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CARACTERISTICAS FUNADEMENTALES DE LA HISTORIA EN UNA DISCIPLINA

ESCOLAR
En el siguiente texto se analizará la importancia a consecuencia de la indagación hecha por
los estudios de una sociogénesis encaminada a la construcción como una disciplina escolar,
acercándose propiamente a esa lucha social, política, institucional y curricular en la
enseñanza de la Historia en España que comprende un periodo de siglos desde el XVIII Y
XX, acompañado de unas vistas y explicaciones por medio de la historiografía y una
sociología critica, donde los cambios y continuidad serán explicadas por una historia
social.

Ya que es importante, determinar ¿si por medio de referentes de investigaciones de carácter


“social” como esta, LA SOCIOGENESIS DE UNA DISCIPLINA ESCOLAR: LA HISTORIA. De
Raimundo Cuesta Fernández; se logré visualizar lo transcendente que puede ser lo histórico
es relevante ante los componentes de una sociedad? y como esta, es relevante con cada uno
de sus sujetos con las estructuras y fundamentos para generar cambios tanto sociales como
institucionales, en este caso el adentramiento de una disciplina de acuerdo las necesidades
de enseñar Historia en escenarios españoles para que la perspectiva en cuantos a escuelas,
monasterios, universidades, y la sociedad en general el sentido reducido y pobre en cuanto
el estudio y la enseñanza de la Historia fuese real, existente, profesional y no apegada a
categorías desde un tiempo medioevo que se la envestía de teología, religiosidad y tintes
bíblicas que en realidad era su contexto y básicamente su asimilación de carácter
disciplinar, profesional, de enseñanza escolar se debe al tiempo, a lo histórico y claramente
el contexto capitalista lo deja en evidencia su tránsito importante en España en este caso.

Es así; que dentro de la conciencia de este autor está dirigido a tener en cuenta dimensiones
sociohistoricas, es decir, lo duradero y lo permanente en el marco escolar de código
disciplinar, una categoría heurística que nos permitiera afrontar y explicar la Historia
escolar. De alguna manera se utilizó este concepto, o categoría para afrontar con que
elementos se ha elaborado un orden de la enseñanza, las prácticas como docentes sus
cambios o continuidades; En cierto modo, el código disciplinar de la Historia posee normas
y convenciones socioculturales que designan la legitimidad e ilegitimidad del saber escolar,
en cuanto a sus mismas características, que son el discurso, contenidos y prácticas.
Características que serán más visibles de acuerdo al engranaje que el autor hace con de
desarrollo histórico-educativo en la España contemporánea: el modo de educación
tradicional-elitista y el modo de educación tecnocrático de masas. Es decir, mostrándose
como una larga y duradera tradición social, ya que estas fases son parte de ese proceso y
evolución del capitalismo, ahora si la intensión del autor es obsérvalo como ese culpable
donde se podría visualizar el avance en el nivel de producción y distribución del
conocimiento, es completamente un buen horizonte en el entendimiento de la educación y
la enseñanza, en este caso la Historia.

Por consiguiente, el proceso que se recorre en este texto de Cuesta Fernández, es con ese
objetivo que, desde el inicio de la historia o esa génesis de la primera Historia
(protohistoria), ha tenido una evolución sin dudarlo; pero en sentido más estricto este autor
busca señalar que la Historia como materia escolar plenamente asentada en el curriculum y
con un código disciplinar definido es algo relativamente reciente, que alcanza su plena
plasmación en el siglo XIX con la implantación de los sistemas educativos modernos de
carácter estatal-nacional.

Y por eso trata de explicar y describir, la ausencia desde la época antigua, donde la Historia
no hacia parte del banquete del conocimiento disperso en la Grecia de Heródoto, lo cual se
entiende que tanto las tradiciones platónicas y aristotélica, los conocimientos filosóficos,
eran los legítimos, donde en temas de praxis de ese conocimiento se encontraba la política,
y es donde aparece la comprensión curricular y disciplinar de este conocimiento más
contemporáneo, sin embargo, Cicerón en unas especie de oratoria, descripción y
narraciones de lugares y batallas, amarrado a las artes, el buen decir y escribir, pero sin
duda estas funciones atribuidas a este conocimiento histórico transciende a Europa
occidental, y su relación estrecha con el cristianismo se encamina a su línea temporal que
ayuda a su formación como ciencia, ya que la concepción circular Griega del tiempo
parecía destruir su futuro. Como ya se verá hasta el siglo XIX, en los instantes iniciales de
la Historia como disciplina escolar, estableciendo una de las estelas más originarias del
código disciplinar de la Historia y uno de los arbitrarios culturales de más larga cronología
en la cultura occidental y una influencia eclesiástica. Aunque la edad media según estudios
que argumenta Cuesta Fernández, también fue un tiempo reducido y poca predominación
en la enseñanza histórica. Enseñanza medioevo que se caracterizó por el lugar, la fecha y el
personaje, que finalmente proporcionan el motivo donde sujetar en la memoria cualquier
acontecimiento histórico.

ya en el siglo XIX, el código disciplinar de la Historia, como ya se mencionó; constituye el


uso de la educación histórica en el Antiguo Régimen, Humanistas, pedagogos e
historiadores, de este modo, el inicio de una edad moderna erosiona la educación clásica de
la edad media, y los saberes del humanismo y el calor del capitalismo comercial, el
crecimiento de las ciudades, burguesía, empieza una penetración más concreta en la
realidad escolar, claramente una oportunidad en dar carrera a la Historia, pero con influjo
de estudios literarios que ayudó a sensibilizar estructuras de formalidad educativa,
múltiples tratados, ensayos pedagógicos.

Con lo anterior, en cuanto a las apreciaciones que se puedan ver hacia el camino de la
Historia en la época moderna, el autor dice que, por lo tanto, el avance de la Historia como
materia escolar es lento y penoso a través de toda la época moderna. Incluso su cultivo,
como producto historiográfico, es muy desigual y la tarea de hacer Historia dista de ser una
profesión mínimamente autónoma, por su falta de carácter lineal con el tiempo y la manera
de utilizarla sin estar completamente dependiente de lo político y religioso, en otras
palabras en el antiguo Régimen la Historia sirvió o se manifestó como ausente ya que la
literatura pedagógica en este periodo nace bajo el concepto de descubrir al individuo y las
leyes que presiden su conducta. Tanto así, que la comunión de la religión en la educación
fue tan importante que el empalme de racionalidades y legitimidades socioculturales del
espacio escolar jesuítico o los jesuitas en la aplicación de éxito en sus colegios y
enseñanzas, es una muestra de la taxativa complejidad de la escuela como institución.

Y si su influencia es poca, se puede mirar que los padres jesuitas lograron introducir, el
manual de historia, extiende a lo largo del siglo XVII y se consolida en el siglo XVIII, en
su gestación, extensión y consolidación se crean nuevos estereotipos temáticos y
cronológicos.

Hablar del estatuto curricular de la Historia, es abarcar que en la España del siglo XVIII la
esfera colegial de la Compañía de Jesús, el mundo católico y nuevas congragaciones, los
protestantes, abrieron una puerta de entrada a la Historia dentro de las instituciones
escolares.

Explicar la revolución burguesa es determinar el gran valor en cuanto a nuevas perspectivas


sociales, reformas de la educación, bajo también facciones liberales; de esta manera la
educación histórica provoca la necesidad de ser visible, adquiriéndose con la creación de un
sistema educativo Estado-estatal, por ende, la fijación del aclamado código disciplinar de la
Historia, que significa como hemos dicho no es una realidad social estática, sino al
contrario duradera, así mismo como la Historia, características que sucumbieron con un
nuevo dominio ya que el Antiguo Régimen se desvanecía, la ley, la libertad de catedra, el
ferrocarril, la aristocracia, el Estado como regulador, en fin otro tipo de gestación,
extensión y consolidación que organizaron nuevos estereotipos temáticos y cronológicos de
la Historia en la Europa occidental y sobre todo en España.

Entonces el proceso de la Historia se encamina después de la revolución burguesa hacia una


universalización de la educación, pero si creemos que en siglo XVIII pasó la línea de la
universalización a la democratización de la educación, prácticamente el tema en común en
este contexto del capitalismo tradicional decimonónico, se caracterizó por contener un
elitismo premeditado muy fuerte, y un centralismo en continua expansión; es decir,
segmentada, reducida y exclusiva educación de la población escolar. En otro sentido se
diría que el código disciplinar de la Historia se inventa al mismo tiempo que el Estado
burgués, la nación y la diferenciación clasista del capitalismo, nace impregnado de los tres
elementos del modo de educación tradicional-elitista, que hemos comentado y se asienta
sobre un sistema educativo fuertemente dual: el primario y el secundario-universitario, dos
redes sociales de escolarización y dos escenarios donde habitan usos educativos distintos.

Por consiguiente, dictar que la Historia del conocimiento escolar no coincide con el
discurso jurídico administrativo teniendo en cuenta su tradición social, se relaciona con la
falta de relación entre la Historia científica y la Historia escolar. Además, el autor se
encarga en que medios y aspectos se pueden percibir las diferencias entre la historia escolar
y la historia de la enseñanza como un hito social, el escolar es más un referente jurídico y
profesional, pero ambos dan un significado más relevante a la sociedad.
Ahora los libros de texto se dilatan con rapidez desde finales del siglo XVIII y consiguen su
consagración institucional a lo extenso del siglo XIX, al mismo tiempo que quedan fijas los
asientos del sistema educativo nacional-estatal. Esto quiere decir que Los textos visibles
fundadores del código disciplinar: los libros de texto estuvieron su aparición para constituir
el uso social dentro del aula de clase, con ayuda de la pedagogía propiamente. Donde hay
una discusión muy interesante cuando se analiza en medio de que se crea los libros,
regulación del poder político y economía política, sentencia de quien termina siendo el
conocimiento, reducida, exclusiva y elitista.

En definitiva, el siglo XIX o etapa isabelina como lo denomina el autor Cuesta Fernández
constituyo una Historia con características elitista, universal, en enciclopedias, libros y
códigos escolares, con regulación política, una lista considerable de leyes, el siglo XX será
el escenario también la matriz sobre la que se construirá el edificio curricular de la Historia,
en todos los niveles de enseñanza, la profesionalización universitaria de la historiografía,
donde el plato favorito seria la nueva burguesía intelectual, con políticas conservadoras,
nueva cultura histórica y oficial, con todo esto y otras características del propio y rico siglo
en cuando a desarrollos en la ciencia, y la educación la Historia involucraría nuevas formas
de hacer Historia, pero para el caso español en un análisis europeo estaba en retraso
educativo, historiográfico con respecto a Francia y Alemania, y para esto tenía que estar
dispuesto a vivir un cambio modernizante en la corporación científica e institucional para
darle un valor más amplio del territorio europeo.

En fin, los años que emprenden el siglo indican un neto robustecimiento de la Historia en
los métodos de estudio de todos los niveles educativos. En el plano de la Historia ajustada
por la administración y las instituciones, que no es la misma a la ejercida en las aulas, este
instante figura un límite en que quedan fijadas tradiciones discursivas elaboradas en fases
anteriores y que perduran en el decurso del modelo de educación tradicional-elitista.

En conclusión, la historia como profesión, disciplina escolar, como practica social en las
aulas es tener en cuenta la evolución y los cambios sufridos durante el tiempo, y el pasado
es una mirada que podría darnos significado y sobre todo una comprensión social, de la
creación del conocimiento de una ciencia, una disciplina y de quienes la enseñan con
herramientas tan importantes como la pedagogía, la geografía, pero con cada uno de los
saberes porque de alguna forma para crear historia, es valioso tener en cuenta, lo
institucional, lo jurídico, lo filosófico en fin, la interdisciplinariedad. Y con esta obra LA
SOCIOGENESIS DE UNA DISCIPLINA ESCOLAR: LA HISTORIA. De Raimundo Cuesta
Fernández, se visualiza el proceso histórico de la historia como disciplina.

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