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Trabajo Práctico Final

Comentario sobre sentencia “C., G. S. C/ G. U., M. Y OTRO S/ DAÑOS Y


PERJUICIOS”. EXPTE. Nº 113.316/07 JUZG. 31 LIBRE Nº 614.005

Alumna: Sofia Tersoglio Alós


DNI: 38.069.829
- Los hechos
- Factor de atribución-requisitos para su configuración
- Eximientes
- El caso en analisis
Los hechos:
El 10 de Enero de 2006, en la calle Trelles al 1800, l menor S.G.C y el menor
F.A.P. se encontraban en la vereda de la casa de este último ambos menores
participando de un “juego” que consistía en arrojarse unos a los otros “ramas” “ramitas,
tapitas de gaseosa” “piedras”. Luego de varios arrojes, el menor F.A.P impacta uno de
estos proyectiles en el ojo derecho del menor S.G.C y ocasiona lesiones las cuales
requieren tratamiento de un profesional y SGC es ingresado de urgencia en el Hospital
Dr. Pedro Lagleyze y operado diez días más tarde.

Luego de eso la madre de S.G.C, inicia acciones legales contra los padres de
F.A.P aludiendo que los menores no se encontraban bajo supervisión de alguno de sus
padres lo cual generó este comportamiento y finalizó con su hijo internado y operado.

En primera instancia se condenó a los padres de F.A.P. siendo que tuvo por
acreditado el hecho dañoso, el mismo le fue atribuible al menor y los padres fallaron en
demostrar alguna circunstancia que indicase que el deber de vigilancia se encontraba
disminuido.

Los padres de S.G.C. apelaron el fallo basándose en que la sentencia había


fallado en reconocer el pedido por daño emergente, incapacidad, daño moral y la
modificación de la tasa de interés; mientras que los padres de FAP apelaron el fallo
cuestionando la responsabilidad atribuida, así como también cuestionaron lo otorgado
en concepto de daño emergente, incapacidad, tratamiento psicoterapéutico y daño
moral.
La Cámara revocó parcialmente la sentencia fundándose en que el curso causal
del accionar del menor FAP se vió intervenida por el accionar del menor SGC lo que lo
convertía a este último en participe activo sobre el resultado, por lo que le atribuyeron al
menor SGC el 30% de la responsabilidad, así como también fijo un monto superior por
incapacidad, tratamiento psicoterapéutico, daño moral, gastos médicos y gastos futuros.

Factor de atribución:

El Código Civil argentino en el art. 1114, determina que: “El padre y la madre
son solidariamente responsables de los daños causados por sus hijos menores que
habiten con ellos, sin perjuicio de la responsabilidad de los hijos si fueran mayores de
diez años. En caso de que los padres no convivan, será responsable el que ejerza la
tenencia del menor, salvo que al producirse el evento dañoso el hijo estuviese al
cuidado del otro progenitor”. Establece una obligación solidaria a cargo de ambos
padres con posibilidad de eximirse si acreditan transferencia de la guarda, art. 1115, o
imposibilidad de evitar el hecho, art. 1116, lo que se entiende como equivalente a
probar la no culpa. Se trata de un supuesto de presunción de culpa, que doctrina y
jurisprudencia, en forma mayoritaria, sustentan en la culpa en la vigilancia y educación,
o en alguna de ellas.

Lo expuesto hace que resulte dificultoso fundamentar esta responsabilidad en un


factor subjetivo. Culpa en la vigilancia podría llegar a aceptarse sin dificultad para el
caso de un niño de corta edad, aunque la mayoría de los supuestos analizados
determinan que cuando la vigilancia falta por lo general la víctima es el propio hijo, en
cuyo caso no se configura la hipótesis a la que alude el art. 1114. Lo que resulta difícil
es determinar qué se entiende por vigilancia adecuada, o, por el contrario, atenta contra
la formación de una personalidad independiente tal como lo requieren los tiempos
actuales.

Quizás por las características descriptas es que si nos detenemos a analizar las
resoluciones judiciales vemos que los jueces adoptaron como pauta de razonamiento,
tanto en el orden nacional como en numerosos países extranjeros 1, que nunca los
deberes de los padres han sido suficientemente cumplidos, la vigilancia no fue
suficiente o el acaecer del hecho mismo demuestra que el hijo.

1
Ver PLOVANICH, María Cristina, La responsabilidad civil de los padres, Academia Nacional de Derecho y
Ciencias Sociales de Córdoba, Córdoba, 2010, p. 45 y sgtes.
Los requisitos establecidos por el CCyC para que se configure la responsabilidad
de los padres son, en primer lugar podemos encontrar la minoridad del hijo. Los padres
solo responden mientras sus hijos son menores, y se encuentren bajo su responsabilidad
parental. Cesa la responsabilidad por los hechos cometidos más allá de los 18 años
porque a esta edad se adquiere la mayoría de edad (art. 13 del Cód. Civ. y Com.)

Tal responsabilidad subsiste aun cuando ya hubieren llegado a la mayoría de


edad, pues lo que debe apreciarse es la edad del causante del accidente al momento en
que este sucedió. En el caso de emancipación por matrimonio, cesa la responsabilidad
parental y con ello, la eventual responsabilidad de los padres (Art. 27).

En segundo lugar, podemos decir que el menor debe estar sujeto a la


responsabilidad parental. Se requiere para que el padre responda que los hijos se
encuentren bajo su responsabilidad parental.

Se observa que el Código Civil y Comercial ha establecido una responsabilidad


solidaria de ambos progenitores frente al hecho de los hijos, sin distinguir si el ejercicio
de la responsabilidad parental recaía sobre uno u otro, como lo hacía el art. 1.114 del
régimen anterior, aclarándose que la regla es el ejercicio por ambos progenitores,
conforme al art. 641.

Plovanich entiende que, al introducir un factor de atribución objetivo, la


responsabilidad de los padres continúa siendo solidaria cualesquiera sean las vicisitudes
del vínculo entre los progenitores, son responsables mientras conserven la
responsabilidad parental. Si bien en caso de divorcio, separación personal o nulidad de
matrimonio, la relación entre padres e hijos se torna diferente ya que, tal vez, no se
comparten los actos simples de la vida cotidiana, sí continúa la posibilidad de participar
e intervenir, en los actos más trascendentes y cooperar en todo lo que tenga repercusión
en la formación del hijo. El deber de cuidado personal de los hijos prosigue en
cualquiera de las modalidades que se asuma, alternada o indistinta (arts. 648 y 649). En
caso de cuidado unipersonal es obligación del progenitor que lo realiza informar al otro
sobre cuestiones de educación, salud, etc., y los padres pueden presentar un plan de
parentalidad que contemple los aspectos vinculados al cuidado del hijo (arts. 655 y
656). Ni aún bajo un fundamento subjetivo, resultaba justificado eximir de
responsabilidad al padre no conviviente en caso de divorcio o de separación de cuerpos,
frente a la víctima debe mantenerse la responsabilidad solidaria de ambos progenitores.2

Por último, los padres deben convivir con el menor. Los padres solo responden
por los menores, bajo responsabilidad parental, que convivan con ellos. Claro que si la
falta de convivencia es atribuible o imputable a los padres, como ocurre en el abandono
del menor (art. 1.755, párr. 2º, CCCN). Al respecto se ha expuesto que “... el requisito
de cohabitación debe ser interpretado según las circunstancias que la vida
contemporánea presenta manteniendo por tanto una concepción extensa, llegando si
fuera necesario a otorgarle una nueva comprensión o a redefinir la noción. En ese
sentido, debe ser entendida en sentido amplio como unión que va más allá de la
cohabitación física y que en determinadas situaciones puede no ser constante, ya que
en estos tiempos es frecuente que los padres (por razones laborales) como asimismo los
hijos a determinada edad (generalmente por razones de estudio) puedan ausentarse
justificadamente del hogar. Claro que no es suficiente cualquier distanciamiento para
que los padres queden exonerados de responsabilidad, ya que, si la ausencia del menor
del hogar familiar resulta atribuible a inconductas o irregularidades paternas, no
resultan los progenitores exentos de responsabilidad”3

La exigencia de habitación conjunta de padre e hijo que contempla la ley no se


refiere necesariamente a la residencia en un mismo edificio o casa. La locución debe ser
entendida en orden a la posibilidad de educar al hijo y de ejercer la vigilancia, que se
podría presumir entorpecida si no cohabitan. La convivencia es compartir la vida,
participando los padres de los hechos cotidianos del hijo, aunque éste pueda dormir o
comer en otra casa, en circunstancias que no la quebranten.

El recaudo no quiere decir que, al momento de producirse el hecho, el niño se


encuentre efectivamente conviviendo con sus progenitores desde un punto de vista
material. La locución "convivencia" debe ser interpretada con un criterio flexible, es
decir, partiendo de la idea de que se configura cuando los progenitores, aun cuando no
convivan materialmente con el menor, puedan ejercer la vigilancia y educación de su
hijo.

2
PLOVANICH, María Cristina, "Responsabilidad de los padres en el Código Civil y Comercial", RCyS, 2015-
IV, 167 - DFyP 2015 (junio), 08/06/2015, 30.
3
LÓPEZ MESA, Marcelo. “Derecho de Daños - La Responsabilidad Civil” Editorial BdeF, p. 296
En caso de duda, se deberá partir de una suerte de presunción de convivencia
entre padres e hijos ya que es usual que esto ocurra en la menor edad del hijo y, por
ende, aquellos progenitores que intenten hacer valer esta eximente tendrán a su cargo la
prueba de la falta de convivencia.

Parte de la doctrina cuestiona el mantenimiento de este recaudo en el nuevo


régimen que tiene fundamento objetivo, pues dicha exigencia sólo tendría razón de ser
en el marco de una responsabilidad subjetiva.

Asimismo, se ha entendido que el requisito de la cohabitación conduce a


resultados injustos para la víctima y es contradictorio con el régimen de responsabilidad
objetiva que se instituye, destinado a garantizar la indemnidad a terceros respecto de la
conducta de sus hijos menores más allá de toda vigilancia posible.

Eximientes:

Respecto a los eximentes dispone el Art. 1755. Cesación de la responsabilidad


paterna. La responsabilidad de los padres es objetiva, y cesa si el hijo menor de edad es
puesto bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente. No cesa en el
supuesto previsto en el artículo 643.

Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si
esta circunstancia deriva de una causa que les es atribuible. Los padres no responden
por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al ejercicio de su profesión o
de funciones subordinadas encomendadas por terceros. Tampoco responden por el
incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente contraídas por sus hijos.

Genera dudas la expresión "cesa si es puesto bajo la vigilancia de otra persona,


transitoria o permanentemente"; por lo tanto, se necesitarán en este punto consensos
interpretativos. La referencia a la vigilancia puede dar lugar a pensar que hay una vuelta
a la mirada subjetiva. Pero también cabe interpretar que lo que se ha querido es aludir al
menor escolarizado que causa daño mientras se encuentra bajo la autoridad educativa,
esto representa reafirmar la tendencia doctrinaria y jurisprudencial que impera hasta el
momento y adoptar el criterio de que en esos supuestos la responsabilidad es solo del
titular del establecimiento4. Trasuntaría una aproximación al anterior art. 1115: "La
4
Edgardo LÓPEZ HERRERA, ob.cit. y en Código Civil y Comercial Comentado. Directores: Julio César
Rivera-Graciela Medina. Coordinador: Mariano Esper. T.IV. La Ley, Bs As, octubre de 2014, p.113. CNCIV,
02/02/2012, “G., R. M. c/ Inst. Inmaculada concepción de Nuestra Sra. de Lourdes y Otros s/ daños y
perjuicios (acc. tran. c/ les. o muerte), elDial.com - AA74C1, publicado el 28/03/2012
responsabilidad de los padres cesa cuando el hijo ha sido colocado en un
establecimiento de cualquier clase, y se encuentra de una manera permanente bajo la
vigilancia y autoridad de otra persona". No se presentan mayores dificultades si se
considera el régimen de internado a los efectos educativos. Ahora si el hecho acaece en
el régimen escolar común el que tiene lugar durante determinadas horas del día, no me
parece aceptable sentar una regla general que exima de responsabilidad a los
progenitores sino que creo necesario atender a las circunstancias del caso concreto, en
particular al origen del hecho dañoso.

El caso en análisis:

Luego de lo expuesto precedentemente, se puede determinar que encontrándose


probado el nexo causal entre el accionar del menor F.A.P. y la lesión ocular del menor
S.G.C. así como también se encuentra atribuible a los padres dicho accionar siendo que
fallaron en probar la existencia de algún eximiente de responsabilidad establecida en el
art. 1755 y conforme lo mencionado el factor de atribución es puramente objetivo,
podemos decir que la sentencia objeto de este trabajo practico se encuentra fundada en
el derecho y resulta fácilmente aplicable al caso.

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