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NACIONAL DE CUADROS
Partido Obrero revolucionario
Ediciones
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Marzo 2014
Esta prédica es desarrollada por el Estado burgués y por las expresiones políticas
de la clase dominante, particularmente los reformistas de “izquierda” con la
finalidad de atrapar a las masas y amarrarlas detrás de su política, de esta
manera impedir que el proletariado desarrolle una política independiente para
convertirse en la dirección de todos los oprimidos y explotados.
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para tratar de encontrar solución a sus problemas al margen del ordenamiento
legal burgués.
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con la opresión y la explotación y establecer una nueva sociedad, la socialista, en
la que los grandes medios de producción serán de propiedad social para encarar
la liberación del país y la superación del atraso, la miseria y el hambre.
De hecho los mineros y el POR, el año 1947 con el Bloque Minero Parlamentario,
adoptaron la táctica parlamentaria subordinada a la acción directa de masas para
utilizar nada menos que el Parlamento rosquero como tribuna revolucionaria
desde la cual se alentara la lucha de los explotados. En 1985, cuando las masas
todavía estaban atrapadas en la “defensa de la democracia” -la burguesa- a título
de evitar el retorno de las dictaduras, también presentamos candidatura propia
convocando a las masas a mandar al diablo las elecciones y retomar el camino de
la lucha revolucionaria.
Se justifica participar con candidatos cuando las masas están atrapadas por la
prédica burguesa, que no es el caso ahora. Participar con candidatos en las
elecciones sería alentar nuevamente en los explotados ilusiones democrático-
burguesas, echando por la borda la experiencia acumulada por estos en sentido
contrario.
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Por ello el POR llama a la ciudadanía, particularmente a los obreros y campesinos
a votar nulo como la forma concreta de manifestar el repudio al impostor
gobierno del MAS y a la oposición de la derecha tradicional.
“Toda nuestra campaña debe estar dirigida en sentido de que es preciso curar a las masas y
a sus sectores avanzados de los posibles avances del cretinismo parlamentario, de
educarlas en la certidumbre de que la papeleta electoral, por muy bien usada que sea, no
conduce a la liberación nacional y social y que a estos objetivos se llegará por la vía
insurreccional.” (“Validez de nuestra crítica al Estatuto Electoral” G. Lora, diciembre 1977)
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económica sobre la que se basa la explotación de los obreros y campesinos y el
sojuzgamiento de la clase media y de las nacionalidades nativas.
Planteamos el voto nulo como la respuesta política adecuada cuando las masas
radicalizadas están dispuestas a acabar con el orden social vigente.
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Diferentes sectores enfrentan al gobierno en las calles movilizados reclamando
atención a sus necesidades más inmediatas y urgentes, por aumento de salarios y
sueldos, contra las miserables pensiones de los jubilados, por tierras, por la
defensa de los derechos de los indígenas del TIPNIS, motines policiales por
salarios y mejores condiciones de trabajo, contra la reforma educativa retrógrada
y antimagisterio, etc. Si a la incapacidad del gobierno para atender las demandas
de los explotados sumamos la enorme corrupción de los masistas y la decepción
de grandes sectores de trabajadores y clase media por las constantes acciones
del gobierno en contra de la mayoría empobrecida del país, constatamos que las
ilusiones democráticas han desaparecido de la cabeza de los explotados lo que
implica el convencimiento de que las elecciones NO SOLUCIONAN LOS
PROBLEMAS DE LA MAYORÍA DE BOLIVIANAS Y BOLIVIANOS y que las masas
explotadas están lejos de las elecciones y se acercan mas a la revolución.
Amplios sectores del pueblo oprimido son inducidos a seguir las rutas señaladas
por la burguesía lo que no implica necesariamente que tengan ilusión en la farsa
electoral. Pasadas las elecciones estarán nuevamente en las calles combatiendo al
ungido en las urnas por el “pueblo soberano”.
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controlan la explotación del gas y el petróleo y los minerales en el país,
disfrazados de socios del Estado rentista. El MAS es la nueva derecha ante la
debacle de la vieja derecha tradicional.
Los revolucionarios tenemos como tarea por todos los medios posibles la farsa
electoral burguesa, oponer una línea revolucionaria férrea a los avances del
cretinismo electoral, especialmente en el seno de la clase obrera a fin de
reafirmar su condición de clase revolucionaria con la misión histórica de dirigir al
conjunto de la nación oprimida a la revolución.
También hay que combatir la estupidez del “voto castigo” consistente castigar a
Evo votando por alguno de los cretinos de la oposición de la derecha tradicional.
Pero, el segundo aguinaldo ya se acabó, la emoción del Dakar pasó, los precios
de los artículos de primera necesidad subieron y siguen subiendo, ahora por los
desastres naturales. Contra la ley de la gravedad, en el mercado lo que sube ya
no baja más.
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Ante esa realidad no hay circo ni paliativos electoreros que valgan. Los
explotados y oprimidos no abandonaremos nuestra lucha por pan, trabajo,
educación, salud.
Así como la política de pan y circo no pudo evitar el hundimiento del decadente
imperio romano, tampoco las payasadas evistas podrán parar el proceso de
separación de las masas de la impostura masista ni el advenimiento de la
revolución social protagonizada por todos los explotados unidos alrededor del
programa revolucionario de la clase obrera: la instauración de una nueva
sociedad en la que los grandes medios de producción serán de propiedad social
(socialismo) para enfrentar la tarea de superar el atraso, liberar al país de la
opresión imperialista y atender las necesidades del conjunto de la sociedad sin
explotadores chupasangres ni saqueo imperialista.
La guerra del Pacífico estuvo alentada por los capitalistas ingleses a través de
Chile y aunque se declame que la guerra no da derechos, la verdad es que sí
impone derechos del vencedor sobre el vencido. Toda la historia de la humanidad,
plagada de cruentas guerras, da cuenta de ello.
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Bolivia, por su tremendo atraso económico que se traduce en debilidad política,
diplomática y militar frente a Chile no tiene la menor posibilidad de reivindicar su
derecho de acceso al mar por la vía de la fuerza y, en el marco del orden mundial
capitalista, en el que priman los intereses económicos de los más fuertes, es
imposible que logre diplomáticamente que Chile otorgue una salida soberana al
mar a Bolivia.
En el mejor de los casos será una recomendación que no obliga a Chile a ceder
nada, menos cuando se involucra a territorios que fueron del Perú. En resumen,
la demanda boliviana no tiene ni píes ni cabeza, es pura demagogia.
El fallo de La Haya sobre límites marítimos entre Perú y Chile no tiene nada que
ver con la demanda del gobierno del MAS. Pasarán años hasta que se conozca el
fallo del Tribunal de La Haya y a Bolivia le costará una millonada de dólares que
bien podrían servir para atender otras necesidades urgentes en el país.
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Un Presidente indígena en la Bolivia india atrasada, histórica y estructuralmente
opresora de las naciones originarias no podía menos que despertar ilusiones en
las masas. Ilusiones que se fueron transformando en desencanto ante la cada vez
más evidente política de sometimiento del gobierno a la burguesía y a las
transnacionales.
En la misma medida en que los explotados se van diferenciando del gobierno del
MAS retomando las calles para exigir, por la vía de la acción directa, sus
reivindicaciones, el gobierno ha ido acentuando desvergonzadamente su
demagogia y cuando ésta no alcanza, recurriendo al chantaje y la represión sobre
los explotados, sus organizaciones sindicales y políticas.
El ampliado de la COB realizado en Santa Cruz aprobó “el pacto estratégico” con
el gobierno dizque “para cerrarle el paso a la derecha oligárquica”, Abandonando
el proyecto de parar el instrumento político de los trabajadores (Partido de los
Trabajadores) por mandato del congreso de la Central Obrera Boliviana.
La agudización de la miseria puede echar por la borda todas las maniobras que
urde el oficialismo para impedir cualquier conflicto social antes de las elecciones
aun recurriendo a la violencia y la persecución judicial a los dirigentes.
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Tanta arbitrariedad y abuso que ha llegado incluso a las ONGs que los
amamantaron con jugosos sueldos y los adoctrinaron en las ideas posmodernistas
del colaboracionismo de clases, sólo puede ser producto de la desesperación por
anular las críticas al gobierno, ante la constatación de que amplios sectores de los
explotados y oprimidos se han distanciado desilusionados.
Todo se reduce a una mezquina y vil propaganda proselitista para ganar los votos
de los desamparados.
El Presidente que se hará cargo ahora del G77 y que está gastando miles de
dólares para garantizar un evento donde se ensalzará su misoginia por 77 veces,
el empresario cementero que se hace rico explotando a sus trabajadores, el
intelectual de Harvard que estudió con los yanquis cómo exprimir más al
hambriento, el doctorcillo ex alcalde que aprendió a susurrar cantos de sirena
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para atrapar incautos, el prefecto cruceño encargado de fomentar ideas racistas,
regionalistas, autonomistas y que regó con sangre los ríos que ahora se
desbordan.
Todos estos electoreros merecen una patada en sus traseros “solidarios” y el voto
nulo en sus asquerosas elecciones, como castigo del pueblo cansado, hastiado,
emputado de tanto circo sin pan.
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El gobierno del MAS, después de su primera victoria electoral, desarrolló la teoría
de que la transformación del viejo Estado se iniciaba con la instalación de la
Asamblea Constituyente, porque de ella surgiría la estructura de un nuevo Estado
cualitativamente diferente plasmado en una nueva Constitución Política del
Estado que erradique el colonialismo externo e interno y se oriente a uno
incluyente que respete todas las formas de propiedad existentes, la pluralidad
cultural y económica; un Estado solidario, complementario, democrático,
recíproco, etc.
Los teóricos del “socialismo del siglo XXI” tienen que comprender que el
socialismo no puede consolidarse sobre los cimientos de la economía
precapitalista; el socialismo, como una etapa del desarrollo de la humanidad,
significa liberar las fuerzas productivas de las ataduras de las relaciones de
producción capitalistas para que el desarrollo de las máquinas y la capacidad
productiva del hombre sirvan para satisfacer plenamente las necesidades
humanas.
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comprender que la quimera reformista indigenista del MAS está condenada al
fracaso.
Como indicaba Guillermo Lora, hay ideas que valen por todo un programa y la
propuesta de CAINCO es una de ellas. No cabe duda que los empresarios
cruceños le están planteando a Evo Morales que gobierne hasta el año 2025, que
ellos respaldarán su gobierno, importando poco las acusaciones de la oposición
burguesa tradicional de ser un gobierno despótico y autoritario.
¡Ay Evo!, ¿por qué será que los tentáculos financieros del imperialismo y los
empresarios privados, agroindustriales, banqueros, es decir, la burguesía nativa
están tan felices con tu gobierno y te felicitan por la “estabilidad macro
económica” Estabilidad macroeconómica a costa de salarios de hambre que
sistemáticamente van perdiendo su poder adquisitivo, miserable asignación de
recursos en salud y educación, ingentes gastos superfluos con fines electoreros,
ninguna inversión seria en proyectos de industrialización y diversificación de la
producción, es decir, inversión productiva que genere trabajo estable y bien
remunerado, ninguna real nacionalización de los medios de producción de los
sectores estratégicos que generan la mayor parte del excedente de la economía
nacional.
Para acabar con los impostores, los nuevos y los viejos politiqueros burgueses
vende-patrias, hay que echar del poder a la burguesía y del país al imperialismo.
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Materializar la revolución nacional socialista liderizada por la clase obrera y su
partido, el POR.
Hemos señalado que este gobierno, al postular la posibilidad del desarrollo del
país en los limitados marcos nacionalistas de contenido burgués, está condenado
al fracaso. Al no poder materializar la industrialización del país transformando las
materias primas en máquinas y artículos de consumo, impulsar un crecimiento
inusitado de la producción, la creación de un poderoso mercado interno y la
integración de las regiones en torno a ella, la creación de un verdadero Estado
nacional soberano, etc., tampoco podrá atender la satisfacción de las
necesidades vitales de los explotados y en esta medida, terminará chocando con
los insatisfechos y frente a la presión cada vez más agresiva de éstos, no tendrá
otro camino que
buscar cobijo a la sombra del imperialismo recorriendo un proceso de franca
derechización y terminará utilizando la violencia estatal para aplacar los conflictos
sociales.
Morales ha terminado donde tenía que terminar, como buen defensor de la gran
propiedad privada de los medios de producción en manos del empresariado
privado nacional y de las transnacionales imperialistas; se erige en el defensor de
la libre empresa y del derecho que tienen los empresarios de amasar inmensas
fortunas a costa de la superexplotación de la fuerza de trabajo.
Las predicciones que hacía el P.O.R. interpretando las leyes generales del
desarrollo de la lucha de clases en nuestra época y retomando la rica experiencia
vivida durante el ciclo nacionalista ya superado en este país que nos enseña el
destino de los movimientos nacionalistas y de los reformistas de todo pelaje como
inviables y condenados al fracaso, están plenamente confirmadas. Estos
gobiernos que inicialmente pretenden ponerse a la cabeza de la nación oprimida
contra el imperialismo, desarrollando unas veces una política populista e
impulsando el capitalismo de Estado ya no tienen las posibilidades de embobar
indefinidamente a las masas, están condenadas a agotarse rápidamente y
recorrer un vertiginoso proceso de derechización.
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Después de la derrota política de la derecha tradicional, el gobierno del MAS
queda en el escenario como la única expresión de los intereses de las
transnacionales y de la empresa privada nacional; toda su política está orientada
a garantizar jugosas ganancias en favor de los banqueros, de las transnacionales
y de los empresarios nativos que rápidamente se convierten en la nueva base
social del gobierno. El fantasma de la “derecha oligárquica” para contener y
asustar a los explotados que luchan por resolver sus necesidades materiales ha
desaparecido porque todos tienen la convicción de que no hay otra derecha en
este país que el gobierno del MAS.
Frente a la presión cada vez más agresiva de los explotados por resolver sus
problemas de supervivencia cotidiana, el gobierno acentúa cada vez más
nítidamente sus perfiles derechistas. Es un fiel ejecutor de la política imperialista
(FMI y BM) en materia de sueldos y salarios y en la preservación de la salud
macroeconómica del país; marcha agresivamente a potenciar la propiedad
privada en el campo a costa de la destrucción de las formas de propiedad
comunitaria; desarrolla una desembozada política de protección a la grande y
mediana minería privadas; acentúa la tendencia a liquidar importantes conquistas
sociales del movimiento obrero y de los sectores de servicio (liquidación de las
cajas de salud a título de implantar la salud universal y gratuita, la imposición de
una ley de pensiones cuya columna vertebral sigue siendo la capitalización
individual que se traduce en miserables rentas, destrucción del escalafón docente
en el magisterio, etc.).
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burgués del MAS; y antes de que esto se haga realidad terminaron abandonando
al engendro con una política de entreguismo y sometimiento vergonzoso con su
“Alianza Estratégica COB-Gobierno”.
Los trabajadores deben darse cuenta que nada se conseguirá subiéndose al carro
de la democracia burguesa, que su futuro depende de su debida organización y
politización, condiciones necesarias para enfrentar a cualquier gobierno burgués
que salga producto de la farsa electoral. El partido revolucionario no hay que
crearlo, ya está presente, y lo estuvo a lo largo de la historia del movimiento
minero; con probados cuadros, muchos caídos en la vorágine de la lucha de
clases. Es el Partido Obrero Revolucionario (POR), y lo que corresponde es
fortalecerlo para construir una nueva sociedad sin explotados ni explotadores. El
reino de la propiedad social y colectiva sobre los medios de producción.
Las elecciones no resuelven los problemas que vive a diario la población. La falta
de salud, educación, trabajos, etc. Los MASistas, nos dicen que para este mes de
octubre en las elecciones nacionales debemos volver a apoyar al “hermano” Evo,
para profundizar el proceso de cambio, cambio que ni siquiera ellos mismo saben
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hacia donde conduce. Lo único que cambió es que antes, los delincuentes del
palacio eran de cuello blanco y de color rosado y ahora tenemos nuevos
delincuentes disfrazados con chullos, ponchos y ojotas vestidos de color azul.
Los partidos burgueses tradicionales en crisis han quedado huérfanos del apoyo
de la clase dominante (empresarios privados, agroindustriales latifundistas,
banqueros) y del imperialismo y en modo alguno son alternativa para los
explotados desilusionados del gobierno impostor.
La respuesta de los explotados que ya no creen más en las imposturas del MAS
no puede ser otra que el rechazo tanto al MAS como a la oposición tradicional
burguesa afianzando su independencia con el voto nulo.
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Como nos obligan a votar, debemos VOTAR NULO, en repudio a todo el engaño
electoral.
Junto al POR, con el voto nulo señalamos no sólo nuestro repudio a los
politiqueros burgueses sino el camino que nos orienta a preparar la revolución
social que dará a luz a nuestro propio gobierno de Obreros y Campesinos,
asentado en la democracia directa ejercida por las masas desde las asambleas,
cabildos y Órganos de Poder la las masas explotadas.
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Politiquería es demagogia, traición, engaño, carrerismo social y económico.
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PROGRAMA DEL PARTIDO
OBRERO REVOLUCIONARIO
(P.O.R.)
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El rasgo diferencial de los campesinos consiste en que se encuentran desperdigados en toda la
expansión territorial y no han dado nacimiento a grandes concentraciones urbanas; las pequeñas
poblaciones, casi siempre deshabitadas, son débiles puntos de contacto para el intercambio de
productos y centros de una rudimentaria administración. Los moradores de un ayllu o de una región
consideran que ahí comienza y acaba el mundo. No tienen posibilidades para asimilar y generalizar
las experiencias de los campesinos de otras zonas y poseen muy débiles y confusos recuerdos de las
luchas de sus antepasados, pagan muy caro su analfabetismo y su incultura; a todo esto hay que
añadir que son, sobre todo, pequeños propietarios y como tales defienden a sangre y fuego sus
diminutas sayañas y sus unidades de animales, fuente de su aterradora miseria, su mayor ambición
es la de engrandecer su propiedad. Uno de los errores más difundidos en las filas de la izquierda,
últimamente potenciada dentro del M.A.S. consiste en que considera que los campesinos son, por su
propia naturaleza, socialistas (aseveración irresponsable que parte de la deformación histórica que
sienta la tesis del carácter socialista del imperio incaico, error que constituye el rasgo dominante de la
ultraizquierda pequeño-burguesa). El campesino no solamente que no es socialista sino que no
puede adquirir conciencia de clase capaz de superar su naturaleza pequeño-burguesa por el solo
hecho de que lleguen hasta él algunos predicadores. Durante mucho tiempo la izquierda de los
países andinos estuvo dominada por el indigenismo, que consiste en que el comunismo no sería más
que un retorno al "comunismo" del incario, esta postura, además de utópica es conservadora, esto
porque pregona el retorno de un pasado primitivo y ciertamente no comunista. Huellas de esta
aberración pueden encontrarse en quienes tienen como programa la vuelta a los valores autóctonos,
etc.; y ese es el punto alrededor del cual giran las tendencias populistas; el racismo indigenista, que
demagógicamente reclama para las razas aymaras y quechuas la hegemonía del proceso
revolucionario y de la sociedad, es manejado por el imperialismo y la reacción, empeñados en tornar
imposible la alianza obrero-campesina.
Engels escribió en 1893 los siguientes conceptos, por demás sugerentes, acerca de la comunidad
agraria rusa: "En Rusia lo mismo que en cualquier otra parte, no se hubiese podido desarrollar a partir
del comunismo primitivo y de la comunidad agraria una forma social superior, a menos que esa forma
superior existiese ya en otro país y pudiese servir de modelo. Como esta forma superior -siempre que
sea históricamente posible- es una consecuencia necesaria de la forma capitalista de producción y
del antagonismo dualista social creado por ella, no puede desarrollarse directamente a partir de la
comunidad agraria más que como imitación de un modelo existente en alguna parte".
Es el modo individual de la producción de la vida campesina el que impide a los hombres del agro
expresarse políticamente, organizarse como partido político. Su combatividad y firmeza en la lucha
por la tierra y contra la autoridad, permitirán al proletariado llegar al poder y junto a éste ser gobierno.
La lucha defensiva de los sembradores de coca cobra relieve por la acción norteamericana (presencia
abusiva de la DEA o de tropas del ejército) buscando resolver sus problemas y taras del narcotráfico
y drogadicción a costa del agravamiento de la miseria y represión sangrienta de los campesinos.
La hoja de coca forma parte de la cultura y economía de las masas nativas, lo que impone luchar por
el derecho de su libre cultivo, comercialización e industrialización.
Las tan manoseadas consignas de "desarrollo alternativo", "coca, por desarrollo" o autorregulación de
los cultivos por los propios campesinos cocaleros no son más que máscaras para encubrir la
destrucción física de los cocales y de los campesinos, que necesariamente usa la violencia,
uniformada o no.
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La gran masa colonizadora, parte de la clase obrera desplazada, a veces forzadamente, mantiene en
alto la política revolucionaria de su pasado proletario y se suelda en su lucha con los explotados de
las ciudades. En alguna forma es la pieza que une las expresiones sociales del agro y de la ciudad.
No solamente los campesinos, sino también los obreros, luchan por la recuperación de la tierra en
poder de los que no las trabajan, por la construcción de caminos que faciliten la comercialización de
los productos agropecuarios, el no pago de impuestos de la masa que soporta una extrema miseria,
la ampliación de los servicios gratuitos de salud, educación, etc., la legalización y enseñanza de la
lectura en las lenguas maternas, la ciudadanía plena en favor de todos los campesinos, defensa de
las culturas nativas, contra los abusos de las autoridades, etc.
La mayor parte de los campesinos, como consecuencia de los efectos de la reforma agraria
movimientista, son pequeños propietarios, dueños de parcelas minúsculas en un país en el que la
productividad es muy baja, debido a la técnica primitiva que se utiliza en la agricultura. Una parte de
las grandes haciendas han sido devueltas a sus antiguos propietarios y, por lo menos parcialmente,
han quedado sin ser tocadas las llamadas propiedades capitalistas y las clasificadas como medianas,
al Oriente no llegó la reforma agraria, la oligarquía oriental se asienta en su condición de propietarios
de grandes extensiones de tierra, es decir en el latifundio. La sed de tierra no ha sido satisfecha y los
campesinos, de manera espontánea, periódicamente se encaminan a apropiarse del resto de la tierra
que aún queda en manos de sus usurpadores tradicionales y que utilizan el trabajo ajeno.
Al lado de estos pequeños propietarios tenemos a los cooperativistas, generalmente asentados en
propiedades que eran fiscales y ellos mismos han venido de las ciudades y otros centros de trabajo,
donde eran proletarios. Los cooperativistas, gracias a su origen muestran un elevado nivel de
politización, pero viven dominados por los intereses y ambiciones que nacen en el pequeño
propietario; como quiera que su objetivo es producir para el mercado, sufren las consecuencias
negativas del poco desarrollo de los medios de comunicación, de las dificultades de la
comercialización, de la falta de créditos, de cooperación técnica, de los elevados impuestos a sus
productos, de la política oficial que consiste en pretender descargar el desbarajuste económico y el
elevado costo de vida sobre los pequeños productores agropecuarios. Estos problemas, por lo demás
son comunes para los campesinos, los cooperativistas que producen para el mercado y no
básicamente para el consumo de la familia, los soportan de manera más directa y brutal. El Partido
tiene que dar una respuesta concreta a tales problemas y no limitarse a soslayarlos con el fácil
pretexto de catalogarlos como insignificantes o extraños a la clase obrera.
6. La clase media de las ciudades esta compuesta de capas que vienen unas de nuestro pasado y
otras que han sido creadas por las necesidades del capitalismo (la nueva clase media).
En la parte superior se encuentran, precisamente, las criaturas de la penetración imperialista: los
tecnócratas, los administradores, los modeladores de la opinión pública, los intelectuales encargados
de justificar el saqueo y opresión del país por la metrópoli, los profesionales que actúan como
auxiliares de los monopolizadores de los medios de producción, etc. Estas estratas tienen como norte
ascender en el escalón social, hacerse burgueses; el capitalismo, en pago de su fidelidad, a veces las
asimila al equipo que maneja las empresas y las convierte en accionistas menores. La cúspide de la
clase media es la sirviente y aliada de la burguesía nacional y de¡ imperialismo, combate sañuda e
histéricamente al proletariado y a los partidos revolucionarios.
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La mayoría de la nueva clase media (empleados públicos, profesionales jóvenes, maestros,
estudiantes, el grueso de los periodistas y de los intelectuales) está empobrecida y difícilmente
sobrevive en medio de crecientes exigencias económicas y falta de protección social.
La desesperación ocasionada por la miseria y por las medidas represivas, que le alcanzan en gran
medida, la obligan a rebelarse contra el estado de cosas imperante. Después de que experimentan la
traición de su dirección política (nacionalismo, ultraizquierdismo de diversos pelajes, indigenismo) y
buscando la solución para sus problemas más premiosos, se tornan permeables ante la propaganda
revolucionaría y la influencia del proletariado radicalizado en ascenso.
El sector más interesante es el de los estudiantes, de los maestros, periodistas e intelectuales, que,
además de las razones indicadas, por su actividad intelectual, por el manejo de las ideas y de
papeles impresos, pueden ser fácilmente ganados por ideas marxistas. De esta manera se tornan
valiosos auxiliares del proletariado en su lucha, pues pueden realizar con eficiencia determinadas
labores de propaganda y agitación. La masa estudiantil es, por otra parte, una poderosa carga
revolucionaria potencial y en algunas ciudades cobra importancia decisiva en la lucha callejera y en la
agitación de largo alcance. El partido de la clase obrera tiene que dedicar especial atención para
ganar a estas capas sociales. Se deben soldar reivindicaciones universitarias (autonomía
universitaria, co-gobierno paritario docente estudiantil, etc.) y estudiantiles, con la estrategia de la
clase obrera.
La vieja clase media (artesanos, pequeños comerciantes y propietarios) sufren las consecuencias de
su primitivismo tecnológico y de la despiadada competencia de la producción maquinizada y en serie.
El taller artesanal se está disgregando ante nuestros ojos y sólo la incipiente industrialización del país
impide su masiva proletarización. El artesano, para sobrevivir y defender su taller, somete a una
despiadada explotación a toda su familia y carece de la protección estatal. Esta capa social se inclina
naturalmente hacia el proletariado y su enorme número puede convertirse en un importante factor de
lucha revolucionaria. El enorme peso demográfico del artesanado guarda relación inversa con su
papel en la economía nacional, que no es de significación; su desesperada lucha por superar su
extrema miseria lo convierte en importante sector de las masas que diariamente se rebelan contra el
sistema social imperante.
La impresionante masa inmersa en la llamada "economía informal" (inflada en extremo por los efectos
desastrosos de la crisis económica capitalista estructural) adquiere importancia por haber jugado
inicialmente el papel de colchón amortiguador de la exacerbada lucha de clases y por haber concluido
como poderosa fuerza social explosiva.
La gran capa de desocupados, consecuencia de la crisis económica estructural de la sociedad, ha
inflado desmesuradamente al sector de comerciantes hormigas, de cambistas, pisa-cocas, artesanos
improvisados que trabajan algunas horas al día y apenas si ganan para costear su magro sustento
diario. Su constante movilización demuestra que se han convertido en una potente palanca contra el
orden social y su ordenamiento jurídico.
No puede concebirse la lucha política y sindical revolucionaria al margen de artesanos, informales,
pequeños comerciantes, etc.
La miseria desesperante de la clase media contribuye a agudizar la lucha de clases y, por momentos,
se coloca en primera línea en el combate.
Se trata de la consecuencia del poco desarrollo del país y que torna inviable la democracia burguesa,
potenciando, al mismo tiempo, a la acción directa.
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Así como no puede esperarse ya un desarrollo total y libre del capitalismo, tampoco habrá en el futuro
un generoso florecimiento de la democracia burguesa. La mayoría nacional conocerá los beneficios
de la democracia bajo la dictadura del proletariado.
7. La casi inexistente burguesía nacional ha sido reemplazada por el imperialismo, que ha tomado a
su cargo y modelado conforme a sus intereses los aspectos fundamentales de la economía. En el
campo político no ha aparecido un partido burgués nacionalista que exprese en su programa la lucha
contra la opresión imperialista, y no adquirió esa categoría, ese aborto que se llamó Partido Social
Demócrata y que pomposamente se autotituló el partido de los gerentes. En el plano político es la
pequeña burguesía nacionalista la que inútilmente pretende llenar el vacío que debía ocupar la
burguesía nacional.
La privatización de las empresas estatales, la imposición de la economía de mercado, obedeciendo a
las exigencias del. imperialismo (transnacionales), tampoco han logrado la puesta en pie de una
tendencia propia de la burguesía industrial. Son los partidos nacionalistas y los reformistas, los que
dócilmente ejecutan esa política antinacional y antipopular que impide el acelerado potenciamiento de
una burguesía independiente y contrapuesta al imperialismo.
Son esos partidos nacionalistas los que enarbolan los intereses de la clase dominante. Algunos de
ellos, como el MNR, ADN, PDC, etc., han concluido estrangulados por las gerencias empresariales.
La extrema debilidad de la burguesía nacional ha sido, históricamente hablando, la causa de la
extrema miseria de la supuesta democracia y la que ha abierto la perspectiva de los gobiernos
castrenses nacionalistas, que a su modo también intentaron cumplir las tareas democráticas
pendientes de realización.
El desarrollo económico de una parte del Oriente boliviano alrededor de la producción agrícola
destinada a la exportación (desarrollo logrado gracias a considerables inversiones de capital
extranjero, a créditos bancarios y a inversiones estatales en la construcciones de caminos, etc.,
factores que suman a los ingentes recursos naturales de la zona) ha permitido el surgimiento de una
nueva capa social de la clase dominante, la que se conoce con el nombre de burguesía agro-
industrial; es económica y políticamente débil aún pero refleja el despertar de la región tropical.
Sus problemas de crecimiento, agudizados por las características propias de la población
agropecuaria (dificultades de comercialización, ingentes gastos con fines de alto costo de transporte,
necesidad de apoyo bancario para hacer frente a las eventualidades naturales del sector), obligan a
la naciente burguesía agro-industrial demandar del Estado boliviano un apoyo decidido y cuantioso y
que éste está muy lejos de poderle proporcionar. De manera natural se inclina hacia los regímenes
fuertes que sean capaces de imponer autoritariamente orden, trabajo y metas de producción
(consigna grata a los oídos del fascismo) y está dispuesta a apoyarlos a cambio de un decidido
respaldo económico, pues precisa que el Estado les sirva de andadera para luego alcanzar las
alturas. Tiene osadía y es muy exigente, pero no posee la suficiente fortaleza para expresarse
políticamente en su propio lenguaje y hasta ahora no ha dado muestras de interesarse en una
organización política propia. Apoyó, sobre todo económicamente, al golpe fascista de 1971, pero
inmediatamente entró en contradicción con el régimen castrense al ver que sus exigencias eran
constantemente preferidas. Se ha visto que los golpistas de turno invariablemente dirigen la mirada
hacia los potentados orientales y éstos están prestos a poner el hombro a todo aventurero que les
ofrezca ayuda generosa desde el poder.
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La industria nativa, que nació difícilmente bajo la sombra protectora de la gran minería fue perdiendo
importancia paulatinamente, al mismo tiempo que se operaban modificaciones en el seno de la clase
dominante.
Perdido el apoyo de los grandes mineros, buscó la protección del Estado y así vivió parasitariamente,
fueron inútiles sus esperanzas en los programas de desarrollo regional del continente. La
parcelación de América Latina, consecuencia de la política norteamericana, frustró sucesivamente los
planes unionistas.
El capital financiero ha concluido penetrando profundamente a las pocas empresas fabriles con rótulo
de bolivianas.
La minería mediana es la que ha conocido mayores progresos y políticamente muestra una fisonomía
definida e inconfundible. Se ha transformado en el canal por el cual el imperialismo retorna el control
de la industria básica del país y que para aquel tiene valor estratégico. El pujante crecimiento y
concentración de la minería mediana se realiza a costa del estrangulamiento de la pequeña y en
desmedro de los intereses de la empresa estatizada.
Se han levantado las reservas fiscales de las zonas mineras, a fin de que puedan operar libremente
las transnacionales y las empresas nacionales realizar algunos pequeños negocios. Política que se
mantiene sin variantes por todos los gobiernos de turno. Los llamados gobiernos neoliberales de
manera franca y abierta, los gobiernos anti-neoliberales, como se autocalificó el gobierno del MAS, de
manera encubierta disfrazando la presencia de las transnacionales bajo la figura de “socias” y ya no
“patronas”. Ficción que se desmorona cuando todos los proyectos de desarrollo e industrialización de
las materias primas dependen de que las “socias” estén dispuestas a invertir o no, según su
conveniencia.
Los mineros medianos y los empresarios en general no buscan servir a los partidos burgueses -entre
los que hay que incluir al MAS-, sino utilizarlos para controlar el aparato estatal, a fin de enriquecerse
más rápidamente.
8. El gobierno del MAS, después de su primera victoria electoral, desarrolló la teoría de que la
transformación del viejo Estado se iniciaba con la instalación de la Asamblea Constituyente, porque
de ella surgiría la estructura de un nuevo Estado cualitativamente diferente plasmado en una nueva
Constitución Política del Estado que erradique el colonialismo externo e interno y se oriente a uno
incluyente que respete todas las formas de propiedad existentes, la pluralidad cultural y económica;
un Estado solidario, complementario, democrático, recíproco, etc. Está clara la tendencia reformista
de concebir los cambios de la sociedad a partir de las reformas puramente superestructurales, en
este caso legales, en esto consistiría la pregonada “revolución pacífica y cultural” en el marco de la
democracia que consiste en que los oprimidos de hace 500 años ahora tienen el derecho de ser
incluidos en el “nuevo Estado” para participar decisivamente, de igual a igual, con los detentadores
hasta ahora del poder. El resultado de esta concepción reaccionaria queda plasmada en la
Constitución que nace en un parto accidentado y grosero que retrata de cuerpo entero la pobreza
política de sus actores de derecha y reformistas.
La estructura económica del país no cambia. La nueva Constitución diseña un Estado que reconoce
la vigencia de todas las formas de propiedad existentes hasta ahora: de la gran propiedad privada de
los medios de producción en manos del imperialismo y de la raquítica clase dominante nativa, de la
34
pequeña propiedad privada en manos de la inmensa capa media de las ciudades y del campo, de las
sobrevivencias de la propiedad comunitaria de la tierra en el Occidente y en el Oriente y de sectores
de economía estatal que el gobierno, para convertirlas en productivas, busca desesperadamente el
apoyo del capital financiero imperialista.
Todas estas formas de propiedad constituyen la estructura material del país y determinan múltiples
formas de relaciones de producción que, a su vez, definen el comportamiento de las clases sociales,
sus limitaciones políticas y sus posibilidades.
Estas formas de propiedad no se encuentran aisladas entre ellas, coexistiendo como estancos
totalmente separados. Por el contrario, interactúan entre ellas estableciendo relaciones de opresión y
dominación. Unas, por su naturaleza, son la negación de las otras porque sus existencias significan
socavar los intereses materiales de las demás.
La pequeña propiedad privada se rebela contra la grande, este hecho es cotidiano en el agro cuando
los pequeños parcelarios que con el correr del tiempo ven reducidas sus propiedades al punto de que
ya no pueden dar cabida a los nuevos miembros de la familia que se ven obligados a emigrar a las
ciudades para someterse a formas de vida miserables. Estos sectores constantemente presionan
contra la existencia del latifundio y las ocupaciones de tierras son constantes, provocando situaciones
de alta beligerancia.
Las contradicciones de la propiedad comunal con la privada (grande o pequeña) de la tierra también
son constantes a causa del avasallamiento de la primera por las incursiones de los pequeños
propietarios y de los latifundistas a los territorios comunitarios de origen que son el hábitat de los
originarios del Oriente, para citar uno de los múltiples casos que se producen a lo largo y ancho del
país.
Las formas de propiedad estatal son permanentemente socavadas por la gran propiedad privada,
sobre todo por aquella controlada por el imperialismo, en un Estado en manos de la clase dominante.
COMIBOL, en su momento, fue empujada a la quiebra porque fue subordinada a los intereses del
imperialismo y de la empresa privada nativa.
La gran propiedad privada define la suerte de la economía nacional. Subordina y condiciona a las
otras formas de propiedad. Por este canal el país está ligado al mercado mundial y es la fuente de
ingreso de divisas, por mucho que los teóricos de reformismo pretendan sobrevalorar la pequeña
propiedad y la comunitaria.
No se trata de la estúpida interpretación de los teóricos del reformismo en sentido de que existe un
desprecio a las propiedades pequeña y comunitaria, sino de la comprensión cabal de que éstas -en el
actual nivel de desarrollo del capitalismo- son la negación de la posibilidad de un mayor desarrollo de
la humanidad, que se han convertido en un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas.
Las formas de la propiedad comunitaria probablemente serán el punto inicial de la colectivización total
de la propiedad a condición de que se acabe con toda forma de propiedad privada, esto en el proceso
de la construcción del socialismo bajo la dirección de la dictadura del proletariado. Los teóricos
posmodernistas del “socialismo del siglo XXI” cuyos análisis anti-marxistas que niegan la lucha de
clases, tienen que comprender que el socialismo no puede consolidarse sobre los cimientos de la
economía precapitalista; el socialismo, como una etapa del desarrollo de la humanidad, significa
liberar las fuerzas productivas de las ataduras de las relaciones de producción capitalistas para que el
desarrollo de las máquinas y la capacidad productiva del hombre sirvan para satisfacer plenamente
las necesidades humanas; sólo en estas condiciones podrá sobrevenir el comunismo superior.
35
Esta contradictoria y compleja estructura económica del país y la preeminencia de la gran propiedad
privada de los medios de producción es punto clave para comprender que la quimera reformista del
tránsito pacífico y a largo plazo al “socialismo del siglo XXI” está condenada al fracaso. La tesis marx
– leninista- trostkysta, en este punto, señala con claridad que –a esta altura del desarrollo del
capitalismo- ya no es posible el desarrollo de los países capitalistas atrasados como Bolivia en el
marco de las relaciones de producción capitalistas; el imperialismo se interpone como el principal
obstáculo a este desarrollo y, en esto, estriba su carácter reaccionario y decadente. Esta realidad se
encarga de desnudar, por otra parte, la falacia de que pueden coexistir armónicamente todas las
formas de propiedad que consagra la Constitución como fundamento material de un país “solidario,
complementario, recíproco, incluyente”, etc. Los “sabios“ analistas y teóricos del reformismo que no
comprenden esta realidad, están condenados a caer en el subjetivismo más grosero y a desarrollar
una política reaccionaria al negar la lucha de clases y el derecho de los explotados a usar la violencia
para echar por tierra el actual orden social decadente. Consecuentes con esta política reaccionaria,
por ejemplo, penalizan la violencia (acción directa) de los explotados en su proyecto de la nueva ley
laboral.
36
en determinado momento utilizan su explosividad revolucionaria como el motor que empuja al
proletariado al poder; éste no conquista el control del aparato estatal como clase obrera aislada,
como resultado de su actividad puramente clasista, sino marchando sobre los hombros de los
campesinos y de los sectores mayoritarios y empobrecidos de la clase media de las ciudades. Los
campesinos siguen y apoyan al proletariado no en consideración de que aquellos no son
instintivamente comunistas, sino porque no encuentran ningún otro canal para satisfacer sus
necesidades más premiosas. El proletariado boliviano es demográficamente minoritario y, pese a su
gran politización, arrastra las consecuencias del atraso cultural del país. Su situación minoritaria le
impide plantearse la posibilidad de tomar el poder como clase aislada y, consiguientemente, de
realizar una revolución puramente socialista. Si la clase obrera se aislase del resto de las clases
oprimidas para instaurar su propio gobierno no podría mantenerse en el poder, porque tendría a la
mayoría nacional en su contra. El aspecto negativo de su escaso número se supera cuando el
proletariado se convierte en caudillo nacional, cuando sus planteamientos adquieren carácter de
planteamientos nacionales, cuando se toma portavoz de la mayoría nacional del país. La evolución de
la conciencia de clase del proletariado (no un reflejo mecánico del perfeccionamiento tecnológico de
la explotación capitalista, sino, en gran medida, el resultado de todo un proceso en la superestructura
y sujeto a sus propias leyes)se expresa en la estructuración del Partido Obrero Revolucionario, cuyo
programa expresa políticamente los intereses de aquel. La historia del Partido Obrero Revolucionario
es la historia de la clase obrera y de la misma revolución boliviana, cuya teoría es una de sus obras
gigantescas; no solamente es la indiscutida vanguardia revolucionarla, sino que ha dado pruebas de
su capacidad de actuar como dirigente en la lucha de clases, poseyendo al respecto una valiosa
experiencia. El Partido Obrero Revolucionario es, como corresponde al estado mayor del
proletariado, un partido centralizado y conformado por revolucionarlos profesionales, estructurado
sobre el eje del centralismo democrático.
Es fácil comprender por qué Trotsky anotó que la opresión imperialista, siendo de carácter nacional y
no exclusivamente clasista, lejos de aminorar y anular la lucha de clases en la nación oprimida, la
acentúa.
Cuando decimos que el proletariado cumplirá las tareas democráticas, nos estamos re firiendo
también a la liberación nacional, lo que quiere decir que debe derrotar políticamente a las direcciones
de las clases oprimidas no proletarias, para poder ganar a las masas que hasta ese momento
controlaban.
La revolución boliviana será la revolución protagonizada por las masas, por la nación oprimida por el
imperialismo (y en su seno no una sino varias clases) bajo la dirección del proletariado, que llegará al
poder en calidad de caudillo nacional e instaurará el gobierno obrero-campesino (dictadura del
proletariado), directamente apuntalado por los campesinos y los sectores mayoritarios y
empobrecidos de la pequeña burguesía de las ciudades.
La revolución boliviana se integra a la revolución internacional y principalmente latinoamericana, pues
sus problemas solamente podrán solucionarse en el marco de los Estados Unidos Socialistas de
América latina.
La contradicción básica es la que se da entre la nación oprimida y la nación opresora
(imperialismo),pero la nación oprimida se expresa políticamente a través de la política revolucionaria
del proletariado.
37
III. LA MADUREZ POLÍTICA DEL PROLETARIADO
(El ciclo nacionalista)
38
Revolucionario plantea la necesidad de que la lucha revolucionaria del proletariado incluya en su
programa la liberación efectiva de la mujer, doblemente oprimida en esta sociedad clasista. No
solamente se trata de conquistar el salario igual para el trabajo igual, sino de que las mujeres gocen
de los mismos derechos civiles y políticos que los hombres, que las mujeres en su integridad tengan
acceso a las fuentes de cultura, etc.
La liberación de la mujer es un problema social y pasa por la destrucción de la gran propiedad privada
burguesa y la socialización de los medios de producción, que permitirá liberarla de la esclavitud del
hogar
La juventud ocupa un importante lugar en la lucha revolucionaria, particularmente en Bolivia donde el
proletariado (es demasiado joven; el movimiento juvenil constituye uno de los valiosos capitales del
partido obrero. El POR vanguardiza la batalla en pro de las reivindicaciones juveniles, organiza a los
j+ovenes y les entrega su bandera de combate:
Cese a la discriminación en contra de la juventud en los lugares de trabajo; libre acceso a los
institutos de enseñanza que deben ser gratuitos y dejar de ser monopolio del privilegio clasista;
derecho a voto desde los 18 años; lucha contra la cesantía; alfabetización en lenguas madres, etc.
Así la vanguardia obrera ha creado la teoría de la revolución boliviana y los métodos de lucha y
organizaciones propios de las masas.
La lucha revolucionaria partirá de estas conquistas.
Son las masas politizadas y radicalizadas, al desplazarse hacia la izquierda y al acentuar su
superación de las ilusiones democráticas, las que desenmascaran y empujan hacia la trinchera
burguesa democratizaste a los partidos reformistas y revisionistas, que en su derechización chocan
inevitablemente con los explotados.
En el campo de la izquierda obrera únicamente el POR se levanta como el faro revolucionario,
particularmente después del hundimiento del foquismo, que ha pagado tan caro su pecado de actuar
de espaldas a las masas, a las que no pocas veces ha intentado reemplazar.
Está fuera de toda duda que la victoria de las masas será la victoria del Partido Obrero
Revolucionario.
El Partido Obrero revolucionario es la expresión ideológica de la política revolucionaria del
proletariado, que se exterioriza en la lucha instintiva de las masas y cuya esencia es la insurgencia de
la propiedad social contra la gran propiedad privada burguesa de los medios de producción, que ya
ha caducado totalmente.
Ahí acaba la pujanza del instinto comunista de las masas obreras. La materialización del
aplastamiento de la gran propiedad privada por la social se da en el plano de la victoria de la política
revolucionaria, lo que exige que la dirección de las masas señale el camino que conduce a la
conquista del poder político. La finalidad estratégica de la vanguardia revolucionaria es la revolución y
dictadura proletarias; la táctica que se emplee debe corresponder a la estrategia. Tal es la esencia de
las leyes del desarrollo cuantitativo y transformación cualitativa de la sociedad, en nuestro caso de la
boliviana. Lo anterior es la esencia del programa de transición, es decir, que las medidas que se
empleen deben permitir que las masas marchen hacia la materialización de la estrategia de la clase
obrera. Dos ejemplos: el salario mínimo vital con escala móvil referida al precio de las mercancías; la
escala móvil de horas de trabajo (dividir las horas de trabajo disponibles entre el número de obreros,
activos y desocupados) para acabar con la cesantía masiva. Estas medidas demuestran la
39
imposibilidad del capitalismo agotado para resolverlas, lo que permitirá que las masas se encaminen
a la toma del poder.
40
el Estado burgués, cuando se tornen favorables las condiciones para la fusión de la acción del partido
y la vanguardia con el grueso de la clase y las masas, la experiencia adquirida volverá a reflotar.
Los diferentes gobiernos burgueses de turno, incluido el MAS, fruto de la farsa electoral, no han
transformado la naturaleza esencial del país, por el contrario, se ha esforzado por remozar las
relaciones económicas basada en el respeto a la propiedad privada de los medios de producción
(tanto la grande como la pequeña), en asegurar a las trasnacionales el sometimiento del país a los
intereses del gran capital financiero imperialista, vale decir en reproducir las condiciones históricas
que determinan el atraso del país y en reeditar, adornos indigenistas más o menos, la experiencia
fallida del nacionalismo burgués (en todas sus variantes) que se agotó en el empeño inviable de
desarrollar las fuerzas productivas del país en el marco del capitalismo en decadencia y
descomposición.
De ahí que no sea de extrañar que hoy al igual que a principios del siglo XX, la democracia y el
parlamentarismo en Bolivia sean una farsa, un circo con cada vez más mediocres y peores payasos,
que se diputan los mismos y viejos tradicionales problemas sobre el fraude, el cohecho y la “pureza
del sufragio”, sobre la ausencia de independencia de los poderes del Estado respecto del Ejecutivo,
sobre la dictatorial conducta del Ejecutivo, que se asegura mayorías amaestradas.
Los cantos de sirena de la “nueva” Bolivia después de la supuesta refundación producto de la
elaboración de una nueva constitución mediante la Asamblea Constituyente, ocultan el hecho de que
el nuevo diseño del Estado burgués, pese a que se haya llevado a cabo en nombre de una
“descolonización”, constituye la reconstrucción del Estado semicolonial boliviano a la medida de las
teorías imperialistas posmodernas como la “interculturalidad” (convivencia pacífica entre opresores y
oprimidos) y la descolonización subjetiva (que no depende de resolver los cimientos materiales de la
dominación).
Las explotados bolivianos sólo conocerán los beneficios de la democracia con el advenimiento de la
revolución y dictadura proletaria (Gobierno obrero-campesino) que estará estructurado sobre los
órganos de poder de las masas que aplicarán la democracia directa y someterán a ella a todas las
otras formas de representación o delegación de mandato.
41
SELECCIÓN DE ARTÍCULOS DEL
BOLETÍN No. 25 DEL COMITÉ
DE ENLACE POR LA
RECONSTRUCCIÓN DE LA IV
INTERNACIONAL (CERCI)
42
B) Las políticas antiobreras de ajuste implementadas por todos los gobiernos
burgueses, orientadas a precarizar las condiciones de trabajo y que apuntan a
descargar el peso de la crisis sobre la clase obrera y las masas explotadas, viene
empujando al proletariado a ganar las calles y resistir a través de la movilización
y la acción directa dichas medidas. Las recientes movilizaciones de los obreros
Franceses, de los Chilenos en Valparaíso, de los trabajadores en la Argentina, en
México, EE.UU, Canadá y en otras latitudes dan cuenta de ello. El proletariado no
está dispuesto aceptar dócilmente que la burguesía descargue la crisis sobre sus
hombros. No vivimos un periodo de derechización de las masas, por el contrario
vivimos un periodo donde la tendencia dominante es hacia la agudización de la
lucha de clases.
C) El proletariado, tensionado por la crisis, se apertura a las ideas
revolucionarias, ve con simpatía a los agitadores que traen ideas revolucionarias,
comunistas. En Latinoamérica y en el mundo la clase obrera busca
instintivamente una salida revolucionaria a la crisis capitalista.
D) Allá donde la clase obrera gana las calles para enfrentar a los gobiernos de
turno, invariablemente arrastra tras de sí a la pequeña burguesía, a los
estudiantes e intelectuales de la clase media. En ausencia del proletariado, la
clase media en su desesperación frente al agravamiento de la crisis adopta
posiciones reaccionarias y hasta pro fascistas, se convierte en el puntal que lleva
al poder a corrientes derechistas y abiertamente pro imperialistas, para luego,
pasado muy breve tiempo, nuevamente oscilar hacia el proletariado, cuando los
gobiernos, al servicio del capital financiero, que recibieron su apoyo en la víspera
atacan más duramente las condiciones de vida de las masas y de la propia clase
media.
E) El acierto en los pronósticos, se explica en razón a las premisas que sirvieron
de base para los análisis realizados:
1. Vivimos la época del capitalismo monopolista en su fase de desintegración.
2. El reparto del mundo realizado a la conclusión de la II guerra mundial se ha
agotado.
3. La burguesía y el imperialismo, en el afán de revertir la tendencia a la caída en
la tasa media de ganancia, no tiene más remedio que buscar la forma de
intensificar la explotación de la fuerza de trabajo, a través de la precarización de
las condiciones de vida y trabajo del proletariado y las masas trabajadoras.
4. Rebajar el valor de la mercancía fuerza de trabajo es un imperativo para la
sobrevivencia del gran capital, a la par de exacerbar la guerra comercial y los
aprestos bélicos.
5. La destrucción parcial de las fuerzas productivas del periodo inmediatamente
precedente no fue suficiente como para inaugurar un periodo relativamente
amplio de expansión de los negocios para la burguesía imperialista. El carácter
cíclico de la crisis estructural del capitalismo se acelera. No se han terminado de
43
sobre montar los estragos ocasionados por la crisis del 2008 cuando se
sobreviene otra quiebra financiera, otra crisis, seguida de otro descalabro y así
sucesivamente.
F) Invariablemente, en cada arremetida del proletariado y los oprimidos contra la
burguesía y sus gobiernos, se hace más que evidente la crisis de la dirección
revolucionaria, ya sea por su ausencia o por su debilidad y/o inexperiencia política
y organizativa. El retraso de la revolución proletaria da paso al avance de la
barbarie.
G) En América Latina el ciclo de los gobiernos burgueses nacional reformistas,
autoproclamados, indígenas, populares y de un presunto socialismo de nuevo
cuño (Socialismo del siglo XXI) está agotado, invariablemente, estos gobiernos
han terminado hundidos en la más escandalosa corrupción y chocando con las
masas que hasta la víspera depositaron sus ilusiones en ellos. El fracaso de estos
experimentos nacional reformistas, viene a confirmar la tesis marx-leninista-
trotskista en sentido de que en la época de decadencia y desintegración del
capitalismo no es posible esperar el desarrollo integral de las fuerzas productivas
que permita superar el atraso y la miseria crónica de la región. En el marco del
respeto a las relaciones capitalistas de producción, no hay lugar para un
desarrollo de las fuerzas productivas que responda a los intereses de las naciones
oprimidas, mucho menos creyendo posible contar con la colaboración del capital
financiero imperialista.
H) La caída de estos gobiernos burgueses, presuntamente de “izquierda” no
implica una derrota de las masas, como el reformismo pretende hacer creer. Por
el contrario, los nuevos gobiernos derechistas salidos de las urnas, gracias al
respaldo electoral derivado del malestar social de la clase media descontenta, son
gobiernos cuya estabilidad se apoya en la colaboración de la burocracia sindical y
que pretenderán resolver su debilidad política recurriendo a formas dictatoriales.
Más temprano que tarde se enfrentan a las masas que no están dispuestas a
aceptar que se les pase la factura de la crisis. Estos gobiernos se ven obligados a
endurecer y acentuar las amenazas y sus contornos represivos como el único
medio para mantener a raya al proletariado y las masas oprimidas. A diferencia
de sus predecesores no cuentan con un capital político de ilusiones en las masas
en sentido de que ellos realizarán grandes transformaciones sociales que traerán
aparejadas la liberación nacional y social de los explotados.
I) La realización plena de los planteos autoritarios y hasta fascistas de la
burguesía tropieza con el obstáculo de que las masas en general y el proletariado
en particular no han sido físicamente derrotadas. Lo que no implica que hacia
adelante eso no pueda suceder.
J) El hundimiento político de los gobiernos nacional-reformistas, arrastra consigo
a los stalinistas, a toda la “izquierda” reformista latinoamericana y entre ellos a
los centristas y oportunistas que alguna vez se reclamaron del trotskismo.
44
K) Toda la “táctica política” de los que en algún momento se reclamaron del
trotskismo, y que en el periodo reciente caracterizaron como “progresistas” a los
gobiernos burgueses dirigidos por el nacional reformismo, han terminado
poniendo en evidencia que por el camino del electoralismo, del “entrismo” y la
colaboración o el “apoyo crítico” a los supuestos gobiernos “populares” no es
posible poner en pie un partido revolucionario.
L) Los hechos evidencian que no hay “atajos” en la tarea de poner en pie el
partido revolucionario, entendido como partido programa, capaz de dar expresión
política consciente al instinto comunista del proletariado. El desarrollo del
programa de la revolución para cada país, es una tarea ineludible si se quiere
hacer la revolución social que sepulte al capitalismo. Este programa implica el
conocimiento de la realidad que se pretende transformar, de las particularidades
nacionales, que no son otra cosa que la refracción de las leyes generales del
capitalismo en un contexto histórico, geográfico y cultural particular. La
Internacional se nutre y revitaliza a partir del desarrollo de estos partidos
programa a condición de que sean capaces de penetrar y transformar al
proletariado de su respectivo país.
M) La tarea fundamental del momento es ir al encuentro del instinto comunista
del proletariado, para darle forma política consciente, es decir, organizada en
partido programa, que trasforme a la clase obrera en clase para sí, capaz de
tomar el poder, sepultar al capitalismo y poner en pie la nueva sociedad
comunista.
N) La restauración capitalista en China, se produce en el periodo de agotamiento
del reparto económico mundial derivado de la II Guerra mundial. Esta vertiginosa
expansión económica tiene como base la sobreexplotación de la fuerza de trabajo
y la preservación de control estatal en manos del PCCH de los rubros
fundamentales de la economía y del comercio exterior. En gran medida el actual
potenciamiento de la economía china resulta de los acuerdos chinos
norteamericanos de la década del 70, acuerdos realizados en el marco de la
guerra fría y que obedecían a la pretensión del imperialismo Norteamericano de
usar a los chinos como freno contra la expansión soviética. Hoy, China convertida
en una potencia económica mundial rivaliza con los intereses de importantes
sectores del capital financiero norteamericano. La guerra comercial desatada por
el gobierno de Trump para obligar a los chinos a ceder espacio a las mercaderías
norteamericanas, podrá lograr ciertas concesiones, pero bajo ninguna
circunstancia conjurar las contradicciones estructurales que empujan la
confrontación entre las fuerzas productivas hiperdesarrolladas y la estrechez del
mercado, vale decir el choque entre el modo de producción basado en la máquina
casi robotizada y la producción socializada con el modo de intercambio vigente,
resultado de la vigencia de la gran propiedad privada burguesa, de la apropiación
individual y privada del producto social.
45
O) La unidad económica europea está en franco retroceso. El imperialismo
norteamericano en el marco de la guerra comercial desatada viene empujando la
desintegración de la comunidad económica europea. El Brexit es parte de ese
proceso. La resistencia, por parte de un sector de la burguesía inglesa, resulta de
la evidencia de que la economía de la Isla, sea cual fuese la forma de su
aplicación terminará afectada, perdiendo peso económico e importantes
mercados.
47
2 de Febrero 2019
52
ARTÍCULOS “MASAS” Bolivia
SOBRE EL TEMA DE
VENEZUELA
Venezuela.
LOS REVOLUCIONARIOS NO PODEMOS HACER CORO
A LOS ATAQUES DEL IMPERIALISMO Y SUS LACAYOS
DE LA OEA CONTRA VENEZUELA
Nicolás Maduro se ha posesionado fraudulentamente para un nuevo mandato. La
OEA que siempre ha actuado como una agencia del imperio norteamericano ha
desconocido el nuevo mandato de Maduro en nombre de la defensa de la
democracia. Reconocen al opositor Juan Gaidó, autoproclamado Presidente
interino de Venezuela, Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela
desconocida por la Asamblea Nacional Constituyente promovida por Nicolás
Maduro el 1° de mayo del 2017 mediante decreto presidencial y que asumió
facultades plenipotenciarias por encima de los demás Poderes públicos del
Estado.
En Bolivia los opositores de la vieja derecha han alzado el grito al cielo
condenando la presencia de Evo Morales en el acto de posesión de Maduro en
Venezuela y su total apoyo a Maduro y la supuesta revolución socialista del Siglo
XXI.
53
La revolución Bolivariana iniciada por Hugo Chávez, así como el “Proceso de
Cambio” en Bolivia, es una impostura reformista que, como todos los intentos
reformistas en los países capitalistas atrasados de parchar el orden burgués con
medidas de corte social, pero respetando la base económica material de la
sociedad capitalista, es decir la gran propiedad privada burguesa y la inversión
imperialista en la explotación de los recursos naturales, fracasan y concluyen
fatalmente cayendo en la corrupción y el sometimiento a los intereses del
imperialismo y de sectores las burguesías nativas.
El caso venezolano es patético; su supuesto “Socialismo del Siglo XXI” ha llevado
la economía al desastre al punto de que miles de venezolanos están emigrando a
otros países para sobrevivir, la corrupción del régimen es terrible.
Como señala Manuel Sutherland en la revista Nueva Sociedad 274, marzo-abril
2018, la ruina de Venezuela no se debe al “socialismo” ni a la “revolución”, sino a
“una masiva transferencia de renta hacia el capital importador y hacia una casta
burocrático-militar que vive a costa de las arcas públicas mediante la
sobrevaluación del Bolivar y las importaciones fraudulentas para captar divisas a
precios preferenciales. … a las claras se observa es un proceso de
desindutrialización severo en favor de una casta importadora-financiera …. Una
inconcebible transferencia de la renta petrolera del Estado “socialista” hacia los
importadores … es el negocio más oneroso y lesivo a la nación que se pueda
imaginar. ”
Denunciamos y combatimos al chavismo como un régimen proburgués reformista
y corrupto. Llamamos a los explotados venezolanos encabezados por la clase
obrera a levantar sus propias banderas de lucha contra el orden burgués opresor,
al margen de la impostura chavista y de la oposición derechista que conspira bajo
el manto imperialista, para derrocar al gobierno de Maduro.
Sin embargo no podemos perder de vista que nuestro mayor enemigo es el
imperialismo y que es nuestro deber defender a cualquier país, por muy
abominable que sea su régimen de gobierno, cuando éste es atacado por el
imperio.
Defendemos la soberanía de los países oprimidos bajo el principio que sus
problemas deben ser resueltos por su propio pueblo rechazando la injerencia
imperialista.
Deben ser los explotados venezolanos y particularmente su clase obrera quienes
superen la impostura chavista y ajusten cuentas con Maduro bajo sus propias
banderas y no las de los “demócratas” al estilo de Macri en la Argentina, el brutal
Bolsonaro en el Brasil, Piñeira en Chile, etc. todos lacayos del imperialismo y
“democráticos” verdugos de sus pueblos.
54
FRACASÓ EL INTENTO DE DERROCAMIENTO DEL
GOBIERNO DE MADURO POR EL IMPERIALISMO EL 23
DE FEBRERO
“La tarea de defender la autodeterminación de Venezuela, oponerse al
derrocamiento del gobierno de Maduro por el imperialismo y la oposición servil no
es contraria a la tarea de organizar a la clase obrera para que tome el poder e
instituir el gobierno obrero-campesino.” (Massas 582, POR-Brasil, marzo 2019)
55
explotados y oprimidos, la tarea de acabar con la impostura del Socialismo del
Siglo XXI, establecer su propio gobierno, el gobierno obrero-campesino, que
acabe con la gran propiedad privada burguesa, libere a Venezuela de la opresión
imperialista, encare la lucha por consolidar la revolución proletaria y establecer el
verdadero socialismo que significa propiedad social sobre los grandes medios de
producción.
Pero para ello es imprescindible la organización de la clase obrera como partido
obrero revolucionario. La ausencia de la organización independiente de la clase
obrera ha permitido que la farsa revolucionaria del chavismo empuje al país a la
debacle y abra las puertas a la reacción burguesa bajo el mando del gobierno de
Trump y sus aliados.
La caída de la Unión Soviética dio luz verde a una ofensiva ideológica sin
precedentes contra las ideas del socialismo. El colapso de las economías
planificadas bajo control burocrático del Este se presentó como la prueba
definitiva del fracaso del “comunismo” y, por supuesto, de las ideas de Marx. Los
defensores del capitalismo vieron en la caída de la Unión Soviética la
demostración de que su sistema era el único posible.
56
Hace veinte años, la clase dominante estaba eufórica después de la caída del
Muro de Berlín. Soñaban con un Nuevo Orden Mundial basado en la paz y la
prosperidad. Se imaginaron que el actual auge económico temporal significaba no
sólo un retorno a los días de su juventud, sino también a la abolición de todas las
crisis. Prometieron un mundo de paz y prosperidad, un nuevo paradigma de
crecimiento económico ininterrumpido.
Estas ilusiones se hicieron añicos rápidamente. Hoy no queda piedra sobre piedra
de los sueños de la burguesía. Todas esas promesas han demostrado ser falsas.
La actual crisis del capitalismo es probablemente la más grave en toda su
historia. Las enormes deudas de los bancos se han convertido en enormes deudas
de los gobiernos. La enormidad del endeudamiento, que pesa como una losa
sobre la economía mundial, impide la recuperación.
¿NUEVAS IDEAS?
En la batalla ideológica en defensa del marxismo, tenemos que hacer frente a
todo tipo de ataques. Hay ataques frontales que proceden directamente de la
burguesía y sus ideólogos. Este tipo de crítica es la más fácil de detectar y
contestar. Pero hay otro tipo de ataque que es un poco más difícil de abordar,
porque aparece disfrazado como una crítica amistosa que no propone abolir el
marxismo sino solamente introducir unos pocos cambios para “ponerlo al día”.
Estamos ante una versión modernizada de las viejas ideas del reformismo. En mi
libro, Reformismo o Revolución, he demostrado que no hay nada nuevo en el
"Socialismo del siglo XXI". Aquí no encontramos ni una sola idea nueva, sino sólo
una repetición bastante pobre de las viejas ideas acientíficas de los socialistas
utópicos como Proudhon y Robert Owen que ya hace mucho tiempo fueron
respondidas por Marx y Engels.
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Toda esta charlatanería sobre "ideas enteramente nuevas y originales" resulta
superficialmente atractiva. Después de todo, ¿quién no preferiría un bonito coche
nuevo o un ordenador último modelo en lugar del modelo del año pasado? Pero
en realidad, la analogía es falsa y contradice nuestra experiencia. Lo nuevo no es
necesariamente mejor en todos los casos, tampoco algo por ser viejo es
necesariamente malo. Un coche o un ordenador nuevos que no funcionen son
peores que unos viejos que sí lo hagan.
La rueda es una invención bastante vieja, pero después de miles de años sigue
funcionando bastante bien. ¿Qué deberíamos pensar de alguien que nos pide que
abandonemos la rueda (porque es vieja) y busquemos una rueda del siglo XXI?
¿Qué tipo de rueda sería ésta? ¿Triangular, quizás cuadrada? Cualquiera que sea
la forma que tome, estamos convencidos de que no nos llevará un solo paso más
lejos.
El motivo por el que estos libros son tan difíciles de leer no es porque tengan un
contenido profundo, sino justamente por lo contrario. Aquí, la falta absoluta de
contenido se ve generosamente compensada por una riqueza de lenguaje
complicado, vocabulario oscuro y un auténtico laberinto de enredada sintaxis.
Sobre este tipo de cosas el viejo Hegel comentó en una ocasión: “De la misma
manera que hay una anchura que está vacía, también hay una profundidad que
está vacía”. Estas palabras expresan todo lo que es necesario decir sobre el tema.
VENEZUELA Y CUBA
Uno de los argumentos de Dieterich es el supuesto "bajo nivel de conciencia de la
clase obrera". Es imposible escuchar estos argumentos sin un profundo sentido
de indignación. En Venezuela, durante la última década, las masas han
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demostrado una y otra vez su alto nivel de conciencia. Salvaron la revolución el
13 de abril de 2002 cuando las masas salieron, sin dirección ni partido, para
derrotar el golpe de Estado reaccionario organizado por los dueños de los bancos,
la industria y la tierra, junto con los generales reaccionarios, la Iglesia y el
imperialismo. Y posteriormente, salvaron la situación durante el paro patronal
petrolero y en el referéndum revocatorio.
Los reformistas creen que es posible llegar al socialismo sin nacionalizaciones, sin
revolución, sin lucha de clases. Esta es una idea muy peligrosa. Los reformistas
afirman que la revolución no debe traspasar los límites de la propiedad privada de
la gran burguesía, que en lugar de la expropiación de las palancas fundamentales
de la economía se debe fomentar las pequeñas cooperativas, que en lugar de la
economía planificada se debe implementar el modelo keynesiano, en fin, que la
revolución se debe detener a medio camino. Pero toda la historia demuestra que
no se puede hacer una revolución a medias.
La burguesía de América Latina ha tenido dos siglos para mostrar lo que puede
hacer, y todo lo que ha logrado es desperdiciar el colosal potencial productivo del
continente. Che Guevara lo señaló hace mucho tiempo, cuando dijo: "…las
burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al
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imperialismo –si alguna vez la tuvieron– y sólo forman su furgón de cola. No hay
más cambios que hacer: o revolución socialista o caricatura de revolución".
(Ernesto "Che" Guevara, Mensaje a los pueblos del mundo a través de la
Tricontinental.)
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de la crisis”. Otros dicen “Si recortamos los gastos públicos, provocaremos una
nueva caída”. Y ambos tienen razón.
Es interesante señalar que tanto en la Revolución Inglesa del siglo XVII como en
la Revolución Francesa del siglo XVIII, la causa inmediata eran los déficits
desmesurados de los gastos públicos. En ambos casos, la cuestión de fondo era la
misma: ¿quién va a pagar? Por todas partes, la clase dominante quiere colocar
todo el peso de su bancarrota sobre las espaldas de la clase trabajadora, la clase
media y los sectores más pobres y vulnerables de la sociedad: los desempleados,
los enfermos, los ancianos, los discapacitados… La máscara sonriente del
“capitalismo con rostro humano” ha caído, para revelar la auténtica cara de la
burguesía. El fracaso estrepitoso de Obama en los EEUU es una expresión de este
hecho.
El error de los reformistas es que creen que es posible volver atrás, a un período
cuando el auge económico que siguió a la Segunda Guerra Mundial permitió a la
burguesía en Europa y en los EEUU hacer concesiones importantes a la clase
obrera para suavizar la lucha de clases. Pero esto ahora es imposible. Desde un
punto de vista capitalista, no sólo es imposible llevar a cabo nuevas reformas, es
imposible tolerar el mantenimiento de las reformas conquistadas por el
movimiento obrero durante los últimos cincuenta años.
Por todas partes vemos el despertar de las masas que buscan una salida. Se está
abriendo un nuevo periodo de la lucha de clases. En América Latina la tendencia
revolucionaria ha ido más allá que en ninguna otra parte. Pero vemos una
reactivación del movimiento obrero en Francia, Grecia, España, y otros países de
Europa. Por todas partes existe un cuestionamiento creciente del capitalismo y un
interés cada vez mayor por las ideas del socialismo y del marxismo.
Por supuesto, está muy bien debatir las ideas del socialismo, y nosotros
participaremos en este debate con el mayor de los entusiasmos. Lo que no está
tan bien es que haya personas que intenten apropiarse el derecho a monopolizar
cualquier interpretación del socialismo del siglo XXI, introduciendo confusiones de
todo tipo. Peor todavía es el intento de presentar un tipo de “socialismo” que
resulta ser exactamente lo mismo que el capitalismo.
Hace mucho tiempo, Fidel Castro rechazó el "modelo chino", ya que era sólo otro
nombre para la restauración del capitalismo. Pero incluso si fuéramos a
considerar esta opción, quedaría inmediatamente claro que no se puede aplicar a
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Cuba. Las condiciones concretas son completamente diferentes. Cuba es una isla
pequeña con poca población y pocos recursos. China es un vasto territorio con
más de mil millones de habitantes, muchos recursos y una base industrial fuerte.
El gigantesco campesinado chino ha supuesto una vasta reserva de mano de obra
barata a empresas las capitalistas de China, ha suministrado constantemente a
las fábricas de Guangdong con obreros que en la práctica trabajan bajo
condiciones de esclavitud por salarios muy bajos. La única cosa que una variante
cubana tendría en común con China es la última: los bajos salarios.
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