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DOSSIER ESCUELA

NACIONAL DE CUADROS
Partido Obrero revolucionario

* “EL P.O.R. FRENTE AL M.A.S. Y LA FARSA ELECTORAL”


Ediciones Masas Marzo 2014

*PUNTOS DE LOS CAPÍTULOS II Y III DEL PROGRAMA DEL


P.O.R.

* SELECCIÓN DE ARTÍCULOS DEL BOLETÍN No. 25 DEL COMITÉ


DE ENLACE POR LA RECONSTRUCCIÓN DE LA IV
INTERNACIONAL (CERCI)

* ARTÍCULOS “MASAS” Bolivia SOBRE EL TEMA DE VENEZUELA

* “NO HAY NADA NUEVO BAJO EL SOL” Alan Woods

BOLIVIA – ABRIL 2019


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EL P.O.R. FRENTE AL M.A.S.
Y LA FARSA ELECTORAL

Las elecciones y la democracia burguesas no


solucionan nada.

Los politiqueros ya se encuentran en plena


campaña, mintiendo y sacando a la luz
mutuamente sus trapos sucios.

Ediciones

2
Marzo 2014

El P.O.R. ha sido y es un actor decisivo en el desarrollo de la lucha social en


Bolivia y particularmente de la lucha del proletariado boliviano, ha contribuido,
como ningún otro, a elevar la conciencia revolucionaria del proletariado boliviano
para que, independiente de todas las expresiones políticas y gobiernos de la
burguesía y del reformismo pequeño-burgués, se encamine --como caudillo del
conjunto de los explotados- hacia la materialización de la revolución y constituya
su propio gobierno: El gobierno obrero-campesino que será la dictadura de los
oprimidos contra los opresores (la burguesía y el imperialismo) y amplia
democracia para todos los explotados.

El M.A.S. junto a la burocracia sindical se empeñan en sembrar ilusiones sobre la


posibilidad de transformar el país, acabar con el hambre, la miseria, la
desocupación, la discriminación social y racial, etc. con simples reformas jurídicas
y EN ARMONÍA CON NUESTROS OPRESORES: EL IMPERIALISMO Y LA
BURGUESÍA NATIVA, .sin tocar el basamento económico sobre el que se asienta
la opresión imperialista y la explotación burguesa. A ese planteamiento
demagógico han dado en llamar “revolución democrática y cultural”, “proceso de
cambio”.

Ahora que ya se ha puesto en evidencia para los explotados la política


antinacional, antiobrera y antipopular del gobierno del M.A.S., los explotados
retornamos a la acción directa de masas para enfrentar al gobierno impostor en
demanda de atención a sus necesidades.

En las elecciones corresponderá expresar explícitamente nuestro repudio tanto al


partido de gobierno por impostor y sirviente de los opresores como a los
opositores vende-patrias de los partidos burgueses tradicionales, nuestra
voluntad de luchar por materializar una verdadera revolución social que acabe
con la explotación y opresión burguesa mediante el VOTO NULO

Junto al POR, debemos votar NULO e impulsar la creación y fortalecimiento de


nuestras organizaciones sindicales y vecinales independientes para imponer con
la movilización nuestras demandas, para construir un verdadero gobierno de
obreros y campesinos que acabe con la propiedad privada burguesa e imponga la
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propiedad social de los medios de producción, expropiando las tierras e industrias
para que pasen a manos de todos los bolivianos.
1.- DEMOCRACIA BURGUESA Y ELECCIONES

Según nuestros opresores, en las elecciones el pueblo soberano no sólo


constituye gobierno sino que define su destino. Nos dicen que los explotados en
general pueden resolver sus problemas a través del voto, que por la vía electoral
y por medios democráticos se pueden realizar grandes transformaciones en la
sociedad; en suma, que a través de las elecciones los explotados pueden
liberarse de la explotación y de la miseria y arrancar al país del atraso.

Esta prédica es desarrollada por el Estado burgués y por las expresiones políticas
de la clase dominante, particularmente los reformistas de “izquierda” con la
finalidad de atrapar a las masas y amarrarlas detrás de su política, de esta
manera impedir que el proletariado desarrolle una política independiente para
convertirse en la dirección de todos los oprimidos y explotados.

La democracia representativa pretende ocultar que es una dictadura de la clase


dominante haciéndonos creer que todos los ciudadanos -el “pueblo soberano ”-
somos iguales ante la papeleta electoral y que gobernamos a través de los que
elegimos.

La experiencia de 30 años de “democracia” burguesa, después de las dictaduras


militares nos ha enseñado que nada de esto es cierto, que las elecciones sólo
sirven para el recambio en el gobierno de los verdugos del pueblo: los sirvientes
de los intereses de la clase dominante, lacayos del imperialismo.

La democracia más avanzada no es más que una dictadura de la burguesía, esto


porque las mayorías oprimidas no tienen el control de la economía ni de los
medios de producción. En Bolivia esta realidad adquiere contornos catastróficos,
como consecuencia de su atraso, desde el momento en el que el todopoderoso
Ejecutivo no gobierna conforme a su voluntad y a los intereses del país, sino
obedeciendo las órdenes emanadas de la clase dominante y el imperialismo.

En Bolivia no hay democracia burguesa. La causa es el poco desarrollo capitalista


del país, la miseria generalizada, la ausencia de una amplia clase media
enriquecida que amortigüe la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado,
en cambio se tiene la presencia de capas mayoritarias de clase media
empobrecida (campesinos minifundiarios, gremiales, artesanos, profesionales
desocupados o mal pagados, maestros, etc.) cuya necesidad de luchar contra la
miseria los empuja a recurrir permanentemente a la acción directa, a la revuelta,

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para tratar de encontrar solución a sus problemas al margen del ordenamiento
legal burgués.

Bolivia se ha incorporado tardíamente a la economía mundial, y su “democracia”


no ha sido, ni es, más que un remedo formal de lo sucedido en este plano en
Europa y en los Estados Unidos de Norte América.

En esta caricatura de democracia representativa el único Poder efectivo es el


Ejecutivo, que monopoliza el manejo de las instituciones represivas, de la
economía y de las decisiones que cobran trascendencia en la vida del país. Los
otros poderes del Estado no pasan de ser cajas de resonancia del todopoderoso
Ejecutivo. El parlamento existe en la medida en que dice sí a todo lo que ordena y
hace el Presidente de la República. Este control secante del Poder Ejecutivo sobre
los demás Poderes del Estado se ha hecho más que evidente en el gobierno del
MAS, gracias a la decisiva mayoría parlamentaria que, a través del voto, le dieron
los explotados ilusionados por el origen indígena campesino del cocalero Evo
Morales.

La llamada “democracia” burguesa no pasa de ser una impostura, una caricatura,


que es aprovechada por el puñado de negociantes y traficantes, que saben
utilizar el aparato estatal en su propio beneficio.

Los gobiernos burgueses de turno prometen patrocinar las “elecciones más


limpias y transparentes de la historia ”, pero en el momento de la prueba dirigen
la trampa, el cohecho –inclusive masivo-,la deformación de la opinión pública
gracias a la propaganda millonaria, las promesas demagógicas y a veces inclusive
el garrote, para imponer su voluntad, que es la de grupos empresariales y del
propio imperialismo.

(Sobre extractos de “El Verdadero Contenido del Problema Electoral”, G. Lora,


Ediciones Masas, 1997)

2.- PARTICIPACIÓN DEL P.O.R. EN LAS ELECCIONES

El partido revolucionario no descarta por principio participar de las elecciones con


sus propios candidatos con el fin de utilizar la campaña electoral y,
eventualmente, el Parlamento, como tribuna para difundir el programa
revolucionario de la clase obrera, sin esconder en lo más mínimo su contenido
subversivo: destruir la sociedad burguesa por la vía insurreccional para acabar

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con la opresión y la explotación y establecer una nueva sociedad, la socialista, en
la que los grandes medios de producción serán de propiedad social para encarar
la liberación del país y la superación del atraso, la miseria y el hambre.

De hecho los mineros y el POR, el año 1947 con el Bloque Minero Parlamentario,
adoptaron la táctica parlamentaria subordinada a la acción directa de masas para
utilizar nada menos que el Parlamento rosquero como tribuna revolucionaria
desde la cual se alentara la lucha de los explotados. En 1985, cuando las masas
todavía estaban atrapadas en la “defensa de la democracia” -la burguesa- a título
de evitar el retorno de las dictaduras, también presentamos candidatura propia
convocando a las masas a mandar al diablo las elecciones y retomar el camino de
la lucha revolucionaria.

El partido revolucionario, subordina toda su actuación a la tarea de ayudar a los


explotados a superar las falacias democrático burguesas como las elecciones.

Antes de la llegada del MAS al escenario político boliviano, era evidente la


superación por parte de las masas explotadas de las ilusiones democráticas que
vino aparejada al descrédito de la politiquería burguesa, del Estado y de todas
sus instituciones. Con el advenimiento de Evo Morales que, por su origen, se
presentó como expresión de los indígenas y de los pobres, nuevamente se
despertaron ilusiones en las masas, más que en la democracia misma, en la
persona de Evo sobre lo que un indígena como Presidente podía hacer.

Hoy, los explotados han constatado en su cuero el carácter pro-burgués y pro-


imperialista del gobierno del MAS; amplios sectores en las ciudades y en menor
medida en el campo, se apartan del gobierno y ganan las calles para luchar por
sus reivindicaciones protagonizando grandes movilizaciones antigubernamentales.

Se trata del proceso de desarrollo hacia una situación revolucionaria caracterizado


por un evidente proceso de diferenciación de los explotados y oprimidos respecto
al gobierno impostor del MAS, en la misma medida en que éste sella su alianza
con la burguesía y con las transnacionales.

Se justifica participar con candidatos cuando las masas están atrapadas por la
prédica burguesa, que no es el caso ahora. Participar con candidatos en las
elecciones sería alentar nuevamente en los explotados ilusiones democrático-
burguesas, echando por la borda la experiencia acumulada por estos en sentido
contrario.

En nuestra larga y rica historia de lucha, el proletariado boliviano,


particularmente el minero, junto a su partido, el POR, hemos señalado (Tesis de
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Pulacayo, Tesis Socialista del IV Congreso de la COB, etc.) que el único camino
posible para que Bolivia supere las condiciones de atraso en la que se encuentra
es la vía de la revolución protagonizada por el conjunto de todos los explotados
bajo la dirección política del proletariado.

En Bolivia, sus sectores mayoritarios, particularmente los obreros y campesinos,


sólo conocerán los beneficios de la democracia bajo la dictadura del proletariado
que será amplia democracia para ellos y dictadura contra los opresores. Los
pobres, los explotados y oprimidos, conocen formas democráticas que nada
tienen que ver con la democracia formal burguesa; se trata de la democracia
directa, de la democracia obrera o de la practicada en las regiones campesinas,
donde se practica el autogobierno.

3.- JUNTO AL P.O.R. VOTAR NULO

El POR convoca a dar contenido político revolucionario explícito al creciente


repudio al gobierno impostor del MAS que ha venido a sustituir a la derecha
tradicional y a los partidos de ésta derecha tradicional en crisis, votando nulo
como afirmación de nuestro anhelo de consumar la revolución social por la vía
insurreccional.

El objetivo, preparar la lucha de los oprimidos, por la vía de la acción directa,


para imponer sus demandas, la atención a sus necesidades y finalmente dirigir
sus esfuerzos a la toma del poder por la vía de la insurrección popular para
establecer el gobierno de obreros, campesinos y clases oprimidas de las ciudades.

Los “izquierdistas” reformistas y la burocracia sindical corrupta, dando las


espaldas al proceso de emancipación política que se desarrolla en el seno de los
explotados, se han plegado sin ningún miramiento al “proceso de cambio” para
apoyar incondicionalmente a la candidatura de Evo Morales, en busca de
acomodarse en el aparato del Estado.

En tales circunstancias políticas que necesariamente se proyectan en el campo


electoral, sería un craso error alentar la más mínima ilusión en las elecciones, la
experiencia de las masas las ha llevado al convencimiento de que las elecciones
en definitiva no solucionan nada y amplios sectores se arrepienten de haberle
dado al gobierno, por la vía de las urnas, el poder que ahora tiene con una
aplastante mayoría parlamentaria y el control de todos los poderes del Estado
para arremeter contra las movilizaciones sociales.

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Por ello el POR llama a la ciudadanía, particularmente a los obreros y campesinos
a votar nulo como la forma concreta de manifestar el repudio al impostor
gobierno del MAS y a la oposición de la derecha tradicional.

“Toda nuestra campaña debe estar dirigida en sentido de que es preciso curar a las masas y
a sus sectores avanzados de los posibles avances del cretinismo parlamentario, de
educarlas en la certidumbre de que la papeleta electoral, por muy bien usada que sea, no
conduce a la liberación nacional y social y que a estos objetivos se llegará por la vía
insurreccional.” (“Validez de nuestra crítica al Estatuto Electoral” G. Lora, diciembre 1977)

4.- SIGNIFICADO DEL VOTO NULO

La abstención, el voto nulo o blanco expresiones de repudio a la farsa electoral,


de actitud pasiva y de indiferencia se trueca en activa, en respuesta militante a
todos los efectos negativos de la decadencia y desintegración de la clase
dominante y de su falsa democracia.

No pocas veces la abstención, el voto en blanco o nulo sólo ha mostrado indicios


de descontento ante la inconducta de los partidos burgueses y de quienes los
sirven.

Ahora no se trata solamente de eso sino de afirmar la actitud antiburguesa que


domina a todas las formas de lucha de las masas.

De manera inconsciente y política, la mayoría de los bolivianos expresa su


voluntad de acabar con toda forma de gobierno burgués, aunque este se disfrace
de democrático.

En el momento actual el voto nulo debe convertirse en su expresión política más


nítida, significa ya desconocer al futuro gobierno burgués que amenaza
imponerse por caminos torcidos, decir que los bolivianos no buscan ni desean un
gobierno burgués salido de la farsa electoral y que están dispuestos a gobernarse
a sí mismos.

El voto nulo debe ser la forma explícita de desconocimiento en el acto de la


votación del futuro gobierno que se distinguirá por hambreador y vende-patria.

Anular el voto, cuando es producto de la madurez política, significa el


desconocimiento militante de la propia sociedad capitalista, de la estructura

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económica sobre la que se basa la explotación de los obreros y campesinos y el
sojuzgamiento de la clase media y de las nacionalidades nativas.

Planteamos el voto nulo como la respuesta política adecuada cuando las masas
radicalizadas están dispuestas a acabar con el orden social vigente.

El voto nulo, nos prepara para desconocer ya al gobierno burgués disfrazado de


campesino para mañana expulsarlo del poder e instaurar el gobierno obrero-
campesino.

Sobre extractos de “El Verdadero Contenido del Problema Electoral”, G. Lora,


Ediciones Masas, 1997

5.- PERSPECTIVAS DE LAS ELECCIONES DE OCTUBRE DE 2014

No cabe duda, la aparente prosperidad que impera en el país como consecuencia


de los precios altos de minerales e hidrocarburos en el mercado mundial, está
favoreciendo a algunos sectores de la economía; entre ellos, a la agroindustria
sobre todo oriental, a la minería privada grande y mediana, a los cooperativistas
mineros, al comercio informal directamente ligado a la importación de bienes
desde los mercados asiáticos, a la banca privada y estatal, etc. Esta circunstancial
bonanza tiene que tener un área de irradiación sobre otros, como por ejemplo en
algunas actividades comerciales e industriales porque el circulante existente
genera alguna ampliación en el mercado interno. Es en todos estos sectores que
el gobierno encuentra una base social para su campaña electoral. Los favorecidos
de estas capas de la clase dominante y de la clase media alta quisieran prolongar
por mucho tiempo el régimen masista para seguir acumulando ganancias a costa
de la miseria de la mayoría de la población.

Al frente están esas inmensas mayorías cuyas necesidades permanecen


insatisfechas, escuchando los discursos demagógicos de los gobernantes que
chocan con su miserable existencia. Estos sectores tienen ingresos miserables,
sólo de subsistencia; son víctimas de los altos precios en los mercados, ahora
agravados por las consecuencias de los desastres naturales.

Amplios sectores de la población llegamos a estas elecciones escaldados por las


imposturas masistas; las ilusiones que inicialmente la cara morena del campesino
cocalero despertó en muchos sectores populares se va desvaneciendo.

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Diferentes sectores enfrentan al gobierno en las calles movilizados reclamando
atención a sus necesidades más inmediatas y urgentes, por aumento de salarios y
sueldos, contra las miserables pensiones de los jubilados, por tierras, por la
defensa de los derechos de los indígenas del TIPNIS, motines policiales por
salarios y mejores condiciones de trabajo, contra la reforma educativa retrógrada
y antimagisterio, etc. Si a la incapacidad del gobierno para atender las demandas
de los explotados sumamos la enorme corrupción de los masistas y la decepción
de grandes sectores de trabajadores y clase media por las constantes acciones
del gobierno en contra de la mayoría empobrecida del país, constatamos que las
ilusiones democráticas han desaparecido de la cabeza de los explotados lo que
implica el convencimiento de que las elecciones NO SOLUCIONAN LOS
PROBLEMAS DE LA MAYORÍA DE BOLIVIANAS Y BOLIVIANOS y que las masas
explotadas están lejos de las elecciones y se acercan mas a la revolución.

Si embargo, pese a ello, durante los periodos electorales, el proletariado y los


oprimidos en general son sometidos a la poderosa presión de la clase dominante
que despliega enormes recursos económicos y todo su aparato propagandístico a
través de sus grandes medios de prensa, para inducir a las masas a dejar de
lado, aunque sea momentáneamente, sus demandas y buscar en el espectro de
opciones burguesas que compiten por llegar al gobierno, al salvador.

Amplios sectores del pueblo oprimido son inducidos a seguir las rutas señaladas
por la burguesía lo que no implica necesariamente que tengan ilusión en la farsa
electoral. Pasadas las elecciones estarán nuevamente en las calles combatiendo al
ungido en las urnas por el “pueblo soberano”.

Las direcciones sindicales burocratizadas, las corrientes políticas del izquierdismo


reformista proburgués se dan a la tarea de divulgar generosamente las creencias
que favorecen el colaboracionismo clasista, la atenuación de la lucha de clases,
bajo la ficción de que todos los ciudadanos somos iguales ante las ánforas
electorales, o, para los explotados que saben que ninguna de las opciones
electorales son solución a sus problemas, el votar por el “mal menor”, es decir,
por el que creen que les hará menos daño, pero daño al fin. Generalmente, el
“mal menor” resulta ser el peor.

La burocracia sindical se ha lanzado abiertamente a la campaña en favor de la


candidatura del Evo; pretende comprometer el apoyo de los trabajadores al MAS
con el pacto COB-gobierno a título de “evitar el regreso de la derecha”. El MAS es
defensor incondicional de los intereses de los explotadores, los grandes
propietarios de los medios de producción (empresarios privados, banqueros,
terratenientes, grandes comerciantes, etc.) y de las transnacionales que

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controlan la explotación del gas y el petróleo y los minerales en el país,
disfrazados de socios del Estado rentista. El MAS es la nueva derecha ante la
debacle de la vieja derecha tradicional.

Los revolucionarios tenemos como tarea por todos los medios posibles la farsa
electoral burguesa, oponer una línea revolucionaria férrea a los avances del
cretinismo electoral, especialmente en el seno de la clase obrera a fin de
reafirmar su condición de clase revolucionaria con la misión histórica de dirigir al
conjunto de la nación oprimida a la revolución.

También hay que combatir la estupidez del “voto castigo” consistente castigar a
Evo votando por alguno de los cretinos de la oposición de la derecha tradicional.

Los explotados debemos rechazar el circo electoral en el que pelean la vieja


derecha y la nueva encarnada en el MAS por las pegas del Estado. Junto al POR,
debemos votar NULO e impulsar la lucha independiente de los explotados por la
vía de la acción directa para imponer con la acción directa, en las calles nuestras
demandas, para conquistar el poder por la vía insurreccional y construir un
verdadero gobierno de obreros y campesinos que acabe con la propiedad privada
burguesa e imponga la propiedad social de los medios de producción,
expropiando las tierras e industrias para que pasen a manos de todos los
bolivianos.

6.- PAN Y CIRCO PARA DISTRAER AL PUEBLO HAMBRIENTO Y


CAPTURAR SUS VOTOS

Como en la Roma imperial decadente, el gobierno de Evo, en su desesperada y


desvergonzada campaña electoral, busca contentar a la “plebe” (los pobres) y
hacer que se olviden de sus demandas y derechos, organizando grandes
espectáculos: el Dakar, el lanzamiento del satélite Tupac Catari, la colocación del
cable del teleférico en La Paz con ayuda de un helicóptero, etc. igual que el Circo
romano donde se organizaban combates de gladiadores, carreras de cuádrigas,
luchas de fieras, etc., y “regalando” doble aguinaldo así como los romanos
regalaban comida barata a la plebe.

Pero, el segundo aguinaldo ya se acabó, la emoción del Dakar pasó, los precios
de los artículos de primera necesidad subieron y siguen subiendo, ahora por los
desastres naturales. Contra la ley de la gravedad, en el mercado lo que sube ya
no baja más.
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Ante esa realidad no hay circo ni paliativos electoreros que valgan. Los
explotados y oprimidos no abandonaremos nuestra lucha por pan, trabajo,
educación, salud.

Exigimos la inversión de los excedentes por la bonanza de precios de las materias


primas en el desarrollo del aparato productivo y no en gastos extravagantes y
dispendiosos, trabajos permanentes y bien remunerados, salarios y rentas que
cubran el costo real de la Canasta Familiar con escala móvil para mantener su
valor adquisitivo, nacionalización total de minas y petróleos, superación del atraso
en el campo mediante la organización de granjas colectivas industrializadas con
apoyo del Estado, expropiación de los latifundios del oriente transformándolos en
granjas colectivas campesinas, salud y educación únicas, universales y gratuitas.

Así como la política de pan y circo no pudo evitar el hundimiento del decadente
imperio romano, tampoco las payasadas evistas podrán parar el proceso de
separación de las masas de la impostura masista ni el advenimiento de la
revolución social protagonizada por todos los explotados unidos alrededor del
programa revolucionario de la clase obrera: la instauración de una nueva
sociedad en la que los grandes medios de producción serán de propiedad social
(socialismo) para enfrentar la tarea de superar el atraso, liberar al país de la
opresión imperialista y atender las necesidades del conjunto de la sociedad sin
explotadores chupasangres ni saqueo imperialista.

7.- DEMAGOGIA PARA DISTRAER LA ATENCIÓN DEL PUEBLO


OPRIMIDO

LA ASPIRACIN DE UN ACCESO SOBERANO DE BOLIVIA AL MAR

El problema del enclaustramiento marítimo de Bolivia ha sido siempre utilizado


por los gobiernos de la incapaz burguesía nativa sólo como señuelo demagógico
para distraer la atención de los explotados sobre la realidad del país y sus
problemas. El gobierno del MAS no es la excepción.

La guerra del Pacífico estuvo alentada por los capitalistas ingleses a través de
Chile y aunque se declame que la guerra no da derechos, la verdad es que sí
impone derechos del vencedor sobre el vencido. Toda la historia de la humanidad,
plagada de cruentas guerras, da cuenta de ello.

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Bolivia, por su tremendo atraso económico que se traduce en debilidad política,
diplomática y militar frente a Chile no tiene la menor posibilidad de reivindicar su
derecho de acceso al mar por la vía de la fuerza y, en el marco del orden mundial
capitalista, en el que priman los intereses económicos de los más fuertes, es
imposible que logre diplomáticamente que Chile otorgue una salida soberana al
mar a Bolivia.

La demanda boliviana ante el Tribunal Internacional de La Haya apenas consiste


en solicitar al Tribunal Internacional de La Haya que “obligue” (¿cómo?) a Chile a
negociar una salida soberana al mar para Bolivia.

En el mejor de los casos será una recomendación que no obliga a Chile a ceder
nada, menos cuando se involucra a territorios que fueron del Perú. En resumen,
la demanda boliviana no tiene ni píes ni cabeza, es pura demagogia.

El fallo del Tribunal Internacional de La Haya, “favorable” al Perú en su demanda


sobre sus límites marítimos con Chile, ha desatado una frenética discusión por los
medios de prensa de politólogos y supuestos expertos diplomáticos sobre si este
fallo es favorable a la aspiración boliviana de acceso soberano al océano Pacífico.
Una reunión de alto nivel entre el Presidente Morales y excancilleres considera
que el fallo favorece a Bolivia y que en consecuencia no se debe levantar la
demanda marítima ante La Haya.

El fallo de La Haya sobre límites marítimos entre Perú y Chile no tiene nada que
ver con la demanda del gobierno del MAS. Pasarán años hasta que se conozca el
fallo del Tribunal de La Haya y a Bolivia le costará una millonada de dólares que
bien podrían servir para atender otras necesidades urgentes en el país.

La burguesía no tiene capacidad para resolver el problema de la mediterraneidad.


Junto con las grandes tareas que se encuentran pendientes de solución, ésta pasa
a manos del proletariado, en el marco de la lucha continental de los explotados
por los Estados Unidos Socialistas de América Latina que impondrá la necesidad
de la cooperación entre los pueblos para superar el atraso y combatir al
imperialismo.

8.- EL M.A.S. DESESPERADO CHANTAJEA, SE APOYA EN LA


CORRUPTA BUROCRACIA SINDICAL Y DILAPIDA LOS RECURSOS
NACIONALES EN SU CAMPAÑA

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Un Presidente indígena en la Bolivia india atrasada, histórica y estructuralmente
opresora de las naciones originarias no podía menos que despertar ilusiones en
las masas. Ilusiones que se fueron transformando en desencanto ante la cada vez
más evidente política de sometimiento del gobierno a la burguesía y a las
transnacionales.

En la misma medida en que los explotados se van diferenciando del gobierno del
MAS retomando las calles para exigir, por la vía de la acción directa, sus
reivindicaciones, el gobierno ha ido acentuando desvergonzadamente su
demagogia y cuando ésta no alcanza, recurriendo al chantaje y la represión sobre
los explotados, sus organizaciones sindicales y políticas.

CHANTAJE A LOS MINEROS DE HUANUNI

El gobierno pretende controlar a los mineros de Huanuni, Colquiri y en general a


los trabajadores de la minería estatal, mediante el chantaje. No perdona que los
mineros se hayan plegado a la huelga en el conflicto por la Ley de Pensiones.
Furioso arremetió contra los trabajadores iniciando una auditoria para anular
varias conquistas salariales de los trabajadores y la aplicación de multas
millonarias por descargos del IVA. La condición para dejar en suspenso la
auditoria fue que se desconociera a la dirección sindical que los había llevado a la
huelga, considerada por el gobierno de trotskista. El chantaje logró hacer
retroceder a los trabajadores con el argumento que la solución a los problemas de
la empresa y la población pasa por hacer una alianza política frontal con el
gobierno, incorporándose al “proceso de cambio”. El sindicato antioficialista fue
obligado a renunciar y eligieron nuevo sindicato encabezado por el sinvergüenza
Pedro Montes, lacayo incondicional del gobierno, para someter al movimiento
minero a la política proburguesa y antiobrera del MAS.

TODA LA BUROCRACIA SINDICAL VENDIDA AL GOBIERNO

El ampliado de la COB realizado en Santa Cruz aprobó “el pacto estratégico” con
el gobierno dizque “para cerrarle el paso a la derecha oligárquica”, Abandonando
el proyecto de parar el instrumento político de los trabajadores (Partido de los
Trabajadores) por mandato del congreso de la Central Obrera Boliviana.

El argumento que esgrimen estos traidores es que este es el momento para


resolver los problemas de las bases, sostienen que tratándose de un año
electoral, es posible arrancarle al gobierno todo lo que se le pida. En este sentido
–dicen los traidores- que éste habría instruido a las gobernaciones y alcaldías del
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país trabajar directamente con los dirigentes obreros de sus regiones; entusiastas
y sin rubor en la cara, acuden a todas las concentraciones públicas que organiza
el oficialismo para proclamar a Evo Morales.

Rotundo fracaso de los aventureros que plantearon la creación de un pretendido


Partido de los Trabajadores sobre la base de la corrupta y reaccionaria burocracia
sindical. Formidable lección que nos enseña que no se puede improvisar
“instrumentos políticos” sacados de la chistera de algún mago de feria.

El Partido Obrero Revolucionario es el producto de décadas de lucha consecuente


por los objetivos históricos de la clase obrera, forjado en el crisol de la lucha de
clases como partido programa para materializar, por la vía de la insurrección
popular, el gobierno obrero-campesino que será dictadura contra la burguesía y
liberará al país de la opresión imperialista.

El gobierno se equivoca al pensar que controlando a la burocracia corrompida va


a asegurarse el voto de todos los explotados o que ésta tenga la capacidad de
frenar las movilizaciones de los trabajadores contra el hambre y la miseria. No
percibe que se trata de una dirección totalmente desprestigiada y sin ninguna
autoridad en las bases, mientras repta detrás de gobierno buscando algunas
cuotas en el Parlamento y espacios en el aparato estatal, las bases marchan por
rumbos opuestos.

La agudización de la miseria puede echar por la borda todas las maniobras que
urde el oficialismo para impedir cualquier conflicto social antes de las elecciones
aun recurriendo a la violencia y la persecución judicial a los dirigentes.

ARREMETE TORPEMENTE CONTRA TODA INSTITUCIÓN QUE SEA CRÍTICA AL


GOBIERNO

La intolerancia del gobierno ya no sólo alcanza a las organizaciones sindicales y


políticas revolucionarias de la clase obrera tratando de anularlas a través del
control burócratico y prebendal de la corrupta burocracia sindical, recurriendo al
chantaje a las bases condicionando la atención a sus necesidades al apoyo
electoral (Huanuni y Colquiri); ahora alcanza a toda organización e institución que
de una u otra manera sea critica frente al gobierno. Asalta y divide a las
organizaciones que se oponen a su política reaccionaria imponiendo a sus
serviles. Es el caso del CONAMAQ o la CIDOB y la Asamblea Permanente de
Derechos Humanos (APDH).

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Tanta arbitrariedad y abuso que ha llegado incluso a las ONGs que los
amamantaron con jugosos sueldos y los adoctrinaron en las ideas posmodernistas
del colaboracionismo de clases, sólo puede ser producto de la desesperación por
anular las críticas al gobierno, ante la constatación de que amplios sectores de los
explotados y oprimidos se han distanciado desilusionados.

CAMPAÑA ELECTORAL CON LA TRAGEDIA DE LA GENTE

El gobierno no cesa de hacer campaña electoral, ahora con la tragedia de la


gente. Spots publicitarios que muestran a los candidatos oficialistas cargando
sacos de víveres como si personalmente estuvieran haciendo trabajos de socorro
y de salvataje, chapaleando en el barro para mostrar a la población lo sensibles y
humanitarios que son.

Todo se reduce a una mezquina y vil propaganda proselitista para ganar los votos
de los desamparados.

Amplios sectores de la población sienten una total indiferencia frente a las


elecciones a pesar de que la campaña oficialista arrecia usando recursos y todos
los bienes del Estado bajo la mirada cómplice de los miembros del Tribunal
Electoral.

Sinvergüenzas y demagogos de todos los colores, aprovechan el dolor del pueblo


hambriento afectado por riadas, lluvias e inundaciones para disfrazarse de
“solidarios” y “buenos”, cargando víveres donados, sacándose fotos en las visitas
a los lugares de los desastres o haciendo campañas solidarias en las
precarnavaleras, donde se derrocha miles de bolivianos y se regalan limosnas
“solidariamente”.

Lágrimas de desesperación al ver la casa perdida, de la cual todavía se debe al


Banco, el ganado muerto y el sembradío enfangado, con cuya venta se quería
garantizar la comida de toda la familia; son transformadas por estos bellacos en
discursos de “consuelo”, con olor a campaña electorera, para su asqueroso circo
democrático que no devolverá todo lo perdido.

El Presidente que se hará cargo ahora del G77 y que está gastando miles de
dólares para garantizar un evento donde se ensalzará su misoginia por 77 veces,
el empresario cementero que se hace rico explotando a sus trabajadores, el
intelectual de Harvard que estudió con los yanquis cómo exprimir más al
hambriento, el doctorcillo ex alcalde que aprendió a susurrar cantos de sirena

16
para atrapar incautos, el prefecto cruceño encargado de fomentar ideas racistas,
regionalistas, autonomistas y que regó con sangre los ríos que ahora se
desbordan.

Esos y otros vivillos aprovechadores quieren sacar ventaja de los desastres


naturales que pudieron prevenirse, que con una política económica adecuada,
pudieron evitarse construyendo defensivos, puentes, alcantarillados fluviales,
canales, represas, etc. y finalmente repararse con recursos del Estado que hoy
despilfarra en fiestas con toda pompa para entregar una cancha, recibir el Dakar,
comprar autos blindados, aviones y demás cuentos.

Todos estos electoreros merecen una patada en sus traseros “solidarios” y el voto
nulo en sus asquerosas elecciones, como castigo del pueblo cansado, hastiado,
emputado de tanto circo sin pan.

Detrás de todo esto y de los alardes de fuerza montando espectáculos de


reinscripciones masivas en las plazas de las principales ciudades, en
realidad se esconde el miedo al creciente repudio de los explotados
hacia el gobierno impostor. Repudio que pretende frenar con el chantaje,
la represión y el amedrentamiento con la complicidad de la burocracia
sindical corrupta.

En su desesperación se atribuye la bonanza económica por los buenos


precios de las materias primas -soporte de la economía nacional- y
demagógicamente dilapida sin control los recursos del Estado en
proyectos caprichosos, en muchos casos extravagantes que en modo
alguno resuelven el problema del atraso económico del país; Bolivia
sigue siendo la misma productora de materias primas para el mercado
mundial, controlada por las transnacionales, totalmente sometida a los
vaivenes de la economía mundial, sin industria, en la que la mayoría de
los bolivianos son pequeño propietarios agrícolas o citadinos que
sobreviven por cuenta propia en condiciones de pobreza y en una buena
parte miseria extrema.

9.- LA IMPOSTURA MASISTA

17
El gobierno del MAS, después de su primera victoria electoral, desarrolló la teoría
de que la transformación del viejo Estado se iniciaba con la instalación de la
Asamblea Constituyente, porque de ella surgiría la estructura de un nuevo Estado
cualitativamente diferente plasmado en una nueva Constitución Política del
Estado que erradique el colonialismo externo e interno y se oriente a uno
incluyente que respete todas las formas de propiedad existentes, la pluralidad
cultural y económica; un Estado solidario, complementario, democrático,
recíproco, etc.

Estos postulados reformistas que plantean un “proceso de cambio” de la


sociedad a partir de las reformas puramente superestructurales, en este caso
legales, una “revolución democrática y cultural” en el marco de la sociedad
burguesa que consiste en que los oprimidos de hace 500 años ahora tienen el
derecho de ser incluidos en el “nuevo Estado” para participar decisivamente, de
igual a igual, con los detentadores del poder económico. Es decir, con la
burguesía y el imperialismo.

La estructura económica del país no cambia. La nueva Constitución diseña un


Estado que reconoce la vigencia de todas las formas de propiedad existentes
hasta ahora: la gran propiedad privada de los medios de producción en manos del
imperialismo y de la raquítica clase dominante nativa, la pequeña propiedad
privada en manos de la inmensa capa media de las ciudades y del campo, las
sobrevivencias de la propiedad comunitaria de la tierra en el Occidente y en el
Oriente y la propiedad estatal para la que el gobierno, busca desesperadamente
el apoyo del capital financiero imperialista.

La gran propiedad privada define la suerte de la economía nacional. Subordina y


condiciona a las otras formas de propiedad. Por este canal el país está ligado al
mercado mundial y es la fuente de ingreso de divisas, por mucho que los teóricos
de reformismo pretendan sobrevalorar la pequeña propiedad y la comunitaria.

Los teóricos del “socialismo del siglo XXI” tienen que comprender que el
socialismo no puede consolidarse sobre los cimientos de la economía
precapitalista; el socialismo, como una etapa del desarrollo de la humanidad,
significa liberar las fuerzas productivas de las ataduras de las relaciones de
producción capitalistas para que el desarrollo de las máquinas y la capacidad
productiva del hombre sirvan para satisfacer plenamente las necesidades
humanas.

Esta contradictoria y compleja estructura económica del país y la preeminencia de


la gran propiedad privada de los medios de producción es punto clave para

18
comprender que la quimera reformista indigenista del MAS está condenada al
fracaso.

A esta altura del desarrollo del capitalismo- ya no es posible el desarrollo de los


países capitalistas atrasados como Bolivia en el marco de las relaciones de
producción capitalistas; el imperialismo se interpone como el principal obstáculo a
este desarrollo y, en esto, estriba su carácter reaccionario y decadente. Esta
realidad se encarga de desnudar, por otra parte, la falacia de que pueden
coexistir armónicamente todas las formas de propiedad que consagra la
Constitución como fundamento material de un país “solidario, complementario,
recíproco, incluyente”, etc. Los “sabios“ analistas y teóricos del reformismo que
no comprenden esta realidad, están condenados a caer en el subjetivismo más
grosero y a desarrollar una política reaccionaria al negar la lucha de clases y el
derecho de los explotados a usar la violencia para echar por tierra el actual orden
social decadente.

Según el gobierno, el Estado Plurinacional significa la recuperación de la dignidad,


soberanía y control sobre sus recursos naturales. Pero la realidad es otra. Bolivia
sigue siendo la vieja republica atrasada, racista, productora de materias primas
para el mercado mundial, sometida a los intereses del imperialismo.

Con certera ironía alguien lo ha llamado Estado Pluritransnacional. 75% de la


producción minera en Bolivia es transnacional y privada. Transnacionales mineras
operan obteniendo inmensas ganancias en el país:

Glencore (Bolivar, Poopó, Porco, Totoral, San Lorenzo, Colquechaquita, planta


concentradora de minerales Don Diego y la Central Termoeléctrica de Aroifilia),
Sumitomo - Apex Silver (San Cristóbal), Coer D´alene Mins Corp. (San
Bartolomé), Panamerican Silver (San Vicente), Franklin Mining and Mill Co.
(relaves de Río Negro, Pulacayo, Potosí, mina La Escala) Atlas Preocious Metals
(minas Mesa de Plata e Himalaya), Vista Gold Corporation (Amayapampa) y
otras. Transnacionales petroleras “socias” de YPFB siguen controlando la
producción y comercialización del gas.

Petrobras, Repsol-YPF, British Gas, Total, Pluspetrol, Vintage, Pan American


Energy y otras.

En el Foro Empresarial de Infraestructura para la Producción realizado en Santa


Cruz en diciembre del 2013, CAINCO le ha propuesto al Presidente Morales una
“articulación entre la inversión pública y privada para alcanzar una inversión de
45.000 millones de dólares para el 2025” en la realización de obras de
infraestructura (caminos, tren, etc.). Los empresarios se comprometen a invertir
19
20.000 millones de dólares y le piden a Morales que la inversión pública sea de
25.000 millones de dólares. La respuesta de Morales “Saludo la iniciativa del
empresariado cruceño, me sorprendieron las propuestas. No lo digo para
congraciarme con ustedes, siento que están bien estructuradas las metas que
queremos alcanzar, inversión creo que no va a faltar”.

Como indicaba Guillermo Lora, hay ideas que valen por todo un programa y la
propuesta de CAINCO es una de ellas. No cabe duda que los empresarios
cruceños le están planteando a Evo Morales que gobierne hasta el año 2025, que
ellos respaldarán su gobierno, importando poco las acusaciones de la oposición
burguesa tradicional de ser un gobierno despótico y autoritario.

EL BANCO MUNDIAL Y EL FMI NO SE CANSAN DE FELICITAR LA ADMINISTRACIÓN


ECONÓMICA MASISTA.

¡Ay Evo!, ¿por qué será que los tentáculos financieros del imperialismo y los
empresarios privados, agroindustriales, banqueros, es decir, la burguesía nativa
están tan felices con tu gobierno y te felicitan por la “estabilidad macro
económica” Estabilidad macroeconómica a costa de salarios de hambre que
sistemáticamente van perdiendo su poder adquisitivo, miserable asignación de
recursos en salud y educación, ingentes gastos superfluos con fines electoreros,
ninguna inversión seria en proyectos de industrialización y diversificación de la
producción, es decir, inversión productiva que genere trabajo estable y bien
remunerado, ninguna real nacionalización de los medios de producción de los
sectores estratégicos que generan la mayor parte del excedente de la economía
nacional.

En cambio, se presta a la estadounidense JP Morgan, a la inglesa Barclays Capital


y a países europeos casi todas las reservas internacionales del país por un monto
de 13.500 millones de dólares, a tasas de interés que no superan el 0,2% anual.

La bonanza económica producto de los buenos precios de los hidrocarburos y de


los minerales no llega a los bolsillos de la mayoría empobrecida, se concentra en
una minoría que hace ostentación de riqueza con autos, mansiones y
departamentos lujosos mientras la mayoría empobrecidas de las ciudades y el
campo continúan bajo índices de miseria. El 10% más rico percibe casi el 60% de
los ingresos en tanto que 50% de la población apenas obtiene alrededor del 20%.

Para acabar con los impostores, los nuevos y los viejos politiqueros burgueses
vende-patrias, hay que echar del poder a la burguesía y del país al imperialismo.
20
Materializar la revolución nacional socialista liderizada por la clase obrera y su
partido, el POR.

Hemos señalado que este gobierno, al postular la posibilidad del desarrollo del
país en los limitados marcos nacionalistas de contenido burgués, está condenado
al fracaso. Al no poder materializar la industrialización del país transformando las
materias primas en máquinas y artículos de consumo, impulsar un crecimiento
inusitado de la producción, la creación de un poderoso mercado interno y la
integración de las regiones en torno a ella, la creación de un verdadero Estado
nacional soberano, etc., tampoco podrá atender la satisfacción de las
necesidades vitales de los explotados y en esta medida, terminará chocando con
los insatisfechos y frente a la presión cada vez más agresiva de éstos, no tendrá
otro camino que
buscar cobijo a la sombra del imperialismo recorriendo un proceso de franca
derechización y terminará utilizando la violencia estatal para aplacar los conflictos
sociales.

10.- LA DERECHIZACIÓN DEL GOBIERNO DEL M.A.S.

El proceso de derechización del gobierno del MAS ha llegado a su punto


culminante, impúdicamente defiende los intereses de los explotadores nativos y
extranjeros, reprime y persigue a los explotados cuando éstos exigen mejores
condiciones de vida y de trabajo.

El Presidente públicamente en varias ocasiones, reunido con el empresariado


cruceño, se ha deshecho en halagos a los empresarios a los que, hasta víspera,
los consideró la columna vertebral de la “derecha oligárquica” y de la
“conspiración terrorista”. No olvidar que muchos de ellos fueron acusados de ser
los cómplices de los “separatistas”, mientras estos permanecieron como el
sustento económico y social de la oposición de derecha.

Morales ha terminado donde tenía que terminar, como buen defensor de la gran
propiedad privada de los medios de producción en manos del empresariado
privado nacional y de las transnacionales imperialistas; se erige en el defensor de
la libre empresa y del derecho que tienen los empresarios de amasar inmensas
fortunas a costa de la superexplotación de la fuerza de trabajo.

De este modo se confirma la caracterización que hiciéramos, desde un principio,


del gobierno de Evo Morales como burgués y pro imperialista; frente a la
incredulidad de amplias capas de la población que consideraba a Morales como el
21
representante de los pobres y de los indígenas secularmente oprimidos; hemos
dicho que desarrolla una política burguesa y que terminará ensangrentado a los
bolivianos para poner en buen recaudo los intereses de los explotadores nativos y
del imperialismo.
La teoría que desarrolla es reaccionaria porque niega la lucha de clases y plantea
la posibilidad de que empresarios y obreros pueden desarrollar relaciones
recíprocas y complementarias.

El principio de la “economía plural” que sustenta como algo inédito en la nueva


Constitución Política del Estado Plurinacional señala que no existe ninguna
contraposición entre las diversas formas de propiedad existentes en el país por
eso abre la posibilidad de que el empresariado privado y el imperialismo pueden
participar complementaria y armónicamente, junto al Estado, en el desarrollo del
país. Este modo de concebir la realidad está mucho más a la derecha que las
posturas más reaccionarias del liberalismo y del clero.

Las predicciones que hacía el P.O.R. interpretando las leyes generales del
desarrollo de la lucha de clases en nuestra época y retomando la rica experiencia
vivida durante el ciclo nacionalista ya superado en este país que nos enseña el
destino de los movimientos nacionalistas y de los reformistas de todo pelaje como
inviables y condenados al fracaso, están plenamente confirmadas. Estos
gobiernos que inicialmente pretenden ponerse a la cabeza de la nación oprimida
contra el imperialismo, desarrollando unas veces una política populista e
impulsando el capitalismo de Estado ya no tienen las posibilidades de embobar
indefinidamente a las masas, están condenadas a agotarse rápidamente y
recorrer un vertiginoso proceso de derechización.

La particularidad de los gobiernos reformistas burgueses de la presente coyuntura


como la de Kichner, Morales, Correa, etc., es decretar nacionalizaciones sin
afectar los intereses de las transnacionales y, acto seguido, ejecutar una brutal
política anti obrera descargando el peso de la crisis del capitalismo sobre las
espaldas de los trabajadores y de la mayoría nacional oprimida.

La etapa de las ilusiones de las masas como consecuencia de una frenética


política demagógica que ha desarrollado el gobierno (falsas nacionalizaciones,
precios altos de minerales e hidrocarburos que ha generado la sensación de una
exitosa política económica, etc.) ha pasado. Éstas han tenido que sufrir en carne
propia que la apariencia del éxito económico no ha llegado a sus bolsillos y, lejos
de mejorar sus condiciones miserables de existencia, se ha empeorado
drásticamente en los últimos seis años de gobierno masista.

22
Después de la derrota política de la derecha tradicional, el gobierno del MAS
queda en el escenario como la única expresión de los intereses de las
transnacionales y de la empresa privada nacional; toda su política está orientada
a garantizar jugosas ganancias en favor de los banqueros, de las transnacionales
y de los empresarios nativos que rápidamente se convierten en la nueva base
social del gobierno. El fantasma de la “derecha oligárquica” para contener y
asustar a los explotados que luchan por resolver sus necesidades materiales ha
desaparecido porque todos tienen la convicción de que no hay otra derecha en
este país que el gobierno del MAS.

Frente a la presión cada vez más agresiva de los explotados por resolver sus
problemas de supervivencia cotidiana, el gobierno acentúa cada vez más
nítidamente sus perfiles derechistas. Es un fiel ejecutor de la política imperialista
(FMI y BM) en materia de sueldos y salarios y en la preservación de la salud
macroeconómica del país; marcha agresivamente a potenciar la propiedad
privada en el campo a costa de la destrucción de las formas de propiedad
comunitaria; desarrolla una desembozada política de protección a la grande y
mediana minería privadas; acentúa la tendencia a liquidar importantes conquistas
sociales del movimiento obrero y de los sectores de servicio (liquidación de las
cajas de salud a título de implantar la salud universal y gratuita, la imposición de
una ley de pensiones cuya columna vertebral sigue siendo la capitalización
individual que se traduce en miserables rentas, destrucción del escalafón docente
en el magisterio, etc.).

El gobierno en su proceso de derechización empieza a utilizar la violencia estatal


como método para aplacar las explosiones del malestar social.

Ahora en la cabeza de los explotados existe la convicción de que este gobierno


hace lo que todos los gobiernos burgueses están ejecutando en el mundo como
respuestas a la crisis del sistema, cargar sobre las espaldas de los explotados
todo el peso de la crisis poniendo a buen recaudo los intereses del imperialismo y
de la burguesía nativa.

11.- LA EXPERIENCIA FUSTRADA DEL PARTIDO DE LOS


TRABAJADORES (P.T.)

Con el afán de conquistar espacios de poder para satisfacer sus apetitos


personales, los dirigentes burócratas crearon un frente electoral llamado Partido
de los Trabajadores (PT) buscando “enfrentar democráticamente” al gobierno

23
burgués del MAS; y antes de que esto se haga realidad terminaron abandonando
al engendro con una política de entreguismo y sometimiento vergonzoso con su
“Alianza Estratégica COB-Gobierno”.

Las causas del fracaso: No entender que un “partido revolucionario” no puede


nacer de manos de dirigentes corrompidos que buscan un “instrumento político”
para saciar sus intereses personales. Que un “partido revolucionario” no puede
crearse como un “bolsón electoral” sólo para participar en determinado proceso
eleccionario. La vanguardia política del proletariado es forjada para materializar la
estrategia histórica de la clase obrera: conquistar el poder político a la cabeza de
la nación oprimida para instaurar el socialismo en Bolivia; lo que significa
subordinar los métodos de lucha (la acción directa) la actividad sindical y política
de los obreros a la consumación de este objetivo. Y tercero, no saber que el
“partido revolucionario” no se crea de la noche a la mañana, es un proceso y
producto histórico de la lucha de clases, en la que los obreros con su partido
construyen el Programa Revolucionario (Teoría de la Revolución Boliviana) y
prueban a sus dirigentes en el caldero de la lucha contra los diferentes gobiernos
burgueses de turno. Cuadros obreros revolucionarios que en tiempos de victoria y
de derrota permanecen fieles a las banderas de la independencia política del
proletariado.

Los trabajadores deben darse cuenta que nada se conseguirá subiéndose al carro
de la democracia burguesa, que su futuro depende de su debida organización y
politización, condiciones necesarias para enfrentar a cualquier gobierno burgués
que salga producto de la farsa electoral. El partido revolucionario no hay que
crearlo, ya está presente, y lo estuvo a lo largo de la historia del movimiento
minero; con probados cuadros, muchos caídos en la vorágine de la lucha de
clases. Es el Partido Obrero Revolucionario (POR), y lo que corresponde es
fortalecerlo para construir una nueva sociedad sin explotados ni explotadores. El
reino de la propiedad social y colectiva sobre los medios de producción.

(De: “La Perforadora No.10, febrero 2014, POR-Huanuni)

12.- ABAJO LOS PAYASOS DEL CIRCO ELECTORERO

Las elecciones no resuelven los problemas que vive a diario la población. La falta
de salud, educación, trabajos, etc. Los MASistas, nos dicen que para este mes de
octubre en las elecciones nacionales debemos volver a apoyar al “hermano” Evo,
para profundizar el proceso de cambio, cambio que ni siquiera ellos mismo saben
24
hacia donde conduce. Lo único que cambió es que antes, los delincuentes del
palacio eran de cuello blanco y de color rosado y ahora tenemos nuevos
delincuentes disfrazados con chullos, ponchos y ojotas vestidos de color azul.

Nos hablan de democracia, haciéndonos creer que democracia es cuando tú como


ciudadano acudes a las urnas para elegir a tus gobernantes. Elecciones que sólo
favorecen a los grandes empresarios millonarios, que para lo único que sirven es
para cambiar de delincuentes, lacayos y serviles de las empresas transnacionales

Los explotados; obreros, campesinos, universitarios, gremialistas, vecinos, etc.


no debemos ser arrastrados por la farsa electoral que se viene preparando para
este año, para no ser engañados por estos corruptos, mentirosos politiqueros
MASistas, MSMistas UNistas y demás payasos que muy pronto aparecerán
ofreciendo el cielo y la Tierra, para después seguir robando de las arcas del
Estado y terminar entregando todos nuestros recursos naturales a empresas
extranjeras saqueadoras.

Los partidos burgueses tradicionales en crisis han quedado huérfanos del apoyo
de la clase dominante (empresarios privados, agroindustriales latifundistas,
banqueros) y del imperialismo y en modo alguno son alternativa para los
explotados desilusionados del gobierno impostor.

La crisis de los partidos burgueses tradicionales hace que éstos busquen


conformar un solo frente de oposición al MAS para las elecciones. Tarea casi
imposible por las ambiciones caudillistas de sus líderes.

El cabeza de cemento, Doria Medina, ha lanzado la conformación de su “Frente


Amplio” junto a la ex guerrillera del Ché, Loyola Guzmán, el ultra derechista
cívico cruceño German Antelo, entre otros. Una verdadera cloaca pestilente de
oportunistas.

El especialista en colarse a cualquier gobierno -fue aliado del gobierno de


Sánchez de Lozada y después de Evo Morales-, Juan del Granado, parapetado en
La Paz, utiliza la alcaldía para sus fines electorales, ha buscado inflamar el
sentimiento “paceñista” contra el gobierno. Por ahí anda también Rubén Costas
queriendo poner en pié su propio partido político, el Movimiento Demócrata
Social, a nivel nacional, sin ningún éxito.

La respuesta de los explotados que ya no creen más en las imposturas del MAS
no puede ser otra que el rechazo tanto al MAS como a la oposición tradicional
burguesa afianzando su independencia con el voto nulo.

25
Como nos obligan a votar, debemos VOTAR NULO, en repudio a todo el engaño
electoral.

Junto al POR, con el voto nulo señalamos no sólo nuestro repudio a los
politiqueros burgueses sino el camino que nos orienta a preparar la revolución
social que dará a luz a nuestro propio gobierno de Obreros y Campesinos,
asentado en la democracia directa ejercida por las masas desde las asambleas,
cabildos y Órganos de Poder la las masas explotadas.

13.- DESTERRAR LA POLITIQUERÍA

Contra la politiquera del gobierno, la oposición derechista y la burocracia sindical


que utilizan cualquier pretexto para distraer la atención de los hambrientos para
que abandonen la lucha por pan, trabajo, educación, salud, se impone la

LUCHA UNITARIA POR:

· SALARIO QUE CUBRA EL COSTO DE LA CANASTA FAMILIAR


(SALARIO MÍNIMO VITAL) CON ESCALA MÓVIL (CONTRA LA INFLACIÓN),
JUBILACIÓN CON EL 100% DEL SALARIO.

· FUENTES DE TRABAJO ESTABLES PARA LOS DESOCUPADOS

· RESPETO IRRESTRICTO A LAS CONQUISTAS Y DERECHOS


LABORALES, INAMOVILIDAD LABORAL

· TIERRA PARA LOS CAMPESINOS

· DERECHO A LA AUTODETERMINACIÓN DE LAS NACIONES


ORIGINARIAS

· EDUCACIÓN Y SALUD ÚNICAS Y UNIVERSALES FINANCIADAS


POR EL ESTADO

26
Politiquería es demagogia, traición, engaño, carrerismo social y económico.

La politiquería sólo nos ha traído frustraciones, entreguismo al imperialismo, fácil


enriquecimiento de los explotadores y sus lacayos mientras la mayoría nacional
es empujada más y más a la miseria.

La política revolucionaria organiza a los explotados para la batalla por imponer a


los explotadores la atención de nuestras necesidades y se orienta hacia la
expulsión por la vía insurreccional de los opresores del poder y la constitución de
un gobierno de obreros, campesinos y los oprimidos de las ciudades para
construir una nueva sociedad basada en la propiedad social de los medios de
producción.

EL P.O.R. RATIFICA SU INQUEBRANTABLE DETERMINACIÓN DE LUCHA


JUNTO A LOS EXPLOTADOS Y OPRIMIDOS POR LA LIBERACIÓN DEL PAÍS
DEL YUGO IMPERIALISTA Y DAR FIN CON TODA FORMA DE OPRESIÓN
NACIONAL Y EXPLOTACIÓN BURGUESAS

POR EL TRIUNFO DEFINITIVO DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA, DE LA


INSTAURACIÓN DEL GOBIERNO OBRERO-CAMPESINO Y DE TODOS LOS
OPRIMIDOS

¡POR LA NUEVA SOCIEDAD SIN EXPLOTADOS NI EXPLOTADORES!

¡FUERA LOS IMPOSTORES!

MASISTAS Y OPOSITORES DE LA DERECHA TRADICIONAL SON LA MISMA


PORQUERÍA:

LACAYOS DE LAS TRANSNACIONALES Y DE LA BURGUESÍA.

27
PROGRAMA DEL PARTIDO
OBRERO REVOLUCIONARIO
(P.O.R.)

II. LAS CLASES SOCIALES, LA PENETRACIÓN IMPERIALISTA Y LA


NATURALEZA DE LA REVOLUCIÓN

5. Alrededor de la mitad de la población vive asentada en el agro, labrando la tierra individual-


familiarmente, con métodos heredados del incario y de la colonia y languidece en un estadio
predominantemente pre-capitalista. La excepción de las pocas haciendas agropecuarias capitalistas,
casi todas ellas ubicadas en el Oriente no hace más que confirmar la regla.
Las masas nativas se han ido formando históricamente por sedimentación de toda una gama de
nacionalidades que, a su turno, conocieron la condición de opresoras y oprimidas. Esta situación
todavía se expresa por la multiplicidad de las lenguas y por las luchas seculares entre comunidades
campesinas. En este mosaico multifacético, se distinguen por su número los aymaras y quechuas. La
situación de extrema miseria y primitivismo nivela a estos conglomerados humanos y las naciones se
confunden con la clase, no ha tenido lugar una diferenciación social en ellas. Una minoría blancoide,
prolongación de los que con el advenimiento de la república acentuaron los ya intolerables
sojuzgamiento y explotación chapetones de los siervos, pongos y la ursupación de la tierra de las
comunidades, oprime a las vastas nacionalidades indias. Si hay opresión nacional la respuesta
28
obligada es la lucha por la autodeterminación de las nacionalidades nativas, su derecho de
constituirse en Estados independientes si así lo desean.
Estas nacionalidades nativas soportan una opresión despiadada desde hace cinco siglos por lo
menos. Sus particularidades y su sempiterna rebelión se sintetizan en la demanda de la devolución
de la tierra que les fue usurpada y del ejercicio del derecho a la autodeterminación nacional.
La tan manoseada defensa de la identidad cultural y la implantación de las autonomías indígenas las
promesas oficiales de dictación de una ley de comunidades -aspectos secundarios con referencia a la
lucha fundamental- son posturas distraccionistas que buscan perpetuar la opresión de la minoría
blancoide, ejercitada a nombre de una supuesta nación minoritaria.
La reforma agraria de corte burgués de 1953 intentó, concretizando los temores movimientistas ante
el proletariado belicoso y osado, crear una vasta capa de pequeños propietarios prósperos, capaces
de actuar, en defensa de sus intereses, como poderoso muro de contención opuesto al avance de la
clase obrera radicalizada. Nada de esto ha ocurrido y el campesinado sigue siendo el aliado natural
del proletariado. La reforma agraria ha parcelado excesivamente la propiedad de la tierra, creando el
agudo problema del minifundio. La sed de tierra no ha sido saciada y la miseria sigue golpeando a los
hombres del agro. La lucha por los problemas cotidianos lleva a los campesinos a consolidar su
alianza con los obreros. La no concentración de la tierra parcelada en la gran hacienda burguesa
explica el fracaso del Movimiento Nacionalista Revolucionario en su propósito de lograr el desarrollo
capitalista del país.
El campesinado sufrió en carne propia las consecuencias de la política burguesa del MNR; el
minifundio, el empobrecimiento de las tierras cultivables y la subordinación política al oficialismo,
factores que tuvieron como correlato en la conciencia del indígena la conclusión de que el ciclo
nacionalista había concluido en una reedición de las clásicas prácticas racistas y discriminatorias
reproducidas por la clase dominante k`ara y por los sectores urbanos. El indigenismo es, desde esta
óptica, la respuesta nacionalista de ciertas capas que se reclaman del movimiento indígena a la
situación de opresión cultural de las naciones nativas. Sus principales representantes provienen de la
clase media urbana que obtuvo cierto nivel de educación –y por tal razón son altamente influenciables
a las novedades intelectuales de la metrópoli-, que apelan a un nacionalismo indígena, y como tal, a
un pasado mítico, heroico y glorioso e idealizado de la “comunidad” nativa. Las reivindicaciones del
movimiento indígena, que desde su nacimiento el indigenismo las ha reducido y abstraído al ámbito
cultural, llegan, por esa vía, a desnaturalizarse completamente para concluir sosteniendo a la
sociedad burguesa y con ello a la opresión de las naciones-clase originarias. Por el contrario, la
política revolucionaria sostiene que la alianza obrero-campesina es la bisagra que logra articular las
demandas de clase con las demandas culturales y nacionales, sentando como objetivos la
destrucción de la opresión imperialista y burguesa, expresados en su estado, como la única forma de
resolver la lacra histórica del racismo y la discriminación. No se puede rescatar, revalorizar ni
reivindicar las culturas de las naciones indígenas sin proceder antes con la revolución proletaria. El
indigenismo se agota en el empeño por lograr que ciertas capas del movimiento indígena campesino
sean asimiladas a la clase dominante y a conseguir el reconocimiento formal de su existencia por
parte del Estado Burgués.
La bajísima productividad en el agro se debe al minifundio, al trabajo individual a mano con arado de
madera. Una parte de las grandes haciendas han sido devueltas a sus antiguos propietarios. La sed
de tierra no ha sido satisfecha y los campesinos, de manera espontánea, periódicamente, se
encaminan a apropiarse de la tierra que aún queda en manos de los restos del gamonalismo.

29
El rasgo diferencial de los campesinos consiste en que se encuentran desperdigados en toda la
expansión territorial y no han dado nacimiento a grandes concentraciones urbanas; las pequeñas
poblaciones, casi siempre deshabitadas, son débiles puntos de contacto para el intercambio de
productos y centros de una rudimentaria administración. Los moradores de un ayllu o de una región
consideran que ahí comienza y acaba el mundo. No tienen posibilidades para asimilar y generalizar
las experiencias de los campesinos de otras zonas y poseen muy débiles y confusos recuerdos de las
luchas de sus antepasados, pagan muy caro su analfabetismo y su incultura; a todo esto hay que
añadir que son, sobre todo, pequeños propietarios y como tales defienden a sangre y fuego sus
diminutas sayañas y sus unidades de animales, fuente de su aterradora miseria, su mayor ambición
es la de engrandecer su propiedad. Uno de los errores más difundidos en las filas de la izquierda,
últimamente potenciada dentro del M.A.S. consiste en que considera que los campesinos son, por su
propia naturaleza, socialistas (aseveración irresponsable que parte de la deformación histórica que
sienta la tesis del carácter socialista del imperio incaico, error que constituye el rasgo dominante de la
ultraizquierda pequeño-burguesa). El campesino no solamente que no es socialista sino que no
puede adquirir conciencia de clase capaz de superar su naturaleza pequeño-burguesa por el solo
hecho de que lleguen hasta él algunos predicadores. Durante mucho tiempo la izquierda de los
países andinos estuvo dominada por el indigenismo, que consiste en que el comunismo no sería más
que un retorno al "comunismo" del incario, esta postura, además de utópica es conservadora, esto
porque pregona el retorno de un pasado primitivo y ciertamente no comunista. Huellas de esta
aberración pueden encontrarse en quienes tienen como programa la vuelta a los valores autóctonos,
etc.; y ese es el punto alrededor del cual giran las tendencias populistas; el racismo indigenista, que
demagógicamente reclama para las razas aymaras y quechuas la hegemonía del proceso
revolucionario y de la sociedad, es manejado por el imperialismo y la reacción, empeñados en tornar
imposible la alianza obrero-campesina.
Engels escribió en 1893 los siguientes conceptos, por demás sugerentes, acerca de la comunidad
agraria rusa: "En Rusia lo mismo que en cualquier otra parte, no se hubiese podido desarrollar a partir
del comunismo primitivo y de la comunidad agraria una forma social superior, a menos que esa forma
superior existiese ya en otro país y pudiese servir de modelo. Como esta forma superior -siempre que
sea históricamente posible- es una consecuencia necesaria de la forma capitalista de producción y
del antagonismo dualista social creado por ella, no puede desarrollarse directamente a partir de la
comunidad agraria más que como imitación de un modelo existente en alguna parte".
Es el modo individual de la producción de la vida campesina el que impide a los hombres del agro
expresarse políticamente, organizarse como partido político. Su combatividad y firmeza en la lucha
por la tierra y contra la autoridad, permitirán al proletariado llegar al poder y junto a éste ser gobierno.
La lucha defensiva de los sembradores de coca cobra relieve por la acción norteamericana (presencia
abusiva de la DEA o de tropas del ejército) buscando resolver sus problemas y taras del narcotráfico
y drogadicción a costa del agravamiento de la miseria y represión sangrienta de los campesinos.
La hoja de coca forma parte de la cultura y economía de las masas nativas, lo que impone luchar por
el derecho de su libre cultivo, comercialización e industrialización.
Las tan manoseadas consignas de "desarrollo alternativo", "coca, por desarrollo" o autorregulación de
los cultivos por los propios campesinos cocaleros no son más que máscaras para encubrir la
destrucción física de los cocales y de los campesinos, que necesariamente usa la violencia,
uniformada o no.

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La gran masa colonizadora, parte de la clase obrera desplazada, a veces forzadamente, mantiene en
alto la política revolucionaria de su pasado proletario y se suelda en su lucha con los explotados de
las ciudades. En alguna forma es la pieza que une las expresiones sociales del agro y de la ciudad.
No solamente los campesinos, sino también los obreros, luchan por la recuperación de la tierra en
poder de los que no las trabajan, por la construcción de caminos que faciliten la comercialización de
los productos agropecuarios, el no pago de impuestos de la masa que soporta una extrema miseria,
la ampliación de los servicios gratuitos de salud, educación, etc., la legalización y enseñanza de la
lectura en las lenguas maternas, la ciudadanía plena en favor de todos los campesinos, defensa de
las culturas nativas, contra los abusos de las autoridades, etc.
La mayor parte de los campesinos, como consecuencia de los efectos de la reforma agraria
movimientista, son pequeños propietarios, dueños de parcelas minúsculas en un país en el que la
productividad es muy baja, debido a la técnica primitiva que se utiliza en la agricultura. Una parte de
las grandes haciendas han sido devueltas a sus antiguos propietarios y, por lo menos parcialmente,
han quedado sin ser tocadas las llamadas propiedades capitalistas y las clasificadas como medianas,
al Oriente no llegó la reforma agraria, la oligarquía oriental se asienta en su condición de propietarios
de grandes extensiones de tierra, es decir en el latifundio. La sed de tierra no ha sido satisfecha y los
campesinos, de manera espontánea, periódicamente se encaminan a apropiarse del resto de la tierra
que aún queda en manos de sus usurpadores tradicionales y que utilizan el trabajo ajeno.
Al lado de estos pequeños propietarios tenemos a los cooperativistas, generalmente asentados en
propiedades que eran fiscales y ellos mismos han venido de las ciudades y otros centros de trabajo,
donde eran proletarios. Los cooperativistas, gracias a su origen muestran un elevado nivel de
politización, pero viven dominados por los intereses y ambiciones que nacen en el pequeño
propietario; como quiera que su objetivo es producir para el mercado, sufren las consecuencias
negativas del poco desarrollo de los medios de comunicación, de las dificultades de la
comercialización, de la falta de créditos, de cooperación técnica, de los elevados impuestos a sus
productos, de la política oficial que consiste en pretender descargar el desbarajuste económico y el
elevado costo de vida sobre los pequeños productores agropecuarios. Estos problemas, por lo demás
son comunes para los campesinos, los cooperativistas que producen para el mercado y no
básicamente para el consumo de la familia, los soportan de manera más directa y brutal. El Partido
tiene que dar una respuesta concreta a tales problemas y no limitarse a soslayarlos con el fácil
pretexto de catalogarlos como insignificantes o extraños a la clase obrera.

6. La clase media de las ciudades esta compuesta de capas que vienen unas de nuestro pasado y
otras que han sido creadas por las necesidades del capitalismo (la nueva clase media).
En la parte superior se encuentran, precisamente, las criaturas de la penetración imperialista: los
tecnócratas, los administradores, los modeladores de la opinión pública, los intelectuales encargados
de justificar el saqueo y opresión del país por la metrópoli, los profesionales que actúan como
auxiliares de los monopolizadores de los medios de producción, etc. Estas estratas tienen como norte
ascender en el escalón social, hacerse burgueses; el capitalismo, en pago de su fidelidad, a veces las
asimila al equipo que maneja las empresas y las convierte en accionistas menores. La cúspide de la
clase media es la sirviente y aliada de la burguesía nacional y de¡ imperialismo, combate sañuda e
histéricamente al proletariado y a los partidos revolucionarios.

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La mayoría de la nueva clase media (empleados públicos, profesionales jóvenes, maestros,
estudiantes, el grueso de los periodistas y de los intelectuales) está empobrecida y difícilmente
sobrevive en medio de crecientes exigencias económicas y falta de protección social.
La desesperación ocasionada por la miseria y por las medidas represivas, que le alcanzan en gran
medida, la obligan a rebelarse contra el estado de cosas imperante. Después de que experimentan la
traición de su dirección política (nacionalismo, ultraizquierdismo de diversos pelajes, indigenismo) y
buscando la solución para sus problemas más premiosos, se tornan permeables ante la propaganda
revolucionaría y la influencia del proletariado radicalizado en ascenso.
El sector más interesante es el de los estudiantes, de los maestros, periodistas e intelectuales, que,
además de las razones indicadas, por su actividad intelectual, por el manejo de las ideas y de
papeles impresos, pueden ser fácilmente ganados por ideas marxistas. De esta manera se tornan
valiosos auxiliares del proletariado en su lucha, pues pueden realizar con eficiencia determinadas
labores de propaganda y agitación. La masa estudiantil es, por otra parte, una poderosa carga
revolucionaria potencial y en algunas ciudades cobra importancia decisiva en la lucha callejera y en la
agitación de largo alcance. El partido de la clase obrera tiene que dedicar especial atención para
ganar a estas capas sociales. Se deben soldar reivindicaciones universitarias (autonomía
universitaria, co-gobierno paritario docente estudiantil, etc.) y estudiantiles, con la estrategia de la
clase obrera.
La vieja clase media (artesanos, pequeños comerciantes y propietarios) sufren las consecuencias de
su primitivismo tecnológico y de la despiadada competencia de la producción maquinizada y en serie.
El taller artesanal se está disgregando ante nuestros ojos y sólo la incipiente industrialización del país
impide su masiva proletarización. El artesano, para sobrevivir y defender su taller, somete a una
despiadada explotación a toda su familia y carece de la protección estatal. Esta capa social se inclina
naturalmente hacia el proletariado y su enorme número puede convertirse en un importante factor de
lucha revolucionaria. El enorme peso demográfico del artesanado guarda relación inversa con su
papel en la economía nacional, que no es de significación; su desesperada lucha por superar su
extrema miseria lo convierte en importante sector de las masas que diariamente se rebelan contra el
sistema social imperante.
La impresionante masa inmersa en la llamada "economía informal" (inflada en extremo por los efectos
desastrosos de la crisis económica capitalista estructural) adquiere importancia por haber jugado
inicialmente el papel de colchón amortiguador de la exacerbada lucha de clases y por haber concluido
como poderosa fuerza social explosiva.
La gran capa de desocupados, consecuencia de la crisis económica estructural de la sociedad, ha
inflado desmesuradamente al sector de comerciantes hormigas, de cambistas, pisa-cocas, artesanos
improvisados que trabajan algunas horas al día y apenas si ganan para costear su magro sustento
diario. Su constante movilización demuestra que se han convertido en una potente palanca contra el
orden social y su ordenamiento jurídico.
No puede concebirse la lucha política y sindical revolucionaria al margen de artesanos, informales,
pequeños comerciantes, etc.
La miseria desesperante de la clase media contribuye a agudizar la lucha de clases y, por momentos,
se coloca en primera línea en el combate.
Se trata de la consecuencia del poco desarrollo del país y que torna inviable la democracia burguesa,
potenciando, al mismo tiempo, a la acción directa.

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Así como no puede esperarse ya un desarrollo total y libre del capitalismo, tampoco habrá en el futuro
un generoso florecimiento de la democracia burguesa. La mayoría nacional conocerá los beneficios
de la democracia bajo la dictadura del proletariado.

7. La casi inexistente burguesía nacional ha sido reemplazada por el imperialismo, que ha tomado a
su cargo y modelado conforme a sus intereses los aspectos fundamentales de la economía. En el
campo político no ha aparecido un partido burgués nacionalista que exprese en su programa la lucha
contra la opresión imperialista, y no adquirió esa categoría, ese aborto que se llamó Partido Social
Demócrata y que pomposamente se autotituló el partido de los gerentes. En el plano político es la
pequeña burguesía nacionalista la que inútilmente pretende llenar el vacío que debía ocupar la
burguesía nacional.
La privatización de las empresas estatales, la imposición de la economía de mercado, obedeciendo a
las exigencias del. imperialismo (transnacionales), tampoco han logrado la puesta en pie de una
tendencia propia de la burguesía industrial. Son los partidos nacionalistas y los reformistas, los que
dócilmente ejecutan esa política antinacional y antipopular que impide el acelerado potenciamiento de
una burguesía independiente y contrapuesta al imperialismo.
Son esos partidos nacionalistas los que enarbolan los intereses de la clase dominante. Algunos de
ellos, como el MNR, ADN, PDC, etc., han concluido estrangulados por las gerencias empresariales.
La extrema debilidad de la burguesía nacional ha sido, históricamente hablando, la causa de la
extrema miseria de la supuesta democracia y la que ha abierto la perspectiva de los gobiernos
castrenses nacionalistas, que a su modo también intentaron cumplir las tareas democráticas
pendientes de realización.
El desarrollo económico de una parte del Oriente boliviano alrededor de la producción agrícola
destinada a la exportación (desarrollo logrado gracias a considerables inversiones de capital
extranjero, a créditos bancarios y a inversiones estatales en la construcciones de caminos, etc.,
factores que suman a los ingentes recursos naturales de la zona) ha permitido el surgimiento de una
nueva capa social de la clase dominante, la que se conoce con el nombre de burguesía agro-
industrial; es económica y políticamente débil aún pero refleja el despertar de la región tropical.
Sus problemas de crecimiento, agudizados por las características propias de la población
agropecuaria (dificultades de comercialización, ingentes gastos con fines de alto costo de transporte,
necesidad de apoyo bancario para hacer frente a las eventualidades naturales del sector), obligan a
la naciente burguesía agro-industrial demandar del Estado boliviano un apoyo decidido y cuantioso y
que éste está muy lejos de poderle proporcionar. De manera natural se inclina hacia los regímenes
fuertes que sean capaces de imponer autoritariamente orden, trabajo y metas de producción
(consigna grata a los oídos del fascismo) y está dispuesta a apoyarlos a cambio de un decidido
respaldo económico, pues precisa que el Estado les sirva de andadera para luego alcanzar las
alturas. Tiene osadía y es muy exigente, pero no posee la suficiente fortaleza para expresarse
políticamente en su propio lenguaje y hasta ahora no ha dado muestras de interesarse en una
organización política propia. Apoyó, sobre todo económicamente, al golpe fascista de 1971, pero
inmediatamente entró en contradicción con el régimen castrense al ver que sus exigencias eran
constantemente preferidas. Se ha visto que los golpistas de turno invariablemente dirigen la mirada
hacia los potentados orientales y éstos están prestos a poner el hombro a todo aventurero que les
ofrezca ayuda generosa desde el poder.

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La industria nativa, que nació difícilmente bajo la sombra protectora de la gran minería fue perdiendo
importancia paulatinamente, al mismo tiempo que se operaban modificaciones en el seno de la clase
dominante.
Perdido el apoyo de los grandes mineros, buscó la protección del Estado y así vivió parasitariamente,
fueron inútiles sus esperanzas en los programas de desarrollo regional del continente. La
parcelación de América Latina, consecuencia de la política norteamericana, frustró sucesivamente los
planes unionistas.
El capital financiero ha concluido penetrando profundamente a las pocas empresas fabriles con rótulo
de bolivianas.
La minería mediana es la que ha conocido mayores progresos y políticamente muestra una fisonomía
definida e inconfundible. Se ha transformado en el canal por el cual el imperialismo retorna el control
de la industria básica del país y que para aquel tiene valor estratégico. El pujante crecimiento y
concentración de la minería mediana se realiza a costa del estrangulamiento de la pequeña y en
desmedro de los intereses de la empresa estatizada.
Se han levantado las reservas fiscales de las zonas mineras, a fin de que puedan operar libremente
las transnacionales y las empresas nacionales realizar algunos pequeños negocios. Política que se
mantiene sin variantes por todos los gobiernos de turno. Los llamados gobiernos neoliberales de
manera franca y abierta, los gobiernos anti-neoliberales, como se autocalificó el gobierno del MAS, de
manera encubierta disfrazando la presencia de las transnacionales bajo la figura de “socias” y ya no
“patronas”. Ficción que se desmorona cuando todos los proyectos de desarrollo e industrialización de
las materias primas dependen de que las “socias” estén dispuestas a invertir o no, según su
conveniencia.
Los mineros medianos y los empresarios en general no buscan servir a los partidos burgueses -entre
los que hay que incluir al MAS-, sino utilizarlos para controlar el aparato estatal, a fin de enriquecerse
más rápidamente.

8. El gobierno del MAS, después de su primera victoria electoral, desarrolló la teoría de que la
transformación del viejo Estado se iniciaba con la instalación de la Asamblea Constituyente, porque
de ella surgiría la estructura de un nuevo Estado cualitativamente diferente plasmado en una nueva
Constitución Política del Estado que erradique el colonialismo externo e interno y se oriente a uno
incluyente que respete todas las formas de propiedad existentes, la pluralidad cultural y económica;
un Estado solidario, complementario, democrático, recíproco, etc. Está clara la tendencia reformista
de concebir los cambios de la sociedad a partir de las reformas puramente superestructurales, en
este caso legales, en esto consistiría la pregonada “revolución pacífica y cultural” en el marco de la
democracia que consiste en que los oprimidos de hace 500 años ahora tienen el derecho de ser
incluidos en el “nuevo Estado” para participar decisivamente, de igual a igual, con los detentadores
hasta ahora del poder. El resultado de esta concepción reaccionaria queda plasmada en la
Constitución que nace en un parto accidentado y grosero que retrata de cuerpo entero la pobreza
política de sus actores de derecha y reformistas.
La estructura económica del país no cambia. La nueva Constitución diseña un Estado que reconoce
la vigencia de todas las formas de propiedad existentes hasta ahora: de la gran propiedad privada de
los medios de producción en manos del imperialismo y de la raquítica clase dominante nativa, de la
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pequeña propiedad privada en manos de la inmensa capa media de las ciudades y del campo, de las
sobrevivencias de la propiedad comunitaria de la tierra en el Occidente y en el Oriente y de sectores
de economía estatal que el gobierno, para convertirlas en productivas, busca desesperadamente el
apoyo del capital financiero imperialista.
Todas estas formas de propiedad constituyen la estructura material del país y determinan múltiples
formas de relaciones de producción que, a su vez, definen el comportamiento de las clases sociales,
sus limitaciones políticas y sus posibilidades.
Estas formas de propiedad no se encuentran aisladas entre ellas, coexistiendo como estancos
totalmente separados. Por el contrario, interactúan entre ellas estableciendo relaciones de opresión y
dominación. Unas, por su naturaleza, son la negación de las otras porque sus existencias significan
socavar los intereses materiales de las demás.
La pequeña propiedad privada se rebela contra la grande, este hecho es cotidiano en el agro cuando
los pequeños parcelarios que con el correr del tiempo ven reducidas sus propiedades al punto de que
ya no pueden dar cabida a los nuevos miembros de la familia que se ven obligados a emigrar a las
ciudades para someterse a formas de vida miserables. Estos sectores constantemente presionan
contra la existencia del latifundio y las ocupaciones de tierras son constantes, provocando situaciones
de alta beligerancia.
Las contradicciones de la propiedad comunal con la privada (grande o pequeña) de la tierra también
son constantes a causa del avasallamiento de la primera por las incursiones de los pequeños
propietarios y de los latifundistas a los territorios comunitarios de origen que son el hábitat de los
originarios del Oriente, para citar uno de los múltiples casos que se producen a lo largo y ancho del
país.
Las formas de propiedad estatal son permanentemente socavadas por la gran propiedad privada,
sobre todo por aquella controlada por el imperialismo, en un Estado en manos de la clase dominante.
COMIBOL, en su momento, fue empujada a la quiebra porque fue subordinada a los intereses del
imperialismo y de la empresa privada nativa.
La gran propiedad privada define la suerte de la economía nacional. Subordina y condiciona a las
otras formas de propiedad. Por este canal el país está ligado al mercado mundial y es la fuente de
ingreso de divisas, por mucho que los teóricos de reformismo pretendan sobrevalorar la pequeña
propiedad y la comunitaria.
No se trata de la estúpida interpretación de los teóricos del reformismo en sentido de que existe un
desprecio a las propiedades pequeña y comunitaria, sino de la comprensión cabal de que éstas -en el
actual nivel de desarrollo del capitalismo- son la negación de la posibilidad de un mayor desarrollo de
la humanidad, que se han convertido en un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas.
Las formas de la propiedad comunitaria probablemente serán el punto inicial de la colectivización total
de la propiedad a condición de que se acabe con toda forma de propiedad privada, esto en el proceso
de la construcción del socialismo bajo la dirección de la dictadura del proletariado. Los teóricos
posmodernistas del “socialismo del siglo XXI” cuyos análisis anti-marxistas que niegan la lucha de
clases, tienen que comprender que el socialismo no puede consolidarse sobre los cimientos de la
economía precapitalista; el socialismo, como una etapa del desarrollo de la humanidad, significa
liberar las fuerzas productivas de las ataduras de las relaciones de producción capitalistas para que el
desarrollo de las máquinas y la capacidad productiva del hombre sirvan para satisfacer plenamente
las necesidades humanas; sólo en estas condiciones podrá sobrevenir el comunismo superior.

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Esta contradictoria y compleja estructura económica del país y la preeminencia de la gran propiedad
privada de los medios de producción es punto clave para comprender que la quimera reformista del
tránsito pacífico y a largo plazo al “socialismo del siglo XXI” está condenada al fracaso. La tesis marx
– leninista- trostkysta, en este punto, señala con claridad que –a esta altura del desarrollo del
capitalismo- ya no es posible el desarrollo de los países capitalistas atrasados como Bolivia en el
marco de las relaciones de producción capitalistas; el imperialismo se interpone como el principal
obstáculo a este desarrollo y, en esto, estriba su carácter reaccionario y decadente. Esta realidad se
encarga de desnudar, por otra parte, la falacia de que pueden coexistir armónicamente todas las
formas de propiedad que consagra la Constitución como fundamento material de un país “solidario,
complementario, recíproco, incluyente”, etc. Los “sabios“ analistas y teóricos del reformismo que no
comprenden esta realidad, están condenados a caer en el subjetivismo más grosero y a desarrollar
una política reaccionaria al negar la lucha de clases y el derecho de los explotados a usar la violencia
para echar por tierra el actual orden social decadente. Consecuentes con esta política reaccionaria,
por ejemplo, penalizan la violencia (acción directa) de los explotados en su proyecto de la nueva ley
laboral.

9. En la misma medida en que el grado de la penetración imperialista determina la poca significación


de la burguesía nacional, acentúa la importancia política del proletariado.
La clase dominante boliviana que, pese a la reforma agraria, sigue apoyándose en alguna forma en
los sectores pre-capitalistas, es servidora e instrumento del imperialismo, vive bajo su ala protectora,
y es éste el que se ha erigido en el amo verdadero del país. Clase dominante criolla e imperialismo
aparecen confundidos, pero no en el mismo plano, pues el último es la fuerza decisiva. No puede
concebirse la lucha contra el imperialismo aislada de la lucha contra la clase dominante criolla. Los
ataques definitivos tienen que estar dirigidos contra el amo imperialista y no serían tales si sólo
tuviesen como finalidad herir al sirviente, la clase dominante boliviana.
El no cumplimiento de las tareas democráticas y la incapacidad demostrada por la pequeña
burguesía para hacerlo, abre la perspectiva de que la clase obrera tome el poder para que ella las
materialice. Esta clase desde el momento mismo en que se hace presente en el escenario adquiere
su propia fisonomía, es decir, su conciencia, tiende a libertarse y para ello se ve compelida a libertar a
toda la sociedad, a toda las clases oprimidas, porque lo contrario significaría detenerse en alguna
forma de opresión clasista que supone explotación y opresión. Por estas razones, el atraso del país y
su desarrollo combinado obligan al proletariado no solamente a cumplir sus propias tareas, aquellas
que históricamente le corresponden, y que emergen del desarrollo mismo de la sociedad y del grado
de madurez alcanzado por las fuerzas productivas en escala mundial sino también aquellas que no
han podido cumplir las otras clases, concretamente, la burguesía.
Las tareas burguesas en manos del proletariado adquieren una insospechada proyección, serán
cumplidas a plenitud para poder transformarse en socialistas no pueden quedar empantanadas en
medio camino de su cumplimiento, como ocurre cuando el nacionalismo pequeño burgués intenta
materializarlas. El proletariado imprime su propio sello a todo el proceso y también a las tareas ajenas
que toma a su cargo.
El atraso del país plantea al proletariado como una necesidad histórica el convertirse en caudillo
nacional, no otra cosa significa plantear la solución de las tareas democráticas no cumplidas, señalar
el camino del progreso y del ingreso pleno a la civilización. Por otro lado las clases sociales que
corresponden a las relaciones de producción precapitalistas, particularmente las masas campesinas,

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en determinado momento utilizan su explosividad revolucionaria como el motor que empuja al
proletariado al poder; éste no conquista el control del aparato estatal como clase obrera aislada,
como resultado de su actividad puramente clasista, sino marchando sobre los hombros de los
campesinos y de los sectores mayoritarios y empobrecidos de la clase media de las ciudades. Los
campesinos siguen y apoyan al proletariado no en consideración de que aquellos no son
instintivamente comunistas, sino porque no encuentran ningún otro canal para satisfacer sus
necesidades más premiosas. El proletariado boliviano es demográficamente minoritario y, pese a su
gran politización, arrastra las consecuencias del atraso cultural del país. Su situación minoritaria le
impide plantearse la posibilidad de tomar el poder como clase aislada y, consiguientemente, de
realizar una revolución puramente socialista. Si la clase obrera se aislase del resto de las clases
oprimidas para instaurar su propio gobierno no podría mantenerse en el poder, porque tendría a la
mayoría nacional en su contra. El aspecto negativo de su escaso número se supera cuando el
proletariado se convierte en caudillo nacional, cuando sus planteamientos adquieren carácter de
planteamientos nacionales, cuando se toma portavoz de la mayoría nacional del país. La evolución de
la conciencia de clase del proletariado (no un reflejo mecánico del perfeccionamiento tecnológico de
la explotación capitalista, sino, en gran medida, el resultado de todo un proceso en la superestructura
y sujeto a sus propias leyes)se expresa en la estructuración del Partido Obrero Revolucionario, cuyo
programa expresa políticamente los intereses de aquel. La historia del Partido Obrero Revolucionario
es la historia de la clase obrera y de la misma revolución boliviana, cuya teoría es una de sus obras
gigantescas; no solamente es la indiscutida vanguardia revolucionarla, sino que ha dado pruebas de
su capacidad de actuar como dirigente en la lucha de clases, poseyendo al respecto una valiosa
experiencia. El Partido Obrero Revolucionario es, como corresponde al estado mayor del
proletariado, un partido centralizado y conformado por revolucionarlos profesionales, estructurado
sobre el eje del centralismo democrático.
Es fácil comprender por qué Trotsky anotó que la opresión imperialista, siendo de carácter nacional y
no exclusivamente clasista, lejos de aminorar y anular la lucha de clases en la nación oprimida, la
acentúa.
Cuando decimos que el proletariado cumplirá las tareas democráticas, nos estamos re firiendo
también a la liberación nacional, lo que quiere decir que debe derrotar políticamente a las direcciones
de las clases oprimidas no proletarias, para poder ganar a las masas que hasta ese momento
controlaban.
La revolución boliviana será la revolución protagonizada por las masas, por la nación oprimida por el
imperialismo (y en su seno no una sino varias clases) bajo la dirección del proletariado, que llegará al
poder en calidad de caudillo nacional e instaurará el gobierno obrero-campesino (dictadura del
proletariado), directamente apuntalado por los campesinos y los sectores mayoritarios y
empobrecidos de la pequeña burguesía de las ciudades.
La revolución boliviana se integra a la revolución internacional y principalmente latinoamericana, pues
sus problemas solamente podrán solucionarse en el marco de los Estados Unidos Socialistas de
América latina.
La contradicción básica es la que se da entre la nación oprimida y la nación opresora
(imperialismo),pero la nación oprimida se expresa políticamente a través de la política revolucionaria
del proletariado.

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III. LA MADUREZ POLÍTICA DEL PROLETARIADO
(El ciclo nacionalista)

5. La evolución política del proletariado, de su conciencia, de su constitución como clase, de la


politización de las masas, aparece jalonada por los siguientes hitos trascendentales:
La aprobación de la “Tesis de Pulacayo” por el congreso extraordinario de la Federación Sindical de
Trabajadores Mineros de Bolivia, permitió señalar la dictadura del proletariado como finalidad
estratégica de la lucha de clases, que realizará las tareas democráticas para transformarlas en
socialistas. De esa época arranca inconfundible la afirmación de la independencia política de la clase
obrera.
La Central Obrera Boliviana fue estructurada como resultado de la lucha librada por la mayoría
nacional durante el sexenio rosquero (1946-1952) contra la clase dominante y buscando enarbolar la
política revolucionaria propia del proletariado. Nació como un soviet u órgano de poder opuesto al
gobierno movirnientista. La dualidad de poderes se resolvió en favor del gobierno; en el primer
momento señaló el camino que deben seguir los explotados si buscan su liberación. En 1954 (primer
congreso) la COB abandona la “Tesis de Pulacayo ”y se declara oficialista, entonces comienza su
proceso de burocratización y degeneración.
El camino, revolucionario apareció inconfundible cuando los explotados se movilizaron contra la
política derechista y proimperialista de Siles Zuazo (1956-1960),contra el rnovimientismo en el poder
en 1964, contra el gorilismo barrientista.
La superación del nacionalismo de contenido burgués por las masas, particularmente proletarias, se
hizo evidente en su actitud de rechazo a los gobiernos populares de los generales Ovando y Torres.
Plantearon una política independiente y posiciones mucho más avanzadas que las formuladas por las
tendencias burguesas más radicales.
La Asamblea Popular de 1971 resumió ¡a anterior experiencia y la proyectó hacia el porvenir. Dejó
sentado que si los explotados buscaban liberarse socialmente y de las cadenas imperialistas, debían
conquistar el poder político, destruir a la burguesía y a la gran propiedad privada burguesa de los
medios de producción. Señaló que para alcanzar este objetivo no quedaba más que la vía
insurreccional opuesta al parlamentarismo.
Como no podía ser de otra manera, ni la rosca ni el nacionalismo han logrado emancipar a la mujer,
pese a que le han reconocido alguno de sus derechos elementales. La mujer sufre las consecuencias
de la explotación capitalista, de la superexplotación de que es objeto dentro de la familia de pequeños
productores y también de los prejuicios de tipo feudal (sociales, religiosos, etc.). La división de clases
es tan profunda que se traduce inclusive en la vestimenta y es notable en el campo femenino. La
escuela acentúa esta diferencia social. Junto a la lucha por la escuela única, el Partido Obrero

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Revolucionario plantea la necesidad de que la lucha revolucionaria del proletariado incluya en su
programa la liberación efectiva de la mujer, doblemente oprimida en esta sociedad clasista. No
solamente se trata de conquistar el salario igual para el trabajo igual, sino de que las mujeres gocen
de los mismos derechos civiles y políticos que los hombres, que las mujeres en su integridad tengan
acceso a las fuentes de cultura, etc.
La liberación de la mujer es un problema social y pasa por la destrucción de la gran propiedad privada
burguesa y la socialización de los medios de producción, que permitirá liberarla de la esclavitud del
hogar
La juventud ocupa un importante lugar en la lucha revolucionaria, particularmente en Bolivia donde el
proletariado (es demasiado joven; el movimiento juvenil constituye uno de los valiosos capitales del
partido obrero. El POR vanguardiza la batalla en pro de las reivindicaciones juveniles, organiza a los
j+ovenes y les entrega su bandera de combate:
Cese a la discriminación en contra de la juventud en los lugares de trabajo; libre acceso a los
institutos de enseñanza que deben ser gratuitos y dejar de ser monopolio del privilegio clasista;
derecho a voto desde los 18 años; lucha contra la cesantía; alfabetización en lenguas madres, etc.
Así la vanguardia obrera ha creado la teoría de la revolución boliviana y los métodos de lucha y
organizaciones propios de las masas.
La lucha revolucionaria partirá de estas conquistas.
Son las masas politizadas y radicalizadas, al desplazarse hacia la izquierda y al acentuar su
superación de las ilusiones democráticas, las que desenmascaran y empujan hacia la trinchera
burguesa democratizaste a los partidos reformistas y revisionistas, que en su derechización chocan
inevitablemente con los explotados.
En el campo de la izquierda obrera únicamente el POR se levanta como el faro revolucionario,
particularmente después del hundimiento del foquismo, que ha pagado tan caro su pecado de actuar
de espaldas a las masas, a las que no pocas veces ha intentado reemplazar.
Está fuera de toda duda que la victoria de las masas será la victoria del Partido Obrero
Revolucionario.
El Partido Obrero revolucionario es la expresión ideológica de la política revolucionaria del
proletariado, que se exterioriza en la lucha instintiva de las masas y cuya esencia es la insurgencia de
la propiedad social contra la gran propiedad privada burguesa de los medios de producción, que ya
ha caducado totalmente.
Ahí acaba la pujanza del instinto comunista de las masas obreras. La materialización del
aplastamiento de la gran propiedad privada por la social se da en el plano de la victoria de la política
revolucionaria, lo que exige que la dirección de las masas señale el camino que conduce a la
conquista del poder político. La finalidad estratégica de la vanguardia revolucionaria es la revolución y
dictadura proletarias; la táctica que se emplee debe corresponder a la estrategia. Tal es la esencia de
las leyes del desarrollo cuantitativo y transformación cualitativa de la sociedad, en nuestro caso de la
boliviana. Lo anterior es la esencia del programa de transición, es decir, que las medidas que se
empleen deben permitir que las masas marchen hacia la materialización de la estrategia de la clase
obrera. Dos ejemplos: el salario mínimo vital con escala móvil referida al precio de las mercancías; la
escala móvil de horas de trabajo (dividir las horas de trabajo disponibles entre el número de obreros,
activos y desocupados) para acabar con la cesantía masiva. Estas medidas demuestran la

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imposibilidad del capitalismo agotado para resolverlas, lo que permitirá que las masas se encaminen
a la toma del poder.

6. El POR sostiene la tesis de la “Inviabilidad de la democracia burguesa en Bolivia”, como un hecho


político derivado de causas objetivas que enraízan en la estructura económica y social del país.
“Nuestro planteamiento se resume así: el democratismo burgués y el generoso florecimiento del
parlamentarismo resultan inviables por la extrema pobreza del país, resultado de la imposibilidad de
que todavía pueda darse un pleno e independiente desarrollo del capitalismo. Pueden pronunciarse
discursos a favor del “proceso democrático” e inclusive practicarse elecciones periódicas, pero no
será posible llenar la ausencia del basamento material para la democracia con declaraciones vacuas
acerca de sus bondades”. (G.Lora “Inviabilidad de la democracia”, Ed. El Amuata. 1980).
El acierto del POR al haber caracterizado Bolivia como un país capitalista atrasado de economía
combinada incorporada tardíamente a la economía capitalista mundial, permite comprender porqué a
lo largo de la historia del país, la masas, tanto del campo como de la ciudad, urgidas por resolver sus
problemas inmediatos (pan, tierra, trabajo, educación, etc), consecuencia del atraso económico del
país, han chocado periódica y sistemáticamente contra el Estado burgués y su famélica y
contrahecha democracia. La llamada clase media en el país, supuesto basamento social del
parlamentarismo y la democracia formal burguesa, contrariamente se convierte en un factor explosivo
de la lucha de clases, debido a la extrema miseria de vastas capas que la integran, que incluso
perciben menos ingresos que el propio proletariado. La clase dominante junto al imperialismo, se han
visto en la necesidad periódica de recurrir al uso de las fuerzas represivas para ahogar en sangre la
rebelión de los explotados.
Cuando el proletariado se incorporó a esta lucha, señalando la perspectiva revolucionaria, afianzando
su independencia de clase y convirtiéndose en dirección de la nación oprimida, este proceso se
tradujo en lo que llamamos “agotamiento de las ilusiones democráticas en las masas”, un reflejo
subjetivo, en el estado de ánimo de los explotados, de las condiciones determinadas a partir del
basamento económico del país.
Las masas agotaron su experiencia en las frustraciones, los engaños, la incapacidad y la demagogia
de los politiqueros y su “democracia hambreadora”. Repudiaron la farsa electoral y reivindicaron la
acción directa y la revolución, proclamaron la urgencia de poner en pie un nuevo Estado basado en la
democracia directa y en la propiedad social de los medios de producción (gobierno obrero campesino
como sinónimo de la dictadura del proletariado). Este proceso alcanzó su punto culminante con la
puesta en pie de la Asamblea Popular de 1971.
Como enseña la experiencia, el desarrollo del factor subjetivo es un proceso contradictorio que
conoce avances y retrocesos. Las masas, que en cierto momento de agudización de la lucha de
clases enarbolan las ideas mas radicales y revolucionarias, pasado el tensionamiento, aflojado el
fervor revolucionaria, retroceden y permiten aflorar las ideas conservadoras producto de las capas
mas atrasadas que mediatizan y pueden llegar hasta anular a la vanguardia, que si bien sigue
actuando, no encuentra eco a su predica revolucionaria. La experiencia vivida se convierte en una
adquisición de la conciencia de clase si es que queda plasmada en el desarrollo de la teoría
revolucionaria, del programa, a través de la asimilación crítica y autocrítica del partido y a su accionar
en el seno de esas masas. El Partido sabe que las masas retornarán a su eje revolucionario apenas
se agudice la lucha de clases, las causas para ello son estructurales, en su próxima arremetida contra

40
el Estado burgués, cuando se tornen favorables las condiciones para la fusión de la acción del partido
y la vanguardia con el grueso de la clase y las masas, la experiencia adquirida volverá a reflotar.
Los diferentes gobiernos burgueses de turno, incluido el MAS, fruto de la farsa electoral, no han
transformado la naturaleza esencial del país, por el contrario, se ha esforzado por remozar las
relaciones económicas basada en el respeto a la propiedad privada de los medios de producción
(tanto la grande como la pequeña), en asegurar a las trasnacionales el sometimiento del país a los
intereses del gran capital financiero imperialista, vale decir en reproducir las condiciones históricas
que determinan el atraso del país y en reeditar, adornos indigenistas más o menos, la experiencia
fallida del nacionalismo burgués (en todas sus variantes) que se agotó en el empeño inviable de
desarrollar las fuerzas productivas del país en el marco del capitalismo en decadencia y
descomposición.
De ahí que no sea de extrañar que hoy al igual que a principios del siglo XX, la democracia y el
parlamentarismo en Bolivia sean una farsa, un circo con cada vez más mediocres y peores payasos,
que se diputan los mismos y viejos tradicionales problemas sobre el fraude, el cohecho y la “pureza
del sufragio”, sobre la ausencia de independencia de los poderes del Estado respecto del Ejecutivo,
sobre la dictatorial conducta del Ejecutivo, que se asegura mayorías amaestradas.
Los cantos de sirena de la “nueva” Bolivia después de la supuesta refundación producto de la
elaboración de una nueva constitución mediante la Asamblea Constituyente, ocultan el hecho de que
el nuevo diseño del Estado burgués, pese a que se haya llevado a cabo en nombre de una
“descolonización”, constituye la reconstrucción del Estado semicolonial boliviano a la medida de las
teorías imperialistas posmodernas como la “interculturalidad” (convivencia pacífica entre opresores y
oprimidos) y la descolonización subjetiva (que no depende de resolver los cimientos materiales de la
dominación).
Las explotados bolivianos sólo conocerán los beneficios de la democracia con el advenimiento de la
revolución y dictadura proletaria (Gobierno obrero-campesino) que estará estructurado sobre los
órganos de poder de las masas que aplicarán la democracia directa y someterán a ella a todas las
otras formas de representación o delegación de mandato.

41
SELECCIÓN DE ARTÍCULOS DEL
BOLETÍN No. 25 DEL COMITÉ
DE ENLACE POR LA
RECONSTRUCCIÓN DE LA IV
INTERNACIONAL (CERCI)

BALANCE DE LA SITUACIÓN MUNDIAL Y


LATINOAMERICANA
A) Se confirman los pronósticos apuntados en los documentos previos del CERCI,
en sentido de que la reciente expansión económica mundial, ha sido muy breve.
La economía china atraviesa un periodo de contracción, todos los pronósticos
apuntan a señalar que este año se registrará el crecimiento más bajo de la última
década, la recuperación de Europa se ha visto frenada, al igual que la
recuperación de los EEUU.

42
B) Las políticas antiobreras de ajuste implementadas por todos los gobiernos
burgueses, orientadas a precarizar las condiciones de trabajo y que apuntan a
descargar el peso de la crisis sobre la clase obrera y las masas explotadas, viene
empujando al proletariado a ganar las calles y resistir a través de la movilización
y la acción directa dichas medidas. Las recientes movilizaciones de los obreros
Franceses, de los Chilenos en Valparaíso, de los trabajadores en la Argentina, en
México, EE.UU, Canadá y en otras latitudes dan cuenta de ello. El proletariado no
está dispuesto aceptar dócilmente que la burguesía descargue la crisis sobre sus
hombros. No vivimos un periodo de derechización de las masas, por el contrario
vivimos un periodo donde la tendencia dominante es hacia la agudización de la
lucha de clases.
C) El proletariado, tensionado por la crisis, se apertura a las ideas
revolucionarias, ve con simpatía a los agitadores que traen ideas revolucionarias,
comunistas. En Latinoamérica y en el mundo la clase obrera busca
instintivamente una salida revolucionaria a la crisis capitalista.
D) Allá donde la clase obrera gana las calles para enfrentar a los gobiernos de
turno, invariablemente arrastra tras de sí a la pequeña burguesía, a los
estudiantes e intelectuales de la clase media. En ausencia del proletariado, la
clase media en su desesperación frente al agravamiento de la crisis adopta
posiciones reaccionarias y hasta pro fascistas, se convierte en el puntal que lleva
al poder a corrientes derechistas y abiertamente pro imperialistas, para luego,
pasado muy breve tiempo, nuevamente oscilar hacia el proletariado, cuando los
gobiernos, al servicio del capital financiero, que recibieron su apoyo en la víspera
atacan más duramente las condiciones de vida de las masas y de la propia clase
media.
E) El acierto en los pronósticos, se explica en razón a las premisas que sirvieron
de base para los análisis realizados:
1. Vivimos la época del capitalismo monopolista en su fase de desintegración.
2. El reparto del mundo realizado a la conclusión de la II guerra mundial se ha
agotado.
3. La burguesía y el imperialismo, en el afán de revertir la tendencia a la caída en
la tasa media de ganancia, no tiene más remedio que buscar la forma de
intensificar la explotación de la fuerza de trabajo, a través de la precarización de
las condiciones de vida y trabajo del proletariado y las masas trabajadoras.
4. Rebajar el valor de la mercancía fuerza de trabajo es un imperativo para la
sobrevivencia del gran capital, a la par de exacerbar la guerra comercial y los
aprestos bélicos.
5. La destrucción parcial de las fuerzas productivas del periodo inmediatamente
precedente no fue suficiente como para inaugurar un periodo relativamente
amplio de expansión de los negocios para la burguesía imperialista. El carácter
cíclico de la crisis estructural del capitalismo se acelera. No se han terminado de
43
sobre montar los estragos ocasionados por la crisis del 2008 cuando se
sobreviene otra quiebra financiera, otra crisis, seguida de otro descalabro y así
sucesivamente.
F) Invariablemente, en cada arremetida del proletariado y los oprimidos contra la
burguesía y sus gobiernos, se hace más que evidente la crisis de la dirección
revolucionaria, ya sea por su ausencia o por su debilidad y/o inexperiencia política
y organizativa. El retraso de la revolución proletaria da paso al avance de la
barbarie.
G) En América Latina el ciclo de los gobiernos burgueses nacional reformistas,
autoproclamados, indígenas, populares y de un presunto socialismo de nuevo
cuño (Socialismo del siglo XXI) está agotado, invariablemente, estos gobiernos
han terminado hundidos en la más escandalosa corrupción y chocando con las
masas que hasta la víspera depositaron sus ilusiones en ellos. El fracaso de estos
experimentos nacional reformistas, viene a confirmar la tesis marx-leninista-
trotskista en sentido de que en la época de decadencia y desintegración del
capitalismo no es posible esperar el desarrollo integral de las fuerzas productivas
que permita superar el atraso y la miseria crónica de la región. En el marco del
respeto a las relaciones capitalistas de producción, no hay lugar para un
desarrollo de las fuerzas productivas que responda a los intereses de las naciones
oprimidas, mucho menos creyendo posible contar con la colaboración del capital
financiero imperialista.
H) La caída de estos gobiernos burgueses, presuntamente de “izquierda” no
implica una derrota de las masas, como el reformismo pretende hacer creer. Por
el contrario, los nuevos gobiernos derechistas salidos de las urnas, gracias al
respaldo electoral derivado del malestar social de la clase media descontenta, son
gobiernos cuya estabilidad se apoya en la colaboración de la burocracia sindical y
que pretenderán resolver su debilidad política recurriendo a formas dictatoriales.
Más temprano que tarde se enfrentan a las masas que no están dispuestas a
aceptar que se les pase la factura de la crisis. Estos gobiernos se ven obligados a
endurecer y acentuar las amenazas y sus contornos represivos como el único
medio para mantener a raya al proletariado y las masas oprimidas. A diferencia
de sus predecesores no cuentan con un capital político de ilusiones en las masas
en sentido de que ellos realizarán grandes transformaciones sociales que traerán
aparejadas la liberación nacional y social de los explotados.
I) La realización plena de los planteos autoritarios y hasta fascistas de la
burguesía tropieza con el obstáculo de que las masas en general y el proletariado
en particular no han sido físicamente derrotadas. Lo que no implica que hacia
adelante eso no pueda suceder.
J) El hundimiento político de los gobiernos nacional-reformistas, arrastra consigo
a los stalinistas, a toda la “izquierda” reformista latinoamericana y entre ellos a
los centristas y oportunistas que alguna vez se reclamaron del trotskismo.
44
K) Toda la “táctica política” de los que en algún momento se reclamaron del
trotskismo, y que en el periodo reciente caracterizaron como “progresistas” a los
gobiernos burgueses dirigidos por el nacional reformismo, han terminado
poniendo en evidencia que por el camino del electoralismo, del “entrismo” y la
colaboración o el “apoyo crítico” a los supuestos gobiernos “populares” no es
posible poner en pie un partido revolucionario.
L) Los hechos evidencian que no hay “atajos” en la tarea de poner en pie el
partido revolucionario, entendido como partido programa, capaz de dar expresión
política consciente al instinto comunista del proletariado. El desarrollo del
programa de la revolución para cada país, es una tarea ineludible si se quiere
hacer la revolución social que sepulte al capitalismo. Este programa implica el
conocimiento de la realidad que se pretende transformar, de las particularidades
nacionales, que no son otra cosa que la refracción de las leyes generales del
capitalismo en un contexto histórico, geográfico y cultural particular. La
Internacional se nutre y revitaliza a partir del desarrollo de estos partidos
programa a condición de que sean capaces de penetrar y transformar al
proletariado de su respectivo país.
M) La tarea fundamental del momento es ir al encuentro del instinto comunista
del proletariado, para darle forma política consciente, es decir, organizada en
partido programa, que trasforme a la clase obrera en clase para sí, capaz de
tomar el poder, sepultar al capitalismo y poner en pie la nueva sociedad
comunista.
N) La restauración capitalista en China, se produce en el periodo de agotamiento
del reparto económico mundial derivado de la II Guerra mundial. Esta vertiginosa
expansión económica tiene como base la sobreexplotación de la fuerza de trabajo
y la preservación de control estatal en manos del PCCH de los rubros
fundamentales de la economía y del comercio exterior. En gran medida el actual
potenciamiento de la economía china resulta de los acuerdos chinos
norteamericanos de la década del 70, acuerdos realizados en el marco de la
guerra fría y que obedecían a la pretensión del imperialismo Norteamericano de
usar a los chinos como freno contra la expansión soviética. Hoy, China convertida
en una potencia económica mundial rivaliza con los intereses de importantes
sectores del capital financiero norteamericano. La guerra comercial desatada por
el gobierno de Trump para obligar a los chinos a ceder espacio a las mercaderías
norteamericanas, podrá lograr ciertas concesiones, pero bajo ninguna
circunstancia conjurar las contradicciones estructurales que empujan la
confrontación entre las fuerzas productivas hiperdesarrolladas y la estrechez del
mercado, vale decir el choque entre el modo de producción basado en la máquina
casi robotizada y la producción socializada con el modo de intercambio vigente,
resultado de la vigencia de la gran propiedad privada burguesa, de la apropiación
individual y privada del producto social.
45
O) La unidad económica europea está en franco retroceso. El imperialismo
norteamericano en el marco de la guerra comercial desatada viene empujando la
desintegración de la comunidad económica europea. El Brexit es parte de ese
proceso. La resistencia, por parte de un sector de la burguesía inglesa, resulta de
la evidencia de que la economía de la Isla, sea cual fuese la forma de su
aplicación terminará afectada, perdiendo peso económico e importantes
mercados.

Comunicado del CERCI ante el llamado golpista contra Venezuela | 24 de Enero


de 2019

¡FUERA EL IMPERIALISMO DE VENEZUELA!


¡EN DEFENSA DE SU AUTODETERMINACIÓN!
1) Rechazamos cualquier forma de intervención del imperialismo y sus lacayos,
mediante acciones militares, diplomáticas, sabotaje o bloqueo económico; no les
reconocemos ninguna autoridad para dar un veredicto sobre si las elecciones
fueron legítimas o no;
2) La grave crisis económica en Venezuela y el sufrimiento de las masas es
provocado por el sabotaje de la burguesía y el bloqueo económico del
imperialismo. Esto no elimina la responsabilidad del gobierno chavista en la
calamidad del país. El chavismo se negó a enfrentar al imperialismo expropiando
a la burguesía y al capital financiero. El cerco del imperialismo y la incapacidad
del chavismo en quebrar su ofensiva, confirman que solamente el proletariado
organizado puede derrotar al imperialismo y materializar la liberación nacional y
social.
3) El verdadero objetivo del imperialismo es el petróleo de Venezuela. Se trata de
uno de los yacimientos más importantes del mundo, en petróleo de la mejor
calidad. EE.UU. tiene en su mira poner bajo su control directo todos los recursos
petroleros de la región.
4) La clase obrera y los oprimidos de Venezuela deberán resolver la defensa de su
país. Son ellos los únicos que pueden validar o no las elecciones, son ellos los que
pueden resolver los problemas de su país; defendemos incondicionalmente la
autodeterminación de Venezuela.
46
5) El ataque del imperialismo afecta a toda América Latina, no sólo a Venezuela.
Una derrota del pueblo de Venezuela a manos del imperialismo es una derrota
para todo Latinoamérica. Es necesario defender urgente a Venezuela, a la que
vienen hostigando desde hace muchos años para disciplinarla; para cerrar el ciclo
de gobiernos nacional-reformistas. Este viraje agresivo del imperialismo yanky
está relacionado con la guerra comercial que impulsa, que busca recuperar su
papel hegemónico, escapar de la profunda crisis que se encuentra desde 2008.
6) Está muy fresco en la memoria el golpe contra Dilma Rousseff en Brasil para
imponer a Temer como presidente y las elecciones con proscripción del principal
candidato opositor, con el aval de estos mismos personajes. El imperialismo
norteamericano ha estado detrás de todos los golpes militares en América Latina,
es responsable de las mayores masacres de nuestros pueblos; como por ejemplo
el golpe fascista de Pinochet en Chile y el Plan Cóndor. En la actualidad Trump,
Bolsonaro, Piñeira, Duque y Macri son la máxima expresión del autoritarismo en
nuestra región.
7) Ante el fracaso de todas las vías que ha probado la oposición burguesa para
desplazar al chavismo, la política del imperialismo busca promover la guerra civil
para destituir a Maduro e imponer un Gobierno servil. Alertamos a la clase obrera
sobre esta perspectiva.
Ante esta amenaza la respuesta obrera debe ser expropiar a los grandes
capitalistas, a los terratenientes y a las multinacionales, para eliminar la base
material del golpismo, tarea que sólo puede ser impuesta por el gobierno obrero-
campesino. En esta perspectiva, está planteada la estructuración inmediata de un
frente único antiimperialista que pase por encima de todas las limitaciones e in-
capacidad del chavismo para resolver los problemas nacionales.
Llamamos a los sindicatos, los partidos políticos que se reclaman de la clase
obrera y de la lucha contra el imperialismo a pronunciarse y movilizarse contra el
golpe en marcha del imperialismo.
¡Fuera el imperialismo de Venezuela y de América Latina!

Comunicado del CERCI ante el llamado golpista contra Venezuela:

¡SOLO EL PROLETARIADO Y LA MAYORÍA NACIONAL


OPRIMIDA PUEDEN DERROTAR A LA
CONTRARREVOLUCIÓN!

47
2 de Febrero 2019

El imperialismo tiene como cierto que la crisis venezolana entró en la fase


decisiva del desenlace. En Brasil, la prensa se refiere a la “agonía de una
dictadura”. Un gran cerco fue montado bajo la dirección de los Estados Unidos. La
ofensiva contra el gobierno de Maduro se caracteriza por la intervención
imperialista en los asuntos internos del país, apoyándose para ello en el
entreguismo y servilismo de la oposición pro-imperialista, ahora encabezada por
Juan Guaidó. Se combinan medidas militares y diplomáticas desde el exterior,
junto al sabotaje económico, a las presiones para dividir a las Fuerzas Armadas y
así crear las condiciones para una guerra civil. Estados Unidos, organismos
internacionales y gobiernos latinoamericanos visten la máscara diplomática de la
“defensa de la democracia” y del “humanitarismo”, como si fueran salvadores del
pueblo venezolano. Oculta el interés de Estados Unidos y de las petroleras en
poner las manos sobre las ricas reservas petroleras de Venezuela.
Todo se convierte, en última instancia, en la capacidad del gobierno
norteamericano y de la oposición pro-imperialista de arraigar una fracción del
mando de las Fuerzas Armadas para la acción decisiva. Trump está dispuesto a
empujar a los venezolanos a la guerra civil y abrir el camino al intervencionismo.
La máscara democratizadora sólo puede tener éxito en la medida en que el golpe
militar comparezca como expresión de las necesidades e intereses populares. Lo
que exige arrastrar importantes sectores de las masas a las posiciones golpistas.
Pero esta estrategia choca con la actitud servil y entreguista de la oposición.
Importante parte de la población ve a los opositores como marionetas de los
intereses externos. No por casualidad, las movilizaciones contra Maduro de la
última semana no pudieron movilizar amplias masas, como lo hicieron en el
pasado. Pero, también el chavismo no consigue arrastrar las bases sociales que le
sirvieron de fortaleza contra la reacción. El imperialismo tendrá que ir
profundamente en los medios conspirativos y recrudecer aún más el cerco
económico y político.
Los intentos de insurrección del Fuerte Paramacay, en el estado de Carabobo, en
2017, y de un grupo rebelde de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), de 21 de
enero de 2019, indican la vía golpista imperante. Ambos levantamientos fueron
orquestados por la oposición y el imperialismo. Debían servir de base de
maniobra al intervencionismo externo. Estaban en la apatía e indiferencia de la
población. Los llamamientos para que las masas tomar las calles no resonaron en
grandes movilizaciones populares. Es en esas condiciones que pasó a desempeñar
un papel relevante la estrategia de avanzar el intervencionismo externo.
Lo esencial en la situación está en el hecho de que el chavismo es incapaz de
combatir hasta las últimas consecuencias para derrotar en toda la línea a la
oposición y al imperialismo. Lo que exigiría romper la espina dorsal del golpismo,
48
expropiando el gran capital, y apoyándose en la iniciativa revolucionaria de las
masas. Al mantenerse en el marco de la desfigurada democracia formal,
desconocida por la oposición, que llegó al punto de autoproclamar “gobierno de
transición”, el chavismo acaba favoreciendo los objetivos del frente golpista pro-
imperialista.
En esas condiciones, el Grupo de Lima dio un ultimátum a Maduro para que
abandone el poder a Guaidó. Los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile,
Colombia, etc. firmar un documento en el que exigieron entregar el poder a la
Asamblea Nacional, “hasta que se celebraran nuevas elecciones presidenciales
democráticas”. La maniobra fue completada por la declaración de la Organización
de los Estados Americanos (OEA), que, frente a la negativa del gobierno chavista
a aceptar, pasó a reconocer a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional
(AN), como “presidente interino y legítimo “del país.
Fueron precisamente los gobiernos latinoamericanos y la oposición pro-
imperialista que llamaron a los venezolanos a boicotear las elecciones del 20 de
mayo de 2018, por la supuesta por la falta de “garantias democráticas”. El
objetivo de esta maniobra vino a la luz del día a principios de enero, y se declaró
el gobierno de Maduro “ilegítimo” y el imperialismo intervino directamente para
reconocer a Guaidó el presidente de un supuesto “gobierno de transición”, bajo la
conducción de la Asamblea Nacional (AN), controlada por la oposición y el
imperialismo.
Se nota que el boicot a las elecciones y el rompimiento de la democracia formal
sirvieron al reconocimiento diplomático de un gobierno paralelo, bajo la indicación
de los Estados Unidos. Por eso la AN se transformó en órgano político volcado al
golpe de Estado. La bandera de la legitimidad no es más que una farsa, que sirve
al intervencionismo extranjero. Si bien desde hace mucho tiempo el imperialismo
trabaja para la remoción del nacional – reformismo chavista del poder, las
condiciones sociales y políticas internas le impidieron avanzar en ese objetivo. El
golpe contra Chávez, en 1992, proyectó la irrupción de las masas y encontró en
la unidad del ejército un obstáculo. Se colocó entonces para el imperialismo la vía
del fortalecimiento electoral de la oposición. El cambio de táctica permitió la
conquista de la mayoría parlamentaria. Parecía que se daban las condiciones para
una transición “pacífica”, bajo la máscara democratizadora de las instituciones. El
contragolpe del chavismo, con la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), planteó
un obstáculo a ese desarrollo. La reanudación de las movilizaciones callejeras de
la oposición reascendió la perspectiva del golpismo. Pero, chocó una vez más con
el apoyo de las Fuerzas Armadas a Maduro, y concluyó con la desagregación de la
oposición, que compareció dividida y aislada ante las masas.
El recorrido de la crisis mundial y los cambios políticos en América Latina
permitiría un giro a una nueva ofensiva golpista, esta vez amparada directamente
en los movimientos intervencionistas de Trump. El agotamiento del ciclo de los
49
gobiernos nacional-reformistas en el continente, y el ascenso de los gobiernos
abiertamente pro-imperialistas abrieron una nueva etapa del plan para la
remoción del chavismo. Los golpes de Estado en Honduras, Paraguay y Brasil, así
como la caída electoral del kirchnerismo, en Argentina, y del correismo, en
Ecuador, crearon las condiciones para que el frente golpista internacional pudiera
avanzar. Trump, finalmente, logró alinear a todos estos gobiernos en las
decisiones del Grupo de Lima y de la OEA.
El agravamiento de la ofensiva intervencionista y la subordinación directa de los
movimientos internos a las maniobras externas del imperialismo se derivan del
agravamiento de la guerra comercial y la profundización de los choques
mundiales. El intervencionismo imperialista está fundamentalmente dirigido a
romper los vínculos económicos que Rusia y China vienen firmando en Venezuela,
así como en América Latina. El control sobre las fuentes de materias primas está
en el centro del objetivo norteamericano de derrocar al gobierno nacionalista
venezolano.
Para Rusia, la caída del chavismo en el poder significaría la perdida de sus
posiciones en la explotación de los yacimientos de la Cuenca del Orinoco, la
mayor y más rica en petróleo de alta calidad del mundo. De hecho, la estatal rusa
Rosneft participa en cinco proyectos de petróleo y gas de la estatal venezolana
PDVSA (del 26% al 40% de control en los emprendimientos de explotación). La
misma empresa es acreedora en el orden de 6.000 millones de dólares del Estado
venezolano. Esta suma que, sumada a 11 mil millones de dólares en préstamos,
en los últimos 20 años, compone el cuadro de intereses ruso en el país.
Lo mismo ocurre con China, que prestó a Venezuela 62.000 millones de dólares
(40% del total de préstamos de ese país en América Latina), de los cuales el
chavismo pagó un tercio en especie, entregando petróleo (el 5% de las
importaciones chinas). China también importa minerales, oro y otras materias
primas. Todo indica que Venezuela también es poseedora de importantes
yacimientos de uranio. Es considerable, en ese contexto, el hecho de que China
se haya convertido en el principal exportador para Venezuela de manufacturas.
El imperialismo no puede permitir que esas relaciones políticas y económicas
continúen vigentes. El derrocamiento del chavismo es una vía para romper esos
lazos de interdependencia. En otras palabras: el intervencionismo servirá para
poner en manos de los monopolios y del capital financiero norteamericano el
control de la producción de los gigantescos recursos naturales del país y de todo
el continente. En ese estricto sentido, el país no es más que un eslabón en la
lucha mundial del imperialismo norteamericano en torno a un nuevo reparto del
mundo.
Esta constatación explica por qué, tan pronto como anunciada la formación del
“gobierno paralelo”, Trump ordenó el bloqueo de los fondos financieros de la
estatal PDVSA en el extranjero, poniéndolos al servicio de la oposición
50
contrarrevolucionaria. Tal medida demuestra que Guaidó no es más que el agente
político de la transferencia de la explotación de los recursos naturales de la nación
oprimida de manos de Rusia y China hacia la de Estados Unidos. No por
casualidad, ya comenzaron a negociar los futuros contratos de explotación del
petróleo venezolano por los monopolios norteamericanos. De hecho, la Asamblea
Nacional ya designó a representantes comerciales y diplomáticos para acercar con
los países extranjeros los futuros acuerdos comerciales.
Se observa que se repiten en Venezuela las maniobras y medidas ya practicadas
en gran escala por el imperialismo en Libia. Trump puso a la luz del día la
vigencia de esas medidas en la campaña electoral en 2012, cuando dijo que
estaba “interesado en Libia si tomamos el petróleo. Si no tomamos el petróleo, no
hay interés”. Recientemente, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca,
John Bolton, reconoció explícitamente que Trump planea acabar con el control
estatal del petróleo, y que EEUU “produzca el petróleo en Venezuela”.
Se nota que el imperialismo empuja a Venezuela a una guerrera civil. Esta vía
tiene su lógica y sus métodos. La ruptura de las relaciones diplomáticas, las
amenazas militares, la confiscación de las riquezas y de los fondos nacionales por
el imperialismo constituyen diferentes medios dirigidos a un mismo fin: imponer
un gobierno títere del imperialismo. Por eso la declaración de “ilegitimidad” del
gobierno maduro no tiene que ver con el proceso electoral. Se trata sólo de
encubrir el golpismo e intervencionismo extranjeros. Las corrientes que se
reivindican del marxismo y repiten la misma consigna sirven, en última instancia,
a la política trazada por EEUU. Colocándose de ese modo en el campo de la
reacción. Esto es, sirven objetivamente al programa y a los métodos imperialistas
de derrocamiento del chavismo.
Lo esencial para las masas venezolanas y latinoamericanas está en comprender
que, si el imperialismo avanza en sus objetivos, impondrá el saqueo al país, con
lo que hace en todas partes, y reforzará la opresión nacional en toda América
Latina. El chavismo se demuestra incapaz de imponer la independencia nacional
de Venezuela. Lo que exigía la revolución agraria, expropiación de la gran
propiedad, estatización de capital financiero, e implantación del monopolio estatal
del comercio exterior. La búsqueda de equilibrarse en el poder, superponiéndose
a las presiones del imperialismo y de la oposición burguesa interna,
inevitablemente llevaría a Venezuela al caos económico ya la imposición de
severas condiciones de existencias de la mayoría oprimida. El régimen chavista
acabó por servir a la camarilla de militares que tienen intereses propios, y no
pueden romper con el imperialismo, aunque estuvieran y están en shock con
Estados Unidos. Las Fuerzas Armadas, por constituir uno de los pilares del Estado
burgués, volver a servir al imperialismo. Acabarán como instrumento de la
contrarrevolución. Sólo el armamento de la población, bajo la política y el
programa del proletariado, puede evitar el golpe de Estado, y apartar la
51
posibilidad de la guerra civil. El gobierno chavista debe ceder paso a la revolución
ya la constitución de un gobierno obrero y campesino. En caso contrario, no
resistirá por mucho tiempo a las poderosas presiones mundiales del imperialismo
y de la burguesía latinoamericana. Las masas que lo apoyan se muestran
cansadas, y no ven cómo el gobierno resolverá la crisis que puso en el orden del
día la revolución y la contrarrevolución.
Ciertamente, la balanza pesa a favor del derrocamiento de Maduro y de la vuelta
de la fracción burguesa proimperialista al poder. Los Estados Unidos están listos
para apoderarse del mando económico del de Venezuela y utilizar la victoria para
disciplinar a los gobiernos latinoamericanos detrás de las directrices de Trump. A
pesar de la situación desfavorable, es posible un giro, ya que las capas más
politizadas de los explotados todavía tienen esperanza en derrotar a los vende
patria. Es urgente el armamento del pueblo, creación de organismos de la
democracia obrera y expropiación de la burguesía y del imperialismo. La
industria, la reserva de petróleo y toda fuente de materia prima deben ser
inmediatamente colocadas bajo el control obrero y popular. Hay que levantar un
poderoso frente único antiimperialista, bajo la bandera de independencia nacional
y autodeterminación de la nación oprimida.
El Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional combate la
intervención del imperialismo, y se sitúa por el incondicional derecho de
Venezuela a la autodeterminación. Defiende que la vía de la derrota de la
contrarrevolución depende de la superación del nacionalismo burgués y de la
constitución de un gobierno obrero y campesino que encarne la dictadura del
proletariado.

52
ARTÍCULOS “MASAS” Bolivia
SOBRE EL TEMA DE
VENEZUELA

Venezuela.
LOS REVOLUCIONARIOS NO PODEMOS HACER CORO
A LOS ATAQUES DEL IMPERIALISMO Y SUS LACAYOS
DE LA OEA CONTRA VENEZUELA
Nicolás Maduro se ha posesionado fraudulentamente para un nuevo mandato. La
OEA que siempre ha actuado como una agencia del imperio norteamericano ha
desconocido el nuevo mandato de Maduro en nombre de la defensa de la
democracia. Reconocen al opositor Juan Gaidó, autoproclamado Presidente
interino de Venezuela, Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela
desconocida por la Asamblea Nacional Constituyente promovida por Nicolás
Maduro el 1° de mayo del 2017 mediante decreto presidencial y que asumió
facultades plenipotenciarias por encima de los demás Poderes públicos del
Estado.
En Bolivia los opositores de la vieja derecha han alzado el grito al cielo
condenando la presencia de Evo Morales en el acto de posesión de Maduro en
Venezuela y su total apoyo a Maduro y la supuesta revolución socialista del Siglo
XXI.

53
La revolución Bolivariana iniciada por Hugo Chávez, así como el “Proceso de
Cambio” en Bolivia, es una impostura reformista que, como todos los intentos
reformistas en los países capitalistas atrasados de parchar el orden burgués con
medidas de corte social, pero respetando la base económica material de la
sociedad capitalista, es decir la gran propiedad privada burguesa y la inversión
imperialista en la explotación de los recursos naturales, fracasan y concluyen
fatalmente cayendo en la corrupción y el sometimiento a los intereses del
imperialismo y de sectores las burguesías nativas.
El caso venezolano es patético; su supuesto “Socialismo del Siglo XXI” ha llevado
la economía al desastre al punto de que miles de venezolanos están emigrando a
otros países para sobrevivir, la corrupción del régimen es terrible.
Como señala Manuel Sutherland en la revista Nueva Sociedad 274, marzo-abril
2018, la ruina de Venezuela no se debe al “socialismo” ni a la “revolución”, sino a
“una masiva transferencia de renta hacia el capital importador y hacia una casta
burocrático-militar que vive a costa de las arcas públicas mediante la
sobrevaluación del Bolivar y las importaciones fraudulentas para captar divisas a
precios preferenciales. … a las claras se observa es un proceso de
desindutrialización severo en favor de una casta importadora-financiera …. Una
inconcebible transferencia de la renta petrolera del Estado “socialista” hacia los
importadores … es el negocio más oneroso y lesivo a la nación que se pueda
imaginar. ”
Denunciamos y combatimos al chavismo como un régimen proburgués reformista
y corrupto. Llamamos a los explotados venezolanos encabezados por la clase
obrera a levantar sus propias banderas de lucha contra el orden burgués opresor,
al margen de la impostura chavista y de la oposición derechista que conspira bajo
el manto imperialista, para derrocar al gobierno de Maduro.
Sin embargo no podemos perder de vista que nuestro mayor enemigo es el
imperialismo y que es nuestro deber defender a cualquier país, por muy
abominable que sea su régimen de gobierno, cuando éste es atacado por el
imperio.
Defendemos la soberanía de los países oprimidos bajo el principio que sus
problemas deben ser resueltos por su propio pueblo rechazando la injerencia
imperialista.
Deben ser los explotados venezolanos y particularmente su clase obrera quienes
superen la impostura chavista y ajusten cuentas con Maduro bajo sus propias
banderas y no las de los “demócratas” al estilo de Macri en la Argentina, el brutal
Bolsonaro en el Brasil, Piñeira en Chile, etc. todos lacayos del imperialismo y
“democráticos” verdugos de sus pueblos.

54
FRACASÓ EL INTENTO DE DERROCAMIENTO DEL
GOBIERNO DE MADURO POR EL IMPERIALISMO EL 23
DE FEBRERO
“La tarea de defender la autodeterminación de Venezuela, oponerse al
derrocamiento del gobierno de Maduro por el imperialismo y la oposición servil no
es contraria a la tarea de organizar a la clase obrera para que tome el poder e
instituir el gobierno obrero-campesino.” (Massas 582, POR-Brasil, marzo 2019)

Se ha demostrado que Guaidó, que no es otra cosa que un títere del


imperialismo, y la oposición venezolana no tienen la fuerza social necesaria para
derrocar al gobierno de Maduro. El pasado 23 de febrero fue decretado por la
oposición venezolana y el gobierno de Trump como el día D para el derrocamiento
del gobierno chavista con el pretexto de introducir la “ayuda humanitaria” a
Venezuela, pero, al final, no pudieron hacerlo. Toda la estrategia imperialista
consiste en lograr que las FF.AA. se den la vuelta en nombre de la democracia,
pero, excepto la patética deserción de algunos guardias, las FF.AA. se mantienen
fieles al gobierno.
Si Guaidó tuviera la capacidad para imponerse como presidente, apoyado
internamente por fuerzas sociales opositoras, no necesitaría estar agarrado de la
mano de Trump y actuar según los ultimatums de éste.
La situación del gobierno de Maduro tampoco es sólida, la prueba está en que no
se atreve a hacer nada contra Guaidó que salió y volvió a Venezuela con toda
libertad pese a las prohibiciones del gobierno.
Esta situación de un doble gobierno en Venezuela, no puede mantenerse
indefinidamente. El gobierno de Maduro ha adquirido la forma de un gobierno
bonapartista asentado en el poder de las bayonetas equilibrando entre los
intereses de la burguesía nativa, particularmente la comercial que se enriquece
con el desbarajuste económico a la vez que boicotea al gobierno, y los explotados
sobre cuyas espaldas cae el peso de la crisis económica provocada por los
disparates de los “socialistas del siglo XXI”.
Por otro lado, el “gobierno” de Guaidó que cuenta con el apoyo de amplios
sectores de la pequeña-burguesía y el soporte del imperialismo norteamericano,
sus aliados y los gobiernos lacayos de latino-américa, en franca conspiración para
acabar de sofocar la economía venezolana al punto de que sea insoportable para
las masas explotadas y oprimidas.
Frente al fracaso de la impostura “socialista” del chavismo y el atentado
imperialista a la soberanía de Venezuela por parte del gobierno de Trump y sus
aliados, corresponde al proletariado venezolano a la cabeza del conjunto de los

55
explotados y oprimidos, la tarea de acabar con la impostura del Socialismo del
Siglo XXI, establecer su propio gobierno, el gobierno obrero-campesino, que
acabe con la gran propiedad privada burguesa, libere a Venezuela de la opresión
imperialista, encare la lucha por consolidar la revolución proletaria y establecer el
verdadero socialismo que significa propiedad social sobre los grandes medios de
producción.
Pero para ello es imprescindible la organización de la clase obrera como partido
obrero revolucionario. La ausencia de la organización independiente de la clase
obrera ha permitido que la farsa revolucionaria del chavismo empuje al país a la
debacle y abra las puertas a la reacción burguesa bajo el mando del gobierno de
Trump y sus aliados.

SOCIALISMO DEL SIGLO XXI


“NO HAY NADA NUEVO BAJO
EL SOL”
Alan Woods

LA ÉPOCA EN QUE VIVIMOS


En la primera década del siglo XXI, la humanidad se encuentra en una
encrucijada. Por una parte, los avances de la ciencia, la tecnología y la industria
abren el camino a un futuro deslumbrante de prosperidad, bienestar social y
avance cultural sin límites. Por otra, la propia existencia de la raza humana se ve
amenazada por la devastación del planeta en nombre de los beneficios. Millones
de personas viven en la pobreza al borde de la inanición. En un país tras otro
aparecen elementos de barbarie. El futuro del planeta está amenazado por la
degradación ecológica global.

La caída de la Unión Soviética dio luz verde a una ofensiva ideológica sin
precedentes contra las ideas del socialismo. El colapso de las economías
planificadas bajo control burocrático del Este se presentó como la prueba
definitiva del fracaso del “comunismo” y, por supuesto, de las ideas de Marx. Los
defensores del capitalismo vieron en la caída de la Unión Soviética la
demostración de que su sistema era el único posible.

56
Hace veinte años, la clase dominante estaba eufórica después de la caída del
Muro de Berlín. Soñaban con un Nuevo Orden Mundial basado en la paz y la
prosperidad. Se imaginaron que el actual auge económico temporal significaba no
sólo un retorno a los días de su juventud, sino también a la abolición de todas las
crisis. Prometieron un mundo de paz y prosperidad, un nuevo paradigma de
crecimiento económico ininterrumpido.

Estas ilusiones se hicieron añicos rápidamente. Hoy no queda piedra sobre piedra
de los sueños de la burguesía. Todas esas promesas han demostrado ser falsas.
La actual crisis del capitalismo es probablemente la más grave en toda su
historia. Las enormes deudas de los bancos se han convertido en enormes deudas
de los gobiernos. La enormidad del endeudamiento, que pesa como una losa
sobre la economía mundial, impide la recuperación.

¿NUEVAS IDEAS?
En la batalla ideológica en defensa del marxismo, tenemos que hacer frente a
todo tipo de ataques. Hay ataques frontales que proceden directamente de la
burguesía y sus ideólogos. Este tipo de crítica es la más fácil de detectar y
contestar. Pero hay otro tipo de ataque que es un poco más difícil de abordar,
porque aparece disfrazado como una crítica amistosa que no propone abolir el
marxismo sino solamente introducir unos pocos cambios para “ponerlo al día”.

Lamentablemente, esta campaña de la burguesía ha encontrado un eco en las


filas del movimiento comunista. El colapso de la URSS ha provocado un período
de tremenda confusión y desorientación en el movimiento comunista mundial. La
caída de la URSS ha tenido consecuencias muy nefastas. Muchos antiguos
comunistas abandonaron el marxismo. Durante dos décadas, se ha insistido de
una forma persistente sobre la necesidad de superar el marxismo y "adaptarlo" a
las "nuevas circunstancias" del momento histórico actual.

Después del hundimiento de la Unión Soviética, ha habido un fermento de


discusión dentro de la izquierda a escala mundial. El ignominioso fracaso del
estalinismo y la contraofensiva ideológica sin precedentes de la burguesía en
contra del socialismo, ha llevado a algunos a la conclusión de que las "viejas
ideas del marxismo" (el socialismo científico) ya no son válidas, y que es
necesario inventar algo nuevo y original.

En Venezuela el debate sobre el socialismo se está desarrollando no en los


estrechos círculos intelectuales sino en cada parada de autobús, fábrica y
mercado. Pero cuando Hugo Chávez planteó la cuestión del socialismo, en
57
seguida todo tipo de intelectuales reformistas y pseudo-académicos se
apresuraron a intentar confundir el tema. A estos individuos les faltó tiempo para
explicar que las ideas de Marx, Engels y Lenin estaban anticuadas, pasadas de
moda y que era necesario desarrollar "ideas nuevas".

Heinz Dieterich, el representante más destacado de esta tendencia, nos prometió


una versión totalmente nueva del socialismo, "el socialismo del siglo XXI". Esta
idea tiene una gran ventaja con respecto a otras ideas: nadie tiene la más
mínima idea de lo que significa. Es una botella vacía que se puede llenar con
cualquier contenido.

Increíblemente, las ideas defendidas por Dieterich, como la necesidad de formar


un nuevo bloque regional latinoamericano para competir con EEUU, o la
formulación teórica del "Socialismo del siglo XXI" abandonando la idea de la
nacionalización de los medios de producción, el control obrero y la democracia
obrera, han encontrado un cierto eco en la izquierda venezolana y en otros países
de América Latina. Este hecho demuestra cuán lejos ha ido el proceso de
deterioro de la izquierda y la pobreza de su nivel teórico.

Estamos ante una versión modernizada de las viejas ideas del reformismo. En mi
libro, Reformismo o Revolución, he demostrado que no hay nada nuevo en el
"Socialismo del siglo XXI". Aquí no encontramos ni una sola idea nueva, sino sólo
una repetición bastante pobre de las viejas ideas acientíficas de los socialistas
utópicos como Proudhon y Robert Owen que ya hace mucho tiempo fueron
respondidas por Marx y Engels.

Los escritos de Dieterich simplemente repiten las viejas ideas pre-marxistas de


los socialistas utópicos y las presenta como nuevas, una forma de "socialismo" sin
lucha de clases y sin necesidad de expropiar al capitalismo. Las ideas de los
socialistas utópicos realmente iban por delante de su época y merecen todo
nuestro respeto. Su limitación fue la de no ser capaces de comprender el papel de
la lucha de clases, aunque hay que tener en cuenta que en aquella época la clase
obrera apenas se había desarrollado. No hay excusas para que gente como Heinz
Dieterich repita estas ideas hoy, después de más de dos siglos de desarrollo del
movimiento de la clase obrera. No es la primera vez que hemos visto semejantes
cosas. Los revisionistas del siglo XXI no hacen más que repetir los mismos
argumentos defendidos hace mucho tiempo por Bernstein y Kautsky, aunque
estos últimos lo hicieron de una forma mucho más interesante e inteligente.

BAJO UNA BANDERA FALSA

58
Toda esta charlatanería sobre "ideas enteramente nuevas y originales" resulta
superficialmente atractiva. Después de todo, ¿quién no preferiría un bonito coche
nuevo o un ordenador último modelo en lugar del modelo del año pasado? Pero
en realidad, la analogía es falsa y contradice nuestra experiencia. Lo nuevo no es
necesariamente mejor en todos los casos, tampoco algo por ser viejo es
necesariamente malo. Un coche o un ordenador nuevos que no funcionen son
peores que unos viejos que sí lo hagan.

La rueda es una invención bastante vieja, pero después de miles de años sigue
funcionando bastante bien. ¿Qué deberíamos pensar de alguien que nos pide que
abandonemos la rueda (porque es vieja) y busquemos una rueda del siglo XXI?
¿Qué tipo de rueda sería ésta? ¿Triangular, quizás cuadrada? Cualquiera que sea
la forma que tome, estamos convencidos de que no nos llevará un solo paso más
lejos.

Las distorsiones y manipulaciones del pensamiento socialista se realizan desde


diferentes frentes. Increíblemente, hay comunistas que insisten que es posible
mantener el comunismo mientras en la práctica defienden el capitalismo.

Para ocultar el carácter netamente reaccionario de estas teorías, se intenta


disfrazarlas con una verborrea académica, con un lenguaje oscurantista que es
tan impenetrable como una selva tropical. Los escritos de Marx y Engels son tan
claros porque tienen un mensaje socialista claro. Marx y Engels escribieron en un
lenguaje maravillosamente simple porque estaban escribiendo para los obreros, y
cualquier obrero de inteligencia media puede entender sus escritos. Esto no es
una casualidad. Un buen escritor es aquel que sabe cómo convertir ideas
complejas en simples, mientras que un mal escritor sólo sabe cómo convertir
ideas simples en complicadas.

El motivo por el que estos libros son tan difíciles de leer no es porque tengan un
contenido profundo, sino justamente por lo contrario. Aquí, la falta absoluta de
contenido se ve generosamente compensada por una riqueza de lenguaje
complicado, vocabulario oscuro y un auténtico laberinto de enredada sintaxis.
Sobre este tipo de cosas el viejo Hegel comentó en una ocasión: “De la misma
manera que hay una anchura que está vacía, también hay una profundidad que
está vacía”. Estas palabras expresan todo lo que es necesario decir sobre el tema.

VENEZUELA Y CUBA
Uno de los argumentos de Dieterich es el supuesto "bajo nivel de conciencia de la
clase obrera". Es imposible escuchar estos argumentos sin un profundo sentido
de indignación. En Venezuela, durante la última década, las masas han
59
demostrado una y otra vez su alto nivel de conciencia. Salvaron la revolución el
13 de abril de 2002 cuando las masas salieron, sin dirección ni partido, para
derrotar el golpe de Estado reaccionario organizado por los dueños de los bancos,
la industria y la tierra, junto con los generales reaccionarios, la Iglesia y el
imperialismo. Y posteriormente, salvaron la situación durante el paro patronal
petrolero y en el referéndum revocatorio.

El 13 de abril de 2002, la oligarquía reaccionaria huyó como ratas y no hubo


ninguna fuerza en Venezuela dispuesta a defender el viejo orden. Una sola
palabra de Chávez y la expropiación de la clase dominante podía haberse
realizado de una manera pacífica. Lamentablemente, esta palabra nunca llegó.
Pero esto no es un problema de la falta de conciencia del pueblo, sino de la falta
de un partido revolucionario con una dirección revolucionaria.

Uno de los principales peligros que afronta en este momento la revolución


venezolana es el de no dar los pasos decisivos para llevar el proceso
revolucionario hasta el final, expropiando a la oligarquía y al imperialismo, con la
finalidad de construir una economía planificada bajo control de los trabajadores.
No es posible hablar de socialismo en Venezuela a menos que se acabe de una
vez por todas con el poder económico de la oligarquía.

Los reformistas creen que es posible llegar al socialismo sin nacionalizaciones, sin
revolución, sin lucha de clases. Esta es una idea muy peligrosa. Los reformistas
afirman que la revolución no debe traspasar los límites de la propiedad privada de
la gran burguesía, que en lugar de la expropiación de las palancas fundamentales
de la economía se debe fomentar las pequeñas cooperativas, que en lugar de la
economía planificada se debe implementar el modelo keynesiano, en fin, que la
revolución se debe detener a medio camino. Pero toda la historia demuestra que
no se puede hacer una revolución a medias.

La lección más importante de la Revolución cubana es que la burguesía y el


imperialismo sólo pueden ser derrotados sobre la base de la expropiación de las
fuerzas productivas. Sin una economía nacionalizada y planificada, la Revolución
Cubana nunca podría haber logrado lo que hizo. La llamada burguesía nacional en
Cuba era incapaz de jugar un papel progresista. Y lo mismo puede decirse de las
burguesías de Venezuela, de Bolivia y de todo el continente de América Latina.

La burguesía de América Latina ha tenido dos siglos para mostrar lo que puede
hacer, y todo lo que ha logrado es desperdiciar el colosal potencial productivo del
continente. Che Guevara lo señaló hace mucho tiempo, cuando dijo: "…las
burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al
60
imperialismo –si alguna vez la tuvieron– y sólo forman su furgón de cola. No hay
más cambios que hacer: o revolución socialista o caricatura de revolución".
(Ernesto "Che" Guevara, Mensaje a los pueblos del mundo a través de la
Tricontinental.)

Negarse a llevar a cabo la revolución socialista en Venezuela, negarse a expropiar


a la oligarquía, sería precisamente una caricatura de una revolución. Estaría
condenado al fracaso. Al fin y al cabo, la alternativa es el triunfo de la revolución
o la contrarrevolución. La derrota de la revolución venezolana tendría
consecuencias muy graves para América Latina en general, y para Cuba muy en
particular. En última instancia, la única manera de preservar la Revolución cubana
es rompiendo su aislamiento mediante la extensión de la revolución socialista a
través de América Latina, una idea por la que luchó y murió Che Guevara.

FRACASO DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA


Todas las teorías de la economía política burguesa se han echado por tierra a raíz
de la crisis de 2007-08 –una crisis que, según estas teorías, jamás tenía que
haber ocurrido–. Para mostrar la confusión total de los economistas burgueses,
baste con tomar nota de sus observaciones desesperadas en los últimos meses.
Las mismas personas que imaginaban que sus modelos elaborados podían
predecir con exactitud matemática el comportamiento de la economía capitalista
mundial, y que predijeron con la más absoluta confianza la imposibilidad de otra
caída, ahora se dan golpes de pecho en público.

La total incapacidad de los economistas burgueses para explicar cualquier cosa es


clara. Lo dicen ellos mismos. Barry Eichengreen, un historiador económico
norteamericano destacado y economista en la Universidad de California, Berkeley,
escribe: "La crisis ha puesto en duda gran parte de lo que pensábamos acerca de
la economía". (The National Interest, 27 octubre, 2010.)

Paul Krugman, que recibió el Premio Nobel de Economía en 2008, dijo en un


discurso en la London School of Economics en junio de 2010: "Durante los
últimos treinta años la teoría macroeconómica ha sido espectacularmente inútil
en el mejor de los casos, y absolutamente perjudicial en el peor". (Citado en The
Economist.)

La burguesía no sabe lo que está sucediendo y se encuentra en un estado de


pánico. Es por eso que están tomando medidas que son completamente
irresponsables desde el punto de vista de la economía ortodoxa. Esta es una
señal de desesperación. Unos dicen: “Hay que reducir los déficits, o no hay salida

61
de la crisis”. Otros dicen “Si recortamos los gastos públicos, provocaremos una
nueva caída”. Y ambos tienen razón.

Es interesante señalar que tanto en la Revolución Inglesa del siglo XVII como en
la Revolución Francesa del siglo XVIII, la causa inmediata eran los déficits
desmesurados de los gastos públicos. En ambos casos, la cuestión de fondo era la
misma: ¿quién va a pagar? Por todas partes, la clase dominante quiere colocar
todo el peso de su bancarrota sobre las espaldas de la clase trabajadora, la clase
media y los sectores más pobres y vulnerables de la sociedad: los desempleados,
los enfermos, los ancianos, los discapacitados… La máscara sonriente del
“capitalismo con rostro humano” ha caído, para revelar la auténtica cara de la
burguesía. El fracaso estrepitoso de Obama en los EEUU es una expresión de este
hecho.

El error de los reformistas es que creen que es posible volver atrás, a un período
cuando el auge económico que siguió a la Segunda Guerra Mundial permitió a la
burguesía en Europa y en los EEUU hacer concesiones importantes a la clase
obrera para suavizar la lucha de clases. Pero esto ahora es imposible. Desde un
punto de vista capitalista, no sólo es imposible llevar a cabo nuevas reformas, es
imposible tolerar el mantenimiento de las reformas conquistadas por el
movimiento obrero durante los últimos cincuenta años.

Se puede expresar el dilema del capitalismo de la forma siguiente: a) la


burguesía no puede aceptar la existencia de reformas, y b) los obreros no pueden
aceptar más reducciones de su nivel de vida. Esto es una receta acabada para la
intensificación de la lucha de clases por todas partes. Dicho de otra forma: Todo
intento de la burguesía de restaurar el equilibrio económico destruirá el equilibrio
político y social. Los acontecimientos actuales en Francia son una prueba
elocuente de esta afirmación.

Por todas partes vemos el despertar de las masas que buscan una salida. Se está
abriendo un nuevo periodo de la lucha de clases. En América Latina la tendencia
revolucionaria ha ido más allá que en ninguna otra parte. Pero vemos una
reactivación del movimiento obrero en Francia, Grecia, España, y otros países de
Europa. Por todas partes existe un cuestionamiento creciente del capitalismo y un
interés cada vez mayor por las ideas del socialismo y del marxismo.

LA RELEVANCIA DEL MARXISMO HOY


Los críticos del marxismo ponen en tela de juicio la actualidad del marxismo en
todos los terrenos: filosofía, ciencia, materialismo histórico, economía, la teoría
del Estado… Y tiene que ser así, porque el marxismo es un conjunto de ideas que
62
no se pueden separar. Engels ya contestó a estos críticos en una de las obras
cumbres del marxismo: el Anti-Dühring. Por mi parte, considero que las ideas de
Marx, Engels, Lenin y Trotsky son ahora tan correctas y pertinentes como
siempre lo han sido. De hecho, ahora son más necesarias y relevantes que en
cualquier otro momento.

Naturalmente, si alguien puede convencerme de que posee un cuerpo de ideas


superiores al marxismo que hacen de él algo obsoleto, estoy dispuesto a cambiar
de opinión. Pero hasta el día de hoy nunca me he cruzado con semejante opción.

A lo largo de medio siglo he estudiado cuidadosamente no sólo todas las obras de


los grandes escritores marxistas, sino también las de un buen número de sus
críticos. Después de haber escuchado numerosos argumentos de gente que
afirmaba ofrecer una alternativa, no he oído nada que pudiera compararse ni
remotamente con la profundidad y riqueza del marxismo. Está aún por aparecer
un cuerpo de ideas que se acerque mínimamente a las alturas del marxismo para
desplazarlo como herramienta científica para comprender el mundo en el que
vivimos.

Después de leer atentamente los escritos de Dieterich y otros revisionistas, no he


encontrado ningún motivo para cambiar mis ideas. Muy al contrario. Me ratifico
cada vez más en mis creencias y convicciones. Hoy, más que nunca, me parece
que el socialismo científico es un instrumento fundamental para llevar a cabo la
lucha de la clase trabajadora hacia su emancipación, para lograr el triunfo de la
humanidad consciente y libre.

Mi amigo y camarada Fernando Buen Abad dice que el reformismo es camaleónico


y escurridizo. La demagogia reformista se disfraza de muchas maneras, pero su
misión es siempre la misma. Los reformistas y los socialdemócratas están
empeñados en retardar, adormecer y derrotar a la Revolución Socialista y minar y
desvirtuar las ideas de Carlos Marx. Hay que desmontar las falacias del
reformismo. Se trata de una lucha científica sin cuartel.

El marxismo ha sido corroborado por los avances de la ciencia, que ha dado


ejemplos de la corrección de la dialéctica bastante más llamativos que los que
utilizo Engels en La Dialéctica de la Naturaleza. He dado una lista de estos
ejemplos en mi libro Razón y Revolución (publicado en Cuba por Ciencias
Sociales). Por el presente, baste con mencionar la teoría del caos y sus variantes
(teoría de la complejidad, ubicuidad) que reflejan un método netamente
dialéctico; los escritos de Stephen Jay Gould sobre la evolución de las especies,
donde rinde homenaje al papel de Engels; los descubrimientos del genoma
63
humano, y un largo etcétera. Todo esto demuestra que “en última instancia la
naturaleza funciona de una forma dialéctica”, en palabras de Engels. En el terreno
de la economía política, como hemos visto, las cosas están más claras todavía.

La enorme superioridad del método marxista puede apreciarse en el documento


fundacional del socialismo científico. Sería imposible encontrar hoy ningún libro
burgués acerca de economía política, historia o sociología escrito en 1848 que
tuviera más que un mero interés histórico. En cambio, podemos afirmar, sin
miedo de contradicción, que el libro más actual que se puede leer es El Manifiesto
Comunista, escrito por Carlos Marx y Federico Engels. He aquí un libro escrito
hace más de 150 años, que explica lo que está sucediendo en el mundo ahora,
incluidos fenómenos como la globalización y la concentración del capital en pocas
manos.

De la misma manera que no tenemos necesidad de reinventar la rueda, tampoco


tenemos necesidad de reinventar las ideas del socialismo científico, que
mantienen toda su validez y relevancia. Por supuesto, habría que hacer este u
otro cambio, pero lo que es sorprendente es lo poco que hay que modificar.
Desde luego, las ideas fundamentales siguen siendo tan válidas como cuando
fueron escritas, y en muchos casos, son más relevantes hoy que en los tiempos
de Marx y Engels.

Por supuesto, está muy bien debatir las ideas del socialismo, y nosotros
participaremos en este debate con el mayor de los entusiasmos. Lo que no está
tan bien es que haya personas que intenten apropiarse el derecho a monopolizar
cualquier interpretación del socialismo del siglo XXI, introduciendo confusiones de
todo tipo. Peor todavía es el intento de presentar un tipo de “socialismo” que
resulta ser exactamente lo mismo que el capitalismo.

En algunos círculos se está hablando de la "vía china" o un "modelo vietnamita"


para Cuba. El cambio de la terminología es irrelevante. Independientemente de
cómo quieran describir su modelo, las propuestas son claras. "El Estado no debe
de planificar la economía, sino regularla", "la industria y la agricultura deben
abrirse a la inversión extranjera", etc. No dudamos que quienes proponen estas
medidas tienen las mejores intenciones del mundo. Pero el camino al infierno está
empedrado de buenas intenciones, y la restauración del capitalismo sería un
infierno para el pueblo de Cuba, aunque algunos todavía no reconocen el hecho.

Hace mucho tiempo, Fidel Castro rechazó el "modelo chino", ya que era sólo otro
nombre para la restauración del capitalismo. Pero incluso si fuéramos a
considerar esta opción, quedaría inmediatamente claro que no se puede aplicar a
64
Cuba. Las condiciones concretas son completamente diferentes. Cuba es una isla
pequeña con poca población y pocos recursos. China es un vasto territorio con
más de mil millones de habitantes, muchos recursos y una base industrial fuerte.
El gigantesco campesinado chino ha supuesto una vasta reserva de mano de obra
barata a empresas las capitalistas de China, ha suministrado constantemente a
las fábricas de Guangdong con obreros que en la práctica trabajan bajo
condiciones de esclavitud por salarios muy bajos. La única cosa que una variante
cubana tendría en común con China es la última: los bajos salarios.

Una Cuba capitalista no se parecería ni a China ni a Vietnam, sino a El Salvador y


Nicaragua después del triunfo de la contrarrevolución. Pronto se volvería a una
situación similar a la que existía antes de 1959 –una situación de miseria,
degradación y dependencia semi-colonial. Independientemente de las intenciones
de sus autores, existe el peligro de que las reformas del mercado puedan
desencadenar poderosas tendencias hacia la restauración del capitalismo, que a
la larga destruiría todas las conquistas de la revolución. Es la entrada a una
pendiente muy resbaladiza, y una vez que se inicie el proceso será difícil de
detener. El camino capitalista (por mucho que se disfrace de "vía china" o de "vía
vietnamita") no puede dar ninguna solución a los problemas del pueblo cubano.

La restauración del capitalismo en Rusia ha tenido consecuencias desastrosas, no


sólo para los pueblos de la antigua Unión Soviética, sino también para Cuba. La
restauración del capitalismo en Cuba sería un desastre aún mayor. Resulta irónico
que precisamente en estos momentos, los revisionistas quieren abandonar el
socialismo y abrazar la economía del mercado, justo cuando ésta está haciendo
aguas por todas partes. La crisis en que se encuentra inmerso el sistema
capitalista a escala mundial demuestra que es incapaz de ofrecer perspectiva
alguna a la mayor parte de la población mundial, condenando a millones de seres
humanos a la miseria y al hambre.

La verdad es que la llamada economía de libre mercado ha fracasado a escala


mundial. Lo que se necesita es una economía racionalmente planificada en la cual
las decisiones económicas se tomen para satisfacer las necesidades de la
mayoría, y no para aumentar los beneficios de unos pocos. Por supuesto,
debemos aprender del fracaso de la Unión Soviética. No obstante, es importante
señalar que lo que fracasó en la URSS no fue la nacionalización de la economía
planificada, que consiguió resultados extraordinarios, transformado la atrasada
Rusia zarista en una nación industrializada y avanzada. Lo que fracasó en Rusia
no fue el socialismo en el sentido entendido por Marx o Lenin, sino una caricatura
burocrática del socialismo que ahogó toda iniciativa y pensamiento creativo y
llevó a la corrupción y la ineficiencia a gran escala. Estas cosas no son algo
65
inherente a una economía socialista planificada, sino el producto del aislamiento
de la Revolución Rusa en condiciones de atraso espantoso. Es necesario combinar
la economía nacionalizada y planificada con el control y administración
democrática de los trabajadores, como Lenin explicó muchas veces.

El marxismo es perfectamente adecuado para elaborar una alternativa a los


problemas tácticos y estratégicos de la revolución mundial. Lo que es necesario
es un debate fraternal entre las distintas tendencias en el movimiento comunista.
Este debate se ha iniciado y está llevando al renacimiento del comunismo a
escala mundial. El debate en las manos de un revolucionario debe servir, entre
otras tareas, como un organizador de ideas y un movilizador de acciones
concretas que tienen como fin el derrocamiento del capitalismo y su sustitución
por un sistema cualitativamente superior: el socialismo. Nada ni nadie debe
desviarnos de este objetivo.
10-11-2010

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