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Materia de Lectura

La Realidad Social antes de Rerum Novarum

Aqui ofrecemos para su lectura unas reflexiones sobre el aporte de dos figuras que ayudan a
entender el cambio socio-económico del mundo a la luz de la revolución industrial.
Charles Dickens es un escritor inglés cuyas novelas relataron la realidad de Inglaterra durante la
revolución industrial y Karl Marx un filósofo que promovía la lucha de clases como respuesta a las
injusticias económicas que sufrian los trabajadores. Esto nos ayuda a entender la realidad social a
la cual el Papa León XIII va a responder con Rerum Novarum.

Charles Dickens
(fuente: Wikipedia)
Las novelas de Dickens eran, entre otras cosas, trabajos de crítica social. Él era un fiero crítico de la
pobreza y de la estratificación social de la sociedad victoriana. A través de sus trabajos, Dickens
mantenía una empatía por el hombre común y un escepticismo por la familia burguesa. La segunda
novela de Dickens, Oliver Twist (1839), fue responsable de la limpieza del actual arrabal de
Londres que fue la base de la historia La isla de Jacob. Además, con el personaje de una trágica
prostituta, Nancy, Dickens «humanizó» a tales mujeres para los lectores, mujeres que eran
apreciadas como «desafortunadas», inmorales víctimas inherentes de la economía del sistema
victoriano. La casa desolada y La pequeña Dorrit elaboraron extensas críticas hacia el aparato
institucional victoriano: los interminables litigios de la corte de la Cancillería que destruyeron las
vidas de las personas en La casa desolada y el ataque doble en La pequeña Dorrit con la patente
ineficiencia y corrupción de las oficinas y con la irregular especulación de los mercados.

En un tiempo en el que Gran Bretaña era el mayor poder político y económico del mundo, Dickens
destacó la vida de los pobres olvidados en el corazón del imperio. A través de su periodismo hizo
campaña sobre cuestiones específicas —como la higiene y las workhouses— pero su ficción era
probablemente lo más poderoso para cambiar la opinión pública sobre las desigualdades de clase.
Seguidamente describió la explotación y represión de los pobres y condenó a las instituciones
públicas oficiales que permitían la existencia de tales abusos. Su más estridente acusación sobre
estas condiciones está en Tiempos difíciles (1854), su única novela que trata de la clase obrera. En
este trabajo, utiliza tanto la virulencia como la sátira para ilustrar cómo este marginado estrato
social fue denominado como «Manos» por los empresarios, esto es, que no eran realmente personas,
sino sólo apéndices de las máquinas que operaban.

Sus escritos inspiraron a otros, en particular, a periodistas y figuras políticas, para incluir en sus
agendas estos problemas de opresión de clase. Por ejemplo, las escenas de prisión en La pequeña
Dorrit y Los papeles póstumos del Club Pickwick fueron los primeros instigadores en la destrucción
de Marshalsea y Fleet Prison. Así como Carlos Marx dijo, Dickens y otros novelistas de la
Inglaterra victoriana «...exhibían al mundo más verdades sociales y políticas que las que eran
pronunciadas por políticos profesionales, publicistas y moralistas juntos...». La popularidad
excepcional de sus novelas, incluso aquellas con temas de oposición social (Casa desolada, 1853,
La pequeña Dorrit, 1857, Nuestro amigo mutuo, 1865) subrayaban no sólo su casi natural habilidad
para crear apremiantes historias e inolvidables personajes, sino que también aseguraban que los
temas públicos sociales y de justicia que normalmente eran ignorados, fuesen enfrentados.

De su novela Pickwick Papers:


Era bastante oscuro cuando el señor Pickwick se levantó lo suficiente como para mirar por la
ventana. Las cabañas desordenadas junto al camino, el tinte sucio de todos los objetos visibles, la
atmósfera oscura, los caminos de cenizas y ladrillos de ladrillo, el resplandor rojo oscuro del horno
se dispara a lo lejos, los volúmenes de humo denso que emanan fuertemente desde lo alto de las
chimeneas, obscureciendo y poniendo sombras en todo el alrededor; El resplandor de las luces
distantes, los vagones pesados que se movían por el camino, cargados de cañones de hierro o
amontonados con mercancías pesadas, revelaban su rápida aproximación a la gran ciudad de
Birmingham.
Mientras atravesaban las estrechas calles que conducían al corazón de la turbulencia, las miradas y
los sonidos de una ocupación seria golpearon con más fuerza a los sentidos. Las calles estaban
llenas de gente trabajadora. El zumbido del trabajo resonaba desde cada casa; Las luces brillaban
por las largas ventanas abatibles de los áticos, y el torbellino de ruedas y el ruido de la maquinaria
sacudían las temblorosas paredes. Los fuegos, cuya lúgubre y sombría luz había sido visible durante
miles de kilómetros, resplandecieron ferozmente en las grandes fábricas de la ciudad. El estruendo
de los martillos, el ruido del vapor y el ruido de los motores era la música áspera que surgía de
todos los rincones.

De su novela Oliver Twist:


En el hospicio, el hambre seguía atormentando a Oliver y a sus compañeros: sólo les daban un
cacillo de gachas al día, excepto los días de fiesta en que recibían, además de
las gachas, un trocito de pan. Al cabo de tres meses, los chicos decidieron cometer la osadía de
pedir más comida y, tras echarlo a suertes, le tocó a Oliver hacerlo. Aquella noche, después de
cenar, Oliver se levantó de la mesa, se acercó al director y dijo:
-Por favor, señor, quiero un poco más.
-¿Qué? -preguntó el señor Limbkins muy enfadado.
-Por favor, señor, quiero un poco más -repitió el muchacho.
El chico fue encerrado durante una semana en un cuarto frío y oscuro; allí pasó los días y las noches
llorando amargamente. Sólo se le permitía salir para ser azotado en el comedor delante de todos sus
compañeros.

Karl Marx
(fuente: Wikipedia)
Las teorías de Marx sobre la sociedad, la economía y la política, que se conocen colectivamente
como el marxismo, sostienen que todas las sociedades avanzan a través de la dialéctica de la lucha
de clases. Fue muy crítico de la forma socioeconómica vigente de la sociedad, el capitalismo, al que
llamó la "dictadura de la burguesía", afirmando que se llevaba a cabo por las acaudaladas clases
dueñas de los medios de producción, para su propio beneficio. Y teorizó que, como los anteriores
sistemas socioeconómicos, inevitablemente se producirían tensiones internas, producidas por las
leyes dialécticas, que lo llevarían a su reemplazo por un nuevo sistema a cargo de una nueva clase
social, el proletariado.5 Sostuvo que la sociedad bajo el socialismo, sería regida por la clase obrera
en lo que llamó la "dictadura del proletariado", el "Estado obrero" o "democracia obrera".6 7 Creía
que el socialismo sería, a su vez, finalmente reemplazado por una sociedad sin Estado y sin clases
llamada comunismo puro. Junto con la creencia en la inevitabilidad del socialismo y del
comunismo, Marx luchó activamente para la aplicación del primero (el socialismo), argumentando
que los teóricos sociales y las personas desfavorecidas debían realizar una acción revolucionaria
organizada para derrocar el capitalismo y lograr un cambio socioeconómico.8 9

Aunque Marx se mantuvo como una figura relativamente desconocida durante su vida, sus ideas y
la ideología del marxismo comenzaron a ejercer una gran influencia sobre los movimientos
socialistas poco después de su muerte. Lenin fue el primer teórico-práctico que intentó desarrollar el
pensamiento de Marx en la práctica. Los llamados gobiernos revolucionarios socialistas, tomaron el
poder en una variedad de países a lo largo del siglo XX, llevando a la formación de Estados como la
Unión Soviética en 1922 y la República Popular China en 1949, con diversas variantes teóricas
desarrolladas

Del Manifiesto Comunista de Marx y Engels sobre la Lucha de Clases:


Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de luchas de clases. Libres y
esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra,
opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas
veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación
revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.

La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal no ha abolido los
antagonismos de clase. Lo que ha hecho ha sido crear nuevas clases, nuevas condiciones de
opresión, nuevas modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas.
Sin embargo, nuestra época, la época de la burguesía, se caracteriza por haber simplificado estos
antagonismos de clase. Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en dos
grandes campos enemigos, en dos grandes clases antagónicas: la burguesía y el proletariado.

Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la
sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses
habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses
la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la
existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción;
2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta
misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una
sociedad sin clases.
Marx en la carta a Joseph Weydemeyer

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