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El término Antigüedad clásica es una expresión historiográfica para referirse al período greco-
romano de la Edad Antigua en Europa, un largo período histórico que se sitúa entre la Alta
Antigüedad (la época de las primeras civilizaciones del Próximo Oriente Antiguo)[1] y la Baja
Antigüedad (o Antigüedad Tardía); y que propiamente corresponde al mundo grecorromano: la
Cuenca del Mediterráneo y el Próximo Oriente, áreas donde la antigua Grecia y la antigua Roma
desarrollaron la civilización greco-romana. El término "clásico" significa "de mayor plenitud" o
"modelo digno de imitación",[2] y su utilización para designar al período es marcadamente
admirativa, a partir de una visión idealizada posterior sobre la época y su influencia en la
conformación de la civilización occidental.
Grecia clásica
Extensión del llamado "Imperio ateniense" (la Liga de Delos), en vísperas de la guerra del Peloponeso (431 a. C.)
El período clásico de la Grecia antigua corresponde a los siglos siglo V a. C. y IV a. C.; como
hitos de inicio y final, desde la caída de la tiranía en Atenas (510 a. C.) hasta la muerte de
Alejandro Magno (323 a. C.) Se suele considerar como momento culminante el período
denominado siglo de Pericles, a mediados del siglo V, cuando se dio en Atenas un deslumbrante
conjunto de creaciones culturales en todos los ámbitos que, no obstante, mantenía la tradición
helénica de la Época arcaica (siglos VIII al VI a. C.)
En 510 a. C., tropas espartanas ayudaron a los atenienses opuestos al tirano Hipias, hijo de
Pisístrato. Cleómenes I, rey de Esparta, puso en su lugar una oligarquía pro-espartana liderada
por Iságoras, que a su vez fue apartada del poder con las reformas de Clístenes (508 a. C.)
sentándose las bases de lo que se conoce como democracia ateniense.
Los macedonios, bajo el reinado de Filipo II, tras expandirse por los territorios de los peonios,
tracios e ilirios, intervinieron en Grecia a partir del 346 a. C., culminando su conquista en la
batalla de Queronea (338 a. C.) y estableciendo su hegemonía sobre una confederación helénica
en la que participaban todas las polis a excepción de Esparta (Liga de Corinto, 337 a. C.) El hijo
de Filipo, Alejandro Magno, logró derrotar al imperio persa (batallas de Gránico, 334 a. C., e
Issos, 333 a. C.), incorporando todos sus dominios, incluyendo el Imperio egipcio (sitio de Gaza,
332 a. C.), e incluso aumentándolos en Asia Central y en la India (batalla del Hidaspes, 326 a. C.)
Convencionalmente, el período clásico termina con la muerte de Alejandro en 323 a. C. y la
fragmentación de su imperio, divido entre los Diádocos.
Harmodio y Aristogitón, los tiranicidas.
Pericles.
Alejandro.
El período clásico griego terminó con el ascenso del reino de Macedonia y las conquistas de
Alejandro Magno, dando paso al período helenístico. La koiné se convirtió en la lingua franca
mucho más allá de la Grecia misma, y la cultura griega interactuó con las culturas de Persia,
Asia central, India y Egipto. Además del desarrollo del pensamiento especulativo (filosofía
helenística, en particular con los seguidores de Aristóteles -Liceo, escuela peripatética,
aristotelismo-, los de Platón -Academia-, las escuelas estoica y epicúrea, y las instituciones
alejandrinas -Museion y Biblioteca de Alejandría-), se realizaron avances significativos en
ciencias y técnicas (geografía[4] y astronomía -Eratóstenes-, matemáticas y física[5] -
Arquímedes-, etc.)
El período helenístico terminó con la conquista romana de Grecia (146 a. C.), aunque algunos
historiadores fechan su fin con la Batalla de Accio (31 a. C.), la cual marcó la caída del Egipto
Ptolemaico, último reino remanente de las conquistas de Alejandro Magno.
Atenas clásica.
de los "pueblos alpinos" se celebró en el 6 a. C. con el trofeo de los Alpes-), después 14 d. C. (verde -conquistas de
sucesivos emperadores, como la de Claudio en Britania, año 43, o la de Trajano en Dacia, años 101 al 106-) y 117 d. C.
(verde claro -la extensión máxima, con el breve dominio romano de Mesopotamia en tiempo de Trajano, entre 116 y 118-).
Partición del Imperio en Oriente y Occidente (395), con las divisiones de diócesis y provincias.
Determinar el final preciso de la república romana es una tarea de disputa para historiadores
modernos;[6] [¿quién?]
los ciudadanos romanos de esa época no se percataron que la república
había dejado de existir. Los primeros emperadores, la dinastía Julio-Claudia, mantuvieron la
ficción de la pervivencia de las instituciones republicanas, aunque bajo la protección de sus
poderes extraordinarios, y se mantenía como posibilidad el eventual retorno a su forma
tradicional. El Estado romano continuó llamándose a sí mismo Res publica tanto tiempo como el
que mantuvo el latín como idioma oficial, o sea, más que la propia existencia del Imperio
romano de Occidente.
El secular declive del Imperio romano se produjo a partir de la crisis del siglo III.
Véase también
Notas
1. José Luis Comellas (1977). Historia: guía de los estudios universitarios (https://books.google.
es/books?id=Ld8kAQAAMAAJ) , p. 38.
3. Pedro Aullón de Haro y Emilio Crespo (eds.), La Idea de lo Clásico, Madrid, Instituto Juan
Andrés, 2017.
4. Geografía (https://books.google.es/books?id=BfQiOhsrmgkC&pg=PA260&lpg=) en
Diccionario Akal de El Saber Griego.
Enlaces externos
Datos: Q486761
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Última edición hace 4 días por SeroBOT