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N ú m e r o 142 - 15 p e s e t a s

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descubre España a los hispanoam ericanos


e H i s p a n o a m é r i c a a los e s p a ñ o l e s

H IS P A N IC O HISPANICO H ISPA N IC O

; ’'

ilS ptWü%\
Por el profesor J. M. YEPES
ARIAS repúblicas de la Amé­ giosas e instituciones políticas, un pa­ tranjeros, lo que no sería otra cosa que

V rica hispana, como Chile, Pa­


raguay y el Perú, han con­
cluido con España sendos tra ­
tados, mal llamados de «doble naciona­
sado común, una misma concepción de expresar en leyes lo que de hecho ocu­
la vida y de los hombres y, sobre todo, rre felizmente. Unos y otros disfruta­
la convicción de que todos estos pueblos rían en el país de adopción de los mis­
tienen unos mismos destinos en el mun­ mos derechos de que gozan los naciona­
lidad», con el fin de hacer más íntimas do. Estas condiciones eximias no se re- les, únicamente con las restricciones
las relaciones de todo orden que natu­ unen sino en el conglomerado humano impuestas por razones de la defensa na­
ralmente existen entre los países hispa­ que se apellida la comunidad hispano- cional o por motivos de seguridad pú­
noamericanos y la madre patria. Deci­ luso-americana de naciones. Por lo mis­ blica. Para tener derecho a estas pre­
mos que tales tratados son mal llamados mo, la idea de la supranacionalidad no rrogativas se les exigiría recíprocamen­
de doble nacionalidad» porque su misma podrá aplicarse con éxito sino en estas te un mínimo de formalidades, tanto
denominación puede hacerlos interpretar regiones privilegiadas del planeta. para la entrada en el país respectivo
en el sentido de que favorecen el fenó­ Partiendo de estas bases, es decir, de como para adquirir la nacionalidad del
meno de la doble nacionalidad, que en una comunidad real pre-existente, puede nuevo Estado sin perder — lo repeti­
vez de acercar a los pueblos tiende a admitirse el principio— nuevo, en ver­ mos — automáticamente, como ocurri­
crear entre ellos nuevas causas de con­ dad, pero profundamente lógico— de que ría hoy, su nacionalidad de origen. Cum­
flictos. Según la interpretación que nos­ la adquisición, por un individuo perte­ plidas tales formalidades, los naciona­
otros creemos que debe darse a esos neciente a dicha comunidad, de la na­ les de los países signatarios del conve­
tratados, se trataría más bien de ir es­ cionalidad ide otro Estado de la misma nio que sugerimos tendrían derecho al
tableciendo paulatinamente y por eta­ comunidad, no cancela necesariamente pasaporte, a la protección diplomática
pas la supranacionalidad hispánica, que su nacionalidad de origen, como ocurri­ y a todos los derechos civiles, políticos
sería el lazo más poderoso para amal­ ría según los principios generalmente y laborales y de todo orden que el E sta­
gamar a un grupo de veinte naciones admitidos hoy. Para ello la pre-existen- do respectivo concede a sus nacionales.
ligadas ya entre sí por una solidaridad cia de una comunidad espiritual real es La asimilación al nacional de origen
espiritual más fuerte que todos los un presupuesto indispensable. Este ra­ sería, por ende, completa. Ello signifi­
vínculos políticos. zonamiento no podría aplicarse para caría una genuina revolución en la po­
La idea de los tratados de «doble na­ grupos pertenecientes a familias nacio­ lítica de la comunidad hispano-luso-
cionalidad» entre España, por una par­ nales completamente extrañas entre sí americana. Nosotros no dudamos de que
te, y Chile, Paraguay y Perú, por otra, y sin más solidaridad que la condición con los tratados de pretendida doble na­
no puede ser que los nacionales de es­ humana de sus componentes. Un espa­ cionalidad a que hemos aludido se per­
tos países tengan el derecho de invocar ñol o un colombiano que adquieren, por siguen estos altos objetivos; pero para
simultáneamente ambas nacionalidades. uno u otro motivo, la nacionalidad pe­ facilitar su proliferación en todos los
Precisamente esta concepción errónea ruana o la chilena, no están, no pueden países sería necesario quitarles todo sa­
— que tiene, sin embargo, su funda­ estar en la misma situación jurídica y bor de doble nacionalidad que pueden
mento en la terminología misma de los política del chileno, el japonés o el árabe hacerlos sospechosos. Bastaría para ello
tratados— es lo que ha hecho que la idea que se neutralizan en un país americano cambiarles simplemente la nomenclatu­
cardinal de los tratados no prospere en El español o el colombiano de nuestro ra actual y adicionarlos con una cláusula
el mundo hispano-luso-americano con ejemplo no son tránsfugas de su patria nueva para permitir la adhesión de otros
todo el vigor que merece por sus altas porque la identidad de fisonomía espiri­ estados de la comunidad a las cláusu­
finalidades. Algunos publicistas mal in­ tual entre su país de origen y su país las fundamentales del tratado. Empero,
formados señalan a este propósito los de elección no hace de ellos estricta­ si esto no es posible todavía por la falta
peligros de la doble nacionalidad, cre­ mente un extranjero en su nueva patria. de preparación de la opinión pública para
yendo, tal vez de buena fe, que dichos Esto lo saben todos los que han vivido un paso de tan prodigioso alcance, los
tratados tienden a generalizar un fenó­ en cualquier país de la comunidad his­ tratados bilaterales de que hemos ha­
meno que el derecho internacional con­ pano-luso-americana. blado, no obstante sus defectos, podrían
temporáneo rechaza como inconveniente Para dar vida a la idea que expone­ preparar poco a poco las vías para la
para la buena armonía entre los esta­ mos se necesitaba encontrar la fórmula supranacionalidad, que debe ser el ob­
dos. Esta disciplina dispone, en efecto, adecuada. Esta fórmula es la suprana­ jetivo último de nuestras aspiraciones.
é que, para clarificar las relaciones inter­ cionalidad. El primer paso para reali­ Sabemos que el nuevo embajador de
nacionales y evitar controversias, toda zarla sería declarar que la adquisición España en Colombia, señor Alfredo Sán­
persona debe tener una nacionalidad, de una nueva unidad dentro de la co­ chez Bella, uno de los grandes artífices
pero una sola nacionalidad efectiva. No munidad no implica necesariamente la de la Hispanidad y estadista de vasta
quiere ello decir que un individuo, si pérdida de la nacionalidad primitiva, comprensión intercontinental, tiene en
así le place o si conviene a sus intere­ sino únicamente su suspensión. Para su programa dar impulsos a tratados de
ses, no pueda cambiar de nacionalidad servirnos de una expresión feliz usada esta naturaleza. En esa empresa tendrá
cuantas veces lo desee o lo necesite. en el III Congreso del Instituto Hispano- el apoyo entusiasta de todos los colom­
A
A La concepción de la supranacionali­ luso-americano de Derecho Internacio­ bianos. Quienes conocemos la inteligen­
' ' dad parte de bases distintas, la doble nal, reunido en Quito en 1958, la prime­ cia y el dinamismo de Sánchez Bella es­
9i nacionalidad, es decir, que manteniendo
el principio de la nacionalidad efectiva
ra nacionalidad permanecería en cierto tamos seguros de que pondrá al servicio
estado de catalepsia mientras no se cum­ de esta noble idea toda su fe y su pres­
única, un individuo puede tener otra plieran las condiciones previstas para tigio de diplomático y de publicista.
'1 nacionalidad potencial, que tendrá el de­ revivirla. Es esencial en esta concepción Este es el mejor servicio que hoy puede
ï recho de hacer efectiva mediante cier­ que las dos nacionalidades no puedan prestarle un diplomático español a la
tas condiciones previamente establecidas ejercerse simultáneamente. Esto es pre­ gran causa de la unidad hispano-luso-
' „) entre los estados interesados. Evidente­ cisamente lo que más diferencia a la su­ americana. Estamos también seguros de
mente, esto no puede realizarse sino en­ pranacionalidad del sistema ambiguo de que el actual Gobierno de Colombia
tre estados— como los de la comunidad la doble nacionalidad. Una vez adoptado — que tantas muestras de espíritu com­
hispano-luso-americana— que ya consti­ este principio fundamental es fácil pre­ prensivo ha dado en política internacio­
tuyen por sí mismos una comunidad ver las consecuencias: el español en Co­ nal— no es indiferente a la idea de es­
real con profundas raíces en la Histo­ lombia y el colombiano en España, o el trechar vigorosamente los lazos de soli­
ria y fundada en la comunión de una argentino o el ecuatoriano en Colombia daridad que ligan a Colombia con todos
misma sangre, una misma cultura, una y viceversa, pongamos por caso, no se­ los miembros de la comunidad hispano-
misma lengua, idénticas creencias reli­ rían legalmente considerados como ex­ luso-americana de naciones.
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número 13374, México, D. F . (México). NESTOR RENE VIVES. Avenida La
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rrespondencia con jóvenes de cualquier
país.
Doble nacionalidad o supranacionalidad, por el profesor J. M. Yepes. 4
P ET L EF FREILING. Klingenstr, 8. So- Estafeta ..................................................................................................................... 5
lingen (Alemania Occidental).—Jóvenes de ANDRES HIDALGO TEJERO . Regi­ Los trabajos y los días, por José Luis Rubio ....................................... 6
diecinueve años, desean correspondencia
con señoritas españolas, hispanoamerica­
miento de Caballería Dragones de ^ Ca­
latrava número 2. P. M. A. Alcalá de Héctor Villalobos, brasileño universal, por Enrique Franco ............... 7
nas y de las islas Filipinas. Henares (Madrid) —Desea corresponden­ José María Sánchez Silva, por Blas Pinar ............................................... 7
MARGARITA ACOSTA VILLALBA.
cia con señoritas de dieciséis a veinte La Organización de Estados Americanos 8

Calle de José Antonio, 6. Arrecife de


años en español o francés.
Quito y la XI Conferencia Interamericana ............................................... 11
Lanzarote (Canarias).— Lesea correspon­ PEDRO MALDONADO. Méjico, 1320.
Buenos Aires.—Desea correspondencia con
Tres perspectivas quiteñas, por Antonio Amado ....................................... 12
dencia con jóvenes de dieciocho a trein­
chicas estudiantes de cualquier país. Quito, puerta del cielo, por Ernesto La Orden Miracle 15
ta años.
JOSE L. GOMEZ B. Méjico, 1320, 4.°
El Museo de Artes Decorativas, por Pilar F. Vega de Ferrándiz ... 17
V. LORES. Príncipe, 44. Vigo (Ponte­
vedra).—Desea correspondencia para in­ Buenos Aires.—Desea correspondencia con Atabales tocan, por J. Valdivielso ............................................................... 20
tercambio de ideas y conocimientos, es­ señoritas de diecisiete a veintitrés años Melchor, Gaspar y Baltasar, por Eduardo Marco ....................................... 21
pecialmente dibujo y pintura, con^ aficio­ para intercambio de revistas y postales. Villancico del Niño Caribe, por Leopoldo Panero .................................. 23
nados de cualquier país, en español. RAMON EOYER. Pilar, 3. Enguera Baile de la zagala (poema), por Rafael Morales ................................... 25
PATRICK FRANCIS MURPHY. De (Valencia).—Desea correspondencia con
personas de cualquier país para inter­ Tania Bari, en Madrid ........................................................................................ 26
quince años. Residente en Bolton (Lan-
cashire). Inglaterra.—Desea corresponden­ cambio de sellos y postales. La catedral de Sal de Zipaquirá, por Kurt Severin ............................... 29
cia en inglés con jóvenes aficionados a EUGENIO SALAT. Arrabal del Car­
Tres siglos de toros, por Eduardo Marco ................................................... 33
la aviación. Domicilio: 113, Bury New men, 60. Tárrega (Lérida).—Desea co­ Seis fotos sueltas ..................................................................................................... 38 37
Road. rrespondencia en francés, inglés o ita­ La Exposición Sefardí ......................................................................................... 40
MARIA ANGELA ROMERO. De Saba­ liano con personas de cualquier país de Alcobendas, nuevo teologado dominico ...........................................................
dell (Barcelona). Con domicilio en Cruz,
número 90.— Desea correspondencia con
quince a veinticinco años.
Carta abierta a Eulalia Guzmán, por Alfonso de la Serna ............... 47
jóvenes extranjeros mayores de veinticin­ DEBLA SOTOMAYOR y CRUZ ‘ FA ­ Aniversario de la batalla de Ayacucho ....................................................... 48
co años, aficionados a la música, fila­ BIANI. Glorieta de España, 1. Murcia —
Desean correspondencia con caballeros de Gabriela Mistral, por Dom Benito Tapia de Renedo ........................... 50
telia y deportes.
treinta y seis a cuarenta y cinco años Libros ..................................................................................................................... 50
CARMEN CESTERO LASHERAS. San
Víctor, 43, 2.° Sallent (Barcelona).—
de cualquier país para intercambio de
ideas, comentar costumbres de países, etc.
Cauces constructivos, por Manuel Lizcano ................................................... 51
Desea correspondencia con jóvenes de Exposiciones ............................................................................................................. 51
otros países. ORLANDO ANTONINO. Salita Fava Pasatiempos, por Ocón de Oro ....................................................................... 52
MARY VICENTE. Arana, 2. Vitoria
Greca, 6-1. Génova (Italia).—Desea co­
rrespondencia con personas españolas in­ Reyes Magos, por Cebrián ............................................................................... 53
(Alava).—E’esea correspondencia con per­ teresadas en ciencias, especialmente en Junto al fuego que no se apaga (cuento de Reyes), por Carmen Conde. 55
sonas mayores de treinta años, aficio­ química. Dos cuentos de José Cruset ........................................................................... 58
nadas a la pintura, literatura, etc.
ALFREDO LOPEZ GONZALEZ._ Ave­ CONTRAPORTADA :
FRANCISCO BONI. Colegio Dom Bos­ nida del General Primo de Rivera, 5. Cà­
co. Rio do Sul. Estado de Santa Catari­ ceres.—Desea correspondencia con perso­
na (Brasil). Profesor de francés.—Desea nas de cualquier país para intercambio Colaboración artística de Mo l i n a
correspondencia en otros idiomas para de sellos. Sánchez, Trepat y Daniel del Solar.
perfeccionarse en ellos.
JUAN FERRER CARBALLA y MA­ NICOLE DEREAULT. 2755, St.-Jean. —
NUEL RUIZ LEBRERO. Marinos espa­ Shawinigan ( Québec).—Desea correspon­ DIRECCION, REDACCION Y ADMINISTRACION
ñoles. Escuela de Suboficiales. San Fer­ dencia con jóvenes españoles de ambos
sexos con fines culturales. Avenida de los Reyes Católicos, Ciudad Universitaria (Madrid)
nando (Cádiz).— Desean correspondencia
con señoritas españolas e hispanoameri­ ALEJANDRO VILAR ABELLO. Ma­
canas para intercambio de ideas y cos­ nuel de la Vega, 46. El Saucejo (Sevi­ TELEFONOS :
tumbres, sellos, postales, etc. lla).—Desea intercambio de sellos, espe­ ....... 57 32 10
cialmente con el exterior. ....... 57 03 12
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número 28. San Celoni (Barcelona) .—De­ Administración y Redacción ....... ....... 24 91 23
sea correspondencia con señoritas hispa­ ANTONIO COLOMAR TRIAS. Laurea­
noamericanas o francesas indistintamente, do Carbonell, 34. Alcoy (Alicante).—De­
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CARRERA DE S A N J E R O N IM O , 2 M A D R I D

D ire cc ió n t e le g r á fic a : N A LEXC O T el. (tie n d a ) 21 01 31


De los datos oficiales recogidos en el último Anuario D em ográfico de las Naciones Unidas (edición de
1958), referidos a mediados de 1957, resulta una población de 182.737.000 habitantes para Iberoamérica. Sin
contar las islas Canarias y Madeira, las provincias portuguesas y españolas de Africa dan un total de 11.754.000
iberoafricanos. Iberoasiáticos son 24.028.000, e iberoeuropeos, 38.340.000. El total general es, pues, de 256.859.000
(que en el momento presente habrán superado ya los 270 millones). Doscientos cincuenta y seis millones de hom­
bres ibéricos, sobre un P'tal de 2.795 millones de habitantes del mundo. Es decir, casi la décima parte de la pobla­
ción mundial. En cuanto a la superficie, es un total de 23 millones de kilómetros cuadrados (entre 135 millones), o
sea, aproximadamente una sexta parte de las tierras del mundo.
•• •
Uno de los aeródrom os más am plios y adelantados del mundo, cuyas pistas sólo son inferiores a las del
aeropuerto de Honolulú, se abre ahora al tráfico en las cercanías de Bogotá. Su adecuación técnica para eí
tráfico aéreo es una de las diez m ejores que existen. Recibe el poético y legendario nombre de «Eldorado».
• • •

Aunque sin confirmación oficial alguna, se ha hablado en los últimos meses de la posibilidad de celebrar
una conferencia de presidentes americanos. Por un lado, se indicó un encuentro de esta altura en Guayaquil,
inmediatamente después de la XI Conferencia Internacional Americana de Quito. Por otro, se dijo que era
intención del Brasil reunir a los presidentes de América en Brasilia, con motivo de la inauguración de la nueva
capital del país, que habrá de efectuarse en 1960.

Organizado por ¡a F.' A. O., el II Seminario Latinoam ericano sobre Problemas de la Tierra, con participa­
ción de 17 países, se ha desarrollado en Montevideo. Temas de colonización, reform a agraria y unidades agrí­
colas han sido tratados extensam ente. Por su parte, en la X Conferencia de la F. A. O., celebrada en Roma, se
creó, a propuesta de Cuba, un Centro Regional Latinoam ericano de Reform a Agraria. También se creó en la
reunión de Roma un Instituto Latinoamericano de tCiencia Forestal.
• • •
En colaboración con la Organización de Estados Americanos, la U. N.Æ. S. C. O. publica una Latín Ameri­
can Series, de la Collection o f Representatives Works. En ella acaba de aparecer una traducción inglesa de la
obra del uruguayo Juan Zorrilla de San Martín, Tabaré. La versión se debe al especialista Walter Owen, falle­
cido en 1958, poco después de finalizar este trabajo, y, según un crítico de Montevideo, sabe conservar «con
bastante fidelidad la fluidez y la musicalidad, que son todavía las mejores virtudes poéticas de la lndian le-
yeng of Uruguay».

El Congreso Internacional de ¡a Dem ocracia Cristiana, celebrado en Lima recientem ente, con participación
de delegados de 11 países iberoamericanos, abogó por la integración del conjunto de Hispanoamérica, sobre
todo a través de un m ercado común. También se acordó organizar la juventud democristiana de Iberoam érica.
• • •
Una novela sobre los tiempos del régimen de Rojas Pinilla aparece ahora en Colombia. Se trata de El
hom bre que se asiló, que publica la revista Clarín, suprimida por aquel Gobierno, y que cuenta con una buena
tradición en materia de introducir en el mundo de las letras a novelistas noveles.
• • •
Delegados de las diversas Facultades de arquitectura de los países iberoam ericanos han celebrado una pri­
mera conferencia en Santiago de Chile. Celebrarán la segunda en México, durante el año 1961.
• e •
Walter Nash, Primer Ministro de Nueva Zelanda, ha señalado recientemente la necesidad que Africa e
Iberoamérica tienen de constituir organizaciones regionales de mutua ayuda, siguiendo el ejemplo del Plan
Colombo.
• • •
El Centro de Acción Latina, de Roma, ha decidido organizar en la capital de Italia un seminario para es­
tudiantes hispanoamericanos, así com o un congreso sobre la civilización precolom bina. Igualmente, el Centro
prepara un ciclo de actividades culturales, a desarrollar en América. Estos acuerdos han sido tomados com o con­
secuencia de una reciente misión de estudios que ha recorrido diversos países de la América ibérica.
• • •
Mercado Común: diversas voces prominentes de Norteamérica empiezan a mostrarse más partidarias de
un sistema económico continental americano.
• • •
En el periódico de Zurich «Neue Zürchar Zeitung, el econom ista Salomón Wol f f hace un análisis de la si­
tuación económ ica española, y se pregunta: «¿Debe España incorporarse, de cualquier form a, a la Comunidad
Económica Europea? ¿O debe buscar antes ponerse en contacto con la Pequeña Zona de Comercio Libre de los
"Siete”? También deberá examinar, com o tercera posibilidad, una asociación con el m ercado común de los Es­
tados suramericanos, inspirada por el sím bolo de la hispanidad.» No sólo la razón histórica, de comunidad de
origen y destino, avala esta tercera vía. También razones económ icas, de similitud de situación—subdesarro­
llo, industria incipiente, renta media anual similar, etc.—-, muestran la integración económ ica con Iberoam érica
com o la definitiva vía española.
• • •
El escritor Joaquín Edwars Bello es el primer chileno que reúne dos premios nacionales. Acaba de obte­
ner el de Periodismo, en la categoría de Redacción, y ya contaba con el de Literatura.
•• •
Reunidos en la ciudad de Panamá, representantes de ¡as compañías aéreas y las autoridades de Colombia,
Chile, Ecuador, Panamá y Perú acordaron pedir a los gobiernos de sus países la creación de una flota aérea
iberoam ericana unida, con objeto de «hacer ¡rente a la revolución técnica y econ óm ica» de nuestros días.
• • •
Hugh Waterfield, corresponsal de la U. P. I. en Londres, escribe : «Las revoluciones que están surgiendo en
Africa por la independencia se parecen mucho a las de la América latina cuando ésta luchaba por romper el
dominio español.» Difícilmente se puede expresar un paralelismo histórico más erróneo. Primero, porque la in­
dependencia iberoamericana no fué dirigida por los aborígenes, sino por los colonos criollos. Y segundo, porque
había sido realizado el hecho radical del mestizaje. Una raza nueva, mestiza, quedó en Améri'ca como su con­
junto más representativo. En Africa—en donde se dan, ¡en nuestros días!, leyes prohibiendo los matrimonios
étnicamente mixtos—no ha habido mestizaje.
NOMBRES DE LAS DOS ORILLAS

HECTOR VILLALOBOS, JOSE MARIA SANCHEZ SILVA,


brasil eno universa escritor universa
Por E N R I Q U E F R A N C O Por BLAS P I NAR

A D A vez se hace más preciso p e rfila r conceptos com o el de n a cio ­ osé María Sánchez Silva, que ha confesado su propósito de enseñar y
na lism o , de p o r sí e xcesivam ente a m plios y p lu rid ire ccio n a le s. de esparcir el bien, no niega, sino qué hace gala de esta fijación por
D ecir n a cio na lism o en España no s ig n ific a lo m ism o que d e c irlo escrito de un argumento que no le pertenece del todo, aunque lo
en Francia o A le m a n ia , in clu so puede s ig n ific a r a lgo c o n tra rio . Una haya vivido y recreado al recitárselo su madre y al recitárselo muchas
v a ria n te e xtre m a d a m e n te fu e rte de las co rrie n te s n a cio na lista s la veces a sí mismo. De su cuento más universal dice que ha encon­
en co ntra m o s en los países iberoam ericanos. D u ra n te to d o lo que va
trado el tema en una leyenda italiana, en un cuento checo e incluso
de sig lo la evo lu ció n m usical de esos países g ira en to rn o al n a c io ­
en una cantiga de Alfonso el Sabio. Pero ¿qué importa? Lo que tras­
na lism o en su doble s ig n ific a c ió n : p o p u la ris ta e h is tó ric a . F igura
de las más rep re se n ta tiva s de la m úsica hispánica fu é sin duda el
ciende y opera, cuando del cuento sobre todo se trata, es convertirse
bra sile ñ o H é c to r V illa lo b o s , m u e rto el pasado 17 de no vie m b re. en catalizador del asunto, comprenderlo, darle forma escrita y di­
Casi todos los co m p o sito res de H isp a n oa m é rica v in ie re n a Eu­ recta y dejarlo volar. ¿Acaso no han tenido que esperar siglos
ropa para llevarse a sus tie rra s , con los ú ltim o s ecos del ro m a n ti­ temas que corrían de boca en boca, transmitidos por la pura
cism o, la ilu s ió n de las m úsicas nacionales. El proceso se re a liza a narración, a que una pluma hábil los pusiera en el papel? ¿Acaso, por
través de las etapas ca ra cte rística s reg istra d as p o r los m o v im ie n to s si aún fuera poco, no es cierto que después de una primera redacción es­
análogos europeos: una p rim e ra , en la que el c o m p o s ito r cede a la fu e rz a crita, como aquella de la «disciplina clericalis» de Pedro Alfonso, fueron
de lo p o p u la r, se pone a su se rvicio e n ca n d ila d o a n te el a tra c tiv o de una
necesarias elaboraciones más tardías, que de ella traen origen, como las
líric a , la riq u e z a de un c o lo rid o o el peso de unas tra d icio n e s. Es la que
p o d ría m os d e n o m in a r etapa rapsódica. Después el n a cio n a lism o busca la a lia n ­
de E l Conde Lucanor, de Juan Manuel; el L ibro del buen amor, del
za con las fo rm a s reconocidas com o clásicas que en p a rte o en to d o m a n ­ Arcipreste de Hita, o el Decamerón, de Boccaccio? ¿Acaso los cuentos
tie n e n su vig e n cia . de Ardensen, de Perrault, de La Fontaine o de Jacobo y Guillermo Grimm,
El n a cio na lism o en A m é rica p resenta— según los m ism os co m p o sito res— una no recogen del fondo colectivo y de la tradición popular sus temas y ar­
serie de problem as provocados por la m ism a ju v e n tu d de unos países cuyos gumentos?
fondos c u ltu ra le s -m u s ic a le s son m u y diversos y, sin em b a rg o , se aceptan com o Propósito de enseñar y fijación por escrito de un tema arrancado a ese-
válid os, ya provengan de lo in d io , lo n e g ro o lo europeo. Se p re g u n ta el m e ­ fondo común bastan para situar al autor en el campo de las que el canónigo
x ica n o Luis Sandi: « A la hora de seleccionar e le m e n to s p opulares para in c o r­ de Don Quijote califica de fábulas apólogas ; pero no es suficiente para dar al
pora rlo s a la obra c u lta in d iv id u a l, ¿quién podrá d e cir a cie n cia c ie rta : "E s to
fabulista relieve universal. Para ello hace falta, como sucede con nuestro
es ya m exica n o o esto es to d avía español o a q u e llo es p re co rte sian o a u té n tic o ? "»
autor, que el tema elegido sea universal, humano y siempre del día. El éxito
De a h í la g ra n d ive rsid a d de nacio na lism o s, com o el de Ponce, R evueltas,
H u iz a r o Chávez. Problem a que fo rzo sa m e n te se le p la n te ó , salvadas las p re ­ rotundo, desbordante e incallable se produce al elegir para la fábula una
cisas d ife re n c ia s de to d o ord e n , a H é c to r V illa lo b o s a la hora de in te n ta r su historia intemporal que, como él dice, pudo pasar hace cien años, que puede
n a cio n a lis m o u n iv e rs a lis ta . suceder mañana o que está sucediendo ahora, en este mismo instante.
Pero to d a vía hay que co nsiderar o tro d a to : lo que p o d ría m os lla m a r v o ­ Actualidad y universalidad. En Marcelino, el amor del niño a su madre:
lu n ta d de a c tu a lid a d de los co m p o sito res iberoam ericanos. N o sólo por su en La burrito Non, los animales no tienen cielo; en El h ereje, no un pez,
deseo de hacerse escuchar expresándose en el le n g u a je n o rm a l de su tie m p o , sino un Cristo a la deriva tiene la clave de todo esto de aquí ahajo.
sino p o r el m ism o hecho del a p re n d iz a je de las té cn icas europeas a rrib a a p u n ­ Sólo lo que está en tiempo presente vive sin arruga. Sólo lo de hoy está
ta d o, los m úsicos de A m é ric a han de buscar la a u te n tic id a d de su expresión
vedado para historiadores, arqueólogos y archiveros. Sánchez Silva se ha
racial y personal d e n tro de las te n de n cia s v ig e n te s. En el caso de V illa lo b o s ,
gritado: «¡Mañana es siempre hoy!», y ha tenido delante aquello de Fulton
q ue desde m u y p ro n to tie n e vida fá c il en los co n cie rto s europeos, está clara
esa v o lu n ta d a c tu a lis ta , que le lleva unas veces al neoclasicism o, otra s a un Sheen : «El pasado pertenece a la misericordia y el futuro a la providencia
im pre sio n ism o fo lk lo ris ta , o tra s hacía lo d e s c rip tiv o p o sro m á n tico y, en no pocas de Dios ; es el hoy el que me pertenece para merecer.»
ocasiones, hasta un á m b ito líric o y m o d a lista q ue se e m p a re n ta con la e lo ­ En ese hoy tenaz y continuo en que piensa y escribe José María Sánchez
cu e n cia expresiva y fo rm a l de un R a c h m a n in o ff. T a l va rie d a d de rasgos e n ri­ Silva se comprende que Marcelino sea un chavalillo español que triunfa en
quece la va stísim a p ro d u c c ió n del co m p o sito r b ra sile ñ o , c u ltiv a d o r de la gran el mundo porque ha dejado el mundo y ha ganado su paraíso, y ha explicado
fo rm a y de las piezas breves p ia n ística s, cegado p o r una o rq u e sta hecha fe ria a los pequeños y a los mayores, a los que asusta la muerte, que la muerte
de colores, y al m ism o tie m p o deseoso de s e n tid o c o n s tru c tiv o . consiste tan sólo en «dejar el cuerpo como un trajecillo usado que se abando­
M as, con to d o , no se e n te n d e ría b ie n la fig u ra de V illa lo b o s sin p a rtir de
na», y que el cielo, estado del alma, es para todos y también para los héroes y
su p ro p ia p ersonalidad. En el fo n d o más ín tim o de V illa lo b o s hay un s e n ti­
m ie n to de signo ro m a n tic is ta , una in c lin a c ió n incesante a la e xpresión líric a , para los niños, que al acercarse a la luz intemporal increada y eterna se tornan
a la m elódica a m p lia y hasta la épica g ra n d ilo c u e n te . Si al ser líric o in ic ia l del color de los campos en la crecida primavera, como se trocó Marcelino, de
añadim os una in q u ie tu d p e rm a n e n te , q ue le lle vó a m uchas in ve stig a cio n e s, manos del ángel, en el corazón de Elvira, contemplando en Dios todo y a
y una conciencia clara de m úsico co n te m p o rá n e o que viv e el tie m p o de S tra - todos los que amaba.
v in s k y , Ravel, B a rto k y Falla, te n d re m o s delineadas las c a ra c te rís tic a s y el in ­ Ahora comprenderéis las traducciones de las obras de José María Sánchez
terés de la fig u ra re c ie n te m e n te desaparecida. Silva a tantos idiomas occidentales y orientales, incluyendo el gujarati y el
España, país q ue en m úsica debe to d o o casi to d o al n a cio n a lism o , consideró
hindú, y coincidiréis conmigo en alegrarnos de que España, que una vez hizo
siem pre la obra y el e sfu erzo de V illa lo b o s com o a lgo m u y cercano. Sus c a n ­
de importadora para Occidente, a través del Islam, de las fábulas orientales,
ciones, su m úsica para p ia n o , sus c u a rte to s , nos son en b a sta n te m edida f a ­
m ilia re s . Nos fa lta , sí, una m ayor co m p a ñ ía de su obra s in fó n ic a . Pero la g u i­
desde el Mahabharata y el Calila y Dimna, hasta Las mil y una noches, sea
ta rra de A n d ré s Segovia o la voz de V ic to ria de los A n g e le s llevan p o r el ahora la que lleve a todo el mundo a la misma cuna de la fábula, la fábula
m u n d o com o un s ím b o lo la «saudade» de los « P reludios» o la am biciosa síntesis nueva que en un mundo de violencias y de odios habla de alegría, de ternura
b a rro c o -b ra s íle ñ a de la Bachianas. y de paz.
LA ORGANIZACION DE IOS
ESTADOS AM ERICANOS
O . E. A.
L estudio de las relaciones entre España y la Organización de los Estados
Americanos nos trae de la mano el planteamiento de una serie de pro­
blemas, porque, para poder llegar a alguna conclusión positiva o ne­
gativa en el signo de estas relaciones, es necesario, a nuestro juicio, ha­
ber dejado medio salvados algunos obstáculos. ¿Existe incompatibilidad
entre la Hispanidad y el Interamericanismo? ¿Qué fórmula sería la via­
ble para que la Hispanidad fuera un hecho? Para tal fin, ¿existen uno
o varios caminos? He aquí unas cuantas preguntas entre las muchas que
podrían formularse.

En todo caso, y antes de proseguir adelante, hemos de tratar de fijar


la posición de España con respecto a los países de Ultramar, pero, al reali­
zar tal trabajo, liemos de ser realistas, crudamente realistas si se quiere, pensan­
do no sólo desde nuestros deseos o desde nuestros puntos de vista, sino recor­
dando que es preciso cohonestar éstos y aquéllos con la realidad americana de
boy, teniendo en cuenta el proceso sufrido por el Continente americano desde su
independización de las metrópolis. En las primeras páginas de este trabajo ha­
cíamos hincapié en demostrar como aquella visión de América «desde fuera»
no podría volver a darse otra vez en el decurso de la Historia. Por eso creemos
que una de las formas de estudiar la posición de España y sus relaciones con los
países del otro lado del Atlántico es plantearse la posible actuación política de
las naciones hispanoamericanas.

A nuestro juicio, la problemática que se les plantea en el campo exterior es


la de configurarse o no en uniones de rango superior al nacional. En caso afir­
mativo, tres son sus posibilidades : primero, la unión hispanoamericana ; segundo,
la unión continental americana, y tercero, la unión entre Hispanoamérica y Es­
paña (1). E l orden con que las anotamos no tiene significado alguno, pues, antes
bien, todas ellas son perfectamente independientes unas de otras, sin que tampo­
co quiera decirse que la feliz conclusión de una de las uniones apuntadas lleve
consigo la exclusión de las otras. Precisamente en este extremo estriba buena par-
- te del halagüeño futuro de los países hispanoamericanos. Ni que decir tiene que
lo que nos interesa es analizar la situación de España con respecto a este trío de
situaciones.

A la primera posibilidad, la unión hispanoamericana, liemos hecho referencia


en varios lugares. En la unión hispanoamericana, que no sería otra cosa que el
resultado del hispanoamericanismo, España no tendría participación, en cuanto que
tal acercamiento estaría reducido a los pueblos descubiertos por Colón. Otra cosa
sería las buenas relaciones existentes entre la unidad creada y España, lo que
no podría suceder de otra forma si se es consecuente con la Historia. Esta unión
hispanoamericana podría realizarse totalmente, o bien por grupos regionales o
geográficos. En tales casos, la postura de España estaría en función de las rea­
lidades obtenidas, y habría de adaptar o no su actuación a los medios que desde
el continente americano se le ofrecieran.

No parece que tengamos mucho más que decir sobre la unión continental ame­
ricana. Creemos haber dejado claramente especificados los horizontes que se abren
al interamericanismo y a su concreción visible, la Organización de los Estados
Americanos. Insistamos otra vez en que tal Organización tiene más importancia
por lo que pudiera significar como principio que por la relevancia que qui­
siera achacársele como punto final. Puede ser el comienzo de una América or­
ganizada definitivamente como un todo, «desde dentro». El peligro que puede
correr estriba en que se estanque en lo que es actualmente, sin que llene las
lagunas que a simple vista se aprecian. Pero evolucione o se detenga, progrese o
retroceda, el movimiento de la unión continental americana es algo del que ya hoy
no puede prescindirse. Porque sus frutos podrán ser inferiores a los que de él se
esperaba, pero hay que seguirlo de cerca, porque, como dice Ycaza, «no es posi­
ble prever hasta qué punto puede influir históricamente en la constitución social
y política de Hispanoamérica» (2). Aunque todavía no se haya laborado decidi­
damente en todos los terrenos, como asegura el propio Ycaza, «puede existir en
determinado momento histórico un regionalismo cultural y político de América, el
continentalisino americano» (3). lodos estos datos lian de ser tenidos en cuenta
en el momento de configurar la posición de España con respecto al continente
americano, porque si no puede prescindirse de los siglos en que aquellos terri­
torios pertenecieron a la Corona española, tampoco puede desconocerse lo sucedido
en dicho continente desde Ayacucho hasta nuestros días.

Estas, entre otras razones, algunas dé las cuales han quedado expuestas pá­
ginas atrás, son las que abonan un entendimiento de España con la Organización
de los Estados Americanos. La O. E. A. no es algo ajeno a España. Al fin y a la
postre, en tal Organización hay 19 países a los cuales dimos, junto con Portugal,
nuestros defectos y virtudes, y otro que, durante algún tiempo, y por buena parte
de su territorio, estuvo recorrido por franciscanos mallorquines o por conquista­
dores asturianos. Sólo Haití es de cultura francesa. Pero es que, a sensu contrario.
para todos estos países España tampoco puede ser no ya algo extraño, sino ni si­
quiera ajeno. Y tal consideración no es extensiva, con iguales características y ma­
tices, a ninguna otra nación europea. Rheinfelder, en cl II Congreso de Coope­
ración Intelectual (Santander, 1956), dijo que solamente a España puede aplicarse
v se aplica la expresión «Madre Patria». No se ha hablado de «las Franelas», ni
ile «las Inglaterras» ; sí, en cambio, de «las Españas», dando a entender la igual­
dad de los territorios de aquende y allende del Océano (4). La presencia de Es­
paña en América es algo que se atisba sólo con estudiar «objetivamente» la evo­
lución del continente americano; en Hispanoamérica—son palabras de Ycaza—
«lo español nunca ha sido ni es europeo, y es que lo español es también lo nues­
tro, y como tal es americano» (5).

Cordero Torres sostiene que, de hecho, «la O. E. A. ocupa el lugar de cualquier


organización familiar interhispánica» (6). En cierto sentido abundamos en esta opi­
nión, porque, al no haber unión de ningún tipo entre los países hispanoamericanos
y España, o entre aquéllos entre sí, es obvio que la actual unión—única exis­
tente hasta el momento—es la que mantiene ciertos nexos especiales entre los países
de habla española (7). Estos nexos que se han dado en el seno del panamerica­
nismo y que continúan dándose en el del interamericanismo, están muy cerca
de los puntos de vista españoles sobre las mismas materias. Bastaría leer con
detenimiento los acuerdos firmados por los 21 países americanos para percatar­
se de ello. Y esto no sólo es válido para hoy. Los ejemplos surgen por do­
quier : después de 1948, en reunión tras reunión, se ha hecho hincapié en la
lucha contra el comunismo. Desde el comienzo de la segunda guerra resue­
nan las voces iberoamericanas en las asambleas del otro lado del Atlántico pi­
diendo que el coloniaje sea desterrado definitivamente del suelo americano. In ­
necesario es remachar la postura española con respecto a tales puntos. Sin per­
juicio de lo que más adelante digamos, convendrá no olvidar la práctica española
ante el problema del asilo; por el contrario, los Estados Unidos ni siquiera fue­
ron signatarios de las dos Convenciones sobre tal materia suscritas en la Confe­
rencia de Caracas. El apoyo que, por ejemplo, en el aspecto cultuial podría pres­
tar España a las naciones hispanoamericanas no necesita demostración. Muchos
de los problemas, de todo tipo, que tienen planteados los países del sur de Río
Grande son problemas que también tiene España. Esto es algo que se ha visto
claro en todos los congresos iberoamericanos celebrados. No se crea, con todo esto,
que «España trata de injerirse en los problemas privativos del área geográfica con­
tinental de las naciones de habla castellana. Del mismo modo que la propia Es­
paña, aparte de este mundo hispánico, pertenece a su mundo europeo, y aun dentro
de éste, a la comunidad de los pueblos nacidos del indio, así comprende que los
países de su estirpe constituyan a la vez formaciones jurídico-políticas más apre­
tadas, en las cuales ella—España—tan sólo está presente por modo que diríamos más
moral que jurídico y más ideológico que activo» (8). La continentalidad no es
motivo suficiente como para evitar el acercamiento de nuestro país. España se
sienta con los países iberoamericanos, Canadá y Estados Unidos en un organismo
interamericano, la «Unión Postal de las Americas y España», sin que suponga mo­
tivo de asombro para nadie.

Por todo lo cual, creemos que España tiene sobradas razones para estar pen­
diente del desarrollo de la 0 . E. A., y, por otra parte, no parecería justo que las
naciones del otro lado del Atlántico, que en tantas ocasiones han demostrado su
cariño y afecto a España, se desinteresaran de la posibilidad de la presencia de
España—con este o aquel sentido—cuando precisamente están reunidas hablando
el idioma de Castilla y máxime teniendo en cuenta que no serían ellas las menos
beneficiadas con tal presencia.

La unión entre Hispanoamérica y España es la tercera directriz política que


se ofrece al continente americano (9). ¡Cuántas posibilidades existen aún de en­
tendimiento! Al llegar a este punto volvemos a encontrarnos con dificultades que
es necesario dejar atrás : en primer lugar, ¿por qué la unión precisamente con
España?; después, ¿qué relaciones tendría la unión creada con las organizacio­
nes existentes? ; por último, ¿cómo podría vertebrarse?

No es preciso insistir en que, con respecto a América, España tiene un papel que
no puede igualarse al de otra nación, por muchos que sean los argumentos y ba­
ses que para otra opinión quieran buscarse, y sin que ello suponga menoscabo para,
las aspiraciones de otras potencias. Abundamos en la opinión de M. Amadeo cuan­
do dice que «es evidente que España, para la comunidad hispánica de naciones
americanas, no puede quedar colocada en el mismo plano que cualquier otro país
extranjero», «porque la comunidad que nosotros queremos no puede concebirse
sin la presencia de España» (10). En el misino sentido, J . Delgado sostiene que
«no son, evidentemente, iguales las relaciones de Hispanoamérica con España que
las de aquel continente con Francia, Inglaterra o Estados Unidos de Norteamé­
rica, ni las de Hispanoamérica y España juntas con los demás países» (11).

A la segunda de nuestras interrogaciones contestaremos con palabras de Martín


Artajo. Larga será la cita, pero ella, al ahorrar nuestros razonamientos, dejará
fijado el punto de vista español, al decir en su discurso de 12 de octubre de 1956:
«En el conjunto de la comunidad internacional los pueblos de origen español for­
man como una región ; hay un regionalismo hispanoamericano, el cual no es ex-
cluyente de las demás realidades internacionales ni se dirige contra nada ni con­
tra nadie. Nuestro regionalismo no excluye ni desconoce la existencia de otras co­
munidades más circunscritas, como tampoco la de otras más amplias, sean éstas
de orden continental o mundial. Así las que forman las países de la cuenca del
Río de la Plata, o los pueblos centroamericanos entre sí, o bien los países espe­
cialmente unidos por la obra y el genio de Bolívar. Como es asimismo cierta la
realidad continental que se impone entre todos los pueblos americanos, no sólo
por su situación geográfica, sino también por los imperativos de la economía y los
de una trayectoria política que no por reciente es menos verdadera. Pero por de­
bajo de todas estas unidades, y como factor común a todas ellas y a España, existe
una identidad de modos de vida, una misma problemática del presente, una con­
ciencia del propio quehacer futuro, una existencia social y económica de coyun­
tura similar, que nos obliga a hacer más real cada día la comunidad de los pue­
blos hispánicos o, si queréis, de Iberoamérica» (12). Tales palabras no necesitan
apostilla alguna. Pero por lo mismo que nuestro regionalismo no estorba a unión
existente alguna, «pedimos para nuestra comunidad luso-hispánica y para los paí­
ses que la integran, de parte de otros grupos, colectividades o uniones de estado,
el respeto que nosotros les brindamos y la colaboración que estamos dispuestos a
prestar» (13).

¿Qué camino puede conducir a la Hispanidad, o a la Comunidad hispánica de


naciones, o a la Unión interhispánica, o a la Unión hispánica, o a la Comunidad
luso-hispánica? ¿Qué vertebración exigiría tal Unión? Es cierto que existen dife­
rencias entre las naciones integradoras de tal unión, pero, como indica Cecil Jane,
«las diferencias son más bien superficiales que fundamentales. A pesar de que exis­
ten, las repúblicas están unidas por una comunidad de lenguaje, credo y tradi­
ción : comparten una herencia cultural y un pasado histórico. La Fiesta de la
Raza no es una vana ceremonia. Es expresión de una profunda unidad espiritual,
que trasciende más allá de las diferencias de detalle y que mantiene juntas a to­
das las naciones del mundo de habla española» (14). Con estos ingredientes—uni­
dad de idioma, unidad de cultura, unidad de origen—se comprende que las fun­
ciones y vínculos de la comunidad a crear sean distintos de los que tienen las
uniones estudiadas. La misión del regionalismo hispánico es «un obrar común en
la ancha órbita internacional en función con los restantes grupos regionales, una
acción conjunta de todo lo hispánico en el campo de la gran política mundial
y universalista, una actitud colectiva ante el problema de interés universal. Y sus
nexos, toda una red o trama de ideas, de sentimientos, de modos de concebir la
vida» (15). Por eso, una comunidad que se propusiera cumplir tal misión no po­
dría ser dirigida de un modo hegemónico por ninguno de sus componentes. Espa­
ña sería una nación más. Nadie debe temer que España «se arrogue en esta gran
comunidad familiar otro papel que el que le corresponde de buena hermana, h ija,
como las demás naciones hispánicas, de la vieja España imperial» (16). «La Es­
paña de hoy, hija, como sus hermanas de América, de la gran España histórica,
es, con respecto a ellas, como el mayorazgo que queda en el solar patrio guar­
dando con los tesoros de su tradición las esencias del espíritu familiar de las que
todos participan» (17). Por todo lo cual, parafraseando a P. Antonio Cuadra, po­
demos concluir que la Hispanidad nunca podrá llegar a ser un panamericanismo
español, porque, como dijo Castiella, a ella nos dirigimos «non ratione imperii,
sed imperio rntionis » (18).
(1) E n el m ism o sentido: Y caza, O riginalidad..., pág. 181.
(2) O riginalidad..., pág. 188.
(3) O riginalidad..., pág. 189.
(4) «Las Indias» (orientales y occidentales) tienen otro significado.
(5) O riginalidad..., pág. 30.
(6) J osé M. C ordero T o r r e s : Relaciones exteriores de E spaña. Ed. del M ovim iento. M adrid, 1954, pág. 218.
(7) Los problem as term inológicos— que tratam o s en el capítulo prim ero— subsisten y a veces se ag rav an cuan­
tió se desea ex p resar algunos conceptos en inglés. Creemos que la frase «Spanish speaking countries», corres­
pondiente al «E nglish speaking countries», debería utilizarse m ás a m enudo.
(8) M artín A r t a jo : D iscursos cit., pág. 77.
(9) M uy interesante, J . D elgado, op. cit., págs. 144-147: «H ispanoam érica, nom bre de un C ontinente.» In ­
dudablem ente, tam bién podrían considerarse otras uniones que dieran entrada a otras potencias ; nosotros ni
siquiera las aludim os, p ara no desenfocar el presente trab ajo .
(10) Op. cit., págs. 157 y 158.
(11) Op. cit., pág. 168.
(12) Discursos citados. Apéndice, pág. 6.
(13) M artín A r t a jo : D iscursos cit., pág. 74. El m ism o estadista («M isión de E uropa unida en el M undo
A tlántico». R a pport presentado a la V I R eunión Intern acio n al del C. E. D. I., celebrada en E l Escorial*, 1957).
en L a Crise du M onde A tlantique, C. E . D. /., M adrid, 1958, pág. 147 : «E xisten como realidad objetiva a tr a ­
vés del Océano dos com unidades, la hispanoam ericana y la lusobrasileña, herm anadas am bas en tre sí... H isp a­
nidad y L usitanidad no son com unidades raciales excluyentes, sino abiertas y generosas.»
(14) Op. cit.., pág. 11. N ota que fig u ra al fren te del libro.
( 15) M artín A rtajo : D iscursos cit., págs. 77 y 78.
(16) M artín A r t a jo : D iscursos cit., pág. 34.
(17) M artín A r t a jo : D iscursos cit., pág. 77.
(18) Cf. F ernando M aría C astiella : D iscurso pronunciado por el E xcm o. Sr. M inistro de A suntos E x te ­
riores en la conm em oración del 12 de octubre de 1957 en las Islas Canarias. M adrid, 1957.

« (F ra g m e n to del lib r o « L a O r g a n iz a c ió n d e los E sta d o s A m e r ic a n o s » , d e F é lix G . F e rn á n d e z S haw ,


p u b lic a d o p o r E d ic io n e s C u ltu r a H is p á n ic a . M a d r id , 1 9 5 9 .)
EISENHOWER, EN MADRID

EL A B R A Z O AMIGO DE DOS
PUEBLOS QUE QUIEREN LA PAZ
gSTL pueblo español, simbolizado en el de Madrid, con más de un millón de de Franco y Eisenhower, simbolizamos el encuentro de amistad que ha con­
personas en la calle, tributó un apoteósico y cordialísimo recibimiento al movido a todo el país. España en paz ofrecía en su capital un aspecto fasci­
Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. La extraordinaria simpatía nante. España en paz ofrecía a Eisenhower un recibimiento digno de los es­
personal de Eisenhower y el mensaje de paz que ha guiado su reciente viaje, fuerzos del hombre que se ha hecho portavoz de los sucesos de paz del mundo
de 35.000 kilómetros, a lo largo de once países y tres continentes, movieron a
los españoles a una manifestación popular y espontánea, que los cronistas
extranjeros del suceso no han dudado en calificar como la más calurosa de
cuantas ha recibido Eisenhower en su largo viaje. En este abrazo efusivo
de Occidente. Cerrado ya este número, ampliamos sus páginas para reco­
ger algunos testimonios gráficos de la estancia de Eisenhower en Madrid,
que, forzosamente, son más resumidos y breves de lo que hubiéramos gustado. »
O frecem os en esta do­
ble página algunas in s­
tan tán eas de la v isita
del P r e s id e n te E isen­
how er.— A rriba: La lle­
gada del avión p resi­
dencial a la base aérea
h is p a n o a m e ric a n a de
T orrejón de A rd o z .—
A bajo: El P r e s id e n te
norteam ericano y el Ge­
neralísim o Franco d u ­
ran te sus palabras de
salutación.— El triu n fa l
PALABRAS DE AMISTAD Y SALUTACION r e c o r r id o q u e , desde
T orrejón h a sta la Mon-
cloa, casi veinte kiló ­
Señor P resid en te: Con profunda satisfacción he estrechado v uestra m ano por vez prim era y os doy m etros, realizaron los
la bienvenida en el m om ento que pisáis el suelo de mi p atria. dos Jefes de E stado lo
P erm itidm e que os exprese, en nom bre del pueblo español y en el m ío propio, n u estra rendida ad ­ resum im os en esa foto
m iración por la ta re a a la que os habéis entregado con tanto coraje p erso nal; n u estra g ratitu d por
hab er venido a v isitarn os y a inform arnos sobre vuestro trascend en tal viaje y, finalm ente, n u estra es­ e n la q u e F ra n c o y
peranza firm e de que vuestro inm enso esfuerzo y la h istórica m isión de vuestro gran país se vean corona­ Eisenhow er, en pie en
dos por el prem io de un orden internacional ju sto y duradero. (Franco a Eisenhow er.) el c o c h e descubierto,
corresponden, e m o c io ­
nados, a las m an ifesta­
G eneralísim o Franco, señoras, señores: Antes que nada, perm itidm e que os exprese m i satisfacción ciones de adhesión que
porque al fin he realizado m i am bición de casi toda la vida de venir a E spaña, a M adrid, para ver todo el pueblo de Ma­
al pueblo español. drid les trib u tó a lo la r­
Hace m ás de cuatro siglos y medio, vuestro g ran alm iran te Colón se hizo a la m ar en un viaje que go de la ciudad, p ro fu ­
cam bió el curso de la H isto ria. No m ucho después de esto A m érica inició su largo papel en el escena­
rio del m undo. Desde entonces, hom bres y m ujeres españoles han explorado y colonizado, predicado y sam ente engalanada p a­
enseñado. La cu ltu ra y el idiom a españoles han florecido en el Nuevo M undo, superando los sueños ra su paso. V en ese
de Isabel y F ernando. En m i propio país, desde F lo rid a a C alifornia, a trav és de los m iles de m illas grupo de españoles, una
de los E stados U nidos, la m em oria de los españoles— exploradores, co n structo res, soldados y m isione­ m u estra del ferv o r po­
ros—vive im perecederam ente en los nom bres de ríos y ciudades, e incluso en los de los estados de p u lar que invadió to ta l­
los E stados U nidos de Am érica. Mi propia vida, en p arte, ha tran scu rrid o en un am biente de h isto ­ m ente la ciudad.—A la
ria creada por los pioneros españoles. Nací en T ejas, que De Vaca recorrió y en donde los cam aradas derecha: En el edificio
de De Soto anduvieron después de la m uerte de aquél. F ui criado en K ansas, adonde llegó Coronado, de la T orre de M adrid,
y pasé algunos años en las d istan tes F ilipinas. (E isenhow er a Franco.) en la plaza de España,
el fam iliar nom bre de
«Ike» se d eletrea en
las ventanas, encendi­
das de aleg ría y de paz.
Con el abrazo de despedida de
Franco, Eisenhower se llevaba
el respeto, el afecto y la admi­
ración de todos los españoles.
y la XI Conferencia
Interam ericana
on más de un año de anticipación, la ción económica entre los países americanos, que planificar la posición del país en la Conferen­
prensa de Hispanoamérica, y muy es­ permita el mejoramiento y progreso de las con­ cia : la de Asuntos Económicos, presidida por el
pecialmente la del Ecuador, comenzó diciones de vida de sus respectivos pueblos. En gerente del Banco Central, don Guillermo Pérez
a ocuparse de la próxima Conferen­ la Conferencia Interamericana de Caracas se die­ Chiriboga ; la Jurídico-política, que preside el ex
cia Interamericana. El 6 de febrero ron los primeros aunque tímidos pasos en este canciller don Antonio J. Quevedo ; la de Asun­
de 1958 El Comercio, de Quito, dió campo. La Conferencia Económica de Buenos tos Sociales, presidida por don Enrique Arroyo
una amplia referencia sobre las pala­ Delgado, más la de Asuntos Culturales, que en­
Aires, celebrada el año pasado, no produjo re­
bras pronunciadas por el canciller cabeza don Gonzalo Zaldumbide.
sultados que pudieran abrir las puertas de nues­
ecuatoriano don Carlos Tobar Zaldum- La Secretaría General de la Conferencia con­
tro optimismo y nuestra esperanza. El Ecuador tará con trescientos empleados. Una legión de
bide en la inauguración del ciclo de
confía en que la próxima Conferencia de Quito secretarios, taquígrafos, mecanógrafos, traducto­
conferencias sobre «Las naciones ame­
ricanas y el panamericanismo»; Entre lleve el signo de este justo anhelo continental, res, etc., trabajarán en los siete pisos del Palacio
otras cosas, el señor Tobar afirmó : que debe cristalizar en el digno y generoso Con­ Legislativo. Cada Delegación tendrá una oficina
«Si la solidaridad continental ha de venio Económico de las Américas.» especial. Se calcula en quinientos el número de
ser una, firme, indivisible, tiene que El Ecuador tiene en funciones desde hace un delegados asistentes. En total, cerca de dos mil
fundarse en una amplia y comprensiva colabora­ año cuatro comisiones encargadas de discutir y personas participarán en la Conferencia.
Dentro del marco inefable de las maña­
nas quiteñas queda una graciosa y silen­
ciosa perspectiva, fuera del plano normal
del observador, pero que no tarda en gra­
barse en el panorama cotidiano : son sus
tejados.
En Quito be visto hecho realidad el
«mar de los tejados», aludido por Rafael
Alberti. Desde cualquiera de sus promi­
nencias se puede contemplar el oleaje
de las ¡tardas y rojizas tejas de la parte
antigua, que parecen correr encajonadas
por entre el valle que le trazan las altu­
ras que bordean el perímetro de la ciu­
dad. Mar un tanto aterrorizado por la im­
ponente mole del Pichincha, testigo coti­
diano de su existencia.
La sencilla teja curva—horma alfarera
que llegó de Andalucía, Extremadura o
Castilla con los primeros capitanes de la
conquista—ha dejado un profundo carác­
ter en esta ciudad, que recuerda a un
tiempo muchos rincones de España.
La tercera grande y singular perspecti­
va que ofrece Quito son las gigantescas
cumbres volcánicas de los Andes. Desde
sus 3.000 metros de altura—que la sitúan
entre las ciudades más altas del Globo— ,
Quito está rodeada por una permanente
escolta de elevados montes, cuya desco­
munal estatura se sitúa entre el Everest
y el Fusiyama.
En las claras mañanas es factible con­
templar, mediante un giro panorámico de
360 grados, siguiendo el curso del sol, al
noreste, el Cayambe (5.790 metros); al
sureste, el Antizana (5.704 metros); al
sur, la «acrópolis de nieve» del Cotopa-

A b a jo : El p u e b lo q u ite ñ o ' lla ­


Quito le llevo descubiertas tres 9
ma pla za G rande a esta b e ­
perspectivas que, al menos ante A r r ib a : Esta es la aso m bro sam e nte b ie n m e n tid a m a q u e ta de l P alacio L e g is­ llís im a p laza de la In d e p e n ­
mis ojos, le singularizan entre
toda la geografía que he alcan-
la tiv o de Q u ito . E d ific io de s o b ria , e le g a n te y fu n c io n a l tra z a , pensado y
ya d isp u e sto para su in a u g u ra c ió n con la tra s c e n d e n ta l c ita de la X I C o n ­
d e n cia . En su clásico tra z a d o ,
la g e o m e tría rig u ro sa se a li­
d o s ■■■9
fe re n c ia In te ra m e ric a n a , que se celeb rará e n la h is tó ric a c a p ita l del E cuador. via con el agua de las fu e n te s ,
II zado a conocer : la perspectiva que s u rte n de p e rm a n e n te v e r­
I l H de sus inigualables mañanas, la d o r el c é n tric o paisaje u rbano .
I I ■ perspectiva de sus tejados y la
I B ■ perspectiva majestuosa ofrecida
por los gigantescos volcanes an­
dinos que la custodian por man­ xi (5.897 metros), el «castillo de cristal»
dato de la geología. del Illiniza (5.265 metros)—así bautiza­
La perspectiva de las maña­ dos, en afortunada descripción, por el
nas de Quito es la más difícil de narrar. ilustre escritor Arturo Borrero—y el Ata­
No alcanza siquiera la imagen fotográfica cazo (4.457 metros), y al este, el histórico
a traducir todo el encanto que sugiere su Pichincha (4.783 metros); siempre vigi­
sol, su aire suave, la íntima alegría que lado por la mirada alerta del glorioso
produce el deambular por sus avenidas y mariscal Sucre, desde el bronce inmortal
plazas. Las mañanas quiteñas son el más de la secular plaza de Santo Domingo.
exacto argumento de ese tópico—aquí, Este escenario cósmico hace enmudecer
desde luego, no lo es—de la «eterna pri­ con su grandiosidad los pensamientos,
mavera». Jamás amanece el cielo de Qui­ achica los ingenios y da fe silenciosa del
to emborronado de nubes, con dudoso sol paso de los siglos y los hombres.
En medio de ese marco, de gigantesca
o con lluvia o viento. El chaparrón tropi­
geología, Quito eleva el blanco griterío de
cal caerá puntualmente en las primeras
sus fachadas, el mar pardusco de sus te­
horas de la tarde ; pero la mañana entera
jados y el eco apagado de sus evocadores
lucirá esplendente. Lina perfecta armonía
rincones nocturnos, con nombres familia­
climática son los «Buenos días» de la ama­
res a los hispanos : esquina de las Almas,
ble naturaleza. Así, andar por sus amplias
arco de la Reina, calle del Mesón, arco
avenidas o perderse en el intrincado la­ de Santo Domingo, calle de la Ronda.
berinto cartesiano de su parte antigua no Lugares por donde el espíritu del visitan­
es fatigosa tarea, sino agradable periplo te se va quedando engarzado en la estruc­
urbano, salpicado por la sorpresa de mil tura de un nuevo recuerdo, que se asienta
evocadores rincones que hacen de la ca­
en memorias antiguas.
pital del Ecuador una de las ciudades He aquí el primer testimonio del recién
americanas con más sabor tradicional y llegado y «recién ganado» por esta muy
personalidad. Y si a esto se añade la nota noble, muy leal y muy singular—añadi­
colorista de los miles de indígenas ata­ mos graciosa y justamente a su secular
viados a la usanza típica, la majestad de blasón—ciudad de San Francisco de Quito.
sus edificaciones de la época colonial y
la belleza y la gracia encantadora de sus N o es fá c il h a lla r b a jo el sol de H isp a n o a m é rica
mujeres, tenemos una imagen que, en la u n te m p lo más g a lla rd o y m e jo r p la n ta d o qu e este
retina del viajero, toma calidades impo­ de San F rancisco, en Q u ito . E n tre el b la n c o y a g ra ­
sibles de traducir con exactitud por la pa­ d a b le g r ite r ío de las fa ch a d a s, San Francisco c e n ­
tra e l fe rv o r de los ace ndra dos y c a to lic e s q u ite ñ o s .
labra.
QUITO,
PUERTA DEL CIELO
Elogio de su luz
UANDO se vive permanentemente a
más de 2.800 metros de altura no
es exagerado pensar que se está en
las puertas del cielo. La capital del
Ecuador se halla en un alto valle
interandino, a tres kilómetros sobre
el nivel del mar, y en verdad que
es una ciudad cuasi celeste, antesala
o zaguán del paraíso.
Esas g r a n de s nubes, redondas,
blancas y esponjosas como copos de
D istribuidores de la algodón, que parecen insustituibles
para representar a los bienaventurados, tien­
den en el aire de Quito su decoración todos A rrib a : A rc o de S anto D o m in g o , en uno de los b a rrio s de más c a rá c te r q u ite ­
los días, bogan por el azul empíreo más intac­ ño.__ A b a jo : M a q u e ta d e l que será Palacio L e g is la tiv o de Q u ito , qu e se e x h ib e en

EM PRESA NACIONAL to y se traspasan con los rayos puros de un la U n ió n P an a m e rica n a , de W a s h in g to n . (F otos Bodo W u th , F o to fie l y a rc h iv o .)

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sol acabadito de acuñar. Las mañanas quite­ La c a ra c te rís tic a fis o n o m ía de Q u ito p ro d u c e una serena sensación de o rd e n
EH B R E V E P L A Z O Y PO R ñas tienen toda la gloria de la alborada del je ra rq u iz a d o y tra d ic io n a l, con fu e rte ra ig a m b re ra c ia l e h is tó ric a . M a rc o a d e ­
cuado para la X I C o n fe re n c ia In te ra m e ric a n a . En la fo to , e l arco de la R eina.
Génesis, cuando Dios decidió crear el mundo,
R IG U R O SO O RD EN D E PED ID O después de pronunciar su «Fiat lux».
A fuer de puerta de la gloria, que no ha de

Solicite inform ación sobre su s


estar mal ornada, Quito es una ciudad mara­
villosa, obra maestra de las manos de Dios y

características técnicas las de España. El artífice divino creó un ad­


mirable estuche natural, y España, pensando
ij C ondiciones gen erales en él, talló amorosamente una gema edilicia.

d e Venta.
Han pasado los siglos y, por desgracia, no
ofrece el moderno Quito todos los realces del
necesario decoro; pero la puerta andina de los
cielos, joya del arte católico de España, es el
orgullo de los ecuatorianos y objeto de uni­
versal admiración.

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M u c h a s veces son los o b je to s s u p e rflu o s , el d e ta lle o r n a m e n ta l, las p ie z a s d e c o ra tiv a s , lo q u e da la m e d id a d e l h o m b re y e l c lim a de su tie m p o . Por eso el
M u s e o de A rte s D e c o ra tiv a s , d e d ic a d o a la c o n s e rv a c ió n de estos o b je to s q u e a co m p a ñ a n al h o m b re d u ra n te su v id a , ha ce r e v iv ir con fid e lid a d la H is to ria .

L M useo de A rte s D ecorativas o frece los pequeños ob je to s u t ilit a ­ De este a rte ta n ca stizo y de ta n ta riqu e za crom á tica se en cu en tra n en
rios o de puro o rn a to que tie n e n c ie rta belleza o in te ré s y que toda la A m é rica hispana ejem plares b e llísim os y de gran tam año, y las fá ­
acom pañan al hom bre d u ra n te su vida: cerám ica, vid rio s, m uebles, bricas siguen allá plenas de vida en Puebla de los A ngeles y en G uadalajara
a lfom bras, tapices, telas, encajes y joyas. Estos o bjetos se ordenan (M é x ic o ).
con un se n tido cron o ló g ico y sin cró n ico ; el M useo busca claridad La serie de vid rio s ofrece una síntesis lum inosa de este a rte , desde los
en sus instalaciones, m im a las piezas, les pide que te n ga n vida, la crim a to rio s rom anos del sig lo I, pasando por las colecciones de la Edad
que sirvan de in spiración al a rtis ta y que o fre zca n una estam pa bella M oderna de C a stilla , A ra g ó n, A n d a lu c ía y Levante, con sus colores verdes y
en los co n ju nto s. m elados tan ca ra cte rístico s, que todavía se fa b ric a n hoy, hasta llegar a la
Entre las frondas del parque del Buen R e tiro y la evocación real fá b rica de San Ildefonso de la G ranja (Segovia), siglos X V I I I y X IX .
o ch o cen tista del paseo del Prado, el M useo de la calle de M o n ta l- Vasos de La G ranja, excepcionales por su tam año, decorado y conservación,
bán es el hogar de las artes decorativas de ayer y q u ie re ser se ven hoy en M é x ic o y Lim a en sus espléndidas colecciones de a rte v irre in a l.
cauce v ivo de las esencias a rtística s de hoy. Las salas de guadam ecíes del M useo tie n e n a u té n tic a belleza. El tie m p o
En los cinco pisos del palacete que ocupa se han in stalado sus variados ha p a tina d o colores y b rillo s , y se logra un e fe c to orn a m e n ta l que no p u e ­
fondos, y en el p rim e ro se exh ib en las colecciones de loza, vid rio s y guadam e­ den dar ni los tapices ni los frescos. Son seis las salas; de ellas, tres están
to ta lm e n te tapizadas de guadam ecí: la ca p illa es una pieza excepcional del


cíes o cordobanes.
La loza española está bien representada con una numerosa serie de T e ­ siglo X V I. C om ple ta n la colección de cueros, arcones, c o fre c illo s , sillones y
ruel de bellos ejem plares, en verde y m anganeso, que van del sig lo X V al sillas tapizados con cordobán liso o repujado.
X V I I I ; la loza de Puente del A rzo b isp o , la de T alavera, de gran barro q u ism o , La A m é rica hispana, n a tu ra lm e n te , aceptó e h iz o suya esta artesanía, tan
y la de A lc o ra , de g u sto francés del sig lo X V I I I . rica y d e co ra tiva p o r sus colores, sus b rillo s y su a legría crom á tica .
Las a rte s s u n tu a r ia s , q u e c o n t a n t o e s p le n d o r se d e s a rro lla ro n e n E spañ a, e s­
tá n b e lla m e n te re p re s e n ta d a s e n el M u s e o , q u e g u a rd a p ie z a s ta n c a r a c te ­
rís tic a s y v a lio s a s c o m o la q u e ilu s tr a (e n c im a de e s ta s lín e a s ) e l re p o r ta je .

A p a rte de estos m ue b le s con g u a d a m e cí, hay una co le cció n e x tra o rd in a ­


ria del m u e b le español, que e s tu d ia y p u b lic a con m uch a co m p e te n cia doña
D olores E n ríq u e z , s u b d ire c to ra del M useo.
A rm a rio s , bancos y arcones g ó tic o s con d e co ra ció n de p e rg a m in o ; una
alacena m u d e ja r de fin ís im a ta lla ; mesas re n a cie n te s y barrocas y bargueños
llenos de oros y m a rfile s y o tro s con ta ra ce a ; e x q u is ite z d e c o ra tiv a de lo á ra ­
be, q ue im p re g n ó de m u d e ja ris m o to d o el a rte esp a ño l, y que llega a la
A m é ric a hispana para fu n d irs e fe liz m e n te con lo in d íg e n a .
E n riq u ece n el M use o once artesonados q ue pro ce d e n de T o le d o y León:
son de c u p u lilla s y lacerías p o licro m a d a s y doradas.
T ela s y tapices son ta m b ié n series valiosas del M u se o , y la e x tra o rd in a ria
c o le c c ió n de a lfo m b ra s españolas, con e je m p la re s raros de Cuenca y A lc a ra z .
En la p la n ta segunda está in sta la d o el a rte de los siglos X V y X V I , en sa­
lones evocadores de la época im p e ria l, con ta p ices, m ue b le s, te la s y joyas.
La p la n ta te rc e ra co n tie n e el a rte de l sig lo X V I I ; dos graciosas cocinas
p o p u la re s lu ce n cobres, h ie rro s y paños bordados, de o fre n d a , ca m in o s de
mesa y deshilados.
La p la n ta c u a rta se d e s tin a al O rie n te , al a rte fra n cé s y al b a rro co es­
p a ñ ol. Con c u id a d o especial se in te n ta hacer pedagógicas estas in sta la cio n e s
para q ue m arq u e n con c la rid a d el papel de la C o m pa ñ ía de In d ias y la in ­
flu e n c ia del O rie n te en E uropa, con sus lacas, sus porcelanas y sus papeles
p in ta d o s . La serie de a rte o rie n ta l es ú n ic a en España.
En la p la n ta q u in ta d e sfila el a rte del s ig lo X I X con rinco n e s de sobriedad
neoclásica y salas isabelinas.

La in s ta la c ió n d e las salas e s tá h e c h a c o n t a l c u id a d o ' y e s m e ro , con a r r e ­


g lo a l m ás e x ig e n te c r it e r io a r t ís t ic o y , a la v e z , h is to r ic is ta , q u e e l ric o
c o n te n id o d e l M u s e o c o b ra v id a , c o m o si to d o e llo e s tu v ie ra en f u n c ió n to d a v ía .

D esarrolla el M use o una g ra n a c tiv id a d c u ltu ra l: ha e fe c tu a d o varias e x ­


posiciones de p e q ueña e s c u ltu ra , decorado de b ib lio te c a s in fa n tile s , de la
casa rú s tic a , e tc ., y en la N a vid a d ce le b ra todos los años una e xp o sició n de
n a c im ie n to s . En cada sala del M u s e o (7 2 ) se in s ta la n belenes de todas las é p o ­
cas, m a te ria s y té cn ica s; belenes de g ra n d e s a rtis ta s — B e rru g u e te , S a lz illo , La
R oldana— y belenes p o p u la re s; belenes de ricos m e ta le s y de b a rro o de paja.
U n d e lic io s o d e s file de estam pas hogareñas, que a yudan a s u g e rir fin a s c a li­
dades del e s p íritu y e s tim u la a los a rtis ta s a no p e rd e r esta ru ta .
La m úsica de fo n d o se in c o rp o ró al M u s e o desde 1 9 5 0 en casi todas las
salas co m o g u ía la más e fic a z del v is ita n te , com o su c o m p a ñ ía más p e rfe c ta .

PI L AR F E R R A N D I S
Directora del Museo Nacional de Artes Decorativas
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Atabales tocan
en Belén, pastor,
trompeticas suenan;
alégrame el son.
De donde el aurora
abre su balcón,
y saca risueña
en brazos del sol,
viene Baltasar,
Gaspar y Melchor,
preguntando alegres
por el Dios de amor.
Todos traen presentes
de rico valor,
oro, incienso y mirra,
al Bey, Hombre y Dios.
J osé de V aldivieso
MELCHOR,
S claro que, usando de su maravilloso don
de ubicuidad, como siempre, habían de ve­
nir los Reyes Magos a todos los portales

GASPAR Y
de pobreza del mundo. Guiados por la es­
trella Polar de la caridad y del ensueño,
han cubierto de nuevo un camino antiquí­
simo de impaciencias, de duermevela feliz,
de generosa entrega a la maravillosa mi­

BALTASAR
sión de distribuir alegría, esperanza, dul­
zura. En el catecismo de sabiduría total de
los niños no reza que los Magos hayan
venido de Oriente, sino de ese mismo be­
lén, universo completo, donde el niño in­
ventó la escarcha y la nieve, junto con las
C ua n d o e l sueño ñores silvestres y los signos de una primavera súbita y mila­
in g e n u o de los grosa. Y desde el portal auténtico, desde la adoración, han lle­
R eyes M a g o s se
m a te r ia liz a en
gado, cargados aún de oro fabuloso e inagotable, hasta el bal­
u n a s o n rie n te y cón, el alféizar, el umbral humilde, el portal humanístico y
fu g a z n o c h e de cálido donde el niño ha soñado, aun antes de que el milagro
a m o ro s a v e la , t o ­ se realizara, el soberbio cortejo mágico y regio de los tres
d o e l o r o p e l de
lo s M a g o s de
Reyes.
O r ie n te se tr a n s ­ ¿Y cómo vienen los Magos de Oriente? Vienen cabalgando,
fo r m a t a m b i é n , volando, caminando despaciosa y majestuosamente, montados
p o r la m á g i c a sobre blancos y briosos corceles, sobre legendarios y altísimos
v i r t u d d e ta n ta s
camellos, a bordo de extraordinarios y modernísimos coches y
ilu s io n e s b la n c a s
d e los n iñ o s , en aviones. Van precedidos de la cola de la estrella viajera, a
riq u e z a fa b u lo s a , lomos de un luminoso arco iris, veloces sobre la blanca pista
c o n la q u e a d ­ de la Vía Láctea. Y así llegan, están en todas partes, están a
q u ie r e n — m u l t i ­ tiempo en todos los lugares, vuelan sobre el tiempo, a cual­
p lic a n d o m a ra v i­
llo s a m e n te su c a ­
quier llamada, a cualquier cita, a toda esperanza.
p a c id a d d e c o m ­ Y los Magos, ¿se pasan todo un año de viaje? Los tres Ma­
p ra — t o d o s lo s gos no cuentan años, sino risas, sino cartas, sino llantos. Los
ju g u e te s , t o d o s tres Reyes tienen, por la gracia de haber esperado y creído al
los s u e ñ o s y t o ­
dos los id e a le s .
Mesías, el maravilloso destino de ir, desde la adoración eterna
V illa n c ic o
d e l

n i ñ o
c a r i b e
A G astón B aquero

¡Navidad del Caribe,


lejos de España!
¡Navidad de las islas,
vaivén del agua!
...Navidad de otros niños,
y de otras caras,
que esperan el milagro
de boy a mañana.
Mi errante Nochebuena
no tiene escarcha,
sin cierzo está el pesebre
y el chopo es palma.
¡Ay corazón a solas,
lumbre lejana!
...Movidas por los remos
van mis palabras.
Con el son de la espuma
la madrugada,
un niño entre los brazos,
mece mi alma.
Que a todos esta noche
toque con alas
y con risa de niño,
canta que canta.
Un sólo nacimiento,
sólo una casa
de agrupada ternura
la noche santa.

L E O P OL DO p A AE K( )
MtUHUK, u A ir AK T BALIAJAK
del Nacimiento hasta el asombro y la
alegría de los niños; incansablemente,
inacabablemente.
¿Y qué comen los camellos, qué beben
los caballos? Beben estrellas, comen flo­
res en las cumbres de las montañas, se
alimentan del algodón suave y cálido de
los sueños infantiles.
Melchor, que llevó la mirra, trae los ju­
guetes; Gaspar, que llevó el incienso, trae
la inocencia; Baltasar, que llevó el oro,
trae los cuentos, los sueños y la esperan­
za. En cada país, en cada lugar, tienen
su embajada. Los tres Reyes Magos de
Oriente reciben, a su paso, homenaje,
gratitud, admiración, regalos. Se hacen
visibles por un momento. Se muestran,
paternales y dulces, a la curiosidad de
todos. Afirman su estupenda realidad, tes­
timonian su existencia, desmienten a los
incrédulos. Aquí están, con sus luengas y
venerables barbas, hablando todas las
lenguas, dando a manos llenas cuanto se
les pide. Escalan rascacielos, recorren
paso a paso la ciudad entera. Agotan
— ¿es posible?—su rico y jubiloso carga­
mento y entran en las tiendas, en los al­
macenes, para cumplir los infinitos en­
cargos encomendados. Revisan existen­
cias, eligen juguetes, fabrican—con el ex­
traordinario poder de su magia— más oro,
más muñecas, más balones y caballos de
cartón y pistolas y escopetas y automó­
viles.
Tan distendidas y largas las horas de
la noche de Reyes, apenas caben en ellas
las mil cosas que exige el protocolo del
mundo de los niños. Pero para los Reyes
nc hay tiempo, ni límites, ni ciencia que
no sepan, ni deseo que no conozcan, ni
pena que no mitiguen. La dulce misión
de los Reyes se extiende, se comunica,
deja huella profunda en todas las con­
ciencias, suaviza y endulza la relación
humana entre mayores y pequeños, po­
derosos y medianos.
También las personas mayores, depo­
sitarios de la generosidad y de la gra­
cia de los Reyes, esperan su alegría. Para
los mayores tienen los Reyes significado
de aniversario, de evocación y de re­
cuerdo, de renovación y de regresión a
los más puros sentimientos e ideales.
La noche de Reyes es la cita para la
continuidad de la esperanza, la seguridad
de la alegría plena, del deseo cumplido,
el certificado para la quebradiza fe en los
hombres y en el amor auténtico, ese que
desprende y obtiene del más obstinado
individualismo el regalo de la caridad al
prójimo.
E. M.

C o m o en la N o c h e d e la A d o r a c ió n , los R eyes lle ­

< g a n c a rg a d o s de d ic h a , d e s c ie n d e n h a s ta la ne va d a
y s ile n c io s a c iu d a d , e n la q u e la te n ta n ta s ilu s io n e s .
BAILE DE LA Z A G A L A
Qué rápido gira el pie
Y cómo el pelo se esparce
cuando baila la zagala
con garbo de rama y aire.
¡Una vuelta, dos y tres!
Y vuelta a empezar de nuevo,
que a la tierra bajó el cielo,
que a Dios se le puede ver.
¡Una vuelta, dos y tres!
Ay, cómo gira en el aire el donaire
Ay, con qué prisa se enreda en la b
Qué relámpagos de tela
de fugitivos colores
rumorosos, giradores,
lanza la pierna que vuela.
Alégrese la zagala
y haga de su saya un ala
para volar a Belén.
¡Una vuelta, dos y tres!
Baile la zagala, baile,
lance al aire su guirnalda,
que alrededor de su halda
resuene gozoso el aire.
¡Una vuelta, dos y tres!
Y cómo repica el pie,
con qué rapidez se eleva
porque está Dios en Belén.
Al gozo, gozo, zagala,
que hoy la tierra está de gala.
¡Una vuelta, dos y tres!
Y vuelta, vuelta a empezar,
que tu pierna giradora,
voladora,
alabastrina,
no se canse de nevar
esa nieve repentina
de tu pie loco al girar,
¡Una vuelta, dos y tres,
que Dios Niño está en Belén!

RAFAEL MORALES
en Madrid

E
sta joven estrella de la danza es holandesa
de nacimiento. En La Haya comenzó sus
estudios de baile clásico ; a los doce años
se trasladó a París, para perfeccionar y
ampliar sus clases. Comenzó con madame Nora,
en los Estudios Wacker—de la rue Douai; cerca
del famoso Pigalle— ; rápidamente se formó, y
entró en el conjunto de ballet de Ronda Petit.
Al formar su compañía Maurice Betjar, pasó a
su elenco, donde continúa como primera baila­
rina-estrella del ya famoso ballet. Es actualidad
mundial por ser la protagonista de Consagración
de primavera, partitura famosa de Tchaikowsky,
que se lia puesto en escena nuevamente en el
teatro de la Monnaie, de Bruselas (Opera de
Bruselas), por Maurice Betjar, con bailarines de
cinco ballets (caso no conocido en la historia de
la danza), para lo cual Betjar los reunió durante
treinta días de ensayo. El éxito ha sido sensacio­
nal; primero tiara Maurice Betjar, su creador;
después para Tania Bari, como protagonista ; pa­
ra sus compañeros del Ballet Betjar, Ballet Mis-
kowisks, Ballet Weston, Ballet de la Opera de
Bruselas y para el Ballet de la Opera de Amberes.
Tania Bari, a pesar de sus continuos éxitos en
el ballet contemporáneo, tiene una gran afición
y no descuida sus clases diarias de academia o
de ensayos con sus compañeros de ballet. Hoy
día le da clases el mejor profesor ruso—residen­
te en París, y anteriormente maestro de baile
de la Opera de Berlín, Munich y Lcningrado—,
Víctor Gsovsky, que considera a Tania Bari como
su alumna predilecta y espera de ella la consa­
gración en el mundo de la danza clásica.
Durante su tournée por España, con el Ballet de
Betjar, actuó en los ballets El extranjero, Sinfo­
nía para un hom bre solo, Alto voltaje, El ba­
rrendero, Juliette, Estudios rítmicos, Sonata a tres
y Orfeo.
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29
La c r ip ta d e Z ip a q u ir á tie n e
la e x t r a o r d i n a r i a y i r t u d de
a c e rc a r a l c o ra z ó n s e n c illo de
los c o lo m b ia n o s y a la m ira d a
a s o m b ra d a y á v id a d e los v i­
s ita n te s la p u r a , re d o n d a y
o c u lta v e rd a d d e l s e n tim ie n to
r e lig io s o . Si es im p o r ta n te la
lit u r g i a en la p a r tic ip a c ió n es­
p i r i t u a l d e lo s m is te r io s d iv i­
n o s , n o m e n o s im p o r ta n te re ­
s u lta la a d e c u a c ió n d e l te m p lo
y la e x p re s ió n d e u n a r te p o ­
p u la r c o m o e l de la e s c u ltu ra
de la fo t o g r a f ía . La a u s te rid a d
y s e v e rid a d d e l V ia C ru cis
a r m o n iz a co n e l c a r á c te r del
te m p lo 1, e x c a v a d o en ro ca de
s a l, c u y a m a g n ific e n c ia n a tu ­
r a l p u e d e v e rse en la f o t o s i­
g u ie n te , en la q u e las luces
d e l p r e s b i t e r i o h a lla n justa
p a n ta lla y r e f le jo en e l ara Y
e n los in c id e n te s d e l re lie v e
p r im it i v o de lo s m u ro s . P e r­
fe c t a o c a s ió n , la d e la bla n ca
y s a lin a ro c a , p a ra la m uda
le c c ió n de re lig io s a h u m ild a d .
YACIM IENTO RICO,
ARCA DE FE

NAVE DE ESPERANZA
LGO de catacumba luminosa, de mágico re­

n
cinto sagrado, con un extraordinario sabor
primitivo, elemental, sencillo, tiene la origi-
nalísima construcción de la catedral de Zipa-
quirá, a cuyo iluminado y portentoso recinto
nos asomamos en estas páginas.

Desde 1954, Zipaquirá dejó de ser una mera


referencia geográfica que nos indicaba la
existencia de una ciudad de veintidós mil ha­
bitantes, sobrepasó su significación económi­
ca por valiosa que fuera su referencia en la
estadística de la producción, para erigirse en señal co­
munitaria, en templo nacional. Perteneciente al estado
lítica para inscribirse
de Cundinamarca, su en la relación
nombre espiritual,
excede en puer­
la geografía po­
to al que se encamina, hacia el que se orienta la devo­
ción y el fervor religioso de los colombianos.
Cuatro años de trabajo tan intenso como delicado
se emplearon en transformar lo que antes era mina
de sal, yacimiento rico, sabrosa y productiva roca, en
ramo de luz, en arca de fe, en nave de esperanza. Un
inteligente y bien dispuesto sistema de iluminación in­
directa crea un ambiente propicio al entendimiento del
misterio, a la meditación del alma, a la intimidad con
Dios. Y en esa excavación de la montaña, respetando
los desniveles creados por la naturaleza, prescindien­
do de cualquier motivo ornamental que distrajera la

atención, cuidando con fidelidad el estilo fuerte y pri­


mario del lugar, condecorado tan sólo por un friso que
nos cuenta las estaciones del Via Crucis; allí, en otro
mundo extraño y fantástico, es donde la voluntad del
hombre ha levantado la nueva casa de Dios.
Cuatro naves gigantescas, de trescientos treinta pies
de largo y doscientos veinte en la altura de la cúpula,
permiten albergar a veintiocho mil personas, y todavía
puede ser aumentado este número. Algunas tallas y
esculturas, de factura apropiada al lugar, acentúan el
aire de misterio del impar templo. Cabría quizá rela­
cionar esta oora, por lo que tiene de penetración en el
seno de la Naturaleza, de excavación de una roca,

R eportaje de Kurt Severin


EXCLUSIVO PARA «MUNDO HISPANICO»
Ha cum plido 4 años KLM
R E A L COMPAÑIA HOLANDESA DE AVIACION ZIPAQU1RA
aunque ésta sea de sal, con la portentosa y enorme creación
de la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Una
y otra han sido como la prueba de la fe humana puesta al ser­
¿QUE SABE VD. vicio de la fe divina, crecidas ante la resistencia natural, para
ofrecer, como un signo de fe, el triunfo de lo sobrenatural.

sobre KLM? Y junto a esta significación altísima que en lo religioso tiene


este templo está su importancia para la economía colombiana.
Cien mil toneladas métricas de sal por año es la producción de
I
CLARIN

¿ S a b e q u e e a la p r i m e r a lin e a a é r e a d e l m u n d o ,
e s t a b le c id a e n 1910?

: ¿ S a b e q u e fu á la p r i m e r a C o m p a ñ ía In t e r n a c io n a l e n
; s e r v i r a E s p a ñ a d e s p u é s d e la G u e r r a M u n d ia l?

¿ S a b e q u e KLM u n e IO S c iu d a d e s e n 7 4 p a í s e s ?

Las tr e in ta y o c h o fá b ric a s d e sal de Z ip a q u ir á son s im ila re s a é s ta , d o n d e


la sal es c a n a liz a d a h a sta u n h o rn o pa ra c o n v e r tir la en sal fin a . Esta m u ­
¿ S a b e q u e e n la z a E s p a ñ a c o n 2 8 c iu d a d e s h ís p a n o - c h a c h a a p ro v e c h a e l c a lo r d e l h o rn o de la fá b ric a pa ra asar sus p a ta ta s .
: a m e ric a n a s ?

las minas, que ya fueron conocidas y explotadas por los espa­


ñoles del Descubrimiento. Los técnicos calculan que las minas,
que la roca, pueden abastecer a gran ritmo por cerca de dos
mil años aún. El agua que llega de la montaña, y que contiene
¿ S a b e q u e KLM f u é la p r i m e r a c o m p a ñ ía e u r o p e a e n
un gran porcentaje de sal, es llevada por medio de canales
c o m p ra r c u a d rlrre a c to ra s O O U G LA S O C -8 ? subterráneos a treinta y ocho factorías, donde es sometida a
tratamiento técnico hasta su final consunción. Colombia es país
que cuenta con excedente de sal en número y medida muy
conveniente para situarse como exportador. Y es Zipaquirá,
templo nacional, lugar de riqueza, nombre que esmalta, pues,
la riqueza espiritual y material del pueblo colombiano.
: ¿ S a b e q u e d o c e d e e llo s e n tr a r á n e n s e r v i d o e n 1 9 6 0 ?
Esta p u e rta da acceso a las fá b ric a s y a la fa m o s a c a te d ra l. A i fo n d o , la
c iu d a d , a n te c u y o p a n o ra m a se d e tie n e e l v ia je r o , fa tig a d o p o r la d ife r e n ­
cia de p re s ió n a q u e se s o m e te , a l re b a s a r los 3 .0 0 0 m e tro s de a lt it u d .

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SIGLOS
DE

TOROS
De

Costillares
a

Joselito
y
B e lm o n t e C on este m is m o tr a je de lu c e s , q u e h o y tie n e ya o s c u re c id o s sus b r illo s p o r e l tie m p o , paseó « L a g a r ti­
jo » su a rro g a n c ia . D espués de él.— con sus m ism a s p a la b ra s — , « n a id e » . A la iz q u ie rd a p u e d e verse e l
e s to q u e q u e p e rte n e c ió al fa m o s o d ie s tro « F ra scu e lo » y q u e le fu e d e d ic a d o p o r la T a u rin a d e V a le n c ia .

Ás de quinientos carteles de toros noble. Desde el siglo Xiv, por lo menos, toman piqueros, que hacen medrar su oficio y se con­
guarda el Museo Municipal de Ma­ parte en la fiesta caballeros alanceadores. Son vertirán más tarde en afamados diestros. La
drid, pues a la historia de Madrid unos austeros caballeros, vestidos de negro, historia del toreo corre paralela a la de los
pertenecen también los recuerdos de que alancean, sin descabalgar, a las fieras re­ Borbones españoles y la secuela del popular
las tres plazas de toros que existie­ ses castellanas, de fabulosa bravura. Aún no Dos de Mayo. Goya plasma una trágica y vi­
ron antes del moderno coso donde ha nacido el toreo de a pie, invención de un sionaria tauromaquia, que, no obstante, es el
hoy se lidian reses bravas. Recien­ pueblo mucho más bronco y de unos hombres espejo turbio en el que se refleja la anárquica
temente, el Museo Municipal mos­ de más baja estofa, que en la lidia y trasteo fiesta, sin estilo, sin reglas y sin depuración,
tró en una exposición, a través de de los toros habían de encontrar no un fervor para un público grosero y duro que mira la
los objetos allí recogidos, la fiesta artístico, sino un modo de vivir. fiesta de parte del toro, porque quiere ver el
madrileña de los toros; historia que E l siglo xvn es de apogeo. Felipe III había difícil y espeluznante trance del torero en pe­
recogía los nombres y los aconteci­ hecho construir la plaza Mayor. Felipe IV, a fi­ ligro de muerte.
mientos de la fiesta relacionados con cionadísimo a las corridas de toros, las patro­ La historia del toreo se inicia, realmente,
alguna de las tres plazas; a saber: cina y frecuenta. La plaza Mayor se dispone con la aparición del primer cartel de toros, en
la plaza Mayor, la plaza de las afue­ con talanqueras y andamios, y los reyes ocu­ 1737. A partir de aquí ya tendremos para lo
ras de la Puerta de Alcalá y la plaza Nueva, pan el balcón de la Casa Panadería. sucesivo una prolija relación de toreros y cua­
de la avenida de Felipe II. Desde el siglo xvn E l siglo xviil trae una nueva dinastía, unas drillas, toros y ganaderías, fechas, precios y
hasta 1929, fecha en que se derriba la plaza nuevas costumbres, un nuevo pueblo, una nue­ coletillas, y esa tradicional petición de permi­
Nueva y se erige la actual. va plaza. Son los tiempos de la «marea», del so al tiempo y a la autoridad, máximos go­
Desde la Edad 'Media las corridas de toros «¡A gua v a!» y de los «chulos», esos hombres bernadores del festejo, que, por cortesía a la
han sido la fiesta indispensable en toda boda, cuyas mejores cualidades son el valor y la ga­ regia presencia de Sus Majestades, ha hereda­
ju ra o visita regia; en los triunfos m ilitares; llardía de que hacen alarde y derroche en la do una rígida puntualidad. E stá en las plazas
en todo hecho o festejo relevante, popular o plaza, preparando y sirviendo la fiera a los la clara inteligencia dominadora de Costilla- )
tanta admiración como pavor. Se manda cor­ emoción, establecen, junto a la estoica y ma­
tar la impresionante cabeza del cornúpeta, se temática escuela rondeña y la viveza y la ale­
inmortaliza en lienzos su poderosa estampa y gría de la sevillana, la cordobesa.
se incorpora a la iconografía de la beatería Frascuelo compite con L ag artijo a fuerza
de corazón. Mazzantini es el tercero en pug­
taurina. na. Es un elegantón funcionario, casado ya
Entretanto, el público se ha hecho más en­ cuando se entrega a los ruedos, con una gran
tendido, más ordenado. Son las individualida­ voluntad y una gran afición.
des de este tiempo las que encierran tumul- Espartero alcanza una popularidad compa­
tuosidad, sorpresa y aventura. Barbiéri estre­ rable a la de P epe-H illo; su arte, temerario
na P an y Toros, para la que Castellano y uno hasta la sinrazón, enciende el peligro, lo arri­
de los Madrazo, Federico, dibujan los figuri­ ma a su cuerpo. Con Antonio Reverte y Rafael
nes. Castellano hace también sus limpios y Guerra acaba el siglo xix para el toreo. El
claros dibujos de la fiesta. G uerra—con Joselito y Chielanero—represen­
La revolución de 1868 acaba con los casti­ ta y sintetiza el toreo mejor y más completo
cismos, hace salir de España a Isabel II y de todos los tiempos. La eficacia y madurez
pone en el general Serrano la idolatría, ren­ de Guerrita se resiente con el público arbitra­
dida hasta entonces a don Baldomero Espar­ rio; y se retira, joven y famoso. Al tiempo
tero, mientras que Cuchares muere en La Ha­ del éxito alegre y fácil de Reverte perdemos
bana. La fiesta de toros queda casi equipara­ las colonias. La generación del 98 se alza con­
da a la joven zarzuela, un espectáculo más. tra el celtiberismo de la fiesta.
Entramos en la plaza Nueva, de la avenida E l periodismo ha ido diciendo, creciendo,
de Felipe II. gritando. Sol y Som bra, La Lidia, E l Im par­
Cuando luego Manuel Bienvenida es procla­ cial... García Lorca eleva hasta el mito a Ig­
mado P apa N egro de la tauromaquia, se da nacio Sánchez Mejías, el gitano pegado a la
expresión a un sentimiento que subyace en el vida que olía a muerte en cada corrida. J o s e ­
ánimo tenso de los aficionados. La fiesta de lito llega a la cima del toreo grande, inteli­
toros tanto es un arrollador y apasionante es­ gente, geométrico y emocionante; total: Bel­
pectáculo como un místico, bárbaro y colecti­ monte, estudioso y culto, estiliza el arte hacia
vo culto al valor y a la estética; una especie el espectáculo brillante, colorista, estatuario y
de plástica trágica en la que la muerte es el armónico.
límite que le da dimensión y grandeza. E l to­ Los años veinte. Todos estos nombres so­
reo es entonces una liturgia pagana, instinti­ breviven a su época. Casi, más que un recuer­
va, angustiosa y depurada, que da forma a do, son vivencias de todos nosotros. La histo­
una característica vocación de sacrificio y de ria sigue... E l valor, la estética, el arte, la
riesgo. danza sólo insinuada de unas parábolas tra­
L ag artijo preside, durante veintiocho años, zadas a punta de capote, siguen alzando en
la época de oro del toreo. Su esbelta elegan­ pie la admiración del alma española... La san­
cia, su estilo largo y señorial, su impresionan­ gre es, todavía, un trágico y fatal destino que
te desprecio por el toro, su contenida y sobria hay que burlar...

E D U A R D O M A R C O

CF O T O G R A F A S : B A S A B E 3

T res años y m e dio de tra b a jo p a c ie n te co stó a su a u to r ia c o n s tru c c ió n de esta m a q u e ta de la p laza de to ro s de la P u e rta de A lc a lá . Es asom brosa la fidelidad En la v itrin a , e n tre o tro s in e s tim a b le s o b je to s , tre s
en la re p ro d u c c ió n de l p ú b lic o que lle na e l g ra d e ría , con unas dos m il fig u ra s , a p ro x im a d a m e n te .— A b a jo : U n g rabad o a n ó n im o de la época, con la descripción a u tó g ra fo s fam osos sobre cartas de p u ñ o y le tra : ^
g rá fic a de la cogida que ocasionó la m u e rte a « P e p e -H iilo » , e l 1 1 de m ayo de 1 8 0 1 , en Peñaranda de B ra c a m o n te .— A l p ie : V is ta de la in te re s a n te Exposición el de R afael M o lin a , « L a g a r tijo » ; el de Jua n B e l- y
m o n te y el de José d e l C am p o, «Cara A n c h a » .

res, que revoluciona con su maestría y cam­ El toreo queda depurado. Existe ya la E s­
bia, con su buena moneda de facultades, el cuela de Tauromaquia de Sevilla y el A rte de
violento hierro del toreo torpón e instintivo torear de Pepe-Hillo ; surge la forma profe­
por la plata de su personalidad. Con un nom­ sional, mercenaria, del toreo, y hasta Fran­
bre ligero, el volapié, bautiza a la muerte cisco Montes Paquiro no habrá otro momento
fulminante del toro estoqueado ; inaugura la estelar. Montes es una atlética plenitud de
nueva época, en la que entran Pedro Romero, facultades, un maestro en su más alta acep­
el de clasicismo rondeño, y Pepe-Hillo, el te­ ción, selecto y cultivado. Torea para un pú­
merario, brioso y legendario ídolo popular: blico dividido, bronco e insultador; ora car­
piadoso, juerguista, cordial, alegre, supersti­ lista, ora isabelino. Madrid es ya una plaza
cioso y jaranero. Su muerte— espeluznante y exigente y de categoría. Paquiro deja una
triste; pintada y descrita mil veces en coplas, huella inolvidable y una tauromaquia comple­
grabados y dibujos—hizo huir de la plaza al ta, de mayor madurez que la de Hillo.
público, que no quiso volver en mucho tiempo. El xix es copioso de nombres. Muchas de
Pepe-Hillo, herido ya por la mañana, fué co­ sus aparceladas y alicortas convulsiones ro­
gido otra vez por la tarde; segunda vez cor­ mánticas dan carácter a toda la vida que con­
neado en el aire, tercera vez cogido por la tiene. Paquiro trae de la mano a su paisano,
fiera en el suelo. Chielanero, que muere tuberculoso y deja en
Estamos ya en el primer circo taurino ma­ las plazas, rivalizando, a Cuchares y Cayetano
drileño : la plaza de toros de las afueras de la Sanz. D esperdicios y el Tato torean juntos. El
Puerta de Alcalá, en torno a la cual se ha primero marchó a América— «batalló contra
convocado la historia. Nuestra curiosidad, indios insurgentes, sobrepasó a los perdonavi­
achicándonos, nos introduce en los palcos don­ das y matones y se impuso en los bochinches,
de se sienta la gente principal; nos lanza al chirlatas, pulperías y en todos los zafarran­
tendido, entre el pinturero y espeso público, chos de pólvora y cuchillo»— . Después de die­
que viste a la distintiva usanza de su región cisiete años vuelve a España; en E l Puerto de
o condición. Diríase que estamos en la arena, Santa María, un Concha y Sierra le saca un
junto al caballo herido, al lado del apasionan­ ojo. Torea con altivez y fiereza. Sus ocho
te peligro, y que en torno nuestro no es pú­ mandamientos del toreo se resumen en uno:
blico enfebrecido, sino símbolos y recuerdos, una arroba de valor y una libra de inteligen­
cia, que, a la vez, le define. Muere, de muerte
imágenes y retratos de todo ese mundo de se­
res ya idos que compone la tauromaquia, y natural, siendo ya viejo.
El Tato se retira de los toros al tener que
que nos contemplan como mudos testigos de sufrir la amputación de una pierna, a conse­
fabulosos y tremendos acontecimientos, que cuencia de una cornada, en cuya operación
forman la plástica tragedia de muerte, arte rehúsa el cloroformo, soportando el dolor es­
y arrojo. toica y despreciativamente, fumándose un ha­
Son las corridas de dieciocho toros, y hasta bano.
de veintisiete. Las de después, con seis toros, Un hombre que completa la varia galería de
serán llamadas, con justeza, medias corridas. toreros es don Rafael Pérez de Guzmán, te­
Esquilache provoca el motín de los sober­ niente retirado del Ejército, aristócrata, va­
bios y amplios chambergos, con los que los leroso, de toreo noble y seco; muere a manos
«chulos» torean a veces al toro. En algún de unos bandoleros.
cartel se advierte la autorización de desplegar El demonio astado y fiero de «Jocinero», el
un ala del sombrero, como alivio para los de toro que causa la muerte de P epete cuando
éste se lanza a salvar a un picador, despierta
asientos de sol.
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ID . A LA A C U A RELA
M in ia tu ra so b re m a rfil C&àÊÊÈfèèS. m in ia t u r a s
de 5 3 X 7 8 m m . SO BRE M A R F IL
M IN IA T U R A S
■ C L A S E E S P E C IA L
K A y O R U J O S DE C U A L Q U IE R
F O T O G R A F IA

O R IG IN A L

orHsfecaí «miainr&e.
T R A B A JO R EA LIZA D O
M IN IA T U R E S
P O R T R A IT S IN O IL
M in ia tu ra sob re m a rfil
PASTEL de 5 3 X 7 8 m m .
CRAYON CONSULTENOS PRECIOS Y CONDICIONES
FR O M ANY P H O TO PREVIO ENVIO DE ORIGINALES
O fre c e m o s en e s ta p a g in a un pequeño
m u e s tra rio de la a c tiv id a d d e s p le g a d a
por el I n s t it u t o de C u ltu r a H is p á n ic a
de M a d rid o re la c io n a d a c o n é l.-— En la
p rim e ra f o t o g r a fia : El C u e rp o D ip lo m á ­
tic o ib e ro a m e ric a n o c u m p lim e n ta a l J e fe
del E stado1 e s p a ñ o l pa ra a g ra d e c e rle la
in v ita c ió n a los a c to s c e le b ra d o s con
m o tiv o d e l 1 2 de o c tu b r e en G a lic ia .—
D e b a jo : El m a e s tro M e n é n d e z P id a l p r o ­
n u n c ia la c o n fe re n c ia in ic ia l en e l c ic lo
o rg a n iz a d o por la E m b a ja d a del P erú
para c o n m e m o ra r e l c e n te n a rio d e l in c a
G a rc ila s o .— Las o tra s c u a tro fo to g r a fía s
corresponden, re s p e c tiv a m e n te , a la
in a u g u ra c ió n d e l c u rs o de D e re c h o y e n ­
tre g a de los p rim e ro s e je m p la re s de la
c o le c c ió n de c ó d ig o s c iv ile s , que fu é
p re s id id a p o r e l m in is tr o e s p a ñ o l de J u s ­
t ic ia ; la e n tre g a en el sa ló n de a c to s
d e l I. C . H . d e l P re m io C lu b d e España
de M é x ic o a su g a n a d o r; la e n tre g a al
p r e s id e n te d e la A s o c ia c ió n de la P rensa
de M a d r id del á lb u m de fo to g r a fía s
e n v ia d o por la A s o c ia c ió n de la P rensa
de Sao P a u lo , en p re s e n c ia d e l d ir e c to r
del I. C . H ., y, por ú lt im o , la e n tre g a
de los p re m io s del C e rta m e n In te rn a ­
c io n a l d e C in e D o c u m e n ta l Ib e r o a m e r i­
can o y F ilip in o en la c iu d a d d e B ilb a o .

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L· i L· i V i\ \ uí i f j j H l | | | 1
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y
LA EXPOSICION la muestra, así como al Instituto Arias
Montano del Consejo Superior de Investi­
gaciones Científicas.

SEFARDI
En arte resalta la presencia de Modiglia-
ni con tres característicos cuadros suyos,
y numerosos tesoros de la arqueología
y la orfebrería, así como de tantas otras
actividades artesanas que acreditan el sen­
tido y el estilo tan vivamente vinculado a
NA interesante, numerosa, signifi­ neral de Relaciones Culturales, director la cultura y raíz de España. En el acto

U cativa muestra de la cultura se­


fardita es la que ofrece la Expo­
sición Bibliográfica Sefardí Mundial en las
del Instituto de Cultura Hispánica y altas
representaciones de la cultura y de la in­
telectualidad española.
inaugural pronunció unas palabras el di­
rector de la Biblioteca Nacional, explican­
do el alcance y razón de la exposición, y
el señor Denzil S. Montefiore, presidente
salas de la Biblioteca Nacional de Madrid. La exposición ocupa cinco grandes salas,

V is ta p a r c ia l de la E x p o s ic ió n S e fa rd í. A r r ib a : C a p ite l co n in s c rip c io n e s á ra b e s y ju d ia s
d e l s ig lo X I I , T o le d o .— A b a jo : A s p e c to d e la v itr in a
d o n d e se e x h ib e n p e rió d ic o s y re v is ta s en la d in o .

La importancia de la documentación que y en un breve itinerario por las mismas de la World Fédération Sefardí, cerrán­
allí se exhibe, la sensibilidad y buen gusto hay que señalar, a modo de noticia infor­ dose el acto con la intervención del mi­
que han inspirado su instalación, hacen mativa, la espléndida documentación que nistro de Educación Nacional, quien hizo
de ella un valioso testimonio, enormemen­ allí se exhibe sobre la cultura hispano- referencia a la personalidad de don Ra­
te sugestivo, que permite comprobar y hebrea, las secciones dedicadas a la etno­ món Menéndez Pidal, tan lúcido exponente
mantener la importancia de la cultura se­ grafía, el arte, la geografía, la filosofía y de problemas y esclarecedor de ciencia, y
fardita derramada a través del tiempo y tantos otros apartados que revelan la fuer­ al poeta español, recientemente desapa­
de la geografía. El ministro de Educación za creadora y cultural sefardita. Secciones recido, Agustín de Foxá, que tanto gustó
Nacional español inauguró la Exposición, especiales aparecen dedicadas a la Fede­ y trató del tema sefardita en sus magnífi­
acompañándole en el acto el director ge- ración Sefardí Mundial, organizadora de cos trabajos literarios.
39
La p rim era ig lesia del mundo con
planta hiperbólica, o rig in al obra de
arquitectura religiosa realizada por Fisac

kilómetros de Madrid se alza un


s ie t e

A
sencillo pero asombroso complejo ar­
quitectónico. Nadie podría imaginar
que aquellos edificios de líneas avan­
zadas, alegres y atrayentes son un
convento donde viven trescientos do­
minicos. El corazón que da unidad al
conjunto es una iglesia más asombrosa
aún. Es la primera iglesia del mundo de planta
hiperbólica ; una realización de atrevida arquitec­
tura religiosa que va a dar mucho que hablar por
su extraordinaria novedad y originalidad.

FISAC
El arquitecto español Fisac provocó ya agita­
das polémicas artístico-litúrgicas hace cinco años
con la llamada por todos «iglesia de los domi­
nicos de Valladolid». Era una concepción va­
liente. Hace cuatro años, el mismo Fisac recibía
el encargo de los dominicos de hacer el proyecto
de tin nuevo Teologado, con capacidad para cua­
trocientos estudiantes de la Orden. Las obras han
terminado, y la concepción más valiente aún de
la iglesia levantará de nuevo, sin duda, una ola
de comentarios y discusiones.
Pero Fisac, hombre de pequeña estatura, de
ojos vivos y vivo de genio, es un verdadero ar­
tista, muy seguro de sí mismo. Ha hecho su tra­
bajo con piedad, y todo en la iglesia es litúrgico,
sereno y digno. Los dominicos están contentos y
él no teme a los rumores que se puedan alzar
ante su obra.
LA ARQUITECTURA «ESTUCHE» el altar en medio. Las paredes, de ladrillo liso,
siguiendo la forma de las dos ramas de la hipér­
Llegué al kilómetro 7,200 de la carretera Madrid- bole, ayudan a centrar la atención *en el altar.
Aleobendas en una luminosa mañana de otoño.
El sol liaría brillar las cubiertas de aluminio de LO (SAGRADO: EL COLOR,
lodos los edificios—es la segunda construcción de LA]LUZ, LA FORMA
fcstfc e s q u e m á tic o C r i s t o , España cubierta con este metal—y el limpísimo
de p ro fu n d o s e n tid o r e li­ azul del cielo se reflejaba entre los destellos Vle detuve en la puerta. Estábamos ante una Labra ha dado a la ca p illa
gioso , es ob ra d e l e s c u lto r fuga de color, ante un ambiente de grandiosidad d e l S agrario una lu z in d e s ­
plateados.
P ablo S errano. La su je ció n Me decía Fisac : que. infundía serenidad y respeto. c r ip tib le / cálida y serena,
se ha re s u e lto m e d ia n te —Hay dos clases de arquitectura : la arquitec­ Un templo decía el arquitecto—es un trozo con su v id rie ra de la Sa­
una fra n ja de espacio s u r­ tura «caja» y la arquitectura «estuche». La caja de aire sagrado en el que se respira la presencia grada C ena, en to n o s a m a ­
cado p o r h ilo s de cob re. <b Dios. /.Cómo lograr ese trozo de aire sagra­ rille n to s . Las e s tiliz a d a s
puede ser algo así como una cosa dentro de la
Las v i d r i e r a s sup eriore s, do? En la Edad Media, en el estilo gótico o en im ág enes de la pa»ed son
que cabe una necesidad ; el estuche, en cambio,
obra de José M a ría de L a ­ <1 barroco, lus rompimientos dorados, las colum­ de P ablo S errano.— A b a jo ,
es lina forma adapiada a la función que va a
b ra , de scom po nen la lu z en cumplir. Yo imagino a las personas y los ob­ nas^ las vidrieras, todo miraba a lo alto; sugería a la d e re ch a : Francisco Fa-
una verdade ra s in fo n ía de la i.lea del cielo. Hoy estamos en una situación rre ra s es el a u to r de las v i­
jetos que éstas van a utilizar y los pongo en el distinta. Tenemos otros medios técnico?? para con*
co lo r. — A rrib a : Casi 2 0 0 solar imaginario ; veo el espacio que necesitan, drie ra s en la ca p illa de los
e s t u d i a n t e s de Sagrada uir estos efectos. La escenografía ha avanzado e s tu d ia n te s o co rista s. Su
los movimientos que tienen que hacer, y les ha­ mucho. Nuestra vida vulgar está saturada de efec­
T e o lo g ía c e n tra n su vida go su «estuche». Allí estarán más cómodos qui­ s e n c ille z y , a un tie m p o ,
a lre d e d o r de dos p o l o s : to mágicos; el cine, la radio, la televisión, los rig o r de sus fo rm a s abs­
en otro estuche o en una caja. anuncios lumino u los ojos mágicos: todo tien­
o ra ció n y tra b a jo . M á s de tra c ta s dan el c lim a n e ce ­
c u a tro horas d ia ria s m arca de a crearnos una atmosfera complicada y artifi­ sario para Í3 densa vida re ­
LA IGLESIA cial, y como extranatural. El procedimiento creo
la re g la de la O rden en el lig io sa que se ha de des­
c o n ju n to de no rm as de p ie ­ Entramos en la sorprendente iglesia. que ha de ser el de buscar la atmósfera sobre­ a rro lla r en la c a p illa . En
da d, e n tre ellas el re zo de Aquí—me explica—tenía que resolver el pro­ natural distinta por el camino de lo tremenda­ c o n ju n to im p e ra la p u reza
las horas c a n ó n i c a s . La blema del coro para los padres dominicos y alum­ mente auténtico, de la verdad; por medio de la y s im p lic id a d de líneas,
u n ifo rm id a d y el o rden e x ­ nos. El coro, en una iglesia moderna, es un pro­ sencillez, que nos desnude de lo espectacular y de sprovista s de in c id e n te s
te rn o sen e x p o n e n te de la blema a resolver. Por otro lado, tenía que colo­ mágico de la técnica. Que no haya nada falso en o rn a m e n ta le s p e rtu rb a d o re s .
paz y e l o rden que c o n fo r­ car a los fieles. Vi que la mejor manera de la iglesia ; que no haya materiales pobres, sino
m an la vida in te r io r de es­ situar a una reunión de gente que han de mirai materiales de verdad ; no imitación de mármol,
tos te ó lo g o s d o m in ica n o s. a un punto es en furnia de sector circular (las sino mármol ; no dorados, sino cosas de oro o
salas de conferencias o los cines adoptan ahora de Ihierro, que también es metal noble. Ahora
esta forma), para evitar que nadie se encuentre bien, lo específicamente católico es que ese aire
en un punto muerto, sin visibilidad, o en una sagrado debe ser «dinámico», nos debe ayudar a
situación lateral y desventajosa. Puse el coro a acercarnos a Dios, nos debe mover a orar. Y este
un lado y a los fieles al otro, frente a frente, con
mirablemente organizados en 7.000 metros cua­
drados de construcción.

LA FORMACION

El Teologado, colocado bajo la advocación de


San Pedro Mrátir—protomártir de la Orden—es
una casa de formación religiosa e intelectual, en
la que casi doscientos estudiantes se preparan
para su labor sacerdotal de misiones. Todos es­
pañoles, japoneses, filipinos, alemanes y holan­
deses—:, por pertenecer el Teologado a la pro­
vincia dominicana de Filipinas, saldrán hacia las
misiones lejanas del Japón, China, Formosa, In­
dochina, Filipinas, India, Ceilán y Sudamérica.
Dentro de este Estudio General de Teología se
halla el Instituto Pontificio de Filosofia, agrega­
do a la Universidad Pontificia de Santo Tomás
de Manila—27.000 alumnos—, en el que pueden
cursar los estudios filosóficos toda clase de per-
sonas—también seglares—y obtener el mismo tí­
tulo que en aquella Universidad Pontificia.
Los estudios de radio, la sala de cine-forum
—el salón de actos—y el próximo a ser montado
estudio de televisión sirven para que se formen
en las más modernas técnicas informativas, com­
pletando así su formación pastoral y misionera.
Se respira allí la juventud y vitalidad de una
Orden que está al día, siendo vieja y nueva como
la misma Iglesia. Un horario muy apretado e in­
tenso de oración, estudio y deportes va forjando
la eficacia activa de unas oleadas de hombres
santos que, a partir de este año, proyectarán su
doctrina en territorio de misiones.

dinamismo se logra con las formas, la luz y el social, hacen que, insensiblemente, veamos en las
color. Estas paredes hiperbólicas; el techo, de esculturas realistas, tanto profanas como religio­
madera clara, que toma la forma de dos toldos sas, parecidos con amigos o artistas de cine, y
(como colgados de las paredes), que suben y creo que es bueno tender a deshumanizar las
se unen en lo más alto ; la verticalidad de los imágenes religiosas lo suficiente para que, sin ser
T o da la vid a p le tó ric a y alambres de bronce, que ascienden también des­ caricaturescas, no nos recuerden al repertorio de
rica de los fu tu ro s te ó lo ­ de el centro del altar doble, sosteniendo el Cris­ caras conocidas y no nos molesten ni distraigan.
gos d o m in ico s se e n cie rra to ; las vidrieras que rematan las paredes (azu­ Creo que mi criterio personal está de acuerdo
y se d e senvue lve d e n tro de les y rojas en sus extremos, amarillas y más cla­ con la mejor tradición cristiana... Las esculturas
estos m u ro s ; ig u a l es en ras hacia el centro y blancas sobre el altar), románicas no eran realistas, no porque los artis­
fo rta le z a y lu m in o s id a d a la crean esta fuga de color que nos atrae hacia el tas no supiesen hacerlo de otra manera, sino
in d iv id u a l re a lid a d de cada lugar de máximo interés y nos elevan. porque huían de lo vulgar, sobrenaturalizando
e s tu d ia n te . El d e p o rte , co ­ sus imágenes.
Fisac ha conseguido plasmar sus ideas sobre
m o co n tra p e so y c o m p le ­ UNA SOLA IMAGEN arte religioso en esta iglesia, verdadero corazón
m e n to al e je rc ic io ten so de
la o ra ció n . J a rd ín in te r io r, El altar estaba solo. Nada apoyado en él. Ni y centro del resto de los edificios del Teologado
de sabio y o r ig in a l e s tilo siquiera los candelabros. Son dos bloques casi de Alcobendas.
cuadrados, macizos; perfectamente lisos y limpios. Salimos a la luminosa galería encristalada, abier­
p a is a jís tic o , para e l reposo.
H ora de e s tu d io y p re p a ra ­ B —He quitado los candelabros de la mesa del ta a un amplio y delicioso jardín.
ció n an tes de la clase, en aliar, cosa totalmente dentro de las normas li­
pie la a te n c ió n y la p o s tu ­ túrgicas, para que ni eso distraiga la atención, ORGANIZACION FUNCIONAL
ra. R e fe cció n so b ria , más y los he agrupado a ambos lados. He tratado de
destacar lo que es sagrado de lo que no lo -es. El arquitecto recibió la indicación de los domi­
circ u n s p e c ta que escasa.
Ninguna imagen, a excepción del imprescindi­ nicos de combinar tres elementos—iglesia, clases
V is ta aérea d e l T e o lo g a d o ,
ble Cristo—obra de Pablo Serrano—y las vidrie­ y refectorio—con las tres clases de personas que
a rq u ite c tu ra ordenada para
ras, maravillosas sinfonías de color—en rojos y allí viven—padres profesores, padres jóvenes y
la o ra ció n y el tra b a jo , e x ­
azules de mil matices—, con representaciones del estudiantes—, de manera que éstos pudiesen mo­
presión de l s e rv ic io a D ios.
martirio, que cubren todo el fondo curvo del co­ verse de un lado a otro en el mínimo de tiem­
ro ; obra del suizo Winternitz. po y sin interferencias. Debían emplazar tam­
■ —¿Por qué esta ausencia de imágenes?—le pre­ bién, con el debido aislamiento, a la comunidad
gunté. de religiosas que los atienden en los servicios
B[ —Los hombres de hoy estamos saturados de domésticos. Todo ha quedado perfectamente re­
imágenes. El cine, la televisión, la intensa vida suello. Más de trescientos dominicos viven ad­

MUCHA LUZ
Salimos «le nuevo al campo . ., porque todo,
alrededor, es campo. A la entrada hay un viejo
nido de ametralladoras del tiempo de nuestra
Cruzada, rodeado de rosas de sangre. Se me an­
tojó un símbolo de los innumerables mártires de
la Orden que fecundan con su sangre el trabajo
y la contemplación «le sus descendientes. Todo
está en paz, presidido por la altísima cruz, a
65 metros sobre la torre de la iglesia. Fisac lia
sabido manejar la luz como un elemento más de
la construcción, y la luz lo llena todo.
—Los viejos conventos—me decía Fisac—eran
caserones sin luz, porque todo el mundo vivía
en casas oscuras. Hoy, cuando se construyen las
casas con el máximo de claridad, sería absurdo
hacer conventos medievales.
Es la airosa silueta de una moderna construc­
ción en la que «los hijos de la luz» se forman
en la oración, el trabajo y la alegría, para espar­
cirse, como un estallido de vida, por todo el
mundo.

J A. VI D AL - QU ADR AS
(Reportaje exclusivo para MUNDO
H ISPAN IC O de «Europa Press»
RADIO
ANDORRA

îor. Ondi
72 kilocic
edianoch»
dianoche
Por ALFONSO* DE LA SERNA
UY señora mía : cido en el recuerdo por mi amor a México—patria criollos, es decir, de españoles de América. Y por
de algunos antepasados míos y patria de mi hi­ si este hecho no fuera claro, en 1836, cuando aún
Creí que había usted desaparecido. jo—, la encuentro a usted de nuevo, en una carta estaba fresca la sangre fraterna de las luchas de
No de la vida, que se la deseo larga que ha enviado al director del periódico mexica­ la Independencia, España envió su primer repre­
y feliz, pero sí de la circulación pú­ no Excelsior, y que se ha publicado en ese diario sentante diplomático a México—el marqués de
blica, del terreno en donde las opi­ el día 12 de octubre. Calderón de la Barca—, para afirmar bien termi­
niones tienen una audiencia y un eco. Bajo el título de «¿El día de cuál raza?», es­ nantemente su reconocimiento al hecho político
Pero veo que sobrevive usted, para ri­ cribe usted unos párrafos bastante incomprensi­ de la nacionalidad mexicana. Nosotros no quere­
dículo suyo. bles, en los que se dedica a intentar precisar el mos borrar ninguna página de la historia nuestra.
Hace unos diez años la dejé a usted concepto «raza», con referencia a la que recorda­ Usted, sí: a usted parece que le queman cuatro
en México, dedicada afanosamente a mos todos el 12 de octubre. ¿Pero es que aún no siglos de su historia, y se empeña en saltar sobre
revolver huecos humanos por las tum­ se ha enterado usted de que nadie pretende alu­ ellos sin que le toquen sus llamas..., sus glorio­
bas del Estado de Guerrero, hasta que dir con ese vocablo a ninguna raza física con­ sas llamas.
dio con unos que usted aseguraba, impávidamen­ creta, sino a la gran raza, al gran linaje espiritual En estos equilibrios que hace usted sobre el
te, que eran los de Cuauhtémoc, sobrino de Moc­ al que pertenecemos todos : españoles, portugue­ tiempo se queda en una postura terriblemente
tezuma, gran sacerdote indio, último emperador ses e hispanoamericanos ; al que pertenecemos anacrónica. Habla usted de México como hablan
de los aztecas. Según usted afirmaba, con asom­ concretamente usted y yo, por el simple hecho esos extranjeros frívolos que a veces vienen a Es­
brosa tranquilidad, los viejos del lugar habían de que todos somos, por encima del color de paña a descubrir todavía bandoleros y gitanos,
recogido de sus mayores, por tradición oral, el nuestra piel, herederos de una cultura común? como en tiempo de. Merimée ; o entran en la his­
secreto de la tumba de Cuauhtémoc, guardado Justamente para que ningún desorientado como toria de América dispuestos a ver únicamente
durante siglos, y se lo desvelaban en aquel mo­ usted se confundiera, hace tiempo que los espa­ conquistadores crueles, frailes anecdóticos, Inqui­
mento a usted. Ni que decir ti.ene que aquel pre­ ñoles llamamos a la fiesta del 12 de octubre Fies­ sición y virreyes concupiscentes.
sunto descubrimiento debió de poner en un ta de la Hispanidad; porque en esa palabra, «his­ En el país de Maman, Icazbalceta, Esquivel.
brete a los serios historiadores mexicanos, a panidad», nos parece que se resume mejor la Obregón, Pereyra, Silvio Zabala, Jiménez More­
quienes el procedimiento no les parecía muy cien­ idea de ese patrimonio común hecho lenguaje, no y Edmundo O’Gorman hace usted mal papel
tífico. historia, cultura, fe y futuro que nos corresponde como historiadora.
Pocos años antes se habían exhumado en Mé­ a todos—a mí con orgullo y a usted, al parecer, Usted no ha comprendido a su propio país, en
xico otros restos que a usted y a los que piensan con disgusto—en una parte alícuota. Ya el gran donde España realizó una de las operaciones más
como usted no les importaron mucho. O tal vez Camoens había intuido la exactitud de la palabra difíciles y audaces de la Historia : fundir la san­
porque les importa hasta la obsesión, hacen co­ cuando, en la estancia treinta y dos de Os Lusia- gre de los hidalgos de Castilla con la morena
mo si no se acordaran de ellos. Los restos esta­ dns, decía, refiriéndose a los portugueses de Vasco sangre de los príncipes del Anáhuac, o de los no­
ban y están—en el Hospital de Jesús. Son las de Gama : «Urna gente fortissima de Hespanha.» bles mayas ; hacer que se entendieran, a través
cenizas de Hernán Cortés, hidalgo extremeño, ca­ Pero usted no se ha enterado aún de eso ni de de las edades, dos pueblos tan distintos; que se
pitán del Emperador de Europa, primer mexica­ otras muchas cosas. Y por eso dice en su carta entendieran Teotihuacán y El Escorial, el Quijote
no. Ustedes no temblaban de emoción ante estos al director de Excelsior la siguiente increíble cosa, y el libro de Chilan Balam. Esta grandeza y ser­
huesos. O tal vez temblaban demasiado. Pero hablando de la posibilidad de que la «raza» a la vidumbre, que recaen directamente sobre México,
todo lo que se les ocurrió decir a las gentes que se rinde homenaje el día 12 sea la raza ame­ haciendo de él uno de los países más originales
dentro de cuyo círculo usted ocupaba y ocupa ricana : «Tal hecho sería inaudito; que los mis­ y fascinantes del mundo, no las ha comprendido
una destacada posición, es que, a juzgar por aque­ mos habitantes de este continente celebraran co­ usted.
llos huesos, Cortés era un pobre ser contrahecho mo glorioso para ellos el día en que se echan las Cuando Pablo Antonio Cuadra, usando de una
y sifilítico ; una especie de Quasimodo repúg­ bases de una nueva era, en que para ellos comen­ bella imagen, decía que el México mestizo—mes­
name, que había ensuciado con su presencia la zaba la esclavitud, el martirio, la explotación y tizo no sólo de sangre, sino de eultura-^era como
vida de un país que usted imaginaba únicamente con ella la miseria, hasta el presente.» un árbol cuyas raíces se hundían en el limo fres­
idílico y florido. Usted, doña Eulalia, no ha perdonado a los co y fecundo de lo indio, mientras las ramas
Al servicio de aquella increíble afirmación, tan Conquistadores, que es exactamente como si uno ondeaban al alto viento de la cultura hispánica,
poco seria para quienes alardean de sabiduría ar­ no perdonara a sus padres el haber sido engen­ dió en una clave sencilla y profunda, que usted
queológica, Diego Rivera, el gran pintor mexica­ drado por ellos. Usted quiere horrar ese episodio parece incapaz de encontrar.
no que desperdició tantas veces, desdichadamen­ de la historia de México, lo que es exactamente Pero usted está casi sola en esa ignorancia. Sus
te, su genio artístico en violentos cartelones lle­ igual que intentar borrar el primer capítulo de antepasados los indios la resolvieron hace cuatro
nos de odio y demagogia, pintó un retrato de esa historia. ¿No comprende usted que no puede siglos, cuando se hicieron amigos y discípulos de
Hernán Cortés. Era un Cortés repelente y abo­ decir algo así como : «Eso no vale»? Vale mucho, Tata Vasco, en Michoacán, o cuando se incorpo­
minable: bizco, jorobado, tullido y horroroso. doña Eulalia. Gracias a que vale, usted y yo po­ raban a la cultura y a la aristocracia españolas
La ciega pasión de Diego y de ustedes había he­ demos discutir sobre ello. Si no fuera así, usted en la persona de don Fernando de Alba Ixtlichó-
cho cuajar un tremendo insulto a México, porque estaría aún sumida en uno de aquellos mil reinos, l iti, escritor célebre, príncipe de la sangre real
es insultar a México esa falta de respeto a su distantes e ignorados entre sí, que existían antes de Texeoco.
fundador, al fundador de «la idea de México», 'i de que Cortés «inventara» México. Y yo estaría Y si no es usted india, doña Eulalia; si no es
más terrible insulto sería pretender que la burla en mi Castilla natal, ignorando a México, ignorán­ usted india y ese apellido Guzmán no le viene a
no era burla, sino verdad, porque entonces sería dola a usted, lo cual me tendría muy tranquilo, usted por donación, sino por directa y sanguínea
igual que decir que los reinos indios se dejaron pero me privaría deí honor y la alegría de pen­ transmisión desde los Guzmanes gloriosos del vie­
vencer por un Quasimodo, lo cual sería oprobio, sar en tanto amigo mexicano como tengo. jo tronco castellano, entonces está usted haciendo
cuando, en verdad, fueron vencidos por una de Mientras usted no reconoce y honra su filiación algo que no me atrevo a calificar. Es usted una
las mejores espadas de la cristiandad, lo cual es hispánica, España reconoce y honra su descenden­ mujer, y la cólera de un español se detiene siem­
honor. cia mexicana. En realidad, siempre lo ha hecho ; pre ante las damas con el freno de la cortesía.
Cuando todo esto se me había olvidado, ven­ pues la Independencia fué, en el fondo, cosa de Le saluda atentamente,
Reportajes de J UAN SAMPELAYO

Las tardes Plu mas


del Perú y espadas
• En Córdoba.

en M a d r i d H
u m il d e m e n t e , que es como deben hacerse todas las cosas, para
que salgan lo mejor posible— decir bien ya es perder humil­
dad— , he de pedirle perdón a don Luis de Góngora, nacido y
eventando motores, que es ] a acepción moderna de reventar caballos, han muerto en Córdoba para la gloria de la poesía universal, de robarle
R venido, en cinco fríos jueves, ya caída la tarde, desde Felipe IV la
Real Academia Española—, al Perú de los «Madriles», los inmortales, y
—-así, como suena— parte de un verso de un soneto que a la vera
del Guadalquivir anda labrado en piedra, labrado en piedra en la
han llegado hasta allí, con sus visones del Canadá, la Durcal y la Fernán
torre de La Calhorra, que es de un lado museo y de otro agradable
Núñez. Toda una teoría de la «crema de la intelectualidad», que cantara el
señor don Agustín Lara, por el aquel de escuchar a los cinco grandes, cinco, lugar para agasajos a huéspedes de altura.
y éstos, de verdad, hablar que si del Cuzco o de Pablo de Olavide, que si Juan de Castellanos y Porras Barrenechea, y el señor don José
del Inca Garcilaso o del arte del Perú en estos jueves peruanos, que para de la Torre del Cerro— a cuya tumba, rodeada de califas de la tore­
conmemorar los trescientos cincuenta años de que vieran la luz los Com en­ ría, llevara una corona en la mañana de diciembre primaveral en el
tarios reales del Inca Garcilaso de la Vega ha organizado en el Perú madri­ cementerio cordobés de la Salud don Manuel Cisneros— , y Rafael
leño, de Castellana, 32, el excelentísimo señor don Manuel Cisneros, emba­ Aguilar Priego, y toda una teoría bibliográfica apuntan datos y do­
jador del Perú. cumentos para el vivir del Inca Garcilaso. Aquí no se trata de apun­
Manuel Cisneros, por estas poderosas razones de ser un embajador de ver­ tar documentos que nos cuenten de sus días de Lima o de sus horas
dad, creyó que era bonita la ocasión para celebrar con conferencias de grandes
montillanas, de sus paseos por los campos o por el ámbito que es la
Menéndez Pidal, Macho, Lozoya, Pemán y Marañón—que hubieran estado
más bella arquitectura, de la catedral cordobesa, por la cual en su
ya antaño u hogaño por el Perú los trescientos cincuenta años del nacer del
libro del Inca Garcilaso de la Vega, a quien Raúl Porras Barrenechea—polí­
pérdida merece verter tantas lágrimas como Boabdil vertiera por la
tico fino e historiador de altura—ha llamado con acierto «el primer pe­ Alhambra granadina; aquí tan sólo se trata de apuntar la noticia
ruano». de un recorrido sentimental por la Córdoba de sus días lejanos a ca­
Yo no sé—y, la verdad, lo siento—cómo es la Lima de estos días, ni sé ballo entre el quinientos y el seiscientos, de esa Montilla que es patria
tampoco cómo era la otra virreinal, pero sí sé que esta Lima chiquita del de muchos grandes, y allí, en su vieja casa, ahora coronada de placa
palacio de los Cisneros, en la Castellana, vale la pena de verse, con su Santa de mármol, escritorio para Los com en tarios reales.
Rosa y su plata perulera, con sus muñecos, sus libros y su bandera, y hasta Hay una breve luz en la capilla del Cristo de las Animas, y hay,
me atrevería a decir con sus bebidas que rascan la garganta, con sus adita­ desde esta mañana tibia y soleada de diciembre, en que el señor obis­
mentos alimenticios, el seviche incluido. Pues bien, por esta Lima, a la vera po de Córdoba ha venido en lucido cortejo a dar la bendición a las
de un diario y cerca de la casa antigua de un político liberal, ha pasado sin
cenizas del Inca, que buscó dicho lugar para su descanso eterno, una
necesidad de billetes de avión, sin pasaportes, eso queen las noticias de so­
ciedad se llama Madrid entero. Había un libro, de cuyo autor no puedo acor­ bandera del Perú y unas placas de plata que cuentan en telegráficos
darme, que no es que no quiera—que no es que no quiera, como don Mi­ y poéticos mensajes de la razón de este acto. El rezo por un lado, y
guel—, que se llamaba L a s tardes de J ai Granja. Era un libro entretenido. por otro la palabra, las palabras, en plural, que como mensajes de
Ahora Manuel Cisneros, que tiene gracia y encanto en su pluma, debiera amor entre dos pueblos, y allí, en medio de la calle— la de los Dea­
escribir Las lardes del Perú. nes— , en la casa número 6— vieja morada garcilasista— , darían ai
Tardes del Perú, con los ministros del Gobierno—Jesús Rubio—y los que aire tibio el señor Rafael Enríquez Roma por su pueblo cordobés, y
lo fueron—Serrano Súñer, Arburúa—, con la Academia de la Lengua en por su Lima lejana, Manuel Cisneros.
masa y otros señores que gozan de la «inmortalidad» en otras Academias—So­ Kilómetros y kilómetros por entre vides y olivos. Toda la poesía
peña, Camón Aznar ; bien, y los que sin querer, y por el espacio, me dejo, de Machado y toda la poesía lorquiana se nos hacen realidades en
como es usual fórmula, en el tintero, con las damas que andan en intelec­
cada nuevo kilómetro que el Cadillac, con la bandera peruana al
tuales tareas : la Yebes, la Araoz, la Llanzol, en fin, otra vez lo mismo, y
volvamos a lo del todo Madrid, que es, además de lo más verdadero, lo más viento, avanza, en cada loma o altozano o casa o gente. Y ese pueblo
socorrido para cuando uno no toma puntuales notas. que una periodista de buena pluma ha llamado «ciudad encantada»,
El Perú del Inca en la voz algo temblorosa, pero que no cansa, de don es decir, Montilla, en la. calle por el Inca, sí, pero acaso porque viene
Ramón Menéndez Pidal. Sí, un señor de noventa años, que habla una hora a ella un señor peruano, que es como si fuera un caballero español.
y cuarto y da una gran lección. Y un escultor castellano que encontró allí, Las banderas, y las campanas, y las colchas de lujo, y los manto­
en Perú, su mejor amor y las más bellas y arquitecturales imágenes del Cuz­ nes de Manila, y "hasta algún capote de paseo, y claro está que las
co y el Machupichu, que fué Victorio Macho. Arte peruano en el marqués de colgaduras rojo y gualda para la tarde de sábado inglés, que es ya de
Lozoya ; y el Inca en su grandeza y su heroísmo, en sus esencias todas de fiesta española y hoy de fiesta peruana.
peruanidad de José María Pemán ; y perfil y obra de Pablo de Olavide en la Mensajes, sí, más mensajes de amor entre dos pueblos en la oca­
voz caliente de encendidos afanes liberales de don Gregorio Maranón, en una
sión solemne de poner placa de mármol al que fuera hogar del Inca
tarde en que se acabaron las fichas del guardarropa, que repartía Juan, por
Garcilaso de la Vega, que será en el correr de los días el de un centro
otra parte émulo de Nuvolari, y la gente tuvo que sentarse en la sala del
buffet, que luego de cada conferencia venía a servir de apoyadura y comen­ de estudio e investigación histórica. Mensajes del alcalde Prieto Lu­
tario a las charlas que un día no lejano formarán un libro. Un libro que que y del embajador Cisneros, todos entre músicas y vítores, entre
bien podría llamarse, repito, Las tardes del Perú o algo semejante, que en una multitud de verdad— no es hacer frases— enfervorizada.
el correr del tiempo recuerde éstas que han hecho correr a mucha gente a la Por un lado la Historia, y por otro la fraternidad de dos pueblos.
busca de invitaciones, que han hecho que mucha gente sepa unas bellas y Pero tampoco estuvo mal, al margen de estas cosas, lo que en Monti­
nobles cosas de ese pueblo bello y noble que es el Perú lejano. Lejano sí, por lla si se falta a ello es faltar al cielo; tampoco estuvo mal, en casa
un lado, pero por otro, y merced a un embajador que sabe abrir sus puertas de unos señores montillanos— ya los Alvear, descendientes del pro­
ahora para honra de un historiador antiguo, y en otras ocasiones en son de cer Cortina, ya los Cobos— . brindar con el vino de la tierra por la
poesía o de cantos—, muy cercano. Si nos ponemos a ver, a un cuarto de hora
gloria de Garcilaso y por la amistad eterna de los hombres del Perú
más bien corto de la Puerta del Sol, y pongamos, tirando de largo, a unas
quince pesetas de taxi : bueno, y si se quiere menos, a una de tranvía. y los de España.
ACTA D E L JU R A D O D E L P R E M IO

PREMI O « F R A T E R N ID A D H IS P A N IC A »
« R e u n id o s en la C asa de " P r e n s a E s p a ñ o la " lo s m ie m ­
bros del Ju rado d esig n ad o p ara d ic ta m in a r a ce rca del
p re m io " F ra t e r n id a d H is p á n ic a " , c o rre sp o n d ie n te al año
1 9 5 8 , in s titu id o y dotado co n 5 0 .0 0 0 p e se ta s por don
José F e rn á n d e z M a r t ín e z , e sp añ o l re s id e n te en M é x ic o
y le c to r de la e d ic ió n a é rea de « A B C » , han co in c id id o ,
por u n a n im id a d , en o to rg a r d ich o p re m io a don E n riq u e
R u iz G a r c ía , por c o n s id e ra r q u e , e n tre los tra b a jo s p re ­
se n ta d o s a l c o n cu rso , los p u b lic a d o s por d ich o se ñ o r d u ­

” F
, R A T E R N ID A D ra n te el e xp re sa d o año en el p erió d ico
los q u e m ás se a ju s ta n a la b ase te rc e ra de la co n v o ­
c a t o r ia , se g ú n la cu a l se a d ju d ic a rá el p re m io al c o n ­
« P u e b lo » son

ju n to de tra b a jo s q u e , ad e m á s de a c re d ita r co n d icio n e s


de buen e s c r it o r , c o n trib u y a con m ayo r e fic a c ia a e s­
tre c h a r las re la c io n e s e n tre los p aíses del m undo h is ­
p á n ico .
» Y p ara q ue c o n s te , firm a n la p re se n te en M a d rid ,

H I S P A N I C A ’ ’
a tre s de d ic ie m b re de m il n o v e c ie n to s c in c u e n ta y n u e ­
v e , M arq u é s de Lú ea de T e n a , E m ilio R o m e ro , A lfo n s o
de la S e rn a , Ped ro S a lv a d o r, J. A r r a r á s y L . C a lv o .»

Premio Fraternidad Hispánica 1959 ha sido concedido al escritor y periodista Enrique Ruiz Gar­

E
l

cía, colaborador de M u n d o H i s p á n i c o . E l galardón fué instituido, como recordarán nuestros lec­


tores, por el español, residente en México, don José Fernández Martínez, y dotado con 50.000
pesetas. El propósito del mismo es premiar la labor más efectiva y constante realizada por un escritor
E N R I QU E
español o hispanoamericano a favor de la fraternidad entre las naciones de origen hispánico.
En ningún otro sitio como en esta Revista puede ser tan grato y bien recibido un premio que pre­
tende tan nobles intenciones como es afirmar, confirmar, robustecer y fomentar la filiación hispánica
RUI Z
de nuestros pueblos, y por ello es justo que sea resaltada la generosidad y acierto de su creador.
Con ésta es la cuarta vez que se concede el Premio Fraternidad Hispánica. En sus anteriores con­
cesiones correspondió : en 1956, a José de las Casas Pérez ; en 1957, a nuestro colaborador Manuel Calvo
GARCIA
Hernando, nombre familiar para cuantos trabajan en el Instituto de Cultura Hispánica, y el año pasado,
en 1958, al escritor y periodista argentino Armando Rubén Puente, también habitual en estas columnas. P R E M I O
Reproducimos a continuación el acta del Jurado, y esperamos, con fervoroso deseo, que el Premio
Fraternidad Hispánica siga alentando en su quehacer a cuantos tenemos el tema y el problema común
de Hispanoamérica como preocupación y ocupación de cada día.

19 5 9
E n r iq u e
r u iz g a r c í a
El tema
S IEMPRE re s u lta d ifíc il d e cir con palabras lo que es un h o m b re , re d u cir
a unas líneas c u a n to a lie n ta en una v id a . De ve rd a d , esta d ific u lta d se
a um enta en gran m edida cuando ese h o m b re se llam a E n rique R u iz G a r­
del bisonte
y
cía, cu ando esa vida es ta n rica , m ú ltip le y num erosa de a c tiv id a d , de q u e ­
hacer, de in te n s id a d .
Enrique R u iz G arcía es un h isp á n ico de n a c im ie n to , de filia c ió n , de vo ca ­
ción y de ilu s ió n . Esa es la p rim e ra ve rd a d , la ra íz q ue fu n d a m e n ta to d a su
obra, to d a su in q u ie tu d , to d a su ta re a . P a rtie n d o de esta rad ica ció n suya en
el com ún y poderoso te rr ito rio c u ltu ra l y e s p iritu a l de lo h isp á nico es posible
e n te n d e rle y c o m p re n d e rle .
el toro
Español de n a c im ie n to , o rig in a rio de la h ú m e d a y b ra via España que aquí,
p o r a ntonom asia, llam am os la M o n ta ñ a , E n riq u e R u iz G arcía es un h o m bre A cualquiera que mire las cosas con espíritu lúcido le asombrará la
a u s te ro q ue p ro d u ce en m uchos e s p íritu s s u p e rfic ia le s u n a im pre sió n de e x - amplitud que han tenido en el mundo los acontecimientos del Caribe. Pese
trañ e za . V o ca d o a las le tra s, a las faenas de la in te lig e n c ia , siem pre con la
a la escasez de datos verdaderos y reales, esto es, aun considerando que
no se han conocido nada más que los hechos por encima, en su espuma de
cabeza fr ía , p o n ié n d o le un d iq u e de resp o n sa b ilida d a la fra g u a c a lie n te del última noticia, resulta evidente que el mundo actual se caracteriza no sólo
corazón, E n rique R u iz G arcía ha v ia ja d o p o r m e d io m u n d o ; se conoce^ H is p a ­ por la difusión de la noticia, sino por una atención creciente hacia todo
noam érica, o Ib e ro a m érica si que re m o s, al d e d illo , desde su econom ía a su lo que revela, de una u otra forma, el desequilibrio entre los países pro­
paisaje, desde su v ic is itu d p o lític a o su te m p le m ora l. letarios y los países superindustriales.
Y en la p ro c la m a c ió n de sus verdades, en la a ve rig u a ció n de sus p ro b le ­ Ese dramático testimonio de que los pueblos ricos sean cada vez más
mas y en el e s c la re c im ie n to de sus h o riz o n te s , pu e sto sobre la re a lid a d , tan
ricos y los segundos, a su vez, se vean imposibilitados de alcanzar un nivel
mínimo en razón de la complejidad de una trama económica y política que
a je n o y le ja n o del tó p ic o rosa com o de l de c u a lq u ie r o tro m a tiz , a te n to a la les impide crear, al tiempo, el capital necesario y las infraestructuras de
verdad, E n rique R u iz G arcía ha d e fe n d id o con p u lso y é tic a , con v a le n tía , con la independencia, ha terminado provocando un choque psicológico mundial.
independencia ho n esta , todas esas p lu ra le s cosas que m u y g e n é rica m e n te p o ­ Al resumir estas reflexiones me gustaría llamar la atención sobre el
dríam os am parar b a jo las grandes palabras de la ve rd a d , de la ju s tic ia , de la doble hecho de que, si parabólicamente he llamado «bisonte» a la presión
a u te n tic id a d . norteamericana y «toro» a la resistencia depositada en el continente his­
Un lib ro suyo, re c ie n te m e n te a p a re cid o en M a d rid , « Ib e ro a m é rica e n tre el pánico, la pretensión no ha sido otra que el deseo de penetrar en el últi­
mo contrasentido, en el más delicado dilema del desarrollo dramático y
b isonte y el to ro » , es te s tim o n io de su incansable p re o cu p a ció n hispánica.
glorioso de los pueblos que hablan la lengua española. Me refiero, sim­
L ib ro m od e rn o , valio so, sin ce ro , descarnado casi, donde nada se concede al plemente, a la desvinculación y lejanía que se ha venido estableciendo entre
re m ilg a d o p a la da r de n a d ie, donde to d o está apoyado en d a tos solventes v el «allá» y el «acá».
reales y donde, salvando c o n tin g e n c ia s , s u p e rfic ia le s atra ccio n e s, equívocos, se Es seguro, naturalmente, que saldrán muchas voces llamándose a en­
p e netra en el m eo llo y h o n d u ra de la p ro b le m á tic a de Ib e ro a m érica en el m u n d o gaño y afirmando, entre la retórica habitual, lo contrario. Y aunque yo no
a c tu a l y se otea con d ig n id a d , sin halago, sin re n u n cia , su esp lé nd id o p o rv e n ir discuta, ni mucho menos, la buena voluntad de quienes así lo hagan, el hecho
en el c o n c ie rto de los pueblos.
cierto es que esa desvinculación existe condicionada por leyes, necesidades
y dependencias que han ido haciéndose más fuertes cada día.
En otro s quehaceres, el p e rió d ic o , la n a rra ció n b reve, inclu so el poem a, Parece incontrovertible que Iberoamérica, en el trance actual de su des­
Enrique R u iz G arcía ha a c re d ita d o ig u a lm e n te sus buenos m odos lite ra rio s , su arrollo, estado de cuentas y balance de su exportación, está adscrita casi
se n sibilidad, su o rig in a lid a d creadora. H o m b re casi ascé tico, p u lc ro y lim p io totalmente al área del dólar y, a su vez, necesitada de la inversión de un
p o r fu e ra com o p o r d e n tro , él es un h o m b re h isp á n ico en fo rm a , con ta la n te capital extranjero, que, en su mayor parte, será norteamericano. De los
de lu ch a do r que n u n ca d im ite ni escurre el b u lto , q ue va a las cosas p o r lo 600 millones de dólares invertidos en Iberoamérica, como promedio anual,
d ire c to , p o r donde más q u em an. A h o ra se p re m ia y reconoce su c o n s ta n te , f e r ­ una abrumadora mayoría corresponde a Norteamérica, y sólo ha entrado
una muy débil participación occidental. Intentar competir con Estados Uni­
vorosa en tre g a . Y n osotros nos alegram os con él y aiream os su n o m b re a m ig o ; dos por ese camino es absolutamente ilusorio, y todos los datos revelan
su no m b re , q ue en M é x ic o , país con el que está fu n d id o por razones y le y de que nuestro comercio y contactos técnicos y ayuda intelectual siguen sien­
b uen am or, com o en ta n to s o tro s países, tie n e ya , pese a la ju v e n tu d de do mínimos. Recon'ocerlo así, por encima de las fechas consagradas a las
R uiz G arcía, b ien c im e n ta d o p re s tig io , e stim a ció n e x ig e n te , re c o n o c im ie n to grandes frases, es entrar en la verdad, y, por lo tanto, nos descarga de
p lu ra l. palabras y nos deja útiles y más ágiles para nuevas aventuras.
LIBROS ABIERTOS
GABRIELA MISTRAL Con ocasión de la XI Conferencia Interameri-
cana, que en estos días va a celebrarse en la
capital del Ecuador, la colección «Tierras His­
pánicas», editada por nuestra Revista, acaba de
dar al público un bello volumen (cuarto en su
Tres aniversarios en la ausencia eterna de Gabriela Mistral, de la dulce maestra que, serie) que lleva el título de «Ecuador, arte y
desde las aulas anónimas, conquistó por sus propios medios las más altas esferas literarias. paisaje».
Fué Gabriela Mistral—y aún hoy lo es—la mujer discutida, el personaje que algunos ca­ Su autor es don Ernesto La Orden Miracle, di­
talogan de sombrío. Su leyenda negra la trata como la mujer acorralada por la misantropía plomático español bien conocido por sus activi­
dades literarias, entre las que figuró hace unos
que sólo sentía inclinación cordial hacia los niños. Pero la realidad de esta figura señera de años la dirección de nuestra Revista MUNDO
la poesía fué otra muy distinta. Aislada y negada por los suyos, tuvieron que ser los HISPANICO. La Orden ha dado al público hispa­
extraños los que la comprendieran y premiaran. Fué un modelo de mujer fuerte no en noamericano libros como «Uruguay, el benjamín
sentido viril, sino de alma generosa y espíritu indomable; su pluma no buscó nada para de España», biografía de aquel país del Plata, y
ella. Contra un medio hostil y mezquino, en un ambiente de amargos desengaños, sola «Elogio de Quito», un texto que ha quedado co­
contra todos, alcanzó la gloria que los hombres otorgan a sus elegidos. mo clásico en el país de los Andes.
Ahora, Ernesto La Orden, atendiendo a los de­
Espíritu torturado por la historia llevada de boca en boca de su amor, único y trágico, seos de la Secretaría General de la XI Conferen­
que la hizo prorrumpir en aquellos versos maravillosos : cia Panamericana, ha preparado un hermoso ál­
¿Cómo quedan, Señor, durmiendo los suicidas? bum de fotografías de todo el país ecuatoriano
—en negro y en color—, entre las que destaca
¿Un cuajo entre la boca, las dos sienes vaciadas? un plano artístico de Quito, de gran tamaño, en
¿Las lunas de los ojos, albas y engrandecidas, acuarela debida al brillante artista quiteño don
hacía un ancla invisible las m anos orientadas? Nicolás Delgado.
El texto—de La Orden—constituye un entusias­
ta elogio del Ecuador como país de belleza. Co­
¿No hay un rayo de sol que los alcance un día? mienza así: «Si un nuevo juicio de Paris quisiera
¿No hay agua que los lave de sus estigmas rojos? discernir entre las tres hermanas bolivarianas
¿Para ellos solam ente queda tu entraña fría, los dones de Minerva, Juno y Venus, seguramen­
sordo tu oído fino y apretados tus ojos? te reconocería a Venezuela el predominio de la
riqueza; a Colombia, el de la sabiduría; el de la
Esa fuerza maravillosa que se trasluce en la obra de Gabriela Mistral está en el senti­ hermosura, al Ecuador.» Y después de describir
miento, en la expresión del amor y la muerte—polos entre los que se debate, luchando amorosamente todas las bellezas del paisaje y
incansablemente, la humanidad— ; y así, en su amor por el suicida, alcanza límites insos­ del arte en las varias provincias del Ecuador
pechados, lanzando a los cuatro vientos sus gritos de pasión sin pudor. Sus más íntimos —en Guayaquil, «la ciudad vencedora»; en la
«Castilla sobre los Andes» de Cuenca y Loja; en
pensamientos quedan al desnudo; le busca, le acaricia y le ofrece, para más tarde malde­ la selva oriental, y en la costa del Pacífico—,
cirle, cuando recuerda sus desvíos; clama a Dios pidiendo ayuda, y, en loco torbellino de consagra un apartado especial a los tesoros de
amoroso frenesí, quiere, ¡ oh !, volverlo a ver—-no importa el momento ni el lugar—, bajo arte de Quito.
un cielo plácido o en medio del horrible rugir de la tormenta, y estar a su lado en todos Termina el texto con este sugestivo «Envío a
los momentos abrazada a su cuello ensangrentado. los amadores de arte»; «Los que leáis este libro,
Nadie ha tenido la fuerza expresiva que ella poseyó, tanto para cantar el tormento de si sois amadores de arte y de paisaje, no dejéis
de visitar el Ecuador. Entrad por Guayaquil, su­
su amor como para decir al mundo la inmensidad de su cariño a la infancia, en su corazón bid por la sierra; dad, si podéis, una escapada
de mujer anhelosa siempre de la maternidad negada. sobre la selva oriental. Quedaos en Quito por
En sus versos Rondas, Canciones de cuna, el verso se hace música, y los niños—sus lo menos unas horas, unos días, unas semanas,
hijos—duermen su sonrisa de querubines bajo la caricia de Gabriela Mistral. Cuando escribe unos meses. Abrid los ojos y saboread. El arte
para ellos entrega su alma en éxtasis; se hace madre que canta al niño en la cuna, o le de Quito no os desilusionará, por mucho que ha­
lleva por los primeros caminos que ha de recorrer. Nunca se ha hablado con tan exquisita yáis visto en Europa, en Asia o en América.
Quien esto escribe ha conocido las catedrales de
ternura a la infancia; su verso es y será el patrón universal por el que ha de regirse quien Francia, los palacios de Italia, las iglesias de
quiera llegar al corazón de los niños. Roma y las mezquitas de Estambul. Ama los
Cuando expresa su otro amor, el primero, el único que fué pasión, las palabras se templos griegos y las esfinges egipcias; las pa­
suceden, se confunden, su ternura desbocada parece querer atropellarse en su afán de amo­ godas de China y los circos romanos. Comulga
roso coloquio; y así la escuchamos; con la Alhambra y con El Escorial. Pero, en el
meollo mismo de su corazón, lleva encendido,
...am ar, bien sabes de eso, es amargo ejercicio; como una lámpara de aceite, un retablo pequeño
un m antener los párpados d e lágrimas m ojados; de una capilla de Quito. Y a donde quiera que le
un refrescar de besos las trenzas del cilicio, empuje el destino, en cualquier rincón de este
conservando bajo ellas los ojos extasiados... pañuelo pequeño que es el mundo, su voz dirá
confidencialmente a quienes le quieran escuchar:
En sus ardientes súplicas parece como si al implorar acariciara ; «Hay en América un país lleno de belleza...»
* * *
Fatigaré tu oído de preces y sollozos,
lamiendo, lebrel tímido, los bordes de tu m anto; Nota bibliográfica: «Ecuador, arte y paisaje».
y ni pueden huirm e tus ojos am orosos, Volumen IV de la colección «Tierras Hispánicas».
Ediciones MUNDO HISPANICO. Madrid, 1959.
ni esquivar tu pie el riego caliente de mi llanto... Dieciséis páginas de texto. Ciento cuarenta y
Fuente inagotable de su inspiración es la Biblia—dentro de ésta, el Antiguo Testamen­ cuatro fotografías en huecograbado; cuatro lá­
minas en color. Portadas y plano central, a la
to— ; y, día tras día, sus ojos no se cansan de beber en estas fuentes sagradas, en estos acuarela. Un mapa histórico del río Amazonas.
pasajes inmutables, en estas escenas vividas en que siempre se encuentra el Dios que Precio, 200 pesetas.
Gabriela adora, el Dios vengador, único, mosaico, terrible; el Dios del desierto, que abo­
mina los pecados de la carne; Dios violento, distante de su criatura; solitario y fulgurante.
Así, en su temor a este Dios, tiembla sordamente, con el miedo de su propia condenación,
y en vano quiere asirse a la túnica inconsútil de Jesús y vestirse con su misericordia. \
Siente junto a sí la sombra de su nada palpitante, que tiembla con esa interrogación que
se adivina en su Desolación.
Su prosa es como el rayo del cielo; su acento traspasará los tiempos con esas notas
agudas con que los profetas de la Biblia nos hablan todavía al corazón.
En su afán por alcanzar fuerza expresiva, Gabriela Mistral rompe los moldes grama­
ticales, en su mente arrolla los conceptos y las formas si se oponen a su expresión. Quiere
alcanzar el corazón de la divinidad, y las palabras normales le parecen carentes de fuerza,
y así, inventa y desentierra términos incomprensibles :
Tengo ha veinte años en la carne hundido,
y es caliente el puñal.
Un verso enorm e, un verso con cim eras de pleamar. ENCICLOPEDICO
¡Terrible don! ¡Socarradura larga!... SALVAT
Insustituible como obra de consulta,
Se ha dicho que en su ardiente arrebato rompe la armonía del estilo; pero aquellos que
alguna vez hayan sentido la tempestad en el corazón, los que hayan amado, sufrido y so­ esta magnífica enciclopedia, que
ñado, verán en las estrofas de Gabriela Mistral el alivio del sediento ante el agua crista­ consta de 12 hermosos tomos, ta­
lina, del solitario ante la compañía soñada, del moribundo impenitente que encuentra la maño 23,5 X 18, editados excelente­
bondad de Dios.
mente. Encuadernados en tela, 90 dó­
Como riachuelo que nace en lo alto de la montaña y baja al valle saltando por cor­ lares. Encuadernados con lomo piel,
tados y taludes, arrastrando cuanto se opone a su descenso, así, sin dudar nunca,irrumpió, 103 dólares, y encuadernados en 3/4
por encima de las conveniencias humanas, en su ansia de acercarse a lo divino; y, al igual
tafilete, 124 dólares.
que el humilde arroyuelo, al crecer, siente prisa por llegar al mar para unirse a sus her­
Vendemos cuantos libros todas edi­
manos. Ella, en su ansia interrogante, buscó el llegar al umbral de lo eterno.
toriales españolas deseen. Rogamos
Ahora, cuando bebe en las fuentes de la eterna poesía, sigue en la tierra su verso
cheque en dólares (cambio 59,85 pe­
setas) con pedido.
mundano : Gratis enviamos Catálogo general
Y la cruz—¡Tú te acuerdas, oh Rey de los judíos!—
se lleva con blandura com o un gajo de rosas...
librería de 1959, de 126 páginas.
D om B enito TAPIA DE RENEDO

Carretas, 21, l.° Apartado 1003


MADRI D
Por MANUEL LIZCANO

D entro de diez años los países ibéricos bilidad. Sencillamente, han desconocido a los soviético de 1917, podrá ser cómodamente des­
se encontrarán en pleno período unio­ pueblos que tenían debajo. Han confundido la virtuado a la hora de la verdad; y, menos
nista. Y es inevitable, además, que expectación colectiva ante quienes mostraban aún, que no existe peligro de que se precipite
las fuerzas directrices que conducen la audacia de asumir y proclamar exclusivo a través de un cataclismo de mayor magni­
a ese proceso no sean ya las oligar­ suyo el papel de clases directoras, con una tud que los que le precedieron y he citado
quías, unas veces liberales, otras de fuerza, que imaginaria rudeza inerme, a merced de cual­ antes. Lo que sí ocurre es que el proceso de
se han apoderado de la vida pública de dichas quier grupo portador de intereses o de ideas, los diez años que tenemos por delante puede
naciones desde sus respectivas independencias venidos de fuera. Sin embargo, el aconteci­ llevarse a cabo por cauces constructivos. Esto
secesionistas. Ahora son los pueblos quienes miento histórico en el que ya hemos penetra­ es responsabilidad, en primer lugar, de las
actúan. El papel ejemplificador va centrándose do desborda todas las capacidades de previsión nuevas minorías y líderes que hayan de guiar
cada vez más acusadamente en la figura de de las oligarquías de nuestro nuevo «antiguo los movimientos populares que ahora comien­
líderes como Perón y Fidel Castro, resuelta­ régimen» burgués. Nos está ocurriendo en lo zan a desarrollarse o a consolidarse. Pero tam­
mente populares y antioligárquicos. Unas veces profundo—con independencia de los colores bién depende decisivamente del modo de re­
serán fuerzas de carácter popular informe, ur­ ideológicos que presenta cada uno de esos su­ sistencia que vayan a oponer en adelante los
banas y campesinas; otras, sindicatos comba­ cesos transformadores—lo que en 1688 ocurrió actuales privilegiados, autóctonos y extran­
tivos anticapitalistas y antiliberales, que desde a Inglaterra, en 1789 a Francia y en 1917 a la jeros.
la calle adquieren el poder de resolver las si­ comunidad de pueblos de cultura rusa o es­ Cauces constructivos existen. Hay un cami­
tuaciones críticas. Lo que importa es que ya la lava; estamos irrumpiendo colectivamente en no inmenso de experiencias populares por lle­
historia ha dejado de protagonizarla en primer la Historia, por un desbordamiento de energías nar, no en el terreno de los partidos políticos,
término, en el conjunto de los pueblos ibéricos, que de pronto han comenzado a manar de las al menos fundamentalmente, sino en el de las
los barones de los actuales grupos económicos fuentes de nuestro patrón de cultura. realizaciones sindicales, cooperativas y comu­
y políticos—semifeudales, semiburgueses—, y A este respecto, me parece necesario des­ nitarias, que hoy pueden basarse ya en las
que son los pueblos mismos los que han co­ tacar que el modo de esta colosal transforma­ grandes posibilidades capitalizadoras del aho­
brado conciencia del quehacer colectivo. ción no obedece a ningún determinismo fa­ rro sindical, y el de la previsión o el mutua-
Conviene advertir que, a pesar de las apa­ tal, sino que está en las manos de los hombres lismo laboral. Por otro lado, los grupos inter­
riencias, en el pasado no ocurrió esto. En la de carne y hueso que, de un modo u otro, medios esenciales de nuestra común estructura
Península (por referirnos a una cualquiera de podamos jugar papeles previsores y orientado­ social, que debajo de su actual aburguesamien­
nuestras guerras nacionales de independencia) res de cara a las horas críticas de los países ibé­ to pueden volver a recuperar su auténtica
fué, efectivamente, el pueblo quien combatió ricos en los próximos diez años. En esto de­ función de reserva comunitaria, han de con­
por un alto y heroico ideal patriótico; pero ben reflexionar especialmente tanto los gru­ tribuir necesariamente a esta magna tarea in­
fueron las camarillas antes aludidas quienes pos beneficiarios actuales de las situaciones ventiva y creadora. Hay que buscar modos de
capitalizaron el sacrificio colectivo, aprovechán­ oligárquicas de los distintos países como las concurrencia productivos para los intereses ac­
dose de la ingenua bondad e inexperiencia na­ grandes potencias mundiales que en el siglo tuales y los aludidos intereses nacientes. Todo
cional de las masas populares. El fenómeno y medio último han tenido ocasión de apro­ ello es posible. Lo que demostraría una cegue­
puede observarse con ligeras variantes en las vechar nuestra postración conjunta. Los suce­ ra capaz de trágicas consecuencias—al menos
independencias criollas y, más tarde, en la fi­ sos de noviembre en Panamá son un alerta para los que representan, en lo que a los pue­
lipina o en la cubana. En cambio, ahora la bien claro en este sentido. Sería poco realista blos ibéricos se refiere, un pasado que con­
conciencia colectiva arrastra siglo y medio de suponer que el despertar histórico unionista y cluye—es atribuir fingidamente al comunismo,
experiencia, en cuyo tiempo las clases dirigen­ federativo de los pueblos hispánicos, con su por ejemplo, la experiencia cubana o los acon­
tes de nuestro feudalcapitalismo han demos­ abultado fulminante social—aunque de signo tecimientos panameños recientes, y pensar que
trado holgadamente su impericia e irresponsa­ espiritual—opuesto al que triunfó en el hecho con eso se ha detenido lo que es inexorable.

NOTI CI A DE EXPOSICIONES EN MADRI D


U R A N T E los m eses de o c tu b r e y n o v ie m b re se h a n c e le b ra d o a lg u n a s una z o n a f r o n te r iz a e n tr e la fig u r a c ió n y la a b s tra c c ió n . E ste a r tis ta , q u iz á
D m u y c e rca d e a lg u n o s m a e s tro s fra n c e s e s im p r e s io n is ta s , e n c u a n to a c o n c e p c ió n
e x p o s ic io n e s d e s in g u la r s ig n ific a c ió n a r t ís t ic a , q u e e s tim u la n n u e s tro
o p tim is m o c o n re s p e c to a l f u t u r o d e s a rro llo d e las a rte s p lá s tic a s en d e la o b ra c o m o e n tid a d c o lo r is ta , lle v a e s te « im p re s io n is m o » d e p e rc e p c ió n
España. h a cia u n a s s o lu c io n e s d e c a r á c te r fo r m a l. Sus te m a s : flo r e s , n iñ o s , escenas h u ­
N u e s tro s c o m e n ta rio s en e s ta o c a s ió n d e b e n ser n e c e s a ria m e n te s in té tic o s , m ild e s y c o tid ia n a s , se le tr a n s fo r m a n en p ro b le m a to n a l, p e ro c o n d ic io n a d o ,
ya q u e las lim ita c io n e s d e e s p a c io nos im p id e n e n ju ic ia r , co n e l d e te n im ie n to nos p a re c e , p o r la e n tid a d p e c u lia r d e l te m a tr a ta d o .
de seado , la o b ra de esto s a r tis ta s , to d o s jó v e n e s y v in c u la d o s a un a p r o b le m á ­ P in tu r a d e c la ra fa c t u r a y s in p ro b le m a s tra s c e n d e n te s , p e ro e x c e le n te m e n te
tic a e s té tic a d e in n e g a b le v ig e n c ia . c o n s id e ra d a d e sd e su t r a n q u ila p re s e n c ia , d e sd e su in tim id a d .
El p in to r q u e , a n u e s tro ju ic io , m a n ifie s ta de un a m a n e ra m ás e v id e n te En la sala d e l P ra d o d e l A te n e o h a n e x p u e s to dos p in to r e s d e m u y d iv e rs a
su s in c e rid a d p a ra c o n s ig o m is m o y c o n re la c ió n a la p in tu r a es A n t o n io L a g o p r e o c u p a c ió n p lá s tic a . U n o , in fo r m a lis ta ; e l otro-, f ig u r a t iv o , p e ro co n u n
R iv e ra , a r tis ta d e c o n c e p to in t im is t a , casi c o n v e n tu a l, d e l q u e h e m o s te n id o p r o p ó s ito a r c a iz a n te en su o b ra a c tu a l.
o ca sió n de c o te ja r las d iv e rs a s e ta p a s d e su e v o lu c ió n en la e x p o s ic ió n a n t o ­ A n t o n io S u á re z , m a g n ífic o p in t o r «a la e s p a ñ o la » , c o n u n a g ra n c a lid a d
lò g ic a o r g a n iz a d a p o r R e la c io n e s C u ltu r a le s , e ta p a s q u e se re la c io n a n e n tr e si en la f a c t u r a de sus te la s , nos o fr e c e u n a s p e c to d e l « in fo r m a lis m o » de la
con a b s o lu ta c o h e re n c ia , d e sd e e l p r im e r p e río d o fig u r a tiv o -, e n e l q u e las m ás « in fo r m e p r e s e n c ia » . Este — ¿ m ic ro c o s m o s , m a cro co sm o s? — a s p e c to ta n
fo rm a s e in c lu s o la a n é c d o ta e s tá n c o m o tra n s fig u r a d a s p o r u n te m b lo r p o é tic o , e le m e n ta l d e sus c u a d ro s nos in t r a n q u iliz a , p e ro n o p o r su e v id e n c ia ta n in m e ­
h a sta e l m o m e n to p re s e n te , d e d i f í c il r ig o r « in fo r m a l» , ya p u ra e fu s ió n c o - d ia ta , s in o p o r la m o n o to n ía y s is te m a tiz a c ió n d e los e sq u e m a s s o b re los q u e
lo ris tic a , n o m u y le jo s , p a ra su f o r t u n a , de u n a in tu ic ió n m u y d ire c ta y p e r ­ c o n s tru y e sus o b ra s .
fu m a d a de la n a tu ra le z a y sus d ife r e n te s e s ta d o s v is u a le s . Q u iz á sea A n to n io C o n s id e ra m o s q u e c ie rto s a s p e c to s d e l « in fo r m a lis m o » , q u e in n e g a b le m e n te
L a g o e l p in to r « ¡n fo r m a iis ta » e s p a ñ o l q u e , a fu e r z a de s in c e rid a d y e s to ic is m o ha o fr e c id o a l a r te de la p in tu r a p o s ib ilid a d e s d e e x p re s ió n v a lio s a s , se h a n
a n te los m o d o s y m o d a s d e l a r te , h a y a co n se g u id o - e x p re s a r e n su p in tu r a un c o n v e rtid o e n u n d i f í c i l « h a n d ic a p » , ya q u e la a p a re n te lib e r ta d q u e o fre c e a l
e s ta d o d e e s p ír itu m u y d e h o y y de s ie m p re , c o n p ro y e c c ió n f u t u r a in c a lc u ­ a r tis ta e s te t ip o d e p in tu r a q u e d a a lg u n a s vece s d is m in u id a y c o n d ic io n a d a
la b le , a u n q u e e s to n o im p o r ta d e m a s ia d o c u a n d o u n a o b ra re s p o n d e a una p o r u n «a p r io r i» d e c a r á c te r a c a d é m ic o , a u n q u e sea de la a c a d e m ia a b s -
m ís tic a a c titu d q u e , c o m o en L a g o , le a fia n z a m ás e n su tra n s c u rs o . tr a c t iz a n t e .
O tr o p in t o r d e h o n d a ra íz y e fic a c ia e x p re s iv a es F e rn a n d o S áez, q u e ha e x ­ A n g e l M e d in a , e l p in t o r q u e e x p u s o a c o n tin u a c ió n , re a liz a u n a p in tu r a de
p u e s to u n n ú c le o a m p lio d e su p r o d u c c ió n e n la sala d e la D ire c c ió n G e n e ra l in te n c ió n a r c a iz a n te , fig u r a s s im p le s y s o b ria s , in c o rp o ra d a s a la te la co n u n a fa c ­
de B e lla s A r te s . tu r a m u y r ic a , d e n sa p a sta de a s p e c to m u ra l y u n c o lo r p a r tic u la r m e n te c o n ­
La o b ra d e F e rn a n d o S áez re s p o n d e a una a c titu d h u m a n a lle n a d e g e ­ te n id o y a u s te ro .
n e ro s id a d y s im p a tía h a c ia los seres. S u p in t u r a , ba sada en la e x p re s ió n p u n ­ N o s p a re c e q u e M e d in a es u n p in to r co n f u t u r o a l q u e h a y q u e e sp e ra r.
z a n te , d u ra , de u n a s p e c to de la re a lid a d c ru d o y descarna do-, m u e s tra un En la G a le ría S ilo e x p u s o su o b ra ú ltim a R ic a rd o M o n te r o , m a d u ro p in to r
tra s fo n d o lír ic o , u n a in te n c ió n c o r d ia l q u e le h a ce d e te n e rs e co n m ás in te ré s a b s tra c to , c o n s c ie n te d e la a c t it u d q u e to d o a r tis ta a u té n tic o d e b e s e g u ir a n te
en la tr is te z a q u e en la a le g ría , c o n m a y o r e fu s iv id a d a n te lo o p a c o q u e a n te la p in tu r a .
lo b r illa n te , p e ro s in a m a rg u ra ú lt im a , s ó lo c o n e l p r o p ó s ito de d e n u n c ia r lo C re e m o s q u e d e s d e h a c ía tie m p o n in g ú n p in t o r jo v e n h a b ía o fr e c id o u n
q u e en la s o c ie d a d e s tá m a l h e c h o o lo q u e ha d e s h e c h o , q u iz á irr e m e d ia ­ c o n ju n to de o b ra s ta n c o m p le to , ta n d e fin id o r c o m o e l d e R ic a rd o M o n te r o
b le m e n te . pa ra e s ta b le c e r u n ju ic io sob re u n a p in tu r a y u n c r ite r io d e fin id o s y lo g ra d o s .
Esta p in tu r a , ta n e s p a ñ o la y ta n d e a lm a d e l N o r t e , ta n a u s te ra y d ire c ta , « In fo r m a lis m o » , p e ro de sde d e n tr o d e la p in tu r a , d e sd e la a c e p ta c ió n de
ta n in g e n u a m e n te s a b ia , p o rq u e F e rn a n d o S áez sabe b ie n lo q u e v a le un u n a re s p o n s a b ilid a d de a r tis ta , d e sd e la c o n v ic c ió n de q u e e l a r te , la p in tu r a ,
b u e n o fic io lib e ra d o d e p r e ju ic io s a c a d é m ic o s (y d e los o tr o s ) , nos ha h e c h o lo son d e sd e una s e rie d e s u p u e s to s , de u n a s a c e p ta c io n e s q u e , s in m e n g u a
p e n s a r, s e ria m e n te p e n s a r, en q u e na da está d e fin itiv a m e n te a c a b a d o , y m e n o s de la lib e r ta d in d iv id u a l d e l c re a d o r de b e lle z a , im p o n e n u n r ig o r , u n o rd e n ,
en a r te , q u e es v id a d e l h o m b re . u n e q u ilib r io a cada c re a c ió n p a r tic u la r .
N os ha h e c h o p e n s a r e n la g ra n p in tu r a e s p a ñ o la de s ie m p re , esa p in tu r a ta n A e s te tip o d e a r tis ta s p e rte n e c e R ic a rd o M o n te ro -, in fo r m a lis ta , p in t o r d e
aislada de la d e l re s to d e E u ro p a , ta n e n c e rra d a v o lu n ta r ia m e n te e n s í m is m a , n u e s tro tie m p o , p e ro , p o r e n c im a de to d o . P in to r , co n m a y ú s c u la .
ta n v it a l y ta n c a rg a d a ta m b ié n de re a lid a d m á g ic a . O tra s e x p o s ic io n e s d e in te r é s se ha n c e le b ra d o ; p e ro nos p a re c e q u e co n
F e rn a n d o Sáez po s e e , c o m o d e c im o s , e l d o n d e tr a n s fig u r a r la m a te ria p ic ­ e l c o m e n ta rio te le g r á fic o d e é sta s q u e q u e d a n re se ñ a d a s p u e d e p u ls a rs e en
tó r ic a , de c o n v e r tir la e n re a lid a d m e jo r , c a te g ó ric a . P o r eso es im p o r ta n te , c ie r to m o d o e l « c lim a » g e n e ra l q u e las ha o r ie n ta d o y q u e s u p o n e , d e sd e lu e g o ,
te s tim o n io y e m p re s a . u n a v ita lid a d cada v e z m a y o r de là p in tu r a e sp a ñ o la .
En la Sala N e b lí ha e x p u e s to M o m p ó u u n a re fin a d a p in tu r a e n c la v a d a en M a n u e l C O N D E
Por PEDRO
Pasatiem pos OCON DE ORO
GRAFOGRAMA SALTO D€L CABALLO

Modo de resolverlo.—Siguiendo el movimiento del caballo de ajedrez,


fórmese una curiosidad con las sílabas del cuadro. Las dos sílabas de
trazo más fuerte (LA y TES) son la primera y última, respectivamente,
de la frase.
SOLUCION
«•sa^uirqq'eq ap .requu pp suiu oood A
sopBjpanD o ip a u i A s o jp u io iíq o.puno auaq ouuoi^ba pp pnpntQ uq»

Modo de resolverlo.—Póngase en leerá en la primera columna ver­


cada grupo de casillas el nombre tical del cuadro, señalada con tra­
que se asigne a la figura respecti­ zo más grueso.
va, según la letra correspondien­ SOLUCION JEROGLIFICO
te y teniendo en cuenta que todos ’OXIDVX tJo^ny
constan de siete letras. Una vez • « s a iY N v s o i » =^qo
determinados todos los nombres, • so n tA O : jI
trasládense las letras de las ca­ •oDnquJX :3
sillas numeradas al encasillado in­ •opasuj : q
ferior, y en éste quedará formado •upuuujq :□
el título de una famosa obra lite­ "embaoy '-H
raria. El nombre de su autor se • oiapex : y

CRUCIGRAMA DE PALABRAS SINONIMAS


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 HORIZONTALES.—1:
Apoyos. Alardes.—2 : Hile­
1 nL ras. Limpio.—3: Sustancias.
Rústico.—4: Afemine. Ve­
2
3
ZI nere. — 5 : Adolescente.—6 :
Hábito. — 7 : Autócratas.—
8 : Satisfecho. Reparte. —
9 : Desaboridas. Emerger.-—
4
5
6
r 10 : Aspiración. Deficiencia.
11: Curen. Perseverancia.
VERTICALES. — 1: Fal­
7
8
s~ tas. Portuguesas.—2: Arga­
yo. Fláccida.—3: Perspicaz.
Evalúan.—4: Muestra. Va­
no.—5: Infalibles.—6: Aga­
9 rradero.—7 : Insignias.—8 :
10 Ganso. Alienado.—9: Tron­
11
□ L. cos. Desamparadas.—10:
Amarrar. Molinete.—11 : Ru­
mores. Frenan.
S O L U C IO N
-sa u o g : j i — -O Ji f ) 'jv iy
: 01—'SB]®S •soua'i : g— j^J () 'apuuy : g—-h,hio¡i;|) : ¿—-vey : 9—-sojnSas : 9—-aumix
*unios v : f— -iiüsux -ZB3US : 8— "BJO.J -pn iv : Z— 'ré sria -su p a : 1 — 'S a U V O I l í i a A

: ox—-JiIBS ’susog
•uçsox 'trairas : xx—-vaux ’“WV
: 6—'iíSoju -oaujn. : 8—' souujix : L—'osfx : 9—'sajv 3 v z : 9—'a-iopy
SOLUCION
•auiBpv : J'— UBUU9 -so 3 n f : g— -oxaj<i -euiv : Z— - susua : X— 'R a a V X N O Z IH O H •saiBiuiuy—
REYES
MAGOS
por Cebríán

— ¿ Q u ié n será?
S IN PALABRAS.
C O D I GOS
C I V I L E S

te x to s en v ig o r en las naciones h e r­
m anas; al e stu d io so , una fu e n te se­
g u ra para tra b a ja r el D e re ch o c o m ­
p a ra d o h isp a no a m e rica n o , sin o que
ta m b ié n al le g isla d o r le da las bases
necesarias para ir e s tru c tu ra n d o los
cauces de un n u e vo D e rech o con p o ­
s ib ilid a d de a p ro x im a c ió n e in clu so la
u n ific a c ió n de l o rd e n a m ie n to c iv il en
to d o o en p a rte de n u e stro s pueblos.
Los tre s p rim e ro s to m o s de esta
co le c c ió n acaban de ve r la lu z : el
« C ó d ig o c iv il» de B o liv ia , con un
e s tu d io de F ed e rico de C a stro , y el
« C ó d ig o c iv il» de El S alvador, con
p ró lo g o del d o c to r M a u ric io G u zm á n .

C o in c id ie n d o con el se te n ta
a n iv e rs a rio de la p u b lic a c ió n
del C ó d ig o C iv il español,

I n s t itu t o de C u ltu ra H isp á n ica in ic ia


el V IA JES DE FIN DE CARRERA
la e d ic ió n de los C ódigos C ivile s de
España, P o rtu g a l y países ib e ro a m e ­
VIAJES DE GRUPOS CULTURALES
ricanos.
C om o a firm a F ederico de C a stro • Información sobre rutas, dentro y fuera
en el p ró lo g o que avala la e d ició n , de España.
será cu m p le a ñ o s de ju b ile o y no de • Confección de itinerarios.
ju b ila c ió n lo que ce le b re m os en la
• Reservas de alojamientos.
co m p a ñ ía de los códigos herm anos.
S in g u la r im p o rta n c ia tie n e esta • Autocares y pasajes de avión, barco y
e d ic ió n , pues no so la m e n te f a c ilita ­ ferrocarril, a precios reducidos.
rá a los ju ris ta s pro fe sio n a les los • Entrada gratuita a los monumentos y
museos nacionales españoles.
• Vinculación con centros universitarios o
profesionales, españoles y extranjeros.
C on a lb o ro z o q u erem os d estacar v
ce le b ra r esta p u b lic a c ió n , p o r el In s­ • Presupuestos económicos, todo incluido.
t it u t o de C u ltu ra H isp á n ica , de los • Atención cultural y técnica del viaje.
C ódigos C ivile s de España, P o rtu ga l
y países ib e ro a m erica n o s, y e llo nos Y en general todas las ventajas de un servicio
va a p e rm itir, en la serenidad del es­
permanente y gratuito, creado para facilitar la reali­
tu d io y la m e d ita c ió n , considerar
zación de viajes culturales de los universitarios y
c u a n ta s cosas nos son co m u n e s, cóm o
el D e rech o q ue re g u la n u e stra e s tru c ­
profesionales hispanoamericanos a Europa.
tu ra social p u ede d is c u rrir p o r cauces
p a ra le lo s, y a la hora de a d a p ta r y SERVICIO DE VIAJES CULTURALES
a c tu a liz a r n u e stro s ve tu s to s C ódigos,
pensem os que m uchas in s titu c io n e s Instituto de Cultura Hispánica - Ciudad Universitaria
p u e de n te n e r una re g u la c ió n u n i­ MADRI D
fo rm e .
Tom ás S A L IN A S
JUNTO
AL FUEGO
QUE NO
SE APAG A
Por C A !í M E N- CONDE
ILUSTRACIONES DE MOLINA SANCHEZ

■■■■■ACE muchísimos años, cuando die de los almanaques. Los almanaques


. todos los viejos eran niñ o s, vivían recluidos en los ángulos oscuros de
cuando los árboles que ahora las casas. El tiempo importaba poquísimo:
ofrecen su redonda sombra a había mucho siempre; se destapaba una
mediodía apenas si se atrevían caja, un salón, una buhardilla, una bote­
a oponer una curva graciosa al lla, y de allí salía tiempo. Han sido los
viento... Entonces— y de ello hilos eléctricos, los motores, los teléfo­
te n sólo yo .puedo acordarme, por­ nos, ios discos rojos y verdes de las vías,
que estaba allí y sigo siendo tan quienes han consumido todo el tiempo.
joven como aquella noche— pasó la his­ Era muy tarde ya; nevaba despacio,
toria más asombrosa del mundo. Nada con cuidado de ir decorando, suavemen­

Í más los niños supieron comprendería.


Las personas mayores se habían olvida­
do tantísimo de sus infancias, que nin­
te, todos los edificios del mundo. En el
viejo comedor del piso rústico, donde
pasaban los días de diciembre cuantos
guna se acordaba de que también una componían la familia Ko Smos, se agru­
noche (porque esto que Os cuento so­ paban los niños y niñas delante de una
lamente ocurre una vez cada cien años), chimenea repleta de troncos ardiendo...
siendo ellos tan chiquitos que se es­ Estaban callados, impresionados de ver
condían cinco debajo de una capa, pasó el fuego; a los niños les gusta ver las
igual. llamas apoderarse de los troncos rojos,
No acordaba tampoco esta vez na­ que parecen transparentes y que, prisio-
neros de las rutilantes lenguas, altas y abuelas... ¡Pero un son como aquel de creciendo del hontanar de los troncos. Y
bajas, transversales y oblicuas, se entre­ la nieve no lo oyeron nunca! así se estuvieron todo el tiempo que el
gan a una inefable consunción delirante. — ¿Vendrá aquí? recién llegado permaneció sentado. Tam­
Las personas mayores charlaban en el — ¿Llamará a nuestra puerta? poco volvieron a sonar voces arriba; un
piso de arriba. Habían cenado ya todos, — ¡Con la nieve que cae, y viene can­ sueño perfumado descendió sobre toda la
y, sin que nadie advirtiera la indisciplina, tando! casa, quedándose solamente despiertos
los pequeños se bajaron, para sentarse al — Si no canta; si es música lo que se los niños y su visita.
lado de la chim enea... Sabían que se ha­ oye. — ¿Conocéis nuestra casá?
cían preparativos solemnes para celebfar No se abrió la puerta. Nadie llamó. Y — Sí; estoy viviendo en ella toda la vi­
unas gloriosas fiestas; pero ellos, como de pronto, entre los niños y la puerta, da, cada año.

en sueños, sólo aspiraban a estar ealladi- apareció un hombre. Era de mediana es­ — ¿Cómo os llamáis?
tos, reunidos; mirando el fuego... tatura, de cabellos castaños y grandes — Lo adivinaréis en cuanto me vaya.
Entonces fué cuando se oyó el paso ojos azúles. Su voz crujía igual que las — ¿Os iréis?
suave de alguien que venía entre la nie­ espigas azotadas por el viento; su ropa — Solamente en presencia...
ve. Conforme se acercaba a la casa, la se balanceaba— un gran manto azul fuer­ No lo entendían, no; sin embargo, una
nieve sonara a cristal delgadísimo, aca­ te le envolvía— , desprendiendo olor de dulce y secreta inteligencia socorría a la
riciado por una b risa... mar apaciguado. razón.
Los niños se miraron sorprendidos; — ¿Me haréis sitio con vosotros? — He venido esta noche para contaros
conocían la música de las flautas, de las La rueda de niños se abrió, y él se algo que nunca escucharíais mejor. Cuan­
liras a merced del viento; sabían de las acom odó entre ellos. Ocurrió una cosa do sepáis quién soy, seréis mayores; y yo
tiernas canciones que cantan las madres extraña: que las lenguas de fuego se de­ quisiera que guardarais para ese día el
jóvenes y de las tristes melodías de las tuvieron erguidas, igual que flores altas, secreto de mi revelación.
Los niños le oían más con la sangre
que con ios oídos. Enlazaba la palabra
del extranjero con un lenguaje indesci­
frable, pero comprensible para ellos, que
venía desde selvas, ríos, animales fabu­
losos, flores gigantescas...
— Yo soy el viento, soy la Tierra, soy
todas las criaturas que conocéis y pre­
sentís. Pero soy más aún: soy la sustan­
cia de donde se van creando. Soy el Se­
ñor eterno e inmortal, porque no me in­
terrumpo nunca. Esta es la revelación:
que todo ser humano está siempre en
presencia mía, desnudo, aunque vaya
vestido; despierto y vivo, aunque duer­
ma y esté muerto. Yo no me acabo nun­
ca. Viviréis en mí, porque soy vosotros.
Una mano blanca de niña se asió al
misterio del gran manto azul.
— ¡No sé qué dices!— gimió.
— ¡Cállate!— ordenóle un chico— . Yo
tampoco; pero lo entenderemos después.
Entonces ocurrió otro fenómeno ex«
traño. Sin moverse de allí, sin dejar de
ser él, siendo siempre el mismo, el ex­
tranjero se fué reduciendo de tamaño,
hasta quedarse convertido en un niñito
gordezuelo y desnudo, que braceaba y
movía sus lindas piernecillas sin temor al
fuego.
— ¡Es Jesús!— gritó la niña.
— ¡Es Jesús!
La casa despertó; cantaron gallos, ba­
laron ovejas; un tropel de personas y de
animales ansiosos convirtió el salón en
establo. La voz densa de la abuela fué
diciendo a todos:
— Hay una tra d ic ió n centenaria en
nuestra familia. Y es ésta: que la víspe­
ra de nacer en su pesebre, todos los ni­
ños ven a Jesús, en este salón precisa­
mente... La primera vez que ocurrió fué
en virtud de una niña ciega que lloraba
y rezaba pidiendo al cielo la gracia de
ver al Niño dentro de su ceguera.

Se desvaneció todo. ¿Qué prodigio fué


en lugar del sueño?
— ¡Niños, despertaos! M añana será
Nochebuena, y hay que madrugar. ¡Pues
no se durmieron junto al fuego...!
Se miraron ellos, abriendo los ojos.
¿Dormidos? En todos los rostros se leye­
ron— todos— la complicidad en el mis­
terio.
Allá lejos, en el umbral del comedor,
sonreía la abuela.
Carmen CONDE
/ h d I j M j Á ' J C - ' f - t ’k
DOS CUENTOS
DE

JOSE CRUSET
ILUSTRACIONES DE TREPAT

BIOGRAFIA BREVE PE JOSE CRUSET


N acido en B arcelon a hace cu aren ta y siete años. De p r o fe ­
sión abogado, cultivó la p oesía y fu é colabo ra d or de Poesía E s­
pañola, Revista, Destino, El Español, La Hora, San Jorge y
otras rev istas. Su produ cción liter a r ia es bastan te am plia. De
en tre ella p odem os citar, en p oesía, Las nubes entreabiertas,
Novia de marzo, Segundo amor perdido, A Pedro Salinas en
su muerte, Sombra elegida (fin a lista d el P rem io C iudad de
B arcelon a 1952 de P oesía C astellan a) y La niebla que ha que­
dado. E n p rosa cuenta con las sigu ien tes o b r a s : El otro dinero,
cuentos (E d ito ria l R u m b o s); San Juan de Dios (Una aventura
iluminada) (P rem io A edos de B io g r a fía 1957) y Hermano la­
drón, de la cual son los dos relatos que publicam os. A si­
m ism o tiene en p rep a ra ció n Biografía de Pedro Salinas.

Profesor de Idiomas
e n ía un especial apellido centro- En la pantalla, en definitiva, pese a todo lo lo rizoso, completamente rubio. Cuarenta

D
europeo. Palabra con muchas con­ que se quiera-—actores, fotografía, directo­ y ocho años. O algo así. Llevaba las uñas
sonantes, difícil de pronunciar y res— , no sale más que lo que un cerebro sin cuidar; uñas con poco afortunada con­
de recordar. Con ésos nombres, a ha pensado; lo que una sensibilidad ha pre­ textura, blanquecinas, de un blanco sucio;
lo máximo que se puede aspirar parado para rizar la piel de los demás. Yo cubierta la media luna por pieles no aveza­
es a una memoria visual, arquitec­ no soy un hombre de negocios. das a la tijera, ni a la fricción de la toalla
tónica. Pero leyéndolos, viéndolos Por aquel entonces era yo ingeniero de húmeda. Tenía un tono de piel aceitunado
impresos. Así se distinguen los sonido de una empresa española muy fuer­ claro. La piel, más bien grasa, con predis­
nombres de los hermanos Karama- te, y, por azares, estaba invitado aquella posición a impurezas; la barba, poco.pobla­
zof, los de la multitud de persona­ noche. da. Lo característico de su persona era una
jes de los Buddenbrook. A media cena, animado por su cordiali­ miopía acentuada, casi en la víspera de las
Lo conocí "en casa de unos millonarios re­ dad, fatigado de no repetir su apellido con sombras. Los ojos, menudos, lo eran más
cientes, picados por el sueño del cine. Con­ precisión, yo propuse apearnos el tratamien­ — casi desaparecían— detrás de las gafas de
cretamente por la producción. Hacer pelícu­ to. Los extranjeros, sobre todo europeos del cristales gruesos. Alguna vez se las quitaba,
las es un mágico negocio, si todo va bien. Norte, centroerupeos y también algunos his­ mordiendo las guías gruesas de concha, ner­
La ruina, si falla algún resorte industrial. panoamericanos, adoran el uso del título, el viosamente, injustificadamente. Y los ojos
Pero tiene algo de sueño, de imprevisto, y uso del apellido. Es esencial. En régimen de le quedaban remotos como islas, inexpresi­
encadena. Encadena no solamente por lo va­ cumplido, hay que hablar con ellos en ter­ vos, .enfermos.
go de la mercancía, sino porque, empezada cera persona, con la repetición del título y Hablaba español bastante bien. Lo sufi­
una película, es necesario seguir. Seguir co­ del apellido. Me lo presentaron como pro­ ciente para hacerse comprender bien. Y más
mo sea! Porque, si no se termina, todo que­ fesor. Con una copa de vino blanco en las para comprenderlo bien alguien, como yo,
da en puro celuloide sin valor. Porque ter­ manos, lo resolvimos todo. Brindamos, y me que supiera el francés y del italiano lo su­
minar es esencial. Pero más esencial que en dijo cordial : «Llámeme Oscar, simplemente ficiente para cazar sus usos indebidos de
ningún negocio. Además, el punto de arran­ Oscar.» preposiciones y, sobre todo, conjunciones,
que es la inteligencia, el ingenio, el sueño. Era un hombre más bien bajo. Con el pe­ algunas definitivamente dichas por él en ita-
liano. No averigüé si era húngaro o era po­ para recibir a la gente, era imprescindible. cualquiera. Aquí mismo, en un pedazo de
laco. La cosa quedó en el aire. Hablaba dé Yo le escuchaba embebido en su vivir, tan cuartilla.
París familiarmente. Daba nombres de calles distinto del mío, sometido a todas las re­ Lo hice. Y cuando se lo di, lo leyó ávi­
V de hoteles con naturalidad. Había estado nunciaciones, a pesar de mi buen sueldo. damente, de cerca, como leen los miopes,
en París enseñando inglés. Había vivido en — ¿Usted va por .Madrid— me dijo, espe­ casi frotándose el papel por los ojos. Se qui­
Italia enseñando francés. rando mi respuesta desde sus ojos un poco tó las gafas y, con la misma mano que las
La cena resultaba muy agradable. Cuando orientales, mínimos detrás de las gafas. sostenía, se sacó del bolsillo del chaleco una
servían el postre, Oscar hablaba conmigo .— Pues sí, de vez en cuando.-.. Madrid es lupa y leyó la esquela de nuevo. Mi letra,
por los codos. Llevaba un traje negro impe­ de maravilla. Pero es otra vida tan distinta a través, quedaba agigantada y maltrecha.
cable. Se limpiaba las solapas maquinalmen­ de la nuestra...—-le dije yo redondeando la Empezaron a servir el café. Los invitados
te con la servilleta después de beber, como frase. nos mezclamos. Yo quedé al cuidado de una
con un miedo renovado de haberse mancha­ — Por cierto— continuó— , yo p ro y e c to señora de largas manos blancas.
do. Las solapas le quedaban con la pelusilla ahora una larga estancia allí. Mi mujer y el Oscar merodeaba por los alrededores del
especial que las servilletas dejan en los tra­ niño se quedarán aquí, en el hotel. dueño de la casa, que no parecía dispuesto
jes oscuros. Después de una pausa continuó : al diálogo. Se. estiraba el chaleco distraída-

Habló. de los horrores del campo de con­ — Tengo cita allí con unos señores fran­ mente y miraba al techo como quien repa­
centración en que estuvo recluido. Me con­ ceses, a mediados del mes que viene, que sa y reconstruye, en lo esencial, un discurso
tó las excelencias de la carne de caballo, que piensan rodar una película en España. Una ya preparado, antes de pronunciarlo.
allí se había acostumbrado a comer. Incluso coproducción. El presupuesto es fabuloso. Escuchamos unos discos recién llegados
me contó la fiesta que supuso el comer, un Yo les puedo poner en contacto con gran­ de América. Uno de ellos eran melodías
día, carne de asno. «El asno— me dijo— tie­ des casas. Esta noche precisamente quería francesas encadenadas, interpretadas al pia­
ne la carne blanca como la ternera.» yo hablar de esto con... no por manos muy diestras. Dijeron el nom­
Oscar relató sus azarosas andanzas por Hubo un silencio. El dueño de la casa bre del intérprete. Oscar terció, y dijo que
Europa; y, por fin, su entrada en España. (nosotros estábamos a mitad de la larga me­ lo había oído en París poco antes de la úl­
Comenzó dando clases. Puso un anuncio en sa ; éramos doce o catorce invitados) dijo : tima guerra europea.
los periódicos. Se desenvolvió. Su mujer y —-Mi señora asegura que si somos buenos — Entonces— dijo del intérprete— era un
su hijo de seis años se quedaron en Roma, chicos, nos servirá café en el salón. muchacho todavía. Tocaba en un café del
a lar expectativa. Por fin les mandó llamar. Nos levantamos. Había un murmullo con­ barrio universitario. Era alumno del Conser­
No perdió las relaciones con buenos amigos tenido. Oscar, mientras llegábamos a un sa­ vatorio. Con preparación para concertista.
que tenía en Italia. Y, con motivo de la im­ Pero tocaba melodías del momento. A veces,
lón enorme, sin luz en el techo, con lam­
portación de una película de aquel país, en­ cantaba a media voz canciones sentimen­
paras dispersas, ' me dijo:
tró en el mundo del cine. Ya estaba situado.
— Deme usted su tarjeta. Hemos de vemos. tales.
Había hecho unas operaciones muy produc­
El, entretanto, buscó la suya, que sacó Todos escuchábamos el disco y nqdie con­
tivas. Pensaba alquilar una torre en las afue­
por fin de un billetero en mal estado. Le testó.
ras de la ciudad o, a pocos kilómetros, en
dije : ' La noche avanzaba. En el grupo yo di la
un pueblo. Adoraba el campo. Por' el mo­
mento vivía en el Ritz. Resultaba muy ca­ — Amigo mío, yo no llevo nunca tarje­ voz de alarma.
ro, pero le era conveniente. Un hotel bueno, tas; le voy a apuntar mis señas en un papel — Es la una— dije— y yo voy a retirarme.
La velada es maravillosa, pero mañana ten­ hotel con mucho gusto. Deseo mover un po­ Ayer me pagaron una comisión con un che­
go cosas pronto. Lo siento. co las piernas. La'noche invita. que sin fondos...
Oscar sacó del bolsillo un reloj de plata, Y, sin rodeos, me dijo, cogiéndome del — Pues verá usted— repetí con una extra-
lo miró acercándoselo a los ojos y dijo, de­ brazo : ñeza poco Original.
sistiendo ya de su discurso seguramente : — ¿Podría prestarme quinientas pesetas? — Debe hacerse cargo— me interrumpió
— Yo le acompaño. Sin darme tiempo a levantarme de mi sor­ de nuevo— . No forme usted criterio de mí
Fuimos los primeros en salir. La noche presa, continuó : por esto. Pero tenga plena confianza. Ayú-
era blanda. — Compréndame. Es tan sólo por unos deme, ayúdeme, por favor. Paso un disgusto
— Bajaremos a pie— me dijo Oscar— . Por días. Me ha inspirado usted confianza. Ade­ tremendo. Me siento solo, muy solo. Extran­
estos barrios no hay taxis. más, nos veremos mucho. Hemos de vemos. jero, apenas con amigos. La colonia de mi
Anduvimos un buen rato en silencio. Oscar Hemos de hacer grandes cosas. Sus activi­ país es reducidísima. En el fondo se alegran
debía de ir pensando en su frustrada ofer­ dades encajan muy bien con el cine, con de saber el fracaso de uno. Hay que presen­
ta. Cuando se prepara un discurso y no se las mías. tarse bien. ¿Me comprende, eh? Paso un
pronuncia, se siente una tristeza especial. Yo puse esa cafa especial, un poco amari­ disgusto muy grande. M i.m ujer se ha mar­
Cuando por la escalera hemos preparado lla, con los ojos desviados, que ponen las chado. Me escribe una carta diciéndome que
una entrevista y hemos aderezado el espíritu personas a quienes se les pide dinero ines­ ella no tiene más paciencia para esperar.
con todas las salidas posibles, con todas las peradamente. Se ha llevado al niño. Es un niño'precioso.
contestaciones preparadas, y, al llegar al pi­ La noche c u b ría todas mis reacciones. No sé dónde están; pero ella me llamará
so, una doncella nos dice que el señor ha Ocultaba todos mis pensamientos, que yo por teléfono dentro de unos días para cono­
salido, se siente una inútil desesperanza. De­ mismo no podía descubrir. Pensé rápidamen­ cer mi decisión, y mis posibilidades. Yo no sé
seamos encontrar a alguien por la calle pa­ te en toda la velada. Me entraba frío. La con quién está. Ella me quiere, pero le gus­
ra contárselo. Para contarle cualquier cosa. noche era cada vez mqs clara, más perfu­ ta mucho vivir bien. No sé por qué le explico
O decirle nuestra desesperanza como algo mada,, más cálida. todo esto. Si no puede darme quinientas pe­
pasado, deformando la situación. — Pues verá usted— contesté con muy po­ setas, deme lo que pueda. Aunque sea poco,
Pasaban tranvías vacíos con los cobrado­ ca decisión. aunque sean cincuenta pesetas. Yo se las de­ «
res dormitando. — Compréndame— me atajó él— , estoy en volveré a partir del día quince. Espero co­
— ¿Usted por dónde vive? No recuerdo un momento definitivo. Espero grandes co­ brar una comisión fuerte en dólares. ¿Com­
la calle que me ha anotado. sas. Pero todo se atrasa. Ya sabe usted, todo prende ?
— Cerca de aquí ya. Yo le acompañaré al está muy mal. Hay una crisis tremenda. Llevaba trescientas pesetas, y se las di.

de limpiabotas
ue te digo que le tiene el pan cogi­ — Pero tú no lo frecuentas ahora como sólo por pasarle el trapo por dos gordas. -
do debajo del sobaco, y se acabó. yo, que lo veo beber todas las noches en Sólo por verle de cerca, por la fama. Porque
Si tuviera tan seguro el sorteo que Cirilo. había hecho el limpiabotas en El negro que
viene... — Anda malo de hígado, y la cosa no es tenía el alm a blanca. Ahora que lo suyo es
— Quita, hombre, quita; pero si como antes. la cerveza. No te negaré que con vino o
el pobre es de los que se come una — Pues yo apuesto por él porque es muy coñá lo tumbe cualquiera, y que sea valien- !
pasa en siete bocaos. bruto el fulano, y, cuando se empeña en te el cualquiera, además.
— Eso lo dirás tú ; pero yo lo he una cosa, mete el clavo por la cabeza y le — Está bien; pero tú hablas de cuando la
visto pipiar, y es un jabato el tío. corta el pelo a quien no se deje. Que yo lo lactancia. Ahora es cuarentón, y tiene el hí­
— Y yo también, y también lo tengo visto por la pantalla. gado como un colador.
he visto rajarse. De pronto, el salón ha quedado vacío. — Pero, niño, eso de soplar es cosa de
— Lo que quieras..., pero yo lo conozco Hay un pequeño mostrador, al fondo, con entrenamiento; y el nene, en una tasca de
como su madre, ya de la campaña de Ma­ las columnas de calderilla para los cambios, la calle de la Luna, planchaba a cualquiera,
drid, de antes de la guerra. con las fichas amontonadas para el control y fresco como una rosa.
Hablan que casi no se les oye. Corea el de los servicios. — Pero tú hablas de cuando los godos,
chasquido seco de los cepillos que se pa­ El patrón ordena las revistas deshojadas, tontaina.
san con violencia de una mano a otra, con lía un pitillo y se sienta al fresco. Dos están — Pues, con todo, hay expectación. Y yo
esa deformación profesional del gesto que arrodillados, limpiando unos pares a mano. no me lo pierdo. El otro es un fanfarrias,
los limpiabotas tienen, como los camareros Los del diálogo vuelven a la carga, siem­ un chulito que se los come crudos; pero, en
dando un rodeo leve en el aire con la taza pre en el tono disperso y cifrado de cuando cuanto que a beber, coge la papalina por
del café antes de dejarla sobre el velador; está la tienda llena de clientes. Hablan los menos de nada, y discursea como Salmerón.
como los empleados de banca, con la plu­ dos con la colilla en la boca. Hablan como de una carrera de caballos
ma, punteando una columna de cifras; co­ Llegan cuatro señores. Se sientan. De los de la apuesta concertada para esta noche en
mo los barberos haciendo sonar inútilmente que hablan, a uno le toca servir; el otro se el Cirilo. La apuesta viene de un reto de la
las tijeras en el aire. queda en pie, junto a la puerta. Siguen ha­ otra tarde. Hablan del Sánchez/ limpiabotas
Hablan en un idioma convencional, que blando. El que sirve, dándole a la bayeta, independiente, casado, con seis hijos. Se pa­
no pasa de las rodillas de los clientes, que rápida como una hélice, contesta. sa el día por la ciudad, con la caja y la
no asciende ni oye nadie. Hablan con los El diálogo crece. banqueta. Lleva los cepillos raídos porque
que están de espalda. Se ríen y se compren­ — Pues, a lo que te decía... En Madrid le dice que así no salpica el líquido en los
den. Interrumpen el diálogo con el «Servi­ he visto yo hacer cosas de circo. Te hablo calcetines de los clientes. Es limpiabotas por
dor» de cuando se termina el servicio, y lo de cuando él y yo éramos ambulantes sin vocación, desde niño. En las tapas de la ca­
continúan después. chapa, de cuando nos peleábamos por lim­ ja lleva espejos. En los antebrazos, tatuajes
Siguen : piarle a Angelillo en la terraza del Capitol, azules. Lleva limpiados muchos pares y
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puestas muchas suelas de goma a los turis­ zapatos de trovador, y los pantalones, sin tas. Hay presentación para los tres que vie­
tas, sacándoles los cuartos por las buenas. forma, con rodilleras enormes de la posición nen de mirones :
Tiene el hígado consentido del copeo y a al limpiar. — Este es el Sánchez, mi amigo, y éste el
la familia desesperada por las melopeas; pe­ En la parada del autobús, en la cola, han cerillero : los de la apuesta. Tres compañe­
ro lleva a la casa sus buenos quince duros comenzado los relámpagos y, con el primer ros del salón.
cada día. Otros en el torno no los ganan. trueno, una lluvia copiosa, firme y oblicua. Los tres saludan, mirando con admiración,
Gana hasta más, pero parte se va en gaso­ Se han subido las solapas de las americanas Cirilo dice, braceando un café :
lina, como él dice, para ir aguantando. endebles. No han cabido los cuatro en el — Que sepáis que los cuarenta pavos de
El otro es un cerillero que vende tabaco primer autobús. cada cual los tengo yo en depósito. ¿Qué
de! que no se encuentra, soltero y buen be- En Cirilo hay animación. Don Dimas, el va a ser?
bebedor de coñac y cerveza. Tiene una com­ Todos piden tinto con una raja de limón
ciego que vende los números, está en un ve­
binación con uno del puerto y vive de eso. y aceitunas negras.
lador, ensimismado, golpeándose los zapatos
La discusión vino por dárselas el cerillero El espectáculo comienza. Los interesados
con el bastón, tosiendo, con una tos seca
de distinguir las marcas de los vinos con los se dirigen al fondo del bar. Sobre unos ve­
y seguida. Pronto se marchará, pues su mu­
ojos vendados; y el Sánchez entró en liza ladores, Cirilo ha puesto cuatro cajones de
jer viene a las ocho a buscarlo cada tarde.
diciendo que no tenía mantecas para escu­ medianas que ya tenía en fresco preparadas
Mientras, él se toma su vermut de la casa
char historias de cacos y serenos; que para en el lavadero.
con un chorrito de angostura. Clarita, la en­
eso hacían falta años de vino como los que El ambiente crece. El humo ha puesto una
tretenida del segundo, que tiene toda la se­
él tenía. Y el coro puso sus apostillas; y la neblina azul. Llueve torrencialmente en la
mana libre, menos los sábados, juega al par­
cosa terminó en medir fuerzas y en contar calle, desierta.
chís con la hija de Cirilo, que ha llegado
hazañas; y, con toda solemnidad, el Sánchez De salida, el Sánchez ha pedido un vaso
del colegio. Nicanor, el relojero, espera a
aceptó el reto del cerillero sobre la base de grande y ha vaciado en él dos medianas. Ha
los otros para la manilla, y ha pedido un
zamparse dos cajones de cervezas medianas. bebido todo el líquido sin respirar. Después
suavo. Al fondo están los armatostes de los
Y la apuesta es hoy. escupe. .
pintores que van a venir mañana para darle
Del salón van a ir casi todos, incluso los El cerillero bebe un sorbo, y dice :
un repaso a las paredes, que están que ya
que no son del barrio— seguro, tres— , y se — Mis pollinos van despacio, pero llegan.
no aguantan. En la barra hay dos descono­
cruzan apuestas. — Muchq literatura tienes tú, cagón— su­
cidos que han sacado papeles de unas car­
Los que hablan tienen conocimiento de surra el Sánchez.
teras grandes, han extendido una letra de
causa, y están divididos en sus opiniones: Dan las once, y las campanadas suenan
cambio a noventa días, y llevan cuatro ca­
— Ya queda poco para que te convenzas. reiteradas, densas, entre un silencio general.
fés en el cuerpo cada cual.
Que el Sánchez se lleva los cuarenta duros La cosa está en el aire. El cerillero lleva
Ahora entra el cerillero.
eso es más claro que el agua de Lozoya.' diez medianas en el cuerpo. Le relucen los
— Qué, Cirilo, ¿no ha venido el Sánchez
Porque, cuarentón y todo, como tú dices, ojos, tiene en las manos un raro -temblor.
todavía? Se habrá rajao. Para tomar fuer­
el tío sabe beber un rato y habrá tomao sus El Sánchez, que se ha bebido las doce de
zas, dame un coñá del tuyo.
precauciones. El otro, en cambio, es un le­ un cajón y ha encargado un café oscura­
Cirilo lo sirve, y el cerillero se lo bebe de mente, hace un rato ha dicho que se iba a
chuguino lleno de vanidad que anda aún
un trago. La radio suena demasiado alta. orinar, y no vuelve. No vuelve porque está
por las papillas y no sabe bien lo que es la
Cirilo cambia lá estación y baja el tono. tendido en el suelo, con el vientre hinchado,
uva embotellada, ni que la cerveza tiene
Entra Sánchez : cuarenta y tres años, en­ el pantalón desabrochado y los ojos en blan­
más grado del que parece y llena como la
corvado, cara redonda, ojeras en bolsa, más co. Un sudor le cae a gotas por el rostro.
puñeta.
bien barrigón. Llega con la caja y la banque­ Como tarda, Cirilo va a ver lo que pasa,
Es una tarde de trabajo a pesar de que
ta. La deja pegada al mostrador. Viene cho­ y, de pronto, llama a todos en un grito que
amenaza lluvia. El diálogo y las risas, todo
rreando, y dice : no se distingue. Mientras van, sé oye una
discreto y a media lengua, va a ras de sue­
lo, como plantas pequeñas, como un vaho — Los tranvías..., que si quieres. Me he voz por lo bajo :
lento, una niebla baja. Nadie sospecha de cascado tres manzanas por debajo de los — Ya te lo decía. El cerillero, más fresco
lo que están hablando ; ni el patrón, que balcones porque me pararon para limpiar que una rosa. Bueno, con un melón regu­
duerme en el portal, con la cabeza caída, y en la terraza de La Popular. Entonces no lar, pero aguntando. El pobre Sánchez tiene
un periódico en los pies, que se le ha caído llovía, pero luego, amigo, se puso a atizar el hígado hecho polvo, y ya no es un niño
de las manos, redondas y sucias. de firme, como si no hubiera llovido des­ que digamos, y además le sobra grasa. No
Lino tercia, desde el último sillón : de Noé. sé por qué me parece que te he ganado las
— Yo de bebida no sé, pero lo que es de Y dirigiéndose al cerillero : diez cariñosas.
comilonas... He visto comerse a un tío de — ¡Q u é !. ¿Dispuesto? Chócala, neófito, Mientras van a avisar a un médico, y Ci­
la parienta doce huevos fritos con pan y vi­ que te voy a dar sopas con honda, y a re­ rilo le desabrocha la camisa mojada de su­
no en cantidad, y aguantar como un hom­ pasar la tabla del tres. dor y alguien trae un paño mojado en agua
brecito. — Eso lo dirás tú, chiquitín— contesta el helada, la señorita Clarita empieza una co-
— Eso no es lo mismo, chavea; el vino es cerillero— ; pero que te diga aquí— seña­ lëcta entre, los presentes, como hizo la otra
otra cosa, y la cerveza más difícil todavía; lando a Cirilo— . Yo ya llevo una de coñá vez entre los asiduos de Cirilo y en las tien­
leñe, con lo que atiborra...— le contesta un en el buche por hacer boca. Y si te descui­ das, cuando el Sánchez estuvo tres meses en
viejo. das, nene, te voy a comprar un pito. el hospital; cuando se rompió la pierna de
Van a cerrar. En la puerta, cinco están ya — ¿Una? Desgraciao. Cirilo, ponme un un resbalón a la salida de la bodega del
dispuestos para ir a Cirilo. Se han puesto doble, para que se calle el pajarito... Del Castillo, borracho perdido, y pudo reunir
las americanas sobre las camisas negras. Las seco... trescientas pesetas, y se las llevaron a la
alpargatas tienen las puntas subidas, como Mientras se lo bebe, entran los limpiabo­ mujer.

JOSE CRUSET ( Del l i br o «HERMANO LADRON»)


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