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Sommer Shaury Soler Cifuentes

Código: 1006729350
Educación Ambiental
Grupo: A

“Cuando La Vida Cambia Para Hacerse Mas Dura, Tu Cambia Para


Volverte Más Fuerte”.

La existencia de cada ser en el mundo vive el momento, pero vivir el momento presente no
siempre es fácil. Ser reflexivo de lo que está pasando hoy en día, sobre esta pandemia que al
principio fue duro para la mayoría de las personas; esto es dar el primer paso para cambiar el
estilo de vida.
La vida no se trata de esperar a que pase la tormenta. Se trata de aprender a bailar bajo la lluvia.
Es por eso, que unas de las preocupaciones de las personas, se relaciona al cambio climático, la
degradación del medio ambiente y desastres; la adaptación a un mayor riesgo, frente a cambios
rápidos y por lo tanto requieren nuevos conceptos y herramientas. La degradación se relaciona
con “una reducción de grado o la transición a un rango menor”, o a “cambios en la homeóstasis
de un sistema”, y adicional a lo anterior se explica que tal degradación podrá conducir a una
reducción en la productividad de tales sistemas.
El vínculo estrecho entre el ambiente físico y la salud humana ha sido reconocido desde tiempos
remotos; de lo consiguiente, haré referencia sobre los tipos de degradación ambiental, tipo de
especies de fauna y flora que se trafican y exportan y enfermedades comunes producto de la
contaminación ambiental que tiene el territorio de la región de Orinoquia. La Orinoquia
colombiana, conocida generalmente como los Llanos Orientales o simplemente el Llano debido
a su aspecto y recibe el nombre de Orinoquia porque la mayor parte de los ríos que la riegan
desaguan en el Orinoco, que intuyen los departamentos de Arauca, Casanare, Meta y Vichada,
unos años atrás, sufrió un desgaste y deterioro debido al impacto del cambio climático y a algunas
multinacionales que explotan los recursos naturales. Las variaciones y cambios que presenta el
ambiente afectan a las condiciones de vida de la población; a las diferentes actividades
productivas, económicas y sociales.
La información que se tiene acerca de la región de Orinoquia, no es suficiente para obtener la
administración sostenible de sus ecosistemas en el mediano y el largo plazo. Los suelos
productivos de la Orinoquía tienen una degradación del 30%, que el uso excesivo de agroquímicos
incrementa las demostraciones de gases de efecto invernadero y reduce la macrofauna presente
en los suelos de esta región. Agrega que “otras prácticas que generan degradación en el suelo son
el arado constante y la siembra continua, que no dejan tiempo para que los suelos se recuperen”.
Ante esta situación, recomienda restringir la subordinación a los agroquímicos en la fertilización
y reducir el uso de la maquinaria para el arado. Es decir, que la región cambie su producción
agrícola a prácticas ecoeficientes, como la incorporación de residuos de la cosecha y de materia
orgánica al suelo.
Muchos ambientes del piedemonte y del llano son prácticamente desconocidos y no se cuenta con
una descripción completa de su vegetación y su fauna, debido a la gran extensión de la zona, a la
variedad ambiental y diversidad de ecosistemas, a la confusa social y a la falta de fortalecimiento
institucional y de centros de investigación. Algunas especies de la fauna de la Orinoquia han
comenzado a desaparecer o sus poblaciones se encuentran muy disminuidas. En los alrededores
de la laguna de Chingaza habita el sapito arlequín esmeralda, que se encuentra en la categoría de
peligro crítico. En un contexto similar se encuentran otros anfibios como el sapito arlequín
camuflado, de Guayabetal y la rana Cryptobatrachus niceforoi, de la localidad de La Salina,
Casanare, llamada «marsupial» porque los huevos, que según los investigadores tienen gran valor
medicinal. Algunos investigadores indican que existe una tendencia global a la desaparición de
los anfibios en los ecosistemas de montaña, debido a que generalmente son especies únicas, con
distribuciones restringidas y muy vulnerables a los disturbios.
En el medio, la fauna de la Orinoquia y su hábitat natural pasan por un momento crítico de
conservación, en la medida en que se han aumentado los procesos de transformación del paisaje.
Según el registro histórico, durante la época de la explotación del caucho, las tortugas y sus
huevos fueron aprovechados casi hasta agotarlos; cuando la moda europea se vistió de plumas
hacia finales de 1800, las haciendas de Arauca se valoraban más por sus garceros, que por su
ganadería; sin embargo, la sobreexplotación de este recurso llevó casi al exterminio de las garzas,
lo que incrementó las plagas y enfermedades que afectaron el ganado. Otras modas que siguieron
con las pieles de tigres, cocodrilos, caimanes, güíos y chigüiros, llevaron a la peligrosa
disminución de sus poblaciones. Los peces ornamentales, las aves y más recientemente los
insectos, son objeto de tráfico y comercio cada vez mayor, lo que está llevando a la extinción de
las especies y al agotamiento del recurso.
Y algunas enfermedades comunes producto de la contaminación ambiental en la Región
Orinoquia: se afectó para el piedemonte Llanero y en amplios sectores del Meta un aumento de
casos de Dengue, Zika y Chicunguña. Condiciones dadas, por el aumento de las precipitaciones
y la posible acumulación de aguas lluvias inservibles, sin embargo, Arauca, Casanare y Vichada
pueden presentar un comportamiento habitual de casos. Como recomendaciones generales se
deben reforzar las acciones de prevención en población con el fin de evitar la formación de
criaderos de vectores en zonas inundables, lo cual puede incrementar el número de casos de
enfermedades transmitidas por vectores.
La sociedad se otorga de un conjunto de valores que concretan lo que la gente cree que está bien
y lo que cree que está mal. Esta conciencia se refleja en las conductas que se aceptan y las que se
rechazan en esa sociedad. Definitivamente, todo ello se sustancia en unas leyes que definen lo
que se puede y no se puede hacer, y en un código penal, que determina las consecuencias que
deberá afrontar quien infrinja esas normas. Los períodos de recapitulación y descomposición están
casi todos terciados por la energía solar, la cual transporta en gran proporción los sistemas
climáticos de la Tierra y a su vez conduce, mediante la misma energía, los sistemas vitales que
suministran alimentos a otros sistemas mayores en lagos y océanos. Cada uno de los átomos
implicados en el proceso vital de la planta o el animal, o cualquier forma vital, entran y salen del
ciclo de la vida millones de veces. Este movimiento de uso y eliminación de los átomos en los
ciclos bio-geo-químicos, algunos más complejos que otros, es lo que constituye la física y la
química del ecosistema. Nuestras carreteras arrojan con los vehículos toneladas anuales de óxido
nitroso y sulfúrico, cuyos compuestos caen en forma de lluvia ácida. Este es un primer brote de
muestra, que hace visible la interacción del hombre como parte de dicho proceso. El bosque es
considerado un biotipo, en tanto que a él pertenecen los árboles, los arbustos, las hierbas, pájaros,
insectos y ácaros, así como las bacterias y gusanos que allí se hallan. La materia se cierra en un
ciclo de consumidores, productores y destructores. El bosque como biotipo es un lugar
independiente y autárquico, del mismo modo que los desiertos, los pantanos, el aire y las
profundidades de los océanos, las charcas y los estanques. Cada biotipo es distinto, pero está
relacionado con otros por una tupida red de relaciones que los hace dependientes unos de otros.
Juntos forman el espacio vital o biotipo Tierra, que se encuentra en relación directa con el cosmos.
La ecología es, por lo tanto, la disciplina que hace posible la relación de objetos vitales distantes,
como las hormigas con el sistema solar.
Todo biotipo posee una comunidad viviente llamada biocenosis, consistente en el número de
especies animales y vegetales que pueden cohabitar en relaciones de forma estable y favorable.
Una de las primeras leyes ecológicas es la relativa al equilibrio. La ley del equilibrio podría
formularse del siguiente modo: las especies que existen en una comunidad viviente, el' número
de individuos de estas especies, la forma en que están distribuidos, así como el modo como viven
y pueden reproducirse, se encuentran todos en un equilibrio biológico. Este equilibrio es lábil y
oscila en torno a una situación media, en tanto que no se modifiquen las condiciones del medio
ambiente. Es posible que un huracán destruya el bosque, que el verano deseque el lago, etc., lo
cierto es que la naturaleza tiende a construir de nuevo una situación de equilibrio. De acuerdo con
la ley del equilibrio, se explica por qué muchas especies naturalmente fecundas permanecen con
un número invariable de individuos. La Ecología demuestra que generalmente las especies
procrean una descendencia mucho mayor que la que puede sobrevivir y que el espacio vital
mantiene el exceso de la descendencia dentro de los límites del equilibrio.
Por el contrario, el hombre es la única especie que no está sometida a las limitaciones de su hábitat.
Él transforma su hábitat y sus propios condicionamientos vitales. Natalidad y mortalidad en el
género humano no son compensadas, motivo por el cual la población aumenta en cada decenio.
Este cambio es evidenciado por los ecologistas de la siguiente manera: la biocenosis es suplantada
por una antropogénesis (espacios exclusivamente humanos); el paisaje natural se convierte en
paisaje civilizado, y la estepa natural se transforma en estepa asfáltica civilizada.

Nuestra presencia sobre la biosfera obliga a pensar, simplemente, cuál es la porción de esta que
deseamos usar para habitar y cuál de esta usaremos para preservar. Ni el espacio ni sus recursos
son infinitos. Es preciso que nos planteemos las relaciones de las sociedades humanas en relación
con la biosfera. Las sociedades humanas ejercen presión sobre la biosfera, acelerando flujos y
ciclos naturales. Estamos viviendo una situación excepcional, un estado de alarma propiciado por
la epidemia por el coronavirus, cuya extensión acaba de ser propuesta por nuestro Gobierno.
Todos queremos un tratamiento que logre detener la infección descontrolada causada por el
coronavirus. Y también queremos una vacuna para protegernos contra él. Y lo queremos todo
para mañana. Pero la investigación biomédica tiene sus tiempos y sus procedimientos, y los tiene
por razones muy poderosas. Nada menos que para cumplir con los dos primeros principios de la
bioética; primero, el principio de no maleficencia y el principio de beneficencia. Traducido a la
realidad esos dos principios nos recuerdan que debemos evaluar la seguridad y la eficacia de
cualquier tratamiento médico o vacuna, antes de autorizarlos. Los tratamientos ante todo no deben
ser tóxicos, no deben causar más daño del que pretendemos solventar. Los beneficios deben
superar a los riesgos. Y también deben ser eficaces para su objetivo final. Ante todo, seguros,
después útiles. Y este beneficio o bien que pensamos va a producir en el paciente deberá tener en
cuenta también su parecer, su autonomía personal. Lo cual entronca con el tercer principio de la
bioética, el principio de autonomía, que obliga a respetar la libertad de decisión de cualquier
paciente sobre cualquier intervención que le afecte, a través de la obtención del llamado
consentimiento informado.
Y para terminar, Colombia, representado por sus delegatarios a la Asamblea Nacional
Constituyente, invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad de la Nación
y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el
conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que
garantice un orden político, económico y social justo, y comprometido a impulsar la integración
de la comunidad latinoamericana, decreta, sanciona y promulga la siguiente Constitución Política
de Colombia en el articulo 79. Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano.
La ley garantizará la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectarlo. Es
deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial
importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines.

Bibliografía

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