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Más allá del desafío transhumanista; Habermas y el

peligro de la eugenesia liberal


Dr. Francisco Javier Gil Martin - Northwestern University,
Department of Philosophy

Resumen
La presente reseña informa acerca del libro El futuro de la naturaleza humana . ¿Hacia
una eugenesia liberal? del filósofo alemán Jürgen Habermas. En dicha obra, Habermas
presenta sus ideas en torno al problema de la eugenesia: la optimización de seres
humanos con recurso a la biotecnología, oponiéndose a una serie de equiparaciones que
la variante liberal ha desarrollado en el debate teórico en torno a la eugenesia y que se
reducen básicamente a dos criterios, a saber: eugenesia/educación, artificial/natural.
Habermas propone mantener estos distingos sobre la base de una concepción
antropológica que afirma la libertad e identidad personal de una especie que no debe,
normativamente hablando, dejarse avasallar por los gustos genéticos de sus progenitores
ni romper identitariamente con la línea genética de las generaciones precedentes, librando
la eugenesia al mercado de la oferta y la demanda. 
 
Palabras clave
eugenesia, naturaleza humana, genética, Habermas, normatividad, identidad. 

Jürgen Habermas, El futuro de la naturaleza humana.


¿Hacia una eugenesia liberal?1
Durante los años noventa, al tiempo que corroboraba y
alteraba el anterior giro lingüístico con un nuevo programa
de “pragmatismo kantiano”, Habermas se empeñó por abrir
de más a más la normatividad de la razón práctica al
entorno de una pluralidad de discursos. Los tres ensayos
del libro que aquí se reseña se sitúan dentro de ese
empeño teórico. “Abstinencia fundamentada. ¿Hay
respuestas posmetafísicas a la cuestión de la “vida recta”?”
reubica las relaciones de la ética y la moral, tomando como
mentor a Kierkegaard y su ética del ser sí mismo, e
introduce los supuestos básicos del ensayo principal,
«¿Hacia una eugenesia liberal? El debate sobre la
autocomprensión ética de la especie». A ambos textos, que
recibieron en 2001 el “Premio de la Paz de los Libreros
Alemanes” en Fráncfort, se les ha añadido «Creer y saber»,
la conferencia pronunciada en la concesión de ese premio,
que toma posición ante el acontecimiento del “11 de
septiembre”. Esos ensayos reelaboran ideas vertidas en
tres contribuciones polémicas de comienzos de 1988,
recopiladas en la última parte de La constelación
postnacional con el título «Un argumento contra la clonación
de los seres humanos» (Paidós, Barcelona, 2000, 205-217).
Tampoco debe descuidarse que la publicación original del
libro en 2001 y su traducción castellana han venido
marcadas por la turbia polémica librada con Peter Sloterdijk
desde el año 1999. Del debate suscitado por la conferencia
de éste, «Reglas para el parque humano. Una carta de
respuesta a Carta sobre el humanismo», y por la supuesta
connivencia de Habermas en el descrédito público de las
ideas de Sloterdijk se hizo eco en su día la Revista de
Occidente (nº 228, mayo de 2000, 75-118). En ese debate
entrechocaron la ofensiva en favor de un relevo
generacional y, como subrayó E. Tugendhat, la insustituible
relevancia de los argumentos morales ante la técnica
genética. Por otro lado, en una reseña aparecida en El País
al poco de la publicación de la traducción de éste y otro libro
de Habermas (Verdad y Justificación, Trotta, Madrid, 2002),
Isidoro Reguera manifestó su querencia por Sloterdijk, de
quien es traductor, y un dudoso desprecio, poco informativo
y un tanto solemne, por los argumentos aportados por
Habermas al debate teórico sobre la eugenesia.
Por descontado, éste último crítica en su libro la postura de
Sloterdijk en favor de la cría de humanos. Baste aquí con
reproducir la alusión explícita de la pág. 36: “Es verdad que
no faltan especulaciones temerarias. Un puñado de
intelectuales completamente alucinados intenta leer el
futuro en los posos del café de un posthumanismo de giro
naturalista sólo para seguir tramando contra la supuesta
pared del tiempo -"hipermoderno" contra "hipermoral"- los
consabidos motivos de una ideología muy alemana.
Afortunadamente, el adiós elitista a la "ilusión de la
igualdad" y al discurso de la justicia aún no tiene demasiada
fuerza de contagio. Las fantasías nietzscheanas de los que
se hacen valer a sí mismos, que ven en la "lucha entre los
pequeños y los grandes educadores del futuro" el "conflicto
fundamental de cualquier futuro" y animan a las "principales
fracciones culturales" a "ejercer el poder de selección que
fácticamente han conseguido" sólo llegan por ahora a la
categoría de espectáculos mediáticos. En su lugar, yo
quisiera intentar aportar algo a la clarificación discursiva de
nuestros intimidados sentimientos morales partiendo de las
escuetas premisas del Estado constitucional en una
sociedad pluralista".
Si bien conviene tener presente ese frente autóctono de
discusión, dicha toma de posición ocupa un lugar menor en
el argumento central de El futuro de la naturaleza humana.
Como muestra la última frase de la cita, erraríamos si sólo
lo calibráramos desde ese contexto alemán. El «Prefacio» y
el «Post Scriptum (fin de año 2001)» hablan a las claras de
donde rasca Habermas: no se trata tanto de replicar al
órdago transhumanista cuanto de “valorar moralmente las
consecuencias de la eugenesia liberal, esto es, de una
praxis que deja al parecer de los padres las intervenciones
en el genoma del óvulo fecundado” y pasa a estar “regulada
sobre la base de la oferta y la demanda” (págs. 105, 9). Me
referiré brevemente al peso específico de dicho argumento.
Habermas traslada la atención desde la ponderación de la
vida prenatal, que enfoca la intervención genética del
embrión según el patrón del debate sobre el aborto, hasta
una hipotética perspectiva de “presente futuro” en la que,
bajo la coordenada normativa de una asociación de seres
libres e iguales, tenemos en cuenta las necesidades e
intereses de un ser humano intervenido que se cuestiona su
identidad y las condiciones que la hacen posible. Esa
perspectiva aplica distinciones básicas desdibujadas por las
acciones biotécnicas e implica decisivas consecuencias
normativas. En ambos casos evita el determinismo genético
y ataca la equiparación entre eugenesia y educación con la
que la variante liberal concede al mercado la desregulación
estatal de la eugenesia perfeccionadora y delega a la
discreción parental la decisión sobre la misma. La distinción
entre dignidad humana y dignidad de la vida humana, entre
lo inviolable de la persona y lo indisponible de su dotación
corporal, se aviene a una comprensión antropológica de las
condiciones básicas de la libertad y de la identidad
personal. La distinción intuitiva entre lo hecho y lo crecido,
entre lo producido técnicamente y lo que, sobre una base
natural, es objeto de trato cultivador o terapéutico, se aviene
al distingo entre actitudes que se miden con arreglo a la
reciprocidad del entendimiento con el ser intervenido:
mientras la actitud manipuladora del diseñador que se
orienta por las preferencias de los progenitores le substrae
a aquél, para bien o para mal, la intención unilateral e
irrevocable de hurgar selectivamente en su dotación de
partida, la actitud clínica del terapeuta virtualiza un diálogo
con aquél en aras de la prevención o la curación. Esa
disposición a ‘calzarse los zapatos del otro’ y a ‘caminar con
sus mocasines’ es la que procura el umbral entre la
eugenesia negativa, que Habermas acepta sin reparos, y la
positiva, que él rechaza porque, con la desdiferenciación de
los citados distingos, modifica nuestra autocomprensión
como especie al precio de dos consecuencias
normativamente inadmisibles: que las personas
programadas dejen de contemplarse como autores indivisos
de su biografía y sufran la conciencia de tener que
compartir esa autoría con otro; y que dejen de verse como
personas de igual condición, no limitadas en su relación con
las generaciones pasadas. Por supuesto, Habermas es bien
consciente de que este argumento, comprimido aquí en una
forzada síntesis, no es sino una contribución a un debate en
el que todos estamos embarcados.

1 HABERMAS, Jürgen, El futuro de la naturaleza humana. ¿Hacia una eugenesia liberal?


Paidós, Barcelona, 2002

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