXORV
reglamentarios a la empresa privada y aumentar la transparencia, lo que puede
disminuir la corrupción. En buena parte, la razón de ser de la transparencia es
PHMRUDU OD JHVWLyQ GH ODV ¿QDQ]DV S~EOLFDV PHGLDQWH SURWRFRORV UHIRU]DGRV
de auditoría y monitoreo de los presupuestos. Cuando se mejora la gestión
SUHVXSXHVWDULDDXQVLORVUHFXUVRV¿VFDOHVVRQHVFDVRVUHVXOWDQPiVH¿FLHQWHV
8QHMHPSORFRQFUHWRGHXQREMHWLYR¿QDOVRQORVPLQLVWHULRVJXEHUQDPHQWDOHVGH
educación y salud: cuando el personal es más competente y se mejora la gestión
¿QDQFLHUDORVVHUYLFLRVUHVXOWDQPiVEHQH¿FLRVRVSDUDORVSREUHV\ORVQRSREUHV
Estos servicios apoyan mejor el desarrollo de las capacidades de las personas a
través de la escolarización y la atención de la salud.
Las reformas en materia de participación implican garantizar elecciones
periódicas, libres y justas, garantizar la libertad de expresión y de reunión, y el
derecho a postularse para ocupar cargos públicos. También se puede impulsar la
participación y mejorar la democracia al brindar asistencia a los pobres o a otros
sectores no dominantes de la sociedad para que puedan formar partidos políticos,
grupos de interés u otros medios de articular y promover sus intereses. Si las
instituciones y la gobernanza incorporan una mayor participación ciudadana,
entonces deberían responder mejor a las necesidades y deseos de la ciudadanía.
Una mayor participación ciudadana puede hacer que los gobiernos sean más

229
transparentes y responsables, lo que ayuda a fomentar la buena gobernanza. A
efectos de reducir la pobreza, esas reformas deberían poner especial cuidado
en fomentar la participación y el compromiso cívico de la población pobre
\ PDUJLQDGD 5HFRUGHPRV TXH HQ EXHQD SDUWH OR TXH GH¿QH OD SREUH]D HV OD
denegación de los derechos civiles que son básicos para la participación política.
Es por eso que las reformas institucionales para impulsar la participación son un
método fundamental para empoderar a los pobres. Cuando su compromiso cívico
HVPiVSURIXQGRORVSREUHVWLHQHQPiVFDSDFLGDGSDUDLQÀXLUHQODVSROtWLFDV\
por lo tanto, para apoyar a los políticos y a los programas cuyo propósito es reducir
la pobreza (Holmes et al. 2000). En la esfera de las capacidades básicas, esas
reformas institucionales apoyan varios elementos de la lista de Nussbaum: “los
VHQWLGRVODLPDJLQDFLyQ\HOSHQVDPLHQWR´OD³UD]yQSUiFWLFD´\OD³D¿OLDFLyQ´
Todas esas reformas en materia de participación son también formas de fortalecer
a la sociedad civil. Cuando una sociedad civil es más robusta, probablemente
podrá cambiar las estructuras inequitativas del poder político que fortalecen a las
malas instituciones. Nótese además que esta recomendación de hacer reformas
institucionales no sólo se aplica a los gobiernos nacionales, sino también a los
organismos internacionales y a las ONG. La incorporación de la participación
local debe servir para garantizar que los programas de reducción de la pobreza
atiendan genuinamente las necesidades de la comunidad, y que esos programas
rindan cuentas a la comunidad.
La recomendación de descentralizar atañe a transferir la gobernanza a las
instituciones y las comunidades locales toda vez que sea posible. La idea es
que cuando las políticas se formulan en el ámbito local, responderán mejor a las
necesidades de la comunidad. Por eso es frecuente que las propuestas de reformar
la gobernanza incluyan medidas para fortalecer la capacidad de los gobiernos
ORFDOHV SRU OD YtD GH OD DVLVWHQFLD WpFQLFD \R ¿QDQFLHUD FRPR SRU HMHPSOR
capacitación para la gestión de los presupuestos (Grindle 2002). Además, la
descentralización puede reforzar los controles y contrapesos institucionales
entre los sectores gubernamentales, y promover la rendición de cuentas entre los
respectivos sectores (y niveles) del gobierno. Un ejemplo de ello son las normas
que garantizan la transparencia y la supervisión presupuestaria, de modo que el
GLQHUR GHVWLQDGR D SUR\HFWRV TXH EHQH¿FLDUiQ D ORV SREUHV VH JDVWH UHDOPHQWH
en eso. Otra forma de combatir el autoritarismo es mediante mecanismos más
robustos de control y contrapeso (e instituciones descentralizadas en general). Esas
reformas fortalecen aún más la participación política y hacen que las instituciones
gubernamentales respondan a las necesidades de la ciudadanía (Grindle 2007b).
Una vez más, si los gobiernos en los países en desarrollo son más receptivos
y responsables ante la ciudadanía, eso debería servir para promover políticas
de reducción de la pobreza. La descentralización puede apoyar las capacidades
básicas que permiten que las personas puedan controlar su propio entorno, en
HVWH FDVR DO LQÀXLU HQ ODV DXWRULGDGHV S~EOLFDV TXH GHWHUPLQDQ ODV SROtWLFDV \
suministran los servicios. Sin embargo, al igual que todas esas recomendaciones,

230
la descentralización no siempre resulta apropiada para todos los casos, puesto que
puede haber algunas políticas que se formulan mejor en el nivel nacional.
3RU~OWLPRODUHIRUPDLQVWLWXFLRQDOGHOPDUFRMXUtGLFRUH¿HUHDOIRUWDOHFLPLHQWR
del Estado de derecho y de los sistemas judiciales. Al mejorarse las instituciones
jurídicas, se mejora la aplicación de la ley, se ayuda a combatir la corrupción y
se fomenta la inversión y la estabilidad política y económica. Una medida crucial
para mitigar una de las fuentes de la pobreza, sobre todo en las sociedades que
KDQYLYLGRXQFRQÀLFWRHVFRQWDUFRQXQUpJLPHQMXUtGLFRVyOLGRTXHJDUDQWLFH
el orden y la seguridad pública. El régimen jurídico debe proteger la integridad
física y la capacidad básica de llevar una vida humana de duración normal, y
es también esencial para garantizar el desarrollo económico con equidad. Por lo
tanto, las reformas deben apoyar la protección equitativa de los derechos civiles
y humanos, y una buena parte de ello consiste en ampliar el acceso de los pobres
al sistema judicial. Los marcos jurídicos reformados contribuyen además a
fortalecer los controles y contrapesos entre los distintos niveles de gobierno. Un
ejemplo concreto de política en esta área es la reforma agraria, que puede implicar
la garantía de que los pobres tengan derechos de propiedad sobre sus tierras, e
LQVWLWXLUXQVLVWHPDTXHUHVXHOYDFRQWRGDMXVWLFLDORVFRQÀLFWRVSRUODSURSLHGDG
de la tierra (Deolalikar et al. 2002). La importancia de la reforma agraria es que
las personas que poseen y cultivan su propia tierra son más productivas que
los agricultores arrendatarios, lo que conduce al aumento de la productividad e
(idealmente) a la reducción de la pobreza.
'RV IDFHWDV HVSHFt¿FDV GH OD UHGXFFLyQ GH OD SREUH]D GDQ LGHD GH FyPR VH
superponen entre sí las áreas anteriores de reforma institucional. Primera, una de
las funciones indispensables que tienen que cumplir las instituciones estatales es
proteger la seguridad humana básica, sea contra la corrupción, la delincuencia, la
violencia o las convulsiones de la economía. La protección contra la corrupción,
la delincuencia y la violencia proviene de una aplicación de la ley justa, imparcial
y de fácil acceso, ya sea por parte de la policía o de los tribunales, que dependen
GHPDUFRVMXUtGLFRVDGHFXDGRVDVtFRPRGHHQWLGDGHVJXEHUQDPHQWDOHVH¿FLHQWHV
para hacer cumplir las leyes. Cuando las instituciones son más democráticas,
responsables y transparentes pueden contribuir a evitar el tipo de violencia
HPDQDGD GH ORV FRQÀLFWRV QDFLRQDOHV H LQWHUQDFLRQDOHV /DV UHIRUPDV SDUD
proteger a la sociedad contra los trastornos de la economía se centran en la
altísima vulnerabilidad de las personas pobres a los cambios repentinos en sus
DFWLYRV ItVLFRV R ¿QDQFLHURV 7DOHV UHIRUPDV SXHGHQ LQFOXLU HVWDWXWRV MXUtGLFRV
para proteger los derechos de propiedad de la población pobre, seguro social para
amortiguar el impacto por la pérdida de empleo, y capacitación profesional para
desarrollar habilidades comercializables. Todos esos programas dependen de que
las instituciones y la gobernanza sean básicamente funcionales.
Segunda, otro aspecto esencial de la reducción de la pobreza es brindar
oportunidades económicas a la población pobre. Las reformas pueden instituir
y aplicar leyes y reglamentos para evitar la discriminación contra la población

231
pobre en los mercados de tierras, empleo y crédito. Hay otras maneras de mejorar
las oportunidades económicas: reducir la burocracia y los obstáculos a la creación
de empresas, instituir leyes antimonopolio para evitar concentraciones de poder
de mercado (y por consiguiente, de poder político), y garantizar para los pobres el
DFFHVRDFUpGLWRVWRGRORFXDOUHTXLHUHLQVWLWXFLRQHVH¿FDFHV +ROPHVHWDO 
$OFRQVLGHUDUODVUHIRUPDVDODJREHUQDQ]DTXHSXHGHQVHUPiVH¿FDFHVSDUD
reducir la pobreza hay que tomar en cuenta varios puntos: para empezar, resulta
ingenuo pensar que con sólo cambiar las leyes se va a mejorar el funcionamiento
de las instituciones. Recordemos que una de las causas más frecuentes por las
que las instituciones no funcionan bien para los pobres se debe a la intención: las
pOLWHVPDQLSXODQODVLQVWLWXFLRQHVSDUDVXSURSLREHQH¿FLR3RUWDQWRVRQSRFRV
los cambios positivos que se pueden lograr con una reforma institucional que
no altera la distribución subyacente del poder político. Baste un ejemplo: tras
la Guerra Civil estadounidense, a los afroamericanos sureños se les concedieron
ostensiblemente los mismos derechos que al resto de la población, sin embargo,
la élite de los blancos terratenientes siguió conservando bastante poder político,
y se mantuvieron inalteradas muchas formas de discriminación racial (Baland et
al. 2009). A esto se debe que la reforma agraria se cite a menudo como un medio
de alterar la distribución del poder político, ya que al disgregar la concentración
de la propiedad de la tierra para que más personas sean propietarias, también se
redistribuye el poder económico. La reforma de las instituciones es un proceso
políticamente contencioso, porque de ordinario contraviene el poder de las élites
establecidas e incluso de tradiciones societales muy añejas. La reforma tiene que
corregir no solamente los desequilibrios de poder, sino también la dependencia
GHOFDXFHGHODKLVWRULDTXHSXHGHVHJXLUFRQ¿JXUDQGRFXDQWDUHIRUPDVHSRQJD
en marcha. Ejemplo de ello son las reformas a las instituciones inequitativas de
gran parte de América Latina, cuyos orígenes se remontan a la época colonial.

Cuadro 7.3 El fortalecimiento de los sistemas judiciales independientes,


según Alexander Ozkan

¿Qué es un sistema judicial independiente, y por qué se suele considerar que


IRUPDSDUWHLPSRUWDQWHGHXQDUHIRUPDLQVWLWXFLRQDO"/DDJHQFLDHVWDGRXQLGHQVH
SDUDHOGHVDUUROORLQWHUQDFLRQDO 86$,' D¿UPDTXH³/DLQGHSHQGHQFLDGHOSRGHU
MXGLFLDOHVHOQ~FOHRGHOTXHHPDQDHOEXHQIXQFLRQDPLHQWRGHOVLVWHPDMXUtGLFR
\ HV OD SLHGUD DQJXODU GH XQD VRFLHGDG GHPRFUiWLFD GH PHUFDGR TXH UHVSHWD
el Estado de derecho” [traducción nuestra]. Un poder judicial independiente es
DTXHOHQHOTXHORVMXHFHVGLFWDQIDOORVLPSDUFLDOHVQRVRQPDQLSXODGRVSRUORV
políticos, tienen potestad para regular el desempeño del gobierno e interpretan
OD&RQVWLWXFLyQ\ODVOH\HVGHVGHXQDSHUVSHFWLYDQHXWUDO6HJ~QHVWDGH¿QLFLyQ
son tres las premisas que determinan la independencia de un sistema judicial:
insularidad, imparcialidad y legitimidad. La primera implica que los jueces deben

232
estar aislados y protegidos de toda manipulación. La segunda dicta que los
MXHFHVGHEHQVHULPSDUFLDOHV\QHXWURVHQVXVIDOORV<ODWHUFHUDHVWDEOHFHTXH
ORVMXHFHV ODVMXGLFDWXUDV GHEHQJR]DUGHODOHJLWLPLGDG\HOSRGHUVX¿FLHQWHV
para merecer el respeto de las élites y de la población en general.
Los estudios al respecto han encontrado que los países cuyo poder judicial es
LQGHSHQGLHQWHFXHQWDQFRQEHQH¿FLRVSDUDHOGHVDUUROORHFRQyPLFR\KXPDQR/D
independencia del poder judicial evita que las democracias recaigan en regímenes
DXWRULWDULRV(VDLQGHSHQGHQFLDFRQWULEX\HDTXHH[LVWDXQDHIHFWLYDVHSDUDFLyQ
GH ORV SRGHUHV \ IXQJH FRPR XQ FRQWUDSHVR SDUD FRQWURODU ODV SRWHVWDGHV GHO
poder ejecutivo del gobierno. La independencia del sistema judicial se asocia
con una mayor protección de los derechos políticos de la ciudadanía y del
(VWDGRGHGHUHFKRORFXDODVXYH]SXHGHIRPHQWDUHOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFR
Por consiguiente, los poderes judiciales independientes cumplen un papel
importante en la protección de la seguridad humana y de los derechos civiles
EiVLFRV\IRPHQWDQXQGHVDUUROORHFRQyPLFRHTXLWDWLYR6LQHPEDUJRDODKRUD
de determinar las relaciones causales surge un problema muy común: puede ser
que los poderes judiciales independientes contribuyan relativamente poco a tales
EHQH¿FLRV\TXHWHQJDQPiVSHVRRWURVIDFWRUHV
Pese a lo anterior, las políticas para crear sistemas judiciales independientes son
muy comunes en el mundo en desarrollo, y son muchos los países que ponen
JUDQHPSHxRHQLPSOHPHQWDUODODUJDOLVWDGHODVUHIRUPDVVXJHULGDV(VDOLVWD
abarca sistemas despolitizados de asignación, criterios objetivos para el ascenso
SURIHVLRQDO SRWHVWDGHV HVWDEOHFLGDV HQ OD &RQVWLWXFLyQ SDUD OD VXSHUYLVLyQ
MXUtGLFDGHOD&RUWH6XSUHPDGH-XVWLFLDHGXFDFLyQMXUtGLFDSHUPDQHQWHSDUDODV
MXGLFDWXUDV\SDUDHOSHUVRQDOMXGLFLDOFyGLJRVGHpWLFDR¿FLDOHV\DFFHVRS~EOLFRD
ORVSURFHGLPLHQWRVMXGLFLDOHV'RVGHODVPHGLGDVPiVKDELWXDOHVSDUDDLVODUDORV
MXHFHVGHWRGDLQWHUIHUHQFLDSROtWLFDVRQODVHJXULGDGHQHOFDUJR\ODVHJXULGDGHQ
ODUHPXQHUDFLyQ6LORVSROtWLFRVSXHGHQFDVWLJDUDORVMXHFHVSRUVXVGLFWiPHQHV
ya sea suspendiéndolos de su cargo o reduciendo sus emolumentos, se pone en
ULHVJRODLQGHSHQGHQFLDGHOVLVWHPDMXGLFLDO$¿QGHJDUDQWL]DUODLPSDUFLDOLGDG
de los jueces, muchos países en desarrollo prohíben que los jueces participen en
actividades políticas o en labores remuneradas, salvo la escritura y la enseñanza.
La idea es que un juez cuya labor se relaciona de alguna manera con la industria
PDGHUHUDQRSXHGHVHULPSDUFLDODODKRUDGHMX]JDUXQFDVRGHGHIRUHVWDFLyQ
$ ¿Q GH DXPHQWDU OD OHJLWLPLGDG GH ODV MXGLFDWXUDV \ HO DFFHVR GHO S~EOLFR DO
SRGHU MXGLFLDO VH GLVHxDQ SROtWLFDV WDOHV FRPR OD IRUPDFLyQ PtQLPD DFHSWDEOH
R ORV UHTXLVLWRV SURIHVLRQDOHV SDUD ORV MXHFHV DVt FRPR OD SXEOLFDFLyQ GH ODV
VHQWHQFLDVHPLWLGDV6LELHQHVDVUHIRUPDVSXHGHQIRUWDOHFHUGHPXFKDVPDQHUDV
a las instituciones de un país, resulta que al igual que sucede con muchas otras
UHIRUPDVGHHVWHWLSRHOHVWDPHQWRDFDGpPLFRD~QQRWLHQHFODURFXiOHVODIRUPD
óptima de priorizarlas.

)XHQWHV/DUNLQV  86$,'  +RZDUG &DUH\  


6RXVD  *LEOHU 5DQGD]]R  

Al igual que ocurre con la mayoría de los proyectos de cambio societal, las
reformas institucionales pueden tardar décadas en mostrar resultados. Los

233
académicos no han logrado todavía consensuar un protocolo para reformar
las instituciones. Sin embargo, es frecuente que los donantes internacionales
GHWHUPLQHQVXVSURSLRVSURWRFRORVDXQFXDQGRQRH[LVWHQUHVSXHVWDVGH¿QLWLYDV
VREUHFXiOHVUHIRUPDVFRQYLHQHSULRUL]DURFXiOHVVRQPiVH¿FDFHVSDUDUHGXFLU
la pobreza, ni se ha establecido un calendario de resultados. Esto ha dado lugar
DTXHVHHODERUHQODUJDVOLVWDVGHYHUL¿FDFLyQTXHORVSDtVHVHQGHVDUUROORGHEHQ
completar para satisfacer a los donantes, lo que a su vez hace que los países
prometan demasiado y traten de aplicar demasiadas reformas a la vez. Sin embargo,
lo que queda claro es que los países cuyos niveles de desarrollo institucional son
diferentes deben enfocarse en cosas diferentes. Por ejemplo, en algunos Estados
frágiles o fallidos, como son Somalia o la República Democrática del Congo,
ODV GH¿FLHQFLDV LQVWLWXFLRQDOHV VRQ WDQ JUDYHV TXH UHVXOWD OyJLFR SULRUL]DU OD
seguridad básica y la protección de las personas. En los países en los que existe
una estructura institucional, aún si es débil, como es el caso de Burkina Faso o
de Honduras, las reformas pueden apoyar la expansión de los servicios públicos,
la reducción de la corrupción y el establecimiento de reglas formales para la
VXFHVLyQSROtWLFD(QSDtVHVTXHFXHQWDQFRQLQVWLWXFLRQHVPiV¿UPHVFRPRHV
el caso de India, Tailandia y México, la atención puede situarse en fomentar la
SDUWLFLSDFLyQPHMRUDUODH¿FDFLDGHODVHVWUXFWXUDVDGPLQLVWUDWLYDV\IRPHQWDUOD
transparencia, la rendición de cuentas y la capacidad de respuesta de los gobiernos
(Grindle 2007a).
Para muchos países en el hemisferio sur eso habrá de requerir toda una
compleja constelación de factores, entre ellos cambio tecnológico, crecimiento
económico y apoyo de entidades internacionales para superar los obstáculos a la
reforma institucional. Recordemos que en esto hay una trampa de pobreza. Las
VRFLHGDGHVSREUHVSRUORJHQHUDOWLHQHQLQVWLWXFLRQHVGH¿FLHQWHVXQDUD]yQSRU
la cual la gobernanza deja mucho que desear en lugares como Níger o Nepal es
SRUTXHHQHVRVSDtVHVQRKD\HOFDSLWDO¿QDQFLHUR\KXPDQRVX¿FLHQWHSDUDWHQHU
una buena gobernanza. Aun así, y sean cuales fueren los debates acerca de las
instituciones y la gobernanza, eso no debe hacernos perder de vista el hecho de
que la reducción de la pobreza depende vitalmente (aunque no exclusivamente) de
que existan sistemas de gobernanza que no menoscaben las capacidades humanas
y que puedan implementar políticas para extender las capacidades. Amartya Sen
nos recuerda que las instituciones son fundamentales para reducir la pobreza,
y en especial, para expandir las libertades humanas: “Nuestras oportunidades
y perspectivas dependen en gran medida de las instituciones existentes y de su
funcionamiento” (Sen 1999: 142, traducción nuestra).

&RQFOXVLyQ

En opinión de algunas personas académicas, las instituciones estatales no son


una causa primordial de la pobreza. Las causas primordiales serían la mala salud,
el analfabetismo y la falta de medios de subsistencia económica. Sin embargo,

234
ODVGH¿FLHQFLDVLQVWLWXFLRQDOHVD\XGDQDH[SOLFDUSRUTXpH[LVWHQRSHUVLVWHQHVDV
causas primordiales de la pobreza. Una de las razones principales del analfabetismo
es que el Estado no suministra el servicio público que es la educación. Por ello,
incluso si las instituciones y la gobernanza son una causa de fondo de la pobreza,
siguen siendo una razón omnipresente que explica por qué la gente es pobre. Más
aún, según la perspectiva de las capacidades, las instituciones pueden ser la causa
primordial. Una de las razones es que las instituciones estatales tienen una gran
responsabilidad en la protección de la seguridad personal básica, la prestación
de servicios públicos esenciales, la garantía de los derechos fundamentales de
H[SUHVLyQ PDQLIHVWDFLyQ \ SDUWLFLSDFLyQ \ OD JDUDQWtD GH TXH ORV EHQH¿FLRV
económicos se distribuyan equitativamente. Si no logran hacer todo eso, las
instituciones incrementan la pobreza.
Otra razón de peso es que las instituciones pueden privar a las personas de
la dignidad a la que tienen derecho. Según explica Narayan, “Las instituciones
disfuncionales no sólo no logran suministrar servicios [ . . .] Desempoderan a los
SREUHVíHLQFOXVRORVVLOHQFLDQíPHGLDQWHHVTXHPDVGHKXPLOODFLyQH[FOXVLyQ\
corrupción. El proceso se ve agravado por barreras jurídicas y otros obstáculos
IRUPDOHVTXHLPSLGHQDORVSREUHVFRPHUFLDURWHQHUDFFHVRDORVEHQH¿FLRV$Vt
las personas que se encuentran al margen de la sociedad se ven aún más excluidas y
alienadas” (Narayan et al. 2000b: 85, traducción nuestra). Cuando las instituciones
estatales (o los funcionarios gubernamentales que operan en ellas) desempoderan
y humillan a las personas de ese modo, están en realidad impidiendo el derecho de
la persona a llevar una vida que pueda considerar valiosa.

Cuadro 7.4 Ejemplos de programas de reforma de la gobernanza

México

8QRGHORVREMHWLYRVGHPXFKRVSDtVHVHVIRUWDOHFHUODFDSDFLGDGGHO(VWDGRD
EDVHGHFRQWUDWDUSHUVRQDVFRQPHMRUHVFDOL¿FDFLRQHVSDUDGHVHPSHxDUVHHQOD
EXURFUDFLD8QDHYDOXDFLyQUHDOL]DGDSRUHO3RYHUW\$FWLRQ/DEFRQ¿UPyTXHHQ
0p[LFRHODXPHQWRGHORVVDODULRVDWUDMRDPiVSHUVRQDVWDOHQWRVDVSDUDLQJUHVDU
DODDGPLQLVWUDFLyQS~EOLFD8QDSDJDPiVFXDQWLRVDWDPELpQSRGUtDLQGXFLUOHV
D KDELWDU HQ VLWLRV PHQRV GHVHDEOHV GRQGH OD H¿FDFLD GHO JRELHUQR SRGUtD VHU
menor.

Indonesia

&RQHO¿QGHFRPEDWLUODFRUUXSFLyQVHHPSUHQGLyXQDLQLFLDWLYDHQIRFDGDHQOD
gobernanza de los poblados pequeños, concretamente en el uso indebido de los
IRQGRVS~EOLFRVSDUDFRQVWUXLUFDUUHWHUDVORFDOHV6HLQFUHPHQWDURQODVDXGLWRUtDV
de las cuentas gubernamentales, se dieron a conocer al público los incidentes de
FRUUXSFLyQGHVFXELHUWRV\VHLQYLWyGHPRGRPiVIHKDFLHQWHDORVPLHPEURVGH
ODFRPXQLGDG KRPEUHV\PXMHUHV DDFXGLUDODVUHXQLRQHVDELHUWDVDOS~EOLFR

235
sobre el tema de la corrupción. Esas medidas contribuyeron a disminuir el uso
LQGHELGRGHORVIRQGRVS~EOLFRV\DIRUWDOHFHUODSDUWLFLSDFLyQHQWUHODFRPXQLGDG
y el gobierno.

Etiopía

El Banco Mundial y otros donantes han llevado a cabo un programa titulado


3URWHFFLyQGHORV6HUYLFLRV%iVLFRV$GHPiVGHDSR\DUORVVHUYLFLRVHQPDWHULD
GH VDOXG DJXD DJULFXOWXUD HGXFDFLyQ \ RWUDV iUHDV HO SURJUDPD SURFXUDED
aumentar la responsabilidad gubernamental en esos servicios. Los donantes
querían evitar entregarle dinero al gobierno central por tratarse de un régimen
UHSUHVLYRSRUORTXHOD¿QDQFLDFLyQVHGHVFHQWUDOL]yDORVJRELHUQRVUHJLRQDOHV\
distritales, los cuales tuvieron que cumplir normas de transparencia muy estrictas.

Perú

Los recursos naturales de Perú constituyen una enorme proporción de su


economía de exportación, pero el país ha puesto en marcha políticas para evitar
la corrupción y garantizar la gestión apropiada de los ingresos derivados de los
recursos naturales. Existe legislación sobre la transparencia y el acceso a la
LQIRUPDFLyQD¿QGHIRUWDOHFHUHOPRQLWRUHR\ODUHQGLFLyQGHFXHQWDV$GHPiV
Perú es el primer país latinoamericano que logró cumplir a cabalidad los requisitos
GHOD,QLFLDWLYDSDUDOD7UDQVSDUHQFLDGHODV,QGXVWULDV([WUDFWLYDVTXHSURPXHYH
una normativa mundial para la gobernanza de los recursos.

Tayikistán

/D *OREDO 3DUWQHUVKLS IRU 6RFLDO $FFRXQWDELOLW\ >$VRFLDFLyQ 0XQGLDO SDUD OD
Responsabilidad Social] ha supervisado un programa para mejorar la gestión
y la transparencia de los proveedores de servicios de agua. La ciudadanía (y
HQHVSHFLDOODVPXMHUHV KDQUHFLELGRDSR\RSDUDIRUPDUFRPLWpVGHVXSHUYLVLyQ
SDUDHVRVSURYHHGRUHV/RVFRPLWpVKDQORJUDGRTXHORVSURYHHGRUHVVHDQPiV
sensibles a las necesidades de la población y han incrementado la disposición de
ODJHQWHDSDJDUODVWDULIDVSRUHODJXDTXHXWLOL]DQ(VWHHVXQHMHPSORGHTXHOD
sociedad civil y las instituciones estatales pueden trabajar juntas para mejorar los
VHUYLFLRVS~EOLFRV\DXPHQWDUODFRQ¿DQ]DHQHOJRELHUQR

+D\ LQIRUPDFLyQ VREUH HVWRV WHPDV HQ ORV SRUWDOHV GH LQWHUQHW GH 3RYHUW\
$FWLRQ/DE ,QGRQHVLD0p[LFR HO%DQFR0XQGLDO (WLRStD OD,QLFLDWLYDSDUDOD
7UDQVSDUHQFLD GH ODV ,QGXVWULDV ([WUDFWLYDV 3HU~  \ OD *OREDO 3DUWQHUVKLS IRU
6RFLDO$FFRXQWDELOLW\ 7D\LNLVWiQ 

Las personas especializadas en el desarrollo han apostado mucho por la propuesta


de que la construcción de mejores instituciones y la reforma de la gobernanza en
los países más pobres mejorará la vida de las personas. Pero ¿está bien establecida
HVWDSULRULGDG"$¿QGHFXHQWDVQRH[LVWHFRQVHQVRVREUHFXiOHVVRQODVPHMRUHV
prácticas que permitirían a una sociedad avanzar de las instituciones débiles o

236
malas a las instituciones buenas. No existe una fórmula de rutina a la que todos los
países pudieran apegarse para lograr instituciones óptimas. No obstante, si bien
HOUHFXUVRGHEHVHUHVSHFt¿FRSDUDFDGDFRQWH[WRORVREMHWLYRVUHFWRUHVGHEHQVHU
garantizar las capacidades humanas básicas, lo que incluye la seguridad personal,
los servicios públicos, la participación y las oportunidades económicas. Por todo
lo anterior, aunque no sean la causa primordial de la pobreza, las instituciones
merecen que se les preste especial atención cuando se estudian las causas y las
soluciones de la pobreza, puesto que son creaciones humanas, y por lo tanto,
podemos cambiarlas. Y ciertamente las instituciones son uno de los medios de dar
respuesta a las otras causas de la pobreza que no son efecto de la acción humana.
Por ejemplo, las condiciones inherentes a la geografía, como son el hecho de no
tener litoral o de estar en una zona donde la carga de morbilidad es muy alta,
exigen que las instituciones se ocupen de esos problemas. Quizá ninguna sociedad
podría escapar de la pobreza si no cuenta con instituciones que funcionen, ya se
WUDWHGHXQDIXHU]DSROLFLDOH¿FD]GHSURJUDPDVDGHFXDGRVGHVDOXG\HGXFDFLyQ
de medios democráticos que garanticen el poder de la ciudadanía y la rendición de
cuentas de los políticos, o ya sean sistemas jurídicos que protejan equitativamente
ORVEHQH¿FLRVHFRQyPLFRVGHODVSHUVRQDV

Preguntas para el debate

1. 'HVFULED HMHPSORV GH LQVWLWXFLRQHV HVWDWDOHV TXH WHQJDQ LPSDFWR HQ OD
SREUH]D¢4XpSDSHOGHVHPSHxDQHQHVRODVFDSDFLGDGHV"
2. 'HVFULED HMHPSORV GH JREHUQDQ]D TXH UHGX]FDQ R HPSHRUHQ OD SREUH]D
¢4XpSDSHOGHVHPSHxDQHQHVRODVFDSDFLGDGHV"
3. ¿Cómo reducen la pobreza y/o apoyan las capacidades los ejemplos de
SURJUDPDVGHUHIRUPDGHODJREHUQDQ]DTXHDSDUHFHQHQHO&XDGUR"
4. Utilice los siguientes recursos de medición para investigar la puntuación
GHORVSDtVHV¢3HUFLEHXVWHGDOJ~QSDWUyQ"¢4XpHVORTXHPiVOODPDVX
DWHQFLyQ"

• Los Indicadores Mundiales de Gobernanza, [Worldwide Governance


Indicators] elaborados por el Banco Mundial. Elija un país y examine
su puntaje en los seis indicadores; luego haga una comparación entre
países según cada indicador.
• 7KH %HUWHOVPDQQ 7UDQVIRUPDWLRQ ,QGH[ 6H WUDWD GH XQ LQVWUXPHQWR
FRPSOHMR SHUR PX\ LQIRUPDWLYR SDUD PHGLU ODV LQVWLWXFLRQHV GH ORV
SDtVHV¢&XiOHVVRQORVLQGLFDGRUHV\FyPRSRGUtDQUHODFLRQDUVHFRQ
ODSREUH]D"%XVTXHORVLQIRUPHVGHORVSDtVHVHOLMDXQSDtV\YHDFXiO
es su puntaje.
• ËQGLFH GH 3HUFHSFLyQ GH OD &RUUXSFLyQ VHJ~Q 7UDQVSDUHQFLD
Internacional.
• 7KH)UDJLOH6WDWHV,QGH[>ËQGLFHGH(VWDGRV)UiJLOHV@
• Sustainable Governance Indicators [Indicadores de Gobernanza
Sostenible]

237
5. ([DPLQH HO 2EMHWLYR GH 'HVDUUROOR 6RVWHQLEOH Q~PHUR  ³3URPRYHU
VRFLHGDGHVMXVWDVSDFt¿FDVHLQFOXVLYDV´ ¢4XpWLHQHTXHYHUHVRFRQODV
LQVWLWXFLRQHV"¢&XiOHVVRQORVSURSyVLWRVGHHVHREMHWLYR\FyPRSRGUtDQ
PHGLUVH"
6. ¢&XiOHV VRQ HQ VX RSLQLyQ ODV YHQWDMDV \ GHVYHQWDMDV GH OD VLJXLHQWH
SURSRVLFLyQ"$OJXQRVDQDOLVWDVKDQSURSXHVWRTXHHQORV(VWDGRVIUiJLOHVVH
otorgue a personas extranjeras el poder de gobernar. Así podría romperse el
círculo vicioso de los señores de la guerra que se apoderan del gobierno en
esos Estados, y en vez de regímenes belicosos se podrían crear instituciones
GHPRFUiWLFDV
7. Supongamos que un dictador benévolo se apodera de un país en desarrollo.
Promueve la paz, la buena gobernanza y el desarrollo económico y humano
HQWRGRHOSDtV6LQHPEDUJRODVLQVWLWXFLRQHVQRVRQGHPRFUiWLFDV¢3XHGH
MXVWL¿FDUVHHVDVLWXDFLyQ"¢&XiOHVFRQVLGHUDXVWHGTXHVRQODVYHQWDMDV\
ODVGHVYHQWDMDV"

/HFWXUDVDGLFLRQDOHV

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&RQÀLFWR\SREUH]D
Serena Cosgrove

Preguntas clave

• ¢4Xp UHODFLyQ H[LVWH HQWUH OD SREUH]D \ ORV FRQÀLFWRV


DUPDGRV" ¢&yPR HV TXH OD SREUH]D RFDVLRQD FRQÀLFWRV \
JXHUUDV\FyPRORVFRQÀLFWRV\ODVJXHUUDVFDXVDQSREUH]D"
• ¢4XpHIHFWRVWLHQHHOFRQÀLFWRDUPDGRHQODVSHUVRQDVODV
FRPXQLGDGHV\ORVSDtVHV"
• ¢3RUTXpVHSLHQVDTXHODVJXHUUDV\ORVFRQÀLFWRVVRQXQD
WUDPSD"
• 7HUPLQDGDODJXHUUD¢FXiOHVHVWUDWHJLDVSXHGHQSURPRYHUOD
UHFRQVWUXFFLyQODUHFXSHUDFLyQ\ODUHFRQFLOLDFLyQ"
• ¿Cómo se aplican las capacidades y la seguridad humana en
ODVVLWXDFLRQHVGHFRQÀLFWR\SRVWFRQÀLFWR"

Relato 8.1

0HKLFHPD\RUGHHGDGHQXQD]RQDGHJXHUUD(QWUHHODxR\HO
WUDEDMDEDFRQODRUJDQL]DFLyQHFXPpQLFD:LWQHVVIRU3HDFH\YLYtDHQXQD]RQD
GHJXHUUDHQHOQRUWHGH1LFDUDJXD *Ui¿FR GRQGHIXLWHVWLJRGHODJXHUUD
HQWUH HO (MpUFLWR 6DQGLQLVWD íODV IXHU]DV DUPDGDV GHO JRELHUQR QLFDUDJHQVHí
\ ORV UHEHOGHV TXH UHFLEtDQ HO DSR\R GH (VWDGRV 8QLGRV ORV &RQWUDV R
FRQWUDUUHYROXFLRQDULRV ¢4Xp VLJQL¿FD VHU WHVWLJR" 0L SDSHO FRQVLVWtD HQ YLYLU
FRQODVFRPXQLGDGHVFLYLOHVVLWXDGDVHQODV]RQDVGHJXHUUD\GRFXPHQWDUORV
HIHFWRVGHODJXHUUDHQVXVYLGDV5HFRJtDORVWHVWLPRQLRVGHORVFDPSHVLQRVTXH
KDEtDQSHUGLGRVXVFRVHFKDVVXJDQDGRVXVYLYLHQGDV\VXVJUDQHURV\DIXHVH
SRU HIHFWR GH ORV FRPEDWHV HQ ORV DOUHGHGRUHV R SRU ORV VDTXHRV RFXUULGRV HQ
HVDV ORFDOLGDGHV (Q ODV FOtQLFDV \ KRVSLWDOHV GH FDPSDxD YLVLWDED D SHUVRQDV
FLYLOHVTXHKDEtDQVXIULGRKHULGDVSRUIXHJRFUX]DGRSRUDWDTXHVGLUHFWRVRSRU
PLQDVWHUUHVWUHVRDQWLSHUVRQD$FRPSDxDEDDPXMHUHVTXHKDEtDQSHUGLGRDVXV
IDPLOLDUHVSRUFDXVDGHODJXHUUDRTXHKDEtDQWHQLGRTXHDEDQGRQDUVXVKRJDUHV
SDUDUHDVHQWDUVHHQODFRPXQLGDGGH6DQ-RVpGH%RFD\XQSHTXHxRSREODGRGHO
'HSDUWDPHQWRGH-LQRWHJDGRQGH\RWHQtDPLEDVH

243
&XDQGR\DHVWDEDYLYLHQGRHQ%RFD\VHPHDFHUFyXQJUXSRGHPXMHUHVTXH
TXHUtDQ IRUPDU XQD FRRSHUDWLYD GH FRVWXUD \ DSUHQGHU XQD QXHYD KDELOLGDG
TXH RFXSDUD VX WLHPSR \ OHV D\XGDUD D JHQHUDU LQJUHVRV $UJXPHQWDURQ TXH
PiVLPSRUWDQWHTXHGRFXPHQWDUODJXHUUDHUDTXH\RODVD\XGDUD³$\XGDQRV
D FRQVWUXLU DOJR SRVLWLYR´ PH LQVWDEDQ 0HUFHGHV OD SDQDGHUD GHO SXHEOR
HUD DGHPiV FRVWXUHUD \ DFHSWy HQVHxDUOHV FRVWXUD D ODV PXMHUHV VL \R SRGtD
UHFDXGDUIRQGRVSDUDODVPiTXLQDVGHFRVHU\SDUDRWURVPDWHULDOHV<DXQTXH\R
GLVIUXWDEDGHOWUDWRFRQODVPXMHUHVTXHVHUHXQtDQDWRPDUFODVHVFRQ0HUFHGHV
PLHQIRTXHHVWDEDHQFRQVHJXLUWUHVPiTXLQDVGHFRVHUDGHPiVGHWHODVKLORV
FUHPDOOHUDV\ERWRQHV1RHUDXQDWDUHDIiFLOSXHVWRTXHQRKDEtDHQHOSXHEOR
DUWtFXORVGHPHUFHUtDDGHPiVGHTXHORVFDPLQRVDRWUDVFLXGDGHVPiVJUDQGHV
estaban minados, y aun cuando lograra llegar a una ciudad, los suministros eran
OLPLWDGRVSRUFDXVDGHOHPEDUJRTXHDSOLFy(VWDGRV8QLGRVFRQWUD1LFDUDJXD
$SURYHFKp XQ YLDMH DQXDO D PL KRJDU HQ (VWDGRV 8QLGRV SDUD GDU D FRQRFHU
OD VLWXDFLyQ GH ODV PXMHUHV FDPSHVLQDV HQ 1LFDUDJXD \ OR GLItFLO TXH HUD SDUD
HOODVJDQDUVHODYLGDHQWLHPSRVGHJXHUUD5HFDXGpHOGLQHURSDUDFRPSUDUODV
PiTXLQDV < D SDVR OHQWR SHUR VHJXUR ODV PXMHUHV HPSH]DURQ D FRQIHFFLRQDU
SUHQGDV SULPHUR SDUD HOODV \ OXHJR SDUD VXV IDPLOLDV \ PiV WDUGH SDUD RWUDV
SHUVRQDVGHODFRPXQLGDGDPHGLGDTXHVHLEDQDSURSLDQGRGHVXQXHYRR¿FLR

244
Las demarcaciones y los nombres indicados, así como las
denominaciones utilizadas en este mapa no implican aprobación
RDFHSWDFLyQR¿FLDOSRUSDUWHGHODV1DFLRQHV8QLGDV

Capital nacional
Capital regional
Capital departamental
Ciudad, pueblo
Aeropuerto principal
'HPDUFDFLyQLQWHUQDFLRQDO
'HPDUFDFLyQUHJLRQDO
'HPDUFDFLyQGHSDUWDPHQWDO
Carretera Panamericana
Camino principal
Camino secundario
Ferrocarril

*Ui¿FR0DSDGH1LFDUDJXD
)XHQWH0DSD1R5HY1DFLRQHV8QLGDV1RYLHPEUH

7RGDVHVDVPXMHUHVWHQtDQXQDIXHUWHPRWLYDFLyQSDUDDSUHQGHUFRVWXUD9DOHULD
\(XJHQLDTXHUtDQWHQHUXQPHGLRGHJHQHUDULQJUHVRVSDUDFXDQGRVXVQRYLRV
YROYLHUDQ GHO FRPEDWH 2WUDV FXDWUR PXMHUHV HUDQ PDGUHV VROWHUDV íYLXGDV GH
JXHUUDí\SDUDHOODVHUDLPSUHVFLQGLEOHJHQHUDULQJUHVRVSDUDHOVXVWHQWRGHVXV

245
KLMRV<HVWDED9LROHWDFX\RPDULGRHUDGHOD&RQWUDSHURHOODSRFRKDEODEDGH
pOSRUTXHHOSXHEORHVWDEDHQSRGHUGHO(MpUFLWR6DQGLQLVWD9LROHWDWHQtDDxRV
\QXQFDKDEtDLGRDODHVFXHOD(UDPHQXGDGHFXHUSR\OOHYDEDHQHOURVWURXQD
H[SUHVLyQSHUPDQHQWHGHDEDWLPLHQWRHVWDEDDFRVWXPEUDGDDODVPDODVQRWLFLDV
9LROHWDWHQtDWUHVKLMRVXQDQLxDGHGLH]DxRV\GRVSHTXHxLQHV6XPDULGRPXULy
HQ FRPEDWH FXDQGR OD &RQWUD DWDFy %RFD\ 'H V~ELWR VH HQFRQWUy YLXGD FRQ
WUHVFULDWXUDVTXHPDQWHQHU\VLQQLQJXQDSHQVLyQSXHVWRTXHVXPDULGRKDEtD
OXFKDGR HQ HO EDQGR HTXLYRFDGR FRQWUD OD UHYROXFLyQ (Q HO SXHEOR WDPSRFR
WHQtD IDPLOLD TXH OH D\XGDVH SXHV FRQ WDO GH KXLU GH ORV FRPEDWHV WRGRV HOORV
VHKDEtDQGLVSHUVDGRSRUHOWHUULWRULRQDFLRQDO9LYtDHQXQDFDVDLPSURYLVDGD
KHFKD GH FDUUL]R HO SLVR HUD GH WLHUUD \ FDUHFtD GH HOHFWULFLGDG \ GH DFFHVR D
DJXD SRWDEOH 6XV KLMRV VLHPSUH WHQtDQ KDPEUH \ VH HQIHUPDEDQ PX\ VHJXLGR
&XDQGR VX PDULGR PXULy OD FRRSHUDWLYD HVWDED DSHQDV HQ VXV FRPLHQ]RV ODV
PXMHUHVHVWDEDQWRGDYtDHQSHULRGRGHDSUHQGL]DMHSRUORTXHD~QQRJHQHUDEDQ
LQJUHVRV(QHVHHQWRQFHVVXKLMD-DVPLQHIDOOHFLySRUGHVKLGUDWDFLyQ/DIDOWDGH
DOLPHQWRVODVHQIHUPHGDGHVHYLWDEOHV\ODGLDUUHDKDEtDQDJRWDGRVXVDOXG/D
QLxDQRSXGRUHVLVWLUWDQWDFDUHQFLD
7RGDVODVLQWHJUDQWHVGHODFRRSHUDWLYDIXLPRVDOYHODWRULRODQRFKHSUHYLDDO
HQWLHUUR\WRGDVVHQWtDPRVTXH\DQDGDYROYHUtDDVHULJXDO$OFDHUODQRFKH
PH DFHUTXp D PLUDU HO FXHUSR GH -DVPLQH <DFtD VREUH OD PHVD FRQ VX PHMRU
YHVWLGR\WRGDHOODURGHDGDGHÀRUHVWHQtDHOFDEHOORWUHQ]DGR\ODVIRVDVQDVDOHV
WDSDGDVFRQDOJRGyQ$ODOX]YDFLODQWHGHODVODPSDULWDVGHNHURVpQVXSLHOOXFtD
DPDULOOHQWD$OGtDVLJXLHQWHXQJUXSROOHYyHQDQGDVVXDWD~GDOFHPHQWHULR/D
WLHUUDLEDFD\HQGRDSDOHWDGDVVREUHVXDWD~GDOFpODPLUDGDDOYHUGRUGHODV
PRQWDxDVTXHQRVURGHDEDQHVFXFKpHOUXPRUGHOUtRFHUFDQRPHSXVHPLVJDIDV
RVFXUDVSDUDSURWHJHUPHGHOVROWURSLFDO(QDTXHOHQWRUQRWDQIURQGRVR\EHOOR
¢FyPRSRGtDKDEHUWDQWRVXIULPLHQWR\WDQWDPXHUWH"
3RFR GHVSXpV GH OD PXHUWH GH -DVPLQH 9LROHWD VH IXH GH %RFD\ UXPER D
0DQDJXD FRQ OD HVSHUDQ]D GH TXH VXV SDULHQWHV TXH YLYtDQ HQ XQ EDUULR
PDUJLQDOGHODFDSLWDODFHSWDVHQDFRJHUOD'HXQDHQXQDODVGHPiVPXMHUHV
IXHURQDEDQGRQDQGRODFRRSHUDWLYDODPD\RUtDVLJXLHURQORVSDVRVGH9LROHWD
VHLEDQGH%RFD\UXPERDRWURVSXHEORVRFLXGDGHVOHMRVGHORVFRPEDWHV9DOHULD
VHTXHGyHQHOSXHEORSHURGLMRTXHVXSURPHWLGRQRTXHUtDTXHWUDEDMDVHIXHUD
GHFDVD'HVSXpV0HUFHGHVQXHVWUDPDHVWUDPHFRQWyTXHKDEtDJXDUGDGRODV
PiTXLQDVGHFRVHUHQHOFHQWURGHVDOXGMXQWRFRQORVSRFRVDUWtFXORVGHFRVWXUD
TXHKDEtDQTXHGDGR+DEtDGHFLGLGRFHUUDUODSDQDGHUtD\PXGDUVHDOVXUDOD
FLXGDGGH-LQRWHJDGRQGHWHQtDXQDFDVLWDHQODVDIXHUDV³$TXtHVWiWRGRPX\
SHOLJURVR\WULVWH´PHGLMRFRQDLUHFXOSDEOH<DJUHJy³7HQJRTXHSHQVDUHQ
PLVKLMRV´

246
,QWURGXFFLyQ

/DJXHUUDDOLJXDOTXHRWUDVIRUPDVGHFRQÀLFWRDUPDGRSXHGHVHUGHYDVWDGRUD
para hombres, mujeres y niños, ya sean combatientes o civiles. Pero según nos
demuestra la historia de Violeta, la violencia militarizada y la pobreza se entrelazan
GH PRGRV SURIXQGRV \ FRPSOLFDGRV (V YHUGDG TXH ORV FRQÀLFWRV DUPDGRV
pueden causar pobreza o pueden agudizarla. Por el torbellino en el que vivía, a
9LROHWDVHOHGL¿FXOWDEDD~QPiVDOLPHQWDUDVXKLMD-DVPLQH\SURWHJHUODGHODV
enfermedades. Además, por causa de la guerra, cualquier oportunidad de aprender
XQDQXHYDKDELOLGDG\JDQDUVHHOVXVWHQWRUHVXOWDEDVXPDPHQWHGL¿FXOWRVDUD]yQ
por la cual la cooperativa de costura se disolvió. Esos mismos efectos estaban a
la vista por todas las zonas rurales de Nicaragua: poblados cuyos habitantes se
dispersaron, gente asesinada, puentes dinamitados, viviendas, escuelas y centros
GHVDOXGDUUDVDGRVSRUORVERPEDUGHRV(VDVtFRPRORVFRQÀLFWRVSXHGHQGHVWUXLU
el capital económico y físico que un país necesita para su crecimiento económico.
6LQHPEDUJRORTXHKDFHTXHODUHODFLyQHQWUHODSREUH]D\HOFRQÀLFWRUHVXOWH
tan complicada es que la pobreza también puede incrementar la violencia. Existe
una correlación muy fuerte entre ingresos per cápita muy bajos y probabilidades
PX\DOWDVGHJXHUUDFLYLO¢$FDVRHVRVLJQL¿FDTXHODSREUH]DSXHGHVHUFDXVDGH
FRQÀLFWRYLROHQWR"6LDVtIXHUD¢TXpWDQIUHFXHQWHRSRGHURVDHVODH[SOLFDFLyQGH
ODSREUH]DFRPRGHVHQFDGHQDQWHGHJXHUUDV"<VLHOFRQÀLFWRHVFDXVDGHSREUH]D
\ODSREUH]DHVFDXVDGHFRQÀLFWR¢FyPRSRGUtDPRVOLEUDUQRVGHHVWDWUDPSDGH
pobreza?
(OQH[RHQWUHODSREUH]D\HOFRQÀLFWRQRVRODPHQWHHVFRPSOLFDGRVLQRTXH
es muy común. Según cálculos del Banco Mundial, más de dos millardos de
personas sufren rutinariamente violencia extrema. Un tercio de todos los países
del mundo han sufrido una guerra civil, y en África más de la mitad de los países
KDQ YLYLGR FRQÀLFWRV HQ ODV ~OWLPDV GpFDGDV 2[IDP   FDOFXOy TXH GHVGH
ÈIULFDKDSHUGLGRPiVGHPLOODUGRVGHGyODUHVSRUFDXVDGHFRQÀLFWRV
armados. Más de la cuarta parte de la población mundial de personas en situación
GH H[WUHPD SREUH]D YLYH HQ (VWDGRV IUiJLOHV \ DVRODGRV SRU FRQÀLFWRV (VRV
Estados contabilizan un tercio de las muertes de niños y niñas. Unicef calcula que
HQODDFWXDOLGDGXQRVQLxRVVROGDGRVVRQH[SORWDGRVHQFRQÀLFWRVHQWRGR
el mundo, seis millones de niños y niñas han sufrido lesiones o discapacidades
graves, y 20 millones viven como refugiados. Para rematar, un hecho lamentable:
casi un 68% del comercio mundial de las armas va a parar a los países en
GHVDUUROOR *ULPPHWW $VtSXHVHOFRQÀLFWRKDVLGRXQSRGHURVRIDFWRUTXH
con demasiada frecuencia ha ocasionado pobreza.
Esas estadísticas nos hacen recordar que las guerras rara vez se libran únicamente
HQWUHORVFRPEDWLHQWHV .LQVHOOD 'HVGHPHGLDGRVGHOVLJOR;;KDKDELGR
HQ ORV FRQÀLFWRV RFXUULGRV HQ WRGR HO PXQGR XQ SURPHGLR GH GLH] PXHUWHV GH
civiles por cada muerte de un combatiente.1 Y si bien la proporción exacta es
PRWLYR GH FRQWURYHUVLD íSXHVWR TXH DOJXQRV FRQÀLFWRV TXH FDXVDURQ XQD FLIUD

247
PX\HOHYDGDGHYtFWLPDVFLYLOHVSXHGHQGLVWRUVLRQDUHOSURPHGLRíHQJHQHUDOVH
está de acuerdo en que durante los últimos 60 años en las zonas de guerra resulta
más peligroso ser persona civil que ser un soldado (Slim 2003). Esto se debe a
TXHORVJUXSRVDUPDGRVí\DVHDQIXHU]DVJXEHUQDPHQWDOHV HOHMpUFLWRODSROLFtD
ODJXDUGLDQDFLRQDOHWF \DVHDQJUXSRVSDUDPLOLWDUHVD¿OLDGRVDODVIXHU]DVGHO
JRELHUQR\DVHDQUHEHOGHVRWHUURULVWDVíVHDWDFDQGHOLEHUDGDPHQWHQRVyORHQWUH
sí, sino también a los civiles. De calle en calle y de comunidad en comunidad,
la guerra ha afectado a muchos civiles en el mundo en desarrollo, como son los
casos de Sierra Leona, Liberia, Guatemala, El Salvador y Vietnam. Del mismo
modo, el terrorismo apunta sus armas contra soldados y contra personas ajenas al
combate con el propósito de asesinar, desmoralizar y destruir la infraestructura y
los medios de subsistencia que la población civil necesita para vivir.
/DYLROHQFLDPLOLWDUL]DGDSXHGHGLYLGLUVHHQGRVDPSOLDVFDWHJRUtDVFRQÀLFWRV
LQWUDHVWDWDOHV\FRQÀLFWRVLQWHUHVWDWDOHV/RVFRQÀLFWRVLQWUDHVWDWDOHVVRQORVPiV
FRPXQHV VRQ FRQÀLFWRV LQWHUQRV GHQWUR GH ORV FRQ¿QHV GHO WHUULWRULR QDFLRQDO
como son las guerras civiles o los golpes de Estado. Las guerras civiles son un
IHQyPHQR HVSHFt¿FR TXH LPSOLFD XQ JUXSR UHEHOGH R YDULRV JUXSRV UHEHOGHV
que luchan contra un gobierno central por el control del país. En los golpes de
Estado, por otra parte, actores dentro del Estado compiten entre sí por el poder,
es decir, una facción del ejército trata de arrebatarle el control al presidente de
RWUDIDFFLyQ<VLELHQORVFRQÀLFWRVLQWHUQRVVXHOHQGLVWLQJXLUVHSRUODEDUEDULH
y la cercanía derivadas de la proximidad de los contendientes y del hecho de
que se conocen entre sí (Kalyvas 2006), las guerras entre los países incrementan
las cantidades de personas que resultan afectadas directa o indirectamente. Esos
FRQÀLFWRVLQWHUHVWDWDOHVSXHGHQDEDUFDUXQDGLYHUVLGDGTXHYDGHVGHORVFRQÀLFWRV
entre Estados vecinos hasta las guerras mundiales, e incluye también las guerras
imperiales y anticoloniales (Dimah 2009). La magnitud del sufrimiento aumenta
H[SRQHQFLDOPHQWH D PHGLGD TXH RWURV SDtVHV í\ VXV UHFXUVRVí VH LQYROXFUDQ
en el combate, y a medida que las consecuencias indirectas de los refugiados
traumatizados, de la inestabilidad política y del estancamiento económico se
extienden a los países vecinos que ni siquiera participan en la contienda. Ya sean
intraestatales o interestatales, la dinámica de las guerras puede ser muy similar,
aunque se pueden establecer diferencias muy constructivas entre esas dos amplias
categorías (Wimmer & Min 2006).
([LVWHQWDPELpQRWUDVIRUPDVGHFRQÀLFWRYLROHQWRFRPRVRQODGHOLQFXHQFLD
desenfrenada, el genocidio y el terrorismo, que no necesariamente están
LQFOXLGDV HQ HVDV GRV JUDQGHV FDWHJRUtDV ³0XFKRV GH ORV FRQÀLFWRV DFWXDOHV
QRHQFDMDQFDEDOPHQWHHQODVFDWHJRUtDVWUDGLFLRQDOHVGHORVFRQÀLFWRVDUPDGRV
internacionales o no internacionales” (Waszink 2011: 5, traducción nuestra). De
hecho, las diferencias pueden resultar confusas, y es frecuente que una guerra
intraestatal termine siendo una guerra interestatal, y viceversa.
Nuestro propósito en este capítulo no es exponer una tipología precisa de
las guerras, sino más bien estudiar lo que tienen en común y las consecuencias

248
TXHWLHQHQORVFRQÀLFWRVDUPDGRVHQODYLGDGHODVSHUVRQDV/RVFRQÀLFWRVVLQ
LPSRUWDUFXiOVHDVXGH¿QLFLyQSXHGHQWHQHUFRQVHFXHQFLDVVLPLODUHVHQODHVIHUD
de los individuos, los hogares y las comunidades. Este capítulo presenta una
amplia perspectiva sobre la forma en que la violencia militarizada de diversos
tipos es perjudicial para el desarrollo humano. El objetivo es desenmarañar las
FRPSOHMDVUHODFLRQHVHQWUHFRQÀLFWR\SREUH]D\VXJHULUFyPRSXHGHSURPRYHUVH
HOGHVDUUROORKXPDQRLQFOXVRHQVRFLHGDGHVTXHYLYHQHQVLWXDFLyQGHFRQÀLFWR
R SRVWFRQÀLFWR /D SULPHUD VHFFLyQ H[SORUD FyPR OD SREUH]D SXHGH VHU FDXVD
GHFRQÀLFWRODVHJXQGDH[DPLQDFyPRHOFRQÀLFWRRFDVLRQDSREUH]DHQHOQLYHO
macro. La tercera sección profundiza el análisis al examinar a nivel micro las
FRQVHFXHQFLDV GHO FRQÀLFWR HQ ODV FDSDFLGDGHV (Q OD VHFFLyQ ¿QDO VH DSOLFD OD
perspectiva de la seguridad humana para revisar algunas estrategias que pudieran
SURWHJHUHOELHQHVWDUGXUDQWHORVFRQÀLFWRV\D\XGDUDODVVRFLHGDGHVDUHFRQVWUXLUVH
una vez que han cesado los combates.

'HFyPRODSREUH]DFDXVDFRQÀLFWR

6HJ~QODVGH¿QLFLRQHVTXHVHKDFHQGHVGHODHFRQRPtD\GHVGHRWUDVFLHQFLDV
ODSREUH]DSXHGHFDXVDUFRQÀLFWRV\GHKHFKRORVFDXVDDXQTXHODGLQiPLFDHV
multifacética y compleja. Por eso los programas de erradicación de la pobreza son
XQFRPSRQHQWHLPSRUWDQWHGHORVHVIXHU]RVGHSDFL¿FDFLyQ8QDGHODVFRQFOXVLRQHV
PiVVyOLGDVGHORVHVWXGLRVDFDGpPLFRVHVTXHODSREUH]DíFRQFHSWXDOL]DGDFRPR
XQ3,%SHUFiSLWDPX\EDMRíHVXQEXHQLQGLFDGRUGHFXiQGRHVWDOODUiQODVJXHUUDV
civiles (Blattman & Miguel 2010). Las tasas de crecimiento económico lento, las
convulsiones de la economía, el escaso rendimiento de los cultivos debido a la
sequía o a otras causas, y la desigualdad de ingresos vertical (entre individuos)
\ KRUL]RQWDO HQWUH JUXSRV  SXHGHQ WDPELpQ GHVHQFDGHQDU FRQÀLFWRV 6WHZDUW
2016), puesto que si la gente es demasiado pobre se reducirán las posibilidades
GHTXHKD\DYLROHQFLD\HQWRQFHVHOFRQÀLFWRSDUHFHUiXQDPHMRUHVWUDWHJLDGH
sobrevivencia que la pobreza extrema. Las motivaciones económicas para la
guerra a veces se pueden agrupar bajo el término “codicia”: la idea es que la gente
empieza a pelear para apoderarse de los bienes a base de depredación y saqueo
&ROOLHU +RH൷HU 6LQHPEDUJRHVWDPRWLYDFLyQQRVHDSOLFDVRODPHQWH
a los pobres, puesto que incluso las personas que tienen un nivel de vida cómodo
pueden verse impulsadas por la codicia para apoderarse de bienes ajenos. Valga
como ilustración el ejemplo de los caudillos de la guerra en varios países de África
subsahariana, como son Liberia y el Congo: esos caudillos pueden pertenecer a la
élite, pero quieren apoderarse de las minas de diamante y de los pozos petroleros
para su propio enriquecimiento.
/D GHVLJXDOGDG KRUL]RQWDO íGHVLJXDOGDG HQWUH JUXSRV TXH LQFOX\H ODV
GLPHQVLRQHVpWQLFDVUDFLDOHVSROtWLFDVUHOLJLRVDV\GHFODVHíVHJ~QYDULRVWHyULFRV
/DQJHU   6WHZDUW  \   SURSLFLD FRQÀLFWRV LQWHUJUXSDOHV HQ OD
misma medida en que la desigualdad y la pobreza aumentan para algunos grupos

249
en comparación con otros grupos, así también aumenta el riesgo de que estalle
XQFRQÀLFWR/RLQWHUHVDQWHHVTXHODGHVLJXDOGDGKRUL]RQWDOQRDWDxHVRODPHQWH
a la desigualdad de ingresos entre los grupos, sino también a la desigualdad
en materia de capacidades: participación política, acceso a atención médica,
educación y otros servicios públicos, y asimismo, derechos culturales. Stewart
(2000) argumenta que cuando los grupos se movilizan con violencia, lo hacen por
motivaciones grupales, no sólo por deseos individuales. A veces la motivación
obedece a razones étnicas, a diferencias religiosas o a diferencias de clase. Langer
 HQXQDQiOLVLVVREUH&RVWDGH0DU¿OSODQWHDTXHODVGHVLJXDOGDGHVpWQLFDV
a nivel de las élites societales combinadas con las desigualdades económicas a
nivel de la mayoría pobre pueden resultar explosivas.
Las élites marginadas del poder se convierten en líderes de la población
SREUHTXHVHD¿OLDpWQLFDPHQWHSDUDSURWHVWDUSRUODGHVLJXDOGDGHQHOWUDWRTXH
UHFLEHQ 3XHGH VHU XQ HMHUFLFLR LQWHUHVDQWH H[DPLQDU XQD JXHUUD R XQ FRQÀLFWR
desde la perspectiva de los indicadores de desigualdad horizontal al inicio de las
hostilidades: ¿hasta qué punto las diferencias que hubo entre los grupos fueron
luego utilizadas por los líderes para fomentar la violencia? En este capítulo hay
varios ejemplos que se prestan para ese análisis.
/RV ³DJUDYLRV´ VRQ RWUR IDFWRU TXH SXHGH GHWRQDU XQ FRQÀLFWR 6LJQL¿FD TXH
la gente empieza a pelear por la rabia acumulada durante años de injusticias
históricas o de otras desigualdades intergrupales (Buhaug et al. 2013). En este
caso la pobreza puede ser una privación relativa en el acceso a las oportunidades
económicas, a los derechos políticos o a otros derechos básicos. Las disparidades
económicas o políticas entre las clases sociales o los grupos étnicos pueden
convertirse en agravios que motivan a los líderes a formar grupos rebeldes, o
TXHLPSXOVDQDORVR¿FLDOHVGHOHMpUFLWRDHQFDEH]DUXQJROSHGH(VWDGRRTXH
pueden dar lugar a reacciones colectivas violentas que generan guerras internas
R UHJLRQDOHV 6HJ~Q D¿UPDQ DOJXQRV DFDGpPLFRV HO FRQÀLFWR HV PiV SUREDEOH
cuando los agravios se combinan con la fragmentación étnica (Gurr 1993, Stewart
2011). Basten dos ejemplos: los Tigres Tamiles en Sri Lanka y los separatistas
vascos en España: ambos emprendieron campañas de violencia basadas en
OD D¿UPDFLyQ GH TXH HQ VX FDOLGDG GH JUXSRV pWQLFRV PLQRULWDULRV HVWDEDQ HQ
desventaja económica y política.
Si bien todos los factores anteriores tienen algún fundamento empírico, existen
también controversias sobre sus respectivas consecuencias (Justino et al. 2013).
/D IUDJPHQWDFLyQ pWQLFD QR VLHPSUH HV PRWLYR GH FRQÀLFWR ([LVWHQ PXFKDV
sociedades multiétnicas que viven en paz, como son Zambia e Indonesia. De
igual manera, es cierto que toda sociedad muestra algunas desigualdades entre
ODVSHUVRQDV\ORVJUXSRVSHURHVRQRVLHPSUHVLJQL¿FDTXHODJHQWHVHSRQJDD
pelear. Aunque la mayor parte de las guerras civiles ocurren en lugares donde la
pobreza es extrema, no todos los países donde existe pobreza extrema entran en
FRQÀLFWR 7RGRV HVRV IDFWRUHV VRQ JHQHUDOL]DFLRQHV PX\ DPSOLDV SHUR D YHFHV
HOFRQÀLFWRSXHGHGHVHQFDGHQDUVHSRUUD]RQHVLGLRVLQFUiWLFDVHQGyJHQDVGHHVD

250
región o país, como por ejemplo, un gobernante particularmente despótico, o una
sequía (Justino 2009 y 2010). Además, hay que desentrañar esas generalizaciones
en el ámbito societal para examinar en el nivel micro los factores que espolean
las decisiones de los individuos a emprender una lucha. Por ejemplo, una persona
que carece de empleo puede sumarse a un grupo armado porque eso le ofrece
una especie de trabajo. O una persona puede tener empleo, pero contempla la
posibilidad de unirse a un grupo armado como una forma de ganar más dinero.
2XQDSHUVRQDVHD¿OLDDXQJUXSRDUPDGRSDUDSURWHJHUVH\SRUTXHHVOD~QLFD
forma de proteger a su familia, sobre todo si el gobierno ha dado muestras de no
poder o no querer proteger a la población. Cualquiera de esas motivaciones puede
impulsar a una persona a tomar las armas, pero ¿cuándo lo hará? Eso varía según
cada caso.
Existen, por supuesto, otros factores posibles además de la pobreza asociada al
FRQÀLFWR $UQVRQ =DUWPDQ/HY\ 7KRPSVRQ'HPPHUV 
Otras explicaciones muy plausibles pueden ser los intereses estratégicos de los
Estados, o los Estados débiles que no tienen la capacidad de brindar servicios,
seguridad o Estado de derecho en alguna o en ninguna parte de su territorio.
7DPELpQWLHQHQXQSDSHOTXHGHVHPSHxDUORVSDtVHVYHFLQRVTXHHVWiQHQFRQÀLFWR
o los territorios montañosos donde es fácil que las facciones rebeldes se agrupen y
se escondan del gobierno nacional o de los observadores internacionales. Incluso
FXDQGR H[LVWHQ PRWLYDFLRQHV FRPXQHV SDUD HO FRQÀLFWR XQD YH] TXH HVWDOOD OD
YLROHQFLDSXHGHHVWDULQÀXHQFLDGDSRUYDULDEOHVWDOHVFRPRHOQLYHOGHWHFQRORJtD
y recursos disponibles para alguno de los grupos armados, y asimismo, por la
intensidad y la índole de las creencias ideológicas de un grupo (Justino 2011). La
conclusión es que “la codicia y el agravio” y los factores que ambos subsumen
(escaso crecimiento económico, inequidad en los ingresos, injusticias de diversa
tQGROH  SXHGHQ FRQGXFLU DO FRQÀLFWR SHUR DSDUWH GH HVRV SULQFLSLRV JHQHUDOHV
para entender cómo sucede que la pobreza desencadena la violencia hace falta un
H[DPHQPiVSRUPHQRUL]DGRGHFDGDXQDGHODVVRFLHGDGHVHQFRQÀLFWR

251
&XDGUR(OFRQÀLFWRHQOD5HS~EOLFD'HPRFUiWLFDGHO&RQJRSRU6RSKLD
Sanders

/D 5HS~EOLFD 'HPRFUiWLFD GHO &RQJR 5'&  HV HO SDtV PiV JUDQGH GH ÈIULFD
\ HQ VX WHUULWRULR RFXUUH HO FRQÀLFWR PiV PRUWtIHUR GH OD KLVWRULD PRGHUQD /D
*UDQ*XHUUD$IULFDQDHPSH]yHQHVWHFRQÀLFWRVHFRQRFHWDPELpQFRPROD
3ULPHUD\OD6HJXQGD*XHUUDGHO&RQJR7DOFRPRVXJLHUHQVXVGHQRPLQDFLRQHV
ODVEDWDOODVVHFRQFHQWUDURQHQXQSDtVVLQHPEDUJRDIHFWDURQDJUDQSDUWHGH
ÈIULFDVXEVDKDULDQD\GHVGLEXMDURQODOtQHDGLYLVRULDHQWUHODJXHUUDLQWHUHVWDWDO
\ HO FRQÀLFWR LQWUDHVWDWDO (VWD OXFKD FUXHQWD \ EUXWDO KD FDXVDGR OD PXHUWH GH
PiV GH FLQFR PLOORQHV GH SHUVRQDV 6WHDUQV   \ HO GHVSOD]DPLHQWR GH
RWURV GRV PLOORQHV GH SHUVRQDV SRU OR PHQRV 6RGHUOXQG HW DO  [Y  /DV
JXHUUDVUDUDYH]VHGHVDWDQSRUXQVRORSUREOHPDPiVELHQVRQFRQVHFXHQFLD
GHOHVFDODPLHQWRGHYDULRVIDFWRUHV<HVHHVHOFDVRGHO&RQJRSHURORTXHKD
RFDVLRQDGRTXHHOFRQÀLFWRVHDWDQPRUWtIHUR\WDQSURORQJDGRHVODDVRPEURVD
cantidad de grupos armados, la variedad de los actores estatales que apoyan a
ODV GLVWLQWDV IDFFLRQHV \ ODV DOLDQ]DV HQ FRQVWDQWH FDPELR &XDQGR DO FRQÀLFWR
VH OH VXPDQ ORV DOWRV QLYHOHV GH SREUH]D OD GHVLJXDOGDG OD IDOWD GH WLHUUDV HO
FRUURPSLGROHJDGRFRORQLDO\XQDJREHUQDQ]DLQH¿FD]HO&RQJRYLHQHDVHUí\
SRUGHVJUDFLDVLJXHVLHQGRíSRFRPiVTXHODEDVHGHRSHUDFLRQHVGHXQFRQÀLFWR
importado.
(O FRPLHQ]R R¿FLDO GHO FRQÀLFWR VH UHPRQWD D ODV VHFXHODV GHO JHQRFLGLR HQ
Ruanda en 1994, aunque ya para entonces el Congo era un Estado débil e
inestable, y vulnerable a estas secuelas por una multitud de razones. Luego de
TXHORVWXWVLVORJUDURQGHUURFDUDOJRELHUQRKXWX\SRQHU¿QDOJHQRFLGLRUXDQGpV
PiV GH GRV PLOORQHV GH KXWXV KX\HURQ DO HVWH GH OD 5'& 3UXQLHU   /RV
PLOLFLDQRVKXWXVUHVSRQVDEOHVGHFUtPHQHVJHQRFLGDVIRUPDURQQXHYRVJUXSRV
y de la noche a la mañana la población tutsi congolesa se convirtió en víctima
de la escalada de violencia a manos de estas milicias. Por su parte, Ruanda,
D¿QGHHYLWDUTXHORVKXWXVHVWDEOHFLHUDQXQEDVWLyQWDQFHUFDGHVXIURQWHUD
empezó a impulsar y a apoyar a las milicias tutsis asentadas en el este del
Congo. Finalmente, una invasión ruandesa y ugandesa del Congo desencadenó
la Primera Guerra del Congo y condujo al derrocamiento del gobierno congolés.
6LQHPEDUJRHOQXHYRJRELHUQRIXHLJXDOPHQWHLQFDSD]GHGHWHQHUODYLROHQFLD
HQHOHVWHRGHGHVDUPDUDODVQXPHURVDVPLOLFLDVHQJXHUUD8QDYH]PiVHVD
inestabilidad resultó insoportable para Ruanda, y con el apoyo de Burundi y de
8JDQGDYROYLyDLQYDGLUDOD5'&ORTXHGLRFRPLHQ]RDOD6HJXQGD*XHUUDGHO
&RQJR(QHOSXQWRPiViOJLGRGHOFRQÀLFWRKDEtDHQHOVXHORFRQJROpVQXHYH
países que combatían entre sí, entre ellos Angola, Chad, Namibia y Zimbabue.
$XQTXH WpFQLFDPHQWH OD JXHUUD R¿FLDO WHUPLQy HQ HO  OD ]RQD HVWH GH OD
5'& VLJXH DVRODGD SRU FRQÀLFWRV DUPDGRV SHUSHWUDGRV SRU WURSDV VXVWLWXWLYDV
que reciben el apoyo de varios países de la región, todo ello a pesar de que
1DFLRQHV8QLGDVHQYLyXQDPLVLyQGHSDFL¿FDFLyQTXHKDVLGRODPiVFRVWRVD\
prolongada de la historia.
<PLHQWUDVODVPLOLFLDVVLJXHQFRPSLWLHQGRSRUHOSRGHU\ORVUHFXUVRVODSREODFLyQ
FLYLOVXIUHORLQGHFLEOHSXHVWLHQHSRFDVSRVLELOLGDGHVGHHVFDSDUGHODKDPEUXQD
de salir de la pobreza, de recibir educación o de resguardarse de la violencia. A los
JUXSRVDUPDGRVOHVUHVXOWDUHODWLYDPHQWHIiFLOUHFOXWDUDORVMyYHQHVSXHVWRTXH

252
OHVRIUHFHQXQSRFRGHFRPLGDXQVDODULR\SURWHFFLyQFRVDVTXHHO(VWDGRQR
puede darles. Cuando lo único que tienen ante sí es hambruna y pauperización,
QR HV GLItFLO WRPDU OD GHFLVLyQ GH FRQYHUWLUVH HQ FRPEDWLHQWHV (VWR FRQVWLWX\H
DSHQDVXQHMHPSORGHODVIRUPDVHQTXHODSREUH]D\HOFRQÀLFWRVHUHIXHU]DQ
HQWUHVtHQHO&RQJR0LHQWUDVQRKD\DXQDJREHUQDQ]DH¿FD]TXHDERUGHHVRV
SUREOHPDVODSREODFLyQFRQJROHVDGHOHVWHGHOD5'&VHJXLUiVXIULHQGRHQHVWH
sempiterno círculo vicioso.
6HUtD GHPDVLDGR VLPSOLVWD D¿UPDU TXH ODV JXHUUDV UHFLHQWHV GHO &RQJR VH
GHEHQ~QLFDPHQWHDODVVHFXHODVGHODIUDJPHQWDFLyQpWQLFDSXHVHVRSDVDSRU
DOWR ORV IDFWRUHV KLVWyULFRV TXH FRPHQ]DURQ SRU SDUDOL]DU HO SDtV \ KDFHUOR WDQ
YXOQHUDEOHDODYLROHQFLD'HVGHFRPLHQ]RVGHOVLJOR;;\VREUHWRGRGHVSXpV
de la independencia del país en 1960, el desarrollo económico y humano se ha
YLVWR LPSHGLGR SRU XQD VXPD GH IDFWRUHV OD LQHTXLGDG HQ OD GLVWULEXFLyQ GH OD
WLHUUD HOUpJLPHQ FRORQLDO OD LOyJLFD GHOLPLWDFLyQ GH ODV IURQWHUDVOD FRUUXSFLyQ
GHORVGLFWDGRUHV\ODIDOWDGHVHUYLFLRVS~EOLFRV/RVSUREOHPDVSRUODGHVLJXDO
distribución de las tierras comenzaron durante el régimen colonial belga, cuando
los colonizadores blancos declararon que las tierras vacantes eran propiedad del
(VWDGRFRORQLDO/RVWHUUDWHQLHQWHVFRQJROHVHVVHYLHURQVRPHWLGRVDJUDYiPHQHV
H[FHVLYRV \ PXFKRV GH HOORV WXYLHURQ TXH FHGHU VXV SURSLHGDGHV7UDV ORJUDU
VXLQGHSHQGHQFLDOD5'&IXHJREHUQDGD\VDTXHDGDSRUXQGLFWDGRUFRUUXSWR
TXHUHFRPSHQVDEDDVXVOHDOHVRWRUJiQGROHVJUDQGHVWHUUHQRVORTXHDJXGL]y
D~QPiVODGHVLJXDOGDGHQODSURSLHGDGGHODVWLHUUDVDVtFRPRODLQVHJXULGDG
alimentaria. Actualmente, “desde el comienzo de la guerra congolesa, la tierra
KD GHMDGR GH VHU XQD µIXHQWH¶ GH FRQÀLFWR SDUD FRQYHUWLUVH HQ XQ µUHFXUVR¶ GH
FRQÀLFWR/RVOtGHUHVUHEHOGHVKDQFRQYHUWLGRODWLHUUDHQXQDFWLYRSDUD
GLVWULEXLUOR HQWUH VXV PLHPEURV (VWDV SUiFWLFDV VH EDVDQ WDQWR HQ OD LQFOXVLyQ
como en la exclusión: quienes pertenecen a la red étnica en control tienen libre
acceso a la tierra; quienes no pertenecen a ella se convierten en las principales
YtFWLPDV´ 9ODVVHQURRW +XJJLQVWUDGXFFLyQQXHVWUD 6RQPXFKDVODV
FRQVHFXHQFLDVWUiJLFDVGHODYLROHQFLDFRQWLQXDDSDUWHGHODPiVGHYDVWDGRUD
TXH HVSHUGHU ODYLGDHVWiHOKHFKR GHTXH HOSDtVPiVH[WHQVRGHODUHJLyQ
cuyas tierras cultivables bastarían para alimentar a todo el continente, ni siquiera
puede alimentar al grueso de su propia población.
$SDUWHGHODWLHUUDTXL]iVODPD\RUYXOQHUDELOLGDGGHO&RQJRHVVXDEXQGDQFLDGH
recursos naturales, que incluye cobre, diamantes, minerales, uranio y petróleo.
Esos yacimientos de minerales y energía tienen potencial para impulsar en
gran medida el crecimiento económico y proporcionar a la población congolesa
ORV VHUYLFLRV KXPDQRV EiVLFRV (Q YH] GH HVR HVD YDVWHGDG GH UHFXUVRV KD
VLGR REMHWR GH VDTXHR \ H[SORWDFLyQ SDUD EHQH¿FLR GH ORV DOWRV IXQFLRQDULRV
GHOJRELHUQR\GHORVJUXSRVPLOLWDUHVTXLHQHVSDUD¿QDQFLDUVXVDWDTXHVORV
venden al mejor postor. Muchas de las empresas estadounidenses de renombre,
FRPR 3DUW\ &LW\ IDEULFDQWH GH ORV MXJXHWHV 0\ /LWWOH 3RQ\ HQWUH RWUDV PDUFDV
FRQRFLGDV  DVt FRPR $SSOH KDQ HQFRQWUDGR HQ VXV UHVSHFWLYDV FDGHQDV
GH VXPLQLVWUR OD H[LVWHQFLD GH PLQHUDOHV REWHQLGRV GH ODV ]RQDV HQ FRQÀLFWR
%URZQLQJ   < PLHQWUDV ODV HPSUHVDV VDFDQ SURYHFKR GHO DFFHVR EDUDWR
a esos minerales, quien paga el precio verdadero es la población congolesa.
Según el Programa de Alimentos de las Naciones Unidas, siete millones de
FRQJROHVHVHQIUHQWDQLQVHJXULGDGDOLPHQWDULD\HOSDtVSUHVHQWDODPD\RUWDVD

253
de pobreza extrema en el mundo, pues el 63% de la población vive con menos
GHGyODUHVDOGtD 8QLWHG1DWLRQV:RUOG)RRG3URJUDPPH ¢$FDVROD
SHUVLVWHQFLD GHO FRQÀLFWR DUPDGR HV OR TXH FRQVROLGD HVDV VLWXDFLRQHV R VHUi
TXH SRU OD SUHYDOHQFLD GH HVRV SUREOHPDV HO SDtV HV FRPR XQ LPiQ TXH DWUDH
FRQÀLFWRV"$XWHVVHUUH  D¿UPDTXHODVQDUUDWLYDVUHJLRQDOHVRQDFLRQDOHV
FRPRODVGHODVpOLWHVRODVGHORVPLQHUDOHVREWHQLGRVHQODV]RQDVGHFRQÀLFWR
QREDVWDQSDUDH[SOLFDUVHODVJXHUUDVUHJLRQDOHVí\HOFRQÀLFWRFRQJROpVHVXQ
HMHPSORGHHOORíSXHVWDPELpQKD\TXHWRPDUHQFXHQWDODVWHQVLRQHVORFDOHV\
ODVSDUWHVLQWHUHVDGDVTXHHVORTXH.DOYDV  GHQRPLQDHOQLYHOPDFURHO
QLYHOPHVR\ODGLQiPLFDLQWUDFRPXQLWDULD

)XHQWHV9ODVVHQURRW +XJJLQV3UXQLHU6RGHUOXQGHWDO
Browning 2015, United Nations World Food Programme 2017.

'HFyPRHOFRQÀLFWRFDXVDSREUH]DDQLYHOPDFUR

(OFRQÀLFWRSXHGHFUHDURHPSHRUDUODSREUH]DDQLYHOPDFURRDQLYHOPLFUR
/R³PDFUR´HQHVWHFDVRVHUH¿HUHDORVHIHFWRVGHDOFDQFHVRFLHWDOQDFLRQDOR
regional. El nivel “micro” se centra en lo individual, pero incluye el hogar, el
grupo y la comunidad local. En el nivel macro la mira se pone sobre todo en
diversas formas de capital, mientras que en el nivel micro estudiamos los efectos
GHOFRQÀLFWRHQODVFDSDFLGDGHV\HQORVIXQFLRQDPLHQWRV7DPELpQREVHUYDUHPRV
los efectos a corto y a largo plazo. En realidad es difícil delimitar los niveles
macro y micro, puesto que obviamente los efectos en el ámbito societal tienen
repercusiones en lo individual, y viceversa. Del mismo modo, en esta área,
como en muchas otras, la pobreza económica y la pobreza de capacidades están
profundamente entrelazadas.
3DUDHPSH]DUHOFRQÀLFWRSXHGHRFDVLRQDUXQJUDYHUHWUDVRHQHOFUHFLPLHQWR
económico (Collier, 1999, 2007). No es de sorprender, puesto que de ordinario en
los combates se destruye infraestructura que es crucial, como son las redes viales,
los puentes, los mercados y las fábricas. La guerra suele desquiciar la agricultura,
ODLQGXVWULDORVR¿FLRVWUDGLFLRQDOHV\ODVSHULFLDV'HELGRDVXVFRQVHFXHQFLDVHQ
ODHFRQRPtDHOFRQÀLFWRSXHGHFRQYHUWLUVHHQXQDWUDPSDGHSREUH]DSXHVWRTXH
HQ SULPHUD LQVWDQFLD SXHGH H[DFHUEDU ORV IDFWRUHV TXH FRQGXMHURQ DO FRQÀLFWR
FRPRVRQORVLQJUHVRVLQVX¿FLHQWHVODVHFRQRPtDVHVWDQFDGDVORV(VWDGRVGpELOHV
y la escasez de oportunidades económicas para la población joven (Blattman &
Miguel 2010). Un país que ha tenido una guerra civil tiene el doble de posibilidades
GHUHFDHUHQXQFRQÀLFWR &ROOLHUHWDO 6LQHPEDUJRHOFRQÀLFWRQRVLHPSUH
es una trampa de pobreza económica ya que, a largo plazo, las economías de los
países devastados por la guerra pueden recuperarse. Existe evidencia de que, por
lo menos en el caso de las guerras civiles, los países pueden recuperar con relativa

254
rapidez una gran parte de su crecimiento económico (CerraHWDO 2008).
Un buen modo de poner en claro las relaciones de la pobreza a nivel macro
FRQVLVWHHQH[DPLQDUORVHIHFWRVGHOFRQÀLFWRHQGLYHUVRVWLSRVGHFDSLWDO7RGRV
los tipos de capital que examinamos pueden ayudar a sustentar el bienestar
humano, de modo que cuando esos capitales se destruyen quedan mermados el
capital económico y el capital humano (Goodhand 2001). El capital físico son los
SXHQWHVFDUUHWHUDV\GHPiVELHQHV\DPHQFLRQDGRVSHURWDPELpQODVHGL¿FDFLRQHV
y las viviendas, lo que, obviamente, afecta de muchas maneras a las personas. La
pérdida de los materiales y productos que llegan por carretera y que se distribuyen
a través de los puentes puede ocasionar en el mercado trastornos que tienen un
costo tremendo en el crecimiento económico y en los medios de subsistencia. Si se
impide la importación y exportación de productos, los negocios se estancan y los
PHUFDGRVVHFLHUUDQ/RVFRQÀLFWRVWDPELpQSXHGHQGHVWUXLUHOFDSLWDOQDWXUDO\D
TXHHODFFHVRGHODVSHUVRQDVDORVUHFXUVRVDPELHQWDOHVíORVERVTXHVORVFDPSRV
ORVUtRV\HODLUHíVHYHDIHFWDGRSRUORVERPEDUGHRVODVGHWRQDFLRQHVODVDUPDV
químicas o las minas terrestres. Si los campos están minados, o si por causa de los
combates no es posible trabajar en ellos, la producción agrícola se desploma. Los
campesinos dejan de sembrar por temor a los ataques o a los desplazamientos, lo
FXDOHOHYDHOULHVJRGHKDPEUXQD8QHMHPSORFODURGHFyPRHOFRQÀLFWRSXHGH
destruir el capital natural es la guerra de Vietnam, en la que Estados Unidos arrojó
millones de litros de un defoliante llamado Agente Naranja, por lo que enormes
extensiones del territorio quedaron estériles.
(O FRQÀLFWR SXHGH GDxDU HO FDSLWDO ¿QDQFLHUR DO GHVWUXLU ODV LQVWLWXFLRQHV
¿QDQFLHUDV \R DO LQKLELU HO DFFHVR D OD LQYHUVLyQ DO FUpGLWR \ D ORV PHUFDGRV
Es sumamente improbable que los inversionistas extranjeros inviertan en un país
HQFRQÀLFWR\FXDQGRODYLROHQFLDHVWDOODHOFDSLWDOVDOHKX\HQGR3RUHMHPSOR
durante la guerra civil de Angola (1975-2002) la fuga de capitales en términos
¿QDQFLHURV DVFHQGLy D PiV GH  PLOODUGRV GH GyODUHV XQD GH ODV WDVDV PiV
elevadas en África. La violencia perjudica el capital político, puesto que debilita
a los Estados así como a los bienes públicos que el Estado suministra, ya que
erosiona el Estado de derecho y los procesos políticos democráticos (véase el
Cuadro 8.2). Las escuelas y los programas de formación zozobran puesto que
los estudiantes y sus familias optan por la inmediatez de la sobrevivencia antes
que la asistencia a clases y la inversión en su futuro. Los servicios de salud
también se ven obstaculizados por la destrucción de las clínicas y hospitales y la
cancelación de las campañas de salud pública. De este modo el capital humano se
ve entorpecido a medida que la población joven se ve privada de recibir educación
o que la población en general pierde el acceso a los servicios de sanidad. En
las zonas en guerra, el desarrollo económico sostenible y a largo plazo y las
formas participativas de la gobernanza resultan sumamente difíciles, puesto que
la educación, los servicios de salud y otros servicios gubernamentales, así como
ORVPHUFDGRV\ODSURGXFFLyQORFDOFHVDQRGHFUHFHQFXDQGRRFXUUHXQFRQÀLFWR

255
&XDGUR(IHFWRVGHOFRQÀLFWRHQHO(VWDGRGHGHUHFKR

1. Se erosionan los controles y contrapesos sobre los poderes del Estado.


2. Aumenta la corrupción.
3. Se deteriora el orden y la seguridad.
4. 6HDWURSHOODQORVGHUHFKRVIXQGDPHQWDOHV
5. El gobierno carece de apertura.
6. Los reglamentos no se aplican adecuadamente.
7. El acceso a la justicia civil es inadecuado.
8. (OVLVWHPDGHMXVWLFLDSHQDOHVLQH¿FD]

$GDSWDGRGH+DXJHQ %RXWURV 

(O FRQÀLFWR WDPELpQ SXHGH VHU SDUWLFXODUPHQWH OHVLYR SDUD HO FDSLWDO VRFLDO
(Aghajanian 2012). El capital social es un término que abarca las relaciones
verticales y horizontales entre las personas; esos vínculos ayudan a garantizar
la sobrevivencia de todas las personas de la comunidad. La mayoría de las
sociedades están organizadas jerárquicamente, ya sea por clase social, por género
o por etnicidad, por sus funciones en las instituciones que son importantes para
la comunidad, o por las formas tradicionales de liderazgo, como es el caso de
ORV OtGHUHV R VDQDGRUHV ORFDOHV (VWR VLJQL¿FD TXH ODV SHUVRQDV TXH FRQRFHPRV
y que están por encima o por debajo de nuestro rango en la jerarquía de nuestra
sociedad pueden ayudarnos a obtener los bienes necesarios para proveer a nuestra
familia. Las relaciones horizontales incluyen a compañeros y compañeras, a las
personas de nuestra misma edad y a hermanos y hermanas cercanas: todos ellos
son aliados importantes para la sobrevivencia. El capital social incluye asimismo
las conexiones que una persona tiene con quienes se sitúan en instituciones
LPSRUWDQWHV FRPR SRU HMHPSOR HQ ODV HVFXHODV ODV R¿FLQDV JXEHUQDPHQWDOHV
etc. La importancia del capital social no consiste solamente en las conexiones
que tiene una persona, sino en la extensa red de relaciones que sostiene a una
comunidad.
En tiempos de guerra el capital social se resiente cuando las familias se ven
desbarajustadas y separadas, los vecinos delatan a sus vecinos, las instituciones
dejan de funcionar y las comunidades se dispersan (Ghobarah HWDO 2003). Tras
haber vivido un tiempo en el este del Congo, Jones analiza cómo se disuelve el
capital social en tiempos de guerra, y describe ejemplos de cómo “la durabilidad
de los lazos en la familia extensa, la lealtad de los parientes, el placentero dar
y recibir de la hospitalidad . . . todo se desvanece y se quebranta” (2010: 162,
WUDGXFFLyQ QXHVWUD  /D FRQ¿DQ]D HV RWUR IDFWRU QHFHVDULR SDUD OD FRRSHUDFLyQ
KXPDQD\SXHGHGLVPLQXLUPXFKRHQWLHPSRVGHFRQÀLFWRYLROHQWR3XHVWRTXH
la guerra genera miedo, sufrimiento y carencias, el horizonte de las relaciones
GH FRQ¿DQ]D UHVXOWD PHUPDGR (VWR D VX YH] GD OXJDU D OD GLVROXFLyQ GH ODV

256
normas sociales de que se vale la comunidad para su sobrevivencia, y se erosiona
el caudal de la sabiduría y los conocimientos que informan la producción de
alimentos, el matrimonio y la crianza de los hijos e hijas. Stearns comenta que
“La violencia masiva afecta no solamente a las familias de las personas fallecidas.
Desgarra el tejido social y se aloja por igual en las mentes de quienes presenciaron
la violencia y de quienes la perpetraron” (2011: 261, traducción nuestra). Cuando
HOFDSLWDOVRFLDOODFRQ¿DQ]D\ODVFRVWXPEUHVVHDUUXLQDQVHGHELOLWDQD~QPiV
las posibilidades de sobrevivencia de las comunidades pobres.

&XDGUR(VWXGLRGHFDVRVREUH(O6DOYDGRU\HOFRQÀLFWRLQWUDHVWDWDO

El Salvador, un pequeño país centroamericano del tamaño del Estado de


&RQQHFWLFXW ((88  SUHVHQWD PXFKRV GH ORV GHVDItRV DVRFLDGRV FRQ ORV
FRQÀLFWRV LQWUDHVWDWDOHV *Ui¿FR   (O 6DOYDGRU HVWXYR HQ JXHUUD FLYLO GH
D\HQHVDJXHUUDIDOOHFLHURQPiVGHSHUVRQDVRWUDV
se consideran “desaparecidas” y 500,000 civiles tuvieron que desplazarse
LQWHUQDPHQWHRKX\HURQSDUDUHIXJLDUVHHQ+RQGXUDVRHQRWURVSDtVHV YpDVH
&RVJURYH6LOEHU /RVJXHUULOOHURVSURFODPDEDQTXHVXOXFKDHUDSDUD
proteger a la población civil que estaba siendo atacada por el gobierno represivo.
7UDV HO DVHVLQDWR GH VHLV VDFHUGRWHV FDWyOLFRV MHVXLWDV GH VX DPD GH OODYHV \
GHODKLMDGHHVWDíFULPHQSHUSHWUDGRSRUHOHMpUFLWRVDOYDGRUHxRHQQRYLHPEUH
GH\DKDFLDHO¿QDOGHODJXHUUDíODRSLQLyQS~EOLFDVHYROYLyHQFRQWUDGHO
gobierno salvadoreño, mismo que se vio obligado a negociar. En enero de 1992,
los guerrilleros (el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, conocido como
HO)0/1 \HOJRELHUQRQDFLRQDOSXVLHURQ¿QDOFRQÀLFWRDUPDGR\DFRUGDURQTXH
el FMLN se convertiría en un partido político legalmente inscrito. En 2009 el FMLN
JDQyODVHOHFFLRQHVORTXHSXVR¿QDDxRVGHJRELHUQRVGHH[WUHPDGHUHFKD
/RODPHQWDEOHHVTXHKR\HQGtD(O6DOYDGRUQRHVWiPXFKRPHMRUTXHHQ
cuando comenzó la guerra civil. El FMLN negoció un acuerdo político para el
cese de la guerra y muchos comandantes obtuvieron puestos en el gobierno
u ocuparon curules en la Asamblea Nacional durante varios periodos, pero la
mayor parte del país permaneció en la pobreza, con una tasa de desempleo
de 25%. El salario mínimo de diez dólares al día no alcanza para cubrir las
QHFHVLGDGHVEiVLFDVGHXQDIDPLOLDGHFXDWURSHUVRQDV/DVPDUDV SDQGLOODV 
cuyo número de miembros se incrementa a medida que los integrantes de las
maras salvadoreñas-estadounidenses son deportados de Estados Unidos, se han
FRQYHUWLGRHQODVFDEHFLOODVGHIDFWRGHPXFKDVFRPXQLGDGHVXUEDQDV\UXUDOHV
donde el control del gobierno es muy escaso. En la actualidad ocurren tantos
homicidios como en tiempos de la guerra, puesto que el crimen organizado y las
maras combaten entre sí por el control del comercio de las armas y las drogas.
/DVIXHU]DVSROLFLDOHVOXFKDQSRUGHWHQHUODYLROHQFLD\OOHYDUDORVSHUSHWUDGRUHV
ante la justicia, pero la impunidad campea.
El caso salvadoreño es un ejemplo de varios temas en común que atrapan a los
SDtVHV TXH HPHUJHQ GH XQD JXHUUD FLYLO FRQ XQ FRQÀLFWR HQ FXUVR (QWUH HVRV
GHVDItRV SRGHPRV VHxDODU OD UHLQWHJUDFLyQ GH ODV SREODFLRQHV GHVSOD]DGDV
GHQWURGHOSDtV\GHORVTXHVHUHIXJLDURQHQRWURVSDtVHVODUHDFWLYDFLyQGHOD

257
HFRQRPtD \ GH ODV SROtWLFDV GLVWULEXWLYDV TXH JDUDQWLFHQ OR EiVLFR SDUD OD YLGD
GH WRGRV OD UHFRQVWUXFFLyQ GH OD LQIUDHVWUXFWXUD GHVWUXLGD OD GHVPRYLOL]DFLyQ
readiestramiento y reintegración de los combatientes en la vida civil; la
GHSXUDFLyQ GH DTXHOORV LQWHJUDQWHV GHO HMpUFLWR GH OD SROLFtD \ GH ODV IXHU]DV
de seguridad que hayan cometido atropellos contra los derechos humanos; y
la reconciliación de un país que ha padecido tanta muerte, tortura y miedo. El
Salvador adolece de altos niveles de violencia en el pasado y en el presente, y
de impunidad ante los abusos que durante la guerra se cometieron contra los
derechos humanos, así como también ante los actos de violencia que siguen
aconteciendo en la actualidad; y a todo esto se suma una gran inequidad en los
ingresos. En consecuencia, la gran mayoría de la población no puede valerse
GHVXVFDSDFLGDGHVEiVLFDV\HOORLQFOX\HTXHQLVLTXLHUDSXHGHQSURFXUDUVHHO
VXVWHQWRSDUDVt\SDUDVXVIDPLOLDVQLHODFFHVRDODHGXFDFLyQ\DORVVHUYLFLRV
de salud, ni la posibilidad de vivir en comunidades protegidas y seguras, ni contar
con un sistema judicial que haga cumplir las leyes, que investigue los crímenes,
que proteja a los grupos vulnerables y que lleve los casos a los tribunales para
TXHVHKDJDMXVWLFLD &RVJURYH6LOEHU /RYDWR 

Capital del país


Capital departamental
Ciudad, poblado
Aeropuerto principal
'HPDUFDFLyQLQWHUQDFLRQDO
'HPDUFDFLyQGHSDUWDPHQWDO
Carretera panamericana Las demarcaciones y los nombres indicados, así como las
Carretera principal denominaciones que aparecen en este mapa no implican
DSUREDFLyQ R DFHSWDFLyQ R¿FLDO SRU SDUWH GH ODV 1DFLRQHV
Ferrocarril Unidas.
En los casos en que los nombres de los
departamentos son los mismos que los de
sus capitales, sólo se nombran las capitales.

*Ui¿FR0DSDGH(O6DOYDGRU
)XHQWH0DSD1R5HY1DFLRQHV8QLGDV0D\R

258
'HFyPRHOFRQÀLFWRFDXVDSREUH]DDQLYHOPLFUR

$XQ WHQLHQGR OD LPSRUWDQFLD TXH WLHQHQ ORV HIHFWRV GH ORV FRQÀLFWRV D QLYHO
macro son demasiado generales y abstractos, por lo que hay que profundizar hasta
el nivel micro para comprender cómo la violencia masiva afecta realmente a los
LQGLYLGXRVDODVIDPLOLDV\DODVFRPXQLGDGHV/DJXHUUD\ORVFRQÀLFWRVRFDVLRQDQ
pobreza y falta de libertad puesto que limitan las capacidades y funciones más
importantes de las personas, en particular sus derechos a ganarse la vida, a vivir
sin temor, a recibir educación y a vivir sin enfermedades. En el mejor de los casos,
las capacidades de la gente pobre son vulnerables. De ordinario sus capacidades
VRQOLPLWDGDVíORFXDOHVXQRGHORVUDVJRVTXHGH¿QHQODSREUH]DíSHURDGHPiV
las pocas oportunidades que tienen pueden ser inciertas. Imaginemos a una mujer
pobre que tiene el derecho a votar en su sociedad, pero llegado el día de la votación
resulta que un grupo rebelde ha bloqueado el camino a la caseta de votación más
cercana. Ella no dispone de tiempo ni de dinero para llegar a las urnas de ninguna
otra manera, por lo que queda anulada su capacidad para ejercer el derecho a
YRWDU(QPXFKRVVHQWLGRVHOFRQÀLFWRHVHOSHRUGHORVFDVRVSXHVWRTXHSRQHHQ
riesgo generalizado las capacidades y los funcionamientos, y por lo tanto crea o
agudiza las privaciones, la desigualdad y el sufrimiento.
/DVFRQVHFXHQFLDVGHXQFRQÀLFWRYLROHQWRVRQGLUHFWDVHLQGLUHFWDVDFRUWR\
a largo plazo, todo lo cual tiene que ver con la pobreza crónica y con la pobreza
temporal. En un sentido amplio la violencia implica coerción, y muchas veces
conduce a estados de falta de libertad. Es frecuente que los grupos rebeldes y las
fuerzas gubernamentales lesionen o mutilen a niños y niñas, e incluso a veces se
les somete a esterilización forzada o a violación; asimismo, obligan a las mujeres,
a las personas ancianas y a los niños y niñas a alimentar y alojar a sus tropas.
Cuando las tropas avanzan, suelen coaccionar a los civiles para que se sumen a
VXV¿ODV\DVHDFRPRQXHYRVUHFOXWDVFRPRFRFLQHURVRHQRWUDVIXQFLRQHVGH
apoyo, o para suministrar servicios sexuales a los combatientes. A la población
civil no se le deja opción: o hacen lo que se les ordena o terminan asesinados. Lo
lamentable es que estos ataques contra las personas no combatientes no son sólo
daños colaterales para lograr un objetivo militar, sino la destrucción intencionada
de comunidades civiles que se cree que apoyan o albergan al “enemigo”. Estas
tácticas implican que los civiles desarmados tienen pocos medios para protegerse
y pocos recursos para recuperar lo que se les ha quitado. A eso se debe que las
guerras de hoy ocasionen tantos desplazamientos internos y que haya tantas
personas que buscan refugio en otros países.
&XDQGRORVHIHFWRVGHOFRQÀLFWRVHH[DPLQDQGHVGHYDULDVGHODVFDSDFLGDGHV
centrales de la lista de Nussbaum saltan a la vista varios puntos (Nussbaum
2005). Si empezamos por examinar la capacidad de vida, vemos que la violencia
causa la muerte prematura de más de 500,000 personas al año, casi una persona
por minuto.2 (O FRQÀLFWR WDPELpQ WLHQH HIHFWRV PDVLYRV HQ ODV FDSDFLGDGHV
que atañen a la VDOXG FRUSRUDO y a la LQWHJULGDG FRUSRUDO. Los soldados y las

259
personas no combatientes sufren por igual lesiones: extremidades lisiadas o
PXWLODGDVFHJXHUDGDxRVHQORVyUJDQRVLQWHUQRV/RVFRQÀLFWRVWLHQHQDGHPiV
otras consecuencias para la salud, como son la propagación de enfermedades, la
hambruna y la destrucción de los servicios públicos de salud. Quizá en casos de
emergencia o cuando necesitan una revisión médica las personas no puedan acudir
DOFHQWURGHVDOXGSRUTXHHOHGL¿FLRIXHGHVWUXLGRRSRUTXHWHPHQORVSHOLJURVFRQ
que puedan toparse en el camino a la clínica. Las enfermedades que fácilmente
podrían haberse evitado se vuelven letales. Este fenómeno se va manifestando
de múltiples maneras a medida que proliferan las enfermedades infecciosas:
los niños que ya estaban debilitados por la diarrea contraen más enfermedades
mortales; las complicaciones ordinarias del parto implican más riesgos para las
madres y para sus infantes; la gripe deviene neumonía; las cortaduras y abrasiones
se infectan y se tornan gangrenosas. Se cancelan las campañas de salud pública: la
población infantil no recibe vacunaciones y dejan de distribuirse los mosquiteros
impregnados con insecticida. La carga de morbilidad aumenta a medida que la
gente contrae malaria, tifoidea, tuberculosis y enfermedades de trasmisión sexual.
De hecho, muchas de las muertes de civiles en tiempos de guerra se deben a las
enfermedades más que a los combates. La desnutrición que sufren las personas en
tiempos de guerra puede tener efectos mortales, así como efectos macroscópicos
y a largo plazo. Por ejemplo, en Zimbabue y en Burundi la población infantil que
sufrió desnutrición tiene menor estatura cuando llega a la edad adulta, lo cual
puede reducir su productividad laboral durante todo su ciclo de vida (Alderman et
DO2006, Bundervoet HWDO 2009). La integridad corporal se pone en riesgo no sólo
por las lesiones, sino también por la violencia sexual masiva que suele perpetrarse
contra las mujeres y las niñas y niños. Esas violaciones por lo general dañan
gravemente la salud mental, y ocasionan depresión, ansiedad y desesperación. Una
táctica común en tiempos de guerra es atacar la salud mental a base de sembrar
miedo. Se usa la violencia contra los civiles con el objetivo de desmoralizar a los
combatientes enemigos y a la población entera. En última instancia, la integridad
corporal, según la formulación de Nussbaum, implica también la capacidad
para movilizarse, y esa capacidad queda restringida cuando resulta demasiado
peligroso desplazarse libremente de un sitio a otro.
La violencia también restringe las capacidades por razones prácticas y de
D¿OLDFLyQ$HVWHUHVSHFWRODHGXFDFLyQHVXQDGHODVSULQFLSDOHVIRUPDVHQTXH
las personas pueden cultivar la razón práctica y ampliar sus oportunidades.
Cuando se destruye ese bien público que son las escuelas, se desploma ese apoyo
básico al bienestar humano. Por desgracia, los ataques a los centros escolares son
XQDWiFWLFDWULVWHPHQWHFRP~QGXUDQWHORVFRQÀLFWRVKDQVLGRREMHWRGHDWDTXH
deliberado en Nigeria, Afganistán y Siria, entre otros muchos lugares (Global
Coalition 2014). Las escuelas son también un punto vital de reunión para las
comunidades, donde los niños y niñas, sus progenitores y sus docentes interactúan
y coordinan actividades para el bien de los niños y de la comunidad. La educación
también puede interrumpirse cuando la gente tiene que huir de los combates o

260
cuando resulta demasiado peligroso acudir al plantel educativo. Un estudio que
se efectuó en Tayikistán reveló que las niñas cuyos hogares fueron destruidos
durante la guerra civil de ese país tenían menos probabilidades de cursar educación
secundaria, lo que a largo plazo reduciría sus salarios y sus oportunidades en la
YLGD 6KHP\DNLQD (QFXDQWRDODD¿OLDFLyQFXDQGRXQDSHUVRQDYLYHHQ
zona de guerra quizá no pueda expresarse libremente, ni sumarse a algún grupo
que le parezca atractivo (sobre todo si el caudillo local considera que ese grupo
es peligroso), ni tener participación política de ninguna clase. Muy a menudo
la guerra también implica que los periódicos no puedan imprimirse, que las
radiodifusoras no salgan al aire y que la población no disponga de información
¿DEOHVREUHORTXHHVWiRFXUULHQGRRVREUHODVPDQHUDVGHHYLWDUHOFRQÀLFWR(O
acceso a la información es un derecho importante por el cual las personas pueden
tomar decisiones informadas que les permitan maximizar sus opciones.
Perder la capacidad de expresarse libremente, de participar en política y de
D¿OLDUVHVHUHODFLRQDFRQODIRUPDHQTXHHOFRQÀLFWRSXHGHSDUDOL]DUODFDSDFLGDG
EiVLFD GH FRQWURODU HO SURSLR HQWRUQR (VWR VH UH¿HUH HQ SDUWH D ORV UHFXUVRV
DPELHQWDOHVFXDQGRH[LVWHXQFRQÀLFWRODJHQWHSXHGHXWLOL]DUHVRVUHFXUVRVGH
una manera insostenible puesto que su necesidad urgente de sobrevivir les induce
a pensar en plazos sumamente cortos. Por ejemplo, debido a que la gente en
Afganistán ha estado tan preocupada con la sobrevivencia inmediata, en algunos
lugares han estado explotando la poca agua que hay y los pastizales de un modo
que degrada el potencial a largo plazo de esos bienes (Goodhand 2001). En el
rubro del control sobre el propio entorno Nussbaum incluye el empleo, y sin
GXGDHOFRQÀLFWRSXHGHSHUMXGLFDUORVPHGLRVGHVXEVLVWHQFLD/RVSUHVWDGRUHVGH
servicios, como son los albañiles, zapateros y costureras, tienen que abandonar
VXVR¿FLRV\\DQRSXHGHQJHQHUDULQJUHVRV/DVIDPLOLDVDJULFXOWRUDVSLHUGHQVXV
siembras y sus animales. En la guerra civil de Mozambique, que duró 15 años, la
gente perdió el 80% de su ganado, parte esencial del sustento económico de los
hogares rurales (Brück 1996).
/DV FRQVHFXHQFLDV GHO FRQÀLFWR HQ ODV FDSDFLGDGHV WDPELpQ WLHQHQ XQD
GLPHQVLyQHVSHFt¿FDGHJpQHUR(QODV]RQDVGHJXHUUDVXHOHQUHJLVWUDUVHQLYHOHV
muy altos de violencia sexual. Los comandantes ordenan a sus tropas la violación
como un medio de subyugar a la población local, o bien los soldados cometen
violencia sexual como parte de la depredación y el saqueo. En el este del Congo
han sido violadas más de 200,000 mujeres desde 1998, y una gran parte de la
población femenina ha sufrido alguna forma de violencia sexual (Stearns 2011).
Las mujeres, las niñas y los niños son objeto de violación, a veces por múltiples
soldados, y también es frecuente que se les viole introduciéndoles en el cuerpo
objetos diversos. Asimismo, en ocasiones se obliga a las mujeres, niños y niñas y
a otros grupos vulnerables a presenciar la tortura y los ataques contra sus propias
familias o miembros de su comunidad. Puede ocurrir que las madres tengan que
presenciar la matanza de sus hijos. Las órdenes de cometer violación y saqueo
SXHGHQ LQVWLODU KiELWRV GXUDGHURV HQ ORV KRPEUHV \ GH HVH PRGR HO FRQÀLFWR

261
agudiza la masculinización violenta de la sociedad. De esta manera se minimizan
las contribuciones de las mujeres a la sociedad y se exagera su subyugación, lo
que ocasiona un mayor riesgo de abuso físico, emocional y sexual (Ghobarah
HW DO 2003). Todas esas consecuencias de género pueden menoscabar en gran
medida la libertad de las mujeres para llevar una vida que consideren valiosa.
Los efectos en el nivel micro antes mencionados son realidades frecuentes para
la gente que vive en zonas de guerra. Y muchas veces son de larga duración: todas
las tragedias que se mencionan en el párrafo anterior pueden dejar cicatrices físicas
y/o emocionales. Tanto las tropas como los civiles sufren los efectos emocionales
\SVLFROyJLFRVGHOFRQÀLFWRVLQHPEDUJRSDUDODVSREODFLRQHVFLYLOHVORVHIHFWRV
pueden ser más extremos debido a la sensación prolongada de incertidumbre y
falta de control sobre muchas de las decisiones básicas de la vida (Waszink 2011).
El trastorno que implica verse obligados a abandonar el propio hogar, el miedo
a quedar atrapados en el fuego cruzado o a caer en manos de combatientes que
les traten como enemigos, el hambre y la sed de no saber dónde conseguirán su
próxima comida o dónde hallarán agua potable, el dolor de haber perdido a sus
familiares y de haber presenciado atrocidades, todo ello son factores estresantes
que pueden causar ataques de pánico, pesadillas, insomnio, reviviscencias,
conductas antisociales, comportamientos violentos y una creciente propensión a
consumir alcohol y drogas en exceso. Esos síntomas suelen manifestarse durante
HO WLHPSR TXH GXUD HO FRQÀLFWR \ WDPELpQ PXFKR GHVSXpV GH KDEHU FHVDGR ODV
hostilidades. Uno de los mayores desafíos que enfrentan los países después de que
cesan los combates consiste en atender los efectos secundarios de la guerra en lo
físico, lo psicológico y lo social.
(Q HO QLYHO PLFUR ORV HIHFWRV GHO FRQÀLFWR HQ ODV FDSDFLGDGHV VH LPEULFDQ
LQWHQVDPHQWH&XDQGRHOFRQÀLFWRGDxDGLUHFWDPHQWHODVFDSDFLGDGHVHQFXDQWRD
la salud, la integridad física, etc., se ven menguadas indirectamente las capacidades
HQPXFKDVRWUDViUHDV(VWRLPSOLFDTXHHOFRQÀLFWRDJXGL]DODYXOQHUDELOLGDGHQ
ORTXHDWDxHDODOLEHUWDGGHODVFDSDFLGDGHV8QDGHODVFDUDFWHUtVWLFDVGH¿QLWRULDV
de la vulnerabilidad de la gente pobre es que no pueden sustituir un recurso o una
capacidad por otra (Dubois HWDO 2007). Si una plaga destruye la cosecha con la
que se contaba para generar ingresos y alimentar a la familia, se quedan sin dinero
\VLQFRPLGDSDUDVREUHYLYLU&XDQGRH[LVWHXQFRQÀLFWRVLGHELGRDORVFRPEDWHV
las carreteras son intransitables (lo cual destruye directamente la capacidad de
movilidad) entonces la gente no puede llevar su mercancía al mercado (lo que
destruye indirectamente su capacidad para ganarse el sustento). De ordinario el
FRQÀLFWR SRQH HQ ULHVJR ODV HVWUDWHJLDV GH VREUHYLYHQFLD GH OD JHQWH SREUH GH
un modo más fundamental que cuando ocurren crisis ambientales o económicas
(De Waal 1997). En tiempos de guerra, las poblaciones más vulnerables son las
que sufren de manera desproporcionada: las mujeres son violadas, los niños y
niñas pasan hambre, las personas ancianas o con alguna discapacidad quedan en
el abandono. Para las personas pobres es más difícil sobrellevar su situación, pues
GHELGRDOFRQÀLFWRVXVFDSDFLGDGHVUHVXOWDQHVSHFLDOPHQWHIUiJLOHV

262
'LFKR OR DQWHULRU KD\ DOJXQDV IRUPDV VRUSUHQGHQWHV HQ TXH HO FRQÀLFWR
puede ampliar las oportunidades (Justino 2011, 2013). Por ejemplo, algunas
personas aprovecharán la violencia para empezar a apoderarse de bienes. Las
WXUEXOHQFLDV GHO FRQÀLFWR SXHGHQ LQFUHPHQWDU HO HPSRGHUDPLHQWR SROtWLFR \ HO
disfrute de los derechos civiles de algunos grupos, sobre todo si estos grupos
estuvieron oprimidos anteriormente. También puede ocurrir que los movimientos
poblacionales tengan un efecto positivo en los medios de subsistencia y en las
oportunidades económicas. Algunas personas pueden tener más libertades cuando
toman las armas. Por ejemplo, hay investigaciones sobre las mujeres como
combatientes y como participantes en actos de violencia contra la población civil.
En las guerras civiles de América Latina, cantidades considerables de mujeres
participaron como combatientes en El Salvador y en Cuba, lo que conllevó un
cambio en los roles de género (Shayne 2004), y se han efectuado investigaciones
en Sierra Leona y Liberia, como son las de Coulter (2008 y 2009) y de Cohen
(2013) que documentan la participación de las mujeres como combatientes y
como perpetradoras de violencia sexual. Es obvio que esos efectos no siempre
son positivos, y que ampliar las capacidades de una persona a expensas de las
capacidades de otra no es un acto moral. Sin embargo, el punto es que si bien
HO FRQÀLFWR SXHGH DJXGL]DU GH PXFKDV PDQHUDV OD SREUH]D GH FDSDFLGDGHV
también puede tener algunas ventajas inesperadas, aunque inusuales. Veamos un
último ejemplo: algunas investigaciones han demostrado que las experiencias de
violencia hacen que las personas y los grupos se comporten de un modo más
altruista y justo (Voors et al. 2012, BauerHWDO 2013).

/DSURWHFFLyQGHODSREODFLyQHQFRQÀLFWR

3XHVWRTXHORVFRQÀLFWRVSHUMXGLFDQGHPXFKDVPDQHUDVODVFDSDFLGDGHVEiVLFDV
es obvio que hay que preguntarse cómo podrían evitarse o mitigarse esos efectos.
Existe todo un caudal de literatura sobre las intervenciones humanitarias, los
SURFHVRVGHSDFL¿FDFLyQ\ODUHFRQVWUXFFLyQSRVWFRQÀLFWR YpDQVHSRUHMHPSOR
Lambourne 2000, Zartman 2007, Weinstein 2007, Call & Cousens 2008, Addison
& Brück 2009, Ware 2014). En este capítulo se examina sobre todo cómo esas
intervenciones pueden preservar o restaurar la seguridad humana y los derechos
fundamentales al bienestar que esas intervenciones dicen proteger. La seguridad
KXPDQDHVXQDWUDGLFLyQWHyULFDHVSHFt¿FDTXHVLUYHFRPRFRPSRQHQWHSDUDHO
desarrollo humano (Gasper & Truong 2005, Fukuda-Parr & Messineo 2012).
6HJ~Q XQD GH ODV GH¿QLFLRQHV PiV GHVWDFDGDV ³HO REMHWLYR GH OD VHJXULGDG
humana es salvaguardar el núcleo vital de todas las vidas humanas ante los
peligros apremiantes y ubicuos, y hacerlo de modo tal que sea concordante con
la realización humana a largo plazo” (Alkire 2003: 2, traducción nuestra). Esto
VHUH¿HUHQRVyORDODVHJXULGDGDQWHODYLROHQFLDVLQRDFXDOTXLHUFLUFXQVWDQFLD
que pueda poner en peligro la capacidad de una persona para asegurar “lo que
HV KXPDQDPHQWH LPSRUWDQWH´ OR FXDO SXHGH GH¿QLUVH FRPR ODV OLEHUWDGHV

263
fundamentales (Gasper 2005: 222, traducción nuestra). El enfoque desde las
FDSDFLGDGHVVHUH¿HUHVREUHWRGRDODOLEHUWDGGHVHU\GHKDFHUHVGHFLUDODV
libertades positivas. De modo complementario, la seguridad humana enfatiza las
libertades negativas (es decir, aquello sin lo cual una persona puede tener los
componentes básicos de una vida humana digna). Entre las libertades negativas
podemos mencionar por ejemplo, la libertad de vivir sin miedo, sin carencias y
sin indignidad. La perspectiva de la seguridad humana es multidimensional, y
abarca las crisis económicas, ambientales, alimentarias, sanitarias y de otro tipo
TXHSRQHQHQULHVJRHVDVOLEHUWDGHV 2ZHQ 8QFRQÀLFWRYLROHQWRFRPR
hemos demostrado, puede generar crisis en todas esas áreas, lo cual pone en riesgo
los componentes esenciales del bienestar y el derecho de las personas a llevar una
vida que consideren valiosa.
¿Cuál es ese “núcleo vital” de la seguridad humana que hay que proteger? Si
DGDSWDPRVODIRUPXODFLyQGH$ONLUH  VHGH¿QHFRPRXQFRQMXQWROLPLWDGR
de capacidades básicas que son necesarias para la sobrevivencia, la dignidad y
los medios de subsistencia. Son las capacidades esenciales para que las personas
tengan seguridad en casos de crisis y emergencias. Estas capacidades abarcan
las libertades políticas y civiles, así como los derechos económicos, sociales
y culturales. No obstante, al igual que en la cuestión de lo que constituye las
capacidades centrales universales, Alkire se abstiene de proponer una lista
GH¿QLWLYD\SUHFLVDGHORTXHHVHOQ~FOHRYLWDOHLQVLVWHHQTXHVXFRQWHQLGRSXHGH
VHUHVSHFt¿FRGHOFRQWH[WR\GHEHHODERUDUVHGHPDQHUDGHPRFUiWLFD(VDHVXQD
estrategia sensata, porque la verdadera puesta en práctica de la seguridad humana
SXHGHGHSHQGHUGHFLUFXQVWDQFLDVHVSHFt¿FDV(QRWUDVSDODEUDVFXDOTXLHUDTXH
VHD OD VLWXDFLyQ GH FRQÀLFWR ¢FyPR VDEHU VL VH KDQ YXOQHUDGR ODV FDSDFLGDGHV
centrales del “núcleo vital”? Lo ideal sería consultar a las personas cuya seguridad
está en peligro, y por eso la puesta en práctica de la seguridad depende del contexto.
No obstante, es esencial establecer algunos parámetros generales acerca de
cuáles derechos humanos fundamentales se deben priorizar para darles protección
HQXQFRQÀLFWRDUPDGR-RKDQ*DOWXQJXQRGHORVIXQGDGRUHVGHODLQYHVWLJDFLyQ
SDUD OD SD] D¿UPD TXH OD VHJXULGDG KXPDQD HQWUDxD HO FXPSOLPLHQWR GH ORV
derechos humanos básicos, que son a su vez la satisfacción de las necesidades
humanas básicas, mismas que podemos equiparar con las capacidades en el núcleo
vital (Galtung 2005). Por lo tanto, las garantías que se valoran internacionalmente
en materia de derechos humanos sugieren un esbozo para establecer el núcleo
vital en el ámbito global. En un sentido más amplio, la seguridad humana supone
el “derecho a sobrevivir”, y la Declaración Universal de los Derechos Humanos
enumera varias garantías que conciernen a ese derecho. El artículo 3 de esa
declaración estipula que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a
ODVHJXULGDGGHVXSHUVRQD´<HQHODUWtFXORVHD¿UPDTXH³1DGLHVHUiVRPHWLGR
a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. El artículo 9
sostiene que “Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”. Y
el artículo 13 concierne a la libre circulación de las personas. Además, el Pacto

264
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales incluye en su
artículo 11 el derecho a una alimentación adecuada, y en su artículo 12 el derecho
DODVDOXGItVLFD\PHQWDO+D\GHQ  OOHJDLQFOXVRDD¿UPDUTXHODSD]GHELHUD
ser un derecho humano fundamental. Cabe reconocer que esas garantías suelen
ser abstractas, por tanto, una vez más el contexto resulta crucial para determinar
con precisión en qué consiste una vulneración del derecho a la libre circulación, o
qué es un “trato inhumano”.

Cuadro 8.4 Organizaciones internacionales de derechos humanos y


entidades de las Naciones Unidas que vigilan las vulneraciones a los
GHUHFKRV KXPDQRV HQ ODV ]RQDV HQ FRQÀLFWR \ SUHVWDQ VHUYLFLRV D ODV
poblaciones afectadas

Cruz Roja Internacional

Aministía Internacional

+XPDQ5LJKWV:DWFK

Médicos sin Fronteras

Comité Internacional de Rescate

$OWR&RPLVLRQDGRGHODV1DFLRQHV8QLGDVSDUDORV5HIXJLDGRV $&185 

3DUD ODV VLWXDFLRQHV GH FRQÀLFWR VH KD HODERUDGR XQ PDUFR MXUtGLFR SDUD HO
tratamiento humanitario en casos de guerra, lo cual determina con más detalle
las garantías abstractas. Las políticas de las Naciones Unidas, las Convenciones
de Ginebra y los Protocolos Adicionales de 1977 exponen los componentes
esenciales de este marco jurídico para pautar las conductas en tiempos de guerra.
Hoy en día los Estados, los grupos rebeldes, los combatientes y sus comandantes
íVLQ LPSRUWDU VL HQ HIHFWR KDQ VXVFULWR R QR HVRV WUDWDGRVí HVWiQ REOLJDGRV D
cumplir esas normas sobre el trato a la población civil, a los soldados enemigos
capturados y a las personas heridas. Se espera que con ello se implementen varias
PHGLGDV D ¿Q GH SURWHJHU D OD SREODFLyQ FLYLO DQWH ORV HIHFWRV GH XQ FRQÀLFWR
Esto implica hacer una ponderación entre los objetivos militares y los riesgos
para los civiles, analizar en qué medida los civiles pueden resultar afectados por
los objetivos militares, y tomar precauciones para evitar que la población civil
y los bienes de índole civil sufran impactos indebidos. Por desgracia, suele ser
muy ancha la brecha entre los convenios internacionales y su aplicación en el

265
WHUUHQRHQODVVLWXDFLRQHVUHDOHVGHFRQÀLFWRHVDVQRUPDVMXUtGLFDVVHYXOQHUDQ
sistemáticamente.
/DOHJLVODFLyQLQWHUQDFLRQDOKXPDQLWDULDSURSRUFLRQDXQDMXVWL¿FDFLyQMXUtGLFD
así como áreas normativas concretas que atañen a la seguridad humana. En la
práctica, la seguridad humana consiste sobre todo en prevención y protección, es
decir, en detener o mitigar las amenazas al núcleo vital. Su atención se sitúa en
HVSHFLDOHQODVQHFHVLGDGHVDFRUWRSOD]RFRPRVHUtDQORVSURFHVRVGHSDFL¿FDFLyQ
HQXQDVLWXDFLyQGHFRQÀLFWRRD\XGDKXPDQLWDULDWUDVXQGHVDVWUH6LQHPEDUJR
la protección al núcleo vital no basta para lograr una adecuada realización humana,
razón por la cual la seguridad humana debe ir a la par del desarrollo humano. El
desarrollo humano atañe a la habilidad de la persona para prosperar, y contiene
una perspectiva a largo plazo para garantizar la mejora del bienestar en el curso
de los meses y los años. Tanto la seguridad humana como el desarrollo humano
son necesarios para preservar y promover las capacidades básicas de la gente y
SDUDD\XGDUDODVVRFLHGDGHVDUHFXSHUDUVHGHXQFRQÀLFWR/D7DEODSUHVHQWD
XQSDQRUDPDGHODVPHGLGDVTXHGHEHQDGRSWDUODVVRFLHGDGHVHQFRQÀLFWRD¿Q
de promover la seguridad humana y el desarrollo humano.
Lograr el éxito en la protección de la seguridad humana puede ser muy difícil,
como lo es también cualquier esfuerzo para reducir la pobreza. Las situaciones de
FRQÀLFWRSUHVHQWDQXQDGLQiPLFDSDUWLFXODUPHQWHFRPSOHMD\SHOLJURVD&XDQGR
la guerra asola las comunidades, la gente tiene que huir de sus hogares y buscar
refugio en otras regiones o países. Los grandes contingentes de refugiados suscitan
enormes problemas de logística y de seguridad: ¿cómo garantizar la seguridad y el
acceso a los alimentos, así como la salud y el saneamiento necesarios para mantener
a las poblaciones de refugiados? Si la lucha activa continúa, a las organizaciones
KXPDQLWDULDV VH OHV GL¿FXOWD PXFKR REWHQHU DSR\R SDUD ORV UHIXJLDGRV \ SDUD
otras poblaciones en riesgo. En ocasiones los grupos rebeldes establecen puestos
de control y mecanismos tributarios que sirven a la población civil, y a los
trabajadores humanitarios se les requisan los suministros para destinarlos a las
WURSDVRSDUDREWHQHUEHQH¿FLRV(QVXOLEURVREUHODVFRQWUDGLFFLRQHVGHODD\XGD
humanitaria internacional, Linda Polman (2010) describe con cuánta facilidad las
fuerzas militares o los grupos armados hostigan a los trabajadores humanitarios
o se les intimida para obstaculizar su labor. Esas tácticas sitúan a los trabajadores
humanitarios en un dilema ético: ¿es correcto o incorrecto compartir bienes con los
rebeldes para poder alcanzar a la población civil? Los dilemas éticos y prácticos
GHSURWHJHUDODSREODFLyQGXUDQWHXQFRQÀLFWRVRQDSHQDVODSULPHUDSDUWHGHOD
historia: la tarea de promover el desarrollo humano en las sociedades que vienen
VDOLHQGRGHXQFRQÀLFWRDFDUUHDVXVSURSLRVGHVDItRV

266
Tabla 8.1 Elementos de protección de la seguridad humana y promoción
del desarrollo humano
Seguridad Ayuda Rehabilitación Reconciliación Gobernanza
pública humanitaria y y coexistencia y
reconstrucción empodera-
miento
Controlar a Facilitar el Integrar a 3RQHU¿QD Establecer
los elemen- retorno de las personas la impunidad el Estado
tos arma- las perso- DIHFWDGDVSRU (rendición de de derecho
dos, hacer QDVDIHFWD- HOFRQÀLFWR cuentas, apoyo (mediante
cumplir el das por el UHIXJLDGRV y asistencia instituciones
DOWRDOIXH- FRQÀLFWRD desplazados técnica para judiciales,
go, desar- sus lugares internos, ex- TXHODVR¿FLQDV jurídicas y
mar, desmo- de origen FRPEDWLHQWHV  gubernamen- OHJLVODWLYDV 
vilizar. o a nuevos tales puedan
asentamien- reanudar sus
WRV UHIX- IXQFLRQHV 
giados y
desplazados
LQWHUQRV 
Proteger a Garantizar Reconstruir Esclarecer la Iniciar una re-
los civiles la seguridad o rehabilitar verdad (a través IRUPDSROtWLFD
(supremacía alimentaria LQIUDHVWUXFWXUDV de comisiones (centrada en
de la ley, (nutrición (carreteras, de la verdad, procesos e
eliminación adecuada viviendas, elec- establecer tri- instituciones
de minas te- para las WULFLGDGHWF  bunales, utilizar GHPRFUiWL-
rrestres y de personas procesos de FDV 
armamento vulnera- justicia tradicio-
OLJHUR  EOHV  QDO 

Crear insti- Garantizar Promover la Proclamar am- Fortalecer a


tuciones de la seguridad protección nistías (inmuni- la sociedad
seguridad sanitaria social (empleo, dad para los de- civil (median-
nacional (acceso a educación, litos menores, te la parti-
(policía, asistencia vivienda, salud, reparación para cipación, la
ejérci- médica para HWF  ODVYtFWLPDV  rendición de
to, otras WRGRV  cuentas y la
IXHU]DVGH ¿QDQFLDFLyQ 
VHJXULGDG 

267
Implementar Establecer 'HVPDQWHODUOD Fomentar la Promover el
la seguridad una red de economía de convivencia acceso a la
externa seguridad guerra (com- (reconstruir el LQIRUPDFLyQ
(combatir el de emergen- batir las redes FDSLWDOVRFLDO  (a través de
WUi¿FRLOHJDO cia para las delictivas, medios de
de armas, personas restablecer los comunicación
drogas y en situación PHUFDGRV  independien-
SHUVRQDV  de riesgo tes y de la
(mujeres, ni- transparen-
ños y niñas, FLD 
personas
ancianas,
indígenas,
discapacita-
GDV 
Fuente: Adaptada de Ogata-Sen (2003).

5HFRQVWUXFFLyQUHFXSHUDFLyQ\UHFRQFLOLDFLyQ

“La guerra no se acaba cuando se acaba”: dice el título del libro de Ann Jones
[‘War is not over when it’s over’, 2010] donde describe cómo afecta la guerra a
las mujeres y a sus hijos e hijas incluso después de haber cesado formalmente
los combates. Según demuestran las elevadas tasas de homicidio en Guatemala
y en El Salvador, las condiciones en las sociedades que acaban de salir de un
FRQÀLFWRSXHGHQVHUWDQSHOLJURVDVFRPRHQORVWLHPSRVGHJXHUUD\HVRREHGHFH
a múltiples razones (Manz 2008, Silber 2010, Lovato 2015). Entre esas razones
encontramos el hecho de que la atención internacional que antes se centraba en
la evolución del drama de la guerra se dirige pronto a otras partes del mundo.
O bien, las instituciones estatales, entre ellas el sistema judicial, pueden seguir
VLHQGRLQH¿FDFHVRHVWDUGRPLQDGDVSRUORVLQWHUHVHVGHODpOLWH\QRORJUDQTXHVH
cumpla el Estado de derecho. La cesación de las hostilidades armadas no implica
que los sistemas físicos, culturales, sanitarios y educativos de un país se van a
UHLQVWDXUDUPiJLFDPHQWH0XFKDVYHFHVVXFHGHTXHHQORVSHULRGRVSRVWFRQÀLFWR
las capacidades de la gente siguen siendo sumamente inestables. El hecho de que
ODVSDUWHVEHOLJHUDQWHVKD\DQ¿UPDGRXQFHVHDOIXHJRRLQFOXVRXQDFXHUGRGH
SDFL¿FDFLyQQRHVJDUDQWtDGHTXHWRGDVODVSHUVRQDVORDFDWDUiQGHLQPHGLDWR
Y está también el problema de la impunidad: ¿cómo hacer para que quienes
cometieron atropellos contra los derechos humanos y quienes destruyeron la
infraestructura sean juzgados y compensen los daños derivados de sus acciones?
E incluso si las tropas se desmovilizan de inmediato, siempre existe la posibilidad
de que vuelvan a combatir o de que incurran en actos violentos o ilegales para
generar ingresos.

268
3DUD TXH HO SHULRGR SRVWHULRU DO FRQÀLFWR ORJUH VHU XQ WLHPSR GH SD] \
reconstrucción, el país debe tener un compromiso institucional y los recursos
necesarios para hacer frente a los atropellos contra los derechos humanos, para
volver a un ordenamiento jurídico y a un comportamiento cívico, volver a poner
en marcha los servicios gubernamentales, reconstruir la infraestructura del país y
activar la economía. Cumplir todas esas tareas no es cosa fácil. Cesado el fuego,
grandes segmentos de la población necesitan desarrollarse económicamente,
pero también necesitan que se les trate con sensibilidad cultural, puesto que
padecen una variedad de trastornos derivados del estrés postraumático y al mismo
tiempo están esforzándose por ganarse el sustento (Herman 1997). Si los vecinos
han denunciado o asesinado a sus vecinos, si las fuerzas gubernamentales han
atropellado los derechos humanos de la población civil, si las fuerzas rebeldes
han participado en atrocidades, será necesario implementar programas nacionales
para responsabilizar a los perpetradores y para promover la reconciliación. Los
desacuerdos deben resolverse conforme a la ley, las actividades ilícitas deben
castigarse según lo que establecen las normas jurídicas, y quienes cometieron
GHOLWRVGHEHQVHUGHWHQLGRV\FRPSDUHFHUDQWHORVWULEXQDOHV(VWRVLJQL¿FDTXH
las entidades gubernamentales y sus funcionarios tienen que reanudar sus labores
y que hay que contratar nuevo personal y capacitarlo debidamente. Las fuerzas
policiales necesitan capacitación y apoyo para desempeñarse de manera lícita
\H¿FD]8QDYH]VLWXDGRVORVDFWRUHVKD\TXHDERUGDUORVFUtPHQHVFRQWUDORV
derechos humanos, los casos de tortura y los malos tratos contra los civiles, y
además implementar un plan de reconciliación.
Los esfuerzos de mantenimiento de la paz y los compromisos con la justicia
transicional se basan en la idea de que la paz a largo plazo tiene que implicar
abordar la violencia del pasado y la debilidad de las instituciones estatales (Doyle &
Sambanis 2000, Leebaw 2008). Los objetivos generales de la justicia transicional
VRQSURFXUDUODUHFRQFLOLDFLyQQDFLRQDO\ODUHVROXFLyQGHORVFRQÀLFWRVSHURSDUD
ello es necesario que primero los abogados y defensores de la justicia transicional
HVWDEOH]FDQODVFRPLVLRQHVGHODYHUGDG\ORVWULEXQDOHVSHQDOHVD¿QGHGRFXPHQWDU
lo que ha ocurrido durante la guerra, y para eso deben recabar los testimonios de
las personas sobrevivientes y de los testigos. De ese modo pueden garantizar que
serán procesados los culpables de los peores atropellos. La justicia transicional
conlleva una tensión: ¿hasta qué punto cabe aclarar la verdad de lo ocurrido
para que la sociedad pueda seguir adelante? Leebaw argumenta que “al evaluar
el papel político de las instituciones de justicia transicional se debe prestar más
atención a las formas en que sus esfuerzos por exponer, recordar y comprender
la violencia política entran en tensión con su papel como instrumentos para
establecer la estabilidad y legitimar los compromisos de la transición” (2008: 97,
traducción nuestra). Parte de esa tensión consiste en que los combatientes quizá
estarán renuentes a entregar las armas si saben que tendrán rendir cuentas de sus
DFWRVSHURWDPELpQORVFLYLOHVTXL]iGHVFRQItHQGHODSDFL¿FDFLyQVLYHQTXHQR
comparecen ante la justicia las personas que perpetraron los abusos contra ellos.

269
En el caso de El Salvador, la Comisión de la Verdad formaba parte de los
HVIXHU]RV GH SDFL¿FDFLyQ HPSUHQGLGRV SRU 1DFLRQHV 8QLGDV 6H UHFDEDURQ
ORV WHVWLPRQLRV GH ODV SHUVRQDV VREUHYLYLHQWHV VH GRFXPHQWDURQ R¿FLDOPHQWH
las atrocidades de la guerra, y al mismo tiempo, otras entidades de la ONU
apoyaron la creación y capacitación de una nueva fuerza policial. La posibilidad
de sanación emerge cuando la población que ha sufrido traumas profundos en
tiempos de guerra tiene la oportunidad de rendir testimonio de su sufrimiento. Al
explicar la importancia de que las personas sobrevivientes cuenten sus historias,
ya se trate de civiles o de excombatientes, el psiquiatra Jonathan Shay subraya
“que la curación del trauma depende de la comunalización del trauma, es decir,
de que las personas puedan contar sin riesgo su historia a alguien que escucha
DWHQWDPHQWH \ TXH OD GDUi D FRQRFHU GH PDQHUD ¿GHGLJQD D RWUDV SHUVRQDV GH
la comunidad” (1994: 4, traducción nuestra). Además, si esto no se maneja de
manera apropiada, las personas sobrevivientes pueden volver a ser traumatizadas
al tener que contar su historia. La atención a las personas sobrevivientes tiene que
hacerse con sensibilidad cultural, y debe ir integrada con los servicios de salud
física y mental, el desarrollo comunitario y la formación profesional. Es cierto que
contar la propia historia es un paso importante en el proceso de reconciliación,
sin embargo, ese proceso será incompleto si los perpetradores no reciben castigo
alguno.
Pasado el genocidio del año 1994 en Ruanda en el que murieron 850,000
ruandeses (en su mayoría tutsis y hutus moderados), el nuevo gobierno instauró
un programa de alcance nacional denominado Gacaca Courts [Justicia sobre la
Hierba], en el que las comunidades locales realizaron juicios al aire libre conforme
a las prácticas de la justicia tradicional para conocer los casos de perpetradores
violentos que operaron en las respectivas comunidades. El restablecimiento de las
autoridades civiles y del Estado de derecho, el esfuerzo de alcance nacional para
recabar testimonios de lo acontecido, y algunos esfuerzos de rendición de cuentas
son vitales para promover la sanación, la reconciliación y la reanudación de la vida
FRWLGLDQDGHVSXpVGHXQFRQÀLFWR/RODPHQWDEOHHVTXHPXFKDVYHFHVODVIXHU]DV
FRPEDWLHQWHVQHJRFLDQXQDDPQLVWtDDQWHVGHSRQHU¿QDODVKRVWLOLGDGHVORTXH
plantea problemas para que se haga justicia. Tiene que haber un reconocimiento
en todo el mundo de que los peores perpetradores de los derechos humanos serán
llevados a juicio y penalizados por las atrocidades que cometieron. Sin embargo,
TXLHQHVSURPXHYHQDFWLYLGDGHVGHSDFL¿FDFLyQ\UHFRQFLOLDFLyQVXHOHQWHQHUTXH
OLGLDUFRQOLPLWDFLRQHVGH¿QDQFLDPLHQWR\GHWLHPSRDGHPiVGHODVGL¿FXOWDGHV
de encontrar un equilibrio entre la justicia y la reconciliación.
$¿QGHUHDFWLYDUODHFRQRPtDFUHDURSFLRQHVSURGXFWLYDVSDUDWRGDODFLXGDGDQtD
y reconstruir la infraestructura destruida hacen falta enormes inversiones y un
compromiso sostenido de parte de una diversidad de actores y partes interesadas,
tanto nacionales como internacionales. Si la ciudadanía no puede ganarse el
sustento, no podrá sanar sus heridas ni interiorizar la paz. En todos los niveles de
ODVRFLHGDGODVSHUVRQDVQHFHVLWDQVHQWLUTXHSXHGHQJHQHUDULQJUHVRVVX¿FLHQWHV

270
para el propio sustento y el de sus familias, así como para cumplir sus metas.
Para eso hacen falta programas de capacitación, acceso a créditos y un desarrollo
económico que genere las necesarias concatenaciones progresivas y regresivas
para que la producción, las manufacturas y los bienes creados por las personas
tengan mercados. La generación de ingresos sirve además para empoderar
a las mujeres, pero esto por lo general requiere programas no tradicionales de
IRUPDFLyQSURIHVLRQDOSDUDTXHODVPXMHUHVDSUHQGDQR¿FLRVPiVUHQWDEOHV/RV
países necesitan planes integrados de desarrollo en los que la producción local
se incorpore a los mercados nacionales e internacionales. Los excombatientes
necesitan capacitación y apoyo para reintegrarse a la vida civil.
La reconstrucción de la infraestructura destruida contribuirá al desarrollo
económico: la construcción de carreteras y puentes facilitará el transporte, el
restablecimiento del tendido eléctrico, de los sistemas de agua potable y del
alcantarillado, y todo ello proporcionará los insumos necesarios para que la industria
y otros tipos de empresas reanuden la producción y apoyen las necesidades básicas;
y asimismo, la reconstrucción y dotación de personal de escuelas, hospitales
y centros de salud apoyará las capacidades y los funcionamientos básicos que
se requieren para el desarrollo humano. En aquellas zonas del país que fueron
escenario de combates habrá que reconstruir por entero las comunidades, desde las
viviendas hasta los mercados. Los gobiernos tienen que priorizar las necesidades
de las mayorías del país, no sólo las de las élites políticas y económicas.
En tiempos de guerra suelen desvirtuarse las normas sociales, es decir, aquellos
hábitos de la población que garantizan la sobrevivencia del grupo. Las fuerzas
beligerantes se acostumbran a valerse de la violencia para resolver sus necesidades
GHDOLPHQWDFLyQYHVWLPHQWD\FXLGRSHURORVH[VROGDGRVTXHGXUDQWHHOFRQÀLFWR
han participado en prácticas violentas tienen que abandonar esas prácticas una vez
que se restablece la paz. Las perversidades y los abusos pueden haber sido ordenados
o tolerados por los comandantes. Algunos de los combatientes pueden haber sido
obligados a participar en actos violentos. La violencia y los vejámenes sexuales
pueden llegar a normalizarse, hasta el punto en que las prácticas de violación que
VHSHUSHWUDURQHQWLHPSRVGHJXHUUDFRQWLQXDUiQHQOD³SD]´SRVWHULRUDOFRQÀLFWR
(QORVSURFHVRVGHSDFL¿FDFLyQ\UHFRQFLOLDFLyQHVLPSHUDWLYRTXHHVDVSUiFWLFDV
se aborden y se erradiquen mediante el sistema judicial, y muchas veces se
requerirá la ayuda de organizaciones no gubernamentales. Para ello se requerirán
LQVWLWXFLRQHVHVWDWDOHVH¿FDFHVFDPSDxDVPHGLiWLFDVQDFLRQDOHVODFRODERUDFLyQ
de los liderazgos locales y nacionales, la participación de las organizaciones de
OD VRFLHGDG FLYLO íVREUH WRGR GH ODV RUJDQL]DFLRQHV GH PXMHUHVí \ HQ HVSHFLDO
hará falta que aquellos que continúen ejerciendo ese tipo de violencia sufran
las consecuencias de sus actos (Cosgrove 2016). Si las autoridades no castigan
los delitos, se vuelven cómplices de los criminales y se crea una “cultura de
impunidad”, una sociedad en la que los fuertes pueden seguir brutalizando a las
SHUVRQDVGpELOHV -RQHV 3DUDHYLWDUHVRVDEXVRVSRVWFRQÀLFWRHVGHVXPD
importancia que las instituciones gubernamentales encargadas de hacer justicia y

271
proteger a los grupos vulnerables reciban capacitación y apoyo para cumplir sus
mandatos.

&XDGUR  (VWXGLR GH FDVR GH OD SDFL¿FDFLyQ SRVWFRQÀLFWR HQ %RVQLD
Herzegovina

/D JXHUUD HQ %RVQLD+HU]HJRYLQD *Ui¿FR   WXYR OXJDU HQWUH  \ 
&DXVyHOGHVSOD]DPLHQWRGHPiVGHGRVPLOORQHVGHSHUVRQDVHOIDOOHFLPLHQWR
de otras 100,000, y la violación de decenas de miles de mujeres. Los Acuerdos de
3DFL¿FDFLyQGH'D\WRQ WDPELpQFRQRFLGRVFRPRHO3URWRFRORGH3DUtV SXVLHURQ
¿QDOWLURWHRSHURFUHDURQXQVLVWHPDSROtWLFRTXHSUiFWLFDPHQWHLQVWLWXFLRQDOL]y
la limpieza étnica cometida por los tres grupos beligerantes: bosnios, serbios
\ FURDWDV (Q ORV SHULRGRV SRVWHULRUHV D XQ FRQÀLFWR UHVXOWD VXPDPHQWH GLItFLO
FUHDUXQSDtVHVWDEOH\XQVLVWHPDGHMXVWLFLDTXHIXQFLRQHSXHVWRTXHODVpOLWHV
SROtWLFDV UDUD YH] HVWiQ GLVSXHVWDV D UHQGLU FXHQWDV SHUR SXHGHQ DYLYDU ODV
SDVLRQHVQDFLRQDOLVWDVD¿QGHSHUPDQHFHUHQHOSRGHU(QFLHUWRPRGR%RVQLD
constituye una lección de lo que no debe hacerse cuando se intenta consolidar
ODSD]DQLYHOHVWDWDODXQTXHHQHOiPELWRGHODVRFLHGDGFLYLOORVHVIXHU]RVKDQ
VLGRPiVH[LWRVRV%RVQLDKDSURJUHVDGRHQDOJXQDViUHDVDODSOLFDUHOHVTXHPD
GHSDFL¿FDFLyQGH3DႇHQKRO]\6SXUN  VLQHPEDUJRVHPDQWLHQHHQUH]DJR
HQRWUDViUHDV(OSULPHUHOHPHQWRSDUDODSDFL¿FDFLyQHVODSURWHFFLyQTXHVH
UH¿HUH D SURWHJHU D OD SREODFLyQ GH ORV DWDTXHV GHO (VWDGR \ GH RWURV DFWRUHV
armados. Los actores nacionales, internacionales y de la sociedad civil deben
FUHDU]RQDVVHJXUDVEULQGDUD\XGDKXPDQLWDULD\HQYLDUIXHU]DVGHSDFL¿FDFLyQ
para garantizar el núcleo vital de la seguridad humana. En Bosnia, las tropas
LQWHUQDFLRQDOHVKDQIDOODGRFRQIUHFXHQFLDHQVXVGHEHUHVGHSURWHFFLyQGXUDQWH
ODJXHUUD(OHMHPSORPiVGHSORUDEOHRFXUULyHQ6UHEUHQLFDHQFXDQGRODV
IXHU]DV GH SDFL¿FDFLyQ GH 1DFLRQHV 8QLGDV VH TXHGDURQ GH EUD]RV FUX]DGRV
mientras los extremistas serbios masacraban a 8,000 hombres y niños bosnios.
Sin embargo, desde la guerra una numerosa presencia internacional ha ayudado
D JDUDQWL]DU OD VHJXULGDG S~EOLFD \ OD VDWLVIDFFLyQ GH OD PD\RU SDUWH GH ODV
QHFHVLGDGHVEiVLFDV
8QVHJXQGRSDVRHQORVSURFHVRVGHSDFL¿FDFLyQHVHOPRQLWRUHRTXHLPSOLFD
el seguimiento de los atropellos a los derechos humanos y la presentación de
LQIRUPHVDOUHVSHFWR8QDSDUWHIXQGDPHQWDOGHODGHPRFUDWL]DFLyQHVKDFHUTXH
ORVJRELHUQRVULQGDQFXHQWDV\SURPRYHUHO(VWDGRGHGHUHFKR/D5HG%DOFiQLFD
GH,QIRUPHVGH,QYHVWLJDFLyQ %,51SRUVXVVLJODVHQLQJOpV FXPSOHHQ%RVQLD
XQD ODERU HMHPSODU GH VHJXLPLHQWR /D %,51 HV XQD 21* TXH FXEUH PXFKRV
temas relevantes para la construcción de la paz, como son los juicios por crímenes
GHJXHUUDHIHFWXDGRVWDQWRHQ%RVQLDFRPRHQHO7ULEXQDO3HQDO,QWHUQDFLRQDO
SDUDODDQWLJXD<XJRVODYLD ,&7<SRUVXVVLJODVHQLQJOpV HQ/D+D\D$PEDV
HQWLGDGHV OD%,51\OD,&7< IRUPDQSDUWHGHORVHVIXHU]RVGH%RVQLDHQSURGH
ODMXVWLFLDWUDQVLFLRQDO'DQLHOXQRGHORVSHULRGLVWDVGHOD%,51LGHQWL¿FDFXDWUR
pilares de la justicia transicional: la justicia en sí (es decir, hacer que los criminales
FRPSDUH]FDQDQWHORVWULEXQDOHV HOGHUHFKRDODYHUGDGODUHIRUPDLQVWLWXFLRQDO
\HOGHUHFKRDODUHSDUDFLyQ(QVXRSLQLyQ%RVQLDVHKDHQIRFDGRVREUHWRGR

272
en el primero de esos pilares, y ha desestimado en gran medida el derecho a
la verdad: por ejemplo, el país nunca estableció una comisión para determinar
OD YHUGDG GH ORV KHFKRV 7DPSRFR KDQ DYDQ]DGR PXFKR HQ OR TXH DWDxH D OD
UHIRUPDLQVWLWXFLRQDO\ODVUHSDUDFLRQHV,QFOXVRODMXVWLFLDHQVtKDGLFKR'DQLHO
HVWi³IDOODQGRGHPDQHUDRVWHQVLEOH´SXHVWRTXHDQLYHOQDFLRQDOVRQPX\SRFDV
las causas penales que han sido llevadas a proceso. El proceso avanza con tal
OHQWLWXGTXHJUDQSDUWHGHORVSHUSHWUDGRUHVQXQFDFRPSDUHFHUiQDQWHODMXVWLFLD
0XFKRV GH HOORV \D PXULHURQ DQFLDQRV R IDOOHFHUiQ HQ HO WUDQVFXUVR GH XQD
década.
(OHVTXHPDGHSDFL¿FDFLyQGH3DႇHQKRO]\6SXUNVHEDVDHQODFRKHVLyQVRFLDO
LQWHUJUXSDO H LPSOLFD UHVWDXUDU HO FDSLWDO VRFLDO OD FRQ¿DQ]D HO FRPSURPLVR
cívico y los lazos entre los grupos. En Bosnia, este proceso ha sido sumamente
GL¿FXOWRVR(QHOPLVPRWHUULWRULRGRQGHDQWHVGHODJXHUUDFRQYLYtDQSDFt¿FDPHQWH
bosnios, serbios y croatas, ahora lo usual es que habiten en poblados étnicamente
homogéneos, que interactúen relativamente poco con personas de otro grupo
pWQLFR \ TXH PDQWHQJDQ RSLQLRQHV GUiVWLFDPHQWH GLVSDUHV DFHUFD GH OR TXH
RFXUULy GXUDQWH HO FRQÀLFWR /DV DFWLWXGHV GH LQWROHUDQFLD SUHYDOHFHQ LQFOXVR
entre los grupos jóvenes que no vivieron la guerra. Esto no es de sorprender,
SXHVWRTXHHQPXFKDVSDUWHVGHOSDtVHOVLVWHPDHVFRODUHVWiGLYLGLGRORVQLxRV
y niñas croatas aprenden una versión de la historia, y las niñas y niños bosnios
DSUHQGHQRWUD/DVHYLGHQFLDVTXHHQFRQWUy6DELQDýHKDMLü&ODQF\GHVWDFDGD
psicóloga social bosnia, demuestran que las actitudes deshumanizantes siguen
estando muy extendidas. La gente de un grupo étnico atribuye emociones menos
complejas a quienes pertenecen a otros grupos, y siguen negando que quienes
pertenecen a su propio grupo étnico hayan cometido crímenes de guerra. En
consecuencia, Bosnia sigue estando muy lejos de la reconciliación.
1RREVWDQWHDOJXQDVRUJDQL]DFLRQHVHVWiQFXPSOLHQGRXQDYDOLHQWHODERUSDUD
promover la cohesión social intergrupal. Una de ellas es la red de Centros de
'LiORJR GH 1DQVHQ TXH RSHUD HQ WRGR HO SDtV (VRV FHQWURV VXHOHQ UHXQLU D
MyYHQHV GH GLIHUHQWHV HWQLDV SDUD UHDOL]DU DFWLYLGDGHV FRQMXQWDV IXHUD GH OD
SRODUL]DFLyQ TXH YLYHQ HQ VXV HVFXHODV 6HJ~Q OD LQYHVWLJDFLyQ GH ýHKDMLü
Clancy, con el paso del tiempo esos contactos intergrupales pueden ayudar a la
gente a adoptar la perspectiva de los otros. Aprenden a apreciar que los diversos
JUXSRVIXHURQSRULJXDOSHUSHWUDGRUHV\YtFWLPDV\DGDUVHFXHQWDGHTXHWRGRV
los bosnios siguen teniendo mucho en común.

)XHQWHV.RVWLF  0RUDWWL 6DELF(O5D\HVV  3DႇHQKRO] 


6SXUN  ýHKDMLü&ODQF\  DVtFRPRODVLQYHVWLJDFLRQHVGHFDPSR
HIHFWXDGDVSRUORVDXWRUHVGHHVWHOLEUR

273
Capital del país

Ciudad, poblado

Aeropuerto

'HPDUFDFLyQLQWHUQDFLRQDO

'HPDUFDFLyQHQWUHHQWLGDGHV

'HPDUFDFLyQGHOD5HS~EOLFD
'HPDUFDFLyQGH
provincia autónoma Las demarcaciones y los nombres indicados, así como las
Carretera principal denominaciones que aparecen en este mapa no implican
DSUREDFLyQ R DFHSWDFLyQ R¿FLDO SRU SDUWH GH ODV 1DFLRQHV
Carretera secundaria Unidas.
Ferrocarril

*Ui¿FR0DSDGH%RVQLD+HU]HJRYLQD
)XHQWH0DSD1R5HY1DFLRQHV8QLGDVPDU]R

La consolidación de la paz es un proceso laborioso que exige cooperación,


¿QDQFLDFLyQFRPSURPLVRVRVWHQLGR\XQDQXHYDYLVLyQGHODVRFLHGDG3DUDQR
volver a incurrir en la violencia deben respetarse las capacidades básicas y los
funcionamientos de las personas: para todos y todas tiene que haber oportunidades
de educación, salud, generación de ingresos y participación en la co-creación de un

274
sistema de gobierno. Las instituciones estatales y las organizaciones de la sociedad
civil tienen que trabajar conjuntamente en las cinco áreas de la seguridad pública,
en la ayuda humanitaria, en la rehabilitación y reconstrucción, en la reconciliación
y la coexistencia, y en la gobernanza y el empoderamiento. Paul Lederach, que
VHKDGHVHPSHxDGRFRPRPHGLDGRU\SDFL¿FDGRUHQPXFKRVSDtVHVGHOPXQGR
escribe: “La superación de la violencia se forja mediante la capacidad de generar,
PRYLOL]DU \ HGL¿FDU OD LPDJLQDFLyQ PRUDO´   WUDGXFFLyQ QXHVWUD  (VWR
VLJQL¿FD LPDJLQDU XQD VRFLHGDG HQ OD TXH ORV VXSHUYLYLHQWHV íFRPEDWLHQWHV \
FLYLOHVSRULJXDOíFUHDQQXHYDVRSRUWXQLGDGHV\UHVSRQVDELOLGDGHVDFHUFDGHOR
TXHVLJQL¿FDVHUFLXGDGDQR\ORTXHVLJQL¿FDVHUXQ(VWDGRTXHUHVSRQGH\ULQGH
cuentas ante la ciudadanía.

&RQFOXVLyQ

La pobreza y la violencia armada constituyen un complejo círculo vicioso. Tanto


la pobreza económica como las privaciones relativas (incluso en áreas relevantes
para las capacidades, como son los derechos políticos) pueden desencadenar
FRQÀLFWRV<HOFRQÀLFWRFRPRKHPRVPRVWUDGRVXHOHFUHDURDJXGL]DUPXFKDV
dimensiones de la pobreza. En tiempos de guerra lo típico es que resulte
restringido el acceso a la seguridad, a la educación, a la salud, a la generación
de ingresos y a la protección contra la discriminación. Se arruina la economía, se
destruye la infraestructura, se degradan los recursos ambientales y se deterioran
las instituciones. Esas pérdidas hacen que prolifere la pobreza, puesto que los
QLxRV \ QLxDV íTXH QR KDQ UHFLELGR XQD QXWULFLyQ DGHFXDGD QL HGXFDFLyQ QL
DFFHVRDORVVHUYLFLRVGHVDOXGíSXHGHQYHUVXVYLGDVDIHFWDGDVSDUDVLHPSUH/DV
consecuencias más graves de la guerra suelen ser las menos visibles a la mirada
humana: la proliferación de la hambruna y las enfermedades, la pérdida de las
tradiciones y del capital social, los síntomas psicológicos derivados del trauma; y
todo eso se sigue sintiendo décadas después de haber cesado las hostilidades. Por
eso se dice que la guerra no se acaba cuando se acaba: los efectos de la pobreza
JHQHUDOPHQWHSHUGXUDQKDVWDPXFKRGHVSXpVGHFRQFOXLGRHOFRQÀLFWR
El hecho de que la pobreza y la violencia se refuerzan mutuamente explica en
parte por qué esa relación es tan compleja. A eso se debe también que, pasado
HO FRQÀLFWR OD FRQVROLGDFLyQ GH OD SD] VHD WDQ GLItFLO \ TXH UDUD YH] VH ORJUH
a cabalidad. Si bien algunos aspectos de la seguridad humana pueden verse
IRUWDOHFLGRVíFRPRVRQODUHGXFFLyQGHODYLROHQFLD\HOPHMRUDPLHQWRGHO(VWDGR
GHGHUHFKRíRWURVHOHPHQWRVSXHGHQGHELOLWDUVH5XDQGDSRUHMHPSORKDKHFKR
progresos en el desarrollo económico y humano, pero abundan quienes consideran
que es un Estado autoritario que carece de una sociedad civil sólida. Bosnia cuenta
con una sociedad civil y hay más seguridad en cuanto a las libertades civiles y las
necesidades básicas, pero se agravan los problemas de impunidad, veracidad y
cohesión. En El Salvador la seguridad humana básica está en grave riesgo. Y
aun siendo tan sombrío este panorama, esas sociedades no pueden renunciar a la

275
consolidación de la paz, y la sociedad global tampoco puede. Después de períodos
GHFRQÀLFWRORHVHQFLDOSDUDSURPRYHUODUHFRQVWUXFFLyQ\ODUHFRQFLOLDFLyQVRQORV
gobiernos responsables, la coordinación internacional, la participación ciudadana
y el desarrollo económico y humano.
2WUDSDUWHGHODFRPSOHMLGDGVRQODVOtQHDVLPSUHFLVDVTXHHOFRQÀLFWRSXHGH
crear. Aunque las tasas de fallecimiento de civiles son mayores que las de los
combatientes, muchas veces los civiles son cómplices de la violencia, ya sea por
las denuncias que hacen o por el apoyo que brindan a uno u otro grupo armado.
Y si bien las mujeres a menudo se ven desproporcionadamente afectadas por la
guerra debido a sus roles culturales como madres y como cuidadoras, existen en
WRGRHOPXQGRFDVRVGHPXMHUHVTXHVRQFRPEDWLHQWHVHQORVFRQÀLFWRVDUPDGRV
y que participan incluso en los atropellos a los derechos humanos. Y aunque es
FLHUWR TXH HO FRQÀLFWR SURIXQGL]D OD SREUH]D GH WRGDV ODV PDQHUDV SRVLEOHV HQ
ocasiones puede reducirla, cuando surgen nuevas estructuras de poder, cuando los
líderes corruptos son depuestos y las personas descubren que sus oportunidades
se amplían.
En última instancia, por esta complejidad ocurre que la dinámica entre la
SREUH]D \ HO FRQÀLFWR VHD XQ GHVDItR WDQ JUDQGH SDUD HO GHVDUUROOR HFRQyPLFR
y humano. Además de que la violencia puede vulnerar de muchas maneras los
componentes esenciales de una vida humana digna, también puede repercutir en
todo el globo. Chavet y Collier (2005) han calculado que los Estados frágiles
SURFOLYHVDORVFRQÀLFWRVSXHGHQRFDVLRQDUXQFRVWRGHPLOODUGRVGHGyODUHV
suma que es el doble del presupuesto anual para la ayuda internacional al
desarrollo, y que impone costos para muchas personas aunque vivan muy lejos
GHODV]RQDVHQFRQÀLFWR<HQYHUGDGHVWHHVXQRGHORVGHVDItRVPiVSHOLDJXGRV
del desarrollo, por los peligros derivados de la violencia, porque las causas y los
HIHFWRVVHHQWUHOD]DQ\SRUTXHODGLQiPLFDHQWUHHOFRQÀLFWR\ODSREUH]DRFDVLRQD
miseria extrema. Las consecuencias negativas que esto tiene en las vidas humanas
son graves, son generalizadas y son demasiado comunes en todo el mundo. Sin
embargo, este es un reto que no pueden eludir quienes trabajan para reducir
OD SREUH]D SXHVWR TXH VH WUDWD GH D\XGDU D OD JHQWH D D¿DQ]DU VXV FDSDFLGDGHV
básicas para que puedan llevar una vida valiosa. En la siguiente lista de lecturas
adicionales presentamos testimonios, memorias y novelas escritas por personas
que han vivido o investigado la guerra y que constituyen una poderosa y muy
humana advertencia sobre la importancia de este tema.

Preguntas para el debate

1. ¢&yPRRFXUUHTXHORVFRQÀLFWRVDUPDGRVFRQGXFHQDODSREUH]D"¢<FyPR
RFXUUHTXHODSREUH]DLQFLGHHQORVFRQÀLFWRVDUPDGRV"
2. ¢4Xp UHODFLRQHV H[LVWHQ HQWUH ODV FDSDFLGDGHV ORV IXQFLRQDPLHQWRV \ ORV
FRQÀLFWRV"
3. ¢4XpSXHGHRFXUULUOHDODFXOWXUDGHXQSXHEORíVXVYDORUHVVXVPRGRVGH

276
YLGDVXVKiELWRVVXVIXQFLRQHVíGXUDQWHXQFRQÀLFWRDUPDGR\GHVSXpVGH
TXHFHVD"
4. ¿Qué queremos decir cuando decimos que “la guerra no se acaba cuando
VHDFDED´"
5. 'H ORV HOHPHQWRV TXH DSDUHFHQ HQ OD 7DEOD  VREUH OD SURWHFFLyQ GH OD
VHJXULGDGKXPDQD\ODSURPRFLyQGHOGHVDUUROORKXPDQR¢FXiOHVSDUHFHQ
VHUPiVLPSRUWDQWHV\SRUTXp"(QXQDVLWXDFLyQGHFRQÀLFWRRSRVWFRQÀLFWR
¢FyPRSRGUtDXVWHGSULRUL]DUORV"
6. Imagine que trabaja usted en la ayuda humanitaria y que lleva alimentos
\ PHGLFLQDV SDUD OD SREODFLyQ FLYLO HQ XQD ]RQD GRQGH VRQ IUHFXHQWHV ORV
FRPEDWHVHQWUHODVIXHU]DVUHEHOGHV\HOHMpUFLWRQDFLRQDO8QRGHORVJUXSRV
rebeldes le detiene a usted en un puesto de control militar. Para darle paso,
le piden que les entregue la mitad de lo que lleva, argumentando que es un
LPSXHVWRGHYLDOLGDG¢4XpKDUtDXVWHG"

Notas
1
“Según un estudio realizado en 2001 por el Comité Internacional de la Cruz Roja, la población civil ha sido
ODPiVDIHFWDGDSRUODVJXHUUDVPRGHUQDVSXHVHQODVJXHUUDVOLEUDGDVGHVGHPHGLDGRVGHOVLJOR;;SRU
cada soldado caído murieron diez civiles, en comparación con la Primera Guerra Mundial, en la que hubo
nueve soldados fallecidos por cada civil”. New York Times, 10/10/2010 (traducción nuestra).
2
Declaración de Ginebra, Carga Global de la Violencia Armada 2015 [Resumen ejecutivo en español
GLVSRQLEOHHQKWWSZZZJHQHYDGHFODUDWLRQRUJ¿OHDGPLQGRFV*%$9*%$9([HF6XP63SGI@

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282
 /D HGXFDFLyQ FRPR UHGXFFLyQ
de la pobreza
Benjamin Curtis

Preguntas clave

• ¢3RU TXp ODV GH¿FLHQFLDV HGXFDFLRQDOHV VRQ XQD IRUPD GH


SREUH]D"
• ¿Cómo se miden el acceso a la educación y los resultados del
aprendizaje, y qué partes del mundo presentan las mayores
GH¿FLHQFLDVHQHVWDViUHDV"
• ¿Cómo se mira la educación y el desarrollo desde la
SHUVSHFWLYDGHODVFDSDFLGDGHV"
• ¢&XiOHV SROtWLFDV \ SURJUDPDV D\XGDQ D UHGXFLU OD SREUH]D
educacional al mejorar el acceso a la educación y los
UHVXOWDGRVGHODSUHQGL]DMH"

,QWURGXFFLyQ

/DIDOWDGHXQDHGXFDFLyQDGHFXDGDHVXQDGHODVGH¿QLFLRQHVGHODSREUH]D6L
una persona no sabe leer ni escribir, casi de seguro padecerá pobreza en una o más
dimensiones. Es muy probable que sea pobre según las mediciones económicas,
puesto que si carece de las nociones básicas de lectoescritura y aritmética le
resultará difícil encontrar un medio de vida que le procure un ingreso generoso. Si
la persona no tuvo educación, probablemente tendrá privaciones en todas las otras
dimensiones del bienestar. Serán mayores las probabilidades de padecer problemas
de salud, y será menos probable que pueda defender sus derechos políticos. Una
HGXFDFLyQGH¿FLHQWHYLHQHDVHUXQDWUDPSDGHSREUH]D(QODVIDPLOLDVTXHVRQ
pobres en términos económicos es menos probable que sus hijos e hijas vayan
DODHVFXHODORTXHVLJQL¿FDTXHHVRVQLxRV\QLxDVTXL]iQRDSUHQGHUiQDOHHU
a escribir y a hacer operaciones aritméticas, y por tanto, serán pobres. Pero la
pobreza puede afectar la educación de otras maneras, incluso para los niños en
los países en desarrollo que sí logran asistir a la escuela. Ir a la escuela primaria
en un país de bajos ingresos es, por lo general, una experiencia muy diferente de
la que se puede tener en un país de grandes ingresos. Quizá en su escuela no hay

283
paredes, o no hay techo, o no hay inodoros. En esas escuelas suelen faltar muchos
otros recursos que los estudiantes de los países ricos dan por consabidos: libros de
texto, pupitres, papel y lápices. Como ejemplo concreto tenemos un estudio que
hizo el Banco Mundial en Vietnam en la década de 1990: en una región de ese
país, el 39% de las aulas de primaria ni siquiera tenían pizarrones. En otro estudio
de ese tipo en la provincia india de Tamil Nadu se encontró que el promedio de
ocupación en las aulas de primaria era de 78 estudiantes (Glewwe & Kremer
2005).
/DFDUHQFLDGHXQDHGXFDFLyQDGHFXDGDHVODFDXVD\ODGH¿QLFLyQGHODSREUH]D
pero al mismo tiempo, la educación puede ser un remedio primordial para la
pobreza. La historia de Thomas Awiapo ilustra a la perfección esta compleja
interrelación entre la educación y la pobreza. Thomas creció en la zona norte de
Ghana, una de las regiones más pobres de ese país. Quedó huérfano de padre y
madre desde muy pequeño, y dos de sus hermanos murieron de inanición. Thomas
tenía que hallar la manera de sobrevivir, pero no contaba con ninguna habilidad
comercializable, y tampoco contaba con los recursos físicos ni con la madurez
necesaria para hallar solución a sus apuros. Dado que muy a menudo ni él ni
ORVKHUPDQRVVX\RVTXHORJUDURQVREUHYLYLUWHQtDQDOLPHQWRVVX¿FLHQWHV7KRPDV
empezó a asistir a una escuela cercana dirigida por la Iglesia católica, por la sencilla
razón de que ahí le ofrecían una comida diaria. Al principio llegaba por la comida,
pero no se quedaba a las clases. Aun así, uno de los profesores empezó a alentarlo
poco a poco para que acudiera todos los días a recibir instrucción. Luego se dio
cuenta de que le gustaba la escuela y de que aprendía con facilidad. Culminó la
escuela primaria, luego la secundaria, y como era tan excelente estudiante recibió
una beca para ir a la universidad. Su dedicación y su inteligencia le llevaron a
obtener otra beca, esta vez para hacer estudios de postgrado en Estados Unidos.
Al terminar su maestría, Thomas regresó a su región natal en Ghana para trabajar
en temas de desarrollo. Luego se convirtió en embajador global para Catholic
Relief Services, la agencia internacional humanitaria. La experiencia de Thomas
nos demuestra que la pobreza puede impedir el acceso a la educación, y al mismo
tiempo deja claro que la educación puede ser una forma de salir de la pobreza.
En este capítulo se exploran las relaciones entre la educación y la pobreza,
y se ponen en la mira algunas de las políticas más promisorias mediante las
cuales la educación puede reducir la pobreza. Empieza con la revisión de los
problemas comunes en el mundo en desarrollo acerca del acceso a la educación y
los resultados del aprendizaje. Tras considerar la educación y el desarrollo desde
el enfoque de las capacidades, se describen en detalle varios programas que han
resultado efectivos para fomentar el acceso y los resultados. Para comprender por
qué, desde el punto de vista de las capacidades, la gente es pobre, es indispensable
HQWHQGHUORVGHVDItRV\ORVEHQH¿FLRVGHODHGXFDFLyQHQHOKHPLVIHULRVXU(QOD
actualidad ese es también uno de los mayores desafíos de las políticas en materia
GHGHVDUUROORKXPDQR8QGHORVQLxRV\QLxDVGHOPXQGRíTXHVXPDQXQRV
GRVPLOODUGRVGHSHUVRQDVíYLYHQHQSDtVHVHQGHVDUUROOR\PXFKRVGHHOORVVH

284
ven obligados casi a diario a afrontar los problemas de una educación inadecuada.
Por fortuna también tenemos buenas noticias que dar sobre la educación como
una prioridad del desarrollo. Entre 1999 y 2008 disminuyó en casi 40 millones la
cantidad de niños y niñas en edad preescolar que no asistían a la escuela. Y en el año
2014, el 91% de los países habían alcanzado el objetivo de la educación primaria
universal para su población (UNICEF Data on Primary Education). En los 60 años
transcurridos entre 1950 y 2010, la cifra promedio de años de escolarización en
el mundo en desarrollo aumentó de 2.0 a 7.2 años (Beatty & Pritchett 2012). Y la
proporción de niñas con respecto a los niños en la escuela primaria y secundaria
ha alcanzado casi la paridad; en 1991 sólo se matricularon 84 niñas por cada 100
niños (World Bank 2011). Sin embargo, queda mucho por hacer para garantizar
una educación adecuada a todos los niños y niñas del mundo, y para evitar que las
GH¿FLHQFLDVHGXFDFLRQDOHVVLJDQVLHQGRXQDGHODVFDXVDVGHODSREUH]D

/RVSUREOHPDVFRQHODFFHVR

El acceso a la escolarización es uno de los problemas persistentes de la


educación en los países en desarrollo, puesto que muchos de los niños y niñas
que deberían estar en la escuela no se están escolarizando. Todavía existen unos
58 millones de niños y niñas en edad escolar que no van a la escuela. Muchos
de ellos viven en los países más pobres, o en Estados frágiles. En Eritrea, 65.8%
de la población en edad escolar no va a la escuela; en Liberia esa cifra es de
59.1%; en Sudán del Sur la suma es de 58.6%; en Yibuti es el 41.7% y en Costa
GH0DU¿O(Q3DNLVWiQGHODQLxH]HQHGDGGHUHFLELUHGXFDFLyQ
primaria no asiste a la escuela. De cada 100 niños y niñas sin escolarizar y en
edad de recibir instrucción primaria, 43 nunca irán a la escuela, 34 empezarán
tardíamente y 23 ya la abandonaron. Una enorme proporción de esos niños y
QLxDVSURFHGHGHIDPLOLDVLQGLJHQWHVRGH]RQDVTXHSDGHFHQFRQÀLFWRVRGHVDVWUHV
naturales. En general, África subsahariana sigue presentando los niveles más
EDMRVHQHVFRODULGDGPLOORQHVGHQLxRV\QLxDVíFDVLODPLWDGGHODFLIUDWRWDO
GHODQLxH]FDUHQWHGHHVFRODUL]DFLyQHQHOPXQGRíHVWiHQÈIULFDVXEVDKDULDQD
En esa región, cerca del 13% de los niños y niñas terminan el noveno grado;
en África Central y Occidental el 59% ni siquiera logran completar el quinto
grado. Y aunque el aumento de la matriculación en la escuela primaria ha sido un
objetivo valorado internacionalmente, no es de sorprender que la matriculación
en secundaria siga en rezago. Unos 60 millones de niños y niñas que debieran
estar recibiendo educación secundaria no van a la escuela. La preocupación por
ODVGH¿FLHQFLDVHGXFDFLRQDOHVQRDWDxHVRODPHQWHDODQLxH]SXHVWRTXHKD\HQ
el mundo unos 750 millones de personas adultas que carecen de alfabetización
básica (UNESCO Institute of Statistics).
El mejor pronosticador de la asistencia de los niños a la escuela es el nivel de
educación de sus progenitores: cuanta más educación hayan tenido los padres,
más probabilidades tendrán sus hijos e hijas de recibir educación. ¿Qué otras

285
razones existen para que la niñez en edad escolar no acuda a la escuela? Las
UHVSXHVWDVPiVIUHFXHQWHVVRQORVFRVWRV¿QDQFLHURVORVFRVWRVGHRSRUWXQLGDG
las alteraciones de la vida y la discriminación sistemática. En cuanto a los costos
¿QDQFLHURV VL ELHQ HQ PXFKRV SDtVHV VH KDQ HOLPLQDGR ORV DUDQFHOHV HVFRODUHV
de educación primaria, las familias todavía tienen que costear los uniformes,
los útiles escolares, los libros de texto y el transporte. Puesto que esos costos
pueden sumar más de cien dólares al año, muchas familias no pueden permitirse
enviar a sus hijos a escuelas supuestamente “gratuitas”. Los costos de oportunidad
también pueden ser muy altos: muchas veces resulta que enviar a un niño a la
escuela implica que ese niño no puede trabajar para ayudar en la manutención de
su familia. Esa es la situación de Ernesto, un niño lustrador de calzado que conocí
en la ciudad de Chichicastenango, Guatemala. Ernesto tenía doce años, pero iba
muy rezagado en su educación porque con mucha frecuencia tenía que faltar
a clases. Para sus padres era lo habitual que Ernesto tuviese que caminar más
de ocho kilómetros para llegar a la ciudad y ganar algún dinero para la familia.
Cuanto más faltase a clases Ernesto, más probable resultaba que fallara en sus
exámenes y que terminara por abandonar la escuela. Su situación era triste: tener
que ganarse un ingreso a corto plazo para el sustento de su familia lo privaba de
la oportunidad de adquirir destrezas y desarrollar capacidades que a largo plazo le
permitirían llevar una vida próspera y saludable. Para mérito suyo, Ernesto estaba
consciente de su desafortunado compromiso, pero tenía que obedecer a sus padres
y contribuir a la supervivencia inmediata de su familia.
Las horas que pasan en la escuela son tiempo que los niños y niñas no pueden
dedicar a otras faenas básicas del hogar, como son hacer la limpieza, cocinar o
atender los cultivos de la familia. Este problema afecta en particular a las niñas.
Otras muchas alteraciones de la vida también impiden que los niños y niñas vayan
a la escuela. Además de los trastornos obvios como la guerra y los desastres
naturales, también las labores cíclicas, como son las faenas agrícolas, impiden
que los niños vayan a la escuela. En países donde la estación seca y la estación
lluviosa son muy contrastadas, las familias necesitan que niños y niñas ayuden en
el campo durante la temporada de lluvias. Durante la estación seca, los alimentos
\ORVLQJUHVRVSXHGHQUHGXFLUVHDJXGDPHQWHORTXHQRVyORGL¿FXOWDODFDSDFLGDG
de la familia para costear la escolarización, sino que además puede ocasionar la
GHVQXWULFLyQGHORVQLxRVORTXHVLJQL¿FDTXHVLDVLVWHQDODHVFXHODVXSURJUHVR
se ve obstaculizado. Como vimos en la historia de Thomas, el fallecimiento de
los padres es otro trastorno en la vida que incide en la asistencia a la escuela,
puesto que es frecuente que los niños tengan que valerse por sí mismos. Según
un estudio que se hizo en la República Centroafricana, la matrícula escolar de
los niños cuyos dos progenitores estaban vivos sumaba casi el doble que la de
aquellos cuyos padres habían fallecido (Durston 2001).
La discriminación sistemática inhibe la asistencia de personas de diversos
grupos a la escuela. La discriminación más obvia es la que se comete contra las
niñas (véase, por ejemplo, Cameron 2012, Unterhalter 2012). A este respecto los

286
peores efectos se producen en África y Asia meridional, que constituyen las tres
cuartas partes de los casi 62 millones de niñas que no asisten a la escuela primaria
o secundaria. Por ejemplo, en Níger, el 42.1% de las niñas en edad de asistir a
la primaria y el 81.8% de las que están en edad de recibir educación secundaria
inferior no van a la escuela (UNESCO Institute of Statistics). Las mismas normas
culturales que privan a las niñas de recibir educación pueden poner en desventaja
a las personas de grupos minoritarios; de hecho, casi el 70% de las niñas de todo
el mundo que no asisten a la escuela pertenecen a grupos que son discriminados.
Esta exclusión afecta a las minorías culturales, como son las niñas indígenas en
Guatemala, pues según un estudio, apenas un 26% de ellas logran completar la
primaria (en contraste con el 62% de las niñas guatemaltecas no indígenas). Del
mismo modo, las niñas de las tribus que habitan en las zonas rurales montañosas
de Laos reciben en promedio dos años de escolarización, en tanto que las niñas
de la etnia mayoritaria reciben educación durante cinco años (Lewis 2006). Por
supuesto, esa exclusión no perjudica solamente a las mujeres. Es frecuente que
las personas de grupos como los dalit en la India, las tribus rurales en Pakistán,
los bereberes en Oriente Medio y África del Norte, o los romaníes en Europa del
Este padezcan grandes desventajas educacionales. Parte del problema es que los
planes de estudio no se adaptan a esos grupos. Muy a menudo las personas de
esos grupos se percatan de que la enseñanza no se imparte en el idioma que ellas
hablan en su hogar, sino en el idioma mayoritario. Por ejemplo, las niñas indígenas
de Guatemala se sentirían más cómodas hablando quiché, y el hecho de que su
escolarización se haga en español puede ser un problema para ellas. Asimismo,
puede suceder que en todo el mundo en desarrollo los sistemas escolares hayan
sido diseñados por las élites para las élites. La educación que recibe una niña en
la zona rural de Senegal puede ser irrelevante para ella si el plan de estudios se
centra en las vidas de los senegaleses urbanos.

/RVSUREOHPDVFRQORVUHVXOWDGRVGHODSUHQGL]DMH

/DVWDVDVGHPDWULFXODFLyQVRQDSHQDVXQDYLVLyQPX\OLPLWDGDGHODVGH¿FLHQFLDV
educacionales que se originan en la pobreza y que pueden generar pobreza.
Para los niños y niñas que sí asisten a la escuela los resultados inadecuados del
aprendizaje son por lo menos igualmente graves. Por ejemplo, en Sudáfrica, cuyas
cifras de matriculación son impresionantes en el contexto africano, sólo el 7%
de estudiantes que completaron noveno grado logró aprobar los exámenes de
alfabetización básica. En Ghana sólo el 5% de quienes completaron noveno grado
pudo pasar esos exámenes. En India, la tasa neta de matriculación es de 90%, pero
en un estudio se encontró que sólo 38% de las personas pudo escribir bien su propio
QRPEUH\DSHQDVXQORJUyOHHUFRQÀXLGH]XQSiUUDIRGHXQWH[WRHVFRODU
de segundo o tercer grado (Kenny 2010). Existe toda una avalancha de datos que
demuestran que incluso cuando los niños asisten a la escuela, con demasiada
frecuencia ocurre que no logran adquirir las destrezas básicas. En Tanzania, de los

287
niños que culminaron el séptimo grado sólo 21% logró aprobación en un examen
estandarizado de idioma, y en el examen de matemáticas sólo 19% tuvo éxito
(Levine 2005). En Pakistán, la mitad de los estudiantes de tercer grado no pudo
responder preguntas elementales de multiplicación (World Bank 2011). En Perú,
sólo la mitad de los alumnos de segundo grado lograron leer alguna cosa. Un
estudio en Brasil y Botsuana, dos sólidos países de ingresos medianos, encontró
que el 66 y el 63% de las personas eran analfabetas funcionales (Hanushek &
Wößmann 2007). En los exámenes internacionales que comparan los resultados
del aprendizaje de varios países de ingresos altos y medios, se encontró que la
capacidad promedio en matemáticas de los estudiantes brasileños los situaría en
el 2% inferior de los estudiantes de Dinamarca. En esos mismos exámenes se
encontró que en la Provincia Occidental del Cabo, en Sudáfrica, sólo dos de cada
mil alumnos de sexto grado aprobaron el examen de matemáticas en las escuelas
donde la mayoría del alumnado es negra. El 40% de los estudiantes mexicanos
reprobó un examen de lectura para jóvenes de 15 años, mientras que en los países
de ingresos altos sólo el 5% de los estudiantes reprobó ese examen (Kenny 2010).
En los países en desarrollo hay evidencia penosamente clara de que muchos
estudiantes no están recibiendo de sus sistemas escolares el servicio debido.
8QD GH ODV UD]RQHV GH HVD IDOOD íTXH HV RWUR HOHPHQWR GH OD UHODFLyQ HQWUH OD
HGXFDFLyQ\ODSREUH]DíVRQORVSUREOHPDVFRQHOSHUVRQDOGRFHQWHTXHKDQVLGR
bien documentados. Con demasiada frecuencia los docentes se ausentan de su
WUDEDMRHQXQLQÀX\HQWHHVWXGLRUHDOL]DGRSRU&KDXGKXU\\VXVFROHJDV  
en un día promedio estaban ausentes el 11% de los docentes en Perú, el 16%
en Bangladesh, el 20% en Kenia, el 25% en India y el 27% en Uganda. En un
estudio de seguimiento de docentes en el Estado de Andhra Pradesh en India se
encontró que había apenas un 28% de probabilidades de que un docente en una
escuela pública se encontrase realmente en el aula e impartiendo enseñanza activa
durante la jornada escolar. En ese estudio, el 25% de los docentes estaban por
completo ausentes, y de aquellos que sí llegaron a trabajar sólo la mitad estaban
efectivamente en el aula e impartiendo enseñanza. En las zonas más pobres de
India las tasas de ausentismo entre los docentes son por lo general más elevadas
(Muralidharan & Sundararaman 2013). Kenya mostró resultados bastante
similares (Glewwe et al. 2003).
Por desgracia, en el mundo en desarrollo son demasiados los docentes que
DGHPiVFDUHFHQGHODFXDOL¿FDFLyQDGHFXDGDSDUDGHVHPSHxDUVXWUDEDMR3XHGH
ser que carezcan de conocimientos: los estudios que se efectuaron en África
encontraron que muchos docentes de matemáticas en las escuelas primarias
apenas tenían conocimientos básicos de aritmética, y que la mayoría de los
docentes de tercer grado de primaria en Sudáfrica no eran capaces de aprobar
un examen de alfabetización para estudiantes de sexto grado de primaria (Kenny
2010). Es posible que les falte capacitación: según un estudio, sólo el 69% de los
docentes de secundaria del mundo en desarrollo tienen una formación adecuada
(Glewwe & Kremer 2005). En Mali, por ejemplo, la proporción de estudiantes por

288
cada docente capacitado es de 92:1 (UNESCO 2014a). Un resultado es que los
GRFHQWHVTXL]iQRVHDQPX\H¿FLHQWHVSDUDHQVHxDU6LELHQODVHYLGHQFLDVVRQHQ
general anecdóticas, según varios informes, los docentes en el mundo en desarrollo
suelen tratar el aprendizaje como una rutina de memorización, pues se concibe
ODHQVHxDQ]DFRPRXQDWUDVPLVLyQGHFRQRFLPLHQWRVTXHHPDQDGHOD¿JXUDGH
autoridad para que los alumnos y alumnas la reciban pasivamente en sus pupitres
(véase Barrett et al. 2007). Y aun tomando en cuenta las difíciles condiciones en
TXHVHOOHYDDFDERODHQVHxDQ]DHQJUDQSDUWHGHOPXQGRHQGHVDUUROORíDXODV
repletas con 40 o más estudiantes cuyas capacidades son muy diversas, y escuelas
TXHFDUHFHQGHORVPDWHULDOHVPiVEiVLFRVíODVWDUHDVHOHPHQWDOHVFRPRSXHGHQ
ser copiar un fragmento de un libro o del pizarrón, son una estrategia desacertada
que se les impone a los estudiantes, pues serán pocas las personas que puedan
aprender bien de esta manera.

/DHGXFDFLyQFRPRXQDHVWUDWHJLDGHGHVDUUROOR

Lo anterior no constituye la suma total de todos los problemas de la educación


en las sociedades de escasos recursos, y tampoco es una lista exhaustiva de las
razones por las cuales esa educación suele ser inadecuada. Pero tales problemas
deberían constituir una imagen inequívoca de que muchas personas en los países
en desarrollo no están recibiendo la calidad básica de educación que sería deseable
para ellas. ¿Por qué todo mundo debería tener derecho a una educación de
calidad? Las respuestas son hasta cierto punto obvias, pero deben basarse en datos
empíricos y vincularse a la reducción de la pobreza. Para empezar, la educación
está reconocida como un derecho humano básico en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos. La razón por la cual es un derecho fundamental es que la
educación es absolutamente esencial para tantas cosas en la vida humana, como
son, por ejemplo, para ganarse el sustento, para disfrutar de una buena salud,
para pensar con criterio propio, y para participar plenamente como ciudadanos y
como adultos autónomos. La educación tiene además una vinculación particular
con los derechos de la niñez. Según la Convención sobre los Derechos del Niño,
ODV SHUVRQDV PHQRUHV GH HGDG WLHQHQ GHUHFKRV HVSHFt¿FRV QR VRODPHQWH D OD
educación en sí, sino también a aspectos de una vida humana digna relacionados
con su proceso educativo, como son la libertad de expresión, la protección contra
el trabajo infantil y el acceso a la información (véase UNICEF 2004).
Aparte del argumento a favor de la educación, que emana de los derechos
fundamentales, una gran cantidad de investigaciones realizadas durante años han
demostrado que la educación tiene que ver con el aumento de la productividad
agrícola, con la adaptación tecnológica, con el aumento de los salarios, con la
mejora de la nutrición, así como con la reducción de la fecundidad femenina y de la
mortalidad infantil. Cuando la gente ha recibido una buena educación lidia mejor
con los embates de la economía (como son las depresiones económicas y otras
crisis) y con la adversidad ambiental (como son los eventos climáticos extremos).

289
9DULRVDFDGpPLFRVKDQD¿UPDGRDVLPLVPRTXHFXDQGRXQDVRFLHGDGFXHQWDFRQ
más personas educadas suele haber más democracia, lo que incluye mayores tasas
de votación, mejor gobernanza y más tolerancia ante la diversidad (véase, por
ejemplo, Glaeser et al. 2007). Una de las razones es que la escolarización ayuda
a educar a las personas acerca de sus deberes y derechos políticos, y de ese modo
las empodera en su papel de ciudadanas.
6RQSDUWLFXODUPHQWHQRWRULRVORVEHQH¿FLRVGHODHGXFDFLyQHQORTXHFRQFLHUQH
a la salud: es un hecho irrebatible que las madres que han recibido más educación
tienen más probabilidades de tener hijos e hijas más saludables, puesto que son
más conscientes de que existen mejores prácticas de salud, como son la higiene
elemental y la necesidad de vacunarse. También es más probable que tengan
menos hijos. Es un hecho que educar a las chicas es una de las maneras más
seguras de combatir varias formas de pobreza, puesto que ello implica que tendrán
menos hijos y que cuidarán mejor a los que tengan. Cabe reconocer que en este
punto las relaciones causales quizá no sean muy claras. El hecho de contar con
mayores cantidades de muchachas educadas altera las normas acerca de los
derechos de esas jóvenes, pero al mismo tiempo eso es en parte el resultado de
otros cambios culturales en la sociedad que ya están empoderando a las mujeres.
En todo caso, cuando los niños y niñas tienen más salud es más probable que se
mantengan en la escuela, lo que conduce a mejores resultados del aprendizaje
(véase UNESCO 2014b). Así pues, no siempre cabe decir que la educación causa
mejores resultados en materia de salud y de empoderamiento de las mujeres, pero
sin duda forma parte de un valioso circuito de retroalimentación que conduce al
progreso en esas áreas.
Desde hace mucho tiempo se ha considerado que la educación es esencial para
crear “capital humano” que contribuya al crecimiento económico de una sociedad,
y lo hace incrementando las capacidades y la productividad laboral de las personas.
La educación se asocia también con el potencial de innovación económica, puesto
que facilita la adquisición de nuevas tecnologías y de otros tipos de conocimientos
nuevos (Hanushek & Wößmann 2007). En el ámbito individual, la educación está
claramente asociada con mayores ingresos y con medios de subsistencia más
VHJXURV$OJXQRVDFDGpPLFRVKDQVXVFLWDGRXQSHTXHxRGHEDWHDOD¿UPDUTXHOD
HGXFDFLyQJHQHUDVREUHWRGREHQH¿FLRVSULYDGRVHVGHFLUUHVXOWDGRVLQGLYLGXDOHV
tales como salarios más cuantiosos. Esos académicos aseveran que la contribución
GHODHGXFDFLyQHQWpUPLQRVGHEHQH¿FLRVVRFLDOHVHVLQVLJQL¿FDQWHHVGHFLUVRQ
muy pocos los “efectos de derrama” que mejoran a la sociedad en su conjunto. Sin
HPEDUJRODSUHSRQGHUDQFLDGHODHVFRODULGDGVRVWLHQHTXHODHGXFDFLyQEHQH¿FLD
tanto a las sociedades como a los individuos, a través de cosas tales como la
reducción de la delincuencia, la reducción de la fecundidad y de la mortalidad
infantil, y el aumento de la productividad económica. Este debate resulta relevante
SRUTXHFXHVWLRQDORVEHQH¿FLRVGHODHGXFDFLyQPiVDOOiGHOHQIRTXHGHOFDSLWDO
humano basado en la economía (Robeyns 2006).
(QSRFDVSDODEUDV\DOPDUJHQGHORVEHQH¿FLRVHFRQyPLFRVODHGXFDFLyQVLJXH

290
siendo indispensable debido a su relación con las capacidades humanas. Además
de ayudar a las personas a ganarse la vida y a generar ingresos, la educación
desarrolla muchas habilidades y destrezas, y esta diversidad de destrezas, hábitos,
conocimientos y crecimiento personal en general puede empoderar a las personas
para que vivan vidas que consideren dignas. Los efectos económicos positivos
asociados con los logros educacionales son por lo general los más fáciles de
PHGLU /R PiV GLItFLO GH FXDQWL¿FDU SXHGHQ VHU ORV GHPiV HIHFWRV SRVLWLYRV HO
empoderamiento de las mujeres y de los hombres para que decidan según su
SURSLRFULWHULRSDUDTXHDGRSWHQDFWLWXGHVLQWHOHFWXDOHVPiVDELHUWDV\UHÀH[LYDV
para que sean más conscientes del mundo y de sus propios derechos, y para que
amplíen sus oportunidades. Es posible que esos cambios ni siquiera propicien
mayores ingresos. Pero otorgan a las personas más autonomía sobre sus propias
vidas. Por tanto, si bien el enfoque del capital humano y su orientación económica
tiene sus méritos, conviene mejor concebir la educación como una expansión de
las capacidades humanas que con suerte les ayudará a convertir sus capacidades
en funcionamientos (véase Saito 2003, Chiappero-Martinetti & Sabadash 2014).
Según Amartya Sen, el enfoque desde las capacidades es un complemento crucial
para comprender la educación desde el punto de vista del capital humano, puesto
que el logro de la libertad y del bienestar individuales tendrá efectos indirectos en
la producción económica (Hart 2014).
Así pues, la educación es fundamental para el desarrollo humano, tanto en el
sentido especializado de ese término como contraparte del desarrollo económico,
FRPRHQHOVHQWLGRFUXFLDOGHOGHVDUUROORHQVtFRPRFUHFLPLHQWRÀRUHFLPLHQWR
y cambio. Un informe del Banco Mundial sobre la educación ha señalado
que “La mente humana hace posibles todos los demás logros del ámbito del
desarrollo, desde los avances en el cuidado de la salud y la innovación agrícola
hasta la construcción de infraestructura y el crecimiento del sector privado”. Y
para liberar el potencial de la mente humana “no hay mejor herramienta que la
educación” (World Bank 2011). La educación promueve cambios, e idealmente,
el mejoramiento de los seres humanos. A eso se debe que la educación tenga
una relevancia especial para el bienestar de la niñez: les ayuda a desarrollar sus
capacidades, lo que a su vez les servirá para convertirse en personas adultas que
disfrutan a cabalidad de sus capacidades y funcionamientos (Comim et al. 2011).
3RUFRQVLJXLHQWHFRPR6HQKDD¿UPDGRODHGXFDFLyQHVGHVDUUROOR 6HQ <
a la inversa: la falta de una educación adecuada es pobreza.
Sen ha señalado tres maneras en que la educación amplía las capacidades y
por ello puede reducir la pobreza. Esas tres maneras se basan en ideas de lo que
constituye justicia en materia de educación. Al fomentar la alfabetización, la
educación posibilita el diálogo y el debate público sobre las estructuras sociales
y la política, y sobre cómo debe ser la sociedad. Todas las personas deben poder
participar en ese diálogo. Además, la educación ayuda a las personas a adquirir
los recursos prácticos y analíticos para tomar decisiones para sí mismas, para
sus familias y para sus comunidades. Toda persona tiene derecho a tomar esas

291
decisiones. Por último, en el esquema de Sen la educación tiene un papel especial
en el empoderamiento de las personas marginadas y excluidas en lo que atañe a
las funciones antes mencionadas. Una vez que las personas se empoderan de ese
PRGRVHHVSHUDTXHREWHQJDQODFDSDFLGDGGHLQÀXLUSDUDUHGXFLUODVFRQGLFLRQHV
que ocasionaron su marginación y su exclusión (Unterhalter 2009). Además,
cuando una persona carece de una educación adecuada es posible que se le nieguen
ODVFDSDFLGDGHVTXH1XVVEDXP  KDLGHQWL¿FDGRFRPRIXQGDPHQWDOHVSDUDOD
vida humana, mismas que incluyen la salud (debido a la relación entre la educación
y el mejoramiento de la salud), los sentidos, la imaginación y el pensamiento (que
en su formulación dependen explícitamente de la formación intelectual), la razón
práctica (como capacidad de tomar decisiones autónomas, que puede ser mejor
informada mediante la educación), y el control sobre el medio ambiente (puesto
que la educación puede asociarse positivamente con la participación política y con
las tradiciones democráticas de la libre expresión).
Puesto que la educación es esencial para el desarrollo, resulta crucial mejorarla
VREUHWRGRSDUDDTXHOODVSHUVRQDVTXHH[SHULPHQWDQODVGH¿FLHQFLDVPiVJUDYHV
antes descritas, y que, por ello, ven seriamente amenazadas sus capacidades
básicas. Aquí también, los niños y niñas merecen una atención especial, puesto que
suelen estar desproporcionadamente representados entre las poblaciones pobres.
Además, la niñez pobre suele padecer graves privaciones en sus capacidades, lo que
puede tener efectos duraderos en su propio desarrollo y en la situación de pobreza
de sus familias (Biggeri & Mehrotra 2011). Cuando se piensa en la manera de
ayudar a estos niños y niñas surge una pregunta difícil: al aplicar el enfoque desde
las capacidades para reducir la pobreza mediante la educación, ¿cuál es el umbral
mínimo adecuado? Dicho de otro modo, ¿cuál es el nivel básico de estudios y de
calidad al que todo el mundo tiene derecho? En el Segundo Objetivo de Desarrollo
del Milenio se planteaba en concreto para 2015 la matriculación universal en la
enseñanza primaria. Si bien entre el año 2000 y el 2015 se ha avanzado bastante
íFRQPLOORQHVPiVGHQLxRV\QLxDVPDWULFXODGDVHQSULPDULDíHOREMHWLYRVH
quedó corto en varios aspectos. En el momento de asumir ese objetivo los países
con las tasas más bajas de matriculación en enseñanza primaria no tenían ninguna
posibilidad de lograrlo en el plazo previsto, pues era mucho lo que tenían que
avanzar en un lapso demasiado breve. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio
tampoco prestaron la atención debida a los resultados del aprendizaje, a la calidad
de la enseñanza que todo el mundo tiene derecho a recibir. Por ello demasiados
niños y niñas pudieron culminar el sexto grado pero siguieron siendo analfabetas
funcionales.
Para la agenda de desarrollo posterior a 2015 se han anunciado varios objetivos
educacionales. Entre ellos, que para 2030 todos los niños y niñas puedan completar
la educación de la primera infancia, así como la primaria y la secundaria; que todas
las personas jóvenes y adultas estén plenamente alfabetizadas, y que la educación
VHJHVWLRQH\VH¿QDQFLHDGHFXDGDPHQWHFRQWUDQVSDUHQFLD\FRQSDUWLFLSDFLyQ
de la comunidad. En esos objetivos también se incluye poner mayor atención

292
a los resultados del aprendizaje, pero también a la equidad para los grupos
desfavorecidos, como son la población pobre y las niñas (véase el Objetivo de
Desarrollo Sostenible número 4).
El problema de garantizar un nivel mínimo de educación para todos puede
plantearse provechosamente con la terminología de las capacidades y los
funcionamientos. El objetivo de la matriculación universal en la enseñanza primaria
es que toda la gente tenga la capacidad de escolarizarse, aunque no dice mucho
sobre qué capacidades se derivan de tener una buena educación. Además, omite
la cuestión de cómo podrán las personas convertir la capacidad de escolarizarse
en aquellos funcionamientos que realmente utilizan las capacidades que derivan
de la educación. Diferentes como son los niños, también serán diferentes los
recursos que necesitarán para poder asistir a la escuela, para participar y entender,
y para culminar con éxito su aprendizaje (Vaughan 2007). Por ejemplo, si una niña
tiene hambre, o si en su casa habla un idioma distinto del que usa en la escuela,
o si teme por su seguridad corporal en la escuela debido a su identidad o a su
género, esa niña necesitará más ayuda para completar con éxito su escolaridad.
En eso consiste la cuestión de la equidad: la gente más pobre quizá necesite ayuda
adicional para convertir las capacidades educacionales (como es la posibilidad de
ir a la escuela) en funcionamientos educacionales (como ser realmente capaz de
leer y de razonar).
El enfoque desde las capacidades no propone un conjunto de indicadores
universalmente acordados para medir las capacidades educacionales básicas. Sin
embargo, existen varios principios que sirven para pensar en lo que constituye
una norma mínima de calidad educacional. El Programa EdQual Research, que
se enfocaba en mejorar la calidad de la educación en los países de bajos ingresos,
RIUHFLyHVWDGH¿QLFLyQ

Una educación de buena calidad es aquella que permite que todos


los educandos hagan realidad las capacidades que requieren para ser
económicamente productivos, para desarrollar medios de vida sostenibles,
SDUD FRQWULEXLU D TXH VXV VRFLHGDGHV VHDQ SDFt¿FDV \ GHPRFUiWLFDV \ SDUD
mejorar el bienestar. Los resultados que se requieren del aprendizaje varían
VHJ~QHOFRQWH[WRSHURDO¿QDOL]DUHOFLFORGHODHGXFDFLyQEiVLFDGHEHUiQ
incluir los niveles mínimos de alfabetización y aritmética, así como
habilidades para la vida, lo que incluye la concienciación y la prevención de
enfermedades, Tikly (2010, traducción nuestra).

293
Cuadro 9.1 Capacidades básicas para la educación

• Alfabetización: saber leer, escribir y usar el lenguaje.


• Aritmética:VDEHUFRQWDUPHGLU\UHVROYHUSUREOHPDVPDWHPiWLFRV
• 6RFLDOLGDG\SDUWLFLSDFLyQSRGHUHQWDEODUFRQORVGHPiVUHODFLRQHVSRVLWLYDV
y participar en actividades sociales sin sentir vergüenza.
• Disposición para el aprendizaje: poder concentrarse, proseguir sus
intereses y completar tareas educativas.
• $FWLYLGDGHVItVLFDVSRGHUHMHUFLWDUVH\SDUWLFLSDUHQDFWLYLGDGHVGHSRUWLYDV
• Ciencia y tecnología: SRGHU HQWHQGHU ORV IHQyPHQRV QDWXUDOHV \ VDEHU
utilizar instrumentos tecnológicos.
• Razón práctica: SRGHU UHODFLRQDU ORV PHGLRV FRQ ORV ¿QHV \ KDFHU XQD
UHÀH[LyQFUtWLFDVREUHODVDFFLRQHVSURSLDV\ODVDMHQDV

)XHQWH$GDSWDGRGH7HU]L   7UDGXFFLyQQXHVWUD 

(VWD GH¿QLFLyQ GHMD DELHUWD OD SRVLELOLGDG GH TXH ODV VRFLHGDGHV GHFLGDQ ORV
resultados que desean alcanzar más allá del umbral básico. Pero ello implica
que una educación adecuada tiene que garantizar que las personas tengan ciertas
habilidades, entre ellas las “habilidades funcionales para la vida”, como por
HMHPSOR SRGHU SURFXUDUVH XQ WHFKR \ DVHJXUDUVH OD QXWULFLyQ VX¿FLHQWH SDUD Vt
y para la propia familia. Toda persona debe tener además ciertas habilidades
cognitivas mínimas, más allá de la alfabetización y la aritmética, pues debe incluir
la capacidad de acceder a nueva información (Young 2009). Muchas de esas
KDELOLGDGHVíLQFOXLGDVODVKDELOLGDGHVVRFLDOHVQHFHVDULDVSDUDYLYLUHQDUPRQtD
FRQODSURSLDFRPXQLGDGíHVWiQLQFRUSRUDGDVHQODOLVWDHVSHFt¿FDTXHSURSXVR
Lorella Terzi (2007) de las “capacidades básicas para los funcionamientos
educacionales” (véase el Cuadro 9.1). Esa lista ciertamente deja abierto a debate
lo que incluye y cómo eso podría medirse y ponerse en práctica. Sin embargo,
aquí lo que importa es considerar cómo los programas para mejorar la educación
se relacionan con esos derechos fundamentales propuestos.

¢4XpHVORTXHIXQFLRQDSDUDPHMRUDUODHGXFDFLyQ"

6L ELHQ KD\ YDULRV SURJUDPDV HVSHFt¿FRV TXH KDQ GHPRVWUDGR VHU H¿FDFHV
para mejorar la educación y reducir la pobreza, no existe una norma “unitalla”
para todos. Algunos programas funcionan mejor para aumentar el acceso a la
escolaridad, pues ayudan a cumplir el objetivo de la matriculación universal en la
enseñanza primaria. Otros programas son mejores para fomentar los resultados del
aprendizaje, de modo que la educación que reciben los niños y niñas sea adecuada.
Muchas veces, estos objetivos no son coincidentes, por lo que las mejoras en el

294
acceso no necesariamente generan mejoras en la calidad. Por consiguiente, los
programas deben seleccionarse en función de su adecuación a las condiciones de
cada sociedad, puesto que las recomendaciones generales son de escasa utilidad.
Además, muchos académicos que han estudiado los desafíos de la educación
HQ ORV SDtVHV HQ GHVDUUROOR D¿UPDQ TXH SDUD SURGXFLU UHVXOWDGRV QRWDEOHPHQWH
PHMRUHVQREDVWDFRQGHGLFDUPiVUHFXUVRV¿QDQFLHURVDORVVLVWHPDVH[LVWHQWHV
Por ejemplo, con aumentar el salario del personal docente o la disponibilidad
de computadoras no necesariamente se mejora el aprendizaje de los estudiantes.
Para lograr mejoras verdaderas, por lo general hay que reformar los sistemas
educativos, lo cual incluye las estructuras de incentivos para los docentes, el
modo en que se administran las escuelas y se les exige rendición de cuentas, y el
modo de recabar datos sobre el progreso de los estudiantes. Puesto que no existe
una fórmula mágica para garantizar una reducción óptima de la pobreza mediante
la educación, pondremos la mira en unas pocas estrategias prometedoras, y en
programas cuyos resultados positivos han quedado demostrados de la manera más
convincente.
Los impresionantes avances logrados en décadas recientes en la matriculación
primaria se han debido a varias iniciativas destinadas a ampliar el acceso a la
educación de niños y niñas cuyos antecedentes podrían haberles impedido
escolarizarse. La construcción de planteles escolares ha sido un primer paso
lógico para ampliar el acceso, y si bien existen áreas rurales y marginalizadas
en las que todavía falta infraestructura escolar adecuada, actualmente la política
internacional del desarrollo se centra en otras maneras de garantizar que los
niños y niñas acudan a la escuela y permanezcan en ella. Reducir los costos de
la escolarización es un objetivo permanente que puede lograrse suministrando
uniformes y libros de texto (para que las familias no tengan que costearlos) o
eliminando el pago de aranceles escolares. En Etiopía, una vez que se eliminaron
los aranceles escolares, la matriculación en enseñanza primaria ascendió en un
307.4%; en Tanzania el ascenso fue de 95.5%, en Uganda del 68% y en Malaui
del 49% (véase Bentaouet-Kattan 2006, Morgan et al. 2014). Uno de los modelos
PiV H¿FDFHV GHO PXQGR SDUD UHGXFLU ORV FRVWRV H LQFHQWLYDU OD DVLVWHQFLD D OD
escuela son las transferencias monetarias condicionadas (TMC, o CCT, por sus
siglas en inglés). Esos programas entregan dinero a familias de bajos ingresos a
condición de que cumplan ciertos objetivos, como por ejemplo, garantizar que sus
hijas asistan regularmente a la escuela. La suma que reciben las familias suele ser
bastante pequeña, alrededor del 10% del nivel de consumo de los hogares. Esas
transferencias monetarias condicionadas se han implementado en unos 28 países,
entre ellos casi todos los de América Latina, más algunos de Asia, África y el
Oriente Medio.
El más famoso de estos programas de transferencias monetarias condicionadas
es el Programa Prospera, de México, que antes tuvo otros nombres. Su población
PHWDVRQHVSHFt¿FDPHQWHODVIDPLOLDVSREUHV DOSULQFLSLRHQODV]RQDVUXUDOHV
ahora también en las zonas urbanas), y en especial las madres y las hijas: los

295
subsidios que reciben las familias por mantener a sus hijos en la escuela son
más cuantiosos cuando se trata de las niñas. Los pagos comienzan por lo general
D SDUWLU GHO WHUFHU JUDGR \ VX PRQWR YDUtD íSXHV LQFOX\H SRU HMHPSOR XQD
VXEYHQFLyQSDUDFRPSUDUYtYHUHVíSHURHOWRWDOSXHGHHTXLYDOHUHQRFDVLRQHVDO
salario mensual de uno de los progenitores. El dinero se entrega directamente a la
familia, en vez de recurrir a un intermediario local, lo cual reduce las posibilidades
de manejos corruptos. Existen otras condiciones, además de la asistencia continua
a la escuela: visitas de rutina a una clínica de salud, donde se vacuna y se pesa a
los niños y niñas, y además se les suministran vitaminas. Las madres deben acudir
a cursos básicos de salud, que incluyen temas tales como nutrición e higiene. Los
estudios han documentado repetidamente los efectos positivos de este programa.
La matriculación escolar aumentó en promedio un 3.5%, con mayores efectos en
la matriculación de sexto grado, que alcanzó un 11.1% (Schultz 2004). Los niños
varones que participaron en Prospera a partir de los nueve años de edad culminaron
un año más de escolarización que los niños que no participaron en el programa.
Las niñas que empezaron a participar a edades más tempranas recibieron 0.7 más
años de escolaridad. El trabajo infantil disminuyó entre los niños, aunque no entre
las niñas (Behrman et al. 2011).
Los estudios sobre las TMC en otros países han encontrado efectos aún mayores.
En Nicaragua, el tiempo de permanencia en la escuela aumentó en un 18% para los
niños y niñas de entre 7 y 13 años. En Bangladesh, ese mismo rubro se incrementó
en un 27% para las niñas entre 11 y 18 años, y en Pakistán ese aumento fue de 38%
para las niñas en escuela primaria (Orazem 2012). En Ecuador las TMC hicieron
descender el trabajo infantil en un 17%, además de aumentar la matriculación
escolar en un 10% (Schady 2006). En Malaui, el Programa de TMC ayudó a
las niñas a añadir el equivalente a una sexta parte de un año de escolaridad y a
mejorar sus resultados en los exámenes; la asistencia diaria también aumentó en
8% (Baird et al. 2011). En Camboya, un programa de becas para niñas funcionó
de manera parecida a las TMC: a cada una de las familias cuyas hijas asistieron
regularmente a la escuela y obtuvieron buenas notas se les premió con la entrega
de 45 dólares. Este programa ocasionó un importante aumento en la matriculación
de niñas de hogares pobres, cuya tasa de matriculación superó de hecho la de las
niñas de los hogares con los mayores ingresos (Filmer & Schady 2006, 2014).
También mejoraron otros indicadores de bienestar de la familia y de la niñez, pues
aumentaron las visitas a los centros de salud, además de que hubo mejoras en la
nutrición y en la vacunación.
Si bien las TMC han obtenido resultados excelentes en lo que atañe a que
niños y niñas acudan a la escuela y permanezcan en ella, esos programas tienen
limitaciones. Se ha demostrado que mejoran sobre todo el acceso, pero la mejora
no es sistemática en cuanto a los resultados del aprendizaje. Por consiguiente, aun
cuando ayudan a que niños y niñas asistan a la escuela, las TMC no necesariamente
garantizan la calidad del aprendizaje. Además, las TMC son relativamente
costosas, puesto que en países grandes, como es México, pueden implicar

296
transferencias monetarias a millones de familias. Asimismo, las TMC requieren
para su gestión que el gobierno del país cuente con un sistema administrativo
UD]RQDEOHPHQWHH¿FD]$HOORVHGHEHTXHVHKD\DQLPSOHPHQWDGRSULQFLSDOPHQWH
HQ SDtVHV GH LQJUHVRV PHGLDQRV TXH FXHQWDQ FRQ PD\RUHV UHFXUVRV ¿QDQFLHURV
\ PD\RU FDSDFLGDG JXEHUQDPHQWDO< VL ELHQ ODV70& VXHOHQ VHU EHQH¿FLRVDV
H[LVWHQRWURVSURJUDPDVSDUDPHMRUDUHODFFHVRTXHSXHGHQVHUPiVH¿FDFHVHQ
términos de costos para los países de bajos ingresos.
8QDSROtWLFDGHJUDQXWLOLGDGTXHVXHOHVHUPX\H¿FD]HQWpUPLQRVGHFRVWRV
y que puede mejorar el acceso y los resultados de la escolarización comienza en
realidad antes de la escolaridad formal. Los programas de desarrollo de la primera
LQIDQFLD '3, SXHGHQJHQHUDUEHQH¿FLRVPX\SRVLWLYRVSDUDORVQLxRV\QLxDV
como son el fomento de las aptitudes cognitivas, la nutrición, el estado de salud
y los niveles de rendimiento escolar. Esto es especialmente importante, puesto
TXHODVGH¿FLHQFLDVHQHVDViUHDVGDQOXJDUDODUHSHWLFLyQWHPSUDQDGHJUDGRV
a la deserción escolar y a retrasos del desarrollo intelectual. Se ha visto que un
sólido desarrollo durante la primera infancia suele ir acompañado de aumento de
los ingresos en el curso de la vida (véase, por ejemplo, Barnett 1995, Anderson
HWDO+HFNPDQ (Q)LOLSLQDVXQSURJUDPDGLULJLGRHVSHFt¿FDPHQWH
a las familias desfavorecidas constituye un ejemplo de lo que puede lograrse
con un buen desarrollo durante la primera infancia. Se crearon guarderías para
que sirvieran como centros preescolares y prestaran servicios de salud, lo que
incluía suministrar suplementos de micronutrientes. Las familias participantes en
estos programas recibían en su hogar las visitas de los trabajadores de la salud,
quienes, entre otros servicios, aplicaban vacunaciones. Se brindaba capacitación
a los progenitores sobre las mejores prácticas de crianza infantil. Las escuelas
también participaban impartiendo talleres para docentes y administradores acerca
de las mejores prácticas para el DPI. Un análisis de los resultados del programa
reveló que, en el lapso de seis años, los niños y niñas mostraron un desarrollo
ItVLFR\FRJQLWLYRVDWLVIDFWRULR\TXHHQVXVH[iPHQHVHVFRODUHVVXVFDOL¿FDFLRQHV
mejoraron entre 12 y 15 puntos (Armecin et al. 2006, Yamauchi & Liu 2012). Por
tanto, este programa de DPI en Filipinas logró mejorar el acceso de la niñez a la
escolaridad, así como los resultados del aprendizaje, a base de mejorar la salud y
la nutrición.
Ya sea que se apliquen por separado o como parte de los programas de DPI, las
intervenciones en materia de salud pueden ser en general una manera económica
de abordar los problemas de acceso y de aprendizaje escolar. Los suplementos
nutricionales y los tratamientos antiparasitarios sirven para combatir una de las
principales causas de ausentismo escolar, que es la mala salud. Además, al menos
en teoría, cuando los niños están bien alimentados y gozan de buena salud es muy
probable que tengan buenos resultados en su aprendizaje. Cuando los niños y
QLxDVSDGHFHQGH¿FLHQFLDVGHFLHUWRVQXWULHQWHVFRPRSRUHMHPSORGH\RGRRGH
zinc, su desarrollo cognitivo se ve menguado. Y cuando por cualquier razón las
personas no se sienten bien, les resulta muy difícil concentrarse en la escuela y

297
hacer un buen trabajo. Según algunas estimaciones, las intervenciones en materia
de salud, como es la desparasitación, pueden costar apenas 50 centavos de dólar
por niño al año, y los programas de nutrición escolar también resultan módicos
en su costo, pues se calculan US$ 23.25 por cada niño o niña al año (Orazem
2012). No obstante, es necesario reunir más evidencias sobre los resultados de las
LQWHUYHQFLRQHVHVSHFt¿FDV3RUHMHPSORORVUHVXOWDGRVGHODGHVSDUDVLWDFLyQKDQ
sido objeto de cuestionamiento, y los programas de alimentación escolar muestran
un historial desigual. En varios países el suministro de alimentos gratuitos en
la escuela hizo que aumentasen las tasas de matriculación y asistencia. Pero no
se han visto mejoras consistentes en los resultados del aprendizaje ni en otras
mediciones del desarrollo cognitivo (Jomaa et al. 2011). Puesto que la buena
salud es fundamental para que niños y niñas asistan a la escuela y aprendan, estos
programas pueden ser prometedores, en especial para las poblaciones más pobres
de un determinado país, pero hasta ahora no existe consenso sobre cuál es la
PDQHUDPiVH¿FLHQWHGHPHMRUDUODVDOXGSDUDIRPHQWDUORVORJURVHGXFDFLRQDOHV
Es obvio que aun si los niños y niñas logran asistir a la escuela no podrán
aprender mucho sin la presencia de un docente. En efecto, estudios realizados
en Estados Unidos y en China han señalado que la calidad de la docencia es el
factor más importante para explicar los logros de los alumnos en la escuela (véase,
SRU HMHPSOR 5RFNR൵  +DQXVKHN  5LYNLQ $NLED HW DO   (Q
vista de los problemas que existen en el mundo en desarrollo con el ausentismo
de los docentes y su inadecuada preparación profesional, ¿cómo podrían las
políticas incentivar a los docentes para que tengan un mejor desempeño y se
hagan responsables de los resultados del aprendizaje de sus alumnos? Aumentar
los salarios de los docentes puede servir para elevarles la moral y para atraer a
PHMRUHVSURIHVLRQDOHVSHURHVDVPHGLGDVQRVLHPSUHUHVXOWDQH¿FDFHV
Por ejemplo, Kenya instauró un plan de pago de bonos para compensar a los
GRFHQWHV D PHGLGD TXH PHMRUDEDQ ODV FDOL¿FDFLRQHV GH VXV HVWXGLDQWHV HQ ORV
exámenes, pero un análisis puso al descubierto que los docentes se enfocaban
en preparar a los alumnos para que obtuviesen buenas notas en los exámenes,
en detrimento de las demás asignaturas. En contraste, en India se estableció un
programa de remuneración por rendimiento en el que hubo un aumento en el
tiempo de enseñanza de los docentes y en el rendimiento de los estudiantes,
pero por ahora no se ha establecido un modelo viable para incentivar una mejor
enseñanza mediante aumentos salariales (Kremer & Holla 2008, Muralidharan
2012). Para combatir el persistente problema de los docentes que no se presentan
a trabajar, se introdujo en India un programa sorprendentemente sencillo: se les
entregó a los estudiantes una cámara para que tomasen una foto en la que aparecía
ODIHFKD\ODKRUDD¿QGHYHUL¿FDUTXHVXGRFHQWHVHKDEtDSUHVHQWDGRDWUDEDMDUHVH
día. Con esos datos, los salarios de los docentes se condicionaron a que tuvieran
XQUHJLVWURGHDVLVWHQFLDDFHSWDEOH(OHVWXGLRHIHFWXDGRSRU'XÀR\VXVFROHJDV
(2012) reveló que a partir de la puesta en marcha de ese programa el ausentismo de
los docentes descendió de 44% a 21%. Estas formas de supervisar el rendimiento

298
de los docentes serán cruciales para lograr mejoras en el aprendizaje de las que
han carecido demasiados estudiantes en el mundo en desarrollo, a pesar de que se
ha aumentado su acceso a la escolarización.
Una de las razones por las que en los países en desarrollo los docentes han
ORJUDGRHOXGLUODVFRQVHFXHQFLDVGHXQGHVHPSHxRSURIHVLRQDOGH¿FLHQWHHVTXH
cuentan con sindicatos poderosos que pueden ejercer presión política sobre los
gobiernos locales y nacionales; lo misma dinámica puede ocurrir en países con
ingresos altos (Glewwe & Kremer 2005). Varios países han tomado medidas para
reorganizar esa estructura política a base de contratar docentes por un plazo de
XQ DxR 6L HO UHQGLPLHQWR GH HVRV GRFHQWHV UHVXOWD GH¿FLHQWH SRU DXVHQWLVPR R
por otras razones, no se les vuelve a contratar. Esa es otra forma de fortalecer la
supervisión y la rendición de cuentas para los docentes. En la mayoría de los casos,
los docentes contratados han tenido mejores tasas de asistencia que las de los
profesores estatales, cuyos contratos eran a largo plazo. Aun cuando los docentes
contratados por lo general carecen de la formación profesional de sus homólogos
estatales, el rendimiento de los estudiantes en los exámenes también mejoró en
los casos en que los profesores eran contratados (Muralidharan & Sundararaman
'XÀRHWDO 7DPELpQVHKDFRPSUREDGRTXHHVRVSURJUDPDVUHVXOWDQ
H¿FDFHVHQWpUPLQRVGHFRVWRVORTXHLPSOLFDXQJUDQDKRUURHQORVSUHVXSXHVWRV
gubernamentales para la educación, puesto que los docentes contratados reciben
menos remuneración. Algunos comentaristas se han preguntado si un sistema
de docentes contratados sería factible o justo como política a largo plazo,
puesto que una planilla de docentes temporales muy probablemente buscaría
ODPDQHUDGHLQÀXLUSDUDREWHQHUPHMRUUHPXQHUDFLyQHVWDELOLGDGODERUDO\ORV
GHPiVEHQH¿FLRVGHTXHGLVIUXWDQORVGRFHQWHVGHODDGPLQLVWUDFLyQS~EOLFD6LQ
embargo, un programa de este tipo podría funcionar si se implementan algunos
otros cambios, como por ejemplo, contratación local de profesores, u ofrecerles
contratos temporales con posibilidad de prolongar los plazos (Pritchett 2012).
Existen otras políticas relacionadas con el desempeño docente que podrían
adoptarse para mejorar los resultados de la enseñanza. Las clases de recuperación,
o las clases fuera del sistema formal de escolarización pueden ser un complemento
vital para el aprendizaje de los niños. Las clases que ofrece la ONG Pratham en
India suelen presentarse como un modelo a seguir (Banerjee et al. 2007, y véase
el Cuadro 9.2). Del mismo modo, se ha visto que la enseñanza interactiva por
UDGLR (,5 KDSUREDGRVHUH¿FD]HQYDULRVSDtVHVGH$PpULFD/DWLQD\GHÈIULFD
subsahariana. En esos programas se imparten por radio lecciones sobre varios
temas, como matemáticas y lenguaje. Son lecciones “interactivas” porque los
UDGLRHVFXFKDVWLHQHQTXHKDFHUWDUHDVHVSHFt¿FDVTXHOXHJRYHUL¿FDQFRQIRUPHVH
desarrolla la lección. Se ha comprobado que esos programas mejoran el acceso a
la educación básica (sobre todo para los niños y niñas que viven en zonas remotas)
y mejoran también el desempeño escolar (Bosch 1997, Ho & Thukral 2009).
Por supuesto, mejorar el desempeño docente no consiste meramente en mejorar
la supervisión y la remuneración. Una pequeña pero creciente base factual indica

299
RWUDVIRUPDVH¿FDFHVGHDSR\RSHGDJyJLFR 5HLG .OHLQKHQ] (Q&KLOHVH
implementó un programa para capacitar a docentes en prácticas para la enseñanza
temprana de idiomas y gestión de la conducta en las aulas. Por efecto de ello,
los docentes que participaron en el programa mostraron una mejor productividad
en el aula, mejor calidad de la retroalimentación y mayor sensibilidad ante las
necesidades de sus estudiantes; sin embargo, no hubo mejoras importantes en
el desempeño de los alumnos (Yoshikawa et al. 2015). Los docentes con pocas
FXDOL¿FDFLRQHVQHFHVLWDQVREUHWRGRPiVDSR\RSDUDDSUHQGHUODVPHMRUHVSUiFWLFDV
pedagógicas.

Cuadro 9.2 Pratham

&DPLQDED SRU XQD FDOOHMXHOD ÀDQTXHDGD SRU SHTXHxDV FRQVWUXFFLRQHV GH


concreto, de ladrillos, de bloques de cemento y de cualquier otro material que
hubiese a la mano. Esas estructuras, a veces destartaladas, alcanzaban a tener
dos o tres pisos sobre el nivel de la calle, y estaban tan apretujadas entre sí que
DODO]DUODYLVWDDSHQDVVHGLYLVDEDDOJ~QIUDJPHQWRGHOFLHOR$OOiDUULEDVHYHtDQ
WDPELpQORVFDEOHVíGHODHOHFWULFLGDG\GHRWURWLSRíWHQGLGRVGHFDVDHQFDVD
una gruesa masa de alambres retorcidos que resultaban un tanto amenazantes.
(O VHQGHUR HVWDED WDSL]DGR GH IUDJPHQWRV GH SLHGUD R GH FHPHQWR HQWUH ORV
cuales los recios aguaceros dejaban charcos de agua sucia, o bien, a juzgar
por el hedor, podían haber sido aguas de las cloacas. Mi guía me conducía por
XQRGHORVEDUULRVPiVSREUHVGH%RPED\GRQGHHOODVHGHVHPSHxDEDFRPR
coordinadora local de las actividades de Pratham. En esas viviendas hacinadas,
donde las habitaciones eran diminutas y por lo general mal iluminadas, la gente
hacía sus negocios, cocinaba, vendía artículos de primera necesidad, criaba a los
QLxRVHVFXFKDEDODUDGLR\HQ¿QYLYtDVXYLGD3RUDTXHOODEHULQWRGHFDOOHMXHODV
nos dirigíamos a un modesto local que Pratham alquilaba para brindar servicios
HGXFDWLYRV D ORV KDELWDQWHV GHO EDUULR 'DGR TXH OD PD\RUtD GH ORV DVLVWHQWHV
eran musulmanes, las clases que observé se impartían en idioma urdu: un
grupo de niños y niñas de unos 8-9 años escuchaban sentados en el suelo las
H[SOLFDFLRQHVGHVXGRFHQWHVREUHPDWHPiWLFDVHOHPHQWDOHV/RVQLxRVDWHQWRV
y apreciativos, hacían sus ejercicios con reglas y otros enseres escolares para
aprender a hacer mediciones. Impartía la clase una brillante y sonriente joven
YHLQWHDxHUD $XQTXH VX IRUPDFLyQ HQ OD GRFHQFLD SURFHGtD VREUH WRGR GH ORV
breves cursos de preparación recibidos en Pratham, pude notar que tenía talento
QDWXUDO\PLJXtDPHLQIRUPyTXHHVDSURIHVRUDWHQtDIDPDGHVHUXQDGHODV
PHMRUHVGHHVD21*HQ%RPED\/DFODVHTXHHVWDEDLPSDUWLHQGRHUDLQIRUPDO
y complementaria, puesto que los niños acudirían por la tarde a las escuelas
IRUPDOHVGHOJRELHUQR
3UDWKDPHVODRUJDQL]DFLyQQRJXEHUQDPHQWDOPiVJUDQGHTXHKD\HQ,QGLD\
HQWUHODV21*GHGLFDGDVDODHGXFDFLyQHQWRGRHOPXQGRHVXQDGHODVPiV
UHVSHWDGDV6XVSURJUDPDVVRQPX\DPSOLRVSXHVDEDUFDQIRUPDFLyQYRFDFLRQDO
para adultos jóvenes, enseñanza de inglés para niños y adultos, centros urbanos
de enseñanza como el que yo visité, y otras iniciativas tales como las encuestas

300
DORVKRJDUHVHQPXFKDVFRPXQLGDGHVGHOD,QGLD7DPELpQYLVLWpRWURVGRVGH
los centros de educación temprana que tiene Pratham en otras zonas de Bombay.
Puesto que la mayoría de los niños y niñas de India, sobre todo los que proceden
GHIDPLOLDVSREUHVQRWLHQHQDFFHVRDHQVHxDQ]DSUHHVFRODUORVSURJUDPDVGH
Pratham son importantes para mejorar la preparación de los niños para asistir
DODHVFXHOD2EVHUYpHQXQDGHODVVHVLRQHVTXHXQDSURIHVRUDKDFtDTXHORV
QLxRVPiVSHTXHxRVUHFLWDVHQHQLQJOpVODQXPHUDFLyQRORVPHVHVGHODxR(Q
RWURFHQWURPLHQWUDVORVQLxRVPiVSHTXHxRVUHFLEtDQHQVHxDQ]DHQXQDSDUWH
del recinto, varias niñas algo mayores se sentaban en otra parte del salón a leer
libros en silencio. Al cabo de un rato, una de las docentes se acercó a comentar
con ellas lo que habían leído. La coordinadora de este centro, una animosa
mujer, me comentó que los programas de Pratham ayudaban no solamente a los
niños y niñas que estudiaban allí, sino también a las mujeres que les impartían
enseñanza. Esas mujeres por lo general eran voluntarias, y a veces recibían un
PRGHVWR VDODULR SHUR GHFtDQ TXH GLVIUXWDEDQ HO WUDEDMR SRUTXH HPSOHDED D OD
gente de la comunidad y porque ayudaba a que las niñas recibieran educación.
(UDFODURTXHHVDVODERULRVDVSURIHVRUDVKDEtDQGHFLGLGRTXHODGLYHUVLGDGGH
RSRUWXQLGDGHVHGXFDFLRQDOHVTXH3UDWKDPOHVRIUHFtDOHVD\XGDEDDPHMRUDUVXV
vidas y las de otras personas.

El personal docente de un programa en Liberia recibió orientaciones claras


para mejorar la calidad de la enseñanza de la lectura en las escuelas primarias, y
sus alumnos obtuvieron resultados destacados al respecto (Piper & Korda 2011).
([LVWHQRWUDVLQLFLDWLYDVTXHKDQSUREDGRVHUH¿FDFHVHQWUHHOODVPiVHQVHxDQ]D
práctica incorporada en los programas de formación docente; formación continua
HQPDWHULDGHGHVDUUROORSURIHVLRQDOD¿QGHTXHORVSODQHVFXUULFXODUHVVHDQPiV
adecuados para los estudiantes multilingües y más inclusivos para los estudiantes
que provienen de entornos desfavorecidos; y cursos para directores de escuela
para ayudarles a mejorar la pedagogía en sus planteles (Barrett et al. 2007, Tikly
& Barrett 2011, UNESCO 2014a).

&RQFOXVLyQ

Se han logrado importantes avances en la mejora de la educación como


estrategia para reducir la pobreza, aunque, por supuesto, falta mucho por hacer.
Estos avances proceden en parte de la campaña en pro de la enseñanza primaria
universal que forma parte del segundo Objetivo de Desarrollo del Milenio, que hizo
importantes aportes para proporcionar instalaciones escolares y oportunidades de
aprendizaje básico para niños y niñas en todo el mundo. Como hemos visto, las
WUDQVIHUHQFLDVPRQHWDULDVFRQGLFLRQDGDVVRQXQPHGLRSRUORJHQHUDOH¿FD]SDUD
impulsar la matriculación y la culminación de la escolarización. En lo futuro,
los formuladores de políticas internacionales deben dedicar aún más atención a
las intervenciones en materia de salud y de otro tipo que pueden mantener a los

301
niños y niñas en la escuela y ayudarles en su aprendizaje. Las intervenciones en
el orden de la salud, como son el suministro de micronutrientes y varias formas
de programas de desarrollo de la primera infancia, son fundamentales para dotar
a los niños y niñas del bienestar físico necesario para su adecuado desarrollo
intelectual. También debe dedicarse más atención a la creación de programas
PiV H¿FDFHV SDUD JDUDQWL]DU TXH ORV GRFHQWHV WHQJDQ OD SUHSDUDFLyQ DGHFXDGD
TXHVHOHVGpHOGHELGRVHJXLPLHQWR\TXHVHOHVLQFHQWLYHORVX¿FLHQWHSDUDTXH
tengan un mejor desempeño. Los mecanismos de rendición de cuentas, como son
las fotografías con fecha y hora, la contratación a corto plazo de docentes y la
ampliación de los programas de recuperación han logrado en conjunto mejorar
ODFDOLGDGGHODHGXFDFLyQD¿QGHTXHORVQLxRV\QLxDVDSUHQGDQORPHMRUTXH
puedan de la escolarización que reciben.
Puesto que está aceptado el objetivo de lograr una educación primaria universal
y de calidad, la mira de las políticas de la comunidad internacional debe avanzar
ahora a ampliar el acceso y el aprendizaje en los niveles secundarios y terciarios.
La educación primaria ha sido el nivel mínimo acordado, pero no puede
convertirse en un tope; a medida que más personas en el mundo en desarrollo
alcanzan ese requisito mínimo, se les debe garantizar también una educación
secundaria de calidad. La educación secundaria es el umbral mínimo en los países
de ingresos altos, y esa garantía no debe negársele a la población de los países
SREUHV(VWDSUy[LPDIURQWHUDíTXHHVODDPSOLDFLyQGHODFFHVR\GHORVUHVXOWDGRV
GH OD HGXFDFLyQí SODQWHD XQ JUDQ GHVDItR SXHVWR TXH ORV UHFXUVRV SDUD UHGXFLU
la pobreza son limitados. Por consiguiente, hay que establecer prioridades para
decidir cuáles iniciativas de desarrollo se van a promover en los ámbitos de lo
nacional, lo regional y lo global. Se puede argumentar de manera concluyente
que la educación debe ser una prioridad absoluta y permanente. La educación
es desarrollo. Fortalece las capacidades humanas en múltiples dimensiones.
Contribuye a incrementar los salarios, a aumentar la productividad, a mejorar la
salud y los avances cognitivos, todo lo cual es esencial para salir de la pobreza y
ayudar a las personas a tener una vida que puedan considerar valiosa. Y si bien
HV FLHUWR TXH H[LVWHQ RWUDV HVWUDWHJLDV H¿FDFHV SDUD DERUGDU DVSHFWRV FRQFUHWRV
de la pobreza, la importancia de la educación consiste en la gran amplitud de sus
efectos.
Es cierto que lograr mejoras educacionales a gran escala en el mundo en
desarrollo es una tarea difícil. Una frustración es que pocos países cuentan con un
plan verdaderamente factible para lograr mejoras en los resultados del aprendizaje.
Hasta ahora, y según han experimentado diversas localidades y regiones, los
resultados son parciales y dependen en gran medida del contexto. Muchos países
HQGHVDUUROORQRGLVSRQHQGHGDWRVFRQ¿DEOHVVREUHORVDYDQFHVHQORVUHVXOWDGRV
GHODSUHQGL]DMHGHORVHVWXGLDQWHV(QFRQVHFXHQFLDORVREMHWLYRVHVSHFt¿FRV\
los medios para mejorar el aprendizaje son, con demasiada frecuencia, difusos
o mal planteados. Otra frustración es que muy probablemente cualquier avance
será lento. El aumento en la matriculación que ha acercado a muchos países en

302
desarrollo al objetivo de alcanzar la matriculación universal en la enseñanza
primaria ha requerido por lo general unos 30 años. Mejorar los resultados del
aprendizaje puede requerir aún más tiempo. Según un análisis, si bien algunos
países en desarrollo pueden tardar unos 25 años en acercarse a los resultados
promedio obtenidos por los estudiantes de los países de la OCDE en los exámenes
internacionales, el pronóstico para muchos otros países es aún peor. Calculado
a un ritmo de avance realista, los países de África meridional y oriental pueden
tardar unos 150 años en igualar los promedios actuales de los resultados de los
exámenes en los países de la OCDE (Beatty & Pritchett 2012). Por último, las
partes del mundo donde la gente padece más privaciones en materia de educación
suelen ser Estados débiles y frágiles. Comúnmente esos Estados son demasiado
disfuncionales y/o demasiado corruptos para esperar una transformación efectiva
de la educación que brinda el gobierno. Lo trágico es que las personas atrapadas
HQWUH ORV FRQÀLFWRV \ ORV IUDFDVRV HVWDWDOHV WLHQGHQ D FRQVLGHUDU TXH QR YDOH OD
pena invertir en educación, pues sus sociedades están tan atribuladas que las
competencias adquiridas mediante la educación no son debidamente remuneradas,
excepto por la vía de la emigración.

Cuadro 9.3 Estudio de caso: Indonesia

,QGRQHVLD *Ui¿FR HVXQSDtVGHUHQWDPHGLDLQIHULRUTXHGHVGHODGpFDGD


de 1970 ha experimentado importantes progresos en su desarrollo económico y
humano. Una de las razones de su avance son las inversiones en educación; su
historial al respecto ilustra tanto las promesas como los escollos de las políticas
para impulsar el acceso a la educación y los resultados del aprendizaje. Entre
 \  HO JRELHUQR FRQVWUX\y PiV GH  HVFXHODV SULPDULDV \ ODV
tasas de matriculación primaria de los niños y niñas entre 7-12 años aumentaron
en un 60% en los comienzos de la década de 1970, hasta alcanzar 94% en
el año 1984. Casi se ha alcanzado la matriculación universal en la enseñanza
primaria, y cerca del 86% de los niños y niñas logran culminar su educación
primaria. Este importante compromiso de aumentar el acceso a la escolaridad
contribuyó no sólo a incrementar el promedio de años de escolarización, sino que
WDPELpQSURSLFLyHODXPHQWRGHORVVDODULRV'XUDQWHHOSULPHUGHFHQLRGHOVLJOR
;;,VHUHGXMRFRQVLGHUDEOHPHQWHODSREUH]DíGH¿QLGDFRPRLQJUHVRVHVFDVRV\
GH¿FLHQFLDVHQPDWHULDGHHGXFDFLyQ\GHVDOXG3RUHMHPSORHQWUH\
se redujo a la mitad el número de personas que viven por debajo del umbral de
SREUH]DGHGyODUHVDOGtDGHODOGHODSREODFLyQ/DDOIDEHWL]DFLyQ
de las mujeres ascendió del 47% en 1970 al 93% a comienzos de la década
de 1990. Al aumentar la educación de las mujeres se redujeron las tasas de
IHUWLOLGDG HQ HO SDtV SXHVWR TXH LQJUHVDURQ PiV PXMHUHV D OD IXHU]D ODERUDO \
IXHURQHPSRGHUDGDVSDUDHMHUFHUPD\RUFRQWUROVREUHVXYLGDUHSURGXFWLYD
&RQ WRGR OR SRVLWLYR TXH SXHGD SDUHFHU HVWH SDQRUDPD ,QGRQHVLD HQIUHQWD
FRQVWDQWHVGHVDItRVHQHODFFHVRDODHGXFDFLyQ\HQORVUHVXOWDGRV$OFDQ]DGDOD
PDWULFXODFLyQSULPDULDXQLYHUVDOHOREMHWLYRGHODFFHVRVHPRGL¿FyHQODGpFDGD

303
GHD¿QGHORJUDUXQQLYHOPtQLPRGHQXHYHDxRVGHHGXFDFLyQEiVLFDSDUD
todos. Sin embargo, esta normativa no se ha hecho realidad, por impedimentos
WDOHVFRPRORVDUDQFHOHVHVFRODUHVHOFRVWRGHORVXQLIRUPHV\ODJUDQFDQWLGDG
GHHVWXGLDQWHVTXHDEDQGRQDQODHVFXHOD6HJ~QORVDQiOLVLVGHO%DQFR0XQGLDO
y de otras entidades, el 46% del estudiantado de Indonesia que completó la
HVFXHODSULPDULDVLJXLyVLHQGRDQDOIDEHWDIXQFLRQDO\FDVLODPLWDGQRORJUDEDQ
UHVROYHUSUREOHPDVGHDULWPpWLFDEiVLFD$VLPLVPR,QGRQHVLDWLHQGHDREWHQHU
XQDSXQWXDFLyQFDVLtQ¿PDHQORVUHVXOWDGRVGHOH[DPHQGHOHFWXUDPDWHPiWLFDV
y ciencia del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (conocido
FRPR3,6$SRUVXVVLJODVHQLQJOpV /DVGLVSDULGDGHVHGXFDFLRQDOHVWDPELpQ
VLJXHQVLHQGRXQSUREOHPDIXHUDGHODV]RQDVXUEDQDV\VREUHWRGRIXHUDGHODV
FLXGDGHVGHPD\RUHVLQJUHVRVGHODSULQFLSDOLVODGHOSDtVTXHHV-DYDHODFFHVR
DODHVFRODULGDGGHVSXpVGHODSULPDULDVXHOHVHUGH¿FLHQWH\FRQIUHFXHQFLDGH
mala calidad. Por ejemplo, sólo el 55% de los niños y niñas de las zonas rurales
continuaron estudios en la escuela secundaria (en comparación con el 80% de
ORVQLxRV\QLxDVGHODV]RQDVXUEDQDV \HODFFHVRDORVVHUYLFLRVGHGHVDUUROOR
GH OD SULPHUD LQIDQFLD VXHOH VHU PX\ OLPLWDGR IXHUD GH ODV JUDQGHV FLXGDGHV
/D FDOLGDG GH OD HQVHxDQ]D WDPELpQ HVWi HQ UH]DJR GHELGR D OD LQDGHFXDGD
SUHSDUDFLyQGHORVGRFHQWHV\DOH[FHVLYRpQIDVLVHQHODSUHQGL]DMHPHPRUtVWLFR
Puesto que la educación ya ha desempeñado un papel de gran importancia en la
reducción de la pobreza en Indonesia, resulta alentador que los responsables de
las políticas sigan dedicando atención a mejorar los puntos débiles en el acceso
\ OD FDOLGDG GH OD HGXFDFLyQ 9DULRV SURJUDPDV GH HGXFDFLyQ QR IRUPDO HVWiQ
SURFXUDQGROOHJDUDODV]RQDVUXUDOHVRDODVSHUVRQDVDGXOWDVTXHTXL]iQXQFD
tuvieron una escolarización adecuada. Por ejemplo, los programas para erradicar
HODQDOIDEHWLVPRVHKDQGLIXQGLGRSRUUDGLR\WHOHYLVLyQ\VHKDQLPSOHPHQWDGR
FODVHVSDUDD\XGDUDODVSHUVRQDVDDOIDEHWL]DUVH\DDGTXLULUGHVWUH]DVODERUDOHV
(QHOVHDSUREyXQDOH\FX\RSURSyVLWRHVUHIRUPDUODHQVHxDQ]DHLQFOX\H
disposiciones para mejorar la preparación docente y la rendición de cuentas. La
PHWDPiVDPELFLRVDHVTXHHOJRELHUQRGH,QGRQHVLDVHFRPSURPHWLyDGHVWLQDU
a la educación el 20% de todo el presupuesto nacional. Los críticos ponen en
HQWUHGLFKRODIDFWLELOLGDGGHHVDPHWD1RREVWDQWHHVRHVXQFODURLQGLFLRGHTXH
VH UHFRQRFH HO DSRUWH GH OD HGXFDFLyQ SDUD ORJUDU PHMRUDV TXH VRQ IiFLOPHQWH
PHGLEOHVHQHOGHVDUUROORHFRQyPLFRDVtFRPRDODVTXHQRVRQWDQIiFLOPHQWH
medibles pero resultan igualmente valiosas en términos de desarrollo humano.

)XHQWHV'XÀR  2VZDOG&KULVWDQR &XPPLQJV  


0DUDODQL  &KDQJHWDO  

304
Provincias de Indonesia

Capital del país

Capital departamental

Ciudad, poblado

'HPDUFDFLyQLQWHUQDFLRQDO

'HPDUFDFLyQGHSDUWDPHQWDO

Carretera principal

Carretera secundaria

Ferrocarril
Las demarcaciones y los nombres indicados, así como las denominaciones que
Aeropuerto principal DSDUHFHQ HQ HVWH PDSD QR LPSOLFDQ DSUREDFLyQ R DFHSWDFLyQ R¿FLDO SRU SDUWH GH ODV
Naciones Unidas.

*Ui¿FR0DSDGH,QGRQHVLD
)XHQWH0DSD1R5HY1DFLRQHV8QLGDVHQHUR

Ninguno de esos problemas niega el valor de la educación como estrategia para


reducir la pobreza. Algo que deben tener presente los formuladores de políticas,
DVtFRPRORVHVWXGLRVRVGHOGHVDUUROORHVTXHODVSHUVLVWHQWHVGH¿FLHQFLDVGHOD
educación en los países más pobres constituyen una evidente afrenta a la justicia.
No existe razón alguna para que el mundo acepte el lamentable hecho de que
entre un año de escolaridad en Togo y un año de escolaridad en Finlandia existan
GLVSDULGDGHVWDQÀDJUDQWHVHQWpUPLQRVGHVXVHIHFWRVHQHOGHVDUUROORHFRQyPLFR
y humano. Tenemos el imperativo ético de allanar estas atroces disparidades en los
resultados educacionales entre los países de ingresos altos y los países de ingresos
EDMRV4XL]iODVGL¿FXOWDGHVGHODHGXFDFLyQFRPRHVWUDWHJLDGHGHVDUUROORHVWpQ
UHD¿UPDQGR OD QHFHVLGDG GH FHQWUDU ODV PHMRUDV HQ ODV SHUVRQDV TXH PiV ODV
necesitan, que son las más pobres. Históricamente, las personas más necesitadas
de una educación adecuada han sido las niñas y las personas integrantes de varios
grupos marginalizados. Reducir la pobreza desmesurada en que viven estas
personas excluidas debe ser una prioridad de las políticas educacionales. Las
becas para las niñas y para personas de los grupos habitualmente desatendidos
pueden fomentar la matriculación. Contratar más docentes que sean mujeres o
que pertenezcan a grupos minoritarios puede impulsar aún más la matriculación,

305
y quizá propicie mejores resultados de aprendizaje. Las tutorías, los programas
de recuperación y otras opciones informales de escolarización pueden abrir
oportunidades de aprendizaje para muchas personas que de otro modo se verían
privadas de toda oportunidad educativa. Una vez más, son numerosos los medios
educacionales con los que se puede combatir la pobreza. El desafío constante
es determinar qué es lo que funciona mejor, y luego implementar programas
ampliados y bien diseñados para que a ninguna persona del mundo se le niegue la
oportunidad de desarrollar plenamente sus capacidades humanas por causa de una
GH¿FLHQFLDHQVXHGXFDFLyQ

Preguntas para el debate

1. ¿Qué tiene que ver la pobreza con el hecho de no saber leer ni resolver
RSHUDFLRQHVDULWPpWLFDV"¢&yPRSXHGHODHGXFDFLyQD\XGDUDXQDSHUVRQD
DVDOLUGHODSREUH]D"
2. 6LHVYHUGDGFRPRDOJXQRVDFDGpPLFRVKDQD¿UPDGRTXHVRQLQVLJQL¿FDQWHV
ORVEHQH¿FLRVHFRQyPLFRVTXHDSRUWDODHGXFDFLyQDODVRFLHGDG¢YDOHOD
SHQDYDOHUVHGHODHGXFDFLyQFRPRHVWUDWHJLDGHGHVDUUROOR"
3. ([SORUH OD %DVH GH 'DWRV VREUH OD 'HVLJXDOGDG 0XQGLDO HQ OD (GXFDFLyQ
ZZZHGXFDWLRQLQHTXDOLWLHVRUJ  SDUD LQGDJDU VREUH ODV SULYDFLRQHV
HGXFDFLRQDOHV(OLMDXQSDtV\H[DPLQHHQFXiOHVLQGLFDGRUHVHGXFDFLRQDOHV
VHREVHUYDQODVGLVSDULGDGHVPiVJUDYHV(OLMDXQLQGLFDGRU\H[DPLQHFXiOHV
SDtVHVSUHVHQWDQODVGLVSDULGDGHVPiVDJXGDVDHVHUHVSHFWR
4. ([SORUH HO H$WODV GH OD 81(6&2 VREUH QLxRV IXHUD GH OD HVFXHOD KWWSV
ZZZWHOOPDSVFRPXLVRRVFWHOOPDS"ODQJ HV  \ EXVTXH
LQIRUPDFLyQ VREUH ODV WHQGHQFLDV PXQGLDOHV HQ PDWHULD GH GH¿FLHQFLDV
HGXFDFLRQDOHV ¢(Q TXp SDtVHV VH OHV QLHJD PiV D ORV QLxRV \ QLxDV VX
GHUHFKRDODHGXFDFLyQ"¢'yQGHVHHQFXHQWUDQODVGLVSDULGDGHVGHJpQHUR
PiVJUDYHV"(OLMDXQSDtV\H[DPLQHVXSHU¿OSDUDYHUFyPRVHFODVL¿FDHQ
la comparación internacional.
5. 6HJ~Q HO HQIRTXH GHVGH ODV FDSDFLGDGHV ¢FXiO SLHQVD XVWHG TXH GHEH
ser el umbral mínimo de logros educacionales a los que todo ser humano
WLHQHGHUHFKR"¢&yPRPHGLUtDXVWHGHVHXPEUDO"¢&yPRVHUHODFLRQDVX
UHVSXHVWDFRQHOSUREOHPDSRWHQFLDOGHOD³SUHIHUHQFLDDGDSWDWLYD´VHJ~QOD
cual un grupo de niños pobres y rurales podría decir que su mayor aspiración
educativa es la escuela primaria porque eso es lo único que les parece
UHDOLVWD"
6. ¢&yPR VH UHODFLRQDQ ORV SURJUDPDV HVSHFt¿FRV PHQFLRQDGRV HQ HVWH
FDStWXORFRQODVLGHDVGHODVFDSDFLGDGHVEiVLFDVSDUDODHGXFDFLyQ"
7. Considere los problemas de mejorar la educación en Estados débiles o
IDOOLGRV ¢&XiOHV VRQ HVRV SUREOHPDV" ¢&RLQFLGH XVWHG HQ TXH HQ HVRV
(VWDGRV GpELOHV R IDOOLGRV WDOHV SUREOHPDV PHQRVFDEDQ HO SRWHQFLDO SDUD
PHMRUDU ORV UHVXOWDGRV HGXFDFLRQDOHV" ¢&RQ FXiOHV DUJXPHQWRV UHIXWDUtD
usted la idea de que es poco probable que las inversiones educacionales en
HVRV(VWDGRVJHQHUHQEHQH¿FLRVLPSRUWDQWHV"

306
8. Examine los objetivos de desarrollo para la educación posteriores al año
¢4XpIRUWDOH]DVRGHELOLGDGHVHQFXHQWUDHQHOORV"

/HFWXUDVDGLFLRQDOHV

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310
10- El medioambiente y la
UHGXFFLyQGHODSREUH]D
Benjamin Curtis

Preguntas clave

• ¿Cómo es que el deterioro medioambiental contribuye a la


SREUH]D"
• ¿Qué son los recursos ambientales y los servicios
HFRVLVWpPLFRV"
• ¿Cómo se relacionan las condiciones medioambientales y las
FDSDFLGDGHV"
• ¿Cómo lograr que el desarrollo sea sostenible para las
FRPXQLGDGHVSREUHV\SDUDHOPHGLRDPELHQWH"

Relato 10.1

/D SULPHUD YH] TXH PH HQFRQWUp FRQ &KLWD \ 5RVD IXH HQ XQ FDUDPDQFKHO D
ODRULOODGHODFDUUHWHUDHQHOQRUWHGH&RVWD5LFD *Ui¿FR 6HQWDGDVEDMR
XQD DUPD]yQ UXGLPHQWDULD VLQ SDUHGHV \ WHFKDGD FRQ SDMD YHQGtDQ SURGXFWRV
DUWHVDQDOHVPiVFDUDVGHPDGHUDWDOODGDVDPDQRMtFDUDVODEUDGDVFRQGLVHxRV
LQWULQFDGRV\WH[WLOHVGHYLYRVFRORUHV(UDQPXHVWUDVGHODVDUWHVWUDGLFLRQDOHVGH
VXFXOWXUD&KLWD\5RVDIRUPDQSDUWHGHOJUXSRLQGtJHQDPDOHNXTXHFXHQWDFRQ
PHQRVGHSHUVRQDV\KDELWDHQXQD]RQDGH&RVWD5LFDTXHHVH[XEHUDQWHSHUR
DLVODGD³<RFUHFtDTXtHQODFRPXQLGDGpUDPRVWDQSREUHVTXHSDUDSRGHULUDOD
HVFXHOD\RPHDPDUUDEDHOSHORFRQODVKRMDVGHODVPDWDV´FRQWDED&KLWD7LHQH
FXDWUR KLMRV \ VH JDQD OD YLGD YHQGLHQGR VXV SLH]DV GH DUWHVDQtD 'HVFULEtD OD
SREUH]DTXHYLYLHURQODVJHQHUDFLRQHVDQWHULRUHVGHOSXHEORPDOHNX³0LDEXHOD
PXULyFXDQGRSDULyDPLPDGUHSRUHVRDHOODODFULDURQRWURVSDULHQWHV\QRWXYR
ODVRSRUWXQLGDGHVTXHKXELHUDWHQLGRVLVXPDGUHKXELHUDVREUHYLYLGReUDPRV
WDQSREUHVTXHVyOROOHJXpDWHUFHURGHSULPDULD´'HELGRDODSREUH]DTXHVXIULy
HQVXQLxH]FXDQGROOHJyDODDGROHVFHQFLDVHIXHGHODFRPXQLGDGFRQHOSULPHU
KRPEUHQRLQGtJHQDTXHOHSURPHWLyXQDYLGDPHMRU
³1RVRWURVWDPELpQpUDPRVSREUHV´FRLQFLGLy5RVD³SHURHQPLFDVRWHQtDPRV
XQD UHG GH SDULHQWHV PX\ JUDQGH \ WRGRV QRV D\XGiEDPRV SDUD VREUHYLYLU <R
GHVGH QLxD PH VHQWtD RUJXOORVD GH VHU PDOHNX SRUTXH PL DEXHOD VH SDVDED ODV

311
QRFKHV FRQWiQGRQRV KLVWRULDV GH ODV OH\HQGDV \ ODV FRVWXPEUHV GH ORV PDOHNX
1L VLTXLHUD QRV GiEDPRV FXHQWD GH TXH QR WHQtDPRV HOHFWULFLGDG SRUTXH HOOD
WRGDVODVQRFKHVQRVFRQWDEDKLVWRULDVGHQXHVWUDFRPXQLGDG\GHVXKLVWRULD´
5RVD \ &KLWD IRUPDQ SDUWH GHO FRQVHMR HVFRODU ORFDO \ XQ GtD HOODV \ RWURV
OtGHUHVFRPXQLWDULRVQRVGHVFULELHURQODVLWXDFLyQVLQJXODUGHORVWUHVSDOHQTXHV
SXHEOLWRV PDOHNXVLWXDGRVHQODVDIXHUDVGHODFLXGDGGH6DQ5DIDHO*XDWXVR
$OJXQRVGHORVKRPEUHVUHFRUGDEDQTXHGHQLxRVODSREUH]DHUDLQWHQVDVXV
IDPLOLDV QR WHQtDQ DJXD SRWDEOH QR KDEtD XQ EXHQ FDPLQR SDUD OOHJDU D OD
FRPXQLGDGQLWHQtDQDFFHVRDFUpGLWRVQLVLTXLHUDWHQtDQFDO]DGR/RVSURIHVRUHV
QR HUDQ GH OD FRPXQLGDG \ QR UHVSHWDEDQ ODV FRVWXPEUHV PDOHNX /RV OtGHUHV
HVFRODUHVPDOHNXTXHHQWUHYLVWDPRVFRLQFLGLHURQHQTXHKR\HQGtDVXFRPXQLGDG
HQIUHQWDGHVDItRVPX\GLVWLQWRVGHORVTXHYLYLHURQVXVSDGUHV\VXVDEXHORV6L
ELHQ KDQ DYDQ]DGR PXFKR HQ FXDQWR D LQFXOFDUOHV D ODV QXHYDV JHQHUDFLRQHV
ORVYDORUHVTXHVRQLPSRUWDQWHVSDUDODFRPXQLGDGíHODPRUDODQDWXUDOH]DHO
UHVSHWRDODVSHUVRQDVPD\RUHV\ODLPSRUWDQFLDGHSUHVHUYDUHOOHJDGRGHODV
KLVWRULDV RUDOHV TXH KDQ UHFLELGRí KR\ HQ GtD ORV MyYHQHV KRPEUHV \ PXMHUHV
WLHQHQ TXH DIDQDUVH PXFKR SDUD HQFRQWUDU RWUDV RSRUWXQLGDGHV DSDUWH GH ODV
TXHVX]RQDSXHGHRIUHFHUOHV/DDJULFXOWXUDHOHFRWXULVPR\ODGRFHQFLDVRQODV
SRFDVRSFLRQHVGLVSRQLEOHVSDUDORVMyYHQHVTXHVHVLHQWHQPRWLYDGRVSRUORTXH
PXFKRVGHHOORV\HOODVVHYDQ
/D GL¿FXOWDG GH JDQDUVH OD YLGD HQ ODV WLHUUDV HQ ODV TXH QDFLHURQ LQGLFD
ODV FRPSOHMDV UHODFLRQHV TXH H[LVWHQ HQWUH OD SREUH]D ODV FDSDFLGDGHV \ HO
PHGLRDPELHQWHQDWXUDOGHHVWDFRPXQLGDG3DUDORVPDOHNXHVIUHFXHQWHTXHOD
DJULFXOWXUDOHVJHQHUHDSHQDVXQLQJUHVRPX\HVFDVRí\FDVLXQDFXDUWDSDUWH
GH HOORV QR SRVHHQ WLHUUD OR TXH LPSOLFD TXH QR SXHGHQ FXOWLYDU VXV SURSLRV
DOLPHQWRV \ SRU FRQVLJXLHQWH WLHQHQ TXH HQFRQWUDU RWUDV IXHQWHV GH LQJUHVR
'HKHFKRORVPDOHNXKDQVLGRSULYDGRVGHVXVWLHUUDVDXQTXHKDELWDQHQXQD
UHVHUYDGRQGHVHVXSRQHTXHVXVGHUHFKRVDODWLHUUDJR]DQGHODSURWHFFLyQGH
ODOH\HQHVDUHVHUYDYLYHQPXFKRVSURSLHWDULRVQRLQGtJHQDVGHWLHUUDVGHPRGR
TXH ORV PDOHNX VyOR SRVHHQ XQ  GH ODV WLHUUDV TXH FRQVWLWX\HQ VX UHVHUYD
/RVSURIHVRUHVPDOHNXFRQTXLHQHVKDEODPRVQRVH[SOLFDURQTXHPXFKDVGHODV
YLYLHQGDVGHPHMRUFDOLGDGTXHYHtDPRVHQOD]RQDSHUWHQHFHQDSHUVRQDVTXH
QR VRQ GH OD FRPXQLGDG PDOHNX \ TXH VH KDQ PXGDGR D HVRV SREODGRV HQ HO
WUDQVFXUVRGHYDULDVJHQHUDFLRQHVDOJXQRVGHHVRVUHFLpQOOHJDGRVLQFOXVRGLFHQ
VHUPDOHNXD¿QGHDSURYHFKDUODVRSRUWXQLGDGHVUHVHUYDGDVSDUDORVLQGtJHQDV
$GHPiVDORVPDOHNXVHOHVKDQHJDGRVXGHUHFKRDFD]DU\DSHVFDUHQODViUHDV
FHUFDQDVTXHKDQVLGRXWLOL]DGDVSRUVXVDQWHSDVDGRVGXUDQWHVLJORV$SDUWHGHO
GHVSRVHLPLHQWRGHWLHUUDV\ODHVFDVH]GHRSRUWXQLGDGHVSDUDJHQHUDULQJUHVRV
ODGHJUDGDFLyQDPELHQWDOOHVKDGL¿FXOWDGRDORVPDOHNXPDQWHQHUDOJXQDVGHVXV
WUDGLFLRQHVFXOWXUDOHV3RUHMHPSORDKRUDOHVUHVXOWDPX\GLItFLOREWHQHUFLHUWDV
SODQWDV TXH XVDEDQ HQ VXV FHUHPRQLDV HVSLULWXDOHV DVt FRPR OD PDGHUD SDUD
FRQVWUXLUODVHVWUXFWXUDVWUDGLFLRQDOHVGHVXVSDOHQTXHV

312
Las demarcaciones y los nombres indicados,
así como las denominaciones que aparecen
en este mapa no implican aprobación o
DFHSWDFLyQ R¿FLDO SRU SDUWH GH ODV 1DFLRQHV
Unidas.

Capital del país 'HPDUFDFLyQLQWHUQDFLRQDO


Capital departamental 'HPDUFDFLyQSURYLQFLDO
Ciudad Carretera Panamericana
Aeropuerto internacional Carretera principal
Aeropuerto regional Carretera secundaria
Parque nacional Ferrocarril

*Ui¿FR0DSDGH&RVWD5LFD
)XHQWH0DSD1R1DFLRQHV8QLGDVGLFLHPEUH

]RQDSHUWHQHFHQDSHUVRQDVTXHQRVRQGHODFRPXQLGDGPDOHNX\TXHVHKDQ
PXGDGRDHVRVSREODGRVHQHOWUDQVFXUVRGHYDULDVJHQHUDFLRQHVDOJXQRVGHHVRV
UHFLpQOOHJDGRVLQFOXVRGLFHQVHUPDOHNXD¿QGHDSURYHFKDUODVRSRUWXQLGDGHV/D
KLVWRULDGHORVPDOHNXQRHVLQXVXDO/RVSXHEORVLQGtJHQDVGHWRGRHOPXQGRSDVDQ
JUDQGHVGL¿FXOWDGHVSDUDSURWHJHUVXVUHODFLRQHVWUDGLFLRQDOHVFRQVXHFRVLVWHPD
QDWXUDO'HELGRDTXHODVSRWHQFLDVFRORQLDOHVLQYDGLHURQODVWLHUUDVLQGtJHQDV\
OXHJRORV(VWDGRVLQFLSLHQWHVH[SDQGLHURQVXFRQWUROGHVSXpVGHODLQGHSHQGHQFLD
GHODVFRORQLDVORVJUXSRVLQGtJHQDVGH$PpULFD/DWLQDFRPRORVPDOHNXYLHURQ
TXHVXVPHGLRVGHVXEVLVWHQFLDVXVWUDGLFLRQHV\VXVYDORUHVHVWDEDQHQSHOLJURGH
H[WLQFLyQ/RVPDOHNXORJUDURQREWHQHUXQWtWXORGHSURSLHGDGVREUHXQDSHTXHxD
SRUFLyQGHODVWLHUUDVTXHHOORVKDELWDEDQDQWHVGHODOOHJDGDGHORVHVSDxROHV
SHURDFRPLHQ]RVGHOVLJOR;;ODSREUH]DREOLJyDPXFKRVGHHOORVDYHQGHUVXV
SURSLHGDGHVDHVSHFXODGRUHV\DYHFLQRVPiVSXGLHQWHVTXHQRHUDQLQGtJHQDV
$Vt OD WLHUUD TXH ORV PDOHNX KDEtDQ GHVWLQDGR SRU WUDGLFLyQ D OD DJULFXOWXUD
FRPXQDO\DRWUDVQHFHVLGDGHVGHVXSXHEORWHUPLQyUHSDUWLGDHQWUHSURSLHWDULRV
SULYDGRV/RVJUXSRVLQGtJHQDVVHKDQUHGXFLGRPXFKRGHVGHODpSRFDFRORQLDO
SHURVXSUHVHQFLDFRQWLQXDSODQWHDFRPSOHMRVFXHVWLRQDPLHQWRVVREUHODMXVWLFLD
DPELHQWDO¢FyPRVHGHEHJDUDQWL]DUDODVSHUVRQDVHODFFHVRDODWLHUUD\DRWURV
ELHQHVDPELHQWDOHVTXHVRQHVHQFLDOHVSDUDVXFDOLGDGGHYLGD"

313
,QWURGXFFLyQ

Comenzamos este capítulo con el ejemplo del pueblo maleku de Costa Rica
debido a que los debates sobre el medioambiente y el enfoque desde las capacidades
implican reconocer la variedad de las capacidades que resultan afectadas por los
cambios climáticos, en especial para los pueblos indígenas y otras poblaciones
marginalizadas, como son los pobres. Muchos grupos indígenas en el ámbito
global sufren desposeimiento y falta de libertades cuando no logran recolectar los
recursos naturales que requieren para sus medicamentos tradicionales, o cuando
no pueden seguir usando elementos naturales que se encuentran en sus ecosistemas
para continuar sus prácticas tradicionales y espirituales (Duraiappah 2002 y 2004)
Podrá resultar sorprendente que los maleku tengan tales desafíos en Costa Rica,
un país que goza de reconocimiento mundial por sus esfuerzos para proteger el
medioambiente y el desarrollo sostenible. Ese país es afamado en especial por
sus esfuerzos de reforestación y conservación, que protegen cerca del 30% de su
territorio. Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH), Costa Rica es un país
de alto desarrollo humano, con un puntaje .766 superior al promedio de América
Latina. También obtiene muy buenos puntajes en otros muchos indicadores:
HV HO SDtV ODWLQRDPHULFDQR PHMRU FODVL¿FDGR HQ HO tQGLFH GH ORV PHMRUHV SDtVHV
para nacer [Where-To-Be-Born Index] pues ocupa el lugar número 30 entre 80
países, y tiene un puntaje superior al de varias naciones europeas; hasta el año
 VH FODVL¿FDED HQWUH ORV GLH] SULPHURV SDtVHV HQ HO ËQGLFH GH 'HVHPSHxR
Ambiental (IDA). En tres ocasiones Costa Rica ha encabezado el Índice del
Planeta Feliz, un consolidado de indicadores que mide la huella ecológica, la
esperanza de vida y el sentido de bienestar que la propia población reporta. No
obstante, en años recientes Costa Rica ha descendido en el Índice de Desempeño
$PELHQWDOGHELGRDGH¿FLHQFLDVHQHOWUDWDPLHQWRGHODVDJXDVUHVLGXDOHV\HQOD
respuesta ante el cambio climático. Según nos indica el ejemplo de Chita y Rosa
y el pueblo maleku, incluso en los países en desarrollo relativamente prósperos
existen muchos desafíos para poder garantizar que el manejo de los ecosistemas
promueva el bienestar y las capacidades humanas.
Las condiciones ecológicas y los recursos ambientales son fundamentales para
la vida de todas las personas, pero la población pobre y los grupos indígenas
dependen del medioambiente natural aún más que la población que no es pobre.
Este capítulo investiga los vínculos entre las condiciones medioambientales y la
pobreza, y el modo en que las políticas pueden reducir la pobreza al abordar esas
condiciones. Costa Rica es el centro de nuestro enfoque empírico: es un modelo que
permite observar cómo pueden los países abordar los factores ecosistémicos que
conducen a la pobreza. Visto así, pese a todos los desafíos que están enfrentando
ORVPDOHNXKD\HVSHUDQ]D+DFLDHO¿QDOGHOFDStWXORYROYHUHPRVDHQIRFDUDORV
maleku para mostrar cómo ha trabajado la población de Costa Rica para mitigar
algunos de los factores medioambientales que pueden causar pobreza. Antes, sin
embargo, presentaremos un panorama global de las repercusiones que tienen los

314
factores ambientales en la pobreza. Luego consideraremos las relaciones entre
HO PHGLRDPELHQWH OD SREUH]D \ ODV FDSDFLGDGHV 3DUD ¿QDOL]DU SUHVHQWDUHPRV
tres estudios de caso en los que se explora cómo se ha promovido en Costa Rica
el desarrollo humano y económico mediante proyectos que son ambientalmente
sostenibles.

3DUDHQWHQGHUORVFRQFHSWRVFODYH

Para empezar conviene esclarecer varios conceptos clave. Por “medioambiente”


entendemos los componentes vivos (la biodiversidad) y los componentes no
vivos (suelo, rocas, atmósfera, etc.) del mundo natural cuyas interacciones son
esenciales para la vida en la Tierra. El medioambiente brinda recursos naturales
y varios servicios ecosistémicos que a su vez proporcionan alimentos, energía,
medicamentos e ingresos (DFID et al. 2002). “Servicios ecosistémicos” es un
término especializado; los “ecosistemas” comprenden los bosques, pastizales,
ríos, lagos, océanos, arrecifes de coral, etc., así como los organismos biológicos
SODQWDV \ DQLPDOHV  TXH KDELWDQ HQ HOORV 6HJ~Q HO LQÀX\HQWH DQiOLVLV WLWXODGR
Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, los ecosistemas brindan cuatro
categorías de “servicios”: de aprovisionamiento, de regulación, culturales
y de apoyo (Millennium Ecosystem Assessment 2005). Los servicios de
aprovisionamiento comprenden, por ejemplo, alimentos, agua dulce, maderas,
¿EUDV\FRPEXVWLEOHV/RVVHUYLFLRVGHUHJXODFLyQFRQVLVWHQHQODPDQHUDHQTXH
ORVHFRVLVWHPDVSXUL¿FDQHODLUH\HODJXDPLWLJDQODVLQXQGDFLRQHV\ODVVHTXtDV
estabilizan el clima y reducen las enfermedades. Los servicios culturales abarcan
ODUHFUHDFLyQ\HOHFRWXULVPRDVtFRPRWDPELpQORVXVRVHVSLULWXDOHVFLHQWt¿FRV
y educacionales. Las tres categorías anteriores tienen como base los “servicios de
DSR\R´TXHVHUH¿HUHQDORVIDFWRUHVDPELHQWDOHVTXHWLHQHQXQLPSDFWRLQGLUHFWR
en los seres humanos, como son los sistemas de formación de suelos, el ciclo de
los nutrientes y el agua, y la producción de oxígeno (véase Alcamo & Bennett, en
especial el cap. 2).
Esos servicios que brindan los ecosistemas son fundamentales para todas las
poblaciones, en particular para los pobres. Aunque todas las formas de vida
dependen de los servicios ecosistémicos, la población pobre depende de ellos aún
más, debido a que son grupos vulnerables y marginalizados. Por consiguiente,
estos servicios constituyen un “activo ambiental” crucial para la gente pobre. Los
bienes o activos ambientales pueden ser, por ejemplo, un arrecife de coral, un
río, el suelo, la vida silvestre, una cuenca, el aire, un yacimiento carbonífero, un
bosque, y muchas otras cosas. Esos activos aportan una gran variedad de servicios
para los pobres, como por ejemplo: alimento, agua, combustible, refugio, salud
y medios de subsistencia. La gente pobre con frecuencia necesita esos insumos
como un apoyo básico para vivir: un lago donde pescar, un terreno donde
sembrar, una ladera donde pasten los animales, un bosque donde recolectar leña o
materiales de construcción. La gente pobre en las zonas rurales necesita recursos

315
ambientales tales como suelos fértiles, agua, diversidad de cultivos, productos
forestales (donde conseguir combustible, alimentos, medicamentos, etc.) y fuentes
de proteína como el pescado y la carne silvestre. En las zonas urbanas, la gente
pobre depende de recursos ambientales tales como agua (para beber y para aseo),
energía, saneamiento y drenaje (DFID et al. 2002). No obstante, muchos de los
bienes ambientales de los que depende la población pobre no son de propiedad
privada: pueden ser de propiedad colectiva, como los bosques nacionales, o
SXHGHQQRVHUSURSLHGDGGHQDGLHFRPRODFDSDGHR]RQR(VRVLJQL¿FDTXHHO
acceso de la gente pobre a esos recursos puede verse en riesgo debido a que esos
recursos pueden disminuir, degradarse o despojarse, y para la gente pobre es más
difícil hacer valer sus derechos de acceso. Los bienes ambientales relevantes para
la población pobre tienen una característica en particular: por lo general es muy
difícil sustituirlos. Por ejemplo, si se tala un bosque o si se contamina un lago,
entonces los pobres tendrán pocas o ninguna alternativa para conseguir su madera
o su agua (Pearce 2005).
En la protección de los servicios ecosistémicos y los bienes ambientales para
¿QHV GH UHGXFLU OD SREUH]D HO REMHWLYR IXQGDPHQWDO HV SURPRYHU HO GHVDUUROOR
VRVWHQLEOH0XFKDWLQWDKDFRUULGRHQHOGHEDWHVREUHORTXHVLJQL¿FDHVHWpUPLQR
ODVSHUVRQDVLQWHUHVDGDVSXHGHQFRQVXOWDUODVHFFLyQGHOHFWXUDVDGLFLRQDOHVDO¿QDO
de este capítulo, para abundar al respecto. Para los propósitos de este capítulo, sin
HPEDUJRHOGHVDUUROORVRVWHQLEOHVLJQL¿FDDPSOLDUODVOLEHUWDGHVIXQGDPHQWDOHV
(las capacidades) de las personas en la actualidad, al mismo tiempo que se hace
todo lo posible para no poner en peligro las libertades de las generaciones futuras
(UNDP 2011: 2; ver también Sen 2013). En otras palabras, el desarrollo sostenible
es cubrir las necesidades de la actualidad y a la vez garantizar que nuestros nietos
y nietas tendrán cubiertas sus necesidades. Un aspecto crucial de la sostenibilidad
HV OD MXVWLFLD LQWHUJHQHUDFLRQDO (OOR VLJQL¿FD TXH ODV IXWXUDV JHQHUDFLRQHV QR
deben tener menos libertades que las que tenemos hoy en día; de hecho, si la
generación actual arruina el medioambiente, el impacto que eso tendrá para las
poblaciones en el futuro equivaldría a privar a las personas de hoy de sus derechos
actuales (UNDP 2011, Ballet 2013). En materia de justicia y sostenibilidad, el
mínimo no negociable son las capacidades: cada generación debe tener derecho
a desarrollar las mismas capacidades básicas. Más adelante volveremos al tema
de las relaciones entre las capacidades, el medioambiente y la pobreza, pero por
DKRUDFRQVLGHUHPRVHVWDSURYRFDGRUDD¿UPDFLyQVLVHFXPSOLHUDQORVUHTXLVLWRV
PtQLPRVSDUDXQDEXHQDYLGDWDOFRPRVHGH¿QHQGHVGHODVFDSDFLGDGHVEiVLFDV
quizá no sea necesario que las generaciones futuras alcancen el mismo nivel de
uso de recursos o de calidad de vida siempre y cuando se cumplan los requisitos
PtQLPRVSDUDXQDEXHQDYLGDWDOFRPRVHGH¿QHQGHVGHODVFDSDFLGDGHVEiVLFDV
(Burger & Christen 2011).

316
5HODFLRQHVHQWUHODSREUH]D\HOPHGLRDPELHQWH

/DV GH¿FLHQFLDV HQ ORV VHUYLFLRV HFRVLVWpPLFRV \ ORV ELHQHV DPELHQWDOHV


están muy extendidas, lo que conlleva a la pobreza en todo el mundo. La gente
pobre tiende a vivir en “tierras marginales”. Casi 1.3 millardos de personas
viven en zonas que son relativamente improductivas o que son ecológicamente
muy vulnerables por varias causas: escasa fertilidad del suelo, contaminación
DWPRVIpULFDRDFFHVRLQVX¿FLHQWHDDJXDSRWDEOH :RUOG%DQN &DVLODPLWDG
de esa cifra corresponde a poblaciones pobres en zonas rurales (Barbier 2013).
Eso suma mucha gente y mucha tierra: un 40% de la tierra en todo el planeta
ha sido degradada por la erosión de los suelos o por exceso de pastoreo (UNDP
2011). La deforestación es un gran problema global que repercute en el modo de
vida de la gente pobre. Hay en el planeta un millardo de personas que dependen de
los bosques para su subsistencia o para obtener ingresos. No obstante, el 30% de
la masa forestal ya se ha perdido, y entre el 2000 y el 2010 se ha deforestado cada
año un área del tamaño de Inglaterra (World Resource Institute 2014).
/DGHVHUWL¿FDFLyQHVRWURSUREOHPDJOREDOSRUHOFXDOODVWLHUUDVSXHGHQTXHGDU
³IUiJLOHV´6HHVWLPDTXHODGHVHUWL¿FDFLyQSRQHHQULHVJRORVPHGLRVGHVXEVLVWHQFLD
de un millardo de personas en todo el mundo. Un 25% del territorio global ya
HVWiGHVHUWL¿FDGR\FDGDDxRVHSLHUGHQXQRVPLOORQHVGHKHFWiUHDVGHWLHUUDV
debido a la creciente degradación (IFAD 2010). Además, hay probabilidades de
que cerca de 1.8 millardos de personas sufran escasez de agua para el año 2025
(UNDP 2011). Las mujeres y las niñas se verán más afectadas que los hombres,
puesto que en las zonas rurales de los países en desarrollo son ellas las que suelen
encargarse de acarrear agua. A medida que las fuentes de agua se degradan o se
agotan, las mujeres tienen que caminar más lejos para conseguir agua, lo que suele
consumir una gran parte del tiempo que ellas podrían dedicar a otros menesteres,
como por ejemplo, a educarse, a generar ingresos o a trabajar en el hogar. Es muy
SUREDEOHTXHODGHIRUHVWDFLyQODGHVHUWL¿FDFLyQ\ODHVFDVH]GHDJXDRFDVLRQHQXQ
aumento de entre 30 y 50% en los precios de los alimentos, lo que afectará a todas
las personas del planeta, pero perjudicará sobre todo a los pobres, porque para
ellos los alimentos resultarán cada vez más inasequibles (UNDP 2011).
Las condiciones del medioambiente también tienen un enorme efecto en
la salud. La “salud medioambiental” es un término que denota “aspectos de la
salud humana, entre ellos la calidad de vida, que están determinados por factores
químicos, físicos, biológicos, sociales y psicosociales en el medioambiente” (PEP
2008: 10, traducción nuestra). Como ejemplo del impacto del medioambiente en
la salud, cada año las enfermedades relacionadas con las condiciones ambientales
íFRPR VRQ ODV LQIHFFLRQHV GH ODV YtDV UHVSLUDWRULDV \ OD GLDUUHDí RFDVLRQDQ HO
fallecimiento de por lo menos tres millones de niños y niñas menores de cinco
DxRV $OJXQDV GH HVDV FRQGLFLRQHV íFRPR VRQ HO DJXD LQVDOXEUH \ OD IDOWD GH
VDQHDPLHQWRí ¿JXUDQ HQWUH ODV GLH] SULQFLSDOHV FDXVDV GH HQIHUPHGDG HQ WRGR
el mundo (UNDP 2011). Se calcula que en general un 24% de la carga de

317
morbilidad en el mundo y un 23% de todas las muertes están relacionadas con las
condiciones medioambientales (Prüss-Üstün & Corvalán 2006). Muchos de esos
problemas pueden agudizarse con el cambio climático. Por ejemplo, el aumento
de las temperaturas incrementa los riesgos de contraer enfermedades causadas
por vectores, como son el paludismo y el dengue. También se pronostica que
aumentarán las enfermedades diarreicas, sobre todo en las zonas más pobres.
Existen otros efectos del cambio climático, aparte de los efectos en la salud.
El 40% de las personas económicamente activas en el mundo trabajan en la
agricultura, la pesca y la silvicultura, o bien en la caza y la recolección, y la mayor
parte de esas personas están en los países más pobres (UNDP 2011). Puesto que
esas personas dependen de los recursos naturales, es más probable que resulten
afectadas negativamente por el cambio climático y sus efectos en esos recursos.
Tales efectos pueden ser reducciones en la disponibilidad de agua dulce y en
la productividad de los cultivos, aumento de los niveles del mar y fenómenos
climáticos extremos. El incremento de los niveles del mar podría ocasionar
que muchas islas y tierras bajas (como es buena parte de Bangladesh) resulten
inhabitables, lo que implicaría el desplazamiento de millones de personas. Los
fenómenos meteorológicos extremos, como son las sequías, las inundaciones y las
tormentas, pueden privar a las personas de sus medios de subsistencia, obligarlas
a desplazarse e incluso ocasionar su muerte. En algunos casos, las zonas más
cálidas del mundo serán más calientes y más secas, lo que hará que se agudicen
los problemas con la agricultura y la seguridad alimentaria (Livelihoods and
Climate Change 2003). Según algunas proyecciones, en algunas zonas la pérdida
del manto fértil del suelo podría reducir en un 50% la productividad agrícola
(UNDP 2011). Por tanto, el cambio climático puede causar aún más desnutrición.
No es de sorprender que las condiciones medioambientales tengan relación
con la política. La pugna por la tierra, el agua y otros recursos del ecosistema
SXHGHGHWRQDUFRQÀLFWRVFRPRVXFHGLyHQ5XDQGDHQHQ.HQLDHQ
y en repetidas ocasiones en Sudán y en la República Democrática del Congo.
$GHPiV ORV FDPELRV HQ HO PHGLRDPELHQWH íFRPR HV HO FDVR GHO DXPHQWR GH
ODVWHPSHUDWXUDV\HODJUDYDPLHQWRGHODHVFDVH]GHDJXDíVHKDQDVRFLDGRFRQ
la probabilidad de guerras civiles (UNEP 2009). Como vimos en el Capítulo
 VREUH ORV FRQÀLFWRV \ OD SREUH]D HO FRQÀLFWR HV XQD WUDPSD GH SREUH]D VX
particular dimensión medioambiental es como el círculo vicioso que se describe
en la novela de Joseph Heller “Trampa 22”, en la cual “la degradación ambiental
KDFHHVWDOODUHOFRQÀLFWR\HOFRQÀLFWRGHJUDGDHOPHGLRDPELHQWH´ 81'3
58, traducción nuestra). La evidencia sugiere también que los sistemas políticos
más democráticos (medidos en términos de alfabetización, derechos políticos
y libertades ciudadanas) gozan de una calidad ambiental mucho mejor, como
por ejemplo, agua potable y saneamiento (Gallagher & Thacker 2008). Donde
hay mayor desigualdad de poder político también es mayor la degradación del
medioambiente, como es la contaminación, y son menores los servicios, como
es el acceso a agua limpia (Torras 2006). Para la población pobre, gran parte del

318
problema son las instituciones, que no respetan sus intereses en lo que atañe a los
recursos medioambientales. Donde la población no tiene el poder para impedirlo,
las industrias y otros actores poderosos pueden degradar los recursos ambientales
con relativa impunidad. Por lo general las comunidades pobres carecen de la
capacidad o no cuentan con las instituciones para hacer frente a los peligros del
agotamiento, la degradación y el desposeimiento de los recursos ambientales.

Cuadro 10.1 La degradación ambiental, la salud y la pobreza

• Contaminación intradomiciliar: La mitad de la población del planeta sigue


XVDQGR FRPEXVWLEOHV GH ELRPDVD FRPR VRQ OD OHxD \ HO HVWLpUFRO  FRPR
FDORUt¿FR \ SDUD FRFLQDU /R WtSLFR GH HVRV FRPEXVWLEOHV HV TXH SURGXFHQ
KXPR TXH SXHGH FDXVDU LQIHFFLRQHV UHVSLUDWRULDV FiQFHU SXOPRQDU
HQIHUPHGDGHV FDUGLRYDVFXODUHV EDMR SHVR DO QDFHU H LQWR[LFDFLyQ SRU
monóxido de carbono. La exposición al humo en interiores provoca casi
FXDWURPLOORQHVGHIDOOHFLPLHQWRVDODxRVREUHWRGRHQORVSDtVHVSREUHV\
DIHFWDHQHVSHFLDODPXMHUHVQLxRV\QLxDV
• Contaminación atmosférica: 'HULYDGDGHIXHQWHVWDOHVFRPRODLQGXVWULD
el transporte, los incendios o las tormentas de polvo, la contaminación
DWPRVIpULFDWLHQHHQODVDOXGPXFKRVGHORVPLVPRVHIHFWRVTXHORVDQWHV
PHQFLRQDGRV$TXtWDPELpQODVFRPXQLGDGHVPiVSREUHVVRQODVTXHHVWiQ
GHVSURSRUFLRQDGDPHQWH H[SXHVWDV D OD FRQWDPLQDFLyQ DWPRVIpULFD \ VRQ
WDPELpQODVPiVVXVFHSWLEOHVDVXVHIHFWRVQRFLYRV
• Agua y saneamiento: El agua sucia y el saneamiento inadecuado son
un problema enorme que genera mala salud, discapacidad y muertes
WHPSUDQDV (VRV GRV IDFWRUHV VRQ FDXVDQWHV GH GHVQXWULFLyQ SDUDVLWRVLV
KHSDWLWLV WLIRLGHD PDODULD \ SROLR HQWUH PXFKRV RWURV SDGHFLPLHQWRV (Q
países con un bajo índice de desarrollo humano, 65% de la población carece
de saneamiento adecuado, y 38% carece de agua potable.
• Desechos: Sean de origen industrial, municipal o doméstico, la eliminación
LQDGHFXDGD GH GHVHFKRV WLHQH YDULRV HIHFWRV QHJDWLYRV HQ OD VDOXG
PHGLRDPELHQWDO/RVGHVHFKRVSXHGHQVHUXQFDOGRGHFXOWLYRGHSDUiVLWRVH
LQVHFWRV3XHGHQFRQWDPLQDUODVDJXDVVXSHU¿FLDOHVODVDJXDVVXEWHUUiQHDV
\ORVVXHORV/RVUHVLGXRVWy[LFRVHQORVYHUWHGHURVSXHGHQFDXVDUFiQFHU
DQHPLD UHWDUGR PHQWDO \ YDULDV PDOIRUPDFLRQHV FRQJpQLWDV /D SREODFLyQ
SREUH WLHQH PXFKDV PiV SUREDELOLGDGHV GH HVWDU H[SXHVWD D HVRV HIHFWRV
SRUTXHGHRUGLQDULRKDELWDHQ]RQDVPDUJLQDOHVGHVIDYRUHFLGDV

)XHQWHV3HDUFH3UVVhVWQ &RUYDOiQ3(381'3

319
Uno de los factores que hacen que la gente sea pobre es su gran vulnerabilidad
ante la merma, la degradación y el desposeimiento de los recursos naturales de
los que depende su subsistencia. Esos recursos pueden agotarse a resultas de un
uso insostenible; sin embargo, puesto que la gente pobre suele ser vulnerable y
tiene tan pocos bienes de los cuales vivir, puede producirse un círculo vicioso
por el cual su dependencia de los recursos del medioambiente sea la causa del
agotamiento de esos recursos. Un ejemplo de ello serían los bosques. Una familia
necesita combustible para cocinar, sin embargo, si son pobres no les queda más
opción que talar árboles para hacerlos leña. Empero, a menos que se haga un
manejo sostenible, la tala de árboles puede agotar ese mismo recurso del que
dependen el agricultor y su familia. A este respecto hay que hacer notar que, a
escala mundial, la población adinerada es la principal responsable de la explotación
insostenible de los recursos ambientales. La familia pobre puede ser responsable
del agotamiento local de sus recursos ambientales inmediatos, pero el gravísimo
consumo desmesurado de esos recursos, que afecta a todo el planeta, ocurre en los
países de grandes ingresos.
El consumo excesivo de esos recursos a escala global o local conduce a la
GHJUDGDFLyQ GHO DPELHQWH QDWXUDO /D GHJUDGDFLyQ VLJQL¿FD TXH VH UHGXFH OD
calidad de los recursos ambientales de los que depende la población pobre. La
contaminación atmosférica es un ejemplo de cómo los contaminantes pueden
GHJUDGDUXQUHFXUVRDPELHQWDOíHODLUHíTXHORVKXPDQRV\PXFKRVRWURVVHUHV
vivientes necesitan para sobrevivir. Por supuesto, la contaminación también puede
ser nociva para el agua y el suelo, lo que a su vez puede provocar que la gente
se enferme. Una vez más, a este respecto la gente pobre es la más vulnerable,
puesto que será frecuente que no tengan recursos para comprar, por ejemplo, agua
embotellada para beber cuando sus fuentes de agua quedan contaminadas. Y si la
tierra en la que viven se degrada, tampoco tendrán facilidad para mudarse, pues
quizá no tengan el dinero o la oportunidad de encontrar albergue en otra parte. El
desposeimiento ocurre cuando la población pobre no puede recurrir a los bienes
ambientales de los que dependen. Lo más común es que la gente que tiene más
poder debido a su riqueza o a la política les niegue a los pobres el uso de esos
recursos. Las personas pobres suelen carecer de títulos de propiedad sobre sus
tierras, lo que propicia que se les obligue a irse a otra parte.
El Informe sobre Desarrollo Humano publicado en el 2011 por Naciones Unidas
usó el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) para examinar tres áreas de
recursos ambientales cuya privación no solamente merma las capacidades básicas,
sino que “constituyen además violaciones graves de los derechos humanos” (UNDP
2011: 5). Tener acceso a combustibles modernos para cocinar, a agua potable y
a saneamiento básico se consideran como derechos absolutos y fundamentales,
y por tanto, como derechos esenciales para el desarrollo humano. Por desdicha,
las privaciones en esas tres áreas son muy comunes: 60% de la población en los
países en desarrollo padece al menos una de esas privaciones medioambientales,
\VHYHSULYDGDGHGRVRPiVGHHOORV(VWRVLJQL¿FDTXHODVSULYDFLRQHVVH

320
VXSHUSRQHQORTXHLQWHQVL¿FDODSREUH]D6HJ~QHODQiOLVLVGHO318'HO
de la población en 109 países en desarrollo sufre privaciones en las tres áreas. La
población que sufre la pobreza más intensa en varias dimensiones se encuentra en
zonas rurales. El 97% de los pobres rurales sufren carencias en al menos un área
ambiental, comparado con el 75% de la población pobre en las zonas urbanas. En
términos globales también, las privaciones ambientales múltiples varían, y son
los países del África subsahariana los más afectados: 60% de la población pobre
de esos países sufre privaciones en las tres áreas, en contraste con el 18% de la
población pobre en el sur de Asia. En esas dos regiones la privación más constante
es el combustible moderno para cocinar, seguida de la mejoría del saneamiento.
En general, y según el IPM, las privaciones ambientales son una de las principales
razones por las cuales la gente es pobre.

/DVFDSDFLGDGHV\ODVFRQGLFLRQHVDPELHQWDOHV

Desde la perspectiva de las capacidades, las condiciones ambientales son


importantes porque inciden directamente en las oportunidades a las que la
gente tiene acceso (ver, por ejemplo, Lehtonen 2004, Sen 2009, Polishchuk &
Rauschmayer 2012, Voget-Kleschin 2013). En efecto, debido a que las condiciones
medioambientales son las que posibilitan la existencia de toda una gama de
capacidades básicas, tales condiciones constituyen una “metacapacidad”, según
D¿UPD+ROODQG  3RUHMHPSORODYLGDKXPDQD TXHHQODOLVWDGH1XVVEDXP
es la primera capacidad básica) depende fundamentalmente del entorno natural
para obtener alimento, agua, aire y energía. Por tanto, el medioambiente natural es
crucial para la metacapacidad que sustenta a la mayoría de las demás capacidades
básicas, que es la “capacidad ecológica sostenible”, pero se reconoce que la
utilización de los servicios ambientales por parte de la generación actual no debe
perjudicar indebidamente a las generaciones futuras. Debido a la forma en que
fundamentan y apoyan a tantas capacidades básicas, deberíamos concebir “ciertos
derechos ambientales como una cuestión de justicia elemental” (Holland 2008:
320, traducción nuestra).
¿Cuáles son entonces los derechos ambientales mínimos que constituyen la
MXVWLFLDEiVLFD\FX\DDXVHQFLDSXHGHGH¿QLUVHFRPRSREUH]D"'XUDLDSSDK 
 KDHVSHFL¿FDGRGLH]UHODFLRQHVFODYHHQWUHORVHFRVLVWHPDV\HOELHQHVWDU
Esas son las capacidades que son apoyadas por los ecosistemas; si las personas
TXHGDQ SRU GHEDMR GHO XPEUDO PtQLPR HQ HVDV GLH] iUHDV VLJQL¿FD TXH VXIUHQ
SREUH]D \ TXH QR SXHGHQ EHQH¿FLDUVH GHO HFRVLVWHPD R HFRVLVWHPDV D ORV
que tienen derecho. Nótese que entre las diez áreas de la lista siguiente existen
muchas interrelaciones. Los diversos servicios de los ecosistemas suelen ser
interdependientes, y se combinan para apoyar el bienestar.

1. “Poder nutrirse adecuadamente”. Ciertos ecosistemas proporcionan


alimentos, sea a través de la agricultura o de la caza y la recolección. Para su

321
nutrición, la población rural pobre depende especialmente de los servicios
ecosistémicos, de modo que su capacidad de abastecerse de alimentos puede
verse amenazada por las sequías, las plagas y otros desastres ecológicos, y
asimismo, si se ven obligadas a abandonar sus tierras.
2. “Vivir libre de enfermedades prevenibles”. Como hemos visto, las
condiciones medioambientales tienen un efecto muy grande en la salud.
Nadie tendría que vivir en condiciones que propicien una mayor morbilidad.
Cuando las condiciones ambientales amenazan los derechos básicos a la
salud, entonces las personas están privadas de los servicios ecosistémicos
básicos.
3. “Poder habitar en un entorno ambientalmente limpio y seguro”. Algunas
condiciones del ecosistema pueden poner en riesgo también este
derecho: contaminación, alta susceptibilidad a las enfermedades, drenaje
LQVX¿FLHQWHWHUUHQRLQVHJXURRPDUJLQDOHLQFOXVRQLYHOHVLQDFHSWDEOHVGH
ruido. También el desgaste, la degradación y la privación pueden dar lugar
a que las personas no tengan una vivienda adecuada.
4. “Poder disponer de agua potable adecuada y limpia”. Es obvio que el agua
limpia es esencial para la salud elemental, lo cual a su vez es esencial para
una enorme cantidad de otras capacidades y funcionamientos.
5. “Poder tener aire limpio”. El aire limpio también es esencial para tener salud
y capacidades adecuadas. Las personas pobres, sin embargo, suelen verse
privadas de este derecho. Las condiciones ambientales en las que viven
íFRQFRQWDPLQDFLyQLQWUDGRPLFLOLDUGHELGRDTXHQRWLHQHQFRPEXVWLEOHV
más limpios para cocinar, o con contaminación atmosférica porque viven
HQ]RQDVPDUJLQDOHVGHJUDGDGDVíLPSOLFDQTXHFRQGHPDVLDGDIUHFXHQFLD
el acceso de las personas pobres a los servicios ecosistémicos está en riesgo.
6. “Poder disponer de energía para mantenerse caliente y para cocinar”. La
energía es esencial para muchas otras capacidades básicas, como es tener
una vivienda adecuada (que proporcione calor en los entornos fríos) y
nutrimento (preparar comida). Cuando un ecosistema no ofrece los recursos
para cumplir este derecho básico, y la gente no puede procurárselos de otra
PDQHUD VLJQL¿FD TXH ODV SHUVRQDV SDGHFHQ SULYDFLRQHV IXQGDPHQWDOHV \
que son pobres.
7. “Poder recurrir a la medicina tradicional”. Son muchas las personas que
dependen de la medicina tradicional debido a que, sea por el costo o por
otros motivos, no tienen acceso a la atención médica moderna de las
sociedades occidentales. Muchos de los remedios tradicionales a los que
recurren los grupos indígenas provienen de fuentes ecosistémicas, de modo
que si estas fuentes están en peligro, también lo están el cuidado tradicional
de la salud y el estado de salud de las poblaciones pobres.
8. “Poder seguir usando los elementos naturales que se encuentran en
los ecosistemas para llevar a cabo las prácticas culturales y espirituales
tradicionales”. Esto atañe a varias de las capacidades básicas de la lista

322
de Nussbaum, como son los sentidos, la imaginación, el pensamiento y
la emoción. Los ecosistemas son esenciales para el disfrute cultural y la
inspiración de muchos pueblos del mundo, así como para sus prácticas
espirituales. Cuando los ecosistemas están degradados, los derechos de las
personas a este respecto resultan menoscabados, sobre todo si sus culturas
HVWiQFRQ¿JXUDGDVSRUXQDHVWUHFKDUHODFLyQFRQODQDWXUDOH]D
9. “Poder hacerles frente a los fenómenos naturales extremos, como
inundaciones, tormentas tropicales y deslaves”. La gente pobre suele ser la
más vulnerable a esos fenómenos extremos, y la que tiene menos capacidad
para hacerles frente. La degradación ecosistémica puede aumentar las
probabilidades de que sobrevengan esos eventos. Por tanto, los ecosistemas
sanos son esenciales para poder adaptarse y resistir esos fenómenos
extremos.
10. “Poder tomar decisiones de gestión sostenible que respeten los recursos
naturales y permitan lograr medios de subsistencia sostenibles”. Las
personas tienen el derecho fundamental de participar en la gestión de los
recursos ecosistémicos que les atañen. Si se ven privadas de ese derecho,
entonces son pobres. Y por desdicha, con demasiada frecuencia se les niega
la participación en esa gestión, y se ven obligadas a usar los recursos de
maneras insostenibles, lo que empeora el agotamiento y la degradación de
los ecosistemas.

Una de las maneras en que todas las relaciones antes mencionadas afectan a
la gente pobre es que las poblaciones pobres suelen tener menos opciones. Si se
les niega el servicio ecosistémico que es tener agua limpia, por ejemplo, serán
PXFKDV ODV SHUVRQDV TXH QR WHQJDQ GLQHUR SDUD FRPSUDU DJXD SXUL¿FDGD 3RU
tanto, se verán obligadas a beber agua sucia. Así pues, desde la perspectiva de las
capacidades, el aspecto clave en la relación entre la pobreza y el medioambiente
es la falta de libertad en términos de los bienes ambientales de los que se depende
y la manera en que se depende de ellos (Ballet 2013). Si la tierra en que viven
se degrada, no siempre puede la gente ir a buscar otro terreno para sus cultivos,
o mudarse a una casa nueva que no esté en tierras contaminadas por desechos
tóxicos. Esto constituye una vulnerabilidad por falta de oportunidades, es decir,
no poder elegir algo distinto aparte de los recursos naturales (posiblemente en
peligro) de los que depende la propia vida.

(VWXGLRVGHFDVR

Los tres estudios de caso siguientes constituyen ejemplos de cómo trabajaron las
comunidades en Costa Rica para promover el desarrollo sostenible y la reducción
de la pobreza a base de gestionar sus bienes ambientales. Los proyectos que cada
comunidad ha emprendido han sido para asegurar algunas de las diez libertades

323
antes descritas. El primer estudio de caso enfoca la gestión democrática de un
determinado servicio ecosistémico, como es el agua. El segundo nos muestra
a una comunidad que padece graves desventajas ambientales y sin embargo
SXHGH PLWLJDU DOJXQDV GH¿FLHQFLDV SDUD UHGXFLU OD SREUH]D (O WHUFHUR DQDOL]D
cómo la conservación de los recursos ecosistémicos puede promover modos de
subsistencia sostenibles.

(VWXGLRGHFDVR/RVVLVWHPDVFRPXQLWDULRVGHDJXDHQ&RVWD5LFD

“La mayor herencia que puedo dejarles a las generaciones futuras es el agua”,
explicaba Guilllermo, un anciano cuya tarea consiste en garantizar que el agua
potable de su comunidad semirrural se mantenga cristalina todos los días. Nos
decía eso cuando estábamos en las alturas del volcán Poás, arriba de su pequeña
localidad de San Roque, visitando los múltiples manantiales de los que procede
el agua de su pueblo. Rodeado por las mariposas Morpho azules que revolotean
entre la densa pluviselva donde se encuentra su manantial, nos contó que el agua
potable para sus tataranietos depende de que se puedan proteger los manantiales y
la cuenca. Eso a su vez requiere que toda la comunidad se involucre en la gestión
del agua y la conservación del medioambiente. Un 95% de los ciudadanos de
Costa Rica disfrutan de agua potable en sus hogares, un porcentaje superior al
de la mayoría de los países de América Central y Sudamérica. Basta con abrir el
JULIR\EHEHUHODJXDíDOJRTXHODJHQWHGDSRUFRQVDELGRHQORVSDtVHVGHLQJUHVRV
DOWRVíSHURTXHHVXQGHUHFKRDPELHQWDOHOHPHQWDOGHOTXHPXFKDVSHUVRQDVHQ
el mundo no pueden disfrutar. Puesto que es muy difícil tener buena salud si
no se dispone de agua potable, Costa Rica ha reconocido la importancia de este
derecho y ha establecido una estructura para gestionar los recursos ambientales
que garantizan el agua para hoy y WDPELpQ para mañana.
La empresa estatal Sistemas de Acueductos y Alcantarillados (AyA) instala en
todo el territorio nacional sistemas comunitarios de agua, pero son las propias
comunidades las que gestionan esos sistemas formando cooperativas. Esas
cooperativas congregan a los ciudadanos del área local que quieren tener agua
del sistema comunitario; pagan por el uso del agua, pero también administran
colectivamente la cooperativa que supervisa todo el sistema. En toda Costa Rica
existen unos 80,000 sistemas de agua gestionados por las comunidades, los cuales
abastecen entre el 20 y el 40% del agua para la población rural y semirrural;
las áreas urbanas, que son más densas, son abastecidas por sus respectivas
municipalidades. Esta singular asociación del Estado y la sociedad civil entre AyA
y las organizaciones comunitarias que gestionan el agua no sólo ha asegurado la
capacidad ambiental básica del acceso a agua potable, sino que ha promovido
decisiones de gestión sostenible por la vía de la participación ciudadana, lo que a
su vez fortalece la democracia. Tuvimos oportunidad de visitar tres comunidades
situadas a diferentes altitudes sobre el volcán Poás en la zona central de Costa
Rica: Barrio Latino, San Miguel y San Roque. Las tres comunidades, así como

324
las personas que trabajan en sus respectivos sistemas de agua, enfatizaron la
LPSRUWDQFLDGHODFRQYLFFLyQORFDOGHSURWHJHUHODJXD\ODVFXHQFDVKLGURJUi¿FDV
para cubrir el consumo local sostenible de este recurso.
Barrio Latino es una comunidad urbana en la pequeña ciudad de Grecia, cerca
de la carretera Panamericana que conecta a Costa Rica con su vecino del norte,
Nicaragua, y al sur con Panamá. Hace muchos años el agua sólo llegaba a la
comunidad a cuentagotas entre las once de la noche y las tres de la madrugada,
debido a que el sistema municipal del agua privilegiaba a los barrios más
centralizados antes que a Barrio Latino. Carol Muñoz, la tesorera del sistema de
agua, nos contó que don Freddy Chacón, un anciano de la comunidad, convocó a
todos los habitantes y les propuso que encontrasen su propia fuente de agua o que
obtuviesen el apoyo de AyA para que les ayudase a construir la infraestructura a
¿QGHGLVSRQHUGHDJXDWRGRHOGtD$VtORFRQWDED&DURO

Don Freddy relataba que la ciudad solía obtener su agua de un valle boscoso de
las cercanías, y que él se puso a cavar en ese valle al que nadie prestaba atención.
Cavaba y cavaba pero no hallaba nada, entonces soltó la pala y le pidió a Dios
que le indicara dónde había agua. De pronto el agua empezó a brotar. Tenemos
DJXDVX¿FLHQWHSDUDDEDVWHFHUDODVIDPLOLDVH[LVWHQWHVGXUDQWHORVSUy[LPRV
DxRV\HVRFDOFXODQGRHOFUHFLPLHQWRSREODFLRQDO/DJHQWHVHLGHQWL¿FDFRQHO
sistema comunitario de agua porque esa es su agua. Entonces, cuando ven que hay
XQD¿OWUDFLyQHOORVDYLVDQRVLHODJXDVDEHGHPDVLDGRDFORURWDPELpQ$GHPiV
estamos trabajando en educar a la gente para que cuide el agua, no sólo la del
manantial, sino también las aguas residuales. Alentamos a la gente a que recicle
el aceite de cocinar y no lo vierta en el drenaje. Lo convertimos en biodiesel. La
JHQWHSXHGHYHQLUDGHMDUHQQXHVWUDR¿FLQDVXDFHLWHXVDGRSDUDUHFLFODUOR3HUR
nuestro manantial corre peligro: en la parte de arriba de donde estamos nosotros,
en las faldas del volcán hay agricultores que siembran caña y usan muchos
fertilizantes que pueden penetrar el manto freático. Los campesinos de más edad,
como don Freddy, tienen consciencia ambiental, pero a veces sus hijos han ido a la
escuela en las ciudades y lo único que quieren es sacar dinero de la tierra. Sólo ven
el dinero. La agricultura en armonía con el medioambiente, como la que hacían
sus padres, no les parece rentable, por eso la generación más joven opta por los
cultivos que requieren fertilizantes o demasiada agua. Por eso es tan importante
educar a toda la gente del área circundante sobre la protección de las cuencas
KLGURJUi¿FDV\ODFRPSUDGHWLHUUDVHQODVFHUFDQtDVGHQXHVWURVPDQDQWLDOHV

Con el afán de averiguar más cómo han trabajado juntas las comunidades
circunvecinas para asegurar su derecho al agua, subimos por las faldas del volcán
para ver los manantiales que abastecen de agua a San Miguel, una comunidad
semirrural más arriba de Grecia. Allí los líderes de la comunidad han trabajado
estrechamente con un terrateniente en cuyas propiedades yacen los manantiales
que proveen agua para la comunidad. El sistema comunitario de agua ha educado al

325
terrateniente sobre la importancia de mantener el ganado lejos de los manantiales
\VREUHODDJULFXOWXUDVRVWHQLEOHD¿QGHTXHHODJXDQRVHFRQWDPLQH(YLWDUTXH
los animales contaminen los manantiales es de especial importancia, pero también
es vital que la escorrentía de las aguas subterráneas no contenga pesticidas
nocivos que puedan envenenar los manantiales naturales de los que dependen las
comunidades para abastecerse de agua potable. La organización comunitaria que
administra el sistema de agua en San Miguel también ha trabajado en estrecha
colaboración con las escuelas locales para educar a la población juvenil sobre la
importancia de proteger el agua. La evidencia de ese esfuerzo por involucrar a las
QXHYDVJHQHUDFLRQHVHQHOFXLGRGHODVFXHQFDVKLGURJUi¿FDVHVWiHQORVUyWXORV
que pueden verse en las cercanías de los manantiales y por toda la comunidad, en
los que se insta a la población a disponer adecuadamente de sus desechos y a no
contaminar las fuentes de agua. La propia comunidad ha participado en jornadas
de trabajo comunitario para ayudar a proteger los manantiales y garantizar que en
el punto de captación el agua sea potable y segura.
En un punto aún más alto del volcán Poás, de donde la comunidad de San Roque
obtiene su agua, visitamos una espesa selva tropical donde la comunidad ha estado
comprando y reforestando parcelas cada vez más extensas en los alrededores de
sus manantiales. Si bien el sistema de agua cuenta solamente con dos empleados,
la comunidad se ha esforzado para reforestar esas tierras con especímenes nativos,
lo cual es muy importante también para las actividades de preservación del parque
nacional que hay en las cercanías. La consciencia colectiva, el compromiso y los
recursos de la comunidad son indispensables para la continuidad de los recursos
acuíferos. El sistema de agua de la comunidad está gestionado por los propios
miembros, quienes eligen delegados para que se encarguen de supervisar y contratar
empleados. En el caso de San Roque, la comunidad recaudó miles de dólares para
comprar las tierras adyacentes a sus manantiales, y siguió aportando miles de
horas de trabajo voluntario para reforestar y preservar la propiedad. Es cierto que
no todas las cooperativas de las comunidades disponen de esas sumas de dinero,
QLWRGDVVRQWDQH¿FLHQWHVFRPRODVTXHYLVLWDPRV1RREVWDQWHHVWHPRGHORGH
colaboración entre el Estado y la sociedad civil a través de las cooperativas ha
IXQFLRQDGRELHQHQWRGD&RVWD5LFDíHQFRPXQLGDGHVULFDVSREUHVRGHLQJUHVRV
PHGLDQRVíSDUDDSR\DUHOELHQHVWDUKXPDQRSURSLFLDQGRHODFFHVRDORVUHFXUVRV
básicos del medioambiente.

(VWXGLRGHFDVR(ODVHQWDPLHQWRXUEDQRGH/D&DUSLR

En el decenio de 1990, miles de nicaragüenses llegaron a Costa Rica huyendo


de la violencia, la pobreza y las turbulencias políticas de su país. Muchos de
esos refugiados se asentaron en San José, la ciudad capital, y ocuparon una
franja de tierra que era propiedad de la familia Carpio. Ese era un territorio
marginal que presentaba muchas desventajas ambientales: quedaba encajonado
HQWUHGRVSURIXQGRVFDxRQHVÀXYLDOHV\XQDHURSXHUWR(VXQWHUUHQRSURFOLYHD

326
inundaciones y deslizamientos de tierra. Las aguas residuales de un vecindario
FHUFDQRÀX\HQ GLUHFWDPHQWHD ORV FDXFHV GHO UtR \ FRUUHQ MXQWR D ODV YLYLHQGDV
que construyeron los inmigrantes nicaragüenses. La gente más pobre sólo pudo
construir estructuras muy inseguras: pisos de tierra, techos de zinc reciclados,
paredes de cartones recogidos de los desechos y otros materiales de esa índole.
Las personas residentes en esa zona nos contaban que en los primeros años los
caminos de su vecindario eran sucios y lodosos, con basura esparcida por todas
partes y a veces incluso se veían perros muertos. Este vecindario es lo que se
llama “La Carpio”. Está habitado por unas 35,000 personas, y es quizá el barrio
marginal más conocido de la ciudad más grande de Costa Rica.
En 2002, el gobierno de Costa Rica decidió construir un vertedero de desechos
justo al lado de ese barrio. Naturalmente, los habitantes del barrio protestaron:
nadie quiere vivir junto a un vertedero. No obstante, el gobierno insistió,
amenazando incluso con deportar a la población de La Carpio (puesto que la
mayoría son nicaragüenses indocumentados), pero también ofreciéndoles una serie
GHVHUYLFLRVS~EOLFRVPHMRUDGRVVLGHVLVWtDQGHRSRQHUVHDOYHUWHGHUR$O¿QDOVH
construyó el vertedero, y ahora pasan a diario unos 200 camiones de basura, que
depositan allí cientos de toneladas de desechos al día. Peor aún, hay una enorme
pila de basura que se yergue justo al borde de donde vive la gente. El vertedero
ya ha sobrepasado con creces su vida útil, así como las normas sobre la altura
de la pila de basura, pero las normas se reformularon para que los camiones de
basura sigan llegando. En algunos días, cuando el viento sopla de un cierto modo,
el hedor es insoportable. Si no se le da un tratamiento adecuado, el vertedero
puede ser un caldo de cultivo para ratas, insectos y otras plagas. También puede
dar lugar a que se contamine el agua que bebe la gente. Como si fueran pocas las
desventajas ambientales del barrio, a un costado se construyó también una planta
de tratamiento de aguas residuales.
En cierto modo, nada de esto es sorpresa. Como ocurre tan a menudo en todo
el mundo, la gente pobre no tiene más remedio que vivir en las peores tierras, y
su propia vulnerabilidad puede incrementar las probabilidades de que la tierra
se degrade aún más. En La Carpio la pobreza multidimensional es muy común.
Más de la mitad de la población vive por debajo del umbral nacional de pobreza
GHLQJUHVRV3RFDJHQWHWLHQHWtWXORGHSURSLHGDGVREUHVXWLHUUDORTXHVLJQL¿FD
que algunos de sus bienes físicos más importantes, como es su vivienda, son
LQVHJXURV0iVD~QPXFKRVGHORVORWHVHQORVTXHODJHQWHKDHGL¿FDGRVXKRJDU
son en realidad más pequeños que el mínimo exigido por ley. Un gran porcentaje
de esas viviendas se ubican en lugares donde pueden terminar arrastradas por las
inundaciones. En general, la población nicaragüense en Costa Rica padece tasas
de pobreza más altas que la población oriunda del país. Tiende a tener un menor
nivel educacional, mayores cifras de desempleo, tasas de fecundidad más altas,
y peores resultados en materia de salud, con bajo peso al nacer, más desnutrición
e inmunizaciones inadecuadas (véase Funkhouser et al. 2002, Marquette 2006).
Las personas nicaragüenses, además, suelen ser objeto de discriminación por

327
parte de los oriundos de Costa Rica. Todas esas condiciones están presentes en
La Carpio. Es una zona estigmatizada por los estereotipos populares negativos
contra los nicaragüenses, así como por las políticas públicas que han concentrado
en ese vecindario una cantidad desmesurada de instalaciones indeseables, como
son el vertedero o los cables eléctricos de alta tensión que pasan muy cerca de las
viviendas.
/DVFLUFXQVWDQFLDVJHRJUi¿FDVVRFLDOHV\SROtWLFDVGH/D&DUSLRVHFRPELQDQ
para poner en riesgo muchos de los derechos medioambientales básicos. En
particular, las aguas residuales que corren a cielo abierto, así como la omnipresencia
de la basura, hacen que resulte más difícil mantenerse a salvo de las enfermedades
evitables. La contaminación, la marginalidad del terreno e incluso el ruido del
aeropuerto cercano ponen en riesgo la posibilidad de vivir en un sitio limpio y
seguro. El vertedero obviamente amenaza la posibilidad de respirar aire limpio.
Y puesto que la mayor parte de los habitantes de La Carpio son nicaragüenses,
y que suelen ser indocumentados y más vulnerables, también es más probable
TXHFDUH]FDQGHSRGHU\TXHQRSXHGDQHMHUFHUXQDJHVWLyQH¿FD]GHORVUHFXUVRV
ecosistémicos. La buena noticia es que en los últimos 15 años el gobierno, el
sector privado y la sociedad civil han emprendido una serie de medidas que han
reducido la pobreza en ese vecindario y han hecho que los derechos ambientales
sean más seguros.
Esas iniciativas favorecen las mejores prácticas destinadas a los factores que
contribuyen a la pobreza en las zonas urbanas en todos los países en desarrollo
(Satterthwaite 2003). Por ejemplo, los servicios municipales aportan ahora la
infraestructura para el agua potable y el saneamiento. También se ha mejorado
el parque de viviendas para la mayor parte de la población. La mayoría de las
viviendas se hacen ahora de ladrillo o de concreto, una gran mejora con respecto
a los tiempos en que se vivía en construcciones inseguras de cartón y lata. Ahora
que hay electricidad en La Carpio, los residentes no tienen que depender de
combustibles domésticos contaminantes para cocinar y para alumbrarse. Las
opciones de transporte también han mejorado mucho: casi todas las carreteras
están pavimentadas, y el vecindario está conectado con el resto de la ciudad
por una red de autobuses públicos muy frecuentes. Los caminos pavimentados
D\XGDQDGHPiVFRQODVDJXDVSOXYLDOHV\VXSHU¿FLDOHVORTXHHVXQDYHQWDMDFRQ
respecto a los caminos lodosos del pasado, que tendían a esparcir la basura y los
excrementos.
La gestión comunitaria de los propios asuntos de la comunidad es también
mucho más sólida. El vecindario cuenta con varias organizaciones de la sociedad
civil, tales como iglesias y unas pocas ONG. Esas organizaciones contribuyen en
JUDQPHGLGDDODFRKHVLyQVRFLDOSXHVDSRUWDQSURJUDPDVHVSHFt¿FRVWDOHVFRPR
educación sexual para jóvenes e inclusión para la población de adultos mayores.
(ODXWRJRELHUQRWDPELpQVHKDUREXVWHFLGRPHGLDQWHODFRQ¿JXUDFLyQGHYDULDV
juntas vecinales. Finalmente, hay ahora en el vecindario una clínica de salud,
¿QDQFLDGD SRU HO JRELHUQR TXH KD D\XGDGR D UHGXFLU íDXQTXH QR D HOLPLQDUí

328
problemas de desnutrición y de salud materna. El vertedero, que sigue siendo
una agresión a la vista y al olfato, está razonablemente bien administrado: la pila
de basura está por lo general cubierta, y hay control de plagas y tratamiento para
HYLWDUTXHKD\D¿OWUDFLRQHVDOFDXGDOGHDJXD/DHPSUHVDTXHJHVWLRQDHOYHUWHGHUR
ha tenido incluso algunos gestos de responsabilidad corporativa al aportar fondos
a organizaciones comunitarias dentro de La Carpio.
Por supuesto, no todos los problemas de La Carpio están resueltos. Si bien
existe una escuela primaria en el vecindario, para acudir a la secundaria los y las
jóvenes tienen que tomar un autobús en otro lugar, cosa que no siempre pueden
permitirse. Las oportunidades de empleo son escasas, los ingresos promedio son
por lo general muy bajos, y las tasas de delincuencia son mayores que en otras
zonas de San José. Por estar situada en una locación tan inconveniente, sigue
siendo un barrio marginal, y muchos residentes aún carecen de títulos legales
sobre su propiedad. También persisten núcleos de privación aún más aguda,
sobre todo para las personas que habitan en las viviendas más inseguras junto al
río, donde lo común es que existan hogares encabezados por mujeres, familias
más numerosas que tienen más niños, además de la desnutrición y los ingresos
LQVX¿FLHQWHV&RQWRGR\HVR/D&DUSLRHVXQHMHPSORGHTXHODVRUJDQL]DFLRQHV
comunitarias, los servicios públicos tales como el agua, la salud y la electricidad,
y alguna responsabilidad social por parte del gobierno y del sector privado pueden
mitigar las desventajas medioambientales. Y en efecto, debido a que la población
de La Carpio ha sido en cierto modo facultada para exigir un gobierno transparente
y receptivo, ha podido adaptarse a esas desventajas y hacer algunos progresos
para asegurar sus capacidades básicas.

(VWXGLRGHFDVR'HVDUUROORVRVWHQLEOHHQ0RQWHYHUGH

En Costa Rica existe una legislación muy rigurosa para la protección de los
SDUTXHV QDFLRQDOHV íPLVPD TXH HQ JHQHUDO HV EHQH¿FLRVDí VLQ HPEDUJR HQ
ocasiones esa legislación tiene las consecuencias indeseadas de alienar a las
comunidades locales, pues se les niegan posibilidades de utilizar los bosques y
otros bienes ambientales para su sostenibilidad. Para las comunidades rurales que
habitan cerca de parques nacionales y zonas de conservación puede resultar difícil
preservar los ecosistemas y al mismo tiempo desarrollar modos de subsistencia
VRVWHQLEOHVTXHJHQHUHQLQJUHVRVVX¿FLHQWHVSDUDFXEULUVXVQHFHVLGDGHVEiVLFDV
(Véase en Adams et al. 2004 un resumen de la investigación académica sobre
los desafíos de la conservación y la erradicación de la pobreza). Una excepción
notable al respecto es la comunidad de Monteverde. En las montañas centrales de
Costa Rica, a unos 1,500 metros sobre el nivel del mar y en medio de la nebliselva,
Monteverde es uno de los principales destinos turísticos del país. Hoy en día, para
Costa Rica y para muchos otros países, Monteverde es una lección de desarrollo
sostenible. La comunidad ha transitado de la agricultura al ecoturismo, y si bien
existen todavía grandes desafíos ambientales en esos dos modelos económicos y

329
sociales, en general la gente de Monteverde ha cumplido una labor admirable en
su intento de proteger su ecosistema y al mismo tiempo impulsar su desarrollo
(véanse, entre otros, Baez et al. 1996, Farrell & Marion 2001, Davis 2007, Koens
et al. 2009).
Durante décadas, en Monteverde la relación de los grupos humanos con
el ecosistema se basaba en la agricultura. Si bien la población había estado
cultivando la tierra en esa zona durante muchos años, en 1951 sobrevino un
cambio importante, cuando doce familias cuáqueras de Estados Unidos compraron
3,800 acres de terreno montañoso que eran propiedad de una empresa minera
costarricense. Ese grupo de personas, que en razón de sus creencias religiosas
huían del servicio militar en Estados Unidos, eligieron Costa Rica por ser un país
TXHKDEtDGLVXHOWRVXHMpUFLWRHQODGpFDGDGH\SRUFRQVLJXLHQWHVLJQL¿FDED
un respiro de la política belicista y de la Guerra Fría que prevalecía en el norte
global en ese entonces. La comunidad cuáquera negoció con las pocas familias
campesinas locales y les compró también buena parte de sus tierras. Dado que las
condiciones de la zona eran muy propicias para la crianza de vacas lecheras, la
comunidad estableció en 1954 una planta de procesamiento lácteo (Productores
Monteverde), que compraba la producción láctea local y que luego creó una amplia
variedad de quesos. Durante su auge, esa empresa era un importante motor de la
economía, pues empleaba a 200 personas locales y adquiría la producción láctea
de 500 miembros. Muchos de los terratenientes preservaron la nebliselva en vez
GHWDODUODSXHVVDEtDQTXHHUDQHFHVDULDSDUDSURWHJHUODVFXHQFDVKLGURJUi¿FDV
Así pues, ya en los años 1950 hubo un intento general de gestionar de manera
sostenible los recursos ecosistémicos y de impulsar la industria láctea mediante
un compromiso con una triple vertiente: el medioambiente, la comunidad y los
negocios.
6LQHPEDUJRODFRPXQLGDGWDPELpQDSUHQGLyTXHWHQtDTXHDGDSWDUVHD¿QGH
tener medios de subsistencia verdaderamente sostenibles. Por ejemplo, con el
tiempo, la leche y los productos lácteos de las empresas más grandes empezaron a
inundar el mercado. Según Sarah Stuckey, que fue integrante de la junta directiva
de la empresa, a Monteverde le resultaba más difícil seguir siendo competitiva
a menos que se industrializase y se convirtiese en una empresa mucho mayor, o
ELHQTXHVHKLFLHUDSHTXHxD\DUWHVDQDO$O¿QDOODFRPXQLGDGGHFLGLyYHQGHUOD
lechería, y ahora emplea a unas 50 personas. Sin embargo, lo interesante es que no
fue un desastre económico. Las familias cuáqueras de Estados Unidos no habían
permanecido aisladas en su aldea montañosa. Cuando la tierra salió en venta,
dieron la bienvenida en la comunidad a las familias campesinas costarricenses,
y continuaron educando a los residentes sobre la importancia de los esfuerzos
de conservación y desarrollo sostenible, además de que se aseguraron de que
estos mensajes tuviesen la relevancia debida en las actividades escolares y
comunitarias. Inculcaron en la comunidad sus valores de sostenibilidad y justicia
social, e incluso fundaron una escuela local bilingüe cuya pedagogía se basaba en
la importancia de proteger el medioambiente. Aunque la procesadora de lácteos

330
VH YHQGLy OD FRPXQLGDG KDEtD FUHFLGR \ VH KDEtD GLYHUVL¿FDGR /D SREODFLyQ
MRYHQGHORVDOUHGHGRUHV\ORVUHFLpQOOHJDGRVíDWUDtGRVSRUODEHOOH]DGHOD]RQD
SRU OD YLQFXODFLyQ FRQ HO PHGLRDPELHQWH \ SRU ORV YDORUHV SDFL¿VWDVí TXHUtDQ
que hubiese otras actividades generadoras de ingresos, aparte de la agricultura
y la ganadería. Esos mismos valores atrajeron a otras muchas personas a visitar
Monteverde, y la zona se convirtió en un centro de ecoturismo.
6H KD GH¿QLGR HO HFRWXULVPR FRPR OD IRUPD GH KDFHU ³YLDMHV UHVSRQVDEOHV D
zonas que conservan el medioambiente, que apoyan el bienestar de la población
local y que involucran la interpretación y la educación” (TIES 2015, traducción
nuestra). Monteverde tiene mucho éxito en esas tres áreas. El turismo le ha dado
a ese singular ecosistema de la zona un importante valor económico, lo que
incentiva la conservación del ecosistema. Conforme ha ido creciendo el negocio
del turismo, ha ido generando ingresos para muchas personas; hoy en día casi el
90% de la población depende del turismo para ganarse la vida. Todavía existen
personas que se dedican a criar ganado y a producir leche para el consumo local
y nacional, pero hay ahora una nueva generación de emprendedores que dirigen
hoteles, restaurantes, deportes de aventura y otras atracciones. Esos negocios
generan ingresos, crean oportunidades laborales, aumentan la consciencia
ambiental de los turistas que vienen a la zona y continúan la tradición de proteger
la nebliselva. Desde hace mucho tiempo la educación ha sido una prioridad para
Monteverde. Además de la escuela bilingüe que fundaron los cuáqueros, existe
también una escuela secundaria estatal que ofrece formación profesional en
turismo, y asimismo el Instituto Monteverde, que cuenta con varios programas de
investigación, de formación in situ y de participación comunitaria.
Si bien la mayor parte de la población piensa que en resumidas cuentas el
auge del turismo ha sido positivo, la popularidad de la zona también ha tenido
efectos problemáticos. La construcción de hoteles, centros comerciales y otras
instalaciones ha perturbado la vida silvestre y ha producido daños a la vegetación.
/DDÀXHQFLDGHQXHYRVSREODGRUHVTXHOOHJDURQDYLYLU\DWUDEDMDUHQOD]RQDKD
debilitado algunos aspectos de la cultura tradicional así como las tradiciones de
DXWRJRELHUQR<FRQORVUHFLpQOOHJDGRVYLHQHPiVWUi¿FRYHKLFXODUPiVGHVHFKRV
más aguas servidas, situaciones para las cuales la infraestructura de Monteverde
no siempre está preparada. Pero como bien han aprendido los residentes de
0RQWHYHUGHVHUVRVWHQLEOHVLJQL¿FDDSUHQGHUDDGDSWDUVHSRUHVRODFRPXQLGDG
está trabajando para mitigar los impactos ambientales negativos. Los consejos
locales se esfuerzan por formular mejores planes de crecimiento, por ejemplo. Y
el hecho de que gran parte del dinero que gastan los visitantes se queda en la zona,
HQYH]GHEHQH¿FLDUDODVFDGHQDVLQWHUQDFLRQDOHVRDORVSURSLHWDULRVDXVHQWHV
HVXQJUDQEHQH¿FLR$VLPLVPRPXFKRVGHORVLQJUHVRVORFDOHVTXHVHUHFDXGDQ
VHTXHGDQHQODORFDOLGDGORTXHD\XGDD¿QDQFLDUVHUYLFLRVORFDOHVFRPRSRU
ejemplo, una clínica de salud.
En suma, Monteverde nos enseña las diversas maneras en que la variedad de los
servicios ecosistémicos puede apoyar el bienestar humano. Los bosques ayudan a

331
producir agua, los campos proveen pastizales para las reses que proveen alimento,
y la biodiversidad provee oportunidades culturales para el turismo, el que a su vez
apoya los medios de subsistencia. Y en realidad Monteverde constituye la “marca
verde” que Costa Rica reivindica como propia. La sobrevivencia de la comunidad
íHQORHFRQyPLFRORVRFLDOORELROyJLFR\HQPXFKRVRWURVVHQWLGRVíGHSHQGH
de la riqueza de sus recursos medioambientales. Envuelto como está en la neblina
durante la mayor parte del año, aislado en la montaña, con caminos todavía muy
abruptos para conectarse con el mundo exterior, Monteverde bien podría ser poco
más que un remoto pueblecito que se esfuerza por salir de la pobreza. Pero sus
residentes se han percatado de que sus bienes ambientales son los que generan
prosperidad, por lo tanto, saben que tienen que gestionar esos recursos de la
manera más inteligente y sostenible. Esa gestión no siempre es fácil ni siempre
resulta exitosa, pero sin la participación de las personas que más dependen de
los servicios ecosistémicos es poco probable que la gestión pueda fortalecer sus
derechos ambientales básicos.

&RQFOXVLyQ

Como hemos visto en estos estudios de caso, el desarrollo puede conducir a una
degradación ambiental y/o a abordar las condiciones ambientales que constituyen
un factor de pobreza. En el mejor de los casos, el desarrollo reducirá la pobreza y
fortalecerá los derechos ambientales para que las personas puedan vivir una vida
que consideren digna. Pero el desarrollo también suele acarrear nuevos desafíos
para la gestión de los bienes ambientales. Por ejemplo, en el curso de los años
el pueblo maleku de Costa Rica ha visto que varios de sus derechos ambientales
están en riesgo, entre ellos, el derecho a tener una nutrición adecuada, a disponer
de agua potable, a participar en la gestión de sus propios bienes ambientales, y a
usar la medicina tradicional y otros elementos que forman parte de sus prácticas
culturales y espirituales. En Costa Rica y en otros países, muchos pueblos
indígenas siguen viviendo al margen de las respectivas sociedades, y padecen el
deterioro de sus ecosistemas. Sin embargo, en más de un sentido la historia de los
maleku es una historia de éxito.
Con esto no intentamos menospreciar las privaciones que han sufrido los
PDOHNX QL ODV GL¿FXOWDGHV TXH VLJXHQ HQIUHQWDQGR SDUD PDQWHQHU VXV WLHUUDV
preservar su cultura y procurarse oportunidades económicas adecuadas. Pero los
OtGHUHVPDOHNXFRQORVTXHKHPRVKDEODGRD¿UPDQTXHVXVFRPXQLGDGHVVRQPiV
sanas ahora que en las generaciones anteriores. Los maleku estuvieron en peligro
GH H[WLQJXLUVH SRU FRPSOHWR D SULQFLSLRV GHO VLJOR ;; SHUR GHVGH HQWRQFHV VX
población ha aumentado en gran medida. Ahora cuentan con algunos poderes de
autogobierno y de gestión autónoma de sus recursos ecosistémicos. Por ejemplo,
la junta escolar local de la que Chita y Rosa forman parte ayuda a garantizar que la
cultura y el idioma maleku se transmitan mediante la educación escolar. Cuentan
con una cooperativa local para promover el desarrollo económico, unas cuantas

332
ONG que trabajan temas de derechos territoriales y conservación, y los maleku
forman parte de la organización nacional que protege los intereses de los pueblos
indígenas. También se ha demostrado que los servicios públicos han ayudado a
disminuir la pobreza en la zona. Los centros de salud suministran varios tipos de
atención médica, incluso programas para reducir la desnutrición. En general la
FRPXQLGDGGLVSRQHGHDFFHVRVHJXURDDJXDSRWDEOH\XQVXPLQLVWURFRQ¿DEOHGH
electricidad. Los docentes mencionaron en concreto que los maleku no padecen
pobreza de información, puesto que tienen amplio acceso a teléfonos celulares
\DLQWHUQHW/RVGRFHQWHVPDOHNXFRQORVTXHKDEODPRVD¿UPDURQ³1RVRPRV
pobres”.
Las personas mayores se siguen preocupando por la cantidad de jóvenes que se
van de la comunidad y porque se preguntan cómo podrán mantener la cultura si
los jóvenes no están interesados. Les atrae mucho más la cultura juvenil global y
aprender inglés en vez de su lengua nativa. Una vez que emigran a las ciudades
en busca de empleo, resulta difícil que mantengan viva su identidad maleku. No
obstante, en ocasiones los que se van regresan: Chita regresó a su pueblo, trajo a
sus hijos, y ahora trabaja para fortalecer a su comunidad. “Mi madre era indígena,
y aquí crecimos nosotros. En estos últimos quince años he estado aquí con el
marido con el que me junté”, nos contó con orgullo. También en la familia de
Rosa promueven activamente los derechos y la cultura maleku. Su hermano, sus
hermanas, así como el padre y la madre y los nietos viven todos juntos pero en
casas separadas dentro de su propiedad ancestral. Si bien la madre de Rosa no
tiene una fuerte ascendencia maleku y su padre sólo es maleku en un 50%, ambos
crecieron siguiendo las costumbres tradicionales y hablando el idioma. Así lo
cuenta Rosa:

Mi abuela tenía un vínculo especial con mi hermano, y ella le inculcó


mucha sabiduría. Él ahora es un defensor de nuestra cultura, y viaja mucho
y comparte las historias y costumbres de nuestro pueblo. Pero todas mis
hermanas se han quedado aquí en la comunidad, y aquí están criando a sus
hijos para que sean buenos maleku.

Uno de los principales desafíos actuales para contrarrestar el enlace entre el


medioambiente y la pobreza consistirá en empoderar a las personas vulnerables, de
la misma manera que se ha empoderado a estas líderes maleku. La contaminación
de un río o la tala de un bosque es más probable que perjudique a aquellas personas
a las que les resulta más difícil adaptarse (porque tienen escasas opciones, salvo
vivir en tierras degradadas), y el hecho mismo de que están privadas del derecho
a impugnar la contaminación y la deforestación también las hace pobres. No
olvidemos que esta dinámica opera también en el ámbito global: ¿qué poder
tiene la gente pobre en los países más pobres de detener la degradación ambiental
causada por la gente rica en los países más ricos? Poco o ninguno. Podríamos
señalar una gran diversidad de estadísticas que demuestran que el consumo de

333
recursos en los países ricos no sólo es muchísimo mayor, sino que es injusto
e insostenible. Por ejemplo: los países con puntajes altos en el IDH tienen un
consumo de agua per cápita de 425 litros por día, en comparación con los 67 litros
al día que se observan en los países cuyos puntajes en el IDH son bajos (UNDP
2011). La población de los países más ricos, como son Estados Unidos y Canadá,
es responsable de 30 veces más emisiones de dióxido de carbono que la población
de los países con bajo desarrollo humano. En efecto, como señala el PNUD, “El
ciudadano promedio del Reino Unido produce, en dos meses, la misma cantidad
de gases de efecto invernadero que un habitante de un país con IDH bajo en un
año” (UNDP 2011: 2).
Tales hechos plantean dos desafíos inevitables para cualquier persona que lea
este libro. Primero, ¿qué estamos haciendo para lograr que los niveles de consumo
en los países pobres sean mínimamente adecuados para garantizar una calidad de
vida básica y una igualdad de oportunidades con respecto a la población de los
países ricos? Segundo, ¿los niveles de consumo en los países ricos son tan altos que
resultan injustos en el sentido de que causan efectos ambientales que perjudican
la calidad de vida y las oportunidades de las generaciones futuras? El hecho de
que las condiciones ambientales estén con frecuencia empeorando en lo global
y lo regional (lo que en parte se debe al cambio climático) plantea un problema
elemental de justicia, puesto que la población de los países de bajos ingresos es
habitualmente la que menos ha contribuido al empeoramiento del medioambiente,
pero son esas poblaciones las que más padecerán esos cambios. Es la gente pobre de
todo el mundo la que resultará más perjudicada por la contaminación atmosférica,
la propagación de enfermedades y la pérdida de precipitaciones pluviales derivadas
del cambio climático. Esas poblaciones son las que más probablemente se verán
expuestas a esos problemas, y debido a su vulnerabilidad, son también las menos
capaces de adaptarse. E incluso entre las poblaciones pobres los efectos negativos
son inequitativos: las personas más vulnerables son las que más sufrirán. Los
niños y niñas, las mujeres y las personas ancianas corren mayor riesgo de resultar
SHUMXGLFDGDV\GHPRULUDQWHORVGHVDVWUHVQDWXUDOHV(VWRVLJQL¿FDTXHWRGDVODV
SHUVRQDVTXHGHVHDPRVKDELWDUHOPXQGRFRPRFLXGDGDQRVpWLFRVíWDQWRHQORV
SDtVHVHQGHVDUUROORFRPRHQORVSDtVHVULFRVíGHEHPRVFRQVLGHUDUPX\DIRQGR
las decisiones que tomamos, las consecuencias ambientales de esas decisiones,
y las repercusiones de esas consecuencias en la población pobre y vulnerable de
todo el mundo.

Preguntas para el debate

1. A partir de los tres estudios de caso anteriores y del relato de los maleku,
GHVFULEDODVRSRUWXQLGDGHV\GHVDItRVGHODJHVWLyQVRVWHQLEOHGHORVVHUYLFLRV
ecosistémicos.
2. (Q VX RSLQLyQ ¢FXiOHV GH ORV LPSDFWRV DPELHQWDOHV WHQGUtDQ PD\RUHV

334
FRQVHFXHQFLDVHQODSREODFLyQSREUH\SRUTXp"
3. ([DPLQHHOËQGLFHGH'HVHPSHxR$PELHQWDO KWWSHSL\DOHHGX ¢4XpHV
H[DFWDPHQWHORTXHVHLQWHQWDPHGLU"¢&yPRVHFODVL¿FDQORVSDtVHV"¢4Xp
FRQH[LRQHVSHUFLEHXVWHGFRQODSREUH]D"
4. ¢&XiOHVVXUHDFFLyQDQWHODVUHLYLQGLFDFLRQHVGHMXVWLFLDLQWHUJHQHUDFLRQDO
con sostenibilidad ambiental, como son, por ejemplo, que el consumo
H[FHVLYRGHKR\HTXLYDOHDODRSUHVLyQGHODSREODFLyQHQHOIXWXURRTXHOR
TXHLPSRUWDSDUDODJHQWHHQHOIXWXURQRHVODLJXDOGDGGHUHFXUVRVVLQROD
LJXDOGDGGHFDSDFLGDGHVEiVLFDV"
5. ,PDJLQH XQ HVFHQDULR HQ HO TXH VH KDQ DJRWDGR ORV UHFXUVRV SHWUROtIHURV
GHOPXQGR\DKRUDVyORVHXVDORTXHKR\OODPDPRVIXHQWHVDOWHUQDWLYDVGH
HQHUJtDFRPRVRQODVRODUODHyOLFD\ODKLGURHOpFWULFD(QHVHPXQGRIXWXUR
VXV QLHWRV TXL]i WHQJDQ PHQRV PRYLOLGDG TXH XVWHG SRU WDQWR ¢VHUiQ ODV
FDSDFLGDGHV GH HOORV PHQRUHV PD\RUHV R LJXDOHV D ODV GH XVWHG" (Q WDO
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337
338
6HUYLFLRV¿QDQFLHURVSDUDORV
pobres
Serena Cosgrove

Preguntas clave

• ¢$TXpVHGHEHTXHORVSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DVVHKD\DQ
YXHOWRWDQSRSXODUHVHQWUHODVDJHQFLDVGHGHVDUUROOR"
• ¢3RU TXp VRQ LPSRUWDQWHV ORV VHUYLFLRV ¿QDQFLHURV í
WDOHV FRPR HO FUpGLWR HO DKRUUR \ ORV VHJXURVí SDUD ORV
microemprendedores, los vendedores y otros actores que
REWLHQHQVXVLQJUHVRVIXHUDGHODHFRQRPtDIRUPDO"
• ¢&XiOHV VRQ ORV SULQFLSDOHV GHEDWHV DFHUFD GH ODV
PLFUR¿QDQ]DV"
• ¿A qué se debe que la mayoría de los clientes de esos
VHUYLFLRVVRQPXMHUHV"
• ¢4Xp HYLGHQFLDV KD\ GH TXH ODV PLFUR¿QDQ]DV VHDQ XQD
HVWUDWHJLDH¿FD]SDUDUHGXFLUODSREUH]D"

,QWURGXFFLyQ

³<RSXGHDXPHQWDUPLVYHQWDV\GLYHUVL¿FDUORTXHYHQGRJUDFLDVDOSHTXHxR
crédito y la capacitación que recibí de Lumana aquí en nuestro pueblo”, dijo
Mary, una microemprendedora de Ghana que vende granos y pescado salado
desde su hogar en Anloga, un pueblecito situado cerca del océano. “Y aunque
yo no sé leer ni escribir, recibí capacitación empresarial donde nos enseñaron
a sacar cuentas con unas piedritas para saber si estamos teniendo ganancias o
no”, dijo con orgullo. El hecho de que una mujer rural que tiene bajos ingresos
FRQVLGHUHTXHHVWiHQPHMRUVLWXDFLyQJUDFLDVDODLQVWLWXFLyQPLFUR¿QDQFLHUDTXH
le dio capacitación empresarial y un pequeño crédito nos revela las posibilidades
LQKHUHQWHV D OD JDPD GH VHUYLFLRV ¿QDQFLHURV \ QR ¿QDQFLHURV TXH VXHOHQ
GHQRPLQDUVH PLFUR¿QDQFLDFLyQ (Q ORV SDtVHV HQ GHVDUUROOR H[LVWHQ PXFKDV
mujeres pobres que, como María, han recibido pequeños créditos para expandir
su negocio y establecer relaciones con otras personas microemprendedoras.
A mediados de los años de 1990, el éxito del Banco Grameen que fundó

339
Muhammad Yunus en Bangladesh empezó a atraer mucha atención: las mujeres
pobres de Bangladesh estaban saliendo de la pobreza y de la opresión de género
mediante el acceso a pequeños créditos y a programas de ahorro obligatorio, y
además estaban reembolsando sus préstamos a una tasa del 97%, mucho más
alta que la de los hombres ricos en Wall Street. Esos programas, denominados
PLFUR¿QDQ]DVRPLFURFUpGLWREULQGDEDQSHTXHxRVFUpGLWRVDPLFURHPSUHQGHGRUHV
de bajos ingresos, así como programas de ahorro y otros servicios mediante
fondos de crédito rotativo. Esos fondos pueden usarse para el desarrollo de
microempresas, para la adquisición de tecnologías y otros activos, para la compra
de tierras, para la agricultura y la construcción o para mejoramiento de viviendas.
En los años siguientes al 2006, en que Yunus obtuvo el premio Nobel de la Paz,
VLQ HPEDUJR ODV PLFUR¿QDQ]DV WDPELpQ DWUDMHURQ DWHQFLyQ PHQRV IDYRUDEOH
/RVFUtWLFRVKDQD¿UPDGRTXHHVRVSURJUDPDVVHDSURYHFKDQGHODJHQWHSREUH
que hacen muy poco para que logren salir de la pobreza, y que desvían fondos
TXH SRGUtDQ GHGLFDUVH D RWURV XVRV PiV H¿FDFHV ( LQFOXVR KXER XQD UDFKD GH
suicidios en India de gente que contrajo deudas muy cuantiosas por medio de las
PLFUR¿QDQ]DV
Ante tales controversias, cabe preguntarse cuál es la verdadera utilidad de los
SURJUDPDV TXH SURPHWHQ VHUYLFLRV ¿QDQFLHURV SDUD OD JHQWH SREUH ([LVWHQ HQ
HIHFWRPX\EXHQDVUD]RQHVSDUDFUHHUTXHODVPLFUR¿QDQ]DVSRGUtDQVHUXQDYDOLRVD
estrategia de reducción de la pobreza. En muchos países en desarrollo una gran
proporción de la población económicamente activa trabaja en el sector informal, lo
TXHVLJQL¿FDTXHVXVDFWLYLGDGHVJHQHUDGRUDVGHLQJUHVRVQRSDVDQSRUHOFRQWURO
GHO(VWDGRHVGHFLUVXVQHJRFLRVQRRSHUDQFRQIRUPHDORVUHJODPHQWRV¿VFDOHV
y laborales. Muchas de esas actividades generadoras de ingresos las desempeñan
las mujeres, su promedio de ingresos es muy bajo, y sus negocios se orientan a la
sobrevivencia, no a generar ahorro o crecimiento empresarial (Le & Raven 2015).
Esas personas que son microemprendedoras, vendedoras o artesanas tienen poco o
ningún acceso al amparo de la ley, ni a las leyes laborales, ni a mantenerse a salvo
de conductas ilícitas tales como las actividades relacionadas con las pandillas y
HOWUi¿FRGHGURJDV\GHDUPDV(KLVWyULFDPHQWHUDUDYH]KDQWHQLGRDFFHVRDORV
servicios del sistema bancario formal (préstamos, ahorros, cuentas de jubilación)
\DRWURVVHUYLFLRV¿QDQFLHURV VHJXURVSODQHVGHSHQVLyQ SRUQRKDEODUGHOD
HGXFDFLyQ IRUPDO OD FDSDFLWDFLyQ SURIHVLRQDO \ RSRUWXQLGDGHV HVSHFt¿FDV GH
formación empresarial.
/DWHRUtDHQTXHVHEDVDQODVPLFUR¿QDQ]DVHVTXHDOWHQHUDFFHVRDVHUYLFLRV
¿QDQFLHURVODJHQWHSREUHSXHGHGHVDUUROODUQHJRFLRVJHQHUDGRUHVGHLQJUHVRVTXH
les permitan a ellos y a sus familias salir de la pobreza. Según los proponentes de
HVWDWHRUtDEXHQDSDUWHGHODWUDFWLYRGHODVPLFUR¿QDQ]DVVXHOHVHUTXHFRQVWLWX\H
XQDVROXFLyQGHGHVDUUROORDVFHQGHQWH\TXHSXHGHHPSRGHUDUDODJHQWHíTXH
GHRUGLQDULRHVWiH[FOXLGDGHORVVHUYLFLRV¿QDQFLHURVIRUPDOHVíSDUDTXHSXHGD
valerse por sí misma. Debido a la preponderancia de las mujeres vendedoras y
microemprendedoras en el sector informal en todo el mundo en desarrollo, la

340
PLFUR¿QDQFLDFLyQVHKDGLULJLGRSULQFLSDOPHQWHDODVPXMHUHV'HRUGLQDULRODV
LQVWLWXFLRQHVPLFUR¿QDQFLHUDVFRQVLGHUDQTXHODVPXMHUHVVRQXQULHVJRGHFUpGLWR
YiOLGRSXHVWRTXHíGHELGRDFDUDFWHUtVWLFDVFXOWXUDOHVWDOHVFRPRODREHGLHQFLD\
el altruismo, que suelen atribuirse a las mujeres por causa de su desempeño como
FXLGDGRUDVíHOODVWLHQGHQDVHUPiVFXPSOLGDVHQHOUHHPEROVRGHVXVSUpVWDPRV
A su vez, debido a sus roles como madres y como cuidadoras en la familia y en
sus comunidades, un aumento en los ingresos de las mujeres puede traducirse
en una mejora de las condiciones económicas y del bienestar para ellas, para sus
hijos e hijas y para sus comunidades. Por ello, otro argumento a favor de las
PLFUR¿QDQ]DVHVTXHSXHGHQFRQWULEXLUDOGHVDUUROORKXPDQR\HFRQyPLFRSXHVWR
que empoderan especialmente a las mujeres.
(Q HVWH FDStWXOR VH H[DPLQD OD WHRUtD \ OD OyJLFD GH ODV PLFUR¿QDQ]DV \ VH
compara la evidencia de los impactos de esta estrategia en las personas pobres.
Se pone la mira en los debates que se han suscitado en torno a la implementación,
HOLPSDFWR\HOSRWHQFLDOGHHPSRGHUDPLHQWRGHODVPLFUR¿QDQ]DV6HGHVFULEHQ
primero los aspectos prácticos de recibir servicios a través de un programa de
PLFUR¿QDQ]DV \ VH H[SOLFDQ ODV PHWRGRORJtDV ORV FRQFHSWRV \ ORV YDORUHV
en que se basan estos programas. Luego se considera el potencial que tienen
ODV PLFUR¿QDQ]DV SDUD UHGXFLU OD SREUH]D YLVWR GHVGH OD SHUVSHFWLYD GH ODV
FDSDFLGDGHV (Q OD VHFFLyQ ¿QDO VH H[SORUDQ YDULRV GH ORV GHEDWHV DO UHVSHFWR
HQWUHHOORVODVGLYHUVDVPRGDOLGDGHVGHPLFUR¿QDQ]DV VyORFUpGLWRYHUVXVFUpGLWR
SOXV TXpHQWLGDGHVLPSOHPHQWDQORVSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DV\FXiOHVVRQ
los objetivos y las premisas ideológicas de esos programas. Lo más importante es
TXHHQHVWHFDStWXORVHUHYLVDODHYLGHQFLDVREUHODHIHFWLYLGDGGHODVPLFUR¿QDQ]DV
como estrategia de reducción de la pobreza, y ello incluye revisar si en efecto
empodera a las mujeres de manera consistente. Las conclusiones del capítulo
se basan en investigaciones de campo realizadas en El Salvador en la década
de 1990, en Zambia en 2011 y en Ghana en 2012, así como en una revisión de
investigaciones académicas recientes en muchos otros países. Por último, y si
bien esas investigaciones muestran con frecuencia que ocurre un aumento de los
LQJUHVRV\TXHKD\RWURVHIHFWRVSRVLWLYRVSDUDODVFOLHQWDVGHODVPLFUR¿QDQFLHUDV
por lo general se necesitan programas adicionales y cambios estructurales para
catalizar los procesos de empoderamiento y desarrollo a más largo plazo.

0LFUR¿QDQ]DVHMHPSORV\GH¿QLFLRQHV

/DVPLFUR¿QDQ]DVSRUORJHQHUDOHVWiQGLULJLGDVDODVPLFURHPSUHVDVPLVPDV
que se caracterizan por tener poco o ningún capital invertido en el negocio y un
máximo de dos o tres empleados. El puesto de quesos de Francisca, o los puestos
de verduras de Mari y José o de Rosa Elba en El Salvador (que se describen
más adelante en el Cuadro 11.1) son todos ellos ejemplos de microempresas.
Las microempresas cubren un amplio espectro de las actividades generadoras
de ingresos en las zonas urbanas y rurales: en El Salvador, por ejemplo, esos

341
negocios incluyen tortillerías, confección de cinturones, bolsos y carteras de cuero;
venta de jugos de fruta, de quesos, de leche, de refrescos, de frutas y verduras,
de calzado, de ropa interior y de cosméticos; preparación y venta de comida; o
crianza de animales para el matadero o para reventa. A veces esos negocios son
pequeñas tiendas que operan en el hogar de las propias microemprendedoras, y
que cubren las necesidades de su vecindario. Los pequeños préstamos que ofrecen
ODV LQVWLWXFLRQHV PLFUR¿QDQFLHUDV ,0)  SRU OR JHQHUDO VH GHVWLQDQ D LQYHUWLU
en el negocio de los microemprendedores: para reparaciones, ampliaciones,
GLYHUVL¿FDFLyQ DGTXLVLFLyQ GH SURGXFWRV R SDUD DGTXLULU DFWLYRV WDOHV FRPR
un molino de maíz, una computadora, o incluso para tener acceso a agua o a
electricidad para un negocio que opera en el hogar. Esos préstamos pueden
convertirse también en mejoras de la vivienda cuando el negocio, o una parte del
mismo, se ubica en el local donde reside la prestataria. Algunos de estos programas
de préstamos no exigen que los microemprendedores inviertan directamente en
sus negocios, porque entienden que lo que podría ser más útil para el cliente es
pagar la escolarización de sus hijos u otros costos. Aparte de los préstamos, en
RFDVLRQHV ORV FOLHQWHV SUH¿HUHQ WUDEDMDU FRQ ,0) SRUTXH RIUHFHQ SURJUDPDV GH
DKRUUR SDUD ¿QHV GH LQYHUVLyQ SHUVRQDO R HPSUHVDULDO DVt FRPR SURJUDPDV GH
seguros que ayudan a los clientes a obtener un seguro médico o un seguro contra
la pérdida de cosechas.
En este capítulo, así como en la literatura sobre el desarrollo en general,
ORV WpUPLQRV PLFUR¿QDQ]DV PLFURFUpGLWR \ FUpGLWR PLFURHPSUHVDULDO VH XVDQ
LQGLVWLQWDPHQWH SHUR HQ ULJRU HO WpUPLQR JHQpULFR HV PLFUR¿QDQFLDFLyQ /D
PLFUR¿QDQFLDFLyQDEDUFDXQDYDULHGDGGHVHUYLFLRV¿QDQFLHURV\GHRWUDtQGROH
entre ellos microcréditos o créditos pequeños, ahorros, seguros, transferencias
monetarias, y otras oportunidades empresariales tales como acceso a tecnologías
\ HQ RFDVLRQHV FDSDFLWDFLyQ \ DFRPSDxDPLHQWR 6L ELHQ OD PLFUR¿QDQFLDFLyQ
FRPSUHQGHYDULRVVHUYLFLRV¿QDQFLHURVSDUDORVFOLHQWHVHOPLFURFUpGLWR\HOFUpGLWR
PLFURHPSUHVDULDOVRQORVWpUPLQRVTXHVHHPSOHDQSDUDUHIHULUVHHVSHFt¿FDPHQWH
a los préstamos (o créditos) que los clientes reembolsarán con intereses a las IMF.
/DV LQVWLWXFLRQHV PLFUR¿QDQFLHUDV íTXH VXHOHQ VHU JHVWLRQDGDV SRU HQWLGDGHV
PLFUR¿QDQFLHUDVORFDOHVRDYHFHVSRU21*íXVDQXQIRQGRGHFUpGLWRURWDWLYR
que distribuyen en préstamos pequeños (entre 100 y 500 dólares), recaudan
ahorros de los clientes o empresarios, recuperan los préstamos con intereses, y
luego amplían su clientela a medida que aumenta su fondo de crédito. Las IMF
suelen enfocarse en una ciudad o en un determinado vecindario, y luego hacen
saber a los líderes de esa comunidad cuáles son los servicios que ofrecen. Una
vez que los promotores de la IMF obtienen los aportes y recomendaciones de
los líderes locales, empiezan a crear redes de contactos en la comunidad. Luego
que el promotor hace una visita y da una charla de orientación, se invita a los
prestatarios a formar grupos con personas que conozcan y por las que puedan
responder, y pronto pueden disponer de préstamos.

342
&XDGUR&yPRKDFHUVHFOLHQWHGHXQDPLFUR¿QDQFLHUDHQ(O6DOYDGRU

Francisca, una mujer de 54 años, vende quesos en el mercado de Apopa, en El


6DOYDGRUXQDSHTXHxDFLXGDGHQODVDIXHUDVGH6DQ6DOYDGRUODFDSLWDOGHOSDtV
Francisca es una líder nata, muy trabajadora, y es una microemprendedora muy
FUHDWLYD$XQTXH QR VDEH OHHU QL HVFULELU HOOD VXVWHQWD D VX IDPLOLD YHQGLHQGR
quesos en un puesto al aire libre cerca del mercado municipal de Apopa. La
FRQRFtHQRFDVLyQGHTXHHOODWUDMRDRWURVWUHVYHQGHGRUHVGHOPHUFDGRí0DUL\
-RVpPDULGR\PXMHU\XQDKHUPDQDGHHOORV5RVD(OEDíTXHYHQGtDQIUXWDV\
verduras en dos puestos cercanos al de Francisca y habían venido a escuchar
XQD FKDUOD GH RULHQWDFLyQ HQ OD R¿FLQD GH OD 21* )XQGDFLyQ 6DOYDGRUHxD GH
$SR\R ,QWHJUDO )86$, /R TXH PH LPSUHVLRQy GH )UDQFLVFD FXDQGR OD FRQRFt
IXHVXGHWHUPLQDFLyQ1RGXGDEDHQSHGLUOHD5REHUWRHOSURPRWRUGHOD)86$,
H[SOLFDFLRQHV VREUH HO SURJUDPD GH PLFUR¿QDQ]DV GH OD )86$, FXDQGR DOJR
no le resultaba claro; lo habitual es que las mujeres se abstengan de hacerles
preguntas a los hombres para esclarecer algún punto, sobre todo si son hombres
instruidos que se considera que pertenecen a un estatus superior, como son los
SURIHVLRQDOHV
)UDQFLVFD KDEtD HVWDGR ¿QDQFLDQGR VX PLFURHPSUHVD PHGLDQWH SUpVWDPRV D
interés muy elevado obtenidos de uno de los muchos prestamistas que operan
en el mercado de Apopa. Ella explicaba que los vendedores del mercado que
obtienen pocos ingresos pagaban una tasa de interés exorbitante (10% al día,
FRPSDUDGRFRQHODOPHVTXHFREUD)86$, GHPRGRTXHHQYH]GHSURYHHU
HOVXVWHQWRSDUDVXVKLMRVWHUPLQDEDQ³GiQGROHGHFRPHUDOJRUGR´)UDQFLVFDQR
tardó en dar a conocer con toda precisión el consenso del grupo: “Queremos un
UHVSLUR4XHUHPRVOLEUDUQRVGHODVJDUUDVGHORVSUHVWDPLVWDV´<IXHDVtFRPR
)UDQFLVFD \ ORV RWURV WUHV FRPHUFLDQWHV VROLFLWDURQ IRUPDU SDUWH GH XQ EDQFR
comunal y recibir préstamos de FUSAI.
0LVLJXLHQWHHQFXHQWURFRQ)UDQFLVFDIXHFXDQGRLED\RDFRPSDxDQGRD5REHUWR
el promotor del FUSAI, que estaba revisando los negocios de los potenciales
PLHPEURVGHOEDQFRFRPXQDO\OHVD\XGDEDDOOHQDUORVIRUPXODULRV(QODVDIXHUDV
del mercado, ya de por sí bullicioso, los vendedores ocupaban con sus cajones y
FDQDVWDVORVWUDPRVDVLJQDGRVFXELHUWRVFRQSOiVWLFRVQHJURVSDUDSURWHJHUGHO
sol y de la lluvia a compradores y vendedores. Es como entrar a otro mundo: un
SUyVSHURFHQWURFRPHUFLDOEDMRXQWROGRGHSOiVWLFRQHJUR3ULPHURSDVpSRUHO
SXHVWRGHYHUGXUDVGH(OEDOXHJRSDVpSRUHOSXHVWRGH0DUL\-RVpWDPELpQGH
verduras, y entonces vi a Francisca, agitando un espantamoscas sobre la caja de
PHWDOTXHFRQWHQtDVXVFXDMDGDV\VXVEROVLWDVGHFUHPDiFLGD
(QSRFRPiVGHXQDVHPDQDORVSUpVWDPRVHVWDEDQOLVWRVSDUDVXGHVHPEROVR
(QODR¿FLQDGHO)86$,HQ$SRSDVHFRQJUHJDURQ-RVp0DUL(OED\)UDQFLVFD
OLVWRVSDUD¿UPDUVXVFRQWUDWRV\UHFRJHUVXVFKHTXHVGHGyODUHVSDUD
OXHJR LU D KDFHUORV HIHFWLYRV HQ OD VXFXUVDO EDQFDULD D OD YXHOWD GH OD HVTXLQD
Francisca se volvió hacia mí y me dijo que le estaba doliendo la cabeza. Francisca
QRVDEtDOHHUQLHVFULELUQRKDEtDUHFLELGRQLQJ~QWLSRGHHGXFDFLyQIRUPDO&RQ
WUDEDMRVWUD]DVXVLQLFLDOHVSHURHQ(O6DOYDGRUHVRQRVHFRQVLGHUDXQD¿UPD
SURSLDPHQWH GLFKD (Q ORV EDQFRV VDOYDGRUHxRV XQ FKHTXH QR HV YiOLGR SDUD
KDFHUORHIHFWLYRVLQROOHYDOD¿UPDGHOSRUWDGRU)UDQFLVFDOHKDEtDSHGLGRDRWUD
GHODVLQWHJUDQWHVGHVXEDQFRFRPXQDOTXHODDFRPSDxDVH\OHKLFLHVHHOIDYRU

343
GH ¿UPDU SRU HOOD 6XMHWiQGRVH OD FDEH]D FRQ ODV PDQRV PH GHFtD ³(VWR HV
FXOSDGHPLSDSieOGHFtDTXHQRWHQtDVHQWLGRPDQGDUDXQDQLxDDODHVFXHOD
VyORSDUDTXHDSUHQGLHUDDHVFULELUOHFDUWDVDOQRYLR´<DJUHJy³0HGDGRORUGH
cabeza sólo de saber que no puedo escribir mi nombre”. Con la ayuda de Mari,
)UDQFLVFDSXGR¿UPDUHOFKHTXH\IXHDVtFRPRUHFLELyVXSULPHUSUpVWDPRGH
XQDLQVWLWXFLyQPLFUR¿QDQFLHUD
Francisca se levanta a las cinco de la mañana y toma el bus que la lleva a la
PXQLFLSDOLGDG OLPtWURIH GH $JXLODUHV GRQGH WLHQH TXH FDPLQDU SRU HO FDPSR
SDUD LU D FRPSUDU HO TXHVR$ ODV QXHYH GH OD PDxDQD \D HVWi GH YXHOWD HQ HO
mercado de Apopa vendiendo queso; allí permanece hasta que vende toda su
mercancía, y a media tarde se regresa a su casa. Poco a poco, a medida que
QRVYDPRVFRQRFLHQGREDMRHOWROGRGHSOiVWLFRQHJURPHSHUPLWHRFXSDUPHGH
agitar el espantamoscas sobre la caja del queso, y al cabo de unas semanas, me
SRQJRDSUHJRQDUFRQHOODODVFXDOLGDGHVGHOTXHVRTXHWLHQHHQYHQWD+DFLDHO
¿QDOGHOSHULRGRGHPLWUDEDMRGHFDPSR)UDQFLVFDHPSH]yDFRQWDUPHGHVX
SUREOHPiWLFDUHODFLyQFRQHOKRPEUHFRQHOTXHYLYH(OOD\DQRGXHUPHFRQpOeO
ya no lleva dinero a la casa. Ella de buena gana le pondría sus pertenencias en la
FDOOHSHURHOQRPEUHGHpOHVWiHQHOWtWXORGHSURSLHGDGGHODFDVD+DFtDSRFR
se había enojado con ella, y de un portazo le había machucado los dedos de la
PDQR³¢&yPRKDJRSDUDGHMDUOR"´PHSUHJXQWDED7DPELpQOHSUHRFXSDEDQVXV
WUHVKLMRVDGROHVFHQWHV&RQODLQWHQFLyQGHTXHVHPDQWXYLHVHQRFXSDGRVIXHUD
del horario escolar para que no se metiesen en problemas, los había colocado
como aprendices en una panadería. Con eso ganaban algún dinero, obtenían
experiencia laboral y se mantenían a salvo de las pandillas.
6LHQGRHOODODSULQFLSDOIXHQWHGHLQJUHVRVGHODIDPLOLD)UDQFLVFDSDVDDSXURV
SDUDFXEULUORVJDVWRVGHOKRJDU\PDQWHQHUDVXVKLMRV<DXQHVWDQGRDJRELDGD
SRU WDQWRV SUREOHPDV íFRPHQ]DQGR SRU HO PDULGR DEXVLYR \ DGHPiV FRQ ODV
IHFKRUtDVGHODVSDQGLOODVHQVXFRPXQLGDGíKDORJUDGRDXPHQWDUVXLQYHQWDULR
HQ XQ <R REVHUYDED VXV SURJUHVRV D UDt] GHO GHVHPEROVR GHO SUpVWDPR
y ella me contaba que las ventas iban en aumento, que había incrementado su
LQYHQWDULR\TXHVHQWtDTXHDKRUDSRGtDOOHYDUPiVGLQHURDVXKRJDU³7UDEDMDU
con el FUSAI es un alivio”, comentó, y me explicaba que se sentía menos
estresada en lo económico ahora que no estaba a merced del usurero. “Me
estaba ahogando de tanto trabajar para pagarle al usurero”.

$GDSWDGRGH&RVJURYH D\E WUDGXFFLyQQXHVWUD

$ ¿Q GH PLQLPL]DU ORV FRVWRV DGPLQLVWUDWLYRV \ DXPHQWDU HO FRPSURPLVR GH
los clientes con el proceso, las IMF suelen usar un método grupal para distribuir
y recuperar los préstamos. Las IMF del mundo utilizan dos modelos para
suministrar créditos: el banco comunal y el grupo solidario. El banco comunal,
como hemos visto en el caso de Francisca, es un pequeño grupo de prestatarios
íGHDGHSHQGLHQGRGHOSURJUDPDíTXHVROLFLWDQMXQWRVVXVSUpVWDPRVMXQWRV
reciben capacitación u orientación y luego se comprometen con un mismo plan

344
de reembolsos. En el caso del modelo del banco comunal, cada prestatario aporta
algo como garantía, sea un televisor, un refrigerador, o simplemente el potencial de
JHQHUDFLyQGHLQJUHVRVGHVXPLFURHPSUHQGLPLHQWR(OJUXSRVROLGDULRíRJUXSR
GHSUpVWDPRHQWUHSDUHVFRPRWDPELpQVHOHOODPDíVHXVDSDUDSUHVWDWDULRVTXH
no tienen activos que aportar como garantía. En este caso, un grupo de clientes
(cuyo número puede variar) se compromete a cubrirse mutuamente si alguno de
ellos no pudiese reembolsar el préstamo. Por efecto de la presión del grupo, y
por los vínculos sociales que tienen entre sí, los integrantes del grupo pagan sus
préstamos a tiempo. El modelo de grupo solidario suele incluir un programa de
ahorro obligatorio que puede usarse para reembolsar las cuentas en mora. En los
casos en que los prestatarios no tienen acceso inmediato a los fondos es usual que
tomen medidas extraordinarias para dar el pago faltante y evitarse el bochorno
de incurrir en mora, ni siquiera por un pago. Puesto que en el sector informal
SUHGRPLQDQODVPXMHUHVODPD\RUSDUWHGHODFOLHQWHODGHODVPLFUR¿QDQFLHUDVVRQ
mujeres. Y debido a los códigos culturales sobre las responsabilidades maternales
y de cuido derivadas del hecho de ser mujer, y debido también a los códigos de
clase acerca del respeto a la autoridad, las mujeres tienden a ser clientes muy
responsables en el pago de sus créditos. Es un hecho que ellas como pagadoras de
sus préstamos son mejores que los hombres, y por lo general ellas invierten en la
salud y el bienestar de sus familias una mayor proporción de sus ingresos.
0XFKRVSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DVVHHQIRFDQVRODPHQWHHQODSURYLVLyQGH
crédito, y por eso se les llama programas de sólo crédito. Algunos programas
incluyen a su vez programas de ahorro obligatorio de un 5-10% del monto
prestado. Sin embargo, dada la necesidad de los clientes de obtener servicios
¿QDQFLHURVEiVLFRVODV,0)KDQHPSH]DGRDRIUHFHURWURVVHUYLFLRV¿QDQFLHURV
adicionales, como por ejemplo, diferentes programas de ahorro, seguros de
salud, y seguros para casos de emergencia personal o familiar o de pérdida de
cosecha (Zeller & Sharma 2000). Existen varios programas que brindan servicios
DGLFLRQDOHV DSDUWH GH ORV ¿QDQFLHURV HVSHFLDOPHQWH ORV GLULJLGRV D PXMHUHV GH
bajos ingresos; esos programas suelen denominarse crédito plus, y pueden incluir
cursos de capacitación en temas de salud o de medicina, formación profesional,
mejora de las competencias empresariales (conceptos empresariales básicos,
comercialización o emprendimiento, por ejemplo), talleres de sensibilización sobre
JpQHURRWDOOHUHVHVSHFt¿FRVVREUHODVPHMRUHVSUiFWLFDVSDUDWLSRVSDUWLFXODUHVGH
microempresas (Tabla 11.1).

345
7DEOD7LSRVGHPLFUR¿QDQ]DV\VHUYLFLRVDVRFLDGRV
0LFUR¿QDQ]DV\VHUYLFLRVDVRFLDGRV
Servicios Servicios asociados, conocidos tam-
¿QDQFLHURV bién como crédito plus
Sólo crédito: Clientes como Francisca, Capacitación en Proporciona a los
microcrédito antes mencionada, que habilidades y estra- clientes los co-
o préstamos sólo quiere préstamos. tegias empresa- nocimientos para
pequeños riales. gestionar mejor
su negocio.

Programas de Muchos programas Capacitación para Capacitación


ahorro incluyen programas emprendedurismo para expandir
de ahorro para que los y compromiso con RGLYHUVL¿FDUHO
clientes puedan empezar la comunidad. negocio y para
a construir su capital contribuir al
para su propio negocio o desarrollo de sus
para otras necesidades comunidades.
SHUVRQDOHVRIDPLOLDUHV
Seguros Puesto que son mu- Capacitación y Sirven para co-
(salud, vida, chos los clientes que no programación rela- nectar los nego-
GHVDVWUHV \ HVWiQHPSOHDGRVHQHO cionada con otras cios individuales
pensiones. VHFWRUIRUPDO SRUORTXH capacidades de los de los clientes a
QRWLHQHQEHQH¿FLRV  clientes, como el ¿QGHVROYHQWDU
y muchos de ellos no empoderamiento GHVDItRVPD\R-
logran cubrir los requisi- y los derechos res que limitan
WRVTXHODEDQFDIRUPDO de las mujeres, la sus capacidades
exige, les resultan muy salud y la higiene, y contribuyen a la
útiles estos servicios la participación y la pobreza.
SDUDKDFHUIUHQWHD gestión ciudadana,
imprevistos tales como y la tecnología eco-
HQIHUPHGDGHVHQOD lógica.
IDPLOLDHYHQWRVFOLPDWR-
OyJLFRVTXHDIHFWDQODV
FRVHFKDV\SODQL¿FDFLyQ
a largo plazo.

(QWRGRHOPXQGRH[LVWHQSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DV\SXHGHKDEHUJUDQGHV
variaciones en la forma de operarlos, lo que no es de sorprender. El modelo de
PLFUR¿QDQ]DV PHMRU FRQRFLGR HV HO GHO %DQFR *UDPHHQ HQ %DQJODGHVK FX\RV
programas de grupos solidarios han entregado créditos por más de 17 millardos de
GyODUHVSDUD¿QHVGHWUDEDMRSRUFXHQWDSURSLD\FRQWDVDVGHUHHPEROVRGHFDVL
el 100% (Grameen Bank 2015).
En Bangladesh están también las sedes de dos importantes instituciones de
PLFUR¿QDQ]DV%XLOGLQJ5HVRXUFHV$FURVV&RPPXQLWLHV>&RQVWUX\HQGRUHFXUVRV

346
a través de las comunidades] (BRAC) y el Centro Proshika para el Desarrollo
Humano. Según la investigación de Lamia Karim, en un país como Bangladesh,
con 140 millones de habitantes, existen más de 21 millones de mujeres que están
siendo atendidas por IMF (2011). La labor de ACCION Internacional en las
Américas incluye la red de ONG de crédito de la propia ACCION, y la institución
dedicada exclusivamente a créditos, BancoSol, que ha tenido gran éxito comercial.
(Q$PpULFD/DWLQDWDPELpQHVWiDFWLYD),1&$,QWHUQDWLRQDOFRQPXFKDVD¿OLDGDV
QDFLRQDOHV(Q$PpULFD&HQWUDORSHUDQWDPELpQR¿FLQDVJXEHUQDPHQWDOHV21*
y asociaciones crediticias del sector privado que brindan créditos en toda la
región a partir de fondos de crédito rotativo que son gestionados por las propias
comunidades, por las ONG o por entidades gubernamentales. En Indonesia, el
gobierno ha implementado con éxito el programa de alcance nacional Bankya
Rakyat’s Unit Desa System (Boomgard & Angell 1994). Un hecho interesante
es que Bankya Rakyat Indonesia pone como requisito que sus clientes adquieran
un seguro de vida para que en caso de enfermedad o fallecimiento sus préstamos
puedan ser reembolsados (Zeller& Sharma 2000).

&XDGUR/DLPSRUWDQFLDGHFRQWDUFRQXQVXUWLGRGHVHUYLFLRV¿QDQFLHURV
por Julian Fellerman

/DH[SDQVLyQGHORVVHUYLFLRV¿QDQFLHURVPiVDOOiGHOPLFURFUpGLWRKDVLGRXQRGH
ORVSULQFLSDOHVIRFRVGHDWHQFLyQGHOVHFWRUPLFUR¿QDQFLHURHQORVDxRVUHFLHQWHV
En la vanguardia de esta expansión se encuentran los productos de ahorro y de
seguros adaptados a las necesidades de la población mundial no bancarizada.
(OFDVRHPEOHPiWLFRGHHVWDJUDQWHQGHQFLDHV0L&UpGLWRXQD,0)QLFDUDJHQVH
TXH KD GHVDUUROODGR XQD YDULHGDG GH RIHUWDV GH PLFURFUpGLWR FX\R Q~FOHR VRQ
los productos de ahorros y seguros. Cuando los clientes nuevos reciben un
PLFURSUpVWDPRGH0L&UpGLWRDXWRPiWLFDPHQWHVHLQVFULEHQHQXQSODQGHVHJXUR
GHYLGD¿QDQFLDGRSRUXQSHTXHxRSRUFHQWDMHGHORVSDJRVTXHUHHPEROVDQDOD
,0)0L&UpGLWRVHKDDVRFLDGRWDPELpQFRQHO%DQFRGH$PpULFD&HQWUDO %$& 
XQDHQWLGDGEDQFDULDUHJLRQDOSDUDHPSH]DUDRIUHFHUDORVFOLHQWHVQXHYRV\D
los ya existentes una opción de tarjeta de débito sindicada. Esos productos de
ahorros y seguros tienen un doble propósito: en el caso de los seguros, sirve
SDUD FUHDU HQWUH ORV FOLHQWHV XQD RULHQWDFLyQ DO IXWXUR PXFKR PiV VyOLGD HQ OD
TXHODSODQL¿FDFLyQ¿QDQFLHUDDODUJRSOD]RHVWiOLWHUDOPHQWHLQFRUSRUDGDHQHO
plan de reembolso del préstamo. La tarjeta de débito es uno de los instrumentos
IXQGDPHQWDOHVSDUD¿QHVGHLQFOXVLyQ¿QDQFLHUDHVSHFt¿FDPHQWHHODFFHVRD
XQDFXHQWDGHDKRUURVVLQVDOGRPtQLPRUHTXHULGRIRPHQWDODFDSDFLGDGGHORV
clientes de MiCrédito para gestionar los reembolsos, lo que reduce los costos
de transacción que se derivan del almacenamiento y el movimiento de dinero.
/RPiVLPSRUWDQWHVLQHPEDUJRHVODIXQFLyQTXHWLHQHQODVFXHQWDVGHDKRUUR
en las IMF como paso previo en el trayecto del cliente hacia las operaciones
EDQFDULDVFRQXQDLQVWLWXFLyQGHOVHFWRU¿QDQFLHURIRUPDO
7XYH RFDVLyQ GH SUHVHQFLDU HQ SOHQD DFFLyQ HO SRWHQFLDO WUDQVIRUPDWLYR GH ORV

347
ahorros durante una visita de campo que le hice a Maribel, una de las clientas
de MiCrédito en Rivas, Nicaragua, situada a unos 32 kilómetros al norte de la
IURQWHUDFRQ&RVWD5LFD0DULEHOVHPXGyD5LYDVWUDVSDVDUODPD\RUSDUWHGH
VX YLGD HQ ODV DIXHUDV GH OD FLXGDG FRORQLDO GH /HyQ$ UDt] GH TXH GXUDQWH OD
JXHUUDFLYLOGH1LFDUDJXDHQORVDxRVGHJUDQSDUWHGHVXIDPLOLDIXHYtFWLPD
GHODVIXHU]DVFRQWUDUUHYROXFLRQDULDV0DULEHOVHYLRREOLJDGDDPXGDUVHDOSROR
económico de Rivas, situado en el sur de Nicaragua. “Me escapé de allí sin nada
GHGLQHUR7HQtDPRVXQRVFXDQWRVDPLJRVGHODIDPLOLDDTXt>HQ5LYDV@GRQGHQRV
quedamos por unos años tratando de recuperarnos”, comentaba. Maribel se dio
cuenta de que las tortillas que hacía en su casa estaban ganando popularidad en
su nueva comunidad. Eso la llevó a iniciar una empresa de tortillas artesanales
TXHDKRUDRSHUDGHVGHVXKRJDU+DUHFLELGRYDULRVPLFURFUpGLWRVGH0L&UpGLWR
SDUD¿QDQFLDUODH[SDQVLyQGHVXQHJRFLRTXHVHYXHOYHFDGDGtDPiVSRSXODU
y va depositando en su cuenta de ahorros un pequeño porcentaje del reembolso
de cada préstamo. Cuando le pregunté sobre su experiencia como cliente de
MiCrédito, se mostró muy agradecida por contar con la opción de la cuenta de
ahorros: “Eso ha cambiado mucho las cosas para mí, porque como propietarios
de microempresas queremos un lugar seguro donde guardar nuestro dinero, pero
como muchos de nuestros negocios son tan pequeños, nuestras opciones de
WHQHUFXHQWDGHDKRUURVIRUPDOVRQOLPLWDGDV´
Según Maribel, ese colchón de ahorros también ha sido muy útil para solventar
VXFRQVXPRSHUVRQDOFXDQGRKD\SRFRPRYLPLHQWRHQVXQHJRFLR'LFHTXHVH
VLHQWHPiVWUDQTXLODSRUTXHVLWXYLHUDTXHHQIUHQWDUXQDHPHUJHQFLD¿QDQFLHUD
HVWiPHMRUSUHSDUDGD(VWDWUDQTXLOLGDGGHULYDGDGHDOJRTXHSDUHFHWDQHOHPHQWDO
como una cuenta de ahorros ha cambiado radicalmente las perspectivas para
esta emprendedora en ciernes.

Cuadro 11.3 El Banco Grameen

'HVGHHODxRHO%DQFR*UDPHHQHQ%DQJODGHVKKDWHQLGRFDVLPLOORQHV
de dólares en capital, 22,000 empleados, 8.5 millones de prestatarios y 2,500
VXFXUVDOHV/D)XQGDFLyQ*UDPHHQWLHQHVXVHGHHQ:DVKLQJWRQ'&\WUDEDMD
SDUD UHSURGXFLU HO PRGHOR *UDPHHQ HQ WRGR HO PXQGR 'DWRV WRPDGRV GH ORV
VLWLRVZHEGHOD)XQGDFLyQ*UDPHHQ\GHO%DQFR*UDPHHQ 

0XFKDV GH ODV LQVWLWXFLRQHV PLFUR¿QDQFLHUDV GH PD\RU WDPDxR íFRPR VRQ
*UDPHHQ\%5$&íVHHQIRFDQHQORVSUpVWDPRVSHTXHxRV\VLWLHQHQXQSURJUDPD
de ahorros es de índole obligatoria, y funciona más bien como “un pago inicial
de un préstamo y un dispositivo de control” (ibíd: 159, traducción nuestra) que
FRPRXQDFXHQWDGHDKRUURVÀH[LEOHDGDSWDGDDODVQHFHVLGDGHVGHDFXPXODFLyQ
del prestatario. Catholic Relief Services y otras agencias internacionales no
gubernamentales, como son CARE y Caritas, han promovido en el mundo en

348
desarrollo modelos de préstamos y ahorros que se construyen con el capital que
aportan las propias mujeres: las mujeres se organizan como grupo y crean un
fondo común con sus propios ahorros a partir del cual hacen préstamos a las
propias integrantes del grupo. De este modo no tienen que depender de una fuente
externa para crear su capital. Esos modelos se denominan comunidades de ahorro
y préstamo interno (SILC, por sus siglas en inglés) y asociaciones de crédito
rotativo y ahorro (ROSCAS, por sus siglas en inglés). También en el mundo
GHVDUUROODGR H[LVWHQ HVIXHU]RV PLFUR¿QDQFLHURV KD\ YDULDV ,0) H[LWRVDV HQ
Estados Unidos, como son, por ejemplo, el modelo de Working Capital en Boston
\HOGH9HQWXUHVHQ6HDWWOHXQDRUJDQL]DFLyQVLQ¿QHVGHOXFURTXHVXPLQLVWUD
microcréditos en grados progresivos y cuentas de desarrollo individual en las que
ODHQWLGDGPLFUR¿QDQFLHUDLJXDODORVDKRUURVGHORVFOLHQWHVHQXQDUDWLRGH

&XDGUR0LFUR¿QDQ]DV\IRUPDFLyQHPSUHVDULDOHQ*KDQD

/XPDQD HV XQD LQVWLWXFLyQ PLFUR¿QDQFLHUD HQ *KDQD *Ui¿FR   TXH RSHUD
con pequeños grupos de bancos comunales siguiendo un modelo de crédito plus.
Una vez que se les aprueba su solicitud de préstamo, pero antes de que reciban
el dinero, esos grupos asisten a una capacitación de tres días que se imparte en
HO LGLRPD ORFDO (VD FDSDFLWDFLyQ LQFOX\H FRQWDELOLGDG EiVLFD DGHFXDGD LQFOXVR
para personas que no saben leer, así como instrucción sobre ahorros personales.
El modelo de Lumana incluye a su vez microahorros obligatorios para ayudar a
los clientes a establecer objetivos, como podrían ser la educación de sus hijos o
ODHGL¿FDFLyQGHVXVYLYLHQGDV8QDYH]TXHKDQFRPSOHWDGRHVDFDSDFLWDFLyQ
Lumana abre una cuenta bancaria para cada grupo, y cada integrante obtiene
el equivalente a unos 60 dólares como su primer préstamo. Lumana cobra una
tasa de interés del 24%, comparada con el 30 a 90% que cobran otros bancos o
IMF. Si los clientes logran reembolsar ese crédito en seis meses (con un periodo
GH JUDFLD GH GRV PHVHV  UHVXOWDQ HOHJLEOHV SDUD REWHQHU SUpVWDPRV GH PD\RU
cuantía. En el momento de esta investigación, la tasa de reembolso de Lumana
era del 94%.
3DUD HYDOXDU VXV LPSDFWRV FDGD DxR /XPDQD HIHFW~D SDUD FDGD FOLHQWH XQD
encuesta titulada Progreso para salir de la pobreza, que se basa en un instrumento
desarrollado por la Fundación Grameen y adaptado para Ghana. Contiene
SUHJXQWDVVREUHHOQ~PHURGHLQWHJUDQWHVGHODIDPLOLDHOJUDGRGHLQVWUXFFLyQ
FRPSOHWDGR SRU OD MHID GHO KRJDU HO PDWHULDO GH TXH HVWi KHFKR HO WHFKR OD
SULQFLSDOIXHQWHGHDJXDSRWDEOHSDUDHOKRJDU\VLODYLYLHQGDFXHQWDFRQXQD
HVWXID XQ UDGLR X RWUR DSDUDWR HOHFWURGRPpVWLFR$GHPiV GH UHFRSLODU DOJXQRV
GDWRV ¿QDQFLHURV DGLFLRQDOHV /XPDQD HPSOHD D SHUVRQDV GH OD FRPXQLGDG
local para que operen como coordinadores de casos. Esos coordinadores son
en su mayoría universitarios recién graduados cuyos contactos con la localidad
\ FRQRFLPLHQWR GHO LGLRPD VRQ IXQGDPHQWDOHV SDUD FRPSUHQGHU OD YLGD GH ORV
clientes y para mantener buenas relaciones con la comunidad.
(QHOSHTXHxRSXHEORFRVWHURGH']LWDWXYLPRVXQHQFXHQWURFRQ$OLFHXQDGH
las clientas de Lumana, una mujer muy amigable y perspicaz que tiene varias

349
DFWLYLGDGHV JHQHUDGRUDV GH LQJUHVRV $OLFH FRPSUD SHVFDGR IUHVFR OXHJR OR
DK~PD\ORYHQGH7DPELpQSRVHHXQDWLHQGDYHQGHPDt]\YLDMDSHULyGLFDPHQWH
a Benin, país colindante, para comprar cangrejos que luego vende en Accra,
la capital de Ghana. El día que nos encontramos, Alice estaba sentada con su
PDGUH DKXPDQGR FDPDURQHV HQ XQD JUDQ VDUWpQ SXHVWD DO IXHJR 1RV FRQWy
que ella había aprendido que para sobrevivir hay que tener varias estrategias de
negocio, puesto que si las ventas no son buenas en una zona, eso se compensa
con las ventas en otro lugar. Se dio cuenta de que las mujeres que habían
recibido préstamos sólo para sus negocios de camarones tenían problemas para
reembolsarlos.
$OLFH IRUPD SDUWH GH XQ JUXSR GH SUHVWDWDULDV FRQIRUPDGR SRU RWUDV FXDWUR
mujeres, y ella ha obtenido ya cuatro préstamos de Lumana. Sus comentarios
VREUHVXH[SHULHQFLDFRQODVPLFUR¿QDQ]DVIXHURQPX\SRVLWLYRV³3XHGHVUHFLELU
XQDFDQWLGDGJUDQGH\GHYROYHUXQDFDQWLGDGSHTXHxD´2SLQDTXHODFDSDFLWDFLyQ
empresarial de Lumana es muy útil porque “te dicen qué hacer con tu dinero” y
³FyPRDWUDHUFOLHQWHV\SURPRFLRQDUWH´'HQRKDEHUWHQLGRHVDFDSDFLWDFLyQQRV
dijo, no habría aprendido a gastar y a ahorrar mejor. Se percató de que algunas
PXMHUHVJDVWDEDQVXVSUpVWDPRVHQODVQHFHVLGDGHVSHUVRQDOHVRIDPLOLDUHV\
luego tenían problemas para reembolsarlos, pero ella estaba decidida a usar sus
SUpVWDPRVSDUDLQYHUWLU\DVtSHUFLELUPiVLQJUHVRV6XSUy[LPRSUpVWDPRTXLHUH
XVDUOR SDUD DFUHFHQWDU OD SURGXFWLYLGDG DJUtFROD GH VX IDPLOLD \ GH HVH PRGR
WHQHUPiVIULMROHVPDt]\PDQtVREUHWRGRHQWHPSRUDGDEDMDFXDQGRORVSUHFLRV
DXPHQWDQ&RQVXVDKRUURV$OLFH\DKDFRPSUDGRXQUHIULJHUDGRUSDUDODFDVD\
su próximo objetivo es ahorrar para pagar la educación universitaria de sus hijos
y comprar un terreno donde construir una casa y ponerla en alquiler.
En días de mercado, Alice se levanta a las tres de la madrugada y se pone a
DKXPDU SHVFDGR SDUD TXH HVWp OLVWR D ODV VLHWH $GHPiV WLHQH TXH DOLVWDU VX
tienda y despachar a sus hijos a la escuela antes de irse al mercado, por lo
general antes de las ocho de la mañana. Pasa todo el día vendiendo, mientras
su madre atiende la tienda y cuida a los niños pequeños. Lo habitual es que Alice
llegue a su casa después de las siete de la noche; se pone a hacer el aseo, pasa
un rato con los niños y luego se va a la cama para poder levantarse temprano al
GtDVLJXLHQWH\UHSHWLUODPLVPDUXWLQD6XIDPLOLDYLYHHQODFDVDGHVXHVSRVR
pero él trabaja en un hospital en Accra, a pocas horas de distancia. Su esposo
viene a casa sólo unas pocas veces al mes, y ella dice que en realidad no lo
HFKDGHPHQRVDXQTXHVtOHJXVWDFXDQGRpOHVWiHQHOKRJDU-XQWRVWRPDQODV
GHFLVLRQHVVREUHORVDVXQWRVIDPLOLDUHV\ODV¿QDQ]DV$WRGDVOXFHV$OLFHHVXQD
mujer muy trabajadora: desarrolló su negocio al mismo tiempo que criaba a sus
WUHVKLMLWRV$XQTXHVXYLGDQRHVIiFLOHQPRGRDOJXQRHOODSLHQVDTXHHVPiV
VHJXUD\FRQIRUWDEOHGHELGRHQSDUWHDODVPLFUR¿QDQ]DV

350
Capital del país
Capital regional
Ciudad, poblado
Aeropuerto
'HPDUFDFLyQLQWHUQDFLRQDO
'HPDUFDFLyQUHJLRQDO
Las demarcaciones y los nombres indicados,
así como las denominaciones que aparecen Carretera principal
en este mapa no implican aprobación o
DFHSWDFLyQ R¿FLDO SRU SDUWH GH ODV 1DFLRQHV Carretera secundaria
Unidas.
Ferrocarril

*Ui¿FR0DSDGH*KDQD
)XHQWH0DSD1R5HY1DFLRQHV8QLGDVIHEUHUR

/DVPLFUR¿QDQ]DV\ODVFDSDFLGDGHV

Desde la perspectiva del desarrollo económico, debería resultar claro cómo es


TXHHOPLFURFUpGLWR\ORVVHUYLFLRV¿QDQFLHURVUHODFLRQDGRVSRGUtDQD\XGDUDOD

351
gente a salir de la pobreza. En teoría, esos programas pueden ayudar a la gente a
generar ingresos, pero también ayudan a allanar el consumo para que las personas
sean menos vulnerables a las conmociones de la economía. Los trastornos
de la economía pueden ser los acontecimientos que generan gastos de mayor
cuantía, como enfermedades, bodas, funerales o desastres naturales (sequías,
inundaciones, huracanes) que afectan la capacidad de la familia para generar
ingresos o para producir alimentos para el propio consumo. Allanar el consumo
VLJQL¿FDSRUHMHPSORD\XGDUDODJHQWHSREUHDREWHQHUODPLVPDFDQWLGDGGH
alimentos todos los meses, para que no pasen hambre en un mes porque han
tenido una emergencia o porque se les ha terminado el dinero. Si bien es cierto
que los préstamos pequeños pueden ayudar, por lo general son otros servicios
¿QDQFLHURVíWDOHVFRPRORVDKRUURV\ORVVHJXURVíORVTXHSURSRUFLRQDQUHFXUVRV
LPSRUWDQWHV SDUD TXH ORV FOLHQWHV VREUHYLYDQ HQ WLHPSRV GLItFLOHV TXH DÀLJHQ D
las personas vulnerables y pobres (Zeller & Sharma 2000). Desde la perspectiva
de las capacidades, todos esos efectos potenciales podrían reducir el riesgo y la
YXOQHUDELOLGDGGHORVSREUHV3RUHVR7VHQJGLFHTXHODVPLFUR¿QDQ]DVSRGUtDQ
ser un “amortiguador”: al ayudar a las personas a hacer frente a situaciones de
HPHUJHQFLD \ D RWUDV UHGXFFLRQHV UHSHQWLQDV GH FRQVXPR ODV PLFUR¿QDQ]DV
SXHGHQGDUHVWDELOLGDG¿QDQFLHUDVLQODFXDOODVSHUVRQDVTXL]iQRORJUHQKDFHU
realidad sus metas o sus capacidades más valiosas, como por ejemplo, la salud, la
educación, el empoderamiento u otros planes de vida (2011: 244). Por tanto, las
PLFUR¿QDQ]DVGHEHUtDQDSRUWDUOHDODJHQWHPiVDXWRQRPtDSDUDOOHYDUODYLGDTXH
cada cual elija.
El enfoque desde las capacidades añade una perspectiva teórica adicional
DODIRUPDHQTXHODVPLFUR¿QDQ]DVSXHGHQUHGXFLUODSREUH]D$OIRUWDOHFHUOD
capacidad de la gente pobre para administrar su dinero, y al incrementar sus
LQJUHVRV ODV PLFUR¿QDQ]DV SXHGHQ HQ HIHFWR SURPRYHU OD OLEHUWDG 5RRGPDQ
2012). Y eso puede lograrse de varias maneras. Primera, unos ingresos más altos
\ XQDV ¿QDQ]DV PiV VHJXUDV SXHGHQ DPSOLDU PXFKDV RWUDV RSRUWXQLGDGHV HQ OD
vida. Es muy sencillo, cuando hay más dinero se pueden abrir más oportunidades.
&RPRGLMLPRVDQWHVODVHJXULGDG¿QDQFLHUDD\XGDDODVSHUVRQDVDVREUHOOHYDU
aquellas conmociones que restringen lo que pueden hacer con sus vidas. Segunda,
y más concreta, cuando la gente pobre dispone de mayores ingresos puede invertir
PiVHQVXVDOXG\VXHGXFDFLyQ(VWRHVHOGLQHURFRPRPHGLRSDUDORJUDUXQ¿Q
QRVyORHO¿QGHREWHQHUPiVELHQHVItVLFRVRGHDPSOLDUVXQHJRFLRVLQRHO¿Q
de lograr un desarrollo humano más robusto (Zeller & Sharma 2000). Tercera,
DO H[SDQGLU ODV RSRUWXQLGDGHV HFRQyPLFDV ODV PLFUR¿QDQ]DV SXHGHQ H[SDQGLU
también muchas otras oportunidades sociales y políticas. La razón aquí es que con
XQDV¿QDQ]DVPiVVHJXUDVKD\PHQRVSUREDELOLGDGHVGHTXHODJHQWHSREUHFDLJD
en manos de funcionarios corruptos, o bien, logran escapar de situaciones sociales
o culturales restrictivas que limitan sus opciones. Esta última idea se relaciona
GLUHFWDPHQWH FRQ OD FXDUWD IRUPD HQ TXH ODV PLFUR¿QDQ]DV SXHGHQ LPSXOVDU OD
libertad: en concreto, empoderando a las mujeres.

352
Pensemos de nuevo en Francisca: su préstamo le permitió actualizar su
FDSDFLGDGGHJDQDUVHHOVXVWHQWR/DLQVWLWXFLyQPLFUR¿QDQFLHUD)86$,D\XGDD
personas como Francisca a superar las barreras que les impiden acceder a servicios
¿QDQFLHURVGHELGRDUHTXLVLWRVGHHOHJLELOLGDGTXHUHVXOWDQUHVWULFWLYRVFRPRHV
SRUHMHPSORQRSRGHUHVFULELUVXSURSLRQRPEUHSDUD¿UPDU/DFRQFHVLyQGHO
préstamo a Francisca, que le ayudó a ampliar su negocio, en última instancia
le puso más dinero en el bolsillo, y además le dio el poder de tomar sus propias
GHFLVLRQHV ¿QDQFLHUDV (Q XQD SHUVSHFWLYD PD\RU FRPR DUJXPHQWDQ *LODUGRQH
\ VXV FROHJDV ODV PLFUR¿QDQ]DV SXHGHQ ³DXPHQWDU ORV LQJUHVRV GH ODV PXMHUHV
\ IDFLOLWDU VX LQGHSHQGHQFLD ¿QDQFLHUD HVWDELOL]DU QRWDEOHPHQWH VX DFWLYLGDG
empresarial mediante la capacitación, pero también, y quizá de modo muy especial,
PHMRUDUHOHVWDWXVGHHOODVHQODIDPLOLD\IRUWDOHFHUVXDPRUSURSLR\¿QDOPHQWH
fomentar sus capacidades autoorganizativas, y por tanto, sus capacidades de
manifestación y reivindicación” (2014: 245, traducción nuestra). Esta es la teoría
VHJ~QODFXDOODVPLFUR¿QDQ]DVSXHGHQPHMRUDUODVFDSDFLGDGHV\DOSDUHFHUWLHQH
alguna base empírica, como veremos más adelante.
No obstante, hay razones que nos llaman a la cautela, incluso en el caso de
Francisca. Sí, en efecto, su negocio va mejor gracias al préstamo y al apoyo mutuo
de su banco comunal, pero ¿acaso tiene ella más libertad y más opciones para
elegir la vida que ella desea, dado que enfrenta limitaciones institucionales y de
género impuestas por la pobreza, entre ellas los roles de género opresivos, la falta
de educación y los altos niveles de inseguridad derivados de la violencia de las
pandillas? Más aún, ¿qué tan útil fue el microcrédito para solucionar los otros
factores que condujeron a la pobreza y la falta de capacidades de Francisca? ¿En
TXp PHGLGD ODV PLFUR¿QDQ]DV íMXQWR FRQ RWURV IDFWRUHV FRPR HV OD VHJXULGDG
SHUVRQDOíKDQ FRQWULEXLGRD OD SREUH]DGH )UDQFLVFD"'H KHFKR ORV SUpVWDPRV
pequeños pueden reducir de varias maneras las libertades de los prestatarios.
Por ejemplo, es innegable que esos micropréstamos amarran a las personas
mediante contratos muy estrictos que a la larga pueden conducirlas a espirales
de endeudamiento. También es posible que los grupos solidarios terminen siendo
coercitivos y que desempoderen a las personas en la misma medida en que las
empoderan. Por ejemplo, si usted forma parte de un grupo solidario y no logra
SDJDUVXSUpVWDPRHOJUXSRSXHGHFRQ¿VFDUOHVXVSHUWHQHQFLDV\GHMDUOHHQXQD
situación peor que antes. Este aspecto potencialmente desempoderante de las
PLFUR¿QDQ]DVVXJLHUHTXHODVKLVWRULDVIHOLFHVTXHWDQDPHQXGRVHHQFXHQWUDQ
en los sitios web promocionales pueden tener su lado oscuro; lo cual de paso nos
indica el camino a las deliberaciones que debemos hacer sobre esta estrategia de
reducción de la pobreza.

/DVPLFUR¿QDQ]DVHQGHEDWH

1RVHSXHGHQHJDUODSRGHURVDHLQWXLWLYDDWUDFFLyQTXHHMHUFHQODVPLFUR¿QDQ]DV
puesto que reducen las limitaciones en materia de créditos, ahorros y seguros para

353
la población pobre, gracias a lo cual las personas pobres podrán crear o expandir
sus negocios, aumentar sus ingresos y escapar de los ciclos de endeudamiento
derivados de los préstamos a interés muy elevado. Incluso pueden ser un admirable
medio de empoderamiento para las mujeres. Además, debido a que proliferan
ODV FUtWLFDV VREUH OD D\XGD ELODWHUDO JUDQGHV ÀXMRV GH D\XGD GH XQ JRELHUQR D
RWUR  ODV PLFUR¿QDQ]DV VXHOHQ FRQVLGHUDUVH FRPR XQD HVWUDWHJLD DVFHQGHQWH \
descentralizada que no se basa en grandes compromisos de ayuda para tener éxito
en el nivel local: una vez que una IMF ha establecido un fondo de crédito rotativo
í\DVHDPHGLDQWHGRQDFLRQHVLQYHUVLRQHVRXQSUpVWDPRíHVHIRQGRSXHGHFUHFHU
SDUDVHUYLUDPiVSUHVWDWDULRVVLVHDGPLQLVWUDFRQH¿FDFLD1RIDOWDQFDVRVFRPR
ORVGH0DU\)UDQFLVFDR$OLFHHQORVTXHXQDFOLHQWDGHXQDPLFUR¿QDQFLHUDORJUD
hacer que su negocio resulte más lucrativo y, en ese proceso, gana más control
sobre su propia vida.
1RREVWDQWHWDPELpQDEXQGDQORVDQDOLVWDVTXHQRFRLQFLGHQFRQODVD¿UPDFLRQHV
VREUHODH¿FDFLDGHODVPLFUR¿QDQ]DV'HKHFKRODVPLFUR¿QDQ]DVFRPRHVWUDWHJLD
de reducción de la pobreza han suscitado varias controversias. Aquí examino en
FRQFUHWRFXDWURiUHDVGHGHEDWH  ORVDUJXPHQWRVVREUHORVPRGHORVPiVH¿FDFHV
SDUD VXPLQLVWUDU PLFUR¿QDQFLDFLyQ D ORV FOLHQWHV   ODV FUtWLFDV TXH VXUJHQ DO
examinar las visiones del mundo o las ideologías en que se basan los programas
GHPLFUR¿QDQ]DV  ODVGLVFXVLRQHVVREUHVLODVPLFUR¿QDQ]DVHPSRGHUDQRQR
a sus clientes, en especial a las mujeres pobres, o si les somete a mayor presión,
puesto que tienen que pagar sus préstamos o correr el riesgo de ser objeto de
UHSXGLR HQ VXV FRPXQLGDGHV   OD H¿FDFLD D ODUJR SOD]R \ OD HYDOXDFLyQ GHO
LPSDFWRGHORVSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DVHQORVFOLHQWHVGHSUpVWDPRVHQVXV
comunidades, y en general, en las economías del mundo en desarrollo. Al analizar
esos debates, examinaremos las mejores investigaciones sobre los resultados de
ODVPLFUR¿QDQ]DVD¿QGHHQWHQGHUODVYHQWDMDV\GHVYHQWDMDVGHHVWDHVWUDWHJLD
Dado que no existe una “fórmula mágica” para reducir la pobreza, la pregunta
HVHQFLDOHV¢HQTXpFRQGLFLRQHVSXHGHQODVPLFUR¿QDQ]DVEHQH¿FLDUPiVDVXV
clientes y contribuir a la expansión de sus capacidades?

¢6yORFUpGLWRRFUpGLWRSOXV"

Un debate muy conocido en el sector ha sido si son preferibles los programas


¿QDQFLHUDPHQWHVRVWHQLEOHVGHVyORFUpGLWRRVLHVPHMRUGLVSRQHUGHXQDDPSOLD
gama de servicios que incluyan ahorros y seguros, o si convienen más los programas
(más costosos) de crédito plus en los que los prestatarios tienen acceso a servicios
¿QDQFLHURV \ RSRUWXQLGDGHV HGXFDFLRQDOHV $OJXQDV ,0) KDQ SURPRFLRQDGR
un modelo de sólo crédito debido en parte a que este esquema les resulta más
fácil de manejar puesto que no incluye el conjunto de insumos de capacitación,
solidaridad y otros procedimientos en los cuales quizá no tengan experiencia. Este
PRGHORPLQLPDOLVWDGHVyORFUpGLWRKDFHKLQFDSLpHQODVRVWHQLELOLGDG¿QDQFLHUD
de la cartera de préstamos mediante la expansión de los prestatarios atendidos.

354
El propósito es sencillo: suministrar crédito a la población que lo necesita.
&RPR D¿UPD HO SURSLR 0XKDPPDG<XQXV ³(O KHFKR GH TXH ORV SREUHV HVWpQ
vivos es prueba evidente de su capacidad . . . Por eso, en vez de perder el tiempo
enseñándoles nuevas capacidades, procuremos usar al máximo las capacidades
que ya tienen” (1999: 135, traducción nuestra). La modalidad de sólo crédito es
DWUDFWLYD SDUD FLHUWRV GRQDQWHV SRUTXH VH HQIRFD HQ OD VRVWHQLELOLGDG ¿QDQFLHUD
de la cartera de préstamos y en la capacidad para atender a grandes cantidades de
prestatarios debido a que los servicios que prestan son relativamente limitados.
Sin embargo, los críticos de esta modalidad argumentan otras preocupaciones
sobre la sostenibilidad, por ejemplo, la sostenibilidad a largo plazo de los negocios
y las comunidades de los prestatarios, que en el esquema de sólo crédito es más
SUREDEOH TXH UHVXOWH GHVDWHQGLGD =HOOHU \ 6KDUPD   D¿UPDQ TXH OR TXH
necesitan los pobres y los casi pobres son ahorros y seguros, más que crédito.
Quienes abogan por la modalidad del crédito plus insisten en que cuando se presta
poca atención a los factores culturales, económicos, institucionales y políticos
que contribuyen a la pobreza y cuando no hay protección social para los clientes,
para sus familias y para sus comunidades, los prestatarios individuales pueden
ver un aumento en el consumo, pero se mantendrán los otros factores que generan
pobreza. Los modelos que usan el enfoque del crédito plus, si bien son más
costosos, tienen por objeto fomentar el desarrollo humano para que a largo plazo
se logre una mayor sostenibilidad económica y de otra índole. En todo el mundo
VH HQFXHQWUDQ HYLGHQFLDV GHO LPSDFWR GH ORV VHUYLFLRV ¿QDQFLHURV DGLFLRQDOHV
y los programas de capacitación, en conjunto con la capacitación empresarial.
En Perú, las mujeres prestatarias aumentaron sus conocimientos empresariales
y demostraron más probabilidades de permanecer en la IMF que les brinda
capacitación, en comparación con un grupo de control que no tuvo capacitación y
que mostró menores niveles de retención (Karlan & Valdivia 2011). En Vietnam,
la capacitación empresarial mejoró el desempeño de los negocios en general, y la
heterogeneidad de las mujeres microempresarias explica por qué algunas de ellas
íFRPRODVHPSUHVDULDVUXUDOHVHQ]RQDVDLVODGDVíPRVWUDURQPD\RUVDWLVIDFFLyQ
con la capacitación que las que viven en las planicies (Le & Raven 2015).
Aunque generó mucha discusión en los años 1990 y en la primera década del
VLJOR;;,ODDFWXDOUHOHYDQFLDGHOHVTXHPDVyORFUpGLWRYHUVXVHOFUpGLWRSOXVHV
un recordatorio de que la programación debe responder a las necesidades de los
clientes, a su contexto cultural y al alcance del programa. Uno de los riesgos del
PRGHORXQLWDOODHVTXHQRWLHQHODÀH[LELOLGDGSDUDUHVSRQGHUDODVQHFHVLGDGHVGH
los clientes. Si las prácticas culturales y las jerarquías de género implican que las
mujeres no deben manejar dinero, entonces la programación tendrá que enfocarse
en el cambio cultural y en la sensibilización de las mujeres y también en la de
ORVKRPEUHV6LODFRPXQLGDGHQIUHQWDQLYHOHVLPSRUWDQWHVGHYLROHQFLDíFRPR
OD YLROHQFLD GH ODV SDQGLOODV \ OD YLROHQFLD GH JpQHURí DQWHV TXH GLVSRQHUVH D
entregar dinero a las mujeres sería conveniente tener una alternativa al ahorro
de dinero en el hogar y posiblemente también una sensibilización sobre género

355
para sus clientes, para sus respectivas parejas y para los otros miembros de la
familia. Sin embargo, si las clientas tienen años de experiencia como vendedoras
en el mercado y en otros lugares pero las restricciones crediticias les impiden
expandir sus negocios, entonces lo apropiado podría ser un programa de préstamos
pequeños con interés reducido.
Las deliberaciones sobre el modelo sólo crédito versus el crédito plus se
relacionan también con la siguiente pregunta: ¿qué organizaciones deben
LPSOHPHQWDU SURJUDPDV GH PLFUR¿QDQ]DV" (Q OD DFWXDOLGDG VRQ PX\ GLYHUVDV
las instituciones que aplican programas de este tipo. Al principio, los principales
SURYHHGRUHVGHPLFUR¿QDQ]DVHUDQ21*\RUJDQL]DFLRQHVFRQ¿QHVGHOXFURFRPR
el Banco Grameen, que atienden exclusivamente a prestatarios empobrecidos.
Pero con el tiempo las agencias gubernamentales y el sector bancario formal
VHSHUFDWDURQGHTXHODVPLFUR¿QDQ]DVUHVXOWDEDQUHQWDEOHV\TXHUHVSRQGtDQD
una necesidad importante en sus comunidades, por lo que aparecieron en escena
nuevos actores. Las ventajas y desventajas eran múltiples. Cuando las agencias
gubernamentales ponen en marcha programas de microcrédito, pueden garantizar
que esa programación se adapta a los planes de desarrollo locales, regionales
y nacionales, y coordinan las formas de aprovechar los recursos de todas las
entidades gubernamentales que operan en esas comunidades. Sin embargo, los
JRELHUQRVQRGHEHQXVDUORVSUR\HFWRVGHPLFUR¿QDQ]DVFRPRH[FXVDSDUDUHGXFLU
los programas que proporcionan a la ciudadanía una protección social básica. Otras
IMF, al instituir un programa de micropréstamos, deben cerciorarse de que sus
esfuerzos coincidan con otros objetivos de desarrollo más amplios. Por ejemplo,
en la ciudad salvadoreña de Nejapa, las ONG locales y el gobierno municipal
ORJUDURQFRRUGLQDUVHFRQH¿FLHQFLDSDUDFXPSOLUREMHWLYRVHQFRP~Q0LHQWUDV
las ONG suministraban a los microemprendedores préstamos y capacitación
HPSUHVDULDOHODOFDOGHUHFDXGDEDIRQGRVSDUDUHFRQVWUXLUHOHGL¿FLRGHOPHUFDGR
municipal. Cuando las obras del mercado estuvieron concluidas, muchos de los
comerciantes habían expandido sus negocios y pudieron trasladarse muy contentos
DOQXHYRHGL¿FLR &RVJURYH\D 
&XDQGR ODV LQVWLWXFLRQHV ¿QDQFLHUDV HVWDEOHFLGDV GHVDUUROODQ SURJUDPDV SDUD
clientes de bajos ingresos cubren una necesidad en la comunidad al expandir
los servicios que ya proveían. Los bancos no tienen que pasar por una curva de
DSUHQGL]DMHLQWHQVLYRVREUHODJHVWLyQ¿QDQFLHUDGHXQIRQGRGHSUpVWDPRVSHUR
sí tienen que desarrollar materiales y servicios que respondan a las necesidades de
sus clientes. Puesto que algunos microemprendedores no saben leer, los bancos
WLHQHQ TXH HQWHQGHU TXH QR SXHGHQ H[LJLUOHV D VXV FOLHQWHV TXH ¿UPHQ R TXH
llenen formularios complicados; necesitan racionalizar sus requisitos. Por otra
parte, cuando una ONG decide incluir los microcréditos en su programación, por
lo general tiene que capacitar al personal y establecer los sistemas necesarios
SDUDJHVWLRQDUORVIRQGRVFRQODGHELGDH¿FLHQFLD3HURTXL]iOD21*HVWpPHMRU
provista para suministrar los otros servicios adicionales que sus clientes pueden
necesitar, como serían, por ejemplo, educación, formación profesional, talleres de

356
salud y grupos de sensibilización. Y en última instancia las ONG desempeñan una
función importante en el fortalecimiento de la sociedad civil y en su capacidad para
supervisar que los gobiernos cumplan sus obligaciones en materia de derechos y
GHEHUHV6LXQD21*JHVWLRQDELHQXQSURJUDPDGHPLFUR¿QDQ]DVSXHGHJHQHUDU
recursos adicionales para otro tipo de programas, y de ese modo sirve mejor a su
clientela y a la comunidad.

&RQWURYHUVLDVLGHROyJLFDVVREUHODVPLFUR¿QDQ]DV

El debate sobre los programas de sólo crédito versus el crédito plus, junto con
el problema de cuáles organizaciones deben operar qué tipos de programas de
PLFUR¿QDQ]DVHVVREUHWRGRXQGHEDWHGHtQGROHSUiFWLFD2WUDiUHDFRQWURYHUVLDO
FRQODVPLFUR¿QDQ]DVFRPRHVWUDWHJLDGHUHGXFFLyQGHODSREUH]DDWDxHPiVTXH
nada a la ideología y las cosmovisiones que compiten entre sí. Al margen de cuál
sea la estrategia, siempre es importante evaluar la visión del mundo de quienes
la proponen. Una determinada cosmovisión no necesariamente hace que resulte
LQH¿FD] XQD HVWUDWHJLD GH UHGXFFLyQ GH OD SREUH]D OR LPSHUDWLYR PiV ELHQ HV
entender las motivaciones detrás de las acciones, así como la visión para el futuro
D ODUJR SOD]R /DV PLFUR¿QDQ]DV FRPR FDVL FXDOTXLHU RWUD HVWUDWHJLD QR HVWiQ
exentas de política. La política aparece cuando se elige este enfoque en vez de
otras intervenciones; cuando se promueven los negocios individuales en vez de
las empresas colectivas; cuando se ponen en marcha programas pequeños y luego
se expanden y se aumenta el volumen clientelar. No debemos asumir de manera
simplista que incrementar los bienes y los ingresos de los microemprendedores
pobres es bueno para las comunidades, y que incorporar este sector de la sociedad
a la economía general implica fomentar el desarrollo. La razón es que las
PLFUR¿QDQ]DVTXL]iQRVyORFRQVLVWHQHQTXHORVPLFURHPSUHQGHGRUHVREWHQJDQ
capital a tasas de interés justas para levantar sus negocios.
3RUHOFRQWUDULRORVFUtWLFRVPDQL¿HVWDQSUHRFXSDFLyQDFHUFDGHODVSUHPLVDV
ideológicas y las perspectivas políticas del desarrollo neoliberal que impulsan
HQ JUDQ PHGLGD OD SRSXODULGDG GH ODV PLFUR¿QDQ]DV 3RU HMHPSOR ,VVHUOHV
 VRVWLHQHTXHODVPLFUR¿QDQ]DVSURSLFLDQTXHVHWUDQV¿HUDQDODV,0)ODV
responsabilidades estatales por el bienestar y el desarrollo, lo que pone en riesgo
la protección social para las comunidades pobres. El problema potencial a este
respecto es que se dejan de lado los problemas estructurales que enfrenta un
país al instaurar una ideología que apela a salir adelante por el propio esfuerzo,
por lo cual la gente pobre se ve obligada a generar sus propias oportunidades y
los gobiernos se desentienden de cumplir su contrato social. La revolución del
microcrédito llegó a las primeras planas de la prensa a medida que las agencias
de ayuda bilateral exigían que los gobiernos de los países en desarrollo aplicaran
programas de ajuste estructural para poder optar a subvenciones y préstamos
DGLFLRQDOHV&RQHO¿QGHORJUDUTXHORVJRELHUQRVIXHVHQPiVH¿FLHQWHV\TXH
fomentasen su competencia económica, las políticas de ajuste estructural obligaron

357
a los gobiernos a privatizar las empresas estatales, a reducir gastos, a despedir
a los empleados públicos, a eliminar los subsidios a los alimentos básicos y a
recortar la protección social y los programas de bienestar. Pero resulta sumamente
problemático esperar que los empleados estatales que han sido despedidos creen
VXV SURSLDV PLFURHPSUHVDV SDUD SRGHU OOHJDU D ¿Q GH PHV ¢$FDVR HV UHDOLVWD
suponer que prácticamente cualquiera puede ganarse la vida gestionando su
propio negocio? Además, para quienes ya están entrampados en la pobreza, el
alza en los precios de los alimentos básicos, que a veces ocurre a raíz de los
ajustes estructurales, aleja cualquier posibilidad de salir de la pobreza. En tales
circunstancias, ¿qué tanto puede ayudar un pequeño préstamo?
Otro punto por considerar es que, siendo las mujeres por lo general el sector más
subordinado de las sociedades, y puesto que ellas constituyen la mayoría de los
microprestatarios, ¿de qué maneras ellas resultan afectadas distintamente que los
SUHVWDWDULRVYDURQHV"3RUHMHPSORHQVXFUtWLFDIHPLQLVWDVREUHODVPLFUR¿QDQ]DV
Isserles sugiere que enfocarse en las mujeres porque ellas reembolsan sus préstamos
e invierten más en sus familias es en realidad idealizar a las mujeres y disminuir
las expectativas en lo que atañe a los varones: “Este enfoque instrumental sobre
las mujeres como vehículos de crédito . . . aprovecha y refuerza las nociones
culturales tradicionales sobre la femineidad, en las que se ve a las mujeres como
guardianas morales del hogar y como vigías de los hombres recalcitrantes” (2003:
WUDGXFFLyQQXHVWUD $VtSXHVVLELHQORVSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DVHQIRFDGRV
en las mujeres tienen el potencial de empoderarlas, también tienen el potencial de
endilgarles nuevas deudas, nuevas responsabilidades y nuevos problemas a la vez
que desafían las normas tradicionales acerca de las mujeres que manejan dinero.
0XFKDVGHODVFUtWLFDVVREUHODVPLFUR¿QDQ]DVWDPELpQFXHVWLRQDQODPDQHUDHQ
que los administradores de los fondos de crédito cobran intereses a los prestatarios.
Se preguntan cómo puede considerarse que es desarrollo cobrarles a los pobres
por los servicios. Por ejemplo, la investigación de Karim (2011) en Bangladesh
ha sido motivo de preocupación acerca de que los impulsos contradictorios de
OXFUDU VH HQUHGHQ FRQ OD D\XGD D ORV SREUHV$GHPiV ODV PLFUR¿QDQ]DV DWUDHQ
periódicamente controversias sobre las tasas usurarias de interés que los nuevos
DFWRUHV íVREUH WRGR HO VLVWHPD EDQFDULR IRUPDOí OHV FREUDQ D ORV FOLHQWHV
(MacFarquhar 2010). Para muchos actores en el sector, en especial para las ONG
orientadas por una misión, las tasas de interés oscilan entre 1 y 3% mensual (12
a 36% anual), pero los nuevos actores del sistema bancario y las compañías con
¿QHVGHOXFURFREUDQDYHFHVXQDWDVDSURPHGLRDQXDOGHPiVGH1RREVWDQWH
esas tasas siguen estando por debajo de lo que cobran los prestamistas, que en
Bangladesh se sitúan en un promedio anual de 120%, por ejemplo (Karim 2011).
Este debate sobre las tasas de interés no es nuevo. Muchos de los promotores de
ODVPLFUR¿QDQ]DVíLQFOXVRHOSURSLR0XKDPPDG<XQXVíDVtFRPRORVFUtWLFRVHQ
la materia desaprueban a los bancos y a las empresas que cobran tasas de interés
excesivas. Este argumento se aplica por igual al sistema bancario formal y a las
,0)3DUDHOVLVWHPDEDQFDULRIRUPDO\ODVHPSUHVDVFRQ¿QHVGHOXFURTXHLQYLHUWHQ

358
HQODVPLFUR¿QDQ]DVORVFUtWLFRVYXHOYHQDFXHVWLRQDUVLDOJRTXHHQULTXHFHDORV
inversionistas y a los accionistas debe considerarse que es “desarrollo” para los
pobres. Por otra parte, para las ONG y los programas municipales que cobran tasas
de interés anual más moderadas (12 a 36% anual) esos intereses les aportan un
LPSRUWDQWHÀXMRGHLQJUHVRVSDUDPHMRUDU\DPSOLDUVXSURJUDPDFLyQVREUHWRGR
para sus clientes. Primero, esas tasas no son exorbitantes si se les compara con lo
que cobran otros prestamistas. Segundo, los microcréditos pueden generar costos
mayores para las entidades de préstamo que los que generan los grandes préstamos
para los bancos. Parece justo que las organizaciones de microcrédito puedan cubrir
sus costos mediante los intereses que generan. El tema es complicado porque
cuando las organizaciones de microcrédito obtienen ganancias pueden ponerlas
al servicio de su misión. Como en el caso de la FUSAI (Fundación Salvadoreña
de Apoyo Integral) que le concedió a Francisca un préstamo, ese organismo pudo
PDQWHQHU SURJUDPDV GH GHVDUUROOR GLItFLOHV GH ¿QDQFLDU JUDFLDV D ODV JDQDQFLDV
que obtuvo del fondo de microcrédito. ¿Es eso usura?

'HEDWHVVREUHHOHPSRGHUDPLHQWR

/DD¿UPDFLyQGHTXHODVPLFUR¿QDQ]DVHPSRGHUDQDODVPXMHUHVUHVXOWDSROpPLFD
GHELGRHQSDUWHDODVGLYHUVDVGH¿QLFLRQHVGHOWpUPLQR³HPSRGHUDPLHQWR´3XHGH
haber una dimensión económica en el empoderamiento cuando las mujeres tienen
más dinero para gastar y más poder en su hogar con respecto a cómo gastarlo. Sin
embargo, incluso si ellas están obteniendo más ingresos, quizá no tengan control
VREUHHVHGLQHURVLYLYHQHQXQDFXOWXUDSDWULDUFDOGRQGHODVGHFLVLRQHV¿QDQFLHUDV
las toman los padres, los maridos y los hijos varones. El empoderamiento también
puede ser social, como es el caso del fortalecimiento del capital social de las
PXMHUHVGHODLQÀXHQFLDGHODVQRUPDV\GHODFRRSHUDFLyQVRFLDO 6DQ\DO 
(OFDSLWDOVRFLDOVHUH¿HUHDORVSDULHQWHV\RWUDVUHGHVVRFLDOHV\FRQH[LRQHVTXH
SXHGHQD\XGDUDODJHQWHGHPXFKDVPDQHUDV/DLQÀXHQFLDQRUPDWLYDVHUH¿HUH
DODFDSDFLGDGGHLQÀXLUQRVyORHQODVGHFLVLRQHV¿QDQFLHUDVVLQRWDPELpQHQODV
decisiones, prácticas y valores de otra índole. La cooperación social atañe a la idea
de la solidaridad, de ayudar a las mujeres para que ayuden a otras mujeres. Moser
 RIUHFHXQDGH¿QLFLyQFRQFOXVLYD\PX\~WLOGHOHPSRGHUDPLHQWRPHGLDQWH
el control de los recursos materiales e inmateriales, las mujeres aumentan su
FDSDFLGDG SDUD VHU DXWRVX¿FLHQWHV VX GHUHFKR D GHWHUPLQDU VXV RSFLRQHV \ VX
FDSDFLGDGSDUDLQÀXLUHQHOUXPERGHOFDPELR(QWHRUtDODVPLFUR¿QDQ]DVSXHGHQ
empoderar a las mujeres al obtener ellas el control sobre los ingresos, al fortalecer
VXVUHODFLRQHV\VXLQÀXHQFLDHQVXFRPXQLGDG\DOGHUULEDUODVQRUPDVFXOWXUDOHV
restrictivas sobre los roles de género. Sin embargo, ¿qué es lo que demuestra la
HYLGHQFLD"¢$FDVRODVPLFUR¿QDQ]DVHPSRGHUDQDODVPXMHUHVGHPDQHUDUHDO\
consistente?
([LVWH WRGD XQD YDULHGDG GH UHODWRV \ HVWXGLRV FXDOLWDWLYRV TXH D¿UPDQ ORV
HIHFWRV HPSRGHUDQWHV GH ODV PLFUR¿QDQ]DV YpDQVH SRU HMHPSOR 6DQ\DO 

359
Duvendack et al. 2011). Esos estudios de ordinario encuentran, por ejemplo, que
la percepción de las mujeres dentro de sus comunidades en efecto cambia debido a
VXSDUWLFLSDFLyQHQODVPLFUR¿QDQ]DV/DVPXMHUHVKDQLQIRUPDGRTXHVLHQWHQTXH
mejora su autoestima y que tienen más autonomía. Han asegurado su propiedad
VREUHORVELHQHVGHOKRJDU\KDQDGTXLULGRKDELOLGDGHVSDUDJHVWLRQDUVXV¿QDQ]DV
7DPELpQKD\HYLGHQFLDGHTXHODSDUWLFLSDFLyQHQODVPLFUR¿QDQ]DVLQFUHPHQWD
OD PRYLOLGDG OD FRQ¿DQ]D HO FDSLWDO VRFLDO \ OD FDSDFLGDG GH ODV PXMHUHV SDUD
organizar cambios positivos en su comunidad. Un ejemplo de ello lo vemos en la
investigación de Sanyal: en los grupos de mujeres que se formaron por la vía de
ODVPLFUR¿QDQ]DVHOODVHPSH]DURQDLQWHUYHQLUSDUDGHWHQHUODYLROHQFLDGRPpVWLFD
y los casamientos de menores de edad. Así pues, el aumento del capital social de
las mujeres propicia resultados positivos para toda la comunidad, además de los
EHQH¿FLRVGHODJHQHURVLGDG\GHOKHFKRGHFRQWDUFRQXQDUHGGHVHJXULGDG\DSR\R
PXWXRSDUDODVSURSLDVFOLHQWDVGHODVPLFUR¿QDQFLHUDV6LQHPEDUJRFDEHKDFHU
una gran advertencia con respecto a esos resultados: la mayoría de esos estudios
cualitativos se centran en programas individuales en lugares concretos, y han sido
motivo de objeción porque no necesariamente pueden generalizarse con otros
SURJUDPDVHQRWURVOXJDUHV(VWRVLJQL¿FDTXHODVFRQFOXVLRQHVVREUHORVHIHFWRV
HPSRGHUDQWHV GH ODV PLFUR¿QDQ]DV SXGLHUDQ HVWDU GHPDVLDGR FRQWH[WXDOL]DGRV
RFDUHFHUGHOGHELGRULJRUORFXDOQRQRVSHUPLWLUtDD¿UPDUGHPDQHUDDPSOLD\
GH¿QLWLYDTXHODVPLFUR¿QDQ]DVHQHIHFWRVRQHPSRGHUDQWHV
En efecto, según demuestran otras evidencias cuantitativas y más generalizables,
ODV PLFUR¿QDQ]DV QR HPSRGHUDQ D ODV PXMHUHV GH PDQHUD FRQVLVWHQWH 8QD
GH ODV UD]RQHV HV TXH DXQ VL XQD PXMHU HV FOLHQWH GH ODV PLFUR¿QDQFLHUDV QR
QHFHVDULDPHQWHVLJQL¿FD TXH FRQWURODHO GLQHUR TXH UHFLEH VHD FRPR SUpVWDPR
o como ingreso derivado de su negocio). Varios estudios demuestran que las
PXMHUHVVyORREWXYLHURQFRQWUROSDUFLDOGHODV¿QDQ]DVGHOKRJDU3RUHMHPSOR
las mujeres en Bangladesh suelen entregar sus préstamos a sus parientes varones,
de modo que asumen la deuda, pero no la capacidad para decidir cómo se gasta
ese dinero (Karim 2011; véase también Goetz & Sen Gupta 1996, Banerjee et
al. 2013). Según algunos investigadores, las mujeres podrían incluso resultar
GHVHPSRGHUDGDV SRU HIHFWR GH ODV PLFUR¿QDQ]DV .DULP   DUJXPHQWD TXH
el crédito hace que las mujeres dependan más de los hombres, pues además de
que las hace incurrir en deudas, las expone a la vergüenza y a la deshonra si no
logran pagar. Las evidencias de un estudio demuestran incluso que las clientas
GH ODV PLFUR¿QDQFLHUDV VXIUtDQ D~Q PiV YLROHQFLD GH ORV KRPEUHV HQ VXV YLGDV
(Schuler, Hashemi & Badal 1998). El modelo del préstamo a grupos solidarios
también puede causar efectos negativos. Esos grupos pueden excluir a las nuevas
participantes, pueden reprimir la innovación (“es que siempre lo hemos hecho
así”), y pueden discriminar a las mujeres por motivos étnicos, políticos, religiosos
y por otro tipo de diferencias (Mayoux 2001).
Al igual que en la investigación cualitativa que ya mencionamos, aquí también
hay que hacer una advertencia. En estudios cuantitativos a gran escala, una

360
UD]yQ SUREDEOH SRU OD TXH ORV HIHFWRV HPSRGHUDQWHV GH ODV PLFUR¿QDQ]DV QR
han aparecido de manera consistente obedece al diseño de la investigación. Son
pocos los estudios que han logrado discernir cuándo los efectos empoderantes se
GHEHQ DO SURJUDPD GH PLFUR¿QDQ]DV HQ Vt \ FXiQGR REHGHFHQ D RWURV DVSHFWRV
del programa (como podrían ser la alfabetización, las nociones aritméticas o las
normas de género). Incluso cuando las mujeres logran incrementar su capacidad
de gasto, eso no necesariamente implica que aumentó su capacidad de planear
el rumbo de sus vidas, de participar en las decisiones que afectan sus cuerpos y
sus vidas, o de desempeñarse en el ámbito comunitario o colectivo para lograr
objetivos en común.
¿Qué podemos concluir de este debate? Pensemos en el potencial empoderante
GH ODV ¿QDQ]DV HQ WpUPLQRV GH ODV FDSDFLGDGHV (V VLQ GXGD FRQFHELEOH TXH
ODV PLFUR¿QDQ]DV SXHGHQ PHMRUDU ODV FDSDFLGDGHV GH ODV PXMHUHV SXHVWR TXH
aumentan sus ingresos, elevan su estatus social o fortalecen su poder decisorio.
Esas tres áreas pueden fortalecer la capacidad de una mujer para llevar una
YLGDGLJQD/RVSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DVWLHQHQHOSRWHQFLDOGHFRQWULEXLUD
alcanzar libertades valiosas, y a empoderar a las mujeres para que tengan mayor
protagonismo. Todo ello, sin embargo, no constituye una evidencia realmente
ULJXURVD \ JHQHUDOL]DEOH GH TXH ORV SURJUDPDV GH PLFUR¿QDQ]DV ORJUHQ HVR GH
manera consistente (Tseng 2011; véase también Lewis 2004, Selinger 2009).
En algunos casos sí pueden lograrlo, pero incluso entonces no es claro que los
HIHFWRV HPSRGHUDQWHV SURYHQJDQ GH ORV VHUYLFLRV ¿QDQFLHURV GH ORV SURJUDPDV
en sí (los préstamos, los microahorros y/o los seguros), o si provienen de los
VHUYLFLRVTXHQRVRQ¿QDQFLHURV ODFDSDFLWDFLyQRODSURJUDPDFLyQUHODFLRQDGD
con otras necesidades de la comunidad, como podrían ser la salud y los derechos
de las mujeres). En realidad lo más probable es que los efectos empoderantes
SURYHQJDQGHORVDVSHFWRVQR¿QDQFLHURVFRPRSRUHMHPSORXQPD\RUDFFHVRD
capacitaciones, la atención a los temas de género, la salud y la higiene, todos los
cuales tienen mayores probabilidades de ayudar a las mujeres a enfrentar los retos
que se les plantean en lo individual y en lo colectivo. En líneas anteriores de este
capítulo hablamos de Francisca y de su puesto en el mercado de El Salvador. En su
caso no hubo capacitación empresarial, ni asistencia técnica, ni atención a los temas
sociales que afectan a las prestatarias. Los préstamos a interés reducido pueden
ayudar a algunas clientas a aumentar sus ingresos por el mero hecho de disminuir
HOPRQWRTXHSDJDQDORVSUHVWDPLVWDVSHUR)UDQFLVFDWHQtDGL¿FXOWDGHVHQHOKRJDU
derivadas de la relación abusiva con su pareja y de que vivía en una comunidad
asolada por la violencia de las pandillas. El préstamo le ayudó a Francisca a salir
del círculo vicioso de los usureros, pero ella sigue sin saber leer ni escribir, ni tiene
HOHPSRGHUDPLHQWRVX¿FLHQWHSDUDHQIUHQWDUORVUHWRVGRPpVWLFRVRFRPXQLWDULRV
3RUUD]RQHVFRPRHVWDVORVSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DVGHEHUtDQKDFHUKLQFDSLp
HQHOPRGHORGHOFUpGLWRSOXVFRQSURJUDPDVHVSHFt¿FRVGHJpQHURSDUDSURPRYHU
HO GHVDUUROOR KXPDQR 0XFKRV GH ORV DFWRUHV HQ HO VHFWRU PLFUR¿QDQFLHUR KDQ
reconocido esta preocupación. Un ejemplo es el caso de Global Partnerships, una

361
ONG con sede en Seattle que recauda fondos para inversiones en IMF de crédito
plus en América Latina cuyos programas ofrecen capacitación y crédito para el
empoderamiento a largo plazo y para el desarrollo sostenible en la región.
Una última faceta en el tema del empoderamiento es que quizá las prestatarias
no logren escapar de los usureros o de las trampas del endeudamiento, dado que
HOODVWLHQHQODRSRUWXQLGDGGHREWHQHUP~OWLSOHVFUpGLWRVGHGLIHUHQWHV,0)D¿Q
de solventar sus pagos pendientes. Antes del surgimiento de los préstamos para
microempresas en los años de 1990, las comerciantes salvadoreñas, por ejemplo,
para resolver sus necesidades de crédito sólo podían acudir a los prestamistas,
pero ahora cuentan con muchas IMF que compiten entre sí en el otorgamiento de
préstamos. Sin embargo existen preocupaciones bien fundadas de que las mujeres
KDQFDPELDGRODWUDPSDGHORVSUHVWDPLVWDVSRUODWUDPSDGHODVPLFUR¿QDQ]DV
puesto que piden préstamos para pagar otros préstamos. Por esto resultan tan
importantes otras preguntas de evaluación de impacto: ¿acaso las prestatarias
están incrementando realmente sus ganancias y sus bienes? ¿Están invirtiendo
sus ganancias en sus familias, o usan los créditos para solventar las crisis y luego
tienen que contraer deudas para pagar el préstamo inicial? Si bien todas estas
preguntas son objeto de debate, un examen minucioso de las evidencias nos dará
UHVSXHVWDVPiVFRQ¿DEOHV

(OLPSDFWRGHODVPLFUR¿QDQ]DVHQORPLFUR\HQORPDFUR

/D LQYHVWLJDFLyQ DFHUFD GHO LPSDFWR GH ORV SURJUDPDV GH PLFUR¿QDQ]DV
ha evolucionado mucho en las últimas tres décadas. Ha pasado de analizar el
GHVHPSHxR¿QDQFLHURGHODV,0)\GHFRPSDUWLUDQpFGRWDVVREUHFDVRVGHFOLHQWHV
exitosos a formular estrategias más sistemáticas de investigación cualitativa y
FXDQWLWDWLYDFRQHO¿QGHPHGLUVLORVHVIXHU]RVGHODVPLFUR¿QDQFLHUDVDXPHQWDURQ
los ingresos y las capacidades de las personas participantes. Las conclusiones
contradictorias sobre el impacto de los programas por lo general se derivan de
la diversidad de las metodologías de investigación que se hayan empleado, así
FRPRGHORVUHVSHFWLYRVFRQWH[WRVWHPSRUDOHVJHRJUi¿FRV\FXOWXUDOHVHQTXHVH
llevaron a cabo. Sin embargo, cada vez se aplican más los métodos cuantitativos
a gran escala que utilizan ensayos aleatorios controlados. Esos estudios miden si
los clientes han incrementado sus ingresos, sus negocios y sus bienes comparando
su progreso con el de un grupo de control de situación similar que no recibió
préstamos. El laboratorio de acción contra la pobreza (Poverty Action Lab) del
Instituto Tecnológico de Massachusetts fue uno de los primeros en llevar a cabo
HVWH WLSR GH DFFLyQ FRQ ODV PLFUR¿QDQ]DV (Q HO DxR  ORV LQYHVWLJDGRUHV
realizaron un estudio inicial en 104 barrios marginalizados en Hyderabad, India,
y después la IMF Spandana, en ese mismo país, formó grupos de préstamo que
repartieron créditos a mujeres elegibles en 52 de los 104 barrios (Banerjee et
al. 2013). Al cabo de 12-18 meses, los investigadores volvieron a encuestar a
los hogares en los 104 barrios para ver si había diferencias entre los barrios que

362
recibieron créditos y los barrios del grupo de control.
¢4XpIXHORTXHHQFRQWUDURQ"6HJ~QHVWHLQÀX\HQWHHVWXGLRORVHIHFWRVSRVLWLYRV
GH ODV PLFUR¿QDQ]DV VRQ D OR VXPR PRGHVWRV (Q ORV EDUULRV TXH UHFLELHURQ
microcrédito no hubo aumento en el promedio general de los gastos mensuales,
SHUR Vt KXER XQ DXPHQWR HQ ORV JDVWRV HQ ELHQHV GXUDGHURV íUHIULJHUDGRUHV
televisores, carros, máquinas de coser, etc. – y los nuevos negocios aumentaron
en un tercio. Tales resultados contrastan con las muchas historias inspiradoras
que se escuchan de otros estudios de índole más cualitativa y anecdótica. En
~OWLPDLQVWDQFLDORVGLYHUVRVPpWRGRVí\ORVUHVXOWDGRVDYHFHVFRQWUDGLFWRULRVí
VLJQL¿FDQTXHFRPRLQWpUSUHWHVGHGDWRVWHQHPRVTXHFDSDFLWDUQRVPHMRU¢4Xp
es lo que se compara? ¿Qué indicadores se usan para hacer las comparaciones?
¢4Xp FRVWXPEUHV FXOWXUDOHV SXHGHQ LQÀXLU HQ HO XVR TXH GDQ ORV SUHVWDWDULRV D
sus préstamos? ¿Qué tan honestas serán las respuestas del prestatario en una
encuesta o entrevista con un investigador local o foráneo? Teniendo en mente esas
preguntas, exploraremos con detenimiento la investigación sobre los impactos en
lo micro y en lo macro desde el punto de vista de las capacidades. Los impactos
HQORPLFURVHUH¿HUHQDORVHIHFWRVHQORVLQGLYLGXRV\HQODVIDPLOLDV6HJ~Q
OD WHRUtD HQ TXH VH EDVDQ ODV PLFUR¿QDQ]DV HV DOOt GRQGH HVSHUDUtDPRV YHU ORV
efectos más contundentes en la reducción de la pobreza y en el fortalecimiento de
las capacidades.
En la realidad, los efectos positivos que la teoría nos permite esperar de las
PLFUR¿QDQ]DVVyORVHFRQ¿UPDQGHPDQHUDHVSRUiGLFDORVUHVXOWDGRVWLHQGHQD
VHUPL[WRV$YHFHVODVPLFUR¿QDQ]DVHQHIHFWRFRQGXFHQDOHPSUHQGLPLHQWRR
al crecimiento empresarial, pero no generan de manera consistente un aumento
R XQD PD\RU ÀXLGH] HQ HO FRQVXPR YpDQVH SRU HMHPSOR 'LFKWHU 
Chowdhury 2009, Bateman 2011, Milana & Ashta 2012, Banerjee 2013). Unos
pocos de los estudios que Van Rooyen y sus colegas (2012) consideran más
ULJXURVRVHQFRQWUDURQHQHIHFWRTXHODVPLFUR¿QDQ]DVDXPHQWDURQORVLQJUHVRV
pero muchos de los estudios que ellos examinaron rechazan esa conclusión, e
LQFOXVR KXER XQ HVWXGLR TXH FRQFOX\y TXH HQ DOJXQRV FDVRV ODV PLFUR¿QDQ]DV
disminuyeron los ingresos. Por otra parte, en ocasiones los microahorros sí tienen
efectos económicos positivos, pues ayudan a los pobres a incrementar sus bienes
(BarnesHWDO 2001a, Adjei HWDO2009). La evidencia es prometedora porque los
microahorros no vienen con la potencial desventaja de limitar libertades, crear
deudas y aumentar la morosidad. Es posible que en el corto plazo el microahorro
no incremente los ingresos o el consumo de las personas en la misma medida
en que lo hace un micropréstamo, pero se ha comprobado que el microahorro
puede contribuir más que el microcrédito al desarrollo de las microempresas
'XSDV 5RELQVRQ 7DPELpQVRQYDULRVORVFDVRVHQTXHODVPLFUR¿QDQ]DV
han ayudado a las familias a tener una vivienda más segura. La gente tiene más
probabilidades de llegar a ser propietaria de su vivienda, de hacerle mejoras, e
incluso de contar con habitaciones de alquiler que le generan ingresos adicionales
(Barnes HWDO 2001a, Lacalle Calderón HWDO%UDQQHQ (VWRVLJQL¿FD

363
TXHODVPLFUR¿QDQ]DVKDQDSR\DGRODFDSDFLGDGGHWHQHUXQDYLYLHQGDVHJXUD
Otra área de impacto por lo general positivo es la salud, pues varios estudios
FRQ¿DEOHVKDQHQFRQWUDGRTXHODVPLFUR¿QDQ]DVIRUWDOHFHQODVFDSDFLGDGHVDHVWH
UHVSHFWR&XDQGRORVSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DVVHFRPELQDQFRQODHGXFDFLyQ
y la capacitación sobre prácticas sanitarias, reducen la incidencia de la diarrea
y fomentan el uso de mosquiteros y anticonceptivos. La gente que participó en
esos programas incluso vio reducciones en la cantidad de días en que alguna
enfermedad no les permitió ir a trabajar, e incluso en la cantidad total de episodios de
enfermedad (Van Rooyen 2012). Existe asimismo evidencia de que los programas
GHPLFUR¿QDQ]DVSXHGHQVHUYLUSDUDPHMRUDUODFDOLGDGGHORVDOLPHQWRV\GHOD
nutrición, aunque a este respecto el consenso no es muy sólido. Por ejemplo, en
7DQ]DQLD\HQ5XDQGDORVFOLHQWHVGHODVPLFUR¿QDQFLHUDVYLHURQXQDXPHQWRHQ
la calidad de sus alimentos, y en Zimbabue los clientes más pobres empezaron a
consumir alimentos más nutritivos (Barnes et al. 2001b, Lacalle Calderón et al.
2008, Brannen 2010). En las mejoras en materia de salud y nutrición una razón
IXQGDPHQWDO HV TXH ODV PLFUR¿QDQ]DV SXHGHQ FRQGXFLU DXQTXH QR VLHPSUH OR
KDFHQ DTXHODVPXMHUHVWHQJDQPD\RUFRQWUROGHORVJDVWRVHQHOKRJDU 'XÀR
2003).
(QFRQWUDVWHORVSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DVQRSDUHFHQSURPRYHUGHPDQHUD
consistente el desarrollo en materia de educación. La investigación a este respecto
UHYHODLPSDFWRVFRQWUDGLFWRULRV(QRFDVLRQHVVHYHTXHODPLFUR¿QDQFLDFLyQVH
vincula con un mayor gasto de los hogares en educación y un incremento en la
matriculación de los niños. Sin embargo, en otros casos o en otros países no se
SUHVHQWDQHVRVHIHFWRVSRVLWLYRV'HKHFKRKD\RFDVLRQHVHQTXHODVPLFUR¿QDQ]DV
tienen impactos negativos en la educación. En Malaui y en Uganda, por ejemplo,
decreció la asistencia de los niños a la escuela: los niños varones tuvieron que
repetir grados en primaria, fueron menos las niñas que se inscribieron en la
escuela, y hubo familias que no pudieron pagar los aranceles escolares (Barnes et
al. 2001a, Shimamura & Lastarria-Cornhiel 2010). Incluso hay indicios de que las
PLFUR¿QDQ]DVFRQWULEX\HURQDXQDPD\RULQFLGHQFLDGHOWUDEDMRLQIDQWLOSXHVWR
que las familias ponen a sus hijos a trabajar en la empresa familiar (Tseng 2011).
Volviendo a lo macro, la mayor parte de las investigaciones antes citadas se
enfocan solamente en el impacto de los créditos en los clientes individuales; son
relativamente pocos los estudios que examinan el impacto macroeconómico de los
programas. A primera vista esto se explica por el hecho de que muchos esfuerzos
PLFUR¿QDQFLHURVVHOLPLWDURQDODViUHDVPHWDGH21*LQGLYLGXDOHV6LQHPEDUJR
hay ocasiones en que los planes de desarrollo participativo en que colaboran
los prestatarios, las IMF y los consejos municipales para aumentar la actividad
económica local pueden generar crecimiento económico para la municipalidad
(Cosgrove 2002). A modo de ejemplo, en la municipalidad de Nejapa (a 30
PLQXWRVGHODFDSLWDO6DQ6DOYDGRU ODPLFUR¿QDQFLDFLyQYLQFXODGDDOGHVDUUROOR
de la infraestructura fue una estrategia exitosa para catalizar la economía local.
Cauteloso ante los motivos del sector privado salvadoreño y de las empresas

364
internacionales, el alcalde de Nejapa concentró los planes de desarrollo económico
en la producción local: agricultura, ganadería, productos básicos y compraventa
de productos entre la población local. A medida que los comerciantes fortalecían
sus negocios con los microcréditos y la asistencia técnica, el gobierno municipal
GLVHxy\FRQVWUX\ySDUDHOORVXQQXHYRHGL¿FLRSDUDDORMDUHOPHUFDGR+R\HQ
día Nejapa es el punto al que acuden quienes buscan pupusas u otros platillos
tradicionales a la hora del almuerzo o en los días feriados.
Esta investigación señala el potencial de impactos a nivel municipal de los
PRGHORVGHPLFUR¿QDQ]DVH[LWRVRVDXQTXHVXSHTXHxDHVFDODQRSHUPLWHKDFHUOR
generalizable. Otros investigadores han examinado los impactos en lo regional,
puesto que muchos bancos formales y otras agencias comerciales de préstamos se
KDQXQLGRDODV21*HQHOFDPSRGHODPLFUR¿QDQFLDFLyQ(VWRHVORTXH1DUJL]D
0DNVXGRYD   OODPD LQWHJUDFLyQ FRQ ORV VLVWHPDV ¿QDQFLHURV QDFLRQDOHV
3XHVWR TXH OD LQGXVWULD GH OD PLFUR¿QDQFLDFLyQ \D QR HV XQ DFWRU PDUJLQDO
¿puede actuar como una “locomotora del crecimiento económico”? (ibíd.: 5,
traducción nuestra). En varios países Maksudova vio una relación positiva entre
ODVPLFUR¿QDQ]DV\HOFUHFLPLHQWRHFRQyPLFRSHURHVWDWHQGHQFLDGHFUHFHFXDQGR
hay una saturación de créditos, es decir, cuando las IMF compiten entre sí por
conseguir clientes.
La investigación de Maksudova suscita otra importante pregunta de orden
PDFUR¢TXLpQVHEHQH¿FLDHQUHDOLGDGGHODVPLFUR¿QDQ]DV"*OREDOPHQWHODV,0)
muestran un aumento en los montos crediticios, pero no en la cantidad de clientes
QXHYRV(VWRVLJQL¿FDTXHHQYH]GHOOHJDUDODSREODFLyQTXHWUDGLFLRQDOPHQWHKD
sido “no bancarizable”, se procura apoyar a los negocios que ya están marchando
bien. Si este es el caso, ¿cuántas personas han logrado salir de la pobreza? ¿Están
ODVPLFUR¿QDQ]DVUHVSRQGLHQGRUHDOPHQWHDODVRSLQLRQHVODVSUHRFXSDFLRQHV\
ODVHVSHUDQ]DVGHORVSREUHV"(QXQHVWXGLRVREUHHOLPSDFWRGHODVPLFUR¿QDQ]DV
en Bolivia, Mosley (2001) argumenta que sí, el ingreso se ha incrementado para
los clientes, y en efecto, entre el 10 y el 20% de los clientes encuestados superaron
la línea de la pobreza. No obstante, reconoce también que aquellas personas que
están en situación de pobreza extrema, especialmente en las zonas rurales, no
WHQtDQDFFHVRDFUpGLWR(VWDD¿UPDFLyQíTXHORVPiVSREUHVGHORVSREUHVHVWiQ
TXHGDQGR H[FOXLGRV GH ORV EHQH¿FLRV SRWHQFLDOHV GH ODV PLFUR¿QDQ]DVíKD VLGR
corroborada por Karim (2011), quien señala que las IMF en Bangladesh ponen la
mira cada vez más en los prestatarios de clase media que tienen más posibilidades
de reembolsar sus préstamos que en las mujeres que viven en pobreza extrema.
Tras mirar todas estas evidencias, ¿cuáles son los principales aprendizajes? Las
PLFUR¿QDQ]DVSXHGHQtener efectos positivos en el incremento de los ingresos, en
el apoyo a la iniciativa empresarial, en la adquisición de bienes duraderos, en el
allanamiento del consumo, en el mejoramiento de la salud y en ayudar a la gente
para que pueda tener medios de vida más sostenibles (Terberger 2013). Todo eso
ayuda a ampliar las libertades de las personas, contribuye al desarrollo económico
y humano en el ámbito doméstico y nacional, y apoya las capacidades de los

365
LQGLYLGXRV 1R REVWDQWH GH WRGRV ORV SURJUDPDV GH PLFUR¿QDQ]DV TXH VH KDQ
analizado en el mundo son relativamente pocos los que probadamente han tenido
HVRVHIHFWRV1RHVORWtSLFRGHODVPLFUR¿QDQ]DVD\XGDUDORVPiVSREUHVGHORV
SREUHV /RV PLFURDKRUURV WDPSRFR VRQ SRU Vt PLVPRV XQD HVWUDWHJLD VX¿FLHQWH
para reducir la pobreza: ¿cómo puede ahorrar la gente pobre si sus ingresos no
DOFDQ]DQSDUDFXEULUVXFRQVXPR"<ODVPLFUR¿QDQ]DVHQRFDVLRQHVWLHQHQHIHFWRV
negativos, sea porque impulsan a la gente a endeudarse más o porque reducen los
gastos destinados a la educación (Barnes et al. 2001a; Waelde 2011).
Como un elemento más en este paquete heterogéneo recordemos que las
PLFUR¿QDQ]DVSDUHFHQWHQHUHIHFWRVFRQVLGHUDEOHVHQORPDFURSXHVFRQWULEX\HQ
DO VLVWHPD ¿QDQFLHUR GH XQD VRFLHGDG GH PX\ GLYHUVDV PDQHUDV TXH YDQ PiV
allá de la reducción de la pobreza. Las IMF pueden ayudar a las empresas
medianas y pequeñas que antes tenían escaso acceso a los servicios bancarios,
y la proliferación de las IMF en todo el mundo ha proporcionado empleos y
FDSDFLWDFLyQ ¿QDQFLHUD SURIHVLRQDO SDUD PXFKRV HPSOHDGRV ¢'HEHQ HQWRQFHV
SURPRYHUVHODVPLFUR¿QDQ]DVFRPRXQDHVWUDWHJLDGHUHGXFFLyQGHODSREUH]D"
La respuesta es que sí, pero los programas deben adaptarse con todo cuidado a su
contexto societal, y plantear expectativas realistas. También deben ser transparentes
\ ÀH[LEOHV WLHQHQ TXH HYDOXDUVH FRQ HO GHELGR ULJRU \ GLVHxDUVH GH PRGR GH
minimizar los daños. Esas recomendaciones, por supuesto, se aplican a cualquier
SURJUDPDGHUHGXFFLyQGHODSREUH]D/RVVHUYLFLRV¿QDQFLHURVDGLFLRQDOHV\ORV
programas de crédito plus tienen el mayor potencial para mejorar las capacidades
de las personas mediante la capacitación, las intervenciones en materia de salud,
y un enfoque deliberado en los múltiples aspectos que atañen al empoderamiento
de las mujeres. En última instancia, más que los préstamos, lo que puede ayudar
a la gente pobre son las subvenciones en efectivo o las transferencias monetarias
condicionadas (véase Fiszbein et al. 2009, y el debate sobre las transferencias
monetarias condicionadas en el Capítulo 9 de este libro, sobre la educación).

&RQFOXVLyQ

(O SRWHQFLDO GH ODV PLFUR¿QDQ]DV HV PiV OLPLWDGR TXH OR TXH TXLVLHUDQ FUHHU
VXVPiVHQWXVLDVWDVSURSRQHQWHV'HVGHOXHJRQRFDUHFHQGHH¿FDFLDSHURVXV
objetivos tienen que ser realistas: si los esfuerzos en pro del desarrollo procuran
SURPRYHUPD\RUHVFDSDFLGDGHV\IXQFLRQDPLHQWRVSDUDWRGRVODVPLFUR¿QDQ]DV
pueden desempeñar un papel, pero esos esfuerzos tienen que atender las causas
estructurales de la pobreza y la falta de protecciones sociales para las personas más
vulnerables de la sociedad. Esto requiere un desarrollo comunitario integrado y
SDUWLFLSDWLYRDVtFRPR¿QDQFLDFLyQFRPXQLWDULDPXQLFLSDO\HVWDWDO6HUHTXLHUH
XQD SODQL¿FDFLyQ SDUWLFLSDWLYD GHO GHVDUUROOR GHVGH XQD SHUVSHFWLYD GH JpQHUR
y una toma de consciencia sobre las demás formas de diferenciación social que
H[FOX\HQDODVSHUVRQDV/DJHQWHSREUHHQORVSDtVHVHQGHVDUUROORíHQHVSHFLDO
las mujeres y aquellas personas marginalizadas por motivos de origen étnico,

366
UHOLJLyQXELFDFLyQJHRJUi¿FD\FODVHíWLHQHTXHUHFRUUHUFDPLQRVPX\GLItFLOHV
para alcanzar el empoderamiento. La generación de ingresos puede ser un elemento
de ese proyecto, pero también hay que incluir la erradicación de las prácticas
discriminatorias y de las estructuras endémicas que mantienen a las personas y a
VXVFRPXQLGDGHVHQODSREUH]D/DVPLFUR¿QDQ]DVSXHGHQD\XGDUDODVPXMHUHV\
a sus familias a incrementar sus ingresos, sus ahorros y sus bienes, pero a menos
que ellas tengan el control de cómo se gastan esos ingresos aumentados, y que su
empoderamiento sea parte de un programa integrado de desarrollo humano, estos
logros sólo les ayudarán a sobrevivir de un día para otro. Es bueno tener mayores
SRVLELOLGDGHV GH VREUHYLYHQFLD SHUR HO HPSRGHUDPLHQWR VLJQL¿FD SRGHU WRPDU
decisiones sobre la propia vida y poder hacer aportes a la propia comunidad.
6LELHQODVPLFUR¿QDQ]DVQRVLHPSUHHVWiQDODDOWXUDGHVXIDPDLQVSLUDGRUD
como medio para reducir la pobreza, sí tienen mucho que enseñarnos sobre el
sector del desarrollo en un sentido más amplio. Nos muestran el papel de las
LGHRORJtDVHQODVHVWUDWHJLDVGHUHGXFFLyQGHODSREUH]D/DVPLFUR¿QDQ]DVWLHQHQ
un atractivo particular para aquellas personas que creen en la ideología de darles
a los individuos los medios económicos para que puedan salir de la pobreza. Las
PLFUR¿QDQ]DVPXHVWUDQWDPELpQFyPRVHKDQLQWURGXFLGRPpWRGRVULJXURVRVGH
evaluación en la investigación, pues se utilizan ensayos aleatorios controlados y
se producen evidencias más concluyentes sobre sus impactos. En tal sentido son
un caso de prueba para impulsar una evaluación más intensiva de los resultados de
ORVSURJUDPDVGHGHVDUUROOR3RURWUDSDUWHODVPLFUR¿QDQ]DVWDPELpQPXHVWUDQ
FyPRSXHGHQUHVROYHUVHORVFRQÀLFWRVVREUHODPHWRGRORJtDGHHYDOXDFLyQHVWR
es, discutiendo las respectivas limitaciones y fortalezas de la evidencia cualitativa
y cuantitativa que ponen a competir, por un lado, las historias de empoderamiento
individual, y por el otro, los estudios cuantitativos de gran escala.
/RVGHEDWHVVREUHODPLFUR¿QDQFLDFLyQWUDHQDOX]WDPELpQFRQÀLFWRVPD\RUHV
sobre lo que realmente importa en la reducción de la pobreza: ¿se trata de
LQFUHPHQWDUORVLQJUHVRVRHOHPSRGHUDPLHQWRíVLQLPSRUWDUFyPRVHGH¿QDí
o de mejorar la salud o la educación, o de garantizar las capacidades básicas?
Tales objetivos no son mutuamente excluyentes, pero determinar en cuáles
hacer hincapié implica tomar decisiones difíciles. Para tomar esas decisiones se
requiere un estudio sistemático y minucioso para indagar qué desean los clientes
o participantes, qué es lo que funciona, y asimismo, para explorar la transparencia
en la metodología, la epistemología y la ideología. En esa investigación, los
UHVXOWDGRV íTXH D YHFHV VRQ SRFR FRQFOX\HQWHVí LOXVWUDQ OD QHFHVLGDG GH WHQHU
cautela incluso ante la cuestión de “qué es lo que funciona para reducir la pobreza”.
Lo que funciona en algunos casos quizá no funciona en otros. Del mismo modo,
ORVSURJUDPDVSXHGHQIXQFLRQDUVHJ~QDOJXQDVGHODVGH¿QLFLRQHVGHORTXHHV
H[LWRVRSHURQRVHJ~QRWUDV\HVDVGH¿QLFLRQHVXQDYH]PiVSXHGHQGHSHQGHU
de los objetivos y de las instancias participantes. En lo que atañe a las estrategias
para reducir la pobreza no existe una estrategia que funcione para todos los casos,
como ya hemos subrayado en múltiples ocasiones en este libro.

367
/DPLFUR¿QDQFLDFLyQ\ORVGHEDWHVDOUHVSHFWRQRVUHFXHUGDQTXHODUHGXFFLyQ
de la pobreza es difícil, es motivo de polémicas, está cruzada por intereses
FRQWUDSXHVWRV \ UDUD YH] HV XQD FXHVWLyQ FODUD $O ¿Q \ DO FDER OD SUHJXQWD
fundamental que hay que plantearse es a quién ayudan realmente los programas de
UHGXFFLyQGHODSREUH]DFRPRVRQORVSURJUDPDVGHPLFUR¿QDQ]DV3XHGHVXFHGHU
í\DYHFHVKDVXFHGLGRHQHOFDVRGHODVPLFUR¿QDQ]DVíTXHVHKDQLQYROXFUDGR
grandes actores, y que sus intereses han eclipsado los intereses y prioridades de la
gente pobre. No obstante, las vidas de la gente pobre deben mantenerse siempre en
primer plano, y la reducción de la pobreza debe enfocarse en ayudar a los pobres
a tener una vida que consideren valiosa. Tanto Francisca en El Salvador como
0DU\\$OLFHHQ*KDQDYLHURQDOJ~QYDORUHQODPLFUR¿QDQFLDFLyQ3HURWRGDV
HOODVWDPELpQGLUtDQTXHORVPLFURSUpVWDPRV\ORVRWURVVHUYLFLRV¿QDQFLHURVVRQ
apenas una pequeña parte de la erradicación de la pobreza en sus comunidades.

Preguntas para el debate

1. ¢&XiOHVVRQODViUHDV LQJUHVRVFRQVXPRHGXFDFLyQVDOXGHWF HQTXH


ODV PLFUR¿QDQ]DV WLHQHQ HIHFWRV SRVLWLYRV PiV FRQVLVWHQWHV" ¢(Q FXiOHV
iUHDV WLHQHQ SRFRV HIHFWRV SRVLWLYRV FRQVLVWHQWHV R HQ FXiOHV UHVXOWDQ
SHUMXGLFLDOHV"
2. ¢&XiOHVVHUtDQODVFLUFXQVWDQFLDVHQODVTXHXQSURJUDPDGHPLFUR¿QDQ]DV
puede ser inapropiado para una determinada situación o para un grupo de
SHUVRQDV"
3. ¢&yPR GH¿QLUtD XVWHG HO ³HPSRGHUDPLHQWR´ SDUD XQD YHQGHGRUD HQ HO
PHUFDGRRSDUDXQDPLFURHPSUHQGHGRUDHQHOPXQGRHQGHVDUUROOR"¢<SDUD
ODGXHxDGHXQDSHTXHxDHPSUHVDHQXQSDtVGHJUDQGHVLQJUHVRV"¢<SDUD
HOFDVRGHXVWHG"(QODVGH¿QLFLRQHVTXHXVWHGSODQWHD¢FyPRLQÀX\HQODV
FRQVLGHUDFLRQHVDFHUFDGHODVFDSDFLGDGHV"
4. (Q VX RSLQLyQ ¢FXiOHV VHUtDQ ODV YHQWDMDV \ GHVYHQWDMDV GH TXH ODV 21*
ORFDOHV JHVWLRQHQ ORV SURJUDPDV GH PLFUR¿QDQ]DV HQ FRPSDUDFLyQ FRQ OD
gestión que pudieran hacer las instancias gubernamentales o las empresas
FRQ¿QHVGHOXFUR"
5. 6LIXHUDXVWHGDUHDOL]DUXQSUR\HFWRGHLQYHVWLJDFLyQSDUDPHGLUHOLPSDFWR
GHXQSURJUDPDGHPLFUR¿QDQFLDFLyQ¢TXpLQGLFDGRUHVHOHJLUtDSDUDKDFHU
ODPHGLFLyQTXpPpWRGRVGHLQYHVWLJDFLyQXVDUtD\SRUTXp"
6. $FWLYLGDG PLFUR¿QDQFLHUD 6HJ~Q VHD HO WDPDxR GHO JUXSR IRUPH WUHV
subgrupos: un comité de crédito, un grupo de banco comunal compuesto
por microemprendedores individuales que buscan préstamos, y un equipo
externo de evaluación. Permita que todo el grupo conozca la cantidad total
GLVSRQLEOHSDUDSUpVWDPRV\HOPRQWRPi[LPRSDUDXQSUpVWDPRLQGLYLGXDO
Luego conceda a cada subgrupo 15 minutos para prepararse. El comité de
FUpGLWR WHQGUi TXH FRQVHQVXDU ORV FULWHULRV SDUD FRQFHGHU XQ SUpVWDPR (O
JUXSR GHO EDQFR FRPXQDO VHOHFFLRQDUi ODV LGHDV GH QHJRFLR LQGLYLGXDOHV
y los montos ideales de los préstamos tomando en consideración sus
respectivas experiencias y habilidades reales. El equipo de evaluación

368
H[WHUQD FRQVLGHUDUi FXiOHV LQGLFDGRUHV KDEUi TXH HYDOXDU SDUD PHGLU TXp
WDQ H¿FD] UHVXOWD DXPHQWDU ORV LQJUHVRV GH ORV HVWXGLDQWHV XQLYHUVLWDULRV
En los siguientes 15 minutos, los miembros potenciales del banco comunal
SUHVHQWDUiQ VXV SURSXHVWDV GH QHJRFLR \ VXV QHFHVLGDGHV GH FUpGLWR (Q
VHJXLGDHOFRPLWpGHFUpGLWRHQWUHYLVWDUiDORVPLHPEURVSRWHQFLDOHVGHOEDQFR
FRPXQDOHOLPLQDUiODVLQYHUVLRQHVGHULHVJR\DQXQFLDUiORVSUpVWDPRV/RV
LQWHJUDQWHVGHOJUXSRGHHYDOXDFLyQFRPHQWDUiQFXiOHVVRQORVGHVDItRVDO
evaluar el impacto de los préstamos.

/HFWXUDVDGLFLRQDOHV
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371
372
&RQFOXVLyQ
Benjamin Curtis y Serena Cosgrove

Preguntas clave

• ¢&XiOHVVRQDOJXQRVSULQFLSLRVpWLFRVLPSRUWDQWHVHQORTXH
DWDxHDODUHGXFFLyQGHODSREUH]D"
• ¢&XiOHV VRQ DOJXQRV GH ORV DUJXPHQWRV PiV LPSRUWDQWHV
para explicar por qué debemos o no debemos trabajar para
UHGXFLUODSREUH]D"
• ¢&XiOHVVHUtDQDOJXQDVGHODVPHGLGDVFRQFUHWDVTXHSXHGH
usted tomar para reducir la pobreza en su país y en otras
UHJLRQHV"

,QWURGXFFLyQ

Si está usted leyendo este libro, es muy probable que sea usted una persona
privilegiada. Puede ser que nunca haya experimentado la pobreza absoluta, que
consiste en la privación de las capacidades básicas. Pero si no tuviese usted una
vida cómoda, ¿en qué clase de mundo quisiera vivir? Y si fuese usted una persona
pobre, ¿cuáles cree usted que serían las obligaciones morales del mundo para
FRQTXLHQHVYLYHQHQODSREUH]D"-RKQ5DZOV  HOFpOHEUH¿OyVRIRSURSXVR
que debiéramos evaluar las normas de justicia desde la perspectiva de “un velo
de ignorancia”. Esa perspectiva nos lleva a considerar en qué tipo de sociedad
hubiésemos querido nacer si no supiésemos qué tipo de ventajas iríamos a tener.
Si usted no supiera cuál iba a ser su clase social, su raza, su género, su orientación
sexual, sus limitaciones y sus ingresos, ¿en qué tipo de cambios societales
insistiría? ¿Cómo querría usted que se distribuyesen los derechos y los recursos?
Aunque de ordinario el test del velo de ignorancia se aplica para pensar cómo
sería la justicia en una sociedad en particular, también puede aplicarse con
SURYHFKRHQHOQLYHOJOREDOSDUDUHÀH[LRQDUVREUHODVQRUPDVGHMXVWLFLDPXQGLDO
Para las personas que viven con comodidades puede resultar sumamente fácil
KDFHUFDVRRPLVRGHODVLPSOLFDFLRQHVpWLFDVGHODSREUH]D6LWHQJRORVX¿FLHQWH
para comer, si gozo de una salud aceptable, de un ingreso de clase media y tengo
garantizados mis derechos ciudadanos, ¿qué tan probable es que sienta genuina
HPSDWtD FRQ ODV DÀLFFLRQHV GH OD JHQWH TXH QR WLHQH QDGD GH HVR" 6L YLYLPRV
con todas las comodidades, bien podemos desconocer o desdeñar las necesidades

373
de los pobres, y precisamente por eso tenemos pensar muy a fondo en nuestros
deberes éticos en este mundo donde la pobreza es generalizada y las desigualdades
son desmedidas. Este tema desde hace décadas ha sido motivo de debate entre
¿OyVRIRVSROtWLFRV\SURIHVLRQDOHVGHOGHVDUUROOR6LQHPEDUJRHVRVGHEDWHVQR
son puramente teóricos. Tienen una trascendencia directa en todo tipo de políticas
de reducción de la pobreza, ya sea para aliviar una hambruna, para detener un
genocidio, para intervenir en una guerra o para llevar a cabo proyectos que pueden
alterar el curso de la vida.
Es primordial pensar detenidamente en los problemas como a través de un velo
de ignorancia: para considerar cómo se reduce la pobreza hace falta considerar
también la ética. De hecho este libro se fundamenta en una ética que a veces es
implícita y a veces es explícita. Aunque por supuesto pensamos que es imperativo
TXHWRGDSHUVRQDTXHOHDHVWHOLEURí\WRGDVODVSHUVRQDVGHOPXQGRíGHEHQKDFHU
algo para reducir la pobreza, esa postura inicial es en realidad bastante simplista.
En esa postura subyacen muchas preguntas, por ejemplo: ¿Qué le debemos a la
gente como mínimo? ¿Qué le debemos a la gente además de lo mínimo? ¿Quiénes
somos esos “nosotros” que le debemos algo a la gente? ¿Cuándo dejamos de
GHEHUOHVíFXDQGRODJHQWHKDDOFDQ]DGRODVX¿FLHQFLDRODHTXLGDG"<VLDVtIXHUD
¢VX¿FLHQFLD R HTXLGDG FRQ UHVSHFWR D TXp" ¢&RQ UHVSHFWR D ORV UHVXOWDGRV R D
las oportunidades? La ética del desarrollo, un subcampo de los estudios sobre el
desarrollo, explora a fondo esas cuestiones. Aquí examinaremos sólo unos pocos
de los temas y unos cuantos de los pensadores provocativos en este subcampo,
y plantearemos unas pocas respuestas concluyentes, puesto que el tema amerita
sin duda una investigación más profunda (véanse, por ejemplo, Gasper 2004,
Crocker 2008, Gasper & St. Clair 2010). El capítulo comienza con un análisis
sobre varios de los principios éticos que conciernen a la reducción de la pobreza, y
luego se examinan algunos debates sobre lo que deben ser las obligaciones éticas
en lo individual y lo global. Por último, en este capítulo los principios se traducen
en acciones, y se sugiere lo que usted en lo personal puede hacer para ayudar a
reducir la pobreza.

3ULQFLSLRVpWLFRV

Si bien la ética del desarrollo es primordial para ayudarnos a pensar por qué y
cómo debemos trabajar para reducir la pobreza, no siempre nos aporta respuestas
IiFLOHV$OJXQDV GH ODV UHVSXHVWDV VRQ GHVD¿DQWHV LQFOXLGDV DOJXQDV GH ODV TXH
examinamos en esta sección. Pero eso es lo que cabe esperar cuando las preguntas
VRQGHSRUVtPX\GLItFLOHV8QRGHORVWH[WRVVREUHODpWLFDGHOGHVDUUROORGH¿QH
el campo en términos de las preguntas que plantea: la ética del desarrollo “busca
participar en debates sobre cuestiones éticas fundamentales: ¿cuáles son los costos
del cambio y quiénes los sufragan? ¿Cómo podemos decidir cuándo los costos son
mayores que las ganancias? ¿Quiénes tienen derecho a intervenir, mediante cuáles
SURFHGLPLHQWRV\SDUDSURPRYHUFXiOHV¿QHV"¢4XpHVHOPHMRUDPLHQWRVRFLDO"

374
¿Cuáles cambios fundamentales son deseables y cuáles son indeseables?” (Penz,
Drydyk & Bose 2011: 36, traducción nuestra). No cabe esperar que ninguna de esas
SUHJXQWDVWHQJDXQDVRODUHVSXHVWDFRUUHFWDíORTXHHV³FRUUHFWR´HQXQDVLWXDFLyQ
GHWHUPLQDGDTXL]iGHSHQGDGHODVLWXDFLyQHQVt1RREVWDQWHODUHÀH[LyQVREUH
estas cuestiones debería guiarse por algunos principios generales. Según Penz
y sus colegas, el “desarrollo éticamente responsable” depende de siete valores
primordiales: el bienestar humano y la seguridad humana, el desarrollo equitativo,
el empoderamiento, la libertad cultural (como es el caso de los derechos de los
pueblos indígenas), la sostenibilidad ambiental, los derechos humanos y las
prácticas anticorrupción. Esos valores han guiado muchos de los temas y gran
parte de los debates en este libro, y hemos explorado su aplicación en la mayoría
de los programas de reducción de la pobreza que hemos destacado aquí.
En todo caso, esos valores son ciertamente amplios, y de ninguna manera
exhaustivos. Una consideración ética de las razones para reducir la pobreza tiene
que sondear a fondo algunos principios básicos de la acción ética. Hemos de
preguntarnos a qué se debe que en los países ricos la mayor parte de la gente no
se preocupa mucho por el bienestar de los niños en los países de bajos ingresos.
Dicho de un modo más crudo, ¿por qué en los países de grandes ingresos la
mayoría de la gente otorga menos valor a las vidas de los niños de los países de
escasos ingresos? Resulta difícil negar que esa situación es lo normal. Según las
estadísticas de UNICEF, cada día mueren unos 19,000 niños y niñas por causas
UHODFLRQDGDVFRQODSREUH]DORTXHVLJQL¿FDTXHFDGDPLQXWRIDOOHFHQQLxRV
o niñas. ¿Por qué no hay más gente que se indigna por este hecho? ¿Conocía
usted esos datos antes de leer este libro? Si no los conocía, ¿a qué se debe? Si
usted lee esa estadística ahora y no se decide a hacer algo al respecto, ¿a qué
se debe? Una respuesta sencilla es que por lo general es difícil preocuparse por
gente que uno no conoce. Tendemos a sentir poca o ninguna obligación hacia las
personas desconocidas. Y esa es una razón psicológica profundamente arraigada
que explica por qué no hay más personas que se indignan ante las estadísticas de
mortalidad infantil.
Sin embargo, hay una razón más poderosa, y atañe a la ética: la mayoría de la
gente no considera que las vidas humanas tienen igual valor. La mayor parte de las
personas considerarán que vale más la pena salvar las vidas de los niños y niñas
de su comunidad inmediata que la vida de un niño o niña de algún país remoto y
asolado por la pobreza, con todos los estereotipos que esa imagen provoca. Por
lo tanto, un principio ético primordial con respecto a la pobreza es que todas las
personas son en verdad iguales, que sus vidas tienen el mismo valor; esto se llama
“igualitarismo humanista” (Gilabert 2012: 9, traducción nuestra). Un ciudadano
ético del mundo reconoce la humanidad de todas las personas del planeta, y
reconoce las implicaciones de valorar por igual la vida de todos los seres humanos.
Una de esas implicaciones es que los principios de la justicia global abarcan a toda
la humanidad y obligan a todas las personas a cumplir ciertas responsabilidades
(Nagel 2005). Donde sea que haya injusticia, donde sea que haya gente cuya vida

375
está en riesgo por causa de la pobreza, en tales casos aquellas personas que pueden
ayudar tienen que ayudar. Esta responsabilidad moral y mundial de ayudar a la
gente que está sufriendo puede estar motivada por otros dos principios: la ayuda
y la restitución. El principio de la ayuda hace hincapié en que si las personas más
ricas del mundo tienen los medios, y las personas más pobres del mundo tienen la
necesidad, los ricos tienen el deber de ayudar a los pobres (véase Chatterjee 2004,
%DUU\ ‘YHUODQG (OSULQFLSLRGHODUHVWLWXFLyQD¿UPDTXHSXHVWRTXHODV
personas más ricas están haciendo cosas que en realidad perjudican a los pobres
y exacerban la pobreza, por tanto, tienen el deber de ayudar a la gente necesitada.
La lógica y la aplicación de estos dos principios se analizan más a fondo en las
páginas siguientes.
La justicia global, sea impelida por el principio de la ayuda o por el de la restitución,
exige un esfuerzo para reducir la pobreza. Para que ese esfuerzo sea ético, debe
implicar, a su vez, otros tres principios: solidaridad, participación sin elitismo, y
VX¿FLHQFLDGHFHQWHSDUDWRGRV\WRGDV(VWRVWUHVSULQFLSLRVIXHURQSURSXJQDGRV
por Dennis Goulet (2006), uno de los fundadores de la ética del desarrollo;
también forman parte de toda la trama de este libro, y continúan manifestándose
en la argumentación siguiente. La solidaridad comienza por reconocer que todas
las vidas humanas tienen igual valor, y de allí se avanza a reconocer la obligación,
emanada del principio de la ayuda, de que aquellas personas que están en mejor
posición tienen que ayudar a quienes están en mala situación. Sin embargo, la
práctica de una solidaridad verdadera entraña un compromiso genuino, y quizá
difícil, de parte de quienes están en buena posición. Ello implica “institucionalizar
el principio de que la riqueza del mundo pertenece a todos sus habitantes, en
UD]yQGHODVQHFHVLGDGHVSULRULWDULDV\QRGHORVDFFLGHQWHVJHRJUi¿FRVRGHODV
diferentes capacidades tecnológicas para extraer o explotar los recursos de los que
disfrutan unos grupos en detrimento de otros” (Goulet 2006: 166–167, traducción
nuestra). Esto equivale a una redistribución de los recursos mundiales, de modo
TXHORVSDtVHVULFRVTXL]iWHQJDQTXHUHQXQFLDUDDOJXQRVGHVXVOXMRVD¿QGHTXH
los pobres tengan acceso equitativo a la alimentación, la educación, la asistencia
médica y otros derechos básicos. Este principio implica que los países ricos, y la
gente que vive en ellos, quizá tengan que adoptar un régimen de austeridad: es
SRVLEOHTXHWHQJDPRVTXHDFHSWDUUHGXFFLRQHVHQQXHVWURQLYHOGHYLGDD¿QGH
que los pobres puedan elevar su nivel de vida.
(OVLJXLHQWHGHORVSULQFLSLRVGH*RXOHWOD³SDUWLFLSDFLyQVLQHOLWLVPR´VLJQL¿FD
que reducir la pobreza implica empoderar a la gente pobre. La gente pobre tiene
que estar empoderada no sólo para ayudar a conducir los proyectos de desarrollo.
Tiene que estar empoderada para tomar decisiones para sus sociedades, sus
familias y su propio cuerpo; tiene que estar plenamente empoderada para elegir
XQDYLGDTXHSXHGDYDORUDU5HFRUGHPRVTXHXQDGHODVGH¿QLFLRQHVGHODSREUH]D
HV FDUHFHU GH SRGHU HQ FLHUWDV iUHDV FODYH 'H HOOR VH LQ¿HUH TXH XQ SULQFLSLR
ético fundamental es que la gente pobre participe en los esfuerzos para resolver
su propia pobreza. Los pobres nunca deben ser meros objetos de las políticas

376
de reducción de la pobreza: han de ser sujetos de esas políticas, con su propio
SURWDJRQLVPR\VXSURSLDH[SUHVLyQ3RU~OWLPROD³VX¿FLHQFLDGHFHQWH´LPSOLFD
que toda la gente tendrá acceso equitativo a los recursos que pueden garantizar
el bienestar humano, como son alimentos, vivienda, medicina, etc. Este principio
entraña no sólo un umbral mínimo de recursos para que nadie sea pobre, sino
también un umbral mínimo de derechos y/o capacidades. Un mundo donde todos
tienen los recursos esenciales para llevar una vida humana digna es un mundo
donde a nadie se le niegan las capacidades básicas para vivir la vida que quieran
elegir. Es también un mundo, en el planteamiento de Goulet, que vivirá de manera
más sostenible, de modo que los recursos y las oportunidades estarán debidamente
garantizadas no solamente para esta generación, sino también para las venideras.
Esos principios se basan en la reivindicación fundamental de que hay que
D\XGDUDODJHQWHSREUH\KD\TXHUHVDUFLUODVLQMXVWLFLDV3HUR¢FyPRGH¿QLUOD
MXVWLFLD\ODLQMXVWLFLD"8QDIRUPDGHFLVLYDHVGH¿QLUODVSRUODYtDGHORVGHUHFKRV
humanos. El derecho humanitario internacional y la Declaración Universal de los
Derechos Humanos estipulan los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y
económicos que son facultad de todas las personas. Ello incluye los derechos civiles
y políticos conocidos, como la libertad de expresión y de reunión, la prohibición
GHODWRUWXUD\HOGHUHFKRDYRWDU&RPRVHxDODPRVHQHOSULPHUFDStWXORí\FRPR
VHVXJLHUHHQWRGRHOOLEURíH[LVWHQWDPELpQRWUDVJDUDQWtDVFRPRVRQORVGHUHFKRV
a tener educación, vivienda, atención médica y acceso al empleo. Cuando los
países suscriben los tratados internacionales en los que se estipulan los derechos
humanos y se suman a las Naciones Unidas (que garantizan como parte de su acta
fundacional ciertos derechos humanos), esos países están obligados a respetar y
proteger esos derechos dentro de sus respectivos territorios. Así pues, los derechos
humanos conllevan un importante conjunto de normas consensuadas, además de
varios organismos internacionales para promover esos derechos (Nickel 2007).
3RUWDQWRXQDPDQHUDGHFLVLYDGHGH¿QLUODMXVWLFLDPXQGLDOFRQVLVWHHQJDUDQWL]DU
TXH WRGDV ODV SHUVRQDV GLVIUXWHQ GH XQD ³VX¿FLHQFLD GHFHQWH´ GH ORV GHUHFKRV
humanos fundamentales.
Los derechos humanos, sin embargo, no son meras disposiciones jurídicas, y las
obligaciones pertinentes no recaen sólo en los respectivos países. Los derechos
humanos poseen una fuerza moral que sobrepasa cualquier compromiso jurídico
formal. Esto se remonta a la idea de la igualdad fundamental de todos los seres
humanos. La moralidad básica insiste en que no torturemos, que no dejemos que
la gente perezca de hambre, que no se les prive de su propia gestión política, de
su dignidad, ni de sus posibilidades de ganarse la vida. Debido a esta fuerza moral
inherente a los derechos humanos, los individuos tienen el deber de respetarlos
y protegerlos. Por tanto, una sociedad justa, y una persona justa, trabajan para
GHIHQGHU ORV GHUHFKRV KXPDQRV í\ OD LQMXVWLFLD LPSOLFD TXH HVRV GHUHFKRV VH
atropellan. Y en muchos sentidos, como hemos argumentado en este libro, la
pobreza es un atropello a los derechos humanos fundamentales. Por consiguiente,
todas las personas tenemos el deber de combatir la pobreza.

377
'HEDWHVVREUHODVREOLJDFLRQHVpWLFDV

Parecería cosa fácil reconocer ese deber en abstracto, sin compromiso alguno:
FODURODSREUH]DH[WUHPD\ODGHVLJXDOGDGÀDJUDQWHVRQGHSORUDEOHV\GHEHPRV
hacer algo al respecto. Pero la exhortación a “hacer algo” es demasiado vaga.
Necesitamos hacer mucho más que consignas inoperantes. Cualquier persona
que lea este libro debe aspirar a pensar más a fondo en sus obligaciones para
UHGXFLU OD SREUH]D \ HQ ODV DFFLRQHV TXH SXHGH HPSUHQGHU SDUD HVH ¿Q 3HQVDU
más a fondo requiere considerar los argumentos y contrargumentos acerca de esas
obligaciones. En esta sección se revisan varios debates relevantes, sin embargo,
no se emiten resoluciones concluyentes sobre cuáles perspectivas son “correctas”.
Si bien algunos argumentos son más sólidos que otros, los lectores deben meditar
su propia evaluación de las perspectivas en contienda.
Para empezar, Peter Singer (2009) ha planteado un famoso problema de
pensamiento acerca de un infante que se ahoga, en el que nos obliga a cuestionar
nuestro compromiso con la ética de la ayuda. El escenario es el siguiente: acaba
usted de comprarse un precioso par de zapatos muy costosos, y anda de paseo
por el parque. De pronto se topa con que hay un infante que se está ahogando en
un estanque, y la única persona que está allí para salvarlo es usted. Para sacarlo
a tiempo tiene usted que correr y tirarse al agua y arruinar sus zapatos nuevos.
Es probable que todo el mundo diga que sí, que ellos salvarían al nene antes que
FXLGDUVXV]DSDWRVQXHYRV(VDHVHQHIHFWRODUHVSXHVWDPRUDOPHQWHMXVWL¿FDEOH
6LQHPEDUJR6LQJHUD¿UPDTXHWRGRVORVGtDVVXFHGHTXHFDVLWRGDODJHQWHHQ
HOPXQGRULFRSUH¿HUHVDOYDUVXVSURSLRV]DSDWRV(ODUJXPHQWRGH6LQJHUHVTXH
SRU OD VXPD GH GLQHUR TXH JDVWDPRV HQ XQ DUWtFXOR GH OXMR íFRPR SXHGHQ VHU
]DSDWRVRFHQDUHQXQEXHQUHVWDXUDQWHRLUGHYDFDFLRQHVDXQKRWHOFRVWRVRí
bien podríamos salvar la vida de un niño pobre. Y sin embargo, muy pocos de
nosotros renunciaríamos a esas vacaciones, o a unos zapatos nuevos, o a un
WHOpIRQRVR¿VWLFDGR
El hecho de que tanta gente en los países ricos eluda la ética de la ayuda ha
llevado a Singer a proponer lo que denomina Estándar Razonable de Donación
(RSG por sus siglas en inglés). Este estándar calcula qué tanto dinero debe uno
dar para reducir la pobreza, según su ingreso total anual. Si bien la mayor parte
de la gente en los países ricos puede hacer un donativo, Singer insiste en que la
JHQWHPiVULFDGHEHGDUODPi[LPDFDQWLGDGí\VLORKLFLHUDQIiFLOPHQWHSRGUtDQ
DSRUWDUODFDQWLGDGVX¿FLHQWHSDUDHOLPLQDUODSREUH]DH[WUHPDHQWRGRHOPXQGR
Por ejemplo, según los cálculos de Singer, si el 10% de las personas que ganan
más dinero en Estados Unidos donara entre un tercio y una décima parte de sus
LQJUHVRV ORFXDOGHMDUtDDODPD\RUtDGHHOORVFRQGLQHURVX¿FLHQWHSDUDOOHYDU
una vida más que holgada) se podrían reunir 404 millardos de dólares. Si bien a
ODVSHUVRQDVTXHQRVRQULFDVOHVUHVXOWDIiFLOD¿UPDUTXHODJHQWHULFDQHFHVLWD
aportar más dinero, la gente que tiene ingresos moderados tampoco está exenta
de hacer donaciones. Si para ayudar a una persona pobre pudiésemos abstenernos

378
de algunos de los lujos que disfrutamos pero elegimos no abstenernos, “algo
HVWDPRVKDFLHQGRPDO´D¿UPD6LQJHU WUDGXFFLyQQXHVWUD (OSULQFLSLR
elemental de Singer es que tenemos el deber de reducir el sufrimiento cuando
podemos hacerlo a un costo mínimo para nosotros.
Si las ideas de Singer nos impelen a considerar con más detenimiento nuestra
obligación de ayudar a quienes viven en la pobreza, Thomas Pogge (2008) va más
allá al argumentar que, conforme al principio de la restitución, tenemos el deber de
reducir la pobreza porque somos responsables de haberla creado. Pogge considera
que la pobreza es un atropello a los derechos humanos del que son cómplices
casi todas las personas que viven en los países ricos. Pogge explica que “estamos
SHUMXGLFDQGR a los pobres en la medida en que contribuimos a imponerles un
orden institucional mundial que es injusto. Y este orden institucional es sin duda
LQMXVWRGDGRTXHSUHYLVLEOHPHQWHSHUSHW~DDJUDQHVFDODORVGp¿FLWVGHGHUHFKRV
KXPDQRV TXH ELHQ SRGUtDQ HYLWDUVH PHGLDQWH PRGL¿FDFLRQHV LQVWLWXFLRQDOHV
factibles” (Pogge 2005a: 5, traducción nuestra). El argumento de Pogge recoge
PXFKDVGHODVHVWDGtVWLFDVEiVLFDVVREUHODSREUH]DíPLVPDVTXHKHPRVUHIHULGR
en todo este libro y que incluyen el cálculo de que unos 18 millones de personas
PXHUHQ FDGD DxR SRU FDXVDV UHODFLRQDGDV FRQ OD SREUH]Dí \ ODV SODQWHD FRPR
XQ DWURSHOOR PDVLYR D ORV GHUHFKRV KXPDQRV $¿UPD TXH H[LVWHQ FLHQWRV GH
millones de personas a las que se les están negando sus derechos básicos, pues
viven en condiciones muy debajo de lo que debería ser una distribución justa y
proporcional de los recursos entre la población mundial. ¿Por qué algunos tienen
WDQWR\RWURVWLHQHQWDQSRFR"3RJJHD¿UPDTXHXQDGHODVUD]RQHVSULQFLSDOHV
HV TXH ODV LQVWLWXFLRQHV JOREDOHV HVWiQ GLVHxDGDV SDUD EHQH¿FLDU D ORV ULFRV HQ
detrimento de los pobres.
El argumento de Pogge de que el mundo rico ha empobrecido sistemáticamente
al sur global se basa en varios puntos. Primero, los países ricos son ricos en
parte debido a enormes injusticias históricas, como fue el colonialismo, que ha
empobrecido de manera demostrable muchas de las regiones explotadas más
pobres del mundo, como es el caso de África subsahariana. Segundo, aparte de
lo histórico, los países ricos están perjudicando a la gente pobre ahora mismo,
mediante el orden económico institucional que reproduce la “desigualdad radical”
en la distribución global de los recursos (Pogge 2005a: 4). Los países ricos son los
que controlan en gran medida la Organización Mundial del Comercio (WTO, por
sus siglas en inglés), que impone barreras comerciales proteccionistas, entre las
que se incluyen los aranceles, las cuotas, las medidas DQWLGXPSLQJ y los subsidios
a los productores nacionales, todo lo cual favorece a los países ricos. Las normas
de la OMC también limitan el acceso de los países más pobres a medicamentos,
a software, a simientes, y a biotecnologías que podrían reducir la pobreza. Las
instituciones globales crean condiciones desventajosas para los países pobres,
puesto que les obligan a abrir sus mercados a las exportaciones de los países ricos,
y al mismo tiempo hacen muy poco para abrir los mercados de los países ricos a
las exportaciones de los países pobres.

379
En opinión de Pogge, el orden económico mundial se estructura mediante
negociaciones internacionales “en las cuales nuestros gobiernos disfrutan de una
ventaja aplastante en cuanto a poder de negociación y conocimiento experto”
sobre los países pobres (Pogge 2007: 27, traducción nuestra). Según McNeill y
St. Clair (2009), organizaciones como la OMC y el Banco Mundial se resisten
activamente a las disposiciones que podrían ser más favorables para los países
pobres debido a que la poderosa élite del norte que controla a esas organizaciones
lo que quiere es proteger sus propios intereses. Por último, Pogge argumenta que
los efectos antidemocráticos y corruptores de la maldición de los recursos son en
gran parte culpa de los países ricos. Las economías de los países ricos consumen
UHFXUVRVGHORVSDtVHVSREUHVSHURORVSDJRVSRUHVRVUHFXUVRVUDUDYH]EHQH¿FLDQ
a la población más pobre en los países de bajos ingresos. Más bien lo típico es que
HVRVSDJRVEHQH¿FLHQVRODPHQWHDODpOLWH\DORVSDtVHVULFRVOHVLPSRUWDPX\SRFR
si los gobernantes de esos países pobres son democráticos o no. Los gobernantes
de los países cuyas economías dependen en gran medida de los recursos naturales
suelen oprimir a sus pueblos, lo que a su vez crea situaciones donde la gente tiene
TXHUHVLVWLUSRUODIXHU]DORFXDOFRQGXFHDFRQÀLFWRVDUPDGRVTXHH[DFHUEDQOD
pobreza.
No debemos suponer que las únicas culpables son las instituciones internacionales
distantes: la culpa recae también en quienes viven en países ricos, pues son
parcialmente responsables de las políticas que adoptan sus gobiernos nacionales.
Pogge explica que “el hecho de que elijamos permanecer en la ignorancia, que
permitamos que burócratas desconocidos formulen en negociaciones secretas
aspectos estructurales importantes de la economía mundial, no nos exime de
UHVSRQVDELOLGDG SRU ORV SHUMXLFLRV TXH QXHVWURV JRELHUQRV LQÀLJHQ D SHUVRQDV
inocentes” (Pogge 2005b: 79, traducción nuestra). Por consiguiente, se tiene el
GHEHUGHLQÀXLUHQORVJRELHUQRVQDFLRQDOHV\GHSUHVLRQDUDODVRUJDQL]DFLRQHV
internacionales para que creen un orden global institucional que sea más justo para
los pobres. Y si bien se debe trabajar en favor de las instituciones que no atropellan
ORVGHUHFKRVKXPDQRVWDPELpQVHGHEHRIUHFHUXQDFRPSHQVDFLyQ¿QDQFLHUDSRU
ORVGDxRVFDXVDGRV(VWRVLJQL¿FDTXHORVSDtVHVGHOQRUWHJOREDOGHEHQSURYHHU
restitución a los países del sur global. En esto, también los individuos tienen un
GHEHU 3RJJH QR OOHJD D HVSHFL¿FDU FRPR 6LQJHU ORV PRQWRV TXH OD JHQWH GHEH
DSRUWDUSHURD¿UPDTXHGHEHVHUIiFLOUHFDXGDUORVFDVLPLOODUGRVGHGyODUHV
que se necesitan para erradicar la pobreza extrema.
Sin duda, la perspectiva de Pogge es provocativa, por lo que no es de sorprender
que haya atraído buena cantidad de críticas (Vizard 2006, Schweickart 2008, Jaggar
2010). Por ejemplo, los críticos respondieron que Pogge no hace una distinción
coherente entre cuándo las instituciones globales perjudican activamente a los
pobres y cuándo sólo fallan en reducir la pobreza como es debido. La idea es que
fracasar en la reducción de la pobreza no es moralmente equivalente a causar
pobreza activamente. Otra crítica señala que Pogge hace demasiado hincapié en
la culpa de los países del norte global, pero no señala la responsabilidad de los

380
países del sur global por no lograr una buena gobernanza. Por su parte, Pogge
explica el problema valiéndose de la metáfora de los “fuertes vientos adversos”,
en la cual “las políticas y las instituciones nacionales en efecto suelen ser bastante
malas, pero el hecho de que sean malas puede atribuirse a políticas e instituciones
globales” (Pogge 2008: 149, traducción nuestra). Una última forma de cuestionar
esta perspectiva: recordemos el debate sobre la ayuda externa que aparece en el
Capítulo 2, sobre el desarrollo y sus debates. Es posible que la idea de recaudar
300 millardos de dólares para erradicar la pobreza sea poco realista, porque el
GLQHURGHODD\XGDSXHGHJDVWDUVHGHPDQHUDLQH¿FLHQWH
Algunos pensadores se opusieron a Pogge y refutaron tanto la ética de la ayuda
como la de la restitución. Uno de los casos más famosos sobre la ética del desarrollo
es el debate que Garrett Hardin sostuvo en los años de 1970 con Peter Singer (y
con otros) acerca de la “ética del bote salvavidas”. Hardin (1974) insistía en que
tenemos el deber de no ayudar a los pobres porque esa ayuda sólo incrementa su
sufrimiento. Hardin elaboró una metáfora en la cual los países ricos son como
botes salvavidas, y que los pobres del mundo están nadando en el mar alrededor
de esos países con la intención de subir a bordo. En tal situación, ¿qué deben hacer
los pasajeros del bote salvavidas? Hardin plantea que hay que estipular que el bote
salvavidas sólo tiene capacidad para transportar 60 personas, y que ya hay 50 a
bordo. Hay cien personas nadando en el mar. Si usted sólo puede salvar a diez de
ellos, ¿cómo elegiría a quiénes salvar? En la perspectiva de Hardin, cualquiera
que sea la elección resultará problemática, por todo tipo de razones. Si usted
permite que demasiadas personas se apiñen en su bote salvavidas, excederán la
capacidad de carga y todos terminarán ahogándose. Según Hardin, la opción más
defendible es mantener sólo a las 50 personas que ya están en el bote y no dejar
que suba nadie más, porque esa será la mejor posibilidad de supervivencia para
las personas que ya están a bordo. Si se siente usted culpable por no ayudar a esas
pobres personas que están nadando en el mar, Hardin dice que entonces tiene
usted que abandonar el bote y cederle su lugar a alguno de los nadadores, y usted
tiene que ponerse a nadar.
+DUGLQVHUHIHUtDHVSHFt¿FDPHQWHDODD\XGDDOLPHQWDULDDXQTXHVXDUJXPHQWR
es pertinente para los esfuerzos de reducir la pobreza en general. Según plantea
él, países como Bangladesh ya estaban sobrepoblados, y necesitaban reducir su
población. En los países con economías débiles y altos índices de crecimiento
SREODFLRQDO FDGD QXHYD ERFD TXH DOLPHQWDU VLJQL¿FD TXH KD\ PHQRV UHFXUVRV
para la población que ya está viviendo. Esto implica que los recursos disponibles
no se están multiplicando al ritmo necesario para cubrir las necesidades de la
población que va en aumento. Cuando la población va en aumento la vida de todos
se empeora, por tanto, debe detenerse el crecimiento poblacional. La hambruna
que sufrió Bangladesh en los años 1970 detuvo ese crecimiento, tras lo cual la
dimensión poblacional resultaba sostenible para el país. La ayuda sólo habría
empeorado la situación, pues mantendría con vida a personas que dependerían de
las limosnas, lo que alentaría a los pobres a seguir teniendo hijos, lo que resultaría

381
en la existencia de más bocas que no podrían alimentarse bien. La conclusión a la
que llegó fue que los países ricos deberían abstenerse de emprender proyectos de
ayuda que sólo ejercen más presión sobre los recursos ya de por sí limitados, pues
ORVERWHVTXHHVWiQDÀRWHFRUUHUtDQHOULHVJRGHKXQGLUVH
+DUGLQ QLHJD WDPELpQ OD pWLFD GH OD UHVWLWXFLyQ SXHV D¿UPD TXH QR WHQHPRV
obligaciones intergeneracionales por las injusticias del pasado. Incluso si nuestros
ancestros pudieran haber perpetrado prácticas colonialistas, eso no implica que
se le deba restitución a la gente de hoy en día. “Todos somos descendientes de
ODGURQHV´ D¿UPD +DUGLQ \ ³QR SRGHPRV UHKDFHU HO SDVDGR´ (Q YLVWD GH WDOHV
hechos, y de que los recursos del mundo se han distribuido de manera inequitativa,
“tenemos que comenzar el viaje hacia el mañana desde el punto en que nos
encontramos hoy. [. . .] Puesto que la población se reproduce a ritmos distintos,
no es posible repartir la riqueza equitativamente entre todos los pueblos. Para
lograrlo, la única garantía que tendrían nuestros nietos, y los nietos de todos los
demás, sería que habitarían en un mundo en ruinas” (1974, traducción nuestra).
Así, Hardin plantea un argumento sorprendente con respecto a la sostenibilidad: el
bienestar de las generaciones futuras depende de que no ayudemos a los pobres de
hoy. Desde los días en que escribió su ensayo sobre la ética del bote salvavidas, se
ha comprobado que algunas de las hipótesis de Hardin son erróneas. Por ejemplo,
hoy en día la población de Bangladesh es más numerosa que en los años de 1970,
sin embargo, no está sufriendo hambruna1. No obstante, todavía hay personas,
FRPRVRQORVDFyOLWRVGHOD¿OyVRID$\Q5DQGTXHLQVLVWHQHQTXHD\XGDUDORV
pobres sólo sirve para hacerlos dependientes, lo cual perpetúa la pobreza. Vista
así, la ayuda caritativa no es un deber moral, puesto que causa más perjuicios que
EHQH¿FLRV
Un último argumento en pro de la acción para reducir la pobreza global tiene
que ver menos con la ética que con el propio interés. Paul Collier, por ejemplo,
ha argumentado que el bienestar de la gente en los países ricos está en riesgo
debido a una situación en la que casi un millardo de personas en el mundo padece
pobreza extrema. El mundo rico se ve amenazado por Estados frágiles que
SXHGHQ DOEHUJDU WHUURULVWDV FRPR HV$IJDQLVWiQ DPHQD]DGR SRU ORV FRQÀLFWRV
armados que sobrepasan las fronteras y que generan destrucción e inestabilidad
política y económica; amenazado por los brotes de enfermedades en países que no
tienen recursos para hacerles frente, como es el caso del ébola en Sierra Leona;
y amenazado por los desplazamientos poblacionales masivos impulsados por las
perturbaciones climáticas, por las guerras o por las migraciones derivadas de la
economía. El problema de la pobreza global importa, dice Collier, “y no sólo les
importa a los mil millones de personas que viven y mueren en condiciones que
SDUHFHQ GHO VLJOR ;,9 1RV LPSRUWD D QRVRWURV (O PXQGR GHO VLJOR ;;, GH OD
comodidad material, de los viajes mundiales y de la interdependencia económica,
será cada vez más vulnerable ante estas grandes islas de caos” (Collier 2007: 4–5,
traducción nuestra). Desde este punto de vista, la pobreza, sus descontentos y
las malas instituciones que la acompañan serán un riesgo creciente incluso para

382
aquellos de nosotros que vivimos complacidos en el mundo rico. Por lo tanto,
tenemos que ayudar a los pobres para ayudarnos a nosotros mismos.

¢4XpGHEHKDFHUXVWHG"

Sea que a usted le resulten de lo más convincentes los argumentos de la ética de


la ayuda o los de la ética de la restitución, o los motivados por el propio interés,
todos esos argumentos nos instan a emprender acciones para reducir la pobreza. Y
en efecto, no obstante las perspectivas libertarias o las derivadas del darwinismo
social, como son las de Hardin, resulta difícil negar el imperativo moral de ayudar
a la gente que padece pobreza extrema. ¿Acaso ayudar a los desesperados no es un
deber humanitario elemental? Si reconoce usted que a este respecto todos tenemos
obligaciones morales, ¿cómo puede usted hacer su parte para reducir la pobreza
global? En realidad son muchas las cosas que puede usted hacer, y algunas de
HOODVVRQWDQIiFLOHVTXHUHVXOWDGLItFLOMXVWL¿FDUVHSRUQRKDFHUQDGD1XHVWUDOLVWD
avanza en una escala que va desde un compromiso relativamente sencillo, hasta
acciones que exigen un compromiso más profundo y continuo para promover la
justicia social. Será usted quien determine lo que hará conforme a sus recursos,
sus valores, sus aspiraciones y su consciencia.

Donar dinero

Esta es la recomendación más sencilla y más generalizada para ayudar a


reducir la pobreza, y es una manera muy sensata de empezar. Donar dinero a
una organización que trabaja en el país donde usted vive, o en otro, es algo que
casi cualquiera puede permitirse. Por ejemplo, si varias veces por semana va
usted a una cafetería o sale a almorzar, bien podría reducir la frecuencia de esas
ocasiones y guardar ese dinero para donarlo. Pasado un mes, haberse abstenido
una vez por semana de tomar un café se irá sumando, y pasado un año podrá
llegar a ser un donativo respetable. Peter Singer insta a todas las personas a
GRQDUDODEHQH¿FHQFLDSRUORPHQRVHOXQRSRUFLHQWRGHVXLQJUHVRDQXDOQHWR
y aquellas personas que tienen ingresos mayores deben donar más. El sitio web
www.thelifeyoucansave.org incluye una calculadora que da la cifra que puede
XVWHGGRQDUDODEHQH¿FHQFLDVHJ~QVHDHOPRQWRGHVXVLQJUHVRV$GHPiVGHVX
donativo individual, puede usted integrarse a un círculo de donación, y/o motivar
a sus amistades y conocidos para que hagan un donativo. Un círculo de donación
por lo general es un conjunto de personas que concuerdan en dar dinero para una
causa en común. Los círculos de donación ayudan a recaudar grandes sumas para
una organización, y también pueden fortalecer el compromiso de los integrantes
con la causa en sí y con la realización de donaciones periódicas. El mero hecho de
hablar de las organizaciones en las que usted confía y de las razones por las que
usted piensa que es importante hacer donativos puede alentar a otras personas a
hacer lo mismo. A este respecto las actitudes agresivas salen sobrando: la gente

383
suele dejarse llevar por el ejemplo, de modo que si usted hace donativos de manera
constante, abierta y generosa convencerá a otras personas a adoptar también esa
actitud franca y dadivosa.

Cuadro 12.1 La pobreza y la humanidad básica

(QHO&DStWXORKDEtDPRVSURPHWLGRUHWRPDUHQHVWDVHFFLyQ¿QDOGRVSUHJXQWDV
IXQGDPHQWDOHV /D SULPHUD HUD FXiO HV HO PtQLPR GH FDSDFLGDGHV EiVLFDV
QHFHVDULDVSDUDWHQHUXQDYLGDKXPDQDDGHFXDGD/DVHJXQGDHUDTXpVLJQL¿FD
ser una persona que vive en la pobreza. En casi todos los capítulos hemos
considerado de un modo u otro esas preguntas, y aunque no pretendemos
llegar a tener respuestas concluyentes sobre temas tan amplios y primordiales,
SRGHPRVRIUHFHUXQDVFXDQWDVUHÀH[LRQHV¿QDOHV
Si ha leído usted los capítulos anteriores, ¿le parece que existen, podrían existir o
GHEHUtDQH[LVWLUHVWiQGDUHVPtQLPRVXQLYHUVDOHVSDUDODVFDSDFLGDGHVEiVLFDV"
¢6HUtDSRVLEOHTXHHOPXQGROOHJDVHDXQDFXHUGRVREUHWDOHVHVWiQGDUHV"(V
posible que la respuesta sea “no”, que las ideas sobre lo que es una vida humana
DGHFXDGD GL¿HUDQ GHPDVLDGR GH XQD FXOWXUD D RWUD GH XQD VRFLHGDG D RWUD \
TXHQRVHSXHGDOOHJDUDGH¿QLFLRQHVXQLYHUVDOHV6LQHPEDUJRFDEHKDFHUQRWDU
TXHVtVHKDQDGRSWDGRDOJXQRVHVWiQGDUHVXQLYHUVDOHV7RPHPRVSRUHMHPSOR
OD 'HFODUDFLyQ 8QLYHUVDO GH ORV 'HUHFKRV +XPDQRV GRFHQDV GH SDtVHV HQ
WRGRHOPXQGRKDQUDWL¿FDGRODVGLVSRVLFLRQHVSULPRUGLDOHVGHHVDGHFODUDFLyQ
DXQTXHHQHIHFWRYDULRVSDtVHVVHKDQDEVWHQLGRGHVXVFULELUODRKDQDFHSWDGR
solamente algunos de los derechos de la lista. Sin embargo, el corpus valorizado
de la legislación internacional sobre los derechos humanos sugiere un acuerdo
VXVWDQFLDO VREUH ORV GHUHFKRV EiVLFRV GH ORV TXH QLQJ~Q VHU KXPDQR GHEHUtD
verse privado.
Si los derechos humanos parecen demasiado abstractos para servir como pauta
SDUD OD UHGXFFLyQGH OD SREUH]DFRQVLGHUHPRV ORV 2EMHWLYRV GH'HVDUUROOR GHO
0LOHQLR\ORVTXHVHKDQIRUPXODGRDSDUWLUGHHOORVORV2EMHWLYRVGH'HVDUUROOR
6RVWHQLEOH (VDV OLVWDV GHWDOODGDV GH LQGLFDGRUHV PX\ HVSHFt¿FRV KDQ VLGR
VXVFULWDVSRUFDVLWRGRVORVSDtVHVGHOPXQGR(OORVLJQL¿FDSRUHMHPSORTXHD
QLYHOPXQGLDOH[LVWHHQHIHFWRODFUHHQFLDGHTXHWRGDVODVSHUVRQDVGHEHQREWHQHU
un mínimo en cuanto a consumo de alimentos, que todo mundo debe completar
la educación primaria, y que todos los niños y niñas deben poder vacunarse
FRQWUDHOVDUDPSLyQTXHWRGDSHUVRQDTXHSUHVHQWH9,+VLGDGHEHWHQHUDFFHVR
a tratamiento, y que todas las personas deben tener acceso a agua potable.
El Índice de Pobreza Multidimensional es otro instrumento de medición muy
respetado que se basa en los umbrales mínimos, y que se inspira directamente
HQORVGHUHFKRVIXQGDPHQWDOHVTXHVLUYHQGHDSR\RDODVFDSDFLGDGHVEiVLFDV
6HUiLQHYLWDEOHTXHVXUMDQSROpPLFDVVREUHFXiOHVVRQODVFDSDFLGDGHV³EiVLFDV´
En muchos países del mundo, incluso en Estados Unidos, existen desacuerdos
sobre si las mujeres deben tener derechos reproductivos, y si estos deben incluir el
DFFHVRDPpWRGRVDQWLFRQFHSWLYRV\DODERUWR&LHUWDPHQWHHQODSUiFWLFDH[LVWHQ
muchas sociedades que no garantizan la libertad de expresión, de asociación o
GHUHOLJLyQ<GHQWURGHORUD]RQDEOHODVQRUPDVPtQLPDVSXHGHQVHUHVSHFt¿FDV

384
de cada sociedad. Sin embargo, en nuestra opinión, es indiscutible que hay
algunas capacidades que todo ser humano debe tener garantizadas, para que
QDGLHTXHGHSRUGHEDMRGHORVXPEUDOHVPtQLPRVHQiPELWRVFODYHFRPRVRQOD
salud, la educación y los derechos políticos. El mundo ya ha logrado llegar a un
DFXHUGRVREUHPXFKRVGHHVRViPELWRV\PXFKRVGHORVUHVSHFWLYRVLQGLFDGRUHV
6LELHQWRGDYtDFDEHGHEDWLUDOJXQRVGHWDOOHVODVYDULDFLRQHVHVSHFt¿FDVGHFDGD
sociedad no deben ser una excusa para resistirse a establecer garantías mínimas
para todos los seres humanos.
/D UD]yQ HV TXH VHDQ FXDOHV IXHUHQ ODV GLIHUHQFLDV FXOWXUDOHV H[LVWH DPSOLR
FRQVHQVR DFHUFD GH OR TXH FRQVWLWX\H OD KXPDQLGDG EiVLFD 4L]LOEDVK KDFH
hincapié en que “existe una noción de lo que es claramente una vida humana,
y esa noción atraviesa la cultura y el tiempo, y es la que debe guiarnos para
IRUPXODU ODV QRUPDV SUHFLVDV GH OR TXH HV HOHPHQWDO SDUD HO ÀRUHFLPLHQWR
KXPDQR´ WUDGXFFLyQQXHVWUD 3RUVXSXHVWRGHVGHKDFHPLOHQLRVORV
¿OyVRIRVKDQGLVFXWLGRTXpHVORTXHGH¿QHDXQDYLGDKXPDQD8QDLGHDPX\
poderosa dice que la humanidad depende en parte de la dignidad. La dignidad
es inherente a todos los seres humanos, algo que todos queremos tener, algo
TXHOHGDXQJUDQYDORUDQXHVWUDYLGD %HUQDUGLQL (VXQYDORUTXHWRGRV
poseemos por el solo hecho de ser humanos. Para Nussbaum, la dignidad
VLJQL¿FD³HVWDUGRWDGRGHODVFDSDFLGDGHVSDUDODDFWLYLGDG\SDUDHOHVIXHU]R´
 WUDGXFFLyQ QXHVWUD  6LJQL¿FD SRGHU GLVIUXWDU GH FLHUWDV OLEHUWDGHV GH
acción, de oportunidades esenciales para organizar la propia vida.
3RUWDQWRFXDQGRXQVHUKXPDQRYLYHHQODSREUH]DVLJQL¿FDTXHDHVHVHUVHOH
KDQQHJDGRODVFDSDFLGDGHVEiVLFDVDODVTXHWRGRKXPDQRWLHQHGHUHFKR3RU
ORJHQHUDOFXDQGRXQDSHUVRQDYLYHHQODSREUH]DVLJQL¿FDTXHVHOHKDQHJDGR
VXGLJQLGDGSRUORWDQWRWDPELpQVXKXPDQLGDGSXHVWRTXHVHUKXPDQRVLJQL¿FD
WHQHUGLJQLGDG'HHVWHPRGRODSREUH]DHVXQDDIUHQWDDODGH¿QLFLyQPLVPDGH
lo que es un ser humano. Esto de ninguna manera quiere decir que las personas
en situación de pobreza sean “menos humanas”. Muy por el contrario, los pobres
son seres humanos igual que el resto de nosotros, son nuestros hermanos y
hermanas, pero a ellos se les ha privado de las oportunidades de llevar una
YLGDKXPDQDSOHQDPHQWHÀRUHFLHQWHTXHHVODYLGDTXHWRGRVGHEHUtDPRVOOHYDU
La vida de cada ser humano es igualmente valiosa, se basa en una dignidad
IXQGDPHQWDOORTXHVLJQL¿FDWHQHUODVFDSDFLGDGHVEiVLFDVSDUDOOHYDUXQDYLGD
valiosa. La pobreza nos priva de esas capacidades, de esa dignidad, y por tanto,
nos roba un aspecto importante de nuestra humanidad.

¿Cómo encontrar una buena organización para hacer donativos? Lo más


UHFRPHQGDEOHHVTXHSULPHURLGHQWL¿TXHXQSUREOHPDTXHUHDOPHQWHOHSUHRFXSH
Tal vez al leer este libro se haya detenido en el tema de la salud global, o en los
derechos de las mujeres, o en la educación. Cualquiera que sea el problema, piense
TXpHVORTXHPiVOHLPSHOHDFRPSURPHWHUVH\OXHJRLGHQWL¿TXHODVRUJDQL]DFLRQHV
que trabajan con ese tema. En este libro hemos mencionado muchas organizaciones
recomendables, como por ejemplo, Pratham, Catholic Relief Services o PATH.
Cualquiera que sea la organización que le interesa, conviene que indague usted

385
cuáles son sus actividades. Esa indagación puede ser tan detallada como desee,
puede consistir en explorar los detalles del sitio web de la organización, con todo
y sus informes anuales, o puede ser relativamente sencilla. Un modo sencillo de
HYDOXDUXQDRUJDQL]DFLyQFRQVLVWHHQYHUFyPRVHFODVL¿FDHQVLWLRVWDOHVFRPR
www.charity navigator.org, www.givewell.org, o www.guidestar.org. Esos sitios
FRQWLHQHQVLVWHPDVGHFODVL¿FDFLyQTXHVHLQVSLUDQHQSDUWHHQODWHQGHQFLDGHO
“altruismo efectivo”, que procura crear estrategias basadas en la evidencia para
evaluar las formas más impactantes de mejorar el mundo (Singer 2015). Cabe
WRPDUHQFXHQWDODVD¿UPDFLRQHVGHORVFUtWLFRVVHJ~QODVFXDOHVHVRVVLVWHPDVGH
FDOL¿FDFLyQSRQHQGHPDVLDGRpQIDVLVHQFXiQWRJDVWDQODVRUJDQL]DFLRQHVHQVXV
programas, en comparación con sus costos administrativos o de recaudación. No
obstante, los sitios que acabamos de mencionar son todos prestigiosos y útiles. En
última instancia, si no tiene usted una preferencia clara acerca de un tema o una
organización, puede consultar una lista de organismos recomendados en www.
thelifeyoucansave.org y en: www.givewell.org.

Hacer voluntariado

Si bien donar dinero es algo que casi cualquiera puede hacer, donar tiempo
implica un compromiso más profundo. El trabajo activo para reducir la pobreza y
promover la justicia social tiene el poder de hacer un cambio más visible, no sólo
para los pobres, sino también para usted. Hacer voluntariado para una organización
puede servir para que esa organización logre sus objetivos de mejorar la vida
de las personas. El voluntariado puede proporcionarle a usted habilidades, y la
H[SHULHQFLDWUDQVIRUPDGRUDGHWUDEDMDUHQEHQH¿FLRGHORVGHPiV3RUHVDUD]yQ
creemos que si usted tiene la posibilidad, VLHPSUH debería ofrecerse para hacer
trabajo voluntario. Y al igual que con muchas otras de nuestras recomendaciones,
con un poco de esfuerzo esta práctica puede convertirse en un hábito de vida.
Aquí encaja bien la exhortación de “pensar en lo global, actuar en lo local”. Para
reducir la pobreza quizá no pueda usted trabajar de ordinario en un país lejano. Sin
embargo, sí puede usted donar su tiempo y su energía a alguna organización que
tenga proyectos en el extranjero. E igualmente puede donar su tiempo y su energía
a alguna organización que trabaja para reducir la pobreza en su propia comunidad.
El voluntariado puede ser relativamente sencillo, como por ejemplo, trabajar
una o dos horas por semana en un comedor comunitario, o dar clases particulares
unas cuantas veces al mes a los chicos de alguna escuela secundaria que esté
muy necesitada de apoyo. Su compromiso también puede ser mucho más
profundo, por ejemplo, ayudar a una organización que necesite apoyo constante
en alguna tarea elemental y poco glamorosa, como podría ser la limpieza o el
mantenimiento; o contribuir con las habilidades especializadas que pueda usted
tener, por ejemplo, contaduría, comercialización o medios sociales; o aportando
su conocimiento experto (y, por lo general, de asistencia para la recaudación de
fondos) para apoyar al comité de asesoría de alguna organización. Ahora bien,

386
¿cómo encontrar oportunidades de voluntariado que valgan la pena? Muchas
YHFHV ODV XQLYHUVLGDGHV FXHQWDQ FRQ XQD R¿FLQD GH VHUYLFLR FRPXQLWDULR SRU
medio de la cual se asocian con organizaciones que necesitan voluntarios. Otra
opción sería United Way, una red comunitaria que opera en toda América del
1RUWHFRQVXOWHHOVLWLRZHEGHVXR¿FLQDORFDOGRQGHHQFRQWUDUiXQDOLVWDGHODV
organizaciones que ofrecen oportunidades de hacer voluntariado. El sitio web
www.idealist.org presenta muchas oportunidades locales de voluntariado y ofrece
opciones de búsqueda. Y si le interesa hacer voluntariado en otro país, un buen
lugar para empezar es el sitio: www.volunteerinternational.org.

(OHJLURWUDVRSFLRQHV

Otro modo de ayudar individualmente a combatir la pobreza consiste en elegir


otras opciones en el consumo cotidiano. Recordemos que la gente en el mundo rico
consume recursos planetarios en cantidades mucho más intensivas que la gente
en los países de ingresos menores. De ese modo se agudizan las desigualdades
radicales en la distribución de esos recursos. Por lo tanto hay que cambiar nuestros
hábitos de consumo. Para empezar, la contaminación por consumo humano de
carbono es en parte responsable del cambio climático; por consiguiente, procure
usar menos su vehículo, de ser posible. Recurra más al transporte público.
Procure reciclar y reutilizar. Hoy en día muchas comunidades tienen programas
de reciclaje bastante buenos. Inste a sus amistades, a su familia, a sus compañeros
de estudios o de trabajo a participar en esos programas. Mejor aún, colabore para
propagarlos. ¿En su comunidad acostumbran separar los desechos del jardín y
los restos de comida para usarlos como abono orgánico? Si lo hacen, esa es otra
forma de reducir la cantidad de basura que va a los vertederos, y es de esperar
que así el consumo resulte más sostenible. Consumir de manera más sostenible
implica elegir otras opciones, como sería, por ejemplo, comer menos carne. En
Norteamérica, las enormes granjas industriales de ganado vacuno, porcino y aviar
suelen ser responsables del uso excesivo de agua así como de la contaminación,
por no hablar de las crueles condiciones en que viven esos animales. Si todas las
personas del mundo comiesen tanta carne de res como hacen los norteamericanos,
la presión sobre los recursos del planeta sería insoportable. Considere usted la
posibilidad de funcionar de otras maneras para lograr que el sistema alimentario
sea más justo y sostenible. Intégrese a un huerto comunitario, por ejemplo, para
apoyar más la agricultura local y las fuentes locales de alimentos.
Cuando vaya de compras, busque productos de comercio justo. El comercio
justo es una norma que promueve mayor equidad en el comercio internacional
puesto que mejora las condiciones de los productores y los trabajadores
marginalizados, sobre todo en el sur global. Busque productos que muestren la
HWLTXHWDGHFRPHUFLRMXVWR\DVHDTXHFRPSUHFDIpEDQDQRVFKRFRODWHÀRUHVX
otros productos. La empresa Ten Thousand Villages, dedicada al comercio justo,
tiene locales en toda Norteamérica, y un portal en internet donde ofrece artículos

387
FHUWL¿FDGRVGHFRPHUFLRMXVWRFRPRMR\HUtDURSD\PXHEOHV&RQVLGHUHWDPELpQ
la posibilidad de hacer sus compras en empresas que operan con la modalidad
³FRPSUH XQR GRQH XQR´ /D LGHD GH HVWD PRGDOLGDG íFX\RV H[SRQHQWHV PiV
GHVWDFDGRVVRQODHPSUHVDGHFDO]DGR7RPV\ODGHDQWHRMRV:DUE\3DUNHUíHV
que por cada compra que usted haga, la empresa dona un producto a una persona o
DXQDFRPXQLGDGQHFHVLWDGD6LELHQHVWDHVWUDWHJLDSXHGHVHUEHQH¿FLRVDWDPELpQ
ha sido motivo de muchas críticas, por lo que es aconsejable investigar la compañía
HQODTXHSLHQVDXVWHGFRPSUDU\YHUL¿FDUVXVSUiFWLFDVGHGRQDFLyQ3RU~OWLPR
considere la posibilidad de reducir sus compras: dedique un día (o una semana)
al año a “no comprar nada”; puede incluso hacerlo con más frecuencia. Aliente
a otras personas de su red social a consumir menos. Es cierto que sus opciones
de consumo quizá no mejoren de inmediato las vidas de las personas pobres.
Sin embargo, el punto es adoptar prácticas que hagan de usted un ciudadano (o
ciudadana) más considerada, consciente y comprometida a actuar en interés de los
pobres de su país y del mundo. La tarea de hacer una sociedad más justa puede
empezar con algo tan sencillo como comer menos carne.

(VWXGLDUODSREUH]DVXVFDXVDV\VROXFLRQHV

Si está usted leyendo este libro, es posible que ya se haya inscrito en un programa
de estudios relacionado con la pobreza o con el desarrollo internacional. Sea como
sea, esperamos que este libro sea sólo el comienzo de su compromiso con estos
temas. Siga aprendiendo sobre la pobreza, lo que la causa y lo que la reduce.
Considere la posibilidad de buscar una solución importante para este tema en el
desarrollo internacional, o en el trabajo social, o en la sociología de la pobreza en
el ámbito nacional. Además de un curso de estudios formales, siga aprendiendo
con la lectura de los mejores diarios, como son 7KH1HZ<RUN7LPHVo el *XDUGLDQ;
siga las noticias que ocurren en otros países, preste atención a los acontecimientos
en el sur global, lea artículos que aborden el tema de la pobreza y la injusticia. Siga
a un buen blog, o un canal de Twitter de organizaciones como CARE, Oxfam, o el
Center for Global Development. Revise las “lecturas adicionales” que se sugieren
HO ¿QDO GH FDGD FDStWXOR GH HVWH OLEUR \ VLJD H[SORUDQGR ORV WHPDV TXH PiV OH
interesan. Acuda a las conferencias que se imparten en la universidad local o que
son patrocinadas por otras organizaciones en la comunidad donde usted vive. Por
ejemplo, en muchas ciudades de Estados Unidos existen Consejos de Asuntos
Mundiales que periódicamente invitan a oradores interesantes expertos en los
temas del desarrollo global.
Para estudiar la pobreza global también es de suma importancia pasar
temporadas en un país en vías de desarrollo, de ser posible. No hay nada que
substituya la experiencia de hablar con la gente pobre, y de conocer de primera
mano sus vivencias, sus problemas, sus éxitos y sus aspiraciones. Sobre todo si
quiere usted hacer carrera en el tema del desarrollo internacional, tiene que adquirir
experiencia internacional. Debe usted estudiar en otro país, ya sea mediante

388
cursos universitarios formales o haciendo una pasantía internacional. En términos
generales, cuanto más tiempo pase usted en el extranjero, más aprenderá. Sin
embargo, también existen oportunidades a corto plazo. La mayor organización
de desarrollo sostenible dirigida por estudiantes es Global Brigades, en Estados
Unidos; ofrece una variedad de programas de estudio y de aprendizaje-servicio
en el campo del desarrollo internacional. Por su parte, la organización Global
Visionaries tiene programas en América Central para estudiantes de bachillerato
y para quienes están en espera antes de emprender sus estudios universitarios, y
existen muchas otras corporaciones similares. También podría sondear los “reality
tours” o “giras de realidad” que ofrece la organización Global Exchanges, que
están disponibles para una amplia variedad de rangos etarios y que se enfocan en
WHPDVHVSHFt¿FRVFRPRSRGUtDQVHUORVGHUHFKRVKXPDQRVHQORVSDtVHVYLVLWDGRV

(GXFDUVREUHODSREUH]D

6L XVWHG VH KD GHGLFDGR FRQFLHQ]XGDPHQWH D HVWXGLDU OD SREUH]D JOREDO í
mediante la lectura de este libro, o tomando varios cursos o haciendo trabajo en
SURGHOGHVDUUROORRSRUFXDOTXLHURWURPHGLRíGLVSRQHXVWHGGHRWUDPDQHUDGH
ayudar a combatir la pobreza, que consiste en educar a otras personas. Hable usted
con su familia, sus amistades, sus colegas, con cualquier grupo comunitario al que
usted pertenezca. ¿Qué les va a decir? Explíqueles que la pobreza se concibe más
puntualmente como la privación de las libertades fundamentales, la negación de las
capacidades básicas a las que todas las personas tenemos derecho. Explíqueles que
la pobreza es multidimensional y que tiene que medirse no solamente en términos
de ingresos, sino según muchos otros indicadores, como la salud, la educación y
los derechos ciudadanos. Cuénteles en qué consiste el buen desarrollo, y exponga
HMHPSORVGHSURJUDPDVH¿FDFHVSDUDUHGXFLUODSREUH]D\FyPRSXHGHQOOHYDUVH
a cabo. Mencióneles por qué el empoderamiento de las mujeres y las niñas es tan
importante para reducir la pobreza, y cómo puede lograrse ese empoderamiento.
Exponga las razones que planteamos en este capítulo, según las cuales todos
tenemos una responsabilidad en la reducción de la pobreza; aliente a las personas
de sus redes sociales a pensar en sus respectivas obligaciones éticas en lo que
atañe al sufrimiento y la injusticia que hay en todo el mundo. Puede también
combatir los malentendidos que se escuchan tan a menudo cuando personas
desinformadas hablan de la pobreza. No es cierto que las personas son pobres
porque son haraganas; no es verdad que la ayuda sólo sirve para que los pobres
se hagan dependientes; la pobreza no es el resultado de patologías culturales; la
ayuda externa no siempre se va por la alcantarilla; la gente no puede valerse de
VXVSURSLRVPHGLRVSDUDVDOLUGHODSREUH]Dí\HWFpWHUD5HFXpUGHOHDODJHQWHTXH
existen derechos humanos universales y capacidades básicas que son atropelladas
no solamente en el extranjero, sino también en el propio país.
(GXFDUDORVGHPiVHQHOWHPDGHODSREUH]DQRVLJQL¿FDTXHWLHQHXVWHGTXH
convertirse en un consumado docente, aunque esa sin duda podría ser una admirable

389
ambición profesional. Tampoco implica que tenga usted que convertirse en un
fastidio intimidante que en cada conversación saca a relucir el tema de la pobreza.
Hay que estar bien informado, ser prudente y conocer el momento estratégico.
Si en una conversación con sus amistades o con su familia se expresan nociones
HUUyQHDVVREUHODSREUH]DUHFWL¿TXHHVDVQRFLRQHVGHEXHQPRGRYDOLpQGRVHGH
los ejemplos que se presentan en este libro o de lo que usted sabe por sus lecturas
o por su experiencia. Hay que prepararse para aportar un argumento convincente y
evidencias de que la perspectiva que usted plantea está bien sustentada. Sugiérales
un artículo o un libro que puedan leer, o comparta alguno cuando lo encuentre
esclarecedor. De cuando en cuando, en vez de ponerse a mirar en grupo una
película entretenida pero trivial, miren algo que realmente trate temas sobre la
SREUH]D JOREDO \D VHD GRFXPHQWDO R ¿FFLyQ \ OXHJR LQLFLHQ XQD GLVFXVLyQ DO
respecto. Demuestre su liderazgo y organice en su escuela, en su lugar de trabajo o
en su comunidad una exhibición de una película que luego puedan comentar o un
conversatorio sobre este tema. El objetivo es darles a los demás la oportunidad de
aprender algo de lo que usted ha aprendido sobre la pobreza global, y hay muchas
maneras de lograr esa meta.

$ERJDUSRUORVSREUHV

Si está usted en disposición de ahondar su compromiso con los temas de la


pobreza, necesita empezar a hablar con las personas que están en el poder. Hay
que educar a los funcionarios públicos para que entiendan el tema de la pobreza, y
FRPHQWDUOHVORTXHSXHGHKDFHUVHDOUHVSHFWR$SHVDUGHODJUDQLQÀXHQFLDGHORV
donantes ricos, sobre todo en la política estadounidense, muchos políticos estarán
dispuestos a escucharle aún si usted no es una persona rica, sobre todo si usted
IRUPDSDUWHGHVXGLVWULWRGHYRWDQWHV+DJDXQDE~VTXHGDSDUDLGHQWL¿FDUFXiOHV
son los representantes políticos en su localidad. Puede enfocarse en el ámbito
municipal, provincial, regional o nacional. Haga una llamada o una visita a las
R¿FLQDV GH ORV SROtWLFRV ORFDOHV HQYtHOHV XQ FRUUHR HOHFWUyQLFR R XQD FDUWD (V
más probable que atraiga su atención si les envía un correo personal o una carta,
no un formulario impersonal. Acuda a las reuniones de la alcaldía o a otros foros
públicos donde se discuten las políticas que pueden tener un efecto en la pobreza.
Y hábleles. No es difícil hacerse escuchar, y aun siendo usted una persona común
y corriente puede causar un efecto real.
¿Qué debería usted decirles a los políticos? En términos generales podría
LQVWDUOHVDDXPHQWDUOD¿QDQFLDFLyQSDUDDSR\DUHQWRGRHOPXQGRORVSURJUDPDV
de reducción de la pobreza. Los Estados Unidos en particular van a la zaga en la
ayuda externa. Los sondeos de opinión muestran que los estadounidenses creen
que el 28% del presupuesto federal se destina a la ayuda externa. Esa creencia
es totalmente ilusoria; una cifra más veraz es que Estados Unidos gasta en la
ayuda al desarrollo apenas 0.19% de su ingreso nacional bruto. El objetivo
internacionalmente valorado es 0.7%. La cantidad que destina Estados Unidos está

390
vergonzosamente por debajo de esa cifra, y muy lejos de la cantidad que destinan
los países que van a la cabeza en ese rubro, como son Noruega y Suecia, que
gastan en eso más del 0.9% de su ingreso nacional bruto. Aparte del aumento en
OD¿QDQFLDFLyQSXHGHXVWHGVHxDODUFRVDVPiVHVSHFt¿FDV'tJDOHVDORVSROtWLFRV
que reduzcan los subsidios a los agronegocios, que por lo general son muy
injustos para los agricultores del sur global. Este es un ejemplo muy conocido: se
ha calculado que, gracias a los subsidios, en la Unión Europea una vaca promedio
JDQDXQRVGyODUHVDOGtDORTXHVLJQL¿FDTXHODVYDFDVHXURSHDVJDQDQPiV
dinero que los dos mil millones de seres humanos que viven con menos de dos
dólares al día. En casi todos los países de ingresos altos se podrían contar historias
igualmente escandalosas sobre las políticas agrícolas. Procure que su defensoría
no sea sólo para obtener más fondos para programas de educación y salud en el
extranjero; recuérdeles también las carencias que sufren las personas en su propio
SDtV7DPELpQKD\TXHLPSXOVDUOD¿QDQFLDFLyQSDUDODHGXFDFLyQHTXLWDWLYDGH
los niños y niñas en las zonas más desfavorecidas, así como programas de salud
mental y refugios para las personas sin hogar, y formación profesional para quienes
no tienen empleo. Oxfam es una organización que suele hacer una excelente labor
de defensoría; preste atención a sus campañas y participe siempre que pueda.

+DFHUDJLWDFLyQ

Si está usted en disposición de educar y abogar por la justicia global, entonces


quizá también estaría en disposición de hacer más al respecto. Hacer agitación no
consiste sólo en aprender, preocuparse y hacerse escuchar. Consiste en trabajar
DFWLYDPHQWH SDUD ORJUDU XQ FDPELR SRVLWLYR 6LJQL¿FD DVXPLU ULHVJRV GHVD¿DU
ODV WDQ DUUDLJDGDV \ FRPSODFLHQWHV HVWUXFWXUDV GH SRGHU 6LJQL¿FD DVXPLU XQ
FRPSURPLVR PiV SURIXQGR \ GXUDGHUR HQ IDYRU GHO FDPELR 6LJQL¿FD DVXPLU
funciones de liderazgo y crear coaliciones para lograr un impacto colectivo. Hacer
DJLWDFLyQVLJQL¿FDOXFKDUFRQWUDODVLQMXVWLFLDVVHDTXHRFXUUDQHQVXSDWLRWUDVHURR
en lugares remotos. Puede usted participar en una marcha en favor de los derechos
humanos, u organizar una movilización contra las corporaciones que faltan a la
ética. Puede iniciar una campaña para alentar a su universidad a dejar de invertir
en las industrias de combustibles fósiles. Podría también iniciar protestas contra
la inequidad de ingresos, o a favor de una reforma en materia de migración. Puede
sumarse a una organización ya existente, como podrían ser Oxfam, RESULTS,
One.org o InterAction, y colaborar en sus campañas. Puede crear un grupo nuevo
TXHVHHQIRTXHHQXQWHPDHVSHFt¿FRGHODSREUH]DTXHDXVWHGOHSUHRFXSHHQ
especial. Podría iniciar un emprendimiento social que responda a una necesidad
FRPXQLWDULD FXLGDGRVDPHQWH HVSHFL¿FDGD 3RGUtD GHGLFDU XQ WLHPSR D YLYLU HQ
solidaridad con personas marginalizadas por la pobreza o la discriminación.
+DFHUHVWHWLSRGHWDUHDVSDUDSURPRYHUODMXVWLFLDVLJQL¿FDTXHWLHQHTXHSHQVDU
con mucho detenimiento en lo que realmente le importa, y en qué clase de vida
quiere usted vivir. Hay muchas maneras de impulsar un cambio, y aunque ninguna

391
GHHOODVVHDIiFLOTXL]iQRKD\DHQODYLGDFRVDPiVJUDWL¿FDQWHTXHGHGLFDUVHXQR
con toda su energía a ayudar a los demás.
¢3DUD TXp KDFH XVWHG DJLWDFLyQ"$SDUWH GH FXDOTXLHU WHPD HVSHFt¿FR DO TXH
quiera usted dedicar su activismo, hay que tener presente que la reducción de la
pobreza consiste en última instancia en asegurar las libertades de las personas.
Esas son las libertades fundamentales que atañen a las capacidades básicas, las
cuales sustentan la libertad más importante, que es la libertad de toda persona de
llevar una vida que pueda considerar valiosa. Dado que somos seres humanos,
todos tenemos derechos fundamentales, como son las normas mínimas en cuanto
a vivienda, salud, educación, determinación sobre el propio cuerpo y decisión
política. Esas capacidades son básicas porque posibilitan todo tipo de opciones
valiosas. Pongamos un ejemplo: la educación de las niñas. Recuérdese que la
educación promueve mejores resultados en cuestiones de salud. Ayuda a la
gente a tener medios de subsistencia más seguros. Propicia que haya más apoyo
a la democracia y más tolerancia ante la diversidad. La educación combate la
ignorancia, que es una forma de pobreza. La educación empodera a las personas,
pues apoya la libertad de una chica a elegir la vida que quiere para sí misma.
Concebir de este modo el trabajo para disminuir la pobreza requiere cambios en
el discurso sobre la pobreza, así como en los enfoques políticos prácticos. Esos
cambios están ocurriendo en algunas partes. Por ejemplo, casi la mitad de los
países del mundo incluyen en su Constitución el derecho a la atención médica.
En algunos, como Sudáfrica, su Constitución incluye el derecho a una vivienda
básica. La Constitución de Estados Unidos no reconoce ninguno de esos derechos.
Entre muchos políticos, así como entre el público en general, este cambio en el
discurso y en la práctica política aún no ha ocurrido. Sería meritorio no sólo
pensar cuán diferente sería la sociedad estadounidense si sus ciudadanos tuviesen
el derecho básico a contar con una vivienda, sino además trabajar para que eso se
haga realidad. Una vez más, una norma adecuada de justicia global insiste en que,
cualesquiera que sean los derechos básicos que queramos tener para nosotros,
debemos garantizarlos para todos en todo el mundo, y viceversa. El objetivo tiene
TXHVHUTXHQLQJXQDSHUVRQDHQQLQJXQDSDUWHYLYDHQSREUH]DDEVROXWDGH¿QLGD
esta como la privación de esos derechos y capacidades básicas.

&RQFOXVLyQ

Cuando se trata de considerar la justicia global, el estudio de la pobreza global


es posiblemente inevitable y quizás esencial. Todo esfuerzo sincero para idear
formas de reducir la pobreza exige un marco ético. Ese marco ético puede aportar
la motivación fundamental para reducir la pobreza, incluso si las perspectivas
sobre este tema son todas diferentes y no siempre congruentes. Como hemos
visto, algunos autores plantean sus argumentos desde la ética de la ayuda: en
efecto, todas las personas del mundo que sufren pobreza forman parte de la
familia humana, por tanto, debemos hacer por ellas lo que haríamos por alguien

392
de nuestra familia que estuviese en necesidad. Otros autores enfatizan la ética de
la restitución. Los anteriores regímenes coloniales y los países más importantes
GHOQRUWHJOREDOVHKDQEHQH¿FLDGRWDQWRGHOVXUJOREDOíPHGLDQWHPDWHULDVSULPDV
EDUDWDVPDQRGHREUDEDUDWD\SURGXFWRVEDUDWRVíTXHKDQHVWUXFWXUDGRHOVLVWHPD
internacional de modo que ellos puedan preservar sus ventajas, lo cual genera
pobreza. Existe asimismo el marco jurídico y moral de los tratados de derechos
humanos que comprometen a nuestros países (y nos instan a nosotros como
individuos) a prevenir los atropellos a los derechos humanos que emanan de la
pobreza y el sufrimiento. Por último tenemos el argumento del interés propio:
si usted vive cómodamente y desea seguir disfrutando de esa calidad de vida,
tiene usted que trabajar para reducir la pobreza en el mundo. Si no lo hace, su
HVWLORGHYLGDHVWDUiHQULHVJRGHELGRDORVFRQÀLFWRVHOWHUURULVPRORVEURWHVGH
enfermedades y las migraciones masivas procedentes de los países pobres.
Los anteriores son argumentos amplios y de peso que nos indican por qué
debemos trabajar para reducir la pobreza, pero en realidad nos ofrecen poca
orientación ética en cuanto a cómo reducirla. Esa orientación la encontramos
HQORVSULQFLSLRVGHODVROLGDULGDGODSDUWLFLSDFLyQVLQHOLWLVPR\ODVX¿FLHQFLD
decente para todas las personas. Tales principios son los cimientos de un
desarrollo éticamente responsable, que a su vez debe basarse en las normas de
la equidad, el empoderamiento, la libertad cultural, la sostenibilidad ambiental
y el bienestar humano. E incluso teniendo en mente todas esas ideas, debemos
recordar siempre que el trabajo en pro del desarrollo y la reducción de la pobreza
es difícil. Es una de las razones por las que algunos autores insisten en que la
intervención sólo prolongará el sufrimiento, sobre todo porque en los países del
norte se equivocan con frecuencia. Es importante que reconozcamos también esa
perspectiva. Y en efecto, una intromisión bien intencionada pero ingenua en la
vida de las personas, que ayuda a la gente a comer por un día pero no afronta las
causas estructurales a largo plazo de la pobreza, puede en verdad resultar más
SHUMXGLFLDOTXHEHQH¿FLRVD1RREVWDQWHQRVRWURVSUHIHULPRVHUUDUSRUFRPLVLyQ
y no por omisión. Todas las vidas humanas tienen el mismo valor, y el ethos
del igualitarismo humanista nos demanda que procuremos impedir el sufrimiento
evitable. Cuando se están atropellando los derechos humanos, cuando se priva a
las personas de las capacidades básicas para llevar una vida que les sea valiosa,
entonces tenemos la responsabilidad de actuar.
Por supuesto, debe usted tomar sus propias decisiones, incluso si decide no
hacer nada y contentarse con ello. Lo que usted no debe hacer es no decidir. Debe
usted preguntarse: ¿qué voy a hacer? Dadas las enormes injusticias que hay en
el mundo, tanto en el propio país como en los demás, ¿qué va usted a hacer al
respecto? Cualquiera que sea la decisión que tome, debe asumir un compromiso.
$QRWHORTXHYDDKDFHU(YLWHODVYDJXHGDGHVHVSHFL¿TXHH[DFWDPHQWHTXpHVOR
que hará. Planee cómo va a llevar a efecto lo que ha escrito en su compromiso.
Si lo pone por escrito, tiene más probabilidades de llevarlo a efecto, y de seguir
adelante. Una vez que lo tenga formulado por escrito, cuénteselo a alguien. Delo a

393
conocer en público. Decida qué pasos va a dar, y comience a darlos. Por fantasioso
que pueda parecer, es cierto que una persona puede hacer una diferencia. No
tiene usted que cambiar el mundo, quizás sólo necesita cambiar usted. En última
instancia, todos podemos ser parte de la solución a la pobreza global, y si somos
buenos ciudadanos del mundo, todos tenemos la obligación de procurar esa
solución.

Preguntas para el debate

1. Mencione algunas de las razones éticas, morales y políticas para combatir la


SREUH]D¢'HTXpDUJXPHQWRVVHYDOGUtDXVWHGSDUDFRQYHQFHUDDOJXLHQGH
TXHHVHREMHWLYRHVLPSRUWDQWH"
2. ¢&XiOHV VRQ ORV SRVLEOHV VLJQL¿FDGRV GH OD ³MXVWLFLD JOREDO´ TXH XVWHG
UHVFDWDUtDGHHVWHFDStWXOR"
3. 6LHVWXYLHUDXVWHGHQHOHVFHQDULRGHOERWHVDOYDYLGDVGH+DUGLQ¢TXpKDUtD
XVWHG"¢&XiOVHUtDVXUHDFFLyQDQWHHVHDUJXPHQWR"
4. ¢&yPR HYDO~D XVWHG OD SHUVSHFWLYD GH 3RJJH" ¢&RLQFLGLUtD XVWHG FRQ
ORV FUtWLFRV FXDQGR D¿UPDQ TXH QR UHGXFLU OD SREUH]D QR HV PRUDOPHQWH
equivalente a ocasionarla activamente, y que por tanto, conlleva obligaciones
GLVWLQWDV"
5. Si le entregaran a usted mil millones de dólares para erradicar la pobreza
JOREDO¢TXpKDUtDXVWHGHQFRQFUHWR\SRUTXp"¢6HUtDGLVWLQWDVXUHVSXHVWD
VLVyOROHGLHUDQPLOGyODUHV"6LHQHIHFWRVXUHVSXHVWDIXHVHGLVWLQWD¢TXp
le dice a usted esa respuesta en cuanto a las estrategias para reducir la
SREUH]D"
6. 9LVLWHHOVLWLRZZZJOREDOULFKOLVWFRP7HFOHHODFLIUDGHVXLQJUHVRDQXDOROD
GHVXVSDGUHV¢4XpUHVXOWDGRVGD"¢4XpPiVSXHGHDSUHQGHUGHORVGDWRV
TXHDSDUHFHQHQHVDSiJLQD\FyPRDIHFWDQVXFRPSUHQVLyQGHVtPLVPR\
GHVXVREOLJDFLRQHVFRQUHVSHFWRDODSREUH]DJOREDO"
7. Visite el sitio www.givingwhatwecan.org/. ¿Cómo se evalúan las instituciones
GH EHQH¿FHQFLD" ¢4Xp UHFRPHQGDFLRQHV KDFHQ SDUD ORV GRQDQWHV \ TXp
RSLQDGHODVVXJHUHQFLDVSDUDSDUWLFLSDUHQHOODV"

Nota
1
Las hambrunas rara vez se deben a la falta de alimentos, por lo general son efecto de la falta de estructuras
políticas democráticas (Sen 1981).

394
/HFWXUDVDGLFLRQDOHV

'DOH\+DUULV6KDQQRQ-H൵UH\.HHQDQ .DUHQ6SHHUVWUDOur Day to End Pover


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396
“Serena Cosgrove y Benjamín Curtis han producido una guía cautivante y por
momentos conmovedora que revisa exhaustivamente los principales desafíos de
la pobreza en nuestro mundo desigual, y los aborda desde lo conceptual y también
mediante ejemplos y pruebas empíricas. Su libro nos exige que todos miremos
con especial atención las vidas que carecen de dignidad humana y de acceso a un
umbral de capacidades humanas básicas para el bienestar y la agencia, y que miremos
asimismo a aquellos que son responsables de la deplorable situación actual en todo
el mundo, donde muchas personas −hombres, mujeres y niños− se ven privadas, de
manera innecesaria y evitable, de las libertades humanas. Este libro debiera ser lectura
obligada para los especialistas y formuladores de políticas en materia de desarrollo,
así como para académicos que trabajan en el campo del desarrollo, pues todos ellos
y ellas lidian con el desafío enorme −y sin embargo solucionable− de reducir en lo
posible la pobreza multidimensional. Esto, como dejan bien claro los autores, es una
cuestión de ética y de justicia global, un imperativo moral por el cual todos debemos
esforzarnos, en lo individual y en solidaridad con los demás, en todos los niveles de
las comunidades y las estructuras gubernamentales. Como explican los autores, las
personas que lean este libro deberían aspirar a pensar más a fondo cuáles son sus

–Melanie Walker, catedrática de la Fundación Nacional de Investigación y


directora del Centro de Investigación sobre la Educación Superior y el Desarrollo
en la Universidad del Estado Libre, Sudáfrica.

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