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Seminario de Naturaleza y Filosofía

Director Néstor D. Correa Ortiz


Natalia Sánchez Quintero
Pontificia Universidad Javeriana

¿Los animales no humanos poseen conciencia? ¿Es algo propio del ser
humano? ¿Todo se puede reducir al instinto?

Unas de las cualidades con las que se asocia al ser humano es su capacidad de pensar, el
poseer un lenguaje, una cultura, entre otras cosas. Nos adueñamos de estos términos al
punto de monopolizarlos y negando la posibilidad de que cualquier otro animal no humano
pueda poseerlo, a menos que estos presenten características fisionómicas semejantes a las
nuestras, se podría llegar a aceptar –de forma reticente- aunque nunca podrían estar al
mismo nivel que el Homo Sapiens Sapiens. Esto último altamente influenciado por
prejuicios antropocéntricos.
Aristóteles, Descartes, Hobbes así como muchos otros pensadores tildaban lo natural como
egoístas, guiados por sus instintos más “bajos” y con la intención de cumplir sus propios
intereses a cualquier costo, de ganar en esa lucha por la supervivencia. Aquella naturaleza
resulta cruel, inmutable, lenta, inflexible e innata, en donde al ser incapaces de acceder a un
aprendizaje solo podemos aspirar de ella una domesticación.
Por otra parte y con la aparición de la cultura, esa naturaleza primitiva nuestra fue capaz de
evolucionar, de adquirir funciones cognitivas superiores y un sentido moral. Ese Homo
Sapiens Sapiens pudo domesticarse y ser bueno, pero para ello tuvo que renunciar a su
pasado animal para acogerse a lo puramente humano. Fue así como apareció el individuo –
el ego-, las normas sociales, la empatía, la racionalidad, la creatividad, la flexibilidad y la
precisión.
Pero la realidad es que muchos de los aspectos que se muestran en la conducta humana
también la podemos encontrar en el mundo animal. Como tal no hay un dualismo entre lo
natural animal y lo natural humano -cultural-. Aquel abismo no es tan grande como
pretende mostrarse.
Si buscamos entender estas partes mediante su origen podríamos entrar en conflicto pues, si
bien la naturaleza animal deviene de una evolución –aquí nos emparentamos con los
animales-, saber le origen de la cultura no resulta tan fácil, siguiendo esa línea no podría
nacer del mundo animal siendo su opuesto, y de tratarse de una intervención divina,
entonces de no tener un alma ¿Dios le inyecto una a ese ser anterior a nosotros para darle
paso a una cultura y así mismo a una moralidad?
El mundo animal es más que una lucha constante como ya se mencionó. El hecho de que
habiten en un entorno impredecible significa que no podrían sobrevivir mediante meras
respuestas automáticas o de un condicionamiento de prueba y error. Esos seres
considerados inferiores son capaces de aprender, de sentir empatía, de reconocer e
individualizarse. Poseen conciencia, pensamiento y emociones.
Existen gran cantidad de ejemplos de la cognición animal, experimentos en donde se
interactúa directamente con el animal o como observador y en ambos casos los resultados
obtenidos van en contra de nuestros presupuestos, pues el que nosotros creamos que
carecen de conciencia, no significa que sea así.
Descarte afirmaba que un loro era incompetente aprendiendo nuestro lenguaje, pero Irene
Pepperberger logro demostrar con Alex –un loro africano- lo contrario, para que captara el
significado de las palabras necesitaba conectarlas dentro de un contexto adecuado y no con
la repetición infinita de estas sin ninguna situación determinada. A final del experimento
Alex logró usar las palabras en los contextos adecuados y de contar números. Así mismo ha
sucedido con primates a los que se les enseño lenguaje de señas como Washoe y Koko.
Aun así y por muy interesantes que puedan ser este tipo de descubrimientos, nos
adentramos en un paradigma bioético pues el que hayan adquirido este tipo de habilidades
solo tienen una utilidad y un sentido con la integración humana.
Pero no solo en la inteligencia subestimamos a los animales, también lo hacemos en lo
emocional. Si vemos un caso de solidaridad animal lo reducimos a cuestiones innatas en
pro de la supervivencia de la especia. Nuevamente esto es un error pues animales como los
murciélagos vampiro, los cerdos, lobos, delfines, primates son algunos ejemplos de
animales con fuertes lazos interpersonales.
Tendemos a creer que somos conscientes de todo aquello que nos rodea, no es así, podemos
percibir una fracción de la realidad que resulta amplia en consideración de otras especias
pero sigue siendo limitada. El captar y procesar cierto tipo de información nos aventaja en
algunas áreas, así como los animales con sus respectivas capacidades nos aventajan en
otras.
Eso no significa que sean autómatas que se encuentran inconscientes de su entorno, no son
ingenuos ni crueles pues también son capaces de pensar sobre las circunstancias en las que
se encuentran y sentir el impacto de estas en sus vidas.
Bibliografía
Hochel M,& Gómez E.(2012)"La inteligencia animal" Cap 3.
https://www.ugr.es/~setchift/docs/conciencia_capitulo_3.pdf

Santibáñez-H., G., Dominichetti C., J., & Sanhueza Z., M. (2003). El Conocimiento
Animal. Revista de Psicología, Pág. 35-52.

Frans De Waal. (2007) Primates y filósofos: La evolución de la moral del simio al hombre,
Grupo Planeta.

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