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APUNTE DE CÁTEDRA PARA “ÉTICA Y RESPONSABILIDAD”

INSeT, Abril de 2020.- Prof. Cesar Ferro

Definición de Ética : Es la disciplina que estudia el comportamiento justo y correcto de las


personas en sociedad, y busca fundamentar porque un comportamiento se considera justo y
correcto.

Y qué es lo justo? Según el Derecho romano, que es una fuente fundamental de nuestro
Derecho actual, Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi; «La
justicia es la constante y perpetua voluntad de dar (conceder) a cada uno su derecho»
(Ulpiano, jurista romano, en https://es.wikipedia.org/wiki/Justicia#Etimolog%C3%ADa )
Aqui tenemos una primera aproximación al concepto, ya que un comportamiento ético – justo
– tendría como fundamento el equilibrio de una distribución que dé a cada uno lo que le
corresponde, o, en mirada inversa, que no haga, o tome, lo que no le corresponde.
Esta definición se basa en la ley, porque es la ley la que dice qué es lo que corresponde y lo
que no. Pero subsiste la pregunta acerca de qué está detrás de la ley, qué opera para dar
validez a esa ley.
¿Porqué esta pregunta? ¿No es suficiente con la ley misma?

EJEMPLO

En la Alemania de la década de 1930 se promulgó la “Ley de ciudadanía del Reich y Ley


para la protección de la sangre y el honor alemanes del 15 de septiembre de 1935. En:
Boletín Oficial del Reich, año 1935, parte I, págs. 1146-1147” (…)
Nuremberg, 15 de septiembre de 1935 - Día de la Libertad - El Führer y Canciller del Reich
Adolf Hitler - El Ministro del Interior - Frick (…)
Imbuidos de la conciencia de que la pureza de la sangre alemana constituye la condición
imprescindible para la continuidad del pueblo alemán y animados por la voluntad indeclinable
de asegurar el futuro de la nación alemana por todos los tiempos, el Reichstag ha
sancionado por unanimidad la siguiente ley, que queda promulgada por la presente:Artículo
1°(1) Quedan prohibidos los matrimonios entre judíos y ciudadanos de sangre alemana o
afín. Los matrimonios celebrados en estas condiciones son nulos aun si hubieren sido
celebrados en el extranjero a fin de evitar ser alcanzados por la presente ley.(...).Artículo
2°Queda prohibido el comercio carnal extramatrimonial entre judíos y ciudadanos de sangre
alemana o afín.
Artículo 3°Los judíos no podrán emplear en su hogar a ciudadanas de sangre alemana o afín
menores a los 45 años.
Artículo 4°Queda prohibido a los judíos izar la bandera del Reich o la enseña nacional como
así también exhibir los colores patrios (…)
Artículo 5°Quien infrinja la prohibición establecida en el artículo 1° será castigado con pena
de presidio. Todo hombre que infrinja la prohibición establecida en el artículo 2° será
castigado con pena de prisión o presidio. Quien infrinja las disposiciones de los artículos 3° o
4° será castigado con arresto en cárcel de hasta un año y/o el pago de una multa.” (En http://
shoa-interpelados.amia.org.ar/sitio/wp-content/uploads/2015/03/leyesnuremberg.pdf )
Hemos transcripto los artículos sustanciales de una ley, promulgada por un Parlamento (El
Reichstag era el Parlamento, o sea, el Congreso alemán, adonde los diputados
representantes del pueblo sancionaban leyes). Sin embargo, basta leerla para sentir el horror
de aquellos que fueron afectados por tales decisiones políticas del Estado alemán conducido
por el régimen nazi.
Esto era legal, obviamente, pero no era ético porque era injusto en su esencia. Pero ¿Cómo
fundamentamos que es un acto injusto y anti ético, más allá de la sensación negativa que
nos da en nuestro interior?
Ese es el eje del debate entre Habermas y Ratzinger. El primero dice que el Estado moderno
liberal ha basado su legitimidad en la razón humana, prescindiendo de la idea de un Dios
ordenador de las vidas y sociedades. Pero que ese optimismo se ha perdido de la mano de
las grandes guerras mundiales del siglo XX ( que han demostrado a qué niveles de crueldad
puede llegar el Estado y qué alto grado de obediencia ciega puede lograr por parte de las
personas) y de la globalización de fines del siglo XX y comienzos del XXI, que ha puesto la
lógica del mercado por encima de toda otra lógica, y tiende a fragmentar las sociedades en
individuos solitarios cuyo único fin en la vida es comprar.

EL ESTADO LIBERAL

Tener la definición clara respecto de qué es el Estado liberal es central para comprender las
ideas relativas a su fundamentación ética, expresadas por los autores que debaten.
Elementos centrales:
Elecciones donde compiten varios partidos políticos para que sus candidatos ocupen los
cargos políticos.
Cargos políticos electivos, de renovación periódica y con obligación de rendición de cuentas
del manejo de la cosa pública.
División de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Independencia entre los poderes.
En el caso de Argentina, la forma de gobierno es republicana, representativa y federal. Pero
en lugar de una República, donde la cabeza del Ejecutivo es un presidente, un Estado liberal
puede ser una monarquía constitucional con un rey o reina y un jefe de gobierno. También
puede no ser federal, como es el caso de Chile.
Existencia de una Constitución que es ley fundamental del Estado, adonde se enuncien las
competencias de los distintos poderes y los derechos, deberes y garantías de los
ciudadanos.

LA IDEA DE HABERMAS Y RATZINGER DE UN FUNDAMENTO EXTERNO PARA VALIDAR


ÉTICAMENTE AL ESTADO LIBERAL

Los dos coinciden en rescatar los valores éticos promovidos por la religión cristiana para dar
una fundamentación ética a la existencia del Estado, al que – y esta es en el fondo la
principal acusación – consideran que se ha vuelto neutro en relación con lo que es y no es
moral, sobre todo como consecuencia de la globalización y la actuación del mercado como
principal regulador de las relaciones entre las personas, consideradas exclusivamente como
individuos separados y egoístas y no como miembros de una comunidad organizada, como
seres sociales que somos. Con todo lo sucedido en el siglo XX, y el impacto de la
globalización, se ha perdido completamente la ilusión de que el progreso iba a ser
sustentado en la razón humana y sus valores, a la vez que esta idea de la razón había
desplazado oportunamente, en el siglo XVIII, a la fe religiosa como base ideológica del
Estado del Antiguo Régimen monárquico, desplazado por las revoluciones francesa,
americana, y las independencias iberoamericanas.
LA FUNDAMENTACIÓN ÉTICA DEL ESTADO SUSTENTADA EN LA LEGISLACIÓN Y LAS
CONVENCIONES INTERNACIONALES

Quisiera retornar al ejemplo del nazismo como paradigma el Estado anti ético, opuesto a la
moral. Los líderes de ese régimen – los que no se quitaron la vida para no ser atrapados –
fueron juzgados por una serie de delitos, que sintéticamente pueden ser referidos en esta
cita :

“La maquinaria nazi llegó a instalar 71 campos de concentración dentro y fuera de


su territorio. Los cálculos –nada fáciles de precisar, pero coherentes con las
desapariciones y el relato de sobrevivientes– sugieren que entre judíos, gitanos,
lisiados, homosexuales, ancianos y niños (los dos últimos, desechados por
incapacidad laboral), la suma supera los diez millones de muertos por
fusilamientos masivos, cámaras de gas, torturas, enfermedades, etcétera.”(En
https://www.infobae.com/america/mundo/2016/10/01/a-70-anos-del-juicio-que-
transformo-a-nuremberg-de-ciudad-favorita-de-adolf-hitler-a-emblema-de-justicia-
para-la-humanidad/ )

Además de estos motivos, se los juzgó y condenó por una larga serie de crímenes de guerra.
A consecuencia de estos violentos procesos y sucesos históricos, se fue construyendo un
marco legal internacional que cada vez más, se desarrolla como un Derecho que regula a los
marcos legales de las naciones. De hecho, la Constitución Argentina modificada en 1994
otorga rango constitucional a una serie de tratados y convenciones internacionales en su
artículo 75, inciso 22:

“La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración


Universal de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos
Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales;
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la
Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del
Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no
derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben
entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos.
Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa
aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada
Cámara.” (En
http://www.trabajo.gob.ar/downloads/trabajoinfantilno/Constitucion_Nacional_CON
AETI.pdf )
Como ejemplo de la manera en que estos temas se enlazan, recordaré que la Convención
sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, que figura entre aquellas a las que
se otorgó rango constitucional, es una consecuencia de los juicios de Nüremberg que
condenaron a los jerarcas nazis. (Ver Naciones Unidas – Oficina del Alto Comisionado de
Derechos Humanos, en
https://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CrimeOfGenocide.aspx ).
Todo esto, en el camino de buscar la consolidación de lo bueno como lo deseable para una
vida feliz para la mayoría de los humanos que habitan el planeta en cada momento de la
historia.
Un concepto fundamental es que debemos entender que dentro de ciertos márgenes
de razonabilidad, los conceptos de la ética no son totalmente absolutos sino mas bien
relativos a las diferencias culturales. ¿Cuáles son esos márgenes de razonabilidad?
Un límite es no matar, eso puede estar en el límite de un mandato absoluto; pero si
queremos que toda la humanidad se rija por los mandatos de un Dios cristiano,
estamos pasando por encima del hecho cierto de que la mayoría de la población
mundial NO es cristiana. Equilibrio entre lo absoluto y lo relativo. Esa sería la clave de
las normas éticas.
Aquí podemos retroceder, y retomar el proceso de evolución de los criterios acerca de lo que
es ético, y cómo se alcanza la felicidad como una consecuencia de lo bueno; Sócrates
(Hace aproximadamente 2.500 años) entendía que

“La felicidad que se alcanza mediante el engaño o la producción de sufrimiento


ajeno es indigna. Sólo la felicidad que se alcanza por el camino recto o por la vía
de la virtud es digna de ser disfrutada. Y sólo la sabiduría y el conocimiento nos
permiten descubrir cuáles son las vías legítimas a la felicidad y cuáles no.
Lo que Sócrates se esfuerza en mostrar es que existe una estrecha relación entre
el saber, la virtud y la felicidad. El conocimiento del bien conduce a la práctica de
la virtud, y el ejercicio de ésta nos hace felices. Pero, de estas tres realidades, la
sabiduría constituye la más valiosa, ya que propicia la adquisición de las otras
dos. Y esta última consideración es la que justifica que se denomine
"intelectualismo" a la concepción socrática de la moral.” (En
http://recursostic.educacion.es/secundaria/edad/4esoetica/quincena3/
quincena3_contenidos_2c.htm )

Para comprender cual es el camino a la felicidad, es necesario que el humano sea sabio, es
un camino intelectual.
En tanto para Aristóteles, (Alrededor de 380 A.C.) somos seres sociales y nos realizamos
como tales y como ciudadanos:

“Que el hombre es social por naturaleza es una verdad claramente admitida por
Aristóteles y base de su filosofía política (Cfr. Pol. I 2, 1253a2-3). Esto significa
entre otras cosas que solo en sociedad llega el hombre a desarrollarse
plenamente: su realización se da en el seno de una sociedad. Sociedad que
encontramos a un nivel doméstico, en cuanto todos pertenecemos a una familia,
pero sobre todo a un nivel más amplio, en cuanto formamos parte de la sociedad
política.
Es por esto que para Aristóteles la vida humana no queda confinada al ámbito de
lo necesario. La razón del hombre, tan definitoria de su esencia, no es simple
función de la supervivencia, sino que por un lado le abre a la actividad teórica y
por otro a la vida práctica, en la cual también se advierten aspectos no meramente
instrumentales: la buena acción es en sí misma un fin (Cfr. EN VI 2, 1139b3-4), no
un simple medio para otra cosa. Este ámbito racional, de lo libre, es para
Aristoteles el ámbito en el que se desarrolla el bien humano.
Ahora bien, en la medida en que la polis posibilita el desarrollo de la razón en
ambos sentidos, ella misma es condición del crecimiento humano, y, en
consecuencia, para ser buen hombre será preciso ser buen ciudadano. Es decir,
ser ciudadano no parece algo externo y ajeno al mismo ser humano, sino que de
alguna manera es constitutivo de la persona. Para Aristóteles sería difícil concebir
al ser humano fuera de la ciudad. De hecho, como él mismo afirma, en ese caso o
sería una bestia o un dios (Cfr. Pol. I 2, 1253a27-29).” (En Bueno, María. (2018).
Aristóteles y el ciudadano. Tópicos (México), (54), 11-45.
https://dx.doi.org/10.21555/top.v0i54.892 )

Posteriormente, Tomás de Aquino (1.224-1274) desarrolla una asociación entre la teología


cristiana católica y el pensamiento de Aristóteles:

“La ética de Tomás de Aquino sigue la línea aristótelica, aunque adaptada


a los presupuestos cristianos en los que se basa (su pensamiento).
Aristóteles consideraba que todas las acciones humanas estaban
encaminadas a un fin último concreto (teleología), y respecto éste, todos
los demás son particulares, secundarios pues tan sólo sirven para alcanzar
aquel fin último que unifica, organiza y jerarquiza a todos los demás. El fin
de todas las acciones humanas es adquirir la felicidad (eudaimonía).
La felicidad consiste en perseguir aquello que es lo más natural para la
propia naturaleza. Según Aristóteles los más genuino del hombre es el uso
de la razón, del logos, así el hombre será feliz en la medida en que
desarrolle al máximo su poder cognoscitivo y ejercite la capacidad racional
(intelectualismo).
Tomás de Aquino acepta las tres características de la ética aristótelica:
intelectualismo, eudemonismo y carácter teleológico pero añadiendo
elementos nuevos. Si la felicidad intelectual, racional aristótelica se alcanza
en este mundo, Tomás de Aquino defiende que la felicidad terrenal no es
absoluta ni total si no se proyecta hacia cotas más altas, como es el
conocimiento divino. La perfecta felicidad, el fin último consiste básicamente
en la visión de Dios.”
(http://www.juntadeandalucia.es/averroes/centros-tic/18008841a/helvia/aula/
archivos/repositorio/0/23/html/cibernous/autores/taquino/teoria/etica/
etica.html )

Este tipo de modelos éticos se llaman teleológicos, porque suponen que la vida humana
tiene un fin supremo, en este caso la felicidad.
En los siglos XIV y XV, el Renacimiento comienza a dejar de lado la idea de que Dios es el
que marca lo que es bueno y lo que es malo, y pone en el centro al hombre, el ser humano
es quien determina las normas éticas.
Pero también, en ese período, se hace famoso el pensamiento político de Nicolás
Maquiavelo, que supedita las decisiones morales al interés del Estado. Maquiavelo escribe
un libro destinado a ser la guía de los jefes políticos de las poderosas ciudades del norte de
Italia, “El príncipe”. Maquiavelo habla de la “inmoralidad necesaria”. Por el interés del Estado
se puede mentir, matar y destruir. Observen que si prestamos atención a los dirigentes
políticos de las grandes naciones capitalistas, podremos sospechar que siguen
rigiéndose por esas ideas; por eso cuando alguien planifica cosas a escondidas, a
traición, para sacar ventajas – como Montgomery Burns en los Simsons – decimos que
“es maquiavélico”.
A eso ahora suele llamárselo “pragmatismo”. “Ser práctico” es la clave de la política.
Así llegamos a los siglos XVII y XVIII, donde aparece el concepto de acuerdo, o contrato,
social. En dos vertientes: Hobbes, que sostiene que el ser humano es malvado por
naturaleza, y para evitar los efectos de esa maldad egoísta se organiza en sociedad y debe
ser gobernado por un rey autoritario; y Rousseau, que somos potencialmente buenos y
cuando nos organizamos en sociedad, somos mejores.
En el siglo XIX, aparece Carlos Marx quien sostiene que la sociedad está dividida en clases
que tienen intereses contrapuestos; de manera que lo bueno está condicionado a la idea que
los poderosos tienen de las cosas que favorecen sus intereses, cuando lo bueno está en
terminar con la explotación de los que trabajan para aquellos. Es decir que para Marx la
moral y la ética son disfraces ideológicos para defender el poder de los propietarios.
Por su parte, también en el siglo XIX, Jeremy Bentham y Stuart Mill desarrollaron las ideas
del Utilitarismo, que en esencia sostiene que las leyes tienen que sostenerse en una ética
que ponga en valor lo que es más útil. Esto significa sostener un pensamiento científico con
respecto a qué cosa da fundamento las leyes. Mediante un cálculo en el que las personas
opinan y se registran las diferentes posiciones, la opinión de la mayoría es la que dá a una
ley su fundamento, es decir, que la felicidad es marcada por lo que piensa la mayoría. Un
problema evidente de este pensamiento es que el utilitarismo no garantiza los intereses o
necesidades de las minorías.
Otro pensador de la ética fue Emanuel Kant, quien consideró que lo correcto tiene que ver
con el deber, antes que con la obtención de la felicidad. Se actúa por sentido del deber. Si un
comportamiento es universalmente inaceptable entonces es ajeno a a Ética.
El escocés David Hume basa las normas éticas en razones personales. Hacer daño a otros
tiene que ver con la empatía que uno tiene hacia el otro y no en motivos morales. De un
sentimiento individual se produce una norma moral.
Ya en el siglo XX, Jean Paul Sartre es individualista, y considera que somos completamente
libres para elegir nuestra forma de ser. En esta idea aparece la desilusión con relación a las
esperanzas puestas en el progreso de la sociedad. La primera post guerra incrementó esa
desilusión respecto de la ética, a la que se comenzó a pensar como inútil.
Al llegar la segunda guerra mundial, la demostración práctica de que la razón puede ser
utilizada para planificar los crímenes estatales más tremendos, llevó al total cuestionamiento
del antiguo pensamiento originado en la Ilustración del siglo XVIII.
Así nace el post modernismo, que une el relativismo con la falta de fe en la ética.
En un mundo relativo y sin ética, ¿qué marcará lo que está bien y lo que está mal?
Todo este conflicto es consecuencia del capitalismo, que además se especializa en destruir
o dañar el medio ambiente.
Así llegamos a este tiempo, en que se intenta que una serie de normas supra nacionales
regulen la ética presente en las leyes de cada estado-Nación.
Sin embargo, en tanto se sigue pensando en que matar es malo, los Estados se invaden
unos a otros y guerrean por intereses económicos concretos, como el petróleo. Se miente o
por lo menos, se sospecha que haya mentira en las decisiones estatales del tipo de lo que
originó la invasión a Irak por parte de Estados Unidos, con el argumento de que el gobierno
iraquí producía armas químicas, punto que jamás se pudo demostrar. Lo que en realidad
importaba, aparentemente, era el control del valioso petróleo de Irak.
En el interior de los países, como en Argentina, el mecanismo por el que se validan las leyes
es relacionar la Constitución nacional con los acuerdos internacionales que protegen los
derechos de las personas y grupos sociales, y a su vez controlar que las leyes locales estén
en consonancia con los principios constitucionales. Eso se llama control de
constitucionalidad, y en Argentina es difuso, es decir que la inconstitucionalidad de una ley la
define cualquier juez de cualquier jurisdicción e instancia; y por otro lado, es específica para
cada proceso legal, es decir, que la declaración de inconstitucionalidad dictada por dicho
juez, solamente tiene validez para ese juicio, no es que la ley deja de ser válida para el resto.
Las normas éticas han pasado por la religión, por la razón, por la decepción, por la violencia
del Estado capitalista, por la idea de que mentir o matar está bien si se hace en beneficio de
algunos intereses pero está mal si se benefician otros … es legal vender tabaco, aunque el
tabaco mata: dice la Organización Mundial de la Salud que

“Cada año, el tabaco mata a 8 millones de personas, como mínimo, y varios


millones más padecen cáncer de pulmón, tuberculosis, asma o enfermedades
pulmonares crónicas causadas por el tabaco», dijo el Director General de la OMS,
Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus. «Los pulmones sanos son esenciales para
una vida sana. Hoy y siempre, puedes proteger tus pulmones y los de tus
familiares y amigos diciendo no al tabaco».
En 2017, el tabaco mató a 3,3 millones de consumidores y de personas
expuestas al humo ajeno debido a afecciones pulmonares. Así 1,5 millones
murieron de enfermedades respiratorias crónicas; 1,2 millones por cáncer
(traqueal, bronquial y pulmonar), y 600 000 por infecciones respiratorias y
tuberculosis.” (En https://www.who.int/es/news-room/detail/29-05-2019-who-
highlights-huge-scale-of-tobacco-related-lung-disease-deaths )
Vender tabaco es legal. Sin embargo ¿tiene fundamento ético? Las empresas
productoras siguen ganando mucho dinero. El Estado recauda millones por la venta de
ese tabaco. En el medio, está la vida de las personas.
¿La ética, absoluta o relativa?
Prof. Cesar Ferro

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