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SEMINARIO ARQUIDIOCESANO

“NUESTRA SEÑORA DEL CENÁCULO”


INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN
DOCENTE D-104
PROFESORADO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA
EN FILOSOFÍA

Trabajo integrador

Espacio curricular: Análisis y Organización de las


Instituciones Escolares
Profesor: Falico, Paola
Alumno: Blanco, Luis Nahuel
Curso: 4° de Filosofía
Año: 2020
Introducción
Cuando se habla y se busca información sobre el ámbito de la educación siempre
hallamos que se ha gastado y se gasta mucha tinta sobre el tema, y es justo que sea así
porque nos encontramos frente a un ámbito complejo que día a día se renueva y en el
que siempre se halla un nuevo matiz a tratar. Por eso es de gran importancia el pensar y
repensar cada momento de la educación, porque esta camina junto al pulso de la
sociedad, y acompaña cada momento de la misma.
La educación cumple un rol importante en la sociedad, a ella se le confía la
misión de formar a los ciudadanos, teniendo en cuenta que cada uno de ellos es una
persona integral, es decir, bio, socio, psico, espiritual.
Ahora bien, como dije anteriormente el ámbito escolar es complejo y cada una
de sus partes está íntimamente relacionada una con otra. El objetivo de este trabajo no
es hacer un análisis completo de la realidad escolar sino una presentación de dos
aspectos que forman parte de ella, el primero es el Proyecto Escolar Institucional, el
segundo se trata de la evaluación institucional, en este punto veremos qué es evaluar,
quienes evalúan, por qué es necesario e importante evaluar, para qué sirve.
Viendo estos dos aspectos se nos será quizás mas claro dilucidar por qué se ha
escrito tanto sobre el tema educación y por qué aún queda mucho por escribir. De esta
manera queda acentuada la frase “educar es un tema complejo”. Por eso es ámbito de
tanta riqueza, en donde es necesario explorar día a día la realidad cotidiana que acontece
en este ámbito que para algunas personas pasa desapercibido o es algo común, pero que
para la persona que convive junto a ella es una realidad que ilumina un nuevo horizonte,
que transforma la cotidiano en una obra de arte imposible de reproducir porque siempre
tiene un nuevo matiz y eso la hace maravillosa.
Desarrollo
¿PEI, PCI? ¿Qué son estas siglas tantas veces escuchadas?
Dice Andretich que el PEI, citando al Ministerio de cultura y educación de la
provincia de Santa Fe, es un instrumento para la gestión que, coherente con el contexto
escolar, enumera y define las notas de identidad de una escuela, formula los objetivos
que pretende, explica acciones a llevar a cabo en lo pedagógico, en lo organizativo, en
lo comunitario, etc1.
Al respecto, las autoras Azzerboni – Half afirman que este define los rasgos de
la identidad institucional, sus objetivos y su estructura de organización, el mismo se
constituye en una práctica que busca la transformación de la realidad y que por lo tanto
es la herramienta esencial para la gestión institucional ya que, partiendo de la realidad,
intenta transformarla dando sentido a la acción que se planifica de modo compartido.
Este da cuerpo al protagonismo institucional, donde todos han de trabajar para cumplir
las metas que dicho proyecto presenta, pero no siempre ocurre tan así ya que quizás
varios miembros de la misma no se sienten comprometidos.
En el proyecto institucional confluyen todos los actores involucrados en el
proceso educativo: maestros, alumnos, directivos, personal administrativo, padres de los
alumnos. Este no es algo acabado, siempre se está construyendo, siempre se está
analizando; el mismo tiene como inicio de este proceso de elaboración al equipo de
conducción, que luego han de ir incorporando paulatinamente a los diferentes actos en
función del rol que cumplen, quienes, aportando sus cualidades, su historia, sus datos,
ayudan a clarificar mas la imagen de la institución. Es por eso que cuando esta imagen
ha sido realmente construida por todos con criterios realistas y no idealistas, mejor será
la propuesta que se quiere concretar. Uno de los puntos a tener en cuenta en la
elaboración son los logros y los problemas institucionales, porque en la medida en que
se los identifique, nos ayudaran a definir cuándo se originaron o advirtieron. Aquí uno
de los riesgos a correr es realizar solamente una descripción de hechos, factores,
situaciones.
De este PEI también forma parte el Proyecto Curricular, este es el proceso por el
cual se establecen los acuerdos sobre las estrategias de intervención didáctica que se va
a utilizar, con el fin de asegurar la coherencia de la práctica docente de aquel equipo
docente que lo elabora. El mismo establece la adecuación de objetivos generales al
contexto de la escuela, los objetivos y contenidos de los ciclos, las decisiones
metodológicas referidos a tiempos, espacios, materiales como así también a qué, cómo,
y cuándo evaluar.
Con ello encontramos que existe una relación entre lo que se enseña en la
escuela y la escuela misma, en cuanto a su dinámica, los actores, la estructura
organizativa, es fin, con la cultura de la escuela y con el estilo institucional.

1
ANDRETICH, GABRIELA A (2000): “Pensando en las instituciones”. Módulo de capacitación
docente editado por AMSAFE y CTERA. Santa Fe. Impreso en talleres gráficos SERVGRAF
Particularmente el PCI responde a diferentes interrogantes sobre el quehacer
pedagógico–didáctico de la escuela, en cambio el PEI recoge las grandes pautas
orientadoras de la acción de la escuela.
Dentro de la elaboración del PEI se tienen en cuenta diversas dimensiones.
Dentro de ellas está la didáctico-pedagógico, esta dimensión enmarca las actividades
que definen a la institución escolar, en sus fines y objetivos educativos, que la diferencia
de otras instituciones sociales.
Junto con este punto, Gabriela Andretich propone una serie de pasos que son
esenciales en la elaboración del mismo. Uno de ellos es hacer un análisis de la realidad,
con ella decimos dónde estamos situados, no es un diagnóstico descriptivo que solo
menciona lo que hay, sino que con ello buscamos comprender las causas complejas que
generan los problemas a los cuales nos enfrentamos con el fin de poder enunciar ciertas
acciones para la transformación de los mismos. Es por eso que en la medida en que se
identifiquen los logros y los problemas institucionales, será valioso definir cuán se
originaron o advirtieron, el grado de amplitud que tienen y cuáles son los actores
involucrados. Está la dimensión podemos denominarla “la escuela que tenemos”, con
ella damos respuesta a cuáles son los principios curriculares orientadores de la acción
educativa. Estos principios son tomados del Proyecto Curricular, con él se podrán
señalar las fortalezas y debilidades de la propuesta curricular de la escuela, las mismas
dan pie a la formulación de las estrategias de acción para que el desarrollo se lleve a
cabo lo más correcto posible. Aquí comienza el segundo punto, “hacia donde miramos”,
para ello hay que remitirse a nuevamente hacia el Proyecto Curricular para así
mencionar ¿cuáles son los niveles que concreción que se esperan en lo pedagógico-
didáctico? ¿a qué nivel de concreción quisiera llegar la escuela? ¿cuáles serían los
contenidos y metodologías a priorizar para obtener la imagen de escuela que deseamos?
De estas preguntas surgirán, como dije párrafos arriba, aquellas estrategias de acción
que formularemos para que dichos objetivos se cumplan.
Junto con estas preguntas se ha de nombrar cuales son las dificultades para llegar
a estos objetivos que se plantea, en definitiva, es nombre cuál viable es nuestro diseño y
qué pasa con la ejecución de dichas decisiones. De aquí que lo planeado nos lleve a un
compromiso para con lo que se plantea, es poner cada uno su grano de arena para que la
concreción sea efectiva, por eso la enmarcación de la situación actual es importante, ya
que marca la línea de partida para calcular las acciones futuras y es el único tiempo en
que la acción es posible. Se construye desde hoy para adelante, lo que pasó ayer o antes
forma parte de la historia, y que también es necesario tener en cuenta porque nos amplia
la mirada ya que ahí está más claro el avance o retroceso de las acciones que antes se
han tomado.
El último paso del PEI es la evaluación. Al respecto las autoras Ruth y Delia nos
dicen que es una actividad que debería irse gestando cada vez mas en las escuelas,
seguidamente nos detallan una serie de preguntas que nos ayudan a sondear la realidad
escolar. Esta no es y no debe ser una actividad ubicada única y exclusivamente a fin de
año, sino que es proceso continuo, porque facilita la construcción real del proyecto
institucional, permite las correcciones del mismo, la autocorrección y la transformación
de alguno de sus elementos.
Uno de los puntos no mencionados hasta ahora y que hace importante la
realización del PEI es que cada institución escolar tiene una historia, nació en un
contexto dado y tiene una misión. Este es un punto de gran riqueza para cada
establecimiento, y sin ir más lejos, seguramente cada uno de nosotros se siente
orgulloso de decir “yo fui a la escuela tanto”. Es de gran riqueza por estar ahí, por las
personas que fueron, son y serán parte de esta escuela, traigo aquí algunos actos
concretos para referirme a esto: la placa colocada después de 25 años de egresados de la
primera promoción; el reconocimiento a tal docente por ser parte del equipo fundador
de dicha escuela, y así entre otros. Muchas veces la historia forma parte de ese orgullo
sano que identifica a cada uno, es ese prestigio que denota la importancia, pero también
tantas veces es un punto de deshonra, un punto innombrable. Ante este último caso hay
que tener la mirada levantada, reconociendo las fallas y volver a continuar, o seguir
caminando, porque siempre de los errores se aprende y seguramente nos van hacer
crecer cada día más. La historia hace a la mirada agradecida, porque viendo los aciertos
y errores, nos lleva a seguir alentando la vida diaria, a lo que acontece constantemente, a
que siempre hay un nuevo comenzar, a que siempre vamos a encontrar a alguien con el
cual compartir la misma meta y llevar al esplendor la meta que inicialmente nos
propusimos.

La evaluación institucional
Las autoras Delia y Ruth plantean la evaluación como una actitud y como un
instrumento adecuado para la orientación de acciones futuras. Definirla como actitud es
preguntarse para qué evaluamos, a quién o quienes les sirven los diferentes procesos
evaluativos que se pueden encarar en el ámbito educativo. A su vez, a través de la
misma se obtiene información, se elabora y produce información y se proporciona y
distribuye información. Esta información evaluativa es útil y necesaria para juzgar
alternativas de decisiones, es decir, para tomar decisiones que incidan en la situación
educativa de los alumnos, docentes, escuelas y sistema educativo en general. Es un
proceso dinámico, abierto, esto permite tratar de sumar ideas antes que restarlas o
acotarlas, y flexible porque existen diversas concepciones sobre evaluación a la cuales
se las complementan. Son complementarias porque cada una de ella aporta una mirada
de la totalidad, y sumándolas se llega a una comprensión más amplia. A su vez, existe
una íntima relación entre evaluación y gestión institucional, porque esta hará posible un
mejor desarrollo de dicha gestión, con ello decimos que es una herramienta de gobierno,
de conducción. Estas dos, la evaluación y la gestión institucional son instrumentos para
la calidad. Este último concepto ubica a la evaluación como necesaria y
complementaria, desde la visión más micro del aula a la visión más macro de todo el
sistema educativo. Es por eso que al poner su mirada en el ámbito del proceso
curricular, de las prácticas docente, del funcionamiento del equipo de conducción y del
proyecto institucional, apunta a entender la calidad de la educación como producción
colectiva y propone instalar una cultura evaluativa.
Sobre los modelos de evaluar, las autoras detallan el modelo cualitativo, de
tendencia comprensiva y el modelo cuantitativo o experimental, también denominado
tecnológico. Junto con ello nos detallan que se puede hablar de reglas o condiciones al
referirnos a la evaluación, estas nos sirven para orientar la práctica evaluativa y nos
sirve para cuestionar nuestras creencias y prácticas efectivas.
La evaluación implica la intención de comprender aquello que se evalúa, las
circunstancias que lo rodean y condiciones. Pero ¿sirve para algo evaluar? Sí, porque a
ella se de adjudican funciones que responden a ciertos interrogantes, pero esto no
implica que estemos de acuerdo con todas ellas, aunque no podemos ignorar su
existencia efectiva. Algunas de estas funciones son: Función social, responde a la
pregunta ¿los alumnos aprendieron lo que se ha definido que deberían aprender?;
función ordenadora en relación con el sistema social, responde a la pregunta ¿lo que se
enseña en la escuela es adecuado, o no, para el tipo de hombre y de sociedad que
pretendemos?; función de control del poder, responde a la pregunta ¿cómo hacemos
para que la evaluación no se convierta en un instrumento de sometimiento? Y
finalmente la función pedagógica, que debería ser legitimar realmente la práctica
evaluativa y se vincula directamente con la calidad de los aprendizajes, esta responde a
la pregunta ¿están aprendiendo los alumnos lo que se les enseña? ¿están enseñando los
maestros lo que se supone que deben enseñar y de un modo adecuado?
Los procesos evaluativos deben tener presente la práctica pedagógica real de la
escuela, para tomar decisiones que orienten y posibiliten un cambio en la educación
para mejorar la calidad de la enseñanza, estos deben estar orientados hacia el
aprendizaje social, la toma de conciencia, la participación, el conocimiento y la
responsabilidad de todos y cada uno de los sujetos sociales. De este modo contribuyen y
colaboran en la construcción del sistema educativo y de la sociedad en general.
¿Qué entendemos por calidad educativa? Con ello queremos hacer referencia a
aquella que es capaz de formar sujetos autónomos, libres y dotados de las herramientas,
los conocimientos necesarios para pensar y construir una sociedad más justa,
democrática e igualitaria, a partir de la consideración de sus aspectos sociales, políticos,
culturales y económicos. ¿Con qué instrumentos se cuenta para tender hacia una esta
educación de calidad? Con la innovación y la creatividad. Por eso, es importante que la
gestión directiva favorezca un clima adecuado para la innovación, la búsqueda de
respuestas alternativas a las situaciones problemáticas detectadas. A su vez, es
importante que el directivo sea el principal iniciador de los cambios, también que este se
disponga a debatir con una actitud reflexiva la posibilidad y necesidad de cambios y se
constituya así en un importante dinamizador de los procesos de participación.
¿Qué se pretende de la evaluación? Que se convierta en una práctica interna de
carácter habitual encaminada a dilucidar, develar, explicar los fundamentos de todas
aquellas decisiones que han de ser tomadas por y para la propia organizaciones
escolares; que los docentes puedan contar con un clima de trabajo en donde no se
sientan vigilados ni amenazados; que se puedan asumir proposiciones básicas como:
existencia de normas compartidas y tendientes siempre a la cooperación; respeto y
consideración hacia los valores, normas y expectativas sostenidas por los diversos
actores institucionales; respeto a los estilos individuales; aceptación del riesgo como
valor positivo; aceptación de los errores, el conflicto y las críticas.
Cuando se habla de autoevaluación institucional hacemos alusión a una tarea
colectiva en la que el sujeto que evalúa es la propia institución a través de alguna de sus
concreciones materiales y que está representada por el conjunto de las personas que la
integran.
Ahora bien, ¿cómo hacemos para promover la instalación de una cultura
evaluativa? Uno de los argumentos es considerar a la evaluación como una acción
organizada y sistemática y no espontánea y esporádica. Otro punto consiste en la
comprensión de que esa actitud, la de una actitud evaluativa, facilita la construcción de
“medidas correctivas y preventivas necesarias, apropiadas, convenientes y viables”,
clarifica los errores y toma conciencia de los hechos a fin de generar acciones que
produzcan el impacto deseado. Otro punto es que si se entiende a la evaluación como
resultado del dialogo, el intercambio, el diagnostico, la ayuda mutua, se la constituirá
como un verdadero aprendizaje institucional. A su vez, esta facilita la coordinación
intrainstitucional, enfocando lo esencial y dejando de lado lo superficial; también
facilita a los directivos una mirada comprensiva de la institución. Por eso crear una
cultura evaluativa conlleva una cultura de innovación y transformación.
¿Qué se necesita para analizar una institución? Para hacer este análisis es
necesario comprender la dinámica, la organización y los proyectos de dicha institución;
hay que prestar atención al grado y forma de intervención de sus actores; registrar la
calidad de los recursos disponibles; determinar la necesidad de redefinir las propuestas y
compromisos de acción; analizar la dinámica de las relaciones entre los elementos de la
organización; considerar su funcionamiento, los aspectos, componentes o proyectos de
cualquiera de las dimensiones de la organización: organizacional-administrativo, lo
pedagógico-didáctico o curricular y lo comunitario; tener en cuenta las articulaciones
existentes entre sus componentes, comprenderlas y encontrar cómo mejorarlas.
¿Quiénes evalúan? Las autoras Azzerboni y Half sobre este tema nos dice que
hay diversas realidades en las instituciones y que cada una de ellas tiene sus ventajas y
sus desventajas o riesgos. Ellas dicen que existe una evaluación cotidiana realizada por
todos o alguno de los miembros de la institución, esta es informal, son opiniones sobre
la escuela. Estas acontecen mediante conversaciones en diversos ámbitos de la escuela e
incluso en pasillos y veredas. Existe también la evaluación programada realizada por los
miembros de la institución, esta es llevada a cabo por aquellas personas que la escuela
especialmente convoca para ello. Existe también la evaluación realizada por
profesionales externos a la institución misma. Por último, está la evaluación organizada
y llevada a cabo en forma conjunta por miembros de la institución y expertos externos.
Hacia la innovación y la transformación…
Como ya se ha mencionado antes la evaluación mira cómo va el camino de la
institución y cada uno de sus componentes, por eso partiendo de esta mirada
intrainstitucional se vera si es oportuno o no emprender un camino de transformación e
innovación.
Este mirar la realidad escolar para buscar si es posible o no la innovación, debe
tener en cuanta la mirada consensuada de todos los integrantes, que quizás tenderá a
conservar lo que ya está dado antes que emprender un camino de transformación. Esta
transformación o innovación no puede ser solamente una declaración de deseos e
intenciones, sino que debe ir acompañada de acciones concretas.
Toda innovación o transformación que se propone debe apuntar explícitamente a
uno u otro de los aspectos que hacen al funcionamiento institucional, pero siempre ha de
tener como eje central el aprendizaje de los alumnos.
También para llevar a cabo un camino de transformación hay que tener en
cuenta que se debe pensar siempre a la escuela como un sistema, en donde cualquier
modificación en alguna de sus partes se está afectando también al resto.
Conclusión
Como ya se ha mencionado la realidad escolar es un ámbito complejo, lleno de
riquezas e incertidumbres, cautivante, enloquecedor, transformador, llenador. En
realidad, esto sucede para algunas personas, las que están insertas en este mundo
apasionante de la educación, aunque igual dentro de ella también encontramos personas
que lo ven diferente.
Enfocar la mirada en estos dos aspectos, el del Proyecto Institucional y la
evaluación institucional con todo lo que ello implica, me lleva a reafirma lo que desde
ya hace bastante tiempo se viene diciendo: “educar es un tema complejo”, porque todo
tiene relación con todo, por eso es un sistema. Un sistema que requiere tiempo analizar,
profundizar, pensar y evaluar cada ambiente, por eso cada estudio del mismo se vuelve
extenso porque conlleva prestar atención a sus diversas relaciones, aunque se esté
exponiendo solamente una parte de ella.
Quien se aventura a entrar a este camino, como yo hace unos años atrás y ahora
un poco mas adentro, se dará cuenta que todo parece marchar bien hasta que te
encontrás con que la escuela ve a la persona en su integralidad y trabaja con y sobre
ella. Pasos siguientes te encontrás con que está conformada de múltiples actores y que
estos son esenciales. Luego que posee leyes externas e internas en cada institución; que,
a su vez, responde a las necesidades sociales y así otros factores que afectan a la misma.
Estoy seguro de que la actividad propia de la educación es apasionante, pero
hacer un estudio de la misma ya no me convence tanto por todo lo que conlleva, quizás
el día de mañana cambie de opinión, pero por ahora me quedo con poder dar clases, y si
algún día me toca estar al frente de una institución ya sea como rector o apoderado
legal, seguramente que recurriré a capacitarme para cumplir lo mejor posible la misión
que se me confía.
Realizar este trabajo, aunque al principio estaba negado, me pareció muy bueno
y muy enriquecedor, me ayudó a ampliar la mirada sobre el tema y a querer profundizar
un poco más en el ámbito de la educación, quizás cuando este en una institución escolar
podré observar mejor lo que allí acontece y realizar así un juicio de valor fundamentado
antes que una simple opinión sin certeza de lo que es realmente una escuela.
Ojalá que cuando este en una institución escolar pueda darse la ocasión de poder
brindar un poco de ayuda al respecto sobre alguno de estos temas como lo he aprendido
ahora.

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