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La Tempestad :Dialogo

Jaime :FERNANDO, hijo del rey de Nápoles


Patricio :PRÓSPERO, el legítimo Duque de Milán
Annais :MIRANDA, hija de Próspero
Catalina :ARIEL, espíritu del aire

Narrador: En un tiempo muy lejano… En Milán (Italia) vivía un Duque (Prospero) con su hija (Miranda), este Duque
le dejo a cargo su poder a su hermano ( Antonio), todo iba muy bien hasta que un día, Antonio le tendió una
trampa a Prospero enviándolo al mar con su hija en un barco muy… pero muy viejo, intentando matarlos. Pero por
suerte…ellos se pudieron salvar en una isla que encontraron. En esa isla, antes vivía una bruja que encerró a varios
espíritus en arboles gigantes, uno de esos fue un espíritu llamado Ariel, Ariel fue liberado por Prospero haciendo
que Ariel lo ayude y sea su sirviente. Un día, el barco que llevaba a Antonio, el rey de Nápoles, a su hijo Fernando y
a su tripulación… Prospero, le lanzo con su magia una tormenta horriblemente salvaje y envió a Ariel para que le
destruyera el barco. Prospero, a los tripulantes le lanzo un hechizo para que no pudieran recordar lo que paso, pero
el único que se salvo de ese hechizo fue Fernando, en un tiempo… Miranda se enamoro de Fernando y hubo
muchos problemas…
MIRANDA MIRANDA
- amado padre, has levantado De saber más…
este fiero oleaje, calma las aguas. PRÓSPERO
!cómo he sufrido Es hora de que te informe.
con los que he visto sufrir! ¡Una hermosa nave, La terrible escena del naufragio,
que sin duda llevaba gente noble, que ha tocado tus fibras compasivas,
hecha pedazos! ¡Ah, Pobres almas que desaparecieron. la dispuse midiendo mi arte de tal modo
Si yo hubiera sido algún dios poderoso, que no hubiera peligro para nadie,
habría hundido el mar en la tierra ni llegasen a perder ningún cabello
antes que permitir que se tragase los hombres que en el barco oías gritar
ese buen barco. y viste hundirse.
PRÓSPERO MIRANDA
Cese tu espanto. Cuando ibas a contarme quién soy yo,
Dile a tu triste corazón te parabas y dejabas sin respuesta
que no ha habido ningún mal. mis preguntas, concluyendo: «Espera, aún no.»
MIRANDA PRÓSPERO
¡Ah, desgracia! Llegó la hora. El instante
PRÓSPERO te manda abrir oídos. ¿Te acuerdas
No ha habido mal. Yo sólo he obrado de antes que viviéramos en esta cueva?
por tu bien, hija, Creo que no, porque entonces no tenías
que ignoras quién eres y nada sabes más de tres años.
de mi origen, ni que soy bastante más
que Próspero, morador de pobre cueva
y humilde padre tuyo.
MIRANDA MIRANDA
¿No eres mi padre?
Sí me acuerdo, padre. PRÓSPERO
PRÓSPERO Tu madre fue un dechado de virtud
y decía que tú eras mi hija; tu padre
¿De qué? ¿De alguna otra casa o persona? era Duque de Milán, y su única heredera,
Dime una imagen cualquiera princesa no menos noble.
que guarde tu recuerdo. MIRANDA
¡Santo cielo! ¿Qué perfidia
MIRANDA nos hizo salir de allá? ¿O fue
La veo muy lejana, una suerte el venir?
y más como un sueño que como un recuerdo PRÓSPERO.
Ambas cosas, hija.
del que dé garantía mi memoria. ¿No tenía Nos expulsó la perfidia, como dices,
yo a mi servicio cuatro o cinco damas? pero a venir nos ayudó la suerte.
MIRANDA
PRÓSPERO ¡Ah, se me parte el alma de pensar
Sí, Miranda, y más. Pero, ¿cómo es que eso que te hago recordar aquel dolor
aún vive en tu mente? ¿Qué más ves que no guarda mi memoria! sigue, padre.
PRÓSPERO
en el oscuro fondo y abismo del tiempo? Mi hermano y tu tío, de nombre Antonio,
Si te acuerdas de antes de llegar aquí, él, al que después de ti
recordarás cómo llegaste. más quería yo en el mundo,
delegué en mi hermano la gobernación
MIRANDA y, arrobado por las ciencias ocultas,
No me acuerdo. me volví un extraño a mi país.
Tu pérfido tío... ¿Me escuchas?
PRÓSPERO
Hace doce años, Miranda, hace doce años,
tu padre era el Duque de Milán,
y un poderoso príncipe.
MIRANDA
Con toda mi atención.
PRÓSPERO MIRANDA
... impuesto ya en el uso de otorgar
o denegar solicitudes, ascender a éste,
Padre, tu relato curaría la sordera.
frenar al otro en su ambición, cambiando PRÓSPERO
o conformando su lealtad y, marcando el tono Para no tener obstáculo entre papel
de función y funcionario, afinó
a su gusto a todos, hasta ser y personaje, querrá ser el propio
la hiedra que ocultó mi noble tronco Duque de Milán. Para mí, ¡pobre!,
sorbiéndole la savia... ¡No me escuchas! mi biblioteca era un gran ducado. Me cree
MIRANDA
¡Sí te escucho, padre! incapaz para el gobierno, se alía con el rey de Nápoles
PRÓSPERO pagándole tributo, rindiéndole homenaje,
Préstame atención. Al descuidar
los asuntos del mundo, desperté
entregando la corona ducal a la del rey
en mi falso hermano un mal instinto, y sometiendo el ducado, aún sin doblegar,
y mi confianza, que no tenía límites, a la más innoble postración.
en él una falsía tan inmensa
como fue mi confianza. Llegó a enseñorearse MIRANDA
no sólo de mis rentas, sino también ¡Santo cielo!
de cuanto mi poder le permitía, creyó ser PRÓSPERO
el duque mismo por haberme reemplazado
y ostentar el rostro del dominio Escucha el pacto y sus consecuencias,
con todo privilegio. Creciendo su ambición... y dime si obró como un hermano.
¿Me oyes bien?
MIRANDA
Pecaría si no pensara noblemente
de tu madre: la buena entraña
ha dado malos hijos.
PRÓSPERO MIRANDA
El rey de Nápoles, ¿Por qué no nos mataron?
que siempre fue mi eterno enemigo, PRÓSPERO
Buena pregunta, muchacha; mi relato
atiende el ruego de mi hermano;
la provoca. Hija, no se atrevieron,
a saber: que, a cambio del convenio de tanto como el pueblo me quería y, en vez
de homenaje y no sé cuánto tributo, de mancharse de sangre, les dieron
regalando la hermosa Milán un bello color a sus viles designios. Allí
con todos los honores a mi hermano. Así, nos esperaba el casco podrido de un barco
con tropa desleal ya reclutada, sin jarcias, ni velas, ni mástil. Hasta las ratas
en la noche fatídica abrió Antonio lo habían abandonado por instinto. En él
las puertas de Milán y, en la más negra tiniebla, nos lanzaron a llorarle al mar rugiente,
sus esbirros nos sacaron a los dos; a suspirarle al viento, cuya lástima
nos hacía un mal amoroso al suspirarnos.
a ti, llorando.
MIRANDA
MIRANDA ¡Ah, qué carga fui yo para ti!
¡Ay, dolor! No recuerdo PRÓSPERO
cómo lloré entonces y voy a llorar ahora. Tú fuiste el querubín que me salvó.
Lo que ocurrió me arranca el llanto. Inspirada de divina fortaleza,
PRÓSPERO sonreías mientras yo cubría el mar
Atiende un poco más y llegaremos de lágrimas salobres y gemía
a lo que ahora nos concierne, sin lo cual bajo mi pena. Así me diste la fuerza
esta historia no vendría al caso. que necesitaba.
MIRANDA
¿Cómo llegamos a tierra?
PRÓSPERO
PRÓSPERO
Por un extraño azar la próvida Fortuna,
Por divina voluntad. Llevábamos
que ahora me acompaña, ha traído
algo de comida y un poco de agua dulce
hasta aquí a mis enemigos, y por presciencia
que nos dio por caridad Gonzalo,
veo que mi cenit depende de un astro
un noble de Nápoles encargado del proyecto,
sumamente favorable y que, si no
y también ricos trajes, ropa blanca,
aprovecho su influencia, mi suerte
telas y efectos varios que nos han
decaerá. Cesen ya tus preguntas.
servido mucho. En su bondad, sabiendo
Te duermes. Es benigna soñolencia.
cuánto amaba yo mis libros, me surtió
Abandónate: no puedes evitarla.
de volúmenes de mi propia biblioteca
[Se duerme MIRANDA.]
que yo estimaba en más que mi ducado.
MIRANDA
¡Ojalá algún día vea a ese hombre!
PRÓSPERO
Llegamos a esta isla y aquí yo,
tu maestro, te he dado una enseñanza
que no gozan los príncipes, con horas
más ociosas y tutores menos esmerados.
MIRANDA
Dios te lo premie. Ahora, padre, te lo ruego,
pues aún me embarga el alma, dime
por qué has desatado esta tormenta.
MIRANDA
ARIEL (Canción). A estas playas ARIEL (Canción). Yace tu
¿Qué es? ¿Un espíritu?
acercaos de la mano. Saludo y padre en el fondo y sus huesos ¡Ah, cómo mira alrededor! Créeme, padre:
beso traerán silencio al mar. son coral. Ahora perlas son sus tiene una hermosa figura. Pero es un espíritu.
Bailad con gracia y donaire; los ojos; nada en él se deshará, PRÓSPERO
elfos canten el coro. ¡Guau, pues el mar le cambia todo No, muchacha: come y duerme, y sus sentidos
guau! Ladran los perros. en un bien maravilloso. Ninfas son como los nuestros. Ha perdido
¡Guau, guau! Callad. Oiréis al por él doblarán. Din, don. Ah, a sus amigos y va errante en su busca.
pomposo Chantecler cantando ya las oigo: Din, don, dan. MIRANDA
quiquiriquí. FERNANDO La canción evoca a Yo le llamaría ser divino,
pues nada vi tan noble aquí, en la tierra.
FERNANDO ¿De dónde sale mi ahogado padre. Ahora lo
PRÓSPERO [aparte]
esta música?. Sin duda suena oigo sobre mí. Está resultando como lo concebí. –
por un dios de la isla. Sentado PRÓSPERO Abre las cortinas [A ARIEL] Espíritu, gran espíritu,
en la playa, calmando con su de tus ojos y dime qué ves en dos días te libraré por esto.
dulce melodía su furia y mi ahí. FERNANDO [viendo a MIRANDA]
dolor. La he seguido desde allí, Sin duda, la diosa
o, más bien, me ha arrastrado. por quien suena esta música. - Ten a bien
Mas cesó. No, vuelve a sonar. decirme si habitas esta isla
e instruirme sobre el modo como debo
proceder estando aquí. Mi primera súplica,
aunque última, es: ¡Oh, maravilla!,
¿eres o no una muchacha?
MIRANDA PRÓSPERO [aparte]
Maravilla, ninguna, El Duque de Milán
pero sí una muchacha. y su mejor hija podrían desmentirte
si fuera el momento. Primoroso Ariel,
FERNANDO
serás libre por esto.
¡Mi idioma! ¡Dios santo! MIRANDA
Sería el primero de todos sus hablantes ¿Por qué se pone tan áspero mi padre?
si estuviera allí donde se habla. Éste es el tercer hombre que he visto
MIRANDA y el primero que me hechiza. ¡La compasión
¿Cómo? ¿El primero? incline a mi padre de mi lado!
¿Qué serías si te oyera el rey de Nápoles? FERNANDO
FERNANDO Ah, si eres doncella,
Un pobre solitario que se asombra y a nadie has dado aún tu corazón,
yo te haré reina de Nápoles.
de oírte hablar del rey. Él me oye,
PRÓSPERO
y porque me oye, lloro. Ahora el rey soy yo, Esperad, señor, oídme.
y mis ojos, desde entonces sin reflujo, [A FERNANDO] Óyeme, te ordeno
vieron el naufragio de mi padre. que me escuches. Usurpas un nombre
MIRANDA que no es tuyo, y has venido a esta isla
¡Qué dolor! como espía, para quitármela a mí,
FERNANDO que soy su dueño.
Sí, y con él el de sus nobles; entre ellos,
el Duque de Milán y su buen hijo.
FERNANDO MIRANDA
¡No, por mi honor! Padre, te suplico...
MIRANDA PRÓSPERO
¡Fuera! ¡No te cuelgues de mi ropa!
El mal no puede residir en este templo.
MIRANDA
Si el maligno viviera en casa tan hermosa, Apiádate, padre. Yo respondo por él.
el bien lo expulsaría. PRÓSPERO
PRÓSPERO ¡Silencio! Si dices otra palabra,
Sígueme. Te voy a encadenar los pies y el cuello. te reñiré, y aun te odiaré. ¡Cómo!
Beberás agua de mar; te alimentarás ¿Abogada de impostor? ¡Calla!
de moluscos de agua dulce, raíces resecas Porque sólo has visto a él y a Calibán
y cáscaras de bellota. ¡Sígueme! te crees que no hay otros como él. ¡Necia!
MIRANDA
FERNANDO
Mis sentimientos son humildes.
¡No! No voy a soportar este trato No deseo ver a un hombre más apuesto.
mientras mi enemigo no tenga más poder. PRÓSPERO [a FERNANDO]
“Desenvaina, y un hechizo le detiene”. Vamos, obedece.
MIRANDA Tus fibras han vuelto a su infancia
Querido padre, y no tienen fuerza.
no le juzgues con tanto rigor, FERNANDO
Es verdad.
pues es noble, y nada cobarde.
Como en un sueño, mi ánimo está encadenado.
PRÓSPERO La muerte de mi padre, esta debilidad,
¡Cómo! ¿Me va a instruir el pie?. el naufragio de mis amigos y las amenazas
Envaina ya, traidor, que alardeas, del que ahora me somete no son una carga
pero no atacas, con esa conciencia mientras una vez al día, desde mi cárcel,
tan culpable. pueda ver a esta muchacha. En mi cárcel
ya tengo bastante espacio.
MIRANDA [a FERNANDO]
No te inquietes. Mi padre es mucho mejor
de lo que parece hablando. Lo que le has visto
es insólito.
PRÓSPERO [a ARIEL]
Serás libre como el viento de montaña.
Pero mis órdenes cumple con esmero.
ARIEL
A la letra.
PRÓSPERO [a FERNANDO]
¡Vamos, sígueme!
[A MIRANDA] Y tú no le defiendas.

Narrador: Años mas tarde… Fernando que estaba en la cárcel, fue liberado y perdonado por el mago Prospero y Miranda…
tubo una felicidad enorme.
Por otro lado… Ariel, el espíritu del aire, sumándose a la felicidad de la hija, también fue liberado por el mago Prospero, y
gracias a que perdono todo su pasado; incluyendo a su hermano… vivieron felices para siempre.

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