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 ALGUNOS TOPÓNIMOS CAMINEROS
Y LAS VÍAS ROMANAS DE LA PENÍNSULA.
REVISITADO: VíA DE LA PLATA
Jesús Rodríguez Morales
Hace casi 20 años, cuando comenzaba mis traba-
jos sobre los caminos romanos para nuestro querido
Miliario Extravagante, escribí un artículo con este mis-
mo nombre. En él pasaba revista a varios topónimos,
dando la opinión que yo tenía en su momento sobre
el tema. Ha pasado el tiempo y las lecturas y conse-
cuentes meditaciones, más agudas que el agua del
Jalón, han hecho que algunas opiniones se hayan
afinado. Este es el resultado de ese proceso para uno
de los topónimos más asociados a las vías romanas.
CAMINO O VÍA DE LA PLATA
El topónimo Camino o Vía de la Plata está docu-
mentado para fecha más antigua de la que se pensaba
hasta hace poco. El importante trabajo de Diego Mu-
ñoz Hidalgo1 ha retrotraído más de 150 años la pri-
mera aparición del mismo.
En el Libro de la Montería de Alfonso XI, redactado
entre 1340 y 1350, hablando de «Los montes de la
tierra de Sevilla, de Niebla y de Gibraleón2 se dice»:
«La Dehesa de Castril Blanco es buen monte de puerco
en ivierno e son las vozerias, la una desde… y la otra en
el Camino de la Plata.»
Treinta años después el topónimo reaparece los
Papeles de Mayordonazgo del Archivo municipal de
Sevilla, en una carta de franqueza firmada en 13703:
«E por quanto el dicho cumple mucho a nuestto
seruiçio ser bien poblado por que estan en guarda de
los que van y vienen a esta çibdad por el camino de
la plata…aquí fasemos le merçed para siempre jamas
que sean francos todos los que y en el dicho lugar del
almaden agora moran o moraren…»
Los dos testimonios anteriores se refieren al tramo
de la Vía de la Plata entre Itálica y Mérida (vía 23 del
Itinerario de Antonino, Item ab Ostio fluminis Anae
Emeritam usque), pero, a partir de principios del siglo
XVI, el nombre aparece documentado también más
al N, entre Mérida y Salamanca.
Sobre la procedencia de este odónimo, tan corrien-
te en tierras españolas, Guillermo García Pérez4 y el
autor de estas líneas5 llegaron, independientemente, a
encontrar un étimo distinto al más reconocido hasta
nº 18/19, mayo 2018
ese momento, que era el árabe balat, origen populari-
zado por José María Roldán en su tesis sobre la Vía de
la Plata6.
La etimología, según manteníamos ambos, de la
expresión, «vía o calzada de la Plata» estaría en el
latín (via o calciata) delapidata, «vía empedrada»,
atestiguado por diversas fuentes7:
1. Festo, De significatione verborum (s. II d.C.):
Delapidata. Lapide strata;
2. Glossarium Graecus Latinus: Delapidare, Lapi-
dibus obruere, ϰαταλιτάζειν;
3. Isidoro, Etymologiae, (627-630 d.C.): delapidata,
id est lapide strata;
4. Aigradum, Vita Sancti Ansberti Episcopus Ro-
tomagensis, 45 (698 d.C.), en Acta Sanctorum
Ordinis S. Benedicti in saeculorum classes dis-
tributa Acta SS. Benedict. sæculum secundum,
Venecia, Coletti y Bettinelli, 1733, pag. 1015.
num. 45, in praefata vero possessione eorumde
virorum scilicet in via publica et delapidata,
quae juxta eam jacet, ac Rotomagensem de-
ducit ad urbem8.
5. Alonso de Palencia, Vocabulario (1490): delapi-
data, los logares empedrados, las calzadas.
Como decía Guillermo García Pérez en su artícu-
lo citado «Desde delapidata es muy fácil pasar a “de-
la-plata”...Delapidata, de-la-piata, de la plata, ...y de
al-balat bastante difícil», sobre todo, añadía yo, si nos
falta el paso intermedio, el topónimo Albalata, que
debería existir y no existe.
Esta hipótesis se hizo popular, gracias, sobre todo
al artículo de mi amigo Juan Gil Montes, en el Primer
Congreso «Las obras públicas romanas» 9.
Hoy pienso que el étimo, aunque es probable que
sea el mismo o parecido, tiene distinto significado.
Hay dos posibilidades, que no tienen por qué ser
excluyentes.
De Lapillus > lapillata
Se atestiguan, en época medieval, en el norte de
Italia, (Véneto, Piamonte, Lombardía y Emilia Roma-
ña)10 entre 1176 y 1371, hasta 17 topónimos antiguos:
stet Pilosa, via Pillosa, via Pilosa (3 veces), via Pellosa
(2 veces), via Pelosa, ruta Pelosa, cal Pelosa, La Pelosa,
via Pelosia, via Pelosele, via Pelosela, que vendrían,
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según Settia11, no del adjetivo latino pilosus, «pelu-
do», sino de lapillosus, «cubierto de lapilli, piedreci-
tas», con falsa segmentación, por confundir la con un
artículo. El adjetivo lapillōsus, a, um, procede de lapi-
llus, según atestiguan los Comentarios de Berna a las
Églogas y Geórgica de Virgilio, en la anotación a
Georgica, 2, 212, en donde se dice: «Glarea. Lapillo-
sa terra». Si tenemos en cuenta que Via glarea strata,
«calzada construida a base de capas de tierra con
piedrecitas», es, según Tito Livio, en un famoso texto
«vias sternandas…glarea extra urbem», (Tito Livio, 41,
27), referido al año174 a.C., el tipo de carretera em-
pedrada romana más corriente fuera de las ciudades,
via lapillosa sería sólo un nombre descriptivo, que se
podría aplicar a la mayor parte de los caminos afirma-
dos romanos.
Pero, para llegar a «La Plata», no tendríamos que
partir del adjetivo lapillosus, a, um, como en el norte
de Italia, sino del adjetivo hermano lapillatus, a, um.
atestiguado en San Agustín: «et manibus lapillatos
circulos splendentes induxit», «e introduce en las ma-
nos ilustres anillos con piedras», (Agustín. Sermones,
49, 1)12.
En época medieval lapillus pasa a significar tam-
bién «mojón, piedra terminal», como podemos com-
probar en el monumental Diccionario del latín medie-
val de Du Cange13:
«LAPILLUS, 1: Lapis in terminum positus. Innocentius
Gromaticus: De arca usque Lapillum, hoc est, termi-
num. Auctor incertus : Lapilli natura tornatiles, sive alia
factura breviores, etc.»
De Lapis> lapidata o delapidata
En 1999, como hemos visto, habíamos considera-
do que «Vía de la Plata» podría derivar de lăpis, pie-
dra, a través del verbo delapidare, «empedrar», pero
entonces yo no me di cuenta de que lăpis significa
también miliario: Lăpis, ĭdis14, m. (f. Varr. Enn.): 4 -
pierre posée près du chemin pour marquer les distan-
ces, borne, limite; mille, «piedra colocada junto al
camino para marcar las distancias, hito, límite, milla».
Este significado continúa en época medieval,
puesto que, según el Diccionario del latín medieval
de Du Cange15, lăpis es una piedra miliar, una colum-
na de piedra en la que se escriben las distancias a los
lugares:
«LAPIS pro quadam locorum distantia, milliare, quod
lapide vel columna lapidea notaretur. S. Victric. episc.
Rotomag. de Laude SS. apud D. Le Beuf tom. 2. Collect.
var. script. pag. xvj: «Ignoscere ergo debetis, quadra-
gesimo tantum Lapide pene tardus occurri».
Una de las razones por lo que la Vía de la Plata es
famosa es, posiblemente, por el gran número de mi-
liarios que conserva16, 189 entre Mérida y Asturica
Augusta, de ellos la mayor parte, 185, entre Mérida y
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Salamanca, lo que hacen dos piedras miliarias más
que las 183 millas que separan ambas ciudades. Esto
es lo que hizo que, en 1507, el filólogo y anticuario
Antonio de Nebrija escogiera la «vía nobilísima, que
el vulgo llama Argentea (de Plata)», para tratar de
averiguar la longitud de la milla y del pie romano,
midiendo las distancias entre dos columnas:
«Est praeterea eiusdem Lusitanie via nobilissima: Argen-
tea vulgo dicitur. Quod Licinius pontifex primum stravit,
deinde Traianus Caesar refecit, et deinceps Aelius Per-
tinax aliiqui imperatores restituerunt, id quod ex lapi-
dibus intelligitur: quibus millia passuum distinguuntur.
Ea perducta est ab Emerita Augusta per Castra Caecilia
Salmanticam usque, ubi primum in extima pontis parte
incipit evanescere, neque ulterius ullum viae illius ves-
tigium cernit17.
«Está también, en la misma Lusitania, la vía nobilísima,
que el pueblo llama “de Plata”. Que Licinio, el Pontí-
fice, por primera vez empedró y luego rehízo el César
Trajano y aún después reconstruyeron Elio Pertinax y
otros emperadores, lo cual se puede deducir por los
miliarios que cada mil pasos se distinguen. Ésta se di-
rige de Emerita Augusta, por Castra Caecilia, a Salman-
tica, en donde, tan pronto pasamos al otro lado del
puente, comienza a desaparecer, sin que se pueda
hallar después ningún vestigio de ella18.»
Depósito de miliarios junto a la Vía de la Plata, en el lugar
llamado Lomo de La Plata, en el Casar de Cáceres: http://
zamoraprotohistorica.blogspot.com.es/2011/04/miliarios-via-
de-la-plata-casar-de.html
Notemos que, para decir miliario, Nebrija utiliza
precisamente, la palabra lăpis y que, precisamente al
otro lado del puente romano de Salamanca, según su
testimonio, la vía se desvanecía y no se hallaba ya
resto de ella, lo que coincide con que en las 130 mi-
llas que restan de Salamanca a Astorga, Carmen Puer-
ta no documente más que seis miliarios conservados.
Así que propongo ahora para el topónimo Vía de
la Plata, al menos en el tramo Ad Emerita Asturicam,
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el étimo *(Via) delapidata, «vía amojonada con mi-
liarios», nombre debido seguramente a la impresión
que causaría, en las gentes altomedievales, el gran
número de lapides conservados, deducción que, creo,
no deja de ser un poco el huevo de Colón.
Según comunicación personal del Dr. Emilio Nie-
to Ballester, en cuanto a la evolución fonética, (desde
Delapil(l)ata a De la plata), habría «síncopa y deglu-
tinación de falso artículo... Quizá sea problemático
el grupo /pll/ resultante, resuelto, si fuese así, en /pl/.
En Cataluña hay algo que se parece bastante, *lapides
bellos > La Baells... Otro caso de deglutinación de
falso artículo sería La Febror (<villa fabrorum)».
La conservación de la oclusiva sorda, T, en lapida-
ta, en vez del paso, natural en castellano, a la oclusi-
va sorda, D, *lapidada, se explica precisamente, por
ser palabra conservada en el dialecto mozárabe, de
los cristianos de Al-Andalus19.
Sin embargo, no descarto que algunos otros de los
numerosos caminos llamados «de la Plata», podrían
tener como origen la expresión via lapillata, «camino
empedrado con guijarrillos».
NOTAS
1. MUÑOZ HIDALGO, D.M. (2010), «Sobre el topónimo
«Camino de la Plata» y el eje S.-N./ N.-S. del occidente
hispano. Nuevas consideraciones, aportaciones y reflexio-
nes», en El Nuevo Miliario, 11, diciembre de 2010, pp. 5-36,
esp. pp. 14- 16.
2. Libro de la Montería, libro III; cap. 14, ed. de VALVERDE,
J.A. (2009), Anotaciones al Libro de la Montería de Alfonso
XI, Salamanca, Ediciones de la Universidad, pp. 1152. 1192
y 1197.
3. HERNÁNDEZ JIMÉNEZ, F. (1961), «Ragwǡl y el itinerario
de Mûsa de Algeciras a Mérida», Al Andalus, 26, p. 96.
4 GARCÍA PÉREZ, G. (1999), «La calzada de Quinea del
Cantar de Mío Cid», El Miliario Extravagante, 67, diciembre
de 1999, pp. 12.
5. RODRÍGUEZ MORALES, J. (1999), «Algunos topónimos
camineros y las vías romanas de la Península», El Miliario
Extravagante, 71, diciembre 1999, pp. 2-8.
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6. ROLDÁN HERVÁS, J.M. (1975), Iter ab Emerita Asturicam.
El camino de la Plata, Salamanca, Facultad de Filosofía y
Letras. Se reafirma en sus conclusiones de hace 40 años en
otro reciente artículo: ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2007), «El
camino de la Plata, iter o negotium, Gerión, extra 1, pp.
323-340.
7. Las no especificadas provienen de la voz Delapidare en du
CANGE, et al., éd. augm., Niort: L. Favre, 1883‑1887, t. 3,
col. 049c, http://ducange.enc.sorbonne.fr/DELAPIDARE
8. «Via publica et delapidata», es muy probable que signifique
precisamente «calzada amojonada con milarios».
9. GIL MONTES, J. (2004), «Via delapidata, identificación de
una carretera romana por la procedencia de los materiales»,
Elementos de ingeniería romana: Congreso europeo "Las
obras públicas romanas", 3-6 noviembre 2004, Tarragona,
pp. 87-102.
10. RAMPAZZO, d. (2004), «Le vie “pelose” e la pastorizia
transumante: un’ipotesi interpretativa», Quaderni di seman-
tica: rivista internazionale di semantica teorica e applicata,
25, 1, pp. 153-158.
11. SETTIA, A.A. (1986), "Pagana", "Ungaresca", "Pelosa":
Strade medievali nell'Italia del Nord», Studi Storici, 27, 3,
Giustizia e reati sessuali nel Medioevo (Jul.-Sep.), pp. 649-
666.
12. AGUSTIN (1838), Opera Omnia, tomo V, pars altera, ser-
mones supposititii, SERMO XLIX , De Iudith, II p. 2.442,
Paris Gaume fratres, Bibliopodas.
13. CANGE, C. du (1883- 1887), Glossarium mediae et infimae
latinitatis, ed. Augn Niort y Favre, tomo 5, col. 028a. http//
ducange.enc.sorbonn.fr/LAPILLUS1
14. http://www.prima-elementa.fr/Dico-l01.html
15. CANGE, C. du (1883- 1887), tomo 5, col. 028a. http//du-
cange.enc.sorbonn.fr/LAPIS1
16. PUERTA TORRES, C. (1995), Los Miliarios de Ja Vía de la
Plata. Tesis Doctoral dirigida por el Dr. Luis García Iglesias,
Madrid, Universidad Complutense, Facultad de Geografía
e Historia, Departamento de Historia Antigua.
17. NEBRIJA, E. A. de (1507), De Mensuris, citado por J. Closa
Farrés (1987), Tradició classica i humanistica a E.A. de Ne-
brija, De Mensuris», Faventia, 9, 1, pp. 77-84.
18. La traducción, bastante mejorable, es mía.
19. GALMÉS DE FUENTES, A., 1983: Dialectología mozárabe,
Madrid, Gredos, pp. 92-93.
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