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Levinas y Foucault El Diálogo Ausente
Levinas y Foucault El Diálogo Ausente
Levinas y Foucault El Diálogo Ausente
Resumen
El artículo analiza la relación existente entre el pensamiento de Levinas y Foucault, a partir
de la conexión de ambos autores con el planteamiento sobre la exterioridad que desarrolla
Blanchot. En este contexto, se vislumbra una interpretación levinasiana de la ética del
cuidado de sí que supere el individualismo que algunos comentaristas le han atribuido, así
como la negatividad implícita en la concepción que Foucault defiende de la política. Por
otra parte, se desarrolla una interpretación foucaultiana del problema de la política como
totalización del «estado de guerra» propuesto por Levinas, intentando avanzar hacia un
momento político constructivo. En suma, se plantea la necesidad de un diálogo entre
ambas filosofías, prácticamente ausente en el debate filosófico contemporáneo.
Abstract
The article analyses relationship between the thinking of Levinas and Foucault, starting
from the connection of both authors in their approach to the outwardness developed by
Blanchot. In this context, a Levinasian interpretation of ethics of taking care of oneself can
be glimpsed, overcoming the individualism which some critics have attributed to him,
together with the implicit negativity Foucault defends in his idea of politics. On the other
hand, a Foucaultine interpretation of the problem of politics as a totalisation of the «state of
war» proposed by Levinas, is developed, attempting to advance towards a constructive
political moment. In short, the need for dialogue between both philosophies is proposed. A
factor almost absent in contemporary philosophical debate.
Palabras clave
Ética- Política- Cuidado de sí- Exterioridad- Totalidad- Infinito- Intersubjetividad.
Keywords
Ethics- Politics- Care of Oneself- Outwardness- Totality- Infinity- Intersubjectivity.
5. El infinito y la totalidad «abierta»
Veamos ahora el nudo ciego que afecta específicamente al
pensamiento de Levinas. Como ya hemos sugerido, la
epifanía del rostro refiere un «más allá» que no puede
abrirse como un simple telón de fondo, sino que supone
una «ausencia radicalmente sustraída al
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desvelamiento» . Este «más allá» significa su
trascendencia como «huella», es decir, como una «tercera
persona» que indica una inexpresable irreversibilidad, una
«otredad» absolutamente inabarcable. Para Dussel esta
distinción del «Él» o «el tercero» resulta innecesaria,
limitada y ambigua. Nos deja completamente desprovistos
de las mediaciones que permitirían dar el paso desde la
presencia desnuda del Otro que exige responsabilidad a
una determinación del otro concreto que ilumine la praxis de
su liberación. Así la responsabilidad terminaría
convirtiéndose en algo infecundo, abstracto e inútil.
En tal sentido, Foucault cuestionaría el carácter asimétrico
que Levinas atribuye a la relación intersubjetiva. De hecho,
la consideración del otro como presencia absoluta e
irreductible sería incompatible con la idea del espacio social
como situación estratégica. Las relaciones de poder son
principalmente relaciones de provocación que operan sobre
el comportamiento real o posible de los individuos y que,
por ende, requieren de una potencial libertad o de un grado
mínimo de resistencia para ejecutar su acción. La relación
intersubjetiva, entonces, exige un punto de partida simétrico
en que las partes están potencialmente en igualdad de
condiciones para el ejercicio del poder y de la resistencia.
Solamente así Foucault puede explicar las transformaciones
que caracterizan a los dispositivos de poder-saber.
No obstante, pese a esta discrepancia en la forma de
concebir el espacio de la relación con el otro, también en
este punto el diálogo entre Levinas y Foucault puede
resultar iluminador. El problema del filósofo judío de dar el
paso desde el momento político negativo («el estado de
guerra») a un tiempo político creativo, se resuelve
aceptando la necesidad de mediaciones estratégicas,
económicas, sociales y políticas para la construcción de una
«nueva» totalidad que sea responsable del pobre, del
hambriento o del extranjero. Pero, como nos enseña
Foucault, toda totalización parece irremediablemente
condenada a devenir en exclusión del Otro. Así pues, cabría
la alternativa de la espera silenciosa ante lo infinito o la
comprensión de toda «nueva» totalidad como una situación
estratégica precaria y modificable. En este último sentido,
nuestra tarea consistiría en intensificar una acción que
impulse la transformación constante del sistema.
La barbarie irrumpe cuando el movimiento que va de
una política de la liberación a una política de la totalidad y
viceversa, se interrumpe o se detiene en la aparente
perpetuación del presente. Bajo este prisma, el diálogo de
Levinas y Foucault parece legítimo, en tanto en cuanto se
trata de dos pensamientos especialmente atentos al
sufrimiento humano. Tal vez aún estemos a tiempo de
desnudar la mirada para ver la presencia del rostro doliente
y de enriquecer la acción que posibilite dar de comer al
hambriento.
BIBLIOGRAFÍA