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Wolfgang Paalen

Títulos originales: Paysage Totémique I, II, III (1942)


Totem Art (1943), Rencontre Totémique (1944)

Serie Adugo biri/5 ARTE TOTÉMICO


Director: Enrique Flores
seguido de
Pa i s a j e To t é m i c o

Este trabajo se realizó en el marco del proyecto IN401514


“Adugo biri: etnopoéticas. Proyecto para una colección
de libros virtuales”, con el apoyo del Programa de Apoyo
a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica
(PAPIIT). DGAPA-UNAM.

Esta obra es propiedad del autor


Presentación: Isaac Magaña Gcantón
Edición y Traducción del inglés: Enrique Flores
e Isaac Magaña Gcantón Traducción y Edición:
Traducción del francés: Enrique Flores Isaac Magaña Gcantón
Enrique Flores
Diseño y formación: Isaac Magaña Gcantón
Diseño de la colección: Berenice Granados

México, 2014
En torno a los textos totémicos
de Wolfgang Paalen

“El hombre comienza donde principia el arte”, dice el texto


que introduce el número doble de la revista Dyn (4-5), titulado
“Número amerindio” (“Amerindian Number”). Perseguir el arte
es perseguir la vida, recuperar las posibilidades humanas demanda
una reconciliación con la naturaleza. “Inherente a la subestructura
misma de toda actividad distintivamente humana, el arte puede
reunirnos con nuestro pasado prehistórico”. Pero esta mediación
sólo es posible a través de manifestaciones verdaderas y creativas: “Es
el arte el que prefigura a menudo lo que será. Sólo el arte creativo, y
no un virtuosismo fútil que repita los rasgos de las cosas que existen”.
“Seremos capaces de vivir lo que será en la medida en la que podamos
integrar dentro de nosotros mismos todas esas posibilidades humanas
insinuadas a través de las edades” (Dyn 4-5: s/p).
Estas palabras podrían hacer pensar en un etnocentrismo que
busca confirmar sus impulsos, pero no se trata de eso. La pesquisa

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va hacia lo hondo: hacia intuiciones universales comunes a todas El motivo de la ruptura de Paalen era el “compromiso” asumi-
las conciencias “pre-individualistas”, comprensiones que no recono- do por Breton con el “hegelianismo” y el “materialismo dialéctico”,
cen el límite entre la naturaleza y el cuerpo. Hablar de una “ósmosis esto es, con el comunismo marxista. Para él, el surrealismo erraba al
universal” entre arte asiático, africano, europeo o amerindio es in- determinar la posición del artista en el mundo. Para el artista, dice,
gresar al territorio de una integración emocional. Una integración
ya no existirá la falsa alternativa de sacrificar el
que representa “la negación de todo exotismo” y una comprensión elemento mágico de su obra a la comprensión, o de
que significa abolir las fronteras de lo “local y pintoresco”, o del renunciar al pensamiento adulto en nombre de una
fe pueril. En un momento en que, pese a todo, la
“provincianismo intelectual”. Integración que prefigura “una visión
creación artística está más cerca que nunca de recobrar
que hoy sólo los más audaces se atreven a sostener: la abolición de su verdadero lugar en la vida, es urgente que, desde el
las barreras que separan al hombre de sus facultades más altas, la interior, y proyectándola a la luz objetiva del mundo
exterior, la función social del arte sea comprendida
abolición de las fronteras interiores sin la cual ninguna frontera en su relación esencial con la más preciosa facultad
externa puede abolirse definitivamente” (Dyn 4-5: s/p). humana: la imaginación (Dyn 1: 26).
Es asumiendo esa “visión” que Wolfgang Paalen funda, en
1942, la revista Dyn —de la expresión griega to dynaton: “lo posi- La ruptura, sin embargo, no fue definitiva. En 1950, Breton
ble”—, no sin desvincularse, en ese momento, de sus amigos surre- publicaba “Un hombre en la confluencia de los grandes caminos”
alistas, como consta en la “Despedida del surrealismo”, en el número (“Un homme à la jonction des grands chemins”), escrito para la primera
inicial de la revista: exposición de Paalen en París después de la Segunda Guerra Mundial.
Ese texto alude a los años de exploración totémica en la Columbia
Habiendo hibernado en el Polo Norte del arte, Británica, los años de la revista Dyn:
habiendo pasado varias temporadas en experiencias
demasiado rigurosamente limitadas a la expresión
plástica, y hallando cada vez más insoportable la La crítica verdaderamente independiente y deseosa de
estrechez sectaria, el vegetarianismo intelectual y apartarse de los caminos trillados no podría proponerse
el formalismo academizante del medio “abstracto”, mejor tarea que la de dar cuenta atentamente de la
al entrar en contacto con los surrealistas me pareció evolución de Paalen, tal como se precipita de su época
que abandonaba un ambiente de sordomudos para llamada “cicládica” a su época actual, pasando por su
encontrarme al fin con hombres enteros. Sólo en el época “totémica”, y como se desprende de sus textos
surrealismo hallaba la experiencia enteramente vivida, téoricos de la revista Dyn, que dirigió de 1942 a 1944,
el ensayo heroico de una síntesis integral que ya no en México (Breton1: xix).
admitía una separación arbitraria entre la expresión
plástica y la poesía, entre la poesía y la vida. Sólo ahí se
jugaba el gran juego sin reservas [...] y la vida cotidiana
se volvía el arte supremo.

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* En Alemania, pero sobre todo en Francia, entró en contacto
Wolfgang Paalen nació en Viena, la capital del imperio con artistas reconocidos como Kandinsky y Klee, y más tarde con
austrohúngaro, el 22 de julio de 1905.1 Fue el hijo primogénito de miembros del movimiento surrealista como André Breton, Paul
una familia próspera; su padre era un comerciante judío austriaco Éluard, Man Ray, Max Ernst y Marcel Duchamp. Colaboró en las
y su madre una actriz alemana. Su niñez transcurrió en una gran revistas Minotaure, Cahiers d’Art, Entretiens, Médium e ilustró los
cantidad de sitios, pues su padre se dedicaba a adquirir y vender Cantos de Maldoror. Poco antes de abandonar Europa, en 1939, in-
propiedades aunque no le reportaran ganancia alguna. Las ventó una técnica llamada fumage o “dibujo con humo”. De acuerdo
mudanzas se volvieron, así, una constante durante la primera etapa con Gordon Onslow Ford, responsable de algunas ilustraciones del
de su vida. Debido a esto —además de que, por cierto, su niñez tuvo último número de Dyn, los fumages eran muy admirados en París
lugar durante el período de entreguerras y a veces la migración era como “la última manifestación del automatismo”. “El fumage”, expli-
obligada—, Paalen nunca acudió a la escuela de manera regular y fue caba, “se hace humedeciendo un lienzo con tonos claros y poniéndo-
educado por preceptores particulares, entre ellos Leo von Koening, lo boca abajo sobre una vela encendida. El lienzo se acercaba y hacía
quien lo persuadió de viajar a Berlín para estudiar arte. girar sobre el fuego para que el calor y el humo dejaran marcas en la
Al trasladarse a Berlín conoció las obras de Renoir y Cé- pintura aún húmeda”. Si la vela se acerca más de la cuenta, el lienzo
zanne y fue hondamente influido por la filosofía de Schopenhauer se quema; si se aleja, deja un velo difuso. Era una técnica dramática:
y Nietszche. De esos años data también su primera exposición de “Este proceso automático era en gran parte un trabajo de la naturale-
pintura, realizada con algunos de los expresionistas. Más tarde se za, ya que el pintor no podía ver lo que estaba haciendo hasta que vol-
marcharía a París y Múnich, donde expondría ocasionalmente y teara nuevamente el lienzo” (Onslow Ford: xi). El pintor se volvía,
continuaría sus estudios de pintura, ahora bajo la dirección de Hans entonces, un intérprete del azar, pues las tenues marcas de humo que
Hoffman. En esa época (1929-1936), la más nómada del pintor vi- dejaba la vela, una vez apartada del lienzo, eran destacadas por medio
enés, conoció al pintor Serge Brinoni, quien influyó notablemente del pincel. Este trabajo, naturalmente, permitía el surgimiento o la
en los trabajos de Paalen, mostrándole las expresiones artísticas interpretación de imágenes involuntarias, a la vez veladas y vibrantes.
“primitivas” de Oceanía y América. Entretanto, su actividad como André Breton vería en ellas a las “figuras desmesuradas de un teatro
pintor no cesaba y participó en varias exposiciones colectivas, entre de sombras [...], velas de pesca de colores idealmente desteñidos y
las que destacan las que realizó con el grupo Abstracción-Creación, frotados de fósforo por la luna” (Breton2: xvii).
y algunas exposiciones individuales en galerías de París y Berlín. Bajo esta inercia creativa, y cuando ya preludiaba la guerra,
Paalen se embarca en 1939 rumbo a Nueva York, en compañía de
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su esposa, la pintora y poeta Alice Rahon, y de Eva Sulzer, fotógrafa
Los datos biográficos provienen de Andrade, Kloyber, Morales, Onslow
Ford y Pascual Gay / Rolland. y violinista suiza —relacionada intimamente con la pareja. Los tres

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recorrieron la Columbia Británica hasta llegar a Alaska, por toda durante largas temporadas, decide finalmente suspender sus inves-
la costa noroeste. Ese viaje fue registrado por Paalen en un diario tigaciones pictóricas y realizar una estancia corta en la hacienda de
compuesto de una serie de fragmentos escritos en un estilo alam- San Francisco Cuadra, en Taxco, en la que, después de hacer una
bicado y exhuberante y publicados en francés con el título de Paisaje meticulosa preparación de sus bienes y documentos, se dio muerte
totémico. Fruto de ese viaje sería también el trabajo dedicado a las por propia mano.
manifestaciones totémico de los indios de la costa noroeste llamado
Arte totémico, pieza central, precisamente, del número monográfico *
doble (4-5) que la revista Dyn dedicó al arte amerindio. Paalen, en compañía de un grupo de colaboradores, entre los que
Tras su viaje por la costa noroeste y su estancia en Nortea- figuraban artistas visuales y escritores, editó la revista Dyn durante
mérica, Paalen viaja a México, donde frecuentó a artistas y críti- un período de tres años, en los que se publicaron seis números
cos como Diego Rivera, Frida Kahlo, Leonora Carrington, Paul repartidos en cinco entregas de periodicidades irregular. Los
Westheim, Benjamin Péret y Remedios Varo. En 1940, organizó primeros tres números fueron trimestrales: “abril-mayo”, “julio-
la Exposición Internacional del Surrealismo en México junto con agosto” y “otoño” de 1942. El siguiente volumen, doble, se imprimió
André Breton y el poeta peruano César Moro. Poco después, en un año después, en diciembre de 1943 (números 4 y 5), y el número
Nueva York, contribuyó a conseguir las visas para algunosos artis- seis apareció en noviembre de 1944, prometiéndose un próximo
tas surrealistas obligados a dejar Europa a causa de la guerra y entró número que jamás sería puesto en circulación.
en contacto con pintores como Motherwell, Pollock, Newman, A pesar de ser publicada y distribuida en México por la edito-
Gottlieb y Rothko, representantes del expresionismo abstracto. rial Quetzal, propiedad de César Moro, “quien tenía también allí
En 1945 realiza su primera exposición individual en México, con su librería” (Schneider: 196), la revista Dyn se difundió principal-
una serie de dibujos sobre papel amate (como el usado por los in- mente en Nueva York y en Londres, con textos en inglés y francés.
dios otomíes en sus rituales de brujería) y pinturas sobre lienzos “La mayoría de los artistas conformados en torno a Dyn era de ori-
irregulares. gen francés, alemán o anglosajón, de manera que la lengua española
En 1955, se establece en el pueblo de Tepoztlán, que significa no era un vehículo muy apropiado para dar a conocer los experimen-
en náhuatl “lugar de los brujos y los encantados”. Las formas geológi- tos artísticos que [...] los ocupaban” (Pascual Gay / Rolland: 56).
cas, así como también la vegetación y las relaciones naturales que La motivación de la revista Dyn fue sin duda el arte, pero en un
establecen en ese lugar la luz, el color y las frecuencias de sonido, sentido novedoso y amplio, y no dudaba en echar mano de otras
significaron una parte vital en la última etapa de la obra de Paalen. disciplinas. Sus páginas cuentan con un nutrido número de lámi-
Unos años más tarde, en septiembre de 1959, asediado por las con- nas —pinturas y esculturas, fotografías y grabados—, pero también
tradicciones de su carácter obsesivo, que lo privaban del trabajo con una cantidad representativa de materiales orientados a la cien-

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cia y la antropología. Varios de esos artículos son una crítica de la y como escritor. Su obra pictórica, dispersa y marcada por el signo
situación del arte contemporáneo. También se puede hablar de una del movimiento y la aventura, va siempre hacia el descubrimiento
cantidad generosa de trabajos estrictamente literarios: poemas, de de nuevas formas de expresar sus inquietudes, desde sus primeros
César Moro y Alice Rahon, relatos breves de aliento poético, varios lienzos, que no tardaron en inclinarse por las formas del cubismo y
de ellos de la autoría del propio Paalen (que firmaba en muchas oca- el surrealismo, y por el “primitivismo” de su etapa “totémica”, hasta
siones con el seudónimo de Charles Givors) y otros. En las páginas su fase más abstracta, conocida como periodo “cósmico”. En cuanto
de la revista conviven sus colaboradores habituales con otras figu- a sus textos escritos para diversos catálogos y revistas —entre los
ras consagradas del arte y la ciencia, como Henry Miller, Albert que destacan, naturalmente, los reunidos en torno a Dyn—, Paalen
Einstein y Bertrand Russell. De hecho, junto al arte amerindio, privilegia los temas relacionados con el rigor del arte y la imagi-
una de las principales preocupaciones de Dyn fue el binomio nación de la ciencia. Además de pintar y escribir, Paalen organizó
arte-ciencia. El principal promotor de estas indagaciones fue el exposiciones en México y en el extranjero, ocupándose muchas
propio Paalen, quien, tanto en su trabajo plástico como en su la- veces de la curaduría y los textos, y destacando aquellos trabajos que
bor ensayística, no perdió nunca la oportunidad de manifestar las propiciaban la condensación y las emociones nuevas. Tomando en
posturas que tenía respecto al tema; como ejemplos tenemos su cuenta todo eso, pienso que son acertadas las palabras de Juan Gar-
elaborada teoría sobre el Dynaton y la propuesta que denominó cía Ponce cuando escribe, con motivo de una exposición celebrada
metaplástica. Ambas fueron presentadas en un artículo titulado, en 1967, que la de Paalen era “la historia de una búsqueda intensa,
precisamente, “Metaplástica” y publicado en el único número múltiple y variada” (ix). Búsqueda de la vida y de la vida entendida
de Dynaton (1951), revista-catálogo que sirvió de colofón a la como riesgo, como observa también Octavio Paz al señalar su doble
aventura iniciada con Dyn. En este trabajo Paalen condensa un atracción por la poesía y por la ciencia: “Suspendido entre un extremo
conjunto de ideas esbozadas en tres artículos de la revista Dyn: y otro, Paalen atravesó la vida en precario equilibrio de pájaro” (270).
“Sorpresa e inspiración” (número 2), “Arte y ciencia” (número 3) y
“Actualidad del cubismo” Número 6 y último). *
Debido a la obvia influencia de Paalen en Dyn resulta sencillo, No hay en Dyn casi ninguna página sin algún grabado, viñeta,
incluso natural, establecer paralelismos entre el trabajo desarrollado pintura o fotografía, casi siempre en diálogo con los textos. La
en esos años con los contenidos en la revista. De hecho, no me parece palabra y la imagen se ven privilegiadas por igual, elevando el
arriesgado decir que la totalidad de las páginas de Dyn —tanto en su costo de la revista, que —a pesar de distribuirse en la librería de
parte escrita como en la puramente visual— son una extensión de la César Moro—, fue ignorada en nuestro país. Destaca también el
obra de Paalen; una suerte de poética coral. Ninguno de los conteni- gran número de colaboradores, aunque son pocos los autores que
dos parece extraño cuando se conoce a fondo su trabajo como artista aparecieron en dos o más números. Entre ellos habría que destacar

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a Manuel Álvarez Bravo, único mexicano que tuvo continuidad por ejemplo en México. Su búsqueda era la del artista verdadero en
en la revista, pues los otros —Alfonso Caso, Jorge Enciso, Miguel torno a los valores que lo definan a él y a su obra, que le den las
Covarrubias, Miguel Ángel Fernández, Carlos R. Margáin Araujo, claves para explicar las obsesiones que atraviesan su vida. Sin riesgo
Francisco Díaz de León, Luis Limón Aragón— participaron de no hay arte, por lo que Paalen buscó, ante todo, el riesgo. Y es que,
manera ocasional. El “Número amerindio” los incluyó a todos y más allá de su adhesión lúcida o de su separación del surrealismo,
tanto Miguel Covarrubias como Francisco Díaz de León, además lo que privó siempre fue el movimiento perpetuo, el llamado a la
de Álvarez Bravo, repitieron en la última entrega de la revista. De aventura, lo incierto.
todos modos, sus colaboradores más activos fueron naturalmente
los miembros del núcleo fundador —Wolfgang y Alice Paalen, Eva *
Sulzer, César Moro y Edward Renouf—, que participaron en todos Paalen encontraba dos problemas en el arte contemporáneo:
los números, ya sea ilustrando o escribiendo. El que más intervino el virtuosismo pirotécnico y el compromiso político. Ambos
fue Paalen, que participó en todas las entregas, en sus dos facetas elementos se conjugaban y negaban la vida, anulando la
de escritor y de artista visual, salvo en el “Número amerindio”, en el contingencia, aferrándose a lo ya descubierto, dentro de los límites
que colaboró con dos artículos y dos reseñas. A lo largo de los seis conocidos. Dyn insistía en que eran tiempos de apartarse de la
números, Paalen sumó un total de veinte artículos y reseñas con su certeza y de la fe ciega; había que participar del caos de la existencia,
nombre, más media docena de textos que oscilan entre el poema y comenzar todo de nuevo, con imaginación. Y el mejor lugar para
el relato firmados por “Charles Givors”, y nueve ilustraciones: siete exhibir todas esas dudas, o esbozarlas en otro pentagrama, era el de
reproducciones de óleos contemporáneos y dos xilografías originales. la ciencia, un terreno virgen que les entregaba el Dynaton y se abría
No considero, por todo ello, que Dyn fuera “la revista de un al campo de lo posible. En el catálogo que anunciaba la primera
solo hombre y dos mujeres, Alice Rahon y la amiga mecenas de exposición individual de Paalen en México, en 1945, se podían leer
ambos, Eva Sulzer, acompañados por sus amigos cercanos, César algunos fragmentos suyos publicados en las páginas de Dyn, que
Moro y Edward Renouf ” (Pascual Gay / Rolland: 88). Aunque la respondían a la pregunta: “¿Cuáles, pues, podrían ser los nuevos
participación más activa es la de Paalen y la de sus amigos, me parece objetos o temas del arte?”.
inadecuado pensar que la intención de Paalen era emplear a Dyn
Las nuevas direcciones de la física, lo mismo que
como un “vehículo” para “orientar e implicar su propia obra grá- las nuevas direcciones del arte, me han llevado a un
fica, pictórica y literaria hacia el cuidado y la atención de los colec- concepto potencial de la realidad, opuesto a cualquier
concepto determinista de finalidad. Todo concepto
cionistas” (Pascual Gay / Rolland: 62). Basta un somero recorrido
de finalidad, poco importa que se llame idealista o
por la biografía de Paalen para advertir que las constantes de su vida materialista, conduce forzosamente a una forma de
fueron la actividad incesante y el apartamiento de la notoriedad, pensamiento totalitaria. El concepto potencial que

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denomino pensamiento dinático (de la palabra griega sentir, sino llevar a sentir. Y el sentido lo encontraría cada especta-
Dynatón: ‘lo posible’), o filosofía de lo posible, excluye
dor: libertad sensitiva. Cada cuadro sería único para el individuo a
todo misticismo (tanto idealista como materialista),
toda metafísica, al asimilar la idéntica necesidad del través de este camino. El método científico servía a la imaginación
arte y de la ciencia. y el arte era su gran catalizador. Con la fusión de la ciencia se creaba
La ciencia y el arte se enraizan, ambos, en la
imaginación; forma y sentido no pueden separarse, un universo posible: una nueva condensación del sujeto; sorpresa,
puesto que todo concepto mental no puede inspiración.
manifestarse sino bajo una forma. Pero es igualmente
falso querer poetizar la ciencia como querer hacer arte
científico, tan a menudo propuesto por gentes que no *
han comprendido ni lo uno ni lo otro. Es necesario Otra constante de Dyn —y la que aquí más nos interesa, porque
comprender que arte y ciencia son complementarios,
es la que le da cuerpo a este libro— fue la publicación de los textos
indispensables, que solamente de su actividad
recíproca podrá resultar una nueva ética capaz de totémicos de Paalen: por una parte, su “diario” o crónica titulada
reemplazar los oscurantismos metafísicos y religiosos Paisaje totémico, que aparece en todos los números, salvo en el
en curso (apud Morales: 43).
“Número amerindio”, y el trabajo central de este último: Arte
totémico. Hay una continuidad y una complementariedad entre los
Se trataba de utilizar las posibilidades del arte y de la cien-
materiales bordados en Paisaje totémico —fragmentos de carácter
cia para proponer nuevos mundos: la imaginación de los números
casi onírico— y el ensayo Arte totémico, que oscila entre el tratado
podía descubrirle al arte otras perspectivas y ritmos; la física podía
erudito, la intuición y la exploración.
ofrecerle un nuevo dinamismo a la iluminación de un cuadro; la
Como señala Paalen, “el hecho de hablar de una tierra muy
ciencia cuántica, nuevas ideas a las articulaciones pictóricas. Ex-
bella y poco conocida me parece justificar la publicación de estos
plorar la ciencia debía llevar al arte a un titubeo, a un contrapun-
fragmentos”. Las impresiones registradas por él con un lenguaje que
to, a una suspensión que jugara con las posibilidades de expresión.
Breton calificó de “trop beau” son como fotografías impresionistas,
Abandonar la idea del tema en la pintura —la referencia al mundo
descripciones poéticas que fijan un paisaje en peligro de extinción.
sensible— sólo podía llevarse a cabo a través de indagaciones cientí-
Paalen aplazó varios de sus compromisos para recorrer los últimos
ficas que lo hicieran desaparecer para incidir, paradójicamente, en
espacios indios de la costa noroeste, en la Columbia Británica.
la emoción del espectador. No un arte de la catarsis sino de la medi-
Su afición de coleccionista y su pasión por las expresiones llama-
tación; una combinatoria de lo humano y lo no-humano: “Articular
das primitivas lo llevaron a escribir —como corazón de ese gran
con elementos no-antropomorfos un mensaje humano” (Dyn 6: 9).
número que es el “Amerindian Number”— Arte totémico, un largo
Paalen quería llevar la libertad que encontraba en la ciencia
ensayo que intenta descubrir el trasfondo imaginario y onírico de
al espacio del arte. Pensaba que una pintura no debía mostrar qué
“lo totémico” sorteando en lo posible la perspectiva racionalista e

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individualista occidental, a partir de todo lo visto, lo oído y lo leído al vínculo indisoluble que mantenían con la vida, de modo que, a
en torno al totemismo. Si el simple hecho de llamarlo arte significa pesar del conocimiento de Paalen sobre el totemismo, la dirección
atravesarlo por criterios occidentales, lo que pretende en su escrito, de sus pesquisas tomaba otra dirección, mucho más personal y
antes que nada, es dar cuenta de una relación profunda con la natu- empática. Al llamar arte a las expresiones religiosas de las tribus de
raleza y con el “ancestro animal”. Su interés no radica meramente en la Columbia Británica, Paalen quería subrayar su relación con la
lo estético, sino en el poder de la representación. Paalen llama a re- tierra, las secuencias que dictan sus elementos. Como en el Freud
considerar el espacio de esas culturas: acabar con sus creencias y sus de Tótem y tabú —leído con seguridad por Paalen—, los vínculos
prácticas significaría acabar con el sentido profundo de ese “arte”, del arte y la magia son muy profundos: “El arte es el único dominio
entre comillas, reduciéndolo a lo puramente ornamental. Porque lo en el que la «omnipotencia de las ideas» se ha mantenido hasta
que se jugaba era un arte fusionado con la vida, como lo deseaba el nuestros días […]. El arte, que no comenzó en modo alguno
surrealismo, y una vida inseparable del sueño. Explicar por qué la siendo «el arte por el arte», se hallaba al principio al servicio de
emoción es anterior a la razón y no inferior a ella es uno de los ob- tendencias hoy extinguidas en su mayoría y podemos suponer que
jetivos del ensayo de Paalen. Y trasvasar la emoción del paisaje con entre dichas tendencias existía un cierto número de intenciones
colores, sonidos y texturas, es el fin de sus fragmentos. mágicas” (Freud: 122). Y más profundos y fascinantes son los
A través del trazado de una geografía poética, de Jasper a Prín- vínculos misteriosos que unen a los “primitivos” con el “ancestro
cipe Rupert, Paalen se inserta en la más alta tradición de explora- animal”, o a las sociedad humanas con los seres del bosque. Sólo
dores de la Columbia Británica, que no sólo hacen un minucioso al mirar a través de este prisma se puede entender la fascinación
reconocimiento de los espacios y las culturas, sino también apor- que ejercieron las columnas totémicas en Paalen, para quien esas
tan información vital para la comprensión de las alteridades y de formas específicas y espectaculares fueron sugeridas por la misma
la imaginación. Sus pesquisas colocan a Paalen —ese explorador naturaleza, y como “la imaginación siempre precede a la razón”
surrealista— en la constelación formada por el capitán Cook y el (Dyn 2: 6), su interpretación devino arte. En el segundo número de
capitán Alejandro Malaspina, el pintor Tomás de Suria, el naveg- Dyn, un ensayo titulado “Sorpresa e inspiración” da cuenta de cómo
ante Vitus Behring y el etnólogo Franz Boas. la tierra ha puesto al arte frente a nuestros ojos, y cómo es a través del
ojo humano que alcanza las formas que nosotros conocemos —no
* como un calco de la realidad sino como una alucinación:
Resulta importante mencionar que en Arte totémico Paalen sortea
los obstáculos academicistas o meramente antropológicos —en el Mientras viajaba por la parte de Canadá donde el
arte indígena alcanzó sus más grandes logros, fui
sentido duro del término— para situarse en el terreno más sensible víctima de una decepción singular. En estas regiones
de estas expresiones. Su interés por ellas se asociaba a la magia y uno sólo necesita alejarse de los poblados unos

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cuantos kilómetros para adentrarse en la selva virgen. carse al lado del error para conducirlo hasta la verdad”, señala Witt-
Abriéndome camino a través de una espesa maleza
genstein en sus Observaciones a “La rama dorada” (49). Paalen mira
cerca de Kispayax, llegué a un claro devastado por el
fuego, y no fue poco mi asombro al encontrar un grupo con asombro, y es que, como dice también Wittgenstein, “cada per-
de postes totémicos en medio. Apresuré mis pasos, spectiva es significativa para aquel que la ve como significativa […]
muy intrigado por la presencia de los monumentos
cuya proximidad no podía haber adivinado. Cuál sería En este sentido, toda perspectiva es igualmente significativa” (71).
mi desilusión cuando, al acercarme más, me di cuenta O como señala Philippe Descola en otra importante investigación
de que un grupo de esqueletos de cedros y tsugas muy parcialmente dedicada al totemismo:
altos, ya carbonizados, curiosamente quebrados por el
fuego, me había sugerido los enredados perfiles de los
Hoy tendríamos más que ganar si intentáramos situar
postes totémicos.
nuestro propio exotismo como un caso particular
En ese momento, sucedió algo que me hizo detenerme
dentro de una gramática general de las cosmologías,
en seco: en la punta de uno de esos desvaídos troncos
en vez de seguir dando a nuestra visión del mundo
descansaba un gran cuervo que, habiendo sacudido
un valor de patrón a fin de juzgar la manera en que
sus alas, se encontraba inmóvil. ¡Cuervo venerable!
millares de civilizaciones pudieron formarse a un
Fácilmente reconocí en ti a Yelx, el cuervo prometeico
oscuro presentimiento de ella (Descola: 144).
del mito indio, el cuervo que robó el fuego, alado
Lucifer que me traía la clave de un enigma fascinante
[...]. No pretendo dar una explicación directa de la Algo de esto ya estaba en el Paalen que escribió Arte totémico y
idea que alimenta estos monumentos admirables;
Paisaje totémico. Tampoco ahí existe la intención de realizar juicios
pero me parece probable que la forma de la primera
de estas columnas heráldicas fuera sugerida por la de valor, de comparar lo que se ve con una verdad occidental. No
vista de un árbol tallado por los propios elementos de parte ni siquiera de una benevolencia hacia esos otros pueblos, pues
la naturaleza, mirada que dio origen a la sucesión de
figuras legendarias (Dyn 2: 6-7). los trata como sus iguales, como poseedores de una visión tan válida
y fascinante como la de los hombres que pintaron las cuevas de Las-
No obstante, como el mismo Paalen comenta más adelante, “la caux y Altamira, como los griegos y egipcios que tallaron también
concepción totémica del mundo fue necesaria para determinar la postes totémicos, o los grandes artistas del siglo xx, expresionistas o
elección de estas formas” (Dyn 2: 7). Lo que aquí queda claro es que surrealistas. La frase de Frazer —otro gran investigador de la magia
la naturaleza configura la visión, y es la imaginación la que la mate- primitiva y el totemismo—, que dice que “haremos bien en con-
rializa. No se trata de una visión inferior, sino de una perspectiva siderar con benevolencia sus errores como tropiezos inevitables
diferente. Una manera de comprender al mundo desde el espíritu y en la búsqueda de la verdad” (Frazer: 169), queda fuera de toda
no desde la razón. Convicciones que aproximan a Paalen, a la hora consideración en estos textos.
de mirar las expresiones primitivas, mucho más a Wittgenstein que
a Frazer, en su monumental trabajo La rama dorada. “Hay que colo-

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* dio como el vehículo para transformar la forma de experimentar
Con Paalen, otros artistas de las vanguardias se sintieron atraídos el mundo. De esa misma fuente bebieron artistas como Pollock
por las expresiones indígenas, y no pocas voces animistas y —inspirado en el chamanismo—, Gottlieb y Rothko, entre otros
totémicas —así, el gran pintor alemán Max Ernst concibió un doble expresionistas abstractos, que se inspiraron en algún momento en
totémico, el pájaro Loplop. Los años cuarenta, cuando se publicó el arte amerindio y nunca ocultaron su deuda con las culturas de la
la revista Dyn, fueron los años de una profunda fascinación por el Columbia Británica. Así, Richard Pousette-Dart, decía: “A veces
arte amerindio. Admiración que tuvo dos vertientes: la primera tengo la sensación de estar pintando en una cueva aún estando en
desembocó en un nuevo “fetichismo” (artístico, esta vez) que llevó Nueva York”. Pollock no sólo asistía asiduamente a las exposiciones
a muchos trabajos de los indios a los museos y a las galerías de de arte indígena sino que leía publicaciones sobre arte amerindio;
Nueva York, y la segunda censuró ese “fetichismo”, considerando como por ejemplo, la revista Dyn.
que las piezas, al ser colocadas en los museos, perdían toda su fuerza Insuficiente como es el espacio de esta presentación para dar
y su relación con el mundo, y que su “aura” sólo podía preservarse cuenta del impacto de las obras de los indios de la Columbia Bri-
si permanecían en los espacios sagrados. Paradójicamente, Paalen tánica en el surrealismo y después en el expresionismo abstracto,
participó de ambas. El propio Breton —tras expresar su admiración remito a dos trabajos fundamentales: el artículo de W. Jackson
por el arte oceánico— fue un profundo admirador de las máscaras Rushing, “Ritual and Myh: Native American Culture and Abstract
de la costa noroeste, y Claude Lévi-Strauss dedicó a ellas buena Expressionism”; y el texto que escribió Andreas Neufert para una
parte de un trabajo extraordinario: La vía de las máscaras. retrospectiva de la obra de Paalen: Wolfgang Paalen’s Implicit Spaces.
No obstante, la derivación más interesante que tuvo esta fasci-
nación fue, sin duda, la práctica crítica, teórica y artística que tomaba *
como punto de partida estas expresiones. Aquí, Paalen jugaría un pa- Tras gozar de una fama excesiva en el inicio de las investigaciones
pel protagónico, pues no sólo fue un creyente apasionado de estas antropológicas, fruto sobre todo de la publicación del estudio clásico
culturas, sino también un investigador cuidadoso. Junto con John de Frazer —El totemismo (1910)—, como lo revela el genial libro
D. Graham y Barnett Newman, Paalen esbozó muchas ideas sobre de Freud —Tótem y tabú (1913)—, fascinante para unos y repulsivo
el carácter espiritual de este arte, ideas que encontraron consonancia para otros, el totemismo cayó en el olvido y en el descrédito, y fue
con las advocaciones propuestas por Carl G. Jung en su teoría de arrumbado en el de los trastos viejos luego de que Claude Lévi-Strauss
los arquetipos. Al redescubrir sus orígenes, el hombre moderno se lo desmantelara en otra obra clásica de referencia —El totemismo en
volvía capaz de acceder a una transformación espiritual que alteraba la actualidad (1962)—, titulando su primer capítulo, justamente:
su presente. El “arte evocativo” le devolvía al hombre la posibilidad “La ilusión totémica”. A pesar de estos avatares, el término volvió a la
de relacionarse con los poderes de su inconsciente: el arte amerin- vida a partir del reciente libro de Philippe Descola, discípulo de Lévi-

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Strauss y heredero de su cátedra en el Còllege de France —Más allá sin sospechar su existencia) siguiendo un curso
interior, es decir, ensayando sobre ellos mismos
de naturaleza y cultura (2005)—, en el que el concepto se retoma bajo
modos de pensamiento tomados primero de fuera, o
una luz diferente. En medio de esos avatares, el trabajo de Wolfgang simplemente imaginados. Demuestran de tal manera
Paalen —Arte totémico (1943)— cobra una particular relevancia, que toda mente humana es un campo de experiencia
virtual para darse idea de lo que pasa en otras mentes
sumergido como estaba entre corrientes que pueden llamarse de hombres, cualesquiera que sean las distancias que
contrarias e impulsado sin embargo por el fuego de la visión poética. las separen (149-150).
Paalen, de hecho, se propone al final de su trabajo continuarlo
y profundizarlo, cosa que nunca llegó a hacer; no obstante, sí se Y eso es precisamente lo que hace Descola: pensar con imagi-
tomó la tarea de reunir una cantidad generosa de material en torno nación, proponiendo una visión que se aparta de lo establecido. En
al tema en el volumen (doble) de Dyn el cual, por su realización y el marco de la combinatoria propuesta por Descola, el totemismo
su significación gráfica y estética, resulta relevante en el marco de de la Columbia Británica se acercaría más, tal vez, al “animismo”
nuestra revisión de materiales de etnopoética. que al totemismo clásico. En el totemismo amerindio hay una dife-
No es mi propósito revisar aquí esas discusiones sobre el to- renciación entre los comportamientos humanos y los no-humanos,
temismo, en las cuales habría que integrar el trabajo de Paalen. Sino que comparten empero su interioridad, por lo que alrededor de
más bien, en el espíritu que anima a esta presentación, me interesa estos objetos naturales “se tejen día tras día relaciones sociales”
señalar cómo en las últimas páginas de su obra Lévi-Strauss valora, (Descola: 192). Esta combinación “totémica” es la que Descola lla-
por encima de las otras percepciones del totemismo, las ideas de ma “animismo”. El otro tipo de totemismo, el que no hace distinción
dos autores ajenos a la antropología pero sensibles a los fenómenos entre animales, plantas y humanos, es el que en Más allá de natura-
relacionados con ese concepto. El papel que juega en ello la imagi- leza y cultura se identifica como “totemismo”, y Descola lo encuentra
nación es el más importante, y así lo destaca Lévi-Strauss al referirse entre los australianos. Lo que Descola llama “animismo” es lo que
a Jean-Jacques Rousseau y a Henri Bergson en los términos, no de Paalen vio como “totémico”: lo no-humano que tiene profundas
una experiencia antropología, sino de una especie de experiencia características humanas, una interioridad con la que es posible tener
interior —ensayando sobre uno mismo modos de pensamiento contacto pero que en ningún momento se vincula a través de su for-
imaginados— que, si lo pensamos lentamente, no sería tan ajena al ma con las personas.
trabajo realizado por Paalen: Basten estas alusiones para echar luz sobre las ideas que con-
tinúan girando en torno al totemismo y entre las que deberíamos
Lo que nos importa para la lección que queremos
extraer es que Bergson y Rousseau hayan logrado incluir las que aparecen en los textos totémicos de Paalen. Ideas que
remontarse hasta los fundamentos psicológicos fueron y siguen siendo modernas: aproximaciones imaginativas,
de instituciones exóticas (en el caso de Rousseau,
creativas y humanas.

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*
Como nota final, no quisiera dejar de comentar que los textos
presentados a continuación dan cuenta, como ya he mencionado
en varias ocasiones, del largo viaje realizado por Paalen, el cual
se extendió durante meses por la costa noroeste de la Columbia
Británica. Arte totémico es una traducción del inglés —no se
conoce, si es que existe, el original francés—; Paisaje totémico, una
traducción del francés —lengua en que fue publicado en Dyn,
dado su estilo artificioso, cultista, metafórico. Nuestras versiones Bibliografía citada
intentan conservar el tono fluido del ensayo y el aliento poético de
los apuntes del diario. Creo que, en la medida de lo posible, se han
conservado ambas esencias.
Andrade, Lourdes. Para la desorientación general. Trece ensayos
sobre México y el surrealismo. México: Aldus, 1996.
Isaac Magaña Gcantón
Breton,1 André. “Un homme à la jonction des grands chemins”.
En Wolfgang Paalen’s Dyn. The Complete Reprint. xix.
_____.2 “Wolfgang Paalen”. En Wolfgang Paalen’s Dyn. The Complete
Reprint, p. xvii.
_____.3 “Oceanía”. Antología (1913-1966). 13ª ed. Sel. y trad.
Tomás Segovia. México: Siglo xxi, pp. 289-294.
Descola, Philippe. Más allá de naturaleza y cultura. Trad. Horacio
Pons. Buenos Aires: Amorrortu, 2012.
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Ed. Christian Kloyber. Viena / Nueva York: Springer, 2000.
Frazer, James George. El totemismo. Trad. Emilio Cardahi.
Buenos Aires: Kier, 1946.
_____. La rama dorada. Magia y religión. 3ª ed. Trad. Elizabeth,
Tadeo I. Campuzano y Óscar Figueroa Castro. México: fce,
2011.

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Freud, Sigmund. Tótem y tabú. 4ª ed. Trad. Luis López-Ballesteros Pollock, Jackson. Jackson Pollock et le chamanism. Ed. Marc
y de Torres Madrid: Alianza, 2011. Restellini y Helène Desmazières. Paris: Pinacothèque de
García Ponce, Juan. “El centro secreto dicta la tormenta florida: Paris, 2008.
Wolfgang Paalen”. En La Cultura en México 296 (18 de Rushing, W. Jackson. “Ritual and Myth: Native American
octubre de 1967), p. ix. Culture and Abstract Expressionism”. En The Spiritual in
Kloyber, Christian. “Wolfgang Paalen. La aventura de una Art: Abstract Painting, 1890-1985. Nueva York: Abbeville
biografía”. En Renata von Hanffstengel, ed. México, el exilio Press, 1986, pp. 272-293.
bien temperado. México: unam, 1995. 283-296. Schneider, Luis Mario. México y el surrealismo: 1925-1950.
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México: Siglo xxi, 1989. Wittgenstein, Ludwig. Observaciones a “La rama dorada”. 3ª
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Consulta en línea http://www.revista.agulha.nom.br/
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