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Ensayo
Rusia se ha rehecho no sólo internamente sino también ante el mundo. Esta es una
afirmación que debe de tenerse en cuenta, y más aún es importante decir que las dos décadas de
Vladimir Putin al frente han sido la razón de este “recomenzar”.
Un domingo 26 de marzo de 2000, fue un día de cambio. Después del largo invierno ruso,
la añorada primavera había llegado al norte del Cáucaso. Muy al norte, en Moscú, Vladimir Putin
estaba esperando a ver si votar en las elecciones presidenciales de Rusia lo confirmaría en el cargo
que había ocupado como interino desde la jubilación de su predecesor Boris Yeltsin a finales de
año, y, finalmente decidió hacerlo.
En las dos décadas posteriores, Putin ha definido lo que significa el poder político en la
Rusia postsoviética. Al mismo tiempo, también ha tratado de controlar y definir la forma en que se
cuenta su historia al mundo.
En cierto sentido, ese proceso ya estaba en marcha en 2000. Grozny, capital de la región sur
rusa de Chechenia, había pasado por dos guerras en poco más de cinco años. En el primero, desde
finales de 1994 hasta 1996, se había dado a los periodistas una gran libertad para informar lo que
querían. Su acceso estaba restringido solo por su propio sentido de riesgo.
Fue diferente una vez que el conflicto separatista estalló de nuevo en Chechenia en el otoño
de 1999. Al gobierno de Moscú, entonces bajo el liderazgo de Putin como primer ministro, no le
había gustado la cobertura negativa de muertes de civiles durante el conflicto anterior que había
resultado de los intentos de Moscú por volver a controlar la región rebelde.
Cambiando la historia
No fue solo el clima lo que estaba cambiando ese día de primavera en Grozny. Las
relaciones de Yeltsin con Occidente son vistas ahora por muchos de sus compatriotas como una
aceptación supina de la política exterior de Estados Unidos. Putin, al entrar en su tercera década en
la cumbre del poder ruso, ha elegido rechazar y desafiar.
Desde 2000, Rusia ha hecho grandes y costosos esfuerzos para moldear su forma de ser
vista en todo el mundo. En 2005, lanzó Russia Today, el canal de televisión ahora conocido como
RT. Ha hecho un amplio uso de las plataformas de medios sociales, tanto para distribuir contenido
de RT y otras organizaciones de medios amigas del Kremlin, como tal vez para interferir en las
elecciones.
Por otro lado, no había una sola lengua materna oficial, pero el ruso se definió como el
idioma estatal de facto en la Unión, y los rusos étnicos tendían a ocupar muchas de las posiciones
más privilegiadas en el gobierno centralizado en Moscú y en los países de la antigua Unión
Soviética.
Ante esta situación, Putin propone focalizar los recursos existentes en sectores específicios
hasta lograr cambios sustanciales; por ejemplo, se están aumentando los salarios de los trabajadores
de la educación y la salud para que esas profesiones atraigan a los mejores universitarios, lo que
repercutirá en que se mejoren los servicios públicos básicos.
Dentro del país, se ha abierto una red de exposiciones "Rusia - Mi Historia" para decir a los
ciudadanos qué partes de su historia nacional deben ser fuentes particulares de orgullo. Para
contribuir a esta causa, en el 2014 se declaró “el Año de la Cultura”, en el cual el presidente destacó
el papel unificador de la cultura, historia y lenguas rusas en una nación multiétnica, afirmando que
las escuelas no se pueden limitar a transmitir conocimientos sino que deben formar la identidad
nacional de los alumnos en base a los valores, historia y tradiciones rusas, para elaborar este
objetivo se trabajó en un programa integral de formación del profesorado.
Por otro lado, la crisis entre Rusia y Ucrania revela cuán dramáticamente ha cambiado el
nacionalismo de Vladimir Putin en los últimos 14 años. Después de llegar al poder en 2000, Putin
prefirió referirse a la gente en Rusia como "ciudadanos" y a las personas que viven en el extranjero
en los países de la antigua Unión Soviética como "compatriotas". Putin ha hehco alusión a la idea
de rescatar el patriotismo ruso como forma de cohesión social.
En la carta, Medvedev hace hincapié en los "vínculos fraternales" entre las dos naciones
antes de llegar al otro obstáculo importante en las relaciones entre los dos países: la creciente
relación de Ucrania con la OTAN. Así que los dos están vinculados: el antagonismo de Ucrania
hacia la lengua y la cultura rusas y su postura de política exterior de ofrecer apoyo a Georgia y
acercarse a la OTAN. Ser antirruso adquiere más urgencia en términos geopolíticos.
Por lo tanto, el punto clave es la forma en que Putin ha cambiado su retórica y definición de
sus ideas de "rusidad" de los ciudadanos rusos para incluir a los rusos étnicos. Si bien hubo críticas
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a Ucrania a lo largo de los años por ser antirrusa, nunca hubo ninguna referencia directa a la etnia
rusa. La crisis de Crimea es la primera ocasión en la que Putin ha elegido utilizar a personas de
etnia rusa para representar al pueblo ruso.
Rusia por su parte, por su situación geográfica, puede aspirar a ejercer un papel algo más
que secundario en la pugna por el poder mundial, aunque esas mismas circunstancias geopolíticas
como “tierra-corazón”, es decir, una posición central en el continente europeo le generan una
constante sensación de asfixia porque se encuentra rodeada por las masas territoriales rivales, es
decir, Europa y China, y por innumerables bases militares de Estados Unidos.
Europa actualmente se encuentra en serias dificultades para para establecer relaciones que
beneficien tanto a Rusia como a ella misma por la política exterior de Estados Unidos que es
consecuencia de su incontenible expansión imperial desde el pasado siglo; pues ella, ha depositado
las claves de su defensa en la OTAN, entregándolas así a la potencia norteamericana.
Que Rusia empiece a resurgir es algo que rompe muchos esquemas elaborados por los
analistas occidentales a tal punto que se habla incluso de la idea de una renovación o un regreso a la
Guerra Fría. Pero esta ya no tendría como protagonistas a solo dos grandes superpotencias
mundiales, sino, que a Estados Unidos se le añadiría la OTAN y a Unión Europea.
Además, en el escenario internacional se están configurando nuevos estados con
aspiraciones de ámbito regional o incluso global entre los que puede mencionarse a China.
Con esto, vemos coincidencias entre Occidente y Rusia misma, pues ven a China como una
gran potencia con un plan estratégico y un lugar asegurado. Pero en cambio, Occidente considera
que Rusia es una potencia en declive que está jugando una mala táctica, a veces astuta pero mal
calculada.
Rusia por su parte considera las políticas occidentales en el Medio Oriente y Europa del
Este como insostenibles y peligrosas que a menudo se implementan sin pensar completamente en
los riesgos.
Putin considera que Occidente está sufriendo un malestar ideológico y social en casa, lo
cual le hace perder sentido y dirección; pero, las relaciones de estas grandes potencias no sólo son
complicadas sino también a veces trágicas debido en parte a que Rusia no está integrada de manera
efectiva en un gran sistema de poder, ya que Estados Unidos ya no la considera como una gran
potencia, este es un status que el presidente Putin y muchos rusos no pueden aceptar y parecen estar
dispuestos a pagar un impuesto significativo por lograr ese status de gran potencia porque para las
élites políticas rusas este status es consustancial a la identidad de su país como Estado,
fundamentados en ciertos elementos que consideran “permanentes”, entre ellos se puede enumerar
la extensión territorial, sus recursos naturales, o incluso, el potencial nuclear con el que cuentan. Por
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ello, aunque puedan sucederse diversas crisis y cambios, en la distribución internacional del poder,
Rusia cree tener asegurado un lugar principal como actor de poder del sistema.
Perspectivas de futuro
En las élites rusas ha predominado la impresión de que su país sigue estando en desventaja
frente a Occidente en la competición por el poder mundial. Occidente por su parte ve con
insertidumbre las estrategias rusas para ser aceptada como gran potencia, pues no tiene certeza de
las verdaderas intenciones, considerando, que puede tratarse de solo una fase transitoria tras la cual
Moscú inicia de nuevo una política abiertamente agresiva en pos de una hegemonía mundial.
Por el contrario a estas aseveraciones, la política exterior del Kremlin se ha orientado más a
contener su declive generalizado que a emprender proyectos de una utópica recuperación del
imperio zarista o soviético. Así, a pesar de la mejora de la situación económica, desde la llegada de
Putin al poder, se ha observado una obsesión constante por demostrar su fuerza frente a las
potencias rivales; hecho que puede derivarse de la inseguridad acerca de sus propias capacidades y
de este sentimiento de debilidad frente al exterior.
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Moscú considera que el régimen de autoritarismo competitivo no da lugar necesariamente a
una política exterior hóstil a Occidente de forma que sería posible colaborar con Estados Unidos en
algunos asuntos internacionales y mantener al mismo tiempo un sistema alejado de la democracia
liberal dentro de sus fronteras, es sólo cuando Rusia percibe uan intromisión de las potencias
occidentales en sus asuntos internos, reclamando mayores libertades y respeto a los derechos
humanos, cuando reacciones de manera negativa e incrementa la retórica antioccidental como
respuesta.
Finalmente, surgen preguntas acerca del papel que jugará Rusia en el futuro, tales como:
¿qué pasos tomará Putin de Rusia para socabar el orden internacional dominado por estados
Unidos?, y, ¿cómo mantendrá simultáneamente su control sobre la política rusa?
Es oportuno ante estas interrogantes considerar que Rusia ocupa una posición inusual en el
escenario mundial. Vladimir Putin ha demostrado en muchas ocasiones su capacidad para
desestabilizar el orden internacional; sin embargo, no está claro que tenga la capacidad de llenar el
vacío que está creando, ya que a pesar que carece de la fuerza miliatr para desafiar la supremacía de
Estados Unidos, nadie ignora sus capacidades.
Moscú por su parte, mantiene una enorme influencia en el escenario mundia; sin embargo,
en casa se está gestando un descontento generalizado ya que a pesar que Putin ha dominado la
escena política rusa por mas de dos décadas, su popularidad está disminuyendo debido a una
economía en desaceleración y tras un esfuerzo de reforma de las pensiones profundamente
impopular. Aunque eso no ha impedido diseñar una forma de aferrarse una vez finalizado su
mandato presidencial actual en 2024.
Fuentes:
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place in the world. THE CONVERSATION. Retrieved from https://theconversation.com/vladimir-
putins-two-decades-at-the-helm-have-remade-russia-and-its-place-in-the-world-133533
Aridici, N., (March 23, 2020) Vladimir Putin´s two decades at the helm have remade Russia and its
place in the world. THE CONVERSATION. Retrieved from https://theconversation.com/how-
vladimir-putin-has-changed-the-meaning-of-russian-24928
Grunstein, J., & WPR STAFF. (2021, May 3) Can Putin Change Russia´s Role From Spoiler to
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https://www.worldpoliticsreview.com/insights/27815/russia-s-putin-crafts-an-unusual-role-in-the-
global-order
Morales, J., (2012) Conclusiones y perspectivas de futuro. En Morales, J., (ed.) Rusia en la
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Ruiz, F., (2014) La situación de Rusia y su influencia en el mundo. España: IEEE.
Recuperado de http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_marco/2014/DIEEEM02-
2014_RusiaInfluenciaMundo_FJRG.pdf