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Alonso Elogio de La Low Tech Historia y Estetic
Alonso Elogio de La Low Tech Historia y Estetic
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8 Los textos contenidos en esta publicación conforman una ajustada selección de
ensayos de investigación, teoría y divulgación, elaborados en los últimos veinte
9
PRESENTACIÓN años. Se focalizan en una de las áreas de trabajo en las que me especializo y que
PRESENTACIÓN
de alguna manera me identifica como investigador y ensayista: las artes tecno-
lógicas, electrónicas, mediáticas. Un terreno que todavía no ha sido definido
por completo, pero que sin embargo, es uno de los más atractivos para la teoría
estética de los últimos años.
En efecto, las transformaciones sociales, políticas y culturales que inducen las
tecnologías actuales han determinado el interés por comprender en profundi-
RODRIGO ALONSO
cas, y a Jorge La Ferla, Laura Buccellato, Silvina Szperling y Jorge Glusberg por
impulsarme a seguir por ese camino. Adriana Rosenberg, Mariano Sardón, Ale-
jandrina D’Elía, Pancho Marchiaro, José-Carlos Mariátegui, Andrés Burbano,
Laura Baigorri, Karla Jasso, Enrique Rivera, Tania Aedo, Muntadas, cada uno
desde su lugar personal o institucional, también fueron claves en este trayecto.
Asimismo, agradezco profundamente a los artistas y a mis colegas por la genero-
sidad de compartir sus trabajos e interesarse y comentar los míos. Sin este ámbi-
to de diálogo y discusión permanente ninguno de los textos que componen esta
publicación habría visto la luz.
C.1 / 01
10 Como en el resto del mundo, el desarrollo tecnológico produce consecuencias
decisivas en América Latina. Animados por sus posibilidades, los artistas e inte-
11
BOCETO PARA UNA HISTORIA lectuales de la región plantean la necesidad de transformar la producción cultu-
CAPÍTULO 1 / 01
ral en función de los profundos cambios que se evidencian en la vida cotidiana.
DEL ARTE TECNOLÓGICO EN Así, la tecnología asesta su primer impacto sobre el imaginario social, alimen-
tando utopías artísticas y políticas en los espíritus modernos y vanguardistas.
AMÉRICA LATINA Pero su influencia concreta comenzará con la incorporación de nuevos mate-
riales (plásticos, luz eléctrica, neón) y métodos de elaboración industriales, a
los que sigue la inclusión de medios y soportes tecnológicos (motores, video,
Utopía
A comienzos del siglo XX, la tecnología encarna el motor del cambio social.
Debido a esto, para algunos países latinoamericanos no sólo representa la posi-
bilidad de progreso sino también de emancipación. Muchos discursos políticos
Jacobo Borges. – José Carlos Mariátegui en Perú – y artísticos – el Manifiesto Antropofágico en
Imagen de Caracas, 1968 Brasil, el Movimiento Arte Concreto Invención en Argentina, el Universalismo Cons-
RODRIGO ALONSO
tructivo en Uruguay, el Estridentismo en México –, claves de este momento, sur-
gen al calor de las transformaciones industriales y técnicas. Al mismo tiempo,
el imaginario tecnológico impregna la obra de artistas como Xul Solar, Joaquín
Torres García o Tarsila do Amaral, en las que aparecen ciudades modernas,
máquinas y fábricas. Por su parte, los poetas estridentistas del México postrevo-
lucionario saludan la aparición de la radio y su potencialidad artística y social,
creando poemas destinados a la transmisión a través de las ondas invisibles del
nuevo medio.
12 Nuevos Materiales Joel en Santiago de Chile, y Leonor Rigau en Mendoza (Argentina), construyen 13
El crecimiento industrial introduce nuevos materiales en el mercado y los ar- máquinas productoras de efectos lumínicos: los primeros a partir de la difracción
tistas experimentan con ellos. Los plásticos en general, y el plexiglás en parti- de la luz polarizada (Abstractoscopio cromático, 1960); la segunda, mediante la com-
cular, comienzan a aparecer con asiduidad en las obras hacia 1940. En Buenos posición de rayos de luz coloreada (Máquina de color-luz, 1959-1965).
Aires, Gyula Kosice realiza sus primeras
piezas con neón en 1946, y poco después,
crea hidroesculturas: dispositivos con Cinetismo / Ambientes Lumínicos
agua, movimiento y luz. Más tarde diseña El arte cinético incorpora el movimiento real como material estético. Mediante
un hábitat urbano con el mismo principio: motores y otros mecanismos móviles, los artistas enrolados en esta vertiente
la Ciudad Hidroespacial (1947-1960). En Ve- exploran los efectos del movimiento sobre el espectador en piezas que van
nezuela, Gego y Jesús Soto crean ambien- adquiriendo el formato de instalaciones y ambientaciones. En Brasil, Abraham
taciones con alambres de acero inoxidable Palatnik crea pequeñas máquinas y cuadros de tela elástica y traslúcida que per-
y tubos de nailon. Abraham Palatnik utili- miten percibir un juego de luces, color y movilidad en su interior. La chilena
za motores, luces y telas sintéticas en sus Matilde Pérez y el cubano Sandú Darié diseñan obras articuladas y móviles: la
producciones cinéticas. El científico chi- primera incorpora luego la iluminación y el sonido en notables instalaciones
leno Carlos Martinoya se aproxima al arte lumínicas; el segundo, crea dispositivos simples productores de luz para que los
con sus experimentos con luz polarizada, manipulen los espectadores. En Paris, los argentinos Julio Le Parc y Horacio
mientras en Buenos Aires, el arquitecto García Rossi fundan el GRAV (Groupe de Recherche d’Art Visuel) junto a un
Gregorio Dujovny ensaya las propiedades grupo de colegas europeos. Esta
estéticas de los rayos láser. La peruana agrupación se orienta hacia las
Gyula Kosice. Teresa Burga proyecta estructuras de aire investigaciones cinéticas y lumí-
Estructura lumínica MADI, 1946 comprimido (Estructuras de aire, 1970); por nicas desarrollando obras de ca-
su parte, Marcello Nitsche (Brasil) y Agus- rácter ambiental y lúdico. En la
tín Alaman (Uruguay) presentan objetos inflables en la X Bienal de San Pablo. misma ciudad, el paraguayo En-
El suizo-peruano Francesco Mariotti y la argentina Geny Dignac realizan escul- rique Careaga, y los argentinos
turas de fuego. Durante los setentas, diversos artistas trabajan con proyecciones Martha Boto, Gregorio Vardá-
de filmes y diapositivas, video, sensores y computadoras. nega y Hugo Demarco, elaboran
objetos e instalaciones en esta
misma dirección. Por su parte,
Investigación Óptica / Cromatismo Feliza Bursztyn expone Las histé-
El arte óptico (op art) posee un desarrollo extendido en América Latina. En sus ricas, un conjunto de esculturas
manifestaciones, el desplazamiento de los observadores frente a las obras induce metálicas que se mueven con
la ilusión de transformación y movimiento. Este efecto se logra por un estudio Abraham Palatnik. motores de tocadiscos, en la
Objeto cinético C, 1969
preciso de las propiedades cromáticas, la composición plástica y la percepción muestra Espacios Ambientales (Bo-
humana. Entre muchos otros, investigan en esta línea: Luis Molinari y Estuar- gotá, 1968). Ese mismo año, en
do Maldonado (Ecuador), Omar Rayo (Colombia), Luis Humberto Díaz (Gua- México, Lorraine Pinto exhibe Quinta dimensión (1968), una escultura cinética
temala), Iván Freitas, Antônio Maluf, Yutaka Toyota y Mauricio Nogueira Lima con luz y sonido; su coterráneo Federico Silva explora estas mismas propieda-
(Brasil), Rudy Ayoroa (Bolivia), Rogelio Polesello, Ary Brizzi, Eduardo Mac En- des en sus obras. El chileno Alejandro Siña, en trabajo conjunto con su esposa
tyre, Miguel Ángel Vidal y Carlos Silva (Argentina), Alberto Dávila, Ciro Palacios Moira, construye exquisitos espacios poblados por líneas de luz obtenidas por
y Jesús Ruiz Durand (Perú), Ernesto Mallard, Feliciano Béja y el Grupo Arte el uso de tubos de neón muy delgados.
Otro (México), Carlos Ortúzar (Chile), Juvenal Ravelo, Alejandro Otero, Marcel
Floris, Omar Carreño, Jesús Soto y Carlos Cruz Diez (Venezuela). Este último Creación Colectiva
explora los influjos del color sobre el espectador en una serie de instalaciones Los artistas tecnológicos trabajan frecuentemente en colaboración. A veces de-
cromáticas monumentales. De manera simultánea, Carlos Montoya y Nahum bido a la complejidad de sus investigaciones (Francesco Mariotti); otras, por-
14 lumínico-cinética para un partido de ping-pong, 1968). Para muchos de estos ar- 15
tistas, el juego posee un potencial liberador, crítico de la autonomía del arte
tradicional y formador de ciudadanos activos.
Sensorialidad
La activación de los sentidos y la superación de la exclusividad de la visión son
objetivos claves para algunos artistas durante la década de 1960. Con sus Objetos
relacionales, Lygia Clark opera sobre toda la superficie del cuerpo del especta-
dor mediante elementos que ejercen distintos tipos de sensaciones: presión,
temperatura, textura, etc. Su compatriota Lygia Pape trabaja con los aromas
y el sabor (Ronda de los placeres, 1968). En Violetas de Parma (1968), un collage
con calcomanías de violetas que incluye aromas de esta flor, un ventilador y luz,
Francesco Mariotti inicia sus trabajos con el olor, que continúa en otras obras.
Marta Minujín crea ambientes blandos para que el público experimente su
corporeidad (La chambre d’amour, 1963; Revuélquese y viva, 1964). Los espacios
Hélio Oiticica. cromáticos de Carlos Cruz Diez indagan sobre los efectos sensoriales del color,
Edén, 1969 mientras las instalaciones de Hélio Oiticica proponen recorridos a través de di-
ferentes materiales (como arena, agua, plantas, telas) en la búsqueda de lo que
que descreen del arte basado en la inspiración individual (GRAV). Romper el artista denominó lo suprasensorial (Tropicalia, Edén, ambas de 1969).
con la idea romántica del genio creador tiene un sentido político, al igual que
la confianza en las posibilidades de un trabajo colectivo que considere al pú-
blico como un verdadero autor (Lygia Clark, Hélio Oiticica, Marta Minujín). Inmersión
Las obras participativas ponen el énfasis en este aspecto. Ellas son el resultado En el deseo por capturar al espectador, las obras van adquiriendo característi-
de la colaboración entre quienes proponen una posible experiencia y quienes cas ambientales. Ya no son objetos para contemplar sino espacios que rodean y
efectivamente la ejecutan. contienen al visitante, verdaderas experiencias inmersivas. En los penetrables de
Jesús Soto, el público atraviesa volúmenes de hilos plásticos y otros materiales
abriéndose paso con su cuerpo. El mexicano Hersúa construye territorios cro-
Participación / Ludicidad máticos transitables, mientras en las ambientaciones lumínicas de los artistas ci-
Las propuestas participativas ponen a prueba la creatividad de los espectado- néticos, las personas son inundadas con efectos de luz. En 1967, Marta Minujín
res, que se transforman en verdaderos coautores. El recurso al juego es una ma- realiza Minuphone, una cabina
nera de incentivar esa creatividad, que no suele dirigirse al saber especializado telefónica que descarga sobre su
sino a las formas de la invención cotidiana. La brasileña Lygia Clark construye ocupante diferentes efectos sen-
dispositivos, objetos y trajes que convierten al público en usuario. Los Parango- soriales de acuerdo al número
lés (1964-1965) de su compatriota Hélio Oiticica son vestimentas inspiradas en discado en su teléfono. En la X
el carnaval que el espectador debe usar. Marta Minujín y Jesús Soto crean am- Bienal de San Pablo, Francesco
bientaciones sensoriales que sólo se completan con la presencia de las personas Mariotti presenta un domo lu-
que las habitan. Los artistas cinéticos desarrollan una protointeractividad al minoso habitable que reacciona
solicitar al público que ponga en funcionamiento sus obras mediante botones al paso del tiempo y al volumen
y otros dispositivos manuales. En Brasil, Mareines Sulamita realiza pinturas con sonoro de su interior, y que simul-
un dispositivo sonoro en su interior que se activa cuando el espectador pasa táneamente genera un entorno
su mano por los bordes de la tela. Los trabajos de Enrique Careaga invitan a térmico y olfativo (El movimiento
los visitantes a participar de juegos conocidos con el fin de activar los efectos circular de la luz, 1969). El uso de
lumínicos de sus instalaciones de pintura fluorescente y luz negra (Proposición proyecciones cinematográficas,
Francesco Mariotti.
El movimiento circular de la luz, 1969
16 diapositivas y sonido aumenta los alcances de la inmersión: ahora los espectadores 17
forman parte de un universo multimedia, expansivo y sensorial.
Multimedia / Hibridación
Hacia la década de 1960, los artistas comienzan a integrar diferentes materiales y
medios en la realización de sus obras generando productos híbridos. El uso de dis-
positivos tecnológicos expande las posibilidades de la imagen y el sonido. Marta
Minujín indaga las consecuencias de las sociedades mediáticas en ambientaciones
que incluyen proyecciones cinematográficas, diapositivas, televisores, telefonía,
emisiones radiales (Simultaneidad en simultaneidad, 1966; Circuito, 1967; Minucode,
1968). Jacobo Borges utiliza numerosos proyectores de cine y diapositivas, pan-
tallas gigantes y parlantes en su mega-espectáculo Imagen de Caracas (1967), una
mirada crítica a la realidad venezolana que causa malestar en el gobierno de la
época. En cambio, en sus Cosmococas (1973), Hélio Oiticica y Neville D’Almeida
construyen espacios lúdicos con música y proyecciones de imágenes. Luis Urías
utiliza proyecciones de diapositivas modificadas en tiempo real para erigir los ám-
bitos de los espectáculos-pánico que desarrolla junto a Alejandro Jodorowsky en
México. Francesco Mariotti, junto a Klaus Geldmacher, exhibe un espacio inte-
ractivo de luz y sonido en Documenta IV (Proyecto Geldmacher-Mariotti, 1968), que
permite la intervención de los visitantes a través de teclados y otros dispositivos de
control. Juan Downey diseña ambientes, esculturas y performances que integran
proyecciones, video, luces y equipos de sonido. Por su parte, el brasileño-sueco
Öyvind Fahlström participa del evento 9 Evenings: Theatre & Engineering (1966),
organizado por Robert Rauschenberg y Billy Klüver, con una pieza que combina
proyecciones, circuito cerrado de televisión y esculturas de espuma.
Simultaneidad
Las piezas multimedia suelen dirigirse al mismo tiempo a todos los sentidos,
con imágenes, sonidos, textos, movimientos y otros estímulos que se presentan
de manera sincrónica. En Buenos Aires, Marta Minujín realiza Simultaneidad
en simultaneidad (1966), un complejo evento tecnológico en el que se filma,
fotografía y entrevista a los participantes, para luego devolverles sus imágenes
y palabras reproducidas en televisores, radios y altavoces. Con su Movimiento
Pánico (1962), el chileno Alejandro Jodorowsky apunta a una renovación de las
artes a través del terror, el humor y la simultaneidad; esto se evidencia en sus
películas realizadas en México. La simultaneidad es una propiedad del mundo
contemporáneo que se infiltra en el arte y la cultura de estos años.
Indeterminación
Al incentivar la participación de los espectadores, los resultados de la experien-
cia artística son cada vez más indeterminados. Continuamente interviene el
Marta Minujín
Simultaneidad en simultaneidad, 1966
18 azar, lo involuntario, lo impredecible, atributos que pasan a formar parte de los mientos: en el primer caso, con variaciones lumínicas (Against Shadows, 1968); 19
valores estéticos de las obras. Esto sucede en las acciones y propuestas participa- en el segundo, con la creación de una composición sonora en tiempo real (500
tivas de Diego Barboza en Venezuela, Lygia Pape, Lygia Clark y Hélio Oiticica Watts, 4.635 KC, 4.5 C, 1967). En la Expo/Internacional de Novísima Poesía reali-
en Brasil, o Alejandro Jodorowsky en México. Las primeras manifestaciones zada en el Instituto Di Tella (Buenos Aires, 1969), Ana María Gatti presenta la
interactivas de Juan Downey, Francesco Mariotti y el GRAV dependen, en gran instalación A propósito de Mallarmé, compuesta por cuatro cabinas de acrílico
medida, de las acciones y decisiones de los participantes. Las obras no poseen que contienen cuatro reproductores de audio conectados a un dispositivo fo-
una forma definitiva, sino que permanecen abiertas y cambiantes en función toeléctrico. El movimiento del público a su alrededor activa secuencias de pa-
de los estímulos del entorno. labras en cuatro idiomas diferentes (español, francés, danés y japonés). Por su
parte, Francesco Mariotti experimenta con múltiples sistemas de interacción.
Desmaterialización
Desde finales de la década de 1950, la conclusión material u objetual de una Arte Informático
obra artística pasa a ser menos importante que su capacidad para activar expe- Las computadoras aparecen en las obras de los artistas latinoamericanos de for-
riencias y procesos. Se produce un viraje hacia las obras efímeras que desapare- mas muy diversas. Marta Minujín utiliza una para seleccionar a los participantes
cen en el momento mismo de su fruición; todo el arte participativo se orienta de su evento hipermedia Circuito (1967), a partir de cuestionarios publicados
hacia la experiencia momentánea antes que a la duración material. La des- en los periódicos. Juan Downey fantasea con la inseminación artificial al dise-
materialización tiene, en muchos artistas (como Clark, Oiticica o Le Parc) un ñar un proyecto de combinación informática de óvulos y semen, basado en el
sentido político: evita que la obra se mercantilice e ingrese a las instituciones análisis de las expresiones fonéticas de los dadores (Selectramate 2, 1968). En
artísticas para el disfrute de un grupo selecto de espectadores. Pero también Buenos Aires, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) organiza la exposi-
se desarrollan prácticas efímeras que apuntan a una autocrítica del propio sis- ción Arte y cibernética (1969), e invita a seis artistas locales a realizar sus primeras
tema artístico. En Lima, Yvonne von Mollendorff anuncia un espectáculo de obras con computadoras. En La Plata, Omar Gancedo realiza poemas a partir
danza, pero cuando el público llega se niega a bailar y en cambio reproduce de las tarjetas perforadas de una IBM. Pero es Waldemar Cordeiro, en Brasil,
grabaciones de audio que describen la danza ausente (Sin título [Ballet verbal], quien investiga de manera sistemática las posibilidades estéticas del ordena-
1970). En la misma ciudad, Teresa Burga proyecta la construcción de una ca- dor, produciendo piezas basadas en la binarización de imágenes fotográficas
bina fotográfica que tome una imagen del espectador pero que la revele sin (A mulher que não é B.B., 1971, entre otras). En 1971 bautiza arteônica (arte +
fijador, haciendo que éste contemple la lenta desaparición de su rostro (Pictures eletrônica) a este tipo de producción.
with a Limited Time, 1970). En 1968, Margarita Paksa presenta en el Instituto Di
Tella de Buenos Aires, una instalación compuesta por la huella de dos cuerpos
sobre arena (hombre/mujer) y un disco Sistemas
de vinilo con los sonidos de una pareja ha- La influencia de las ciencias y la tecnología se pone en evidencia en una serie
ciendo el amor (Comunicaciones). de conceptos adoptados por los artistas. Entre ellos, la noción de sistema ad-
quiere relevancia. En México, Miguel Felguérez propone una creación visual
sistemática basada en la sintaxis combinatoria de un vocabulario de formas
Reacción / Interacción propias con la ayuda de una computadora. Su compatriota Ulises Carrión plan-
La tecnología brinda la posibilidad de esta- tea las bases de una poesía sistemática en el ensayo Textos y Poemas (1973), en
blecer un diálogo dinámico entre las obras el cual asegura que “todo lo que existe son estructuras” y que la metáfora es
y los espectadores. Los artistas cinéticos “el punto de encuentro de dos estructuras”. Algunos años antes, el brasileño
acuden a este recurso: el uso de botones, Wlademir Dias-Pino da vida al Poema-Proceso (1967), derivación “matemático-es-
palancas y otros dispositivos mecánicos pacial” de la poesía concreta, que Edgardo Antonio Vigo toma como punto de
produce la activación y variación de las pie- partida para sus Poemas para y/o a realizar (1969), en los cuales, a través de una
zas. Juan Downey y Margarita Paksa traba- actividad lúdica, el público es invitado a construir su propia obra poética. En
jan con células fotoeléctricas que permiten Buenos Aires, el Centro de Arte y Comunicación organiza las exposiciones Arte
sensar los desplazamientos del público y de Sistemas I y II (1971 y 1972, respectivamente), de las cuales participan nume-
hacer que las obras respondan a sus movi- rosos artistas de la América Latina, entre otros, Bernardo Salcedo (Colombia),
Juan Downey.
Against Shadows, 1968
20 perimental, sus primeras manifesta- 21
ciones en la Argentina a mediados de
la década de 1960 se orientan defini-
tivamente en ese sentido. Marta Mi-
nujín utiliza un circuito cerrado de
televisión en una obra de 1965 (La
menesunda, realizada junto a Rubén
Santantonín), y luego realiza varias
piezas con televisores. David Lamelas
los usa en la ambientación Situación
de tiempo (1967), en la cual exalta las
propiedades sensoriales del ruido
electrónico. Ronald Kay, Catalina
Kay, Parra, Zurita, Balbontín, García. Parra, Raúl Zurita, Juan Balbontín y
Signometría: Tentativa Artaud, 1974 Eugenio García exploran la obra de
Antonin Artaud entre televisores, gra-
Miguel Felguérez. badoras, reproductores de audio y micrófonos inspirados en los trabajos de Wolf
La montaña sagrada, 1972 Vostell (Signometría: Tentativa Artaud, 1974). La mexicana Pola Weiss y el peruano
Rafael Hastings exploran los efectos y las distorsiones visuales del video. En Brasil,
Antonio Dias (Brasil), Rafael Hastings (Perú), Haroldo González (Uruguay) y Letícia Parente y Anna Bella Geiger se inclinan por la videoperformance, un ca-
una decena de argentinos. mino que también siguen los colombianos Raúl Marroquin y Jonier Marin. Hacia
1980 este soporte se populariza en gran parte del continente.
Interfases
Las primeras obras interactivas utilizan dispositivos mecánicos como interfases. Redes
Pero a lo largo de la década de 1960 se desarrollan sistemas más sofisticados. En En la década de 1970, existe un fuerte circuito de arte-correo en América Lati-
500 Watts, 4.635 KC, 4.5 C (1967), de Margarita Paksa, un haz de luz atraviesa na, que en algunos casos surge como alternativa a las censuras de las dictaduras
una habitación e incide en una célula fotoeléctrica conectada a un dispositivo de la época. Clemente Padín en Uruguay, Ulises Carrión en México y Edgardo
creador de sonido; el cuerpo de los espectadores, convertido en interfaz, pro- Antonio Vigo en Argentina se cuentan entre sus principales referentes. La co-
duce música al interferir el trayecto luminoso. En varias piezas, Juan Downey rrespondencia crea una gran red de intercambios donde se pone en práctica la
utiliza medidores de radiación, vibraciones sísmicas, ondas de radar y de radio creación colectiva, al intervenir algunos artistas sobre las obras de otros. Hacia
para modificar osciladores eléctricos; éstos producen sonidos en cintas de au- 1972 comienza a desarrollarse en Chile el Proyecto Cybersyn (sinergia cibernéti-
dio que son interpretados por bailarines en tiempo real (Invisible Energy Dictates ca), un modelo de gestión de la información económica nacional a través de
a Dance Concert, 1969; Electronic Urban Environment, 1969). En Lugano, Suiza, una red tecnológica interconectada. Si bien no se trata de un proyecto artístico,
Franceso Mariotti presenta unos dispositivos electrónicos que responden con constituye un antecedente importante de las redes informáticas como Internet,
luces al ruido ambiente; también pueden, incluso, activarse con los sonidos y un referente para la producción artística tecnológica contemporánea chilena.
corporales del espectador, amplificados por una computadora conveniente-
mente conectada (Be-In alla Flaviana, 1969).
Información
En las sociedades mediáticas, la información no sólo describe la realidad: tam-
Experimentación bién la construye. Con esta idea en la cabeza, Roberto Jacoby, Raúl Escari y
electrónica Eduardo Costa redactan Un arte de los medios de comunicación [manifiesto] (1966),
La aparición de la televisión y el video estimula la investigación de la imagen y para ponerlo en práctica, envían la descripción de un happening inexistente
electrónica. Si bien el uso de estos medios no siempre tiene un carácter ex- a diferentes diarios y revistas; cuando éstos la publican, se concreta la obra
22 artística que consiste únicamente en la información circulante. En Nueva York, filme propio en Film Script (1972): confronta la unidad de la película original 23
Juan Downey realiza encuestas sobre el mundo del arte y exhibe la información con fotogramas transformados en diapositivas que tres proyectores exhiben en
en una instalación interactiva: sin darse cuenta, el público acciona las respues- diferente orden.
tas grabadas y gráficos con los resultados se iluminan en un panel (Informa-
tion Center, 1970). Este mismo año, el Museo de Arte Moderno de Nueva York
inaugura la exposición Information (1970), que incluye trabajos de Gilherme Espacio Público
Magalhäes Vaz, Hélio Oiticica y Cildo Meireles (Brasil), Jorge Carballa, Carlos Los medios de comunicación y la información que vehiculan no pertenecen al
D’Alessio, David Lamelas, Marta Minujín, Alejandro Puente y el Grupo Fronte- ámbito privado ni a las instituciones artísticas, sino a la esfera pública. Hacia allí
ra (Argentina). Esta última agrupación presenta la instalación Especta (1969), se dirigen también los artistas, movidos por el interés de salir de las institucio-
compuesta por una cabina dentro de la cual los espectadores son grabados nes y alcanzar la vida cotidiana.
mientras responden a preguntas de un cuestionario; al finalizar, las grabacio- El mexicano Felipe Ehrenberg y
nes se exhiben de inmediato y públicamente en el exterior. En Santiago de el argentino Alberto Greco seña-
Chile, Lea Lublin realiza Dentro y fuera del museo (1971), un proyecto de inter- lan objetos, personas y procesos
cambio informacional: dentro de la institución se exponen gráficos con datos del espacio urbano y los decla-
sociales; fuera de ella, se proyectan películas sobre el arte y sus protagonistas. ran “arte”. Artur Barrio denun-
En 4 mensajes (1974), Teresa Burga toma fragmentos de programación de la te- cia la dictadura brasileña inter-
levisión nacional y los traspone en filmes, diapositivas, grabaciones y textos que viniendo la ciudad con objetos
los descontextualizan. David Lamelas realiza una operación similar sobre un ensangrentados; Cildo Meireles
inserta mensajes contracultu-
rales en objetos de circulación
masiva, como billetes de dinero
y envases de Coca-Cola (Inser-
çoes em circuitos ideológicos, 1970).
GRAV. Otros artistas salen a la ciudad
Une Journée dans la Rue, 1966
con intenciones lúdicas aunque
no menos críticas, como Hélio
Oiticica, Lygia Clark, Marta Minujín, Alejandro Jodorowsky, Juan Downey, Pau-
lo Bruscky, entre otros. En París, el GRAV instala sus obras en la calle con el fin
de llegar al público general y aprender de las reacciones de éstos a sus propues-
tas artísticas (Une Journée dans la Rue, 1966). Carlos Cruz Diez interviene esa
misma ciudad con sus Cromosaturaciones (1969), cabinas iluminadas por colores
puros que el transeúnte puede habitar momentáneamente.
Telemática
Los medios que permiten conectar distancias, como la radio, la televisión, el
teléfono y la comunicación vía satélite, alimentan la imaginación de los ar-
tistas. Hacia la década de 1920, los poetas estridentistas diseñan obras para
ser escuchadas exclusivamente a través de un emisor radial. Muchas experien-
cias pioneras del videoarte son motivadas por el objetivo de forjar una contra-
televisión, como es el caso de los programas del argentino Jaime Davidovich
para SoHo TV en Nueva York. En Ámsterdam, el colombiano Raúl Marroquín
realiza una de las primeras conexiones interactivas en vivo de dos cadenas de
televisión por cable a través de un satélite. Juan Downey trabaja profusamente
Cildo Meireles.
Inserçoes em circuitos ideológicos, 1970
24 con radio, televisión y medios de comunicación: en Communication (1968), re- 25
produce una cinta de audio y pide a los oyentes que tomen notas; luego, éstos
viajan tan lejos como pueden y a través de walkie-talkies y teléfonos comunican
lo que entendieron al autor. En Three Country Happening (1966), Marta Minujín
planifica un happening simultáneo con Allan Kaprow en Nueva York y Wolf
Vostell en Berlín, unificado a través del satélite Early Bird.
Control
Además de promover el intercambio, las tecnologías de la comunicación están
asociadas con frecuencia a tareas de vigilancia y control. En Circuito (1967),
Marta Minujín conforma tres grupos de personas que se vigilan entre sí a través
de un sistema de radio y circuitos cerrados de televisión. En otras ocasiones, el
control aparece arraigado en el sistema social como poder disciplinario, según
lo estableciera Michel Foucault. Algunos artistas latinoamericanos abordarán
este tema tanto directa como indirectamente, y a veces, en relación con los go-
biernos militares imperantes. En la obra del argentino Luis Fernando Benedit,
los laberintos para ratas, hormigas y otros animales metaforizan el funciona-
miento del orden social. En 1971, Benedit presenta Control electrónico. Laberinto
invisible, un laberinto para personas conformado por haces de luz que rebotan
en espejos; cada vez que una de ellas atraviesa el umbral de luz, un dispositivo
lumínico y sonoro le indica que debe volver al inicio y probar otro camino,
como en las típicas experiencias conductistas para animales.
Luis F. Benedit.
Biotrón, 1970
Ambientes Artificiales
Las instalaciones y ambientaciones de los años 1960s preanuncian las investiga- mente hacia la robótica cuando crea autómatas impulsados por motores; en su
ciones sobre habitáculos artificiales que se desarrollan en los años posteriores. influyente libro, Beyond Modern Sculpture, el teórico Jack Burnham los califica de
A la Ciudad Hidroespacial de Gyula Kosice, siguen las arquitecturas para ani- “seres humanos desprovistos de forma corporal”. Posteriormente, Castro Cid
males y plantas de Luis Fernando Benedit. Este artista construye ecosistemas realiza figuras de aire comprimido motorizadas. En Respiración Circulación [Au-
artificiales dotados de todo lo necesario para que abejas, caracoles, hormigas torretrato] (1968), Juan Downey construye un par de globos que laten al ritmo
y otras especies crezcan y se desarrollen alejados de la naturaleza. Cuando ex- de su respiración y pulso, los cuales se transmiten al espectador cuando éste
pone Biotrón (1970) en la Bienal de Venecia, las abejas que ocupan su interior, apoya sus manos sobre aquéllos.
habilitadas para salir, prefirieren el néctar sintético que emana de las flores
electrónicas del microsistema tecnológico a la seducción de las que crecen en
los giardini. Bio Arte
Para muchos artistas de la década de 1960, el arte es un organismo vivo que
se confunde con el resto de la existencia. En estos años también, comienzan
Máquinas / Robótica a aparecer las primeras obras que incorporan elementos efectivamente vivos.
Los dispositivos mecánicos se encuentran en las artes latinoamericanas desde Marta Minujín incluye conejos y abejas en El Batacazo (1966); Luis Fernando
su incorporación al arte cinético, pero sólo algunos artistas, como Abraham Pa- Benedit trabaja con animales y plantas. Víctor Grippo realiza instalaciones con
latnik, les otorgan una existencia autónoma. En San Pablo, Waldemar Cordeiro papas conectadas a electrodos que permiten medir la energía contenida en
construye un curioso mecanismo con la imagen de una boca que se abre para ellas, como una forma de poner de manifiesto el potencial contenido de Amé-
dar un beso (Beijo, 1967). El chileno Enrique Castro Cid se orienta decidida- rica Latina. Además de su proyecto de inseminación artificial no ejecutado,
26 Juan Downey realiza un conjunto de piezas que involucran plantas abonadas Referencias sobre Jesús Rafael Soto: 27
con Nitrato de Sodio y Potasio o Nitrato de Chile (Chilean Nitrate of Soda Potash, los artistas y las obras Jesús Soto (cat.exp.). Madrid: Centro Cultu-
1971), y un ambiente artificial para vegetales y abejas donde reproduce el ciclo Este ensayo ha sido pensado como ral del Conde Duque, 1998.
vital de la polinización y la miel (Life Cycle: Electric Light + Water + Soil j Flowers un boceto, una suerte de guía para Carlos Martinoya, Nahum Joel, Abstractos-
copio cromático, 1960:
j Bees j Honey, 1971). la construcción de una historia de las Martinoya, Carlos; Jöel, Nahum, “The
artes tecnológicas en América Latina. Chromatic Abstractoscope: An Applica-
Todas estas experiencias constituyen verdaderos hitos de la producción tecno- Por este motivo, no desarrolla la pro- tion of Polarized Light”, Leonardo. Vol. 1,
lógica en América Latina. Cada una a su manera marca un rumbo, aun si su ducción de cada uno de los artistas Nº 2, April 1968, pp. 171-173.
influencia debe esperar varios años para ser reconocida. Las creaciones elec- mencionados ni las características de Maulen de los Reyes, David. “Precursores
del arte cinético en Chile”, Escáner cultural,
trónicas y digitales actuales abrevan en este legado, directa o indirectamente. A cada una de las obras citadas. Para fa- Nº 161, 2013.
nuestro presente corresponde la tarea de restituir los lazos entre estas creacio- cilitar la lectura, se listan a continua- http://www.escaner.cl/pdf/Precurso-
nes históricas y las contemporáneas. ción una serie de referencias que pue- res_del_Arte_Cinetico_en_Chile_por_
den servir para subsanar este hecho, David_F._Maulen_De_los_Reyes.pdf
aunque en algunos casos el material Gregorio Dujovny:
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C.1 / 02
30 Los primeros cruces del arte argentino,
la ciencia y la tecnología
31
EL ARTE ARGENTINO A comienzos del siglo veinte la plástica argentina vive un momento singular.
CAPÍTULO 1 / 02
Un importante flujo migratorio propicia el contacto continuo con el mundo,
Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS y en particular, con el continente europeo. Ese contacto se constituye rápida-
mente en un verdadero diálogo. A la cada vez más importante presencia de los
pintores inmigrantes, que vienen con su oficio aprendido en el extranjero a en-
contrarse con los estímulos de una nueva tierra – con sus personajes, escenas y
costumbres diferentes, enmarcados en otra luz y otros colores – se confronta la
RODRIGO ALONSO
intenta drenar de las obras toda marca individual, en pos de una producción
de pretendida proyección social. Esta base científica/matemática se mantiene
en las agrupaciones que surgen pocos años después con un espíritu similar: el
perceptismo y el arte Madí. Dentro de esta última nacen las primeras experien-
cias específicas de arte tecnológico.
En el Manifiesto Madí se establece: “Se reconocerá por Arte Madí la organiza-
ción de los elementos propios de cada arte en su continuo. En ello está con-
tenida la presencia, la ordenación dinámica y móvil, el desarrollo del tema
propio, la ludicidad y la pluralidad como valores absolutos, quedando por lo
32 tanto abolida toda injerencia de los fenó- 33
menos de expresión, representación y sig-
nificación”.2
Con estas palabras se declara la intención
de producir un arte de “ordenación diná-
mica y móvil” independiente de la “expre-
sión y representación”, es decir, un arte
que incorpore el movimiento, no ya como
imagen sino como realidad concreta. Así
se aclara en los párrafos siguientes del mis-
mo texto: “La escultura madí, tridimensio-
nal, no color. Forma total y sólidos con ám-
bito, con movimiento de articulación, ro-
tación, traslación, etc. La arquitectura madí,
Gyula Kosice.
ambiente y forma móviles, desplazables”.3
Royi, 1944 Un ejemplo de estas premisas se encuentra
en la escultura manipulable Royi (1944) de
Gyula Kosice, pieza que no sólo permite una serie de variaciones formales sino
que además propicia la participación activa de los espectadores en la construc-
ción de la forma final, siguiendo las directivas de un arte lúdico anticipadas en el
manifiesto. También realizan obras articuladas Roth Rothfuss, Rodolfo Uricchio,
Aníbal Biedma y Diyi Laañ; Carmelo Arden Quin, en cambio, se inclina por las
estructuras colgantes que se mueven por las influencias del entorno.
Para la presentación del grupo, la artista Grete Stern realiza un fotomontaje César Janello, Gerardo Clusellas.
donde se muestra a la ciudad de Buenos Aires intervenida por un enorme Torre de América, 1953-1954
cartel de tipo publicitario con la palabra MADI armada en letras metálicas ro-
deadas de neones. Según Kosice, esta imagen es clave para la aparición de propio desarrollo de los procedimientos artísticos, que desde el collage cubista
las primeras esculturas de neón que el artista produce hacia mediados de la y el readymade duchampiano autorizan la adopción de cualquier materia o ele-
década de 1940, y que han sido reconocidas internacionalmente como las pri- mento como genuino recurso plástico.
meras en utilizar ese material industrial.4 Con estas esculturas se inicia el arte Asimismo, esa incorporación se lleva a cabo en el marco de un contexto socio-
tecnológico en la Argentina. En esta misma época, Kosice diseña también una político singular: el del enorme desarrollo tecnológico que se verifica desde la
estructura metálica que incorpora tubos fluorescentes, aunque aparentemente finalización de la Segunda Guerra Mundial – y en parte como consecuencia
lo hace con fines utilitarios. de ella –, principalmente en las áreas de los metales, los plásticos, las fuentes
Poco tiempo después, Lucio Fontana realiza su primera escultura de neón, de energía y los medios de comunicación. Este contexto se potencia en nues-
Concetto Spaziale, que presenta en la IX Trienal de Milán de 1951. Con esta tro país debido al lugar central que ocupa la industrialización en los planes
obra comienza una serie de investigaciones lumínicas que lo llevan a trabajar del gobierno peronista. La bonanza económica que favorece a las naciones
también con pintura fluorescente y luz negra. Al año siguiente redacta, junto productoras de alimentos como la Argentina durante la recuperación europea
a sus compañeros espacialistas, el Manifiesto del movimiento espacial para la televi- permite financiar este proyecto, que impulsa el crecimiento de la industria
sión, que el propio Fontana lee ante las cámaras de la emisora televisiva RAI, y local de manera inédita.
que se constituye en uno de los antecedentes más importantes para el futuro En medio de este panorama, algunos artistas ligados al concretismo se orientan
desarrollo del videoarte. hacia el diseño – una forma de alianza entre estética e industria – convenci-
La incorporación de estos materiales industriales a la producción artística obe- dos de que en él puede realizarse la disolución del arte en la vida cotidiana
dece a dos motivos principales: por un lado, a sus innovadoras e inexploradas que persiguen las vanguardias; es el camino emprendido, por ejemplo, por
propiedades que estimulan la imaginación y la experimentación; por otro, al Tomás Maldonado, quien se torna un referente internacional en este terreno.
34 Otros deciden acoger los recursos que provee la industria pero sin abandonar sultado persigue un efecto estético y no el conocimiento científico. En todo 35
el campo artístico, como lo hace Gregorio Vardánega, quien hacia 1950 inicia momento, Kosice pone a la tecnología al servicio de la creación artística y de
las esculturas luminosas que lo llevarán posteriormente al cinetismo. Otros se las concepciones utópicas que alimentan su pensamiento. En sus escritos se
posicionan de manera crítica o lúdica ante el progreso tecnológico y su imagi- revelan sus preocupaciones en torno al futuro de la humanidad, que con el
nario maquínico; es el caso de Edgardo Vigo, que a lo largo de la década del tiempo dan lugar a propuestas concretas para las cuales la tecnología continúa
cincuenta realiza un conjunto de collages con referencias técnicas, y proyecta siendo un instrumento indispensable. Esta confianza en las posibilidades de la
máquinas inútiles, algunas de las cuales llegan a materializarse. técnica para transformar el destino del mundo alimenta sin cesar su espíritu
Un caso singular de alianza de arte experimental.
e industria lo constituye la Torre de En paralelo con su trabajo hidrocinético, Kosice desarrolla el proyecto La ciudad
América (Mendoza, 1953-1954)5, hidroespacial que presenta en sociedad hacia finales de la década del sesenta. Se-
ejecutada como emblema de la Fe- gún el artista, su germen se encuentra en el texto que publica en la revista Arturo
ria de América que el gobierno de (1944), que concluye con la frase “el hombre no ha de terminar en la Tierra”.7 La
Juan Domingo Perón lleva adelante pieza está compuesta por una serie de maquetas, planos, descripciones técnicas y
para impulsar las relaciones comer- textos programáticos en los que se especula sobre la construcción de una ciudad
ciales con los países del continente. flotante sustentada por la energía obtenida por fisión nuclear del agua, y sus in-
La torre está conformada por una contestables beneficios para el planeta y la humanidad.8
estructura central vertical de cin-
cuenta metros de altura construida
con tubos metálicos, sólida pero El auge de la experimentación en los años sesenta
al mismo tiempo ligera y transpa- La década del sesenta se caracteriza por una inusitada expansión de los medios
Gyula Kosice. rente, rodeada por cinco cubos de de producción artística que tiene su correlato en una amplia profusión de pro-
Ciudad hidroespacial, 1946-1960 iguales características dispuestos en puestas estéticas, formas híbridas y trabajos de experimentación. Esta eferves-
forma de espiral. Dentro de los cu- cencia se da en el contexto de un circuito artístico pujante del que participan
bos se encuentran una serie de prismas triangulares unidos por los vértices, rea- galerías, museos y otras instituciones artísticas, que sustentan la visibilidad de
lizados en malla metálica pintada de blanco y rojo, e inspirados en el diseño de la producción local y extranjera, y propician un diálogo renovado entre la Ar-
la comunicación gráfica creada por Tomás Maldonado para la feria. Los pris- gentina y el mundo.
mas están dotados de un sistema de luces con cinco posibilidades de variación, Los artistas argentinos participan de este diálogo tanto desde nuestro país
que les permite iluminarse de manera independiente siguiendo un patrón pre- como desde afuera de sus fronteras. Siguiendo un camino construido sobre
establecido. Durante la inauguración del evento, Mauricio Kagel la transforma las posibilidades de producción efectiva, muchos emigran para desarrollar sus
en una suerte de instrumento que ejecuta una pieza de música electroacústica ideas en contextos más propicios. Sin embargo, en Buenos Aires, existen con-
conocida con el nombre de Música para la torre (1953), que se sincroniza con diciones inmejorables para la creación de obras basadas en las innovaciones
las luces de los prismas, está compuesta por pasajes instrumentales y sonidos técnicas o materiales, y el arte de la década da cuenta de este estado particular.
industriales, y es la primera obra de ese tipo realizada en el país.6 Como había sucedido antes, el interés por la ciencia y la tecnología no deriva ne-
Durante esa misma década, Gyula Kosice produce sus primeras hidroescultu- cesariamente en propuestas tecnológicas. Incluso en el ámbito de la pintura – en
ras. Éstas tienen por antecedentes, en su propia obra, a una pequeña escultura particular, el de la abstracta – se encuentra la necesidad de plasmar las profundas
móvil, Una gota de agua acunada a toda velocidad (1948), y un conjunto de piezas influencias que el desarrollo industrial propicia en el nivel de la vida material.
de plexiglás que ya habían comenzado a incorporar al agua como material Este interés se verifica tanto en la producción artística como en la discursiva.
plástico. Las primeras hidroesculturas se presentan en la Galería Denise René En la primera línea pueden ubicarse una serie de tendencias neoabstractas li-
de París en 1960, y son seguidas por el manifiesto La arquitectura del agua en gadas a lo que posteriormente se denomina op-art (arte óptico), que en muchos
la escultura, que se publica en el catálogo del Premio Internacional de Escultura casos hacen uso de materiales industriales de actualidad – como el neón o el
(1962) del Instituto Torcuato Di Tella. acrílico – connotando la innovación tecnológica desde la propia materialidad
Las hidroesculturas utilizan mecanismos cada vez más complejos, que inclu- de las obras. En esta vertiente se ubican los trabajos de Rogelio Polesello, Ary
yen motores, dispositivos con baterías, bombas y otras fuentes de movimiento Brizzi, Jorge Gamarra, Miguel Ángel Vidal y Perla Benveniste, entre otros.
y energía. Se basan en verdaderas investigaciones tecnológicas, si bien su re- En la segunda línea pueden situarse algunos escritos programáticos, como el
36 Manifiesto del arte generativo (1960) de Eduardo Mac Entyre y Miguel Ángel Vi- ción de los artistas con la ayuda de las disciplinas científicas y técnicas dará vida 37
dal, y otros de reflexión, como el libro inédito de Luis Felipe Noé, El arte entre la a los creadores del futuro”. Adoptando la producción de múltiples en reem-
tecnología y la rebelión (1968), donde el artista medita sobre el impacto social de plazo de la tradicional obra única e individual, y embarcándose en la creación
los medios de comunicación masiva y de la tecnología industrial. Este tema se colectiva y anónima, ingresa en el circuito de lo que en los sesenta se conoce
encuentra también en muchas publicaciones de la época. A modo de ejemplo como la nouvelle tendance francesa, desarrollando con éxito una variedad de
se pueden mencionar el ensayo ¿Un futuro tecnológico para el arte?, de Giulio eventos públicos que denomina Laberintos.
Carlo Argán, publicado en el catálogo del Premio Internacional del Instituto Tor- Como método de creación adopta el principio de discutir grupalmente las pro-
cuato Di Tella 1965, o “Situación de la poesía en la era tecnológica”, de Jorge puestas de sus integrantes en función de objetivos programáticos. Hacia 1961
López Anaya, incluido en el catálogo de la exposición Novísima Poesía/69 reali- plantea que “la realidad plástica se genera en la relación constante entre el
zada en el Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata. objeto plástico y el ojo humano”.10 Otorgan, de este modo, un rol fundamental
Sin embargo, existe una corriente importante de artistas que investigan de lle- al contexto de exhibición y al lugar del espectador en la configuración de la
no las posibilidades que le brindan las tecnologías mecánicas y electrónicas, el experiencia final.
uso de la luz, los nuevos materiales, las proyecciones fotográficas y cinemato- Esta convicción lo lleva a experimentar con un amplio espectro de efectos ópti-
gráficas, los sistemas sonoros, el video y las computadoras, y que irrumpe con cos, lumínicos y cinéticos, empleando diferentes tipos de movimientos basados
fuerza a mediados de la década del sesenta. en mecanismos motores y en la luz artificial, en vistas a producir composiciones
Dentro de ella se destaca, por su producción y proyección internacional, el dinámicas que generan movimientos aparentes o “virtuales”.
arte cinético, que para los argentinos tuvo como ejes principales las ciudades Con motivo de la Bienal de París de 1961, el GRAV publica el manifiesto Assez
de Buenos Aires y París. En esta última surge el Groupe de Recherche d’Art Visuel de mystifications (Basta de mistificaciones), en el que conecta su esfuerzo por
(GRAV), que en 1960 conforman los artistas de nuestro país Julio Le Parc, comprometer el “ojo humano” con una denuncia al elitismo del arte tradicio-
Horacio García Rossi y Francisco Sobrino9, y los franceses François Molleret, nal, que apela al “ojo cultivado, al ojo intelectual”.11 De esta forma, expresa
Joël Stein e Yvaral (nombre artístico de Jean-Pierre Vasarely, hijo de Victor Vasa- su confianza en las posibilidades de democratizar la experiencia estética con-
rely). También en esa ciudad trabajan algunos artistas argentinos independien- vocando al ser humano en sus cualidades sensoriales básicas, objetivo que se
tes, como Gregorio Vardánega, Martha Boto y Hugo Demarco. Entretanto, en alcanza mediante el recurso a producciones tecnológicas que apelan a la coti-
Buenos Aires, el arte cinético florece de la mano de Eduardo Rodríguez, Perla dianidad de las personas. Coincidiendo con el espíritu del momento, el grupo
Benveniste, César Ariel Fioravanti, Davite, Fioravanti Bangardini y Armando encuentra en el uso de la tecnología reciente una de las vías hacia la erosión de
Durante, entre otros. los límites entre el arte y la vida.
El Groupe de Recherche d’Art Visuel toma su nombre del Centre de Recherche Los artistas cinéticos de Buenos Aires no poseen una cohesión tan marcada;
d’Art Visuel fundado en París en 1960. Si bien son once los artistas que firman son, más bien, figuras individuales interesadas en indagar las aportaciones que
el acta que lo funda – entre los cuales figu- los nuevos materiales y las tecnologías pueden ofrecer a la práctica artística. Su
ran además los argentinos Hugo Demarco, presencia en las exposiciones se incrementa a lo largo de la década en paralelo
Francisco García Miranda y Sergio Moyano –, con el creciente interés por este tipo de producciones.
los seis mencionados con anterioridad son De hecho, el circuito artístico de estos años reconoce e incentiva esta línea
quienes forman el grupo que desarrolla de trabajos. En 1966, el Museo Nacional de Bellas Artes inaugura Plástica con
sus actividades entre 1960 y 1968, año en plásticos, una exposición organizada por la Cámara Argentina de la Industria
que deciden disolverse frente a la relevan- Plástica que no sólo financia sus gastos sino que además provee a los artistas
cia que cobran sus integrantes de manera de los materiales necesarios para la realización de las obras y los adiestra en su
individual. uso. Dos años más tarde se presenta Materiales, nuevas técnicas, nuevas expresiones
Como programa, el GRAV plantea la ne- (1968) en el mismo museo, con el patrocinio de la Unión Industrial Argentina.
cesidad de abolir la concepción del artista En su introducción al catálogo, Basilio Uribe asegura que “El concepto actual
como genio individual en pos de una ca- del arte se genera paralelamente con la noción de industria”, entendiendo a
racterización de la creación artística como esta última como “instrumento pleno de un nuevo humanismo” por sus indis-
construcción colectiva, en la que la activi- cutibles aportes a la sociedad.12
dad del grupo es superior a la de la suma Múltiples exhibiciones dan cuenta de la importancia del cinetismo hacia fina-
de sus partes. Sostiene que “la colabora- les de los sesenta; entre ellas pueden mencionarse la antología 100 obras de Ko-
GRAV.
Laberinto 3, 1965
38 sice. Un precursor (1968), en el Instituto Torcuato Di Tella; Luz, color, reflejo, sonido que sea pura información y que se “realice” en el momento de su lectura. En 39
y movimiento. Nuevas expresiones del arte cinético en Buenos Aires (1969) en la misma forma simultánea, redactan el manifiesto Un arte de los medios de comunicación
institución; y Espacio y Vibración (1969), organizada por la Dirección General de (1966), en el que explican los alcances de su proyecto: “En el modo de transmi-
Relaciones Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto con el tir la información, en el modo de «realizar» el acontecimiento inexistente, en
fin de mostrar la excelencia del arte cinético y óptico argentino en el mundo. las diferencias que surjan de las distintas versiones que del mismo suceso haga
Para dar cuenta de esa importancia, en 1968 el Salón Nacional introduce la cada emisor, aparecerá el sentido de la obra”.14
sección Investigaciones Visuales con el fin de acoger a estas producciones que Las formas en que los medios de comunicación inciden sobre la realidad es
no encajan en las categorías plásticas tradicionales.13 Ese año el premio es otor- uno de los tópicos más discutidos en el arte argentino de la segunda mitad de
gado a la pieza Generador de imágenes de Eduardo Giusiano y Jorge Schneider, los sesenta. En el Instituto Torcuato Di Tella, Oscar Masotta dicta seminarios
una máquina compuesta por luces, lupas, espejos, música y movimientos me- de teoría de los medios basados en los trabajos de Marshall McLuhan, Roland
cánicos, que genera una ambientación audiovisual colorida e hipnótica (poco Barthes y Umberto Eco (1966). Entre sus alumnos se encuentran los autores
después, se exhibe también en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la del manifiesto de los medios de comunicación y otros artistas ligados a esa
Universidad de Buenos Aires). Davite y Juan Carlos Romero son los premiados institución, como Marta Minujín, Pablo Suárez y Oscar Bony. A partir de este
al año siguiente. seminario, se gestan numerosos proyectos que toman a los medios y las tec-
En 1970, la sección se independiza con el nombre de Certamen Nacional de nologías de la comunicación como herramientas para explorar la cultura y la
Investigaciones Visuales pero sólo sobrevive dos ediciones. Un año más tarde, sociedad de la época.
la Fundación Lorenzutti recoge la intensa producción de este período en su Ese mismo año, Eduardo Costa, Roberto Jacoby y Juan Risuleo realizan graba-
Panorama de las experiencias visuales argentinas que se presenta en el Museo de ciones sonoras de personajes callejeros que presentan como “literatura oral” en
Arte Moderno, y la galería Lirolay dedica una muestra al cinetismo contempo- el auditorio del Instituto Di Tella. Su intención es exponer el lenguaje cotidia-
ráneo que lleva el título de Espacio real, movimiento y luz real (1971). Aunque la no, incluyendo las marcas que la literatura tradicional elimina.15 Las grabacio-
alianza de arte e industria decae durante la década del setenta, cabe destacar la nes se presentan con su sonido distribuido en el espacio, gracias a los aportes
importancia del premio Artistas con Acrílicopaolini realizado entre 1970 y 1974 de Fernando Von Reichenbach, ingeniero del instituto. En 1967, dos piezas
(que se transforma luego en un premio de diseño hasta 1980). utilizan grabaciones sonoras de manera peculiar. En Mensaje fantasma (1967),
Oscar Masotta pega carteles en la ciudad con la leyenda: “Este afiche aparecerá
proyectado por Canal 11 de Televisión el día 20 de julio”. Ese día aparece el
La era de los medios de comunicación cartel en el lugar indicado, con una voz en off que agrega: “Este medio anuncia
En agosto de 1966, Eduardo Costa, Raúl Escari y Roberto Jacoby diseñan una la aparición de un afiche cuyo texto es el que proyectamos”.16 Poco tiempo an-
obra destinada a poner a prueba el po- tes, Roberto Jacoby realiza una experiencia similar (Circuito automático, marzo
der “realizante” de los medios de co- de 1967): empapela diferentes lugares públicos con un cartel que reproduce
municación masiva. Guiados por este un número telefónico entre los rostros de un hombre y una mujer. Cuando
fin, redactan una nota de prensa con alguien llama, un contestador telefónico le responde: “Usted ha cerrado así un
la descripción de un happening in- circuito comunicacional que empezó cuando leyó los carteles y termina aho-
ventado, a la que adjuntan fotografías ra… este circuito no informa sobre nada, sólo habla de sí mismo y usted puede
de protagonistas de la escena artística seguir escuchando o cortar la comunicación”.17 Tras un viaje a Nueva York, Ja-
local tomadas en diferentes contextos. coby diseña numerosos proyectos que involucran monitores, cámaras de video
Algunas publicaciones reproducen y televisión, teletipos. Muchos no llegan a materializarse, aunque sí realiza una
esta falsa noticia dando vida a una conferencia en homenaje a John Cage que se transmite por circuito cerrado de
pieza que se conoce con el nombre televisión al auditorio del Instituto Di Tella (Parámetros, 1967), y la obra Mensaje
de Participación total o Happening para en el Di Tella (1968), una instalación que incluye una máquina de teletipo que
un jabalí difunto (1966). Si el pop-art transmite los acontecimientos del mayo francés al centro cultural de Buenos
había recurrido a los mass-media como Aires en el mismo momento en que estaban sucediendo.
fuente de inspiración, estos artistas Las primeras aproximaciones artísticas a los mass media están inspiradas en la
proponen albergar una obra en el in- concepción macluhaniana que considera al medio como mensaje. Sin embar-
terior mismo de los medios; una obra go, el golpe de Estado que ubica en el gobierno a Juan Carlos Onganía otorga
Roberto Jacoby.
Circuítos informacionales, 1967
40 una orientación política a la cuestión, que se desarrollará con fuerza en los de los mass-media se multiplican y comienzan a invadirlo todo, generando una 41
años posteriores. suerte de ambientación mediática generalizada.
En 1968, dos producciones abordan la relación entre los medios de comunica- Paralelamente, las artes plásticas cruzan las fronteras de la tela, el papel y el
ción y la realidad a la que hacen referencia desde perspectivas bien diferentes. bloque escultórico para expandirse hacia el espacio. Las instalaciones ocupan
En Rosario, un grupo de artistas lleva adelante el proyecto Tucumán Arde, una museos y galerías de arte con propuestas que se hacen eco de esta sensibilidad
experiencia multimedia de contrainformación que denuncia la grave situación abierta y deslimitada. La confluencia de esta práctica con el interés de algunos
socioeconómica de la provincia de Tucumán como consecuencia de las políti- artistas jóvenes por los medios de comunicación masiva da origen a las prime-
cas liberales del gobierno militar18. Esta pieza emplea fotografía, cine y graba- ras experiencias que integran la imagen técnica al espacio, conocidas – según
ciones sonoras para construir una mirada sobre la realidad social del área que cierta terminología más o menos establecida – como cine expandido, que son los
investiga, que contradice a la versión oficial: allí donde el gobierno asegura que antecedentes inmediatos de las ambientaciones audiovisuales que populariza-
el cierre de los ingenios azucareros de la provincia responde a un plan progre- rán luego las videoinstalaciones.
sista y modernizador, los artistas demuestran el desequilibrio económico y el Estas obras pioneras oscilan entre dos polos diferentes, derivados de las pre-
sufrimiento que genera en sus pobladores. ocupaciones particulares de sus autores. Por un lado, hay quienes exaltan el
Su trabajo responde al proyecto de un arte revolucionario: “Los artistas debe- aspecto sensorial de la relación entre imagen y espectador, influenciados por la
mos contribuir a crear una verdadera red de información y comunicación por recuperación de la sensibilidad que promueve el movimiento hippie. En el ex-
abajo que se oponga a la red de difusión del sistema […] Serán obras que al ré- tremo opuesto, artistas enrolados en la incipiente tendencia conceptual desta-
gimen le costará reprimir porque se fundirán con el pueblo […] Nosotros que- can el valor informativo de las imágenes, su capacidad para constituirse en co-
remos restituir las palabras, las acciones dramáticas, las imágenes, a los lugares mentario sobre la realidad, y su rol mediador entre ésta y el público. Desde ya,
donde puedan cumplir un papel revolucionario, donde sean útiles, donde se entre ambos polos existen posiciones intermedias. Pero el eje que va desde lo
conviertan en «armas para la lucha»”.19 sensorial a lo conceptual, desde lo inmediato a lo mediato permite caracterizar
En La Plata, Edgardo Antonio Vigo utiliza la radio y el correo postal como he- a estas obras, de otro modo, extremadamente diversas e incompatibles entre sí.
rramientas para convocar a la gente a descubrir una extraña aglomeración de El desplazamiento de la imagen fílmica desde la sala cinematográfica hacia
señales de tránsito ubicada en el corazón de la vida urbana (Manojo de semáforos, el espacio físico produce una modificación en las relaciones sensoriales en-
1968). Con esta invitación comienza sus señalamientos, acciones que potencian tre aquélla y el espectador. Efectivamente, el cuerpo de éste debe acomodarse
lugares o promueven otras acciones, y que se desarrollan en espacios no insti- ahora a la nueva situación estableciendo, desde su propia psicomotricidad, la
tucionales – muchas veces, en la intimidad – o a través de la red de intercambio aproximación y el grado de integración deseados. Así, estas piezas inducen
postal, medio que Vigo explota temprana y profusamente, y que lo lleva a con- a la participación activa, actitud que atraviesa a gran parte de la producción
vertirse en uno de los referentes del mail-art. artística de estos años. Una de las artistas que se interna con mayor profundi-
En ambos casos, los artistas superan el estatuto meramente informativo del medio dad en este camino es Marta Minujín. Ya en los albores de la década de 1960
de comunicación que utilizan, para descubrirlo como dispositivo de exaltación y abandona su interés por el informalismo y comienza a trabajar con colchones
construcción de realidades alternativas. Frente a las teorías apocalípticas que ven y cajas de cartón que la lanzan
a los mass-media como agentes de atontamiento y paralización de las masas, ellos hacia el espacio. En 1963 reali-
los conciben como vehículos de concienciación y movilización. za, junto a Mark Brusse, su pri-
mera arquitectura de colchones
multicolores, La casa del amor,
Los medios de comunicación como materia estética que puede ser habitada por el
La penetración alcanzada por los medios de comunicación masiva hacia me- público. Al año siguiente gana
diados de la década del sesenta, y en particular, su capacidad para integrarse el Premio Nacional del Instituto
al entorno cotidiano, sitúa en un lugar inédito a las imágenes técnicas. La ge- Torcuato Di Tella con un con-
neralización de la televisión en los hogares promueve el contacto habitual con junto de colchones colgantes
las producciones audiovisuales, y en alguna medida, “desritualiza” la situación (Eróticos en technicolor, 1964) y la
cinematográfica donde éstas eran protagonistas. La gente se habitúa a los en- ambientación Revuélquese y viva
tornos mediales dejando de lado la relación distanciada que antes la vinculaba (1964), dos obras lúdicas y par-
con la proyección fílmica o las fotografías de diarios y revistas. Las imágenes ticipativas.
Grupo de Artistas de Vanguardia.
Tucumán Arde, 1968
42 43
En marzo de 1965, Marta Minujín y Rubén Santantonín realizan La Menesunda, del Three Country Happening (Happening de tres países), evento que la artista
con la colaboración de Pablo Suárez, David Lamelas, Rodolfo Prayón, Floreal planea junto a Allan Kaprow y Wolf Vostell, y que consiste en la realización con-
Amor y Leopoldo Maler. La obra propone un recorrido a través de diferentes junta de tres happenings en tres países diferentes. Su contribución al proyecto
ambientes y situaciones que ubican al espectador en escenarios insólitos, en colectivo es la mencionada Simultaneidad en Simultaneidad. Para su realización,
los cuales, con frecuencia, debe actuar: hay una habitación con una pareja Marta Minujín convoca a sesenta personalidades de los medios al auditorio
durmiendo en una cama, un laberinto de espejos donde ventiladores propul- del Instituto Di Tella, donde son filmados, fotografiados y entrevistados antes
san una lluvia continua de papel picado, una sala giratoria que desestabiliza de ocupar el lugar que cada uno tiene reservado frente a un televisor, al que
a su ocupante, una cabeza gigante en cuyo interior una maquilladora ofrece deben mirar al mismo tiempo que escuchan un receptor radial. Once días más
masajes y maquillaje, un pasadizo de tubos de neón, un recinto helado, una ha- tarde, las mismas personas distribuidas en los mismos lugares, ven proyecta-
bitación con “olor a dentista” de la que se sale adivinando un número que debe das en las paredes las fotografías y filmes tomados el primer día y escuchan
marcarse en un enorme dial telefónico. Cerca del inicio del recorrido, al final sus entrevistas en los altoparlantes de la sala, al tiempo que los televisores les
de una escalera, se ubican tres televisores, uno de los cuales está conectado en devuelven las imágenes de la primera jornada y los receptores radiales trans-
circuito cerrado reproduciendo la imagen del visitante. Esta utilización de un miten un programa especial referido al suceso. La invasión audiovisual genera
circuito cerrado en una obra artística es una de las primeras realizadas en el una ambientación extremadamente sensorial, donde se privilegian los aspectos
mundo. Minujín consigue que un canal de televisión le preste la cámara y la físicos de los medios antes que su contenido informativo, su “pura presencia”
incorpora al recorrido como una de sus atracciones, sin saber que está dando antes que su valor comunicacional.20
el puntapié inicial a un grupo de obras que utilizarán la imagen electrónica en Un año más tarde, Minujín presenta una experiencia similar en la Expo ’67 de
los años venideros. Montreal con el nombre de Circuit - Super~Heterodyne, una ambientación bastan-
Ese mismo año, Marta Minujín realiza otra pieza transitable pero de escala te más compleja pero en la que se siguen privilegiando los aspectos sensoriales
menor, El batacazo (1965), que incorpora figuras de neón titilantes, una gran de la imagen y el sonido en la creación de espacios que invaden audiovisual-
variedad de muñecos plásticos y animales vivos. Al siguiente, tras haberse em- mente al espectador. Sin embargo, esta pieza introduce algunas variaciones
papado de la cultura hippie y de las teorías de Marshall McLuham en los Estados significativas. Los participantes son elegidos por una computadora que selec-
Unidos, comienza una serie de obras en las que busca poner de manifiesto la ciona personas con características afines, a partir de encuestas publicadas en
creciente mediatización de la experiencia cotidiana producida por los mass-media, un periódico que los interesados en participar deben completar y remitir a la
a través de ambientes de imágenes tecnológicas que sumergen al espectador. organización del evento. Entre las imágenes que envuelven a los espectadores,
La primera de estas obras, Simultaneidad en Simultaneidad (1966), forma parte algunas introducen datos sobre los participantes, mientras circuitos cerrados
44 de televisión permiten a algunos grupos vigilar el comportamiento de los otros 45
durante el acontecimiento. En esta obra comienza a aparecer un interés por
el valor comunicativo e informacional de la imagen. Al hacer que los grupos
se observen entre sí, Minujín promueve también la posibilidad de una partici-
pación crítica basada en la identificación con el grupo observado – que realiza
las mismas acciones que el grupo observador ha realizado o realizará – y en el
distanciamiento que habilita el medio.
Este mismo año, la artista vuelve a utilizar un circuito cerrado de televisión para
su Minuphone (1967), presentado en la Galería Howard Wise de Nueva York. La
pieza está compuesta por una cabina telefónica que se modifica cuando se dis-
can los números del teléfono. Uno de ellos cambia el color de los cristales, otro
llena la cabina de humo, otro disparaba una cámara fotográfica, otro activa un
circuito cerrado de televisión que transporta la imagen del espectador al piso
de la cabina. El resultado es una suerte de happening individual de un par de Margarita Paksa. Oscar Bony.
minutos de duración.21 500 Watts, 1967 60 metros cuadrados, 1967
En Minucode (Center for Inter-American Relations, Nueva York, 1968), en cam-
bio, Minujín vuelve a fijarse en los comportamientos grupales. Para ello, realiza
cuatro cócteles en diferentes días y con diferentes conjuntos de personas –em- Con una orientación marcadamente diferente, algunos artistas que comienzan
presarios, políticos, gente de la moda, artistas– que registra en celuloide con a incursionar en el conceptualismo dirigen su mirada hacia la imagen cinema-
seis cámaras ocultas. Días más tarde proyecta una selección de diez minutos de tográfica para indagar en sus mecanismos de construcción de sentido y en el
los registros de cada día como una ambientación audiovisual en la línea de las conocimiento derivado de su particular traducción de la realidad.
presentaciones de cine expandido de la época.22 Oscar Bony inicia este camino con cuatro cortometrajes realizados en 1965,
En 1971, Minujín realiza una experiencia similar junto a Eduardo Pla con el que presenta al año siguiente en el auditorio del Instituto Torcuato Di Tella
nombre de Buenos Aires hoy ya!, pero con participantes vernáculos. En lugar de con el nombre de Fuera de las formas del cine. Si bien son exhibidos en una sala
organizar cócteles, un grupo de artistas interviene en fiestas que se realizan en cinematográfica, el artista intenta superar la recepción fílmica tradicional des-
las casas de diferentes personalidades. Tres cámaras registran las acciones de plazando sus propiedades narrativas. Cada película es, en realidad, el resultado
este grupo. Las filmaciones se proyectan posteriormente de manera simultánea de una investigación particular sobre el tiempo que encuentra en el celuloide
en la Escuela Panamericana de Arte, con la intervención en vivo de los mismos su medio más adecuado de realización, aunque al mismo tiempo busque supe-
artistas, que mezclan sus cuerpos con el flujo de las proyecciones. rar su especificidad y restricciones.
Esta introducción de los cuerpos dentro de las imágenes tiene antecedentes En 1967, Bony participa de las Experiencias Visuales del Instituto Torcuato Di Te-
en algunas obras teatrales y coreográficas realizadas en el Instituto Torcuato Di lla con Sesenta metros cuadrados de alambre tejido y su información, una instalación
Tella, donde los escenarios son reemplazados con frecuencia por proyecciones donde la imagen fílmica se desprende claramente de la situación cinematográ-
de filmes o diapositivas que encuadran los cuerpos de actores y bailarines. Esta fica. La obra, formada por la cantidad de alambre tejido mencionada en el títu-
integración se potencia particularmente en Symphonia (1969), de Oscar Araiz, lo dispuesto sobre el piso de una sala y un proyector que exhibe un fragmento
donde los cuerpos de los bailarines son utilizados como pantallas receptoras del mismo alambre sobre la pared, confronta la experiencia sensorial del tejido
de proyecciones cinematográficas que los transforman en espectros danzantes, metálico que el espectador debe pisar para ingresar a la sala con la imagen del
produciendo una conmoción perceptual en el espectador. alambre transformado en información visual, como paso hacia la instauración
Aunque no utiliza imágenes propiamente dichas, no puede dejar de destacarse final de un concepto, objetivo de la experiencia. La imagen es despojada de
la importancia de la instalación 500 Watts, 4.635 KC, 4.5 C (1967), que Marga- todos sus atributos estéticos y transformada en simple representación de la rea-
rita Paksa presenta en las Experiencias Visuales de 1967 del Instituto Torcuato Di lidad; su relación con ésta es tautológica.
Tella. La pieza está compuesta por un haz de luz que impacta sobre una célula La vinculación tautológica del objeto con su información se vuelve metoní-
fotoeléctrica conectada a un sistema sonoro. Cuando el público atraviesa el mica en la obra de Leopoldo Maler, Silencio (Londres, 1971). Aquí, la imagen
trazo lumínico, produce distorsiones en el ambiente que se traducen en una proyectada de una mujer enferma ocupa la cama que una enfermera vigila. La
composición musical interactiva generada en tiempo real. pieza articula una performance con lo que hoy consideraríamos una videoins-
46 47
Luis F. Benedit.
Los primeros pasos hacia la era digital Abejas, 1969
Como sucede en la mayoría de los países del mundo, la historia del arte digital
en la Argentina está atravesada por factores que no son sólo estéticos o cultu- Este ímpetu experimental se continúa ese mismo año en el evento Argentina
rales sino también socioeconómicos. Las dificultades de acceso a las tecnolo- Inter-medios, realizado en el Teatro Ópera de Buenos Aires en adhesión al X
gías más avanzadas en los inicios de la era informática determinan que el arte Congreso Mundial de Arquitectos. En su catálogo, Jorge Glusberg expresa: “En
ligado a las computadoras tenga que esperar hasta tiempos muy recientes – la Argentina Inter-medios el uso de la música electrónica, filmes experimentales,
última década del siglo veinte – para cobrar el impulso definitivo que lo instale poesía, proyecciones, danza, esculturas neumáticas y cinéticas, constituye un
entre las opciones de los artistas contemporáneos argentinos. environment total donde los diferentes estímulos, en un intercambio dinámi-
Por supuesto, existen antecedentes, pioneros, predecesores. Como se mencio- co, ponen los medios al servicio de la percepción audiovisual. Con espectáculos
nó, en 1967 Marta Minujín utiliza una computadora para seleccionar a los par- de este tipo se intenta llamar la atención de especialistas y científicos en dis-
ticipantes de Circuit - Super~Heterodyne, que son agrupados por una flamante ciplinas sociales y al público avisado, para plantear una integración interdisci-
IBM según rasgos característicos comunes. Asimismo, hacia finales de la déca- plinaria que mejore y amplíe el escenario de las inquietudes humanas”.27 Los
da existe en el Instituto Torcuato Di Tella de Buenos Aires un laboratorio de objetivos planteados se distancian de los que impulsan las actividades del GRAV
sonido dotado de tecnología muy sofisticada que produce obras de destacada unos años antes, ya que aquí se apela a los especialistas y al “público avisado”, y
importancia en el campo de la experimentación sonora. no a la gente común. No obstante, persisten las intenciones de impactar con la
Pero los auténticos orígenes de la relación entre arte e informática en nuestro producción artística en el espacio social en su conjunto.
país se producen en 1969, cuando Jorge Glusberg organiza la muestra Arte y Los inconvenientes para acceder a la tecnología informática en los años si-
cibernética en la Galería Bonino de Buenos Aires. Aquí, seis artistas argentinos guientes, sumados al desinterés por la imagen pregonado por los artistas de
(Luis Benedit, Antonio Berni, Ernesto Deira, Eduardo Mac Entyre, Osvaldo finales de los sesenta, desalientan la producción nacional de este tipo de obras
Romberg y Miguel Ángel Vidal) exponen obras realizadas con el auxilio de por algunos años. El fenómeno se produce en medio del auge de las teorías de
una computadora en el Centro de Cálculo de la Escuela ORT, junto a otras de la información y de las propuestas lingüísticas del conceptualismo, que ponen
artistas norteamericanos, ingleses y japoneses. En la propuesta de la exhibi- el énfasis en la elaboración de ideas relegando la producción de imágenes a
ción existe la voluntad concreta de experimentar en el terreno de la reciente un momento secundario de la creación. A todo esto debe agregarse la siempre
imagen computacional, aventurándose en las posibilidades estéticas de una he- urticante relación entre la obra de arte única y la reproducible. La incapacidad
rramienta que en aquel momento es considerada un mero sistema de almace- del mercado artístico para absorber realizaciones repetibles ha sido, y continúa
namiento sofisticado. siendo, un motivo para el desaliento de la creación digital.
54 El paradigma científico en el conceptualismo de los setenta En los Estados Unidos, Jack Burnham estudia las relaciones entre el arte y esta 55
En el programa de fundación del Centro de Arte y Comunicación (CEAC, lue- teoría en su libro Beyond Modern Sculpture. The Effects of Science and Technology on
go CAYC), su mentor, Jorge Glusberg, declara que se trata de una institución the Sculpture of this Century (Más allá de la escultura moderna. Los efectos de la
con vocación interdisciplinaria, cuyo objetivo es promover toda clase de pro- ciencia y la tecnología sobre la escultura de este siglo, 1968),28 donde vaticina
yectos donde “el arte, los medios tecnológicos y los intereses de la comunidad un futuro tecnológico para la creación artística. Pero su prédica se hace aún
se conjuguen en un intercambio eficaz que ponga en evidencia la nueva uni- más influyente cuando ese mismo año publica el ensayo Systems Aesthetics (Esté-
dad del arte, la ciencia y el entorno social en que vivimos”. Desde entonces, las tica de sistemas)29 en las páginas de la revista Artforum.30
actividades del centro apuntan tanto a la producción artística como a la teoría. En julio de 1971, Jorge Glusberg inaugura la exposición Arte de sistemas en el
En sus orígenes, el CAYC se inspira en la organización Experiments in Art and Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Aquí reúne trabajos de autores pro-
Technology (EAT) fundada por Billy Klüver, Fred Waldhauser, Robert Rauschen- venientes de una amplia variedad de países, con el fin de ofrecer un panorama
berg y Robert Withman en 1966, con el objeto de propiciar las relaciones entre internacional de los nuevos senderos del arte. En su comunicación de prensa,31
arte y tecnología a partir del trabajo conjunto de artistas e ingenieros y técnicos se declara: “El arte de sistemas incluye las últimas tendencias del arte de la
de todo tipo. Sin embargo, esa influencia va desdibujándose en las actividades segunda mitad de este siglo. Arte como idea, arte ecológico, arte pobre, arte
efectivas del centro que rápidamente se vuelca hacia el desarrollo y la promo- cibernético, arte de propuestas, arte político, se agruparán bajo el término de
ción de las vertientes conceptuales de la producción local y latinoamericana. arte de sistemas; son las inquietudes aparentemente distintas de diferentes ar-
De todas formas, no son pocas las experiencias inspiradas en la ciencia y la tistas de avanzada que se aprestan a investigar la entrada del hombre en el siglo
tecnología que ven la luz bajo el auspicio de la institución. De hecho, el CAYC XXI, donde el arte – como consecuencia del cambio social y la automatización
favorece particularmente la producción de obras de arte tecnológico y dispone que aumentará el ocio – podrá no llamarse así, pero se convertirá seguramente
de algunos recursos ausentes en otros espacios. Por ejemplo, la presencia de en uno de los ejercicios espirituales básicos de las nuevas comunidades”.
equipamiento de video y de un sistema de circuito cerrado de televisión per- En los años siguientes, muestras similares a ésta aparecen organizadas por el CAYC
manente en sus instalaciones permite que varios creadores experimenten con en todo el mundo. Todas incluyen piezas de arte tecnológico, junto a proyectos,
la imagen electrónica a la par de los desarrollos que se llevan adelante en otras documentación de procesos, declaraciones de los artistas, fotografías, performan-
partes del mundo. ces, videos y obras enmarcadas en la corriente del arte conceptual.
El CAYC es, asimismo, una institución convocante que aglutina a su alrededor En 1972, Glusberg organiza la muestra Hacia un perfil del arte latinoamericano
a una gran cantidad de artistas y teóricos internacionales, que hacen presen- mediante una convocatoria internacional. Consciente de las limitaciones del
taciones en Buenos Aires y en otros eventos organizados por la institución en contexto en el cual trabaja, propone a los artistas que envíen una propuesta
el mundo. También mantiene contactos fluidos con argentinos radicados en gráfica en un formato estandarizado (Normas IRAM 4504/4508) que permita
el exterior incorporándolos a sus actividades. En sus eventos – por lo general, su reproducción posterior a través de procedimientos heliográficos. De esta
grandes exposiciones colectivas – se propicia el diálogo multidisciplinar de los forma, realiza numerosas copias de la exposición que viajan y se exhiben en
creadores locales y de todo el planeta. distintas instituciones del planeta. Aquí, el sistema se traslada a la propia or-
En octubre de 1970, se inaugura la sede definitiva de la institución en la calle Via- ganización de la muestra y la tecnología es el medio que permite su rápida y
monte al 400, con la exposición Nueva Fotografía: USA, organizada por el Museo de económica distribución a lo largo del mundo.
Arte Moderno de Nueva York. Ese mismo año, teóricos invitados dictan numero-
sas conferencias y cursos sobre arte, ciencia y tecnología. En noviembre, el CAYC
organiza la muestra de intervenciones en la Plaza Rubén Darío, Escultura, follaje Arte, ciencia y tecnología en los artistas del CAYC
y ruidos, en coincidencia con la Semana de Buenos Aires, que incluye además un Entre las múltiples visitas internacionales que pasan por el CAYC en los albores
premio otorgado por la empresa de acrílicos Norenplast. de la década de 1970, una deja un rastro singular: es la del director teatral pola-
De manera simultánea, Jorge Glusberg comienza a dar forma a un concepto co Jerzy Grotowski, teórico y fundador del teatro pobre. Inspirado por su trabajo
que es el eje de gran parte de sus exposiciones durante esta década: el arte de de laboratorio, Jorge Glusberg invita a un conjunto de artistas a conformar
sistemas. El término aparece por primera vez en la Argentina en una muestra una agrupación con el fin de investigar nuevas vías de desarrollo de la crea-
realizada en el Museo Emilio Caraffa de Córdoba, De la figuración al arte de sis- ción contemporánea. Así surge el Grupo de los 13, integrado por Jacques Bedel,
temas (1970), con obras de Luis Fernando Benedit, Nicolás García Uriburu y Luis Fernando Benedit, Gregorio Dujovny, Carlos Ginzburg, Jorge Glusberg,
Edgardo Antonio Vigo. Víctor Grippo, Jorge González Mir, Vicente Marotta, Luis Pazos, Alfredo Porti-
Su origen proviene de las ciencias, y más específicamente, de la cibernética. llos, Juan Carlos Romero, Julio Teich y Horacio Zabala. Pocos años después, su
56 57
Víctor Grippo.
Analogía I, 1970
composición se modifica con ingresos y egresos. Finalmente queda constituido Dos años más tarde, Benedit es el primer artista latinoamericano que expone en el
el Grupo CAYC con Bedel, Benedit, Glusberg, Grippo, González Mir, Marotta, Project Room del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Lo hace con las obras Labe-
Pazos, Portillos, y los recién llegados, Leopoldo Maler y Clorindo Testa. rinto para ratones (1972), y Fitotrón (1972), un ambiente hidropónico de acrílico que
Algunos de ellos desarrollan una labor constante de reflexión sobre las múlti- mantiene una colonia de repollos japoneses cultivada sobre roca volcánica. En los
ples relaciones entre arte, ciencia, tecnología y vida. De particular importan- años siguientes realiza laberintos para hormigas, ratones, hámsters y otras especies,
cia en esta línea resultan las obras de Luis Fernando Benedit, Víctor Grippo y antes de volcar su atención sobre el campo y las tareas de la vida rural.
Leopoldo Maler, aun cuando sus motivaciones sean de lo más diversas: desde Víctor Gripo investiga los procesos de generación energética mediante recursos
los estudios del comportamiento animal a los espectáculos performáticos, des- técnicos muy simples. Sus trabajos más conocidos son los que involucran a las pa-
de los procesos de transformación energética a la reflexión tecnológica. pas, el alimento latinoamericano que da de comer al mundo, y que utiliza como
Luis Fernando Benedit investiga el comportamiento animal a través de la pro- metáfora del poder transformador y espiritual contenido en esta región del pla-
ducción de ambientes artificiales. Su obra conjuga proyectos arquitectónicos y neta. Mediante electrodos y sistemas de medición, el artista pone de manifiesto
de ingeniería con el pensamiento científico, para generar instancias donde la la potencia latente en la vida vegetal. Con ellos formula instalaciones que son al
producción de información y conocimiento a partir de la observación es la base mismo tiempo espacios de energía liberada que se proyectan imaginariamente
de la experiencia estética. Sus primeros hábitats para animales se presentan sobre el espectador. Detrás de estas obras se encuentra también una referencia a
en la muestra Microzoo (Galería Rubbers, 1968) y en Materiales, nuevas técnicas, la alquimia y sus esfuerzos por transfigurar el mundo material.
nuevas expresiones (donde exhibe Tuttovetro y los pescados, 1968). A lo largo de En 1971 presenta Analogía I en la exposición Arte de sistemas: cuarenta papas orde-
los setenta, sus ambientes de acrílico, vidrio, y especies animales y vegetales se nadas en una grilla de madera conectadas mediante electrodos a un medidor de
multiplican. En 1970 es seleccionado para representar a la República Argen- voltaje que evidencia la electricidad que circula entre ellas. Al año siguiente realiza
tina en la XXXV Bienal de Venecia, cuyo tema es Arte y Ciencia. Allí presenta su Analogía IV (1972), una mesa con un mantel en blanco y negro que enfrenta dos
Biotrón (1970), una estructura de acrílico que contiene un panal con cuatro mil platos, uno con papas naturales y otro con papas de acrílico con la misma forma.
abejas conectado a los jardines de la bienal a través de una pradera de flores ar- Pero la más memorable es su contribución a la XIV Bienal de San Pablo de
tificiales que supuran néctar. Las abejas podían alimentarse tanto de las flores 1977 (Analogía I, segunda versión), donde exhibe una gran instalación de papas
naturales como de las artificiales. La pieza es el resultado de un experimento dispuestas sobre una mesa con mantel blanco y sobre el piso, interconectadas
científico del que participan también Antonio Bratto (investigador en inteli- por electrodos y cables a un medidor de electricidad. Esta pieza forma parte de
gencia artificial del Conicet), José Núñez (etólogo) y Jorge Glusberg (asesor la presentación del Grupo CAYC que es reconocida con el Premio Itamaraty en
teórico del proyecto). el mencionado evento.
58 En contraposición con la simplicidad de las obras de Grippo, las puestas en escena La consolidación del video como medio 59
de Leopoldo Maler suelen ser espectaculares y recurren a dispositivos tecnológicos La tecnología del video se incorpora a las herramientas artísticas a mediados de la
complejos. En 1969 presenta X-IT en el teatro The Place de Londres, una coreogra- década de 1960, cuando aparecen las primeras cámaras portátiles Sony Portapack.
fía para bailarines y motoelevadores, que se encargan también de ubicar a los espec- Sin embargo, durante la década del setenta, la creación videográfica en nuestro
tadores en sus lugares. Al año siguiente repite la experiencia pero con el agregado país es en general escasa. No hay muchos equipos de grabación en la Argentina y
de esculturas inflables a la escenografía (X-IT 2, 1970). su producción es cara y engorrosa, razones que alejan a los artistas de este medio.
En 1971 realiza Ballet de grúas para el No obstante, Jorge Glusberg promueve la realización de videoarte facilitando
Camden Art Festival de Londres. Aquí, los recursos a los artistas interesados en incursionar en este soporte. De esos vi-
tres acróbatas son desplazados por sen- deos no ha sobrevivido prácticamente ninguno, pero por las descripciones que
das grúas mientras quince bailarines en figuran en los catálogos de las muestras donde fueron presentados puede de-
tierra ejecutan una coreografía en con- ducirse que se tratan más bien de piezas de corte testimonial o documental, no
trapunto con los movimientos mecáni- experimentales. De todas formas, en tanto obras realizadas por artistas,32 son
cos; Maler dirige el conjunto vestido de consideradas dentro de la vertiente del video de creación y presentadas como
director de orquesta y con una batuta. tales en los festivales internacionales. Glusberg es igualmente el promotor de
Este mismo año presenta Silencio (1971) una serie de encuentros internacionales de video realizados en diferentes ciu-
en el Camden Art Center. dades del mundo.33 En ellos se concentra lo mejor de la producción mundial,
Sin abandonar esta vertiente espectacu- los nombres más destacados y las realizaciones más prominentes.
lar, Maler realiza también piezas de tono En la mayoría de estos festivales participa un autor argentino que vive en Nueva
más intimista. En 1974 presenta Home- York y que es protagonista de la videocreación de estos años: Jaime Davidovich.
Leopoldo Maler. naje, una máquina de escribir que lanza Su producción se orienta tanto al video monocanal como a las videoinstalacio-
Ballet de gruas, 1971
fuego desde el carro que porta el papel, nes, es decir, a propuestas que incorporan la imagen electrónica a un ámbito
en conmemoración de un tío periodista espacial que el espectador debe explorar. En la década de 1980, Davidovich se
asesinado en un confuso episodio entre la policía y la guerrilla. Tres años más tarde transforma en un pionero de la televisión de autor con dos programas que se
inaugura la exposición Mortal Issues (1977) en la Whitechapel de Londres, com- emiten en el cable norteamericano: SoHo Television y The Live! Show; el primero
puesta por siete esculturas plásticas con forma humana que respiran y la silueta de está compuesto principalmente por entrevistas a reconocidos artistas; el segun-
un hombre que emite fuego. En Pre-sense (Hayward Gallery, Londres, 1978), exhibe do, es una gran sátira hacia la televisión comercial.
una camilla con un cuerpo inerte cuya cabeza ha sido reemplazada por un televisor A pesar de estos importantes antecedentes, es recién en la década del ochenta
que incorpora el rostro del espectador mediante un circuito cerrado de video. En cuando se desarrolla plenamente la producción en cinta magnética en la Ar-
H2O Hombre (Center for Inter-American Relations, Nueva York, 1977), expone un gentina. La bonanza económica de la “plata dulce” permite la introducción
calco de su cuerpo en hielo que, al derretirse, alimenta una máquina que produce al país de un gran número de cámaras de video portátiles y de fácil uso, que
té para el público. promueven la creación electrónica. Entre los primeros autores se encuentran
En la obra de estos tres artistas, como en la de la mayoría de los de este período, algunos artistas visuales y gran cantidad de realizadores del cine y los medios
el uso de la tecnología va adquiriendo un sentido diferente al otorgado por los interesados en generar una televisión alternativa y de autor. Las puertas de los
precursores de esta corriente. En líneas generales, las connotaciones científicas de canales están cerradas para este tipo de productos, por lo que es el circuito del
sus obras ya no hablan del poder transformador de la tecnología para reformular video uno de los ámbitos preferidos para su exhibición.
la vida de las personas, sino más bien de su articulación como instrumento de pen- Lentamente se configura lo que Graciela Taquini denomina “la generación
samiento. Las visiones utópicas son reemplazadas por los estudios sistemáticos que videasta”.34 Con poca información sobre el videoarte internacional, los reali-
permiten indagar la realidad desde una perspectiva distanciada, enfatizando aspec- zadores locales comienzan a explorar las posibilidades narrativas de la nue-
tos de la producción artística desatendidos por las corrientes empáticas o vitalistas. va tecnología. Las primeras producciones que obtienen reconocimiento son
Con los instrumentos que provee la tecnología, el artista es ahora un escrutador piezas que beben en el lenguaje televisivo para satirizarlo o subvertirlo. Entre
de la realidad, un analista de los sistemas, medios y procesos que la constituyen, un ellas, una de las más sorprendentes y premiadas es The Man of the Week (1988),
exégeta de construcciones discursivas, materiales e ideológicas. Este nuevo rol traza de Boy Olmi y Luis María Hermida, basada en el programa de televisión Yo Fui
el punto final del arco en el que arte y tecnología se confrontan en los treinta años Testigo. Olmi y Hermida crean una sátira desopilante siguiendo los pasos de
que median entre las producciones de los cuarenta y de los setenta. una investigación sobre un hecho absurdo, que nunca termina de dilucidarse a
60 pesar de la continua recopilación de datos, las muchas entrevistas y las supues- 61
tas explicaciones científicas. De este mismo año es Roles, de Graciela Taquini,
una videoperformance en la cual la artista explora temas como el cuerpo, la
memoria y la identidad.
Los ochenta es también la década de otras producciones pioneras: los prime-
ros videoclips, las primeras videoinstalaciones. De igual forma, comienzan a
configurarse espacios y circuitos de exhibición: el Centro Cultural San Martín,
a través de ciclos dedicados a la creación electrónica promovidos por Graciela
Taquini, y posteriormente, el Instituto de Cooperación Iberoamericana, de la
mano de Laura Buccellato y Carlos Trilnick, que en 1989 inicia la muestra Bue-
nos Aires Video, un ámbito central en el panorama del videoarte nacional.
La institucionalización.
Los nuevos realizadores de videoarte
En 1994, Buenos Aires Video se transforma en una muestra competitiva, con pre-
mios en dinero que fomentan la producción. Este incentivo se suma al que
otorgan el Fondo Nacional de las Artes y la Fundación Antorchas, a través de
subsidios para la creación artística y becas para realizar residencias en impor-
tantes instituciones internacionales. Así, los jóvenes realizadores encuentran
Pablo Rodríguez Jauregui. multiplicadas sus vías de producción y las posibilidades de circulación de sus
Capitán Cardozo, 1995
obras. Comienzan a viajar, acumulan becas y trabajos que aumentan su pres-
tigio, y adquieren reconocimiento en el medio. Al mismo tiempo, el Museo
simbólicas, aunque en una obra premiada, Perdido y encontrado (1998), parte Nacional de Bellas Artes comienza su colección de videoarte argentino (1997),
de un episodio real – una catástrofe aérea – para plantear una visión personal y varias instituciones se preocupan por incrementar sus mediatecas con realiza-
sobre los últimos instantes de una vida. ciones en video nacionales. Los artistas más prestigiosos exponen en galerías e
Pablo Rodríguez Jáuregui es uno de los artistas más destacados en el campo incluso llegan a vender sus obras a coleccionistas, aunque este privilegio suele
de la animación en la Argentina. Sus producciones circulan por los festivales estar reservado a los creadores de videoinstalaciones.
de videoarte hasta que ingresa en la televisión. Sus primeras obras son anima- Algunos cambios en los sistemas de realización impactan en los trabajos de es-
ciones en formatos más o menos tradicionales, basadas en historias breves. Al tos años. El uso cada vez más frecuente de la computadora como herramienta
incorporar la digitalización, Jáuregui explora el collage electrónico, apropián- de tratamiento de las imágenes y de edición incrementa las posibilidades creati-
dose de imágenes y fragmentos audiovisuales, con preferencia, de películas y vas, e independiza a los realizadores experimentales del uso de islas de edición
series televisivas de clase B. En su serie Capitán Cardozo (1995) elabora una saga diseñadas para labores más tradicionales (publicidad, televisión, documental),
sobre un par de héroes algo torpes, en la cual se acumulan las citas a los clásicos donde la exploración experimental consume largas horas y gruesas cantidades de
paladines del cine y la TV en clave de humor. dinero. Con una computadora en casa, muchos creadores invertirán más tiempo en
Desde la ciudad de Córdoba, Jorge Castro se abre paso a través de cintas donde su labor, obteniendo mejores resultados a un costo mucho más bajo.
combinaba la manipulación de la imagen electrónica – distorsiones, repeticio- La digitalización del video incentiva un tratamiento más intenso de la imagen y
nes, colorización – con música repetitiva y performance o danza (Instalaciones el sonido, el trabajo simultáneo con diferentes capas audiovisuales, la profundiza-
circulares mercurio, 1994; Tabla esmeralda, 1995). Al volcarse a la imagen digital, ción del montaje vertical, la apropiación de materiales de las más diversas fuentes
sus videos comienzan a aumentar el grado de manipulación hasta casi anular la – registros, películas, televisión, música, fotografías, publicidad, efectos sonoros,
imagen, llegando a los límites de la abstracción. En los Estados Unidos, Castro textos, íconos y señalizaciones diversas, la historia del arte, y un largo etcétera –.
se perfecciona en la elaboración y manipulación de softwares, explorando el No obstante, muchos realizadores mantienen su estilo, e incluso destacan las pro-
tratamiento conjunto de imagen y sonido en tiempo real. piedades de la producción analógica, a veces con un dejo de nostalgia. A media-
Este grupo de artistas es acompañado por un caudal de nuevos realizadores dos de los noventa hay un resurgimiento del interés por el cine Super-8 y algunos
cuya labor toma rumbos diversos. Camilo Ameijeiras, además de realizador, es realizadores lo utilizan como material de base para sus videos.
70 Pero la introducción de la computadora tiene un efecto contradictorio. Si por En la línea del documental de autor no puede dejar de mencionarse a Hernán 71
un lado incentiva la producción independiente, por otro tienta a los artistas a Khourian. Su video Áreas (2000) indaga la vida en el campo con una mirada
explorar sus propias cualidades estéticas, haciendo que muchos abandonen atenta y aparentemente desapasionada, retratando su crudeza y singularidad.
el video para dedicarse de lleno al arte digital, al cd-rom de autor o al net.art Las imágenes, sin tratamiento alguno, en tiempo real y unidas por un montaje
(obras artísticas realizadas para la Internet). Esta vertiente se profundiza hacia directo, enfatizan la potencia de las acciones que registran, sumergiendo al
el final del milenio, aunque no reemplaza por completo a la producción en espectador en las labores cotidianas, por momentos escabrosas, de un grupo
video, ya que ésta posee un circuito de distribución más amplio y aceitado, de personas del ámbito rural.
mientras la producción digital todavía se mantiene algo marginal. Ian Kornfeld pasa fugazmente por el videoarte antes de dedicarse por comple-
Otra particularidad de este período es que muchos realizadores provienen de to a su banda musical, Pornois. En ésta también experimenta con las imágenes
las escuelas de cine y video que se multiplican en Buenos Aires. En varias en- electrónicas que acompañan la música de sus conciertos. Sebastián Ziccarello
señan artistas reconocidos (La Ferla, Fried, Lascano, Groisman, Trilnick) que es el autor de 1.Elipse (2000), un video de alto impacto, que repite sin cesar y
incentivan el acceso experimental al universo audiovisual. Entre las figuras más con pequeñas variaciones la imagen de la represión policial de un joven. Pla-
destacadas de esta extracción se cuentan Gabriela Golder, Andrés Denegri, Se- neada como una experiencia no sólo visual sino casi física – mediante el uso de
bastián Ziccarello, Camilo Ameijeiras, Ian Kornfeld, Gregorio Anchou y Sebas- un sonido irritante a gran volumen – la pieza devela lentamente su contenido,
tián Díaz Morales. En La Plata surge un grupo de autores que no están ligados a creando una sensación angustiante y opresiva que crece a un ritmo constante
una institución, pero que llegan a construir un movimiento local de destacada e irrefrenable.
relevancia: Gastón Duprat, Mario Chierico, Adrián De Rosa, Federico Mércuri. Desde sus primeras incursiones en el videoarte, Gastón Duprat impone su esti-
En Rosario, Gustavo Galuppo sobresale como una figura casi solitaria, si bien lo personal. En ellas, suele trabajar a partir de una excusa argumental mínima,
esa ciudad es cuna de destacados realizadores, como Iván Marino, Pablo Rodrí- con una imagen manipulada pero despojada que a veces termina en abstrac-
guez Jáuregui y Arturo Marinho. ción. Esta síntesis culmina en Camus (1995), un video-minuto basado en un
Gabriela Golder realiza una carrera internacional exitosa, moviéndose con cuento de Albert Camus, en el que un personaje narra el argumento en un
fluidez entre el video monocanal, la videoinstalación y el net.art. Uno de sus estilo desdramatizado mientras se superponen imágenes y textos que refieren
primeros videos, Lettre 1 (1996), presenta imágenes repetitivas de caballos ga- al propio lenguaje del video de manera metatextual. La pieza le concede el
lopando, mientras una voz sensual cuenta la historia de una princesa y un gru- Primer Premio en Buenos Aires Video VIII. Desde entonces profundiza su trabajo
po de caballeros. Tras diversas residencias, su trabajo se diversifica. En 2002, con la imagen electrónica para internarse en producciones de mayor extensión
el video Vacas produce un impacto internacional y gana diversos premios en pero con igual cuidado
festivales del mundo. La pieza está construida mediante la manipulación de formal. Tras asociarse
una famosa noticia apropiada de la televisión: el vuelco de un camión que con Mariano Cohn, reali-
transporta vacas y el subsiguiente espectáculo de un grupo de personas que las za un conjunto de obras
carnea para llevárselas a sus casas. Las tomas están ralentizadas y manipuladas notables, como Circui-
cromáticamente al punto de convertirse en verdaderas imágenes plásticas que to (1996) y Enciclopedia
recuerdan la estética de Goya. En los años siguientes, Golder se vuelca hacia (2000, junto a Adrián De
la investigación de diferentes contextos sociales. En 2006 interviene el Palacio Rosa), entre otras. Du-
de Correos con Reocupación (2006), una impactante videoinstalación basada en prat y Cohn llegan a la
testimonios de personas desocupadas. televisión con el progra-
La obra de Andrés Denegri surge de excusas mínimas, que a veces son narrati- ma Televisión Abierta – de
vas, y otras, formales. Yo estoy aquí, colgado de la ventana (1998) nace de un poe- gran repercusión desde
ma; Cuando vengas vamos a ir a comer a Cantón (2001) parte de una fotografía. la pantalla del Canal 2 –,
Hacia finales de los noventa explora nuevas formas de narrativa documental, elaboran la imagen del
Gastón Duprat
acercándose a lo que se ha dado en conocer como documental de autor, esto es, Camus, 1995 canal MuchMusic – para
un formato que parte del registro de la realidad pero que no se propone como el cual crean separado-
una mirada objetiva sobre el mundo, sino por el contrario, como una visión res, programas y personajes –, y hoy se dedican a la realización cinematográfica.
cargada de subjetividad. En la actualidad, realiza ambiciosas instalaciones con Los antecedentes más evidentes en la obra de Gustavo Galuppo son fílmicos, aun-
películas de Súper-8, 16 mm y 35 mm. que en sus videos crea climas propios que relativizan sus referentes. En El diablo
72 vino a Tucson (1998) construye un escenario opresivo, marcadamente expresionista, de arte –, hacia la década del ochenta cobra cierta autonomía configurando 73
habitado por un muñeco siniestro. En otras producciones, las citas al cine son más lugares específicos para su exhibición. No obstante, sería mejor decir que su
explícitas porque incorpora fragmentos de películas; tal es el caso de Teoría de la de- ubicación está siempre a medio camino entre ambos ámbitos, dependiendo de
riva (2000) y gran parte de su trabajo posterior. Gregorio Anchou realiza cintas con lo que cada uno de ellos le ofrezca.
claras alusiones al cine experimental norteamericano de postguerra; Supositorios de Durante la década del noventa el video adquiere protagonismo en el universo de
LSD (1994), por ejemplo, evidencia una clara admiración por el cine de Kenneth las artes plásticas. Las grandes exposiciones de arte contemporáneo comienzan
Anger. Luego se vuelca a la producción de un cine inmediato y de activismo de gé- a preferirlo por diferentes motivos: por su carácter espectacular, por su lenguaje
nero (Safo, 2003; La peli de Batato, 2011; Heterofobia, 2015). accesible al público general – instruido por el cine y la televisión –, por el interés
Con una línea estética sobria e inmediatamente reconocible, Ricardo Pons ela- de los jóvenes artistas hacia el medio, por su novedad en museos y galerías, por sus
bora un cuerpo de obras que bucea en la identidad argentina, su realidad pe- cada vez más comunes condiciones de exhibición – la generalización de los pro-
riférica, sus ansias de poder y sus sueños inconclusos. Tras un homenaje a la yectores de video, los reproductores de dvd, etc. –, por su aceptación dentro del
perra precursora de los vuelos espaciales (Laika, 1997) y una meditación sobre circuito comercial, por la influencia de los artistas que trabajaron históricamente
el mundo a partir de textos de Baudrillard (Metáfora de un crimen perfecto, 1997), con el medio. Lo cierto es que a comienzos de los noventa, ninguna exposición se
Pons se interna en los conflictos locales con ADN(i) (1999), Sudtopía (2000), considera realmente contemporánea si no incluye alguna pieza en formato elec-
La tierra (2000), y una serie de videos en los que analiza dos grandes proyectos trónico, siendo las videoinstalaciones preferidas por su capacidad para atrapar al
tecnológicos del peronismo – la construcción del avión Pulqui y el desarrollo de espectador en el espacio y el flujo de las imágenes.
energía nuclear – metáforas de una Argentina que intentó sin éxito el camino La Argentina no es indiferente a esta tendencia. Ya en 1990, Jorge Glusberg y
de las potencias mundiales. Laura Buccellato organizan una exposición en el Museo Nacional de Bellas Ar-
Carlos Essman, Rubén Guzmán, el Grupo Fosa y Javier Sobrino son otros protago- tes con el título de Videoarte Internacional, donde presentan diez videoinstalacio-
nistas de este momento entusiasta del videoarte argentino. Essman trabaja a partir nes junto a diversos programas de video monocanal de diferentes lugares del
de la poesía, en alianza con el poeta Daniel G. Helder, desarrollando ingeniosos mundo. Desde entonces, el medio aparece con frecuencia en las exposiciones
contrapuntos entre imagen y palabra, como Poesía espectacular film (1995) y Sardinas locales. En 1993, Daniel Capardi organiza otra gran exhibición de videoarte
(1997). Rubén Guzmán parte de una indagación sobre los soportes de la imagen, en el Museo Emilio Caraffa de Córdoba, que lleva por título El día electrónico,
experimentando con múltiples materiales como base para videos que suelen incluir mientras en Tucumán, Ana Claudia García expone su primera videoinstala-
referencias filosóficas o literarias. El Grupo Fosa trabaja a partir de los registros de ción, Marcar, en 1993.
sus propias performances. Uno de sus integrantes, Javier Sobrino, continúa con una Así, estas producciones se propagan por el circuito artístico nacional. En Bue-
producción propia basada en lenguajes inventados. nos Aires son numerosos los espacios que albergan este tipo de obras: el Insti-
Mención aparte merece un género que se desarrolla con fuerza a partir de 1995, tuto de Cooperación Iberoamericana, la Fundación Banco Patricios, el Casal
con la creación del Festival Internacional de Videodanza. Esta modalidad se inaugura de Catalunya, entre otros. El Centro Cultural Recoleta tiene su gran exhibición
en nuestro país con el Primer Taller de Videodanza para Coreógrafos, dictado por Jorge de arte electrónico en 1998, cuando Ximena Caminos y el autor de estas líneas
Coscia en 1993. De él surgen las primeras producciones del género: Temblor (1993) organizan Arte Siglo XXI.
de Silvina Szperling, Asalto al Patio (1994) de Margarita Bali y El Banquete (1994) de En pocos años, la producción de instalaciones de video se multiplica. En sus
Paula de Luque. primeras manifestaciones, la presencia de este medio se reducía a las pantallas
Margarita Bali es quien continúa con más constancia en esta línea. Sus videos se van de los televisores, que eran los únicos dispositivos que permitían introducir
depurando de la profusión de efectos que caracterizan a los primeros, para llegar imágenes electrónicas en el espacio. Pero hacia 1994 comienzan a aparecer los pro-
a una síntesis perfecta entre danza e imagen en piezas como Agua (1997) y Arena yectores y la imagen electrónica se expande habitando las salas de exposición. Más
(1998). Bali es una de las principales impulsoras, además, de la danza multimedia, en tarde, la multiplicación de las pantallas genera espacios envolventes, ambientacio-
la cual, bailarines en vivo interactúan con imágenes pregrabadas, una tendencia en nes electrónicas en las que el público queda sumergido en el entorno audiovisual.
la que también destaca Susana Szperling. Gustavo Romano es uno de los artistas que más incursiona en este formato. Sus
instalaciones suelen ser dispositivos simples con una imagen prolongada en el
tiempo, como es el caso de Huella (1996), una pantalla suspendida que muestra
El video entre las artes plásticas una huella digital que muta lentamente, o Lighting Piece (2000), que muestra la
La posición histórica del videoarte ha sido siempre ambigua. Si bien comienza imagen de un fósforo encendido que nunca se consume.
en los espacios destinados a las artes visuales – de hecho, nace en una galería Luis Campos, en cambio, utiliza con frecuencia imágenes multiplicadas en di-
74 ferentes monitores. En El ego-sillón videográfico (1994) lo hace para reproducir al 75
extremo la figura del espectador que debe sentarse en un sillón de monitores
que le devuelven su propia imagen. En una instalación posterior en la Galería
Filo, un conjunto de televisores muestran la imagen de un hombre corriendo
varias veces repetida como homenaje a la fotografía de Eaedweard Muybridge.
Marta Ares se ocupa especialmente por el contexto en el que se exhiben sus vi-
deos. En una de las versiones de Entonces, la piel se derrama… (1995), muestra la
pieza en monitores ubicados frente a colchonetas rellenas de parafina; en Corporal
dilación (1994), el espectador debe acostarse sobre un piso metálico para ver un
video proyectado sobre el techo de la sala. En otras ocasiones, Ares interviene los
televisores donde se emiten sus obras con piedras de colores y telas.
Silvia Rivas utiliza la imagen electrónica para plasmar percepciones respecto
al tiempo. Sus investigaciones llegan a un punto cumbre cuando presenta una
mega-muestra con diversas videoinstalaciones en la Sala Cronopios del Centro
Cultural Recoleta (Notas sobre el tiempo, 2001), probablemente la mayor muestra
individual en este formato realizada en la Argentina en esta época. El grupo Ar
Detroy exhibe también algunos trabajos monumentales en estos años, como El
reflejo de lo invisible (1998) y Un acto de intensidad (1999), dos videoinstalaciones
en cinco pantallas gigantes basadas en performances, que son presentadas en
el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
A finales de los noventa, una gran cantidad de artistas plásticos se vuelcan a
la producción electrónica. Entre ellos se encuentran: Andrea Juan, Gabriela
Francone, Mara Facchin, Karina Peisajovich, Augusto Zanela, Matilde Marín,
Liliana Porter y Alicia Herrero, por sólo mencionar algunos.
HACIA UNA GENEALOGÍA Cada nuevo relato multiplica – o debería multiplicar – las perspectivas, hipóte-
CAPÍTULO 1 / 03
sis e interpretaciones, cada nuevo contexto de recepción establece un desafío
DEL VIDEOARTE ARGENTINO semántico y narrativo; que espero poder asumir en las páginas que siguen. Si
bien ya he emprendido esta misma tarea en otras oportunidades,2 la historia
del videoarte en la Argentina, tal como la percibo hoy, se inserta en un contex-
to sociocultural más amplio del que he descrito en otras oportunidades. Esta
nueva aproximación se orienta hacia ese contexto.
RODRIGO ALONSO
que transforman la escena teatral, con obras de carácter experimental que al mis-
mo tiempo reflexionan sobre la vida urbana y su creciente aburguesamiento.
En el ámbito de las artes visuales la situación es similar. En un lapso muy breve
los artistas asimilan las principales estéticas de la posguerra. Entre ellas, algu-
nas vertientes científico-tecnológicas, como el op art y el cinetismo, gozan de
particular aceptación5. Happenings y performances desplazan el interés desde
los objetos artísticos a las acciones y los procesos. En un clima de euforia gene-
ralizada se declara la muerte de la pintura6 y se apuesta a un arte identificado
con la vida.
82 Este movimiento se produce en un marco institucional muy particular. Su epicen- 83
tro es el Instituto Di Tella, un organismo dedicado a la producción artística y la
investigación social, financiado por una industria argentina (Siam - Di Tella) con
el aporte de fundaciones extranjeras, principalmente norteamericanas7.
El Instituto Di Tella es el principal impulsor del discurso modernizador en el
campo de las artes y uno de los mayores promotores del diálogo entre la pro-
ducción artística local y la mundial. Organiza un premio internacional en el
que participan los artistas más destacados del momento – Jasper Johns, Robert
Rauschenberg, Pierre Alechinsky, Arman, Kenneth Noland, Takis, Frank Stella,
entre muchos otros – junto a los creadores locales, cuyo jurado está compuesto
por teóricos influyentes – Clement Greenberg, Giulio Carlo Argan, Pierre Res-
tany, Lawrence Alloway, etc. –. El premio no sólo lleva a Buenos Aires lo mejor
del arte planetario, sino que premia a los artistas nacionales con becas de per-
feccionamiento en Europa y los Estados Unidos. De esta forma, promueve el
contacto de éstos con la escena internacional, un hecho que va a modificar sus
carreras y su concepción de la práctica artística.
Por otra parte, el Instituto Di Tella posee unas instalaciones equipadas con la
última tecnología. Su laboratorio de investigaciones musicales es uno de los
más avanzados de América Latina, e incluye los dispositivos electrónicos más
recientes. Lo mismo sucede con su sala de espectáculos donde con frecuencia
las escenografías son reemplazadas por proyecciones fijas y en movimiento.
En este contexto tan singular, se producen las primeras manifestaciones del
Marta Minujin, Rubén Santantonín.
videoarte argentino. Como sucede en el resto del globo, esas experiencias son La Menesunda, 1965
anteriores a la disponibilidad de la tecnología de video. Son, más bien, inves-
tigaciones con las imágenes electrónicas, que dan cuenta del interés que éstas La propagación de la televisión es vista por los artistas con euforia y recelo. Por una
despiertan como pregoneras de un nuevo arte. parte, saludan su novedad tecnológica, su potencialidad artística y su capacidad para
insertarse en la cotidianidad de la gente, en un momento en que el arte busca identifi-
carse con la vida. Pero al mismo tiempo, desconfían de sus intenciones sociales, de los
La imagen electrónica, entre la utopía social y grupos políticos detrás de su desarrollo y promoción, de su capacidad para manipular
la utopía de los medios informaciones, opiniones y realidades. El auge de la televisión, y de los medios masi-
La imagen electrónica, como realidad técnica y estética, es anterior a la tecno- vos de comunicación en general, se produce en un clima social atravesado por discur-
logía del video con la que se la identifica en el terreno artístico. Desde las déca- sos políticos cruzados, entre la globalización mediática – entendida, con frecuencia,
das de 1920 y 1930, las primeras experiencias televisivas le dan vida, inauguran- como un avance imperialista – y la utopía independentista alimentada por el reciente
do un ámbito propicio para la creación plástica. Sin embargo, su cooptación triunfo de la revolución cubana. En la Argentina, como en gran parte de América
por parte del aparato comercial y la industria de los medios de comunicación Latina, la introducción de la televisión no fue un acontecimiento inocuo. Tampoco lo
determina que las primeras investigaciones estéticas con tal imagen aparezcan fue, como podía esperarse, su ingreso al circuito artístico.
mucho tiempo después, y se generalicen definitivamente con la aparición de Según Andrea Giunta, “Es posible pensar muchos de los acontecimientos del
los dispositivos de video portátiles. sesenta a partir de dos series que irán configurándose como antagónicas: un
En la Argentina, luego de varios años de transmisiones experimentales, la tele- discurso modernizador y un discurso político. En ambos es radical la definición
visión nace oficialmente en 1951, el día de los festejos de la revolución popular por el futuro: por un lado, el esfuerzo por delinear una utopía tecnológica y
que había llevado al poder al general Juan Domingo Perón seis años antes. universalista y, enfrentada, una utopía socialista inscripta en la epopeya latinoa-
Pero el medio no adquiere protagonismo hasta la década siguiente, cuando los mericana”.8 Si bien Giunta llama “política” a la segunda opción, la primera no
receptores comienzan a generalizarse en los hogares y las empresas vislumbran lo es menos, y por momentos la barrera entre uno y otro discurso no será tan
su poder de difusión. clara como parece desprenderse de la cita.
84 85
Las obras pioneras del videoarte en la Argentina tienen a la televisión como donde se los maquillaba, o a otra, espejada e invadida por papel picado impul-
protagonista. Pero su estatuto es siempre ambiguo: a veces parece un instru- sado por ventiladores, para desembocar en una cámara frigorífica de la que
mento revolucionario; otras, un medio sospechoso y manipulador. sólo se podía salir tras descubrir el número que debía marcarse en un disco
La primera obra artística que incorpora la imagen electrónica televisiva es La telefónico gigante.
menesunda, una instalación-ambientación-recorrido laberíntico realizada por Rodeada por la publicidad y el escándalo, La menesunda fue la obra más exitosa
Marta Minujín y Rubén Santantonín en el Instituto Di Tella, en 1965.9 Minujín del Instituto Di Tella, y probablemente, de toda la historia del arte argentino.
ya había utilizado el medio un año antes, cuando realiza un happening en los La gente se agolpaba para ingresar, y por primera vez un público no especializa-
estudios del Canal 7 de televisión (Cabalgata, 1964). Durante la emisión de do asistía a una institución artística de vanguardia. Se cumplía, de esta forma, el
un programa, la artista irrumpe con un camión lleno de colchones, pollos y objetivo fundamental de la pieza: trascender los límites institucionales, integrar
pintura, una banda de rock atada con cinta adhesiva, y un grupo de hombres el arte a la vida. La televisión formaba parte de este inusual acontecimiento des-
musculosos que rompen globos entre los asistentes. Este delirio performático- de un lugar extraño al habitual, como un dispositivo capaz de desprenderse de
audiovisual es transmitido en vivo a todos los televidentes, en lo que constituye su funcionalismo mercantil para proporcionar una experiencia vital atípica. Si
la primera intervención artística realizada específicamente para la televisión bien este desplazamiento no se realiza desde ningún posicionamiento político
argentina. específico, no oculta cierta esperanza – acaso ingenua – en la posibilidad de
La menesunda proponía una travesía por ambientes y situaciones inesperados desviar al medio hacia fines menos privados, utilitarios, y más públicos. Con-
donde el público era en gran medida el protagonista. Tras atravesar un pasillo forma, en definitiva, una cierta utopía de los medios de comunicación que se
circundado por luces de neón, los visitantes se encontraban con un conjunto repetirá en otras áreas culturales, de la mano de artistas que reclaman su apro-
de televisores donde podían ver su propia imagen junto a la transmisión tele- piación con el fin de abrir nuevos canales expresivos o sacudir conciencias10.
visiva simultánea; de esta manera, pasaban a formar parte del flujo audiovisual Al año siguiente, Marta Minujín emprende una ambientación tecnológica aún
de los medios de comunicación. La experiencia era sorprendente, pero sólo más ambiciosa, centrada exclusivamente en los medios de comunicación. La
la primera de otras no menos inusuales, en las que los espectadores (¿o los pieza forma parte de un happening internacional planeado junto a Allan Ka-
usuarios?) ingresaban a una habitación con sus paredes en movimiento, a otra prow y Wolf Vostell (Three Country Happening, 1966). Según el proyecto origi-
86 nal, cada artista diseñaría un happening y las tres propuestas se realizarían imágenes electrónicas. El programa fue archivado por la emisora de televisión en 87
simultáneamente en Berlín, Buenos Aires y New York. Sin embargo, debido a cinta de video13, por lo cual esta pequeña intervención pública de diez minutos de
la complejidad tecnológica planteada por el proyecto de Minujín, ni Kaprow duración se constituyó en el primer videoarte (monocanal) argentino. Su repercu-
ni Vostell cumplieron con el plan original; sólo la artista argentina lo hizo11. sión fue enorme, porque no sólo alcanzó a los participantes del evento en sus casas
El acontecimiento ideado por Minujín se llamó Simultaneidad en simultaneidad o en el Instituto Di Tella, sino también, a todos los que ese día y horario estaban
(1966). Constaba de dos partes: una de ellas se llevó a cabo en las casas de per- sintonizando el Canal 13 de televisión – que sin dudas fueron muchos, ya que no
sonas previamente seleccionadas, la otra tuvo lugar en el auditorio del Instituto existía la televisión por cable – o las radioemisoras Excelsior y Libertad, aun si no
Di Tella; la primera alcanzaba al espectador en su ámbito privado, la segunda, estaban al tanto de la pieza (aunque muchos de ellos lo estaban, ya que hubo una
en un espacio público. En realidad, ambas partes comprometían la privacidad extensa difusión previa en medios gráficos).
y la publicidad, reflexionando sobre la capacidad que poseen los medios de Minujín estaba fascinada con las teorías de Marshall McLuhan. Como él, creía que
comunicación para disolver esa diferenciación. Así como la señal televisiva o la aparición de los mass media transformaba radicalmente el mundo y su percepción.
radiofónica atraviesan las paredes que separan la interioridad de la vida social, Los nuevos medios abrían otra etapa de la humanidad y era deber de los artistas
las acciones diseñadas por Minujín creaban una experiencia que derribaba investigar sus implicancias estéticas, sociales y políticas. Esto se desprende de varias
fronteras, incluidas, otra vez, las de la institución artística. notas preliminares al proyecto. En una de ellas, la artista asegura, “Siguiendo los
Para Invasión instantánea, la artista había contactado a un grupo de personas que dictados de la electrónica, que es sinónimo de simultaneidad, los artistas usamos
vivían solas, que poseían un televisor, un teléfono y un receptor radial, y que se las propiedades de los medios instalándonos en ellos como audiencia creadora y
comprometían a estar en sus casas el día 24 de octubre a la medianoche, el mo- no como productores de trabajo. Se trata de señalar al consumidor un cambio
mento elegido para el acontecimiento. Previamente, estos participantes habían sido de ambientación, a la cual permanece indiferente. Rodeado de un poder co-
fotografiados y filmados. Con este material, más el obtenido en el Instituto Di Tella mercializado – gobierno, arte, educación –, el espectador se siente ignorante-
(ver más adelante), Marta Minujín elaboró un programa televisivo de diez minutos mente empujado y sin defensas. Esto sucede porque vive en una ambientación
de duración que salió al aire el día de la “invasión”. El sonido era intermitente, ya construida por una tecnología de transición [...] La ambientación producida
que debía ser completado por dos emisiones radiales que se difundían de manera por la televisión, que reemplaza al libro como medio central de la cultura, es
simultánea desde dos transmisoras públicas. Desde la imagen, la artista daba instruc- instantánea y envolvente, ejercita nuestros sentidos y nos unifica como audien-
ciones a los espectadores para que cambiaran el dial de su radio con el fin de com- cia, cosa que el lector solitario nunca consiguió. Ejercitando el gusto es como
pletar la transmisión televisiva. La jornada de la invasión, los participantes vieron en participamos de esto; todo se reduce a una presentación inmediata, y no a la
sus televisores sus propias imágenes. Al mismo tiempo, recibieron llamados telefóni- interpretación de un contenido como antes [...] Ambientación es el grupo de
cos y telegramas que les decían “Usted es un creador”, “Mire a su alrededor”. Todo condiciones a las cuales estamos habituados; medio es cualquier extensión del
duró apenas diez minutos, lo suficiente para sacudirlos de su recepción habitual. hombre que desarrolle sus sentidos y facultades. Cada nuevo medio constituye
En el Instituto Di Tella se produjo un evento similar, aunque de proporciones más una nueva ambientación [...] Señalar el cambio de ambientación y posibilitar
públicas (Simultaneidad envolvente). El día 13 de octubre, sesenta personalidades de nuevas extensiones es lo que nos proponemos con este suceso”.14 La declara-
los medios de comunicación fueron invitadas a asistir al auditorio del centro de ción trasunta un optimismo tecnológico pero que no es indiferente a sus im-
arte para participar de la experiencia. Los invitados ingresaban individualmente a plicancias sociales. Utopía y posicionamiento crítico coinciden en esta y otras
la sala, mientras eran filmados, fotografiados y entrevistados. A cada uno se lo piezas tecnológicas de la autora.
proveía de una radio y se lo invitaba a sentarse frente a un televisor encendido. Al año siguiente, Marta Minujín participa de la legendaria Expo 67, que se rea-
Esta fue, sin embargo, sólo una jornada preparatoria. El 24 de octubre a la me- liza en Montreal. En esta ocasión, redobla la apuesta construyendo una am-
dianoche, las mismas personas fueron invitadas a concurrir al mismo espacio bientación tecnológica mucho más compleja, en la cual vuelven a confluir las
con la misma vestimenta que habían usado la jornada anterior12. Pero esta vez, imágenes electrónicas, los mass media, la simultaneidad, la sensorialidad técnica
vieron sus imágenes proyectadas en las paredes del auditorio y escucharon sus y la información, lo público y lo privado. Para seleccionar a los participantes
entrevistas en los altavoces. Luego, al sentarse frente a los televisores con el re- de Circuit (Super-Heterodyne), Minujín publica un cuestionario en un periódi-
ceptor radial en sus oídos, asistieron al mismo programa que los “invadidos” en co local, solicitando ciertos datos personales – características físicas, actitudes,
sus hogares, que también incorporaba sus imágenes y entrevistas sonoras. Esta orientación sexual, etc. – a quienes quisieran formar parte del evento. Una
etapa también duró diez minutos. Luego, cada participante se retiró a su hogar. computadora arma tres grupos de personas por la afinidad en sus respuestas, y
Las imágenes tomadas el primer día fueron registradas en material fílmico. Pero éstos participan de diferentes situaciones interconectados a través de recepto-
al ser transmitidas por televisión, actuaron sobre los participantes del evento como res de radio y un circuito cerrado de televisión.
88 Una de las instancias de la pieza involucra a ocho estaciones de trabajo confor- tidos que puede explorarse como aportación de las nuevas tecnologías al mundo 89
madas por espejos, televisores, teléfonos, proyecciones y cámaras en circuito del arte.
cerrado de televisión. Los participantes podían verse a sí mismos en los espejos, David Lamelas sigue esta vía cuando realiza Situación de tiempo (1967). La pieza
y a sí mismos y a los demás en los televisores y las proyecciones. También podían está conformada por diecisiete televisores encendidos, sintonizados en un ca-
intercomunicarse mediante los teléfonos, y recibían información sobre el res- nal sin programación, que transmiten su luminosidad palpitante hacia la sala
to de los grupos por altavoces. En otro sector, cuarenta televisores mostraban vacía en la que están emplazados. El ruido electrónico constante elimina las
diferentes programas de televisión e informaciones de los grupos, circundados referencias temporales hasta inducir un continuum perceptivo; el espectador
por tres pantallas gigantes con una proyección del filme El Ciudadano Kane, debe abismarse en él hasta olvidar sus ritmos mundanos. Así lo solicitaba un
imágenes del evento que se estaba llevando a cabo en ese mismo momento y cartel incluido en la sala: “El contemplador deberá permanecer las ocho ho-
una serie televisiva. Otro grupo permanecía afuera del lugar recibiendo infor- ras que la exposición está abierta para participar activamente en su tiempo.
mación por radio y proveyendo imágenes a través de fotografías polaroid, que También le deberá interesar el recorrido desde una pantalla a la otra, siendo
se proyectaban inmediatamente en las pantallas del interior junto a imágenes iguales y a la vez distintas”.
de personalidades mediáticas. La instalación continúa las investigaciones espaciales y lumínicas del artista16,
En esta ambientación, las tecnologías de la comunicación conforman un ver- pero introduce una referencia tecnológica específica que repercute, al mismo
dadero hábitat. Los participantes pueden percibir tanto su incidencia en la tiempo, sobre el espectador y la institución. Por una parte, utiliza aparatos del
construcción de un entorno atravesado por la información como su aportación entorno cotidiano del público, elementos inmediatamente reconocibles que,
a una nueva sensorialidad, en la cual imágenes, sonidos, luces, ruido de trans- sin embargo, adquieren un carácter extrañado y cierta estatura escultórica; por
misión, electrónica, texto y toda la parafernalia tecnológica colaboran en la otra parte, se articula de manera singular con el espacio donde está emplazada
composición de una partitura audiovisual inédita. La pieza explora incipiente- – el Instituto Di Tella – ya que utiliza televisores producidos por las industrias
mente otros tópicos claves en la producción electrónica subsiguiente, como la patrocinadoras del lugar. Según lo declara el artista: “Utilicé diecisiete aparatos
interactividad, la telepresencia, la vigilancia, la creación en red, las interfaces, de televisión de las industrias Di Tella. Así, establecía una conexión entre Di
el acontecimiento multimedia. Tella como institución de arte y Di Tella como institución tecnológica e indus-
trial. Mucha gente no se daba cuenta de que estaba uniendo las dos cosas. El
Instituto Di Tella mostraba como arte un conjunto de aparatos de televisión
De la sensorialidad producidos por su propia industria”.17
al concepto En un ensayo sobre la obra de este artista, Benjamin Buchloh señala las impli-
Desde el punto de vista de los creado- cancias políticas de ese hecho: “En un gesto de autorreflexión aparentemente
res y promotores de los media, la pren- neutral, Lamelas colapsó con ingenio la contribución tecnológica del patroci-
sa, la radio, la televisión, los ordena- nador corporativo, generando una reflexión crítica sobre los cambios estructu-
dores, son fundamentalmente medios rales en las instituciones culturales de la esfera pública. Esta condición aportó
de comunicación e información, vehí- una evidencia escalofriante del hecho de que la asimilación «escultórica» de la
culos de mensajes que circulan de un tecnología de los medios estaba inextricablemente ligada a una transformación
punto a otro – aunque con frecuencia fundamental de la economía social de la cultura: que sus funciones públicas
sea desde un único punto hacia los de- y relativamente autónomas garantizadas tradicionalmente, sus instituciones y
más, como lo señaló en su momento espacios de exhibición, serían reestructurados finalmente por la organización
Bertolt Brecht15 –. Pero para los artis- económica del capitalismo corporativo, cuyos modelos tecnológicos habían determi-
tas, los media introducen también nue- nado ya la morfología de la producción cultural. En su análisis profético de la
vos tipos de sensorialidades y tempo- fusión inextricable del objeto tecnológico y cultural por un lado, y de la fusión
ralidades, formas inéditas de abordar de los principios de la organización sociopolítica y económica con los sistemas
las imágenes y los sonidos, un campo de apoyo institucionales de la cultura, por el otro, Situación de tiempo anticipó
de exploraciones estéticas que se pre- la transición futura (hoy completamente cristalizada) de una cultura situada y
siente vasto y prometedor. Más allá de mantenida dentro de la autonomía relativa de las instituciones de la esfera pú-
David Lamelas los contenidos informativos, hay un es- blica burguesa, a la era de la cultura, el patrocinio y el control corporativos”.18
Situación de tiempo, 1967 pacio abierto a la percepción y los sen- De esta forma, Situación de tiempo se sitúa a medio camino entre la exploración
90 ra de la construcción, la artista diseña un conjunto de actividades para que los 91
espectadores desarrollen sus capacidades lúdicas y creativas. La travesía se ini-
cia con un gran telón plástico sobre el que se proyectan diapositivas de la cons-
trucción del túnel. Los visitantes (¿usuarios?) deben pasar a través de él para
ingresar a la ambientación; lo hacen a través de una serie de cortes verticales
que seccionan el telón para permitir la entrada. De esta forma, atraviesan lite-
ralmente las imágenes y se compenetran con el acontecimiento que da origen a
la experiencia que están a punto de disfrutar. Tras recorrer diferentes ámbitos
que reclaman su participación llegan a la zona tecnológica. Allí se encuentran
con quince televisores en circuito cerrado que muestran lo que sucede en las
diferentes etapas de la ambientación. De esta forma, contemplan acciones si-
milares a las que habían realizado momentos antes o a las que están a punto de
realizar. Esta zona les permite reflexionar sobre sus propios actos, conformar
una noción general de la propuesta y apreciar su potencialidad creativa a la
hora de erigir una experiencia, diferente pero afín a la que había dado por
resultado el túnel interprovincial20.
Dos años más tarde, Lublin presenta Dentro y fuera del museo (1971) en el Mu-
seo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile. Aquí confronta el espacio
institucional y el social, los acontecimientos artísticos, científicos y políticos,
Lea Lublin. proyectando fuera del museo documentales sobre el circuito del arte y llenan-
Fluvio Subtunal, 1969 do sus salas con información sobre los principales sucesos sociales, científicos
y políticos del siglo veinte. Esta pieza inicia su preocupación eminentemente
formal de los media y un conceptualismo orientado a la crítica institucional, analítica de los años siguientes, orientada hacia la evaluación y crítica de los
entre la voluntad por indagar las propiedades estéticas de la tecnología y un circuitos institucionales, los actores y los protagonistas del mundo artístico.
cierto escepticismo que se resiste a considerarlas sin la debida contextualiza- Esta línea de investigación la llevará a trabajar frecuentemente con reportajes
ción. Al respecto, señala Buchloh: “Es importante advertir que la adopción de y entrevistas en video, que van conformando lo que la artista denomina un
las epistemes de las racionalidades científica y tecnológica por parte de Lame- archivo viviente, registro histórico de las concepciones, opiniones, ideas e ideo-
las no era en modo alguno la continuidad de las aspiraciones de un momento logías que artistas, críticos, galeristas, historiadores y gestores sustentan en cada
anterior, futurista, cuando la fusión de la tecnología y la ideología vanguardista momento sobre el arte y su circuito. Este trabajo comienza en 1974 y continúa
había asaltado a la cultura burguesa, desafiando la experiencia histórica y abo- hasta el fallecimiento de la artista. Lublin pone en funcionamiento su archivo
liendo las dimensiones mnemónicas de la cultura [...] (así, puede constatarse) en progreso en la instalación Discurso sobre el arte, arqueología de lo vivido (1974),
el grado en que la obra de Lamelas de finales de los años sesenta – que repre- en la cual el espectador se encuentra consigo mismo capturado por un circuito
senta esta integración de lo estético y lo tecnológico, la fusión de la esferas cerrado de televisión, junto a monitores en los que artistas, críticos y dealers
públicas y corporativa – transformó el optimismo mediático de los años veinte responden a preguntas sobre la obra de la artista argentina21.
(o el mcluhanismo de finales de los sesenta) en una posición profundamente
pesimista, sino [...] francamente crítica”.19
Esa perspectiva analítica y crítica fue compartida en diferentes grados por otros El video como medio de investigación
artistas contemporáneos. Entre ellos, Lea Lublin realiza el mismo recorrido Hacia finales de la década de 1960, se produce un cambio de orientación en
desde la utilización de la tecnología para la construcción de una experiencia la utilización del audiovisual electrónico. Las primeras exploraciones forma-
estética sensorial hacia su articulación con los contextos sociales e instituciona- les, focalizadas en las innovaciones técnicas, sensoriales y perceptivas de los
les específicos. medios, dan paso a un interés por la información y el documento. Múltiples
Lublin utiliza la imagen electrónica por primera vez en Fluvio Subtunal (1969), factores confluyen para que esto suceda. Por un lado, hay una clara influencia
una ambientación-recorrido realizada con motivo de la inauguración de un tú- del conceptualismo que se desarrolla en la Argentina de manera paralela a
nel subfluvial que conecta a dos provincias argentinas. Valiéndose de la metáfo- las principales capitales del mundo22. Con su énfasis sobre el concepto y las
92 investigaciones analíticas, esta corrien- permanecen en el país se nuclean pre- 93
te induce una utilización del video ferentemente alrededor del Centro de
orientada a resaltar sus propiedades Arte y Comunicación (CAYC), dirigido
informativas y su capacidad para abor- por Jorge Glusberg, una institución que
dar y captar la realidad, en vistas a una busca prolongar la energía creativa y
reflexión sobre sus fundamentos y me- vanguardista de su antecesora. El CAYC
canismos. El desarrollo paralelo de di- cuenta con equipos de producción de
ferentes teorías en estos años también video y fomenta la creación electrónica,
tiene sus consecuencias. La influencia no sólo con el préstamo de tecnología
de los estudios sociológicos, psicológi- sino principalmente a través de la or-
cos, semiológicos y estructuralistas, en ganización de una serie de Encuentros
general, da vida a exploraciones estéti- Internacionales de Video, que se llevan
cas como el arte sociológico y el arte de sis- a cabo en destacadas instituciones artís-
temas, que encuentran eco en algunos ticas del mundo entre 1974 y 197826.
artistas argentinos23. A todo esto debe Entre los artistas emigrados, se desta-
Grupo Frontera. sumarse la creciente politización del ca la obra de Jaime Davidovich, quien Jaime Davidovich
Especta, 1969
circuito artístico, que por un lado pro- llega a Nueva York con los auspicios con su colección de televisores
mueve el contacto más estrecho con la de Jorge Romero Brest, el director de
realidad y sus fundamentos ideológicos, y por otro, desprecia y denuncia las artes visuales del Instituto Di Tella. En los Estados Unidos, Davidovich forma
meras preocupaciones estéticas y formales24. parte de Experiments in Art and Technology (EAT), la organización fundada por
Una obra clave señala este cambio de orientación en el tránsito hacia la década Robert Rauschenberg y Billy Klüver, mientras emprende una obra personal y
de los setentas. Se trata de Especta, un proyecto del Grupo Frontera realizado en eminentemente conceptual27. Sus primeros videos están basados en la obser-
el Instituto Di Tella en 1969. La obra consiste, básicamente, en un miniestudio vación o en acciones que producen imágenes casi constantes, extendidas en
de televisión con seis televisores en su exterior. Los espectadores ingresan de el tiempo, de fuerte vocación minimalista. Road (1972), por ejemplo, muestra
a uno y son grabados en video mientras responden algunas preguntas. Al salir, un traveling continuo a lo largo de las líneas de división de una calle; Baseboard
sus respuestas son transmitidas en los televisores, junto a las imágenes del pú- (1975) exhibe un recorrido cerrado a lo largo del zócalo de una habitación
blico que observa las respuestas, captadas por una cámara en circuito cerrado. que sólo al final se abre para poner en evidencia el contexto. Esta pieza tiene
El acento de la experiencia está puesto en la generación de la información y una versión en formato de video instalación: aquí, un televisor ubicado frente
su posterior recepción. Pero a diferencia de lo que sucede con los mass media, al zócalo de una habitación reproduce el video mencionado, generando una
donde todo el proceso es más bien anónimo, aquí, tanto el productor de la tensión visual entre el zócalo real y su imagen móvil. Al final, cuando se abre la
información como el público adquieren protagonismo. Al mismo tiempo, se imagen, el televisor instalado en la sala aparece dentro del video, provocando
exhibe un modelo alternativo de producción televisiva, una microtelevisión25, al una nueva tensión. Paralelamente a esta producción de marcado carácter con-
margen de las corporaciones; un dispositivo con posibilidades sociales y comu- ceptual, Davidovich realiza un conjunto de videos con un sesgo más político,
nitarias. Finalmente, hay también una reflexión sobre el lugar de los medios centrados en la situación y la cultura argentinas. En La patria vacía (1975), por
en el tránsito entre lo privado y lo público, y un llamado a pensar las frágiles ejemplo, indaga la vida de los inmigrantes argentinos en los Estados Unidos,
fronteras que dividen la interioridad de la exterioridad en el mundo de la cir- en los momentos previos a la dictadura más cruel que iba a sufrir su país natal.
culación informativa. Especta se presenta al año siguiente en la influyente ex- Hacia finales de la década del setenta, Davidovich emprende dos proyectos de
posición Information, realizada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, televisión de autor en los que deconstruye la producción televisiva a través de la
una de las exhibiciones claves en la historia del conceptualismo internacional. ironía y el humor. Disconforme con el creciente aislamiento del videoarte den-
A lo largo de la década de 1970, el video realizado por artistas argentinos toma tro del espacio protegido de los museos, se propone acceder a una audiencia
diferentes rumbos. En muchos casos, es producido fuera del país por artistas que no especializada a través de canales de acceso público. Pero en lugar de transfe-
emigran hacia sitios con mejores perspectivas de producción tras el cierre del Ins- rir su producción electrónica a la televisión sin más – lo que hubiera resultado
tituto Di Tella, o debido al clima político en la Argentina, donde las dictaduras mi- en un evidente fracaso – se propone investigar un tipo de formato que pudiera
litares se instalan definitivamente desde mediados de la década. Los artistas que difundirse por ella sin dejar de ser crítico del propio medio a través del cual se
94 propaga. Así es como emprende SoHo Television y The Live Show!, dos propuestas 95
diferentes pero con el mismo fin de producir una alternativa a la televisión co-
mercial desde las posibilidades de la creación artística electrónica28.
Por aquella misma época, David Lamelas produce The Hand (1976), su primer
video, con la idea de emitirlo por la televisión pública de Halifax, Canadá29. En
él, analiza y satiriza al medio televisivo a través de un noticiero donde se mez-
clan realidad y ficción. Como venía haciendo con el cine30, explora las formas
de construcción narrativa de los medios y su dudosa relación con aquello que
mediatizan, incorporando ciertas dosis de humor no exentas de un evidente
tono político. En The Hand hay constantes referencias a la censura, mientras
en su próximo video, The Dictator (1976), las alusiones a la situación política
argentina son ineludibles.
En la Argentina, el videoarte florece alrededor del CAYC y sus artistas asocia-
dos. Durante la década del setenta se producen numerosas cintas, incluidas
algunas de realizadores latinoamericanos que solicitan el apoyo tecnológico de
Ediciones Tercer Mundo, la compañía productora creada por Glusberg. Sin em-
bargo, prácticamente ningún video ha sobrevivido. Según sus declaraciones,
las cintas se pierden en uno de los tantos viajes que solían realizar para cumplir
con las programaciones de los encuentros internacionales31.
Los catálogos de los encuentros y los testimonios de los realizadores permiten
deducir algunas características de esas producciones. Una parte importante
está constituida por registros de performances y videoperformances (perfor-
mances diseñadas específicamente para ser registradas en video). Este dato no
sorprende, ya que la influencia de la performance en el arte visual tiene un
punto de eclosión en esta época, y muchos de los artistas ligados al CAYC la
frecuentan32 – la institución acoge también a grupos de teatro y danza expe-
rimental –. Otro conjunto importante de producciones está constituido por
documentos, registros y entrevistas, aparentemente sin un carácter experimen-
tal, pero que se enrolan en la categoría de videos de artistas (video by artists), una
línea de trabajo muy pródiga en los orígenes del videoarte. Finalmente, hay
producciones de corte experimental, que en ocasiones poseen un fundamento
literario, como Argumentum Ornitologicum (1974), de Alfredo Álvarez, inspirado
en un cuento de Jorge Luis Borges, o Hey Joe (1974), de Jorge Velurtas, basado
en un texto para la televisión escrito por Samuel Beckett. Margarita Paksa.
Tiempo de descuento, 1978
Al mismo tiempo, algunos artistas incursionan en la video instalación desde
una perspectiva conceptual, como es el caso de Luis Fernando Benedit, Alfredo
Portillos o Margarita Paksa. Esta última realiza una performance en la que una
persona corre en su lugar, al lado de un televisor que exhibe imágenes proce-
sadas electrónicamente de un performer que realiza la misma acción sobre un
time code (Tiempo de descuento - Cuenta regresiva - La hora 0, 1978). El video de esta
acción – que homenajea al filósofo argentino Macedonio Fernández – es el más
antiguo que se conserva a la fecha.
96 El surgimiento de los videastas Notas vertientes más prósperas del op art en 97
Durante la década de 1970 la producción de videocintas está limitada al CAYC, ya 1
Existen aproximaciones al tema. Las Buenos Aires. Los artistas cinéticos argen-
que esta institución posee los únicos equipos de video puestos a disposición de los más importantes son: Taquini, Graciela; tinos trabajan principalmente en Fran-
artistas en el país. La tecnología electrónica es todavía novedosa y los materiales “Una memoria del video en Argenti- cia; ese es el caso de Julio Le Parc y Hora-
excesivamente costosos. Jorge Glusberg los financia personalmente y los cede a los na”, en Buenos Aires Video. Buenos Aires: cio García Rossi – fundadores del GRAV
artistas con el fin de ubicar a su centro a la vanguardia de la producción artística Ediciones ICI, 1993; Alonso, Rodrigo. (Groupe de Recherche d’Art Visuel) – Hugo
internacional. “Las primeras experiencias de videoar- Demarco, Gregorio Vardánega y Martha
Recién a finales de esa década ingresan al país los equipos destinados a las escuelas te en la Argentina”, Avances, Nº 2, Vol. Boto, entre otros. En Buenos Aires ads-
de cine y video, las productoras de televisión y las agencias de publicidad. El acceso a 1, Córdoba: Centro de Investigaciones criben a esta tendencia Perla Benveniste
ellos se hace un poco más posible hacia 1982, en el momento económico que en la de la Facultad de Filosofía y Humanida- y Eduardo Rodríguez, entre otros.
Argentina se conoce como el de la plata dulce. En ese año, la relación monetaria entre des, UNC, 1998-1999; Alonso, Rodrigo; 6
La “muerte de la pintura” constituye
el peso argentino y el dólar favorece los viajes de compras al exterior y permite que Taquini, Graciela. Buenos Aires Video X. uno de los postulados básicos de la jo-
muchas personas o grupos adquirieran sus primeras cámaras portátiles. Con la tecno- Diez años de video en Buenos Aires. Bue- ven generación de artistas del Instituto
logía en casa es mucho más fácil internarse en la exploración de las posibilidades del nos Aires: Ediciones ICI, 1999; Alonso, Di Tella. Manifiesta su rechazo por el
audiovisual electrónico. Rodrigo. “Hazañas y peripecias del vi- arte tradicional, su alejamiento de los
Hacia finales de la década nace la que Graciela Taquini llama la generación videasta, deoarte en la Argentina”, en Oubiña, museos y galerías, su búsqueda de una
un grupo de artistas interesados en la producción de videoarte, con acceso a la tec- David, et.al. Cuadernos de Cine Argentino creación espontánea y vital. En 1969, la
nología necesaria, y con una conciencia incipiente sobre las posibilidades del me- 3. Innovaciones estéticas y narrativas en los revista de actualidad Primera Plana, una
textos audiovisuales. Buenos Aires: IN- de las más influyentes de la época, re-
dio. Junto a ellos se desarrollan nuevos espacios de exhibición, las primeras reflexio-
CAA, 2005. produce una corona de flores en su por-
nes teóricas, los primeros curadores33. En poco tiempo se reorganiza la producción 2
Véase la nota anterior. tada declarando la muerte definitiva del
electrónica, a la par de los festivales que florecen en el mundo y que permiten que 3
La modernización económica, el de- antiguo medio.
las obras circulen más allá de las fronteras del país.
sarrollo capitalista, la eclosión de los 7
El Instituto Di Tella es financiado prin-
El retorno a la democracia (1983) abre la puerta a una recuperación del pasado que
medios de comunicación de masas, son cipalmente por las industrias Siam - Di
sólo se produce con dolor y lentitud. Es recién en los noventa cuando se recupera
fenómenos eminentemente urbanos, Tella y las Fundaciones Rockefeller y
cierta memoria histórica, todavía fragmentaria. Cada nueva escritura, cada nueva
que se hacen sentir con mayor fuerza Ford. Asimismo, recibe un importante
versión, nos aproxima a un tiempo cuya productividad para la historia del videoarte
en Buenos Aires, Rosario y Córdoba, apoyo del gobierno norteamericano. Al
en la Argentina se presiente enorme.
las principales ciudades argentinas. Es- respecto, puede consultarse: King, John.
tas tres ciudades protagonizan el movi- El Di Tella y el desarrollo cultural argentino
CAYC. Centro de Arte y miento artístico e intelectual que carac- en la década del sesenta. Buenos Aires: Ga-
Comunicación teriza a la década de 1960. glianone, 1985.
4
El cine argentino de los sesenta sigue 8
Giunta, Andrea. “Utopía y disolución:
dos líneas principales: una centrada en Arte crítico en la década del sesenta”, en
la experimentación narrativa y formal, Bulhões, María Amélia; Bastos Kern, Ma-
inspirada por la Nouvelle Vague francesa, ría Lúcia (org.). Artes plásticas na América
y otra fuertemente politizada, de voca- Latina contemporánea. Porto Alegre: Edi-
ción latinoamericanista, que se autode- tora da Universidade, Universidade Fe-
nominó Tercer Cine. Al respecto, puede deral do Rio Grande do Sul, 1994, p. 98.
consultarse: Feldman, Simón. La genera- 9
En realidad, la pieza es el resultado
ción del sesenta. Buenos Aires: Ediciones de una creación colectiva que llevan
Culturales Argentinas; Instituto Nacio- adelante Marta Minujín y Rubén San-
nal de Cinematografía; Legasa, 1990. tantonin, con la colaboración de Pablo
5
En 1960, Miguel Ángel Vidal y Eduar- Suárez, David Lamelas, Rodolfo Prayon,
do Mac Entyre firman el Manifiesto del Floreal Amor y Leopoldo Maler.
Arte Generativo, dando inicio a una de las 10
La mayoría de estas proposiciones
98
apuntan a la apropiación de los medios lizaciones espaciales y lumínicas, de vo- Joaquim; Mercader, Antoni; Muntadas, 30
En obras como Film Script [Manipula- 99
de comunicación con fines diversos a cación minimalista. Antoni. En torno al video. Barcelona: Gus- tion of Meaning] (1972). Véase: Alonso,
los comerciales. A diferencia de lo que 17
Entrevista al artista, 7 de agosto de tavo Gili, 1980, p. 102. Rodrigo. “Art and Technology in Argen-
sucede en Estados Unidos y en parte de 2002. 26
Los Encuentros Internacionales de Video tina. The Early Years”, Leonardo Electronic
Europa, donde esos medios son en gran 18
Buchloh, Benjamin. “Structure, Sign organizados por el CAYC se llevaron a Almanac, 13:4, April 2005.
medida privados, en la Argentina la pro- and Reference in the Work of David La- cabo en: Instituto de Arte Contemporá- 31
Paradójicamente, aun cuando el video
ducción cinematográfica y televisiva está melas”, en David Lamelas. A New Refuta- neo, Londres, 1974; Espace Cardin, Pa- es un medio reproducible, la falta de
en manos del Estado. Por este motivo, tion of Time (cat.exp.). Düsseldorf: Richter ris, 1975; Palazzo dei Diamanti, Ferrara, equipos para realizar copias en el CAYC
los artistas exigen un espacio que consi- Verlag, 1997, pp. 131-132. 1975; CAYC, Buenos Aires, 1975; Cen- determinó que las cintas fueran únicas.
deran propio. Esto se percibe claramen- 19
Ibídem, p. 130, 132. tro Internacional de Cultura, Amberes, 32
Al respecto, puede consultarse: Alon-
te en las producciones del Tercer Cine. 20
Una descripción detallada de esta 1976; Museo de Arte Contemporáneo, so, Rodrigo. “En torno a la acción”,
11
Una descripción detallada del even- obra puede encontrarse en: “La vuelta Caracas, 1976; Fundación Joan Miró, en Arte de Acción, 19601990 (cat.exp.).
to puede obtenerse en: Kirby, Michael. al fluvio subtunal en 10 respuestas de su Barcelona, 1977; Galería Continental, Buenos Aires: Museo de Arte Moderno,
“Marta Minujín’s Simultaneity in Simul- creadora”, El Litoral, 11 de diciembre de Lima, 1977; Museo Carrillo Gil, México, 1999.
taneity”, The Drama Review, Vol. 12, Nº 1969. 1977; y Sogetsu Kaikan, Tokio, 1978. 33
Graciela Taquini fue la primera
3 (T39), Spring 1968, pp. 148-152; y en 21
Para mayor información sobre este pe- 27
Véase: Alonso, Rodrigo. Jaime Davido- curadora especializada en videoar-
Verón, Eliseo, “Sobre Marta Minujín. ríodo de la obra de la artista, consúltese: vich. Video Works 1970-2000. New York: te. Desde mediados de la década de
Un happening de los medios masivos: “«L’écran du réel» Entretien avec Léa The Phatory Gallery, 2004. 1980 a la actualidad, ha sido una de
notas para un análisis semántico”, en Lublin par Jérome Sans”, en Léa Lublin. 28
The Live Show! se emitió desde 1979 a las principales impulsoras del medio,
Masotta, Oscar et.al. Happenings. Bue- Mémoire des lieux, mémoire du corps (cat. 1984. junto a Carlos Trilnick, Jorge La Ferla
nos Aires: Julio Álvarez, 1967. exp.). Quimper: Le Quartier. Centre 29
Esta pieza fue realizada durante una y Laura Buccellato.
12
La exigencia de utilizar la misma ropa d’Art Contemporain, 1995. residencia del artista en el Nova Scotia
usada en la jornada anterior, sugiere 22
Al respecto, véase Ramírez, Mari Car- College of Art and Design de Halifax,
que la artista hubiera preferido realizar men. “Tactics for Thriving on Adversity: Canadá.
todo en una única jornada mediante Conceptualism in Latin America, 1960-
un circuito cerrado de televisión. Al no 1980”, en Global Conceptualism: Points
poder hacerlo de esa forma, tuvo que of Origin, 1950s-1980s (cat.exp.). New
optar por diferir el resultado y pedir a York: Queens Museum of Art, 1999.
los participantes que usaran la misma 23
El arte de sistemas tuvo particular
ropa para que, al verse en las imágenes, importancia en los artistas argentinos
pudieran suponer que éstas se estaban impulsados por Jorge Glusberg. Véase:
produciendo en ese mismo momento, Glusberg, Jorge. “Arte de sistemas”, en
es decir, de forma simultánea. Retórica del arte latinoamericano. Buenos
13
El Canal 13 de televisión se había in- Aires: Nueva Visión, 1978.
augurado en 1960 y contaba con la úl- 24
Un caso paradigmático lo constituye la
tima tecnología de archivo en video de experiencia Tucumán Arde, un proyecto
1 pulgada. artístico a medio camino entre el con-
14
Notas al proyecto Three Country Happe- ceptualismo y el activismo político. Véa-
ning, inéditas, consultadas en los archi- se: Longoni, Ana; Mestman, Mariano.
vos de la artista. Del Di Tella a “Tucumán Arde”. Vanguardia
15
Brecht, Bertolt, “Teoría de la radio”, artística y política en el ’68 argentino. Bue-
en Brecht, Bertolt. El compromiso en lite- nos Aires: El Cielo por Asalto, 2000.
ratura y arte. Barcelona: Península, 1973. 25
Según el concepto desarrollado por
16
Tras un breve período pop, la obra de René Berger, citado en Bonet, Eugeni.
David Lamelas se orienta hacia las seña- “Alter-video”, en Bonet, Eugeni; Dols,
C.1 / 04
100 Introducción
Abordar la diversidad de la producción videográfica en la Argentina en un úni-
101
EL VIDEOARTE EN LA ARGENTINA. co texto no es, evidentemente, una tarea sencilla. De hecho, cualquier ensayo
CAPÍTULO 1 / 04
que se lo propusiera debería comenzar haciendo notar tal diversidad, la impo-
ESTÉTICAS. POÉTICAS. PRÁCTICAS sibilidad de los estudios exhaustivos, el final de los tiempos de las esencias, la
perversidad de las miradas que proyectan sobre la totalidad de una producción
las observaciones obtenidas a partir de recortes arbitrarios, las falencias de la
historia, de los estudios existentes y del propio investigador que emprende la
tarea. Convendría, por tanto y para simplificar las cosas, comenzar diciendo
RODRIGO ALONSO
deoarte argentino del resto?, ¿qué beneficios obtendríamos de tal operación?
En términos pragmáticos, el videoarte argentino ha sido conformado por nu-
merosas producciones, prácticas, discursos, miradas, manifestaciones, institu-
ciones y agentes. Cada exhibición organizada bajo ese rótulo, cada colección
creada con el objetivo de preservarlo, cada texto, curso, conferencia, mesa re-
donda o asignatura que ha tomado a la videocreación argentina como tópico
de reflexión o debate, ha contribuido a la construcción del campo que hoy
conocemos bajo tal denominación. Éste es un punto de partida ineludible y es,
básicamente, el que se ha tomado en este ensayo1.
102 Pero a la hora de indagar sobre la particularidad de esta producción, es cada todos los medios artísticos, desde el cine a la pintura, desde la danza al net.art2. 103
vez más evidente para mí que ese rasgo no puede identificarse directamente Sin embargo, el mandato de la pureza encuentra rápidamente sus limitaciones.
en las obras: ni en su materialidad, composición o procedimientos formales, ni Ante todo, porque se descubre artificial. Ningún medio, lenguaje o soporte
en sus temas, conceptos o lineamientos estéticos. Dicho rápidamente, y aun- está exento por completo de un diálogo con los demás, sea éste espontáneo o
que parezca una verdad de Perogrullo, me atrevo a afirmar que el ingrediente inducido. La historia del videoarte pone en evidencia los cruces productivos
fundamental del videoarte argentino está en su componente argentino antes con el cine o la televisión – dos formatos audiovisuales cercanos – pero también
que en sus cualidades expresivas. ¿Cómo comprender el intertexto cinemato- con medios menos próximos, como la danza o el diseño espacial, dando origen
gráfico de algunos videastas sin mencionar la cinefilia local, la notable cantidad a formatos específicos como la videodanza o la videoinstalación.
de escuelas de cine que existen en el país – casi veinte sólo en Buenos Aires Todos estos cruces han sido explorados, en mayor o menor medida, por los
– o las sucesivas camadas de “nuevo cine” argentino, aunque los artistas del artistas argentinos. A la hibridación de medios, formatos y lenguajes, sigue la
video se aparten de estas corrientes más bien hegemónicas? ¿Cómo analizar la hibridación de soportes y procedimientos formales y expresivos. Un gran nú-
producción de Marcello Mercado o Iván Marino sin los marcos de la violencia mero de autores emprende estas vías, aunque de maneras muy diversas.
de Estado y la represión? ¿Cómo evaluar el peso literario de una buena parte Andrés Denegri y Rubén Guzmán han combinado con frecuencia la imagen fo-
de las obras sin considerar la presencia de las letras en la formación cultural toquímica con la electrónica; el primero, en función
de los argentinos, o la gravitación de figuras como Julio Cortázar y Jorge Luis de una narrativa de la intimidad que enraíza la tempo-
Borges? ¿Cómo aproximarse al video activista sin tomar en cuenta los antece- ralidad de las relaciones humanas en la fragilidad y fu-
dentes del Cine de Base y el Tercer Cine, o la situación sociopolítica específica de gacidad de los soportes; el segundo, en construcciones
la Argentina actual? Aun cuando gran parte de los textos sobre el videoarte formales fundadas en asociaciones, ritmos y metáforas
argentino apenas hacen referencia a este legado y contexto – en general, por de una confesada afinidad con el cine experimental.
haber sido publicados en el país y, por tanto, considerarlo sobreentendido – es En ambos, el video no es únicamente un compuesto
importante no perderlo de vista a la hora de intentar un análisis con cierto de sonido e imagen: también posee unas texturas y
grado de exhaustividad. unas luminosidades que multiplican los sentidos y la
Finalmente, y para atender a los diversos senderos que ha tomado el videoarte sensorialidad. Gregorio Anchou explora este terreno
argentino, parece necesario emprender un análisis al mismo tiempo general y en sus referencias al cine mudo y experimental – en
particular, que se focalice a veces en las líneas estéticas comunes y otras en las particular, el de Kenneth Anger – (Supositorios de LSD, Gustavo Galuppo.
poéticas singulares o las prácticas específicas; que pueda discernir entre ciertas 1994; HIV, 1995), y María de la Paz Encina lo hace en La progresión de las catástrofes,
2004
vías de investigación que podrían enmarcar el trabajo de diferentes artistas – ese bello ensayo que es Hamaca paraguaya (2000) – con-
como la experimentación con el soporte o el documental de autor – y las obras tinuado posteriormente en un filme comercial del mismo nombre –. El cine apa-
que se formulan desde procedimientos o estilos personales – como las ani- rece en estos autores no sólo como un sustrato estético, sino también como un
maciones de Diego Lascano o las videoperformances domésticas de Eugenia referente imaginario y cultural.
Calvo, por sólo mencionar algunos ejemplos –, o en relación con situaciones y En sus trabajos monocanal, Sebastián Díaz Morales hace gala de su formación
contextos específicos – como las videoinstalaciones o las intervenciones urba- cinematográfica. Pero ésta se pone al servicio de una búsqueda narrativa que
nas –. De esta forma, en las páginas que continúan seguiré la triple vía de las trasciende las expectativas de la ficción al disolverla en componentes literarios
estéticas, las poéticas y las prácticas del videoarte argentino. y documentales3. Sus videos crean verdaderas atmósferas; no es casual, por tan-
to, que hayan derivado con frecuencia en instalaciones audiovisuales. Algunas
piezas del colectivo Arte Proteico logran el mismo efecto atmosférico, aunque
Estéticas no hayan alcanzado la videoinstalación. Una obra como EVO (2005) diluye
Desde sus orígenes, el videoarte se ha preocupado por desprenderse de su re- su motor argumental en imágenes de enigmática belleza, que oscilan entre la
lación consanguínea con la televisión y el cine. A partir de la década de 1970, iconicidad y la metáfora. En otros trabajos, como 2050 cartas de amor (2001), el
los artistas exploran los recursos propios de la imagen electrónica con el objeto cine es una referencia irónica sobre la que se construye un dispositivo de extra-
de potenciar las especificidades del medio, evitando la contaminación con los ñamiento que cuestiona la veracidad visual y aural.
medios afines, los lenguajes y géneros audiovisuales consolidados, las formas La manipulación de imagen y sonido es el procedimiento preferido por
narrativas canónicas y las otras artes. La búsqueda de la pureza formal responde Gustavo Galuppo y Alejandro Sáenz. En ambos, la composición multicapa crea
a una etapa de consolidación y autoafirmación que puede registrarse en casi una narrativa compleja, densa, simultánea, de imágenes sucias y en reescritura
104 105
permanente. La coincidencia espacial y temporal de los fragmentos impulsa o la mirada del realizador son protagonistas –, el artista establece un diálogo
una lectura descentralizada, multilineal, aunque en el caso de Galuppo suele mudo entre la cámara y las situaciones que registra, dejando que las imágenes
haber una narrativa estricta que lo organiza todo, y un protagonismo del soni- transcurran según sus propios ritmos internos.
do que actúa igualmente como eje enunciativo. La alianza con la música elec- La utilización de material documental como punto de partida constituye una de
trónica es fundamental, como lo es también en la obra de Jorge Castro. Desde las grandes líneas del videoarte argentino. En algunos artistas, las influencias de
sus primeros videos, Castro elabora una íntima relación de imagen y sonido, la Escuela de Santa Fe, la de Avellaneda o del Festival Latinoamericano de Video de
procedimiento potenciado en sus últimas piezas, compuestas a partir de soft- Rosario – de fuerte raigambre en ese género – han sido claves, aun si a veces lo
wares que los procesan de manera simultánea. El antecedente más significativo fueron de forma negativa. Y es que gran parte del material que circula por ese
de este tipo de trabajos lo constituye una extraordinaria obra de Julio Real, festival, o los formatos que se enseñan en las escuelas dedicadas al género, siguen
Primero lo nuestro (1994); en ella, la distorsión audiovisual funciona como una pautas rígidas y canónicas, recelosas de las innovaciones formales y las libertades
alegoría de la manipulación ideológica, el abandono y la polución. que promueve un medio como el video, menos sujeto a estructuras de produc-
Históricamente, el tiempo fue considerado un patrimonio expresivo del video. ción rigurosas como las del cine o la televisión. La posibilidad de flexibilizar el
Si bien muchos otros medios se estructuran sobre él, la conciencia temporal formato documental sin perder la potencia del registro de la realidad ha llevado a
puede ser exacerbada en el registro electrónico de forma muy diferente al cine muchos autores a un terreno de experimentación con la imagen-documento que
o la televisión. El cine descansa, más bien, en tiempos narrativos, y la televisión se ha demostrado fructífero y ampliamente refrescante en el videoarte argentino.
en la instantaneidad. El video, en cambio, puede inducir un sentido casi físico Una de las obras más contundentes en esta línea es la de Iván Marino. Dotado
del devenir temporal y no son pocos los artistas argentinos que se han sentido de una capacidad de observación envidiable, Marino elabora piezas de reflexión
fascinados por este hecho. crítica con una clara conciencia del medio. En Un día bravo (1994), una de sus
Una de las piezas paradigmáticas en esta línea es Trasatlántico (1992), de Arturo primeras cintas, pone en evidencia la desigual relación entre el observador y su
Marinho. En ella, un conjunto de planos capturados en la ruta que conecta “objeto” de observación como pocas veces se ha visto en toda la producción do-
Rosario con Buenos Aires traduce la pregnancia de un tiempo ajeno a la ex- cumental. Más tarde, el registro de ciertos ámbitos y seres marginales será la base
periencia urbana, por momentos material y por momentos metafísico. Milena de su particular mirada sobre la realidad, las relaciones humanas y el lenguaje
Pafundi también escapa de la ciudad a la hora de plasmar su particular ex- (Über die Kolonie, 1997; In Death’s Dream Kingdom, 1997; Letanías, 2000). En años
ploración sobre el tiempo (Un tiempo, 2003). En otros casos, el sentido de la recientes, la introducción de la tecnología digital, los sistemas interactivos y el
temporalidad se exacerba en la minuciosidad de un documento o del registro streaming le ha permitido otorgar al espectador la posibilidad de manipular la
de una acción, como sucede en los trabajos de Hernán Khourian (Áreas, 2000; estructura narrativa de sus registros audiovisuales (In Death’s Dream Kingdom, ver-
Puna, 2006) o Federico Falco (Agrícola y ganadera, 2004). sión online, 2002-2003), o asignar a una máquina la tarea de organizar material
Khourian desarrolla una obra singular a partir de la captación ininterrumpida documental anónimo, como metáfora de un mundo donde la construcción de
de los acontecimientos. Trascendiendo el documental clásico – basado en la las interpretaciones de la realidad depende cada vez menos de las decisiones
preeminencia de una voz enunciativa impersonal – y el de autor – donde la voz humanas (Sangue, 2006).
106 Algunos realizadores, como Andrés Di Tella, han oscilado entre el videoarte y una perspectiva crítica. Ricardo Pons es uno de los artistas que ha emprendido 107
el documental de autor4. Este último ha sido frecuentado también por Pablo esta tarea en sentido amplio, interrogando los documentos con el objeto de
Romano, quien ofrece una visión personal y completamente atípica de la vida profundizar la comprensión del presente. En sus trabajos, reexamina los pro-
en una cárcel en El tenedor de R (1997). A fines de los 80 y principios de los 90 yectos de ciudades utópicas, el desarrollo y construcción del Pulqui – el avión
una distinción como la mencionada era prácticamente irrelevante; en alguna de tecnología argentina que posteriormente sería el protagonista de un filme
medida, un corto documental hecho en video era lo suficientemente experi- comercial6 –, el sueño de una Argentina industrial, la investigación nuclear en
mental como para entrar en la categoría de videoarte, así como en los años los tiempos de Perón, las luchas anarquistas, las esperanzas de la inmigración,
1970 el videoarte era cualquier video realizado por un artista, independiente- las heridas sociales y políticas (Sudtopía, 2000; Made in Argentina, 2000; Proyecto
mente de su naturaleza o propósito5. Obras como Indulto no (1989), de María Pulqui II, 2002, entre muchas otras piezas). En un lenguaje a medio camino
Cristina Civale, Martín Groisman y Jorge La Ferla, o 33 millones de financistas entre el testimonio y el símbolo, Pons recorre fragmentos de historia y compo-
(1991), de Andrés Di Tella y Fabián Hofman, alteraban desde el video las nor- ne con ellos un rompecabezas incompleto pero reflexivo, donde imágenes y
mas básicas de toda narrativa documental, por el simple hecho de no seguir las sonidos se tornan instrumentos analíticos.
pautas cinematográficas o televisivas. En las obras de Andrea Juan y Florencia Levy, el documento adquiere otra di-
Un caso particular lo constituyen los documentales fraguados, como The man mensión. La primera recurre a él para desarrollar piezas de conciencia ambien-
of the week (1988) de Luis María Hermida y Boy Olmi, y, más recientemente, Le tal y ecológica (Teoría de una catástrofe, 2002; Proyecto Antártida, 2005). Levy, en
partenaire (2006-2007), de Hernán Marina. En ellos, el audiovisual reflexiona cambio, investiga la vida urbana a la manera de una antropóloga. Focalizándose
sobre sus propios límites para acceder a la realidad, e incluso sobre su parti- en los espacios habitables, en las viviendas de alquiler, los hoteles, los edificios
cipación en la construcción de hechos y situaciones sospechosas. El primero en construcción, realiza una autopsia audiovisual de la ciudad de Buenos Aires
incluye un análisis pormenorizado de los numerosos clichés y giros lingüísticos a través de registros lacónicos que traducen la impasibilidad de ciertos entor-
sobre los que los videos testimoniales suelen construir sus sistemas de verdad nos urbanos (9 estudios para un paisaje, 2005; Turismo local, 2007; 3 ambientes a
para denunciarlos como artificiales y arbitrarios, recurriendo, al mismo tiem- estrenar, 2007).
po, a una gran dosis de humor. Desde sus primeras producciones, Carlos Trilnick mantiene una relación estre-
El humor es la clave también de los trabajos de Jorge La Ferla. Fundados en un cha con el registro documental. Sin embargo, sus trabajos se resuelven siempre
intenso procesamiento de imágenes y sonidos, su estructura descansa en una en un nivel poético. Obras como La noche de los cristales (1993) o Argumento
singular hibridación de géneros y formatos, donde conviven el documental, la (1992) están basadas en una exposición plástica y una performance teatral,
televisión, el video y el trabajo de investigación, hilvanados por la figura de un respectivamente; no obstante, su pasaje al audiovisual posee una autonomía
conductor que en lugar de organizar la enunciación parece contribuir a su total estética respecto de sus referentes. Aun cuando se ha movido entre disciplinas
dislocación. Cada intervención de Richard Key Valdez – el conductor encarnado diversas, Trilnick ha sabido concretar los cruces sin perjuicio de ninguno de
por el propio artista – corroe la estabilidad del testimonio que su presencia debie- los medios, formatos o lenguajes involucrados. En sus frecuentes entramados
ra verificar, haciendo estallar las bases de sus imágenes-documentos (Video en la de video, performance, instalación, literatura o danza, el resultado es siempre
Puna: El viaje de Valdez, 1994; Valdez habanero, 1997; Valdezen, 2001). algo más que la suma de las partes. Sus piezas combinan poética y política de
El testimonio, incluso en sus aspectos más dramáticos, ha dado vida a propues- una manera muy singular. El video De niño (1995), realizado junto a Sabrina
tas que buscan proyectarse más allá del documento. El video Algunas mujeres Farji y Remo Bianchedi, permanece como un modelo de fusión de ambos cam-
(1992), de Sabrina Farji, se yergue como un modelo del abordaje de un tema pos, y un antecedente de trabajos tan contundentes como 1978-2003 (2003),
crudo desde una perspectiva punzante y al mismo tiempo conceptual. Más re- que recuerda la siniestra alianza del fútbol con la dictadura militar. Si, como
cientemente, Graciela Taquini vuelve a trabajar con un testimonio ligado a la sostenían las feministas, lo personal es político, en la obra de Trilnick lo políti-
represión militar de los 70. En Granada (2005), recurre a la memoria de una co también es estético y hasta metafísico. Es importante, a la hora de revisar su
amiga secuestrada para reflexionar sobre la incesante reinscripción y reformu- producción, no pasar por alto este último aspecto, como lo pone de manifiesto
lación del dolor y el recuerdo. Julieta Hanono, en cambio, parte de una expe- uno de sus videos menos conocidos, pero sin dudas uno de los más bellos, El
riencia personal. Cámara en mano recorre los espacios donde estuvo detenida hombre es una duda (2005).
en los tiempos de la represión de Estado, amasando el documento con la mira- La influencia literaria y plástica de muchos realizadores que se aproximaron
da autobiográfica (La alcaldía, 2004; El Pozo, 2004-2005). al mundo del videoarte indujo una serie de investigaciones sobre narrativas,
Aunque el proceso militar ha dejado una marca indeleble en la historia argenti- metáforas y símbolos. En 1991, Luz Zorraquín produjo una obra que es un re-
na, su protagonismo no ha agotado las posibilidades de revisar el pasado desde ferente en la historia del medio en nuestro país, Tango. El narrador. Unas pocas
108 o en sus videoinstalaciones más recientes, donde los rostros de seres marginales 109
adquieren la relevancia del símbolo (Pequeño acontecimiento, 2005).
En otras ocasiones, el audiovisual electrónico es el instrumento de prácticas
conceptuales que relativizan sus propiedades narrativas. Vehículo de ideas an-
tes que de historias y situaciones, su contexto responde más bien al ámbito de
las artes visuales, donde la tradición conceptual posee una historia extensa y
consolidada. No es casual que la mayoría de los artistas que exploran esta vía
provengan de ese terreno y muchas veces sólo utilicen el video como un medio
eventual, en tanto les permite plasmar el sentido al
que aspiran.
Gustavo Romano se ubica decididamente en esta
vía. Su video Lighting piece (2000) exhibe la única
imagen de un fósforo encendido que no se apaga ja-
más, parodiando una pieza de Yoko Ono que pide
al espectador encender un fósforo y observarlo hasta
que se extinga. Romano demuestra que en el mun-
do electrónico rigen otras leyes, y que la acción más
simple y banal puede transformarse en la tarea más
improbable o impertinente. Horacio Zabala sostiene
Anna-Lisa Marjak. el mismo planteo en su pieza El juguete rabioso (2002), Gustavo Romano.
La brutalidad de los hombres, 1992
donde una bola atraviesa un espacio urbano sin de- Lighting piece, 2000
tenerse jamás. El infinito tiene tintes literarios y filo-
imágenes – un paisaje visto desde la ventana de un tren, unos caracoles – y un sóficos en La flecha de Zenón (1992), de Jorge Macchi y David Oubiña. Aquí, la
texto sobreimpreso – un diálogo entre dos personas – son material suficiente cuenta regresiva previa al comienzo de un filme se prolonga indefinidamente,
para elaborar un pequeño relato de amor y desencuentro, breve y poderoso clausurando la posibilidad de trascender el propio acto inaugural. Borges y
a la vez. Dolores Espeja concentra la fuerza dramática de su video Cuchillo de Zenón de Elea son los referentes de esta obra que reflexiona sobre el tiempo
campo (2000) en la colisión del texto omnipresente con unas imágenes casi en una multiplicidad de niveles.
invariables. Ese mismo choque, pero con un sentido diferente, se encuentra Margarita Paksa aborda el mismo tema, pero tomando como modelo a
en algunas piezas de Carlos Essmann realizadas junto al poeta Daniel García Macedonio Fernández. En Tiempo de descuento, cuenta regresiva, la hora cero
Helder, como Sardinas (1997) o Poesía espectacular film (1995). (1978), una persona corre en un sitio delimitado y en contrapunto con un time
La poesía actúa de otra manera en los videos de Marta Ares. Textos escritos code, mientras el registro es manipulado electrónicamente. La obra metaforiza
por la propia artista son el contrapunto de imágenes con frecuencia abstrac- “a la especie humana, que corre, se afana, trabaja, sin poder liberarse de su
tas, que guardan una relación inexplicable con la palabra (Acidez de estómago, encierro”, según palabras de la autora. Posteriormente, se presentó con el per-
1997; miliminal, 1999; + o - sangre, 2005). Lettre 1 (1996), de Gabriela Golder, former trotando al lado de un televisor que exhibía el video, en las Jornadas de
incorpora la sensualidad enunciativa a la sensorialidad audiovisual, mientras la Crítica realizadas en el Centro Cultural Recoleta. Al día de hoy es el más an-
algunas piezas de Graciela Ciampini, como entrar_en_la_profundidad_de_la_dis- tiguo que se conserva en nuestro país, por lo que constituye una pieza clave de
tancia (2005), provocan los sentidos mediante una sonoridad ininterrumpida y la historia del videoarte argentino. En obras posteriores, Paksa ha depositado
por momentos irritante. su atención en algunas particularidades del medio electrónico, como el ruido
La vía de la metáfora y el símbolo ha sido explorada también por Anna-Lisa de transmisión – Una tarde 94/05/78 (1994) – o el protector de pantalla de una
Marjak en una obra emblemática, La brutalidad de los hombres (1992). La lucha por computadora – El descanso de Loreta (1992). Aquí, las imágenes dan paso a una
un huevo construye aquí una alegoría sobre la violencia, la dominación y la com- experiencia de la materialidad del medio, que al mismo tiempo es una crítica
petitividad. Pocas veces se ha logrado concentrar tan amplia variedad de sentidos a su prepotencia como espacio casi exclusivo de la imagen contemporánea.
en un único objeto y un par de situaciones. Silvia Rivas lo hace en sus ambientes
audiovisuales atravesados por el agua omnipresente (Notas sobre el tiempo, 2001),
110 111
Poéticas de ensayar otros rumbos para el abordaje del videoarte argentino, uno que no
Cómo en todas las artes, más allá de los procedimientos formales, los intereses se circunscriba únicamente a un discurso de la generalidad.
compartidos y las corrientes estéticas, existen visiones y formas de hacer per- A lo largo de los años, Marcello Mercado se ha transformado en una figura
sonales que otorgan singularidad a la obra de cada artista. En todas las mani- destacada de la videocreación argentina, aun cuando gran parte de su obra es
festaciones confluyen estéticas y poéticas, lo colectivo y lo individual, aunque desconocida por el público local. Trabajador incansable, de ideas contunden-
en distintas épocas se han valorado diferentes polos de la ecuación. En los tes y por momentos poco complacientes, ha sabido elaborar un cuerpo de pro-
períodos preburgueses, el arte era más bien una práctica colectiva, incluso si ducciones con una marca personal pocas veces vista, incluso en autores inter-
era ejecutada por una única persona. Pero la modernidad, aun cuando muchas nacionales. Amante del abigarramiento y las intrincadas ediciones multicapas,
veces estuvo organizada en grupos, otorgó especial atención al estilo personal, incursiona también en piezas performáticas mucho más simples visualmente,
la expresión del genio del artista. pero no menos complejas en el nivel conceptual. La obra de Mercado está
Hoy, lejos de las teorías de los dones y la genialidad, podemos destacar, no obs- atravesada por un posicionamiento político irrenunciable. Impulsado por la
tante, los rasgos singulares que caracterizan la obra de un autor. Para esto, antes violencia y la represión de Estado en nuestro país, sus trabajos fueron evolucio-
que la categoría de estilo, parece más conveniente la de poética, en la medida nando hacia el análisis del poder y sus herramientas: la política, la economía,
en que permite aludir a tales rasgos sin establecer jerarquías – no existen unas las leyes, los sistemas disciplinarios, las formas de exclusión, la brutalidad, la
poéticas mejores ni más adecuadas que otras – ni remitirlos a aptitudes extraor- manipulación ideológica, la crueldad, la violencia corporal, la coacción psico-
dinarias. El estilo, casi siempre, fue pensado como una cualidad que permitía a lógica. El proyecto de traducir Das Kapital de Karl Marx al discurso audiovisual
un artista separarse de los demás, una señal de originalidad. Una poética refie- ha sido el eje de un conjunto de piezas que superaron con creces el plan ori-
re más bien a un universo propio, auténtico pero no necesariamente original, ginal, para ofrecernos una visión dura y sin concesiones – ni argumentales ni
individual pero no competitivo. Todo artista posee una poética, incluidos los estéticas – sobre el mundo contemporáneo.
que adscriben a las teorías estéticas más rígidas. Todo artista posee un mundo, Gabriela Golder parte con frecuencia de conflictos políticos, aunque su pers-
una mirada, una subjetividad. Por tal motivo, tomar la obra de algunos de ellos pectiva suele ser más particularizada. A veces indaga en historias personales,
como objeto de análisis no persigue la finalidad de aislarlos. Se trata, más bien, incluso autobiográficas (Tras los ojos de las niñas serias, 1999; En memoria de los pá-
112 jaros, 2000); otras se mueve en el nivel comunitario (Heroica, 1999, realizada junto y trabajando en entornos de escasa luz, consigue una imagen monocroma, ver- 113
a Silvina Cafici; Vacas, 2002; Reocupación, 2006). Se desplaza con naturalidad entre dosa, que se ha constituido prácticamente en una marca autoral. Otro punto
la poesía y el testimonio, entre el video monocanal y la videoinstalación. Algunos importante en sus piezas son los encuadres, que fomentan continuas confusio-
de sus trabajos tienen un componente documental y hasta antropológico preciso; nes y desajustes perceptivos.
sin embargo, su resolución formal los ubica en el terreno conceptual y alegórico. Entre los artistas que han marcado la historia del medio, Diego Lascano fue
Gran parte de sus piezas han sido producidas en las múltiples residencias que ha poseedor de una poética muy particular. Su mundo estuvo conformado por
realizado en diferentes lugares del globo. Este nomadismo le ha permitido llevar imágenes planas recortadas y móviles, producto de las primeras incursiones de
adelante un cuerpo de obras nutrido sin tener que emigrar, como sucedió con la tecnología digital en el ámbito del soporte electrónico. Obsesionado por los
muchos otros artistas. Al mismo tiempo, ha teñido su trabajo con metáforas del aviones, plasmó situaciones e historias donde éstos solían ser los protagonistas,
exilio y el desplazamiento, de lo local y lo universal. Más allá de los contextos que como el accidente aéreo que le costó la vida a Carlos Gardel (Arde Gardel, 1991)
articula, su mirada es profundamente humana. o las meditaciones filosóficas de Antoine de Saint-Exupéry como piloto de gue-
Charly Nijensohn, en cambio, pertenece al grupo de los artistas en la diás- rra (Saint-Ex, 1993). Pionero de la animación digital, otra marca constitutiva
pora. Radicado en Berlín desde la crisis de 2001, continúa, no obstante, con de su trabajo fue el humor. La narrativa de sus videos opera mediante una
los lineamientos generales que dan vida a su obra desde los tiempos en que asociación de imágenes acompañada por algunos pocos textos; el resto corre
pertenecía al colectivo Ar Detroy. Su poética es más bien intimista, a pesar de por cuenta del espectador. Sus pantallas pobladas de figuras planas, de colores
trabajar en amplios espacios abiertos. La naturaleza es el marco casi invariable saturados y con movimientos en bucle, son probablemente las más reconoci-
de sus exploraciones sobre la resistencia a las adversidades, la perseverancia, bles de todo el videoarte argentino.
la persistencia. El entorno hostil acentúa el impacto emocional de sus videos La vía de la animación es también característica en la obra de Pablo Rodríguez
y la entereza espiritual de sus personajes, seres enigmáticos que enfrentan las Jáuregui. Sin embargo, su trabajo oscila entre el videoarte y la animación tra-
inclemencias del paisaje con disciplina y tesón. Éstos aparecen aislados o en dicional. Sus videos poseen líneas argumentales claras, y están basados en la
grupos, pero cuando esto último sucede no parece haber comunicación entre construcción de personajes y situaciones. En años recientes, incursionó en el
sus componentes. La soledad es otro tema constante, aunque su sentido es terreno de la animación tridimensional introduciendo esta técnica en el circui-
menos social que metafísico. Sus trabajos recientes son videoinstalaciones de to del videoarte local, pero también en festivales de cortometrajes e incluso en
tres o cinco pantallas de grandes dimensiones (La caída de un sistema, 2005). La el ámbito televisivo, espacios donde el artista ha adquirido notoriedad7.
relación del espectador con éstas repite el contraste entre los personajes de las El mundo de la televisión es un referente inmediato en la obra de Gastón Duprat
cintas y la inmensidad que los rodea. y Mariano Cohn. Formados en el ámbito de la videocreación, sus producciones
En el extremo opuesto, Eugenia Calvo apela a un entorno inmediato y fa- alcanzaron el medio televisivo e incluso el cinematográfico, con un estilo plena-
miliar: su propia casa. En ella descubre todos los elementos necesarios para mente identificable, irónico e irreverente, basado en la observación y puesta en
producir una transfiguración del universo que la rodea. Pequeñas intervencio- crisis de personas, espacios, costumbres y situaciones. Sus obras suelen tener un
nes, acciones mínimas producen carácter episódico. Bloques audiovisuales breves se unen generando una visión de
verdaderas revoluciones (Un plan conjunto fragmentada, que en lugar de organizarse según una lógica narrativa se
ambicioso, 2006). Su trabajo imple- aproxima más bien a la enumeración. Este procedimiento se identifica tanto en
menta una poética de lo posible, piezas cuyo objetivo es el catálogo – Enciclopedia (2000) – como en otras donde esa
una reinvención de lo cotidiano, finalidad no es tan evidente – Circuito (1997) –. La misma estructura subyace en
en palabras de Michel de Certeau. algunos de sus programas para la televisión – como Televisión abierta (1999), uno
Gustavo Caprín trabaja igualmente de los más conocidos – e incluso en su filme comercial, Yo presidente (2006).
en entornos familiares y ejecutan-
do pequeñas performances. Pero
sus acciones ofrecen mayor prota- Prácticas
gonismo a los objetos que utiliza, Entre los medios audiovisuales, el video es el que mejor ha conseguido des-
al punto de tornarlos depositarios prenderse de la completa instrumentalización comercial. El cine y la televisión
de una fuerte carga expresiva (How apenas han podido escapar de la industria del entretenimiento. Si bien ha ha-
to Build a House, 2002). Empleando bido experiencias de televisión comunitaria y cine underground o alternativo8,
Diego Lascano. una cámara sensible a la oscuridad lo cierto es que el grueso de la producción televisiva y fílmica ha quedado
Arde Gardel, 1991
114 relegado a las transmisiones por cable o aire y a las salas – hoy multisalas – ci- se une al grupo Venteveo Video produciendo una serie de piezas de neto corte po- 115
nematográficas, respectivamente. La presión mercantil ha cercenado una parte lítico y testimonial (La bisagra de la historia, 2002). Otros grupos, como Argentina
importante de las posibilidades expresivas y creativas de estos medios, obturan- Arde e Indimedia Argentina, también cuentan con artistas entre sus filas. El co-
do el desarrollo de otras prácticas que hubieran ampliado las potencialidades lectivo Etcétera constituye un caso particular en este panorama. Proveniente del
de la producción audiovisual. mundo del teatro y la intervención pública, ligado a los escraches organizados por
Sin embargo, en nuestro país, no podemos echarles la culpa sólo a los intereses la agrupación H.I.J.O.S. pero sin perder de vista su capacidad de aportación esté-
económicos. Lamentablemente, el interregno militar de los años 70 y 80 indujo tica, utiliza el video como un medio para el comentario crítico, parodiando con
la desaparición de algunas experiencias con la televisión9 y de ciertas prácticas de frecuencia a la televisión. Su tono irreverente y burlón excede todos los límites del
cine alternativo, experimental y militante, que habían comenzado a expandirse testimonio, posicionándose como una voz denuncian-
en los años anteriores. Si bien parte de esta producción sobrevivió con dificultad, te, aguda y mordaz.
la dictadura impuso un corte profundo que impidió el diálogo, las influencias y las El video adopta otro tipo de uso político en el cine de la
continuidades entre los realizadores anteriores y posteriores a ese período. Hoy urgencia de Gregorio Anchou. Inspirado por la frase de
sólo podemos preguntarnos qué hubiera sucedido si las incursiones tempranas Fernando Birri “un cine perfecto es inmoral en un mun-
en la imagen electrónica de Marta Minujín, David Lamelas y Lea Lublin, los fil- do imperfecto”, el artista ensaya una poética de lo inme-
mes experimentales de Rodolfo Kuhn, David José Kohon, Osías Wilenski y Oscar diato donde las preocupaciones formales son relativas
Bony, o los filmes testimoniales y militantes del Cine de Base, el Tercer Cine, Carlos frente a la necesidad de capturar la vida. “El lenguaje
Nine y Raúl Berceyro no hubieran dejado de circular. Es imposible saberlo; sin es una cuestión ideológica –sostiene en un manifiesto
embargo, la historia hubiera sido definitivamente otra. inédito11 –. No es necesario descartar hitos lingüísticos
Por fortuna, un pequeño grupo de realizadores del cine experimental tuvo tales como guión, intertítulos, argumentos, personajes y
cierto contacto con el videoarte. Narcisa Hirsch y Claudio Caldini, autores de plano/contraplano, tan útiles en tantos casos, sino reje- Gregorio Anchou.
una obra increíble y todavía poco reconocida en el terreno del cine under- rarquizarlos por debajo del registro inmediato de la vida Safo.2002
Historia de una pasión,
ground10, establecieron lazos con los jóvenes artistas del video, consolidando [...] Cuanto más humilde es la factura, mayor es su valor
vínculos necesarios y muchas veces fructíferos. La importancia de estos autores como testigo de la era”. Con estas ideas en su cabeza realizó una remake del film Safo.
no radica únicamente en su obra, sino también en haber sido grandes difusores Historia de una pasión (1943), de Carlos Hugo Christensen, ambientada en sus entor-
de la producción fílmica experimental. Con ellos, una parte valiosa de la visua- nos cotidianos, e interpretada por actores independientes y amigos.
lidad de los 70 y 80 recuperó su productividad estética. Desde su aparición, una de las características más celebradas del video fue su por-
Tras la caída del gobierno militar en 1983, la corriente fílmica activista también tabilidad. La autonomía de las cámaras y los dispositivos de proyección actuales, de
recuperó su presencia en el terreno audiovisual. Su legado fue recogido por las dimensiones cada vez más pequeñas y con un peso en disminución permanente, fo-
escuelas de cine, en particular las documentalistas, que vieron en esa producción mentan el abandono de los estudios y los ámbitos cerrados para alcanzar el espacio
reflexiva el germen de un uso posible del medio electrónico. Algunos de los prime- público. La intervención en sitios específicos (site specific) se ha vuelto una práctica
ros grupos de videastas provenían de esas escuelas o poseían una clara influencia posible y común en los últimos años, de la mano de los artistas que buscan interve-
del cine militante. Sus acciones tempranas se propusieron cuestionar la televisión nir los lugares cotidianos, allí donde transcurre la vida.
mediante un discurso muchas veces irónico, siempre crítico y para nada instrumen- En 2000, Luis Campos y Jorge Caterbetti realizaron Todo lo que reluce es oro, una in-
tal. Piezas como The man of the week (1988), de Luis María Hermida y Boy Olmi, o tervención en la fábrica IMPA, recuperada por sus trabajadores. Un conjunto de
Reconstruyen crimen de la modelo (1990), de Andrés Di Tella y Fabián Hofman, son performances y videos ocuparon el lugar, llamando la atención sobre su historia y
modelos de esta actitud crítica e inconformista. su presente, sobre la coyuntura política de las industrias recuperadas y sobre la vida
Pero el cine militante es recuperado preferentemente en una práctica que se pro- particular de los obreros. Monitores ubicados entre las máquinas exhibían entrevis-
fundiza tras la crisis política de 2001: el videoactivismo. Aunque algunos grupos tas a éstos, en el contexto mismo de su trabajo. El espacio se impregnó de historias
eran preexistentes, muchos se formaron al calor de las manifestaciones y enfren- y anécdotas personales, de humanidad y conflicto, de visitantes ocasionales y de
tamientos sociales del 19 y 20 de diciembre, con la urgencia de plasmar los agudos otra sensorialidad. Cuatro años más tarde, el grupo de arte callejero Periferia rea-
acontecimientos que se gestaban en las calles y las plazas. Un buen número de lizó proyecciones de imágenes históricas y de textos sobre la fachada del Cabildo,
artistas se unen o relacionan con estos grupos, estableciendo vínculos entre el activando su conflictividad, utilizando el espacio público como una arena para la
pensamiento estético y la militancia social. Sebastián Ziccarello, por sólo poner reflexión y el debate, convocando la memoria política.
un ejemplo, tras impactar en el mundo de la videocreación con 1. Elipse (2000), Durante el verano de 2007, la ciudad de Buenos Aires fue el escenario de una
116 realzaban la arquitectura del Palacio 117
Pizzurno, la sede de la agencia minis-
terial. Bali es una pionera en la utiliza-
ción del video en el ámbito escénico.
Desde 1994 diseña coreografías que
interceptan piezas de danza en vivo
con audiovisuales creados especial-
mente para dialogar con ellas. Esta
práctica, que se ha dado en llamar
danza multimedia, es una de sus máxi-
mas aportaciones al mundo de la pro-
ducción coreográfica argentina12 y un
ámbito de experimentación constante
para esta incansable artista.
La intersección de la danza y el video
da vida a una práctica de característi-
cas específicas, la videodanza13. Desde
1995 se lleva a cabo en nuestro país
un Festival Internacional dirigido por
Leonello Zambón. Silvina Szperling, uno de los primeros 5to. Festival Internacional de Videodanza,
Concierto para violines y cacerolas, 2007 en el mundo que se focaliza en este 1999
tipo de actividad. En sus diferentes
serie de intervenciones urbanas electrónicas que dialogaron con edificios pú- ediciones, el festival ha exhibido lo mejor de la videodanza internacional y ha
blicos emblemáticos. La fachada de la Facultad de Derecho acogió el video La promovido la realización local a través de premios, ayudas para la producción,
brutalidad de los hombres (1992), de Anna-Lisa Marjak, una metáfora sobre los an- talleres y otras actividades de reflexión. En la actualidad, conforma una alianza
tagonismos y la competitividad, mientras la Facultad de Ciencias Económicas con el Festival Internacional de Videodanza de Uruguay y el Festival Dança em Foco,
fue el soporte del video La recolección. Bricolage contemporáneo (2005), de Matilde de Río de Janeiro, en el Circuito Videodanza del Mercosur. En la Argentina
Marín, una mirada poética al mundo del reciclaje y la precariedad social que existen numerosos autores que frecuentan esta producción. Entre ellos, puede
lo rodea. Silvia Rivas intervino el frente del Círculo Militar, sobre la avenida destacarse a Margarita Bali, Silvina Szperling, Paula de Luque y Daniel Böhn,
Santa Fe, con imágenes de individuos marginados, y Gabriela Golder proyec- entre muchos otros. Obras como Temblor (1993), de Silvina Szperling; Arena
tó las acciones mudas de un grupo de desocupados sobre la fachada de la ex (1998), de Margarita Bali; El Territorio (1996), de Paula de Luque, o Linda
fábrica Canale. Leonello Zambón ocupó el edificio de la Legislatura porteña, Manera (2003), de Sofía Mazza, constituyen momentos elevados de un género
frente a la Plaza de Mayo, con su Concierto para violines y cacerolas (2007), una en constante expansión.
pieza realizada especialmente para el lugar que articulaba ingeniosamente la Cercana en su relación del cuerpo con la cámara, pero diferente en su estética
música “culta” del violín – en ese edificio funciona la Casa de la Cultura – con y propósitos, se encuentra la videoperformance. En ésta, el cuerpo es el eje de
la espontánea de las manifestaciones sociales, los cacerolazos. Andrés Denegri y una acción que siempre es protagonista, a pesar de las múltiples aportaciones
Enrique Casal produjeron un audiovisual en vivo y en tiempo real tomando las que pueda introducir el lenguaje electrónico. En todos los casos se trata de ac-
imágenes y los sonidos que rodean a la plaza Flores y proyectándolos sobre el ciones realizadas especialmente para ser registradas en video. Pero la potencia
edificio del Banco de la Nación Argentina ubicado frente a ese sitio, apropián- del acto performático es el punto central alrededor del cual se organizan los
dose de la práctica de los DJ y VJ. recursos de la imagen y el sonido.
Dos años antes, Margarita Bali intervino la fachada del Ministerio de Cultura A mediados de los 90, el Grupo Fosa exploró esta vía de trabajo con asiduidad.
de la Nación con su pieza coreográfica Pizzurno pixelado (2005), producida en Sus videos poseían un sentido escenográfico y onírico, con una edición precisa
el marco del Proyecto Cruces del Festival Internacional de Teatro. Bailarines que concentraba las acciones y les otorgaba un carácter alegórico. En muchas
en vivo y virtuales convivían en el frente del edificio, creando situaciones que ocasiones, el video fue parte de sus intervenciones en vivo, introduciendo des-
118 de la imagen información que los cuerpos no podían ofrecer. Uno de sus inte- y con frecuencia, por el público. En Libros de arena (2003-2004), por ejemplo, 119
grantes, Javier Sobrino, continuó en la línea de las videoperformances. A través Mariano Sardón proyecta textos referidos a Jorge Luis Borges tomados de la
de una serie de piezas, investigó la realidad del lenguaje y las palabras, creando Internet, sobre la sombra que producen los espectadores al pasar sus manos
acciones y videos en los que recurría a un idioma inventado para hablar de sobre un cubo de arena. En Divergencia diferente de cero (2001-2002), las palabras
unas imágenes y unos textos en gran medida enigmáticos. contenidas en dos libros abiertos se intercambian cuando el público golpea
Los primeros videos de Inés Szigety también comprometían el cuerpo y la palabra. sus manos. El grupo Proyecto Biopus trabaja preferentemente en esta área. Su
La edición operaba sobre el registro de personas que hablaban para exaltar los obra Sensible (2007) está conformada por una pantalla sensible al tacto donde
tiempos muertos, singularizar los vocablos, multiplicar los gestos involuntarios. Más los usuarios pueden producir formas que pasan integrar un ecosistema virtual.
tarde, la propia artista pasa a protagonizar sus piezas. El encuadre la encierra en su Las relaciones entre estas formas determinan la evolución posterior de la pieza,
acción, la contiene, mientras la edición concentra el acto reiterado de encintarse así como su universo sonoro.
o engramparse (Encintándome, 2004; Engrampándome, 2004). Szigety vuelve a poner Finalmente, el video encuentra un sinnúmero de formatos, espacios, posibilida-
el cuerpo en una ironía dirigida al videoarte y su mercantilización, Video ya! (2005), des y usos en la obra de artistas provenientes de las más variadas disciplinas que
aunque aquí hay un juego con la imagen electrónica y el texto que excede lo mera- se acercan a él de manera eventual o que lo incorporan junto a otros soportes y
mente performático. medios. La mayoría no tiene una forma-
Tres artistas cordobeses abordan el vi- ción específica en los discursos audiovi-
deo y la acción desde perspectivas diver- suales; sólo llega a ellos a través de la
sas. Federico Falco parte de su historia curiosidad y aprovechando las facilida-
familiar para indagar algunos aspectos des de producción que otorgan las tec-
de la identidad individual y social, don- nologías contemporáneas, cada vez más
de conviven los espacios rurales, las hue- accesibles y amigables.
llas de la historia y la violencia (Agrícola Fabiana Barreda ha comenzado a inte-
y ganadera, 2004; Estudio para horizonte grar la fotografía, el dibujo y el video.
en plano general, 2003). Leticia El Halli En su investigación sobre los cuerpos,
Obeid diseña pequeñas acciones a la la arquitectura, la naturaleza y el ho-
manera de ejercicios en contextos de gar ha elaborado un conjunto de ani-
intimidad o aislamiento (Headphones, maciones y videoobjetos que dialogan
2001; Orden, 2003; Escribir, leer, escuchar, con fotografías e ilustraciones digita-
2003; Relatos, 2005); Paola Sferco tam- les, en instalaciones que reflexionan
bién investiga los espacios de la intimi- sobre nuestra relación con los hábitats
dad, enfocando situaciones que convo- naturales y artificiales (Arquitectura del
can el desconcierto (Dialogado, 2003; deseo, 2006). Juan Mathé ha produci-
Mariano Sardón.
Encuentros corporales, 2006). do algunos de los videoobjetos más Proyecto Biopus.
Libros de arena, 2003-2004 Una de las prácticas más corrientes memorables del arte argentino, tra- Sensible , 2007
y de mayor desarrollo en los últimos bajando con monitores desnudos y en
años es, sin lugar a dudas, la videoinstalación. Esta expansión del audiovisual movimiento que desafían la inercia de la pantalla (Proyecto para un salto al va-
hacia el espacio, que incorpora al espectador en un sentido más físico que cío, 2002). A partir de fotografías y maquetas, y recurriendo a los cambios de
el monocanal, permite relativizar la presión narrativa y explorar las lecturas escala, Lila Siegrist compone pequeños paisajes dislocados (Silenciosos, 2006).
fragmentarias e incompletas, la indeterminación de los desplazamientos, el im- Sebastiano Mauri ha proyectado imágenes en movimiento sobre retratos foto-
pacto de las escalas, la exaltación sensorial de imágenes y sonidos. Entre los gráficos, generando rostros de gran extrañeza (Faded, 2004). Su trabajo incluye
artistas que incursionan en este formato con mayor constancia se encuentran también videos de carácter conceptual, donde el audiovisual es a veces una
Carlos Trilnick, Silvia Rivas, Charly Nijensohn, Iván Marino, Gustavo Romano, mirada y otras un registro (I Believe in God, 2007; The Song I Love To, 2005).
Sebastián Díaz Morales y Gabriela Golder. El video se cruza permanentemente con la música electrónica, los videojuegos
En tiempos recientes, estas producciones dan paso a las instalaciones interac- y la cultura digital en general. Como parte de un universo medial donde los
tivas, donde el audiovisual electrónico puede ser manipulado en tiempo real, límites se vuelven cada vez más imprecisos, la informatización de los sonidos
120 y las imágenes electrónicas fomenta los intercambios y las hibridaciones para Notas Cinema. New York: Dutton, 1970. Para 121
dar vida a experiencias innovadoras, como las sesiones de VJ. Algunos artistas, 1
En este sentido, el videoarte argentino conocer su desarrollo en la Argentina,
como Jorge Castro, han encontrado en ese ámbito un espacio sin igual para la sería, para los alcances de este ensayo, se puede consultar mi ensayo “Fuera de
creación audiovisual, un entorno que les ofrece, además, un contacto vivo e un campo discursivo, según el concepto las formas del cine. Experiencias de cine
inmediato con el público. Para un artista como Jorge Haro, que utiliza la ima- desarrollado por Michel Foucault (en expandido en la Argentina”, publicado
gen electrónica desde hace muchos años en sus conciertos, el video es a veces La arqueología del saber, México, Siglo en las actas de las Segundas Jornadas
un sitio para ejercitar cierta intimidad (Video 7 [autorretrato], 1997), y otras, XXI, 19ª ed., 1999). Nacionales: El cine y las artes audiovisua-
para desarrollar experiencias sonoras (Cotos_05, 2006). Estanislao Florido lo 2
Sobre la construcción de esa pureza les. Enfoques analíticos y transdisciplinarios.
usa para congeniar la historia del arte y el conflicto social con la estética de los y su artificialidad puede consultarse Buenos Aires: EINCITED; Universidad
videojuegos (Cartonero, 2006), un género que ha formado visualmente a nume- mi ensayo: “A propósito de la hibridez de Buenos Aires, 2001.
rosas generaciones. de los nuevos medios”, en Colectivo 9
Para ampliar este tema puede consul-
Porque el video se ha transformado, con los años, en algo más que un medio Troyano (ed.). Instalando / Installing. tarse mi ensayo “Arte y tecnología en la
que los artistas emplean en determinadas ocasiones. En un entorno creciente- Arte y cultura digital. Santiago de Chile: Argentina. Los primeros años”, publica-
mente tecnologizado, el audiovisual electrónico ocupa un lugar cada vez más LOM Ediciones, 2007. do en Leonardo Electronic Almanac, 13:4,
destacado en la historia, la memoria, la interpretación de la realidad, la vida. 3
Su referente literario más común es Abril 2005.
Su uso ha configurado estéticas, pero ha permitido también la expresión y la Roberto Arlt, presente en obras como 10
Para ampliar este tema puede con-
elaboración de prácticas y estrategias para investigar, interpelar y confrontar el El hombre apocalíptico (2002) o El visitante sultarse mi ensayo “Buenos Aires
mundo contemporáneo. El videoarte argentino ha frecuentado estos senderos, enigmático (2003). Underground”, presentado en la
y prolonga con su marcha la potencialidad de un medio en constante devenir. 4
Andrés Di Tella y Fabián Hofman Jornada de Homenaje: Los Primeros Cien
son los responsables de una de las Años de Cine en Argentina. Buenos Aires:
obras claves del videoarte argentino – Facultad de Filosofía y Letras (UBA),
Reconstruyen crimen de la modelo (1990) – y 1997.
de cortos documentales en la línea del 11
Anchou, Gregorio, “Por un cine de la
documental de autor, como Guía del urgencia”, manifiesto inédito, Madrid,
inmigrante (1993). Los trabajos perso- 2003.
nales de Di Tella en la tónica del docu- 12
Margarita Bali es cofundadora, junto a
mental de autor han llegado incluso al Susana Tambutti, de una de las compa-
circuito comercial (Fotografías, 2007; La ñías claves de la danza contemporánea
televisión y yo, 2002). argentina, Nucleodanza
5
En aquella época se hablaba preferen- 13
Para ampliar las características de
temente de video by artist (video de artis- este formato, se pueden consultar mis
ta) y no de videoarte, como lo hacemos ensayos “Videodanza: otro bastardo en
hoy. la familia” (1995) y “Videoarte y video-
6
Pulqui. Un instante en la patria de la fe- danza en una (in)cieta América Latina”
licidad (2007), de Alejandro Fernández (2007), incluidos en este libro.
Mouján.
7
Sus trabajos han sido emitidos con fre-
cuencia en el programa Caloi en su tinta,
de Canal 7.
8
Una excepción particularmente im-
portante la constituye el cine expandido
que se desarrolló durante las décadas
de 1960 y 1970. Al respecto puede con-
sultarse Youngbloog, Gene. Expanded
C.1 / 05
122 Como sucede en el ámbito internacional, la producción electrónica en América
Latina pasa por un momento que es al mismo tiempo eufórico y crítico.
123
VIDEOARTE Y VIDEODANZA EN UNA Por una parte, parece haberse consolidado el reconocimiento institucional
CAPÍTULO 1 / 05
largamente esperado por los artistas que durante las décadas de 1980 y 1990
(IN)CIERTA AMÉRICA LATINA lucharon denodadamente por espacios de exhibición, medios de producción
y aceptación pública. Museos y galerías de arte han abierto sus puertas a los
trabajos en video. La crítica dirige hoy su mirada hacia ellos, mientras las in-
vestigaciones históricas y teóricas, académicas e independientes, comienzan a
circular, reafirmando los valores de una producción que se presiente madura
RODRIGO ALONSO
Aun así, resulta bastante problemático hablar de un videoarte latinoamericano.
En los últimos años han habido múltiples intentos por desarticular la noción de
una América Latina unida por un lenguaje y un pasado colonial comunes1. A esto
se suma la escasa intercomunicación existente en su interior, el hecho efectivo de
que son más frecuentes los contactos entre los países que la conforman y Europa
o los Estados Unidos, que las relaciones de tales países entre si.
Sin embargo, artistas, curadores y teóricos sostienen la necesidad estratégica de
fortalecer las relaciones entre los países de la región, a fin de construir espacios
de producción y reflexión que provean un contexto artístico e intelectual a la
124 creación regional. Para esto, es necesario evitar el uso del término “latinoame- 125
ricano” en sentido descriptivo o categorial, utilizándolo en cambio en forma
funcional o estratégica, para sumar esfuerzos y no para ocultar las diferencias
internas, los procesos sociales, políticos y culturales particulares, las raíces, his-
torias e identidades singulares. Con este criterio, es posible entonces referirse
a la producción artística latinoamericana. Y con estas miras se han implemen-
tado y se siguen generando numerosos proyectos regionales.
De hecho, el videoarte se ha favorecido especialmente de los lazos locales es-
tratégicos. Los numerosos festivales dedicados a la creación electrónica en
América Latina han concedido siempre una importancia particular a la necesi-
dad de mostrar trabajos de la región, no sólo debido a la comunidad idiomática
sino principalmente por la afinidad de contextos, tanto socio-políticos como de
producción y circulación. La mayoría de esos festivales basan su estructura en
los contactos entre curadores y artistas antes que en los apoyos institucionales.
Así, han sido y continúan siendo los propios realizadores quienes delinean el
circuito del videoarte latino.
Tras estas aclaraciones, lo que sigue sólo puede ser un posible panorama de la pro-
ducción electrónica latinoamericana, voluntariamente incompleto y parcial.
El videoarte posee una sólida tradición en América Latina, aunque la tecnología
electrónica sólo estuvo realmente accesible a partir de la década de 19802. Las in- Álvaro Zavala.
fluencias sobre las producciones pioneras fueron de muy diversa índole: las artes vi- Atipanakuy, 1999
CAPÍTULO 2 / 01
perdieron su sentido y su peso moral hace mucho tiempo...
Guillermo Gómez-Peña & Roberto Sifuentes1
En 1966, tras una breve estadía en los Estados Unidos, la artista argentina Mar-
ta Minujín llega a Buenos Aires con un proyecto ideado conjuntamente con
dos colegas, el norteamericano Allan Kaprow y el alemán Wolf Vostell. Se trata
RODRIGO ALONSO
Lo que sucede en la Argentina no es, quizás, demasiado diferente a lo que
acontece en el resto de América Latina, con la honrosa excepción de unos
pocos países – o, cabría especificar, de algunas ciudades de unos pocos países,
ya que una de las paradójicas características de las tecnologías contemporáneas
es, al mismo tiempo, ser globales y estar diferencialmente distribuidas. Y si bien
existen numerosos y certeros análisis que demuestran la imposibilidad de ha-
blar de Latinoamérica como una entidad homogénea y coherente, lo cierto es
que esta precaria distribución tecnológica, sumada a las dificultades de acceso
e injerencia sobre los desarrollos de la ciencia aplicada, unifica a la región,
134 ubicándola en una posición derivativa respecto de las naciones donde se lleva 135
adelante la investigación primaria.
Esa repartición desigual y sus consecuencias políticas y sociales – la concentra-
ción del poder, la ampliación de las brechas entre quienes pueden acceder a
las tecnologías y quienes no logran hacerlo, el “analfabetismo” tecnológico, la
marginación laboral y social – constituyen uno de los planteos más urgentes en
nuestros países, en una época en la cual la reconfiguración global sobre la base
de la posesión tecnológica dicta el ritmo de la política y la economía del mundo.
Debido a esto, la relación entre arte y tecnología en América Latina no puede
plantearse sino en términos políticos. Cualquier propuesta de este tipo producida
en los países de la región lleva implícita las tensiones entre el paradigma occiden-
tal forjado al calor de la expansión tecnológica y la ineludible realidad de las eco-
nomías y culturas locales, derivativas y marginadas. La exigencia de preguntarnos
por nuestro lugar en este mundo no es una opción, sino una necesidad.
Las posibles respuestas no son, sin embargo, meras proposiciones subalternas.
Cualquier discurso generado desde una periferia no es necesariamente un dis-
curso sobre la periferia, y menos aun, un discurso periférico. Sus modulaciones
repercuten sobre todo el sistema discursivo – en tanto la base de todo sistema
es la interrelación entre sus partes – generando planteos que los propios cen-
tros deben considerar. En algún sentido, las periferias son las que tienen las
mejores posibilidades de “distancia crítica” con respecto a los centros. No es
casual que su voz se recupere toda vez que el sistema central entra en crisis y
necesita de un autoexamen para poder continuar.
Es una falacia pensar que sólo desde la posesión técnica se puede reflexionar
sobre el impacto social y cultural del régimen tecnológico. Si se comprende
la lógica interdependiente de todo el circuito, es fácil ver cómo las relaciones
del arte con la tecnología se definen tanto desde su interior como desde su
exterior. Al igual que los cyborgs de Donna Haraway – esos híbridos perfectos de
hombre y máquina – nuestra realidad de seres realizados “incompletamente”
en la técnica es deudora también “del militarismo y el capitalismo patriarcal,
por no mencionar el socialismo de estado”. Y al igual que ellos, nos encontra-
mos ante la alternativa de ser infieles a nuestro origen impuesto, “(Para los
bastardos,) los padres, después de todo, no son esenciales”.3
Asumiendo esta posición, contamos con la posibilidad concreta de ubicarnos
en el panorama internacional desde una postura propia, con una incidencia
global clara y productiva. Después de todo, las fronteras entre centro y periferia
hace tiempo que dejaron de ser precisas. ¿Cómo explicar, sino, que el chino sea
el idioma más hablado del planeta? El meteórico incremento del número de
páginas web en español en Internet durante los últimos años, señala la deter-
minación de la comunidad hispanoparlante por ocupar su lugar en la trama de
relaciones inaugurada por la red, evidenciando, a su vez, un potencial discursi-
vo que se sabe descentralizador y disruptivo.
Según Gerardo Mosquera, “La cultura occidental, generada en los centros,
opera como metacultura operativa en el mundo actual”. Sin embargo, “la me-
ENTRE DOCUMENTO Y Fried alertó sobre un cambio radical que venía produciéndose en el campo
CAPÍTULO 2 / 02
de la escultura, y que amenazaba con contaminar al resto de las produccio-
ESPECTÁCULO. EL VIDEOARTE nes artísticas. Reflexionando sobre los objetos minimalistas, el teórico advertía
el progresivo abandono de la autorreferencialidad propia de la obra de arte
RODRIGO ALONSO
historias de ficción, e incluso en el desarrollo de una línea documental donde
Vito Acconci. el espectador puede ver reflejada su realidad y su tiempo. Pero su estructura se
Theme Song, 1973 basa en la creación de un espacio-otro, un sitio donde todo sucede más allá del
observador, según esquemas narrativos que lo aíslan de su contexto inmediato
trasladándolo al terreno de la ilusión.
El videoarte, en cambio, ha buscado con frecuencia romper la barrera de la
pantalla y plantear el espacio electrónico como una continuidad del entorno
del espectador. En esto se nota la influencia de los artistas de la performance,
que se aproximaron al medio con sumo interés cuando éste era todavía muy
146 joven. Para ellos, el video compartía con su práctica cierta inmediatez de la 147
que el cine carecía. La posibilidad del ver rápidamente, e incluso de manera
simultánea (mediante un circuito cerrado de televisión) lo que se registraba en
su cinta, hizo que aquél se utilizara con frecuencia en la documentación de ac-
ciones, que luego fueron pensadas para su realización exclusiva para la cámara,
dando lugar a lo que se conoce hoy como videoperformance.3
El reemplazo del espectador por la cámara en el registro de las acciones hizo
que los artistas se relacionaran con ésta como si se dirigieran a aquél. En los
videos resultantes se nota la construcción de un espectador implícito al que
se apela de manera más o menos consciente. El artista norteamericano Vito
Acconci es, quizás, quien mejor lo pone en evidencia. En algunas de sus cintas,
como Theme Song (1973), el público es convocado literalmente a introducirse
en el espacio electrónico, despreciando el límite impuesto por la pantalla del
monitor televisivo.
En sus videos y videoperformances aparece otro elemento clave para la pro-
ducción de esa continuidad entre el espacio electrónico y el lugar del espec-
tador: la frontalidad. Esta actitud que el cine evita por considerarla disruptiva
para la construcción de la ficción fílmica,4 aparece con frecuencia en el video,
principalmente en el que esgrime algún carácter performativo. Enfrentado a
la cámara, el performer busca involucrar emocional y psicológicamente al pú- Marina Abramovic & Ulay
blico, aspira a disminuir la distancia entre ambos actuando como si no hubiera Aaa Aaa, 1978
una separación entre el espacio dentro y fuera de la pantalla. Desde ya, esto
no elimina el límite real entre ambos mundos; más bien, al contrario, lo hace atesorarse. El espectador era llamado a ser testigo de esa acción, a presenciar
explícito, promoviendo una reflexión sobre la imagen, el ámbito expositivo, el un acto que se entregaba a sus ojos como la expresión de un fenómeno singu-
lugar del espectador y el acto de la recepción. lar e irrepetible.
En cambio, el videoarte actual se presenta más bien como un espectáculo5 – de
ahí también su íntima afinidad con la teatralidad –. El público es convocado,
Escenarios seducido e interpelado por él, una y otra vez. Cuando se presenta como vi-
El arte contemporáneo tiene una predilección especial por las situaciones per- deoinstalación, la repetición constante de la cinta rompe toda singularidad
formáticas. Pensadas a veces como expresión o manifestación, y otras como para aproximarlo al recurrente mundo de las imágenes mediáticas. La inti-
intervención en sitios específicos, su presencia recurrente constituye una de midad que procuraba el performer de los setenta se vuelve aquí exterioridad
las vías por la que se introduce la teatralidad en la producción artística actual. pura. Importan los efectos, el estímulo visual pero también el intelectual. La
El videoarte da cuenta de este hecho. En los años recientes, la experimentación atención se sostiene en una tensión que es a la vez narrativa y conceptual. Se es-
con el lenguaje y el soporte electrónico dio paso a propuestas menos preo- pera que el espectador construya el sentido o lo deduzca de la (frecuentemente
cupadas por la investigación formal y cada vez más orientadas al desarrollo escasa) información que el medio electrónico provee. Se apela a su actividad
conceptual. A esto ha contribuido el cruce de la videocreación con las artes como contracara de la que se desarrolla en la pieza.
visuales, que produjo mudanzas y renovaciones tanto para aquélla como para A diferencia también de la videoperformance histórica, desarrollada por lo
éstas. Integrado a la batería de medios de los artistas contemporáneos, el video general en un ámbito cerrado, las acciones construidas para el video hoy des-
ha adoptado naturalmente este resurgimiento de la acción, aportando su cre- pliegan un espectro más amplio de la puesta en escena. Cuando se realizan en
ciente desarrollo tecnológico y su familiaridad con el público. un estudio, hay una construcción muy cuidada del espacio, un cierto grado
Pero en este último tiempo, la relación del espectador con las acciones que el de sofisticación. Difícilmente se percibe ese aire de espontaneidad o ensayo,
video vehicula ha cambiado notablemente. Los performers que se aproxima- palpable en los videos de Bruce Nauman o Marina Abramovic; cuando apare-
ron al medio en la década de 1970 otorgaban cierto carácter ritual a sus tra- ce, suele tratarse de una referencia o un recurso manierista. El ojo del futuro
bajos, un atributo que los transformaba en manifestaciones únicas que debían espectador parece mucho más determinante en la producción contemporá-
148 nea; en él se prolongan la institución arte y su circuito. Ya no observador sino pular y colectiva, y prácticamente no ha abandonado ese camino, el video ha 149
voyeur, ese ojo obtiene exactamente lo que busca: un espectáculo construido a mutado en numerosas formas que lo han llevado a transitar por los sitios más
la medida de su sed escópica. dispares, del video musical al de alquiler, del videoarte a la publicidad, de las
Entre los escenarios preferidos por los artistas, el espacio público cobra cada videoinstalaciones al videohome.
vez mayor importancia. Dotado de resonancias políticas, sociales y culturales Esa versatilidad para multiplicar sus apariciones y formas de circulación lo ha
intrínsecas, su intervención reactiva – por lo general – los relatos ocultos y los hecho – finalmente – popular. Si en principio parecía un medio destinado a
conflictos latentes, para poner de manifiesto la delicada trama relacional de la circunscribirse al ámbito televisivo, la aparición de las primeras cámaras portá-
vida comunitaria. Allí se concentra la historia y eventualmente se conjura un tiles a mediados de 1960 demostró que su destino no estaba allí, sino del lado
trauma. Allí conviven el pasado y el presente, la realidad y los anhelos, las apa- de la vida misma.
riencias y las dinámicas profundas. Es revelador que tanto el videoarte como el video hogareño nacen al mismo
La utilización del espacio público por parte de los artistas contemporáneos tiempo y como consecuencia de ese hecho. Durante algunos años, ambos com-
sigue unos objetivos muy diferentes a los establecidos por la tradición.6 Histó- partieron también ciertos objetivos y cierta estética: siguieron la vía del docu-
ricamente, el arte público – en la tipología del monumento – estuvo destinado mento – las acciones de los performers, la vida familiar – y se refugiaron en en-
a embellecer la ciudad, a dotarla de objetos e imágenes relevantes, a disimular tornos limitados y en alguna medida íntimos – el estudio del artista, la galería
los conflictos en narrativas heroicas, coherentes e integradoras. Su instaura- de arte, la cotidianidad.
ción tenía una funcionalidad clara: suturar las heridas del pasado con un relato No obstante, su rumbo estaba destinado a ser dispar. El videoarte tomó rápida-
intemporal y universal capaz de trascender las tensiones operantes en la vida mente la dirección de la experimentación formal para internarse en las posibi-
cotidiana de la urbe. lidades estéticas del medio electrónico, buscando la clave de su especificidad.
Durante décadas los artistas contribuyeron a esa pacificación aparente con sus Años más tarde incursionó en la formulación conceptual para orientarse, en
obras. Pero los artistas contemporáneos reniegan de ese legado, presentando una de sus vertientes más transitadas en la actualidad, hacia la exploración de
el espacio público como un terreno de luchas incesantes, de valores encontra- la realidad y sus procesos, recuperando la capacidad de registro del soporte au-
dos, de conflictos sin solución, donde la vida de la gente es atravesada una y diovisual. Este proceder se observa tanto en la captación directa de la realidad
otra vez por los intereses del Estado, las diferencias ideológicas y el capital, que como en sus reconstrucciones y en las propuestas performáticas; en todos estos
impiden todo estado de felicidad definitiva. En la explicitación de este entra- casos el video recupera su estatuto de vehículo mediador y documento medial.
mado problemático a través de los medios estéticos, los artistas han encontrado El video hogareño, por su parte, tomó preferentemente la vía del recuerdo.
un nuevo sentido para su práctica, una vía que potencia el carácter reflexivo Su función es más bien utilitaria. Como la fotografía, permite atesorar los mo-
de la producción artística, dotándola de propiedades semánticas que permiten mentos y capturar los acontecimientos que conformarán la historia personal
una aproximación singular al mundo y su devenir. o familiar, con la ventaja de incluir el tiempo que la fotografía neutraliza. Sin
Esta operación sobre la realidad y sus múltiples sustratos, en la medida en que embargo, el videohome también ha configurado una estética, quizás una de las
sólo persigue una intervención simbólica, se dirige al espacio público trans- más reconocibles. En algún punto, todos los videos hogareños se parecen y
formado en escenario. Aunque esté conformada por acciones reales ejecutadas eso, en definitiva, es lo que asegura su comunicabilidad y su valor social, lo que
sobre sitios reales, su poder reflexivo y evocativo sólo adquiere todo su senti- trasciende el hecho específico registrado para construir una semblanza comu-
do en el nivel del discurso poético. A diferencia de los artistas modernos, los nitaria, histórica y acaso universal.
contemporáneos no pretenden cambiar el mundo pero sí sugieren formas de Frente a la homogeneidad que el video – y los medios en su conjunto – adquie-
repensarlo y, quizás, transformarlo.7 Su trabajo se enrola en lo que podríamos re a través de su uso social cada vez más generalizado, el videoarte mantiene
denominar como una poética de lo posible, la construcción de alternativas imagi- una singularidad radical. Pero esa singularidad no está dada por sus propieda-
narias a las condiciones de existencia actuales que permiten conjeturar realida- des estéticas, como se pensaba en los tiempos de las exploraciones formales –
des y vidas optativas. de hecho, la mayoría de los videos realizados durante ese período terminaron
pareciéndose mucho, por la utilización de los procedimientos y efectos están-
dares inscriptos en una tecnología que se estabilizó con rapidez –. Más bien,
Estética y documento podríamos decir que la singularidad del videoarte contemporáneo descansa
Como medio flexible, fluido, contemporáneo, el video se halla en los espacios en gran medida en la particularidad de las realidades y los acontecimientos a
públicos pero también en los cotidianos, incluso en la intimidad. A diferencia los que dirige su mirada. Dicho rápidamente, es una singularidad situacionista,
del cine, que ha sido concebido desde sus orígenes como una atracción po- fundada en el acercamiento personal a unos hechos y circunstancias situados
150 histórica, social, política y culturalmente de manera única. De la confluencia tual de la pieza, el registro es apenas un elemento evocador de una operación 151
de la mirada artística con el registro de esos eventos surge el modo de produc- que excede las posibilidades del documento.
ción característico de una buena parte del videoarte reciente.
Esta vertiente otorga una importancia especial al uso del video como docu-
mento: documento de una realidad, de una acción, de una intervención, de un Políticas de lo visible. Dar a ver
proceso. Es curioso que en momentos donde la omnipresente manipulación Si algo caracteriza a las prácticas artísticas contemporáneas es su creciente con-
de los medios pone en cuestión todo valor documental, los artistas se vuelquen ciencia sobre la mediación de los soportes y dispositivos que las vehiculan. Esto
con insistencia a esa actividad. Sin embargo, esa curiosidad no es tal, porque ha llevado a los artistas a formular diferentes estrategias para la confección de
en manos de los artistas el registro documental ha dejado de ser un procedi- sus piezas, la negociación del sentido, la modulación de lo visible y lo no evi-
miento inocente. Su uso no busca reflejar una realidad que se sabe atravesada dente, de la percepción y lo que puede escapársele. Para algunos realizadores,
por múltiples intereses y distorsiones, ni ignora que el registro mismo, por más no se trata sólo de mostrar sino de dar a ver. Así, el videoarte ya no busca única-
desinteresado que pretenda ser, constituye una injerencia sobre su objeto. En mente inscribir un referente sino, más bien, aspira a ponerlo a consideración
el videoarte, la inscripción documental registra las intervenciones del artista so- y someterlo a examen, activando la mirada analítica y crítica del observador.
bre su contexto, su perspectiva, su mirada particular, su forma de aproximarse La obra Oríllese a la orilla (2000), de
a los espacios, hechos y personas con los que interactúa o va a interactuar, su Yoshua Okón, presenta esta tensión
posicionamiento crítico. No registra ni una observación objetiva ni una subje- entre lo visible y lo que se da a ver de
tividad, sino el resultado de un accionar concreto sobre el entorno o aconteci- una manera particular. La pieza mues-
miento que se busca analizar. tra a policías desenfadados realizando
Una inspección rápida de los “documentos” del videoarte contemporáneo es acciones groseras, perdiendo la com-
suficiente para advertir que lo que el artista expone se manifiesta más allá de postura ante la provocación del artis-
lo que podemos ver. A veces es necesario, incluso, recurrir a información ac- ta, cruzando los límites de su presen-
cesoria que nos permita comprender aquello que estamos observando. Una cia institucional en actos claramente
pieza como Returning a Sound (2004), de Jeniffer Allora y Guillermo Calzadilla, exhibicionistas. La cámara capta la Yoshua Okón.
Oríllese a la orilla, 2000
puede servir como ejemplo. El video muestra a una persona que recorre un actuación de los agentes, los exhibe
territorio en una motocicleta que tiene adosada una trompeta a su caño de tal como ellos mismos se muestran en la medida en que son conscientes del
escape; el dispositivo produce un sonido que acompaña al viajante a lo largo registro. Pero el artista da a ver una realidad mucho más profunda, pone en
de todo su recorrido. El sentido de la acción es prácticamente incomprensible evidencia el desmoronamiento de la autoridad civil en el marco de un sistema
sin algunos datos adicionales. La travesía se lleva a cabo en la isla de Vieques, social en franca crisis de sus instituciones.
Puerto Rico, un sitio que las fuerzas armadas de los Estados Unidos utiliza- La dialéctica visible/invisible, decible/indecible, perceptible/imperceptible
ban para la realización de pruebas constituye uno de los tópicos del pensamiento del filósofo argelino Jacques
militares desde la década de 1940. Rancière. En su libro Le partage du sensible. Esthétique et politique, el pensador pos-
En 2003, los ciudadanos locales lo- tula el fundamento estético de la política, sosteniendo que ésta se caracteriza
graron que esas pruebas cesaran por delinear regímenes de visibilidad y decibilidad. En sus propias palabras, “Es
y que los marines se retiraran. La una delimitación de tiempos y espacios, de lo visible y lo invisible, de la palabra
intervención de Allora y Calzadilla y el ruido, lo que define, a la vez, el lugar y el dilema de la política como forma
es, de esta manera, una especie de de experiencia”.8 Consecuentemente, toda práctica artística, en la medida en
sinfonía triunfal, una operación que actúa sobre el terreno de lo visible o lo decible, sobre los espacios y los
que celebra la reapropiación del tiempos del decir, ver u oír, posee un efecto político necesario.
territorio a través de una acción En el desmontaje de la representación y la relativización del documento, en el
poética, de marcadas resonancias cuestionamiento de sus criterios de realidad y verdad, y en la puesta en duda
políticas y simbólicas. Aunque des- de todo aquello que se fundamenta en ellos, las obras de los artistas contem-
de un punto de vista descriptivo es poráneos formulan una crítica que no se limita al campo estético, sino que se
la mera documentación de esa ac- propone como comentario social, político y cultural en sentido amplio. No es
Jeniffer Allora y Guillermo Calzadilla. ción, desde la perspectiva concep- en los “contenidos” sino en esa precisa articulación de lo visible y lo sugerido,
Returning a Sound, 2004
152 lo evidente y lo latente, donde descansa la máxima potencialidad política de Notas 7
Para ampliar este tema, se puede con- 153
estas prácticas. 1
Fried, Michael, “Art and Objecthood”, sultar: Bourriaud, Nicolas. Estética rela-
Una potencialidad, por otra parte, que depende de un régimen de lectura muy publicado originalmente en Artforum, cional. Buenos Aires: Adriana Hidalgo,
preciso, que solicita un esfuerzo de compromiso, interpretación y comprensión. Junio de 1967, y recogido en español 2006.
La supuesta hermeticidad del arte contemporáneo no es inferior a la del mundo en el libro: Fried, Michael. Arte y objetua- 8
Jacques Rancière. Le partage du sensible.
en el que vivimos. En todo caso, los artistas no hacen más que ponerla de manifies- lidad. Ensayos y reseñas. Madrid: Antonio Esthétique et politique. Paris: La Fabrique,
to, llamando la atención sobre la complejidad del contexto sociocultural y sobre Machado, 2005. 2001 (la traducción es mía).
la necesidad de trascender el mundo de las apariencias e involucrarse activamente
2
Estos procedimientos se discuten ex- 9
El artista catalán Muntadas utiliza esta
en el de los hechos y situaciones concretas que nos rodea. tensamente, por ejemplo, en Aumont, expresión para referirse a las galerías,
Jacques, et.al. Estética del cine. Espacio fíl- los museos y demás espacios institucio-
mico, montaje, narración, lenguaje. Buenos nales donde se exhibe arte.
Espacios protegidos Aires: Paidós, 2005. 10
David, Catherine, “Introduction”,
A primera vista, parece contradictorio que estos artistas interesados en el con-
3
Para ampliar la relación del video con en Documenta X. Short Guide (cat.exp.).
texto sociopolítico y en intervenir activamente en los procesos vitales, exhiban la performance pueden consultarse: Kassel: Cantz Verlag, 1997 (la traduc-
el resultado de su práctica en los “espacios protegidos” de las galerías de arte Alonso, Rodrigo, “Performance, foto- ción es mía).
y museos.9 Sin embargo, esa contradicción no es tal porque, como señalamos grafía y video. La dialéctica entre el acto 11
En sus orígenes, ciertos grupos de rea-
anteriormente, su operación sobre la realidad no siempre tiene por fin una y el registro”, en CAIA. Arte y Recepción. lizadores pretendieron insertarse en la
transformación efectiva – como pretendería un militante político – sino que, Buenos Aires: Centro Argentino de In- televisión con propuestas de carácter
con frecuencia, propone un replanteamiento simbólico que permita pensarla vestigadores de Artes, 1997 (incluido en crítico. A esos grupos se los conoció con
de otra manera. El trabajo del artista es poético incluso cuando está animado esta publicación); Baigorri, Laura. Video: el nombre de televisión de guerrilla.
Primera etapa. El video en el contexto social
por objetivos políticos concretos, y todavía los espacios artísticos promueven
y artístico de los años 60/70. Madrid: Bru-
la reflexión y el debate estético sobre su labor. Aun cuando existen creadores
maria, 2004.
cada vez más interesados en trascender esos espacios para evitar la sobredeter- 4
En la década de 1960, Jean Luc Go-
minación artística que infunden a todo lo que se realiza en ellos, neutralizando
dard introduce insistentemente las mi-
en parte su fuerza política, lo cierto es que continúan siendo un refugio de
radas a cámara como un procedimiento
pensamiento, análisis y experimentación.
tendente a sacudir al espectador de su
“En la era de la globalización y de las frecuentemente violentas transforma-
pasividad, animado por las teorías del
ciones sociales, económicas y culturales que acarrea – argumenta Catherine
extrañamiento brechtiano.
David –, las prácticas artísticas contemporáneas, condenadas por su supuesta 5
Aquí la palabra espectáculo no remite
«nulidad» por autores como Jean Baudrillard, son en realidad una fuente vital al concepto de Guy Debord (La sociedad
de representaciones imaginarias y simbólicas cuya diversidad es irreducible a la del espectáculo. Buenos Aires: La marca,
dominación económica (casi) total de lo real”.10 El mercado del arte es muchas 1995), sino más bien al carácter exposi-
veces un brazo de esa dominación. Pero el circuito del arte es mucho más que tivo de las artes reproducibles tecnoló-
eso. En su seno conviven también voces independientes, agentes autónomos, gicamente que describiera Walter Ben-
actores críticos. jamin en su ensayo “La obra de arte en
En este sentido, el videoarte encuentra en el entorno artístico el ámbito ade- la era de su reproductibilidad técnica”
cuado para la presentación de su propuesta conceptual y formal. Aun cuando (reproducido en Discursos interrumpidos
conserva su afinidad con el mundo de los medios de comunicación masiva I. Madrid: Taurus, 1989).
– donde alguna vez pretendió insertarse11 –, sus objetivos son radicalmente 6
Para una caracterización de la tradición
opuestos a los de éstos. El videoarte actual exige atención y reflexión, un espa- del arte público, véase: Kwon, Miwon,
cio para el pensamiento y un espectador activo. El espacio adecuado para que “Public Art and Urban Identities”, en
el encuentro con la obra abra el sendero a una verdadera experiencia. Philipp Muller, Christian (ed.). Public is
Everywhere (cat.exp). Hamburgo: Kuns-
tverein Hamburg, 1997).
C.2 / 03
154 El siguiente ensayo atiende a las diferentes relaciones que pueden establecer-
se entre la performance como hecho artístico y su documentación entendida
155
PERFORMANCE, FOTOGRAFÍA Y como prolongación de la propuesta original, en contraposición con las prác-
CAPÍTULO 2 / 03
ticas de la recopilación histórica e informativa propias de la exégesis crítica;
EL ACTO Y EL REGISTRO estética en el seno de la tensión que se establece entre medios de expresión
irreductibles, tensión que pone en funcionamiento una dialéctica que tiene
por polos enfrentados al acto original y al registro final del mismo.
RODRIGO ALONSO
que postulaba su valor de verdad – para la posteridad, transformándose en prueba
fehaciente de la intervención de su autor en la ejecución.
Ana Mendieta siguió un camino algo diferente para el registro de sus acciones so-
bre la naturaleza. Su trabajo consistía típicamente en la intervención sobre espacios
naturales, en los cuales dejaba esbozada una silueta que luego plasmaba fotográfica
o cinematográficamente. Sin embargo, estos registros no dan pruebas de su presen-
cia sino más bien de su ausencia: no muestran a Mendieta en el acto de señalizar el
espacio sino que documentan el producto posterior, el momento en el que su
autora ha quedado reducida a una huella en el paisaje.
156 La imagen fotográfica refuerza esa ausencia debido a su estatuto de pasado Las cirugías son registradas bajo la supervisión de la propia artista, quien sólo se 157
irremediable e inmodificable – ese carácter “mortuorio” que según Barthes hace administrar anestesia local. Ella también escenifica la sala de operaciones
subyace en toda fotografía1 –, pero a su vez, es la ocasión de la recepción esté- con diferentes objetos, diseña la ropa de cama y la vestimenta de los médicos,
tica de la obra, que sólo puede desplegarse para su espectador entre la autenti- y lee textos psicoanalíticos, filosóficos y literarios durante toda la intervención
cidad del registro y la ausencia del acto. quirúrgica. Los registros son el resultado de una situación especialmente esce-
Aún documento de un subproducto (la huella), el registro es parte integrante y vital nificada para la cámara, modificada nuevamente durante la edición. Muchas
de la performance. Su lugar no es complementario, ya que es imposible establecer veces, las condiciones mismas de presentación están contempladas en función
un límite preciso entre performance y registro que pudiera caracterizar a una y de la performance: en la última Bienal
otro como prácticas separadas. A su vez, las fotografías son el único vínculo que la de Lyon, por ejemplo, la artista dispu-
artista propone con su espectador, obligado a aproximarse a la inmediatez del acto so televisores con las imágenes de sus
original desde la perspectiva mediada del registro medial. operaciones en el techo del Museo de
Arte Contemporáneo de Lyon, al lado
de un dispositivo de luces similares a
El registro y las instancias del proceso artístico los que se utilizan en las salas de ciru-
Una práctica común es la utilización de un medio tecnológico para documentar gía, sobre las mesas de operación. De
el proceso de una performance. Esto fue bastante popular entre artistas concep- esta forma, el espectador estaba obliga-
tuales como Dennis Oppenheim, John Baldessari, Vito Acconci o Bruce Nauman, do a mirar hacia arriba y directamente
como así también, en el ámbito del body art, siendo particularmente importante hacia las lámparas, de la misma mane-
en las famosas autoagresiones de los integrantes del accionismo vienés. ra en que la artista lo había hecho du-
No es casual que el videoarte haya nacido en el seno de las acciones del grupo rante la intervención quirúrgica.
Fluxus y entre los performers de los 1970s; como declara la artista Marina Abra- En otra oportunidad – Entre Deux (1993)
movic, el video compartía la instantaneidad de la performance, permitiendo – Orlan confrontó fotografías de las va-
Orlan.
además la prolongación temporal de la acción.2 Tan importante fue la utiliza- riaciones de su rostro durante una ope- Operación quirúrgica, 1993
ción del video en este tipo de registros que la crítica norteamericana Rosalind ración y su período posoperatorio, con
Krauss caracterizó al medio como la estética del narcisismo, aduciendo que “en variaciones similares producidas mediante la manipulación digital de su retrato.
la mirada dirigida a sí mismo [del performer] se configura un narcisismo tan Aquí, el registro fotográfico pone en evidencia su compromiso y consustanciación
endémico a las obras en video que me veo tentada a generalizarlo como la con- para con su práctica crítica – a la que destina, nada menos, que su propio cuerpo – a
dición del género en su totalidad”.3 la vez que denuncia el artificio y la descorporeidad de lo virtual.
La fotoperformance y la videoperformance – producciones basadas en acciones
diseñadas especialmente para ser plasmadas en fotografías o videos, respectivamen-
te – dan cuerpo a un tipo de obra en la cual el acto aparece como inseparable de La vía del comentario crítico
su traducción mediática. La secuenciación del registro fotográfico o la edición au- Entre Deux no sólo vehicula un comentario sobre la realidad o el cuerpo: también
diovisual permiten, además, alterar los patrones temporales del acto performático ofrece una reflexión crítica sobre los medios, al poner en cuestión su capacidad
o focalizar la recepción del mismo, con la posibilidad de generar un metadiscurso para funcionar como documento. Según Bent Fausing, los videos de la artista fran-
crítico en relación al proceso de ejecución de la obra o su fruición. cesa son igualmente cuestionadores: “no es placentero ver las operaciones de Or-
Como caso particular, pueden señalarse los registros de las performances de lan; por el contrario, duele, con lo cual conmueven el rol confortable del especta-
Orlan, quien en los últimos años se ha sometido a una serie de intervenciones dor asociado al video y a los medios electrónicos en general”.5
quirúrgicas de modificación de su cuerpo como forma de crítica “carnal” a las Esta tendencia crítica se encuentra asimismo en las producciones de otros ar-
presiones de los patrones femeninos de belleza occidentales,4 cuya fuente la ar- tistas que diseñan situaciones en las cuales el énfasis está puesto en la decons-
tista remite a la historia del arte: así, ha “copiado” sobre su cuerpo la barbilla de trucción de los medios con los que trabajan, y que en la mayoría de los casos
la Venus de Botticcelli (El nacimiento de Venus), la nariz de la Psyche de Gérard focalizan su atención sobre los sistemas de valores que éstos propagan en el
(Psyche y el amor), los labios de la Europa de Moreau (El rapto de Europa), los ojos ámbito de la cultura contemporánea.
de Diana de la Escuela de Fontainebleau (Diana cazadora) y la frente de la Mona Las obras de Cindy Sherman y Yasumasa Morimura son características de este
Lisa de Leonardo Da Vinci. tipo de aproximación. En sus personificaciones, Sherman toma los estereotipos
158 de mujer popularizados por el cine y las revistas de moda para formular una crí- Registro y actualización performática 159
tica sobre la influencia de los medios en su conformación y cuestionar, al mis- Mientras en algunos casos las claves de la recepción estética se ubican en el hia-
mo tiempo, al propio medio, en tanto productor de ese universo artificial. Pero to entre performance y registro, en otros, éste puede funcionar como agente
al apropiarse del imaginario producido por éste, su ataque se prolonga hacia de actualización de la acción original haciendo que la recepción mediática se
cuestiones más radicales en relación con la originalidad y la creatividad de la aproxime a la verificada durante la performance.
práctica artística. “Habiendo entendido a la fotografía como el Otro del arte – El video Blue / Red / Yellow (1974), del artista argentino Jaime Davidovich, posee
sostiene Rosalind Krauss – su uso de la fotografía no comporta un objeto para tales características. La pieza documenta una performance en la cual el autor
la crítica artística sino que se constituye como un acto crítico. Constituye a la fo- cubre las pantallas de tres televisores con cintas adhesivas de color amarillo,
tografía misma como un metalenguaje con el cual opera sobre el campo mito- rojo y azul respectivamente, colores que corresponden a los primarios de la
gramatical del arte, explorando a un tiempo los mitos de la creatividad y visión pintura8 (como queda claro desde su descripción, esta obra se posiciona den-
artísticas, y la inocencia, primacía y autonomía del «soporte» de toda imagen tro de la tendencia crítica hacia la televisión propia de los setentas).
estética”.6 Morimura, mediante una práctica similar, no sólo cuestiona la su- El registro hace coincidir el formato de la pantalla del televisor registrado con
premacía de occidente en el dominio de la imagen mediada, sino que también el encuadre, por lo cual, cada vez que el artista cubre un televisor con las cin-
relativiza la fijeza de los géneros producida por tas, se cubre simultáneamente la pantalla del monitor que el espectador del
este sistema al personificarse preferentemente video observa. La acción original – cubrir la pantalla de un televisor con cinta
como representante del sexo opuesto. adhesiva – se repite casi exactamente igual en el registro: tanto al final de la
Esta línea deconstructivista fue igualmente rectora performance como del video se nos enfrenta a una pantalla cubierta con cinta.
en las primeras acciones y performances realizadas Davidovich encuentra la forma precisa para lograr la supervivencia de la acción
en video. Durante los ‘70s, tuvo como representan- performática en el video al eludir la tentación de incluirse a sí mismo como eje-
tes privilegiados a artistas como Douglas Davis, Bru- cutante. Al hacerlo, enriquece notablemente el registro y potencia la recepción
ce Nauman, Richard Sierra, Muntadas o el Grupo futura de su performance, que se actualiza cada vez que el video es exhibido.
Ant Farm, quienes crearon trabajos de fuerte tono Si no lo hubiera hecho, ésta hubiera quedado irremediablemente ligada al pa-
crítico en relación a la televisión destinados a ser sado y aquél sería tan solo una pieza de documentación histórica. Esta decisión
difundidos por el mismo medio. Television Delivers formal lo ubica entre las obras que afianzan su productividad estética al incor-
People (1973), de Richard Sierra, está compuesto porar su registro al diálogo con el que interpelan a su espectador.
por una seguidilla de avisos publicitarios que aler-
Yasumasa Morimura. tan al espectador sobre cómo la TV “vende” su pú-
Diálogo interno con Frida, 2001
blico a las grandes empresas comerciales en lugar Notas de la artista publicada por Net Magazine
de ofrecer los productos de éstas a su audiencia;
1
Barthes, Roland. La Cámara Lúcida: Gallery en Internet).
Nota sobre la Fotografía. Barcelona: Pai- 5
Fausing, Bent. “To Create an Image -
Images from Present Tense, Backward Television Set (1971), de Douglas Davis, invita a los
dós, 1995. And To Be an Image”, publicado en
televidentes a rotar sus televisores hacia la pared y observarlos desde atrás. 2
Entrevista a Marina Abramovic en 3º Internet: http://www.artnode.dk/niko-
The Eternal Frame (1975), de Ant Farm y T. R Uthko, consituye un caso intere-
Biennale d’Art Contemporain de Lyon (cat. laj/nemo/fausinguk.html.
sante. El video muestra – a la manera de un documental – la preparación de una
exp.). Paris: Réunion de Musées Natio- 6
Krauss, Rosalind. “A Note on Photogra-
performance basada en la repetición del asesinato de J. F. Kennedy siguiendo el
naux, 1995. phy and the Simulacral”, en Squiers. Ca-
registro televisivo, que los integrantes de Ant Farm re-ejecutan en las mismas calles 3
Krauss, Rosalind. “Video: The Aesthe- rol (ed). The Critical Image: Essays on Con-
donde el hecho tuvo lugar. Incluye, además, opiniones del improvisado público
tics of Narcissism”, en Hanhardt. John temporary Photography. London: Lawrence
ante el “nuevo asesinato”, a quien se pide una opinión que compare el hecho “real”
(ed). Video Culture: A Critical Investiga- & Wishart, 1991.
– la reconstrucción que están viendo con sus propios ojos – con el que presenciaron
tion. New York: Visual Studies Workshop 7
En esta época, los videos sólo podían
a través de los medios de comunicación. Press, 1990. El subrayado es original. verse en un monitor de televisión. No
La transmisión televisiva del video7 posiciona al simulacro en el mismo nivel per- 4
La artista llama “arte carnal” a su prác- existía otro medio de reproducción po-
ceptual del hecho original, generando una indiferenciación entre ambos registros. tica para diferenciarse del body art de sible.
Así, The Eternal Frame disuelve las fronteras entre realidad y ficción mediante una los setentas que se encuentra, en su 8
Los colores primarios del video son el
operación que nos permite, a su vez, reflexionar sobre las lábiles fronteras entre opinión, excesivamente ligado a lo indi- verde, el rojo y el azul.
estos dos reinos. vidual y al mercado (ver la conferencia
C.2 / 04
160 Tan bello como el encuentro casual de una máquina de coser y un paraguas
en una mesa de disecciones
161
CAPÍTULO 2 / 04
EN LA FAMILIA Hacia comienzos del siglo veinte, un encuentro casual inspiraba al surrealis-
mo, una corriente artística llamada a convertirse en un referente clave del arte
moderno. Hacia finales del siglo (es decir, hoy), otro encuentro de similares
características reclama nuestra atención ¿Qué otra cosa podría ser la videodan-
RODRIGO ALONSO
cámara permite rescatar zonas, sectores que muchas veces son corporales y que
otorgan una dimensión inusual al cuerpo como lugar a recorrer y/o habitar.
Toda una estética del cuerpo como terreno a explorar subyace en los primeros
planos o los detalles que el cuadro de la cámara recoge y la pantalla propone a
nuestra consideración.
Y es que el cuerpo, ese instrumento que es el presupuesto de la composición
coreográfica, no ha dejado de ser el protagonista. Un cuerpo que la media-
ción transforma en superficie pero que paradójicamente parece más inmedia-
to, merced a los acercamientos del ojo electrónico. Un cuerpo que exige ser
162 tratado de otra forma, porque el coreógrafo ya no debe diseñar tan sólo su 163
movimiento: también debe planear la mirada que lo recorrerá. Esta coreografía
de la mirada es tal vez lo que mejor define a la videodanza, lo que le da su fuerza
estética y lo que justifica su razón de ser dentro del arte contemporáneo.
No obstante, a pesar de todo lo que la justifica, su paternidad sigue siendo pro-
blemática. Por un lado, aparece como la hija no deseada del videoarte (quien
es, a su vez, hijo no deseado de las artes visuales y el video; y éste, a su vez, hijo
no deseado del cine...), aunque su aceptación aumenta día a día. La danza, por
otra parte, parece no haberse enterado de su existencia, aunque ha accedido
con cierta indulgencia a cobijarla.
Si atendemos a la rápida aceptación de otros híbridos contemporáneos (la co-
media musical y la tortura en los países latinoamericanos en El beso de la Mujer
Araña, la colonización americana y el cine de Disney en Pocahontas), quizás
cierta resistencia inicial podría llegar a ser un buen indicio.
Margarita Bali.
Arena, 1998
C.2 / 05
164 En la teoría contemporánea, es un lugar común referirse al media art como el
ámbito en el que confluyen las tradiciones formales, estéticas y culturales de
165
NOTA SOBRE LA HIBRIDEZ las diferentes disciplinas artísticas. Según esta idea, los nuevos medios – y en
CAPÍTULO 2 / 05
particular, la producción digital – son espacios de integración donde las artes
DE LOS NUEVOS MEDIOS1 se funden dando vida a producciones híbridas, desafiando la especificidad o
pureza de los materiales originales. El término multimedia sería la expresión
acabada de este proceso de eliminación de las barreras formales, el concepto
que determina de una vez y para siempre la imposibilidad de pensar en medios
aislados y singulares.
RODRIGO ALONSO
cidad de las artes tecnológicas es, en realidad, una construcción idiosincrásica
que se llevó a cabo en un momento específico de su historia para ser luego
trasladada a su fundamento, siguiendo el movimiento típicamente moderno de
establecer e inmovilizar las bases que definen a cada producción artística y la
diferencian de las demás [3] que antes de preguntarnos por la contaminación
medial en las creaciones electrónicas y digitales actuales, deberíamos indagar
las formas y los métodos mediante los cuales se construyó su supuesta especifi-
cidad primigenia, desconociendo la diversidad, complejidad e “impureza” de
las producciones de cada medio en su etapa primitiva.
166 Cuando la fotografía ingresa en su 167
etapa modernista, todas estas interre-
laciones son consideradas espurias.
Se promueve la necesidad de limpiar-
la de la contaminación formal de las
otras artes y encontrar lo que ella tie-
ne de específico, lo que la hace úni-
ca en relación con los demás medios
artísticos. Comienza así la defensa de
su dependencia absoluta con respecto
a su referente, la prescripción de no
manipular ni la realidad retratada ni
la imagen obtenida, la construcción
de la “objetividad” fotográfica. Esta ob-
jetividad – a la que los artistas habían
sido indiferentes – se propondrá como
el fundamento, no ya de una estética
fotográfica sino del medio mismo, la
característica que ningún fotógrafo
Henry Peach Robinson. Nam Junk Paik. debería dejar de observar so pena de
Fading Away, 1858 Magnet TV, 1965
traicionar su naturaleza intrínseca.
Con el cine sucede algo similar. Las
La construcción de los medios puros películas de los hermanos Lumière son prácticamente fotografías animadas. El
La aparición de cada nuevo medio siempre estuvo acompañada por una mezcla encuadre, la posición estática de la cámara y los temas delatan esa filiación. Más
de novedad tecnológica y tradición formal. La fotografía, presentada en socie- tarde, serán nuevamente la literatura y el teatro quienes “contaminen” el medio
dad como una herramienta científica, se transformó en manos de los artistas cinematográfico, introduciendo sus historias, sus modelos narrativos, sus sistemas
en un sucedáneo de la pintura. Las primeras placas abrevan en la tradición del de actuación y de construcción de los personajes. No se trata, de ninguna manera,
retrato, las naturalezas muertas y el paisaje, continuando el régimen visual que de un teatro o una literatura “filmados”, sino de verdaderos híbridos. Las películas
la imagen plástica había establecido a lo largo de varios siglos. de Meliés, por ejemplo, intercalan efectos especiales propios del nuevo medio
Si bien es cierto que esos géneros fueron favorecidos por los largos tiempos con tomas de carácter escénico, mientras el recurso de los intertítulos introduce
de exposición que exigían las primeras tomas, no es menos cierto que la rela- un recurso narrativo a medio camino entre la literatura y el cine.
ción con la pintura no fue casual sino consciente. La mirada de los primeros Sin embargo, el ímpetu modernista exigió que el cine tuviera un lenguaje pro-
fotógrafos había sido formada por el medio pictórico, y era difícil escapar de pio, ajeno al del resto de las artes. La teoría cinematográfica de las primeras dé-
él. No obstante, cuando la técnica fotográfica fue perfeccionándose, no hubo cadas del siglo XX estuvo abocada casi exclusivamente a esa cuestión. Si bien el
ni la necesidad ni la voluntad de desprenderse se esa filiación. El movimiento cine nunca pudo desprenderse por completo de la influencia literaria – excep-
pictorialista haría de la alianza entre pintura y fotografía un programa estético, to en cierta producción experimental –, los esfuerzos de teóricos y realizadores
que pronto incorporó elementos del teatro y la literatura. Hacia finales del si- se orientaron a determinar su especificidad, que fue adjudicada a la particular
glo XIX, los artistas enrolados en dicho movimiento produjeron imágenes con forma en que el filme confecciona su unidad espacio-temporal a partir de una
claros referentes en las corrientes pictóricas y literarias del momento, como fragmentación y recomposición del registro de la realidad. Para autores como
el romanticismo, el neoclasicismo y el impresionismo. La puesta en escena, la Sergei Eisenstein, el elemento clave para conseguir ese fin era el montaje,3 aun-
confluencia de varios negativos y el retoque final, condujeron a la fotografía que en teorías como la del “montaje prohibido” de André Bazin ese elemento
hacia la alegoría, la narrativa épica o romántica, la metáfora visual y las múl- no parecía fundamental.4 Lo importante era sostener la verosimilitud cinema-
tiples variaciones lumínicas y tonales, recursos que el arte de la pintura había tográfica sobre la base de un lenguaje propio, que no se confundiera con el de
desarrollado como propios y que ahora eran compartidos con el nuevo medio. sus parientes literarios y teatrales.
168 En sus orígenes, el video tampoco pudo despegarse fácilmente de la televisión. 169
No sólo porque sus producciones debían visualizarse necesariamente en un
televisor,5 sino también, porque muchos de los primeros artistas que se acerca-
ron al medio pretendieron crear una televisión alternativa, una suerte de con-
tratelevisión acorde a las exigencias de la contracultura que florecía por todas
partes. Luego, el interés de los artistas plásticos – y en particular, de los que se
dedicaban a la performance – dio paso a formas híbridas que se conocieron
como video escultura, videoperformance o video objeto.
Pero en poco tiempo, los videastas se propusieron explorar las especificidades
del medio, dejando de lado todo aquello que recordaba a las artes y los medios
aledaños. Investigaron los circuitos cerrados de televisión, la experimentación
con las propiedades de las imágenes electrónicas y su manipulación en tiempo
real. Y nuevamente, muchas de estas características fueron promulgadas como
consustanciales al medio, como parte de su naturaleza y como indicador infali-
ble de su especificidad en relación con los demás.
Finalmente, el caso de las producciones digitales no es muy diferente, aunque
su desarrollo en el contexto de las teorías de la posmodernidad hizo menos
enfático el reclamo de especificidad. En sus orígenes, la gráfica digital acusa
su mezcla con el diseño y las artes plásticas – en particular, con algunos proce-
dimientos del grabado, como la serigrafía –. Internet nació siendo una suerte Diana Thater.
The Best Space is the Deep Space, 1998
de gran enciclopedia y las primeras producciones multimedia – incluido el net.
art – señalan su afinidad con las narrativas anteriores (literatura, video, etc.).
Los intentos por determinar la especificidad de la producción digital apunta- políticos – en la cual los hechos sociales funcionan con la precisión de una ma-
ron a su carácter interactivo, su estructura no lineal, su flexibilidad y su estatuto quinaria de relojería – como también en la exigencia de pureza racial que fun-
de obra “inacabada”, que necesita de un interactor o usuario que la actualice. da la política del nacionalsocialismo alemán, por sólo citar algunos ejemplos.
Sin embargo, prescribir estas características como fundamentales a toda pieza En el terreno de las artes plásticas, será Clement Greenberg el encargado de llevar
digital es prácticamente insostenible. Su contaminación con los universos de la adelante esta purificación.6 Según su teoría, cada medio debía trabajar únicamente
fotografía, el video, los relatos textuales, el diseño, no sólo no se evita sino que con los elementos que le son específicos. Así, la pintura no debía trascender el pla-
se promueve cada día más. no que la contiene; cualquier intento por superar ese plano era sancionado como
práctica espúrea e inadmisible. Toda figuración o espacio perspectivo debían ser
erradicados, ya que el volumen pertenece al campo escultórico y la presencia huma-
El siglo de la pureza na al teatro. La pintura sólo podía utilizar líneas, planos, colores, manchas; elemen-
La búsqueda de definiciones precisas, fundamentos, valores específicos, carac- tos que debían eliminarse de las demás artes por pertenecer por derecho propio
terizaciones unitarias y todo tipo de “purezas”, es una fuerza que puede perci- a su práctica. De la misma manera se definían las propiedades de las demás artes,
birse a lo largo del siglo XX. La encontramos tanto en las ciencias como en las promoviendo su pureza formal y erradicando toda contaminación.
artes, en la filosofía como en la vida social. Bebe en los ideales iluministas pero El programa de Greenberg se asemeja al llevado a cabo en las artes tecnoló-
adquiere mayor vigor en el contexto de la consolidación de un pensamiento gicas en varios puntos. En primer lugar, porque en lugar de presentar a las
universal e integrado, propio de la modernidad posterior. Se encuentra tanto características que definen a cada medio como parte de un programa estético
en la descomposición del trabajo en tareas independientes propia del fordismo elaborado en un contexto histórico específico, las considera intrínsecas a él,
– que, por otra parte, elimina de la práctica industrial todo lo que no es “tra- asentadas en su “naturaleza”, y por lo tanto, ahistóricas e irrefutables. Luego,
bajo” –, como en el afianzamiento de una ciencia experimental libre del pen- porque esas características se proponen como el fundamento de tales artes,
samiento metafísico, el conocimiento intuitivo y la reflexión ametódica, que se como su base, en relación con las cuales se ponderará toda creación futura.
desmiembra en disciplinas específicas con objetos de estudio no confluentes. Así, las producciones anteriores a la “definición” del medio, que no cumplen
Se encuentra en el relato lineal de una Historia limitada a los acontecimientos con ellas, son tildadas de primitivas, es decir, como pertenecientes a un tiempo
en el que sus autores no estaban en condiciones de comprender la naturaleza Notas 3
Véase, por ejemplo: Eisenstein, Ser-
170 171
cabal del medio con el cual trabajaban.
1
Utilizo la expresión “nuevos medios” gei. Hacia una teoría del montaje. Barce-
(new media) en el sentido en que ha lona: Paidós, 2001.
Por otra parte, esas cualidades adquieren un carácter prescriptivo: las obras
quedado establecida en el circuito 4
Bazin, André, “Montaje prohibido”,
que no se ajustan a ellas no pueden considerarse seriamente dentro del medio
del arte y la teoría estética contempo- en Bazin, André. ¿Qué es el cine? Ma-
en cuestión y deben desecharse como inválidas o improcedentes. Los sistemas
ránea, en los cuales nombra funda- drid, Rialp, 1990.
construidos sobre la base de esas propiedades son abiertamente valorativos y
mentalmente a los medios artísticos 5
No existía otra forma de exhibir vi-
utilizan estos fundamentos para descalificar a las obras que se apartan de su ca-
tecnológicos – fotografía, cine, video, deo durante las décadas de 1960 y
non sin más; baste recordar el rechazo de Howard Fried a la escultura minima-
producción digital. Su “novedad” no 1970.
lista tildándola de “teatral”, por afirmar su presencia mundana y no adscribir a
se entiende como sinónimo de inno- 6
Véase: Greenberg, Clement. Arte y
la atemporalidad de la escultura clásica.7
vación u originalidad sino más bien cultura (Ensayos críticos). Buenos Aires:
Finalmente, estos sistemas suelen establecerse como la culminación de una
como distinción de los medios tra- Paidós, 2002.
búsqueda estética que conducía secretamente hacia ellos. Al verificar en la ac- dicionales – pintura, escultura, gra- 7
Fried, Howard. “Art and Ob-
tualidad aquello que los “primitivos” no fueron capaces de advertir, la teoría se bado, etc. Véase: Manovich, Lev. The jecthood”, en Artforum, junio 1967.
convierte en el punto más alto de la evolución del medio, de la misma forma, Language of New Media. Cambridge
por ejemplo, en que Hegel consideraba a su sistema filosófico como la culmi- (Mass): The MIT Press, 2000.
nación de la filosofía occidental. 2
En la teoría estética contemporánea
se ha vuelto un lugar común tratar de
demostrar que los nuevos medios no
La hibridez de los nuevos medios introducen nada original; que todo
Como consecuencia de todo lo expuesto, hablar de la hibridez de los nuevos lo que en ellos se considera una nove-
medios no parece demasiado adecuado, o por lo menos no lo parece sin ciertas dad ya existía en los medios preceden-
salvedades. tes – aunque, como se estableció en
El concepto de hibridez implica un cierto estado de pureza originaria a partir del la nota 1, los new media no pretenden
cual se produce una mezcla, una integración o contaminación. Hablar de hibridez destacar por su novedad –. Muchos
implicaría, por tanto, reforzar los sistemas que defienden la especificidad de las ar- autores lo hacen con el fin de desa-
tes, introduciendo una nueva etapa en la progresión estética de las formas. creditar la producción tecnológica,
Sólo si atendemos a la artificialidad de esa pureza originaria, si comprendemos en muchos casos, sin hacer siquiera el
esa noción como una categoría histórica, es posible postular el hibridismo como esfuerzo por comprenderla. Un ejem-
otro momento histórico – y no sin ciertas restricciones también, ya que, en reali- plo paradigmático puede encontrarse
dad, las producciones mediáticas “puras” son más bien una entelequia –. Lo im- en el ensayo de Philippe Dubois, “Má-
portante es desligar esta consideración de toda implicación evolutiva, liberándola quinas de imágenes: Una cuestión
además de su carácter prescriptivo y valorativo. de línea general” (en Dubois, Philip-
Por otra parte, si los medios han tendido a integrarse a lo largo de su historia, y si pe. Video, Cine, Godard. Buenos Aires:
fueron necesarios sistemas ideológicos extremos para pensarlos incontaminados, Libros del Rojas, 2001). El libro The
quizás deberíamos asumir que lo que los caracteriza, en definitiva, es esa capaci- Language of New Media (op.cit.), de
dad para consustantivarse, para integrarse formal, conceptual y/o culturalmente. Lev Manovich, constituye una excep-
Aunque, por supuesto, no podríamos decir, sin caer en contradicciones que esta ción notable: aquí, la búsqueda de las
propiedad constituya su naturaleza, su especificidad o su esencia. raíces de ciertas características de los
nuevos medios en los anteriores, se
hace con el fin de comprender a los
primeros.
C.2 / 06
172 Entre las diferentes posibilidades de interacción en el ámbito de la tecnología
digital, la navegación se ha impuesto como modelo paradigmático. Esta activi-
173
LA NAVEGACIÓN COMO dad, que consiste típicamente en el recorrido a través de conjuntos de datos
CAPÍTULO 2 / 06
utilizando sistemas de enlaces, no describe tan solo una forma de relación con
PARADIGMA NARRATIVO la información, sino que propone, además, una concepción fluida de esta in-
formación, al representar al universo informático como un espacio continuo y
permanente, sin fisuras, en el que es posible abandonarse sin el temor a malo-
grar el recorrido.
La navegación se asocia con otros vocablos afines, como exploración, travesía,
RODRIGO ALONSO
tiene Erkki Huhtamo – son el «viaje» o la «navegación». Remiten a una expe-
riencia espacial, a un recorrido de descubrimiento interactivo dentro del mun-
do virtual «escondido» en el disco, supuestamente más allá de la interfaz... La
grilla arquitectural básica de la mayoría de los CD-ROM es espacial y conforme
a la noción de hipertexto. La estructura hipertextual ofrece una alternativa a
la progresión lineal continua, al ofrecer al usuario algunos grados de libertad
en la elección de su camino, de forma tal de poder negociar su experiencia”.4
Efectivamente, la experiencia de la navegación nunca es completamente autó-
noma. Siempre depende de algún tipo de guía, comenzando por los progra-
174 mas, los protocolos y las múltiples traducciones que permiten al usuario la ma- 175
nipulación de la información binaria. Al nivel de la exploración, el navegante
se encuentra con ciertos grados de libertad que le permiten configurar su ex-
periencia; esto es suficiente para que pueda, con mayor o menor orientación,
construir el sentido. Éste surge siempre de una negociación con el universo
simbólico que propone la obra. La naturaleza de esta negociación es dialógi-
ca5, es decir, se produce en la interacción con el medio informático o con los
objetos, espacios y sujetos mediados por él, como sucede en el caso de las insta-
laciones interactivas o en las piezas basadas en la telepresencia.
Las particulares características de esta negociación ponen en entredicho los
lugares habituales del artista, el espectador y la obra. Enfrentado a un conjunto
de elecciones diversas, la opción del navegante se traduce en la actualización
de una de las múltiples posibilidades más o menos previstas en el programa,
pero que sólo cobran sentido en su manifestación final. Esta configuración
momentánea no posee un valor privilegiado en relación con otras posibles. Su
aparición da vida a una de las voces de este medio polifónico en el que, según
Claudia Giannetti, “la polifonía (o hipertextualidad) del discurso relativiza la
autonomía del autor y de la obra”.6 Olia Lialina
My Boyfriend Came Back from the War!, 1996
Un aspecto importante a destacar es que, en la mayoría de estas piezas, no se
puede hablar de la obra artística como un producto terminado. En general,
no hay una finalidad preestablecida, un sentido último a descubrir tras agotar una clasificación precisa. No obstante, se pueden señalar algunas característi-
la travesía por los datos. De hecho, muchas piezas son interminables o muy cas básicas que pueden ser de utilidad a la hora de analizar su funcionamiento.
diferentes cada vez que se las visita seleccionando otras opciones. El disfrute Concretamente, nos referiremos a sus niveles de determinación, redundancia e
estético se establece, más bien, en la navegación misma. Esto induce una ra- indeterminación como elementos que permiten evaluar, en líneas generales, las
dicalización de la experiencia efímera durante el acto de la recepción que ha construcciones narrativas más frecuentes. En general, todas ellas poseen una
sido clave en gran parte del arte contemporáneo desde la década de 1960,7 y mezcla de estos tres rasgos, aunque algunos pueden verse destacados.
que reaparece en prácticas contemporáneas como el DJing y el VJing.
Durante la navegación, el usuario imprime su propia temporalidad a la expe-
riencia estética: decide cuándo comenzar y terminar, el ritmo de la explora- Niveles de determinación
ción, la velocidad del recorrido. Esta temporalidad no estricta es una de las Incluso en las piezas más abiertas a la exploración existen imágenes, acciones,
innovaciones más singulares de los medios interactivos en relación a otras ex- recorridos, modos de navegación y/o estímulos sonoros que han sido prede-
presiones audiovisuales como el cine o el video, donde las duraciones de las terminados y que el usuario no puede cambiar. Éstos fijan una parte de la nave-
imágenes y los sonidos están fijadas en el soporte. gación. El nivel de determinación más común suele ser una imagen, pantalla o
Por otra parte, la posibilidad de acoplar múltiples medios – dependientes de fragmento de video que introduce la historia, a partir de los cuales se desarrolla
diferentes registros sensoriales – y el acceso multiforme a la información al- su devenir.9 Tras esta introducción se establecen los primeros sistemas de enla-
macenada ofrecen una mayor riqueza al acto de la recepción. La relación del ces, que pueden permanecer fijos o variar a medida que el interactor se involu-
usuario con la obra digital resulta menos determinante que en muchas pro- cra con el relato. En las piezas más elementales, el seguimiento de los enlaces
puestas tradicionales, impulsando una fruición más asociativa y privada.8 Sin conduce hacia una sucesión de pantallas, como si se tratara de las páginas de
embargo – como se destacó anteriormente – muchas veces la recepción de una un libro. Es el caso típico de las primeras obras basadas en hipertextos, pero es
obra interactiva se produce de manera secuencial, imprimiendo cierta linea- un modelo todavía muy frecuentado en creaciones multimedia con una base
lidad al material original multiforme. Esta particularidad ha servido para que literaria, como Blind Spot (1998-99) de Darcey Steinke.
muchos artistas utilicen los medios digitales como soportes de piezas narrativas. Este trabajo, realizado por una conocida escritora, funda su narratividad en la
La construcción de relatos a partir de las posibilidades no-lineales de los me- historia de una mujer que desarrolla una fobia a los espacios que la rodean.
dios informáticos ha seguido múltiples vías, tantas que es imposible realizar Para traducir este estado, la autora recurre a una estructura similar al famoso
176 clásico del net.art My Boyfriend Came Back from the War! (1996), de Olia Lialina: cumplir su objetivo. Esto se consigue activando una serie de objetos, descu- 177
cada enlace subdivide la pantalla creando un espacio cerrado, claustrofóbico, briendo las operaciones que deberá llevar adelante el personaje, eliminando
que permite la convivencia de textos, imágenes, animaciones y sonidos, aunque obstáculos, pero sobre todo, comprendiendo la lógica del universo planteado
la base del desarrollo narrativo continúa siendo textual. La navegación nos por la pieza en vistas a accionar adecuadamente dentro de él.
conduce a través de los relatos de la protagonista, siempre en un único sentido. La historia se estructura a partir de una sucesión de pantallas. La primera in-
No hay forma de volver sobre nuestros pasos; la historia sólo puede seguirse en troduce el conflicto e invita al usuario a poner en marcha al personaje. A partir
el sentido preestablecido o abandonarse. de allí, se trata de descubrir las acciones que ayudarán al pequeño hombrecito
Aun cuando trabaja con una simultaneidad de estímulos visuales y sonoros, la pieza a llevar a cabo su misión. En cada pantalla, el usuario sólo puede tocar con
mantiene una estricta secuencialidad en el nivel de su línea argumental. Su nave- su mouse un número limitado de objetos; no obstante, esos pocos puntos de
gación posee un alto grado de determinación. Existe, además, otro elemento que interactividad producen una experiencia lúdica gratificante. A veces, algunos
contribuye a este hecho: cada vez que reiniciamos la exploración, la pieza se com- sitios de interacción sólo se ponen en funcionamiento tras la previa activación
porta exactamente de la misma manera. Los mismos enlaces conducen a las mismas de otros; es el caso, por ejemplo, de una pantalla habitada por un fumador,
imágenes, animaciones, sonidos y textos. No existe la posibilidad de disfrutar de que sólo al terminar su tarea dejará libre la llave que activa un elevador para
otras alternativas al relato. El medio digital sólo contribuye con su bagaje audiovi- esquiadores. Esto genera algún grado de indeterminación, aunque no son mu-
sual pero no modifica en gran medida una narrativa construida sobre la base de chos los casos en los que esto sucede. En realidad, el sitio no pretende ser
instrumentos literarios. La interacción, en este caso, no cumple un rol significativo: complejo; por el contrario, uno de sus grandes atractivos es su simplicidad, su
simplemente pone en funcionamiento una maquinaria textual. estructura de relato casi infantil y la creatividad de los mundos imaginados por
El proyecto para la Internet Wordtoys (1996-2006), de Belén Gache, está con- los artistas.10
formado por una serie de composiciones interactivas que poseen un trasfondo
textual. Sin embargo, la introducción de ciertos grados de indeterminación
suaviza la rigidez de su navegación. Por ejemplo, en el sector Poemas de agua, Niveles de redundancia
el interactor puede extraer versos de la imagen de un lavabo al accionar sus Las obras interactivas suelen incorporar reiteraciones en su estructura. Éstas
grifos, pero cada vez que acciona uno de éstos, los versos que aparecen son cumplen diferentes funciones: a veces, son pequeños bucles de animación que
diferentes, como lo son también cada vez que se reingresa a la pieza. permiten prolongar una acción con escasos recursos; otras, son organizaciones
A partir de estas descripciones, pareciera que una obra con altos niveles de visuales que facilitan la interacción al mantener constantes algunas funciones –
determinación sólo puede ofrecer una experiencia interactiva limitada. Sin botones, menús, barras de herramientas, hiperenlaces –; otras, son elementos
embargo, esto no es así. Existen que simplemente contribuyen a ordenar la información audiovisual.
propuestas basadas en una deter- Toda producción interactiva, por más variada que sea, necesita mantener cier-
minación estricta que son capaces tos elementos constantes para que el navegante pueda intuir y organizar su re-
de producir una fruición estimu- corrido; esto es particularmente importante cuando se pretende que el usuario
lante y altamente comprometida. “descubra” los modos de interacción. Este descubrimiento nunca es del todo
Uno de los mejores ejemplos en espontáneo. Las personas acostumbradas a interactuar con las creaciones di-
este sentido lo constituye Samorost gitales saben identificar ciertas claves que se repiten de una pieza a la otra: las
(2003), de Amanita Design (Jakub modificaciones en el cursor del mouse, la iluminación o el cambio de color de
Dvorsky y Vaclav Blin), una anima- los hiperenlaces, los sonidos que se disparan al pasar el cursor del mouse por
ción que gira en torno a un peque- objetos activados, etc. De igual manera, una obra interactiva puede basarse en
ño personaje que debe evitar que una disposición audiovisual más o menos constante sobre la que sólo se modi-
un asteroide colisione contra su fican las imágenes, los textos o los sonidos, pero que mantiene las bases de la
diminuto planeta penetrando en estructura de navegación con el fin de facilitar la tarea del interactor.
los mecanismos del agente agresor. Tal es el caso de Between a Rock and a Hard Drive (1999) de Kristin Lucas. Esta
La narrativa es perfectamente li- pieza está construida a partir de material tomado de diferentes salas de chateo,
neal. No obstante, el interactor ubicado en una estructura más o menos constante: una imagen central – un
debe poner en funcionamiento el espacio público en el que un grupo de objetos dialogan con frases tomadas de
Belén Gache. relato ayudando al protagonista a chateos – rodeada por un teclado simulado y desorganizado que permite al
Wordtoys, 1996-2006
178 usuario activar sonidos que se relacionan con la imagen o con frases tomadas 179
del mismo lugar. Pulsando la tecla “Esc” la imagen cambia, pero la interacción
continúa siendo la misma. Debajo de todo esto, un menú permite cambiar el
tipo de espacio público al que refieren las imágenes. Sin embargo, los cambios
dejan fija la estructura: la imagen central intercambiable y el teclado simulado
como interfaz para la interacción.
Marcel.lí Antúnez Roca acude a la estética de los juegos electrónicos para la
realización de su Afalud (2005), una fantasía digital en la cual recorre paisajes
sobrenaturales y voluntariamente kitsch, encarnando a un héroe entre violento
y demente, mezcla de Ulises con el Quijote.
La narrativa se desarrolla en diferentes pantallas, a la manera de un juego de
plataformas. Una digitalización del artista montado en algún animal ocasional
se encarga de destruir a diferentes seres a su alrededor, en medio de paisajes
arrasados (me refiero aquí a las secciones Rozinax y Sipisea). Esta digitalización
realiza movimientos mínimos y reiterativos, con algunas funciones básicas,
como arrojar proyectiles. Cada uno de ellos se basa en un pequeño bucle que
se repite incluso cuando el usuario no interactúa. A éste le corresponde llevar
adelante las matanzas utilizando al artista como arma. Esos movimientos insis-
tentes y ridículos son algo más que limitaciones técnicas: son un recurso formal
y una base conceptual para toda la pieza. Christa Sommerer & Laurent Mignonneau.
Haze Express, 1999
Existe una tendencia a pensar que las reiteraciones se deben a restricciones in-
ducidas por una insuficiencia tecnológica. Pero esto no siempre es así. Muchas
veces hay una búsqueda estética tras las continuas repeticiones de imágenes, Niveles de indeterminación
sonidos y material multimedia. También se suele pensar que ese tipo de estruc- Toda obra interactiva posee un nivel de indeterminación básico: el de las deci-
tura se halla principalmente en las realizaciones para Internet, dependientes siones del usuario. Por más planificada que sea una navegación, éste conserva
de los anchos de banda de circulación de la información. Pero esto tampoco es todavía muchas libertades que dependen sólo de él, como la velocidad de ex-
cierto. La redundancia aparece incluso en obras para CD-ROM y DVD. ploración o el momento de abandonar la pieza, sin olvidar el nivel de produc-
Tal es el caso de Cross Currents (1999), de Dennis del Favero, un CD-ROM in- ción de sentido del que siempre participa.11
teractivo perteneciente a la serie Digital Arts Editions publicada por el ZKM y No obstante, muchas producciones interactivas incorporan en su estructura ele-
la Neue Galerie de Graz. El trabajo se centra en la relación de una muchacha mentos que favorecen la indeterminación. El más básico es proporcionar opciones
croata que se prostituye en Berlín con el guardaespaldas serbio que la protege, a la navegación. Cuando el interactor puede seleccionar entre diferentes caminos
y forma parte de una serie basada en la guerra en la ex-Yugoslavia. La historia se deja librado a sus preferencias el recorrido que dará forma a su versión persona-
se inicia en un cuarto de hotel. Al ingresar al CD-ROM, nos encontramos con la lizada de la obra. En el CD-ROM de Dennis de Favero comentado anteriormente,
habitación vacía. La navegación nos permite explorar el interior, ocupado por el usuario puede elegir diferentes puntos de interacción para construir la historia;
unos pocos objetos; algunos de éstos son enlaces a fragmentos de video que van cada elección le proporciona una perspectiva singular del relato. Pero también exis-
desarrollando la vida de los personajes. El usuario puede decidir la duración te otro nivel de indeterminación: que cada vez que se ingresa por un mismo punto,
de los videos con su mouse. Tras su visionado se retorna a la habitación, una y los fragmentos audiovisuales son diferentes. Esto se logra a través de una función
otra vez. Los enlaces son limitados: la puerta, la ventana, la cama, el televisor. que técnicamente se denomina random (azar) y que se encuentra en la base de
Cada uno está ligado a un conjunto de materiales audiovisuales que se emiten innumerables obras artísticas interactivas. La función random deja libradas al progra-
sin un orden establecido; debido a esto, cada vez que se ingresa a uno de los ma algunas decisiones formales. Éste, mediante algún algoritmo adecuado, es capaz
enlaces surgen imágenes y sonidos diversos, sin un orden particular. El conjun- de ofrecer opciones no reiteradas para que cada vez que un interactor decida acti-
to plantea las alternativas de la relación entre los personajes, su situación social varlas el resultado de su acción sea imprevisto. En ocasiones se la utiliza para hacer
y su contexto político. estallar el sentido, para evitar las navegaciones lineales y las interpretaciones defini-
tivas. Una página muy famosa en los noventa, SuperBad, se basaba en este principio:
180 cada vez que se ingresaba a ella todo el conjunto de imágenes que la componían se Notas 8
Para ampliar las características de los 181
modificaba al azar. Es curioso que hoy la misma función sirva a objetivos narrati- 1
La fluidez con que se produce la nave- soportes digitales y su navegación, véase
vos, aunque sea en relatos de naturaleza particular. gación por los datos ha llevado a consi- mi ensayo: Alonso, Rodrigo, “La balada
La indeterminación puede conseguirse también por otros métodos. En los úl- derar a la red como un medio líquido; del navegante”, en Link_Age (cat.exp.).
timos años se ha popularizado el recurso a materiales que se obtienen en bus- de ahí las metáforas del buceo y el sur- Oviedo: Cajastur, 2001.
cadores como Google o Yahoo! Típicamente, el usuario introduce una palabra feo como formas de desplazarse a través 9
Ver, por ejemplo, la introducción a
que el dispositivo traslada al buscador, y a partir de las imágenes que éste pro- de ellos. Samorost (2003), obra mencionada más
vee, surge la composición visual final de la obra. Claro que es difícil que esto
2
Gibson, William. Neuroamante. Barcelo- adelante.
produzca la base para una narrativa, aunque no es imposible. Al haber sido na: Minotauro, 1997. 10
Existe una segunda versión de esta his-
generadas por el mismo criterio de búsqueda, las imágenes suelen compartir
3
Manovich, Lev. El lenguaje de los nuevos toria, disponible online en:
cierta afinidad que puede aportar a una significación coherente. medios de comunicación. La imagen en la www.samorost2.net
Eugenio Tiselli utiliza este método para construir un espacio tridimensional era digital. Buenos Aires: Paidós, 2006, 11
Este sería el nivel que desarrolla Um-
navegable en Buildspace (2004). Al ingresar al sitio, el usuario debe introducir p. 319. berto Eco en su libro Obra abierta (Bue-
una palabra; ésta dispara una serie de imágenes – provistas por un buscador –
4
Huhtamo, Erkki. “Digitalian Treasu- nos Aires: Lumen, 1992).
que se transforman en monolitos dentro de un espacio tridimensional virtual. res, or Glimpses of Art on the CD-ROM
El interactor puede navegar por este espacio; al acercarse a los monolitos, se Frontier”, en Hershman Leeson, Lynn
activa el enlace que permite saltar al sitio del cual ha sido extraída la imagen (ed). Clicking In. Hot Links to a Digital
correspondiente. Culture. Seattle: Bay Press, 1996, pp. 307-
Con un dispositivo más sofisticado, Christa Sommerer y Laurent Mignonneau 308.
proponen una navegación interactiva por imágenes que el usuario va transfor-
5
La naturaleza dialógica en la construc-
ción de sentido en las obras interacti-
mando en tiempo real en Haze Express (1999). El dispositivo simula los asientos
vas fue estudiada por Eduardo Kac a
de un tren, con un monitor plano haciendo las veces de ventana; dentro de
partir de los trabajos de Martin Buber
éste circulan imágenes a gran velocidad. Los interactores pueden detenerlas
y Mikhail Bakhtin, en el ensayo “Nego-
o cambiar su dirección tocando la superficie de la pantalla. Las imágenes se
tiating Meaning: The Dialogic Imagina-
generan y evolucionan en función de la interacción de los usuarios, la posición
tion in Electronic Art” (1999), disponi-
de sus manos, la velocidad y frecuencia de sus intervenciones. La experiencia
ble en: www.ekac.org
recuerda un viaje en tren y su paisaje en cambio constante. Pero la posibilidad 6
Giannetti, Claudia, “Arte e hipermedia:
de modificarlo le da un nuevo sentido, propone una reflexión sobre nuestra
Proyecto y proceso reactivo”, en Zehar,
relación con ese mundo exterior.
N° 31, verano 1996.
De esta forma, los conceptos de determinación, redundancia e indetermina- 7
En su artículo “From Participation to
ción conforman un grupo de parámetros operacionales para analizar obras Interaction. Towards the Origins of In-
artísticas interactivas, en el marco de propuestas narrativas que ubican a la na- teractive Art” (publicado en el catálogo
vegación como eje de su devenir temporal. del European Media Art Festival, Osna-
brück, 1995), Söke Dinkla establece
las relaciones del arte interactivo con
las prácticas de acción de la década de
1960, especificando que, a diferencia de
los happenings de aquel tiempo, en las
obras interactivas “los visitantes no son
integrados sólo espacialmente, sino que
se transforman en actores de una rela-
ción dialógica. Este diálogo constituye el
material artístico”
C.3 / 01
182 En su proyecto curatorial para la Documenta 11,1 Okwui Enwezor, centró su
atención en la múltiple producción audiovisual que a lo largo del mundo re-
183
MITOLOGÍA Y CRÍTICA. EL ARTE gistra los procesos poscoloniales y de resistencia a la insistente invasión del
CAPÍTULO 3 / 01
capitalismo transnacional. Cientos de horas de registros, reportes mediales, do-
RODRIGO ALONSO
y culturales del capitalismo globalizado, o el mundo absolutamente colonizado
por la mirada tecnológica, por sus imposiciones, valores y poderes, por sus exi-
gencias, reducciones, inmaterialidades y formas de exclusión?
RESISTENCIAS, USOS Y DESVÍOS. también una forma de oponerse a transformaciones y cambios necesarios o
CAPÍTULO 3 / 02
promisorios. En el campo antropológico se valoran los vestigios culturales que
RODRIGO ALONSO
ampliar constantemente su territorio; por otra, la del exiliado, que al no poseer
un espacio propio vive en la experiencia continua de la privación del lugar.
La tecnología contemporánea repite en su crecimiento la dialéctica de la ex-
pansión y la marginación, la fisura entre unos centros de producción y desarro-
llo tecnológico, y unas áreas periféricas destinadas al consumo y la aplicación.
Desde esta perspectiva, América Latina ocupa un no-lugar en el desenvolvi-
miento tecnológico, un espacio de aparente reproducción derivativa de pro-
cedimientos, usos y formas determinados unívocamente en los ámbitos donde
técnicas y herramientas ven la luz. Pero ese no-lugar no es una ausencia de
196 lugar, sino más bien un sitio desde el 197
que es posible articular pensamientos
con la debida distancia crítica.
La historia del arte ofrece ejemplos
interesantes del potenciamiento de
no-lugares como espacios de crítica y
reflexión. En 1921, los dadaístas reali-
zan caminatas hacia los sitios más ba-
nales de París, como terrenos baldíos
y baños públicos. Su pasión por lo in-
sólito y lo absurdo los lleva a develar lo
marginal y lo oculto de la ciudad luz,
cuestionando su fachada de ciudad
moderna, funcional y ordenada. Años
Nam June Paik.
Flux Tour, 1976 más tarde, los surrealistas emprenden
recorridos aleatorios por la misma
urbe, como lo harán después los artistas Fluxus en New York.1
Las excursiones sin rumbo fijo por las grandes ciudades son teorizadas por los
situacionistas en su Teoría de la deriva y otros textos, en los cuales, el accionar lú-
dico y el desvío de las actividades y funciones cotidianas preestablecidas se pro-
pone como procedimiento para trastocar concepciones, ideas y percepciones
sobre la realidad ordinaria. El desplazamiento de lo habitual hacia lo azaroso e
inesperado produce nuevas configuraciones de sentido para los objetos y las si-
tuaciones conocidas, que permiten vislumbrar formas alternativas de concebir
su naturaleza y funcionamiento.
Inspirado en las teorías situacionistas del desvío, Michel de Certeau traslada
al concepto de uso la capacidad de transformar la realidad. En su libro La in-
vención de lo cotidiano,2 señala cómo la alteración de los usos de objetos, habili-
dades y prácticas puede conducir hacia la modificación material y política de
los productos sociales y culturales, abriendo el camino a posicionamientos que
van desde la innovación creadora o funcional a la resistencia y la intervención
crítica; así, el desvío puede ser una práctica transformadora que convierta al
consumidor en un productor activo. De esta forma, la mentada transformación
del espectador en usuario en el terreno de las artes electrónicas podría conside-
rarse no sólo el camino hacia la acentuación de sus facultades creadoras, sino
también, la vía para una exaltación de sus dotes productoras y críticas. Por otra
parte, en la teoría decerteauiana, el desvío es una táctica, un modo de actuación
del que no domina un lugar y, por lo tanto, sólo puede proceder valiéndose
de los resquicios abiertos en territorios ajenos. Se comporta como una astucia, Cao Guimarães.
como el aprovechamiento de una ocasión o de una oportunidad a través de la Gambiarra # 17, 2000-2006
cual se cuelan unas prácticas y unos sentidos imprevistos, fuera del control de
quienes habían diseñado instrucciones precisas para tales operaciones.
En su serie fotográfica Gambiarra (2000-2006), Cao Guimarães pone de mani-
fiesto el ingenio popular a la hora de desviar el destino de objetos cotidianos y
198 materiales en desuso. En los múltiples dispositivos creados a partir de elementos 199
a mano y productos de descarte con el fin de solucionar necesidades inmediatas,
trastornos ocasionales o exigencias estéticas o decorativas, se percibe el talento
para develar unos usos subsidiarios que sólo surgen de la comprensión de la po-
tencialidad transformadora de la realidad que reside en cada uno de nosotros.
En este punto, me gustaría rescatar el concepto de subversión, básicamente
porque ha sido una especie de fantasma de las dictaduras militares latinoame-
ricanas, tan sensibles a los desvíos en el hacer y el pensar.
La palabra tiene un sentido algo ambiguo en español. Según la vigésima segun-
da edición del diccionario de la Real Academia Española significa “trastornar,
revolver, destruir, especialmente en lo moral”; la definición de subversivo reza,
en el mismo texto, “capaz de subvertir, o que tiende a subvertir, especialmente
el orden público”. Curiosamente, hay una suerte de asimilación de la moral al
orden público, dos ámbitos de construcción social pero de naturaleza diferente
(uno basado en valores consuetudinarios y el otro en una estructura normativa),
en tanto objetivos característicos de lo subversivo. En este sentido, y en la defensa
de la moral y el orden público, las dictaduras militares habrían operado para el
pueblo en su persecución y aniquilación de los focos de subversión.
En cambio, en inglés, la definición del Oxford Dictionary establece que subvertir
significa “socavar el poder y la autoridad de un sistema o institución estable-
cidos”, siendo un subversivo, “el que busca o intenta subvertir un sistema o
institución establecidos”. Aquí, el subversivo no ataca al pueblo sino al poder
establecido. Y está claro que, cuando ese poder no ha sido obtenido por medios Esteban Pastorino.
lícitos, la subversión no afecta en lo absoluto la potestad de un pueblo que no Aeroclub Verónica, 2003
está representado en él.
Volviendo al tema que nos ocupa, el desvío puede entenderse como una sub- la medida en que ciertas apropiaciones o desplazamientos son capaces de des-
versión en este último sentido, es decir, como una operación que socava la plegar variaciones que transforman, trastocan o renuevan el programa tecnoló-
autoridad de unos usos y valores preestablecidos, con todas las implicancias po- gico. Tan importantes como los diseños que se elaboran en los centros, son los
líticas que esto acarrea. Su eficacia crítica depende de la conciencia que puede desvíos que se dirimen en la periferia, en esos no-lugares deslocalizados pero
generar en los usuarios en cuanto a su capacidad para cambiar el curso de una críticamente activos. Ámbitos donde la subversión recupera su productividad
realidad sobredeterminada por usos y valores ajenos. política, a medida que se posiciona como resistencia crítica.
Cuando Esteban Pastorino realiza fotografías aéreas elevando la cámara con
un barrilete, esgrime una astucia que relativiza la sofisticación tecnológica de
la industria del espectáculo, al tiempo que activa la crítica implícita en los re- Notas Barragán, Hernando (eds). Hipercubo/
cursos low-tech.3 En Atari Noise, Arcángel Constantini recupera un dispositivo
1
Para un análisis de estas prácticas ok. Arte, ciencia y tecnología en contextos
consúltese: Careri, Francesco. Walk- próximos. Bogotá: Universidad de los
técnico perimido, contrarrestando la gimnasia del desapego emocional a la
scapes. El andar como práctica estética. Andes; Goethe Institut, 2002 (repro-
que nos tiene acostumbrada la incesante renovación tecnológica. Por su parte,
Barcelona: Gustavo Gili, 2002. ducido en este libro).
Brian McKern cuestiona la invalidez de las tecnologías obsoletas cuando decide 2
De Certeau, Michel. La invención de 4
Para una descripción de esta acción
vender su computadora personal gastada como una antigüedad, y no como un
lo cotidiano. México: Universidad Ibe- y un análisis de sus implicancias críti-
material de descarte (subasta de la máquina podrida).4 Estas operaciones reali-
roamericana, 1986. cas, consúltese Alonso, Rodrigo: “Un
zan un verdadero trabajo de revisión crítica, en tanto se rehúsan a aceptar ino- 3
Para ampliar la noción de crítica im- fragmento de cuerpo tecnológico”,
pinadamente las promesas y los valores de la ideología tecnológica capitalista.
plícita en el recurso a la low-tech, con- en Casares, Nilo (ed.). La máquina po-
Desde esta perspectiva, la dicotomía planteada anteriormente entre los sitios
súltese: Alonso, Rodrigo. “Elogio de drida. Badajoz: MEIAC, 2010.
donde la tecnología se desarrolla y aquellos donde se la aplica se desdibuja, en
la Low-Tech”, en Burbano, Andrés &
C.3 / 03
200 Terreno de operaciones
Las transformaciones técnicas y tecnológicas han sido, a lo largo de los años y en
201
TU COMPUTADORA ES UN CAMPO diferente grado,2 el motor de profundas mutaciones sociales, políticas y cultura-
CAPÍTULO 3 / 03
les. La literatura histórica está plagada de ejemplos significativos. Es bien conoci-
POLÍTICO-CULTURALES EN LA ERA modificó la composición, interpretación y reproducción musical sino que, ade-
RODRIGO ALONSO
de cualquier tecnología sólo surgen tras una ardua negociación con el contexto en
Alfredo Jaar. el que aquélla aparece. Aunque retrospectivamente solemos referirnos al impacto
The Lament of the Images, 2002 cultural de tal o cual innovación tecnológica, lo cierto es que ese impacto sólo es po-
sible si sus implicancias son de alguna manera cooptadas por la sociedad, y a través
de ella, por el sistema político-económico que en ésta prevalece.
CURADURÍA Y ARTE ELECTRÓNICO video, las instalaciones multimedia o el net.art1 aparecen cada vez con mayor
CAPÍTULO 4 / 01
frecuencia en las exposiciones, acomodándose en instituciones diseñadas para
albergar otros formatos, que no siempre pueden responder a las exigencias de
estas nuevas manifestaciones.
De hecho, gran parte de las instituciones artísticas – incluidas muchas de las
más recientes – no están preparadas adecuadamente para recibir obras de tales
características. Los espacios expositivos determinan en gran medida las cuali-
RODRIGO ALONSO
ría de las dificultades no son insalvables, pero se presentan en primera instan-
cia como obstáculos a superar. Por esto, el curador debe ser consciente de la
tecnología con la que trabaja; conocerla, incluso, en sus aspectos técnicos: en
muchas ocasiones, decisiones técnicas son decisiones curatoriales, como vere-
mos enseguida.
Por supuesto, la consciencia sobre el dispositivo tecnológico va más allá de
los simples saberes técnicos. Involucra, igualmente, una comprensión de su
especificidad, de su articulación con las prácticas artísticas contemporáneas y
de su impacto político, económico, social y cultural a nivel amplio. Tampoco
214 puede desconocerse su participación en la reconfiguración del mundo y del cribiendo a una visión completamente superficial de la vanguardia. Superficial 215
poder global, en la instauración de nuevas desigualdades sociales y en el desa- porque, en general, en lugar de cuestionar a las instituciones artísticas – como
rrollo del capitalismo posindustrial. A su vez, y de cara a las innovaciones en hizo la vanguardia histórica – estas muestras sirven para reforzarla, siendo las
los campos de la biotecnología, la inteligencia y la vida artificial, no se pueden plataformas ideales para las demostraciones de poder. El uso de tecnología de
ignorar sus consecuencias sobre las propias definiciones de naturaleza, cultura, punta muchas veces parece no tener otro objetivo. Si pensamos en la última
sociedad y humanidad. Bienal de Valencia, por ejemplo, la cantidad de pantallas de plasma utilizadas
Estos temas exceden las posibilidades de este ensayo.3 No obstante, la propues- parecían responder más a una exaltación de la inversión económica involucra-
ta para las páginas que siguen es reflexionar sobre alguna de estas situaciones, da en el evento que a las necesidades específicas de las obras.
incorporar la experiencia existente, evaluar algunos casos específicos y aportar La “carga tecnológica” de una exposición es un elemento significante que debe
sugerencias al estudio del tema en cuestión. ser tratado como el resto de los aspectos significativos de la muestra. Su presen-
cia promueve interpretaciones que pueden ser más o menos conscientes, pero
que el curador no puede desconocer; en primer lugar, porque es él el encarga-
El medio es el mensaje do de potenciar la reflexiones que suscita la exhibición, pero principalmente,
Las exposiciones que incorporan tecnología generan, todavía hoy, un cierto porque si no las tiene en cuenta corre el riesgo de incurrir en inconsistencias
aire de novedad. Aun cuando los televisores, las computadoras y los proyecto- o contradicciones.
res de video son dispositivos relativamente estándares – los dos primeros for- Tomemos el caso de la Plataforma 5 (la exhibición) de Documenta 11 (Kassel,
man parte de la vida cotidiana – lo cierto es que su aparición en museos y 2002). El curador organiza su discurso curatorial desde una perspectiva posco-
galerías continúa convocando la atención. lonialista, que busca deconstruir los discursos artísticos y políticos dominantes
Por otra parte, en el circuito artístico, el uso de estos “nuevos medios” – toda- a través de la irrupción en el espacio expositivo de una diversidad de discursos
vía se los designa de esta manera – se ha transformado prácticamente en un marginales, dando voz a múltiples propuestas individuales y grupales que po-
sinónimo de contemporaneidad. Ninguna exposición, ninguna bienal, puede nen en crisis la hegemonía del pensamiento global.4 Pero para hacerlo, utiliza
considerarse realmente contemporánea si no incluye por lo menos alguna ví- un sistema expositivo sofisticadamente tecnológico: cientos de monitores, com-
deoinstalación, uno de los formatos más frecuentados por las exhibiciones de putadoras y proyectores de datos y vídeo, hablan más de una nueva coloniza-
arte actual. Y el ansia de contemporaneidad se ha transformado casi en un ción – la tecnológica – que de la singularidad de los discursos no oficiales. Por
deber ético entre las instituciones que aspiran a mantener un flujo de público otra parte, la reducción de diversos formatos (vídeos, diaporamas, documenta-
continuado y los curadores que deben desarrollarse en tal contexto. les, ficciones, films activistas) al formato casi exclusivo de la video-proyección
Este primer sentido de “novedad”, que parece emanar casi espontáneamente sofoca las particularidades de los discursos que vehiculan, creando una suerte
de la exposición, suele ser subestimado por curadores e instituciones. Pocos de gran continuum electrónico donde se disuelven las diferencias.5
comprenden que la novedad no se refiere sólo a la fascinación del público por
las nuevas tecnologías, sino a que su uso como soporte de una obra artística es
desconocido para él. Pocas veces se dan instrucciones sobre las formas de uso de Las exposiciones tecnológicas en el contexto de los media
las obras interactivas; esto mantiene a los visitantes en el rango de espectadores, Las muestras con fotografías, videos y películas poseen un atractivo especial
cuando sabemos que uno de los desplazamientos más importantes que han in- para el público. En nuestras sociedades, los medios se han transformado en
troducido las obras artísticas interactivas es el pasaje de la noción de espectador una compañía cotidiana y su presencia en el espacio expositivo constituye un
a la de usuario. Es un error pensar que quien sabe utilizar una computadora primer vínculo a establecer con los visitantes.
podrá experimentar una obra de net.art. La experiencia prueba más bien lo Sin embargo, no debe perderse de vista que la forma en que los artistas utilizan
contrario: el público suele quedar perplejo frente a una producción de esas estos medios no es la misma en que lo hacen las cadenas de difusión. La pro-
características, y tras sentarse frente al ordenador sin saber qué hacer, suele ducción artística exige una atención y un proceso de reflexión que no siempre
abandonar la pieza casi inmediatamente. coincide con la rapidez con que los medios de comunicación han marcado el
Existe, además, otra implicancia en la “novedad”. El uso de la tecnología más consumo tecnológico contemporáneo.
reciente otorga un aire hi-tech a la exhibición, una connotación de actualidad Así, las exhibiciones basadas en estos “nuevos medios” se enfrentan a la doble
que se convierte rápidamente en un aviso premonitorio o en una demostración tarea de introducir al espectador en un terreno novedoso de la práctica artísti-
de futurología. El curador aparece como el profeta de lo que vendrá y la expo- ca, y al mismo tiempo, deshabituarlo de sus relaciones ordinarias con las tecno-
sición se desprende peligrosamente de la historia y del contexto artístico, ads- logías de la comunicación. Si el objetivo se cumple, el visitante descubrirá no
216 sólo una obra artística más o menos interesante, sino también, una nueva forma logaba, se optó por una proyección abierta en la sala. Esto introdujo algunas 217
de conectarse con un elemento cotidiano, cuya habitualidad forja una transpa- dificultades técnicas – un cuidadoso control de la luz para que el video se viera
rencia que tiende a desestimar todo tipo de reflexión sobre el soporte medial. bien y un ajustado control del sonido para no invadir el resto de las obras –
La situación es prácticamente opuesta a la observada en los comienzos del vi- pero promovió la lectura integrada del conjunto de las piezas, que era uno de
deoarte. Vito Acconci señalaba que, cuando los televisores comenzaron a apare- los objetivos básicos de la exposición.
cer en los espacios expositivos, era muy difícil lograr que los espectadores no lo Cuando la tecnología no es un punto a destacar, los dispositivos que la vehiculan
relacionaran con el entorno hogareño. “El espectador, al ver el aparato de tele- suelen disimularse u ocultarse. Se espera que el espectador se involucre con las
visión, era reconducido a su casa”, declaraba.6 Treinta años más tarde, tanto el obras y que el soporte técnico no lo distraiga de tal fin. Lo mejor en esos casos sue-
monitor hogareño como el ubicado en una exhibición se han vuelto invisibles. Y le ser enmascarar por completo los aparatos utilizados. Sin embargo, en muchos
esa invisibilidad no siempre es oportuna ni recomendable. casos esto es innecesario, ya que el público se ha habituado tanto a los sistemas de
Muchas obras tecnológicas parten de una reflexión sobre el soporte que las con- reproducción estándares que éstos no desvían su atención. Una situación anóma-
tiene; en esos casos, la puesta en evidencia del dispositivo técnico es imprescindi- la, aunque no infrecuente, es aquella en la que la evidencia del soporte técnico
ble. Esa evidencia no puede darse por sentada tan solo mediante la no ocultación compite con las obras, desviando la atención de los espectadores.
del soporte tecnológico, ya que éste tiende muchas veces a hacerse “transparen- En otros casos, la puesta en evidencia del dispositivo que construye la imagen
te”, como mencionábamos antes. Específicamente, debe considerarse que la exhi- es un elemento clave para la comprensión de la obra o de su propuesta. Ana-
bición del soporte despliega un elemento significativo, y como tal, debe ser incor- licemos alguna de las series de trabajos que los artistas suizos Peter Fischli y
porado al discurso curatorial de la exposición, a la par del resto de los contenidos David Weiss han realizado con diapositivas temporizadas: por ejemplo, Surrli
y reflexiones articulados en la misma (volveremos sobre esto). (1990-96), que forma parte de la Colección Jumex de México, o Untitled [Ques-
tions] (1981-2003), exhibida en la 50º Bienal de Venecia. Las piezas funcionan
con dos proyectores de diapositivas sincronizados, adaptados con difusores que
¿Mostrar o no mostrar? gradúan la aparición y desaparición de las imágenes, creando un efecto similar
Las artes tecnológicas forman parte al fundido encadenado en el cine. De hecho, si uno observa únicamente las
hoy de múltiples propuestas expositi- imágenes, no hay forma de saber si se trata de una proyección de diapositivas,
vas. Éstas no siempre tienen por obje- de cine o de video. Sólo poniendo en evidencia el dispositivo es posible cons-
tivo promover una reflexión sobre la tatar que aquello que se ve como un conjunto de imágenes en movimiento
propia tecnología. Muchas veces, las son, en realidad, un conjunto de imágenes estáticas animadas por el sistema
obras mediáticas son incorporadas a de proyección. De hecho, el cine mismo está conformado por una sucesión de
un discurso conceptual más amplio, fotogramas estáticos. Pero justamente, esta referencia es una de las claves de las
con el que dialogan más allá de su na- piezas de Fischli y Weiss, que han creado estos dispositivos técnicos con el obje-
turaleza tecnológica. En estos casos, se to de deconstruir la situación cinematográfica y ponerla al descubierto, enfati-
suele buscar una integración de la pie- zando el hecho de que aquello que para la percepción es movilidad puede no
za con el entorno expositivo, evitando ser más que una conspiración de estaticidades. En su poética, los proyectores
la percepción del sostén técnico. de diapositivas son tan importantes como las imágenes que éstos permiten ver.7
Ansia y devoción. Tomemos, por ejemplo, la inclusión del La tendencia a hacer evidente el soporte tecnológico se afianza cada vez más
Fundación Proa, 2003
vídeo Heroica (Gabriela Golder, Silvina entre los artistas. A veces se lo hace para evitar la fascinación de las imágenes
Cafici, 1999) en la exposición Ansia y y promover una lectura más reflexiva o crítica sobre el medio. En otras ocasio-
Devoción, realizada en la Fundación Proa de Buenos Aires en febrero de 2003. El nes, se busca transformar el dispositivo en obra, o llamar la atención sobre las
video estaba incluido en una subsección dedicada a las migraciones en la Argenti- cualidades estéticas de los soportes técnicos.
na. Como la pieza cuenta la historia de cuatro mujeres peruanas que trabajan en El artista escocés Douglas Gordon, por ejemplo, utiliza con frecuencia pantallas
Buenos Aires como empleadas domésticas, su incorporación al discurso curatorial inclinadas y apoyadas sobre el piso como superficie para la proyección de sus
estaba justificada temáticamente. videos. Esta solución formal otorga un carácter casi escultórico a la imagen, al
Desde el punto de vista expositivo, el desafío más importante consistió en inte- tiempo que desarticula la posible recepción cinematográfica por parte del públi-
grarlo a una sala donde debía convivir con instalaciones, fotografías y objetos co. Este hecho es importante ya que Gordon suele trabajar a partir de fragmentos
de otros artistas. A fin de no separarlo del resto de las obras con las que dia- de películas comerciales. Al cuestionar la frontalidad de la pantalla y ponerla en
218 evidencia en su materialidad consigue, con eficacia, que los espectadores se des- de las obras, sino a las exigencias de las instituciones y del propio formato ex- 219
placen de su posicionamiento habitual de consumidores de imágenes fílmicas y positivo. Los espacios de arte contemporáneo actuales son muy grandes y con
atiendan al dispositivo que construye la ilusión de realidad en el cine. frecuencia el curador se ve en la necesidad de “llenarlos”. Una proyección de
En un sentido diferente, Tacita Dean rescata también las cualidades estéticas video ocupa más espacio que un televisor (y además, es más espectacular). Pero
de la tecnología con la que trabaja. Sus obras más conocidas son proyecciones esto puede jugar en contra de las obras, y no sólo por las distorsiones concep-
cinematográficas en formato reducido que emanan de un proyector ubicado tuales referidas. Los videos de los setenta suelen tener una muy mala calidad de
en la sala, en general, a la altura y alcance del espectador. La presencia del imagen, un defecto que se potencia cuando se proyectan en grandes formatos
proyector es, la mayoría de las veces, tanto o más importante que su imagen. – el caso de Technology/Transformation Wonder Woman es más dramático, porque
Las proyecciones suelen ser silentes, lo cual resalta el sonido del funcionamien- fue realizado a partir de imágenes grabadas de la televisión, es decir, imágenes
to del aparato. Dean enfatiza otras características del medio, como la imagen que ya estaban degradadas cuando fueron obtenidas –. Por otra parte, se puede
parpadeante y “sucia” de la película cinematográfica, trabajando muchas veces generar un contraste pronunciado entre la espectacularidad de la presenta-
con material de descarte. Le interesa el carácter evocador de la imagen fílmica ción y la sutileza de la intervención artística (este sería el caso, por ejemplo, si
así como su fragilidad, aspectos que se desprenden de los fragmentos visuales se proyectaran algunos videos de Muntadas de la década del setenta en gran
exhibidos, pero que sólo se completan en la consideración conjunta de la ima- dimensión).
gen y el dispositivo que la engendra.8 En el caso inverso, los cambios son más notorios: el reemplazo de una proyec-
ción de video por un monitor no sólo reduce el tamaño de la emisión de las
imágenes sino que elimina el contexto espacial habitualmente ligado a la video
Transposiciones proyección, encerrando la obra en un objeto pequeño y limitado que aparece
Con frecuencia, las obras tecnológicas son sensibles a las trasposiciones. Esto como un intruso en el espacio expositivo.
significa que un cambio en el formato de exhibición puede inducir un cambio Otro caso paradigmático es la proyección de cintas de video narrativas – es de-
conceptual o impedir que sea percibida como fue concebida por su autor. Exis- cir, con un principio y un final definidos – en el formato de videoinstalaciones,
ten algunos casos paradigmáticos en este sentido que nos permiten comprobar como fue el caso de muchas de las piezas presentadas en Documenta 11. Esta
hasta qué punto las decisiones técnicas se tornan rápidamente en mutaciones transposición atenta contra la correcta recepción de las obras, al punto de evi-
semánticas. Veamos algunos ejemplos. tar que el público pueda comprender realmente la propuesta del autor.
No siempre es conveniente ni recomendable reemplazar un televisor por un Cuando un artista realiza un trabajo de cine o video con una duración definida,
proyector de video y viceversa, ya que algunas piezas exigen ser contempladas con un principio y final determinados, se supone que el espectador debería
en un medio específico. Tomemos el caso del video Semiótica de la Cocina (1975) verlo siguiendo esa pauta temporal. Por supuesto que el espectador es libre de
de Martha Rosler. En él, la artista critica la identificación de la cocina como el hacer lo que quiera, pero el curador debe propiciar que la pieza sea vista como
“espacio de la mujer” por excelencia. Para esto, interpreta irónicamente una el artista lo ha imaginado. La proyección continua en formato de videoinsta-
demostración culinaria televisiva en la que los utensilios de cocina son transfor- lación contradice tal deseo, ya que los espectadores pueden ingresar y salir en
mados en símbolos de violencia. cualquier momento, sin captar el sentido que ha querido imprimirle el autor
La obra fue realizada para ser exhibida en un televisor ya que éste era el único a su obra. La habitual ausencia de bancos para sentarse en estos espacios hace
medio de emisión de imágenes de video disponible en la época. Sin embar- que el público circule en lugar de detenerse, y que su circulación estorbe a
go, ese medio es asimismo parte fundamental de la propuesta artística ya que quienes, a pesar de todo, se han propuesto asistir a la proyección completa de
Rosler ha copiado el formato de un programa de cocina televisivo; su crítica se la pieza. Una solución habitual a este problema consiste en especificar la dura-
dirige hacia la televisión en tanto ámbito desde el cual se propaga tal imagen ción del trabajo en el rótulo de identificación. Esto puede funcionar bien si la
de la mujer. Fuera de ese aparato, la obra pierde gran parte de su sentido, obra es breve, porque el visitante sabe de esta manera que no deberá esperar
por lo cual es claro que no debería exhibirse en otro contexto que no sea un mucho para verla completa. Cuando la pieza es extensa, conviene estipular ho-
monitor. Un caso con estas características se produjo en la exposición Del Lado rarios de proyección, o mejor, exhibir los videos en un auditorio, donde puede
de la Televisión (Espacio de Arte Contemporáneo de Castellón, 2002), donde el controlarse la calidad de la proyección y el confort de los espectadores.
video Technology/Transformation: Wonder Woman (Dara Birnbaum, 1978-79), que Un tercer caso a evaluar es el de las exhibiciones que presentan obras de net.
deconstruye la representación mediática de la mujer en la serie televisiva Mujer art off-line (es decir, en computadoras que no están conectadas a Internet). La
Maravilla, estaba proyectado en una pared. situación es flagrantemente contradictoria incluso si la obra no remite a sitios
El punto es que estas decisiones muchas veces no responden a las necesidades de Internet ajenos al propio. Las piezas de net.art sólo existen en el contexto
220 de una miríada de sitios interconectados. La opción a abandonar la pieza e in- 221
ternarse en la red debe aparecer siempre como una posibilidad, si nos interesa
conservar la naturaleza interactiva del medio. Si el artista hubiera pensado en
una obra cerrada, de recepción restringida, probablemente hubiera utilizado
otro medio: el video, un cd-rom de artista, un libro. La conexión a Internet es
un requisito básico en una exposición que incluye piezas de net.art.
Las transposiciones reseñadas son habituales en las exposiciones de media art;
en su mayoría surgen de una falta de reflexión sobre la forma en que los sopor-
tes inciden en el funcionamiento conceptual de las piezas. Pero existen otros
casos donde las transposiciones se hacen necesarias, o por lo menos, son el
resultado de una decisión curatorial precisa.
Pensemos en la obra TV Garden (1974) de Nam June Paik. Se trata de una insta-
lación donde un conjunto de televisores, dispuestos en las formas más diversas,
conviven con un jardín de plantas naturales. Si quisiéramos presentarla en una
exposición contemporánea deberíamos tomar una decisión básica: ¿utilizare-
mos los televisores del momento en que fue concebida la pieza o los reemplaza-
remos por televisores actuales? La pregunta es mucho más compleja de lo que
parece porque pone en confrontación criterios de autenticidad histórica y de
preservación conceptual.
Para un conservador de museo tradicional, no habría dudas en utilizar los tele-
visores originales: esa sería la mejor – y casi única – forma de exhibir la pieza.
Pero los monitores de la década del setenta son, para el público del siglo vein-
Nam June Paik.
tiuno, aparatos arcaicos y vetustos, casi objetos escultóricos más que soportes TV Garden, 1974
tecnológicos. Estos valores estaban ausentes en los setentas, cuando la televi-
sión era uno de los medios más potentes, vitales y novedosos del momento. Es cualquier tipo de exposición, lo cierto es que las exhibiciones tecnológicas plantean
decir, el uso de televisores antiguos introduce elementos de lectura inexistentes problemas específicos que requieren ser tenidos en consideración.
en la exhibición original. Creyendo ser fieles a la verdad histórica, se está des- En primer lugar, el universo tecnológico está plagado de interferencias. Las más
virtuando parte del sentido original de la obra. complejas suelen ser las sonoras ya que son las más difíciles de aislar, en particular,
La opción de utilizar monitores actuales desdeña esa verdad histórica pero conserva en los espacios expositivos tradicionales. Este hecho ha determinado que, en los
– quizás sólo en parte – el sentido original, que es ante todo una reflexión sobre la últimos años, se vuelvan a preferir los monitores a las proyecciones de video, ya que
tecnologización de nuestro entorno, sobre la tecnología como segunda naturaleza los primeros permiten el uso de auriculares que localizan el flujo sonoro. Sin em-
(pensemos que en los setenta las computadoras no formaban parte aún de la vida bargo, los auriculares incorporan otro problema: que el espectador debe ubicarse
cotidiana). Así se presentó en la muestra retrospectiva Los mundos de Nam June Paik cerca de los monitores y con frecuencia en lugares donde estorba el recorrido de
(2000), con la que el Museo Guggenheim de New York homenajeó al artista. Podría otros visitantes, o que deba esperar turno para poder disfrutar de una obra, lo cual
argumentarse que el uso de televisores actuales se debe a la dificultad de conse- constituye una dificultad evidente en muestras de gran convocatoria.
guir los originales. Pero ese pensamiento manifiesta una falta de reflexión sobre el Cada vez es más común el uso de proyecciones que en el espacio expositivo
asunto, el no entender que no se trata de un problema de índole técnica sino de la aparecen como silentes, porque su sonido es derivado a un grupo de auricu-
exigencia de una decisión curatorial de la que dependerá no sólo cómo se verá la lares que normalmente penden de la pared opuesta. Tal fue el caso de la pre-
obra, sino fundamentalmente, cómo será interpretada. sentación del vídeo de Juan Luis Moraza en la exposición Botánica Política (Sala
Montcada, 2004), por sólo mencionar un ejemplo. Este dispositivo, si bien so-
luciona el problema de la contaminación sonora, puede introducir otros in-
Confort espacial, sonoro, visual convenientes, como que la falta de auriculares suficientes o el resquemor de
Una de las dificultades más grandes en las muestras que involucran tecnología sue- la gente a utilizar los auriculares usados por otros, hagan que el público se
le ser la calibración del confort expositivo. Si bien este aspecto es fundamental en conforme con ver sólo las imágenes.
222 La necesidad de aislamiento produce muchas veces recorridos complejos o 223
inconstantes, que inciden sobre el desplazamiento del público o sobre la ela-
boración del discurso curatorial. La construcción de espacios cerrados que op-
timizan la proyección de videos o la contención sonora, dificulta la fluidez de
los recorridos al transformarse en obstáculos en el espacio. Y cuando las piezas
exigen largos tiempos de visionado, el ritmo con el que la narrativa expositiva
se arma en la cabeza de los espectadores se resiente.
La introducción de estas pausas temporales exige tomar los recaudos necesarios
para invitar al público a dedicar la atención que cada obra merece. Esta tarea suele
ser compleja, en particular con los vídeos extensos, debido a que la velocidad a la
que nos tiene acostumbrados el mundo contemporáneo desalienta la predisposi-
ción a dedicar tiempos largos a la recepción de una obra.
Una buena provisión de mobiliario puede ser útil a tal efecto, sobre todo si es con-
fortable y en el resto de la exposición existen pocas oportunidades para tal confort.
Es una forma indirecta de invitar al público a permanecer más tiempo en una sala,
pero es efectiva. Otra circunstancia que se puede resolver de esta misma manera
indirecta, es la inclusión de obras de net.art en una exhibición. Consideremos el
siguiente hecho: ¿por qué una persona se detendría a ver una obra de net.art en
una exposición cuando podría verla tranquilamente en su casa? Evidentemente, la
inclusión de una obra de net.art en una exhibición estará justificada desde el dis-
curso curatorial, y seguramente el curador ha considerado la importancia de que
la pieza sea experimentada en el contexto de las que la acompañan, pero aun así,
el público tiene poca propensión a invertir su tiempo en el espacio expositivo para
algo que podría hacer con comodidad en su hogar. En estos casos, la experiencia in-
dica que un contexto apropiado, confortable y con un diseño original, predispone
favorablemente a los espectadores.
TÁCTICAS CURATORIALES actuación propios. No sin dificultad, fue desprendiéndose de otras prácticas
CAPÍTULO 4 / 02
que en un principio le fueron afines, como la crítica, la teoría estética académi-
PARA EL ARTE TECNOLÓGICO ca, la museología o la historia del arte. A medida que su terreno de acción fue
definiéndose, las diferencias con esas otras áreas de la producción intelectual
fueron haciéndose cada vez más evidentes. Y si bien comparte con ellas muchos
objetos e intereses, hoy podemos decir que hay un terreno que ha conquistado
por derecho propio.
RODRIGO ALONSO
de nuestras vidas, percepciones, parámetros de referencia y realidad, actividad
y pensamiento no puede menos que recordarnos la necesidad de una actitud
analítica, crítica y reflexiva permanente, no sólo de cara al presente sino tam-
bién en relación con aquello que hemos construido como historia y realidad.
Todo esto tiene una importancia capital a la hora de abordar el universo tec-
nológico. No sólo por la rapidez con que éste transforma nuestro entorno ma-
terial e intelectual sino, principalmente, porque esa misma rapidez lleva con
frecuencia a asentar demasiado pronto unos conceptos y unas concepciones
altamente problemáticas. Es así como se habla de la transformación tecnoló-
228 gica del planeta sin mencionar que sus dos terceras partes viven en estados rivativas y marginadas. Aun cuando su objetivo explícito no sea cuestionar los 229
casi pretecnológicos, o se habla de innovaciones allí donde aparecen artefactos dispositivos o sus implicaciones conceptuales, estas preguntas se formulan de
y dispositivos con diseño y presentación renovados, pero que no constituyen forma tácita, principalmente para quienes observan con mirada crítica, entre
esencialmente una superación de aquellos a los que vendrían a suplantar (y los cuales se encuentra, por lo menos, el curador. En cuanto agente que ex-
quizás hasta suceda lo contrario). La herencia modernista induce todavía hoy plora, destaca, señala o profundiza los valores de las producciones con las que
la valoración de la novedad y el progreso tecnológico per se. El curador que trabaja a través de un discurso analítico y reflexivo, la pregunta por las conno-
opera en este entorno, en cuanto intelectual, debe posicionarse con respecto a taciones políticas del arte tecnológico no es una opción sino una necesidad.
ello, no sólo desde una perspectiva actual, a la luz de la literatura crítica desa- Las posibles respuestas a esa pregun-
rrollada en todos los terrenos del pensamiento contemporáneo, sino también ta, aun formuladas desde la periferia
revisando las nociones elaboradas en el marco de la propia modernidad que tecnológica, no son jamás proposicio-
todavía no han sido suficientemente analizadas o cuestionadas. nes subalternas. Un discurso generado
Un ejemplo puede ser significativo al respecto.1 desde una periferia no es necesaria-
En 1909, Filippo Tommaso Marinetti publica el primer Manifiesto futurista. En mente un discurso sobre la periferia,
él propone una ruptura con la tradición plástica que permita la creación de un y tampoco un discurso periférico en
nuevo tipo de producción artística, acorde con las transformaciones urbanas, cuanto a sus posibilidades críticas. Es
sociales, políticas y tecnológicas del nuevo siglo. Su gesto vanguardista se resu- una falacia pensar que sólo desde la
me en una imagen: la destrucción de los museos. Para el poeta italiano, éstos posesión de la tecnología o mediante
son los depositarios de una herencia que se pretende abolir sin miramientos; la intervención específica en el proce-
su anulación sería el camino hacia una producción liberada de las cargas de la so de desarrollo tecnológico se puede
historia, inédita y original. reflexionar sobre el impacto social y
Pocos años antes de la publicación de ese manifiesto, en Buenos Aires, Eduardo cultural, ético y político del mundo
Schiaffino decide crear el Museo Nacional de Bellas Artes. Su fundación se veía tecnologizado.
La ilusión del fin, 2006
como una necesidad urgente para cimentar las bases de una producción artística Existe una situación particular de la Palacio de Correos, Buenos Aires
local, en la medida en que proveería modelos de la tradición histórica frente a los curaduría tecnológica en el ámbi-
cuales aquélla podría posicionarse. Apoyado en la creencia del poder transforma- to latinoamericano – aunque seguramente no es exclusiva de éste – que va
dor de la educación, su gesto vanguardista fue la creación de un museo. a contracorriente de todo lo planteado al comienzo de este ensayo: su falta
Este pequeño relato histórico es sumamente elocuente. Pone de manifiesto de autonomía profesional. La mayoría de los que nos dedicamos a esta tarea
cómo ciertos conceptos – y los acontecimientos que los encarnan – tienen un oficiamos asimismo de profesores, historiadores, críticos y teóricos. Más aún,
sentido radicalmente diferente en función de los contextos donde son articula- muchas veces encontramos que quienes llevan adelante todas estas actividades
dos. Así, una noción clave como la de vanguardia – y evidentemente no se trata son, además, artistas. Así, se hace difícil establecer diálogos interdisciplinares
del único caso – no puede tomarse de la misma manera en ámbitos tan ajenos que sean, a su vez, interpersonales: aquéllos suelen transformarse en diálogos
como el italiano (o europeo2) y el argentino. con colegas que comparten el mismo designio de tener que adecuarse a múlti-
Algo similar sucede en relación con la tecnología y sus connotaciones. Una ples ámbitos discursivos, no siempre sin problemas.
pieza que la involucre no puede tener el mismo sentido en los centros donde El intercambio de experiencias se hace cada vez más necesario en este contex-
se produce tecnología que en los lugares donde sólo se la utiliza. Y aquí no to. De pronto, quienes hemos asumido la tarea de abordar las prácticas artís-
me refiero a una cuestión de valor artístico sino a una cuestión de contexto. ticas tecnológicas en nuestros países encontramos un eco más acertado en los
Los artistas que trabajan con tecnología en países donde no se la desarrolla o trabajos de nuestros colegas de la región que en los – quizás – mejor estructu-
donde su difusión o penetración social es dificultosa, desigual o problemática rados académicamente pero menos acordes a nuestras realidades realizados en
asumen – aunque sea de manera implícita – un posicionamiento de ribetes Europa o los Estados Unidos.
sociales, éticos y políticos. Esta indefinición disciplinar tiene una serie de consecuencias, no siempre ad-
La relación entre arte y tecnología en Latinoamérica se plantea necesariamen- versas. Si bien es cierto que la actuación de diferentes voces y perspectivas so-
te en estos términos. Cualquier propuesta de este tipo producida en los países bre un campo de la producción artística revitaliza, enriquece y promueve las
de la región lleva implícitas las tensiones entre el imperativo de la expansión discusiones y valoraciones plurales, también lo es que su confluencia en una
tecnológica y la ineludible realidad de las economías y culturas regionales, de- única persona induce una integración de tales campos disciplinares, algo que
230 no siempre sucede cuando éstos son asumidos por profesionales que muchas que hacerlo en el terreno de la práctica. El cuestionamiento del cubo blanco 231
veces no comparten objetivos o criterios. a través de la caja negra, las propuestas inmersivas, la interactividad o los me-
Pero la consecuencia más notable aparece en las formas de actuación, en la dios distributivos sólo tiene sentido si éstos no establecen nuevos estándares
asunción de la curaduría como una práctica estratégica e, incluso, más bien de presentación, si se los adopta críticamente y se los calibra en función de las
táctica.3 Existiendo la posibilidad de asumir diferentes roles para la formula- producciones que vehiculan y los contextos en los que se manifiestan. La falta
ción discursiva, se plantea la necesidad de analizar en qué espacios y momentos de recursos tecnológicos puede no ser una limitación, sino simplemente una
conviene o es más efectiva la práctica curatorial, histórica, didáctica o crítica. Y realidad; la limitación es querer cumplir con unos estándares de presentación
aquí los contextos vuelven a ser decisivos. Éstos se suman a aquellos que la pro- internacionales que no se adecuan al contexto específico con el que se trabaja
pia producción artística convoca, generando una situación bastante singular. y, posiblemente, tampoco a las piezas que han surgido de ese mismo lugar.
Una mirada rápida a la producción teórica y expositiva en América Latina pone En este sentido, adscribo a una recomendación planteada por Sarah Cook en
de manifiesto estas jugadas táctico-estratégicas. La muestra Condición video. 25 su ensayo Immateriality and Its Discontents: sigamos a los artistas.10 Si los creadores
años de videoarte en Uruguay4 se llevó a cabo en el Centro Cultural de España latinoamericanos asumen creativamente su contexto tecnológico, recurriendo
de Montevideo (una institución gubernamental extranjera), mientras exposi- con frecuencia a sistemas de producción y presentación low-tech, los curadores
ciones similares sobre la historia del videoarte en la Argentina5 tuvieron lugar deberíamos seguir el mismo camino. La reflexión tecnológica no es sólo cues-
en dos espacios públicos, el Centro Cultural Ricardo Rojas (dependiente de la tión de teoría sino también de práctica. Esta tarea es, a mi criterio, una de las
Universidad de Buenos Aires) y el Centro Cultural Recoleta (dependiente del que caracterizan y al mismo tiempo potencian la práctica curatorial de las artes
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), y Made in Brasil. Tres décadas de video tecnológicas.
brasileño6 fue realizada y producida por una institución privada (Itaú Cultural).
El Festival de la imagen7 de Manizales se efectúa en el marco de la Universidad de
Caldas; Transitio MX, en la Ciudad de México, es un evento autónomo que par- Notas ción” (De Certeau, Michel, “De las prác-
te de la financiación pública,8 y el Festival internacional de video/arte/electrónica 1
Este ejemplo fue sugerido por Andrea ticas cotidianas de oposición”, publica-
de Lima fue creado y conducido por una institución privada9 en sus primeros Giunta en un encuentro de análisis de do en Blanco, Paloma; Carrillo, Jesús;
años de existencia. la Documenta 11 a cargo de su curador, Claramonte, Jordi y Expósito, Marcelo
Los principales responsables de estos eventos se mueven entre los mundos de Okwui Enwezor. [eds.], Modos de hacer. Arte crítico, esfera
la academia, la historia, la curaduría y la crítica, desde un marco institucional 2
El primer Manifiesto futurista se publicó pública y acción directa, Salamanca, Uni-
público o privado, de forma continuada o independiente. Es casi imposible originalmente en París. versidad de Salamanca, 2001).
establecer una cartografía precisa de sus espacios y ocupaciones, porque siem- 3
Utilizo la diferencia entre táctica y es- 4
Curador: Enrique Aguerre (2007).
pre están mutando en función no sólo de las instituciones donde trabajan u trategia siguiendo a Michel de Certeau: 5
Lo mejor de Buenos Aires Video, curador:
operan, sino también de los vaivenes gubernamentales y políticos. Pero incluso “Las estrategias son acciones que, gra- Rodrigo Alonso (1998); Video creación en
esto mismo suele plantearse en términos táctico-estratégicos. Por sólo mencio- cias a postular un lugar de poder, son Argentina, curadora: Graciela Taquini
nar un caso, Enrique Aguerre, curador del Museo de Artes Visuales de Montevi- capaces de elaborar lugares teóricos (sis- (2000).
deo, tuvo a su cargo la exposición Condición video en otro ámbito como curador temas y discursos totalizadores) suscepti- 6
Curador: Arlindo Machado (2003).
independiente. bles de articular un conjunto de lugares 7
Director artístico: Felipe César Londo-
Estos desplazamientos obedecen básicamente a la necesidad de conseguir y op- físicos donde se reparten las fuerzas. La ño.
timizar los recursos, algo particularmente importante cuando hablamos de arte táctica es la acción calculada determina- 8
Este evento tiene diferentes directores
tecnológico en países donde los mínimos requerimientos técnicos son todavía da por la ausencia de un lugar propio. artísticos en cada edición.
difíciles de asegurar. Sin embargo, este hecho merece todavía una reflexión. La táctica no tiene más lugar que el del 9
Alta Tecnología Andina, director: José-
¿Cuáles son los estándares que manejamos o pretendemos alcanzar? A veces otro. Además, debe actuar en el terreno Carlos Mariátegui.
parece existir un contrasentido entre la precariedad de cierta producción tec- que le impone y organiza la ley de una 10
Cook, Sarah, “Immateriality and Its
nológica y la espectacularidad de su presentación. El caso de la Documenta 11 es fuerza extraña. En suma, la táctica es un Discontents. An Overview of Main
paradigmático: cientos de horas de cine y video realizados con escasos recursos arte del débil. Las tácticas se encuentran Models and Issues for Curating New
se presentaban utilizando las últimas tecnologías de exhibición y proyección. pues determinadas por la ausencia de Media”, en Paul, Christiane (ed.), New
Así, no se trata de reflexionar únicamente sobre las incidencias de la tecno- poder, en la misma medida que la es- Media in the White Cube and Beyond. Cura-
logía en nuestra concepción del mundo, la realidad o el arte; también hay trategia se encuentra organizada por el torial Models for Digital Art, Los Angeles,
postulado de un poder como precondi- University of California Press, 2008.
C.4 / 03
232 Hace algunos años, los museos estaban reservados para ciertos usos y situa-
ciones. Su existencia se centraba en la preservación de algunos objetos, y su
233
MUSEOS SIN PAREDES misión se circunscribía a la investigación y la educación a través de los recursos
CAPÍTULO 4 / 03
de sus patrimonios. El museo era una visita obligada durante el ciclo escolar,
que excitaba por la posibilidad de salir de la escuela pero muchas veces decep-
cionaba por su didáctica poco atractiva, basada en la acumulación de datos y la
imposición de modelos científicos y culturales incuestionables.
En los años recientes, todo esto ha cambiado debido a la transformación de la
mayoría de los parámetros que configuran la experiencia museal. Por una par-
RODRIGO ALONSO
Una tipología de las exposiciones
Como se mencionó anteriormente, el museo tradicional era un espacio para
la preservación y exhibición de un patrimonio material. Pero la necesidad de
completar los objetos que lo componían con sus contextos semánticos y sim-
bólicos, introdujo el uso de diferentes dispositivos de información que incor-
poraron desde los datos más básicos a complementos visuales, sonoros y audio-
visuales más complejos. En la actualidad, todo este material complementario
ocupa un lugar central en las exposiciones, al punto de relativizar, e incluso
234 desestimar, la importancia de los objetos a los que se refieren; en el extremo, Aquí, en realidad, el espectador está en contacto con el objeto mismo de la hi- 235
existen exhibiciones basadas exclusivamente en reproducciones y soportes in- drología: el agua. Lo mismo sucede en otra de las atracciones al aire libre de esta
formativos, sin la inclusión de ningún objeto “original”. institución: un quiosco interactivo contiene una base de datos con los sonidos de
Así, las exposiciones contemporáneas oscilan entre los polos de los objetos y la los pájaros e insectos de la zona; tras escucharlos, el visitante puede identificar los
información. Lo más común es que posean una mezcla variable de ambas tipolo- mismos en el entorno, reconociendo a los animales que los producen y aproxi-
gías, pero existen casos que se ubican casi en los extremos de esas opciones. mándose a ciertos aspectos de la fauna autóctona del lugar.
Cada opción posee sus ventajas y desventajas. Las exposiciones basadas en la Las exposiciones artísticas son más reacias a anexar a las obras la información
preeminencia de los objetos son más caras porque requieren mayores exigen- necesaria para su comprensión. En este ámbito se suele creer que ella fuerza
cias de seguridad y preservación, y por lo tanto, están casi limitadas a los espa- interpretaciones que deberían surgir exclusivamente del diálogo sensorial, in-
cios controlados de los museos. En cambio, las exhibiciones basadas en la infor- telectual y emocional entre la obra de arte y el espectador. Esta idea errónea ha
mación son mucho más económicas y poseen menos exigencias de seguridad y llevado a que muchas muestras destinadas a los espacios abiertos, y que entran
preservación, ya que, en general, todos sus componentes pueden ser reprodu- en contacto con un público no especializado, terminen funcionando según los
cidos con facilidad. Estas son las preferidas por los proyectos orientados a los criterios acotados de los museos y las galerías.
espacios extramuseales, en particular, los ubicados a la intemperie. Uno de los casos más resonados en
La dialéctica entre los objetos “originales” y las reproducciones ha dado mucho esta línea es el evento de arte en la ciu-
que hablar. Algunos sostienen que la experiencia del material original es insus- dad y la naturaleza denominado Sculp-
tituible, pero también se sabe que los objetos no hablan por sí mismos, o por lo ture Projects, realizado cada diez años
menos no lo hacen al público no especializado. Las reproducciones permiten en Münster, Alemania. En él, un gru-
la manipulación, la interacción, la experimentación de propiedades que no po- po seleccionado de artistas trabaja en
drían evaluarse en elementos únicos y en estado de preservación. Por otra par- sitios elegidos por ellos mismos, inter-
te, hay ciertos conocimientos que sólo pueden adquirirse mediante maquetas, viniendo espacios públicos con obras
modelos, diagramas, textos y otros sistemas de información. Desde ya, cada tipo y proyectos. Quienes quieren seguir
de museo determina la forma de aproximación a sus materiales y contenidos. la exposición, cuentan con un mapa
Así, en los museos de arte el contacto con las obras es fundamental, más allá que indica el emplazamiento de cada
de los complementos que también son necesarios; en los museos de ciencias, una de las piezas, con una breve infor-
en cambio, la demostración de ciertas teorías o propiedades del mundo puede mación sobre el artista y su propuesta.
realizarse perfectamente prescindiendo de los materiales de experimentación Pero para la gente que vive en la ciu-
que llevaron a formularlas. dad, que desconoce esa información o
El Science Park del Museo de Ciencias de Montshire, en los Estados Unidos, posee no le interesa conocerla, esos trabajos
una reproducción del sistema solar a escala ubicada en un extenso parque fuera del son incomprensibles y, en definitiva,
edificio principal. Para llegar del Sol a Plutón, el visitante debe caminar unos tres irrelevantes, al punto que la exposi-
kilómetros, experimentando las distancias que separan a cada uno de los planetas ción ha comenzado a generar rechazo Marko Lehanka.
y satélites del sistema. Al mismo tiempo, puede evaluar los tamaños relativos de és- entre los habitantes del lugar. Flower for Münster, 2007
tos, más allá de recibir información complementaria mediante textos y audioguías. El proyecto, que surgió con la inten-
Todo esto conforma un dispositivo que permite al público acceder a conocimien- ción de proveer a la ciudad de obras de arte público, hoy induce a reflexionar
tos de astronomía mientras disfruta del contacto con la naturaleza; además, puede sobre algunas cuestiones significativas en torno a la relación del arte extraí-
elegir el recorrido, el tiempo que tomará para realizarlo, e incluso desviarse hacia do de su marco institucional y el público general. ¿Hay alguien en Münster
otras atracciones al aire libre que el mismo museo ofrece. El problema es que dicho a quien interese el evento? ¿O sólo un grupo de especialistas está dispuesto a
dispositivo sólo puede visitarse cuando las condiciones climáticas lo permiten, y una recorrer sus calles y parques en busca de las obras, muchas veces difíciles de
buena parte del año permanece cerrado. encontrar? La experiencia demuestra que la frontera institucional no ha sido
El museo está ubicado en la ribera del río Connecticut, sitio que ha aprovechado atravesada, y que los trabajos emplazados en la urbe o la naturaleza mantienen
para introducir algunos contenidos de hidrología. Para esto, se han construido la lógica del espacio museal.
una serie de mecanismos que los visitantes pueden manipular, cambiando el reco- Algo diferente sucede con el programa Museum Without Walls: AUDIO, realizado
rrido de las aguas y ensayando las posibilidades de su fuerza y su dinámica fluida. en la ciudad de Philadelphia en los Estados Unidos, uno de los sitios con mayor
236 cantidad de esculturas al aire libre del país. Aquí, la Fairmount Park Art Asso- actividades cotidianas en una de las calles más conocidas de la ciudad. Estas 237
ciation, organizadora del proyecto, recurrió a las nuevas tecnologías para que imágenes pertenecen al Álbum familiar de Bogotá, una colección conformada
los pobladores de la ciudad redescubran las obras artísticas que forman parte por las fotografías donadas en los últimos años por los ciudadanos. De esta for-
de su entorno cotidiano y lleguen a apreciarlas mejor. Para esto, cincuenta y ma, las imágenes se devuelven a éstos, pero ahora como memoria compartida.
un esculturas (seleccionadas de un total de setecientas) fueron identificadas El centro de Berlín alberga un trozo de su pasado más reconocido: el muro que
con un número que permite recuperar información sobre cada pieza a través dividió a Alemania en dos entre 1961 y 1989. Sobre éste, el Centro de Documenta-
de una aplicación para teléfonos celulares o un llamado. Para los que no usan ción del Memorial del Muro de Berlín ha organizado un conjunto de exposiciones
teléfonos móviles existe un mapa gratuito con indicaciones, y para quienes lo públicas, una de ellas ubicada directamente sobre el trozo de muro remanente, otra
prefieren, se ha diseñado un sitio de Internet con información ampliada sobre en una estación de trenes aledaña al sitio.
las obras y los artistas que las produjeron. La primera es una muestra basada en fotografías y textos que relata las circunstan-
cias de la construcción del muro, el entorno político, económico y social, y las conse-
cuencias que tuvo en los habitantes de Alemania los casi treinta años de separación.
Entre la memoria, el entretenimiento y el parque temático La segunda se centra en las dificultades en los desplazamientos, los transportes y las
La historia tiene una forma muy particular de relacionarse con los espacios comunicaciones. Ambas son de acceso libre y gratuito; no han sido pensadas como
urbanos. Muchas ciudades la portan en sus edificios y rincones, en sus plazas un servicio para los turistas sino como la expresión visual de un hecho histórico del
y monumentos. Hay urbes que son prácticamente un trozo de historia y otras pasado reciente que ha signado a fuego la vida de los alemanes.
que sólo existen en el imaginario colectivo gracias a ella. Pero también hay En la Argentina existen numerosos espacios que recuerdan, de diferente ma-
otras que se han convertido en espectáculos vacíos de su pasado, en una su- nera, el período de las dictaduras militares comprendido entre 1978 y 1983. En
perficie atractiva para los turistas en la cual naufraga lo poco que todavía la co- algunos casos, se trata de lugares utilizados por las fuerzas armadas para llevar
necta con el tiempo que la precedió y con su identidad. En contraposición, los adelante sus políticas de persecución, tortura y exterminio de la acción y el
lugares de la memoria, que han comenzado a aparecer en diferentes partes del pensamiento de la izquierda, que desembocó en la desaparición de casi treinta
mundo, están íntimamente ligados a acontecimientos situados específicamente mil personas. Estos sitios de la memoria comprenden comisarías, cárceles y
en tiempo y espacio, como marcas para el recuerdo de hechos, por lo general centros de detención clandestinos, que han sido descubiertos en los últimos
tormentosos, que no se deberían olvidar. Estos lugares son entendidos como es- años y puestos a disposición de la ciudadanía. En Buenos Aires existe uno ubi-
pacios para la memoria activa, sitios que convocan a la ciudadanía a reflexionar cado debajo de una autopista, en el Barrio de San Telmo, que ha sido transfor-
sobre sus momentos difíciles, ámbitos de recogimiento, casi catárticos. mado en un espacio a cielo abierto de recogimiento y reflexión.
Las exigencias del turismo contemporáneo han transformado a algunas ciu- Sin embargo, uno de los proyectos de mayor visibilidad es el memorial al aire
dades en museos al aire libre. Muchas disponen de profusas guías, recorridos libre conocido como Parque de la Memoria. Aquí se recuerda a las personas
sugeridos, tours, señalamientos, reconstrucciones de sitios históricos, exhibicio- desaparecidas durante la dictadura militar a través de un grupo de intervencio-
nes avant-la-lettre. Pero la transformación del turismo, que ha pasado de ser nes arquitectónicas y artísticas sobre el paisaje y un centro de documentación,
una empresa movida por el interés de la gente por conocer otras sociedades y ubicados en un predio a la vera del Río de la Plata, lugar donde se solían des-
latitudes, a una mera actividad consumista, impide cada vez más la experiencia echar los cadáveres de los fallecidos durante las torturas.
de las ciudades como espacios de producción de conocimiento. Esto sólo se En este proyecto, la preservación de la historia y la memoria funciona en un doble
consigue con acciones específicas orientadas por objetivos concretos. registro. Por un lado, a través de las intervenciones evocadoras de la arquitectura –
Tal es el caso de las exposiciones organizadas por el Archivo de Bogotá en las una pared fracturada con los nombres de los desaparecidos – y las obras artísticas,
estaciones de Transmilenio – uno de los medios de transporte más populares que hacen referencia a los acontecimientos en formas metafóricas y simbólicas,
de la capital colombiana – reunidas bajo el nombre genérico de Del archivo a la dotando al paisaje de una significación especial. Por otro, a través de una exposi-
estación (2010). Potenciando la riqueza de su acervo, la institución bogotana ha ción de documentos, fotografías, videos y textos, que dan cuerpo a esa historia a
implementado una serie de muestras basadas en fotografías, que permiten a los través de las imágenes de sus protagonistas presentes y ausentes.
usuarios de ese transporte interiorizarse sobre algunos aspectos históricos de Uno de los desafíos más grandes de proyectos como el Memorial del Muro de
la ciudad que habitan. Las exhibiciones ocupan diferentes refugios de espera Berlín y el Parque de la Memoria es cómo hacer que la historia no se reduzca
del Transmilenio, cada uno con un tema propio. En la estación Portal del Sur, a un hecho encerrado en el pasado, y pueda ser comprendida en sus articu-
por ejemplo, se presenta El Septimazo, un conjunto de fotografías tomadas entre laciones con la actualidad. La presencia del muro en el primer caso, y de las
los años sesenta y ochenta del siglo pasado, que muestra a personas realizando esculturas en el segundo, funciona como una marca que refuerza los vínculos
238 de los hechos relatados con el tiempo histórico del espectador, promoviendo 239
el ejercicio de una memoria vital. Ambos proyectos comprenden también la
importancia de las resonancias metafóricas en la construcción de sentidos que
excedan la literalidad de los acontecimientos narrados. La utilización de la es-
tación Nordbahnhof S-Bahn para referirse al problema de las comunicaciones
y los transportes en la época del muro Berlín, encuentra un eco en las escultu-
ras del Parque de la Memoria de Buenos Aires, que señalan con su presencia la
ausencia de aquellos a quienes están dedicadas.
En los dos casos existe, igualmente, una formalización museal para la docu-
mentación y las investigaciones que construyen una verdad histórica. Pero en
otras ocasiones, esta no es el eje sobre el que se organiza el despliegue expositi-
vo. Hay lugares con historia, pero con una historia vivida, inaprensible median-
te un discurso estructurado; formada por pequeñas anécdotas, microrelatos,
ocurrencias y parcialidades. Historias que quizás no afectan al conjunto de la
comunidad, pero que hablan de sus personajes, de momentos vitales, de rasgos
que conforman una idiosincrasia o una identidad.
La Botica del Ángel, en Buenos Aires, es uno de esos lugares. El sitio, sede de
la sala de espectáculos del mismo nombre y de la residencia de su creador,
Eduardo Bergara Leumann, es hoy un museo de recuerdos y excentricidades, Piano gigante
de obras artísticas y reliquias, que transmiten el espíritu de su mentor, una figu- Museo de los niños de Caracas
ra central para el teatro y la música porteña. Los objetos que lo habitan están
dispuestos tal como él los dejó al momento de su fallecimiento y dan cuenta Buenos Aires, no apuntan al conocimiento sino más bien al entretenimiento y
de su particular estilo de decoración, arbitrario y abigarrado. Visitar la Botica el juego. En él, los niños simulan trabajar en diferentes profesiones y aprenden
del Ángel es introducirse en un momento rutilante de la cultura argentina. a vivir en sociedad. Entre sus actividades se incluyen espectáculos de mario-
Aunque se ingresa con guías que explican la singularidad y procedencia de los netas y payasos, festejos de cumpleaños y múltiples escenografías y espacios
objetos que se exhiben, la exposición apunta más bien a la nostalgia y los senti- interactivos. Pero su denominación es confusa porque no se trata realmente de
dos, al impacto de la totalidad sobre lo particular. El público al que va dirigida un museo en sentido estricto, con colección y departamentos de conservación
es, por lo general, conocedor del momento histórico en que funcionaba la sala e investigación. Aunque está gestionado por una asociación sin fines de lucro,
de espectáculos y de las actividades que se realizaban allí; un público que, por su existencia está más relacionada con el entorno comercial en el que se ubica
lo general, busca reactivar su memoria, y que es capaz de dialogar con los ob- que con la institución museal.
jetos con los que se enfrenta desde sus propios conocimientos y experiencias. No obstante, la diversión es un eje que se asocia cada vez más con los servicios
En el otro extremo del perfil se encuentran los visitantes de los diferentes Museos que el museo debe proveer, aunque sin descuidar los conocimientos y conte-
de los Niños que existen a lo largo del globo. La concepción de este tipo de museos nidos que atañen a su misión social y cultural. La necesidad de atraer a un pú-
varía ampliamente entre el espacio educativo que refuerza los contenidos escolares y blico más amplio y menos especializado ha generado este desafío que muchas
el espacio de diversión que promueve la creatividad y curiosidad de los niños. instituciones han sabido cumplir con seriedad y capacidad.
El más antiguo de América Latina es el Museo de los Niños de Caracas, fundado En este sentido, es interesante la solución del Museum of Life and Science de
en 1982, que se ubica entre los del primer tipo. Sus programas de exhibiciones Durham en North Carolina (Estados Unidos), para presentar el tema preferido
tienen en cuenta los contenidos didácticos de las escuelas públicas y se orien- de los niños: los dinosaurios. En lugar de recurrir a las estructuras óseas y los
tan hacia temas preferentemente científicos y culturales, como la biología, la diagramas que constituyen la presentación estándar de los museos de ciencias
física, las comunicaciones, la astronomía y la ecología. En sus salas los niños naturales, este centro elaboró modelos a escala real de las principales especies y
aprenden jugando y reflexionando sobre temas que van desde la reproducción las dispuso entre los árboles de un bosque ubicado dentro de sus instalaciones.
humana al nacimiento del cine, desde la protección del medio ambiente a la El recorrido, denominado Dinosaur Trail, permite comprender algunas rela-
carrera espacial y la física molecular. ciones de estas criaturas con su hábitat de manera intuitiva, reservando otras a
Otros, como el Museo de los Niños Abasto, ubicado en un centro comercial de textos y recursos de audio.
240 Las atracciones de este tipo corren el riesgo de diluirse en el mero entretenimien- En una caracterización rápida, se pueden detectar tres tipos de propuestas di- 241
to sin aportar conocimiento alguno, o aportándolo sólo como un efecto secun- ferentes desde el punto de vista de su capacidad para involucrar al espectador.
dario. Es lo que sucede en muchos parques temáticos, donde el desarrollo de Cada una de ellas requiere un compromiso particular, que puede ir desde la
determinados temas científicos y culturales es una excusa para atraer al público observación más o menos crítica a la participación o la construcción grupal del
hacia otros servicios comerciales, como cafeterías, negocios de regalos y juegos. conocimiento. En los años recientes se ha prestado un especial interés a estas
Por ejemplo, y siguiendo con los dinosaurios, en la ciudad aragonesa de Teruel, últimas formas de comportamiento, en tanto promueven un aprendizaje más
en España, se construyó Dinópolis, un parque dedicado a las especies jurásicas que vívido, profundo y duradero.
contiene reproducciones en tamaño real de los reptiles más populares, e incluye En primer término, existen objetos de conocimiento con cierta autonomía, ya
un museo paleontológico, pero sólo como otra de las atracciones ofrecidas a los sea física o disciplinar; es decir, objetos que pueden comprenderse en sí mis-
visitantes, además de juegos, restaurante, bar y tiendas de recuerdos. mos o recurriendo a las informaciones o teorías que los incorporan, pero que
No obstante, a veces estos lugares logran llegar a un balance entre sus objetivos no precisan de una contextualización ajena a la que ese marco discursivo les
didácticos y comerciales. El Parque Nacional del Café de Colombia, en Monte- brinda. La reproducción del sistema solar en el Science Park del Museo de Cien-
negro, pertenece a una fundación que busca mantener el patrimonio histórico y cias de Montshire, mencionada con anterioridad, es un claro ejemplo de este
cultural del café, y lo hace a través de este sitio que ofrece actividades recreativas tipo de dispositivos. Aquí, el conjunto de los planetas y satélites conforma una
y ecológicas ligadas a la industria cafetera. El Parque Xcaret, en México, acerca unidad material y de conocimiento que es independiente del entorno natural
a sus visitantes a la cultura maya y al particular entorno natural en el que ésta se en el que está emplazado y de la presencia y las acciones de los visitantes. La in-
desarrollaba mediante el deporte, la historia y la conciencia ecológica. formación sobre las dimensiones relativas de cada cuerpo estelar y la distancia
Aunque en muchos casos estos emprendimientos se basan en estudios e inves- que los separa surge de la comparación visual; los datos adicionales – textos,
tigaciones para construir los simulacros que brindan, esto no es un requeri- guías, audio – permiten trasladar esa evidencia a los valores derivados de las
miento obligatorio, en tanto están pensados como lugares de diversión y no de mediciones, otorgándoles el carácter científico que se pretende que posean.
transmisión de un saber. Esto les ha dado cierta libertad para elaborar entornos El parque en el que está ubicada esta representación escultórica del universo
imaginarios, como sucede con el Parc Asterix de París, que reconstruye el uni- no influye de manera alguna en su comprensión como sistema estelar; por el
verso de la conocida historieta situada en el mundo galo medieval, o Musipán. contrario, hay que ejercer una cierta abstracción para anularlo en su referencia
El Reino, una ciudad ficticia inspirada en las historias humorísticas del come- terrestre y transformarlo – imaginariamente – en la vasta extensión vacía en la
diante venezolano Benjamín Rausseo, Conde de Guácharo. Finalmente, hay que se despliega nuestro complejo solar.
parques como Terra Mítica, en Alicante, España, donde las referencias históri- Esa relativa autonomía del instrumento didáctico no implica la pasividad del
cas se utilizan únicamente como tema para los juegos y diversiones, sin ningún espectador. En la mayoría de los casos, éste tiene mucho por hacer: percibir,
interés por transmitir conocimiento alguno basado en ellas. observar, analizar, descubrir, inferir, relacionar, completar la información, po-
sicionarse. Estas acciones, bien organizadas, pueden promover una rica y esti-
mulante actividad cognitiva.
El espacio público, el espectador y el transeúnte Un segundo tipo de propuesta es aquella en la que los objetos de conocimiento
Aun cuando funcionen al aire libre, los parques temáticos son espacios cerra- se relacionan con su entorno, e incluso con el del espectador, aunque no requie-
dos en más de un sentido. No sólo por la seguridad de los visitantes o el control ran ni de la participación ni de la interacción de éste. En estos casos se suelen en-
de su acceso – y pago –, sino también, porque cada una de las atracciones que fatizar los procesos, los mecanismos, las dinámicas o las influencias contextuales,
brindan está destinada a un fin preciso. Todo lo que puede hacerse en ellos antes que los datos o propiedades específicas de los objetos en cuestión. Aquí el
está estrictamente preestablecido, dejando muy pocos márgenes a la voluntad espectador tiene un rol un poco más activo, en tanto muchas veces se espera que
o creatividad de sus usuarios. él construya una parte del conocimiento que se busca transmitir, deduciendo
En los museos al aire libre, las relaciones entre los visitantes y los objetos o las relaciones, captando transformaciones, analizando causas y efectos.
propuestas didácticas suelen ser mucho más amplias. Estas responden a dife- Retomando nuevamente un ejemplo anterior, el bosque con dinosaurios del Mu-
rentes formas de comprender el posible diálogo entre el espectador y lo que seum of Life and Science de Durham aspira a poner de manifiesto las relaciones
la institución tiene para ofrecer. Aunque están muy extendidas, no siempre la entre esos animales y su hábitat natural. Aquí el espectador puede evaluar las di-
participación o la interacción son los modelos a seguir. A veces se requiere sim- mensiones de éstos, pero también deducir sus formas de alimentación, ocupación
plemente observar, o analizar las interrelaciones de un determinado elemento del territorio y desplazamiento, confeccionando una imagen más orgánica de su
con su entorno, o aprender a percibir, ver, escuchar, sentir. vida e interrelación con el mundo. Las mismas reconstrucciones ubicadas en otro
242 sitio plantean un tipo de conocimiento diferente, más centrado en el animal en 243
sí, es decir, en el marco de la tipología mencionada previamente.
Este mismo museo dedica un conjunto de dispositivos a demostrar la influen-
cia del viento sobre el medio ambiente, agrupados bajo el nombre de Catch the
Wind (Captura el viento).
Uno de ellos, la Seed Tower (Torre de semillas), consiste en un brazo mecánico
elevado que arroja al aire semillas de gran tamaño, poniendo de manifiesto
la injerencia de las corrientes eólicas en la distribución y diversificación de
las especies vegetales. Otra de las atracciones de este sector es un lago que
contiene numerosos barcos a vela que el espectador puede conducir a control
remoto, experimentando las variaciones que introducen los flujos ventosos
sobre su trayectoria. En estos ejemplos, un elemento del entorno (el viento)
es el protagonista de todo el planteo didáctico, aunque sus acciones sólo se
perciben cuando se ejercen sobre objetos y dispositivos específicos. El especta-
dor se aproxima a ellas mediante deducciones, especulaciones o la evaluación
de sus efectos.
Finalmente, la tercera forma en que se produce la relación entre los especta-
dores de los museos al aire libre y los objetos, materiales y dispositivos dirigidos Bosque amazónico inundado
a ellos es la participación o interacción, dos de las maneras de aproximación a CosmoCaixa, Barcelona
contenidos e informaciones más populares entre el público y las instituciones.
Aquí se trata de que el visitante construya el conocimiento a partir de su capa- Los ejemplos de instituciones que basan sus proyectos expositivos en la participa-
cidad para activar procesos, manipular modelos, involucrarse corporalmente ción y la interacción son numerosos; de hecho, la mayoría de los museos de cien-
en ensayos y experimentos controlados, habitar simulacros, interactuar con re- cias e historia del mundo recurren hoy en estas aproximaciones al conocimiento.
cursos tecnológicos. Todo esto requiere que active sus habilidades creativas y En Buenos Aires, el Centro Cultural Recoleta alberga uno que lo dice todo desde
lúdicas, que toque, ponga en funcionamiento, modifique, transforme, elija. Al su nombre: el Museo Participativo de Ciencias, que con el lema “Prohibido no
realizar estas tareas, aparece cierta operatividad del conocimiento que se trans- tocar” destaca la importancia brindada a la actividad de los visitantes, que por lo
mite de inmediato a él como una forma de agenciamiento, es decir, como una general son niños acompañados por la escuela o por sus padres.
capacidad para transformar el mundo. Gran parte del éxito de las propuestas Los paradigmas de la participación y la interacción han dado vida a nuevas ins-
interactivas tiene que ver justamente con esto: con señalar un camino posi- tituciones, como es el caso de CosmoCaixa en Barcelona y Madrid, dos museos
ble para modificar las cosas, con poner de manifiesto que los conocimientos científicos donde la acción del público es fundamental. Ésta se percibe a lo
no son estáticos sino que pueden transformarse y, en definitiva, utilizarse para largo de ambos espacios, pero en particular, en la sección denominada “¡Toca,
cambiar los modos de funcionamiento de la realidad, la sociedad y el mundo. toca!”, que propone el contacto táctil con diferentes especies de animales. La
El rescate de la experiencia lúdica se relaciona también con la reconsideración explanada de CosmoCaixa Barcelona alberga la Plaza de la Ciencia, un ámbito al
de la ciencia como un terreno de creatividad e invención, y no exclusivamente aire libre donde la didáctica del museo se prolonga en piezas escultóricas que
como dominio de la razón y la lógica. Aunque estos últimos aspectos no se permiten comprender, siempre participando, algunas leyes y conclusiones del
descuidan en su transferencia, los primeros han resultado ser un puente ideal discurso científico.
para incentivar la curiosidad y la experimentación que están en la base de la Los tres modelos de relación entre los espectadores y los dispositivos expositi-
práctica científica. Por otra parte, desde el punto de vista educativo, el juego ha vos públicos reseñados corresponden, en realidad, a estructuras formalizadas
pasado a ser una herramienta poderosa para la transmisión de saberes según de presentación llevadas adelante por espacios también formalizados, como los
el modelo que se conoce como Caballo de Troya: así como los atenienses ingre- museos. Pero existen otros ámbitos y situaciones donde esa relación se desarro-
saron a Troya ocultos en una escultura de madera luego de intentar hacerlo lla de diferente manera.
numerosas veces por los medios formales, así también se considera que ciertos Tal es el caso de las exposiciones realizadas en la vía pública y destinadas al
conocimientos científicos se pueden introducir en el juego con el fin de atrave- transeúnte, es decir, al espectador ocasional. Aunque estas también pueden
sar ciertas resistencias primeras, y luego, captar de lleno al espectador. perseguir fines didácticos, y por lo tanto, parecerse a las descriptas con anterio-
244 ridad – sirva como ejemplo las exhibiciones sobre el Muro de Berlín – existen El segundo caso se puede ejemplificar con la intervención de Leonello Zam- 245
otras donde esto no sucede. En general, se trata de exposiciones artísticas, de bón sobre la fachada del edificio de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de
fotografías u otro tipo de creación cultural, que se ponen a disposición de los Buenos Aires. El sitio está emplazado entre la Casa de la Cultura, perteneciente
ciudadanos como una forma de acercarles una producción a la que no accede- a la misma institución, y la Plaza de Mayo, lugar reconocido por ser la sede de
rían si se presentara en un museo o centro cultural. Estas exposiciones suelen la mayoría de las manifestaciones políticas de la Argentina y el epicentro de
ser ocasionales y estar asociadas a un evento donde muchas veces la propia los cacerolazos con los que la ciudadanía protestó por la crisis económica de
ciudad es la protagonista. diciembre de 2001. En este espacio, el artista proyectó un video diseñado espe-
En Buenos Aires, se ha vuelto costumbre la realización de exposiciones foto- cíficamente para él que tituló Concierto para violines y cacerolas, donde se podía
gráficas en la Plaza San Martín con motivo del Festival de la Luz, la bienal in- ver a dos personajes (un hombre y una mujer) ejecutando una composición
ternacional de fotografía que ocupa múltiples espacios en todo el país. Esas musical con esos dos instrumentos. La obra dialogaba con el entorno y con la
exposiciones suelen estar dedicadas a un artista extranjero – aunque en una memoria de los espectadores casuales, quienes debían completar las referen-
ocasión de presentó una colectiva de autores argentinos – y a imágenes con la cias rememorando la historia reciente. En este sentido, establecía un vínculo
capacidad de captar la atención de las personas que transitan por ese lugar a con la gente como eje primordial de su funcionamiento público.
diario. En otras ocasiones, y como parte del mismo evento, se hicieron proyec- Finalmente, el último caso corresponde a la pieza cocreada por Andrés De-
ciones sobre el Obelisco y se montaron murales fotográficos sobre la fachada negri y Enrique Casal. Su intervención tuvo lugar en la fachada del Banco de
del edificio de Canal 7, sobre la Avenida Figueroa Alcorta. la Nación Argentina ubicado frente a la Plaza Flores. En los días previos, los
En el verano de 2007, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires organizó artistas hicieron registros visuales y sonoros del entorno que utilizaron en el
una serie de intervenciones sobre las fachadas de edificios públicos con el fin momento de la presentación como materiales para una composición audiovi-
de sorprender a los ciudadanos en sus espacios cotidianos con las propuestas sual generada en vivo mediante las herramientas digitales de los video jockeys
de un grupo de videoartistas contemporáneos. Aunque las intervenciones se (VJ). Como sucede en las sesiones de VJ, el público fue induciendo con sus
anunciaban como parte de las actividades estivales, no se buscaba atraer espec- reacciones el proceso creativo que los artistas iban elaborando en tiempo real.
tadores a los lugares donde éstas se llevaban a cabo, sino transformar momen-
táneamente la fisionomía de la ciudad para las personas que circulaban a diario
por allí. Por tal motivo, los espacios seleccionados estaban ubicados frente a Desafíos museográficos
plazas y paradas de colectivos, a la vera de avenidas transitadas y en centros co- Los modelos de museos abiertos, espacios intervenidos y exposiciones al aire libre
munitarios de gran circulación. De esta forma, una persona que habitualmente reseñados hasta aquí, ponen en evidencia la amplia variedad de situaciones, lu-
toma un colectivo en Plaza Flores – uno de los lugares seleccionados – podía gares y contextos en los que se pueden implementar diálogos significativos entre
encontrarse con un espectáculo que modificaba su rutina y lo invitaba a dete- objetos de conocimiento, obras artísticas, contenidos didácticos o informativos, y
nerse y transformarse en un espectador ocasional. un espectador diferente al de los ámbitos expositivos formales. Esto abre todo un
Las relaciones entre los edificios seleccionados, el espacio donde estaban em- terreno de posibilidades, pero al mismo tiempo involucra una serie de reflexiones
plazados, y el público eventual no eran siempre las mismas. A veces se preten- y reconsideraciones sobre las prácticas museográficas tradicionales y su capacidad
día que la gente estableciera un vínculo significativo entre el video proyectado para adaptarse a estas circunstancias. Los desafíos son tanto conceptuales como
y el predio que lo albergaba. En otros casos, las intervenciones llamaban la prácticos; implican repensar desde el perfil del público hasta las misiones y funcio-
atención sobre el entorno, es decir, involucraban el espacio donde se ubicaba nes de las instituciones y los discursos expositivos, desde los procesos de aprendi-
el espectador. En un caso singular, el público podía incidir sobre las proyeccio- zaje a los elementos y las herramientas capaces de encarnarlos adecuadamente en
nes, ya que éstas eran generadas en tiempo real por los artistas. los espacios no controlados por la autoridad museal.
Como ejemplo del primer caso, se puede mencionar la emisión del video La Veamos algunas cuestiones prácticas. Muchas son el resultado de la aplicación del
brutalidad de los hombres, de Anna Lisa Marjak, sobre la fachada de la Facultad sentido común, pero otras requieren quizás de alguna consideración especial.
de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. La pieza muestra a dos varones El primer punto a tener en cuenta a la hora de considerar las posibilidades y
que pelean por un elemento (un huevo) que al final desechan, como una me- pertinencia de las exposiciones públicas es de naturaleza reflexiva, ¿Qué inte-
táfora de la competitividad intrínseca a las relaciones humanas. Su proyección rés puede tener la realización de un emprendimiento de este tipo? ¿Cuál es la
sobre el edificio de donde salen los jueces y abogados buscaba generar una co- finalidad de hacerlo en ese sitio y no en un espacio mejor controlado? ¿Cuáles
nexión simbólica entre estas profesiones, ese comportamiento y la universidad son las ventajas y desventajas de esta decisión? ¿Necesita o será capaz el público
como lugar de producción de mediación social. de valorar una acción de estas características? Evidentemente, la institución
246 que tome la iniciativa de hacerlo deberá estar muy convencida de las virtudes 247
del proyecto, de sus beneficios potenciales y de la diferencia significativa que
supone en el espectador el poder separarse del ámbito del museo.
La mayoría de los museos que poseen dispositivos de exhibición exteriores los
tienen en sus explanadas de ingreso o en parques ubicados en sus adyacen-
cias. Las exposiciones que allí se despliegan guardan una relación evidente
con las que se encuentran en el interior, sino desde el punto de vista temático,
al menos por contigüidad. Se podría entonces plantear un circuito entre am-
bas: que una funcione como introducción y la otra como su continuación. Es
importante considerar en todo momento este tipo de relaciones, porque de
ellas depende la integridad de la experiencia didáctica. Aunque la exposición
se realice afuera, su constitución museográfica debería enmarcar lo que allí
suceda dentro de los objetivos de la institución. De otra forma, será muy difícil
para el espectador escapar de la seducción del entretenimiento y para el museo
cumplir con sus metas.
Como sucede con todos los elementos destinados al espacio público, que pue-
den ser abordados por personas de las más variadas condiciones – y en especial
por los niños –, uno de los primeros cuidados a tener en cuenta se refiere a
la seguridad. Este es el parámetro principal que determinará los materiales a
utilizar, el emplazamiento de las maquetas, los objetos o los modelos en sitios
de tránsito, los ensamblajes, las terminaciones, las escalas, la accesibilidad y las
señales de precaución. Ningún otro parámetro es tan crucial como éste, que
debe ser evaluado al detalle y en los peores escenarios posibles, a fin de elimi-
nar cualquier posibilidad de riesgo para la salud o la integridad del público.
Además de seguros, los materiales utilizados en la construcción de los dispositivos
didácticos y expositivos para los espacios públicos deben ser resistentes, no sólo
a las inclemencias climáticas sino también a los efectos del medio ambiente, la
manipulación y otras formas de intervención humana o del entorno. Esto implica
prever las posibles consecuencias de su ruptura o vandalización: que los residuos
no sean peligrosos, tóxicos o hirientes, y que puedan ser reparados con facili-
dad. Tratándose de elementos que ocupan espacios de fácil acceso, es necesario
contemplar la posibilidad de vandalismo y sus consecuencias. Para esto, hay que
pensar en materiales de rápida reposición, que se consigan con facilidad ante la
eventualidad de su destrucción y que no sean muy costosos.
Las condiciones climáticas también intervienen de otras maneras. Las lluvias,
las nieblas y las tormentas impiden la utilización y el acceso a los recursos ex-
positivos ubicados al aire libre, tanto por obstaculización como por seguridad.
Lo mismo sucede con fenómenos meteorológicos más extremos. En algunas
regiones, las estaciones pueden tener influencia sobre las exposiciones reali-
zadas en espacios exteriores. Como se mencionó previamente, el Science Park
del Museo de Ciencias de Montshire sólo puede visitarse una parte del año;
concretamente, entre los meses de mayo y octubre. Esto puede representar un
inconveniente para la institución, pero en definitiva se trata de una medida
necesaria a fin de preservar la seguridad y el confort de los visitantes. Andrés Denegri, Enrique Casal.
Av. Rivadavia 6900-7000, 2007
248 Existen casos más específicos aún de dependencia de las condiciones ambien- exceder quizás los propuestos en primera instancia por el museo, no deberían 249
tales. El proyecto de intervenciones en las fachadas de edificios públicos con desatenderse, en tanto forman el sustrato de los valores puestos en juego en
proyecciones organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, debió esta situación.
realizarse en momentos de escasa luz, es decir, durante las últimas horas de la Por último, la palabra “significativo” ha aparecido reiteradamente y esto no
tarde y la noche. Como ocupó los meses de verano, los horarios de oscureci- es casual. Las teorías del aprendizaje significativo sostienen que una persona
miento fueron más tarde de los habituales. Sin embargo, el agradable clima de construye su conocimiento en una suerte de interacción permanente: por un
las noches estivales porteñas, sumado a la cantidad de gente que está de vaca- lado, adoptando los datos y las informaciones que les provee su entorno; por
ciones en esos momentos en Buenos Aires, hizo que la concurrencia a cada una otro, aportando sus propios conocimientos, elaborados previamente a partir
de las presentaciones fuera abierta y multitudinaria. de otros datos e informaciones. En el aprendizaje significativo no se aceptan los
Como ya se mencionó, emplazar una exposición en un espacio público o al aire contenidos provistos por los recursos didácticos sin más, sino que se los compa-
libre debe tener algún sentido. Uno de los más evidentes debería ser la relación ra, confronta, pone en duda, refuerza o niega en función de las negociaciones
con su entorno. No se puede – o no se debería – pensar en los elementos que la con las ideas y los conceptos que el espectador trae al ámbito expositivo y que
componen como módulos autosuficientes, aislados, orientados exclusivamente a forman parte de su saber e idiosincrasia.
llamar la atención sobre ellos mismos, independientes de lo que sucede alrede- Si esto forma parte del aprendizaje que se produce en el marco del museo, es
dor. Aunque a veces esto sea así, es mucho más rica la posibilidad de establecer mucho más evidente en los ámbitos ajenos a él. Porque allí el espectador sólo
diálogos con el ambiente que enriquezcan el espacio y el momento que el espec- cuenta con lo que trae, con sus conocimientos y valores previos, por lo menos
tador está ocupando mientras se relaciona con el dispositivo didáctico. hasta que decide entrar en diálogo con el dispositivo didáctico que le propone
En muchos de los ejemplos referidos se pone de manifiesto este diálogo: en los transformar su encuentro con él en una experiencia cognoscitiva. Esa decisión es
modelos de dinosaurios que habitan un bosque, en los kioscos electrónicos que previa cuando se opta por ingresar a un museo. En cambio, en el espacio público,
reproducen los sonidos de los pájaros que vuelan a su alrededor, en el viento que puede adoptarse o no. Por esto, un buen diseño expositivo exterior debe tener en
hace volar las semillas hacia sitios imprevistos, en las fotografías y los textos que cuenta, ante todo, el perfil del posible visitante: cuáles son las ideas con las que
analizan las comunicaciones y los transportes en la Alemania del muro, emplaza- puede llegar a venir, cuáles pueden ser sus intereses, qué elementos de la pro-
dos en una estación de trenes. Y podrían mencionarse muchos ejemplos más. Las puesta didáctica tienen la probabilidad de impactar en él para llevarlo a observar,
buenas propuestas expositivas son aquellas que saben sacar provecho de todos participar y reflexionar. Desde ya esta es una tarea compleja, pero si no se la tiene
los recursos a mano, y los entornos inmediatos son parte de esos recursos. En el en cuenta se corre el riesgo de trabajar a ciegas y en vano, para un visitante que
museo, ese entorno tiene a veces pocas variantes, y en todo caso, es fácilmente nos parecerá indiferente, pero que sólo es una persona a la que no fuimos capaces
controlable. Pero en los ámbitos extramuseales, las relaciones con los espacios cir- de llegar con una propuesta acorde a sus intereses.
cundantes deben construirse, señalarse y potenciarse. Esta es una de las formas de La museografía fuera del ámbito expositivo tradicional deberá tomarse como un
hacer que el visitante perciba la importancia de su lugar y participación, y extraiga verdadero desafío, y no como una adaptación de los métodos y procedimientos
de ello una experiencia verdaderamente significativa. existentes a las nuevas circunstancias. Sin dudas, muchos de los estudios e investi-
Por otra parte, debe considerarse también que el espacio público muchas veces gaciones elaborados a lo largo de los años, con su abundante bagaje de experien-
es justamente eso: público, es decir, compartido y colectivo. En contraposición cias, formarán parte del arsenal teórico que podrá guiar el camino.
con los lugares cerrados, donde se puede lograr cierto grado de intimidad y No hemos tratado aquí – porque debería dedicársele un estudio específico – las
recogimiento, el espacio social promueve las congregaciones, las experiencias propiedades de otro ámbito extramuseal clave y en creciente ampliación que se
grupales, la comunicación y la colaboración. Todas estas cualidades son ex- propaga sin cesar a través de las nuevas tecnologías: los museos virtuales y todas
tremadamente ricas como para desaprovecharlas. Un buen planteo expositivo sus potencialidades comunicativas, instructivas y didácticas, que expanden, como
en un sitio común debería tenerlas en cuenta, no sólo como una posibilidad, los sitios al aire libre, las posibilidades y los límites del museo. Ambos espacios
sino como elementos medulares de un aprendizaje donde se ponen en juego públicos plantean, en definitiva, el mismo dilema y el mismo reto: la necesidad
comportamientos sociales y valores públicos. Así, los dispositivos didácticos si- de desarrollar toda una batería de nuevas herramientas, materiales, conceptos y
tuados en estas condiciones, podrían promover discusiones y análisis conjun- estrategias para los futuros – pero ya presentes – museos sin paredes.
tos, colaboraciones y solidaridades, consultas e interacción. Podría educar no
sólo en ciertos contenidos científicos, históricos o artísticos, sino también en el
desarrollo de los valores democráticos, en el fomento de una conciencia social
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foto: Shunk-Kender / p.20 Miguel instalación © Carlos Trilnick / p.64
Paksa, 500 Watts, 4.635 KC, 4.5 C, 1967, Gustavo Galuppo, La progresión de las
Felguérez, La máquina sagrada, 1972, Portada de la revista Mediápolis, 1998 /
instalación interactiva lumínica y catástrofes, 2004, video © Gustavo
máquina diseñada para el filme p.65 Margarita Paksa, Comunicaciones,
sonora, Instituto Di Tella, Buenos Aires Galuppo / p.104 (izq) Hernán
homónimo de Alejandro Jodorowsky © 1968, disco de vinilo © Margarita Paksa
© Margarita Paksa / p.45 (der) Oscar
Alejandro Jodorowsky / p.21 Ronald / p.67 Gabriela Golder, Silvina Cafici, Khourián, Áreas, 2000, video ©
Bony, 60 metros cuadrados de alambre tejido
Kay, Catalina Parra, Raúl Zurita, Juan Heroica, 1999, video © las artistas / p.68 Hernán Khourián / p. 104 (der) Iván
y su información, 1967, instalación,
Balbontín, Eugenio García, Signometría: Pablo Rodríguez Jáuregui, Capitán Marino, Über die Kolonie, 1997,
Instituto Di Tella, Buenos Aires ©
Tentativa Artaud, 1974, instalación Cardozo, 1995, video © Pablo Rodríguez video © Iván Marino / p.105 (izq)
Carola Bony / p.46 Leopoldo Maler,
multimedia © foto: Ronald Kay / p.22 Jáuregui / p.71 Gastón Duprat, Camus, Jorge La Ferla, Video en la Puna. El viaje
Silencio, 1971, instalación y
Cildo Meireles, Inserçoes em circuitos 1995, video © Gastón Duprat / p.74 de Valdéz, 1994, video © Jorge La Ferla /
performance, Camden Arts Centre,
ideológicos, 1970, botellas de Coca-Cola Luis Campos, El ego-sillón videográfico, p.105 (der) Florencia Levy, Sistema de
Londres © Leopoldo Maler / p.47 (izq)
intervenidas © Cildo Meireles / p.23 1994, video instalación © Luis Campos caminos, 2009, video instalación ©
Lea Lublin, Dentro y fuera del museo,
GRAV. Une Journée dans la Rue, 1966, / p.76 Gustavo Romano, Mi deseo es tu Florencia Levy / p.108 Anna-Lisa
1971, instalación e intervención
Intervención urbana © foto: Horacio deseo, 1996, net.art © Gustavo Romano Marjak, La brutalidad de los hombres,
urbana, Museo de Bellas Artes de
García Rossi / p.25 Luis Fernando / p.80 Fachada del Instituto Di Tella, 1992, video © Anna-Lisa Marjak / p.109
Santiago de Chile © Familia Lublin /
Benedit, Biotrón, 1970, instalación en la 1967 © Archivo ITDT / p.83 Marta Gustavo Romano, Lighting Piece, 2000,
p.47 (der) David Lamelas, Film Script
Bienal de Venecia © Familia Benedit / Minujin, Rubén Santantonín, La video © Gustavo Romano / p.110
(Manipulation of Meaning), 1972,
p.26 Juan Downey. A Clean New Race, menesunda, 1965, ambientación Marcello Mercado, Index Generator,
instalación en The Museum of
1970, pastel, grafito y témpera sobre participativa, Instituto Di Tella, Buenos 2004, video performance © Marcello
Contemporary Art, Los Angeles, 1995
cartulina © Marilys Belt de Downey, Aires © los artistas / p.84 Marta Mercado / p.111 Gabriela Golder,
© foto: Caspari de Geus / p.49 Grupo
SAVA / p.30 Xul Solar, Vuel Villa, 1936, Minujin, Cabalgata, 1964, intervención Reocupación, 2006, video instalación en
Frontera, Especta, 1969, instalación
acuarela sobre papel © Fundación Pan en el Canal 7 de televisión © Marta La ilusión del fin, Palacio de Correos,
multimedia, Instituto Di Tella, Buenos
Klub - Museo Xul Solar / p.32 Gyula Minujin / p.85 Marta Minujin, Buenos Aires © foto: Ignacio Iasparra /
Aires © Archivo ITDT / p.51 Fernando
254
p.112 Diego Lascano, Arde Gardel, 1991, Acconci, EAI / p.147 Marina Sommerer & Mignonneau / p.182 Science / p.235 Marko Lehanka, Flower 255
video © Diego Lascano / p.115 Abramovic & Ulay, Aaa Aaa, 1978, video Vista de sala de Documenta 11, for Münster, 2007, Sculpture Projects,
Gregorio Anchou, Safo. Historia de una performance © Marina Abramovic, Documenta Halle, 2002 © Documenta Münster © foto: Rodrigo Alonso /
pasión, 2002, video © Gregorio Anchou SAVA / p.150 Jeniffer Allora & Archive / p.187 Luigi Russolo, p.239 Piano gigante, Museo de los Niños
/ p.116 Leonello Zambón, Concierto Guillermo Calzadilla, Returning a Sound, Dinamismo de un automóvil, 1912-1913, de Caracas, 2010 © Museo de los Niños
para violines y cacerolas, 2007, 2004, video © Allora & Calzadilla, óleo sobre tela © Museée National de Caracas / p.243 Bosque amazónico
intervención urbana, Legislatura Lisson Gallery / p.151. Yoshua Okon, d’Art Moderne, Paris / p.191 Futurelab, inundado, CosmoCaixa, Barcelona ©
Porteña, Buenos Aires © foto: Ignacio Oríllese a la orilla, 2000, video © Yoshua Ars Electronica Center, Linz, 2012 © foto: Alberto G. Rovi / p.247 Andrés
Iasparra / p.117 Quinto Festival Okon, Mor Charpentier Gallery / Ars Electronica / p.194 Gonzalo Díaz, Denegri, Enrique Casal, Av. Rivadavia
Internacional de Videodanza, 1999, p.154 Ana Mendieta, Silueta de cohetes, Resistencia, 1999, resistencia eléctrica © 6900-7000, 2007, intervención urbana,
catálogo / p.118 Mariano Sardón, 1976, fotograma de filme 16 mm © foto: Peter Schälchli / p.196 Nam June Plaza Flores, Buenos Aires © foto:
Libros de arena, 2003-2004, instalación Legado de Ana Mendieta, Galerie Paik, Flux Tour, 1976, acción urbana, Ignacio Iasparra
interactiva © Mariano Sardón / p.119 Lelong / p.157 Orlan, Omnipresencia - New York © The Estate of Nam June
Proyecto Biopus, Sensible, 2007, 7ma operación-quirúrgica-performance, Paik / p.197 Cao Guimarães, Gambiarra
instalación interactiva © los artistas / 1993, performance © foto: Vladimir # 17, 2000-2006, fotografía color © Cao
p.122 Ricardo Lanzarini, 38 round, Sichov / p.158 Yasumasa Morimura, Un Guimarães / p.199 Esteban Pastorino,
lugar, este, estrategia, 1998-1999, diálogo interno con Frida Kahlo (Aro con Aeroclub Verónica, 2003, C-Print ©
instalación cinética © Ricardo forma de mano), 2001, fotografía color © Esteban Pastorino / p.200 Alfredo Jaar,
Lanzarini / p.125 Álvaro Zavala, Yasumasa Morimura, Luhring The Lament of the Images, 2002,
Atipanakuy, 1999, video © Álvaro Zavala Augustine / p.160 Nam June Paik, instalación, Documenta 11 © Alfredo
/ p.126 José Alejandro Restrepo, Merce by Merce by Paik, 1978, video © The Jaar, Galerie Lelong / p.203 Barbara
Iconoclastía, 2000, video © José Estate of Nam June Paik, EAI / p.163 Kruger, Untitled (Your Body is a
Alejandro Restrepo / p.127 Guillermo Margarita Bali, Arena, 1998, video © Battleground), 1989, fotomontaje ©
Cifuentes, El rumor, 2000, instalación Margarita Bali / p.164 Peter Barbara Kruger, Mary Boone Gallery /
cinética © Familia Cifuentes / p.129 Greenaway, Rembrandt’s J’accuse, 2008, p.204 Harun Farocki, Serious Games,
Paulo Mendel, Por onde os olhos não filme 35 mm © Peter Greenaway, SAVA 2009-2010, video instalación © Harun
passam, 2003, video © Paulo Mendel / / p.166 Henry Peach Robinson, Fading Farocki Studio / p.207 Escenario de
p.132 Rodrigo Facundo, En la punta de Away, 1858, fotografía de albúmina de Second Life, 2013 / p.212 Douglas
la lengua, 1997-2006, instalación con plata © The Royal Photographic Gordon, Play Dead, Real Time (This way,
proyectores artesanales © Rodrigo Society, National Media Museum, that way, the other way), 2003, video
Facundo / p.135 Portada de la Bradford, UK / p.167 Nam June Paik, instalación © Douglas Gordon / p.216
publicación Guerrilla Television, 1971 / Magnet TV, 1965, Video escultura © Vista de sala de Ansia y Devoción,
p.137 Nam June Paik, K-456, 1964, The Estate of Nam June Paik / p.169 Fundación Proa, 2003 © Fundación
Robot realizado con materiales de Diana Thater, The Best Space is the Deep Proa / p.221 Nam June Paik, TV
desecho (en colaboración con Shuya Space, 1998, video instalación, ZKM, Garden, 1974, video instalación © The
Abe) © foto: Peter Moore, SAVA / Karlsruhe © Diana Thater Studio / Estate of Nam June Paik / p.223
p.138 Muntadas, Cross Cultural p.172 Amanita Design, Samorost, 2003, Mobiliario para mirar videos, 2003 /
Television, 1987, video © Muntadas, captura de página web © Amanita p.226 Vista de sala de La condición video,
SAVA / p.141 Arcángel Constantini, Design / p.175 Olia Lialina, My Centro Cultural de España,
Atari Noise, 2000, instalación interactiva Boyfriend Came Back from the War!, 1996, Montevideo, 2007 © CCE Montevideo
© Arcángel Constantini / p.142 net.art © Olia Lialina / p.176 Belén / p.229 Vista de sala de La ilusión del fin,
Anthony Aziz & Sammy Cucher, Gache, Wordtoys, 1996-2006, net.art © Estudio Abierto, Palacio de Correos,
Distopía #1, María, 1994, C-Print © Aziz Belén Gache / p.179 Christa Sommerer 2006 © foto: Ignacio Iasparra / p.232
& Cucher / p.144 Vito Acconci, Theme & Laurent Mignonneau, Haze Express, Science Park, Montshire Museum of
Song, 1973, video performance © Vito 1999, instalación interactiva © Science © Montshire Museum of
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